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Por fin la joven se había librado de una maldita vez de aquel chico de cabellos blancos que se negó a darle su nombre. Ya era muy cantoso buscar a Taiga de verdad y decidió volver de una vez al barco cuanto antes. Justo entonces notó un leve rugido en su estómago. Mostró una sonrisa alegre y después de unos momentos miró a su alrededor. La joven volaba con sus blancas alas de energía. Vestía con su sudadera habitual, sus pantalones y las sandalias. Su muñequera estaba a salvo bajo su manga y lejos de los ojos de aquel desconocido anterior. Como de costumbre, una enorme sonrisa se formó en el rostro de la chica y de repente, empezó a bajar hasta una plaza de tamaño medio donde parecía haber varias tiendas. Podría comer algo de comer y aunque no lo cocinase ella, le daría una oportunidad al plato.
Se quedó mirando un puesto bastante interesante con una pinta agradable. Parecía estar basado en distintos tipos de carne y vio una pechuga de pollo increíblemente tentadora. Aquello le dio una idea muy buena para sus deliciosas recetas en el barco. Si cortaba aquello en daditos y tras marinarlo con vino dulce lo echaba en sus minipizzas, seguro que triunfaba. Soltó una pequeña carcajada pensando en echar laxante también, pero no sería tan cruel. A lo mejor tan solo con Ushio. Entonces llegó el turno en que la atendieron y se mantuvo firme. El hombre parecía ser bastante agradable y al tener sesenta años más o menos, no había que pensar mal de él. La morena últimamente no se fiaba ni de su sombra.
- Quiero esa pechuga de pollo que tiene a la venta para llevármela, y para comer póngame dos brochetas de pinchitos con setas, por favor. – Mencionó de forma animada mientras sacaba el dinero de su bolsillo.
Cuando terminó las compras tomó una de aquellas delicias y abrió la boca todo lo que pudo. Ingirió entonces un trozo de carne y sintió un sabor increíble. El anciano era genial cocinando y debía admitirlo. Prefería claramente sus recetas, pero debía admitir que había más personas que sabían hacer cosas ricas además de ella. Era un poco egocéntrica en aquel tema. Dio de nuevo otro mordisco terminando de zamparse una seta mientras caminaba con una bolsa en la mano derecha y con la carne dentro. Se paró de nuevo, pero esta vez en una tienda de embutidos. Era el momento de buscar un queso perfecto para la combinación. Uno azul podía pegar perfectamente. Se rascó un momento la barbilla y después de unos momentos decidió entrar a la tienda con su sonrisa habitual.
- Con esto creo que podré, el resto lo tengo en el barco.
Dijo en voz alta hablando con ella misma al salir de aquel sitio. Se hallaba de nuevo en la plaza, pero apenas quedaba gente. Ahora debía volver y por suerte no estaba lejos. Su haki observación entonces percibió una presencia cuanto menos poderosa. Aun no podía diferenciar auras, pero aquella parecía sonarle. Sin duda era fuerte. Ladeó un poco la cabeza y comenzó a caminar por el sitio mirando a varias direcciones como si estuviese buscando a alguna persona.
Se quedó mirando un puesto bastante interesante con una pinta agradable. Parecía estar basado en distintos tipos de carne y vio una pechuga de pollo increíblemente tentadora. Aquello le dio una idea muy buena para sus deliciosas recetas en el barco. Si cortaba aquello en daditos y tras marinarlo con vino dulce lo echaba en sus minipizzas, seguro que triunfaba. Soltó una pequeña carcajada pensando en echar laxante también, pero no sería tan cruel. A lo mejor tan solo con Ushio. Entonces llegó el turno en que la atendieron y se mantuvo firme. El hombre parecía ser bastante agradable y al tener sesenta años más o menos, no había que pensar mal de él. La morena últimamente no se fiaba ni de su sombra.
- Quiero esa pechuga de pollo que tiene a la venta para llevármela, y para comer póngame dos brochetas de pinchitos con setas, por favor. – Mencionó de forma animada mientras sacaba el dinero de su bolsillo.
Cuando terminó las compras tomó una de aquellas delicias y abrió la boca todo lo que pudo. Ingirió entonces un trozo de carne y sintió un sabor increíble. El anciano era genial cocinando y debía admitirlo. Prefería claramente sus recetas, pero debía admitir que había más personas que sabían hacer cosas ricas además de ella. Era un poco egocéntrica en aquel tema. Dio de nuevo otro mordisco terminando de zamparse una seta mientras caminaba con una bolsa en la mano derecha y con la carne dentro. Se paró de nuevo, pero esta vez en una tienda de embutidos. Era el momento de buscar un queso perfecto para la combinación. Uno azul podía pegar perfectamente. Se rascó un momento la barbilla y después de unos momentos decidió entrar a la tienda con su sonrisa habitual.
- Con esto creo que podré, el resto lo tengo en el barco.
Dijo en voz alta hablando con ella misma al salir de aquel sitio. Se hallaba de nuevo en la plaza, pero apenas quedaba gente. Ahora debía volver y por suerte no estaba lejos. Su haki observación entonces percibió una presencia cuanto menos poderosa. Aun no podía diferenciar auras, pero aquella parecía sonarle. Sin duda era fuerte. Ladeó un poco la cabeza y comenzó a caminar por el sitio mirando a varias direcciones como si estuviese buscando a alguna persona.
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Turismo, una gran forma de pasar el tiempo cuando no tienes ningún tipo de trabajo y además tienes algo de dinero que poder gastar en algo relajante. Mis pasos, o alas en este caso, me habían llevado hasta una ciudad un tanto especial, la famosa Water 7, isla dentro del paraíso que estaba medio inundada, aunque lo habían solucionado con canales por las calles, lo que significaba que había barquitos por toda la ciudad para llevar a la gente de un lado a otro, pues caminar casi no había zonas donde hacerlo. Doble el brazo donde llevaba la muñequera que nos había dado el capitán, como si mirase la hora de un reloj, y activé la función de GPS. Sin duda, a veces tenía utilidad.
-Bueno, pulsera, llévame a una zona donde se pueda comer bien – dije hablando a la pulsera.
-Planificando ruta; isla Water 7, lugar no localizado, vuelta a introducir la dirección – me respondió, que iluso había sido pensando que funcionaría.
-Zona hostelera.
La pulsera volvió a lo suyo y estuvo un par de minutos planificando una ruta, mientras yo fui viendo el mapa de la ciudad con la pantalla, y en una zona que parecía una plaza o similar encontré la señal de otra pulsera, quién de la banda había ido hasta esta ciudad y a qué. No era una zona precisamente segura para gente a la que consideraban problemática, de pronto la pantalla se movió sola y perdí la ubicación de la pulsera. Solté un suspiro y comencé a avanzar hacia la zona que me marcaba la pulsera, lo último que quería era que me empezase a gritar por no ir por donde ella me decía. Sin embargo, poco a poco nos íbamos acercando hacia la señal que había visto, le di un par de toquecitos suaves a la pulsera mientras pensaba que al final acababa haciendo algo útil. Activé el mantra y me preparé para buscar a mi nakama en la isla. Notaba su presencia cerca, sobresalía del resto de la gente del lugar, sin duda era una persona de la banda, y de pronto noté claramente a quien pertenecía.
Nuestra querida cocinera, y ni más ni menos que en la zona de comida, apagué la pulsera, pues ya había servido a su propósito y con mi ojo ciborg comencé a buscar a la chica entre las personas que había en la plaza. Cuando la encontré comencé a avanzar hacia ella, intentando pasar desapercibido entre la gente, y el no llevar la armadura facilitaba las cosas, de hecho, no llevaba ningún arma encima. Cuando estuve lo suficientemente cerca de la chica, a unos veinte metros, con toda la agilidad y velocidad que pude fui hasta la chica y me coloqué a su espalda. Estaba comiendo un par de brochetas, que tenían bastante buena pinta, y con otro rápido movimiento le quité los ingredientes que tenía la que le quedaba en la mano.
-No supera a las minipizzas, pero sin duda alguna esta buena esta brocheta – le dije a la chica con la boca llena de la carne y setas de la brocheta y con cuidado de no caer nada de la boca.
