Página 1 de 2. • 1, 2
Una nueva ola agitó violentamente el pequeño barco en el que Therax se encontraba. Entre sus pies, Tib mordisqueaba con ansia la ya moribunda chancla de su amo, quien se había resignado a que no había forma de salvarla. Lo cierto era que el oleaje no justificaba de por sí el intenso bamboleo con el que el navío surcaba el mar, pero las condiciones en las que se encontraba hacían que las sacudidas fuesen recibidas con alivio ante el temor de un mal mayor. Como de costumbre, el rubio no disponía de medios económicos que le permitiesen viajar en un transporte menos... ¿movido?
Harto de esperar sentado, el espadachín se levantó y se acercó al lateral del barco, buscando en el horizonte la silueta de la isla a la que se suponía estaba a punto de llegar. Por fin, a lo lejos se podía vislumbrar la sombra del trozo de tierra que era su destino. Un momento... ¡ese no era su destino!
La isla a la que la nave se dirigía no se parecía en absoluto al dibujo que aparecía en el billete que había comprado para subir al barco. ¡Solo faltaba que también le estafasen con los viajes! Tras respirar profundamente un par de veces, se aproximó al desdentado abuelo que hacía las veces de capitán para pedirle explicaciones. Después de dirigirle una cansada mirada y dar una honda calada a la pipa que reposaba entre sus labios, volteó el ticket que el muchacho llevaba en la mano.
-Deberías leer mejor lo que compras, chico. Este mes cambiamos de destino -dijo sin más.
Maldiciendo por lo bajo su falta de cuidado, volvió al sitio que había estado ocupando durante todo el viaje con Tib trotando alegremente tras él. Después de un periodo de tiempo que no debió superar la media hora, el barco atracó con un nada tranquilizador crujido en el discreto muelle de la isla.
¿Qué podía hacer ahora? Si se gastaba lo poco que le quedaba en subir a otro navío, no tendría dinero para comer en un buen tiempo. Quizás él podría aguantar unos días, pero dudaba mucho que su pequeño amigo opinara lo mismo. Dando por hecho que debería demorar su partida un tiempo, puso rumbo al interior de la isla.
Cuando se disponía a abandonar definitivamente la zona portuaria, un fuerte escándalo llamó su atención. Dicen que la curiosidad mató al gato... Pues bien, eso no era algo que sirviera como medida disuasoria para el pequeño lobo, que emprendió una veloz carrera hacia el gran corrillo que se había formado junto a uno de los barcos. Nada sorprendido por la actitud de Tib, que acostumbraba a hacer cosas como aquella, Therax se lanzó detrás de él para intentar atraparlo. Cuando por fin lo alcanzó, se encontraba a unos escasos tres metros del tumulto. Debido al gentío era imposible ver qué pasaba allí. En cambio, lo que sí se veía perfectamente era una enorme mujer que se encontraba justo en medio de la bulla. ¿Qué ocurría allí?
Harto de esperar sentado, el espadachín se levantó y se acercó al lateral del barco, buscando en el horizonte la silueta de la isla a la que se suponía estaba a punto de llegar. Por fin, a lo lejos se podía vislumbrar la sombra del trozo de tierra que era su destino. Un momento... ¡ese no era su destino!
La isla a la que la nave se dirigía no se parecía en absoluto al dibujo que aparecía en el billete que había comprado para subir al barco. ¡Solo faltaba que también le estafasen con los viajes! Tras respirar profundamente un par de veces, se aproximó al desdentado abuelo que hacía las veces de capitán para pedirle explicaciones. Después de dirigirle una cansada mirada y dar una honda calada a la pipa que reposaba entre sus labios, volteó el ticket que el muchacho llevaba en la mano.
-Deberías leer mejor lo que compras, chico. Este mes cambiamos de destino -dijo sin más.
Maldiciendo por lo bajo su falta de cuidado, volvió al sitio que había estado ocupando durante todo el viaje con Tib trotando alegremente tras él. Después de un periodo de tiempo que no debió superar la media hora, el barco atracó con un nada tranquilizador crujido en el discreto muelle de la isla.
¿Qué podía hacer ahora? Si se gastaba lo poco que le quedaba en subir a otro navío, no tendría dinero para comer en un buen tiempo. Quizás él podría aguantar unos días, pero dudaba mucho que su pequeño amigo opinara lo mismo. Dando por hecho que debería demorar su partida un tiempo, puso rumbo al interior de la isla.
Cuando se disponía a abandonar definitivamente la zona portuaria, un fuerte escándalo llamó su atención. Dicen que la curiosidad mató al gato... Pues bien, eso no era algo que sirviera como medida disuasoria para el pequeño lobo, que emprendió una veloz carrera hacia el gran corrillo que se había formado junto a uno de los barcos. Nada sorprendido por la actitud de Tib, que acostumbraba a hacer cosas como aquella, Therax se lanzó detrás de él para intentar atraparlo. Cuando por fin lo alcanzó, se encontraba a unos escasos tres metros del tumulto. Debido al gentío era imposible ver qué pasaba allí. En cambio, lo que sí se veía perfectamente era una enorme mujer que se encontraba justo en medio de la bulla. ¿Qué ocurría allí?
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Viajaba en mi barco, sin rumbo fijo, hasta que vi a lo lejos un puerto, donde atraqué. Zico* estaba montado sobre Marec**, hacían una escena cuanto menos divertida, con las pequeñas manos de Zico entre el cabello gris, cual jinete agarrando las riendas de un caballo. Sonreía ante aquella escena.
Mas tarde, después de comer, salí a dar una vuelta, venían conmigo Marec y Zico, de nuevo uno montado sobre el otro. Mientras daba una vuelta, compré algunas cosas para el barco, hasta que a lo lejos oí un gran estruendo. Salí corriendo de la tienda, y a unos cuantos escalones de donde estaba, hallé el cuerpo de una persona, herida de ligera gravedad.
-¿Que ha pasado aquí? -pregunté a la gente que tenía alrededor.
-Ese hombre le ha robado -señalaron un poco más arriba.
