Lord Khâmul
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Parecía que el atardecer en Bighorn era lo más bonito que una persona podía ver en su vida. La nieve cayendo como estrellas sobre la costa, y el pueblo, hacía del lugar un pequeño paraíso frío en mitad del mundo. Los niños ya estaban volviendo a sus casas, pues el sol se ocultaba poco a poco, los adultos, terminaban sus compras y sus paseos para ir regresando poco a poco a sus casas. La noche se acercaba, y la vida de la ciudad, ahora se tornaba nocturna.
Había logrado llegar a la isla gracias al viajar de polizón en varios navíos mercantes, pues no tenía ni dinero ni las ganas necesarias para poder empezar de una forma "honrada" mi aventura, pues solo poseía mi ira. LLegué al pueblo cuando las últimas luces del crepúsuculo se ceñían sobre los tejados de las casas. Los pocos ciudadanos que quedaban en aquellas calles se quedaron mirando la figura de un hombre, cadavérico, cuyo rostro parecía un espejo roto, y cuya melena y ropajes oscilaban como si de un ahogado se tratase. Iba apoyado sobre un rapier, a modo de bastón. Jadeaba, como si le faltara el aire dejando salir de su boca negra un leve suspiro de aire.
Los ciudadanos que aún permanecían en la calle miraron aterrorizados a aquel...¿hombre?, no sin antes darse prisa para meterse en sus casa. La verdad, sentía una profunda pena, pues lo que ante fue un marine, que defendía a esta misma gente, ahora solo era una mala historia, hablamos del Capitán Salazar, que ahora no poseía un navío, y claro está ¿como se es capitán sin un barco? Por ese motivo había llegado a la isla, para acabar con ese problema.
Me dirigí hacia la costa, y encendí una pequeña fogata para poder pensar con un poco de calor sobre mis manos. Guardé mi rapier en mi cinturón y me puse a pensar. Aquella luz de la hoguera era lo único visible cercano al pueblo, pero estaba seguro de que nadie se acercaría a molestarme, al menos pirata.
Mis ojos se depositaron sobre el suelo, y pensaba la manera de volver a mi amado mar. Volver a mi patria, Dressrosa y gozar de un buen vino y un baile en un tablao.
Mi tranquilidad y mis sueños se vieron enturbiados cuando un navío, pequeño, de clase galeón se acercaba al puerto en la noche. No pude ver su pabellón, tampoco me interesaba en demasía, solo pude observar que se acercaba navegando a mi posición, lento, pues la hoguera se veía a lo lejos desde el pueblo y la playa, pero para verme a mi sería necesario acercarse más. Probablemente sería otro mercante rezagado que llegaba a puerto, aunque eso era extraño, pues la comandancia de puerto no abre una vez caído el sol.
Sonreí levemente, dejando caer unos chorros negros por mi boca. ¿Piratas? ¿Contrabandista?...lo más importante..un navío. Pero ir solo sería un suicidio. Y la comandancia de la marina estaba lejos, y no me creerían, pues con solo verme me tomarían por un muerto de hambre.
Me quedé sentado esperando a ver que sucedía. Y efectivamente aquel barco era pirata, sin embargo su bandera no me sonaba en absoluto. No debía ser importante, o simplemente eran meros idiotas que jugaban a ser piratas. Así que me levanté con cuidado y me dirigí a la las rocas próximas a la costa, donde me agaché y esperaba, con un poco de suerte, que aquellos piratas desembarcaran y se fueran al pueblo, o bien a saquearlo o a beber como los borrachos que eran.
A los quince minutos, dichos piratas arribaron en sus botes a la playa, y se dirigieron hacia la aldea, no debían de ser más que 8, así que podía entender que eran una avanzadilla. Sería muy fácil hacer una distracción para obligar a sus camarada a bajar del barco. Pero...prefería esperar a ver que iban a hacer al pueblo.
Había logrado llegar a la isla gracias al viajar de polizón en varios navíos mercantes, pues no tenía ni dinero ni las ganas necesarias para poder empezar de una forma "honrada" mi aventura, pues solo poseía mi ira. LLegué al pueblo cuando las últimas luces del crepúsuculo se ceñían sobre los tejados de las casas. Los pocos ciudadanos que quedaban en aquellas calles se quedaron mirando la figura de un hombre, cadavérico, cuyo rostro parecía un espejo roto, y cuya melena y ropajes oscilaban como si de un ahogado se tratase. Iba apoyado sobre un rapier, a modo de bastón. Jadeaba, como si le faltara el aire dejando salir de su boca negra un leve suspiro de aire.
Los ciudadanos que aún permanecían en la calle miraron aterrorizados a aquel...¿hombre?, no sin antes darse prisa para meterse en sus casa. La verdad, sentía una profunda pena, pues lo que ante fue un marine, que defendía a esta misma gente, ahora solo era una mala historia, hablamos del Capitán Salazar, que ahora no poseía un navío, y claro está ¿como se es capitán sin un barco? Por ese motivo había llegado a la isla, para acabar con ese problema.
Me dirigí hacia la costa, y encendí una pequeña fogata para poder pensar con un poco de calor sobre mis manos. Guardé mi rapier en mi cinturón y me puse a pensar. Aquella luz de la hoguera era lo único visible cercano al pueblo, pero estaba seguro de que nadie se acercaría a molestarme, al menos pirata.
Mis ojos se depositaron sobre el suelo, y pensaba la manera de volver a mi amado mar. Volver a mi patria, Dressrosa y gozar de un buen vino y un baile en un tablao.
Mi tranquilidad y mis sueños se vieron enturbiados cuando un navío, pequeño, de clase galeón se acercaba al puerto en la noche. No pude ver su pabellón, tampoco me interesaba en demasía, solo pude observar que se acercaba navegando a mi posición, lento, pues la hoguera se veía a lo lejos desde el pueblo y la playa, pero para verme a mi sería necesario acercarse más. Probablemente sería otro mercante rezagado que llegaba a puerto, aunque eso era extraño, pues la comandancia de puerto no abre una vez caído el sol.
Sonreí levemente, dejando caer unos chorros negros por mi boca. ¿Piratas? ¿Contrabandista?...lo más importante..un navío. Pero ir solo sería un suicidio. Y la comandancia de la marina estaba lejos, y no me creerían, pues con solo verme me tomarían por un muerto de hambre.
Me quedé sentado esperando a ver que sucedía. Y efectivamente aquel barco era pirata, sin embargo su bandera no me sonaba en absoluto. No debía ser importante, o simplemente eran meros idiotas que jugaban a ser piratas. Así que me levanté con cuidado y me dirigí a la las rocas próximas a la costa, donde me agaché y esperaba, con un poco de suerte, que aquellos piratas desembarcaran y se fueran al pueblo, o bien a saquearlo o a beber como los borrachos que eran.
A los quince minutos, dichos piratas arribaron en sus botes a la playa, y se dirigieron hacia la aldea, no debían de ser más que 8, así que podía entender que eran una avanzadilla. Sería muy fácil hacer una distracción para obligar a sus camarada a bajar del barco. Pero...prefería esperar a ver que iban a hacer al pueblo.
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La primera vez que visité este lugar me quedé asombrado por el paisaje, aunque a causa de ciertas complicaciones no me fue posible disfrutar de la belleza del lugar.
Respiré profundamente el agradable aire frío, para luego bajar y caminar por el puerto rumbo hacía la aldea para poder alquilar un cuarto.
El motivo de mi viaje era personal, aunque como siempre mis prendas eran las reglamentarias para un recluta, siendo estas las oficiales para misiones con bajas temperaturas. No eran la gran cosa y a decir verdad no conseguían resguardar a su portador del clima tan bajo presentado en la isla.* Es mejor que me dé prisa, no quiero estar afuera mucho tiempo. *pensé mientras caminaba tan rápido como mi entumecido cuerpo me lo permitía. El tiritar de mis dientes y mi extraña forma de moverme evidenciaron de inmediato que era un extranjero, causando las risas de algunos niños que jugaban por ahí.
Más tarde ese día conseguí mi primer objetivo: rentar una habitación donde poder pasar las noches. Tanto el establecimiento como el cuarto eran modestas, pero servirían para resguardarme.* Siento un poco de lástima por aquellos que se vean obligados a dormir a la intemperie.
Desde la ventana de mi habitación observé a lo lejos lo que parecía ser una tenue luz.* ¿Una fogata en la costa? *nadie pasaría por gusto la noche ahí.* Se cómo se siente tener que pasar por eso… *tomé mi mochila e introduje un par de frazadas y comida que había comprado en la posada. Me coloqué mi abrigo de color blanco y salí del edificio únicamente armado con Madre (más que nada por el hecho de no sentirme cómodo al no estar con mi espada).
Durante unos minutos el único sonido emitido eran mis propias pisadas sobre la nieve, sin embargo nuevas pisadas comenzaron a hacerse audibles. Estás provenían de la dirección a la cual me dirigía, por tanto interpreté que se trataría del creador de la fogata. Pronto noté que no era una, sino varias personas las que se acercaban con calma hacia mi posición.* ¿Pescadores? *ignoraba que tipo de trabajos se podían llevar a cabo en este sitio, y puede que en primer lugar estuviera equivocado, el autor de la fogata podría no ser una pobre alma, sino trabajadores o algo parecido que ahora se disponían a regresar a sus hogares… ¿Cierto?
Finalmente realicé contacto visual, se trataban de 8 figuras, las cuales se detuvieron al notar mi presencia en medio de la calle. No sería extraño este encuentro, de no ser por los objetos que estas figuras sostenían en sus manos.* Creo que 2 de ellos están empuñando katanas, el resto no puedo decirlo a ciencia cierta. *mi alarma se disparó de inmediato, sin embargo actué de manera normal, era demasiado pronto para llegar a conclusiones.
- ¿Es un clima muy feo cómo para salir a dar un paseo no lo creen? –expresé en un tono amigable, pero no obtuve respuesta alguna.
Por instinto comencé a llevar mi mano hacia mi pistolera, sin embargo esta no se encontraba.* Solo cuento con Madre como arma. *fui descuidado al dejar el resto de mis armas en mi habitación.
Una de las figuras se llevó la mano dentro de su abrigo y tomó algo que parecía ser una pistola. De manera inmediata desenvainé a Madre y me coloqué en guardia esperando su ataque, no obstante, el hombre no me apuntó con el arma, sino al cielo y lo que esa pistola disparó fue algo brillante de color rojo que fácilmente podía ser visto a largas distancias.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al comprender que había sido aquello.* No… No otra vez… *puede que los habitantes de esta isla de nuevo sufrieran una calamidad…
Respiré profundamente el agradable aire frío, para luego bajar y caminar por el puerto rumbo hacía la aldea para poder alquilar un cuarto.