-Bueno, pulsera, llévame a una zona donde se pueda comer bien – dije hablando a la pulsera.
-Planificando ruta; isla Water 7, lugar no localizado, vuelta a introducir la dirección – me respondió, que iluso había sido pensando que funcionaría.
-Zona hostelera.
La pulsera volvió a lo suyo y estuvo un par de minutos planificando una ruta, mientras yo fui viendo el mapa de la ciudad con la pantalla, y en una zona que parecía una plaza o similar encontré la señal de otra pulsera, quién de la banda había ido hasta esta ciudad y a qué. No era una zona precisamente segura para gente a la que consideraban problemática, de pronto la pantalla se movió sola y perdí la ubicación de la pulsera. Solté un suspiro y comencé a avanzar hacia la zona que me marcaba la pulsera, lo último que quería era que me empezase a gritar por no ir por donde ella me decía. Sin embargo, poco a poco nos íbamos acercando hacia la señal que había visto, le di un par de toquecitos suaves a la pulsera mientras pensaba que al final acababa haciendo algo útil. Activé el mantra y me preparé para buscar a mi nakama en la isla. Notaba su presencia cerca, sobresalía del resto de la gente del lugar, sin duda era una persona de la banda, y de pronto noté claramente a quien pertenecía.
Nuestra querida cocinera, y ni más ni menos que en la zona de comida, apagué la pulsera, pues ya había servido a su propósito y con mi ojo ciborg comencé a buscar a la chica entre las personas que había en la plaza. Cuando la encontré comencé a avanzar hacia ella, intentando pasar desapercibido entre la gente, y el no llevar la armadura facilitaba las cosas, de hecho, no llevaba ningún arma encima. Cuando estuve lo suficientemente cerca de la chica, a unos veinte metros, con toda la agilidad y velocidad que pude fui hasta la chica y me coloqué a su espalda. Estaba comiendo un par de brochetas, que tenían bastante buena pinta, y con otro rápido movimiento le quité los ingredientes que tenía la que le quedaba en la mano.
-No supera a las minipizzas, pero sin duda alguna esta buena esta brocheta – le dije a la chica con la boca llena de la carne y setas de la brocheta y con cuidado de no caer nada de la boca.
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La presencia se acercó a una velocidad endiablada. La joven apenas tuvo tiempo para reaccionar y se dio la vuelta lo más rápido que pudo mientras preparaba el puño derecho. Cuando quiso darse cuenta se hallaba frente a alguien que no se esperaba. Era Deathstroke. No podía creer tras haberse inventado que él estaba allí, resultaba ser el verdadero. Tal vez se había enterado y quería vengarse. Ella pensó que eso debía ser imposible y simplemente soltó un pequeño suspiro. No creía que fuese la típica máquina que la nombrabas y aparecía de la nada. Entonces mordió despacio su… Palo de madera. Notó un sabor malísimo y se dio cuenta de que sus alimentos ya no estaban en su sitio. Los tenía su compañero en la boca y debía recuperarlos cuanto antes. Aunque con tanta baba podía ser difícil, además, meterle los dedos en la boca podía ser algo un poco raro…
- ¡Deathstroke-san! – Gritó con una sonrisa dulce mientras se lanzaba hacia él para abrazarle lo más rápido posible.
No podía creerse que alguien del barco que empezaba a hablarle estuviese justo allí. Con el resto se llevaba como si fuesen meros desconocidos. Rio un poco al pensar en la cara del chico cuando ella tratase de recuperar la comida de alguna forma, pero estaba perdiendo las esperanzas al mismo tiempo que él masticaba. Soltó un pequeño suspiro y acto seguido se rascó la cabeza un poco pensativa. No le iba a decir que había usado su nombre para librarse de una persona molesta, por lo que simplemente le sacó la lengua de forma divertida. Trataba de parecer calmada totalmente después de lo pasado con Dexter y acto seguido desvió la mirada a otro lado tras recordarlo. Negó un poco con la cabeza y acto seguido caminó unos pasos hacia donde estaba el segundo al mando de la banda.
- ¿Qué hacías por aquí? Estoy segura de que no te han mandado a seguirme ni nada, por lo que supongo que encontrarnos ha sido una enorme casualidad. Justo llevaba estas cosas para haceros una cena lo más rica posible.
Dijo entonces la chica con su habitual sonrisa de siempre y esperando respuesta. Ya tenía preparada la receta especial y estaba muy orgullosa por ella. El horno sería su herramienta principal y el resto de artilugios también podían serle muy útiles. Los cuchillos ya estaban seleccionados en su mente. Usaría el de sierra para hacer cortes algo más “sucios” y de esa forma poder hacer una cosita especial con las especias. Sonrió pensando solo en ello y después de unos momentos volvió al mundo real. Miró al chico de nuevo a los ojos y esperó sus palabras mientras daba un par de saltitos emocionada.
- ¡Deathstroke-san! – Gritó con una sonrisa dulce mientras se lanzaba hacia él para abrazarle lo más rápido posible.
No podía creerse que alguien del barco que empezaba a hablarle estuviese justo allí. Con el resto se llevaba como si fuesen meros desconocidos. Rio un poco al pensar en la cara del chico cuando ella tratase de recuperar la comida de alguna forma, pero estaba perdiendo las esperanzas al mismo tiempo que él masticaba. Soltó un pequeño suspiro y acto seguido se rascó la cabeza un poco pensativa. No le iba a decir que había usado su nombre para librarse de una persona molesta, por lo que simplemente le sacó la lengua de forma divertida. Trataba de parecer calmada totalmente después de lo pasado con Dexter y acto seguido desvió la mirada a otro lado tras recordarlo. Negó un poco con la cabeza y acto seguido caminó unos pasos hacia donde estaba el segundo al mando de la banda.
- ¿Qué hacías por aquí? Estoy segura de que no te han mandado a seguirme ni nada, por lo que supongo que encontrarnos ha sido una enorme casualidad. Justo llevaba estas cosas para haceros una cena lo más rica posible.
Dijo entonces la chica con su habitual sonrisa de siempre y esperando respuesta. Ya tenía preparada la receta especial y estaba muy orgullosa por ella. El horno sería su herramienta principal y el resto de artilugios también podían serle muy útiles. Los cuchillos ya estaban seleccionados en su mente. Usaría el de sierra para hacer cortes algo más “sucios” y de esa forma poder hacer una cosita especial con las especias. Sonrió pensando solo en ello y después de unos momentos volvió al mundo real. Miró al chico de nuevo a los ojos y esperó sus palabras mientras daba un par de saltitos emocionada.
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La chica pareció alegrarse mucho al verme, tanto que de la emoción se abalanzó sobre mí para darme un abrazo al grito del apodo que llevaba años acompañándome, sin embargo, la sonrisa de la chica fue desapareciendo a medida que iba masticando la comida que le había robado, hasta el punto que soltó un suspiro. No parecía haberle sentado bien eso, y ahora se lo compensaría comprándole otra cosa que se le antojase. La joven cocinera, tras sacarme la lengua se interesó por lo que andaba haciendo por allí, dando por supuesto que no tenía órdenes de que la siguiese.
-Pues lamento decírtelo – dije recordando el momento en el que llegué a la catedral de Síderos – la verdad es que me manda el capitán para que me asegure de que su pequeño postre llega bien para la cena – le dije en un tono calmado mientras sonreía, esperé a ver su reacción durante un momento, suponía que pasaría algo parecido como en el momento pasado y me resultaba divertido verle de esa forma, sin embargo no era una mala persona y acabé contándole la verdad – Nah, es broma, estaba por aquí haciendo algo de turismo, y en un momento te percibí y vine a ver que se cocía por aquí - Dije más a mi forma de ser un poco seria mientras comenzaba a caminar – ¿Te apetece que te compre otra de esas brochetas?, o ¿quieres otra cosa?.
Nunca había hablado con la chica desde que entramos en la banda, que fue casi a la vez, y la primera vez que nos habíamos dirigido la palabra había sido en la última guerra, y había sido bastante agradable, y quizás a partir de ese momento decidiese salir más de mi camarote, aunque fuese a leer a la biblioteca, podría conocer al resto de la banda de forma más cercana al igual que pasaba con el capitán y Worgulv. De pronto me percaté en la bolsa que llevaba en la mano, dado el lugar en el que estábamos, lo más posible es que resultase ser la cena, e imaginaba que con una gran receta como ya era costumbre en nuestra cocinera.
