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Suspiró de forma relajada mientras veía el horizonte desde la ventana de su habitación. No tenía nada que hacer ese día, salvo quizá, tener que entrenar, pero no se encontraba en las condiciones mentales cómo para hacer algo así. No se podía evitar cuestionarse si hizo lo correcto en dejar así a Milena, la respuesta; pensara lo que pensara, siempre era que no. No fue la forma correcta de hacerlo, pero tampoco tuvo tiempo como para procesar toda esa información. Iba a ser padre y se enteró de la mejor forma. ¿Qué tipo de hombre era? Siempre creyó que ser alguien sin uno lo haría mejor padre que cualquier otro, pero, al final, cayó en el mismo círculo vicioso. Bostezó con calma y miró sus espadas, estas estaban apoyadas en su pared. Se fijó en la de Kairoseki y recordó a Taiga. ¿Qué estaría haciendo él en estos momentos?
– Supongo que deberé devolverle esa espada… No la merezco. – Susurró.
Se estiró y entró. Agarró sus tres espadas y se las colocó donde correspondían, las dos que le había hecho Dexter en su espalda y la de Kairoseki en su cintura. Sacó, de su armario, una camiseta de color naranjo y se la colocó. Tomó un poco de agua y se decidió a salir del palacio y dar un paseo. Quizá eso lo ayudaba a pensar mejor y poder decidir su siguiente paso con mayor… Facilidad. En el camino, saludó a algunas personas que lo veían salir. Muchos de ellos le pedían que los entrenara en el uso de la espada, pero él se negaba… No porque no quería, sino porque no estaba en las condiciones como para ser maestro…. No de esa forma, además, el Ojo contaba con grandes maestros espadachines y ellos si estaban dispuesto a dar clases. Uno de los hombres del puerto lo detuvo y su mostro demostraba una extraña seriedad.
– Viene un barco sin una bandera clara. De hecho, puede decirse que no tiene ninguna – le dijo mientras lo obligaba a seguirlo al puerto. Ahí se dio cuenta del extraño barco que venía directo a la isla. – ¿Qué hacemos?
– Yo me encargo. Es un suicidio atacar la isla principal de un Yonkou, si es alguien sensato no debería haber problemas. – Le dijo con una suave sonrisa. El sujeto asintió y se fue. ¿Quién sería aquel visitante? No fue mala idea salir, después de todo, esto le iba a servir para relajarse.
– Supongo que deberé devolverle esa espada… No la merezco. – Susurró.
Se estiró y entró. Agarró sus tres espadas y se las colocó donde correspondían, las dos que le había hecho Dexter en su espalda y la de Kairoseki en su cintura. Sacó, de su armario, una camiseta de color naranjo y se la colocó. Tomó un poco de agua y se decidió a salir del palacio y dar un paseo. Quizá eso lo ayudaba a pensar mejor y poder decidir su siguiente paso con mayor… Facilidad. En el camino, saludó a algunas personas que lo veían salir. Muchos de ellos le pedían que los entrenara en el uso de la espada, pero él se negaba… No porque no quería, sino porque no estaba en las condiciones como para ser maestro…. No de esa forma, además, el Ojo contaba con grandes maestros espadachines y ellos si estaban dispuesto a dar clases. Uno de los hombres del puerto lo detuvo y su mostro demostraba una extraña seriedad.
– Viene un barco sin una bandera clara. De hecho, puede decirse que no tiene ninguna – le dijo mientras lo obligaba a seguirlo al puerto. Ahí se dio cuenta del extraño barco que venía directo a la isla. – ¿Qué hacemos?
– Yo me encargo. Es un suicidio atacar la isla principal de un Yonkou, si es alguien sensato no debería haber problemas. – Le dijo con una suave sonrisa. El sujeto asintió y se fue. ¿Quién sería aquel visitante? No fue mala idea salir, después de todo, esto le iba a servir para relajarse.
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El barco avanzaba a toda velocidad por aquellos peligrosos mares. Había sido una jodida suerte encontrar un barco con piloto automático. Lo mejor había sido llevárselo sin decir nada y a mitad del camino lanzar pintura blanca sobre el símbolo del gobierno mundial. Ahora parecía un pequeño navío sin bandera. En la cubierta podía verse una persona de tamaño alto. Sus cabellos rubios ondeaban un poco y su mirada estaba fija en la isla del yonkou. Dexter Black ¿Miedo? Ninguno. Aquella persona no conocía aquel sentimiento. Siempre iba con aquella sonrisa que le caracterizaba. No quería que se liaran a cañonazos con el barco, pues tenía que devolverlo en buen estado y sin pintura. Él sin embargo, portaba una camiseta blanca interior, una chaqueta negra con el símbolo del gobierno mundial y unos pantalones largos. Calzaba unas botas y en su espalda podía verse un taco de villar azul. También poseía una vaina de espada, pero estaba vacía.
Taiga sonrió de forma calmada y pulsó un botón del sistema electrónico del barco. Entonces saltó sin pensárselo hacia el mar. Cuando estuvo a punto de caer, golpeó el aire y con el geppou empezó a dirigirse hacia el puerto. Saltó al muelle de madera y clavó una rodilla en el suelo mientras entrecerraba los ojos. El luchador miró hacia arriba y clavó sus azulados ojos en Ushio. Había sido muy fácil encontrarlo a decir verdad. Llegó al punto de presentarse en aquel sitio solo. Vio que continuaba siendo más alto. El hombre que estaba junto al espadachín pudo ver el símbolo del gobierno en su chaqueta y por ello tragó saliva mientras retrocedía. El lobo se mantuvo callado mirando a su antiguo camarada a los ojos de forma seria. Después de haber tenido una reunión con Milena y acto seguido con Kasai, Castor y Xemnas, todo estaba aclarado. Su expresión como siempre era calmada y no inspiraba nada más que calma. El agente especial dio un paso hacia delante y acto seguido notó crujir un poco el muelle, debía controlar su fuerza.
- Ushio-kun…
Dijo simplemente mientras dejaba sus manos en los bolsillos y continuaba calmado. El viento sopló con fuerza. Un poco de oleaje se hizo presente y entonces el rubio soltó un suspiro cambiando su expresión a una un poco más seria.
- Milena ha muerto.
Fue lo único que alcanzó a decir. Se quedó mirándole a los ojos con seriedad y después arrugó el ceño. Estaba allí para decirle aquello y él comprendería que tanto el niño como la pelirroja ya no existían. Era su deber decir aquello.
Taiga sonrió de forma calmada y pulsó un botón del sistema electrónico del barco. Entonces saltó sin pensárselo hacia el mar. Cuando estuvo a punto de caer, golpeó el aire y con el geppou empezó a dirigirse hacia el puerto. Saltó al muelle de madera y clavó una rodilla en el suelo mientras entrecerraba los ojos. El luchador miró hacia arriba y clavó sus azulados ojos en Ushio. Había sido muy fácil encontrarlo a decir verdad. Llegó al punto de presentarse en aquel sitio solo. Vio que continuaba siendo más alto. El hombre que estaba junto al espadachín pudo ver el símbolo del gobierno en su chaqueta y por ello tragó saliva mientras retrocedía. El lobo se mantuvo callado mirando a su antiguo camarada a los ojos de forma seria. Después de haber tenido una reunión con Milena y acto seguido con Kasai, Castor y Xemnas, todo estaba aclarado. Su expresión como siempre era calmada y no inspiraba nada más que calma. El agente especial dio un paso hacia delante y acto seguido notó crujir un poco el muelle, debía controlar su fuerza.
- Ushio-kun…
Dijo simplemente mientras dejaba sus manos en los bolsillos y continuaba calmado. El viento sopló con fuerza. Un poco de oleaje se hizo presente y entonces el rubio soltó un suspiro cambiando su expresión a una un poco más seria.
