Encuentro destinado en la isla de la corrupción. [Coas11, Absali y Bizvan.][Privado]

El sol de aquel día se encontraba en su máximo punto, por lo cual realizar actividades físicas bajo sus penetrantes rayos era un martirio que fácilmente podría considerarse un castigo. La brisa constante ayudaba ligeramente a mantener la temperatura corporal de uno en las condiciones necesarias para prevenir un desmayo.

Johota es una de esas islas que me hacían replantearme sobre las decisiones de la marina, no conseguía comprender como podíamos mantener protección en una isla que abiertamente permitía la esclavitud. Quizás si esta fuera una isla prisión podría obligarme a aceptar las terribles condiciones en las cuales se encontraban las personas, pero aun así…

Agotado mentalmente por pasar horas mirando sin poder hacer nada, decidí que lo mejor sería ir a dar una vuelta, comer algo o encontrar cualquier cosa que ayudara a distraerme.

No habría problemas con el hecho de irme, siempre vestir como un simple recluta tenía sus ventajas, aunque cuando se requería imponer autoridad era necesario un mayor esfuerzo (y persistencia para convencer a otros marines).

Puede que a causa del calor terminara dirigiéndome sin notarlo a una taberna de aspecto humilde, las risas provenientes del interior indicaban que los ciudadanos no parecían afectados emocionalmente por los esclavos.* Supongo que soy bastante sensible con ese tipo de temas. *pensé mientras una sonrisa amarga se formaba en mi rostro.

Empujé las pequeñas puertas para ingresar en el local* En verdad espero encontrar algo interesante que hacer.

Por lo general cuando entraba en uno de estos lugares, gran parte de los clientes me miraban con interés. Aunque esta ocasión fue todo lo contrario, nadie, ni una sola persona se inmutó por mi presencia.* Es agradable cuando a nadie le importa que sea un marine. *caminé hasta la barra y en cuanto me encontré lo suficientemente cerca, el hombre  a cargo de los pedidos me saludó de manera amable.

- Buen día joven marine.

- Hola, veamos… -pasé mi mirada por cada una de las botellas expuestas en el mostrador.- ¿De casualidad tendrás gaseosas?

El rostro del hombre parecía decir “¿Enserio?”, no obstante se limitó a asentir con la cabeza, para luego desaparecer por una puerta (que posiblemente daba a un almacén) detrás suyo.

Mientras esperaba el regreso del hombre, una voz se escuchó a mi espalda. La voz mencionó algo de ser un CP y necesitar información sobre la isla, ya que era el único marine en el lugar era obvio que era yo a quien esas palabras se dirigían.

De manera automática me giré al mismo tiempo que realizaba el saludo de la marina. Delante de mí se encontraba un lobo de pelaje negro y con un estatura mayor a la mía.* Ostia, se parece a Madre. *era inevitable no relacionar a ambos, pues los dos eran lobos humanoides y con una estatura aproximada. Ese también fue el motivo por el cual no me sorprendía por su apariencia. Eh de admitir que el hecho de revelar ser un CP me hizo dudar.* Tobí nunca revela su identidad a menos que sea necesario, ¿serán cosas suyas o este lobo es un novato? *no conocía a ciencia cierta los métodos de utilizados por esa agencia, así que solo podía especular.

Antes de poder hablar con el autoproclamado CP y ofrecerle la información solicitada, un grito captó mi atención (y la de todos los clientes).- Esto… Parece que algo está ocurriendo afuera, lo lamento señor, pero es mi deber ir investigar cuanto antes. –esperaba que el lobo comprendiera mi posición y tras realizar una pequeña reverencia a modo de disculpa salí del bar.

Lo que vi fue a un hombre de cabello azul bastante alto (en comparación conmigo), a un sujeto con atuendos que indicaban su posición social y a su lado un esclavo con expresión de fatiga extrema.

Ya me imaginaba lo que estaba por ocurrir.* ¿Es mi culpa por pedir que algo ocurriera?

El noble al ver mi uniforme ignoró por completo al peliazul y con un tono lleno de arrogancia comenzó a hablar.

- Oh, que fortuna la mía, justo cuando este patán realiza una amenaza hacia mi persona aparece un marine, dios debe conocer lo valioso que soy. –miró el cielo al mismo tiempo que juntaba sus manos, aunque pareció cegarse momentáneamente por el sol.- En fin. Eres un recluta, así que encárgate de ese sujeto y asegúrate de que reciba su merecido por atentar contra mi vida. –al terminar de hablar se dio la vuelta y de nuevo su atención se enfocó en el pobre hombre.- ¡Date prisa, por tu maldita culpa he pasado una experiencia desagradable! –intentó patear al esclavo, pero falló y casi termina en el suelo. Apenado por aquello comenzó a caminar con mayor velocidad.- Muévete rápido o de lo contrario este será tu segundo día sin comer. –se escuchó a lo lejos.    

Mordí mi labio tan fuerte que esté comenzó a sangrar. Quería golpear a ese tipo, realmente quería hacerlo, pero tenía un deber y por sobre todo, mis acciones podían afectar la imagen de mi capitán ante los altos mandos.

* Diablos, si yo me siento así, ese hombre es probable que… *antes de que el peliazul pensara hacer algo me coloqué delante suyo.- Por favor, te lo imploro no hagas nada por ahora. –mi tono de voz se encontraba un poco entrecortado a causa de la impotencia.- Estoy seguro que tienes un corazón bastante noble, pero por ahora solo se puede ver esto en toda la puta isla y me enferma, pero no puedo hacer nada salvo pelear contra las personas como tú que intentan hacer lo correcto. –lagrimas de coraje comenzaron a recorrer mi rostro.– Te lo ruego… No hagas nada. –por seguridad activé mi mantra, en verdad quería evitar un conflicto con ese hombre y de ser posible me gustaría solo inmovilizarlo en caso de que decidiera ignorar mi petición egoísta.- Señor lobo, ¿quería un explicación de la isla? Pues tuvo suerte de presenciarla con sus propios ojos. –expresé con pesar.