-¿Necesitas algo más para la cena? Algo en lo que pueda ayudar – la pregunta iba en serio, pero en la cocina no era una persona muy diestra y por ello esperaba que no me pidiese ese tipo de ayuda, aunque si me lo pedía intentaría hacerlo lo mejor que pudiese, mientras me coloqué a su lado iniciando la ruta y saqué el primero de los libros que me había entregado el genio para empezar a leerlo.
-Pues lamento decírtelo – dije recordando el momento en el que llegué a la catedral de Síderos – la verdad es que me manda el capitán para que me asegure de que su pequeño postre llega bien para la cena – le dije en un tono calmado mientras sonreía, esperé a ver su reacción durante un momento, suponía que pasaría algo parecido como en el momento pasado y me resultaba divertido verle de esa forma, sin embargo no era una mala persona y acabé contándole la verdad – Nah, es broma, estaba por aquí haciendo algo de turismo, y en un momento te percibí y vine a ver que se cocía por aquí - Dije más a mi forma de ser un poco seria mientras comenzaba a caminar – ¿Te apetece que te compre otra de esas brochetas?, o ¿quieres otra cosa?.
Nunca había hablado con la chica desde que entramos en la banda, que fue casi a la vez, y la primera vez que nos habíamos dirigido la palabra había sido en la última guerra, y había sido bastante agradable, y quizás a partir de ese momento decidiese salir más de mi camarote, aunque fuese a leer a la biblioteca, podría conocer al resto de la banda de forma más cercana al igual que pasaba con el capitán y Worgulv. De pronto me percaté en la bolsa que llevaba en la mano, dado el lugar en el que estábamos, lo más posible es que resultase ser la cena, e imaginaba que con una gran receta como ya era costumbre en nuestra cocinera.
-¿Necesitas algo más para la cena? Algo en lo que pueda ayudar – la pregunta iba en serio, pero en la cocina no era una persona muy diestra y por ello esperaba que no me pidiese ese tipo de ayuda, aunque si me lo pedía intentaría hacerlo lo mejor que pudiese, mientras me coloqué a su lado iniciando la ruta y saqué el primero de los libros que me había entregado el genio para empezar a leerlo.
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Los perlados ojos de la joven continuaban clavados en la persona que tenía delante. Esperaba sus palabras con calma y finalmente las dijo. La reacción de la morena en otro momento habría sido el de sonrojarse y darle empujoncitos, pero fue una muy distinta. Su rostro se mostró calmado, su sonrisa continuaba y sus manos estaban en los bolsillos ¿No podía dejar de sonreír? Tal vez ya no se sabía cuándo Hinori fingía ser feliz o cuando lo estaba. Se mantuvo callada sin creerse aquello mientras continuaba mirando fijamente al segundo al mando con calma. Durante unos segundos ladeó la mirada a otro lado sin borrar su falsa sonrisa. Terminó soltando un enorme suspiro y finalmente escuchó a Deathstroke confesarle que era broma. Tal vez él no sabía nada y no pensaba culparle. Después de ofrecerle comprarle algo negó con la cabeza lentamente.
- No es necesario, Death-san. Tampoco creí la broma en ningún momento. Dexter-sama ya me rechazó después de la guerra… – Dijo en un tono “feliz” mientras movía la mano de un lado a otro tratando de quitarle importancia.
Escuchó su pregunta y se quedó un poco pensativa. La verdad es que no había nada que comprar, pero ya que nombró lo del postre le dio una buena idea. Tal vez una pizza de chocolate podía ser algo que llenase demasiado, pero sabía que había tipos grandes en la banda. Fue entonces cuando asintió con la cabeza despacio. Le miró durante unos segundos y después le habló en su tono dulce habitual.
- Puedo hacer de postre una pizza a partir de masa y chocolates distintos. Estoy segura de que eso podría funcionar muy bien. Podemos ir a comprar a una tienda especializada en eso y no creo que nos cueste encontrarla… ¡Busquemos pues!
Le dijo gritando en mitad de la plaza levantando el dedo pulgar. La cocina era lo único que le quedaba para ser feliz, quitando los entrenamientos que realizaba en solitario. Era curioso que volviese a sentirse tan mal después de tanto tiempo, pero sabía de sobra que era su destino. Ahora su objetivo era el de volverse extremadamente poderosa y vencer a su capitán. Así le mostraría que podía cuidarse sola y que la aceptase de una vez. Ella no pensaba rendirse y si tenía que vivir sumida en la tristeza así lo haría. Tampoco es que fuese algo nuevo.
- No es necesario, Death-san. Tampoco creí la broma en ningún momento. Dexter-sama ya me rechazó después de la guerra… – Dijo en un tono “feliz” mientras movía la mano de un lado a otro tratando de quitarle importancia.
Escuchó su pregunta y se quedó un poco pensativa. La verdad es que no había nada que comprar, pero ya que nombró lo del postre le dio una buena idea. Tal vez una pizza de chocolate podía ser algo que llenase demasiado, pero sabía que había tipos grandes en la banda. Fue entonces cuando asintió con la cabeza despacio. Le miró durante unos segundos y después le habló en su tono dulce habitual.
- Puedo hacer de postre una pizza a partir de masa y chocolates distintos. Estoy segura de que eso podría funcionar muy bien. Podemos ir a comprar a una tienda especializada en eso y no creo que nos cueste encontrarla… ¡Busquemos pues!
Le dijo gritando en mitad de la plaza levantando el dedo pulgar. La cocina era lo único que le quedaba para ser feliz, quitando los entrenamientos que realizaba en solitario. Era curioso que volviese a sentirse tan mal después de tanto tiempo, pero sabía de sobra que era su destino. Ahora su objetivo era el de volverse extremadamente poderosa y vencer a su capitán. Así le mostraría que podía cuidarse sola y que la aceptase de una vez. Ella no pensaba rendirse y si tenía que vivir sumida en la tristeza así lo haría. Tampoco es que fuese algo nuevo.
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La reacción de la chica tras darle mi respuesta me sorprendió bastante, había dado por supuesto que se enfadaría o que reaccionaría de alguna manera más alterada al decirle aquello. Sin embargo, la joven permaneció calmada y sonriendo, aunque sí apartó la vista de mí mirando hacia otro lado. Parecía mucho más madura que durante la guerra, y era posible que, aunque no lo demostrase con hechos, mis palabras le hubiesen hecho bastante daño. La cocinera, aun así, me respondió que no se había creído la broma, y movía la mano de forma que me daba a entender que no había tenido importancia. Sin embargo, en mi calidad de médico, aunque no me centrase en conocer la mente de una persona, sabía que realmente le había dolido mi comentario.
Tras esto la chica se mantuvo cayada durante un momento, para luego salir con una idea para un postre para la comida. Una pizza, esto hizo que la mirase extrañado, si no me equivocaba la pizza era un alimento salado, y cuando te decían postre, lo primero que venía a la cabeza era algo dulce. Sin embargo, lo “arregló” diciendo que sería de chocolate, sin duda Hinori, tenía una mente digna de estudio a la hora de innovar comidas nuevas, y lo extraño no era eso, sino que solían salirle casi siempre bien estas nuevas recetas.
-Tu eres la chef, si crees que son buena idea, vamos pues a buscar lo necesario – le dije, aunque no muy convencido de la “brillante” idea que había tenido.
Sin dudar más, comencé a caminar junto a la cocinera en busca de la tienda especializada que vendiese lo que la chica quería en concreto, ya que yo no tenía demasiada idea. Mientras caminábamos, saqué el primer volumen de la saga de libros que me había regalado el genio tras la guerra. No sabía cómo serían, y ya habían pasado unos días desde que terminé el último que libro que estaba leyendo y ya tenía intriga por saber cómo eran. Además, esto quizás me ayudase a encontrar alguna forma de compensar a la chica por mi comentario.
