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Tras un buen rato navegando sin rumbo, las costas de una isla se divisaban en el horizonte. El oleaje era calmo y el sol se alzaba en lo más alto del firmamento. Desembarqué en lo que parecía un puerto comercial junto con Rebecca y Treecko, muchos barcos enormes se asentaban ahí y no pude evitar pensar que necesitaba uno de esos.
-Iremos a explorar este sitio y ver si podemos sacar algo de provecho. ¿Puedes aprovechar para comprar provisiones y cosas útiles?
Rebecca aunque algo molesta, dio una respuesta positiva y quedamos como punto de reunión, la taberna que estaba a escasos metros del puerto. Con Treecko a la espalda y suficiente dinero por si alguna digna chachara aparecía por ahí, puse inicio a mi marcha en esa nueva isla. Tal vez pudiese encontrar algo de valor o algunas cosas interesantes, esta isla tenía pinta de que algún gran tesoro me aguardaba en uno de sus más recónditos lugares.
-Oye, chico. ¿Podrías ayudarme?
Un anciano pedía mi auxilio ya que se le había caído una caja y no conseguía levantarla de nuevo. Me acerqué amistosamente y le ayudé cargando la caja. Mientras caminábamos rumbo a su hogar, aproveché para sacar algo de información del lugar.
-Disculpa, viejo. ¿Te importaría decirme en dónde estamos y contarme un poco del lugar?
A grandes rasgos, aquel anciano me había dicho que estábamos en ciudad índigo, dentro de la isla de Johota. Me contó que era una isla que se dedicaba a la minería, más específicamente, el jade. Y que contrario a lo que se pudiese creer, era muy pobre. Los mineros eran tratados como esclavos, pero nadie decía nada por la protección de la marina a los terratenientes, todo tipo de rebelión era rápidamente apagada por esta. La idea no pintaba tan mal, no era un pirata conocido y fácilmente podría sacar de ahí un gran botín. Así que después de ayudar al viejo, seguí andando por las calles de Johota.
-Iremos a explorar este sitio y ver si podemos sacar algo de provecho. ¿Puedes aprovechar para comprar provisiones y cosas útiles?
Rebecca aunque algo molesta, dio una respuesta positiva y quedamos como punto de reunión, la taberna que estaba a escasos metros del puerto. Con Treecko a la espalda y suficiente dinero por si alguna digna chachara aparecía por ahí, puse inicio a mi marcha en esa nueva isla. Tal vez pudiese encontrar algo de valor o algunas cosas interesantes, esta isla tenía pinta de que algún gran tesoro me aguardaba en uno de sus más recónditos lugares.
-Oye, chico. ¿Podrías ayudarme?
Un anciano pedía mi auxilio ya que se le había caído una caja y no conseguía levantarla de nuevo. Me acerqué amistosamente y le ayudé cargando la caja. Mientras caminábamos rumbo a su hogar, aproveché para sacar algo de información del lugar.
-Disculpa, viejo. ¿Te importaría decirme en dónde estamos y contarme un poco del lugar?
A grandes rasgos, aquel anciano me había dicho que estábamos en ciudad índigo, dentro de la isla de Johota. Me contó que era una isla que se dedicaba a la minería, más específicamente, el jade. Y que contrario a lo que se pudiese creer, era muy pobre. Los mineros eran tratados como esclavos, pero nadie decía nada por la protección de la marina a los terratenientes, todo tipo de rebelión era rápidamente apagada por esta. La idea no pintaba tan mal, no era un pirata conocido y fácilmente podría sacar de ahí un gran botín. Así que después de ayudar al viejo, seguí andando por las calles de Johota.
Sarah Foxxx
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Camino con la correa de Lucas* en mi mano, de forma dócil y cariñosa se acerca a un niño, el cual sonríe dándole mimos. Sonrió viendo como Lucas cierra los ojos, disfrutando de las caricias del pequeño.
-Vamos Lucas, ya has tenido una buena ración de mimos -dije sonriendo, agradeciendo al pequeño por las caricias que le había regalado al gran danés. La gente se nos quedaba mirando, jamás habían visto un gran danés que a la cruz medía casi 3 metros. Algunos con el miedo se apartaban, otros vagaban su mirada entre el y yo.
Caminaba, mirando todo lo que allí había, realmente me sentía extraña, nunca había ido, a pesar de que el lugar era bonito. A lo lejos, veía un chico que ayudaba a un anciano a llevar unas cajas. Parecía fuerte, y no le importaba ayudar a los demás, eso era buena señal, un chico así sería un portento para la banda, o simplemente para llevármelo conmigo y mis chicos en el barco cuando salimos a navegar.
-Voy a hablar con el chico, ¿tu que opinas Lucas? -el pobre Lucas me mira inclinando su cabeza a un lado, significativo de que no me entendía. Sonreí al verle hacer ese gesto, saqué de mi bolsillo una galleta y se la dí.
Me acerqué a el, pues ya andaba solo, y me presenté ante el. ¿Que pensaría de una chica de 5 metros que se le interpondría en su camino?
-Hola, me llamo Sarah, ¿podemos acompañarte? -le pregunté al chico, mientras alzaba mi mano para estrecharla con la suya, mientras miraba a Lucas por lo de ``podemos acompañarte´´.
-Vamos Lucas, ya has tenido una buena ración de mimos -dije sonriendo, agradeciendo al pequeño por las caricias que le había regalado al gran danés. La gente se nos quedaba mirando, jamás habían visto un gran danés que a la cruz medía casi 3 metros. Algunos con el miedo se apartaban, otros vagaban su mirada entre el y yo.
Caminaba, mirando todo lo que allí había, realmente me sentía extraña, nunca había ido, a pesar de que el lugar era bonito. A lo lejos, veía un chico que ayudaba a un anciano a llevar unas cajas. Parecía fuerte, y no le importaba ayudar a los demás, eso era buena señal, un chico así sería un portento para la banda, o simplemente para llevármelo conmigo y mis chicos en el barco cuando salimos a navegar.
-Voy a hablar con el chico, ¿tu que opinas Lucas? -el pobre Lucas me mira inclinando su cabeza a un lado, significativo de que no me entendía. Sonreí al verle hacer ese gesto, saqué de mi bolsillo una galleta y se la dí.
Me acerqué a el, pues ya andaba solo, y me presenté ante el. ¿Que pensaría de una chica de 5 metros que se le interpondría en su camino?
-Hola, me llamo Sarah, ¿podemos acompañarte? -le pregunté al chico, mientras alzaba mi mano para estrecharla con la suya, mientras miraba a Lucas por lo de ``podemos acompañarte´´.
- Lucas*:
- Lucas es un gran danés de 1 año, mide a la cruz 2.86 m, de color negro con las puntas de las orejas castañas. Es muy cariñoso, pero para pelear es muy feroz.
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-Hola, me llamo Sarah, ¿podemos acompañarte?
Mientras iba caminando, esta sutil voz femenina llegó a mi oído. “Dios, apenas di diez pasos más y alguien ha venido a pedirme otro favor. ¿Es que nadie aquí puede hacer las cosas por sí mismos?” Di media vuelta para ver a la fémina que había formulado la pregunta y me llevé una enorme sorpresa. ¡Era una mujer enorme! Por lo menos cuatro metros, quizá más y no sólo eso; a su lado tenía un enorme gran danés, que hacía honor al nombre de su raza. No parecía que ella me fuese a pedir un favor, probablemente yo recurriría a su ayuda. Tener una mujer gigante y a su perro de enormes dimensiones en tu equipo, sería una mano extra que vendría genial. Vi su enorme mano extendida hacia mí y me pare en puntas para poder estrecharla.
-Por supuesto, si tú y tu pequeño amigo no tienen intenciones de matarme eres bienvenida. Soy Hadassa, ¿qué te trae por aquí? Y lo más importante, ¿Por qué son tan grandes ustedes dos?
Treecko corrió asustadizo a esconderse bajo mi chamarra escapando del curioso perro que se acercaba a olisquearnos. Era normal, digo yo mismo estaba algo aterrado del tamaño de ese par, claro que no lo iba a externar porque podrían tomar ventaja de esto. Me limité a responderle con una caricia en su pata más cercana y sonreírle. Si las cosas se tornaban feas, podría usar el poder mi akuma y transformarme en mi forma completa para estar al menos a la par en tamaño con ellos. Empezamos a caminar tranquilamente por las calles de Índigo atrayendo las miradas de varios curiosos mientras Sarah, me contaba un poco de ella.
Mientras iba caminando, esta sutil voz femenina llegó a mi oído. “Dios, apenas di diez pasos más y alguien ha venido a pedirme otro favor. ¿Es que nadie aquí puede hacer las cosas por sí mismos?” Di media vuelta para ver a la fémina que había formulado la pregunta y me llevé una enorme sorpresa. ¡Era una mujer enorme! Por lo menos cuatro metros, quizá más y no sólo eso; a su lado tenía un enorme gran danés, que hacía honor al nombre de su raza. No parecía que ella me fuese a pedir un favor, probablemente yo recurriría a su ayuda. Tener una mujer gigante y a su perro de enormes dimensiones en tu equipo, sería una mano extra que vendría genial. Vi su enorme mano extendida hacia mí y me pare en puntas para poder estrecharla.