- Milena ha muerto.
Fue lo único que alcanzó a decir. Se quedó mirándole a los ojos con seriedad y después arrugó el ceño. Estaba allí para decirle aquello y él comprendería que tanto el niño como la pelirroja ya no existían. Era su deber decir aquello.
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Se quedó tranquilo, de brazos cruzados mirando al barco. Su haki estaba activado y ya había detectado esa conocida presencia. Era Taiga. ¿Qué le traía por estas aguas tan lejanas? Lo último que había conocido de él, es que había ingresado en el Cipher Pol. Ir a la isla de un Yonkou era arriesgarlo todo, así que debía tener alguna razón de peso para ello o sino solo estaría perdiendo el tiempo. Aunque claro, solo era cosa de decir que nadie lo había visto y a nadie le importaría que él hubiera estado ahí. Si había un lugar seguro en el Nuevo Mundo, era el Ojo. Se quedó callado y sin decir ninguna palabra, esperó que él aterrizara. Tenía mucho de qué hablar y, para él, seguía siendo alguien de confianza, pese a que sus “bandos” dijeran que eran enemigos por naturaleza.
Escuchó sus palabras y su mundo se vino abajo, aunque… Sintió una leve vibración de su espada blanca. ¿Era una mentira? No… se negaba a creer que él mentiría con algo así. Se preguntó si Jin había sido el malnacido que la había matado, quería hacer mil cosas… Pero su cuerpo apenas respondía. Además, si era verdad, eso significaba que su hijo también había muerto. ¿Cómo demonios había permitido eso? No pudo evitar que algunas lágrimas cayeran por sus ojos. Quería hablar, pero las palabras no le salían. ¿Qué más iba a decir? Suspiró, se limpió las lágrimas y se obligó a tranquilizarse.
– ¿Por qué me vienes a decir eso? – susurró… Ya suficiente tenía con el cargo de conciencia de todo lo que había pasado en Sideros como para afrontar todo eso. – ¿Dónde está enterrada? No me niegues el derecho a conocer eso – le dijo, elevando la voz. Muchos de los presentes no entendían lo que pasaba y era mejor así. Miró a todos y cada uno se fue, dejándolos solos en el puerto. – ¿Sabes quién la mató o cómo murió? – Le preguntó… Con su voz quebrada, como su corazón y cada parte de su cuerpo.
Escuchó sus palabras y su mundo se vino abajo, aunque… Sintió una leve vibración de su espada blanca. ¿Era una mentira? No… se negaba a creer que él mentiría con algo así. Se preguntó si Jin había sido el malnacido que la había matado, quería hacer mil cosas… Pero su cuerpo apenas respondía. Además, si era verdad, eso significaba que su hijo también había muerto. ¿Cómo demonios había permitido eso? No pudo evitar que algunas lágrimas cayeran por sus ojos. Quería hablar, pero las palabras no le salían. ¿Qué más iba a decir? Suspiró, se limpió las lágrimas y se obligó a tranquilizarse.
– ¿Por qué me vienes a decir eso? – susurró… Ya suficiente tenía con el cargo de conciencia de todo lo que había pasado en Sideros como para afrontar todo eso. – ¿Dónde está enterrada? No me niegues el derecho a conocer eso – le dijo, elevando la voz. Muchos de los presentes no entendían lo que pasaba y era mejor así. Miró a todos y cada uno se fue, dejándolos solos en el puerto. – ¿Sabes quién la mató o cómo murió? – Le preguntó… Con su voz quebrada, como su corazón y cada parte de su cuerpo.
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Taiga apretó el puño derecho al ver al moreno empezar a llorar. Tal vez no debía de haber dicho aquello, pero quería que el espadachín estuviese lo más lejos posible de la chica. No quería volver a verle cerca de ella nunca más y aquella era la forma. Incluso podía haberse pasado, pero decidió por unos momentos no ser tan capullo. Negó varias veces con la cabeza y frunció un poco el ceño. Le costaba demasiado mentir en aquellas cosas y después de unos momentos tragó un poco de saliva. Debía decirle que todo estaba bien y al menos no dejarle con aquella maldición. Huevos tenía a suicidarse o a algo por el estilo. El rubio entonces soltó un intenso suspiro y se quedó mirándole a los ojos.
- Discúlpame, no es cierto. Milena vive, pero para ti está muerta.
Respondió con seriedad mientras ahora el viento aumentaba su fuerza. Taiga se veía realmente serio ahora, pero era lo que tenía. Se rascó un poco la cabeza y sacó su palo de villar mientras jugaba un poco con él y daba leves toquecitos en la madera del muelle. De hecho, uno de ellos hizo que una tabla cayese al agua. El monstruo que Ushio tenía delante era una bestia como las que no quedaban. En el cp lo tenían como un tesoro.
- Primero te fuiste de mi lado, después la dejaste a ella. Te prohíbo acercarte a ella, Ushio. En estas semanas ha encontrado la felicidad y tú tienes a sujetos peligrosos tras tu cabeza. Por el niño no debes preocuparte, pues yo cuidaré de él. – Respondió con bastante seriedad mientras le miraba.
A él también le estaba doliendo decirle aquello. De hecho, Taiga notaba su pecho vibrar bastante al estar diciéndole las verdades tan crudas y directas. Caminó un poco por alrededor de moreno, mirando al suelo y moviendo su palo de villar a una velocidad y elegancia increíbles. El arma a veces parecía desaparecer de la vista incluso. El lobo cerró los ojos despacio y después miró lentamente las espadas del chico, hasta que encontró un mango que pudo reconocer.
- He venido a por la espada que te di hace tiempo. Esa arma fue entregada a mi fiel compañero, a un buen amigo y a un buen chico… Esa persona ha muerto. De hecho, ahora que tienes tu sueño y has dejado todo por ese yonkou, espero que al menos seas feliz, Ushio.
El lobo contuvo las ganas de lanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza. No quería parecer débil ante aquella situación y más con todo lo que estaba en juego. El plan de retener a Hinori había cambiado ahora y no quería hacer semejante cosa. Ya se inventaría algo. Por el momento simplemente estiró la mano hacia él esperando aquella arma.
- Algún día enfrentaré a Dexter yo mismo y espero que estés presente, porque voy a vencer a los Blue Rose yo mismo. – Terminó de decir con el ceño fruncido.
- Discúlpame, no es cierto. Milena vive, pero para ti está muerta.
Respondió con seriedad mientras ahora el viento aumentaba su fuerza. Taiga se veía realmente serio ahora, pero era lo que tenía. Se rascó un poco la cabeza y sacó su palo de villar mientras jugaba un poco con él y daba leves toquecitos en la madera del muelle. De hecho, uno de ellos hizo que una tabla cayese al agua. El monstruo que Ushio tenía delante era una bestia como las que no quedaban. En el cp lo tenían como un tesoro.
- Primero te fuiste de mi lado, después la dejaste a ella. Te prohíbo acercarte a ella, Ushio. En estas semanas ha encontrado la felicidad y tú tienes a sujetos peligrosos tras tu cabeza. Por el niño no debes preocuparte, pues yo cuidaré de él. – Respondió con bastante seriedad mientras le miraba.
A él también le estaba doliendo decirle aquello. De hecho, Taiga notaba su pecho vibrar bastante al estar diciéndole las verdades tan crudas y directas. Caminó un poco por alrededor de moreno, mirando al suelo y moviendo su palo de villar a una velocidad y elegancia increíbles. El arma a veces parecía desaparecer de la vista incluso. El lobo cerró los ojos despacio y después miró lentamente las espadas del chico, hasta que encontró un mango que pudo reconocer.
- He venido a por la espada que te di hace tiempo. Esa arma fue entregada a mi fiel compañero, a un buen amigo y a un buen chico… Esa persona ha muerto. De hecho, ahora que tienes tu sueño y has dejado todo por ese yonkou, espero que al menos seas feliz, Ushio.