Tras esto la chica se mantuvo cayada durante un momento, para luego salir con una idea para un postre para la comida. Una pizza, esto hizo que la mirase extrañado, si no me equivocaba la pizza era un alimento salado, y cuando te decían postre, lo primero que venía a la cabeza era algo dulce. Sin embargo, lo “arregló” diciendo que sería de chocolate, sin duda Hinori, tenía una mente digna de estudio a la hora de innovar comidas nuevas, y lo extraño no era eso, sino que solían salirle casi siempre bien estas nuevas recetas.
-Tu eres la chef, si crees que son buena idea, vamos pues a buscar lo necesario – le dije, aunque no muy convencido de la “brillante” idea que había tenido.
Sin dudar más, comencé a caminar junto a la cocinera en busca de la tienda especializada que vendiese lo que la chica quería en concreto, ya que yo no tenía demasiada idea. Mientras caminábamos, saqué el primer volumen de la saga de libros que me había regalado el genio tras la guerra. No sabía cómo serían, y ya habían pasado unos días desde que terminé el último que libro que estaba leyendo y ya tenía intriga por saber cómo eran. Además, esto quizás me ayudase a encontrar alguna forma de compensar a la chica por mi comentario.
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Hinori caminaba con una sonrisa dulce en sus labios junto a su compañero. Solo tenían que hallar una panadería abierta o algo por el estilo, pues tampoco era algo tan difícil de encontrar en una enorme isla como aquella. Era peligroso que ambos fuesen tranquilamente a la luz del día tan cerca de una de las mayores bases del gobierno mundial, pero eso era lo divertido de ser una banda de piratas tan conocida. Ambos tenían medios para librarse perfectamente de lo que pudiese pasar en caso de huida o combate. Ella miraba las personas ir de un lado a otro haciendo distintas tareas y se dio cuenta de la vida tan aburrida que podía llegar a ser aquello. No se arrepentía de haber seguido a Dexter, aunque le doliese de por vida estar a su lado. Contuvo una mueca de tristeza y se dio cuenta de que su compañero leía algo.
Ladeó un poco la cabeza y acto seguido tuvo algo de curiosidad. Parecía ser una especie de libro con el que… Leer. Claro, los libros servían para eso. No sabía si podía ser una historia o más bien distintos mapas o explicaciones científicas. Podía ser cualquier cosa. Ella se arrimó un poco más a él de forma disimulada y de repente tomó su brazo derecho con ambas manos mientras alzaba la cabeza un poco por encima del hombro de él. Tenía una expresión inocente y curiosa al mismo tiempo. Su boca estaba abierta levemente y su ojos algo más abiertos de lo normal. Trataba de leer las letras a ver si entendía algo, pero decidió entonces preguntarle a él debido a la pereza que le daba.
- Death-san ¿Qué estás leyendo? ¿Es privado? – Le preguntó entonces cayendo en la cuenta y apartando rápidamente la mirada del libro. No quería ofenderle.
No tardaron mucho en llegar a lo que parecía ser un local similar al que buscaba la morena. Olía a pan recién hecho y eso hizo que ella mostrase una sonrisa amigable. Allí obtendría una buena harina para hacer ella misma la masa, pues no quería nada que estuviese ya preparado. Una gotita de sudor cayó por su frente debido al vapor caluroso que salía de aquel sitio. Entonces le dijo a su compañero que esperase un momento y pasó al interior. Al cabo de unos dos minutos salió con una bolsa más y una expresión calmada.
- El resto lo tengo en el barco, por lo que podemos hacer otra cosa si lo deseas. – Mencionó soltando una leve y dulce risita.
Ladeó un poco la cabeza y acto seguido tuvo algo de curiosidad. Parecía ser una especie de libro con el que… Leer. Claro, los libros servían para eso. No sabía si podía ser una historia o más bien distintos mapas o explicaciones científicas. Podía ser cualquier cosa. Ella se arrimó un poco más a él de forma disimulada y de repente tomó su brazo derecho con ambas manos mientras alzaba la cabeza un poco por encima del hombro de él. Tenía una expresión inocente y curiosa al mismo tiempo. Su boca estaba abierta levemente y su ojos algo más abiertos de lo normal. Trataba de leer las letras a ver si entendía algo, pero decidió entonces preguntarle a él debido a la pereza que le daba.
- Death-san ¿Qué estás leyendo? ¿Es privado? – Le preguntó entonces cayendo en la cuenta y apartando rápidamente la mirada del libro. No quería ofenderle.
No tardaron mucho en llegar a lo que parecía ser un local similar al que buscaba la morena. Olía a pan recién hecho y eso hizo que ella mostrase una sonrisa amigable. Allí obtendría una buena harina para hacer ella misma la masa, pues no quería nada que estuviese ya preparado. Una gotita de sudor cayó por su frente debido al vapor caluroso que salía de aquel sitio. Entonces le dijo a su compañero que esperase un momento y pasó al interior. Al cabo de unos dos minutos salió con una bolsa más y una expresión calmada.
- El resto lo tengo en el barco, por lo que podemos hacer otra cosa si lo deseas. – Mencionó soltando una leve y dulce risita.
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La chica caminó junto a mí mientras íbamos en busca de una tienda abierta donde comprar los ingredientes que faltaban para que la cocinera pudiera realizar su receta. Por mi parte, no sabía dónde buscar y en caso de necesitarlo lo encontraba de casualidad, por lo que confié en el conocimiento de la joven para encontrar lo que necesitaba. Las calles tenían bastante gente también haciendo sus quehaceres, viendo tanta gente pude deducir que la isla tenía una gran vida y por ello un buen comercio con otras islas para poder tener una gran variedad de productos.
Por otra parte, iba atento a nuestro alrededor, aunque intenté que pareciese lo más despreocupado posible mientras iba leyendo. La razón era simple, la isla estaba bajo el amparo del gobierno, y aunque por mi parte no tuviese recompensa, Hinori si la tenía y podían reconocerla y por ello podríamos sufrir algún altercado con los agentes, aunque no me preocupaba demasiado. Fue entonces cuando me percaté de que la joven se había arrimado más a mí, incluso se había inclinado intentando colocar la cabeza sobre mi hombro.
Esto me hizo ponerme algo más alerta y miré a mi alrededor por si la joven había visto algo que nos pusiese en peligro y poder reaccionar a esto, pero no vi nada. Sin embargo, me hizo sentirme algo estúpido cuando me preguntó por lo que estaba leyendo. No era algo alarmante, ni los típicos libros subidos de tono que leía, así que bajé el brazo para que estuviese más a su altura y dejé que leyese si gustaba. Estaba en una parte en la que un hombre tiraba a un niño por la ventana por haberle pillado manteniendo relaciones con una mujer, lo que quizás le pareciese raro a la chica, o no, lo que me resultaría raro a mí.
-Puedes leerlo si quieres, no es privado. De hecho, cuando termine el libro si quieres te lo dejo leer.
No tardamos demasiado en llegar a la tienda que mejor le pareció a la joven. Tras alegrarse por encontrar lo que quería, entró a la tienda y compró lo que necesitaba, y cuando salió me dijo que tenía todo lo que necesitaba, por lo que podíamos ir al barco a preparar la comida.
Por otra parte, iba atento a nuestro alrededor, aunque intenté que pareciese lo más despreocupado posible mientras iba leyendo. La razón era simple, la isla estaba bajo el amparo del gobierno, y aunque por mi parte no tuviese recompensa, Hinori si la tenía y podían reconocerla y por ello podríamos sufrir algún altercado con los agentes, aunque no me preocupaba demasiado. Fue entonces cuando me percaté de que la joven se había arrimado más a mí, incluso se había inclinado intentando colocar la cabeza sobre mi hombro.
Esto me hizo ponerme algo más alerta y miré a mi alrededor por si la joven había visto algo que nos pusiese en peligro y poder reaccionar a esto, pero no vi nada. Sin embargo, me hizo sentirme algo estúpido cuando me preguntó por lo que estaba leyendo. No era algo alarmante, ni los típicos libros subidos de tono que leía, así que bajé el brazo para que estuviese más a su altura y dejé que leyese si gustaba. Estaba en una parte en la que un hombre tiraba a un niño por la ventana por haberle pillado manteniendo relaciones con una mujer, lo que quizás le pareciese raro a la chica, o no, lo que me resultaría raro a mí.
