Entrenamiento Salvaje del Cipher pol, Una lucha hasta no poder mas (Privado, Absali e Ichimura)

"Esta vez se han pasado" pensó, limpiándose el sudor de la frente. Lo habían enviado nada menos que a... Little Garden. A una jodida isla prehistórica. Aún podía recordar la sonrisa macabra de Iwashi cuando le dijo que precisaba de más entrenamiento. ¿Entrenamiento? ¿Soltarle en una isla llena de fieras salvajes era un entrenamiento apropiado? En fin... al menos no estaría solo. Habría otro iniciado con él, un mink lobo. Absalom, Absala o algo así se llamaba. ¿Qué importaba? Ya se lo preguntaría cuando lo encontrara. En aquel momento estaba vestido con un traje militar de camuflaje, cargando con una pesada mochila con todas sus cosas. No estaba lo que se decía en una posición envidiable. El calor y la humedad de por sí no eran precisamente de su agrado, pero lo peor era la sensación de sucio. Estaba acostumbrado a ir siempre bien aseado y vestido, no a ir empapado en sudor. Es decir, en los entrenamiento claro que acababa sudado, pero siempre al momento de acabar se pasaba por los vestuarios a darse una ducha y cambiarse. Tal vez tantos años en la ciudad lo habían ablandado... en su época de esclavo no era tan melindroso, por motivos obvios. Tras echar mano de su cantimplora y beber un poco, le echó un vistazo a su mapa. No es que tuviera muy claro dónde estaba (más bien al contrario), pero al menos tenía que intentar orientarse.

- Aparte se supone que tengo que encontrarme con el lobo ese...

No le hacía mucha gracia que lo hubiesen enviado tan lejos de casa por más motivos. El principal era Minami. La última vez que había vuelto de una misión se había encontrado comida cogiendo moho en un rincón y todas las plantas resecas. Por no hablar de la pila de envases de comida rápida y precocinados. Aquella mujer era experta en cuidarse mal y descuidar su casa. Si tardaba mucho en volver seguro que a su vuelta se encontraría con que había convertido el fregadero en un nuevo ecosistema plagado por toda clase de bacterias y moho y a ella usando cubiertos y platos de plástico por la pereza de fregar. Pero en fin, no era el momento de preocuparse por ella. Su propia situación no era la mejor posible. Debía encontrar a su compañero, un lugar donde reabastecerse de agua y otro donde establecer un refugio. Su superior le había recomendado echar un vistazo a las montañas blancas del interior de la isla. Al parecer había un par de viejas bases temporales abandonadas, donde tal vez pudieran encontrar un refugio apropiado contra las inclemencias del clima local y las fieras.

- ¿Humo? ¿Se puede ser más cantoso?

¿Para qué necesitaría una hoguera en pleno día? ¿Con aquel calor? Suponía que para cocinar, porque si no, no entendía el motivo. Pero, ¿y si no era él? ¿O si el fuego tenía otro origen? Alerta, desenvainó sus espadas cortas y comenzó a avanzar lo más silenciosamente que pudo. No tardó en llegar a un claro donde vio un tosco refugio de madera y frente a este la dichosa hoguera. Junto a esta, una enorme bestia medio lobo medio humano observaba el cielo. La verdad, poco tenía que ver con otros minks que hubiera conocido. Sólo vestía con un pantalón y su aspecto general era... asilvestrado. Su primera impresión fue que parecía más un animal que un ser racional. Hasta se planteó darse media vuelta e irse, pero lo necesitaba para sobrevivir en aquel lugar. Y de nada le servirían los prejuicios, ¿no? Tendría que conocerlo él mismo antes de juzgarle. Tras pensárselo durante unos segundos, salió al claro con las armas bajadas.

- ¿Agente Absa...? Bueno, como sea. Me temo que no recuerdo tu nombre. Soy el iniciado Hachiro, del Cipher Pol 5. Me han asignado para entrenar contigo en esta isla.

El mink resultó ser bastante menos salvaje de lo que su aspecto parecía indicar. Aún así hablaba muy atropelladamente, casi sin hacer pausas. Al parecer a diferencia de él, al lobo no le habían dicho a dónde le mandaban y lo habían enviado drogado. Sin embargo era indudablemente un miembro del Cipher Pol y sus órdenes no decían nada en específico sobre cómo debía tratarlo ni sobre sí tenía que ocultarle el lugar en el que estaban. Así pues lo más lógico era pensar que algún superior que le tuviera manía le hubiese hecho una pequeña jugarreta, y que por eso estuviese tan perdido. No encontró motivos de peso para no contarle lo que sabía, así que entró en el claro y se cruzó de hombros, observando con curiosidad cómo cogía un madero y lo manipulaba con las manos como si fuese plastilina, convirtiéndolo en un tosco escudo de madera. "¿Akuma no mi?" pensó, algo impresionado. Las frutas del diablo eran algo no demasiado infrecuente en el Grand Line, pero aún así uno no se encontraba a usuarios de akuma todos los días. Por lo que estaba haciendo debía pertenecer al tipo paramecia, también conocidas como "sistema de súperhumano." ¿O tal vez no era el poder de una akuma no mi y simplemente se tratase de algún material raro u otra clase de habilidad?

- Estamos en Little Garden, una de las islas del Paraíso más cercanas a la Reverse Mountain. Es una isla conocida por albergar a criaturas prehistóricas, extintas hace milenios en otras islas. Lo único que sé es que tenemos que entrenarnos en esta isla y sobrevivir hasta que vengan a buscarnos.