-Zico, Marec, id tras el y detenedle, pero no le matéis -dije mientras le hacía las curas pertinentes al hombre, pues tenía algunos cortes y moratones. Una vez hube terminado de hacerle las curas, salí corriendo tras el hombre, aunque entre el corrillo vi a un chico curioseando, me sonreí, y me dirigí a el.
-Chico, el que mira entre la gente, ayúdame, ven conmigo, vamos a ir a por ese malnacido -dije, mientras salía corriendo tras el, pensando si inyectarme fuerza o rapidez en mi cuerpo.
Mas tarde, después de comer, salí a dar una vuelta, venían conmigo Marec y Zico, de nuevo uno montado sobre el otro. Mientras daba una vuelta, compré algunas cosas para el barco, hasta que a lo lejos oí un gran estruendo. Salí corriendo de la tienda, y a unos cuantos escalones de donde estaba, hallé el cuerpo de una persona, herida de ligera gravedad.
-¿Que ha pasado aquí? -pregunté a la gente que tenía alrededor.
-Ese hombre le ha robado -señalaron un poco más arriba.
-Zico, Marec, id tras el y detenedle, pero no le matéis -dije mientras le hacía las curas pertinentes al hombre, pues tenía algunos cortes y moratones. Una vez hube terminado de hacerle las curas, salí corriendo tras el hombre, aunque entre el corrillo vi a un chico curioseando, me sonreí, y me dirigí a el.
-Chico, el que mira entre la gente, ayúdame, ven conmigo, vamos a ir a por ese malnacido -dije, mientras salía corriendo tras el, pensando si inyectarme fuerza o rapidez en mi cuerpo.
- Zico*:
- Es un lemur de tamaño agrandado, de unos 2 metros, cariñoso, pero muy agresivo cuando está de mal humor, o cuando tiene que pelear.
- Marec**:
- Es un lobo agrandado, de cabello gris, y ojos negros, a la cruz mide cerca de 3 metros y medio, igual de cariñoso que Zico, pero con mucho peor carácter en combate, excelente compañero de lucha.
No sin gran esfuerzo, Therax consiguió abrirse camino hacia la primera fila de la multitud que contemplaba la escena. En el centro del claro que habían formado los transeúntes, la mujer se había agachado y parecía atender las heridas de un hombre que yacía en el suelo. A simple vista, no tenían pinta de ser de mucha gravedad, y la voluminosa cuidadora parecía saber lo que hacía. En consecuencia, decidió no acercarse.
En su lugar, observó cómo dos animales más grandes de lo que les correspondía enfilaban a gran velocidad una calle que ascendía por el puerto. Ante la indicación de la mujer, el rubio se quedó quieto un momento. ¿La conocía de algo? Le resultaba muy extraño que se hubiera parado para indicarle precisamente a él que la acompañara. Quizás había visto a Tib y le había parecido gracioso... No estaría mal encontrar a alguien que, por una vez, no sintiera temor o desconcierto al ver al cachorro. De todos modos, si algo caracterizaba al espadachín era su reticencia a confiar a ciegas en una persona, y más si la situación que rodeaba el encuentro era de aquellas características.
Tras tomarse un par de segundos para considerar sus opciones, decidió seguirla. Quizás, con algo de suerte -algo que no solía acompañar al muchacho-, la situación podría acabar con algún tipo de beneficio económico que le permitiera salir de aquella isla. «No vuelvo a comprar nada sin mirarlo doce veces», pensó el muchacho al tiempo que soltaba a Tib, a quien había mantenido sujeto, y corría tras la mujer. Afortunadamente, era casi imposible perderla de vista.
-¿Se puede saber qué pasa aquí? -gritó Therax con la esperanza de que la que iba en cabeza lo oyera.
En su lugar, observó cómo dos animales más grandes de lo que les correspondía enfilaban a gran velocidad una calle que ascendía por el puerto. Ante la indicación de la mujer, el rubio se quedó quieto un momento. ¿La conocía de algo? Le resultaba muy extraño que se hubiera parado para indicarle precisamente a él que la acompañara. Quizás había visto a Tib y le había parecido gracioso... No estaría mal encontrar a alguien que, por una vez, no sintiera temor o desconcierto al ver al cachorro. De todos modos, si algo caracterizaba al espadachín era su reticencia a confiar a ciegas en una persona, y más si la situación que rodeaba el encuentro era de aquellas características.
Tras tomarse un par de segundos para considerar sus opciones, decidió seguirla. Quizás, con algo de suerte -algo que no solía acompañar al muchacho-, la situación podría acabar con algún tipo de beneficio económico que le permitiera salir de aquella isla. «No vuelvo a comprar nada sin mirarlo doce veces», pensó el muchacho al tiempo que soltaba a Tib, a quien había mantenido sujeto, y corría tras la mujer. Afortunadamente, era casi imposible perderla de vista.
-¿Se puede saber qué pasa aquí? -gritó Therax con la esperanza de que la que iba en cabeza lo oyera.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sonrío al ver que finalmente viene aquel muchacho detrás de mí. Unos metros más adelante, encuentro a Zico agarrando al chico que robo al hombre herido. Marec le gruñía fuertemente, cada vez que se movía le ladraba, y aullaba firmemente.
-Muy bien, ¿por que has hecho eso? -lo agarro del cuello, y lo subo a mi altura, con Zico aun agarrándole de los brazos y las piernas para que no pueda golpearme.
-Lo hice por que me dio la gana, asquerosa gigantona -dijo, intentando darme una patada, me sonreía al verle intentar esa tontería.
-Chico, no te conozco, pero me gustaría que me ayudes -digo, bajando al hombre, con intención de que pueda noquearlo el chico.
-Entre tanto trajín no me he presentado, me llamo Sarah -digo mientras espero que el chico decida que hacer con el hombre.
-Muy bien, ¿por que has hecho eso? -lo agarro del cuello, y lo subo a mi altura, con Zico aun agarrándole de los brazos y las piernas para que no pueda golpearme.
-Lo hice por que me dio la gana, asquerosa gigantona -dijo, intentando darme una patada, me sonreía al verle intentar esa tontería.
-Chico, no te conozco, pero me gustaría que me ayudes -digo, bajando al hombre, con intención de que pueda noquearlo el chico.
-Entre tanto trajín no me he presentado, me llamo Sarah -digo mientras espero que el chico decida que hacer con el hombre.