-Puedes leerlo si quieres, no es privado. De hecho, cuando termine el libro si quieres te lo dejo leer.
No tardamos demasiado en llegar a la tienda que mejor le pareció a la joven. Tras alegrarse por encontrar lo que quería, entró a la tienda y compró lo que necesitaba, y cuando salió me dijo que tenía todo lo que necesitaba, por lo que podíamos ir al barco a preparar la comida.
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El tema de aquel libro había dejado un poco confusa a la morena, pues tan solo leyó algo de un crío cayendo por una ventana o algo así. Tampoco es que le sentara mal que su compañero leyese cosas violentas, cada cual era libre de hacer lo que quisiese. Esperaba que él no disfrutase tirando a niños por las ventanas. Era algo que la tenía un poco preocupada ahora. Cuando terminó de comprar en la tienda salió con una sonrisa increíble. Se había olvidado totalmente del libro y ahora quería hacer de comer cuanto antes para que todos probasen sus recetas. En cuanto preguntó al segundo al mando, él dijo que le daba lo mismo y por ello se quedó un poco pensativa. Se rascó la cabeza unos segundos y momentos después cerró los ojos. En su rostro había una expresión algo más seria de lo normal y después lo decidió.
- Quiero hacer lo que más te guste a ti. Podemos divertirnos de la forma que prefieras ¡Así podré lograr caerte mejor! – Dijo bastante ilusionada mientras ahora le miraba con ojitos.
Hinori tenía la ilusión de poder llevarse muy bien con Death, pues en él veía el amigo que nunca tuvo, o al menos, uno de verdad. La única persona de la banda en la que confió resultó ser un maldito egoísta que solo se preocupaba por sí mismo. Le miró de forma animada y después de unos momentos pensó un poco. Se dio cuenta de que le gustaban los libros y por aquella razón tal vez podía hacer algo al respecto. Se colocó unos segundos el dedo índice en los labios y acto seguido mostró una sonrisa. Saltó hacia él y le colocó ambas manos en el pecho (dejando la bolsa antes en el suelo). Se notaba muy ilusionada y lo siguiente que hizo fue hablarle en un tono amable y dulce.
- Te gustan mucho los libros. Tal vez podamos ir a una biblioteca y comprar dos iguales. Después cuando terminemos podemos comentarlos y compartir opiniones de la historia.
En cuanto le dijo aquello se mantuvo expectante esperando una respuesta. A ella le fascinaba el género de terror, pero debía admitir que luego le daba un poco de miedo. Teniendo en cuanta que siempre estaba sola en el barco, tenía motivos para asustarse. Por las noches dormía arropada al máximo y con los ojos cerrados con fuerza. Incluso cuando iba al baño lo hacía con algo de miedo si era muy tarde. Al menos eso pasaba cuando veía la luz, a alguien despierto o cuando estaba cocinando.
- Quiero hacer lo que más te guste a ti. Podemos divertirnos de la forma que prefieras ¡Así podré lograr caerte mejor! – Dijo bastante ilusionada mientras ahora le miraba con ojitos.
Hinori tenía la ilusión de poder llevarse muy bien con Death, pues en él veía el amigo que nunca tuvo, o al menos, uno de verdad. La única persona de la banda en la que confió resultó ser un maldito egoísta que solo se preocupaba por sí mismo. Le miró de forma animada y después de unos momentos pensó un poco. Se dio cuenta de que le gustaban los libros y por aquella razón tal vez podía hacer algo al respecto. Se colocó unos segundos el dedo índice en los labios y acto seguido mostró una sonrisa. Saltó hacia él y le colocó ambas manos en el pecho (dejando la bolsa antes en el suelo). Se notaba muy ilusionada y lo siguiente que hizo fue hablarle en un tono amable y dulce.
- Te gustan mucho los libros. Tal vez podamos ir a una biblioteca y comprar dos iguales. Después cuando terminemos podemos comentarlos y compartir opiniones de la historia.
En cuanto le dijo aquello se mantuvo expectante esperando una respuesta. A ella le fascinaba el género de terror, pero debía admitir que luego le daba un poco de miedo. Teniendo en cuanta que siempre estaba sola en el barco, tenía motivos para asustarse. Por las noches dormía arropada al máximo y con los ojos cerrados con fuerza. Incluso cuando iba al baño lo hacía con algo de miedo si era muy tarde. Al menos eso pasaba cuando veía la luz, a alguien despierto o cuando estaba cocinando.
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Tras mi respuesta, la joven morena se quedó pensativa pensando en que hacer. Pero pareció que no se le ocurrió nada, y me pasó la bola nuevamente sobre algo que podríamos hacer para hacer tiempo. A joven se justificó en que quería hacer algo que a mí me gustase para que ella me cayese mejor, aunque en mi opinión, ya me caía bien, había luchado junto a ella y estaba dispuesto a luchar por ella en caso de que lo necesitase. Esto me hizo pensar también que era lo que podríamos hacer, y cerrando el libro comencé a pensar en algo que nos gustase a ambos.
-No te preocupes por caerme mejor Hinori, si no lo hicieses ya, no te protegería en caso de ser necesario, y actualmente lo haría sin pensarlo dos veces – le dije a la chica, mientras le ponía mi mano izquierda en la cabeza y se la frotaba despacio en un gesto cariñoso.
La chica pareció que se puso a pensar pues se puso algo más seria y puso cara de estar haciéndolo, sin duda para ella era algo importante, por lo que no podía defraudarla. De pronto Hinori dejó la bolsa en el suelo y puso sus manos en el pecho, y si no la hubiese visto tan ilusionada, me habría preguntado que le pasaba o si se había olvidado de comprar algo. Resultó ser que la joven quería que nos comprásemos algún libro igual ambos para que pudiésemos debatir sobre él y contarnos si nos había gustado o no.
-Está bien, si es lo que quieres, vayamos a una librería, quizás encuentre algo nuevo que leer que te pueda gustar y así te aficiones también, y yo tal vez algún libro nuevo.
Esperaba que encontrar algún libro que tuviese algún tema de aventuras, con un mudo de poderes, y guerras, aunque fuese algo que era común, mis libros habituales de lectura como eran los de tono picantes, posiblemente no le gustasen e hiciesen que la chica me mirase raro por mis gustos, y como no sabía bien que era lo que le gustaba, empezaría por un tema tradicional que era por lo general lo que más gustaba.
-No te preocupes por caerme mejor Hinori, si no lo hicieses ya, no te protegería en caso de ser necesario, y actualmente lo haría sin pensarlo dos veces – le dije a la chica, mientras le ponía mi mano izquierda en la cabeza y se la frotaba despacio en un gesto cariñoso.
La chica pareció que se puso a pensar pues se puso algo más seria y puso cara de estar haciéndolo, sin duda para ella era algo importante, por lo que no podía defraudarla. De pronto Hinori dejó la bolsa en el suelo y puso sus manos en el pecho, y si no la hubiese visto tan ilusionada, me habría preguntado que le pasaba o si se había olvidado de comprar algo. Resultó ser que la joven quería que nos comprásemos algún libro igual ambos para que pudiésemos debatir sobre él y contarnos si nos había gustado o no.
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Esperaba que encontrar algún libro que tuviese algún tema de aventuras, con un mudo de poderes, y guerras, aunque fuese algo que era común, mis libros habituales de lectura como eran los de tono picantes, posiblemente no le gustasen e hiciesen que la chica me mirase raro por mis gustos, y como no sabía bien que era lo que le gustaba, empezaría por un tema tradicional que era por lo general lo que más gustaba.
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La joven cerró los ojos al sentir la mano derecha de su compañero. Fue una sensación bastante agradable y por ello se quedó quieta y algo tímida. Una mano acariciándole la cabeza ¿Cuándo había recibido eso en el barco? Estaba un poco confusa, pero realmente bastante feliz. No reconoció aquella sensación, pero fue demasiado buena. Aquello era mejor que haber mordido su comida favorita o incluso mejor que una buena pelea. Estaba emocionada por aquella muestra de cariño que había recibido y por sus palabras. Tal vez no todos eran como la rata de Ushio y por ello no tardó en pegarse un poco más y mover la cabeza levemente, indicando que le gustaba mucho.
