Se Abre El Coto De Caza. [Tahiko-Keith] [Privado-Pasado]

La isla donde los marines empezaban sus andanzas estaba frente a los ojos del cazador. Tahiko se hallaba en el puerto. A su espalda podía verse un pequeño bote que había usado para moverse a golpe de remo. Sus poderes estaban recuperándose por fin, pues ya poseía su antiguo estilo de combate para desviar proyectiles o repeler enemigos. Tan solo le faltaba recuperar algo más de sus canalizaciones. Por el momento no pensaba pedir mucho más al destino. Aquella fue la isla en la que comenzó sus andanzas y ahora sería la misma en las que pensaba retomarlas. No tenía ningún trabajo actualmente y deseaba encontrar alguno medianamente bueno. Algún pobre criminal al que reventar a mandoblazos o incluso aplastar la cabeza. Soltó un leve suspiro y acto seguido comenzó a caminar por el puerto.

Pain vestía con una túnica negra con bordados de nubes rojas, la antigua insignia de Akatsuki y Jin Surfer. Sabía que no tendría problemas por aquello, pues él fue el verdadero creador de dicho símbolo. No fue su culpa que se lo plagiaran. El cazador del dolor continuó avanzando despacio mientras observaba a su alrededor los distintos puestos del puerto. Todo parecía estar en orden y era muy normal teniendo en cuenta el sitio en el que estaba. La marina sabía mantener bien el orden en sus islas. Un leve viento hizo que los cabellos de Tahiko se movieran un poco. Muchos le miraban impresionados, pues la enorme funda de su espalda daba un poco de mal rollo. Era de un tamaño considerable, aunque teniendo en cuenta la altura del pelinaranja, tampoco era para tanto. El chico entonces decidió buscar algún tablón de carteles para memorizar unos cuantos o si era posible, pedir unas copias a la marine en el enorme cuartel. Tener que empezar de cero era algo cansado.

- Hora de empezar.

Susurró en un tono de voz grave. El ex miembro de los Ghost Leviathan entró en la que parecía ser la posada más grande del puerto. Cuando cruzó las puertas notó las miradas de todo el mundo centrarse en él. Su aspecto físico era una diana para las personas y muchos se quedaban impresionados. Pain caminó hasta el tablón más cercano y observó durante un par de minutos los criminales. Entrecerró despacio sus ojos y acto seguido se dio la vuelta, saliendo del local como si la cosa no fuera con él. Sin previo aviso, sus pies empezaron a llevarle hasta la zona boscosa de la isla. Tal vez allí podía organizarse y de paso buscar algo interesante. Había desapariciones en aquel sitio y estaba claro que el cazador echaría una mano. Introdujo ambas manos en sus bolsillos y acto seguido chasqueó la lengua. El camino era fácil de seguir, pues estaba hecho de piedra y cruzaba el bosque por la mitad. Que fuese cuesta arriba era un verdadero rollo, pues aquello obligaría a Tahiko a llegar algo cansado. Ese era el precio por trabajar en lo que trabajaba. Ser cazador no era algo sencillo y simple.

El camino empezaba a terminarse y Pain continuaba avanzando con una expresión calmada en todo momento. Sus extraños ojos observaban el frente de forma calmada en todo momento. Era como si pasara de todo y le diera igual lo que pasase. Escuchaba el sonido de los animales del bosque y de las plantas moverse por el viento. Cualquiera que le viese tendría demasiada mala espina. Un tipo con su aspecto, con aquella mirada fría y subiendo por la montaña con una enorme arma en su espalda. No parecía ser algo muy normal. Esperaba poder encontrarse pronto con alguien, o de lo contrario tendría que probar suerte en alguna otra isla de la zona. Maldito Takeshi, si él no hubiese muerto él tendría buenos trabajos qué hacer. El destino había sido cruel, pero tampoco había que lamentarse todo el tiempo.

Pain notó el sonido de unas pisadas a su espalda. Lejos de frenarse, continuó caminando como si con él no fuese la cosa. El sonido cada vez era menos notorio y eso hacía la cosa cada vez más sospechosa. El silencio que se formó fue impresionante y el pelinaranja empezaba a sentirse muy incómodo. Finalmente notó a alguien a su espalda. La sensación de ser observado era demasiado perturbadora. Tahiko se giró entonces a toda velocidad. Una especie de persona vestida de negro y encapuchada salió de un arbusto con una daga en mano. Aquel tipo lanzó un corte buscando el cuello del cazador. El chico tan solo movió la mano hacia delante y susurró lentamente.