Después de correr varios metros detrás de la enorme mujer, Therax se encontró con un cuadro cuanto menos curioso. Esta sostenía en alto a un muchacho mientras uno de aquellos grandes animales aprisionaba sus extremidades, inmovilizándolo.
Mientras se presentaba, Sarah bajó al hombre que sostenía hasta situarlo a una altura a la que se situaba al alcance del rubio. «¿Qué está pasando aquí?», se preguntó el chico. Era cierto que había decidido hacer caso a la indicación que le había hecho la rubia en el muelle, pero realmente no sabía el motivo por el que corría ni por qué ella mantenía firmemente sujeto al tipo.
La apariencia del individuo orientaba bastante hacia el tipo de vida que llevaba, y permitía al espadachín hacerse una idea aproximada de los motivos que, probablemente, hubiesen dado lugar a aquella persecución. Contempló durante un instante a la alta mujer, preguntándose qué pretendería al situar al sujeto tan cerca de él. Por su parte, el cautivo no ponía mucho de su parte y forcejeaba inútilmente por zafarse para continuar huyendo.
-Mi nombre es Therax... -dijo el domador a media voz mientras miraba hacia arriba para observar a su interlocutora-. ¿Con qué quieres que te ayude? -añadió observando de nuevo al muchacho, que pendía de las alturas como si estuviese sujeto por una grúa.
Mientras tanto, Tib aullaba enérgicamente y gruñía al inmovilizado hombre. Si el pequeño cachorro se comportaba de esa manera, lo más seguro era que el sujeto se encontrara en esa situación por un buen motivo, ya que el lobezno olía la chusma a kilómetros.
Mientras se presentaba, Sarah bajó al hombre que sostenía hasta situarlo a una altura a la que se situaba al alcance del rubio. «¿Qué está pasando aquí?», se preguntó el chico. Era cierto que había decidido hacer caso a la indicación que le había hecho la rubia en el muelle, pero realmente no sabía el motivo por el que corría ni por qué ella mantenía firmemente sujeto al tipo.
La apariencia del individuo orientaba bastante hacia el tipo de vida que llevaba, y permitía al espadachín hacerse una idea aproximada de los motivos que, probablemente, hubiesen dado lugar a aquella persecución. Contempló durante un instante a la alta mujer, preguntándose qué pretendería al situar al sujeto tan cerca de él. Por su parte, el cautivo no ponía mucho de su parte y forcejeaba inútilmente por zafarse para continuar huyendo.
-Mi nombre es Therax... -dijo el domador a media voz mientras miraba hacia arriba para observar a su interlocutora-. ¿Con qué quieres que te ayude? -añadió observando de nuevo al muchacho, que pendía de las alturas como si estuviese sujeto por una grúa.
Mientras tanto, Tib aullaba enérgicamente y gruñía al inmovilizado hombre. Si el pequeño cachorro se comportaba de esa manera, lo más seguro era que el sujeto se encontrara en esa situación por un buen motivo, ya que el lobezno olía la chusma a kilómetros.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Si, quiero que me ayudes, este maleante le ha robado a una persona que no tiene culpa de nada -dije mientras miraba al muchacho que tenía en mi mano -seguramente a mí no me hubieras robado, ¿verdad? -dije mientras le daba un guantazo por llamarme asquerosa gigantona, no consiente que me hablen de ese modo, y menos un don nadie como aquel. Therax, así dijo que se llamaba.
-Un bonito nombre, encantada Therax, bueno, es decisión tuya si quieres ayudarme a noquearlo, para poder devolverle lo robado al hombre que hirió -dije zarandeando de mal humor a aquel ser despreciable.
-Además... no parece que le caiga bien a tu cachorro -dije mirando al pequeño lobezno, viendo como Marec se ponía al lado del pequeño lobo, a olisquearle, y darle unos besitos.
-Hasta Marec quiere proteger a tu cachorro, y ni siquiera le conoce -dije señalando al pequeño lobito que estaba siendo bañado en babas por Marec.
-Un bonito nombre, encantada Therax, bueno, es decisión tuya si quieres ayudarme a noquearlo, para poder devolverle lo robado al hombre que hirió -dije zarandeando de mal humor a aquel ser despreciable.
-Además... no parece que le caiga bien a tu cachorro -dije mirando al pequeño lobezno, viendo como Marec se ponía al lado del pequeño lobo, a olisquearle, y darle unos besitos.
-Hasta Marec quiere proteger a tu cachorro, y ni siquiera le conoce -dije señalando al pequeño lobito que estaba siendo bañado en babas por Marec.
Realmente, no entendía la necesidad de noquearlo. Bajo su punto de vista, con quitarle lo que había robado y darle una patada en el culo era suficiente. No obstante, Sarah no parecía estar de acuerdo con eso y se mostraba bastante molesta con el ladrón, cosa que demostró dándole una bofetada que, viniendo de ella, era más como estamparse contra una pared.
Viendo que el hombre no dejaba de agitarse y suponiendo que eso no sería algo que agradase a la gran mujer, decidió ahorrarle al sujeto el sufrimiento de llevarse un golpe más contundente de esa gigantesca mano. En consecuencia, desenvainó una de sus katanas y le propinó un golpe seco en un punto concreto del lateral del cuello con el extremo de la empuñadura, esperando que se quedase inconsciente.
-Espero que sepas qué le ha quitado al hombre, porque me parece que va a estar un buen tiempo dormido -diría despreocupadamente al tiempo que volvía a envainar su sable.
Mientras tanto, Tib estaba recibiendo un baño como el que hacía tiempo que no podía darse de mano de la enorme lengua de Marec, que, si no llegaba a cubrirlo por completo, poco le faltaba. Tras tres o cuatro lametones -los cuales recibió con sumo gusto-, cuando consideró que estaba suficientemente empapado, se alejó un poco de aquella cariñosa fábrica de babas y se acercó a Therax. Cuando llegó a su lado, se sacudió para deshacerse del exceso de líquido, poniendo al rubio perdido de aquella sustancia pegajosa.
-Vaya... gracias -comentó en voz baja el espadachín al tiempo que se secaba la parte derecha de la cara con la manga de la camisa.