Se acercó al tosco refugio que había hecho Absali y lo observó con ojo crítico, dándole un par de toques con la mano. "No servirá." Demasiado frágil y pequeño. No cabrían los dos con facilidad y no frenaría a ninguna de las fieras de la jungla. Necesitaban un lugar más apropiado... tendrían que encontrar las viejas bases marines de la montaña. Sería lo más seguro para ellos, aunque lo más probable es que el recorrido no sería sencillo con todos aquellos monstruos sueltos por ahí. Ahora le tocaba comentarle el tema a Absali y ponerse en marcha pues.

- Hay dos formaciones montañas en la isla, una a sólo un par de horas de aquí. En estas hay viejas bases marines abandonadas que podemos emplear para refugiarnos, si comprobamos que estén deshabitadas. Sin embargo debemos movernos con cautela y evitando llamar la atención. Hasta la más débil de las fieras de esta isla podría matarnos si nos descuidamos. Una vez en la base ya trazaremos el plan de entrenamiento o lo que cuadre.

Esperó a que recogiera sus cosas, si es que pretendía recoger algo, y se puso en marcha a través de la selva. El lugar no le transmitía ninguna confianza, tanto por lo que sabía de la jungla como por la sensación que transmitía. La espesa vegetación le impedía ver más allá de unos pocos metros, la gran cantidad de olores se mezclaban y confundían nublando su aguzado olfato y los sonidos de los pájaros tropicales y los monos era cuanto podía captar que indicase la presencia de vida animal. Cada poco rato prestaba atención al suelo, en busca de huellas que pudiesen indicar la cercanía de fieras de gran tamaño. "La parte buena es que en una parte tan espesa dudo que nos encontremos a los monstruos más grandes, pues no pueden maniobrar bien." No era un pensamiento del todo tranquilizador, pues no descartaba a las picaduras de mosquitos tropicales y otros parásitos, las serpientes venenosas y depredadores de tamaño suficiente para merodear por la zona. Mientras recorrían el lugar, pensó en conversar con Absali. La caminata estaba siendo un poco incómoda en silencio, y los animales tenían buenos sentidos. Si los fuesen a captar normalmente, no cambiaría demasiado que hablasen en voz baja.

- Por curiosidad, ¿qué lleva a un mink a unirse al Cipher Pol?

La isla era... rara. Era muy diferente a todo lo que había conocido. Habiendo pasado la mayor parte de su vida en Arabasta y visitado pocos lugares selváticos, la frondosa y salvaje vegetación de aquella selva virgen era un terreno totalmente nuevo para Hachiro. Tenía conocimientos básicos de cómo moverse en aquella clase de entornos gracias a su entrenamiento, aunque posiblemente ni las zonas más salvajes de los bosques y junglas en que había estado podían compararse a aquel lugar. Tenían que llegar cuanto antes a alguna de las antiguas bases si no querían acabar siendo el alimento de alguno de los bichos de la jungla. La parte que le preocupaba es que hubiesen acabado siendo la guarida de alguna fiera, pero supuso que mientras los marines se hubiesen asegurado de dejar las puertas cerradas antes de irse todo debería estar bien. Las palabras de Absali lo sorprendieron un poco, y lo inquietaron en parte. Era necesaria gente que mantuviese la paz y la seguridad, pero de ahí a considerar que la mayor parte del mundo estaba podrido y debería ser purgado... era la clase de pensamiento radical que él rechazaba por retrógrado e irreal. Sin embargo las ideas de su compañero no eran asunto suyo por el momento, ni le interesaba discutir sobre ello con él y acabar teniendo un desencuentro. Más aún, discutir con radicales era inútil.

- Mi motivo para unirme no va en base a ideas elevadas ni nada similar. Para mí esto es tan solo un trabajo. Mi madre es agente y me entrené con ella para unirme al Cipher Pol y traer algo de dinero a casa. No soy ningún idealista, pero tampoco estoy aquí sólo por el dinero, claro. Creo que hago lo correcto ayudando a mantener el orden y la seguridad.

"Y poco a poco me haré más fuerte." Tal vez para él aquello fuese sólo trabajo, pero tenía un orgullo y era extremadamente competitivo. Si se pretende hacer algo, ¿no es preferible intentar hacerlo lo mejor posible y aspirando siempre a avanzar? Sin imponerse metas y aspirar a la autosuperación continua, ¿qué sentido tenía la vida? Al menos para él, claro. Mejorar día a día le hacía sentirse realizado y ver el fruto de su esfuerzo. Un levísimo sonido lo puso alerta y lo apartó de sus pensamientos. Apenas había captado nada y era posible que se lo hubiera imaginado, pero en aquel lugar estar atento y ser incluso un poco paranoico podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Frunciendo el ceño se detuvo y miró a su alrededor, sin captar nada extraño. Aún tenía sus espadas desenvainadas por precaución, y en ese momento apretó la empuñadura de estas para aliviar un poco de tensión mientras reanudaba la marcha.

- Creo que pronto deberíamos llegar al lugar. Si captas algo, sea lo que sea, avísame. Y recuerda: en este lugar lo más probable es que casi todo sea más fuerte que nosotros - le susurró.

No le faltaba razón, pues pocos segundos después la oscura selva comenzó a clarear y unos rayos de luz anunciaron el final del bosque. Se detuvo en la última línea de árboles, desconfiado, y miró a su alrededor. Había un prado de apenas una decena de metros entre ellos y la enorme elevación blanca, y por lo que sabía aún tenían que caminar un poco hasta la base. Ir por una zona de terreno abierto le parecía cuanto menos mala idea.

- Creo que será mejor ir bordeando el bosque. Estos bichos pueden olernos y oírnos fácilmente, no les demos también visión de nosotros en campo abierto. Dentro de poco deberíamos ver la puerta de la base.

PD: Perdón por tardar. He estado ocupado.