- Shinra Power…

El asaltante salió despedido hacia atrás como si de un papel fuese, chocándose contra un árbol y quedando sentado en la base de este, con la espalda pegada al tronco y la cabeza agachada. El golpe había sido considerable. Fue en ese momento cuando el devastador empezó a caminar despacio hacia aquella silueta. Su fría mirada se clavó en el hombre como si de un simple insecto se tratase. Aquel tipo empezó a respirar de forma agitada y trató de levantarse despacio. Tahiko pisó con fuerza su pecho haciéndole gritar y manteniéndolo tirado en el suelo. A continuación, llevó la mano al mango de su arma y sacó su enorme espadón vendado. Apuntó hacia su presa y le miró con una seriedad increíble. Usó la punta del arma para retirar la capucha de su presa. No pudo evitar sorprenderse al ver que se trataba de… ¿Una marioneta? Era una especie de monigote hecho de cartón y plástico, pero con algunos aparatos eléctricos. Tal vez por aquello simuló un grito humano perfecto.

Pain se dio la vuelta a tiempo para evadir un ataque que vino desde su espalda. Notó la sangre recorrer su mejilla y acto seguido ladeó la cabeza. Un tipo totalmente calvo armado con un puñal y vestido con un traje negro. Parecía un maldito mafioso y de hecho, lo era. Marvin Yokai, unos treinta millones por su cabeza. Su expresión era siniestra y parecía estar dispuesto a matarle. Era conocido por ser el tercero al mando de una peligrosa mafia del Este. Un asesino en potencia. La mirada del pelinaranja continuaba inexpresiva. El chico no tardó mucho en alzar su arma, todavía envuelta en vendajes. Apuntó con ella hacia su presa y acto seguido frunció un poco el ceño.

- Se terminó…

Cuando el tipo calvo quiso darse cuenta, el arma de Pain estaba bajando hacia su cabeza en un movimiento descendente que buscaba golpearle el cráneo. Aquel hombre lo evadió de milagro, llevándose un golpe en el pecho que le hizo caer al suelo de culo y gruñir de dolor. El devastador empezó a caminar hacia él con una mirada seria. Unas sombras empezaron a cruzar de un lado a otro y en poco tiempo Pain estaba rodeado de unas ocho marionetas similares a la anterior. Aquel hombre empezó entonces a mover los dedos entre risas. Algunos cuchillos fueron directos al pelinaranja, al menos unos doce. Su expresión fue calmada en todo momento, pero no precisaba de tanto poder para evadirlos todos. Frunció el ceño pensando en qué hacer.

- Interesante… – Mencionó corriendo hacia los cuchillos en un acto suicida, o eso parecía al menos.

Pain corría a toda velocidad hacia su objetivo con los ojos bien abiertos. Había contados todos y cada uno de los cuchillos y supo de sobra que mínimo iba a comerse dos, aunque en zonas no vitales. Su análisis fue perfecto y sabiendo que no era muy veloz, usaría su resistencia y su arma como bate de béisbol. No había pasado el tiempo suficiente para realizar su Shinra Power. Tenía que encontrar una forma de poder realizarlo mínimo cada cinco segundos. Dejó de pensar en aquello y preparó su golpe. Debería darlo flojo para poder terminar con otro más violento que iría hacia su objetivo. Justo cuando iba a lanzar su tajo, un poderoso viento desvió los cuchillos como si de hojas caídas de un árbol fuesen. El pelinaranja abrió la boca un poco sorprendido y a continuación desvió ligeramente la mirada hasta encontrar a aquella persona, la cual le habló de forma agradable, al menos para él. Mostró una expresión calmada y habló en un tono alto y grave.

- Se te agradece la ayuda, creo que con eso has sentenciado a mi presa, Arigatou. – Respondió volviendo a mirar con seriedad al calvo sin detener su carrera.

Escuchó al chico decir que pensaba llevárselo preso y eso le hizo pensar que tal vez quería a su presa. No pensaba permitirlo, pues era suyo. Aunque estando en aquella isla… Quizás de ser otro cazador podía ser un marine. Si era lo primero le daría algo por la ayuda y si era lo primero, esperaría sus palabras, pues los marines tenían sueldo. El pelinaranja terminó de llegar hacia su objetivo, el cual estaba gritando de miedo. Las vendas de aquel espadón cayeron al suelo y desvelaron una hoja llena de pinchos curvados con una pinta muy mala. El tamaño del arma iba acorde al dueño y de anchura estaba a la altura de un mandoble de los grandes. Sin piedad alguna, Tahiko lanzó una estocada recta con fuerza. La punta de su arma atravesó la boca del calvo y salió por la parte trasera de su cabeza, chocando entonces con el tronco de un árbol y clavándose. Los ojos de aquel hombre quedaron en blanco y empezó a sangrar por la boca de forma exagerada. La ejecución había sido cruel, brutal y rápida. Eran justo como le gustaban al cazador.