Tras unos momentos empezó a caminar junto a él de forma calmada. Se notaba una sonrisa dulce en su rostro y con motivo. Entonces llegaron a la librería y ella entró rápidamente. Se puso a mirar algunos libros que había en las estanterías. Parecía guiarse más por las portadas que por el contenido. Entonces se fijó en uno que la hizo ladear la cabeza. Podía verse una especie de anillo dorado y cuando le dio la vuelta se puso a leer el resumen un poco por encima. Hablaban de seres fantásticos, guerras y un objeto indestructible que atraía las fuerzas del mal. La morena entonces cogió dos ejemplares y los compró sin pensárselo. Entonces le entregó uno a su compañero y le sonrió de forma dulce.
- Creo que este puede ser divertido. Por cierto, Deathstroke…
Dijo con un tono algo tímido sin atreverse. Le había gustado muchísimo la sensación y quería volver a repetirla. Esperaba que no fuera mucho pedir. Últimamente su vida era entrar a la cocina, dejar todo hecho y volver a su cuarto a dormir o a mirar el techo. Se sentía muy sola y el gesto de cariño de su compañero la había emocionado demasiado. Entonces tragó un poco de saliva y después le dedicó una mirada amable.
- ¿Me podrías volver a acariciar la cabeza de nuevo? Llevo muchos años… No… Nunca he sentido algo así de alguien de la banda. Ha sido muy agradable. – Dijo entonces mientras le dedicaba una dulce sonrisa y le miraba con ilusión.
Su tono era algo bajo, se notaba que no quería que nadie lo supiese y que le daba algo de vergüenza decirlo. Ahora solo quedaba ver la reacción de él, ella esperaba que no se lo tomase a mal ni nada parecido.
Tras unos momentos empezó a caminar junto a él de forma calmada. Se notaba una sonrisa dulce en su rostro y con motivo. Entonces llegaron a la librería y ella entró rápidamente. Se puso a mirar algunos libros que había en las estanterías. Parecía guiarse más por las portadas que por el contenido. Entonces se fijó en uno que la hizo ladear la cabeza. Podía verse una especie de anillo dorado y cuando le dio la vuelta se puso a leer el resumen un poco por encima. Hablaban de seres fantásticos, guerras y un objeto indestructible que atraía las fuerzas del mal. La morena entonces cogió dos ejemplares y los compró sin pensárselo. Entonces le entregó uno a su compañero y le sonrió de forma dulce.
- Creo que este puede ser divertido. Por cierto, Deathstroke…
Dijo con un tono algo tímido sin atreverse. Le había gustado muchísimo la sensación y quería volver a repetirla. Esperaba que no fuera mucho pedir. Últimamente su vida era entrar a la cocina, dejar todo hecho y volver a su cuarto a dormir o a mirar el techo. Se sentía muy sola y el gesto de cariño de su compañero la había emocionado demasiado. Entonces tragó un poco de saliva y después le dedicó una mirada amable.
- ¿Me podrías volver a acariciar la cabeza de nuevo? Llevo muchos años… No… Nunca he sentido algo así de alguien de la banda. Ha sido muy agradable. – Dijo entonces mientras le dedicaba una dulce sonrisa y le miraba con ilusión.
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La pequeña caricia que le había hecho a la joven pareció ser bien recibida por la chica, incluso con sus gestos dejó claro que le había gustado mucho. Por alguna razón se quedó parada cuando me puse a caminar en una dirección aleatoria, pero esta me alcanzó rápido y parecía más calmada que antes. Nuestros pasos parecieron llegar a una pequeña librería, sin duda tenía suerte para estas cosas, o por lo menos mi subconsciente sin quererlo me llevaba.
Entramos en la librería y nos pusimos a mirar libros para ver cual podía ser una buena opción para leer, aunque por mi parte, antes de pasar a la sección en la que podría encontrar un libro acorde a lo que buscaba, mis gustos me llevaron a otra sección, la sección picantona. Le eché una rápida ojeada, para ver nuevos libros que no tuviese, encontrando unos cuantos, pero preferí no cogerlos y tan solo aprenderme sus títulos para la próxima vez que pudiese pasarme a comprarlos. Hecho esto pasé a la sección en la que tenía que buscar. Aunque no tardando mucho Hinori vino hasta mí con un par de libros, la joven me entregó uno de los dos, y le comencé a echar un vistazo. Al parecer la joven ya había comprado los libros y creía que este podía entretenernos y gustarnos.
Luego comenzó una frase que la dejó a medias, parecía tímida. Esto me hizo mirar rápidamente el tema del libro ya que quizás fuese uno de los libros de tono picante que a mí me gustaban y a ella le parecían vergonzosos y por eso aquella actitud. Sin embargo, volví a la tranquilidad cuando lo leí y pude ver que no trataba de nada de eso. La chica continuó la frase, pidiéndome que le volviese a acariciar la cabeza como antes.
-JAJAJA. – no pude evitar reírme ante lo que me pidió, sin embargo, volví a ponerle la mano en la cabeza y acariciarle la cabeza – Seguro que el libro será divertido. – le respondí en un tono alegre.
Entramos en la librería y nos pusimos a mirar libros para ver cual podía ser una buena opción para leer, aunque por mi parte, antes de pasar a la sección en la que podría encontrar un libro acorde a lo que buscaba, mis gustos me llevaron a otra sección, la sección picantona. Le eché una rápida ojeada, para ver nuevos libros que no tuviese, encontrando unos cuantos, pero preferí no cogerlos y tan solo aprenderme sus títulos para la próxima vez que pudiese pasarme a comprarlos. Hecho esto pasé a la sección en la que tenía que buscar. Aunque no tardando mucho Hinori vino hasta mí con un par de libros, la joven me entregó uno de los dos, y le comencé a echar un vistazo. Al parecer la joven ya había comprado los libros y creía que este podía entretenernos y gustarnos.
Luego comenzó una frase que la dejó a medias, parecía tímida. Esto me hizo mirar rápidamente el tema del libro ya que quizás fuese uno de los libros de tono picante que a mí me gustaban y a ella le parecían vergonzosos y por eso aquella actitud. Sin embargo, volví a la tranquilidad cuando lo leí y pude ver que no trataba de nada de eso. La chica continuó la frase, pidiéndome que le volviese a acariciar la cabeza como antes.
-JAJAJA. – no pude evitar reírme ante lo que me pidió, sin embargo, volví a ponerle la mano en la cabeza y acariciarle la cabeza – Seguro que el libro será divertido. – le respondí en un tono alegre.
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Una venita apareció en la frente de la morena, la cual se marcó de forma bastante exagerada ¿De qué iba el cuervo con barba de oso? No podía permitirle que se riese de ella de esa forma. Las mejillas de la joven tomaron un leve color rojizo y apretó los dientes con fuerza. Entonces notó la mano de nuevo en su cabeza y se relajó un poco. Sintió aquellas agradable sensación de nuevo y se quedó quieta unos segundos, disfrutándolo. A los pocos segundos negó con la cabeza y clavó sus perlados ojos en los del comandante del dragón. Apretó los puños con fuerza y entonces gritó con toda su potencia mientras cerraba los ojos y estiraba los brazos hacia atrás.
- ¡Baka!
El gritó fue tan largo que duró unos siete segundos y provocó que la mayoría de miradas fueran hacia ellos. La morena entonces empezó a golpear a toda velocidad el brazo derecho de su compañero con las palmas de sus manos, aunque sin intención de hacerle daño, simples bofetadas suaves, aunque iban unas cinco por segundo. Al mismo tiempo negaba con la cabeza una y otra vez y miraba hacia abajo mientras hinchaba los mofletes en una escena un poco rara. Cuando terminó de desahogarse le dio la espalda cruzándose de brazos y notando la ceja derecha temblar. Ese maldito la había puesto en vergüenza de media isla. Entonces se giró y le señaló con el dedo índice.
- Si fueras la basura de Ushio, te partiría las piernas… Pero no lo eres. – Las primeras palabras fueron amenazantes, las siguiente dulces.
La joven se le lanzó entonces y trató de abrazarse a él riéndose un poco recordando lo pasado. Se le había pasado el mini enfado bastante rápido. Lo siguiente que hizo fue sonreírle y tomarle la mano mientras le indicaba que era hora de volver al barco. Empezó a reír suavemente y después soltó un pequeño suspiro. Estaba feliz de tener a alguien de la banda con el que poder hablar y no sentirse sola allí dentro. Aunque había tardado lo suyo en poder acercarse a alguien.
