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Ryuken Shirou
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Sonrío con algo de arrogancia al escuchar su queja. Mientras más actuara como Tsundere, más razones le daría para seguir llamándola así. Iba a decírselo a la cara, pero justo llegó la comida. Arqueó una ceja y se encogió de hombros; había sido rápido, pero no se quejaba. Se relamió un poco al ver la delicia que tenía en frente y rápidamente empezó a comer. Jugosa y deliciosa carne, eso fue lo que pasó por su mente. El filete estaba justo como lo pidió: crujiente y dorada por fuera, y algo roja por dentro. No le gustaba cuando se encontraba tan cocida, la verdad. Pensaba que era demasiado seca y dura. Así se encontraba más blanda y tenía mucho jugo... pese a que solo era la sangre del vacuno, pero eran detalles...
Y todo su gusto se tuvo que ir por el drenaje. Yami pausó su movimiento cuando dirigía el tenedor a su boca, y simplemente entrecerró sus ojos al escuchar el comentario del camarero. No dijo nada de momento, simplemente se limitó a observar lo que haría el imbécil cara bonita. Por el rabillo del ojo. observó como la pelirrosa miraba con interés su plato. Arqueó una ceja y sonrío con diversión, pero desapareció al escuchar al imbécil hablar nuevamente. Un instinto asesino se hizo presente en el lugar, asustando a más de una persona. Estas al notar que provenían del peliplateado, se alejaron de inmediato; querían estar bien lejos para cuando el conflicto estallara.
– Respira, Yami, respira – pensó mientras cerraba sus ojos.
Tenía toda la intención de partir al imbécil por la mitad y luego mandar sus partes al resto de su familia, pero la promesa que se hizo lo impidió. No mataría a ningún otro civil... pero mierda, el tipo se lo estaba buscando. En eso, como si se hubiera iluminado, el joven recordó cierta cosilla. Abrió sus ojos y una sonrisa diabólica se formó en su rostro, al tiempo que miraba con arrogancia al camarero. Lo que haría cerraría la boca del imbécil, pero podía valerle una colleja por parte de Black.
– Oe – le dijo la idiota mientras lo apuntaba con un tenedor. – No sé quien te crees, pero no permitiré que sigas con esa actitud frente a mi esposa – recalcó la palabra. – Así que si no quieres perder tu hombría... largarte – la sonrisa desapareció de su rostro y fulminó con la mirada al rubio. Este palideció de golpe al ver la mirada y sentir el aura, y se fue como si el mismo diablo estuviera tras él.
¿De donde había salido lo de esposa? Fue culpa de Galia, la verdad. Ella fue quien usó el apellido de Ryuken frente a los marines, y como resultado ahora su cartel también lo tenía. Dado que no se parecía ni por si acaso, además de que se les veía siempre juntos en las misiones, el resto de las personas se llevarían la idea equivocada de los apellidos. Suspiró un poco y sonrío, para luego recubrir la carne en puré de patata y la colocó frente de ella.
– Abre la boca – le dijo mientras sonreía. Si, el cabrón le estaba diciendo eso para que él mismo le diera de comer.
Y todo su gusto se tuvo que ir por el drenaje. Yami pausó su movimiento cuando dirigía el tenedor a su boca, y simplemente entrecerró sus ojos al escuchar el comentario del camarero. No dijo nada de momento, simplemente se limitó a observar lo que haría el imbécil cara bonita. Por el rabillo del ojo. observó como la pelirrosa miraba con interés su plato. Arqueó una ceja y sonrío con diversión, pero desapareció al escuchar al imbécil hablar nuevamente. Un instinto asesino se hizo presente en el lugar, asustando a más de una persona. Estas al notar que provenían del peliplateado, se alejaron de inmediato; querían estar bien lejos para cuando el conflicto estallara.
– Respira, Yami, respira – pensó mientras cerraba sus ojos.
Tenía toda la intención de partir al imbécil por la mitad y luego mandar sus partes al resto de su familia, pero la promesa que se hizo lo impidió. No mataría a ningún otro civil... pero mierda, el tipo se lo estaba buscando. En eso, como si se hubiera iluminado, el joven recordó cierta cosilla. Abrió sus ojos y una sonrisa diabólica se formó en su rostro, al tiempo que miraba con arrogancia al camarero. Lo que haría cerraría la boca del imbécil, pero podía valerle una colleja por parte de Black.
– Oe – le dijo la idiota mientras lo apuntaba con un tenedor. – No sé quien te crees, pero no permitiré que sigas con esa actitud frente a mi esposa – recalcó la palabra. – Así que si no quieres perder tu hombría... largarte – la sonrisa desapareció de su rostro y fulminó con la mirada al rubio. Este palideció de golpe al ver la mirada y sentir el aura, y se fue como si el mismo diablo estuviera tras él.
¿De donde había salido lo de esposa? Fue culpa de Galia, la verdad. Ella fue quien usó el apellido de Ryuken frente a los marines, y como resultado ahora su cartel también lo tenía. Dado que no se parecía ni por si acaso, además de que se les veía siempre juntos en las misiones, el resto de las personas se llevarían la idea equivocada de los apellidos. Suspiró un poco y sonrío, para luego recubrir la carne en puré de patata y la colocó frente de ella.
– Abre la boca – le dijo mientras sonreía. Si, el cabrón le estaba diciendo eso para que él mismo le diera de comer.
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Los ojos de la vampira se abrieron como platos cuando dijo lo de esposa, el agua que estaba bebiendo salió despedida hacia Yami a una velocidad superior al soru, diez veces por lo menos, aquello podía tratarse de un reto histórico. La chica hundió la cabeza en la mesa pegando la frente a ella y cerrando los ojos con fuerza. No iba a permitir que la vieran tan avergonzada por lo que había dicho el asesino. No había otra jodido forma de hacer las cosas, no, declaraba que ella se había casado con él así de buenas. Era cierto que era de su propiedad, pero… Maldito y pequeño gatito sumiso a los peines y los secadores. La joven entonces alzó la mirada clavando sus ojos en él de forma siniestra, como si estuviese a punto de darle un puñetazo en el centro de la cara.
- ¡Kisama!
Gritó mientras preparaba una fina capa de hielo en sus nudillos. Justo en ese momento, el joven le ofreció un trozo de carne con aquello tan rico. Encima no iba a tener que coger el tenedor ella, pues se lo estaba ofreciendo para darle de comer. El rostro de demonio asesino cambió a uno dulce como un angelito cuando vio la comida. Abrió la boca con toda la dulzura del mundo y después de unos momentos se acercó al tenedor.
- Aaaaaa…
Dijo al mismo tiempo que introducía aquella cosa en su boca y empezaba a masticar. Su rostro se enrojeció unos segundos cuando se dio cuenta de lo rico que estaba aquello. Se llevó ambas manos a las mejillas mientras hacía un sonido de aprobación y se relamía despacio. Entonces la marcha siguió en aquel sitio, la gente iba a lo suyo y la música sonaba. Entonces cuando tragó el contenido, se quedó mirándole con una ceja alzada. Su humor asesino había vuelto al no haber más puré para ella. Trató de cogerlo por el cuello de la camiseta y entonces clavaría sus ojos en los de él, frunciendo el ceño y amenazándole con los dientes.
- ¿Quién se supone que te ha dado permiso para ir diciendo eso? La próxima vez te voy a meter la cabeza en… – Se quedó mirando el puré de nuevo con una mirada que mostraba confusión.
Como si fuese una cría, la vampira le soltó cambiando su rostro por uno que expresaba felicidad. Quería continuar comiendo de aquella delicia y podía portarse bien mientras se alimentaba, después ya volvería a cantarle las cuarenta. Abrió la boca despacio y cerró los ojos mientras se acercaba a él para que le diese más comida. Entonces hizo su típico comentario para ponerlo nervioso y encima en voz alta.
- Yami-kun… Mételo ya dentro de mi boca, por favor…
- ¡Kisama!
Gritó mientras preparaba una fina capa de hielo en sus nudillos. Justo en ese momento, el joven le ofreció un trozo de carne con aquello tan rico. Encima no iba a tener que coger el tenedor ella, pues se lo estaba ofreciendo para darle de comer. El rostro de demonio asesino cambió a uno dulce como un angelito cuando vio la comida. Abrió la boca con toda la dulzura del mundo y después de unos momentos se acercó al tenedor.
- Aaaaaa…
Dijo al mismo tiempo que introducía aquella cosa en su boca y empezaba a masticar. Su rostro se enrojeció unos segundos cuando se dio cuenta de lo rico que estaba aquello. Se llevó ambas manos a las mejillas mientras hacía un sonido de aprobación y se relamía despacio. Entonces la marcha siguió en aquel sitio, la gente iba a lo suyo y la música sonaba. Entonces cuando tragó el contenido, se quedó mirándole con una ceja alzada. Su humor asesino había vuelto al no haber más puré para ella. Trató de cogerlo por el cuello de la camiseta y entonces clavaría sus ojos en los de él, frunciendo el ceño y amenazándole con los dientes.
- ¿Quién se supone que te ha dado permiso para ir diciendo eso? La próxima vez te voy a meter la cabeza en… – Se quedó mirando el puré de nuevo con una mirada que mostraba confusión.
Como si fuese una cría, la vampira le soltó cambiando su rostro por uno que expresaba felicidad. Quería continuar comiendo de aquella delicia y podía portarse bien mientras se alimentaba, después ya volvería a cantarle las cuarenta. Abrió la boca despacio y cerró los ojos mientras se acercaba a él para que le diese más comida. Entonces hizo su típico comentario para ponerlo nervioso y encima en voz alta.
- Yami-kun… Mételo ya dentro de mi boca, por favor…
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Yami suspiró y negó con la cabeza. Lo que acababa de ver, superaba cualquier episodio Tsundere de la joven. Enserio, ¿cómo podía cambiar de personalidad así de la nada? Una vena se marcó en su frente y negó con la cabeza. Tomó varias servilletas y empezó a secarse la cara, lástima que no pudiera hacer nada por su ropa. No era necesario que le escupiera toda el agua en la cara por como amenazó al rubio de mierda. Suspiró nuevamente y vio como adoptaba una cara tierna al ser alimentado por él, cuando antes se encontraba totalmente dispuesta a asesinarlo. Realmente, nunca entendería las mujeres. Envidiaba a Ryuken por tener que lidiar con la parte dócil, pero... No cambiaría a Black por nada en el mundo, la verdad.
– Culpa a tu otra parte con eso, porque yo no tengo la culpa – le dijo mientras se cruzaba de brazos, indignado. – Ella se presentó usando mi apellido, siendo que no nos parecemos en nada. Créeme que no seré el único que piense que somos matrimonio. Compartimos el mismo apellido en los carteles, por el amor a todo – finalizó de forma dramática mientras levantaba los brazos.