Pain sacó su arma de la cara de su objetivo y la limpió con las propias ropas del criminal. A continuación, empezó a envolver su arma de nuevo con los vendajes. Su Ryo Wazamono le era demasiado valiosa si era sincero. Demasiados recuerdos tenía con ella y planeaba guardarla siempre como un tesoro. Al comprobar por segunda vez que su objetivo estaba totalmente muerto desvió la mirada de nuevo hacia el tipo que tenía delante de sus ojos. Cabellos plateados y ojos azules. Nunca lo había visto, pero aquello que hizo con el viento le hizo sentir cierta curiosidad ¿Una técnica del estilo aire? ¿Ondas de choque? Se notaba por su complexión y falta de armas que debía desenvolverse bien en el cuerpo a cuerpo. El pelinaranja cogió el cuerpo con fuerza y lo cargó a su hombro. Lo uso de una forma que hiciese que la sangre de la boca de Marvin fuese directa al suelo en lugar de a su ropa.

- ¿Eres un cazador o un marine? ¿Tal vez un mercenario? – Preguntó al mismo tiempo que con su mano libre sacaba de su bolsillo un pequeño carnet.

En él podía verse información sobre él “Tahiko Scarlet [Red Pain]”. El nombre, su apodo común, su licencia de cazador y su fecha de nacimiento. Tenía veintiún años. Su mirada se centró en aquella persona con una calma impresionante. Pain era más alto que aquella persona sacándole unos seis o siete centímetros. Tampoco es que aquel dato le importase mucho. Guardó su licencia en cuanto aquella persona hubiese comprobado que él mismo se trataba de un cazador. El silencio invadió entonces el bosque. Tahiko ni siquiera había dejado hablar al calvo, pues sus ataques siempre iban a terminar con las vidas de sus presas. Eran lo que merecían por ser las basuras de la humanidad. Ahora tan solo le quedaba esperar una respuesta de aquel chico.

Los extraños ojos del cazador se fijaron en la identificación y no tardó nada en memorizar todos los datos gracias a su buena memoria. El nombre, el rango y demás. A continuación, desvió la mirada hacia los ojos del marine y se mantuvo callado. Desde el principio aquella persona daba señales de estar algo tenso, pero no fue algo que molestó al devastador. Tahiko cerró los ojos despacio al escuchar las palabras de aquella persona. Hacía mucho tiempo que nadie le llamaba por su hombre. De hecho, todos le llamaban Pain. Metió de nuevo la mano en el bolsillo, pero esta vez en el contrario. Sacó una botella de agua pequeña y la abrió despacio. Sin mirar se la llevó a la boca y empezó a beber despacio. Tenía algo de sed después de haber subido la pendiente y después combatir contra aquella persona que ahora yacía ejecutada. La herida era imposible de curar, ya era tarde.

¿Por qué no matar a la basura? Ellos tenían precio por haber jodido la vida a otras personas, lo mínimo era recibir el mismo trato. Dejar vivo a un criminal era imperdonable para el chico. Dejó de beber dejando el envase por la mitad y después de aquello entrecerró los ojos guardando la pequeña botella. Se rascó un momento la cabeza y se quedó mirando al marine. No tenía más rango que el tipo que le había rescatado, pero más o menos parecía comportarse de forma parecida. Últimamente los marines eran más amables de la cuenta. Recordaba los viejos tiempos donde el demonio de la niebla ejecutaba piratas y revolucionarios junto a él, esos momentos eran los mejores. Debía encontrar a Krauser y a Drake y pedir respuestas. Su mirada se fijó de nuevo en los ojos de la persona que tenía delante de él. Ahora podía salirse con la suya y librarse de darse un viaje gratis a la quinta esquina de la isla.

- En ese caso entrego formalmente el criminal, Oficial Keith ¿Debemos movernos para ir por mi dinero o por suerte lo lleva ya encima? – Preguntó entonces con su tono serio de siempre.

Sabía de sobra que la segunda opción no era probable, pero no perdía nada por intentarlo. Los modales era algo que no iba con él desde luego. Tosió un poco y mantuvo a su presa sobre su hombro mientras esperaba una respuesta. Ahora todo estaba calmado y por fin tenía una buena presa. Ahora tendría algo con lo que comer y poder resguardarse. Entrecerró los ojos de nuevo mientras miraba fijamente al marine que tenía delante de sus ojos.