- ¡Hehehehehehe! – Empezó a reír mientras iba hacia el puerto.
- ¡Baka!
El gritó fue tan largo que duró unos siete segundos y provocó que la mayoría de miradas fueran hacia ellos. La morena entonces empezó a golpear a toda velocidad el brazo derecho de su compañero con las palmas de sus manos, aunque sin intención de hacerle daño, simples bofetadas suaves, aunque iban unas cinco por segundo. Al mismo tiempo negaba con la cabeza una y otra vez y miraba hacia abajo mientras hinchaba los mofletes en una escena un poco rara. Cuando terminó de desahogarse le dio la espalda cruzándose de brazos y notando la ceja derecha temblar. Ese maldito la había puesto en vergüenza de media isla. Entonces se giró y le señaló con el dedo índice.
- Si fueras la basura de Ushio, te partiría las piernas… Pero no lo eres. – Las primeras palabras fueron amenazantes, las siguiente dulces.
La joven se le lanzó entonces y trató de abrazarse a él riéndose un poco recordando lo pasado. Se le había pasado el mini enfado bastante rápido. Lo siguiente que hizo fue sonreírle y tomarle la mano mientras le indicaba que era hora de volver al barco. Empezó a reír suavemente y después soltó un pequeño suspiro. Estaba feliz de tener a alguien de la banda con el que poder hablar y no sentirse sola allí dentro. Aunque había tardado lo suyo en poder acercarse a alguien.
- ¡Hehehehehehe! – Empezó a reír mientras iba hacia el puerto.
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La joven morena, no pareció estar muy alegre al escuchar mi risa, esto pude notarlo al ver como una vena se le marcaba notoriamente en la frente “estoy seguro que de tener una aguja podría canalizar esa vena” pensé al verla. Podía notar que su presencia se endurecía y parecía llena de ira, ¿Qué había hecho? Tan solo reírme un poco de lo que había dicho, y acariciarle la cabeza un poco, con lo que se calmó un poco. Sin embargo, luego de esto me pegó un grito bastante largo, yo diría que excesivo y luego me comenzó a pegar a una gran velocidad en el brazo derecho, aunque sin ser poderosos estos.
Esto provocó que la gente que pasaba por la calle comenzase a mirarnos, a lo que tan solo pude soltar un suspiro. Y escuchar la agresividad en las siguientes palabras de Hinori sobre Ushio, para acabar con unas más dulces- Sin duda, la chica tenía un problema, y yo no iba a ser el médico que la tratase para ese mal. No porque no supiese, sino por seguridad, sacarle el tema incorrecto sería casi una muerte segura.
La chica se volvió a lanzar sobre mí y parecía contenta pues me abrazó nuevamente “pobre del que quiera tratar su bipolarismo” pensé mientras me dejaba llevar por la chica. Po lo que vi, tomo rumbo al puerto para ir de nuevo al barco; y sin razón aparente la cocinera comenzó a reírse.
-Ya que estás de buen humor, te reto a ver quién llega antes al puerto, y para darte ventaja no me puedo transformar.
Esto provocó que la gente que pasaba por la calle comenzase a mirarnos, a lo que tan solo pude soltar un suspiro. Y escuchar la agresividad en las siguientes palabras de Hinori sobre Ushio, para acabar con unas más dulces- Sin duda, la chica tenía un problema, y yo no iba a ser el médico que la tratase para ese mal. No porque no supiese, sino por seguridad, sacarle el tema incorrecto sería casi una muerte segura.
La chica se volvió a lanzar sobre mí y parecía contenta pues me abrazó nuevamente “pobre del que quiera tratar su bipolarismo” pensé mientras me dejaba llevar por la chica. Po lo que vi, tomo rumbo al puerto para ir de nuevo al barco; y sin razón aparente la cocinera comenzó a reírse.
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Una carrera, una proposición interesante si la velocidad de la joven no dejara tanto que desear. Ella era medio rápida en el aire, pero tampoco era mucho y estaba claro que Deathstroke era un maestro de la velocidad, incluso sin transformarse podría ser una increíble masa de rapidez seguramente. Debido a que no le pareció justo negó con la cabeza y continuó andando a un ritmo muy calmado. Podía ver ya el muelle y los distintos vehículos. Los caballos que iban por el mar también estaban allí, incluido un enorme de color azul con manchas verdes y una hermosa crin de color café. La joven entonces le dirigió una mirada calmada a su compañero y le sacó la lengua.
- No soy tan veloz, por lo que no acepto. Además, se podrían estropear los ingredientes de las bolsas. Si lo deseas te reto a ver quién puede meterse en el mar más tiempo sin usar técnicas y objetos. Tan solo ropa interior.
Sabía de sobra que al ser su compañero un usuario no podría y teniendo en cuenta que prohibió objetos y técnicas, sería una victoria fácil. De todas formas, no estaba hablando en serio y lo hizo saber riendo un poco y dándole un toque en el hombro. Lo siguiente que hizo fue hacer surgir sus dos alas blancas de la espalda y alzar un poco el vuelo mientras miraba rumbo a la dirección del barco. Lo siguiente que hizo fue guiñarle un ojo a su compañero y hablarle desde arriba en un tono bastante amable.
- Te preparé de merendar una empanadilla de carne picada y queso.
Nada más decir aquello empezó a escuchar algunos gritos en el puerto. Se dio cuenta de que una patrulla de unos diez marines miraban hacia ella apuntándola con rifles y ordenándole que bajase con las manos arriba. Ella simplemente ladeó la cabeza y soltó un suspiro. Ignorándolos bajó y se colocó al lado de su compañero mientras hinchaba un poco los mofletes.
- En serio ¿Por qué no pueden dejarme en paz ni para ir de compras? – Preguntó de forma retórica sabiendo ya el motivo, pero le daba demasiado coraje como para callárselo.
- No soy tan veloz, por lo que no acepto. Además, se podrían estropear los ingredientes de las bolsas. Si lo deseas te reto a ver quién puede meterse en el mar más tiempo sin usar técnicas y objetos. Tan solo ropa interior.
Sabía de sobra que al ser su compañero un usuario no podría y teniendo en cuenta que prohibió objetos y técnicas, sería una victoria fácil. De todas formas, no estaba hablando en serio y lo hizo saber riendo un poco y dándole un toque en el hombro. Lo siguiente que hizo fue hacer surgir sus dos alas blancas de la espalda y alzar un poco el vuelo mientras miraba rumbo a la dirección del barco. Lo siguiente que hizo fue guiñarle un ojo a su compañero y hablarle desde arriba en un tono bastante amable.
- Te preparé de merendar una empanadilla de carne picada y queso.
Nada más decir aquello empezó a escuchar algunos gritos en el puerto. Se dio cuenta de que una patrulla de unos diez marines miraban hacia ella apuntándola con rifles y ordenándole que bajase con las manos arriba. Ella simplemente ladeó la cabeza y soltó un suspiro. Ignorándolos bajó y se colocó al lado de su compañero mientras hinchaba un poco los mofletes.
- En serio ¿Por qué no pueden dejarme en paz ni para ir de compras? – Preguntó de forma retórica sabiendo ya el motivo, pero le daba demasiado coraje como para callárselo.
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Mi compañera no quiso aceptar la carrera, sabía que yo era muy rápido, más que ella y no le pareció algo justo, era una pena, porque yo no iba a correr y la iba a dejar ir hasta el barco o hasta que se diese cuenta de que yo no estaba participando, sin embargo, propuso un juego que en mi caso era casi imposible de realizar. Había propuesto una competición bajo el agua sin usar nada más que mudas, sin duda ella tenía ventaja, en mi caso una vez cayese al agua se acabaría todo, y ella podría nadar.