El lobo contuvo las ganas de lanzarse sobre él y abrazarlo con fuerza. No quería parecer débil ante aquella situación y más con todo lo que estaba en juego. El plan de retener a Hinori había cambiado ahora y no quería hacer semejante cosa. Ya se inventaría algo. Por el momento simplemente estiró la mano hacia él esperando aquella arma.
- Algún día enfrentaré a Dexter yo mismo y espero que estés presente, porque voy a vencer a los Blue Rose yo mismo. – Terminó de decir con el ceño fruncido.
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– Solo debías decirlo de ese modo… – Susurró, aguantando las ganas de tirarse sobre él. ¿Por qué mentirle? De hecho, ni siquiera era necesario que él viniera hasta aquí para “prohibirle” el poder acercarse a la pelirroja. Él lo tenía más que claro, lo había dejado todo y perdido todo en el proceso, no había nadie que le dijera algo tan obvio como eso. No era un tonto y… Viniendo de Taiga se sintió dolido. No era necesario inventar algo como eso. Lo vio jugar con su taco de billar, por sus palabras y porque su espada no vibraba, sabía que no mentía.
Lo vio pasar a su lado, estirando la mano para que él le devolviera la espada que él le había regalado. No pudo evitar lo siguiente que hizo, se giró y lo agarró del cuello de su camiseta blanca. Sus ojos mostraban diversas emociones, finalmente, escuchó sus últimas palabras y no pudo evitar sonreír. Quería decirle mil cosas, pero no podía ordenar su propia cabeza o ideas como algo así. Aunque… Si tenía la claridad suficiente como para lograr decir algo.
– No era necesario mentirme… Sé mejor que nadie que perdí todo derecho de estar con ella. Yo soy el que más sufre con todo esto – le dijo, soltándolo en el proceso. – ¡No tienes ningún derecho a meter tus narices en este asunto! Mucho menos decir una barbaridad como esa. – Gritó, elevando su voz, pero incluso así… No demostraba enfado, sus ojos seguían con algunas lágrimas y no podía evitar que su propia voz se rompiera. Sacó la espada de Kairoseki, con vaina incluida, y se la pasó en su mano.
– Tienes razón… Soy un pirata. Tomé malas decisiones y por ello tengo que pagar, solo espero que llegue el día en que pueda volver a ser como el de antes – dijo, dándole la espalda. Apretó su puño derecho con fuerza, con tanta que incluso empezó a salir sangre por medio de sus dedos. Soltó un suspiro largo y pesado. – Lo siento, Taiga. Siento decepcionarte tanto – tomó una ligera pausa y lo miró a los ojos. – Uno de esos tipos peligrosos es Jin Surfer o como sea que lo conozcas. Sé que no tengo derecho a pedir nada, pero no dejes que les pase nada… Al menos ellos si tienen derecho a ser felices – su tono de voz, si bien no podía decirse que era el de siempre, estaba bastante cerca. – Sobre lo otro… Aquí estaremos esperándote. Pienso hacer a Dexter el Rey de los Piratas. – Le dijo con bastante voluntad en sus palabras.
Lo vio pasar a su lado, estirando la mano para que él le devolviera la espada que él le había regalado. No pudo evitar lo siguiente que hizo, se giró y lo agarró del cuello de su camiseta blanca. Sus ojos mostraban diversas emociones, finalmente, escuchó sus últimas palabras y no pudo evitar sonreír. Quería decirle mil cosas, pero no podía ordenar su propia cabeza o ideas como algo así. Aunque… Si tenía la claridad suficiente como para lograr decir algo.
– No era necesario mentirme… Sé mejor que nadie que perdí todo derecho de estar con ella. Yo soy el que más sufre con todo esto – le dijo, soltándolo en el proceso. – ¡No tienes ningún derecho a meter tus narices en este asunto! Mucho menos decir una barbaridad como esa. – Gritó, elevando su voz, pero incluso así… No demostraba enfado, sus ojos seguían con algunas lágrimas y no podía evitar que su propia voz se rompiera. Sacó la espada de Kairoseki, con vaina incluida, y se la pasó en su mano.
– Tienes razón… Soy un pirata. Tomé malas decisiones y por ello tengo que pagar, solo espero que llegue el día en que pueda volver a ser como el de antes – dijo, dándole la espalda. Apretó su puño derecho con fuerza, con tanta que incluso empezó a salir sangre por medio de sus dedos. Soltó un suspiro largo y pesado. – Lo siento, Taiga. Siento decepcionarte tanto – tomó una ligera pausa y lo miró a los ojos. – Uno de esos tipos peligrosos es Jin Surfer o como sea que lo conozcas. Sé que no tengo derecho a pedir nada, pero no dejes que les pase nada… Al menos ellos si tienen derecho a ser felices – su tono de voz, si bien no podía decirse que era el de siempre, estaba bastante cerca. – Sobre lo otro… Aquí estaremos esperándote. Pienso hacer a Dexter el Rey de los Piratas. – Le dijo con bastante voluntad en sus palabras.
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Taiga notó las intenciones de Ushio a la legua cuando lo tomó de la camisa. Se esperaba un beso pasional, salvaje, o algo parecido, nah, en verdad no. No entendía la razón de que su mente le jugase aquellas bromas raras. No pudo evitar soltar un pequeño suspiro y mirarle sonriendo de lado. Era más alto y por ello le hacía gracia que le cogiese del cuello de su camiseta. La pobre no tenía nada que ver, pero de todas formas, el moreno golpeaba se rompería la mano con el exagerado haki de Taiga. Encima el jodido tekkai, por algo era el agente más poderoso de los suyos. Aunque no conocía a los altos cargos por el momento. Le faltaba poco para ello o eso creía él. Iba por muy bien camino respecto a su trabajo y estaba logrando cambiar muchas cosas a su favor. Se rascó un poco la cabeza y después tomó la espada. Ató la vaina a su otro lado de la cintura y después suspiró. El kairouseki ya no estaba en las manos de un criminal al menos.
- Hablas igual que Hinori, una pena que ahora ella no quiera ni verte. De todas formas, no te preocupes por ese sujeto. Es muy conocido entre mi grupo especial de élite y yo mismo iré por él en cuanto me sea posible. – Dijo totalmente despreocupado.
El lobo entonces empezó a caminar de nuevo alrededor del joven mientras notaba el agradable viento en su cabello. Aquella isla parecía estar muy bien, pero era una lástima que perteneciera a un pirata. Se rascó un poco la nariz y acto seguido soltó un pequeño suspiro. Aquello iba a ir a más en un futuro. Por suerte, él estaba dispuesto a enfrentarlos a ellos sin pudor alguno. Nunca dijo nada de encerrar, pero los dejaría como perdedores ante sus puños. Él era o se consideraba uno de los pocos verdaderos justicieros dentro del gobierno mundial. Entonces fue cuando sonrió de forma calmada.
- Entonces el rey de los piratas será derrotado por el líder del Gorosei. – Mencionó señalándose así mismo con el pulgar derecho.
Hablaba totalmente en serio con aquel tema y no pensaba arrepentirse. Él iba a llegar a lo más alto aunque fuese solo, pero sabía de sobra que el equipo de élite formado por Milena, Xemnas, Kasai, Castor y él sería suficiente apoyo. Había oído rumores de una nueva miembro de nombre Hikaru, pero eso tendría que confirmarlo primero con Xemnas. Soltó un pequeño suspiro y después de unos momentos empezó a reírse.
- ¿Me muestras tus habilidades, pirata? – Preguntó entonces guiñándole el ojo y mirándole de forma desafiante mientras preparaba su taco de villar.