-Por supuesto, si tú y tu pequeño amigo no tienen intenciones de matarme eres bienvenida. Soy Hadassa, ¿qué te trae por aquí? Y lo más importante, ¿Por qué son tan grandes ustedes dos?
Treecko corrió asustadizo a esconderse bajo mi chamarra escapando del curioso perro que se acercaba a olisquearnos. Era normal, digo yo mismo estaba algo aterrado del tamaño de ese par, claro que no lo iba a externar porque podrían tomar ventaja de esto. Me limité a responderle con una caricia en su pata más cercana y sonreírle. Si las cosas se tornaban feas, podría usar el poder mi akuma y transformarme en mi forma completa para estar al menos a la par en tamaño con ellos. Empezamos a caminar tranquilamente por las calles de Índigo atrayendo las miradas de varios curiosos mientras Sarah, me contaba un poco de ella.
- Treecko:
- Treecko es una iguana verde, de un metro y diez centimetros de longitud por apenas unos quince centímetros de altura.
Sarah Foxxx
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Parecía que le molestase que le dijera aquello, pero allí me quedé, esperando su mano para poder estrecharla. Finalmente accedió, estrechando mi mano, poniéndose de puntillas.
-Por supuesto, si tú y tu pequeño amigo no tienen intenciones de matarme eres bienvenida. Soy Hadassa, ¿qué te trae por aquí? Y lo más importante, ¿Por qué son tan grandes ustedes dos?
Esa pregunta retumbó en mi cabeza, ¿que me traía por aquí?...
-Pueees... -me quedé callada un momento - verás, no me trajo nada concreto, simplemente quise dar una vuelta por aquí, ¿y a ti? -dije cuando me fijaba en el pequeño reptil que se escondía tras el -veenga Lucas, no le molestes, ¿no ves que le has asustado? -dije cordialmente, mientras sonreía -somos así de grandes, por que yo soy semigigante, y obviamente este es un gran danés agradado, no tendría ningún sentido que anduviese por la calle con uno de tamaño normal, parecería un chiguagua -al decir esto último sonreí, y más cuando me di cuenta como le tocaba con miedo la pata.
Me fijé en su cara, parecía un poco aterrado.
-Lucas, sientate y sé bueno -le dije a Lucas, mientras se sentaba, jadeando con el calor.
-Verás, no debéis tenerle miedo, es un perrito muy cariñoso, y no es hace ningún tipo de daño, lo máximo que te hará si no os nota hostiles, es ducharos en babas -dije riéndome. Me puse a andar con ellos después, mientras Lucas caminaba de forma lenta.
-Bueno, debes saber que soy una pirata, así que aun menos miedo deberías tenerme -sonreí a aquello -así que bueno, soy una chica que nació en Alta Mar, pero que ha pasado mas de la mitad de su vida en Villa Syrup, ¿y tu?, ¿que me cuentas de ti? -le pregunté, mientras caminábamos por aquellas callas, desconocidas para mi.
-Por supuesto, si tú y tu pequeño amigo no tienen intenciones de matarme eres bienvenida. Soy Hadassa, ¿qué te trae por aquí? Y lo más importante, ¿Por qué son tan grandes ustedes dos?
Esa pregunta retumbó en mi cabeza, ¿que me traía por aquí?...
-Pueees... -me quedé callada un momento - verás, no me trajo nada concreto, simplemente quise dar una vuelta por aquí, ¿y a ti? -dije cuando me fijaba en el pequeño reptil que se escondía tras el -veenga Lucas, no le molestes, ¿no ves que le has asustado? -dije cordialmente, mientras sonreía -somos así de grandes, por que yo soy semigigante, y obviamente este es un gran danés agradado, no tendría ningún sentido que anduviese por la calle con uno de tamaño normal, parecería un chiguagua -al decir esto último sonreí, y más cuando me di cuenta como le tocaba con miedo la pata.
Me fijé en su cara, parecía un poco aterrado.
-Lucas, sientate y sé bueno -le dije a Lucas, mientras se sentaba, jadeando con el calor.
-Verás, no debéis tenerle miedo, es un perrito muy cariñoso, y no es hace ningún tipo de daño, lo máximo que te hará si no os nota hostiles, es ducharos en babas -dije riéndome. Me puse a andar con ellos después, mientras Lucas caminaba de forma lenta.
-Bueno, debes saber que soy una pirata, así que aun menos miedo deberías tenerme -sonreí a aquello -así que bueno, soy una chica que nació en Alta Mar, pero que ha pasado mas de la mitad de su vida en Villa Syrup, ¿y tu?, ¿que me cuentas de ti? -le pregunté, mientras caminábamos por aquellas callas, desconocidas para mi.
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-De menos tú estás aquí por gusto, yo terminé perdido y esta fue la única isla que vi en el viaje y decidí atracar.
Una pirata de nombre Sarah, había visto antes algo así, aunque no podía recordar bien en dónde. Debía ser un pirata medianamente conocida si la había leído anteriormente, pero no tanto como para caminar tan relajada por las calles. Espera, ella una pirata habilidosa seguramente, podríamos aliarnos para obtener un buen botín de las minas de jade.
-Oh, así que eres una pirata. ¿Los piratas no deberíamos infundir temor y respeto por donde sea que pisemos? Si así fuera, si dijeras que eres una pirata, probablemente cualquiera saldría corriendo a todo tren con ese físico que tienes.
Animé a Treecko para salir de mi chamarra con unas palmaditas y lo cargué para que conociera bien a Lucas y se hicieran buenos amigos.
-Anda, ve. Sarah nos ha dicho que no tiene intenciones de comerte, no seas miedoso y socializa un poco.
Mi iguana tímidamente se acercó con Lucas y lo comenzó a olisquear con la lengua mientras el Gran Danés hacia lo mismo con su nariz. Dimos vuelta en una calle con algunos mercaderes y compré una manzana para matar el hambre y compartir un poco con Treecko. Mientras comía, decidí que era momento de presentar mi idea a Sarah de robar las minas de jade de esta isla.
-Ya que eres una pirata, ¿no te interesaría saquear las minas de esta isla? Son ricas en jade y fácilmente los dos podríamos sacar un gran botín de este lugar. La única desventaja es que probablemente tengamos que abrirnos paso a través de unos cuantos marines. Pero dime, ¿qué dices, cuento contigo?
Una pirata de nombre Sarah, había visto antes algo así, aunque no podía recordar bien en dónde. Debía ser un pirata medianamente conocida si la había leído anteriormente, pero no tanto como para caminar tan relajada por las calles. Espera, ella una pirata habilidosa seguramente, podríamos aliarnos para obtener un buen botín de las minas de jade.
-Oh, así que eres una pirata. ¿Los piratas no deberíamos infundir temor y respeto por donde sea que pisemos? Si así fuera, si dijeras que eres una pirata, probablemente cualquiera saldría corriendo a todo tren con ese físico que tienes.
Animé a Treecko para salir de mi chamarra con unas palmaditas y lo cargué para que conociera bien a Lucas y se hicieran buenos amigos.
-Anda, ve. Sarah nos ha dicho que no tiene intenciones de comerte, no seas miedoso y socializa un poco.
Mi iguana tímidamente se acercó con Lucas y lo comenzó a olisquear con la lengua mientras el Gran Danés hacia lo mismo con su nariz. Dimos vuelta en una calle con algunos mercaderes y compré una manzana para matar el hambre y compartir un poco con Treecko. Mientras comía, decidí que era momento de presentar mi idea a Sarah de robar las minas de jade de esta isla.
-Ya que eres una pirata, ¿no te interesaría saquear las minas de esta isla? Son ricas en jade y fácilmente los dos podríamos sacar un gran botín de este lugar. La única desventaja es que probablemente tengamos que abrirnos paso a través de unos cuantos marines. Pero dime, ¿qué dices, cuento contigo?
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-Me leíste la mente, justo te iba a proponer si querías una pequeña alianza -dije mientras veía como Lucas le daba un pequeño lameton a la pequeña iguana, tocando parte de la mano de Hadassa.
-Así que, ¿una mina de jade?, ¿que podemos sacar de una mina de jade a parte de lo obvio? -pregunté mientras seguíamos avanzando hacía unos mercaderas. Me comentaba algo de unos marines, a lo cual, sonreía a modo de ``cuando quieras´´.
-Bueno, no temo a los marines, además, tengo esto -dije alzando la mano, y sacando las uñas inyectables, tanto de fuerza como de rapidez. Metí las uñas, y después señalé a Lucas.