El peliazul parecía molesto, pero por lo menos su atención se encontraba sobre mi.* Realmente está furioso, espero que no se deje llevar por la ira. *el mantra me permitía obtener una ligera aproximación de las emociones de mis objetivos. Las de este hombre eran un tanto extrañas, en verdad parecía querer matar al noble, aunque por lo que vi, era para ayudar al esclavo.

El CP me dirigió unas cuantas palabras, para luego marcharse, al parecer él tampoco podía aceptar ese tipo de acciones. Era probable que debido a su posición en el gobierno también se viera obligado a no hacer nada ante tal situación.  

Después de que el peliazul también me dirigiera unas cuantas palabras (aunque al principio eran gritos) se adentró en la taberna con un notorio mal humor.

Molesto me fui de ese lugar caminando rápidamente, necesitaba enfriar mi cabeza o de lo contrario terminaría desquitando mi enojo con alguien más. Entré en un callejón por el cual podría atajar hacia la base de la marina en la cual originalmente me encontraba.- Maldita sea, acaso él cree que no estoy consiente de la situación. –lancé un golpe endurecido con haki a la pared de mi lado derecho.- Maldición…  Olvidé mi bebida.-con mi frustración un poco más ventilada salí del callejón y apresuré mi avance.

A mi regreso nada había cambiado.* Me encerraré en la despensa y dormiré por algunas horas.

- ¡Tienen que hacer algo con un demonio! –la voz furiosa de un hombre que provenía de una pequeña caseta llamó mi atención, haciendo que me acercara para ver que ocurría. Dentro de la caseta había un hombre y un marine.

- Ya realizamos un reporte, dentro de poco algún marine investigará la situación. –dijo el marine en tono neutral mientras organizaba un par de documentos.  

- ¡Es inaceptable, mande un equipo de inmediato y averigüe que ocurrió con mis esclavos! Seguramente esos mal agradecidos se revelaron, mataron al pobre de William y escaparon. –Replicó el hombre.


- No puedo hacer nada, solo le queda esperar hasta que un marine se desocupe y acepte su pedido.

* ¿Un grupo de esclavos escaparon? *una pequeña sonrisa se formó en mi rostro.* Bueno, supongo que no tengo nada que hacer aquí. *al intentar marcharme patee por accidente una caja de madera que servía como bote de basura, llamando la atención de ambos hombres.

- ¡Que hay de él, mándelo a él!

El marine soltó un pequeño suspiro.- Recluta, pareces estar libre, así que ayuda al caballero con su problema. –de nuevo el marine posó su atención en los diferentes documentos, sin dejarme oportunidad de negarme.

El hombre se acercó y colocó ambas manos en mis hombros.- Pareces un joven listo, así estoy seguro me ayudarás…

Después de explicarme la situación me vi obligado a dirigirme al bosque.

Al parecer un grupo de esclavos acompañados del ayudante del hombre ingresaron al bosque en búsqueda de plantas, pero al cabo de unos minutos, William realizó una llamada con un DDM, sin embargo lo único que se podía escuchar eran los desgarradores gritos de William.

Por ese motivo el hombre acudió de inmediato a la marina y levantó un reporte acusando a sus esclavos de asesinos y prófugos.

- No me convence de todo esa historia, si tan solo tuviésemos una grabación de la llamada. –no sería extraño que los esclavos aprovecharan la oportunidad para huir, pero había algo que el hombre no mencionó o ignoraba… La presencia de lobos y otras criaturas peligrosas en el bosque…

- No parece que en esa dirección encuentre lo que busco. –no había pasado mucho tiempo desde que me adentré en el bosque y aunque mis habilidades como rastreador no eran las mejores, podía reconocer 1 o 2 detalles que me indicaran si algún ser vivo había recorrido el camino que tenía delante.- Ese idiota solo me hizo ir al bosque sin darme un indicio de donde poder encontrar al grupo.

Un aullido a lo lejos captó mi atención, eran lobos, aunque a juzgar por el tono parecían estar lamentando algo.

Comencé a trotar en dirección a donde el aullido se produjo (o mejor dicho, a donde creía que se produjo), no obstante a los pocos minutos nuevos aullidos se escucharon, aunque me atrevería a decir que en una posición diferente a la original.* Esta vez parece ser que están enojados con algo. *imaginando lo peor comencé a correr tan rápido como podía e incluso activé mi mantra para intentar detectar a los lobos.

Una presencia familiar entró en mi rango de búsqueda, aunque parecía estar débil y rodeada por 6 presencias poco amistosas. También podía detectar otras 3 presencias, las cuales parecían encontrarse en mal estado o aterradas.  

El sonido de un disparo se hizo audible a pocos metros de donde me encontraba, aunque ninguna de las presencias desapareció.

Para cuando realicé contacto visual, lo primero en lo cual me enfoqué fue en el hombre peliazul en el suelo rodeado por 6 lobos de pelaje gris. Parecía que había llegado en el momento adecuado para evitar que empezaran a comérselo vivo.

Electricidad comenzó a generarse en mis dos manos, para luego formar 2 dagas, las cuales arrojé hacía los lobos. La primera daga impactó en la pata de uno de los lobos y tras soltar un chillido se desplomó en el suelo mientras pequeños espasmos hacían temblar su cuerpo. La otra daga pasó cerca de otro de los lobos, pero después de enterrarse en el suelo desapareció.

Solo conseguí dejar a uno de ellos fuera de combate, sin embargo ahora su atención se encontraba puesta en mí. Sin pensarlo 2 veces comencé a correr directo a ellos.- Balboa… -una espada de electricidad pura se formó en mi mano derecha.

Ante esta provocación los lobos restantes se lanzaron directos contra mí. 5 simples lobos no eran problemas para mis reflejos, sin mencionar que contaba con haki para anticipar sus ataques.