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No es que estuviera más tranquilo, pero sabía que podía confiar en Taiga. Por unos momentos, se preguntó si su relación con él sería como antes. Ya había perdido todo y no quería perder a la única persona que fue la primera en ganarse su respeto. Habían luchado, reído, pasado por cosas malas y buenas, todo juntos. ¿Seguiría igual? Lo dudaba mucho, la verdad. ¿Quién querría estar con alguien que abandonó a su chica y a su hijo? ”Todo sería más fácil si pudiera regresar en el tiempo. Ni siquiera quería ir a Sideros” – pensó, con algo de tristeza. Suspiró con calma y se quedó callado, escuchando a su compañero. No pudo evitar sorprenderse que él dijera que iba a ser parte del Gorosei. Una meta bastante alta y, en lo personal, no veía posible que alguien lo dejara llegar hasta ese grupo.
– ¿Qué tipo de relación tienes con Hinori? – le preguntó, interesado sobre eso. No había ignorado las últimas palabras de él. – En Fiordia, las peleas están prohibidas, así como el porte de armas salvo si eres ciudadano o parte de la banda de Dexter – le dijo mientras empezaba a caminar fuera del puerto. – Pero bueno, ya hablaré con él. Sígueme, no quiero que destruyas el puerto. – No había nadie mejor que entendiera las reglas de la isla… Pero ya hablaría con su capitán de ser necesario, después de todo, los que habitaban el Ojo no iban a tardar en decirle y esas cosas.
Lo guio por las calles y muchos de los habitantes lo saludaban con una sonrisa. Incluso, algunos niños lo abrazaban y luego seguían con su camino. Los más adultos, sin embargo, miraban con cierta preocupación a Taiga y que él llevara una camiseta con el logo del Gobierno Mundial no ayudaba para nada. ¿Cómo explicar el hecho de que era su amigo? No muchos le creerían. Suspiró para calmarse y, luego de un rato, ambos llegaron a un lugar bastante lejos de la ciudad y donde no había nada más que tierra.
– No me gusta usar mis armas contra mis amigos, pero… Quizá esto me ayude a pensar mejor o a despejarme, quien sabe – dijo, desenvainando sus dos espadas. El calor que ambas emitían era bastante y seguramente él no tardaría en sentirlo. Normal, ambas emitían mil grados de calor e incluso el aire a su alrededor estaba caliente. – Cuando quieras. – Dijo, activando su haki mantra.
– ¿Qué tipo de relación tienes con Hinori? – le preguntó, interesado sobre eso. No había ignorado las últimas palabras de él. – En Fiordia, las peleas están prohibidas, así como el porte de armas salvo si eres ciudadano o parte de la banda de Dexter – le dijo mientras empezaba a caminar fuera del puerto. – Pero bueno, ya hablaré con él. Sígueme, no quiero que destruyas el puerto. – No había nadie mejor que entendiera las reglas de la isla… Pero ya hablaría con su capitán de ser necesario, después de todo, los que habitaban el Ojo no iban a tardar en decirle y esas cosas.
Lo guio por las calles y muchos de los habitantes lo saludaban con una sonrisa. Incluso, algunos niños lo abrazaban y luego seguían con su camino. Los más adultos, sin embargo, miraban con cierta preocupación a Taiga y que él llevara una camiseta con el logo del Gobierno Mundial no ayudaba para nada. ¿Cómo explicar el hecho de que era su amigo? No muchos le creerían. Suspiró para calmarse y, luego de un rato, ambos llegaron a un lugar bastante lejos de la ciudad y donde no había nada más que tierra.
– No me gusta usar mis armas contra mis amigos, pero… Quizá esto me ayude a pensar mejor o a despejarme, quien sabe – dijo, desenvainando sus dos espadas. El calor que ambas emitían era bastante y seguramente él no tardaría en sentirlo. Normal, ambas emitían mil grados de calor e incluso el aire a su alrededor estaba caliente. – Cuando quieras. – Dijo, activando su haki mantra.
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Taiga empezó a caminar despacio por las calles de aquel lugar y observaba todo lo que pasaba. Se sorprendía de que Ushio se dejara abrazar por los críos después de lo que había hecho con el suyo propio. Entonces llegó aquella pregunta que no se esperó sobre Hinori. Él mismo mostró una sonrisa amable. Qué decir sobre su mejor amiga y compañera. Una lástima que también estuviese en la banda de aquellos tipos, pero ella era muy distinta. Era persona era la bondad en persona y eso era algo que estaba clarísimo. Soltó una pequeña risa y les dedicó una sonrisa amable a todos los hombres de la isla. Estaba claro que le daba lo mismo estar en la isla de un Yonkou. De todas formas, tenía cosas que decirle al supuesto dragón en su cara, por lo que no tenía problema alguno con aquello.
- Hinori es mi mejor amiga, tuvimos nuestro primer beso sin querer y siempre estamos entrenando juntos. Cuando ella se va del ojo a hacer cosas se viene conmigo, pero bueno, hoy en día eso está complicado. Mi misión actual es capturarla.
Dijo sonriendo ante todo pese a lo que estaba diciendo. No tardaron mucho en llegar a un sitio alejado y escuchó las palabras del moreno. Taiga quedó sorprendido cuando vio aquellas dos espadas. Las cabronas desprendían calor y eso solo podía significar que jugaba con fuego. Algo malo para él, pues odiaba el calor. Si el moreno había tomado el camino de las llamas y él el del frío, la cosa podía ponerse interesante. No tardó mucho en mostrar una expresión seria y se quitó la chaqueta, quedando solo con la camiseta. Sus brazos tenían ya un grosor considerable. Entonces soltó un suspiro y dio un paso al frente.
- El fuego deja quemaduras tío… Eso es marcar a otro de por vida. Tu estilo también se ha corrompido por ese dragoncito. Me temo que voy a mostrarte algo que nunca habrías imaginado, Ushio.
Taiga sonrió de forma sádica y acto seguido sacó su querido palo de villar. Lo acarició un poco y después de aquello se movió a una velocidad endiablada hacia el joven, tratando de ponerse a su espalda. El cuerpo de Taiga era totalmente de color morado metálica salvo la parte de la cara, su arma también lo era. Fue entonces cuando lanzó un total de tres ataques. Un bastonazo al rostro, otro al pecho y el último buscando su rodilla izquierda. Le diese o no, giraría sobre sí mismo y lanzaría un golpe recto con potencia buscando darle en el estómago. Entonces le miró a los ojos de forma amable y soltó una pequeña carcajada.
- Este es el resultado de mi entrenamiento, Ushio-Kun. Os voy a dar unas cuantas collejas, Blues. Aunque a Hinori… – No dijo nada, no se atrevía a dañar a su mejor amiga y por ello miró a otro lado. Su haki estaba centrado totalmente en Ushio también, por lo que esperaría cualquier cosa de él.
- Hinori es mi mejor amiga, tuvimos nuestro primer beso sin querer y siempre estamos entrenando juntos. Cuando ella se va del ojo a hacer cosas se viene conmigo, pero bueno, hoy en día eso está complicado. Mi misión actual es capturarla.
Dijo sonriendo ante todo pese a lo que estaba diciendo. No tardaron mucho en llegar a un sitio alejado y escuchó las palabras del moreno. Taiga quedó sorprendido cuando vio aquellas dos espadas. Las cabronas desprendían calor y eso solo podía significar que jugaba con fuego. Algo malo para él, pues odiaba el calor. Si el moreno había tomado el camino de las llamas y él el del frío, la cosa podía ponerse interesante. No tardó mucho en mostrar una expresión seria y se quitó la chaqueta, quedando solo con la camiseta. Sus brazos tenían ya un grosor considerable. Entonces soltó un suspiro y dio un paso al frente.
- El fuego deja quemaduras tío… Eso es marcar a otro de por vida. Tu estilo también se ha corrompido por ese dragoncito. Me temo que voy a mostrarte algo que nunca habrías imaginado, Ushio.