El motivo de mi viaje era personal, aunque como siempre mis prendas eran las reglamentarias para un recluta, siendo estas las oficiales para misiones con bajas temperaturas. No eran la gran cosa y a decir verdad no conseguían resguardar a su portador del clima tan bajo presentado en la isla.* Es mejor que me dé prisa, no quiero estar afuera mucho tiempo. *pensé mientras caminaba tan rápido como mi entumecido cuerpo me lo permitía. El tiritar de mis dientes y mi extraña forma de moverme evidenciaron de inmediato que era un extranjero, causando las risas de algunos niños que jugaban por ahí.
Más tarde ese día conseguí mi primer objetivo: rentar una habitación donde poder pasar las noches. Tanto el establecimiento como el cuarto eran modestas, pero servirían para resguardarme.* Siento un poco de lástima por aquellos que se vean obligados a dormir a la intemperie.
Desde la ventana de mi habitación observé a lo lejos lo que parecía ser una tenue luz.* ¿Una fogata en la costa? *nadie pasaría por gusto la noche ahí.* Se cómo se siente tener que pasar por eso… *tomé mi mochila e introduje un par de frazadas y comida que había comprado en la posada. Me coloqué mi abrigo de color blanco y salí del edificio únicamente armado con Madre (más que nada por el hecho de no sentirme cómodo al no estar con mi espada).
Durante unos minutos el único sonido emitido eran mis propias pisadas sobre la nieve, sin embargo nuevas pisadas comenzaron a hacerse audibles. Estás provenían de la dirección a la cual me dirigía, por tanto interpreté que se trataría del creador de la fogata. Pronto noté que no era una, sino varias personas las que se acercaban con calma hacia mi posición.* ¿Pescadores? *ignoraba que tipo de trabajos se podían llevar a cabo en este sitio, y puede que en primer lugar estuviera equivocado, el autor de la fogata podría no ser una pobre alma, sino trabajadores o algo parecido que ahora se disponían a regresar a sus hogares… ¿Cierto?
Finalmente realicé contacto visual, se trataban de 8 figuras, las cuales se detuvieron al notar mi presencia en medio de la calle. No sería extraño este encuentro, de no ser por los objetos que estas figuras sostenían en sus manos.* Creo que 2 de ellos están empuñando katanas, el resto no puedo decirlo a ciencia cierta. *mi alarma se disparó de inmediato, sin embargo actué de manera normal, era demasiado pronto para llegar a conclusiones.
- ¿Es un clima muy feo cómo para salir a dar un paseo no lo creen? –expresé en un tono amigable, pero no obtuve respuesta alguna.
Por instinto comencé a llevar mi mano hacia mi pistolera, sin embargo esta no se encontraba.* Solo cuento con Madre como arma. *fui descuidado al dejar el resto de mis armas en mi habitación.
Una de las figuras se llevó la mano dentro de su abrigo y tomó algo que parecía ser una pistola. De manera inmediata desenvainé a Madre y me coloqué en guardia esperando su ataque, no obstante, el hombre no me apuntó con el arma, sino al cielo y lo que esa pistola disparó fue algo brillante de color rojo que fácilmente podía ser visto a largas distancias.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al comprender que había sido aquello.* No… No otra vez… *puede que los habitantes de esta isla de nuevo sufrieran una calamidad…
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Parecía que mi estrategia de interceptar a aquellos pobres desgraciados se iba a completar gracias a la aparición de otro hombre en escena, aparentemente inofensivo, que se había topado con aquella chusma pirata que iba a asaltar la isla. Solo esperaba que no creara problemas que se interpusieran entre yo y mi futuro barco, pues, esperaba que los dejara pasar de largo, o que al menos no murieran todos, o que no muriera él. Así que salí de las rocas y agachado, caminé hasta ponerme por detrás de uno de aquellos malhechores mientras mostraban toda su atención al nuevo personaje que se había topado con ellos.
Parecía que habían lanzado una bengala al aire, seguramente, para dar la orden de desembarco del resto de los borrachos que todavía permanecían en el barco.
Con el rapier en la mano me puse de pie, y probablemente aquel muchacho vería mi rostro iluminado por la luz roja justo detrás de aquellos hombres, con una leve sonrisa.
Esperaba que la oscuridad y la sorpresa me ayudaran a pillar al menos a unos cuantos de aquellos marineros desprevenidos,así que no me contuve más.
Usando el rapier lancé una estocada al que estaba con la pistola de bengalas por la espalda, acto seguido al ver que el resto de marineros a su lado se giraban para ver que le sucedía a su amigo, usé rápidamente el puñal de mi abrigo para hacer un corte rápido a la garganta del de la izquierda, y nuevamente extender mi brazo para usar el rapier con el de la derecha. Cayendo los tres hombres muertos. Restando 5.
El resto de marineros se quedaron atónitos ante aquel acto, pues miraban que frente a ellos había un hombre, casi similar a un fantasma, pues su rostro estaba roto como un cristal, y sus ropas y pelo ondulaban al viento como si de un ahogado se tratara. A los pocos segundos, un breve suspiro salió de la boca de Salazar, pues parecía que iba a hablar. Colocó su rapier apoyado en el suelo a modo de bastón. Pero los marineros no tardaron en hablar antes que él.
¿Quién eres maldito bastardo?¿Como te atreves a matar a marineros del Fallen Revenge? ¿No sabes acaso quienes somos?
Una leve sonrisa se esbozó en la cara de Salazar, enfocó su rapier hacia el que le hablaba , como si enfilara a un toro, y respondió:
-Piratas.
Rápidamente lanza una estocada contra aquel marinero, cayendo este de rodillas para sorpresa de todos, y el resto, ahora 4 respondieron sacando sus espadas y amenazando a Salazar con atacarle, dando la espalda al muchacho que se habían encontrado en el camino.
Salazar miró entre los piratas hacia aquel muchacho, como esperando que este rematara la faena por él. Pues en la mente de Salazar, le había salvado.
-Tan solo necesito a uno de vosotros vivo.... -Dijo Salazar- ¿A que esperáis?
Parecía que habían lanzado una bengala al aire, seguramente, para dar la orden de desembarco del resto de los borrachos que todavía permanecían en el barco.
Con el rapier en la mano me puse de pie, y probablemente aquel muchacho vería mi rostro iluminado por la luz roja justo detrás de aquellos hombres, con una leve sonrisa.
Esperaba que la oscuridad y la sorpresa me ayudaran a pillar al menos a unos cuantos de aquellos marineros desprevenidos,así que no me contuve más.
Usando el rapier lancé una estocada al que estaba con la pistola de bengalas por la espalda, acto seguido al ver que el resto de marineros a su lado se giraban para ver que le sucedía a su amigo, usé rápidamente el puñal de mi abrigo para hacer un corte rápido a la garganta del de la izquierda, y nuevamente extender mi brazo para usar el rapier con el de la derecha. Cayendo los tres hombres muertos. Restando 5.
El resto de marineros se quedaron atónitos ante aquel acto, pues miraban que frente a ellos había un hombre, casi similar a un fantasma, pues su rostro estaba roto como un cristal, y sus ropas y pelo ondulaban al viento como si de un ahogado se tratara. A los pocos segundos, un breve suspiro salió de la boca de Salazar, pues parecía que iba a hablar. Colocó su rapier apoyado en el suelo a modo de bastón. Pero los marineros no tardaron en hablar antes que él.
¿Quién eres maldito bastardo?¿Como te atreves a matar a marineros del Fallen Revenge? ¿No sabes acaso quienes somos?
Una leve sonrisa se esbozó en la cara de Salazar, enfocó su rapier hacia el que le hablaba , como si enfilara a un toro, y respondió:
-Piratas.
Rápidamente lanza una estocada contra aquel marinero, cayendo este de rodillas para sorpresa de todos, y el resto, ahora 4 respondieron sacando sus espadas y amenazando a Salazar con atacarle, dando la espalda al muchacho que se habían encontrado en el camino.
Salazar miró entre los piratas hacia aquel muchacho, como esperando que este rematara la faena por él. Pues en la mente de Salazar, le había salvado.
-Tan solo necesito a uno de vosotros vivo.... -Dijo Salazar- ¿A que esperáis?
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Al parecer había un noveno hombre acompañando a estos extraños.* Esto puede ser complicado. *sujeté con fuerza la empuñadura de Madre dispuesto a arrojar mi espada con intención de herir o incluso matar a uno de ellos. Sin previo aviso el noveno hombre atacó al dueño de la pistola, para luego acabar con otros 2.
A causa del repentino ataque, los hombres enfocaron su atención en el extraño que había aparecido, ignorándome por completo.* ¿Debería sentirme ofendido? *no solo me habían dado la espala, también comenzaron a hablar con el hombre que…*¿Estoy viendo bien? *no estaba seguro si a causa de algún efecto visual o alguna otra cosa, el rostro de esta persona se veía “peculiar”. Por unos momentos permanecí mirando fijamente su rostro y con cada segundo que pasaba me parecía que aquello que miraba no era ningún efecto visual.
La muerte de otro de los hombres me regresó a la realidad. Por ahora aquel extraño parecía ser aliado y tenía que ayudarlo, aunque a decir verdad, no parecía necesitar mi ayuda para acabar con los 4 restantes enemigos.
Cambié la estrategia de arrojar a Madre y en su lugar realicé un tajo en el aire de manera horizontal, formando una onda cortante que voló en dirección de 2 de los enemigos. La cabeza de ambos fue separada sin problemas, sus cuerpos permanecieron de pie unos cuantos segundos antes de caer el suelo y manchando aún más la blanca nieve con sangre.
Uno de los hombres restantes soltó un pequeño alarido al notar que su mejilla había sido cortada, pero al ver la cabeza de su compañero no pudo evitar dar un grito. La fuerza de sus piernas lo abandonó y calló de espaldas mirando al extraño. Seguramente pensó que él había sido el causante de la muerte de sus compañeros y ahora era presa del pánico.
El otro dejó caer su sable y comenzó a correr hacia mi dirección con todas las fuerzas que podía. Su rostro se encontraba pálido.- ¡Mo monstruo! ¡Es un maldito monstruo! –gritó llenó terror mientras lagrimas recorrían su rostro.
Era claro que su voluntad había sido doblegada y que muy probablemente iría a ocultarse en algún lugar de la aldea. Ya no era una amenaza.* Es mejor no correr riesgos. *formé una de mis dagas taser en mi mano izquierda y la lancé contra el hombre que corría en mi dirección. La daga impactó sin problemas en el hombro del tipo, causando que este se desplomara en la nieve como si estuviera dormido.
Con eso el número de enemigos se redujo a 1 y no parecía que este fuera a continuar peleando.