Viendo que el hombre no dejaba de agitarse y suponiendo que eso no sería algo que agradase a la gran mujer, decidió ahorrarle al sujeto el sufrimiento de llevarse un golpe más contundente de esa gigantesca mano. En consecuencia, desenvainó una de sus katanas y le propinó un golpe seco en un punto concreto del lateral del cuello con el extremo de la empuñadura, esperando que se quedase inconsciente.
-Espero que sepas qué le ha quitado al hombre, porque me parece que va a estar un buen tiempo dormido -diría despreocupadamente al tiempo que volvía a envainar su sable.
Mientras tanto, Tib estaba recibiendo un baño como el que hacía tiempo que no podía darse de mano de la enorme lengua de Marec, que, si no llegaba a cubrirlo por completo, poco le faltaba. Tras tres o cuatro lametones -los cuales recibió con sumo gusto-, cuando consideró que estaba suficientemente empapado, se alejó un poco de aquella cariñosa fábrica de babas y se acercó a Therax. Cuando llegó a su lado, se sacudió para deshacerse del exceso de líquido, poniendo al rubio perdido de aquella sustancia pegajosa.
-Vaya... gracias -comentó en voz baja el espadachín al tiempo que se secaba la parte derecha de la cara con la manga de la camisa.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-La verdad es que no tengo ni idea, pero de todos modos le voy a sacar todo, se lo llevaré al hombre, que coja lo que es suyo, y el resto se lo dejamos de vuelta en los bolsillos -dije registrando sus bolsillos, pues ya estaba noqueado por el pequeño Therax.
Llevaba un reloj de bolsillo de oro, una pulsera, un anillo con varias piedras y una bolsa de dinero. Iba hacía el hombre herido, cuando el lobezno de Therax se sacudió las babas que le había dejado Marec, mojando a su vez la mejilla de Therax. Me acerqué a el sonriendo, con un pañuelo en la mano.
-Ven anda -dije, limpiando su mejilla con el pañuelo, cuando el ya se había pasado la manga de su chaqueta.
-Vamos a devolverle las cosas a este al señor -dije, yendo hacía aquel hombre. Le mostré todo, ya estaba consciente.
-¿Que le robo el hombre? -le pregunté, poniendo todo delante de el.
Cogió el reloj de bolsillo, la pulsera y el anillo, el dinero no era suyo por lo visto. Cuando separé mis enormes manos de el, me miro agradeciéndome con la mirada. Pobre hombre, debía estar tan cansado que era incapaz de hablar.
-Tenga cuidado amigo -le dije, despidiéndome de el con la mano.
-¿Y bien?, ¿pensabas hacer algo? -dije, de camino al otro muchacho, para dejarle la bolsa, y que cuando se despertase se fuese.
Llevaba un reloj de bolsillo de oro, una pulsera, un anillo con varias piedras y una bolsa de dinero. Iba hacía el hombre herido, cuando el lobezno de Therax se sacudió las babas que le había dejado Marec, mojando a su vez la mejilla de Therax. Me acerqué a el sonriendo, con un pañuelo en la mano.
-Ven anda -dije, limpiando su mejilla con el pañuelo, cuando el ya se había pasado la manga de su chaqueta.
-Vamos a devolverle las cosas a este al señor -dije, yendo hacía aquel hombre. Le mostré todo, ya estaba consciente.
-¿Que le robo el hombre? -le pregunté, poniendo todo delante de el.
Cogió el reloj de bolsillo, la pulsera y el anillo, el dinero no era suyo por lo visto. Cuando separé mis enormes manos de el, me miro agradeciéndome con la mirada. Pobre hombre, debía estar tan cansado que era incapaz de hablar.
-Tenga cuidado amigo -le dije, despidiéndome de el con la mano.
-¿Y bien?, ¿pensabas hacer algo? -dije, de camino al otro muchacho, para dejarle la bolsa, y que cuando se despertase se fuese.
Aunque los métodos de la gran mujer fueran, cuanto menos, un tanto radicales en su aplicación, era evidente que sus intenciones eran buenas, ya que se dispuso a devolver a sus dueños todo lo que el ladrón de tres al cuarto les había sustraído. Antes de repartir el botín del ratero entre sus víctimas, por algún motivo que el chico desconocía, pasó innecesariamente un pañuelo por la zona que él mismo se acababa de limpiar.
Therax se consideraba una persona bastante amable, pero si algo le caracterizaba era que los primeros contactos con las personas que conocía siempre se hacían desde una distancia prudente. Aquella mujer, a quien había conocido -si a eso se le podía llamar conocer- hacía apenas unos minutos había hecho un gesto más propio de viejos amigos o, al menos, de personas que tienen una cierta confianza. Era algo que no podía evitar pero, desde hacía un tiempo, ese tipo de actitudes no le gustaban para nada. No obstante, se aseguró de que el desagrado no se reflejase en su expresión.
Por su parte, Tib, consciente de que a su amo no le debía haber hecho mucha gracia eso último, lo miraba con la cabeza un tanto torcida mientras terminaba de librarse de los últimos restos de saliva de su bañera particular.
El rubio observó cómo Sarah devolvía a cada uno de los asaltados sus pertenencias para, posteriormente, preguntarle qué pensaba hacer allí.
-Nada en particular -contestó sencillamente el espadachín al tiempo que se encogía de hombros-. He llegado aquí por error... Pensaba que la isla de destino del barco que me ha traído era otra y... bueno, puedes imaginarte mi sorpresa cuando me encontré aquí -continuó-. Tengo claro que tengo que abandonar la isla lo antes posible, ya que no hay nada que me retenga. De hecho, hoy mismo si puede ser... Creo que buscaré un barco por aquí que zarpe hacia mi siguiente destino y, mientras preparan la partida, intentaré apañármelas para conseguir algo de comida para mí y, sobre todo, para Tib -dijo mirando al pequeño, cuyas tripas empezaban a rugir con furia.
Therax se consideraba una persona bastante amable, pero si algo le caracterizaba era que los primeros contactos con las personas que conocía siempre se hacían desde una distancia prudente. Aquella mujer, a quien había conocido -si a eso se le podía llamar conocer- hacía apenas unos minutos había hecho un gesto más propio de viejos amigos o, al menos, de personas que tienen una cierta confianza. Era algo que no podía evitar pero, desde hacía un tiempo, ese tipo de actitudes no le gustaban para nada. No obstante, se aseguró de que el desagrado no se reflejase en su expresión.