- Algo me dice que la primera opción es la más acertada, sin embargo, no parece ese tipo de persona que se ve entusiasmado por un trabajo bien hecho ¿Esa seriedad similar a la mía suele acompañarle mucho, Oficial?

Preguntó al mismo tiempo que daba unos leves pasos hacia él y mantenía sus raros ojos clavados en los suyos. Pain era un tipo sincero ante todo y no se callaba nada. Tenía cierta curiosidad y ahora esperaba poder alimentarla.

Pain había acertado en la teoría de que tendría que moverse para poder cobrar su ansiado dinero con el que podría comer bien y hospedarse en mejores sitios. No era la primera vez que dormía a la intemperie recibiendo lluvia. No era algo que le importase en exceso, pero si le daban a elegir prefería la opción calentita. Entrecerró los ojos al ver el humo que aquella persona echaba por la boca y después de unos momentos suspiró. Esa mierda jodía los pulmones de las personas, pero no era problema suyo. Escupió a un lado y después de unos momentos escuchó sus palabras. El papeleo podía ser aburrido y lo de soportar reclutas muy jodido. El pelinaranja no pudo evitar ponerse en su lugar e incomodarse bastante. Era uno de los motivos por el que nunca ingresaría en la marina.

Empezó a caminar junto a él de forma tranquila y cargando el cuerpo de aquel idiota con una calma increíble. Le pesaba claramente, pero no se iba a quejar hasta haber dejado al payaso en una zona segura donde no pudiesen coger el cuerpo para entregarlo antes que él. Resultaba algo tétrico mirar la cabeza de aquel imbécil. Un agujero la atravesaba totalmente y la sangre manaba de él de forma tétrica. El devastador avanzaba despacio mientras pensaba lo que le había dicho aquella persona que tenía delante de sus ojos. Le estaba dando pereza andar y sabía de sobra que cuando llegasen se tiraría un rato tumbado en algún bosque o banco. Andar tanto cuesta arriba le había cansado un poco y la agitada pelea no mejoró las cosas. Se rascó un poco la cara con su mano libre y después soltó un suspiro considerable.

- Debe de ser duro.

Justo entonces el pelinaranja pudo sentir unas pisadas tras ellos. No tardó mucho en girarse para ver a un tipo de cabellos verdes cortos, ojos azulados y camisa blanca. Una mueca de asco se formó en el rostro del cazador. Era demasiado curioso que Marvin estuviese solo en aquel lugar. Su compañero Laiser de cincuenta millones también estaba al parecer. En sus ojos pudieron verse algunas lágrimas. Había escuchado que eran hermanos y estaban muy unidos. La venganza sería lo más probable para aquella persona. Pain entonces frunció el ceño notando que su Shinra estaba preparado para ser usado y se mantuvo quito mientras clavaba su mirada en aquel hombre.

- ¿Te ocupas tú de él? ¿O prefieres que lo reúna con su hermano? – Mencionó el cazador al mismo tiempo que entrecerraba los ojos.

El peliverde desenfundó una katana y salió disparado hacia Tahiko con la intención de darle un potente corte en el cuello. El cazador simplemente se mantuvo quieto con la mano estirada hacia delante. Cuando el criminal estuvo a centímetros de él, salió despedido hacia atrás como si hubiese sido golpeado por algo invisible. El golpe le repelió hasta estamparlo contra un árbol. Pain entonces mantuvo su rostro frío y después dirigió una seria mirada hacia el marine para ver si prefería ocuparse él. De lo contrario, también terminaría con la vida de aquella basura que tenían delante de sus ojos.

Pain no tardó en entrecerrar los ojos mientras se abrazaba así mismo y se tapaba bien con su túnica, la cual estaba recubriéndose de escarcha. Si ese tipo tenía técnicas de hielo, bien podía controlarse un poco, pues estaba afectando a una persona que no tenía nada que ver. El devastador chasqueó un poco la lengua mientras se daba cuenta de que el ambiente era bastante frío. Ese tipo debía de utilizar poderes de temperatura, pero no había visto eso antes, a no ser que fuese una fruta del diablo. Esas pequeñas cabronas que otorgaban poderes increíbles a los humanos. Él prefería claramente su estilo y por ello iba al más puro estilo bestia. Suspiró un poco mientras observaba que el oponente que habían tenido no había sido para tanto y tampoco el que llevaba él. Estaba claro que los malos se volvían débiles y los buenos muy fuertes. Al menos la cosa iba a mejor.