Envainé a Madre y caminé hacia donde se encontraban ambos hombres. Al estar lo suficientemente cerca comprendí el comentario acerca del monstruo. Una figura espectral de un tamaño considerable se encontraba de pie sosteniendo un arma que goteaba sangre… Realmente una escena que daría miedo.
No puede evitar que mi rostro mostrara sorpresa, pero no había miedo. Hasta ahora había interactuado con todo tipo de personas e incluso algunas de estas no calificarían como humanos, tal era el caso de Error el cazador esqueleto, un hombre lobo CP e incluso un genio con apariencia demoniaca… Podría decirse que estaba acostumbrado a encuentros peculiares como este.
- Le agradezco su ayuda señor. –expresé con respeto mientras realizaba una pequeña reverencia para mostrar mi agradecimiento.- Ahora bien… -mi mirada se posó sobre el pirata en el suelo. Un vapor se hizo visible, el cual provenía desde su entrepierna.* Asco… *me arrodillé a un lado suyo.- Te haré unas preguntas y si no contestas comenzaras a perder dedos. –le expliqué con un tono amigable mientras sonreía, pero el hombre no contestó, de hecho creo que ni siquiera me había notado, toda su atención se encontraba sobre el alto hombre.
Solté un pequeño suspiro.- Parece que no seré capaz de sacarle información, me apena pero… ¿Podría brindarme un poco de ayuda?
A causa del repentino ataque, los hombres enfocaron su atención en el extraño que había aparecido, ignorándome por completo.* ¿Debería sentirme ofendido? *no solo me habían dado la espala, también comenzaron a hablar con el hombre que…*¿Estoy viendo bien? *no estaba seguro si a causa de algún efecto visual o alguna otra cosa, el rostro de esta persona se veía “peculiar”. Por unos momentos permanecí mirando fijamente su rostro y con cada segundo que pasaba me parecía que aquello que miraba no era ningún efecto visual.
La muerte de otro de los hombres me regresó a la realidad. Por ahora aquel extraño parecía ser aliado y tenía que ayudarlo, aunque a decir verdad, no parecía necesitar mi ayuda para acabar con los 4 restantes enemigos.
Cambié la estrategia de arrojar a Madre y en su lugar realicé un tajo en el aire de manera horizontal, formando una onda cortante que voló en dirección de 2 de los enemigos. La cabeza de ambos fue separada sin problemas, sus cuerpos permanecieron de pie unos cuantos segundos antes de caer el suelo y manchando aún más la blanca nieve con sangre.
Uno de los hombres restantes soltó un pequeño alarido al notar que su mejilla había sido cortada, pero al ver la cabeza de su compañero no pudo evitar dar un grito. La fuerza de sus piernas lo abandonó y calló de espaldas mirando al extraño. Seguramente pensó que él había sido el causante de la muerte de sus compañeros y ahora era presa del pánico.
El otro dejó caer su sable y comenzó a correr hacia mi dirección con todas las fuerzas que podía. Su rostro se encontraba pálido.- ¡Mo monstruo! ¡Es un maldito monstruo! –gritó llenó terror mientras lagrimas recorrían su rostro.
Era claro que su voluntad había sido doblegada y que muy probablemente iría a ocultarse en algún lugar de la aldea. Ya no era una amenaza.* Es mejor no correr riesgos. *formé una de mis dagas taser en mi mano izquierda y la lancé contra el hombre que corría en mi dirección. La daga impactó sin problemas en el hombro del tipo, causando que este se desplomara en la nieve como si estuviera dormido.
Con eso el número de enemigos se redujo a 1 y no parecía que este fuera a continuar peleando.
Envainé a Madre y caminé hacia donde se encontraban ambos hombres. Al estar lo suficientemente cerca comprendí el comentario acerca del monstruo. Una figura espectral de un tamaño considerable se encontraba de pie sosteniendo un arma que goteaba sangre… Realmente una escena que daría miedo.
No puede evitar que mi rostro mostrara sorpresa, pero no había miedo. Hasta ahora había interactuado con todo tipo de personas e incluso algunas de estas no calificarían como humanos, tal era el caso de Error el cazador esqueleto, un hombre lobo CP e incluso un genio con apariencia demoniaca… Podría decirse que estaba acostumbrado a encuentros peculiares como este.
- Le agradezco su ayuda señor. –expresé con respeto mientras realizaba una pequeña reverencia para mostrar mi agradecimiento.- Ahora bien… -mi mirada se posó sobre el pirata en el suelo. Un vapor se hizo visible, el cual provenía desde su entrepierna.* Asco… *me arrodillé a un lado suyo.- Te haré unas preguntas y si no contestas comenzaras a perder dedos. –le expliqué con un tono amigable mientras sonreía, pero el hombre no contestó, de hecho creo que ni siquiera me había notado, toda su atención se encontraba sobre el alto hombre.
Solté un pequeño suspiro.- Parece que no seré capaz de sacarle información, me apena pero… ¿Podría brindarme un poco de ayuda?
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Parecía que aquel muchacho me había prestado la ayuda que le indicaba con mi gesto, y la verdad, me había quedado francamente impresionado tras la ejecución de esos dos mamarrachos.
Sin lugar a duda la ejecución de aquella basura solo me provocaba alegría, eso si, interna. Así que una vez acabada la escabechina, y con el último pirata tirado en el suelo suplicando, pude ver , como aquel muchacho se dirigía a mi. Me estaba dando als gracias, aunque posiblemente no supiera mis intenciones para con aquellos piratas, la verdad, es que pensé que podía ayudarme siempre y cuando lo considerara un amigo...pero claro ¿como podía saberlo?.
Me quedé mirándole cuando me ofreció las gracias por la ayuda, aunque francamente, me ayudó el a mi a acabar rápido con ellos. A pesar de todo, me pareció de gran interés como aquel muchacho trataba a la basura, y sin olvidar que nuestro testigo estaba..meado.
Me pidió ayuda, para sacarle la información necesaria a aquel pirata. Yo simplemente me apoyé en mi rapier a modo de bastón, asentí con la cabeza y agarré por la pechera al pirata no sin antes hablar con el muchacho.
-Si me disculpas, tengo mi propio método.
Volví a mirar al pirata, el cual comenzó a balbucear.
Pirata: -No me haga daño señor, se lo imploro, solo veníamos a por la aldea, solo cumplía órdenes.
-¿Órdenes? ¿ÓRDENES? -Miro al muchacho- ¿Que te parece muchacho? Este pirata seguía órdenes -Vuelvo a mirar al pirata- Entonces si me permites, déjame mostrarte mis propias órdenes, impuestas por mi ¿te parece?.
Con la mano agarrando su pechera, lo levanté en el aire, y con la otra enfoqué mi rapier hacia su brazo izquierdo.
-Yo tengo poco tiempo, y tu muchos litros en el cuerpo, asi que te sugiero que hables rápido- Tras acabar la última palbra le di una estocada en el brazo mientras lo sujetaba en el aire, el pirata chilló como un cerdo.
-¿Cuántos hombres quedan en tu barco? Armamento, órdenes y clase por favor-Le pegunté cordialmente.
El pirata , ensangrentado intentaba pronunciar palabra: - Es un galeón, 20 cañones por banda, dos cazadores y dos guardatimones, eramos un total de 48 a bordo y hemos bajado 8 a tierra de avanzadilla para atacar la aldea, nuestro capitán espera nuestro informe de como están las cosas antes de desembarcar.
En ese momentó tiré al pirata al suelo y le apunté con el rapier oxidado.
-Vuelve a tu barco y dile a tu capitán lo que has visto, que venga con todos sus hombres, le espero aqui , me acercaría yo mismo a saludar, pero ya sabes ....los muertos no cuentan cuentos....
Lanzé otra estocada a su otro brazo, agarrándolo nuevamente y lanzándolo para que escapara rumbo a su barco a alertar al resto de sus compatriotas. Tras aquella escena, me quedé mirando al muchacho que previamentem e había ayudado.
-¿Tu nombre?- Dije apoyando mi mano en el rapier a modo de bastón- intuyo que un pirata -Cojo aire- no eres.....
Me giré y comencé a caminar rumbo a la costa.
-Si quieres tener una agradable charla y disipar tus dudas, gustoso te las responderé, más si te quedas aquí, te restan menos de 30 minutos antes de que la playa se infeste de piratas.
Sin lugar a duda la ejecución de aquella basura solo me provocaba alegría, eso si, interna. Así que una vez acabada la escabechina, y con el último pirata tirado en el suelo suplicando, pude ver , como aquel muchacho se dirigía a mi. Me estaba dando als gracias, aunque posiblemente no supiera mis intenciones para con aquellos piratas, la verdad, es que pensé que podía ayudarme siempre y cuando lo considerara un amigo...pero claro ¿como podía saberlo?.
Me quedé mirándole cuando me ofreció las gracias por la ayuda, aunque francamente, me ayudó el a mi a acabar rápido con ellos. A pesar de todo, me pareció de gran interés como aquel muchacho trataba a la basura, y sin olvidar que nuestro testigo estaba..meado.
Me pidió ayuda, para sacarle la información necesaria a aquel pirata. Yo simplemente me apoyé en mi rapier a modo de bastón, asentí con la cabeza y agarré por la pechera al pirata no sin antes hablar con el muchacho.
-Si me disculpas, tengo mi propio método.
Volví a mirar al pirata, el cual comenzó a balbucear.
Pirata: -No me haga daño señor, se lo imploro, solo veníamos a por la aldea, solo cumplía órdenes.
-¿Órdenes? ¿ÓRDENES? -Miro al muchacho- ¿Que te parece muchacho? Este pirata seguía órdenes -Vuelvo a mirar al pirata- Entonces si me permites, déjame mostrarte mis propias órdenes, impuestas por mi ¿te parece?.
Con la mano agarrando su pechera, lo levanté en el aire, y con la otra enfoqué mi rapier hacia su brazo izquierdo.
-Yo tengo poco tiempo, y tu muchos litros en el cuerpo, asi que te sugiero que hables rápido- Tras acabar la última palbra le di una estocada en el brazo mientras lo sujetaba en el aire, el pirata chilló como un cerdo.
-¿Cuántos hombres quedan en tu barco? Armamento, órdenes y clase por favor-Le pegunté cordialmente.
El pirata , ensangrentado intentaba pronunciar palabra: - Es un galeón, 20 cañones por banda, dos cazadores y dos guardatimones, eramos un total de 48 a bordo y hemos bajado 8 a tierra de avanzadilla para atacar la aldea, nuestro capitán espera nuestro informe de como están las cosas antes de desembarcar.
En ese momentó tiré al pirata al suelo y le apunté con el rapier oxidado.
-Vuelve a tu barco y dile a tu capitán lo que has visto, que venga con todos sus hombres, le espero aqui , me acercaría yo mismo a saludar, pero ya sabes ....los muertos no cuentan cuentos....