El primero de los animales realizó un salto mientras mostraba sus grandes colmillos con intención de morder mi cuello, mientras que otro tenía como objetivo una de mis piernas para intentar hacerme perder el equilibrio y caer gracias al peso del primer lobo. El resto tomó posiciones a mi alrededor listos para atacar a cualquiera de mis puntos ciegos en caso de evitar terminar en el suelo… Al menos esa parecía ser su estrategia de combate.

Con un movimiento rápido de mi muñeca realicé un corte en el costado del lobo que intentó derribarme, para luego cambiar la trayectoria de la espada eléctrica y realizar otro corte en el hocico del segundo lobo que tenía como objetivo mi pie. Ambos animales chillaron y de igual forma terminaron en el suelo inconscientes.

El mantra me ayudó a esquivar el ataque de otro de los lobos y mientras este se encontraba dándome la espalda arrojé otra daga eléctrica que penetró su lomo, causando el mismo resultado.

Los lobos restantes parecieron comprender que terminarían de la misma manera si intentaban acercarse, así que lentamente comenzaron a retroceder mientras mostraban sus colmillos, para luego darse media vuelta y comenzar a correr perdiéndose en la espesura del bosque.

Parecía que no volverían, por lo cual me apresuré a acercarme al hombre desmayado. Una rápida inspección me indicó que su vida no corría peligro y si recibía el tratamiento adecuado se recuperaría dentro de pocos días.- Hora de trabajar. –mi habilidad como médico me permitía encargarme de heridas menores como esas, aunque al no contar con los materiales adecuados me vi obligado a improvisar.

Desinfecté el área de sus heridas utilizando el alcohol de mi licorera.- Bien, si tan solo tuviera… -mi mirada se enfocó sobre una cesta de mimbre con plantas en su interior, la cual se encontraba a un costado del cadáver de uno de los esclavos. Cerca de ese cadáver también se encontraban 3 esclavos con heridas. 2 de ellos no paraban de temblar a causa del shock (aunque parecían bien) y el tercero se encontraba tumbado en el suelo jadeando con fuerza.* Debo darme prisa con el peliazul. *tomé un puñado de plantas de la cesta y me las llevé a la boca para comenzar masticarlas hasta conseguir una consistencia pastosa. Un espantoso sabor amargo casi me hace vomitar, pero me vi obligado a suprimir esa sensación, para luego regresar junto al hombre.

Tras quitarme mi camisa y rasgarla para improvisar vendajes, coloqué sobre las heridas del hombre la pasta de color verde, para luego vendarlas… Es una suerte que se encontrara desmayado, de lo contrario estoy seguro que se habría quejado por el ardor de la pasta o por el hecho de haberla elaborado con mi boca.

Con sus heridas atendidas mis siguientes pacientes fueron los esclavos. Los que se encontraban en shock parecieron recuperarse y ahora una expresión de alivio se podía preciar en sus rostros. Los daños que ambos recibieron fueron simples arañazos, y mientras los atendía me explicaron lo que sucedió.

Al parecer como muchas otras veces se adentraron en el bosque para recolectar plantas medicinales, pero fueron atacados por una manada de lobos, lo cual era sumamente extraño, pues nunca se habían visto cerca de esa zona, aunque al parecer la presencia de otra criatura había obligado a los lobos a buscar nuevos lugares para cazar. William fue el primero en morir a causa del ataque mientras intentaba llamar a su jefe para pedir ayuda. Los lobos mataron al resto de los esclavos y lo mismo les hubiera ocurrido a ellos de no ser por una joven que intentó mantenerlos a raya utilizando la daga de William. Repentinamente los lobos se marcharon tras escuchar un aullido y cuando creyeron que habían conseguido salvarse, otros 11 lobos aparecieron y uno de ellos consiguió dañar a la joven esclava. Para su fortuna el hombre de pelo azul vino en su rescate y tras matar a 5 lobos cayó inconsciente. Después de eso aparecí yo.  

Al terminar de atender a esos esclavos mi último paciente del día era la joven con la pierna lastimada. Al acercarme lo primero que noté fue que su brazo izquierdo y parte de su rostro presentaban indicios de haber sufrido una quemadura en el pasado.* Que antiestético. *era una muy fea cicatriz que jamás la abandonaría, pero ahora mismo eso no era lo importante.

Mientras atendía su pierna me percaté de la anormal temperatura de su cuerpo y tras cerciorarme llegué a la conclusión de que tenía fiebre.* Esto es malo, soy cirujano, no farmacéutico. *podría buscar alguna planta que me ayudara a tratar su enfermedad, pero desconocía este bosque y su flora, el hecho de encontrar plantas medicinales para las heridas de todos fue una coincidencia bastante favorable, pero tras preguntar a los esclavos, estos negaron apenados por no poder ayudarme.

- Tendré que llevarla con algún médico. –al intentar cargarla, la joven movió su brazo e intentó apuñalarme en el pecho, por fortuna la cota de malla impidió que la hoja llegara a mi piel. Miré el rostro de la joven y me percaté que aún se encontraba desmayada mientras luchaba por respirar.* ¿Fue un acto reflejo? *por seguridad le quité la daga y la guardé en mi bota, para luego intentar cargarla de nuevo, esta vez consiguiendo mi objetivo… Era preocupantemente liviana.      

- Debería volver con el peliazul para… -los 2 esclavos trataban de adentrarse en el bosque desapercibidamente, aunque causaban tanto ruido al caminar sobre hojas y ramas que no sería extraño que algún otro lobo los escuchara y atacara.  

Decidí seguirlos unos cuantos pasos detrás pues sentía curiosidad por ese comportamiento, sin mencionar la probabilidad de ser el blanco de otro animal hambriento. Obviamente aún me encontraba con la joven en brazos, sería una lástima que alguna criatura aprovechara la oportunidad para intentar comérsela viva si la dejaba sola.* Siento que olvido algo… Ahora que lo pienso, Madre podría haber hecho guardia mientras yo investigaba. *no podía hacer nada, ya me encontraba siguiendo a los esclavos (tratando de coordinar mis pisadas con las suyas para evitar llamar su atención).

Al cabo de unos minutos de caminata decidí que era hora de hacer notar mi presencia, además creía conocer cuáles eran sus intenciones.