Yami bufó por lo bajo y siguió comiendo de su deliciosa carne con puré. Era lo mejor que había probado en mucho tiempo, aunque supuso que se debía a que hacía tiempo que no comía algo. Varios meses como prisionero por culpa de la influencia de Galia en Ryuken, varios putos meses sin probar algo. Vale, que podía sentir todo lo de su otra personalidad, incluido gustos, pero era distinto eso que sentir la carne entre sus dientes y su jugo bajando por tu garganta.
– Creo que me estoy pasando – pensó mientras se rascaba la cabeza.
Su ceja tembló con violencia al escuchar lo que dijo la pelirrosa y suspiró. Podía notar como varias personas miraban a la vampiresa por eso, y no las culpaba. Pese a que quería comida, sus palabras podían entenderse como si quisiera otra cosa más en su boca. Rodó sus ojos un poco, partió otro pedazo de carne, lo revolvió en el puré y levantó el tenedor a la altura de su boca.
– Abre la boca – pese a la actitud Tsundere de la joven, debía admitir que le estaba gustando darle de comer a la vampiresa de esta forma.
– Culpa a tu otra parte con eso, porque yo no tengo la culpa – le dijo mientras se cruzaba de brazos, indignado. – Ella se presentó usando mi apellido, siendo que no nos parecemos en nada. Créeme que no seré el único que piense que somos matrimonio. Compartimos el mismo apellido en los carteles, por el amor a todo – finalizó de forma dramática mientras levantaba los brazos.
Yami bufó por lo bajo y siguió comiendo de su deliciosa carne con puré. Era lo mejor que había probado en mucho tiempo, aunque supuso que se debía a que hacía tiempo que no comía algo. Varios meses como prisionero por culpa de la influencia de Galia en Ryuken, varios putos meses sin probar algo. Vale, que podía sentir todo lo de su otra personalidad, incluido gustos, pero era distinto eso que sentir la carne entre sus dientes y su jugo bajando por tu garganta.
– Creo que me estoy pasando – pensó mientras se rascaba la cabeza.
Su ceja tembló con violencia al escuchar lo que dijo la pelirrosa y suspiró. Podía notar como varias personas miraban a la vampiresa por eso, y no las culpaba. Pese a que quería comida, sus palabras podían entenderse como si quisiera otra cosa más en su boca. Rodó sus ojos un poco, partió otro pedazo de carne, lo revolvió en el puré y levantó el tenedor a la altura de su boca.
– Abre la boca – pese a la actitud Tsundere de la joven, debía admitir que le estaba gustando darle de comer a la vampiresa de esta forma.
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Y de nuevo la pelirrosa abrió la boca engullendo el trozo de carne con puré. La forma con la que estaba hecho lo hacía perfecto y encima se lo estaba dando de comer Yami, no había más que decir. Degustó el sabor y aunque sabía que aquello no iba a ayudar a su sistema, estaba el gustazo de comer. Así tampoco engordaría, era muy afortunada en aquel tema. Se relamió despacio y después apartó su comida, no quería carne cruda ahora. Tan solo deseaba lo que él se pidiese, pues parecía tener bastante buen gusto para elegir. Tal vez fue cocinero en otra época. Soltó un pequeño suspiro y entonces soltó un pequeño bostezo. Se le ocurrió una idea para molestarlo y que estuviese todo el camino quejándose. Soltó una pequeña carcajada interna y después le miró a los ojos.
- Hemos hecho deporte, tanto sexual como bélico. Hemos hecho algunos ejercicios donde casi nos electrocutamos, hemos tomado un baño, nos hemos puesto cómodos y estamos comiendo. Imagínate ahora tumbado en una enorme cama, toda la luz apagada, la oscuridad impidiéndote ver nada. Las sábanas acariciando tu piel, abrazándome a mí y usándome como almohada… Siente tus parpados pesados y como la felicidad imbuye tu cuerpo mientras tan solo sientes placer…
La cabrona iba a molestar, sabía de sobra que él no podría hacer aquello, pues ambos debían irse de allí y llegar cuanto antes a la revolución. Entonces ella cogió el plato de puré de él y sin permiso alguno empezó a comérselo a toda velocidad para que no se lo quitase. Entonces sintió todo el placer en su boca. Le miró un poco por encima del plato.
- Está delicioso…
- Me alegro de que le guste, preciosa. Yo mismo lo he cocinado para usted ¿Es feliz en su matrimonio? – El puto camarero de nuevo.
- Qué asco…
Dijo ella tirando el puré por la ventana entonces. Aquel hombre trató de cogerle la mano y pedirle que no hiciera aquello, pero la paciencia se había terminado. Se colocó en pie y lo alzó por el cuello con una sola mano mientras fruncía el ceño. La gente se quedó algo asustada al ver aquello. Ella entonces lo estampó contra la mesa de forma violenta y después le pegó una parada en la boca, haciendo la sangre saltar hacia un lado. Entonces fue cuando le miró con los ojos iluminado en rojo.
- Va de puta madre, chaval. Me acabo de tirar a mi marido hace nada, estoy comiendo con la persona que más quiero de mundo y además está buenísimo, no como tú, miserable basura. Vuelve a molestarme y le daré permiso para partirte la columna vertebral. –
En cuanto dijo aquello el tipo asintió con la cabeza mientras quedaba acojonado. Ella lo tiró hacia un lado y delante de toda la taberna tomó a Yami en brazos, trataría de colocarlo contra la pared y besarlo sin piedad alguna, como si él fuese su damisela. Lo lograse o no, lo tomaría de la mano y empezaría a caminar hacia la salida, con su mochila a la espalda.
- ¿Nos vamos, cielo?
- Hemos hecho deporte, tanto sexual como bélico. Hemos hecho algunos ejercicios donde casi nos electrocutamos, hemos tomado un baño, nos hemos puesto cómodos y estamos comiendo. Imagínate ahora tumbado en una enorme cama, toda la luz apagada, la oscuridad impidiéndote ver nada. Las sábanas acariciando tu piel, abrazándome a mí y usándome como almohada… Siente tus parpados pesados y como la felicidad imbuye tu cuerpo mientras tan solo sientes placer…
La cabrona iba a molestar, sabía de sobra que él no podría hacer aquello, pues ambos debían irse de allí y llegar cuanto antes a la revolución. Entonces ella cogió el plato de puré de él y sin permiso alguno empezó a comérselo a toda velocidad para que no se lo quitase. Entonces sintió todo el placer en su boca. Le miró un poco por encima del plato.
- Está delicioso…
- Me alegro de que le guste, preciosa. Yo mismo lo he cocinado para usted ¿Es feliz en su matrimonio? – El puto camarero de nuevo.
- Qué asco…
Dijo ella tirando el puré por la ventana entonces. Aquel hombre trató de cogerle la mano y pedirle que no hiciera aquello, pero la paciencia se había terminado. Se colocó en pie y lo alzó por el cuello con una sola mano mientras fruncía el ceño. La gente se quedó algo asustada al ver aquello. Ella entonces lo estampó contra la mesa de forma violenta y después le pegó una parada en la boca, haciendo la sangre saltar hacia un lado. Entonces fue cuando le miró con los ojos iluminado en rojo.
- Va de puta madre, chaval. Me acabo de tirar a mi marido hace nada, estoy comiendo con la persona que más quiero de mundo y además está buenísimo, no como tú, miserable basura. Vuelve a molestarme y le daré permiso para partirte la columna vertebral. –
En cuanto dijo aquello el tipo asintió con la cabeza mientras quedaba acojonado. Ella lo tiró hacia un lado y delante de toda la taberna tomó a Yami en brazos, trataría de colocarlo contra la pared y besarlo sin piedad alguna, como si él fuese su damisela. Lo lograse o no, lo tomaría de la mano y empezaría a caminar hacia la salida, con su mochila a la espalda.
- ¿Nos vamos, cielo?
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Ryuken dejó caer el tenedor cuando escuchó sus palabras y tosió un poco debido a la forma en como lo dijo. Inconscientemente se imaginó la escena y no pudo evitar ruborizarse un poco. Debía admitir que se sentiría bien, si algún día ocurría. Tanto tiempo en solitario le había pasado un poco la cuenta, y el solo pensar que podría dormir abrazado a otra persona era algo... maravilloso y excitante. Maldijo el hecho que debían volver a la revolución, de lo contrario podría haber pasado ese día de lo más bien. Se sentía celoso de su otra mitad, puesto que él ya sabía como se sentía dormir abrazada a otra persona. Lo hizo con Galia cuando aún se encontraba en estado durmiente, pero aún así pudo sentir un poco de aquello.
En medio de sus pensamientos, no notó como la vampiresa se acercaba a su plato hasta que fue demasiado tarde. Una mirada de indignación se formó en su rostro al notar que no podría comer algo. Iba a decirle algo, pero en eso el capullo de antes volvió a hacer acto de presencia. Una vena se marcó en su sien y apretó sus puños con fuerza. El imbécil no había aprendido la lección de antes, al parecer. Estuvo a punto de dejarse influenciar por sus impulsos y formar una espada de oro, para luego clavárselo en todo el cráneo como lo hizo con el agente de antes... pero en eso ocurrió algo que no se esperó. Distráidamente pensó que era un desperdicio de comida, pero sus pensamientos se encontraban en otro lugar.
Black había perdido finalmente el control sobre sí misma y había tomado al otro por el cuello. Se estremeció un poco cuando lo estampó contra el suelo, pero una parte de él se... excitó al ver aquello. Vale, ahora si no podía negar que era un poco masoquista cuando pensó en aquello. Por otro lado, no pudo evitar bufar con algo de diversión. Al parecer dejó de lado su actitud Tsundere y dijo como en verdad se sentía. Debió haberle gustado que le hubiera llamado su esposa, además se retractó en lo que dijo de que no era guapo. Quería molestarla con eso, de verdad que sí, pero hubiera sido muy cruel por su parte.
– Además... me gustó eso – pensó mientras bajaba un poco su cabeza, avergonzado.
Antes que pudiera decir algo, Black lo tomó de sus brazos y lo besó con intensidad allí mismo, delante de todo el mundo. Algo mareado, tan solo se dio cuenta que lo tomó de la mano y se dirigían a la salida. Luego de todo lo ocurrido, solo podía decir una cosa...
– Creo que me he enamorado – murmuró en voz baja, olvidando que la vampiresa podía escuchar por sus sentidos mejorados.
En medio de sus pensamientos, no notó como la vampiresa se acercaba a su plato hasta que fue demasiado tarde. Una mirada de indignación se formó en su rostro al notar que no podría comer algo. Iba a decirle algo, pero en eso el capullo de antes volvió a hacer acto de presencia. Una vena se marcó en su sien y apretó sus puños con fuerza. El imbécil no había aprendido la lección de antes, al parecer. Estuvo a punto de dejarse influenciar por sus impulsos y formar una espada de oro, para luego clavárselo en todo el cráneo como lo hizo con el agente de antes... pero en eso ocurrió algo que no se esperó. Distráidamente pensó que era un desperdicio de comida, pero sus pensamientos se encontraban en otro lugar.