Por su parte, Tib, consciente de que a su amo no le debía haber hecho mucha gracia eso último, lo miraba con la cabeza un tanto torcida mientras terminaba de librarse de los últimos restos de saliva de su bañera particular.
El rubio observó cómo Sarah devolvía a cada uno de los asaltados sus pertenencias para, posteriormente, preguntarle qué pensaba hacer allí.
-Nada en particular -contestó sencillamente el espadachín al tiempo que se encogía de hombros-. He llegado aquí por error... Pensaba que la isla de destino del barco que me ha traído era otra y... bueno, puedes imaginarte mi sorpresa cuando me encontré aquí -continuó-. Tengo claro que tengo que abandonar la isla lo antes posible, ya que no hay nada que me retenga. De hecho, hoy mismo si puede ser... Creo que buscaré un barco por aquí que zarpe hacia mi siguiente destino y, mientras preparan la partida, intentaré apañármelas para conseguir algo de comida para mí y, sobre todo, para Tib -dijo mirando al pequeño, cuyas tripas empezaban a rugir con furia.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Miré de reojo a Therax sonriendo, ni que me hubiera leído la mente.
-Pensaba invitarte a comer, para agradecerte que me ayudases -dije mientras seguía caminando, a un restaurante medianamente conocido en la zona. Le pedí que me siguiese.
-¿Te parece bien aquí? -le pregunté, mientras me sentaba, atando la correa de Marec a la silla, y Zico se sentaba sobre Marec. Nos sentamos en una mesa de fuera, no era plan entrar con 3 mascotas al lugar, podía molestarles a los que estuviesen dentro, y menos con mascotas tan grandes. Marec seguía haciéndole carantoñas al pequeño lobito de Therax.
-Le ha cogido cariño al pequeño Tib -dije sonriendo, mientras acercaba mi enorme mano al pequeño Tib para acariciarlo con mucho cuidado, pues mi mano era muchísimo mas grande que el. Mientras esperábamos a que nos atendieran, le pregunté.
-Y bueno, ¿a donde se suponía que ibas a ir? - pregunté con curiosidad, mirandole directamente a los ojos.
-Pensaba invitarte a comer, para agradecerte que me ayudases -dije mientras seguía caminando, a un restaurante medianamente conocido en la zona. Le pedí que me siguiese.
-¿Te parece bien aquí? -le pregunté, mientras me sentaba, atando la correa de Marec a la silla, y Zico se sentaba sobre Marec. Nos sentamos en una mesa de fuera, no era plan entrar con 3 mascotas al lugar, podía molestarles a los que estuviesen dentro, y menos con mascotas tan grandes. Marec seguía haciéndole carantoñas al pequeño lobito de Therax.
-Le ha cogido cariño al pequeño Tib -dije sonriendo, mientras acercaba mi enorme mano al pequeño Tib para acariciarlo con mucho cuidado, pues mi mano era muchísimo mas grande que el. Mientras esperábamos a que nos atendieran, le pregunté.
-Y bueno, ¿a donde se suponía que ibas a ir? - pregunté con curiosidad, mirandole directamente a los ojos.
Dado que conseguir un navío que le llevase al siguiente destino seguramente acabaría con los pocos ahorros que le quedaban, decidió aceptar la oferta de Sarah, quien se sentó en uno de los múltiples veladores que un restaurante de la zona tenia repartidos frente al establecimiento. Como iba en calidad de invitado, Therax no pensaba que debiese ser él quien eligiera donde comerían, así que se sentó frente a la gigantesca mujer.
-Pues el destino inicial del barco era Skellige, aunque, con las prisas, no leí bien el folleto... Pero bueno, me servirá de escarmiento para la próxima vez -comentó-. Ahora no sé hacia dónde iré. Dependerá sobre todo de hacia dónde vayan los barcos que abandonen el puerto dentro de un rato y cuánto me pidan por dejarme subir a bordo. De todos modos, estoy acostumbrado a ir de una isla a la siguiente casi aleatoriamente, así que, en el fondo, esta situación no me supone ninguna novedad.
Tras el comentario, dirigió su mirada hacia Tib, que volvía a alejarse sutilmente del enorme lobo. Parecía que ya había tenido bastante cariño por el momento. Acto seguido, tras olisquear disimuladamente la cazadora que un hombre situado en una mesa adyacente había colado en el respaldo de su silla, se acercó de nuevo a su compañero y se enroscó entre sus pies, dejando la mayor parte del cuerpo bajo el asiento.
-¿Y a ti qué te trae por aquí? -dijo Therax mientras miraba casi imperceptiblemente la hora que marcaba un reloj situado en el interior del local. Aún tenía tiempo de sobra para buscar transporte y, además, siempre había algún capitán rezagado con escasez de tripulación que debía partir después de la hora prevista, por lo que no debería tener muchos problemas para abandonar la isla ese mismo día.
-Pues el destino inicial del barco era Skellige, aunque, con las prisas, no leí bien el folleto... Pero bueno, me servirá de escarmiento para la próxima vez -comentó-. Ahora no sé hacia dónde iré. Dependerá sobre todo de hacia dónde vayan los barcos que abandonen el puerto dentro de un rato y cuánto me pidan por dejarme subir a bordo. De todos modos, estoy acostumbrado a ir de una isla a la siguiente casi aleatoriamente, así que, en el fondo, esta situación no me supone ninguna novedad.
Tras el comentario, dirigió su mirada hacia Tib, que volvía a alejarse sutilmente del enorme lobo. Parecía que ya había tenido bastante cariño por el momento. Acto seguido, tras olisquear disimuladamente la cazadora que un hombre situado en una mesa adyacente había colado en el respaldo de su silla, se acercó de nuevo a su compañero y se enroscó entre sus pies, dejando la mayor parte del cuerpo bajo el asiento.
