Parada de Descanso (Keith y Hikaru)[Pasado]

Las horas que la chica llevaba siguiendo a Keith eran ya bastante numerosas. Se había espolvoreado con una especie de fármaco que le enseñó Xemnas para camuflar su olor. Los científicos de la marina eran geniales y su sensei bastante generoso. Quería espiar al dragón y ver lo que hacía. A lo mejor podía pillarlo infraganti cazando cigüeñas o simplemente haciendo sus hobbies. En su rostro podía verse aquella típica sonrisa dulce de siempre. Estaba mirándole fijamente allí tumbado. Estuvo presente cuando le amenazaron, pero no tuvo que meterse. Era demasiado aburrido quedarse sola en el cuartel y así al menos se lo pasaba bien. Su mirada entonces cambió un poco a una más apenada. Esperaba que el dragón no la abandonase como hizo Kaori. Estuvo meses sin verle debido a que se fue a entrenar con una persona. Ahora lo espiaba con calmada.

La joven vestía con una camiseta negra de manga larga, pues sabía que aquel chico siempre estaba haciendo cosas que daban frío. También poseía un pantalón del mismo tono y unas sandalias. A su espalda llevaba su mochila como siempre y en ella tenía comida, mapas, el comunicador y algunas cosas más que consideraba secretas. Sus dorados ojos observaban al dragón allí tumbado y finalmente decidió salir. Al verle cerrar los ojos empezó a caminar despacio desde su retaguardia. Cuando estuviese lo suficientemente cerca se tumbaría a su lado y cerraría los ojos también, pero colocando su cabeza en el hombro de él. Esperaba que no se pusiera violento al no saber quien era. Entonces soltó una pequeña carcajada y le habló en un tono bastante calmado.

- Seguirte ha merecido la pena, esta isla es muy bonita. Lástima que solo haya malas personas, pero al menos se puede dormir a gusto.

Ni siquiera un hola o un saludo, simplemente aquello. Ella ya tenía la suficiente confianza como para hacer aquello sin sonar maleducada. Entonces le cogió el brazo y empezó a moverlo despacio mientras le daba pequeños mordiscos en el hombro a modo de juego y reía al mismo tiempo.

- Eh eh eh. Escuché que estuviste entrenando mucho tiempo ¿Te ha ido bien? Te he echado mucho de menos. No vuelvas a irte sin mí, que Xemnas-sensei tampoco tiene tiempo para nada.

Dijo entonces hinchando los mofletes y dejando su mochila a un lado. En ella también portaba su gorra de marine, pero eso era algo que siempre iba con ella a todas partes y por ello se sabía que debía estar dentro. No tardó mucho en sacar dos batidos de vainilla, los cuales estaban algo templados, pero para eso estaba su nevera personal. Le tendió uno a él y después colocó el otro en el suelo.

- ¿Me lo enfrías? Los he comprado esta mañana para compartirlo. – Terminó de decir mientras se incorporaba.

La rubia mostró una expresión dulce cuando el marine de cabellos grisáceos heló aquellos batidos de aquella forma tan rápida. Ella entonces acarició un poco el suyo y después de unos momentos usó su katana Ucher para abrirla. En cuanto quitó la pequeña chapita le dio un enorme trago a aquel batido tan delicioso. El sabor fue realmente agradable y no tardó mucho en reír un poco para después estirarse. Continuó bebiendo sintiendo el refrescante líquido bajar por su garganta. El sabor a vainilla era algo increíble que siempre la hacía soltar un suspiro de alivio. Miró la etiqueta durante unos segundos y lo siguiente que hizo fue leer un poco de lo que estaba hecho aquella cosa. A mitad de camino le dio pereza al no entender casi nada de aquellas cosas y después miró con calma al dragón.

- Es gracioso que seamos tan calmados y alegres cuando en cualquier misión uno puede morir perfectamente. Supongo que los de nuestro trabajo no tienen planes a largo plazo. – Dijo en un tono relajado mientras miraba un momento las nubes cruzar.

La joven no tardó mucho en suspirar y tumbarse al lado del marine. Sus ojos se cerraron despacio y notó una agradable y leve brisa recorrerla. Era una sensación bastante buena y debía admitir que se estaba demasiado a gusto. Lo siguiente que hizo fue rodar a un lado y quedar sobre su compañero. Pegó la cabeza en el pecho y se acomodó como si fuese su cama personal, cosa que a veces era por supuesto. Para que no se moviera trató de abrazarle por el cuello y agarrarlo con las piernas por la cintura, entonces cerraría los ojos y se quedaría tranquilamente allí callada.