-No conozco muchos semigigantes o gigantes como marines, así que no dudo de mi capacidad para con los enanos, como los llamo yo -le guiñé un ojo, y le di a Lucas un trozo de galleta en forma de hueso.
-Ya está bien Lucas, a este paso va a necesitar una segunda ducha -dije sonriendo, apartando un poco a Lucas de Treecko, para luego darle el trozo de galleta.
-Así que, ¿una mina de jade?, ¿que podemos sacar de una mina de jade a parte de lo obvio? -pregunté mientras seguíamos avanzando hacía unos mercaderas. Me comentaba algo de unos marines, a lo cual, sonreía a modo de ``cuando quieras´´.
-Bueno, no temo a los marines, además, tengo esto -dije alzando la mano, y sacando las uñas inyectables, tanto de fuerza como de rapidez. Metí las uñas, y después señalé a Lucas.
-No conozco muchos semigigantes o gigantes como marines, así que no dudo de mi capacidad para con los enanos, como los llamo yo -le guiñé un ojo, y le di a Lucas un trozo de galleta en forma de hueso.
-Ya está bien Lucas, a este paso va a necesitar una segunda ducha -dije sonriendo, apartando un poco a Lucas de Treecko, para luego darle el trozo de galleta.
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Sarah transformó las uñas de su mano en algo parecido a unas garras afiladas. ¿Sería una usuaria de una Akuma no mi también? Probablemente lo era, aunado a sus enormes dimensiones y las de Lucas, no tendría que preocuparme por ellos. Dudé por unos momentos en decir que había comido una Akuma también, aunque finalmente decidí guardarlo como un as bajo la manga por si las cosas no salían como lo planeado. Nos acercamos a un mercader que ofrecía algunas espadas y lanzas de mala calidad para preguntar por las minas de jade.
-Así que se dirigen hacia ciudad celeste. No les recomendaría adentrarse demasiado, ni causar mucho revuelo por ahí. Aunque a todo esto, tengo un mapa será suyo por la módica cantidad de mil beries, ¿qué dicen?
Metí mi mano al bolsillo y le entregué el dinero al hombre. Este me entregó el mapa, algo viejo y un poco borroneado por la humedad, aunque aún era visible la ruta que habíamos de seguir para llegar a nuestro destino.
-¿Por qué no deberíamos adentrarnos mucho?
-Oh, así que han venido a esta isla sin saber nada de ella. Ambiciosos marines encubren al tirano de Reino Celeste a cambio de mucho dinero. Todo esto para que no se sepa del mal estado de las minas.
-¿Del mal estado de las minas?
-Sí, sí, lo que escuchaste. Ahora márchense, tu enorme amiga y su acompañante ahuyentan a mis pocos clientes.
Reanudamos nuestro andar por las calles de Indigo para tomar camino a Ciudad Celeste. “Mal estado de las minas”, no paraba de pensar en eso, tal vez la producción de jade estaba más baja de lo habitual y la incursión no valdría la pena. Además, el mapa era poco claro y añadido a mi poca habilidad de leer mapas, me resultaría un poco difícil llegar a Ciudad Celeste rápido. Extendí el mapa hacia Sarah, esperando que ella tuviera un poco más de experiencia en eso.
-Así que se dirigen hacia ciudad celeste. No les recomendaría adentrarse demasiado, ni causar mucho revuelo por ahí. Aunque a todo esto, tengo un mapa será suyo por la módica cantidad de mil beries, ¿qué dicen?
Metí mi mano al bolsillo y le entregué el dinero al hombre. Este me entregó el mapa, algo viejo y un poco borroneado por la humedad, aunque aún era visible la ruta que habíamos de seguir para llegar a nuestro destino.
-¿Por qué no deberíamos adentrarnos mucho?
-Oh, así que han venido a esta isla sin saber nada de ella. Ambiciosos marines encubren al tirano de Reino Celeste a cambio de mucho dinero. Todo esto para que no se sepa del mal estado de las minas.
-¿Del mal estado de las minas?
-Sí, sí, lo que escuchaste. Ahora márchense, tu enorme amiga y su acompañante ahuyentan a mis pocos clientes.
Reanudamos nuestro andar por las calles de Indigo para tomar camino a Ciudad Celeste. “Mal estado de las minas”, no paraba de pensar en eso, tal vez la producción de jade estaba más baja de lo habitual y la incursión no valdría la pena. Además, el mapa era poco claro y añadido a mi poca habilidad de leer mapas, me resultaría un poco difícil llegar a Ciudad Celeste rápido. Extendí el mapa hacia Sarah, esperando que ella tuviera un poco más de experiencia en eso.
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El chico comenzó a hablar con un mercader, empezaron a hablar sobre la mina de jade, estaba claro que yo no tenía ni idea de lo que hablaban, pero escuché con atención.
Por lo visto no era buena idea adentrarse demasiado, no acaba de entender por que, hasta que escuché que los marines la protegían. Me sonreía, sabiendo que podríamos ser capaces más que de sobra de poder contra ellos.
El mercader finalmente le vendió un mapa para guiarnos por el pueblo. Una gran idea, teniendo en cuenta de que no teníamos ni idea de por donde ir, no conocíamos el lugar.
El mercader prácticamente nos echó de su puesto, con la excusa de que ahuyentábamos a su clientela. Comenzamos a andar de nuevo, y sin tener Hadassa de como mirar el mugriento mapa, me lo entregó a mi.
-Creo que has hecho bien en entregarme el mapa, cartógrafa a la vista -comenté sonriendo, mientras cogía entre mis manos el mapa, que para mi, era minúsculo.
-Bien, por lo poco que veo, ya que como ves no se ve muy bien -le comenté, sentándome en el suelo de forma de que también el pudiera verlo -debemos ir por este sendero que tenemos a la derecha -miré a la derecha, por el que se veía un camino con arboledas enormes, y un camino echo de tierra, como si hubieran pasado por el mil veces -y sin más, seguir ese sendero, no tiene mucho misterio, no se ven desvíos ni nada parecido -dije doblando el mapa, antes de que se desintegrase en mis manos, y me levanté para ponernos a andar de nuevo.
Cuando iba a comenzar a andar, Lucas empezó a olisquear justo por donde íbamos a ir, lo noté un poco inquieto.
-¿Que ocurre Lucas? -pregunté, mirando a Lucas, y mirando el fondo del sendero, donde había una planta, que por mis conocimientos, si te toca, puede envenenarte, y para colmo, algunos huesos por el suelo, como de gente que ha pasado, y se han muerto por el envenenamiento.
-Oh mierda, a ver que hago yo ahora -dije en voz alta, con la esperanza de que Hadassa me oyese -¿ves esas plantas del fondo?, son venenosas, hay que sacarlas, o matarlas, yo por ahí no puedo pasar, me puedo envenenar -dije mirando alrededor, no quería que los transeúntes escuchasen lo que estaba diciendo.
Por lo visto no era buena idea adentrarse demasiado, no acaba de entender por que, hasta que escuché que los marines la protegían. Me sonreía, sabiendo que podríamos ser capaces más que de sobra de poder contra ellos.
El mercader finalmente le vendió un mapa para guiarnos por el pueblo. Una gran idea, teniendo en cuenta de que no teníamos ni idea de por donde ir, no conocíamos el lugar.
El mercader prácticamente nos echó de su puesto, con la excusa de que ahuyentábamos a su clientela. Comenzamos a andar de nuevo, y sin tener Hadassa de como mirar el mugriento mapa, me lo entregó a mi.
-Creo que has hecho bien en entregarme el mapa, cartógrafa a la vista -comenté sonriendo, mientras cogía entre mis manos el mapa, que para mi, era minúsculo.
-Bien, por lo poco que veo, ya que como ves no se ve muy bien -le comenté, sentándome en el suelo de forma de que también el pudiera verlo -debemos ir por este sendero que tenemos a la derecha -miré a la derecha, por el que se veía un camino con arboledas enormes, y un camino echo de tierra, como si hubieran pasado por el mil veces -y sin más, seguir ese sendero, no tiene mucho misterio, no se ven desvíos ni nada parecido -dije doblando el mapa, antes de que se desintegrase en mis manos, y me levanté para ponernos a andar de nuevo.
Cuando iba a comenzar a andar, Lucas empezó a olisquear justo por donde íbamos a ir, lo noté un poco inquieto.
-¿Que ocurre Lucas? -pregunté, mirando a Lucas, y mirando el fondo del sendero, donde había una planta, que por mis conocimientos, si te toca, puede envenenarte, y para colmo, algunos huesos por el suelo, como de gente que ha pasado, y se han muerto por el envenenamiento.
-Oh mierda, a ver que hago yo ahora -dije en voz alta, con la esperanza de que Hadassa me oyese -¿ves esas plantas del fondo?, son venenosas, hay que sacarlas, o matarlas, yo por ahí no puedo pasar, me puedo envenenar -dije mirando alrededor, no quería que los transeúntes escuchasen lo que estaba diciendo.