- Esto... Tenemos un buen clima hoy, ¿no lo creen?

Ambos hombres dieron un pequeño brinco mientras se giraban de manera rápida para mirarme con expresiones de miedo en el rostro. Aquellas miradas me provocó un vuelco en el corazón, era la primera vez que alguien me miraba de esa manera desde que había decido enlistarme en la marina. Puede que mi rostro reflejara mi malestar, pues las expresiones de los hombres parecieron relajarse un poco.

- Por favor señor marine, finja que no nos ha visto. –expresó con melancolía uno de los esclavos.- No tiene idea de lo que tenemos que soportar, no se le puede llamar vida a eso que tenemos que aguantar en silencio.

- Qui ¡Quiero ver a mi familia de nuevo! –gritó el otro esclavo con una clara determinación… En una de sus manos podía ver una roca un poco más grande que su puño. Era claro que a como dé lugar tenía pensado marcharse. Su compañero notó esto y de nuevo su expresión denotó preocupación.

Un pequeño suspiro se me escapó a causa de como se había desarrollado la situación.- Baja esa cosa, hay que hablar de esto sin que nadie acabe herido. –mis palabras hicieron que el hombre se relajara un poco, más no dejó de sostener la roca.- Comprenderás que como marine no puedo dejar que mi objetivo, el cual consiste en traer de vuelta al grupo de esclavos perdidos en el bosque escapen.  Como marine es mi deber llevar los esclavos que sobrevivieron de vuelta con su dueño. –mi tono de voz serio y frío provocó que rostro del hombre con la roca se endureciera. El ligero movimiento de su brazo me indicó que se proponía a atacar.- Es una lástima que todos los esclavos murieran a causa de una manada de lobos, los restos encontrados eran irreconocibles, pero los pedazos de ropa y la daga del ayudante del noble me indicaron que había encontrado a mis objetivos, aunque lastimosamente llegué tarde. –mi tono de voz era el mismo, aunque esta vez el hombre no parecía poder creer lo que dije.- Si ahora mismo algún esclavo se encontrara aquí, me gustaría disculparme por no poder ofrecer más ayuda…

- No, te preocupes, esto es más que suficiente, una oportunidad es todo lo que pedimos para…

- También me gustaría que esos esclavos se llevaran a esta joven con ellos. –extendí el cuerpo inconsciente de la chica, pero esta vez ambos hombres se vieron bastantes incómodos.

- Estamos muy agradecidos con tu amabilidad, sin embargo llevar a esa chica con nosotros… Bueno…

- La personalidad de ella es bastante problemática, en el pasado intentó matar al ayudante de nuestro amo solo por tocarla en un intento por llamar su atención, siendo honesto no quiero nada que ver con ella y mucho menos pasar tiempo en su compañía.

Ya había experimentado eso del intento de asesinato por tocarla, así que sabía que no me estaban mintiendo, no obstante la única opción para ella era regresar a su vida como esclava.

- Bueno… Ya es tiempo de irnos, lamentamos lo de la joven, pero agradecemos de nuevo tu amabilidad chico… Si dios me lo permite prometo pagarte esta deuda algún día. –ambos hombres tenían lágrimas en los ojos. Realizaron una pequeña reverencia y de nuevo reanudaron su camino a través del bosque.

Esperaba que consiguieran sus metas, aunque no puede evitar preguntarme cómo pensaban salir de la isla vistiendo como esclavos. Mi mirada se posó sobre la joven.* ¿Qué haré contigo? *sin más por hacer regresé sobre mis pasos.*Ah, cierto, lo dejé desmayado en el piso. *tras recordar aquello comencé a trotar por el bosque.

Un aroma a carne cociéndose llegó a mi nariz y al apartar unos arbustos vi al peliazul y al señor lobo alrededor de una fogata asando carne.
 
- Oh, no creía que te levantarías, al menos no tan rápido. –al notar sangré saliendo de la boca del humano me acerqué un poco más a él y coloqué a la joven con delicadeza en el suelo.- Estoy seguro de no haber visto contusiones o heridas que provocaran una hemorragia interna, ¿acaso te mordiste la lengua cuando te desmayaste? –no debería haber motivo para que tosiera sangre, al menos no por sus heridas.- Solo realicé un trabajo muy superficial cuando te encontré, pero ahora que estás despierto podrías decirme directamente donde te encuentras mal e intentaré remediarlo– mi mirada se desvió al lobo (Absali).- Si lo desea también puedo hacerme cargo de sus heridas.

Mi ayuda fue ofrecida, ahora dependía de ellos el aceptarla o negarla. Obviamente si aceptaban me encargaría (hasta donde los pocos materiales lo permitieran) del daño en sus cuerpos.

Ambos aceptaron mi oferta de recibir tratamiento médico (aunque sería rudimentario). El primero fue el hombre lobo y tras explicarme qué tipo de herida sufría me dirigí de nuevo a la cesta de mimbre para tomar otro puñado de plantas, aunque esta vez no me las llevé a la boca.* Estoy seguro que pondrán pegas si me ven haciéndolo. *regresé junto con ellos y tomé asiento en medio de ambos.

Coloqué la mitad de las hierbas a un costado mío, mientras sostenía la otra mitad en mi mano izquierda. Con mi mano libre tomé mi licorera (la cual aún contenía algo de alcohol), después de quitarle la tapa comencé a generar fuego en mi mano izquierda. Un aroma bastante extraño comenzó a manifestarse.* Con este método las plantas no son tan eficaces, pero no tengo las herramientas adecuadas para crear algo más fuerte. *dejé de generar fuego y de mi mano se podía ver un poco de humo escaparse de entre mis dedos.- Esto tiene un buen olor. –no era así, para alguien con un olfato sensible podía ser un aroma bastante desagradable, solo hablé conmigo mismo por costumbre. Vertí lo mejor que puede las plantas quemadas dentro de la licorera, para luego taparla y agitarla por unos segundos.