Black había perdido finalmente el control sobre sí misma y había tomado al otro por el cuello. Se estremeció un poco cuando lo estampó contra el suelo, pero una parte de él se... excitó al ver aquello. Vale, ahora si no podía negar que era un poco masoquista cuando pensó en aquello. Por otro lado, no pudo evitar bufar con algo de diversión. Al parecer dejó de lado su actitud Tsundere y dijo como en verdad se sentía. Debió haberle gustado que le hubiera llamado su esposa, además se retractó en lo que dijo de que no era guapo. Quería molestarla con eso, de verdad que sí, pero hubiera sido muy cruel por su parte.
– Además... me gustó eso – pensó mientras bajaba un poco su cabeza, avergonzado.
Antes que pudiera decir algo, Black lo tomó de sus brazos y lo besó con intensidad allí mismo, delante de todo el mundo. Algo mareado, tan solo se dio cuenta que lo tomó de la mano y se dirigían a la salida. Luego de todo lo ocurrido, solo podía decir una cosa...
– Creo que me he enamorado – murmuró en voz baja, olvidando que la vampiresa podía escuchar por sus sentidos mejorados.
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Se alegró de ver que él la seguía. Aquel miserable se había puesto más idiota de lo que ya era y había sacado su verdadero ser. No se sorprendería verse con un precio mayor, pero tampoco era algo que le importase mucho siendo sinceros. Se estiró un poco y después soltó un pequeño bostezo mientras continuaba cogida de la mano de él. Salió a fuera y pudo ver el panorama nocturno que se había formado. La luna estaba en lo más alto y lo siguiente que hizo ella fue escuchar lo que dijo. No pudo evitar mirar a otro lado y tragar algo de saliva. Lejos de mosquearse, le dio un leve abrazo mientras cerraba los ojos.
- Recuerda que eres mío ¿eh? – Dijo ella de forma posesiva dándole un leve lametón en sus labios, después le acarició la mejilla y soltó su mano despacio.
No sabía bien lo que hacer a continuación, por lo que sacó su mapa despacio y se puso a mirar unas cuantas indicaciones. Todo estaba demasiado confuso y por ello soltó un pequeño suspiro. Había un barco mediano preparado para ellos en la costa. Deberían ir cuanto antes. La chica comenzó a caminar despacio tomando de nuevo la mano de él sin permiso alguno. Mientras avanzaba escuchaba los sonidos de la noche, los búhos, el viento moviendo los árboles y demás. Era una sensación agradable para ella. Lo siguiente que hizo fue mirarle a os ojos de forma calmada.
- Cuando empiece a amanecer será la hora de dormir ¿Lo harás en la misma cama? No es que me haga especial ilusión, pero… Eres mío y quiero abrazarte si no te importa. – Dijo con un leve sonrojo mirando a otro lado.
Independientemente de su respuesta, la chica continuaría andando con él de forma calmada. Al amanecer descubrirían los cuerpos y seguramente ellos serían los culpables señalados. Encima de que él había dejado oro, maditos idiotas. Ella continuaba tranquilamente con su pijama mientras avanzaba despacio por la oscura noche. El aire en su rostro era algo delicioso y como no podía sentir nada de frío, le gustaba. Fue entonces cuando le miró de nuevo.
- Cuando sea por la tarde nos levantemos, desayunaré un poco de tu sangre y después entrenaremos un poco en la cubierta, después llegaremos seguro ¿Qué me dices del plan? Puedes añadir lo que te guste. – Dijo por si él quería desayunar otra cosa, en el barco habría cocina.
- Recuerda que eres mío ¿eh? – Dijo ella de forma posesiva dándole un leve lametón en sus labios, después le acarició la mejilla y soltó su mano despacio.
No sabía bien lo que hacer a continuación, por lo que sacó su mapa despacio y se puso a mirar unas cuantas indicaciones. Todo estaba demasiado confuso y por ello soltó un pequeño suspiro. Había un barco mediano preparado para ellos en la costa. Deberían ir cuanto antes. La chica comenzó a caminar despacio tomando de nuevo la mano de él sin permiso alguno. Mientras avanzaba escuchaba los sonidos de la noche, los búhos, el viento moviendo los árboles y demás. Era una sensación agradable para ella. Lo siguiente que hizo fue mirarle a os ojos de forma calmada.
- Cuando empiece a amanecer será la hora de dormir ¿Lo harás en la misma cama? No es que me haga especial ilusión, pero… Eres mío y quiero abrazarte si no te importa. – Dijo con un leve sonrojo mirando a otro lado.
Independientemente de su respuesta, la chica continuaría andando con él de forma calmada. Al amanecer descubrirían los cuerpos y seguramente ellos serían los culpables señalados. Encima de que él había dejado oro, maditos idiotas. Ella continuaba tranquilamente con su pijama mientras avanzaba despacio por la oscura noche. El aire en su rostro era algo delicioso y como no podía sentir nada de frío, le gustaba. Fue entonces cuando le miró de nuevo.
- Cuando sea por la tarde nos levantemos, desayunaré un poco de tu sangre y después entrenaremos un poco en la cubierta, después llegaremos seguro ¿Qué me dices del plan? Puedes añadir lo que te guste. – Dijo por si él quería desayunar otra cosa, en el barco habría cocina.
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Viendo que la pelirrosa no había dicho nada, asumió que no le había escuchado o se había hecho la que no oyó nada. Fuera lo que fuera, suspiró de alivio al ver que no tendría que encarar a la vampiresa por el momento. Hubiera hecho un lío si hubiera sucedido, la verdad. Una vez que se encontraban fuera, el joven levantó la vista. La noche había caído desde hace ya un rato, y la luna se hallaba en lo más alto. Las nubes de antes se habían dispersado, y no parecía que fuera a llover de nuevo. De todas formas, con el clima aleatorio del Paraíso, eso estaba para la discusión. Yami se estiró un poco y una sonrisa apareció en su rostro al sentir el aire nocturno. Siempre prefirió la noche que el día, la verdad. No sabía el por qué de eso.
Se sobresaltó un poco cuando sintió el abrazo, y no pudo evitar ruborizarse ante la lamida. Vale, se había equivocado. Al parecer si lo escuchó, pero tuvo suerte que no se enojó. Era más; al parecer le agradó. De todas formas, no pudo evitar mirar hacia el otro lado cuando notó su tomo posesivo. Suerte que no era el único que se sentía así, pero no podía evitarlo. Intentar bloquear sus emociones solo sería perjudicial, porque volvería a ser el de antes si hacía eso. No, además no había nada malo en expresarse de esa forma. Escuchó su comentario y no pudo evitar sonreír un poco.
– No deseo nada más que eso – fue lo único que dijo, para luego acariciar por algunos segundos sus rosados cabellos.
Mientras caminaban por la oscura noche, el joven escuchó su plan. Arqueó una ceja y ladeó su cabeza hacia un lado, para luego meditar su respuesta por algunos momentos. La verdad era que le veía mérito al plan, pero... No pudo evitar recordar lo sucedido hace horas y se estremeció un poco. En aquel entonces fue una lucha a dañarse seriamente, y si volvían a hacerlo... dudaba que pudiera pelear al cien por cien con ella de nuevo. De todas formas, aún le quedaba algo por probar. Lo que quiso hacer quedo inconcluso cuando su otra parte salió luego de ensordecer a la vampiresa por algunos momentos.
– Si no repetimos lo de la mañana, me parece bien – le asintió mientras se cruzaba de brazos. – Además, hay algo que quiero probar, así que ten lista la electricidad – podía ser considerado como un suicida, pero si todo se daba como quería, puede que el ataque no le afectara tanto.
Se sobresaltó un poco cuando sintió el abrazo, y no pudo evitar ruborizarse ante la lamida. Vale, se había equivocado. Al parecer si lo escuchó, pero tuvo suerte que no se enojó. Era más; al parecer le agradó. De todas formas, no pudo evitar mirar hacia el otro lado cuando notó su tomo posesivo. Suerte que no era el único que se sentía así, pero no podía evitarlo. Intentar bloquear sus emociones solo sería perjudicial, porque volvería a ser el de antes si hacía eso. No, además no había nada malo en expresarse de esa forma. Escuchó su comentario y no pudo evitar sonreír un poco.
– No deseo nada más que eso – fue lo único que dijo, para luego acariciar por algunos segundos sus rosados cabellos.
Mientras caminaban por la oscura noche, el joven escuchó su plan. Arqueó una ceja y ladeó su cabeza hacia un lado, para luego meditar su respuesta por algunos momentos. La verdad era que le veía mérito al plan, pero... No pudo evitar recordar lo sucedido hace horas y se estremeció un poco. En aquel entonces fue una lucha a dañarse seriamente, y si volvían a hacerlo... dudaba que pudiera pelear al cien por cien con ella de nuevo. De todas formas, aún le quedaba algo por probar. Lo que quiso hacer quedo inconcluso cuando su otra parte salió luego de ensordecer a la vampiresa por algunos momentos.
– Si no repetimos lo de la mañana, me parece bien – le asintió mientras se cruzaba de brazos. – Además, hay algo que quiero probar, así que ten lista la electricidad – podía ser considerado como un suicida, pero si todo se daba como quería, puede que el ataque no le afectara tanto.
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Al fin después de unos minutos pudo ver el barco. Estaba pensando en lo que había dicho él sobre su electricidad, parecía gustarle recibir calambrazos o tal vez estaba buscando un método de usarla a su favor. Igualmente, ella planeaba fortificar aquello hasta el punto de poder freír a una persona con un mero corte. Soltó un pequeño suspiro y entonces caminó hacia el navío. Estaba bastante bien escondido tras unas rocas y si uno no se fijaba muy bien, era difícil de ver. La chica entonces saltó a cubierta y allí pudo ver un tambor electrónico bajo el timón. Parecía haber unas instrucciones en una libreta cerca a aquella posición. Una misión de Krauser Redfield por lo que pudo ver la chica.
“Llevad este barco cuanto antes a la base. La contraseña para el piloto automático es “Katana”. Dentro hay algunos archivos importantes, no dejéis que sufra daños.”
Ella introdujo la contraseña y aquel enorme navío se puso en marcha por sí solo. Sería una misión fácil, pero peligrosa al mismo tiempo. Si tenían suerte no debían buscarse líos, aunque con los causados y a los agentes que les habían perseguido, muchos eran. Black soltó un suspiro y caminó despacio hasta la cocina del barco. En la mesa pudo ver una especie de bollito de chocolate, redondo y con una nota debajo. Parecía poner el nombre de ella. Lo mordió con curiosidad y se dio cuenta de que portaba sangre. El sabor le encantó y se relamió con ganas. Cogió los cuatro que había y tras envolverlos en papel los metió en su mochila despacio.