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Comenzamos a seguir la ruta trazada para llegar con éxito a Ciudad Celeste. Un bosque enorme que lo atravesaba un gran sendero de terracería, no sonaba como un gran obstáculo a vencer. Llegamos al comienzo del sendero y empezamos a andar un poco. El clima era agradable, las nubes ocultaban al sol y una ligera brisa refrescaba el ambiente. Cuando nos íbamos adentrando en el lugar, Lucas comenzó a actuar extraño, se mostraba decidido a no continuar por el camino a seguir y pronto descubrimos el porqué de su actuar. Una planta grande, de colores violetas y cubierta por algunas espinas se encontraba a mitad del camino. Alrededor de esta, sólo para confirmar su naturaleza ponzoñosa, se encontraban restos óseos de aventureros como nosotros que habían ignorado por completo el peligro de la flora local.
-Oh mierda, a ver qué hago yo ahora. ¿Ves esas plantas del fondo?, son venenosas. Hay que sacarlas o matarlas, yo por ahí no puedo pasar, me puedo envenenar.
“Bueno, ¿y qué espera ella? No es como si yo fuera inmune a los venenos y pueda pasar tranquilamente para cortarlas.” El veneno podría afectar de igual forma a ambos y no quería comprobar que tan efectivo resultaría. Simplemente tendríamos que salirnos un poco de nuestro curso para evitar una muerte segura y continuar con nuestro camino sanos y salvos.
-Sólo tenemos que rodear esa zona, ¿te parece? A menos que puedas deshacerte de las plantas y quieras pisar ese desagradable escenario.
Tome un pedazo de papel que traía en la bolsa y llené mi dedo de lodo para escribir en él. Era una nota explicando brevemente lo sucedido a Rebecca la cual llevaría Treecko. De nuevo correría riesgo y prefería que mi fiel compañero saliera bien librado, así que le encomendé la sencilla tarea de dar la nota a Rebecca. Mi iguano, bajó lentamente de mi hombro y mordió la nota con su boca.
-No es tan complicado, camarada, ve con Rebecca a la taberna y dale la nota, seguro entenderá.
-Bien, sigamos con nuestra pequeña travesía. ¿O, este pequeño obstáculo te ha desanimado, Sarah?
Dije con una pequeña sonrisa en la boca mientras elevaba mi mirada al cielo para hacer contacto visual con la gigante.
-Oh mierda, a ver qué hago yo ahora. ¿Ves esas plantas del fondo?, son venenosas. Hay que sacarlas o matarlas, yo por ahí no puedo pasar, me puedo envenenar.
“Bueno, ¿y qué espera ella? No es como si yo fuera inmune a los venenos y pueda pasar tranquilamente para cortarlas.” El veneno podría afectar de igual forma a ambos y no quería comprobar que tan efectivo resultaría. Simplemente tendríamos que salirnos un poco de nuestro curso para evitar una muerte segura y continuar con nuestro camino sanos y salvos.
-Sólo tenemos que rodear esa zona, ¿te parece? A menos que puedas deshacerte de las plantas y quieras pisar ese desagradable escenario.
Tome un pedazo de papel que traía en la bolsa y llené mi dedo de lodo para escribir en él. Era una nota explicando brevemente lo sucedido a Rebecca la cual llevaría Treecko. De nuevo correría riesgo y prefería que mi fiel compañero saliera bien librado, así que le encomendé la sencilla tarea de dar la nota a Rebecca. Mi iguano, bajó lentamente de mi hombro y mordió la nota con su boca.
-No es tan complicado, camarada, ve con Rebecca a la taberna y dale la nota, seguro entenderá.
-Bien, sigamos con nuestra pequeña travesía. ¿O, este pequeño obstáculo te ha desanimado, Sarah?
Dije con una pequeña sonrisa en la boca mientras elevaba mi mirada al cielo para hacer contacto visual con la gigante.
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Era complicado pasar por allí, aquel veneno era de esos que actúan al momento, o te mata, o te deja imbécil perdido de por vida. No iba a arriesgarme a pasar por allí, es un sitio muy pequeño para poder pasar, y lo mismo por Lucas.
-Evidentemente no estoy diciendo que seas inmune, pero no sé, habrá que buscar la forma de matar la planta, o algo -dije mientras, me agachaba para mirar desde otros ángulos.
Dio la idea de bordear la zona, para no tener que pasar por encima de los esqueletos de los aventureros.
-Me parece bien, pero me vas a guiar tú, ya que parece ser que has visto tú por donde podemos atajar -dije mirándole de reojo.
-Y no, no me he desanimado, simplemente he visto un problema, y te lo he transmitido -dije sonriendo, mientras acercaba mi mano a su cara para separarle con cariño, sin hacerle daño, y sin empujarle bruscamente.
-En cualquier caso, debemos andar con ojo, aunque no sé si coger unas cuantas plantas de esas con mucho cuidado de no pincharme, y preparar veneno en dardos con ellas -dije pensativa, mientras miraba como poder hacerlo.
En cosa de segundos negué con la cabeza la idea que acababa de tener, no tenía forma de coger esas plantas sin pincharme, así que mejor que se quedasen dónde estaban.
-Evidentemente no estoy diciendo que seas inmune, pero no sé, habrá que buscar la forma de matar la planta, o algo -dije mientras, me agachaba para mirar desde otros ángulos.
Dio la idea de bordear la zona, para no tener que pasar por encima de los esqueletos de los aventureros.
-Me parece bien, pero me vas a guiar tú, ya que parece ser que has visto tú por donde podemos atajar -dije mirándole de reojo.
-Y no, no me he desanimado, simplemente he visto un problema, y te lo he transmitido -dije sonriendo, mientras acercaba mi mano a su cara para separarle con cariño, sin hacerle daño, y sin empujarle bruscamente.
-En cualquier caso, debemos andar con ojo, aunque no sé si coger unas cuantas plantas de esas con mucho cuidado de no pincharme, y preparar veneno en dardos con ellas -dije pensativa, mientras miraba como poder hacerlo.
En cosa de segundos negué con la cabeza la idea que acababa de tener, no tenía forma de coger esas plantas sin pincharme, así que mejor que se quedasen dónde estaban.
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Sarah movió mi cabeza lentamente con su mano izquierda para alejarme un poco de ella, parecía que la había fastidiado con mi comentario o algo por estilo. Aunque parecía haberlo tratado de hacer con delicadeza, su fuerza era descomunal y no pude evitar trastabillar. “Esta mujer es terriblemente fuerte”. Estaba feliz por haberme encontrado con una aliada tan poderosa y al mismo tiempo preocupado ya que en cualquier momento las cosas podrían volverse contra mí.
-Supongo que sólo habrá que internarnos un poco por el bosque para rodear las plantas. Así que vamos, no debería ser mucho problema para ambos.
Tenía que ser más amable con esta enorme pirata, no me convenía en ningún aspecto enemistar con ella, era muy fuerte y además era una mujer muy agradable. Voltee hacia Lucas y le ofrecí una pequeña caricia el único lugar donde le alcanzaba, la pata. Si le quitabas su aterrador tamaño, era un perro bastante lindo.
-Espero no te moleste que lo mime un poco.
Nos adentramos un poco por el espeso bosque para evitar el venenoso obstáculo que bloqueaba el camino. Los arboles eran todos al menos unos metros más grandes que Sarah y el suelo estaba invadido por pequeños arbustos y raíces salidas que impedían un avance constante. Aunque esto no parecía ser problema para la semigigante y su perro, quienes fácilmente los evadían con sus grandes zancadas. A lo alto, las aves planeaban por el cielo azulado manchado por varias nubes, el sol cada vez tomaba una tonalidad más anaranjada. Tomé mi reloj del bolsillo y comprobé que al anochecer le tomaría poco menos de un par de horas llegar.
-Son pasadas las cinco, creo que deberíamos apresurar un poco el paso, Sarah.
-Supongo que sólo habrá que internarnos un poco por el bosque para rodear las plantas. Así que vamos, no debería ser mucho problema para ambos.
Tenía que ser más amable con esta enorme pirata, no me convenía en ningún aspecto enemistar con ella, era muy fuerte y además era una mujer muy agradable. Voltee hacia Lucas y le ofrecí una pequeña caricia el único lugar donde le alcanzaba, la pata. Si le quitabas su aterrador tamaño, era un perro bastante lindo.
-Espero no te moleste que lo mime un poco.
Nos adentramos un poco por el espeso bosque para evitar el venenoso obstáculo que bloqueaba el camino. Los arboles eran todos al menos unos metros más grandes que Sarah y el suelo estaba invadido por pequeños arbustos y raíces salidas que impedían un avance constante. Aunque esto no parecía ser problema para la semigigante y su perro, quienes fácilmente los evadían con sus grandes zancadas. A lo alto, las aves planeaban por el cielo azulado manchado por varias nubes, el sol cada vez tomaba una tonalidad más anaranjada. Tomé mi reloj del bolsillo y comprobé que al anochecer le tomaría poco menos de un par de horas llegar.