Taiga sonrió de forma sádica y acto seguido sacó su querido palo de villar. Lo acarició un poco y después de aquello se movió a una velocidad endiablada hacia el joven, tratando de ponerse a su espalda. El cuerpo de Taiga era totalmente de color morado metálica salvo la parte de la cara, su arma también lo era. Fue entonces cuando lanzó un total de tres ataques. Un bastonazo al rostro, otro al pecho y el último buscando su rodilla izquierda. Le diese o no, giraría sobre sí mismo y lanzaría un golpe recto con potencia buscando darle en el estómago. Entonces le miró a los ojos de forma amable y soltó una pequeña carcajada.
- Este es el resultado de mi entrenamiento, Ushio-Kun. Os voy a dar unas cuantas collejas, Blues. Aunque a Hinori… – No dijo nada, no se atrevía a dañar a su mejor amiga y por ello miró a otro lado. Su haki estaba centrado totalmente en Ushio también, por lo que esperaría cualquier cosa de él.
- Datos:
- Fuerza: X262,5 Respecto a él.
Haki Armadura perfecto activado.
Haki Mantra superior activado.
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¿Mejor amiga? ¿Primer beso? ¿Qué carajos había escuchado? Estuvo a poco de soltar sus espadas de la impresión. ¿Cómo había pasado eso? Se tranquilizó y se enfocó en las últimas palabras del agente. ¿Capturarla? ¿En serio sería capaz de hacerlo? Salvando a Berthil y Death, Hinori era una de las mejores personas que conocía. No le hacía daño a nadie y se desvivía por el bienestar de la banda… Claro, nunca lo valoró y solo se dio cuenta porque ya no conversaban. ¿Qué tan idiota podía llegar a ser? Agachó su cabeza unos segundos, pensando en todo el daño que había cometido a causa de su propia inmadurez. ¿Era el sentido de crecer? Había dejado atrás a sus amigos, a la chica que amaba y a su hijo. ¿Qué más podía hacer?
Escuchó las palabras de Taiga y no pudo evitar reír. Claro, nunca había mostrado su verdadero estilo ante él. Solo se encargaba de sus enemigos usando ataques de espadas normales y corrientes. ”Aunque claro, lo desarrollé cuando nos separamos” – se dijo con una sonrisa. Esta sería la primera y, quizá, última vez que él vería su estilo actual. El estilo que, supuestamente, había desarrollado para proteger a sus amigos… Qué lástima que fue él mismo el que los lastimó a cada uno de ellos.
– No te confundas, Taiga. Este estilo lo desarrollé mucho antes de unirme a Dexter. Mi estilo no se ha corrompido por conocerlo a él… – tomó una ligera pausa. – No pienses mal de mi capitán… Es un pirata que ha hecho mejores cosas que el Gobierno Mundial o la Marina juntos. – Dijo con valentía. No iba a permitir que alguien hablara mal de él… Él era su modelo a seguir, el hombre que deseaba ser en un futuro.
Las intenciones hostiles de Taiga fueron fuertes. Tanto su haki como su espada blanca le advirtieron de ello. Antes de que él se ganara a su espalda, Ushio giró y lo enfrentó… Cara a cara. Movió su cara a un lado para evitar el primer ataque y, usando sus dos espadas imbuidas en Haki y fuego, igual que su pecho, bloqueó el segundo. El impacto fue tremendo y él salió volando varios metros, alejándose de Taiga. Casi sintió como es que sus costillas se rompían. Inhaló aire, que le faltaba en esos segundos, y exhaló… Estuvo así hasta que la sensación de que sus pulmones oprimían su pecho pasó. ”Menuda fuerza… Si me da de forma directa, me mata” – pensó mientras usaba sus dos espadas, que por suerte eran indestructibles, para levantarse como podía. Escupió un poco de sangre y se alegró de no recibir los otros tres golpes que faltaban por llegar.
– Siento defraudarte, Taiga… Pero te estás enfrentando al más débil de los Blues. No estoy ni siquiera al nivel de Hinori o Murasaki – dijo, limpiándose el polvo de su camiseta. – No te será tan fácil llegar hasta Dexter, me temo.
¿Cómo debía atacar? Quizá ganaba en velocidad y en reflejos y eso lo ayudaría un poco, pero había entendido que en fuerza no ganaría ni en su mejor sueño. Taiga estaba vuelto un verdadero monstruo, además… Quisiera o no, sus espadas le harían daño igual. No había forma que su haki lo protegiera de un calor tan extremo. Era estar tocando el sol, prácticamente. ¿Qué debía hacer? ¿Mantenerlo a distancia? No, él podía cortarlas en menos de un segundo y lo comprobó hace poco. Además, tampoco podía dejar que el combate se llevara a cabo en corta distancia… Ni sus muñecas ni su cuerpo soportarían esos embates. ”No pienses, solo actúa” – se dijo con confianza. No había desactivado su haki o el fuego que imbuía ambas espadas. Empezó a caminar, rumbo a Taiga, girando ambas espadas de un lado a otro, haciendo dibujos de una equis en el aire. Las llamas salían de un lado a otro y el calor aumentaba con cada paso. Suerte tenía que el mango de ninguna se calentaba o ya hubiera perdido sus manos al momento de agarrarlas. Aceleró y cortó las distancias, en un instante, trató de hacerle un doble corte en diagonal en su pecho en forma de equis. Funcionara o no, se giró e intentaría hacer lo mismo, pero ahora, en un doble corte en horizontal. Una vez terminó todo, se alejó dando un par de pasos y manteniendo el mismo movimiento con sus espadas.
Escuchó las palabras de Taiga y no pudo evitar reír. Claro, nunca había mostrado su verdadero estilo ante él. Solo se encargaba de sus enemigos usando ataques de espadas normales y corrientes. ”Aunque claro, lo desarrollé cuando nos separamos” – se dijo con una sonrisa. Esta sería la primera y, quizá, última vez que él vería su estilo actual. El estilo que, supuestamente, había desarrollado para proteger a sus amigos… Qué lástima que fue él mismo el que los lastimó a cada uno de ellos.
– No te confundas, Taiga. Este estilo lo desarrollé mucho antes de unirme a Dexter. Mi estilo no se ha corrompido por conocerlo a él… – tomó una ligera pausa. – No pienses mal de mi capitán… Es un pirata que ha hecho mejores cosas que el Gobierno Mundial o la Marina juntos. – Dijo con valentía. No iba a permitir que alguien hablara mal de él… Él era su modelo a seguir, el hombre que deseaba ser en un futuro.
Las intenciones hostiles de Taiga fueron fuertes. Tanto su haki como su espada blanca le advirtieron de ello. Antes de que él se ganara a su espalda, Ushio giró y lo enfrentó… Cara a cara. Movió su cara a un lado para evitar el primer ataque y, usando sus dos espadas imbuidas en Haki y fuego, igual que su pecho, bloqueó el segundo. El impacto fue tremendo y él salió volando varios metros, alejándose de Taiga. Casi sintió como es que sus costillas se rompían. Inhaló aire, que le faltaba en esos segundos, y exhaló… Estuvo así hasta que la sensación de que sus pulmones oprimían su pecho pasó. ”Menuda fuerza… Si me da de forma directa, me mata” – pensó mientras usaba sus dos espadas, que por suerte eran indestructibles, para levantarse como podía. Escupió un poco de sangre y se alegró de no recibir los otros tres golpes que faltaban por llegar.
– Siento defraudarte, Taiga… Pero te estás enfrentando al más débil de los Blues. No estoy ni siquiera al nivel de Hinori o Murasaki – dijo, limpiándose el polvo de su camiseta. – No te será tan fácil llegar hasta Dexter, me temo.