- ¡Deliciosos! ¡Krauser-san es genial! – Dijo ilusionada mientras pensaba devorarlos. De hecho, los escondió bien a fondo y miró de reojo a Yami por si se había dado cuenta. Eran suyos. También había otros cuantos, pero de solo chocolate, en los que debajo ponía el nombre de Ryuken en una hoja.
Lo siguiente que hizo la vampira fue caminar despacio hasta el cuarto principal, en el que había dos camas. Ella las juntó ambas para formar una más grande y entonces se tiró en el lado derecho, justo donde estaba la ventana. Se quitó la parte superior del pijama quedando en sujetador y después se tapó con las mantas. Hizo un sonido algo dulce y después le hizo una señal a él para que entrase si lo deseaba, así ambos podrían estar juntos.
- ¡Estás tardando, mínimo mío! – Dijo entonces para provocarle.
“Llevad este barco cuanto antes a la base. La contraseña para el piloto automático es “Katana”. Dentro hay algunos archivos importantes, no dejéis que sufra daños.”
Ella introdujo la contraseña y aquel enorme navío se puso en marcha por sí solo. Sería una misión fácil, pero peligrosa al mismo tiempo. Si tenían suerte no debían buscarse líos, aunque con los causados y a los agentes que les habían perseguido, muchos eran. Black soltó un suspiro y caminó despacio hasta la cocina del barco. En la mesa pudo ver una especie de bollito de chocolate, redondo y con una nota debajo. Parecía poner el nombre de ella. Lo mordió con curiosidad y se dio cuenta de que portaba sangre. El sabor le encantó y se relamió con ganas. Cogió los cuatro que había y tras envolverlos en papel los metió en su mochila despacio.
- ¡Deliciosos! ¡Krauser-san es genial! – Dijo ilusionada mientras pensaba devorarlos. De hecho, los escondió bien a fondo y miró de reojo a Yami por si se había dado cuenta. Eran suyos. También había otros cuantos, pero de solo chocolate, en los que debajo ponía el nombre de Ryuken en una hoja.
Lo siguiente que hizo la vampira fue caminar despacio hasta el cuarto principal, en el que había dos camas. Ella las juntó ambas para formar una más grande y entonces se tiró en el lado derecho, justo donde estaba la ventana. Se quitó la parte superior del pijama quedando en sujetador y después se tapó con las mantas. Hizo un sonido algo dulce y después le hizo una señal a él para que entrase si lo deseaba, así ambos podrían estar juntos.
- ¡Estás tardando, mínimo mío! – Dijo entonces para provocarle.
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Yami arqueó una ceja al ver el barco y lo miró de arriba hacia abajo por algunos segundos. Debía admitir que estaba muy bien oculto, ni siquiera se podía ver si es que no lo buscaras directamente (o al menos eso parecía). Se rascó un poco la cabeza y ladeó la cabeza hacia un lado, mostrando algo de confusión por algunos momentos. ¿Cómo había llegado hasta aquí sin nadie que lo condujera? Porque no parecía que hubiera alguna persona en la cubierta. Al cabo de unos segundos, suspiró y se encogió de hombros. Supuso que aquello sería otro misterio a su lista y, francamente, no quería intentar romperse la cabeza para pensar en ello. Estaba demasiado cansado, y tan solo quería irse directamente a la cama y dormir como un tronco hasta la tarde. Había quedado exhausto luego de aquella... actividad.
Subieron a cubierta y arqueó una ceje. Era bastante espacioso, sobre todo porque solo eran dos personas. Caminó por algunos segundos por el lugar, inspeccionándolo. Al ver que no había nada fuera de lugar, asintió para sí mismo y se dirigió hacia donde se encontraba la pelirrosa. Fue hacia el tambor eléctrico y leyó la libreta una vez que Black lo hizo. Arqueó una ceja y ladeó su cabeza hacia un lado, interesado por saber que era lo que llevaba este barco. De todas formas, sabía que no tenía derecho para verlo. Eran solo unos simples reclutas y solo debían llevar el navío al barco, sin preguntas. El joven se encogió de hombros y bostezó; sería una lata saber lo que era, de todas formas. Eso sí, considerando los agentes de antes, sabía que deberían irse con cuidado.
– Así que era eso – pensó cuando vio que la vampiresa ponía algo en la consola, logrando que el barco partiera. Curioso, nunca antes había estado en una nave automática.
Al llegar a la cocina, vio que habían una especie de bollos de chocolate. Habían unos que tenían su nombre, por lo que se acercó y se echó uno a la boca. Cerró sus ojos y saboreó el dulce. Inconscientemente volvió a ronronear, pero se dio cuenta de quien se encontraba allí y paró de inmediato. Solo esperaba que no hubiera oído, de lo contrario no lo dejaría en paz. Fue hacia el cuarto principal y se dio cuenta que Black había unido las dos camas. Se encogió de hombros, se sacó todo menos los boxers y se metió debajo de las tapas. Por algunos instantes no hizo nada, pero luego se dio la vuelta para quedar mirando directamente a los ojos de la vampiresa.
– Buenas noches, Black – le dijo mientras se acercaba y le daba un corto beso en los labios. Luego cerró los ojos e intentó entrar al mundo de Morfeo.
Subieron a cubierta y arqueó una ceje. Era bastante espacioso, sobre todo porque solo eran dos personas. Caminó por algunos segundos por el lugar, inspeccionándolo. Al ver que no había nada fuera de lugar, asintió para sí mismo y se dirigió hacia donde se encontraba la pelirrosa. Fue hacia el tambor eléctrico y leyó la libreta una vez que Black lo hizo. Arqueó una ceja y ladeó su cabeza hacia un lado, interesado por saber que era lo que llevaba este barco. De todas formas, sabía que no tenía derecho para verlo. Eran solo unos simples reclutas y solo debían llevar el navío al barco, sin preguntas. El joven se encogió de hombros y bostezó; sería una lata saber lo que era, de todas formas. Eso sí, considerando los agentes de antes, sabía que deberían irse con cuidado.
– Así que era eso – pensó cuando vio que la vampiresa ponía algo en la consola, logrando que el barco partiera. Curioso, nunca antes había estado en una nave automática.
Al llegar a la cocina, vio que habían una especie de bollos de chocolate. Habían unos que tenían su nombre, por lo que se acercó y se echó uno a la boca. Cerró sus ojos y saboreó el dulce. Inconscientemente volvió a ronronear, pero se dio cuenta de quien se encontraba allí y paró de inmediato. Solo esperaba que no hubiera oído, de lo contrario no lo dejaría en paz. Fue hacia el cuarto principal y se dio cuenta que Black había unido las dos camas. Se encogió de hombros, se sacó todo menos los boxers y se metió debajo de las tapas. Por algunos instantes no hizo nada, pero luego se dio la vuelta para quedar mirando directamente a los ojos de la vampiresa.
– Buenas noches, Black – le dijo mientras se acercaba y le daba un corto beso en los labios. Luego cerró los ojos e intentó entrar al mundo de Morfeo.
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La joven se dio cuenta de que él no la abrazó, le dio un beso y después de aquello trató de dormir. No pensaba dejarlo así de fácil y entonces ella le abrazó con fuerza y cerró los ojos, allí sí podría dormir cómoda, pues él era su cojín aunque no lo supiera. Se relamió despacio y después de unos momentos pegó la cabeza en su pecho. Con ese acto cerró sus ojos despacio, sabía que iba a tirarse horas sin dormir, pero iría maquinando algunas cosas. Se relamió despacio y entonces le susurró al oído despacio antes de que él se durmiese del todo.
- Gatito…
A la tarde siguiente, la joven se hallaba en la cubierta del enorme barco. Debía quedar poco para que llegasen. No habían tenido problemas por suerte. Ella vestía con su chaqueta blanca de tirantes, unos pantalones cortes, las botas y su pelo suelto. En su mano derecha portaba a Light, mientras que en la izquierda a Zeths. Sus dos espadas largas estaban listas para el entrenamiento. Con ellas era mucho más peligrosa que con simple armas de hielo. Mostró una expresión siniestra y pegó la espalda al mástil. Allí no podía estar rodeada de oro por el techo y las paredes. Estaba en un terreno que la dejaba en desventaja, pero ella podría usar sus habilidades para molestar.
- ¡Es el momento! – Dijo al mismo tiempo que se relamía.
Decidió mantenerse en forma humana y después ir alternando para ponerle las cosas difícil al usuario de la fruta de oro. Había dormido desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde, por lo que estaba en perfecto estado. Había comido aquellos bollos con sangre y además se había dado una ducha rápida. Se notaba preparada para cualquier cosa, fuese la que fuese. Sus ojos resplandecieron unos segundos en un tono verde y después cambiaron a rojos. Había sido cosa de la fruta. Empezó a reír despacio y apuntó con sus armas hacia la puerta esperando a que Yami hiciese su aparición.
- ¡Te estoy esperando, pequeño! – Dijo mientras olisqueaba el ambiente para saber por donde andaba. Tal vez estaba en el baño.
Esperó paciente con la mirada clavada en aquel sitio y esperando a que su presa acudiese. Sabía de sobra que durante unos minutos, diez, tal vez quince, era inmune a él gracias a su haki armadura. Una ligera brisa recorrió su cabello, se alegraba de que estuviese nublado, o entonces no podrían entrenar de ninguna forma. Ella bajo el Sol se sentía débil y notaba dolor, por lo que simplemente se quedaba durmiendo en su habitación.
- Gatito…
A la tarde siguiente, la joven se hallaba en la cubierta del enorme barco. Debía quedar poco para que llegasen. No habían tenido problemas por suerte. Ella vestía con su chaqueta blanca de tirantes, unos pantalones cortes, las botas y su pelo suelto. En su mano derecha portaba a Light, mientras que en la izquierda a Zeths. Sus dos espadas largas estaban listas para el entrenamiento. Con ellas era mucho más peligrosa que con simple armas de hielo. Mostró una expresión siniestra y pegó la espalda al mástil. Allí no podía estar rodeada de oro por el techo y las paredes. Estaba en un terreno que la dejaba en desventaja, pero ella podría usar sus habilidades para molestar.
- ¡Es el momento! – Dijo al mismo tiempo que se relamía.
Decidió mantenerse en forma humana y después ir alternando para ponerle las cosas difícil al usuario de la fruta de oro. Había dormido desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde, por lo que estaba en perfecto estado. Había comido aquellos bollos con sangre y además se había dado una ducha rápida. Se notaba preparada para cualquier cosa, fuese la que fuese. Sus ojos resplandecieron unos segundos en un tono verde y después cambiaron a rojos. Había sido cosa de la fruta. Empezó a reír despacio y apuntó con sus armas hacia la puerta esperando a que Yami hiciese su aparición.