-Son pasadas las cinco, creo que deberíamos apresurar un poco el paso, Sarah.
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Sonreí al ver como se quedó cuando le di con la mano.
-Espero no haberte hecho daño -dije acariciando su cara -no malinterpretes, era a modo cariñoso, no para separarte porque me haya parecido mal -dije agachándome para darle un beso en la frente, teniendo delante de él un escote excesivamente enorme para su tamaño.
Nos dirigimos entre los árboles, así que vamos con cuidado. Algunas raíces se han salido del suelo, y al chico le incapacitan el poder andar de forma normal. Le tiendo mi mano, para que suba sobre Lucas.
-Ven, sube, a Lucas no le molesta, para él es como si llevase un mosquito en una oreja -dije intentando convencerle de que subiese, ya que nosotros llevamos una buena marcha, y para él era complicado andar.
Dice que hay que apresurarse un poco, ¿a que espera?, debe subirse en Lucas, y así iremos un poco más rápido, ya que podremos ir a nuestro ritmo gigante.
-Hazme caso, súbete en él, y así podremos ir a nuestro paso, que es más adelantado -le dije dándole de nuevo la mano para que se subiese.
-Espero no haberte hecho daño -dije acariciando su cara -no malinterpretes, era a modo cariñoso, no para separarte porque me haya parecido mal -dije agachándome para darle un beso en la frente, teniendo delante de él un escote excesivamente enorme para su tamaño.
Nos dirigimos entre los árboles, así que vamos con cuidado. Algunas raíces se han salido del suelo, y al chico le incapacitan el poder andar de forma normal. Le tiendo mi mano, para que suba sobre Lucas.
-Ven, sube, a Lucas no le molesta, para él es como si llevase un mosquito en una oreja -dije intentando convencerle de que subiese, ya que nosotros llevamos una buena marcha, y para él era complicado andar.
Dice que hay que apresurarse un poco, ¿a que espera?, debe subirse en Lucas, y así iremos un poco más rápido, ya que podremos ir a nuestro ritmo gigante.
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La enorme pirata se agachó lentamente para darme un beso en la frente. “¿Qué pasa con esta mujer, de un momento a otro pasa de ser agresiva a sumamente cariñosa”. Sarah me extendió la mano e invito a que montara a Lucas para apurar el paso.
-No te preocupes. Puedo subir a él por mí mismo y muchas gracias a ambos por ayudarme. En especial a ti, pequeño gigantón.
Subí ágilmente por el cuerpo de Lucas hasta llegar a su espalda, desde esa altura, la visibilidad era bastante mejor y podíamos avanzar más rápido sin desperdiciar tiempo en mis tropiezos. Caminamos algunos minutos más por el espeso bosque hasta retomar el camino de terracería de nuevo, el clima se iba poniendo más frío y el Sol se veía cercano al horizonte.
-Oye, Sarah. ¿Qué tan lejos estamos de la mina de Jade? He comenzado a aburrirme y quiero entrar en acción ya.
Montar en el lomo del gigante gran danés era mucho más cómodo de lo que esperaba, podría pasar un buen rato ahí e incluso tomar una siesta. Una manzana colgaba de la rama de un árbol cercano y me apoyé en Lucas para tomarla; súbitamente se escuchó un ruido entre los arbustos, el de algo pasar rápidamente. Una silueta apenas perceptible merodeaba por ahí, con mucho trabajo traté de seguirla con los ojos, pero tras unos segundos la perdí de vista. De nuevo el mismo ruido se escuchaba ahora del otro lado, por precaución tomé ambas espadas y me preparé para cualquier cosa.
-No te preocupes. Puedo subir a él por mí mismo y muchas gracias a ambos por ayudarme. En especial a ti, pequeño gigantón.
Subí ágilmente por el cuerpo de Lucas hasta llegar a su espalda, desde esa altura, la visibilidad era bastante mejor y podíamos avanzar más rápido sin desperdiciar tiempo en mis tropiezos. Caminamos algunos minutos más por el espeso bosque hasta retomar el camino de terracería de nuevo, el clima se iba poniendo más frío y el Sol se veía cercano al horizonte.
-Oye, Sarah. ¿Qué tan lejos estamos de la mina de Jade? He comenzado a aburrirme y quiero entrar en acción ya.
Montar en el lomo del gigante gran danés era mucho más cómodo de lo que esperaba, podría pasar un buen rato ahí e incluso tomar una siesta. Una manzana colgaba de la rama de un árbol cercano y me apoyé en Lucas para tomarla; súbitamente se escuchó un ruido entre los arbustos, el de algo pasar rápidamente. Una silueta apenas perceptible merodeaba por ahí, con mucho trabajo traté de seguirla con los ojos, pero tras unos segundos la perdí de vista. De nuevo el mismo ruido se escuchaba ahora del otro lado, por precaución tomé ambas espadas y me preparé para cualquier cosa.
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Como si le leyese la mente, lo miré de nuevo.
-No soy agresiva, ni ahora estaba normal, lo que hice de apartar tu cara, fue de forma cariñosa, en forma de broma, no me malinterpretes -dije después de ver su cara de circunstancia.
Me dio las gracias por intentar ayudarle a subir a Lucas, pero que podía él solo.
-De acuerdo -dije, para que después Lucas echase su cabeza hacía el lado derecho, para recibir los merecidos mimos por ayudarle.
-Hay Lucas, eres de lo que no hay, como si no te llegasen los que te doy yo -digo sonriendo, mientras acaricio una de sus orejas.
Se preocupó de que el sol se estaba yendo, y que, si faltaba mucho, me recordaba a esos niños pesados que en los viajes no hacen otra que preguntar cuanto tardaran en llegar. Me sonreí al pensar eso, y miré a Hadassa, que ahora estaba casi a mi altura.
-Ya queda poco, solo unos pocos metros más, y ya alcanzamos la entrada de la cueva, de todos modos, primero hay que ver si yo quepo -dije mirándome, y luego mirándole, esperaba que aquello midiese más de dos metros, si no solo podrían entrar él y Lucas.
Después de unos 15 minutos andando, encontramos la entrada a la mina. Para mi fortuna, la entrada era incluso más grande que yo.
-Bien, ya hemos llegado, ¿entramos? -le dije a Hadassa, mientras le acariciaba la cabeza al bueno de Lucas, y le daba una galleta en forma de hueso, por haber sido tan bueno.
-No soy agresiva, ni ahora estaba normal, lo que hice de apartar tu cara, fue de forma cariñosa, en forma de broma, no me malinterpretes -dije después de ver su cara de circunstancia.
Me dio las gracias por intentar ayudarle a subir a Lucas, pero que podía él solo.
-De acuerdo -dije, para que después Lucas echase su cabeza hacía el lado derecho, para recibir los merecidos mimos por ayudarle.
-Hay Lucas, eres de lo que no hay, como si no te llegasen los que te doy yo -digo sonriendo, mientras acaricio una de sus orejas.
Se preocupó de que el sol se estaba yendo, y que, si faltaba mucho, me recordaba a esos niños pesados que en los viajes no hacen otra que preguntar cuanto tardaran en llegar. Me sonreí al pensar eso, y miré a Hadassa, que ahora estaba casi a mi altura.
-Ya queda poco, solo unos pocos metros más, y ya alcanzamos la entrada de la cueva, de todos modos, primero hay que ver si yo quepo -dije mirándome, y luego mirándole, esperaba que aquello midiese más de dos metros, si no solo podrían entrar él y Lucas.
Después de unos 15 minutos andando, encontramos la entrada a la mina. Para mi fortuna, la entrada era incluso más grande que yo.
-Bien, ya hemos llegado, ¿entramos? -le dije a Hadassa, mientras le acariciaba la cabeza al bueno de Lucas, y le daba una galleta en forma de hueso, por haber sido tan bueno.
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De las plantas, salió un pequeño zorro, me sentí un poco tonto porque ninguno de mis gigantes compañeros había reaccionado y yo estaba con ambas manos en la empuñadura de mis espadas. “Supongo que tienen bastante más experiencia que yo.” Seguimos caminando por varios minutos más y Sarah aguantaba mis preguntas de niño pequeño cada cinco minutos para saber si estábamos cerca de la mina.
-Bien, ya hemos llegado, ¿entramos?
La preocupación de Sarah por saber si cabría en la mina había pasado, la entrada era apenas un par de metros más alta que ella, pero eso bastaba. Se dedicó a mimar a Lucas por su buen trabajo y le seguí la corriente después de bajarme de él, al fin y al cabo me había cargado unos minutos en su lomo.
-Espera, algo no anda bien.
Dije seriamente hacia mi compañera mientras veía los alrededores de la mina. Por supuesto, ¿qué hacía una mina rica en jade sin guardias? La entrada estaba desierta, sólo un pequeño vagón medio vacío, con apenas unas piedras. ¿No me había dicho aquel anciano que los marines protegían el lugar? Era algo muy extraño, podría ser un golpe de suerte o quizá el indicio de que algo no marchaba como esperaba.