¿Cómo debía atacar? Quizá ganaba en velocidad y en reflejos y eso lo ayudaría un poco, pero había entendido que en fuerza no ganaría ni en su mejor sueño. Taiga estaba vuelto un verdadero monstruo, además… Quisiera o no, sus espadas le harían daño igual. No había forma que su haki lo protegiera de un calor tan extremo. Era estar tocando el sol, prácticamente. ¿Qué debía hacer? ¿Mantenerlo a distancia? No, él podía cortarlas en menos de un segundo y lo comprobó hace poco. Además, tampoco podía dejar que el combate se llevara a cabo en corta distancia… Ni sus muñecas ni su cuerpo soportarían esos embates. ”No pienses, solo actúa” – se dijo con confianza. No había desactivado su haki o el fuego que imbuía ambas espadas. Empezó a caminar, rumbo a Taiga, girando ambas espadas de un lado a otro, haciendo dibujos de una equis en el aire. Las llamas salían de un lado a otro y el calor aumentaba con cada paso. Suerte tenía que el mango de ninguna se calentaba o ya hubiera perdido sus manos al momento de agarrarlas. Aceleró y cortó las distancias, en un instante, trató de hacerle un doble corte en diagonal en su pecho en forma de equis. Funcionara o no, se giró e intentaría hacer lo mismo, pero ahora, en un doble corte en horizontal. Una vez terminó todo, se alejó dando un par de pasos y manteniendo el mismo movimiento con sus espadas.
- Cosas Usadas:
- - Busoushoku Haki Superior.
- Kenbunshoku Haki Superior.- Sus espadas:
- Elucidator (espada negra): De calidad épica, por lo tanto, es indestructible. Su filo es muy afilado y corta todo a su paso, excepto armas su misma categoría o más. Su hoja esta a unos 1000 grados de calor, el mango, por otro lado, tiene la peculiaridad de que no se calienta por esa temperatura. La vaina esta hecha de un material especial que no se quema. La espada tiene la capacidad de absorber fuego y Ushio es capaz de usarlo para potenciar sus ataques. La potencia de estos se verá influenciado por la cantidad de fuego que absorbe. (Máxima cantidad, 15 litros).
Dark Repulser (espada blanca):De calidad épica, por lo tanto, es indestructible. Su filo es muy afilado y corta todo a su paso, excepto armas su misma categoría o más. Su hoja esta a unos 1000 grados de calor, el mango, por otro lado, tiene la peculiaridad de que no se calienta por esa temperatura. La vaina esta hecha de un material especial que no se quema. A diferencia de la otra, esta espada tiene la capacidad de detectar mentiras o si la persona es malvada. La espada vibra una vez si detecta mentiras y dos veces seguidas si la persona es mala o tiene intenciones hostiles hacia él
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No pudo evitar alzar una ceja cuando el moreno salió disparado por los aires como una piedra lanzada por un crío. Pensaba que estaba frente a alguien poderoso después de estar en una tripulación como Dexter. No solo había perdido poder, el chico antes era fuerte, ahora no tanto. Hinori ya le había avisado, pero no esperaba que fuese tan exagerado. Empezó a mover su bastón de un lado a otro a una velocidad increíble mientras sonreía de forma animada. Esperaba un ataque algo más potente por parte del chico, pero al menos se mantendría lejos de las flamas. No quería recibir quemaduras y tenía un plan de cómo hacerlo. Se dio cuenta de que poseía un haki armadura más poderoso y eso le ayudaría a no ser dañado. El fuego no podía pararse, pero tenía algo que si lo haría. Dio un salto hacia atrás y ocultó el taco de villar en su espalda junto a la respectiva funda.
- Ven conmigo, Ushio-chan…
Dijo con un tono algo arrogante solo para picarlo. Cuando el moreno si dirigió hacia él, decidió empezar la fiesta por sí mismo. Estiró ambas manos hacia su rival y se preparó. Observó las espadas ir hacia él y se mantuvo quieto. Parecía que los filos iban a cortar sus manos, pero entonces chocaron contra algo. Cuando el moreno giró y volvió a cortar, impactó de nuevo contra la maravilla que Taiga había preparado. Delante de Taiga se había formado una especie de muro cuadrado de tres metros de alto, tres de ancho y diez centímetros de grosor. Aquello tenía dureza ocho, pero ¿Por qué Ushio no lo cortó con sus armas? Taiga tenía las manos al otro lado del muro, sonriendo e imbuyéndolo en su haki armadura. Ni fuego ni pollas.
- Lo siento, pero no vas a marcar mi cuerpo con fuego. No podría abrazarte tras una ducha de esta forma, prefiero que mi piel roce la tuya sin interferencias… – Dijo a modo de broma mientras mostraba una expresión confiada.
El muro empezó a ser recorrido por un aura eléctrica de color verde (escénica) y después de unos segundos desapareció, dejando a los dos en frente uno del otro. Taiga se mantuvo calmado y con ambas manos en los bolsillos. Se notaba demasiado calmado, el cabrón tenía miles de trucos para jugar contra los elementos. Estiró los brazos hacia atrás e hizo el amago de lanzar un golpe, pero tan solo se estiró y bostezó con ganas. Se rascó un poco la espada y después volvió a sacar su taco de villar. Empezó a moverlo a toda velocidad y de nuevo lo imbuyó en su poderoso haki armadura. El control de dicho poder era impresionante por parte del lobo. Entonces trató de desplazarse de nuevo a su espalda a toda velocidad. En ese momento le dedicaría una sonrisa animada.
- Débil se te queda grande incluso. Cuando nos conocimos eras mucho más fuerte, pero ahora me veo obligado a jugar en el bando que dejaste. No voy a arrestarte ni nada parecido, te sigo queriendo muchísimo y somos amigos. Pero, entiende… ¡Que ahora yo llevaré la bondad a los mares!
Tras decir eso lanzó un potente golpe ascendente con la intención de impactar con su taco en el pecho de Ushio y lanzarlo a volar como si de una pelota se tratase. No haría nada más y simplemente miraría a su rival, si es que le daba.
- Ve a los cielos… Siente el dolor que has causado a todos, Ushio…
- Ven conmigo, Ushio-chan…
Dijo con un tono algo arrogante solo para picarlo. Cuando el moreno si dirigió hacia él, decidió empezar la fiesta por sí mismo. Estiró ambas manos hacia su rival y se preparó. Observó las espadas ir hacia él y se mantuvo quieto. Parecía que los filos iban a cortar sus manos, pero entonces chocaron contra algo. Cuando el moreno giró y volvió a cortar, impactó de nuevo contra la maravilla que Taiga había preparado. Delante de Taiga se había formado una especie de muro cuadrado de tres metros de alto, tres de ancho y diez centímetros de grosor. Aquello tenía dureza ocho, pero ¿Por qué Ushio no lo cortó con sus armas? Taiga tenía las manos al otro lado del muro, sonriendo e imbuyéndolo en su haki armadura. Ni fuego ni pollas.
- Lo siento, pero no vas a marcar mi cuerpo con fuego. No podría abrazarte tras una ducha de esta forma, prefiero que mi piel roce la tuya sin interferencias… – Dijo a modo de broma mientras mostraba una expresión confiada.
El muro empezó a ser recorrido por un aura eléctrica de color verde (escénica) y después de unos segundos desapareció, dejando a los dos en frente uno del otro. Taiga se mantuvo calmado y con ambas manos en los bolsillos. Se notaba demasiado calmado, el cabrón tenía miles de trucos para jugar contra los elementos. Estiró los brazos hacia atrás e hizo el amago de lanzar un golpe, pero tan solo se estiró y bostezó con ganas. Se rascó un poco la espada y después volvió a sacar su taco de villar. Empezó a moverlo a toda velocidad y de nuevo lo imbuyó en su poderoso haki armadura. El control de dicho poder era impresionante por parte del lobo. Entonces trató de desplazarse de nuevo a su espalda a toda velocidad. En ese momento le dedicaría una sonrisa animada.