Antes de que pudiese darle una respuesta a Hinori, esta sacó en su espalda un par de alas y despegó del suelo diciéndome que me haría de merienda cuando llegásemos al barco. Pero apenas decirlo aparecieron unos marines que la apuntaron unos rifles y le ordenaron descender y levantar las manos. La chica tras un suspiro descendió hasta volverse a poner a mi lado, había aprovechado el que los marines estaban mirándola para activar la máscara de mi armadura y me ocultase el rostro de los marines. La marina aún no sabía cómo era físicamente, tan solo la armadura y esperaba que eso durase algún tiempo más, en lo que la cocinera descendió yo terminé de sacar toda la armadura para que cuando me viesen lo marines no me pudiesen identificar.
-Acepto – le dije a la chica una vez se posó de nuevo en el suelo.
Comencé a cambiar, haciéndome más alto y con rasgos de ave, mis brazos cambiaron a garras al igual que mis piernas y en mi espalda salieron un par de alas negras, estiré el brazo hacia los marines y haciendo uso de mi habilidad para manipular la humedad del aire, hice que poco a poco a nuestro alrededor y el de los marines se formase niebla, hasta el punto que la visibilidad en esta era casi nula.
-Marchémonos sin montar un escándalo – le pedí a la chica.
Antes de que pudiese darle una respuesta a Hinori, esta sacó en su espalda un par de alas y despegó del suelo diciéndome que me haría de merienda cuando llegásemos al barco. Pero apenas decirlo aparecieron unos marines que la apuntaron unos rifles y le ordenaron descender y levantar las manos. La chica tras un suspiro descendió hasta volverse a poner a mi lado, había aprovechado el que los marines estaban mirándola para activar la máscara de mi armadura y me ocultase el rostro de los marines. La marina aún no sabía cómo era físicamente, tan solo la armadura y esperaba que eso durase algún tiempo más, en lo que la cocinera descendió yo terminé de sacar toda la armadura para que cuando me viesen lo marines no me pudiesen identificar.
-Acepto – le dije a la chica una vez se posó de nuevo en el suelo.
Comencé a cambiar, haciéndome más alto y con rasgos de ave, mis brazos cambiaron a garras al igual que mis piernas y en mi espalda salieron un par de alas negras, estiré el brazo hacia los marines y haciendo uso de mi habilidad para manipular la humedad del aire, hice que poco a poco a nuestro alrededor y el de los marines se formase niebla, hasta el punto que la visibilidad en esta era casi nula.
-Marchémonos sin montar un escándalo – le pedí a la chica.
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Hinori mostró una expresión de entusiasmo cuando vio a su compañero entrar en aquel estado similar al de un precioso pájaro de color negro. Parecía ser un hombre urraca o algo por el estilo, ahora podía decirle plumífero en situaciones ocasionales. No se había olvidado de prepararle la merienda y por ello se concentró en lo que estaba sucediendo. Miró con calma a los marines, pero entonces aquella niebla se formó de la nada cegándolos. Fue cuando escuchó las palabras del segundo al mando y asintió con la cabeza. Debían irse cuanto antes para empezar con la estupenda merienda. Seguramente él iba a volar también, por lo que sin pensárselo ni un momento saltó a la espalda de él. Trató de abrazarle y entonces sacaría la lengua tan felizmente.
- Venga, es hora de irnos a cocinar. – En ese momento ella acercó un poco su rostro al oído del pirata y le dedicó una mirada dulce. – ¡Gracias por ser mi amigo!
Se notaba que estaba muy ilusionada, entonces podrían irse si él no había quedado sordo por el grito. Los marines se escuchan quejarse en la niebla, diciendo tonterías como que se habrían tirado al agua. Incluso se escucharon unos pocos disparos en la zona. Aquello hizo que la morena abriese los ojos algo más de la cuenta. Había que ser tan idiotas como Ushio para hacer eso. Soltó un suspiro y después se escuchó un grito.
- ¡Aaaaaah! ¡La concha de la lora! ¡Me diste en el fémur!
Aquella voz le hicieron algo de gracia a la joven, la cual empezó a reírse tranquilamente mientras continuaba tratando de agarrarse a Death si se había dejado. Pobre marine, recibir un tiro de su compañero por no ver nada debido a la cantidad de niebla que había en el lugar. La chica entonces soltó un pequeño suspiro.
- Bueno, pues vámonos. Esta gente creo que va a necesitar un poco de inteligencia antes que atreverse a meterse con los Blue Nocilla.
¿Por qué dijo aquello? Sabía de sombra que era Rose, incluso tenía el escudo tatuado en la espalda. Ya estaba pensando en la merienda, no podía evitar dejar de ser una golosa de primera categoría. Sacó la lengua por aquello y rio un poco después.
- Venga, es hora de irnos a cocinar. – En ese momento ella acercó un poco su rostro al oído del pirata y le dedicó una mirada dulce. – ¡Gracias por ser mi amigo!
Se notaba que estaba muy ilusionada, entonces podrían irse si él no había quedado sordo por el grito. Los marines se escuchan quejarse en la niebla, diciendo tonterías como que se habrían tirado al agua. Incluso se escucharon unos pocos disparos en la zona. Aquello hizo que la morena abriese los ojos algo más de la cuenta. Había que ser tan idiotas como Ushio para hacer eso. Soltó un suspiro y después se escuchó un grito.
- ¡Aaaaaah! ¡La concha de la lora! ¡Me diste en el fémur!
Aquella voz le hicieron algo de gracia a la joven, la cual empezó a reírse tranquilamente mientras continuaba tratando de agarrarse a Death si se había dejado. Pobre marine, recibir un tiro de su compañero por no ver nada debido a la cantidad de niebla que había en el lugar. La chica entonces soltó un pequeño suspiro.
- Bueno, pues vámonos. Esta gente creo que va a necesitar un poco de inteligencia antes que atreverse a meterse con los Blue Nocilla.
¿Por qué dijo aquello? Sabía de sombra que era Rose, incluso tenía el escudo tatuado en la espalda. Ya estaba pensando en la merienda, no podía evitar dejar de ser una golosa de primera categoría. Sacó la lengua por aquello y rio un poco después.
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Tras mis palabras, la joven, saltó sobre mí y se colocó en la espalda, parecía ser que quería que la llevase hasta el barco para empezar la merienda que iba a preparar. Luego de colocarse dio la orden de ir a cocinar, para luego agradecerme ser su amigo. Suponía que no era el único amigo que tenía en la banda, pero también era cierto que las relaciones que teníamos eran más bien escasas entre todos, siendo los que siempre habíamos estado juntos Dexter, Worgulv y yo, desde los tiempos con Legim, luego la familia creció.
-Rumbo a la cocina – le respondí a la joven levantando el vuelo.
Apenas nos habíamos elevado un poco y los marines comenzaron a decir estupideces en tierra, especulando sobre nuestra posición, cavilando que nos habíamos lanzado al agua. Sin embargo, lo que más me extraño fue que comenzasen a disparar a ciegas pues ningún disparo pareció dirigirse hacia el cielo, uno de los disparos dio en uno de los marines, quien se quejó del impacto en su pierna. Aquello era estúpido, parecía que los marines bajaban más el listón para hacer frente a los criminales, por lo que para evitar que hiciesen alguna estupidez mayor, como que le diesen a algún ciudadano liberé el haki del rey sobre estos dejándolos inconscientes. Luego me dirigí a al barco tras un comentario extraño de la joven llamando a la banda los Blue Nocilla.
-¿Acaso ahora somo chocolate? – le dije a la joven una vez aterrizamos en el barco.
-Rumbo a la cocina – le respondí a la joven levantando el vuelo.
Apenas nos habíamos elevado un poco y los marines comenzaron a decir estupideces en tierra, especulando sobre nuestra posición, cavilando que nos habíamos lanzado al agua. Sin embargo, lo que más me extraño fue que comenzasen a disparar a ciegas pues ningún disparo pareció dirigirse hacia el cielo, uno de los disparos dio en uno de los marines, quien se quejó del impacto en su pierna. Aquello era estúpido, parecía que los marines bajaban más el listón para hacer frente a los criminales, por lo que para evitar que hiciesen alguna estupidez mayor, como que le diesen a algún ciudadano liberé el haki del rey sobre estos dejándolos inconscientes. Luego me dirigí a al barco tras un comentario extraño de la joven llamando a la banda los Blue Nocilla.
-¿Acaso ahora somo chocolate? – le dije a la joven una vez aterrizamos en el barco.
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