- Necesito un pedazo de metal para… -tras recordar que aún tenía la daga de William en mi bota, la tomé y limpié lo mejor que pude en mi pantalón. Me acerqué a la fogata y coloqué la hoja de la daga en el fuego para desinfectarla, además de querer que esta se calentara hasta llegar al punto de adquirir un color rojizo brillante. Mientras esperaba que eso ocurriera, le quité la camisa (que él había utilizado para detener su sangrado) al señor lobo. Miré la herida de cerca.- Discúlpeme por esto. –ofrecí una disculpa por tener que verme obligado a apartar un poco su pelaje, el cual ocultaba la mordedura.* No parece nada serio, pero es mejor prevenir una posible infección. *retiré la daga del fuego, para luego proceder a introducir la hoja al rojo vivo dentro de la licorera. De manera inmediata un sonido burbujeante comenzó a escucharse, seguido de vapor y el peculiar sonido de un metal caliente en contacto con un líquido. Tomé otra pequeña cantidad de plantas verdes y las coloqué dentro del recipiente.- Ahora solo falta esperar un poco. –comenté mientras mostraba una pequeña sonrisa. Mientras esperaba a que las propiedades medicinales de las plantas se liberaran gracias al alcohol caliente, tomé el resto de las plantas y utilizando un par de piedras a modo de mortero comencé a machacarlas hasta formar una pequeña pasta verde, de la cual tomé un poco con mis dedos y la esparcí sobre la mordedura del CP.- Puede que arda un poco. –mi advertencia fue retrasada, pues ya había terminado de colocar la pasta en sus heridas.- Ahora solo falta los vendajes. –tomé la camisa y tras desgarrarla en tiras (evitando usar las partes manchadas con sangre), comencé a mojarlas con la “poción curativa” que había fabricado, para finalmente colocarla en la herida del lobo (Absali).

Me llevó más tiempo del que me hubiese gustado, pero era necesario preparar lo mejor posible mis remedios a utilizar en ellos.
Con eso había terminado de atender a mi primer paciente, por ende comencé con el segundo, aunque al tener todos los materiales ya preparados solo sería cuestión de atender las heridas que en un primer momento no noté. El peliazul peguntó por la joven mientras me encargaba de suturar su herida, para luego colocar algo de la pasta verde sobre esta.- Tiene fiebre, y no sorprenderá a nadie que se encuentre en un estado de malnutrición. –respondí con pesadez en mi tono de voz.- En cuanto a lo que haré con ella bueno… -tanto mi expresión y voz adquirieron una seriedad que no había mostrado a ambos hombres hasta ahora.- No sé de qué hablas, ningún esclavo sobrevivió al ataque de los lobos, así que no hay necesidad de preguntarse qué es lo que haré con un cadáver… ¿Cierto? –justo cuando terminé de hablar realicé el nudo del vendaje debajo del hombro del peliazul.- Vale, tus heridas ya están tratadas, procura no moverte demasiado o los puntos pueden reventarse. -mi voz de nuevo era amigable y la pequeña sonrisa de nuevo era visible. Era como si la seriedad de hace poco solo hubiese sido una ilusión momentánea.

Mis palabras fueron ignoradas y el alto hombre comenzó a escalar un árbol y a saltar entre estos.* ¿Debería golpearlo y dejarlo inconsciente? *aunque estaba sonriendo, era evidente que me encontraba enojado al ver a mi paciente saltar como si nada le hubiera ocurrido.

Dejé escapar un largo suspiro cuando el hombre sugirió calentar la comida que había recuperado de uno de los árboles. Por un momento pensé en negarme, pues me hubiese gustado salir del bosque cuanto antes para llevar a la chica con un doctor o por lo menos comprar el medicamento adecuado.- Gracias, aunque esta vez… -mi estómago generó un ruido en respuesta a la sugerencia de comer algo.- So, solo una por favor. –terminé respondiendo un poco apenado.

Tomé las empanadas y el autoproclamado CP el alcohol ofrecido por el peliazul. Coloqué algunas de las empanadas en unas varas cercanas al fuego para que estas comenzaran a calentarse. El aroma de la comida comenzó a esparcirse por el lugar.* Será peligroso si algún otro animal es atraído por la comida. *a manera de precaución activé mi mantra para inspeccionar los alrededores.* Por el momento no hay nada, bien eso es bueno.

Retiré las empanadas del fuego antes de que estas comenzaran a presentar signos de quemaduras y ofrecí el alimento a mis dos acompañantes.- Cuidado con quemarse la boca. –expresé mientras extendía ambos brazos con las empanadas empaladas en las varas.

Me senté a un costado de la joven aun inconsciente, su respiración parecía ser más calmada en este momento. Aquello me pareció extraño y con algo de curiosidad coloqué mi mano sobre su frente.* Aún tiene fiebre, pero su temperatura parece haber disminuido. *era extraño, pero quizás el cuerpo de esta chica se encontraba acostumbrado a tener mala salud y de algún modo se ha adaptado. Claro que solo era mi hipótesis, mi conocimiento de sobre el cuerpo humano se limitaba a heridas físicas y mi habilidad con algunas plantas medicinales aún se encontraban lejos de igualar a un farmacéutico y por ende no podía asegurar nada en cuanto a malestares causados por enfermedades.* Prometo llevarte con un médico dentro de poco.* ¿Por qué no llevarla ahora mismo? No tenía atención de llamar la atención de los ciudadanos o de algún esclavista que la reconociera, por tanto esperaría un poco más para contar con la ayuda del velo de la noche.

Posé mi mirada sobre el par de lobos, parecía que el CP había conseguido domar a uno de los lobos, lo cual e recordó al grupo de caninos que había dejado inconscientes con la electricidad, ya que hace poco utilicé mi mantra y no noté su presencia, determiné que habían huido en cuanto despertaron.