- Débil se te queda grande incluso. Cuando nos conocimos eras mucho más fuerte, pero ahora me veo obligado a jugar en el bando que dejaste. No voy a arrestarte ni nada parecido, te sigo queriendo muchísimo y somos amigos. Pero, entiende… ¡Que ahora yo llevaré la bondad a los mares!
Tras decir eso lanzó un potente golpe ascendente con la intención de impactar con su taco en el pecho de Ushio y lanzarlo a volar como si de una pelota se tratase. No haría nada más y simplemente miraría a su rival, si es que le daba.
- Ve a los cielos… Siente el dolor que has causado a todos, Ushio…
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Sintió como su ataque golpeaba contra un muro, literalmente. El impacto resonó en sus espadas y también generó un poderoso sonido. ¿Cómo pretendía romper eso? Ya había entendido la diferencia de niveles… ¿Acaso siempre fue así? ¿Alguna vez habría tenido alguna oportunidad? Retrocedió un par de pasos mientras se quedaba mirando a Taiga. Escuchó las palabras de su compañero y tenía razón… Incluso débil le quedaba grande. ¿Qué rayos hacía, entonces, siguiendo una vida como pirata? ¿De verdad quería seguir en los mares? Bien podía desaparecer del mapa y que nadie pudiera ubicarlo nunca. Irse con Melissa a una isla en algún rincón escondido del mundo entero y quedarse ahí. Intentar ser feliz… Viviendo con aquella tremenda herida que jamás podría cerrar o superar.
Su haki le advirtió de las intenciones de Taiga. Podía verlo en su mente, como es que se movería a su espalda e intentaría golpearlo en su pecho con la intención de mandarlo a volar. Lo podía ver todo. Suspiró con calma y cerró sus ojos. Cubrió todo su cuerpo en su haki, envainó sus espadas y recibió el golpe de forma directa. Su cuerpo salió disparado al cielo, no opuso resistencia y tampoco quería hacerlo. ¿Para qué? Abrió sus ojos justo en el momento en que caía al suelo y levantaba una gran nube de polvo a su paso. Un enorme agujero se generó donde él impactó. Estaba consciente, su haki le había protegido de casi todos los daños, pero aun así sintió como es que dos o tres costillas resultaban rotas. Escupió sangre a un lado y se quedó tumbado, con los brazos abiertos.
– Se honesto, Taiga… ¿En serio confías en mí luego de saberlo todo? ¿En serio me sigues considerando un amigo? – le preguntó, preparado para la respuesta. – Sabré si mientes y sé muy bien que eso no va contigo. Después de todo, ¿quién querría ser amigo de un tipo como yo? Soy despreciable. – Le dijo, aguantándose las lágrimas. No se quiso levantar y tampoco quería luchar más.
Su haki le advirtió de las intenciones de Taiga. Podía verlo en su mente, como es que se movería a su espalda e intentaría golpearlo en su pecho con la intención de mandarlo a volar. Lo podía ver todo. Suspiró con calma y cerró sus ojos. Cubrió todo su cuerpo en su haki, envainó sus espadas y recibió el golpe de forma directa. Su cuerpo salió disparado al cielo, no opuso resistencia y tampoco quería hacerlo. ¿Para qué? Abrió sus ojos justo en el momento en que caía al suelo y levantaba una gran nube de polvo a su paso. Un enorme agujero se generó donde él impactó. Estaba consciente, su haki le había protegido de casi todos los daños, pero aun así sintió como es que dos o tres costillas resultaban rotas. Escupió sangre a un lado y se quedó tumbado, con los brazos abiertos.
– Se honesto, Taiga… ¿En serio confías en mí luego de saberlo todo? ¿En serio me sigues considerando un amigo? – le preguntó, preparado para la respuesta. – Sabré si mientes y sé muy bien que eso no va contigo. Después de todo, ¿quién querría ser amigo de un tipo como yo? Soy despreciable. – Le dijo, aguantándose las lágrimas. No se quiso levantar y tampoco quería luchar más.
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Los ojos del agente se cerraron al notar el golpe impactar en el pirata. Se mantuvo callado mirando al suelo y con su arma elevada. El impacto del moreno provocó que él mirase a otro lado. No mentiría y admitía que se lo tenía bien merecido. Lo siguiente que hizo fue guardar el taco de villar amarrándoselo a la espalda con una leve cuerda que llevaba consigo. No le hizo mucha gracia que no se hubiese defendido. Se merecía una buena paliza, pero dejarse golpear por alguien como Taiga podía costarle la vida. El color morado desapareció totalmente del cuerpo del luchador. Su piel tomó su tono principal y entonces miró el cuerpo tirado del chico. Algo le dijo que se fuera de una vez y lo dejase así, total, aquellos golpes no los había dado él. Los ejecutó otra persona, él fue el mensajero. Si hubiese cumplido con el envío entero lo habría matado. Empezó entonces a caminar hacia él.
No pudo evitar quedarse mirándole de forma seria. Escuchó las palabras que dijo y no tardó en imbuir su mano derecha en una especie de brillo gélido que emitía frío, como si fuese algo relacionado con el elemento hielo. Incluso Taiga controlaba dicho poder. Anuló su poder y miró a otro lado. No iba a mentirle y clavó una rodilla en el suelo, estando ahora más cerca de él. Miró su estado y supo al momento de sus heridas. Sus conocimientos de medicina eran increíbles. Era un gran médico y próximamente pretendía convertirse en el entrenador de los agentes del gobierno mundial. El agente especial le miró a los ojos y después mostró una pequeña sonrisa.
- No confío en ti, Ushio. Eres una persona despreciable como bien has dicho y nadie querría ser tu amigo. – Estaba hablando con toda la sinceridad del mundo. – Tus traiciones han llegado demasiado lejos. Éramos hermanos, estaba luchando para introducirte conmigo en el gobierno, incluso lo habría dejado y habría continuado mi vida de cazador junto a ti. Pero entonces supe que fuiste con uno de los piratas principales. No diré que es mala gente, pero te has puesto en el bando contrario. Luego vino lo de tu propio hijo y la mujer que te amaba, la que se desvivía por ti. Estuve hablando con ella antes de la guerra y adivina qué. Estaba planeando una boda a lo grande, estuvo a punto de tatuarte tu nombre. Tras la gran batalla… ¡Yo mismo le quité el puto cuchillo de las manos! – Gritó con rabia mientras trataba de cogerlo por el cuello de la camisa.
Taiga nunca había dicho una palabrota, pero no pudo evitar estallar después de aquello. Las venas de su frente se marcaron un poco, pero lentamente fue relajándose totalmente. Sus azulados ojos cambiaron a un tono dorado y sus cabellos ondearon un poco debido a una pequeña brisa de viento. Tenía ganas de golpearle con fuerza, pero ya había tenido suficiente con los bastonazos.
- Me dejaste a mí, la dejaste a ella, dejaste a tu sangre. Todo por ese pirata ¿Vivir aventuras? Oh suena bien. Pero se pueden vivir en muchos bandos. Te diré algo también y no debería. Milena ahora es muy feliz. Castor la cuida como si fuese su hermana, yo la tengo como mi protegida, un joven llamado Eichi ha sabido hacerla feliz y es un gran hombre. El niño será cuidado por el gobierno mundial y yo me ocuparé de que no le falte nada. Después de todo esto, si, sigo pensando que eres una persona despreciable. Pero te diré algo, me queda una pregunta por responderte. Te sigo considerando mi mejor amigo.