-Bien, Sarah, ¿no te parece raro que no haya ningún marine por aquí? Yo digo que es bastante inusual y que
tal vez deberíamos tomar medidas de precaución, ¿tú qué opinas?-Bien, ya hemos llegado, ¿entramos?
La preocupación de Sarah por saber si cabría en la mina había pasado, la entrada era apenas un par de metros más alta que ella, pero eso bastaba. Se dedicó a mimar a Lucas por su buen trabajo y le seguí la corriente después de bajarme de él, al fin y al cabo me había cargado unos minutos en su lomo.
-Espera, algo no anda bien.
Dije seriamente hacia mi compañera mientras veía los alrededores de la mina. Por supuesto, ¿qué hacía una mina rica en jade sin guardias? La entrada estaba desierta, sólo un pequeño vagón medio vacío, con apenas unas piedras. ¿No me había dicho aquel anciano que los marines protegían el lugar? Era algo muy extraño, podría ser un golpe de suerte o quizá el indicio de que algo no marchaba como esperaba.
-Bien, Sarah, ¿no te parece raro que no haya ningún marine por aquí? Yo digo que es bastante inusual y que
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Me fijaba en como el chico sujetaba las empuñaduras de sus espadas, yo no hice nada, pues suponía que era un simple animalito del bosque, para ser exactos, fue un zorrito.
-Vamos, no me digas que te asusta un zorrito -dije sonriendo -supongo que fue un acto reflejo -terminé diciendo, pues podría ser que el acto reflejo de este muchacho fuese poner las manos en sus armas cuando oía algo inusual.
Finalmente, cuando llegamos, me deshice de la duda que tenía sobre si cabría por la cueva, para mi suerte, tenía dos metros a mayores, estaba de suerte.
-Menos mal, al menos puedo entrar sin temor a romperme el cuello al darme el guantazo, o a dejarme la espalda por ir mal colocada -dije, estaba a punto de entrar, cuando Hadassa hizo una observación muy acertada.
-Ahora que lo dices, si, es extraño, debería de haber más protección -dije mirando alrededor -Lucas, en posición de defensa y de rastreo, si oyes algo que no debes gruñe y entonces nos prepararemos, pero no delates nuestra posición ladrando -le dije al pequeño Lucas, dándole un toque en la cabeza, este rápidamente se puso a olisquear, y a mirar alrededor, por ahora no notaba nada extraño.
-Bien hecho, sigue en posición defensiva, y de rastreo, si oyes algo gruñe, yo haré el resto -dije sacando las uñas, me inyecté la hormona de fuerza, y lo mismo a Lucas, pues así podríamos tener más fuerza si fuese necesario.
En cuanto las uñas entraron en contacto con nuestro cuerpo, nuestros músculos comenzaron a hincharse un poco, y las venas se veían un poco más. Yo por supuesto hice una pequeña mueca de dolor, cerrando mis ojos, y apretando la mandíbula, exactamente igual que Lucas, ya que le pedí que no hiciera ruido.
-¿Quieres una inyección de fuerza o de rapidez? -pregunté bromeando a Hadassa mientras sostenía la mano derecha en alto, con las uñas sacadas.
-Vamos, no me digas que te asusta un zorrito -dije sonriendo -supongo que fue un acto reflejo -terminé diciendo, pues podría ser que el acto reflejo de este muchacho fuese poner las manos en sus armas cuando oía algo inusual.
Finalmente, cuando llegamos, me deshice de la duda que tenía sobre si cabría por la cueva, para mi suerte, tenía dos metros a mayores, estaba de suerte.
-Menos mal, al menos puedo entrar sin temor a romperme el cuello al darme el guantazo, o a dejarme la espalda por ir mal colocada -dije, estaba a punto de entrar, cuando Hadassa hizo una observación muy acertada.
-Ahora que lo dices, si, es extraño, debería de haber más protección -dije mirando alrededor -Lucas, en posición de defensa y de rastreo, si oyes algo que no debes gruñe y entonces nos prepararemos, pero no delates nuestra posición ladrando -le dije al pequeño Lucas, dándole un toque en la cabeza, este rápidamente se puso a olisquear, y a mirar alrededor, por ahora no notaba nada extraño.
-Bien hecho, sigue en posición defensiva, y de rastreo, si oyes algo gruñe, yo haré el resto -dije sacando las uñas, me inyecté la hormona de fuerza, y lo mismo a Lucas, pues así podríamos tener más fuerza si fuese necesario.
En cuanto las uñas entraron en contacto con nuestro cuerpo, nuestros músculos comenzaron a hincharse un poco, y las venas se veían un poco más. Yo por supuesto hice una pequeña mueca de dolor, cerrando mis ojos, y apretando la mandíbula, exactamente igual que Lucas, ya que le pedí que no hiciera ruido.
-¿Quieres una inyección de fuerza o de rapidez? -pregunté bromeando a Hadassa mientras sostenía la mano derecha en alto, con las uñas sacadas.
- AKUMA :
Nivel 10: Rapidez al correr aumentada en un 10% por ciento, así mismo y a los demás.
Nivel 30: Fuerza aumentada en un 15%, así mismo y a los demás.
Nivel 50: Curación rápida de heridas superficiales a mi misma y a los demás.
Nivel 70: Cambio de sexo hacía mi o los demás.
Nivel 90: Aumento de tamaño de todo el cuerpo o solo una parte del cuerpo a elegir.
Nivel 100: Crecer o reducir la edad de una persona, o propia a elegir edad.
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Sarah hizo caso a mi comentario y mandó a Lucas a que explorara el lugar y nos diera aviso de alguna cosa extraña. La respuesta fue negativa y procedimos a ingresar por la enorme entrada. La semigigante convirtió sus manos en garras y las inyectó en ella y su gran perro. “¿Se está matando, qué pasa con ella?” La miré extrañado por enterrarse sus propias garras.
-¿Quieres una inyección de fuerza o de rapidez?
-No gracias, tengo mi propio as bajo la manga, ya lo verás si es necesario.
Lucas fue el primero entrar, sus agudos sentidos nos alertarían si algún marine entrometido aparecía por el lugar. La luz se iba haciendo más tenue conforme nos adentrábamos más y el espacio comenzaba a reducirse de a poco. Rápidamente pensé en Sarah y esperaba que el espacio en la mina no redujera tanto como para que ella ya no pudiera avanzar más.
-Hey, Sarah, ¿todo bien para ti?
Caminamos algunos metros más y ¡Voila! Encontramos un pequeño carrito minero con algunas joyas de jade dentro. Tomé algunas y las puse entre mis manos, no eran muchas aunque podríamos obtener ya un buen botín por ellas. No era lo suficiente para ambos, si seguíamos adentrándonos en la mina, probablemente encontraríamos el verdadero botín. No es que suela confiar mucho en ello, pero mi instinto me indicaba que algo iría mal en esto. Así que me decidí por consultar a mi enorme aliada sobre nuestro proceder.
-¿Quieres una inyección de fuerza o de rapidez?
-No gracias, tengo mi propio as bajo la manga, ya lo verás si es necesario.
Lucas fue el primero entrar, sus agudos sentidos nos alertarían si algún marine entrometido aparecía por el lugar. La luz se iba haciendo más tenue conforme nos adentrábamos más y el espacio comenzaba a reducirse de a poco. Rápidamente pensé en Sarah y esperaba que el espacio en la mina no redujera tanto como para que ella ya no pudiera avanzar más.
-Hey, Sarah, ¿todo bien para ti?
Caminamos algunos metros más y ¡Voila! Encontramos un pequeño carrito minero con algunas joyas de jade dentro. Tomé algunas y las puse entre mis manos, no eran muchas aunque podríamos obtener ya un buen botín por ellas. No era lo suficiente para ambos, si seguíamos adentrándonos en la mina, probablemente encontraríamos el verdadero botín. No es que suela confiar mucho en ello, pero mi instinto me indicaba que algo iría mal en esto. Así que me decidí por consultar a mi enorme aliada sobre nuestro proceder.
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Caminamos a través de la mina, por ahora no era demasiado angosto, algo que sinceramente agradecía a Dios de forma silenciosa.
-Si, por ahora voy bien, en cuanto se me haga angosto os tendré que mandar a ti y a Lucas, que si me pongo a 4 patas no sé que va a parecer esto -dije de broma, mientras seguíamos caminando.
En un punto de la mina, encontramos un carrito de mina, con joyas de jade dentro. Hadassa cogió unas cuantas joyas entre sus manos, yo llevaba un bolso por dentro de mi bota izquierda, así que también cogí una cantidad considerable de esas pequeñas joyas. Pequeñas en mis manos, obviamente.