- Veo que conseguiste un nuevo amigo, es raro, tengo un nakama CP que también tiene compañeros animales, ¿por casualidad ustedes tienen alguna clase de encanto animal? –no sería extraño que así fuera, pues todos los miembros de esa extraña rama del gobierno poseían habilidades extrañas que me provocaban un poco de envidia.- Señor lobo, podría decirme dónde o cómo es que uno puede unirse a su organización. –tenía muchas preguntas sobre aquel lugar y cada vez que intentaba sacarle algo de información a mi compañero, este solo se limitaba a sonreír y no decir nada. ¿Serían una especie de agencia secreta? Era poco probable, de lo contrario el miembro que tenía cerca en este momento no hubiese expresado de manera abierta ser un CP. Puede que hubiese algún otro motivo, pero por ahora no podía pesar en otra explicación que no fuera el simple hecho de querer mantener su existencia como un simple rumor.

Noté que el peliazul parecía estar viendo algo a lo lejos, pero al desviar mí mirada solo aprecie un par de arbusto.* ¿Tendrá ganas de orinar?

Es la primera vez que escucho sobre los Mink, bueno a decir verdad es la primera vez que hablo con un animal parlante. –en cuanto se presentara la oportunidad me dedicaría a investigar acerca de los minks en libros y registros de la marina.* Al final es cierto que todos los días aprendes algo nuevo.

La siguiente pregunta que realicé causó que el lobo (Absali) mirara con algo de sospecha al peliazul, sin embargo al notar que este parecía estar distraído con algo adquirió la confianza necesaria para hablar sobre el tema. Por un momento pensé que por fin obtendría la información que tanto deseaba obtener, pero no fue así. Ya estaba mentalizado para obtener una negativa a mi pregunta, pues si ni mi propio nakama quería revelar información sobre los CP, no era de extrañar que alguien a quien acababa de conocer tampoco ofreciera mucha información.- Joh, así que sus altos cargos están al tanto de los posibles candidatos. –esbocé mi típica sonrisa falsa de trabajo para denotar interés a causa de lo compartido por el CP.

Siendo positivo, ahora tenía un dato de interés sobre el método de reclutamiento.* ¿Buscarán alguna aptitud en particular? Me gustaría preguntar más acerca del tema, aunque estoy seguro que no conseguiré nada más… Sin mencionar el hecho de que conocer demasiado puede ser contraproducente por ahora.

El lobo realizó una pregunta bastante común. Miré al cielo nocturno tratando de encontrar las palabras adecuadas para responder.

- “Los héroes que defienden la paz…” Hasta ahora solo me he visto involucrado en dos situaciones donde ejerciendo como marine piense que esas palabras no son propaganda para engatusar niños. –por un momento guardé silencio al recordar aquella vez que fui torturado en esa isla.- No necesitas ser un marine para luchar por lo correcto, no todos los marines son esos héroes dignos de admiración, de igual forma no todos los piratas son monstruos que violan mujeres… ¿Cómo es trabajar para la marina? Eres un perro que sigue indicaciones de su amo sin importar lo que tus decisiones morales te digan. –las expresiones de temor de los esclavos fugitivos vinieron a mi mente.- Si un acto está justificado o con respaldo de la ley no puedes hacer otra cosa más que mirar con impotencia… -mi mirada inconscientemente se desvió hacia la joven.- No es secreto que algunos sectores dentro de la marina están podridos y nos hacen ver al resto como desalmados que harían cualquier cosas para conseguir un objetivo, lo cual provoca que muchos deserten al verse decepcionados y comiencen a impartir justicia por su parte, toma a los revolucionarios por ejemplo… Espero no meterme en problemas contigo, pero respeto el esfuerzo que hacen por apoyar a quienes lo necesitan, más no estoy de acuerdo con sus métodos. Si realmente quieres hacer un cambio no lo haces desde afuera, lo haces desde adentro… Un método más lento pero eficaz. -por segunda vez en el día mi rostro mostró una seriedad absoluta, aunque al percatarme de esto cambié mi expresión por mi típica sonrisa de trabajo.- Disculpa, he hablado demasiado… y puede que mi visión no sea la más indicada, después de todo solo soy un teniente al cual le falta ver mucho más… Muh, no, disculpa, el papeleo aún no está terminado, por lo cual aún soy un simple sargento, que pena, espero no haber parecido presumido jajaja. -para ser honesto aún no comprendía del todo el motivo por el cual decidí unirme a la marina, sin embargo tras pasar tiempo con los CW parecía comenzar a verme influenciado por sus metas.

- No me arrepiento de haber ingresado a la marina, y no creo arrepentirme nunca de haberlo hecho, gracias a la marina conocí a las personas a quienes puedo llamar familia, aprendí que tenía más poder del que pensaba. –al decir eso levanté un poco amabas manos y comencé a canalizar mi energía en ellas, dando como resultado que mi mano izquierda se viera envuelta en electricidad, mientras que la derecha en fuego.- Es por eso que poco a poco el sueño de cierta persona de eliminar toda la basura que está pudriendo a la marina se hace mi sueño también… Quiero que los marines no sean vistos con temor o resentimiento, sino como símbolos esperanza en todo el mundo. –la energía fluyendo por mis manos desapareció, causando que el fuego y la electricidad se esfumaran.

Escuché con atención las palabras del CP, pues era interesante la información que estaba obteniendo de esta plática casual. Cuando terminó de hablar continuó bebiendo del alcohol, su rostro denotaba tranquilidad… O por lo menos eso pensaba, a decir verdad era difícil comprender las expresiones faciales de alguien con mucho pelo en el rostro…

Miré al cielo y tras notar que la oscuridad que tanto esperaba había llegado me coloqué de pie para dirigirme hacia uno de los cadáveres, manché mi mano con sangre, para luego comenzar a ensuciar mis brazos y un poco en mi frente.