En cuanto dijo aquello le dio la espalda y se colocó en pie. Una gota cayó sobre él, pero no le dio importancia. Las nubes oscuras invadieron el cielo y poco a poco empezó a llover sobre ellos. El rubio metió la mano en su bolsillo derecho y sacó una pequeña cajita azulada con pastillas rojas. Se metió una en la boca y se la tragó. Tenía ciertos problemas importantes. Lo siguiente que hizo fue mirar al suelo con preocupación. Sabía que Ushio era una basura por lo que había hecho.
- Ahora eres libre para acostarte con la mujer que te dé la gana. Puedes aumentar tu precio, también divertirte jugando a los criminales. Solo haré esto una vez…
Taiga se giró estirando la mano hacia él, ofreciéndole ponerse en pie y también ir junto a él.
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Su cuerpo le dolía, pero no tanto como sus propias heridas internas, las del corazón y el alma. Esperó, de forma bastante paciente, la cruda verdad de Taiga. Sabía que no iba a mentir y, aunque lo hiciera, su espada blanca vibraría para decírselo. ¿Qué pensaba él de Ushio? Sabía que lo había perdido, pero no quería perder al rubio… No era un simple amigo, lo consideraba ese hermano mayor que nunca tuvo. Finalmente… Las palabras del agente especial rompieron el suave silencio. Cerró sus ojos y prestó atención para no perderse ninguna palabra de él. Quería oír todo. Escuchó cada una de ellas y no pudo evitar ponerse a reír. ¿Por qué? Porque era lo que esperaba. Aunque ahora tenía ciertas noticias de Milena: Un tal Castor la cuidaba, Taiga la tenía bajo su propia protección y Eichi la estaba haciendo feliz. ¿Serían pareja? No le interesó aquello, ella se merecía ser feliz.
Vio a Taiga estirar su mano, poco después de afirmar que lo seguía considerando su mejor amigo… Eso lo sorprendió y bastante. ¿Después de todo lo que pensaba de él? Su espada no vibró, no mentía y eso le alivió el corazón. No pudo evitar, al abrir los ojos, soltar algunas lágrimas. Se alegraba de no estar solo, de que alguien lo seguía considerando un amigo. No podía reparar todo el daño que había causado, así que el agente lo siguiera considerando su mejor amigo era algo bastante… Aliviador. Escuchó sus últimas palabras y se agarró de la mano. ¿Era libre? No, no lo era. Las cadenas del dolor nunca lo dejarían libre. Por mucho que luchara, quizá nunca lograría curar todo el dolor que sentía.
– Vamos, Taiga. Es hora de que te vayas, los guardias no tardaran en llegar. Te acompañaré al puerto – le dijo con una sonrisa mientras empezaba a caminar. – Por cierto… Gracias. Sé que ellos estarán bien bajo tu cuidado. No es tu deber, pero gracias, de verdad. – Estaba realmente agradecido. No iban a tardar mucho en llegar al puerto.
Vio a Taiga estirar su mano, poco después de afirmar que lo seguía considerando su mejor amigo… Eso lo sorprendió y bastante. ¿Después de todo lo que pensaba de él? Su espada no vibró, no mentía y eso le alivió el corazón. No pudo evitar, al abrir los ojos, soltar algunas lágrimas. Se alegraba de no estar solo, de que alguien lo seguía considerando un amigo. No podía reparar todo el daño que había causado, así que el agente lo siguiera considerando su mejor amigo era algo bastante… Aliviador. Escuchó sus últimas palabras y se agarró de la mano. ¿Era libre? No, no lo era. Las cadenas del dolor nunca lo dejarían libre. Por mucho que luchara, quizá nunca lograría curar todo el dolor que sentía.
– Vamos, Taiga. Es hora de que te vayas, los guardias no tardaran en llegar. Te acompañaré al puerto – le dijo con una sonrisa mientras empezaba a caminar. – Por cierto… Gracias. Sé que ellos estarán bien bajo tu cuidado. No es tu deber, pero gracias, de verdad. – Estaba realmente agradecido. No iban a tardar mucho en llegar al puerto.
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- Los guardias me importan poco a decir verdad. No podrían hacer nada para detenerme. Dicho esto, si, es hora de volver a casa.
Mencionó restándole importancia al asunto y empezando a caminar junto a Ushio hacia el puerto. El rubio parecía bastante calmado, pues era una persona difícil de alterar. Si el moreno de verdad se arrepentía, esperaba que no hiciese el jodido loco y volviese antes de que su precio aumentase mucho más. Entonces no habría nada que hacer y la próxima vez que estallase una guerra lucharían en bandos contrarios. No se imaginaba atacarle con toda su fuerza y mucho menos de verle entre barrotes. Taiga mostró un semblante bastante serio entonces y cuando llegó al muelle se quedó mirando el suelo que se había cargado. Ya informaría al puto yonkou con una carta y además molestaría un poco al moreno.
Taiga saltó con fuerza hasta su pequeño barco y después de unos momentos empezó a jugar con el taco de villar mientras miraba fijamente al espadachín. Colocó el piloto automático según las instrucciones que había usado para la ida y después soltó un suspiro. El barco comenzó a alejarse del lugar. Los mares del Nuevo Mundo no eran un problema para el lobo y mucho menos tras haber entrenado durante semanas en Water Sevens. Mostró una sonrisa calmada y alzó la mano despidiéndose de Ushio. El agente especial debía volver cuanto antes al gobierno para continuar con sus cosas.
- No es fácil ascender.
Dijo entonces en voz baja mientras mostraba una sonrisa simple. Tenía ganas de tumbarse en la cubierta hasta que llegase a su destino, pues hacerlo dentro del barco era un poco arriesgado para el exterior. Se acarició así mismo el pelo unos segundos y entonces soltó un suspiro considerable. Ahora debería callarse lo que había pasado allí y guardarlo para sí mismo. Empezaba una pequeña cacería para Taiga. Debía buscar a los miembros de aquella banda llamada Revólver de los que tanto se hablaba. Además, continuaba teniendo en la mira a los cuernos plateados y al resto de criminales.
Mencionó restándole importancia al asunto y empezando a caminar junto a Ushio hacia el puerto. El rubio parecía bastante calmado, pues era una persona difícil de alterar. Si el moreno de verdad se arrepentía, esperaba que no hiciese el jodido loco y volviese antes de que su precio aumentase mucho más. Entonces no habría nada que hacer y la próxima vez que estallase una guerra lucharían en bandos contrarios. No se imaginaba atacarle con toda su fuerza y mucho menos de verle entre barrotes. Taiga mostró un semblante bastante serio entonces y cuando llegó al muelle se quedó mirando el suelo que se había cargado. Ya informaría al puto yonkou con una carta y además molestaría un poco al moreno.
Taiga saltó con fuerza hasta su pequeño barco y después de unos momentos empezó a jugar con el taco de villar mientras miraba fijamente al espadachín. Colocó el piloto automático según las instrucciones que había usado para la ida y después soltó un suspiro. El barco comenzó a alejarse del lugar. Los mares del Nuevo Mundo no eran un problema para el lobo y mucho menos tras haber entrenado durante semanas en Water Sevens. Mostró una sonrisa calmada y alzó la mano despidiéndose de Ushio. El agente especial debía volver cuanto antes al gobierno para continuar con sus cosas.
- No es fácil ascender.
Dijo entonces en voz baja mientras mostraba una sonrisa simple. Tenía ganas de tumbarse en la cubierta hasta que llegase a su destino, pues hacerlo dentro del barco era un poco arriesgado para el exterior. Se acarició así mismo el pelo unos segundos y entonces soltó un suspiro considerable. Ahora debería callarse lo que había pasado allí y guardarlo para sí mismo. Empezaba una pequeña cacería para Taiga. Debía buscar a los miembros de aquella banda llamada Revólver de los que tanto se hablaba. Además, continuaba teniendo en la mira a los cuernos plateados y al resto de criminales.
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