-¿Y a ti qué te trae por aquí? -dijo Therax mientras miraba casi imperceptiblemente la hora que marcaba un reloj situado en el interior del local. Aún tenía tiempo de sobra para buscar transporte y, además, siempre había algún capitán rezagado con escasez de tripulación que debía partir después de la hora prevista, por lo que no debería tener muchos problemas para abandonar la isla ese mismo día.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Vaya, lamento oír eso -dije, cuando miraba hacía adentro, llamé a un chico para que nos atendiera, hizo una señal como de que ya iba en un momento.
-Yo vine de casualidad, por dar una vuelta, salgo poco de donde vivo, por que entreno bastante, y bueno... -dije mientras miraba la carta, para poder decirle al muchacho lo que quería sin hacerle esperar.
-De todos modos, si quieres viajar, no tengas prisa, si quieres puedo llevarte, tengo mi barco en el puerto, no sé si lo has visto, es enorme hasta para mí, no me imagino cuanto será para ti, tiene un mascarón de mi -dije sonriendo, mientras el muchacho se acercaba a pedir nota.
-Hola, ¿saben que van a tomar? -preguntó con gran educación. Se veía un chico de entre 25 y 30 años, pelo corto castaño, y ojos claros.
-Si, yo tomaré una ensalada verde con cubitos de queso si puede ser, y un filete de ternera poco hecho, con puré de patatas, y para beber, una cerveza con limón -dije mientras esperaba que Therax tomase una decisión respecto a mi invitación marítima.
-No te preocupes por el precio, pide lo que quieras -dije sonriendo, pues quería que se sintiera a gusto.
-Yo vine de casualidad, por dar una vuelta, salgo poco de donde vivo, por que entreno bastante, y bueno... -dije mientras miraba la carta, para poder decirle al muchacho lo que quería sin hacerle esperar.
-De todos modos, si quieres viajar, no tengas prisa, si quieres puedo llevarte, tengo mi barco en el puerto, no sé si lo has visto, es enorme hasta para mí, no me imagino cuanto será para ti, tiene un mascarón de mi -dije sonriendo, mientras el muchacho se acercaba a pedir nota.
-Hola, ¿saben que van a tomar? -preguntó con gran educación. Se veía un chico de entre 25 y 30 años, pelo corto castaño, y ojos claros.
-Si, yo tomaré una ensalada verde con cubitos de queso si puede ser, y un filete de ternera poco hecho, con puré de patatas, y para beber, una cerveza con limón -dije mientras esperaba que Therax tomase una decisión respecto a mi invitación marítima.
-No te preocupes por el precio, pide lo que quieras -dije sonriendo, pues quería que se sintiera a gusto.
Lo cierto era que la oferta era bastante tentadora. Guardarse un poco de dinero podría ser de utilidad para salir de algún aprieto en el futuro. No obstante, en seguida desechó la idea de aceptarla. A pesar de que sabía que ese dinero le haría falta, en aquellos momentos necesitaba soledad salvo, como no podía ser de otro modo, por Tib, que siempre lo acompañaría a cualquier lugar.
-Te lo agradezco mucho, Sarah, pero estoy haciendo algo así como un... ¿viaje espiritual? -dijo soltando una carcajada-. Tib y yo vamos de un lugar a otro sin rumbo fijo mientras intento poner en orden mis ideas y, para eso, necesito un tiempo de aislamiento que me permita pensar en cuál debe ser mi siguiente paso -concluyó, algo más serio.
Mientras el rubio hablaba, la alta mujer había decidido qué iba a tomar, se lo había comunicado al camarero, y le había cedido a él el turno. Therax se sentía muy agradecido por lo bien que se estaba comportando Sarah y, aunque se mostrase dispuesta a invitarle a comer cualquier cosa que le pareciese oportuna, optó por ser un buen invitado y no abusar de la generosidad que se le ofrecía.
Además, Tib había asomado su cabeza entre las piernas del muchacho y lo miraba esperando algo de comer. El hecho de que también tuviera que alimentar al lobezno justificaba aún más la austera elección que hizo a continuación.
-Yo tomaré un filete de salmón -comenzaría para, acto seguido, pedir algo que el cachorro pudiera llevarse a la boca-. Y me gustaría también pedir una chuletas de cerdo, a poder ser igual de grandes que las que le han servido a ese señor -añadiría, haciendo un leve gesto con la cabeza en la dirección del hombre-. Si no es pedir demasiado, claro -concluiría, volviendo a mirar a Sarah-. En caso de que sea mucho, puede cambiar el filete de salmón por algún pescado más asequible.
-Te lo agradezco mucho, Sarah, pero estoy haciendo algo así como un... ¿viaje espiritual? -dijo soltando una carcajada-. Tib y yo vamos de un lugar a otro sin rumbo fijo mientras intento poner en orden mis ideas y, para eso, necesito un tiempo de aislamiento que me permita pensar en cuál debe ser mi siguiente paso -concluyó, algo más serio.
Mientras el rubio hablaba, la alta mujer había decidido qué iba a tomar, se lo había comunicado al camarero, y le había cedido a él el turno. Therax se sentía muy agradecido por lo bien que se estaba comportando Sarah y, aunque se mostrase dispuesta a invitarle a comer cualquier cosa que le pareciese oportuna, optó por ser un buen invitado y no abusar de la generosidad que se le ofrecía.
Además, Tib había asomado su cabeza entre las piernas del muchacho y lo miraba esperando algo de comer. El hecho de que también tuviera que alimentar al lobezno justificaba aún más la austera elección que hizo a continuación.
-Yo tomaré un filete de salmón -comenzaría para, acto seguido, pedir algo que el cachorro pudiera llevarse a la boca-. Y me gustaría también pedir una chuletas de cerdo, a poder ser igual de grandes que las que le han servido a ese señor -añadiría, haciendo un leve gesto con la cabeza en la dirección del hombre-. Si no es pedir demasiado, claro -concluiría, volviendo a mirar a Sarah-. En caso de que sea mucho, puede cambiar el filete de salmón por algún pescado más asequible.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lo miré un poco extrañada, una oferta de llevarle, y la rechaza, bueno, supongo que contra eso no puedo hacer nada. Le escuchaba hablar sobre un viaje espiritual.