- Ale, a descansar se ha dicho.

Susurró entonces con un tono inocente. Tal vez le incomodaba que sus pechos estuviesen así de pagados al pecho de él, pero eso no era su culpa. La naturaleza había decidido aquello y no podía hacer nada para evitarlo. Entonces soltó un pequeño suspiro y se le escapó un pequeño maullido, le gustaba hacer aquellos sonidos. Por nada le habían apodado Kineko, debido al color de su pelo y al animal que más se parecía de todos.

Al escuchar las palabras del dragón plateado no tardó mucho en asentir con la cabeza y en quedar allí tumbada. Cerró los ojos tratando de relajarse y simplemente controló un poco mejor la respiración, haciendo que esta fuese mucho más suave. Se agarró con las manos a la ropa y se quedó allí quieta tranquilamente. Ella pensaba que estar tumbada sobre el asesino de cigüeñas era la clave a todo. Incluido en aquella misión donde la traidora de Kaori se fue, allí también durmió tumbada sobre él. Al parecer, ya se había convertido en una costumbre. La comodidad que tenía el cuerpo del marine no se asemejaba a los colchones, pues al abrazarlo de aquella forma se amoldaba a la postura que más le agradara. Mostró entonces una dulce sonrisa por ello y debido a lo bien que se sentía.

- Eso pienso hacer, se está muy a gusto aquí. Llevo mucho sin dormir sobre ti debido a que te fuiste y el colchón no es tan cómodo.

Nada más decir aquello, la chica se subió un poco más para llegar hasta él y sin permiso abrió la boca todo lo posible. Hizo un sonido dulce similar a cuando un bebé abría a boca para comer, pero entonces mordió el cuello del dragón con mucha dulzura. Lo hizo de forma blanda para no hacerle daño y entonces hizo de nuevo ruiditos de gato mientras con la mano le arañaba suavemente el pecho. Después de unos segundos separó su boca del cuello de su compañero y le miró a los ojos con ilusión. Su sonrisa era exagerada como de costumbre. Entonces colocó ambas manos en las mejillas de él y empezó a hablarle con emoción en sus palabras.

- ¡La próxima vez quiero que entrenemos juntos! ¡Eres mi dragoncito y no quiero compartirte con nadie nunca más! – Dijo sonriendo y riendo, aunque de forma un poco posesiva.

Entonces volvió a morderle de nuevo en el cuello, pero esta vez con un poco más de fuerza. Lo siguiente que hizo fue morder su oreja despacio, quería comprobar algo. Evidentemente no sabía a vainilla. Ella sospechaba que era posible que después de haberse bebido el batido su carne cambiase de sabor, pero se veía que no era posible. Lo siguiente que hizo fue soltar un suspiro y pegar su frente al pecho de él.

- No sabes a vainilla, pero estás rico.

La joven no tardó mucho en mostrar una sonrisa que expresaba muchísima felicidad. Le miró a los ojos despacio y después se puso a reír un poco. Había logrado algo que no se esperaba para nada. Ahora podía decir que tenía un logro personal. Alzó el puño en señal de victoria y después de unos momentos le volvió a mirar directamente a los ojos. Una lave brisa movió sus cabellos rubios de forma leve. Parecía más contenta de lo normal y entonces fue cuando decidió compartir su felicidad. Entrenar con él podía tener algo que ver, pero eso solo había sido una pequeña parte.

- Ya era hora de que rieses un poco tú también.

Dijo con bastante ilusión mientras continuaba observándole. La rubia estaba muy juguetona y quería continuar dándole mimos a su dragón, pues lo tenía como una propiedad incluso. Tal vez debía llevarlo a que lo marcaran con el nombre de ella. También le pediría todos los números de su comunicador y miraría sus llamadas. Eso se lo diría después, pues por el momento decidió continuar con aquello. De nuevo abrió su boca y le mordió entre maullidos y risas. No se despegó en unos segundos y como trataba de averiguar si sabía a vainilla, continuó aspirando con bastante fuerza con los labios.