-Como quieras, habrá que ir a ojear que hay más adentro -dije, encaminándome delante de Hadassa, no sin antes enviar a Lucas primero a que viese la zona. Fue hacía donde le mandé, y como por arte de magia, y en cuestión de minutos, le escuché ladrar con fuerza.
-¡Vamos! -le dije al chico para ver que ocurría, en el camino se escuchaban mordiscos, y algún que otro grito de dolor, no estábamos solos.
Cuando llegamos a donde estaba Lucas, encontramos reducido en el suelo a un marine, que no sabíamos si estaba acompañado de más o no.
-Si, por ahora voy bien, en cuanto se me haga angosto os tendré que mandar a ti y a Lucas, que si me pongo a 4 patas no sé que va a parecer esto -dije de broma, mientras seguíamos caminando.
En un punto de la mina, encontramos un carrito de mina, con joyas de jade dentro. Hadassa cogió unas cuantas joyas entre sus manos, yo llevaba un bolso por dentro de mi bota izquierda, así que también cogí una cantidad considerable de esas pequeñas joyas. Pequeñas en mis manos, obviamente.
-Como quieras, habrá que ir a ojear que hay más adentro -dije, encaminándome delante de Hadassa, no sin antes enviar a Lucas primero a que viese la zona. Fue hacía donde le mandé, y como por arte de magia, y en cuestión de minutos, le escuché ladrar con fuerza.
-¡Vamos! -le dije al chico para ver que ocurría, en el camino se escuchaban mordiscos, y algún que otro grito de dolor, no estábamos solos.
Cuando llegamos a donde estaba Lucas, encontramos reducido en el suelo a un marine, que no sabíamos si estaba acompañado de más o no.
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Sarah mandó a su enorme compañero a buscar en el fondo de la mina para tantear el terreno, cosa que me parecía de lo más pertinente. Si Lucas no detectaba algo malo podríamos proseguir de manera normal. No lo había notado antes, pero conforme nos adentrábamos más en aquella mina el calor aumentaba gradualmente. Me quité la playera y la amarré a un lado de mi chamarra que ya estaba atada a mi cintura. Unos minutos después de partir, escuchamos los ladridos de Lucas.
-¡Vamos!
Dijo Sarah algo preocupada por su compañero, medía varios metros más que cualquier humano, no podrían hacerle nada. Durante el corto camino los ladridos se acompañaban por desgarradores gritos de dolor, parecía que el enorme Danés había encontrado un nuevo juguete. Llegamos, en el suelo un marine malherido estaba en el piso al lado del buen Lucas. A unos cuantos metros se vislumbra a su probable camarada arrastrándose dejando un camino de sangre.
-Si estos marines no venían con más colegas, será cuestión de tiempo para que lleguen, esos gritos resonaron en toda la mina.
Tomé la lámpara que yacía a un lado de la pata de Lucas y alumbré un poco el escenario, me acerqué lentamente con el Marine que se arrastraba por el suelo para preguntarle por el jade restante. Entre murmullos me insultaba, decidí hacer caso omiso y sólo patear su cabeza para que no estorbara más. Me adentré algunos metros más sin alejarme mucho de mis gigantes compañeros, con la lámpara alcancé a vislumbrar otro carrito minero. ¡Estaba lleno! Las hermosas gemas color verde en diferentes tonalidades. Antes de que siquiera pudiera darle aviso a Sarah, voces lejanas y pisadas comenzaron a retumbar en la mina.
-¡Hey Sarah! Ven, he encontrado un carro lleno, creo que tú podrías cargarlo. Debemos darnos prisa, esos malditos marines vienen en camino.
-¡Vamos!
Dijo Sarah algo preocupada por su compañero, medía varios metros más que cualquier humano, no podrían hacerle nada. Durante el corto camino los ladridos se acompañaban por desgarradores gritos de dolor, parecía que el enorme Danés había encontrado un nuevo juguete. Llegamos, en el suelo un marine malherido estaba en el piso al lado del buen Lucas. A unos cuantos metros se vislumbra a su probable camarada arrastrándose dejando un camino de sangre.
-Si estos marines no venían con más colegas, será cuestión de tiempo para que lleguen, esos gritos resonaron en toda la mina.
Tomé la lámpara que yacía a un lado de la pata de Lucas y alumbré un poco el escenario, me acerqué lentamente con el Marine que se arrastraba por el suelo para preguntarle por el jade restante. Entre murmullos me insultaba, decidí hacer caso omiso y sólo patear su cabeza para que no estorbara más. Me adentré algunos metros más sin alejarme mucho de mis gigantes compañeros, con la lámpara alcancé a vislumbrar otro carrito minero. ¡Estaba lleno! Las hermosas gemas color verde en diferentes tonalidades. Antes de que siquiera pudiera darle aviso a Sarah, voces lejanas y pisadas comenzaron a retumbar en la mina.
-¡Hey Sarah! Ven, he encontrado un carro lleno, creo que tú podrías cargarlo. Debemos darnos prisa, esos malditos marines vienen en camino.
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-Tienes razón, los ladridos de Lucas y esta gente gritando como malditos podría atraer a más gente -dije, mientras agarraba mi navaja de la bota derecha, y la espada en mi mano izquierda. Me preparaba para lo que fuese, encima también llevaba mi cerbatana con todo tipo de dardos.
Hadassa cogió la lampara del suelo, para ver el ``estropicio´´ que había hecho Lucas con los marines. El chico se acercó a uno de los marines, que se arrastraba por los suelos cual serpiente, le preguntó dónde estaba el resto del jade, solo se le ocurrió la necedad de insultar al chico, este le dio una patada en la cabeza, dando finalmente un fin al sufrimiento de aquel hombre.
Lucas y yo seguimos al muchacho, que ya se adentraba un poco más al fondo, donde ya empezaba a hacer más calor, no solo yo lo notaba, si no que el bueno de Lucas ya iba jadeando con la lengua fuera, por suerte llevaba una botella con agua, así que la abrí y la puse un poco baja para que no hiciera demasiado ruido el chorro de agua, el pobre Lucas estaba casi deshidratado.
Mientras cerraba la botella y la guardaba, escuché el eco de voces, no pintaba nada bien esto. Entonces fue cuando escuché a Hadassa que me llamaba. Encontró el carro con el jade, ¡POR FIN!
-Sí, creo que podré con él -dije, acercándome y cogiéndolo rápidamente. Lo agarré con todas mis fuerzas, me pesaba un poco, pero podía con él. No era tanto el dolor de brazos que iba a tener, como el dinero que me iba a llevar de esto.
-¡Vamos!, nos van a pisar los talones -dije mientras corría, con Lucas detrás de mí.
-Hadassa, si te ves más cómodo, móntate en Lucas, ya sabes que puede contigo, si no con las zancadas que pegamos no nos alcanzarás, y te dejaremos atrás sin darnos cuenta -dije, mientras paraba un momento para respirar, y para dejar que Hadassa decidiese subirse en Lucas o no.
-Vamos a mi barco, y zarparemos, así quizás nos libremos de ellos -dije, mientras respiraba profundamente, una última vez, para dar el último sprint hasta el barco.
Hadassa cogió la lampara del suelo, para ver el ``estropicio´´ que había hecho Lucas con los marines. El chico se acercó a uno de los marines, que se arrastraba por los suelos cual serpiente, le preguntó dónde estaba el resto del jade, solo se le ocurrió la necedad de insultar al chico, este le dio una patada en la cabeza, dando finalmente un fin al sufrimiento de aquel hombre.
Lucas y yo seguimos al muchacho, que ya se adentraba un poco más al fondo, donde ya empezaba a hacer más calor, no solo yo lo notaba, si no que el bueno de Lucas ya iba jadeando con la lengua fuera, por suerte llevaba una botella con agua, así que la abrí y la puse un poco baja para que no hiciera demasiado ruido el chorro de agua, el pobre Lucas estaba casi deshidratado.
Mientras cerraba la botella y la guardaba, escuché el eco de voces, no pintaba nada bien esto. Entonces fue cuando escuché a Hadassa que me llamaba. Encontró el carro con el jade, ¡POR FIN!
-Sí, creo que podré con él -dije, acercándome y cogiéndolo rápidamente. Lo agarré con todas mis fuerzas, me pesaba un poco, pero podía con él. No era tanto el dolor de brazos que iba a tener, como el dinero que me iba a llevar de esto.
-¡Vamos!, nos van a pisar los talones -dije mientras corría, con Lucas detrás de mí.
-Hadassa, si te ves más cómodo, móntate en Lucas, ya sabes que puede contigo, si no con las zancadas que pegamos no nos alcanzarás, y te dejaremos atrás sin darnos cuenta -dije, mientras paraba un momento para respirar, y para dejar que Hadassa decidiese subirse en Lucas o no.
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-¡Vamos!, nos van a pisar los talones.