- ¡Te estoy esperando, pequeño! – Dijo mientras olisqueaba el ambiente para saber por donde andaba. Tal vez estaba en el baño.
Esperó paciente con la mirada clavada en aquel sitio y esperando a que su presa acudiese. Sabía de sobra que durante unos minutos, diez, tal vez quince, era inmune a él gracias a su haki armadura. Una ligera brisa recorrió su cabello, se alegraba de que estuviese nublado, o entonces no podrían entrenar de ninguna forma. Ella bajo el Sol se sentía débil y notaba dolor, por lo que simplemente se quedaba durmiendo en su habitación.
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Yami abrió un ojo al notar como Black lo abrazaba, pero luego lo cerró y simplemente lo correspondió. Si, así dormiría mucho más a gusto. Sintió algo de dudas en hacerlo, pero al ver que ella tomó la iniciativa, no tuvo problema alguno. Aún así... gruñó por lo bajo al escuchar su nuevo seudónimo y suspiró. Estaba demasiado cansado como para responder a la mofa de la vampiresa, así que simplemente se dejó ser y cayó completamente en los brazos de Morfeo. Pese a todo, tuvo que admitir que fue la mejor noche que tuvo en años.
El rebelde bostezó un poco y estiró sus brazos. Tuvo una buena noche, y ahora se hallaba en la cubierta para empezar el entrenamiento. Llevaba puesto solo un pantalón negro y unas botas del mismo color. Sus manos estaban cubiertas por unos guantes negros y sujetaba a cada una de sus espadas en cada mano. Sabía que el arma de la pelirrosa era de la calidad más alta, así que debería usar a Balmung para responder a sus ataques. Si intentaba usar a Dramon, era probable que terminara completamente destruida, y eso era algo que no podía permitir. De todas formas, parecía un poco ridículo de esa forma. En una tenía una cosa de más de un metro de largo, mientras que en la otra portaba una simple katana. Si no fuera porque Balmung no pesaba nada, entonces se hubiera ido de espalda.
– Cuando gustes – le dijo mientras apuntaba con Dramon en su dirección.
Sin decir nada más, el joven empezó a esparcir su oro por cubierta. Sabía muy bien de las habilidades eléctricas de la joven, así que tomó precauciones. Tenía el metal un poco alejado de él, así no le afectaría la electricidad en sus piernas por si decidía mandar una descarga en el charco. Se concentró por algunos instantes, intentando recordar la sensación del día anterior. Lentamente una armadura se fue cubriendo en su cuerpo, la misma de la otra vez. Varios pinchos salían de su cuerpo, tanto en sus brazos como el torso y la espalda. "Ahora, como toque final", pensó mientras alteraba la composición de ese oro. Si lo había hecho bien, entonces no tendría que preocuparse mucho por la electricidad.
– Vamos a allá. –
Usando a Dramon, lanzó una onda de fuego hacia donde se encontraba la joven. No solo eso, sino que además dos bloques rectangulares surgieron del suelo y se lanzaron en dirección a la joven. Mientras la vampiresa se defendía, Yami ya tenía a Balmung listo para defenderse del ataque que vendría de la pelirrosa luego.
El rebelde bostezó un poco y estiró sus brazos. Tuvo una buena noche, y ahora se hallaba en la cubierta para empezar el entrenamiento. Llevaba puesto solo un pantalón negro y unas botas del mismo color. Sus manos estaban cubiertas por unos guantes negros y sujetaba a cada una de sus espadas en cada mano. Sabía que el arma de la pelirrosa era de la calidad más alta, así que debería usar a Balmung para responder a sus ataques. Si intentaba usar a Dramon, era probable que terminara completamente destruida, y eso era algo que no podía permitir. De todas formas, parecía un poco ridículo de esa forma. En una tenía una cosa de más de un metro de largo, mientras que en la otra portaba una simple katana. Si no fuera porque Balmung no pesaba nada, entonces se hubiera ido de espalda.
– Cuando gustes – le dijo mientras apuntaba con Dramon en su dirección.
Sin decir nada más, el joven empezó a esparcir su oro por cubierta. Sabía muy bien de las habilidades eléctricas de la joven, así que tomó precauciones. Tenía el metal un poco alejado de él, así no le afectaría la electricidad en sus piernas por si decidía mandar una descarga en el charco. Se concentró por algunos instantes, intentando recordar la sensación del día anterior. Lentamente una armadura se fue cubriendo en su cuerpo, la misma de la otra vez. Varios pinchos salían de su cuerpo, tanto en sus brazos como el torso y la espalda. "Ahora, como toque final", pensó mientras alteraba la composición de ese oro. Si lo había hecho bien, entonces no tendría que preocuparse mucho por la electricidad.
– Vamos a allá. –
Usando a Dramon, lanzó una onda de fuego hacia donde se encontraba la joven. No solo eso, sino que además dos bloques rectangulares surgieron del suelo y se lanzaron en dirección a la joven. Mientras la vampiresa se defendía, Yami ya tenía a Balmung listo para defenderse del ataque que vendría de la pelirrosa luego.
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La batalla había comenzado. El chico salió del interior del barco y lo primero que hizo fue hacerse una especie de armadura de oro con varias espinas a su alrededor. Algo muy peligroso para él, pero debía tramar algo. Ella entonces recordó que dijo que tuviese lista la electricidad, eso provocó que ella sonriera de forma siniestra. No pensaba usarla de primeras, por lo que de esa forma fastidiaría su plan, mala idea contárselo a ella. Pudo ver entonces el suelo recubrirse de oro de una forma considerable y por ello ella decidió hacer lo mismo. Dejó las espadas unos leves segundos en el suelo y sonrió. Cambió a su forma completa, un enorme tigre negro como la noche y de orbes rojizos. El animal rugió con fuerza y sus patas brillaron. El hielo empezó a formarse y extenderse por la otra mitad del barco. De esa forma podría contrarrestar su oro. Lo crearía del suficiente grosor para aguantar bien.
Ella volvió a la forma humana entonces y tomó sus espadas de forma calmada. La chica entonces pudo ver la onda de él dirigirse hacia ella y por ello cerró los ojos con fuerza, para después abrirlos del tirón y mostrar una expresión siniestra. Ahora lanzó una onda con Zeths, aquella arma formó una con la fuerza de su usaría, que en aquel momento sería ocho veces la fuerza de una persona normal. Arrasó con la del joven como era normal, pues además sus ondas de base eran más potentes que las de espadachines comunes. Dicha onda iba envuelta en llamas y si le daba no solo le quemaría, la fuerza era similar a la de la joven, por lo que podría hacerle un daño brutal. Entonces pudo ver los bloques de oro salir a por ella del suelo formado por él.
- Me temo que no…
Black hizo que del suelo que pisaba cubierto de hielo surgiera una pieza similar a la de él, pero con un grosor considerable. Bloqueó el primero de él, pero el segundo no le dio tiempo. Colocó ambas armas en equis y bloqueó aquella cosa como pudo. La fuerza del impacto la tiró de espaldas al suelo haciéndola soltar un quejido de dolor. Su cabeza golpeó levemente contra el mástil, pero debido a su fuerza y resistencia bases, no se hizo apenas más que un rasguño en la frente. La tigresa entonces se colocó en pie y se quedó mirándole fijamente a los ojos. Se relamió despacio y después formó una ligera capa de hielo en sus pies. La usó para deslizarse a más velocidad sobre el oro y la cubierta mientras hacía quiebros para evadir posibles ataques. Justo cuando estuviera cerca de él, empezaba su ataque contra el joven de cabellos plateados.
- ¡Esta vez quédate hasta el final! – Gritó de forma siniestra.
Las orejas de la joven cambiaron a la forma gatuna, la cola negra salió de la parte baja de su espalda y sus brazos se recubrieron de pelaje oscuro. La revolucionaria lanzó un doble tajo con fuerza hacía él, con su espada normal por el costado derecho y con su preciosa Zeths de arriba hacia abajo con la intención clara de estamparlo en el suelo. Sabía que usaría su propia arma para bloquearla, pero ella en aquella forma tenía la fuerza de la completa, por lo que no tenía nada que temer. Le diese o no, saltaría hacia atrás patinando de nuevo con el hielo de sus suelas y quedaría a unos cinco metros de distancia, formando más hielo a sus pies para chocar con el oro y de esa forma no perder terreno.
- ¡Hahahahaha!
Ella volvió a la forma humana entonces y tomó sus espadas de forma calmada. La chica entonces pudo ver la onda de él dirigirse hacia ella y por ello cerró los ojos con fuerza, para después abrirlos del tirón y mostrar una expresión siniestra. Ahora lanzó una onda con Zeths, aquella arma formó una con la fuerza de su usaría, que en aquel momento sería ocho veces la fuerza de una persona normal. Arrasó con la del joven como era normal, pues además sus ondas de base eran más potentes que las de espadachines comunes. Dicha onda iba envuelta en llamas y si le daba no solo le quemaría, la fuerza era similar a la de la joven, por lo que podría hacerle un daño brutal. Entonces pudo ver los bloques de oro salir a por ella del suelo formado por él.
- Me temo que no…
Black hizo que del suelo que pisaba cubierto de hielo surgiera una pieza similar a la de él, pero con un grosor considerable. Bloqueó el primero de él, pero el segundo no le dio tiempo. Colocó ambas armas en equis y bloqueó aquella cosa como pudo. La fuerza del impacto la tiró de espaldas al suelo haciéndola soltar un quejido de dolor. Su cabeza golpeó levemente contra el mástil, pero debido a su fuerza y resistencia bases, no se hizo apenas más que un rasguño en la frente. La tigresa entonces se colocó en pie y se quedó mirándole fijamente a los ojos. Se relamió despacio y después formó una ligera capa de hielo en sus pies. La usó para deslizarse a más velocidad sobre el oro y la cubierta mientras hacía quiebros para evadir posibles ataques. Justo cuando estuviera cerca de él, empezaba su ataque contra el joven de cabellos plateados.
- ¡Esta vez quédate hasta el final! – Gritó de forma siniestra.
Las orejas de la joven cambiaron a la forma gatuna, la cola negra salió de la parte baja de su espalda y sus brazos se recubrieron de pelaje oscuro. La revolucionaria lanzó un doble tajo con fuerza hacía él, con su espada normal por el costado derecho y con su preciosa Zeths de arriba hacia abajo con la intención clara de estamparlo en el suelo. Sabía que usaría su propia arma para bloquearla, pero ella en aquella forma tenía la fuerza de la completa, por lo que no tenía nada que temer. Le diese o no, saltaría hacia atrás patinando de nuevo con el hielo de sus suelas y quedaría a unos cinco metros de distancia, formando más hielo a sus pies para chocar con el oro y de esa forma no perder terreno.