- Viendo tu fuerza, dudo que tal exhibición fuese necesaria. Por tu culpa voy a pillar un resfriado y deberé alimentarme de sopa, y no me gusta.

Dijo en un extraño tono en el que parecía que hablaba en serio, pero también en broma. Era un misterio saber la forma de ser de Tahiko. Viendo que él también había cargado el cuerpo en su hombro, cogió también al suyo y empezó a caminar. Ambos se llevarían algo bueno, pero estaba claro que la mejor recompensa es que ahora había dos basuras menos en el mundo. Los pasos del pelinaranja eran calmados y su mirada continuaba fija en el frente. Esperaba poder terminar aquel día de buena forma. Sintió algo de curiosidad por el poder de aquel marine, seguramente podría tener una fruta del tipo paramecia. El control del clima era algo imponente, aunque si tenía que ver con el viento tampoco era para nada mala. Por fin pudo ver el enorme cuartel y no dudó en soltar un suspiro de alivio. Después de tanto subir hasta la montaña se agradecía un viaje bajándola, pero el capullo de su hombro pesaba bastante y deseaba poder dejarlo en el suelo de una vez.

- Hace mucho tiempo que no tenía una caza. El mundo ha cambiado mucho en estos cinco años. Me duele en el fondo habérmelo perdido, Keith.

Dijo con seriedad mientras se acercaba a los guardas de la puerta y después dirigía una mirada seria hacia el marine con el que estaba teniendo aquella aventura. Debía admitir que le había caído bien y posiblemente lo vería más veces. Estaba claro que él pensaba estar en la próxima guerra del gobierno mundial por narices y allí mostraría todo su poder.

El cazador se sintió aliviado cuando apareció una recluta llamada por Keith para que se ocupase de los cuerpos que habían tenido que cargar. Pain dejó el suyo por fin y pudo acariciarse el hombro despacio. Lo notaba un poco cargado después de llevar el cuerpo de aquel capullo. Bastante tenía ya con su espadón como para también tener que llevar a aquel imbécil encima. Ahora estaba seguro de que Keith poseía poderes de fruta climática. Eso podía ser útil para las personas que odiaban el calor o el frío. Últimamente había mucha gente poderosa en el mundo. Soltó un pequeño suspiro y después se cruzó de brazos escuchando las palabras que él le había dicho. Se notaba que iba directo al asunto y como Tahiko no tenía tacto, no le importó que él tampoco lo tuviese. Podría decirse que prefería a la gente directa como él y por ello no se lo tomó a mal.

- La guerra de Loguetown fue lo último que recuerdo. La muerte de mi líder Takeshi Yamamoto, la batalla junto al Vice-Almirante Krauser Redfield y el enfrentamiento con los Yonkous Namzun y Katharina. Después de aquello fui atacado y bueno…

Pain se sentó en un pequeño banco que había en la zona y pasó su pierna derecha por encima de la izquierda. Cerró los ojos y dejó su enorme espadón vendado a un lado para poder descansar mejor. Se sintió muy aliviado con aquello. Se masajeó un poco la zona de los hombros y después tomó la bolsita con el dinero que le prepararon. Antes tuvo que mostrar su licencia de caza y cuando todo estaba correcto se la devolvieron. El tipo clavó su mirada de nuevo en el chico que tenía frente a sus ojos y terminó de responderle.

- Fui rescatado por unos marines hará unos meses. Estuve en coma todo este tiempo, me he perdido todo, he perdido mis poderes, mis camaradas ahora son criminales y no sé quiénes fueron los culpables de mi rapto. Ahora solo quiero averiguar la verdad sobre mis amigos, continuar con mi labor de erradicar la maldad a base de espadazos y encontrar mi sitio en el mundo.

Lo último lo dijo mirando al cielo de forma calmada. Ahora que los Ghost Leviathan no existían no tenía un lugar al que ir o algún gremio donde tener amigos. Era una verdadera pena, pero igualmente continuaría siendo un lobo solitario si hacía falta. Era feliz con su trabajo y le quedaba mucho por delante. Lo primero era terminar de obtener sus poderes de una buena vez. Sabía que le iba a costar bastante, pero no pensaba rendirse ante nada. Miró de nuevo al marine y después de unos momentos le dio un leve golpe en el hombro.

- Me alegro al menos de que haya marines como tú en la organización. Me hace sentir mejor y me motiva a seguir ayudándoos a mi forma.