Lanzé otra estocada a su otro brazo, agarrándolo nuevamente y lanzándolo para que escapara rumbo a su barco a alertar al resto de sus compatriotas. Tras aquella escena, me quedé mirando al muchacho que previamentem e había ayudado.
-¿Tu nombre?- Dije apoyando mi mano en el rapier a modo de bastón- intuyo que un pirata -Cojo aire- no eres.....
Me giré y comencé a caminar rumbo a la costa.
-Si quieres tener una agradable charla y disipar tus dudas, gustoso te las responderé, más si te quedas aquí, te restan menos de 30 minutos antes de que la playa se infeste de piratas.
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Mientras el hombre llevaba a cabo el interrogatorio miré los cuerpo sin vida de los piratas a quienes les corté la cabeza.* Pensar que hace 2 años pelear contra 3 piratas me dejó en condiciones lamentables, ahora fue tan sencillo acabar con sus vidas. *por costumbre comencé a revisar sus cadáveres tratando de encontrar algo de utilidad, pero no había nada importante, así que solo tomé el sable que aún sostenía con firmeza el pirata.
El hombre me preguntó algo, pero era obvio que no buscaba una respuesta y nuevamente reanudo su interrogatorio. Por mi parte comencé a examinar el sable, el cual era un arma común y corriente con algunas marcas de daños por batallas anteriores.* Servirá por el momento.
Mi atención se enfocó en el pirata cuando este comenzó a hablar sobre los detalles de los enemigos que pronto acudirían a la señal lanzada hace poco.- 40… Esto va a ser molesto. –susurré con algo de fastidio por no encontrarme preparado para enfrentarme a tantos enemigos.- Ahora es cuando estoy feliz de nunca quitarme el brazalete y siempre llevar mi espada conmigo… -el hombre dejó que el pirata se marchara para que esté fuera a comunicar lo ocurrido a su capitán, por lo general habría objetado eso, pero como la bengala ya había sido disparada, alguna señal ya había llegado al resto de los piratas, por lo cual las cosas no sé podían poner peor.
Mientras miraba al pirata alejarse tan rápido como sus piernas se lo permitían, el hombre preguntó por mi nombre, además de parecer tener intención de conocer mi facción.
Antes de contestar noté las medallas en su ropa, ¿acaso era marine?
- Teniente Bizvan Oresan C. –dije con orgullo mientras realizaba el saludo de la marina, por su parte el hombre se giró y comenzó a caminar. Por un momento pensé que me estaba ignorando, pero considerando lo que estaba por ocurrir, era mejor dejar las formalidades y encaminarse hacia donde los piratas aparecerían.
Solté un pequeño suspiro mientras caminaba con rapidez para alcanzarlo.- Lo siento pero es mi deber como marine hacerle frente a todo aquel que intente hacer daño a los inocentes, sin mencionar que esta vez en verdad haré una diferencia… -eso último fue casi un susurro, sí él tenía un oído fino podría haberme escuchado.- Por cierto, ya me he presentado, pero usted no así que… ¿Cuál es su nombre? –pregunté con interés mientras lazaba pequeñas miradas a sus medallas. Sentía curiosidad por conocer más sobre este hombre, en especial por su extraño aspecto, pero mi experiencia me había enseñado a no preguntar sobre ese tipo de temas de manera inmediata.
- Ah, cierto. –me quité la mochila y de su interior tomé un pequeña caja, la cual ofrecí al hombre.– Mencionó que tenemos cerca de 30 minutos así que coma algo, espero no ofenderlo, pero su aspecto me dice que ha comido algo. –sería vergonzoso si su aspecto era naturalmente de esa forma y era probable que so tomara como una ofensa, pero esperaba que no viera malas intenciones en mis acciones.- Es carne acompañada con verduras, pero creo que estará fría a causa del clima…
El hombre me preguntó algo, pero era obvio que no buscaba una respuesta y nuevamente reanudo su interrogatorio. Por mi parte comencé a examinar el sable, el cual era un arma común y corriente con algunas marcas de daños por batallas anteriores.* Servirá por el momento.
Mi atención se enfocó en el pirata cuando este comenzó a hablar sobre los detalles de los enemigos que pronto acudirían a la señal lanzada hace poco.- 40… Esto va a ser molesto. –susurré con algo de fastidio por no encontrarme preparado para enfrentarme a tantos enemigos.- Ahora es cuando estoy feliz de nunca quitarme el brazalete y siempre llevar mi espada conmigo… -el hombre dejó que el pirata se marchara para que esté fuera a comunicar lo ocurrido a su capitán, por lo general habría objetado eso, pero como la bengala ya había sido disparada, alguna señal ya había llegado al resto de los piratas, por lo cual las cosas no sé podían poner peor.
Mientras miraba al pirata alejarse tan rápido como sus piernas se lo permitían, el hombre preguntó por mi nombre, además de parecer tener intención de conocer mi facción.
Antes de contestar noté las medallas en su ropa, ¿acaso era marine?
- Teniente Bizvan Oresan C. –dije con orgullo mientras realizaba el saludo de la marina, por su parte el hombre se giró y comenzó a caminar. Por un momento pensé que me estaba ignorando, pero considerando lo que estaba por ocurrir, era mejor dejar las formalidades y encaminarse hacia donde los piratas aparecerían.
Solté un pequeño suspiro mientras caminaba con rapidez para alcanzarlo.- Lo siento pero es mi deber como marine hacerle frente a todo aquel que intente hacer daño a los inocentes, sin mencionar que esta vez en verdad haré una diferencia… -eso último fue casi un susurro, sí él tenía un oído fino podría haberme escuchado.- Por cierto, ya me he presentado, pero usted no así que… ¿Cuál es su nombre? –pregunté con interés mientras lazaba pequeñas miradas a sus medallas. Sentía curiosidad por conocer más sobre este hombre, en especial por su extraño aspecto, pero mi experiencia me había enseñado a no preguntar sobre ese tipo de temas de manera inmediata.
- Ah, cierto. –me quité la mochila y de su interior tomé un pequeña caja, la cual ofrecí al hombre.– Mencionó que tenemos cerca de 30 minutos así que coma algo, espero no ofenderlo, pero su aspecto me dice que ha comido algo. –sería vergonzoso si su aspecto era naturalmente de esa forma y era probable que so tomara como una ofensa, pero esperaba que no viera malas intenciones en mis acciones.- Es carne acompañada con verduras, pero creo que estará fría a causa del clima…
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Mientras caminamos rumbo a la costa, aquel muchacho me dijo quien era. Un teniente,Bizvan se hace llamar. Un marine... ¿que gran coincidencia no? La verdad es que aquella noche esperaba encontrarme de todo, pero no con un camarada del gremio. Esbocé una leve sonrisa y caminé, hasta ir empezando a otear las rocas dodne me había escondido, cerca de de donde los piratas habían desembarcado. Ahora, unos botes comenzaban a llegar a la playa nevada, picaron el cebo.
Tomé asiento, ocultándome entre los peñascos junto a mi compañero, el cual me había preguntado mi nombre, pero no había obtenido respuesta, pero ahora era el momento de contestarle, pues era un marine con firmes convicciones, como yo lo era en su momento.
-Salazar, Armando Salazar...Capitán de Navío del HMS Justice, caído hace años por los asaltos piratas cerca de Dressrosa.-Dije mientras cogía aire y lo soltaba como si me estuviera ahogando- Mira muchacho, si hacemos esto rápido, podremos hablar tranquilamente con una buena copa los dos en mi nuevo navío -Dije señalando el barco de los piratas que acaban de desembarcar.
Los piratas comenzaron a tomar la playa y podía verse a un hombre muy bien ataviado entre ellos, de consdiderable altura, barba frondosa, parche en el ojo izquierdo y con una cara de borracho que no podía con ella. No me sonaba de las listas de piratas conocidos, así que debería ser un mindundi.
Una vez analizada la situación pude ver que los botes quedaron en la playa, con tan solo 3 guardias, mientras que los 37 restantes fueron a la aldea, con el pirata que habíamos escarmentado antes como guía.
Me giré hacia Bizvan.
-¿Me ayudarías a tomar posesión de ese barco? No me malinterpretes, no es robar solo darle un dueño más "legal", a cambio puedes quedarte con lo que haya de tu interés en la bodega, así como aceptar esa copa que te he prometido ¿Te parece?
En caso de que aceptara, debíamos ser rápidos, pues debíamos noquear a los 3 guardias y ir al barco y levar amarras entre los dos a una zona segura.
-Espero que tu respuesta sea un si marine, pues tu destreza con la escoria de antes me ha impresionado, pero si decides irte, lo entenderé, aunque te toparás con 37 piratas muy cabreados. -Esbocé una leve sonrisa maliciosa- ¿Que me dices?
Los 3 guarías protegía un total de 3 botes, pero tan solo necesitaba uno. Dos de ellos estaban de espaldas a la orilla mirando hacia la aldea, mientras que el tercero estaba con una antorcha y con la mano en la espada oteando el horizonte desde otro bote contiguo al de los 2 guardias.
Tomé asiento, ocultándome entre los peñascos junto a mi compañero, el cual me había preguntado mi nombre, pero no había obtenido respuesta, pero ahora era el momento de contestarle, pues era un marine con firmes convicciones, como yo lo era en su momento.
-Salazar, Armando Salazar...Capitán de Navío del HMS Justice, caído hace años por los asaltos piratas cerca de Dressrosa.-Dije mientras cogía aire y lo soltaba como si me estuviera ahogando- Mira muchacho, si hacemos esto rápido, podremos hablar tranquilamente con una buena copa los dos en mi nuevo navío -Dije señalando el barco de los piratas que acaban de desembarcar.
Los piratas comenzaron a tomar la playa y podía verse a un hombre muy bien ataviado entre ellos, de consdiderable altura, barba frondosa, parche en el ojo izquierdo y con una cara de borracho que no podía con ella. No me sonaba de las listas de piratas conocidos, así que debería ser un mindundi.
Una vez analizada la situación pude ver que los botes quedaron en la playa, con tan solo 3 guardias, mientras que los 37 restantes fueron a la aldea, con el pirata que habíamos escarmentado antes como guía.
Me giré hacia Bizvan.
-¿Me ayudarías a tomar posesión de ese barco? No me malinterpretes, no es robar solo darle un dueño más "legal", a cambio puedes quedarte con lo que haya de tu interés en la bodega, así como aceptar esa copa que te he prometido ¿Te parece?
En caso de que aceptara, debíamos ser rápidos, pues debíamos noquear a los 3 guardias y ir al barco y levar amarras entre los dos a una zona segura.
-Espero que tu respuesta sea un si marine, pues tu destreza con la escoria de antes me ha impresionado, pero si decides irte, lo entenderé, aunque te toparás con 37 piratas muy cabreados. -Esbocé una leve sonrisa maliciosa- ¿Que me dices?