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Yami entrecerró sus ojos al notar que entraba en forma completa. ¿Por qué disminuir su propia capacidad de pelear cuerpo a cuerpo en su transformación completa de tigre? Segundos más tarde, el asesino obtuvo su respuesta. Grandes cantidades de hielo comenzaron a expandirse por la cubierta, tapando incluso su zona en algunos sectores. En respuesta, el joven chasqueó su lengua y levantó la mano en aquella dirección, provocando que más metal se formara en el navío y aumentando su grosor. Cuando todo terminó, el terreno se encontraba dividido literalmente en dos. En un lado se encontraba la señora del frío en su forma completa, mientras que en el otro se encontraba el asesino con problemas mentales, pero que aún así daba pelea. Sabía que debería aguantar para que el Busoshoku de la vampiresa, y no sería tarea fácil.
– Tal vez... – pensó mientras se concentraba.
Golden Rule II ya estaba activado, pero aún podía seguir mejorando la armadura hasta que esa fase estuviera perfecta. Cerró sus ojos por algunos segundos e intentó seguir modificando la composición del metal, pero ahora le tocaba a la dureza en vez de la reacción. En su estado actual, era un poco menos duro que esa técnica que usaban los agentes, pero no bastaría con eso. Debía endurecer más la armadura, si quería resistir los ataques de la joven.
– Luego seguiré – pensó mientras entrecerraba sus ojos al ver la onda que se dirigía hacia él.
Ahora que tenía su espada, esta sería mucho más poderosa. No le quedaba otra que recibirlo de lleno, pero teniendo cuidado que no tocara su armadura. No tenía idea en que temperatura se encontraba aquello, pero si derretía su armadura, entonces sería perjudicial para él. Maldijo eso en su mente, sabiendo que si fuera logia eso no le afectaría en lo más mínimo. Cambio su mano para dejar a Balmung al frente y se preparó para recibirlo. Activó el poder de su Saijo, enfriando su filo a niveles bastante bajos. Colocó la espada de frente, aprovechado su largo y altura, justo a tiempo para cuando la onda impactó. Como resultado, el asesino fue impulsado varios metros hacia atrás, chocando contra un mástil de madera.
– Al menos conseguí detener la mayoría del fuego – se quejó internamente mientras miraba sus manos. Estas portaban quemaduras, pero no lo suficiente graves para alarmarse... aún.
Maldijo por lo bajo y salió de allí, solo para notar que la joven se dirigía a toda velocidad hacia él. Bloqueó el primer golpe usando su antebrazo, pero fue suficiente para hacer trizas esa parte e, incluso, hacer un leve corte en esa zona. A penas si quiera alcanzó a poner a Balmung para recibir a Zeth, pero aun así terminó estampado en el suelo solo por fuerza bruta. Yami escupió sangre hacia un lado, y a duras a penas se puso de pie. "Maldita chupa sangre, estoy seguro que se divierte con esto", pensó mientras resoplaba y formaba una pared de oro atrás para apoyarse.
Inhaló y exhaló varias veces, al tiempo que regeneraba la parte del antebrazo que destruyó Black. Una vez hizo eso, colocó su mano en el suelo y una pequeña muralla se formó en su lado, abarcando toda el ancho de la cubierta por su sector. Varias armas surgieron de allí, para luego salir disparadas de forma constante hacia la pelirrosa. Mientras, el siguió concentrándose en la armadura, a sabiendas que ya se encontraba cerca de lograr su objetivo.
– Tal vez... – pensó mientras se concentraba.
Golden Rule II ya estaba activado, pero aún podía seguir mejorando la armadura hasta que esa fase estuviera perfecta. Cerró sus ojos por algunos segundos e intentó seguir modificando la composición del metal, pero ahora le tocaba a la dureza en vez de la reacción. En su estado actual, era un poco menos duro que esa técnica que usaban los agentes, pero no bastaría con eso. Debía endurecer más la armadura, si quería resistir los ataques de la joven.
– Luego seguiré – pensó mientras entrecerraba sus ojos al ver la onda que se dirigía hacia él.
Ahora que tenía su espada, esta sería mucho más poderosa. No le quedaba otra que recibirlo de lleno, pero teniendo cuidado que no tocara su armadura. No tenía idea en que temperatura se encontraba aquello, pero si derretía su armadura, entonces sería perjudicial para él. Maldijo eso en su mente, sabiendo que si fuera logia eso no le afectaría en lo más mínimo. Cambio su mano para dejar a Balmung al frente y se preparó para recibirlo. Activó el poder de su Saijo, enfriando su filo a niveles bastante bajos. Colocó la espada de frente, aprovechado su largo y altura, justo a tiempo para cuando la onda impactó. Como resultado, el asesino fue impulsado varios metros hacia atrás, chocando contra un mástil de madera.
– Al menos conseguí detener la mayoría del fuego – se quejó internamente mientras miraba sus manos. Estas portaban quemaduras, pero no lo suficiente graves para alarmarse... aún.
Maldijo por lo bajo y salió de allí, solo para notar que la joven se dirigía a toda velocidad hacia él. Bloqueó el primer golpe usando su antebrazo, pero fue suficiente para hacer trizas esa parte e, incluso, hacer un leve corte en esa zona. A penas si quiera alcanzó a poner a Balmung para recibir a Zeth, pero aun así terminó estampado en el suelo solo por fuerza bruta. Yami escupió sangre hacia un lado, y a duras a penas se puso de pie. "Maldita chupa sangre, estoy seguro que se divierte con esto", pensó mientras resoplaba y formaba una pared de oro atrás para apoyarse.
Inhaló y exhaló varias veces, al tiempo que regeneraba la parte del antebrazo que destruyó Black. Una vez hizo eso, colocó su mano en el suelo y una pequeña muralla se formó en su lado, abarcando toda el ancho de la cubierta por su sector. Varias armas surgieron de allí, para luego salir disparadas de forma constante hacia la pelirrosa. Mientras, el siguió concentrándose en la armadura, a sabiendas que ya se encontraba cerca de lograr su objetivo.
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Black continuaba segura en su zona del barco, protegida por su hielo y dispuesta a aceptar los ataques de su oponente. Se dio cuenta de que había causado un buen daño base en sus pequeños movimientos y por ello sonrió de forma siniestra. Se relamió disfrutando del espectáculo y después de unos momentos empezó a reír de forma macabra. Un poco de escarcha cubrió el rostro de la joven, la cual ahora miró el enorme muro de oro que se había formado. Fue entonces cuando observó las armas formarse en él y salir disparadas hacia ella. Empezó a mover sus mandobles a toda velocidad para bloquear y desviar proyectiles con el ceño fruncido. Algunas fueron muy fáciles, pero otras cortaron un poco su mejilla, otra llegó a dañar su costado, e incluso una se clavó ligeramente en su hombro izquierdo. Ella cayó al suelo de espaldas notando el arduo dolor en aquella zona y entonces apretó los puños con rabia.
- ¡Maldición! – Gritó llevándose la mano a la estaca y tirándola al agua.
Se colocó en pie sangrando un poco y entonces escupió a un lado. Empezó a regenerar la herida, pero no iba a ser tan rápida, durante un rato iba a dolerle bastante. La joven entonces decidió avanzar al siguiente paso de sus habilidades. Salió corriendo hacia el muro con una mirada siniestra y cuando estuvo cerca saltó. Su cuerpo en mitad del salto cambió a unos cuatro metros de altura, se rodeó de pelaje y cambió a una especie de hombre tigre negro de ojos rojizos. El monstruo se imbuyó en haki para no dañarse si él formaba picos o algo y entonces impactó su puño en el muro con la intención de tirárselo encima. Le diese o no, saltaría hacia un lado cambiando de nuevo a forma humana y daría un paso hacia él.
- ¡Hahahaha!
Empezó a reír entonces lanzando un tajo con Light hacia su rodilla y otro con Zeths hacia su pecho con fuerza. Tras aquel doble corte, ella cambiaría a forma completa y saltaría al borde de la borda, aterrizando después en la zona de hielo y volviendo de nuevo a la humana. No paraba de alterar entre sus formas. Lo miraba ahora con una sonrisa siniestra, pues sus ataques habían sido imbuidos en haki y la potencia sería bastante considerable. Se relamió despacio y soltó una pequeña carcajada.
- ¡Damelo todo, papi! – Gritó entre risas.
- ¡Maldición! – Gritó llevándose la mano a la estaca y tirándola al agua.
Se colocó en pie sangrando un poco y entonces escupió a un lado. Empezó a regenerar la herida, pero no iba a ser tan rápida, durante un rato iba a dolerle bastante. La joven entonces decidió avanzar al siguiente paso de sus habilidades. Salió corriendo hacia el muro con una mirada siniestra y cuando estuvo cerca saltó. Su cuerpo en mitad del salto cambió a unos cuatro metros de altura, se rodeó de pelaje y cambió a una especie de hombre tigre negro de ojos rojizos. El monstruo se imbuyó en haki para no dañarse si él formaba picos o algo y entonces impactó su puño en el muro con la intención de tirárselo encima. Le diese o no, saltaría hacia un lado cambiando de nuevo a forma humana y daría un paso hacia él.
- ¡Hahahaha!
Empezó a reír entonces lanzando un tajo con Light hacia su rodilla y otro con Zeths hacia su pecho con fuerza. Tras aquel doble corte, ella cambiaría a forma completa y saltaría al borde de la borda, aterrizando después en la zona de hielo y volviendo de nuevo a la humana. No paraba de alterar entre sus formas. Lo miraba ahora con una sonrisa siniestra, pues sus ataques habían sido imbuidos en haki y la potencia sería bastante considerable. Se relamió despacio y soltó una pequeña carcajada.
- ¡Damelo todo, papi! – Gritó entre risas.
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Viendo que la pelirrosa estaba en otra por culpa del muro, tendría tiempo para lograr, finalmente, su cometido. Cerró sus ojos nuevamente y se concentró en su armadura, modificando su dureza a un mayor nivel. Ya consiguió hacer con Golden Rule I, así que no debería ser tan complicado para él. Sin que se diera cuenta, dos alas esqueléticas surgieron de su espalda, de esas que parecen puros huesos, sin carne ni piel o plumas. Un caso se formó en su cabeza, tapando totalmente su rostro y sus ojos azules se notaban a través de una apertura en aquel sector. De la parte superior de su nuevo accesorio, surgieron dos cuernos de un tamaño considerable, pero no del tamaño suficiente para que estos desequilibraran su cuerpo. Finalmente, el espadachín se dio cuenta de sus nuevos añadidos. Frunció un poco el ceño y golpeó la pared de oro que tenía delante, destruyéndola en el proceso sin mayores complicaciones. Sus ojos, aunque no se veían, se abrieron de forma exagerada al ver que justo la vampiresa venía del otro lado, y terminó impactando su puño a medio camino con el de ella.
– Que coincidencia – pensó mientras parpadeaba.