Tras unos segundos se separó y se dio cuenta de que había dejado una especie de marca negra en el cuello de él. Ladeó un poco la cabeza sin entender y se pasó los dedos por la boca, no estaba manchada. Tal vez beberse una batido hacía esas cosas a largo plazo. Entonces se dio cuenta de que entonces podría poner su nombre a base de aquella cosa en él, pero no parecía algo coherente. Soltó un suspiro y entonces le lamió un poco en aquella zona y después acarició con su dedo para ver si salía en la piel. Al ver que no, bajó de nuevo con la boca y mordió en la misma zona aspirando más fuerte. Tal vez podía quitarle la mancha, pero no se dio cuenta de que la estaba extendiendo. Al cabo de unos segundos al ver aquello se separó y suspiró, después le miró a los ojos de forma amable como si con ella no fuese la cosa.

- Nee ¿Qué tienes ganas de hacer ahora mismo? – Pregunta inoportuna, pero como buena persona inocente, era su deber hacerla.

- Que dejes de matar a la cigüeña de una vez. – Dijo ella colocándole ambas manos en la boca para que no hablase y con una expresión enfadada, pero que resultaba ser adorable.

Cuando él le rascó la cabeza no pudo evitar sonreír y soltar algunos maullidos mientras le abrazaba bastante cómoda. Escuchó las palabras que dijo en último lugar y se quedó algo pensativa. Si los malvados no se acercaban no habría problema alguno. Se levantó de su cuerpo y sacó de su mochila unos cuantos documentos que fue colocando en medio de los dos. Eran algunas cosas que debía hacer y por ello quiso enseñárselos. Tendió aquellos papeles hacia el dragón con una sonrisa esperando a que los leyera.

“Sargento Hikaru, hemos de decirle que su soldado Keith está haciendo progresos impresionantes. Esperamos que usted como líder esté a la altura de sus marines a cargo, por lo que la vamos a enviar en solitario a una misión en el Norte. Será peligroso, pero si tiene hombres tan fuertes será por algo. Un saludo, pronto recibirá las coordenadas y la misión.”

Ella entonces miró un poco nerviosa a Keith y le dedicó una sonrisa dulce. Después pasó su mano derecha por la mejilla del dragón. Tenía algo de miedo por aquella misión a la que iban a mandarla a ella sola. Quería aprovechar aquellos momentos con él al máximo posible y por ello empezó a hablarle.

- Tengo un poco de miedo… Y si no llego a volver, quiero que sepas que eres la persona que más quiero del mundo. Me has cuidado desde que entré a la marina y por ello quería darte las gracias, Keith-kun. Prométeme que nunca me olvidarás.

Le dijo con los ojos un poco humedecidos y al mismo tiempo sonriendo. Se veía que era incapaz de apenarse incluso con aquellas cosas. Estaba claro que el superior que le envió la carta no la apreciaba mucho. Enviarla sola a una misión del nivel del dragón era algo peligroso para ella, que solo poseía dos espadas y algunos trucos. Entonces miró con amabilidad a su compañero y le acarició la cabeza.

La joven se fijó que la expresión de su compañero no parecía animadora pese a sus palabras y tampoco estaba serio como de costumbre, tenía un rostro bastante raro. Aquello la asustó mucho más ¿Tan difícil sería aquella misión? La pobre empezó a temblar un poco debido a aquello. Tragó saliva y después de unos momentos miró los archivos de nuevo. Tal vez era buena sofocando problemas en los mares menores, pero aquello le venía muy grande. Ella sola no sería capaz ni de encontrar un vehículo que la fuese llevando. No tardó mucho en sentarse al lado de su dragón y entonces se apenó un poco. No quería verle en aquel estado y soltó un pequeño suspiro mientras se abrazaba a su brazo y colocaba su cabeza en el hombro de él. Notó entonces el temblor en el cuerpo de él.

- No te pongas triste, gomen… Solo quería que lo supieras…

Ella entonces trató de sentarse sobre sus piernas y colocar sus manos en los hombros de él. Su mirada ya no era risueña, parecía muy triste y más que por ella, era por él. No quería verle en aquel estado, pues nunca antes le había visto así. Contuvo las lágrimas como pudo y después de unos momentos empezó a darle dulces besos en las mejillas para que espabilara y se animara. Entonces le miró fijamente y le sonrió como pudo. Después pasó sus manos por los cabellos plateados del dragón, rascándole despacio y tratando de hacer que estuviese mejor. Tragó un poco de saliva y después notó sus propias manos temblar. Agarró la camiseta de él con cuidado y miró hacia abajo unos segundos. Estaba totalmente callada.