Con esto hecho me acerqué de nuevo a la fogata.- Ya es hora de que me marche, aunque mi demora se puede justificarse a causa de tener que buscar un grupo entero de esclavos yo solo, no me gustaría que más marines se adentraran en el bosque. –tomé a la joven en mis brazos y con facilidad la levanté del suelo.- ¿Usted tiene planeado quedarse en este lugar más tiempo? –pregunté mientras miraba al CP. No tenía idea de cuál era el motivo de la visita de este agente, pero dudaba que fuera a causa de una misión del Gobierno, de lo contrario no estaría sentado frente a una fogata bebiendo con extraños. ¿Acaso solo era una visita turística? Aquello me hizo pensar en nuevas dudas sobre los agentes y sus métodos de trabajo, aunque esas dudas podrían catalogarse como estúpidas, aun así se formaron muchas preguntas.

Agité mi cabeza para olvidar eso y mi atención se centró de nuevo en el peliazul que había permanecido callado todo este tiempo… Ahora que lo pienso, no se había movido desde hace bastante tiempo y aún permanecía mirando hacia un par de arbustos.- Oye, oye, ¿estás bien? –no hubo respuesta. Era imposible saber que estaría pasando por su cabeza como para desconectarse por completo de este mundo.- Esto… Señor lobo, mi conocimiento sobre medicina se limita a la heridas del cuerpo, pero no tengo experiencia con casos donde el paciente asciende a otro plano astral… -expresé con algo de preocupación por el peliazul.- ¿Por casualidad no sabe si él comió algo raro del bosque o algo por el estilo? –ya me había enfrentado a casos en los cuales alguien sufría alucinaciones, sin embargo no podía hacer nada sin conocer o tener un poco de información al respecto.- Señor lobo, no sé si usted tiene planeado irse ya, pero creo que es mejor que movamos a su amigo, de lo contrario puede ser atacado por alguna bestia salvaje. –estaba en conflicto, ¿deberíamos mover al hombre o esperar a que este reaccionar? Sea como sea, la decisión era de del lobo. Claro que si quería moverlo estaba dispuesto a ayudarlo a hacerlo.

El CP respondió que desconocía si el hombre había ingerido algo extraño.- Ya veo, en ese caso no podremos hacer nada si está intoxicado de alguna manera.

Fijé mi atención en el peliazul, realmente parecía absorto de todo lo que ocurría a su alrededor, en verdad me preocuparía si lo viera babear o con los ojos en blanco, no obstante solo permanecía mirando algo cómo si estuviera hipnotizado.

- Sí, hará falta que los 2 trabajemos juntos para llevarlo hasta el pueblo. –estaba casi seguro que sus heridas se encontraban abiertas después de haber actuado como un mono y escalar los árboles, pero prefería no tener que arriesgarme a poner su vida en juego.- No te preocupes hay otra forma de llevarla a ella sin problemas… Madre. –con esa palabras una de las espadas en mi espalda comenzó a manifestar un aura rosa y poco a poco comenzó a cambiar de forma. La espada comenzó a transformarse en un lobo humanoide de pelaje escarlata, pero antes de estar completamente transformado saltó desde mi espalda (casi tirándome a causa de haberse impulsado) y aterrizó sin problemas en el suelo donde terminó de cambiar su aspecto. El lobo de figura femenina se colocó de pie mientras portaba una armadura de cuerpo completo.

- Cariño… No me digas que le has hecho algo malo a esa pobre joven. –comentó con un muy notorio falso tono de preocupación.- Esto no es bueno, fallé cómo madre y ahora mi pequeño se ha convertido en un bestia que ataca a las jovenci…

- Madre… -mi tono voz fue bastante serio.

El lobo se encogió de hombros mientras murmuraba algo acerca de no ser capaz de soportar una simple broma y como esa mirada gélida le rompía el corazón.

Le ofrecí a la chica y Madre la tomó entre sus brazos con suma facilidad. La lobo notó la presencia del agente y pareció sonreír, aunque no estoy seguro de que clase de sonrisa fue pues me resultaba difícil entender sus expresiones a causa del pelaje en su rostro.

Con mis manos libes me acerqué hasta el peliazul.- Venga pues, tu sujétalo de ese lado y cuando te de la señal lo movemos al mismo tiempo… Pero antes no olvides apagar la fogata, sería malo si provocamos un incendio accidental

Con la ayuda del CP resultaría más sencillo llevar al alto hombre hasta el pueblo, aunque ¿qué haríamos una vez estando ahí? No podía decirlo con certeza.* ¿Podemos dejarlo a fuera de algún consultorio médico? *una pequeña risa se me escapó al imaginar la escena del hombre tirado frente a la puerta del edificio.

Sin más por hacer comenzamos a caminar.

Resultó ser alguien bastante pesado, aunque no era de extrañar con lo lato que era el peliazul.* Me alegra que el CP estuviera aquí, de lo contrario me hubiese visto obligado a arrastrarlo o algo parecido.

Madre caminaba enfrente de nosotros llevando a la joven en sus brazos sin problemas mientras tarareaba una melodía que me era un tanto familiar, pero no conseguí recordar en que otra parte podría haberla escuchado.

Durante el trayecto intenté buscar el recuerdo de aquella tonada, sin embargo no hubo resultado y antes de darme cuenta los edificios del pueblo se hicieron visibles.

- Madre. –la loba se detuvo y se giró para mirarme. –Alquila una habitación y déjala durmiendo. Después necesito que compres algunos antibióticos y algo de ropa. –tomé mi billetera y la coloqué en un compartimiento de la armadura de Madre.- Tengo que ir a realizar un informe de lo sucedido, en cuanto termine te veré en la posada.

Madre asintió con la cabeza y de nuevo comenzó a caminar en dirección al pueblo. Después de unos cuantos minutos tomamos rutas distintas y la loba humanoide se perdió entre las personas que deambulaban por las calles.

Por nuestra parte, nuestro primer objetivo era dejar al alto hombre en un lugar seguro, por lo cual nos dirigimos a la zona donde debería haber un establecimiento médico para dejarlo en buenas manos.    

Las personas no dejaban de mirarnos en cada momento, lo cual no era extrañar a causa de nuestro aspecto.* Somos un marine sin camisa y con sangre en el rostro, un hombre lobo con pedazos de camisa a modo de vendajes, y un hombre alto en estado vegetativo siendo arrastrado por los 2 anteriores… Sin duda una escena poco habitual. *dejé salir una pequeña risa mientras buscaba con la mirada el letrero que indicara la ubicación del establecimiento.