El impacto fue tal, que el suelo del barco tembló un poco. Puesto que estaba todo cubierto de ambos elementos, el navío debería soportar la pelea de los dos. Volviendo a lo anterior, el joven sintió cómo su brazo temblaba por completo debido a la fuerza de la vampiresa. Aún así, dio por concluida la misión de aumentar la dureza. Quitando el dolor y un leve entumecimiento, su puño resulto intacto debido a su nuevo nivel alcanzado. Si bien aquella parte quedó echa trizas, tan solo debería volver a reponerla, pero antes... debía defenderse de los ataques de la mujer.
Ni se esmeró en intentar esquivar el golpe con Light, puesto que consideraba a Zeth una mayor amenaza. El primer ataque consiguió destruir parte de la armadura de su pierna, incluso hacer un leve corte en el sector. Aún así, si hubiera permanecido en el otro nivel, era muy probable que hubiera sido mucho mayor el ataque y debería de haber usado a Dramon para cauterizar la herida. Levantó a Balmung y chocó contra la Zeth de la joven, sabiendo muy bien que su espada resistiría el impacto. Pese a que consiguió aguantar un poco, al final la fuerza de Black terminó ganando, ocasionando que un enorme tajo se formara en su torso. Entrecerró sus ojos al ver la gran cantidad de sangre que había y usó a Dramon para cauterizarlo. Soltó un enorme quejido de dolor, puesto que la quemadura dolía como una perra.
Mientras se recuperaba de la quemadura, el joven levantó la mano en dirección hacia Black. Por algunos instantes no ocurrió nada, pero luego el oro que había en el piso salió despedida hacia ella como si de una ola se tratara... Una ola hecha por completo de pinchos, pero se entendía. Además, se aseguró de hacer esa cosa con más capas para que fuera resistente.
– Que coincidencia – pensó mientras parpadeaba.
El impacto fue tal, que el suelo del barco tembló un poco. Puesto que estaba todo cubierto de ambos elementos, el navío debería soportar la pelea de los dos. Volviendo a lo anterior, el joven sintió cómo su brazo temblaba por completo debido a la fuerza de la vampiresa. Aún así, dio por concluida la misión de aumentar la dureza. Quitando el dolor y un leve entumecimiento, su puño resulto intacto debido a su nuevo nivel alcanzado. Si bien aquella parte quedó echa trizas, tan solo debería volver a reponerla, pero antes... debía defenderse de los ataques de la mujer.
Ni se esmeró en intentar esquivar el golpe con Light, puesto que consideraba a Zeth una mayor amenaza. El primer ataque consiguió destruir parte de la armadura de su pierna, incluso hacer un leve corte en el sector. Aún así, si hubiera permanecido en el otro nivel, era muy probable que hubiera sido mucho mayor el ataque y debería de haber usado a Dramon para cauterizar la herida. Levantó a Balmung y chocó contra la Zeth de la joven, sabiendo muy bien que su espada resistiría el impacto. Pese a que consiguió aguantar un poco, al final la fuerza de Black terminó ganando, ocasionando que un enorme tajo se formara en su torso. Entrecerró sus ojos al ver la gran cantidad de sangre que había y usó a Dramon para cauterizarlo. Soltó un enorme quejido de dolor, puesto que la quemadura dolía como una perra.
Mientras se recuperaba de la quemadura, el joven levantó la mano en dirección hacia Black. Por algunos instantes no ocurrió nada, pero luego el oro que había en el piso salió despedida hacia ella como si de una ola se tratara... Una ola hecha por completo de pinchos, pero se entendía. Además, se aseguró de hacer esa cosa con más capas para que fuera resistente.
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Black miraba con seriedad lo que había ocurrido. El chico había convertido su cuerpo en el de un demonio de oro o algo parecido, pues aquellas alas y cuernos le indicaban eso. Chasqueó un poco la lengua y después de unos momentos alzó sus armas hacia él. Estaba lista para el siguiente movimiento por su parte. Su haki estaba activado y le quedaba bastante con él activado. Sus rojizos ojos analizaban los movimientos de su oponente de la mejor forma posible. Entonces vio la sangre del chico, la cual la hizo relamerse despacio, la deseaba. Entonces pudo ver aquella ola de oro ir hacia ella. Los pinchos parecían peligrosos, pero mientras que no traspasaran su cabeza o corazón no la matarían. Lo que si era cierto, es que la dureza del chico había aumentado. Esta vez se esforzaría más.
- Ventus…
Susurró entonces de forma siniestra mientras una leve brisa recorría sus cabellos. Los dos espadones se vieron rodeados de un aura blanca e intensa, el viento cortante potenciaría el corte y eso sumado a su fuerza podría joder bastante al chico. Entonces ella colocó el pie derecho en el mástil. Cuando la ola iba a tragársela, la vampira se impulsó de nuevo haciendo surgir su cola y sus orejas, cambiando a la forma Soul y aumentando sus atributos de forma exagerada. Imbuida en haki empezó a lanzar violentos cortes con toda su fuerza y su técnica activada. Cuando pasó cortando aquella ola en dos, su cuerpo estaba lleno de cortes, sangraba por doquier y su expresión era de furia. Le dolía a horrores y no podía hacer mucho. La herida del hombro al menos se estaba recuperando, pero ahora le dolía todo el torso, brazos y piernas. Nada parecía ser grave, pero había algunos considerables. Iba a tener que beber después de la pelea. Clavó entonces una rodilla en el suelo.
- Buen ataque, Yami… ¡Me has impresionado! – Dijo entonces al mismo tiempo que formaba hielo en la suela de sus botas y salía disparada hacia él.
Aquella aura eléctrica se activó y ambas espadas de Black quedaron rodeadas de viento cortante y de electricidad. Su cuerpo cambió al de un hombre tigre de nuevo siendo un monstruo de cuatro metros ahora y con sus habilidades al máximo poder. Cuando estuvo frente a él concentró el haki en sus armas únicamente y lanzó dos tajos hacia abajo, buscando cortarle con ambas en el pecho y electrocutarlo con una potencia bestial. Le diese o no, volvería a la forma humana y lanzaría una onda cortante con Light hacia él, la cual se dividió en dos, dirigiéndose una a su torso y otra hacia su rodilla izquierda con el haki en todo momento. Ella entonces saltó hacia atrás mirándole y rodeada de su aura eléctrica. Le dolían los cortes y eso la hizo chasquear un poco la lengua.
- Estilo del viento eléctrico… Cataratas de la tormenta… – Susurró entonces haciendo que la temperatura empezase a bajar hasta los menos veinte grados.
- Ventus…
Susurró entonces de forma siniestra mientras una leve brisa recorría sus cabellos. Los dos espadones se vieron rodeados de un aura blanca e intensa, el viento cortante potenciaría el corte y eso sumado a su fuerza podría joder bastante al chico. Entonces ella colocó el pie derecho en el mástil. Cuando la ola iba a tragársela, la vampira se impulsó de nuevo haciendo surgir su cola y sus orejas, cambiando a la forma Soul y aumentando sus atributos de forma exagerada. Imbuida en haki empezó a lanzar violentos cortes con toda su fuerza y su técnica activada. Cuando pasó cortando aquella ola en dos, su cuerpo estaba lleno de cortes, sangraba por doquier y su expresión era de furia. Le dolía a horrores y no podía hacer mucho. La herida del hombro al menos se estaba recuperando, pero ahora le dolía todo el torso, brazos y piernas. Nada parecía ser grave, pero había algunos considerables. Iba a tener que beber después de la pelea. Clavó entonces una rodilla en el suelo.
- Buen ataque, Yami… ¡Me has impresionado! – Dijo entonces al mismo tiempo que formaba hielo en la suela de sus botas y salía disparada hacia él.
Aquella aura eléctrica se activó y ambas espadas de Black quedaron rodeadas de viento cortante y de electricidad. Su cuerpo cambió al de un hombre tigre de nuevo siendo un monstruo de cuatro metros ahora y con sus habilidades al máximo poder. Cuando estuvo frente a él concentró el haki en sus armas únicamente y lanzó dos tajos hacia abajo, buscando cortarle con ambas en el pecho y electrocutarlo con una potencia bestial. Le diese o no, volvería a la forma humana y lanzaría una onda cortante con Light hacia él, la cual se dividió en dos, dirigiéndose una a su torso y otra hacia su rodilla izquierda con el haki en todo momento. Ella entonces saltó hacia atrás mirándole y rodeada de su aura eléctrica. Le dolían los cortes y eso la hizo chasquear un poco la lengua.
- Estilo del viento eléctrico… Cataratas de la tormenta… – Susurró entonces haciendo que la temperatura empezase a bajar hasta los menos veinte grados.
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Yami chasqueó su lengua al notar que no había echo el daño que esperaba. El puto haki armadura estaba siendo demasiado para él, quien no poseía. Además, ataque que daba, ataque que la joven regeneraba en menos de un minuto. Era una pelea imposible, al menos hasta que se le gastara el Busoshoku... lo cual no sabía cuanto tiempo quedaba, pero no debería ser mucho. La cuestión era, ¿aguantaría hasta el final de eso? Lo dudaba, enserio. Se tenía fe en sus habilidades, ¿pero como derrotar algo que se regenera y no puedes tocar? Era frustrante, demasiado. Si no fuera alguien estoico por naturaleza, probablemente hubiera golpeado el mástil debido a la rabia y la impotencia que sentía. Estúpidas zoan y sus aumentos de atributos.
Vio como en sus armas se concentraba energía de viento y de fuego. Escupió sangre hacia un lado, a sabiendas que si eso le daba estando ella en forma completa, podía decirle adiós a este combate, ¿pero que podría hacer? Lo superaba ampliamente en fuerza, tanto que la diferencia era notoria. Entrecerró sus ojos y se paró con dificultad del suelo, negándose a caer así como así. Agarró sus dos espadas con fuerza, al tiempo que fulminaba con la mirada a la vampiresa. Si quería superar a ese bastardo de Ivan, entonces debería sobrepasar el obstáculo que tenía en frente. Ella era más débil que el vampiro, y su no podía derrotarla... Menos podría contra ese hijo de puta. Ambos eran objetivos a superar, más el imbécil que su vampiresa.
Cerró sus ojos por algunos segundos, al tiempo que alrededor de su cuerpo se iba formando una aura rojiza. Brazos, piernas, huesos, músculos... todo se vio potenciado en un abrir y cerrar de ojos. No hubiera usado esto por algo más de tiempo (debido a que no podía acercarse a ella), pero no le quedaba otra viendo la situación. La joven se dirigía hacia él, pero en vez de esperarla, el mismo salió de su posición por primera vez en toda la pelea (los impulsos por los ataques de ella, no contaban). Vio como su ataque iba desde abajo hacia su pecho, y el puso a Balmung y Dramon en frente en forma de equis para defenderse.