-¿Un viaje espiritual?, mira que en el barco hay mucho sitio y yo no te molestaría ¿eh? -digo bromeando, mientras acto seguido escucho lo que el chico pide.
Filete de salmón y chuletas de cerdo, una buena elección.
-No, no te preocupes, te dije que podías pedir lo que quisieras, por cierto, para el lemur tráeme el cuenco más grande que tengas con lechuga y tomate, y para el lobo, 3 costillares de los más grandes, de ternera, y cruda a poder ser -digo, mirando de reojo al chico, por lo que pudiera decir -estos pequeños también tienen hambre -digo mirando para ellos, que jugaban entre ellos.
-Y bueno, a parte de la soledad, ¿que más buscas en tu vida?, pareciese que buscas algo que no sabes lo que es, ni donde encontrarlo -dije, mientras esperaba a que llegase lo que había pedido para todos.
-¿Un viaje espiritual?, mira que en el barco hay mucho sitio y yo no te molestaría ¿eh? -digo bromeando, mientras acto seguido escucho lo que el chico pide.
Filete de salmón y chuletas de cerdo, una buena elección.
-No, no te preocupes, te dije que podías pedir lo que quisieras, por cierto, para el lemur tráeme el cuenco más grande que tengas con lechuga y tomate, y para el lobo, 3 costillares de los más grandes, de ternera, y cruda a poder ser -digo, mirando de reojo al chico, por lo que pudiera decir -estos pequeños también tienen hambre -digo mirando para ellos, que jugaban entre ellos.
-Y bueno, a parte de la soledad, ¿que más buscas en tu vida?, pareciese que buscas algo que no sabes lo que es, ni donde encontrarlo -dije, mientras esperaba a que llegase lo que había pedido para todos.
La expresión de su interlocutora dejaba ver que no compartía su actitud o, al menos, no la comprendía del todo. Realmente, no era algo que extrañase a Therax. A fin de cuentas, no era muy normal eso de ir dando tumbos de isla en isla sin un objetivo claro y sin más compañía que un lobezno para nada común, aunque, para el rubio, esa era el mejor acompañante que podía tener.
-No es cuestión de molestias, en serio, Sarah -dijo llevándose una mano detrás de la cabeza para rascarse la zona-. Es simplemente que necesito decidir qué hago con mi vida y no creo que pueda hacerlo en compañía de nadie -añadió mientras volvía a sonreír y entrecerraba levemente los ojos-. Pero, de verdad, te agradezco mucho el ofrecimiento.
Mientras el chico hablaba, la enorme mujer pedía algo de comer para sus mascotas. «Viendo el tamaño de esos, no creo que un elefante les durase mucho a la hora de comer», pensó el domador, que por primera vez se detenía a examinar a los compañeros de Sarah.
-Pues no vas mal -respondió Therax, volviendo a centrarse en la rubia-. Digamos que no hace mucho lo poco que quedaba de mi mundo se vino abajo... Salvo por Tib, claro -añadió mientras volvía a rascarle la oreja izquierda-. Tengo una serie de metas a largo plazo, si se las puede llamar así, pero lo cierto es que tengo que ver por dónde empiezo mi camino. De ahí que esté viajando tanto últimamente -dijo para concluir con su explicación-. Bueno, ¿y tú? Antes has dicho que no solías abandonar tu isla, ¿no?
-No es cuestión de molestias, en serio, Sarah -dijo llevándose una mano detrás de la cabeza para rascarse la zona-. Es simplemente que necesito decidir qué hago con mi vida y no creo que pueda hacerlo en compañía de nadie -añadió mientras volvía a sonreír y entrecerraba levemente los ojos-. Pero, de verdad, te agradezco mucho el ofrecimiento.
Mientras el chico hablaba, la enorme mujer pedía algo de comer para sus mascotas. «Viendo el tamaño de esos, no creo que un elefante les durase mucho a la hora de comer», pensó el domador, que por primera vez se detenía a examinar a los compañeros de Sarah.
-Pues no vas mal -respondió Therax, volviendo a centrarse en la rubia-. Digamos que no hace mucho lo poco que quedaba de mi mundo se vino abajo... Salvo por Tib, claro -añadió mientras volvía a rascarle la oreja izquierda-. Tengo una serie de metas a largo plazo, si se las puede llamar así, pero lo cierto es que tengo que ver por dónde empiezo mi camino. De ahí que esté viajando tanto últimamente -dijo para concluir con su explicación-. Bueno, ¿y tú? Antes has dicho que no solías abandonar tu isla, ¿no?
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Bueno, esta claro que no te voy a obligar a venir conmigo, era solo por si querías que te dejara en algún lugar, lo comprendo -dije poniendo mi mano sobre la suya, acto seguido, llegó la comida. La de Therax y Tib, la mía, la de Zico y de Marec.
Solo ver la comida ya se relamian, son unos comilones.
-Sea lo que sea, espero que seas capaz de encontrarlo, ahora disfrutemos de la comida -dije cuando le ponía el costillar a Marec, y el cuenco a Zico.
-Comed despacio ¿eh? -dije mientras daba un sorbo de mi bebida -si, tienes razón, no es lo habitual, no suelo irme de mi pueblo, pero tenia ganas de conocer nuevos lugares -decía mientras comía.
Solo ver la comida ya se relamian, son unos comilones.
-Sea lo que sea, espero que seas capaz de encontrarlo, ahora disfrutemos de la comida -dije cuando le ponía el costillar a Marec, y el cuenco a Zico.
-Comed despacio ¿eh? -dije mientras daba un sorbo de mi bebida -si, tienes razón, no es lo habitual, no suelo irme de mi pueblo, pero tenia ganas de conocer nuevos lugares -decía mientras comía.
Therax asintió agradecido ante el comentario de Sarah. Realmente valoraba la intención de la enorme mujer e incluso, por un momento, se había planteado aceptar su ofrecimiento. Sin embargo, eso no haría más que obligarle a postponer las decisiones que debía tomar y eso no era algo que encajara bien en los casi inexistentes planes que tenía por el momento. Si empezaba así su viaje, incumpliendo una de las primeras condiciones que se había autoimpuesto, sería como aceptar el hecho de que era incapaz de enfocarse y ser constante en algo.