Los 3 guarías protegía un total de 3 botes, pero tan solo necesitaba uno. Dos de ellos estaban de espaldas a la orilla mirando hacia la aldea, mientras que el tercero estaba con una antorcha y con la mano en la espada oteando el horizonte desde otro bote contiguo al de los 2 guardias.
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Durante unos minutos no obtuve respuesta y solo me limité a seguir al hombre agrietado. Al igual que él, me escondí entre las rocas y esperé en silencio. La respiración de ambos y las olas del mar era los únicos sonidos audibles en los alrededores, aunque el sonido del mar ocultaba en su totalidad nuestra respiración tranquila.
El silencio fue interrumpido por la voz de mi compañero, quien por fin dio a conocer su nombre. un poco de información sobre su persona y lo que parecía ser su objetivo.
Miré aquello que Salazar señalaba, se trataba de los piratas que habían sido traídos por mi acompañante.* ¿Tiene planeado que solo nosotros 2 nos enfrentemos a 40 piratas? Ahora que lo veo, si peleamos en este lugar evitáremos que los aldeanos se vean afectados por… Espera… *los piratas comenzaron a dirigirse a la aldea siendo encabezados por el pirata que Salazar interrogó. Justo cuando estaba por preguntar a mi compañero sobre el curso de nuestro plan, esté se giró para dirigirme unas palabras.
No tenía problemas con ayudarlo a robar el barco, pues eran piratas, no obstante al comprender que cual era el motivo por el cual había hecho llamar a los piratas no puede evitar ocultar mi expresión se asombro.* Planea sacrificarlos… *
Me coloqué de pie y miré a los 3 hombres que cuidaban los botes.- Solo quieres el barco, ¿no? -dije sin apartar mi mirada de los piratas. No le di oportunidad de contestar pues activé mis botas causando que la nieve se levantara al ser empujada por una fuerte corriente de aire que me impulsó a gran velocidad hacia donde se encontraban los guardias, acortando la distancia que había entre nosotros en tan solo segundos.
- ¡Cui… -el hombre fue cortado a la mitad sin dejarlo terminar de advertir a sus compañeros, sin embargo consiguió que estos se giraran para ver qué había ocurrido. Antes de que estos consiguieran hacer algo, nuevamente formé dagas taser, las cuales arrojé a ellos dejándolos inconscientes a causa de la electricidad que había recorrido sus cuerpos.
Todo había ocurrido en segundos, pero era justo lo que quería, no podía darme el lujo de desperdiciar valioso tiempo.
No esperé a que Salazar se acercara y en su lugar comencé a correr en dirección a la aldea.* Te lo dije, es mi deber proteger a los inocentes. *me quité el abrigo dejando al descubierto mi uniforme de recluta.* Ya presencié una masacre en este lugar, no permitiré que otra se repita. *sabía muy bien que me estaría enfrentando a 37 enemigos yo solo, pero soy un marine, no ignoraré a los inocentes, mi deber es protegerlos aun si me cuesta la vida.
- Venga, ¿Dónde diablos está ese monstruo del que hablaste? -preguntó el hombre del parche en el ojo mientras arrastraba alunas palabras, lo cual delataba su ebriedad.
- De debe estar oculto en la aldea, por favor capitán déjeme regresar al barco, n no quiero verlo de nuevo. –contestó un hombre con sumo nerviosismo.
- Marica de mierda, si no fuera por los cadáveres que vimos pensaría que estabas tan borracho que alucinaste con un monstruo.
- ¡Yo sé lo que vi, es real esa maldita cosa! –gritó con furia impresionando a su capitán.
- Monstruo… ¡Chicos vallan y busquen al maldito que mató a nuestros compañeros, pueden tomar lo que quiera de este asqueroso lugar mientras lo hacen!
Los hombres que acompañaban al sujeto del parche lanzaron un grito en señal de emoción ante las palabras de su capitán.
- ¡Deténganse malditas escorias! –grité con todas mis fuerzas para llamar la atención de mis enemigos. Todos ellos se giraron para verme.
- ¿Qué diablos hace un marine aquí?, como sea solo mátenlo y… -antes de poder terminar su frase arrojé a Madre con todas mis fuerzas en su dirección. Como resultado la mitad superior del hombre se deslizó lentamente hasta caer al suelo, pero la espada no se detuvo ahí, dando como resultado que esta se enterrara en el estómago de uno de los piratas que se encontraba detrás de su capitán y no le fue posible ver el ataque hasta ser demasiado tarde.
Los hombres parecían más sorprendidos por la muerte de su compañero que por la muerte de su capitán.
Había 2 motivos por el cual arrojé mi espada:
1- Intentar matar al capitán desde el inicio para desmoralizar al resto de piratas.
2- Dar la falsa impresión de ser un completo imbécil por arrojar mi arma sin tener oportunidad de recuperarla.
- Por eso odio a los mocosos, en especial a los niñatos de la marina que se creen héroes. –quien hablaba era el capitán, su cuerpo se había convertido en algunas sustancia y poco a poco comenzó a reconstruir su cuerpo.
- ¿!Qué diablos eres!? –grité con sorpresa mientras daba un paso hacia atrás.
-Chicos cambio de planes, quiero a ese mamón muerto, pero háganlo sufrir. –por un momento pareció que su estado de ebriedad había desaparecido. Al parecer lo había hecho enojar.
Los piratas tomaron sus armas mientras reían con malicia y se acercaban lentamente, de no ser por el peligro me daría el gusto de reír al compararlos con hienas…
El silencio fue interrumpido por la voz de mi compañero, quien por fin dio a conocer su nombre. un poco de información sobre su persona y lo que parecía ser su objetivo.
Miré aquello que Salazar señalaba, se trataba de los piratas que habían sido traídos por mi acompañante.* ¿Tiene planeado que solo nosotros 2 nos enfrentemos a 40 piratas? Ahora que lo veo, si peleamos en este lugar evitáremos que los aldeanos se vean afectados por… Espera… *los piratas comenzaron a dirigirse a la aldea siendo encabezados por el pirata que Salazar interrogó. Justo cuando estaba por preguntar a mi compañero sobre el curso de nuestro plan, esté se giró para dirigirme unas palabras.
No tenía problemas con ayudarlo a robar el barco, pues eran piratas, no obstante al comprender que cual era el motivo por el cual había hecho llamar a los piratas no puede evitar ocultar mi expresión se asombro.* Planea sacrificarlos… *
Me coloqué de pie y miré a los 3 hombres que cuidaban los botes.- Solo quieres el barco, ¿no? -dije sin apartar mi mirada de los piratas. No le di oportunidad de contestar pues activé mis botas causando que la nieve se levantara al ser empujada por una fuerte corriente de aire que me impulsó a gran velocidad hacia donde se encontraban los guardias, acortando la distancia que había entre nosotros en tan solo segundos.
- ¡Cui… -el hombre fue cortado a la mitad sin dejarlo terminar de advertir a sus compañeros, sin embargo consiguió que estos se giraran para ver qué había ocurrido. Antes de que estos consiguieran hacer algo, nuevamente formé dagas taser, las cuales arrojé a ellos dejándolos inconscientes a causa de la electricidad que había recorrido sus cuerpos.
Todo había ocurrido en segundos, pero era justo lo que quería, no podía darme el lujo de desperdiciar valioso tiempo.
No esperé a que Salazar se acercara y en su lugar comencé a correr en dirección a la aldea.* Te lo dije, es mi deber proteger a los inocentes. *me quité el abrigo dejando al descubierto mi uniforme de recluta.* Ya presencié una masacre en este lugar, no permitiré que otra se repita. *sabía muy bien que me estaría enfrentando a 37 enemigos yo solo, pero soy un marine, no ignoraré a los inocentes, mi deber es protegerlos aun si me cuesta la vida.
- Venga, ¿Dónde diablos está ese monstruo del que hablaste? -preguntó el hombre del parche en el ojo mientras arrastraba alunas palabras, lo cual delataba su ebriedad.
- De debe estar oculto en la aldea, por favor capitán déjeme regresar al barco, n no quiero verlo de nuevo. –contestó un hombre con sumo nerviosismo.
- Marica de mierda, si no fuera por los cadáveres que vimos pensaría que estabas tan borracho que alucinaste con un monstruo.
- ¡Yo sé lo que vi, es real esa maldita cosa! –gritó con furia impresionando a su capitán.
- Monstruo… ¡Chicos vallan y busquen al maldito que mató a nuestros compañeros, pueden tomar lo que quiera de este asqueroso lugar mientras lo hacen!
Los hombres que acompañaban al sujeto del parche lanzaron un grito en señal de emoción ante las palabras de su capitán.
- ¡Deténganse malditas escorias! –grité con todas mis fuerzas para llamar la atención de mis enemigos. Todos ellos se giraron para verme.
- ¿Qué diablos hace un marine aquí?, como sea solo mátenlo y… -antes de poder terminar su frase arrojé a Madre con todas mis fuerzas en su dirección. Como resultado la mitad superior del hombre se deslizó lentamente hasta caer al suelo, pero la espada no se detuvo ahí, dando como resultado que esta se enterrara en el estómago de uno de los piratas que se encontraba detrás de su capitán y no le fue posible ver el ataque hasta ser demasiado tarde.
Los hombres parecían más sorprendidos por la muerte de su compañero que por la muerte de su capitán.
Había 2 motivos por el cual arrojé mi espada:
1- Intentar matar al capitán desde el inicio para desmoralizar al resto de piratas.
2- Dar la falsa impresión de ser un completo imbécil por arrojar mi arma sin tener oportunidad de recuperarla.
- Por eso odio a los mocosos, en especial a los niñatos de la marina que se creen héroes. –quien hablaba era el capitán, su cuerpo se había convertido en algunas sustancia y poco a poco comenzó a reconstruir su cuerpo.
- ¿!Qué diablos eres!? –grité con sorpresa mientras daba un paso hacia atrás.
-Chicos cambio de planes, quiero a ese mamón muerto, pero háganlo sufrir. –por un momento pareció que su estado de ebriedad había desaparecido. Al parecer lo había hecho enojar.
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Aquel muchacho tenía unas férreas convicciones sin lugar a duda, pero necesitaba ese navío para volver a empezar de cero. Pero, por algún motivo, veía en Bizvan al Salazar jóven, lleno de pasión y de justicia. No podía dejarle tirado, a pesar de que lo hubiera conocido hace unos minutos, era un marine, por tanto un hombre honorable.
Me dirigí a los botes, no sin antes quedar impresionado por lo ocurrido por mi compañero, parecía tener alguna extraña habilidad...muy curiosa. Me acerqué a los botes una vez las amenazas habían sido eliminadas, pero cuando me iba a echar a la mar miré hacia el poblado.