Sarah había tomado el pesado carro de jade y se había echado a correr. A la fecha me sigue sorprendiendo la gran fuerza física de esa enorme mujer. Los pasos de los marines se escuchaban cada vez más cerca, supongo que el tamaño de mis zancadas, el peso que cargaba mi enorme compañera aunado al sofocante calor que se sentía en toda la mina no ayudaban mucho.
-Hadassa, si te ves más cómodo, móntate en Lucas, ya sabes que puede contigo, si no con las zancadas que pegamos no nos alcanzarás, y te dejaremos atrás sin darnos cuenta.
Ella se detuvo unos segundos mientras esperaba mi respuesta a su cuestión. No me gustaba mucho la idea de volver a depender de ellos, pero me convertiría en una carga si no lo hacía. Golpeé fuertemente el suelo con mi espada y subí a Lucas que esperaba agachado a que me subiese en él. Sarah sugirió ir rápido a su barco para perderlos, pero… “¿Qué tan cerca estará su barco?” El puerto dónde había desembarcado estaba algunos kilómetros al este. El sonar de los pasos marines se escuchaba distante y el calor disminuía, nos íbamos acercando a la salida. Un pequeño rayo de luz se asomó por enfrente de nosotros y se hacía rápidamente más grande.
-¡Grito de victoria, logramos salir con el botín entero!
Volteé y sonreía de oreja a oreja a Sarah, nuestra incursión había sido todo un éxito y evitando cualquier pelea sin sentido. Salimos de la mina, la luna llena cubría el hermoso cielo estrellado y una gran ráfaga de viento helado sopló y recorrió mi cuerpo anunciando las malas noticias que venían a continuación.
-¿Creían que iban a salirse de aquí sin problemas? ¡No en mi guardia!
Un Marine bastante grandulón y fornido, apenas unos decímetros por debajo de Lucas con un enorme mazo a la espalda y una cara de pocos amigos se postraba ante nosotros junto a otra veintena de soldados.
Sarah había tomado el pesado carro de jade y se había echado a correr. A la fecha me sigue sorprendiendo la gran fuerza física de esa enorme mujer. Los pasos de los marines se escuchaban cada vez más cerca, supongo que el tamaño de mis zancadas, el peso que cargaba mi enorme compañera aunado al sofocante calor que se sentía en toda la mina no ayudaban mucho.
-Hadassa, si te ves más cómodo, móntate en Lucas, ya sabes que puede contigo, si no con las zancadas que pegamos no nos alcanzarás, y te dejaremos atrás sin darnos cuenta.
Ella se detuvo unos segundos mientras esperaba mi respuesta a su cuestión. No me gustaba mucho la idea de volver a depender de ellos, pero me convertiría en una carga si no lo hacía. Golpeé fuertemente el suelo con mi espada y subí a Lucas que esperaba agachado a que me subiese en él. Sarah sugirió ir rápido a su barco para perderlos, pero… “¿Qué tan cerca estará su barco?” El puerto dónde había desembarcado estaba algunos kilómetros al este. El sonar de los pasos marines se escuchaba distante y el calor disminuía, nos íbamos acercando a la salida. Un pequeño rayo de luz se asomó por enfrente de nosotros y se hacía rápidamente más grande.
-¡Grito de victoria, logramos salir con el botín entero!
Volteé y sonreía de oreja a oreja a Sarah, nuestra incursión había sido todo un éxito y evitando cualquier pelea sin sentido. Salimos de la mina, la luna llena cubría el hermoso cielo estrellado y una gran ráfaga de viento helado sopló y recorrió mi cuerpo anunciando las malas noticias que venían a continuación.
-¿Creían que iban a salirse de aquí sin problemas? ¡No en mi guardia!
Un Marine bastante grandulón y fornido, apenas unos decímetros por debajo de Lucas con un enorme mazo a la espalda y una cara de pocos amigos se postraba ante nosotros junto a otra veintena de soldados.
Sarah Foxxx
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Características
fuerza
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Agilidad
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Agudeza
Instinto
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Akuma no mi
Varios
Finalmente, Hadassa aceptó, y se subió a Lucas, el cual le esperaba un poco agachado para facilitarle la subida. Volvimos a correr, viendo al fondo un rayo de luz, por fin estábamos fuera de aquel agujero, por el calor, semejante al infierno.
Hadassa dio un grito de victoria, pero no todo estaba ganado, se oían detrás de nosotros pasos. ¿Cuánto tiempo pasamos ahí dentro?, fuera ya bañaba la luna las calles del pueblo, debimos estar mucho rato, porque no recuerdo haber entrado ni con un poco de esta oscuridad.
-Creo que no deberíamos cantar victoria tan pronto -comenté, pues algo no iba bien, pero pronto lo descubriría.
Vi que el chico tuvo un escalofrío, propio de la pequeña ventisca que vino directo a nosotros. También yo la noté, y también sentí ese escalofrío. Cuando deje de mirar a Hadassa, que me sonreía por haber salido victoriosos, miraba al frente, donde se hallaba de pie un hombre poco menos alto que Lucas, y con veinte hombres más.
-Apártate, llevamos prisa, y si te quieres enfrentar, tú mismo, pero vivo no vais a salir -dije sonriendo, mientras sacaba mi bö de mi espalda, y la navaja de la bota.
Me agaché despacio hacía Hadassa, y le pasé mi cerbatana.
-Ve hacía atrás, intenta que no te vean, yo me ocupo de ellos, si sabes usar la cerbatana, intenta acertar al de la maza, a los demás ya me los cargo yo, en esta bolsa tienes dardos venenosos, somníferos, enloquecedores, y normales, cada uno lleva un color distinto en la base del dardo, venenosos rojo, somníferos naranja, enloquecedores amarillo, y normales verde, ¿te aclaras?, ten cuidado, son potentes, aunque falles y me des a mí, en mi bolsa tengo una botella para veneno, si me das con veneno cógela, y dámela a beber, tienes 30 hora antes de que pueda morir -le dije en muy baja, que solo lo oyera él.
-Bien, me parece que vamos a tener una pequeña disputa, al chico no lo metáis en esto, fue cosa mía -dije arrojando un dial de humo blanco al medio del grupo, salté por encima del bruto con maza, y empecé a cargarme a la veintena de estúpidos que tenía detrás, se oían cuchillazos, gritos de dolor ahogados, se me oía a mí gritar con furia, eso acabó en una matanza, menos a uno, que lo usé para que el bruto se diese la vuelta, y así Hadassa pudiera acertarle en la espalda.
-O nos dejas ir, o mato a este también -dije, mientras empezaba a disiparse el humo del dial, lo tenía agarrado del cuello, sin llegar a ahogarlo, con la navaja en la yugular.
Hadassa dio un grito de victoria, pero no todo estaba ganado, se oían detrás de nosotros pasos. ¿Cuánto tiempo pasamos ahí dentro?, fuera ya bañaba la luna las calles del pueblo, debimos estar mucho rato, porque no recuerdo haber entrado ni con un poco de esta oscuridad.
-Creo que no deberíamos cantar victoria tan pronto -comenté, pues algo no iba bien, pero pronto lo descubriría.
Vi que el chico tuvo un escalofrío, propio de la pequeña ventisca que vino directo a nosotros. También yo la noté, y también sentí ese escalofrío. Cuando deje de mirar a Hadassa, que me sonreía por haber salido victoriosos, miraba al frente, donde se hallaba de pie un hombre poco menos alto que Lucas, y con veinte hombres más.
-Apártate, llevamos prisa, y si te quieres enfrentar, tú mismo, pero vivo no vais a salir -dije sonriendo, mientras sacaba mi bö de mi espalda, y la navaja de la bota.
Me agaché despacio hacía Hadassa, y le pasé mi cerbatana.
-Ve hacía atrás, intenta que no te vean, yo me ocupo de ellos, si sabes usar la cerbatana, intenta acertar al de la maza, a los demás ya me los cargo yo, en esta bolsa tienes dardos venenosos, somníferos, enloquecedores, y normales, cada uno lleva un color distinto en la base del dardo, venenosos rojo, somníferos naranja, enloquecedores amarillo, y normales verde, ¿te aclaras?, ten cuidado, son potentes, aunque falles y me des a mí, en mi bolsa tengo una botella para veneno, si me das con veneno cógela, y dámela a beber, tienes 30 hora antes de que pueda morir -le dije en muy baja, que solo lo oyera él.
-Bien, me parece que vamos a tener una pequeña disputa, al chico no lo metáis en esto, fue cosa mía -dije arrojando un dial de humo blanco al medio del grupo, salté por encima del bruto con maza, y empecé a cargarme a la veintena de estúpidos que tenía detrás, se oían cuchillazos, gritos de dolor ahogados, se me oía a mí gritar con furia, eso acabó en una matanza, menos a uno, que lo usé para que el bruto se diese la vuelta, y así Hadassa pudiera acertarle en la espalda.
-O nos dejas ir, o mato a este también -dije, mientras empezaba a disiparse el humo del dial, lo tenía agarrado del cuello, sin llegar a ahogarlo, con la navaja en la yugular.
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