Tenía ganas de gritar al sentir la potencia del golpe, pero se mantuvo firme de momento. Con su fuerza y resistencia duplicada, algo más podía aguantar. Eso sí, cada vez iba retrocediendo más y más, y el joven hacía todo lo necesario para que la electricidad no tocara su cuerpo, aguantando a sus espadas. Sabía que no duraría mucho, pero al menos sus manos o brazos (si tenía suerte) se llenarían de quemaduras debido a la proximidad con Dramon activado. Por otro lado, su armadura se estaba trizando debido a la presión, y eso era malo. Chasqueó su lengua y hizo aparecer detrás de ella un bloque. De allí se formó un arma, que luego fue lanzado directamente su hombro. Entre tanto, hizo surgir un bloque debajo de sus pies para ser lanzado hacia atrás con violencia.
– Joder – se quejó mentalmente mientras se ponía de pie a duras a penas.
La electricidad consiguió pasar, destruyendo su armadura en el proceso y varias quemaduras se podían apreciar. Intentó mover las extremidades, pero se dio cuenta que era un esfuerzo difícil debido al calambre que le proporcionó la electricidad. De todas formas, no se iría sin haber hecho algo para lastimar su cuerpo con seriedad.
– Solo... ¡Cae de una puta vez! – le gritó, mientras cuatro lanzas se formaban detrás, adelante, al lado izquierdo y luego al derecho. SI bien por si solas no harían nada, su propia aura eléctrica debería jugarle en contra por ser alcanzado por un conductor. Una vez hecho su ataque, el joven se dejó caer y toda su armadura terminó por desprenderse. Se estremeció un poco al ver la condición de sus brazos y piernas, pero sobre todo lo primero. Habían recibido toda la fuerza y electricidad de la vampiresa, por lo que a penas podía mover una mano. En cuanto a sus piernas... Condición similar, pero ese último tajo provocaba que le doliesen cuando intentaba moverlas. Cuando pasara la adrenalina... joder, lo pasaría mal.
Vio como en sus armas se concentraba energía de viento y de fuego. Escupió sangre hacia un lado, a sabiendas que si eso le daba estando ella en forma completa, podía decirle adiós a este combate, ¿pero que podría hacer? Lo superaba ampliamente en fuerza, tanto que la diferencia era notoria. Entrecerró sus ojos y se paró con dificultad del suelo, negándose a caer así como así. Agarró sus dos espadas con fuerza, al tiempo que fulminaba con la mirada a la vampiresa. Si quería superar a ese bastardo de Ivan, entonces debería sobrepasar el obstáculo que tenía en frente. Ella era más débil que el vampiro, y su no podía derrotarla... Menos podría contra ese hijo de puta. Ambos eran objetivos a superar, más el imbécil que su vampiresa.
Cerró sus ojos por algunos segundos, al tiempo que alrededor de su cuerpo se iba formando una aura rojiza. Brazos, piernas, huesos, músculos... todo se vio potenciado en un abrir y cerrar de ojos. No hubiera usado esto por algo más de tiempo (debido a que no podía acercarse a ella), pero no le quedaba otra viendo la situación. La joven se dirigía hacia él, pero en vez de esperarla, el mismo salió de su posición por primera vez en toda la pelea (los impulsos por los ataques de ella, no contaban). Vio como su ataque iba desde abajo hacia su pecho, y el puso a Balmung y Dramon en frente en forma de equis para defenderse.
Tenía ganas de gritar al sentir la potencia del golpe, pero se mantuvo firme de momento. Con su fuerza y resistencia duplicada, algo más podía aguantar. Eso sí, cada vez iba retrocediendo más y más, y el joven hacía todo lo necesario para que la electricidad no tocara su cuerpo, aguantando a sus espadas. Sabía que no duraría mucho, pero al menos sus manos o brazos (si tenía suerte) se llenarían de quemaduras debido a la proximidad con Dramon activado. Por otro lado, su armadura se estaba trizando debido a la presión, y eso era malo. Chasqueó su lengua y hizo aparecer detrás de ella un bloque. De allí se formó un arma, que luego fue lanzado directamente su hombro. Entre tanto, hizo surgir un bloque debajo de sus pies para ser lanzado hacia atrás con violencia.
– Joder – se quejó mentalmente mientras se ponía de pie a duras a penas.
La electricidad consiguió pasar, destruyendo su armadura en el proceso y varias quemaduras se podían apreciar. Intentó mover las extremidades, pero se dio cuenta que era un esfuerzo difícil debido al calambre que le proporcionó la electricidad. De todas formas, no se iría sin haber hecho algo para lastimar su cuerpo con seriedad.
– Solo... ¡Cae de una puta vez! – le gritó, mientras cuatro lanzas se formaban detrás, adelante, al lado izquierdo y luego al derecho. SI bien por si solas no harían nada, su propia aura eléctrica debería jugarle en contra por ser alcanzado por un conductor. Una vez hecho su ataque, el joven se dejó caer y toda su armadura terminó por desprenderse. Se estremeció un poco al ver la condición de sus brazos y piernas, pero sobre todo lo primero. Habían recibido toda la fuerza y electricidad de la vampiresa, por lo que a penas podía mover una mano. En cuanto a sus piernas... Condición similar, pero ese último tajo provocaba que le doliesen cuando intentaba moverlas. Cuando pasara la adrenalina... joder, lo pasaría mal.
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Black abrió los ojos más de la cuenta cuando notó el oro formarse a su espalda. Rápidamente realizó un movimiento cambiando a su forma completa y moviéndose a un lado. El corte que recibió fue algo leve debido a su haki armadura, el cual usó a tiempo en aquella zona. Ella entonces pudo ver a su oponente salir despedido con un bloque de oro y alejándose de ella. La vampira mostró una expresión seria y entonces alzó de nuevo sus armas. Por lo que veía, el combate parecía haber terminado. El estado de Yami era pésimo y no creía que él volviese a pelear en su estado. Soltó un pequeño suspiro y después de unos momentos envainó sus dos armas. Había sido un buen entrenamiento y ella ya podía ver la isla a lo lejos, por lo que simplemente le dedicó una pequeña sonrisa. Había estado bastante bien y quería felicitarle por haberla puesto contra las cuerdas con la ola y aquella lanza, que sin haki la habría dejado fatal.
- Lo has hecho muy bi…
Su frase se cortó cuando escuchó el grito de Yami. La mirada de la vampira pasó a una un poco más seria y observó las lanzas formarse a su alrededor. Entonces se imbuyó en haki, pero agachó la cabeza un poco decaída. Dejó sus armas en el suelo y simplemente estiró los brazos en cruz. Cuando las lanzas impactaron en ella, recibió aquella descarga que la hizo retorcerse sin parar. Algo de humo salió de su cuerpo y entonces de quejó debido al dolor. Debido al hielo que tenía en la planta de sus pies, fue peor. Tras unos momentos retorciéndose, la vampira quedó bastante dañada. Las quemaduras no sanaban tan rápido. Algo decaída se quedó mirando a Yami y después sonrió de forma triste.
- Deseo concedido…
Dijo clavándose de rodillas y cayendo después al suelo con los ojos cerrados. De no ser por su resistencia a la electricidad, podría haber muerto seguramente, se había dejado golpear sabiendo lo que iba a pasar, pero era el deseo de él. Escupió algo de sangre estando ya en el suelo y pegó la frente a la madera. El suelo empezó a volverse normal al desaparecer el hielo y ella simplemente estaba dañada, tanto por dentro como por fuera. Los ojos de la vampira miraron a Yami con algo de tristeza y después cambiaron a verde, dejando a Galia en su lugar. La joven revolucionaria se quedó allí tirada, herida y temblando debido al dolor tan grande que había sufrido. Su haki quedó desactivado.
Ryuken Shirou
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Yami respiraba agitadamente, haciendo un esfuerzo para poder tranquilizarse. Sabía muy bien que lo que dijo fue cruel, pero no pudo evitarlo. El hecho de que no pudiera superar a la vampiresa, era... frustrante, por no decirlo de otro modo. No porque le molestara, ni siquiera le importaba. Era más, le alegraría que fuera así en otra ocasión, pero el solo hecho de recordar que si no vencía a la pelirrosa menos podría contra Ivan, lo enojaba demasiado. Hacía dar cuenta de cuan bajo estaba en el nivel de esos dos. Chasqueó su lengua un poco e intentó levantarse como pudiera, pese a que sus piernas no le respondían como quisieran. Suspiró un poco, mientras una aura verdosa cubría ambas extremidades. Cuando terminó, las inspeccionó y se encontró satisfecho al ver que al menos podía moverlas.
– Y ahora me siento mal por lo que dije – pensó mientras bajaba la cabeza en señal de culpa.
Por lo que pudo ver, Galia había vuelto a tomar el control, por lo que ya no podría disculparse por el momento. Miró hacia un lado y chasqueó la lengua, al tiempo que le devolvía el control a Ryuken. Este casi se cayó, pero logró usar algo de oro para mantenerse firme. Negó un par de veces ante la actitud de su otro yo, pero... No podía evitar estar de acuerdo con él, muy a su malestar. Suspiró con algo de tristeza y se acercó hacia donde se encontraba tendida su compañera.
– Lo siento... – le dijo, para luego negar con la cabeza. Primero debería llevarla a la enfermería, luego charlarían.
¿Como tomarla si no podía usar sus manos? Ryuken negó con la cabeza y debajo de su cuerpo, apareció una mano gigante. Esta intentó tomar a Galia con suavidad, para luego ponerla en la espalda del rebelde. Con gran fuerza de voluntad, tomó sus pies para que no se cayera. Una vez asegurada, se dirigió a paso lento hacia la enfermería, ignorando por completo el dolor extremo de sus brazos por soportar el peso de la joven en su estado actual.
– Y ahora me siento mal por lo que dije – pensó mientras bajaba la cabeza en señal de culpa.
Por lo que pudo ver, Galia había vuelto a tomar el control, por lo que ya no podría disculparse por el momento. Miró hacia un lado y chasqueó la lengua, al tiempo que le devolvía el control a Ryuken. Este casi se cayó, pero logró usar algo de oro para mantenerse firme. Negó un par de veces ante la actitud de su otro yo, pero... No podía evitar estar de acuerdo con él, muy a su malestar. Suspiró con algo de tristeza y se acercó hacia donde se encontraba tendida su compañera.
– Lo siento... – le dijo, para luego negar con la cabeza. Primero debería llevarla a la enfermería, luego charlarían.
¿Como tomarla si no podía usar sus manos? Ryuken negó con la cabeza y debajo de su cuerpo, apareció una mano gigante. Esta intentó tomar a Galia con suavidad, para luego ponerla en la espalda del rebelde. Con gran fuerza de voluntad, tomó sus pies para que no se cayera. Una vez asegurada, se dirigió a paso lento hacia la enfermería, ignorando por completo el dolor extremo de sus brazos por soportar el peso de la joven en su estado actual.
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