-Me cago en mi calavera....aún tengo sentido de la decencia.....aguanta muchacho, no voy a dejarte solo con este marrón.
Salí corriendo hacia la aldea para ver si le daba alcance. Y efectivamente, la fiesta ya había comenzado, y ver a Bizvan enfrentándose el solo contra aquella basura, y todo por defender a los inocentes. ¿Como podía ayudarle?. De repende una idea llegó a mi mente, pero esta se vió enturbiada cuando el capitán al que Bizvan había atacado y cortado, ¡SE RE-UNIÓ ! como si de gelatina se tratase....un usuario...lo que más odiaba.
Podía atacar por la espalda llevándome por medio a 5 o 6, sin embargo pondría en peligro a mi compañero. Así que me escondí en el bosque del camino. Saqué mi pistola y pegué un tiro al aire.
-¿Que ha sido eso? -Dijo el capitán- ID A VER QUE HA SIDO ESO!- Dijo señalando el bosque y enviando a una cuadrilla de 8 hombres.
-"Perfecto"- Pensé para mi, así que saqué el rapier en las sombras y.....
y a los pocos minutos se comenzaron oir gritos en el bosque, sonidos de espada chocando, disparos y diversos fogonazos de luz en el bosque y finalmente tras unos segundos un pirata salió de entre la maleza, con una gran estocada en la barriga, intentando tapársela con su mano y corriendo a los pies de su capitán.
-El monstruo capitán..el monstru....-El marinero cayó muerto y su capitán solo pudo aportar esto-
-SAL SI ERES UN HOMBRE MALDITO COBARDE O ESTE TIPO MUERE.
De repente una voz se escucha en el ambiente, su procedencia estaba en el bosque, pero no sabían exactamente en que punto estaba escondido.
-¿Matarle? ¿Sabes acaso que ese tipo que tienes ahi y que te acaba de cortar no tardaría nada en matarte ahora que se sabe que eres un usuario? Has perdido bastantes hombres y no has llegado todavía ni a la linde del pueblo ¿Estás dispuesto a perder los marineros que te quedan ¿por matar a un "monstruo" y a ese muchacho? Creo que para ser capitán hay que tomar decisiones correctas, tienes 30 segundos para decidir, pues cuando pasen oirás un estocazo en el suelo, y a los 5 segundos siguientes te juro que solo quedarás tu en pie. Así que te recomiendo que, como buen capitán mires por la vida de tus hombres...y en ese caso os dejaré marchar, de lo contrario, no merecerías llamarte capitán....EL RELOJ COMIENZA.
Me dirigí a los botes, no sin antes quedar impresionado por lo ocurrido por mi compañero, parecía tener alguna extraña habilidad...muy curiosa. Me acerqué a los botes una vez las amenazas habían sido eliminadas, pero cuando me iba a echar a la mar miré hacia el poblado.
-Me cago en mi calavera....aún tengo sentido de la decencia.....aguanta muchacho, no voy a dejarte solo con este marrón.
Salí corriendo hacia la aldea para ver si le daba alcance. Y efectivamente, la fiesta ya había comenzado, y ver a Bizvan enfrentándose el solo contra aquella basura, y todo por defender a los inocentes. ¿Como podía ayudarle?. De repende una idea llegó a mi mente, pero esta se vió enturbiada cuando el capitán al que Bizvan había atacado y cortado, ¡SE RE-UNIÓ ! como si de gelatina se tratase....un usuario...lo que más odiaba.
Podía atacar por la espalda llevándome por medio a 5 o 6, sin embargo pondría en peligro a mi compañero. Así que me escondí en el bosque del camino. Saqué mi pistola y pegué un tiro al aire.
-¿Que ha sido eso? -Dijo el capitán- ID A VER QUE HA SIDO ESO!- Dijo señalando el bosque y enviando a una cuadrilla de 8 hombres.
-"Perfecto"- Pensé para mi, así que saqué el rapier en las sombras y.....
y a los pocos minutos se comenzaron oir gritos en el bosque, sonidos de espada chocando, disparos y diversos fogonazos de luz en el bosque y finalmente tras unos segundos un pirata salió de entre la maleza, con una gran estocada en la barriga, intentando tapársela con su mano y corriendo a los pies de su capitán.
-El monstruo capitán..el monstru....-El marinero cayó muerto y su capitán solo pudo aportar esto-
-SAL SI ERES UN HOMBRE MALDITO COBARDE O ESTE TIPO MUERE.
De repente una voz se escucha en el ambiente, su procedencia estaba en el bosque, pero no sabían exactamente en que punto estaba escondido.
-¿Matarle? ¿Sabes acaso que ese tipo que tienes ahi y que te acaba de cortar no tardaría nada en matarte ahora que se sabe que eres un usuario? Has perdido bastantes hombres y no has llegado todavía ni a la linde del pueblo ¿Estás dispuesto a perder los marineros que te quedan ¿por matar a un "monstruo" y a ese muchacho? Creo que para ser capitán hay que tomar decisiones correctas, tienes 30 segundos para decidir, pues cuando pasen oirás un estocazo en el suelo, y a los 5 segundos siguientes te juro que solo quedarás tu en pie. Así que te recomiendo que, como buen capitán mires por la vida de tus hombres...y en ese caso os dejaré marchar, de lo contrario, no merecerías llamarte capitán....EL RELOJ COMIENZA.
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* Eso es malditos, solo necesito que den unos cuantos pasos más y… *el sonido de un disparo causó eco llamando la atención de todos los presentes en ese momento. Al capitán no pareció agradarle ese sonido y mandó a 8 de sus hombres a investigar.* ¿Podría ser él? *no estaba seguro, pero tener 8 enemigos menos de los cuales preocuparme era algo bueno. Claro que mi plan se vio modificado por este factor, pero eso no quería decir que fuera malo, de hecho sería de gran ayuda.
Sonidos de gritos y armas chocando entre sí nuevamente captaron la atención de la mayoría de los piratas. Uno de los hombres enviados a investigar regresó en malas condiciones mientras declaraba haber visto al monstruo.* ¡Salazar! *una pequeña sonrisa se formó en mi rostro al saber que el hombre había regresado para ayudarme.
El capitán no estaba contento y gritó enfurecido exigiendo que mi compañero se dejara ver o de lo contrario me mataría.
La voz de Salazar se hizo presente, aquel tono de voz calmado y frio realmente le hacían parecer un ser de otro mundo.* Puede que esta vez en verdad haya conocido a un fantasma. *pensé de manera cómica mientras escuchaba la advertencia del alto hombre. Mi expresión se hizo más seria cuando él les brindó la oportunidad de marcharse de manera pacífica, era obvio que el mejor curso de acciones era evitar un enfrentamiento directo, pero dejarlos ir solo implicaba retrasar lo inevitable, si no atacaban esta aldea, atacarían otra en el futuro.
La vulgar risa del hombre con parche se escuchó con fuerza.- Jamás pensé encontrar a un monstro tan estúpido, no importa cuántas veces lo intentes no podrás causarme un solo daño. ¡Ahora todos...
- Madre… -la espada que se encontraba en el estómago del enemigo se convirtió en un lobo humanoide de pelaje escarlata. Portaba una armadura y en una de sus manos sujetaba un mazo de combate.
Solo unos cuantos piratas se percataron de la transformación, pero antes de poder dar alarma sobre esto. El lobo comenzó a atacar a los piratas. Los gritos de los pobres desafortunados que no tuvieron la buena suerte de morir con un solo golpe obligaron al capitán a girarse para ver qué diablos ocurría.
- ¿¡De donde diablos salió esa cosa!?
Solos los piratas con mayor experiencia consiguieron actuar y comenzaron a enfrentar al lobo escarlata.
Antes de que el resto de los enemigos consiguieran reaccionar como era debido, activé mi brazalete y una armadura de cuerpo completo de color blanco puro se extendió por mi cuerpo. Está vez activé el sistema de impulsos de mi armadura y al igual que hace poco conseguí moverme a una velocidad que no sería normal al llevar puesta semejante armadura.
El gurpo de piratas se encontraba bajo ataque desde ambos lados. Por un lado Madre movía su mazo rompiendo brazos, costillas y cráneos mientras dejaba escapar una risa con un tono de falsete. Mientras que por el otro me encontraba yo utilizando el sable (que había tomado del cadáver pirata con anterioridad) para cortar brazos y cabezas de todo aquel que intentaba detener mi avance.
- ¡Lo siento, pero no puedo dejar que ninguno de ellos salga con vida de este lugar! –grité para disculparme con Salazar, pues aunque él había ofrecido la oportunidad de que ellos se marcharan, yo no dejaría que eso ocurriera.
El número de piratas en condiciones de pelear se redujo a 10, de entre los cuales se encontraba el capitán.
Sonidos de gritos y armas chocando entre sí nuevamente captaron la atención de la mayoría de los piratas. Uno de los hombres enviados a investigar regresó en malas condiciones mientras declaraba haber visto al monstruo.* ¡Salazar! *una pequeña sonrisa se formó en mi rostro al saber que el hombre había regresado para ayudarme.
El capitán no estaba contento y gritó enfurecido exigiendo que mi compañero se dejara ver o de lo contrario me mataría.
La voz de Salazar se hizo presente, aquel tono de voz calmado y frio realmente le hacían parecer un ser de otro mundo.* Puede que esta vez en verdad haya conocido a un fantasma. *pensé de manera cómica mientras escuchaba la advertencia del alto hombre. Mi expresión se hizo más seria cuando él les brindó la oportunidad de marcharse de manera pacífica, era obvio que el mejor curso de acciones era evitar un enfrentamiento directo, pero dejarlos ir solo implicaba retrasar lo inevitable, si no atacaban esta aldea, atacarían otra en el futuro.
La vulgar risa del hombre con parche se escuchó con fuerza.- Jamás pensé encontrar a un monstro tan estúpido, no importa cuántas veces lo intentes no podrás causarme un solo daño. ¡Ahora todos...
- Madre… -la espada que se encontraba en el estómago del enemigo se convirtió en un lobo humanoide de pelaje escarlata. Portaba una armadura y en una de sus manos sujetaba un mazo de combate.
Solo unos cuantos piratas se percataron de la transformación, pero antes de poder dar alarma sobre esto. El lobo comenzó a atacar a los piratas. Los gritos de los pobres desafortunados que no tuvieron la buena suerte de morir con un solo golpe obligaron al capitán a girarse para ver qué diablos ocurría.
- ¿¡De donde diablos salió esa cosa!?
Solos los piratas con mayor experiencia consiguieron actuar y comenzaron a enfrentar al lobo escarlata.