Tras hallar el local dejamos al hombre al cuidado de un médico, despidiéndonos de aquel extraño sujeto. El CP comentó que no necesitaba permanecer más en la isla pues ya había visto suficiente, posteriormente se despidió y se marchó tranquilamente.

- ¿Me pregunto si nos encontraremos de nuevo? –por lo general aquellas personas que conocía parecían desaparecer. Seguramente estarían concentradas en cumplir sus sueños y a diferencia de mí, no dejaban de continuar avanzando.- Un sueño…

Sin ya nada que hacer me encaminé hacia el cuartel, para ser honesto no me alegraba en lo más mínimo tener que regresar a ese lugar en este momento, de poder elegir optaría por hacerlo mañana temprano, no obstante era mejor realizar el informe cuanto antes.- Pues ya estoy aquí. –suspiré con pesadez.

En el momento que realicé contacto visual con la caseta de horas atrás, una molesta voz (en todo sentido) expresó lo descontento que estaba con el servicio ofrecido por los marines y como todos eran una bola de inútiles que no podían llevar a cabo una simple tarea.- La cabeza me está doliendo y aún no entro ahí. –estuve tentado marcharme, pero en ese momento de duda el dueño de los esclavos salió furioso de la caseta. Fue un tanto escalofriante lo rápido que su expresión cambió al reconocerme.

- ¡Estás devuelta, esos maravilloso! –de nuevo colocó sus manos en mis hombros y comenzó a sacudirme mientras reía con alegría, sin embargo al notar que me encontraba solo su expresión cambió a la de preocupación.

- Antes de explicar lo sucedido necesito saber si cuenta con la documentación que acreditaba a los esclavos como suyos.

- Por supuesto, el inútil de adentro los revisó durante el día para cerciorarse de su autenticidad.

- En ese caso pase y tome asiento, le explicaré lo sucedido.

Comencé a narrar lo sucedido tal y como había ocurrido, explicando que para cuando encontré al grupo, estos ya habían sido devorados por los depredadores, dejando solo algunos pedazos de lo que antes fueron personas. Añadí que mi demora y mi aspecto actual se debían al hecho de cazar a los lobos y al oso que podrían poner en peligro la vida de más inocentes.

El hombre no parecía satisfecho con la explicación e incluso me acusó de ser el responsable de dejarlos escapar. Por un momento estuve a punto de sugerirle que me acompañara al bosque para que observara por sí mismo lo que había ocurrido, pero un grupo de marines ingresó en la caseta para hablar con el encargado. Los marines explicaron que durante el día habían perseguido al hombre que causó un alboroto en el bar, pero que este se ocultó dentro del bosque y tras iniciar una búsqueda se vieron atacados por un enorme oso, además de notar la presencia de lobos cerca de la zona. Solicitaron que se realizara un aviso para evitar que los civiles entraran al bosque, mientras se realizaba una cacería de esas peligrosas bestias.      

Las palabras de los marines ayudaron a validar mi explicación, por lo cual el dueño no pudo hacer nada más que sentarse y lamentarse por las pérdidas financieras que esto representaba.

El encargado me pedio el favor de eliminar los registros de los esclavos, pues en manos de un falsificador con experiencia podrían valer mucho dinero en el mercado negro al ser auténticos y solo necesitarse realizar pequeños cambios. Tomé todas las hojas y salí de la caseta. Esos documentos contenían nombres, fotos, números de registro y demás datos sobre los esclavos. Miré cada uno de los registros, para luego quemarlos utilizando el fuego generado por mi mano… Eliminando así todo documento que convertía en esclavos a esas personas.* Esto es todo lo que puedo hacer por ustedes. *pensé mientras veía arder el registro del hombre que planeaba enfrentarse a mí con tal de ver de nuevo su familia.

Con el favor terminado abandoné el cuartel para reunirme con Madre. No me tomó mucho tiempo llegar hasta mi destino y en cuanto ingresé en el local llamé la atención de los clientes que se encontraban registrándose en ese momento. Expliqué al recepcionista que era un acompañante de la loba que debía haberse hospedado hace poco, a lo cual el hombre respondió de manera positiva gracias a que Madre ya le había comentado sobre mi llegada y el aspecto que tendría. De manera amable me recomendó un establecimiento donde podría tomar un baño caliente, ya que el lugar no contaba con ese servicio por el momento. Agradecí la información y sin más por hacer subí las escaleras para dirigirme a la habitación indicada por el hombre.  

Llamé a la puerta y de manera inmediata fui recibido por Madre.

- ¿Qué tal está ella? –pregunté mientras miraba a la joven dormida en la cama.

- Me vi en la necesidad de obligarla a tomar la medicina. -explicó al mismo tiempo que me devolvía mi billetera.

- ¿Se resistió? No creí que tuviera la fuerza para hacerlo.

- Me refiero a que ella no podía tomar la medicina por si sola y tuve que obligar a su cuerpo a hacerlo. –Madre se sentó en una silla colocada enfrente de un pequeño mueble.- Sabes que por lo general no cuestiono tus decisiones, ¿pero qué piensas hacer con ella? –los ojos de la loba me miraron de manera seria.

- Por ahora dejarla dormir, mañana a primera hora dejaremos esta isla... Los 3. –tomé una hoja de papel del bolsillo de mi pantalón y se la mostré.    

- Eso es… ¿Lo robaste? –había enojo en la voz de Madre.

- No, solo hago mi trabajo. –el papel comenzó a arder.- Ella oficialmente murió hoy.

Madre me miró de manera seria durante unos segundos, para luego dejar salir un ruidoso suspiro.- No te metas en más problemas mientras duermo o yo misma te golpearé. –tras decir eso regresó a su forma de espada.

Me dirigí a la ventana de la habitación para abrirla un poco y acto seguido encendí un cigarrillo para relajarme mientras miraba el cielo estrellado.