Al cabo de unos momentos pegó su frente a la de él y clavó sus dorados ojos en los suyos. Permaneció por el momento sin decir nada y mirando bien su rostro, memorizándolo en todo momento, incluso los detalles más pequeños. Iba a necesitar hacer aquello para recordarle cuando estuviese sola en algún sitio. Entonces le mostró su habitual y dulce sonrisa, aunque su tono de voz estaba un poco roto, como si se estuviese conteniendo.

- V-volveré. Tan solo espérame, pero si no lo hiciera… Quiero que lideres Inmortals, que comas tres veces al día y duermas ocho horas, que sepas que estaré a tu lado y que eres lo mejor que me ha pasado.

La pobre no pudo contenerse más y pegó la cabeza en el pecho de él. Empezó a llorar un poco mientras le abrazaba con fuerza y sentía una impotencia enorme. Debió haber entrenado más y no a dedicarse a hacer el vago. Lo siguiente que hizo fue levantar su rostro un poco, el cual estaba lleno de lágrimas. No pudo evitar echarse de golpe sobre él y negar con la cabeza. No quería ir a ningún lado sin él y Xemnas había partido a una misión. Katharina tampoco daba muchas señales de vida. La rubia temblaba y después de unos momentos le miró a los ojos con aquel rostro humedecido.

- Dime que también soy especial para ti… Aunque no sea cierto, quiero irme con eso en la mente… – Dijo tartamudeando asustada.

La joven continuaba algo asustada mirando a los ojos del dragón. Deseaba escuchar aquellas palabras por su parte aunque no fueran ciertas, por lo que continuó esperando mientras se daba cuenta del ambiente tan bueno que hacía. Una ligera brisa la hizo sentir un poco de frío, pero se abrazó de nuevo al dragón mientras cerraba los ojos. Entonces soltó un suspiro y estuvo a punto de hablarle, pero entonces sucedió aquello. El peliplateado se acercó bastante y al principio pensó que iba a darle un cabezazo o algo. Entonces los labios del marine quedaron unidos a los de ella. La chica abrió los ojos como platos al notar aquella extraña sensación y por algo que no pudo comprender, se puso roja como un tomate. Lejos de separarse, se quedó quieta y lentamente fue cerrando los ojos despacio.

Hikaru abrió un poco la boca de forma inconsciente haciendo el beso algo más húmero por así decirlo, y no pudo evitar abrazarle con fuerza. Aquella sensación era muy dulce y nunca había experimentado algo como aquello. Él se separó de ella y entonces le dijo aquellas palabras que la hicieron sonreír, pero tal vez había despertado algo mayor al hacer aquello. La rubia entonces se llevó el dedo a los labios y se los acarició, lamiéndolo un poco después. Había sido una sensación muy agradable y dulce, además, hizo a su cuerpo temblar un poco de una forma distinta a la del miedo. Ella no pudo evitar mirarle a los ojos de forma inocente y colocar sus manos en los hombros de él, le hacía mucha ilusión.

- ¡Me alegro mucho! Pero… Keith… No sabía que podían darse besos así, quiero otro, ha sido muy rico y se sentía muy bien.

Parecía que estaba sonriendo de nuevo, entonces se le echó encima sin darle cuartel. Sonriente unió sus labios a los de él de nuevo y cerró sus ojos. Le abrazó al mismo tiempo y pegó su cuerpo al del marine mientras le lamía un poco de forma mimosa y dulce. Trataba de adentrarse en su boca si le daba permiso. Era como una cría descubriendo un juguete nuevo. Notó de nuevo el sonrojo y su cuerpo temblar un poco, pero le gustaba mucho y comenzó a maullar contra su boca mientras rodeaba su cuello con los brazos. Tras unos leves segundos se separaría de él y después le sonreiría, pero a escasos centímetros.

- Mmm… Está delicioso ¿Esto lo puedo hacer con todos o solo contigo? Por qué no sé… Pero no me gustaría verte hacer esto con otra persona. Tal vez te pase lo mismo. – Mientras esperaba una respuesta trataría de besarle unos segundos más, para que haría nada el dragón. Ahora la rubia estaría todo el día jugando con su saliva cada día.