Antes de que el resto de los enemigos consiguieran reaccionar como era debido, activé mi brazalete y una armadura de cuerpo completo de color blanco puro se extendió por mi cuerpo. Está vez activé el sistema de impulsos de mi armadura y al igual que hace poco conseguí moverme a una velocidad que no sería normal al llevar puesta semejante armadura.
El gurpo de piratas se encontraba bajo ataque desde ambos lados. Por un lado Madre movía su mazo rompiendo brazos, costillas y cráneos mientras dejaba escapar una risa con un tono de falsete. Mientras que por el otro me encontraba yo utilizando el sable (que había tomado del cadáver pirata con anterioridad) para cortar brazos y cabezas de todo aquel que intentaba detener mi avance.
- ¡Lo siento, pero no puedo dejar que ninguno de ellos salga con vida de este lugar! –grité para disculparme con Salazar, pues aunque él había ofrecido la oportunidad de que ellos se marcharan, yo no dejaría que eso ocurriera.
El número de piratas en condiciones de pelear se redujo a 10, de entre los cuales se encontraba el capitán.
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Parecía que mis problemas se habían solventado por doble vía, pues al ver a Bizvan actuar de tal forma, solo cabía júbilo y necesidad de ayudar. Así que este muchacho parecía ser muy poderoso, así que su amistad era algo en lo que había acertado al tratar con él.
El lobo me había captado toda mi atención, pero para mayor interés la escabechina producida por todo aquel despliegue militar que Bizvan había hecho.
Durante la lucha pude escuchar sus disculpas al no dejar a nadie con vida, a lo que respondí - ¿Quién dijo que iba a cumplir mi palabra para con un pirata? Dije mientras salía del bosque abalanzándome con una estocada sobre el primer pirata que vi, ensartándolo y girándome rápidamente para lanzar mi puñal a la garganta de otro, sacando el rapier del estómago del que había ensartado y haciendo un corte en el pecho a otro que trataba de defenderse con el sable. Quedando 3 menos, o sea 7, y en un último momento enfoqué mi rapier en la frente del capitán.
-Veamos si también se te puede unir el cerebro, no te muevas, y el resto creo que a estas alturas podéis daros cuenta que moverse no es una opción tampoco.
Miré a Bizvan -Veo que te desenvuelves bien, Olé por ti muchacho- Dije mientras regresaba la vista al capitán. Este, simplemente comenzó a farfullar. Sabía que este estúpido pirata era un usuario, y la única forma de vencerle era un engaño , así que procedi.
-A los de tu calaña ya es de sobra conocido como joderos...así que no me tientes, esto no es un rapier normal. Así que se bueno y deja que mi compañero haga su trabajo.
El lobo me había captado toda mi atención, pero para mayor interés la escabechina producida por todo aquel despliegue militar que Bizvan había hecho.
Durante la lucha pude escuchar sus disculpas al no dejar a nadie con vida, a lo que respondí - ¿Quién dijo que iba a cumplir mi palabra para con un pirata? Dije mientras salía del bosque abalanzándome con una estocada sobre el primer pirata que vi, ensartándolo y girándome rápidamente para lanzar mi puñal a la garganta de otro, sacando el rapier del estómago del que había ensartado y haciendo un corte en el pecho a otro que trataba de defenderse con el sable. Quedando 3 menos, o sea 7, y en un último momento enfoqué mi rapier en la frente del capitán.
-Veamos si también se te puede unir el cerebro, no te muevas, y el resto creo que a estas alturas podéis daros cuenta que moverse no es una opción tampoco.
Miré a Bizvan -Veo que te desenvuelves bien, Olé por ti muchacho- Dije mientras regresaba la vista al capitán. Este, simplemente comenzó a farfullar. Sabía que este estúpido pirata era un usuario, y la única forma de vencerle era un engaño , así que procedi.
-A los de tu calaña ya es de sobra conocido como joderos...así que no me tientes, esto no es un rapier normal. Así que se bueno y deja que mi compañero haga su trabajo.
Bizvan
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Salazar salió de su escondite dispuesto a ayudar con el resto de piratas. Con rápidos movimientos el hombre se encargó de otros 3 enemigos, dejando solo 7 en pie.
Mi compañero dirigió unas palabras al capitán, las cuales parecieron hacerlo enojar, pero retrocedió dos pasos sin apartar sus mirada del arma de Salazar, era como si estuviera preparándose para esquivar algún ataque.
La hoja de un sable impactó contra la hombrera de mi armadura, causado que el arma se rompiera en el proceso.- Sabes, esta cosa es más dura que el diamante y no solo eso… -de nuevo activé el sistema de impulsos y me desplacé hasta donde se encontraba el capitán. Sin darle oportunidad de ver que había ocurrido golpeé su estómago con mi puño izquierdo aprovechando la fuerza obtenida del impulso. El hombre vomitó a causa del puñetazo y antes de que este pudiera girar su cabeza para mirarme, lo derribé con una facilidad que podría hacerme ver como alguien con una fuerza considerable. Claro que incluso un niño podría haber hecho esto y todo era gracias a la armadura que estaba utilizando en ese momento, una armadura de Kairoseki capaz de debilitar a los usuarios de frutas del diablo.
Coloqué mi pie sobre la cabeza del pirata y la hundí sobre la nieve (justo donde había vomitado).- Aquel que aún quiera pelear puede venir a intentarlo, me aseguraré de matarlos a todos de manera rápida. –enterré el sable aun lado de la cabeza del pirata y para verme aún más amenazante comencé a canalizar energía en mis brazos para generar fuego en el brazo derecho y electricidad en el brazo izquierdo.- Madre, no dejes escapar a ni uno solo. –la voz amable y alegre que había estado utilizando hasta hace poco se vio sustituida por una llena de intensión asesina.
- No hay problema, me encargaré de ellos cariño. –al igual que yo, el brazo libre del lobo se vio envuelto por fuego y se preparó para atacar a todo aquel que intentara escapar.
- ¿Qué hacer? No creo que ustedes piensen reformarse, y para su mala suerte no tengo intención de dejarlos huir como si nada hubiese pasado.- dejé escapar un suspiro.- Es una lástima que su jefe los condujera hasta esta situación, aunque los verdaderos culpables son ustedes por haber decidido seguirlo… No hay muchos buenos líderes hoy en día, esto solo me hace sentirme afortunado de tener a Kimura como capitán… Oh, disculpen, parece que comencé a desvariar. –una pequeña risa provino del interior del casco, nuevamente era una risa amigable.- Salazar. ¿Si te lo pidiera me prestarías tu nuevo barco para poder llevarlos a un cuartel de la marina y encerrarlos?… Claro que solo si no tienes inconvenientes, de lo contario puede que su única opción sea convertirse en comida para gusanos.
La vida estos hombres se encontraban en manos de mi compañero. ¿Cuál sería su decisión? No lo sé.
Mi compañero dirigió unas palabras al capitán, las cuales parecieron hacerlo enojar, pero retrocedió dos pasos sin apartar sus mirada del arma de Salazar, era como si estuviera preparándose para esquivar algún ataque.
La hoja de un sable impactó contra la hombrera de mi armadura, causado que el arma se rompiera en el proceso.- Sabes, esta cosa es más dura que el diamante y no solo eso… -de nuevo activé el sistema de impulsos y me desplacé hasta donde se encontraba el capitán. Sin darle oportunidad de ver que había ocurrido golpeé su estómago con mi puño izquierdo aprovechando la fuerza obtenida del impulso. El hombre vomitó a causa del puñetazo y antes de que este pudiera girar su cabeza para mirarme, lo derribé con una facilidad que podría hacerme ver como alguien con una fuerza considerable. Claro que incluso un niño podría haber hecho esto y todo era gracias a la armadura que estaba utilizando en ese momento, una armadura de Kairoseki capaz de debilitar a los usuarios de frutas del diablo.
Coloqué mi pie sobre la cabeza del pirata y la hundí sobre la nieve (justo donde había vomitado).- Aquel que aún quiera pelear puede venir a intentarlo, me aseguraré de matarlos a todos de manera rápida. –enterré el sable aun lado de la cabeza del pirata y para verme aún más amenazante comencé a canalizar energía en mis brazos para generar fuego en el brazo derecho y electricidad en el brazo izquierdo.- Madre, no dejes escapar a ni uno solo. –la voz amable y alegre que había estado utilizando hasta hace poco se vio sustituida por una llena de intensión asesina.
- No hay problema, me encargaré de ellos cariño. –al igual que yo, el brazo libre del lobo se vio envuelto por fuego y se preparó para atacar a todo aquel que intentara escapar.
- ¿Qué hacer? No creo que ustedes piensen reformarse, y para su mala suerte no tengo intención de dejarlos huir como si nada hubiese pasado.- dejé escapar un suspiro.- Es una lástima que su jefe los condujera hasta esta situación, aunque los verdaderos culpables son ustedes por haber decidido seguirlo… No hay muchos buenos líderes hoy en día, esto solo me hace sentirme afortunado de tener a Kimura como capitán… Oh, disculpen, parece que comencé a desvariar. –una pequeña risa provino del interior del casco, nuevamente era una risa amigable.- Salazar. ¿Si te lo pidiera me prestarías tu nuevo barco para poder llevarlos a un cuartel de la marina y encerrarlos?… Claro que solo si no tienes inconvenientes, de lo contario puede que su única opción sea convertirse en comida para gusanos.
La vida estos hombres se encontraban en manos de mi compañero. ¿Cuál sería su decisión? No lo sé.
Lord Khâmul
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Las palabras de Bizvan no podían estar más acertadas. Era obvio que aquella escoria nunca se iba a reformar. Me pareció bastante adecuado ver y gozar para mis adentros, aquel puñetazo que le propició al capitán en el estómago, a la basura se la trata como se merece. El capitán ya no sería un problema parece, sin embargo nos quedaba pendiente que hacer con los marineros supervivientes.
Bizvan me preguntó si podían usar mi nuevo barco, oh como suena, "mi propio barco" al fin... para llevar a esa escoria a un cuartel y que la justicia se encargara de ellos. Así que me acerqué a los detenidos y dije mirando a mi compañero.
-No habrá problema pero déjame a uno vivo...
Me acerqué a los prisioneros, los cuales parecían cagarse en los pantalones al verme, así que agarré al más joven por la pechera y me lo lleve conmigo unos metros más atrás - Vamos a hablar tu y yo.
Lo arrastré hasta un árbol, cogí su mano derecha, la apoyé sobre el tronco y usando mi puñal le clavé la mano al tronco. Obivamente gritó como un cerdo en San Martín, maldiciendo mi nombre a los cuatro vientos.
-Tranquilo, ya lo estoy, no te preocupes- dije poniéndome frente a él apoyado en mi rapier.
-Bien empecemos, si me dices lo que quiero te librarás de mi, ¿ves esta espada? cada vez que toque el suelo, te daré un estocazo en el cuerpo, no morirás, pero si chillarás....así que sugiero que hables rápido- Dije levantando un poco la punta del repier del suelo- ¿ Conoces a una usuaria que se autodenomina a si mima "La diosa del Mar"?
-No me suena en absoluto ! -decía mientras miraba su mano ensangrentada. Poco tiempo le dió a responder pues un estocazo le dió en el hombro, gritando.
-Puedo ser más rápido marinero... -Dije dando otros dos estocazos al antebrazo- ¿DONDE ESTÁ ELLA?
Marinero: Vale vale maldito cerdo!, dicen que llegó a Cactus Island hace 2 días, a reponer provisiones, no se cuanto se quedará lo juro por los Dioses!
-Muy bien , buen marinero....Te dejaré que vayas a Cactus Island, y más te vale hacerlo o te encontraré y te mataré ¿vale?..así que ¿Podrías darle un mensaje de mi parte a esa zorra?...Lo haría yo mismo pero ya sabes...los muertos no cuentan cuentos.
Marinero: Si ..si...por supuesto!.
-Dile que el trabajo que hizo hace unos meses no se ha completado, dile que vas de parte de Salazar, Armando Salazar, y dile, que iré a por ella, la encontraré y la mataré , no sin antes disfrutar de sus gritos suplicándome clemencia.
Solté su mano del árbol y este marinero salió corriendo rumbo a la aldea, sabía que no me defraudaría, y mi confianza estaba depositada ahora en mi sonrisa. Hice un gesto para que Bizvan me acompañara a mi nuevo barco con esa basura pirata, así que me dirigí a los botes de la costa para subir lo más pronto posible al galeón.
Bizvan me preguntó si podían usar mi nuevo barco, oh como suena, "mi propio barco" al fin... para llevar a esa escoria a un cuartel y que la justicia se encargara de ellos. Así que me acerqué a los detenidos y dije mirando a mi compañero.
-No habrá problema pero déjame a uno vivo...
Me acerqué a los prisioneros, los cuales parecían cagarse en los pantalones al verme, así que agarré al más joven por la pechera y me lo lleve conmigo unos metros más atrás - Vamos a hablar tu y yo.
Lo arrastré hasta un árbol, cogí su mano derecha, la apoyé sobre el tronco y usando mi puñal le clavé la mano al tronco. Obivamente gritó como un cerdo en San Martín, maldiciendo mi nombre a los cuatro vientos.
-Tranquilo, ya lo estoy, no te preocupes- dije poniéndome frente a él apoyado en mi rapier.
-Bien empecemos, si me dices lo que quiero te librarás de mi, ¿ves esta espada? cada vez que toque el suelo, te daré un estocazo en el cuerpo, no morirás, pero si chillarás....así que sugiero que hables rápido- Dije levantando un poco la punta del repier del suelo- ¿ Conoces a una usuaria que se autodenomina a si mima "La diosa del Mar"?
-No me suena en absoluto ! -decía mientras miraba su mano ensangrentada. Poco tiempo le dió a responder pues un estocazo le dió en el hombro, gritando.
-Puedo ser más rápido marinero... -Dije dando otros dos estocazos al antebrazo- ¿DONDE ESTÁ ELLA?
Marinero: Vale vale maldito cerdo!, dicen que llegó a Cactus Island hace 2 días, a reponer provisiones, no se cuanto se quedará lo juro por los Dioses!
-Muy bien , buen marinero....Te dejaré que vayas a Cactus Island, y más te vale hacerlo o te encontraré y te mataré ¿vale?..así que ¿Podrías darle un mensaje de mi parte a esa zorra?...Lo haría yo mismo pero ya sabes...los muertos no cuentan cuentos.
Marinero: Si ..si...por supuesto!.
-Dile que el trabajo que hizo hace unos meses no se ha completado, dile que vas de parte de Salazar, Armando Salazar, y dile, que iré a por ella, la encontraré y la mataré , no sin antes disfrutar de sus gritos suplicándome clemencia.
Solté su mano del árbol y este marinero salió corriendo rumbo a la aldea, sabía que no me defraudaría, y mi confianza estaba depositada ahora en mi sonrisa. Hice un gesto para que Bizvan me acompañara a mi nuevo barco con esa basura pirata, así que me dirigí a los botes de la costa para subir lo más pronto posible al galeón.
Bizvan
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Características
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Fortaleza
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
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Akuma no mi
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Dejé de canalizar energía en mis brazos al comprobar que nadie deseaba continuar peleando.
Salazar aceptó prestarme su ayuda para llevar a los piratas a la base de la marina más cercana, pero realizó un pedido un tanto extraño a modo de pago.-¿Uno de ellos? Bueno, mientras solo sea uno no le veo problema. –para ser honesto sentí curiosidad por saber que tenía pensado para el pobre desgraciado que escogiera.* ¿Realmente será un fantasma y necesitará humanos para continuar existiendo?
Los piratas se paralizaron al sentir la mirada de Salazar pasar sobre ellos. El hombre escogió al más joven y tras llevárselo comenzó a interrogarlo.
Me alegro de haber estado utilizando un casco que ocultaba por completo mi rostro, de lo contrario todos habrían visto mi expresión de decepción al ver que nada interesante había ocurrido. No estoy seguro si obtuvo lo que quería o no, pues aunque la distancia no era demasiada, el volumen de voz utilizado por ambos no fue el suficiente para permitirme escuchar el tema principal de la pequeña charla.
Salazar dejó escapar al pirata, para luego realizar una señal indicándome que lo siguiera.
- No creo que necesite decirlo, pero si alguno intenta escapar y por alguna razón consigue eludir a Madre… Serán maldecidos y él irá por ustedes… -decidí aprovechar un poco el aspecto de mi compañero para infundir más miedo en los piratas.
Quité mi pie de la cabeza del capitán y desactivé mi armadura para permitir al sujeto del parche recuperará las energías para caminar hasta el barco.- Ponte de pie, no tengo intención de cargarte. –el hombre se sentó sobre la nieve mientras respiraba con algo de dificultad. Su mirada continuaba siendo desafiante. Quizás al ya no llevar puesta mi armadura, la idea de intentar escapar se formó en su mente.
Por otra parte Madre se encargó de que el resto de los enemigos no hicieran nada por ayudar a su capitán en un intento de huir, pero parecía que la sola idea de ser perseguidos por Salazar fue suficiente para que estos no hicieran nada.
El mantra me advirtió del ataque que se avecinaba. El brazo del hombre se convirtió en una especie lanza e intentó perforar mi cabeza con ella. Tanto mi visión como mis reflejos eran lo suficientemente agudos como para cortar una bala, este ataque era bastante lento en comparación, por lo cual no fue difícil esquivarlo. Antes de permitir que el capitán realizar otra acción tomé el sable y golpee su hombro con la parte sin filo del arma.
El hombre se llevó la mano a su hombro se dejó caer al suelo mientras soltaba un grito de dolor.
- Me considero una persona con una paciencia enorme, pero en este momento estoy a punto de optar por cortar tu cabeza y dejar de preocuparme por ti, así que ¿Cuál es tu decisión, caminas por voluntad propia o mueres justo en este lugar? –el hombre nuevamente me miró con odio, su rostro se encontraba enrojecido por la ira, pero al final se colocó de pie y comenzó a caminar hacia donde Salazar nos esperaba.- Buen chico. Madre asegúrate de escoltar a nuestros nuevos amigos, yo me aseguré que él (el capitán) no cambie de opinión.
- Ya escucharon, todos muévanse o me comeré a cada uno de ustedes. –expresó el lobo con un entusiasmo fuera de lugar.
Salazar aceptó prestarme su ayuda para llevar a los piratas a la base de la marina más cercana, pero realizó un pedido un tanto extraño a modo de pago.-¿Uno de ellos? Bueno, mientras solo sea uno no le veo problema. –para ser honesto sentí curiosidad por saber que tenía pensado para el pobre desgraciado que escogiera.* ¿Realmente será un fantasma y necesitará humanos para continuar existiendo?
Los piratas se paralizaron al sentir la mirada de Salazar pasar sobre ellos. El hombre escogió al más joven y tras llevárselo comenzó a interrogarlo.
Me alegro de haber estado utilizando un casco que ocultaba por completo mi rostro, de lo contrario todos habrían visto mi expresión de decepción al ver que nada interesante había ocurrido. No estoy seguro si obtuvo lo que quería o no, pues aunque la distancia no era demasiada, el volumen de voz utilizado por ambos no fue el suficiente para permitirme escuchar el tema principal de la pequeña charla.
Salazar dejó escapar al pirata, para luego realizar una señal indicándome que lo siguiera.
- No creo que necesite decirlo, pero si alguno intenta escapar y por alguna razón consigue eludir a Madre… Serán maldecidos y él irá por ustedes… -decidí aprovechar un poco el aspecto de mi compañero para infundir más miedo en los piratas.
Quité mi pie de la cabeza del capitán y desactivé mi armadura para permitir al sujeto del parche recuperará las energías para caminar hasta el barco.- Ponte de pie, no tengo intención de cargarte. –el hombre se sentó sobre la nieve mientras respiraba con algo de dificultad. Su mirada continuaba siendo desafiante. Quizás al ya no llevar puesta mi armadura, la idea de intentar escapar se formó en su mente.
Por otra parte Madre se encargó de que el resto de los enemigos no hicieran nada por ayudar a su capitán en un intento de huir, pero parecía que la sola idea de ser perseguidos por Salazar fue suficiente para que estos no hicieran nada.
El mantra me advirtió del ataque que se avecinaba. El brazo del hombre se convirtió en una especie lanza e intentó perforar mi cabeza con ella. Tanto mi visión como mis reflejos eran lo suficientemente agudos como para cortar una bala, este ataque era bastante lento en comparación, por lo cual no fue difícil esquivarlo. Antes de permitir que el capitán realizar otra acción tomé el sable y golpee su hombro con la parte sin filo del arma.
El hombre se llevó la mano a su hombro se dejó caer al suelo mientras soltaba un grito de dolor.
- Me considero una persona con una paciencia enorme, pero en este momento estoy a punto de optar por cortar tu cabeza y dejar de preocuparme por ti, así que ¿Cuál es tu decisión, caminas por voluntad propia o mueres justo en este lugar? –el hombre nuevamente me miró con odio, su rostro se encontraba enrojecido por la ira, pero al final se colocó de pie y comenzó a caminar hacia donde Salazar nos esperaba.- Buen chico. Madre asegúrate de escoltar a nuestros nuevos amigos, yo me aseguré que él (el capitán) no cambie de opinión.
- Ya escucharon, todos muévanse o me comeré a cada uno de ustedes. –expresó el lobo con un entusiasmo fuera de lugar.
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