Cuando el camarero trajo la comida, la rubia le dio a cada una de sus mascotas lo que les correspondía para, después, responder a la pregunta del muchacho. Parecía ser que Sarah se encontraba allí por simple y pura curiosidad. Therax no pudo evitar reírse por dentro al escuchar aquello. Uno dando vueltas por medio South buscando una manera de encauzar su vida, y la otra vagando por los mares únicamente por la intriga de saber cómo es el mundo exterior. «Todo esto parece un poco irónico... ¿o surrealista? No sé... En fin, qué mas da», pensó el muchacho mientras cogía las chuletas de Tib y se las ponía al alcance.
El lobezno había empezado a gemir débilmente en cuanto había olido lo que el camarero llevaba en la bandeja cuando se dirigía a su mesa, aunque desde su posición bajo la silla del rubio no pudiera verlo. El pobre llevaba varios días sin comer algo como aquello, así que se mostraba ansioso por hincarle el diente. En cuanto dejó el plato en el suelo frente al lobezno, este comenzó a morder con fuerza la primera pieza de carne, soltando intermitentes ruiditos de placer.
-No te lo va a quitar nadie, Tib -dijo despreocupadamente mientras se acercaba su plato. Lo cierto era que se moría de hambre y aquel salmón tenía muy buena pinta-. Y dime, ¿sabes ya cuál va a ser tu siguiente destino? -inquirió el chico para, justo después, cortar un buen trozo de pescado y metérselo en la boca.
Durante toda la conversación, Therax no podía dejar de lanzar discretas miradas al reloj que marcaba la hora dentro del restaurante; no podía permitirse permanecer en la isla hasta el día siguiente. Aún tenía tiempo, pero seguiría mirando la hora de vez en cuando hasta que estimara que podía hacérsele tarde y que debía comenzar a buscar transporte.
Cuando el camarero trajo la comida, la rubia le dio a cada una de sus mascotas lo que les correspondía para, después, responder a la pregunta del muchacho. Parecía ser que Sarah se encontraba allí por simple y pura curiosidad. Therax no pudo evitar reírse por dentro al escuchar aquello. Uno dando vueltas por medio South buscando una manera de encauzar su vida, y la otra vagando por los mares únicamente por la intriga de saber cómo es el mundo exterior. «Todo esto parece un poco irónico... ¿o surrealista? No sé... En fin, qué mas da», pensó el muchacho mientras cogía las chuletas de Tib y se las ponía al alcance.
El lobezno había empezado a gemir débilmente en cuanto había olido lo que el camarero llevaba en la bandeja cuando se dirigía a su mesa, aunque desde su posición bajo la silla del rubio no pudiera verlo. El pobre llevaba varios días sin comer algo como aquello, así que se mostraba ansioso por hincarle el diente. En cuanto dejó el plato en el suelo frente al lobezno, este comenzó a morder con fuerza la primera pieza de carne, soltando intermitentes ruiditos de placer.
-No te lo va a quitar nadie, Tib -dijo despreocupadamente mientras se acercaba su plato. Lo cierto era que se moría de hambre y aquel salmón tenía muy buena pinta-. Y dime, ¿sabes ya cuál va a ser tu siguiente destino? -inquirió el chico para, justo después, cortar un buen trozo de pescado y metérselo en la boca.
Durante toda la conversación, Therax no podía dejar de lanzar discretas miradas al reloj que marcaba la hora dentro del restaurante; no podía permitirse permanecer en la isla hasta el día siguiente. Aún tenía tiempo, pero seguiría mirando la hora de vez en cuando hasta que estimara que podía hacérsele tarde y que debía comenzar a buscar transporte.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sonreí al ver como devoraban la comida, Marec con sus costillares, Zico con su bol de lechuga y tomate, Tib y sus chuletas, Therax y su salmón y yo con mi ensalada y mi filete de ternera. Parecíamos lobos hambrientos, intentando guardar la comida para que no se nos acabase, pero a la vez devorando como locos.
-Vaya, es evidente que tenemos hambre, ¿eh chicos? -dije mirando a unos y a otros, sobre todo a los lobitos, que esos parecían no haber comido en meses.
-Mi siguiente destino, pues no lo se realmente, a donde me lleven mis velas y el viento -mastico y trago un trozo del filete, untado ligeramente con el puré - lo averiguaré cuando me eche a la mar -terminé bebiendo un sorbo.
-Sé que me has dicho que vas de aquí para allá, ¿pero no te gustaría visitar un sitio específico? -le pregunté, mirando directamente a sus ojos.
-Vaya, es evidente que tenemos hambre, ¿eh chicos? -dije mirando a unos y a otros, sobre todo a los lobitos, que esos parecían no haber comido en meses.
-Mi siguiente destino, pues no lo se realmente, a donde me lleven mis velas y el viento -mastico y trago un trozo del filete, untado ligeramente con el puré - lo averiguaré cuando me eche a la mar -terminé bebiendo un sorbo.
-Sé que me has dicho que vas de aquí para allá, ¿pero no te gustaría visitar un sitio específico? -le pregunté, mirando directamente a sus ojos.
Therax daba buena cuenta de su plato de comida, completamente cautivado por el sabor del salmón que estaba devorando como un depredador hambriento. Sonrió levemente ante el comentario de Sarah, que parecía divertida por el modo en que todos, animales o no, engullían lo que tenían delante.
«Vaya... Realmente se ha lanzado al mar sin tener ni idea de adónde va», pensó el rubio mientras se daba un par de golpes secos en el pecho. La dichosa comida parecía no querer bajar. La pregunta que la rubia hizo a continuación le confundió un poco; creía habérsela respondido anteriormente. «Supongo que estaría atenta a otra cosa», razonó el espadachín. Sin darle más importancia al asunto, se dispuso a volver a explicarle cómo decidiría su próximo destino. A fin de cuentas, era lo mínimo que podía hacer, ya que la enorme mujer se había ofrecido desinteresadamente a cargar con los costes de la comida.
-Por supuesto que hay muchos lugares que quiero visitar. De hecho, creo que la pregunta correcta sería si hay algún sitio al que no quiera ir, pero, como te dije antes, mi siguiente parada dependerá de la dirección de los barcos que salgan esta tarde desde el muelle y de cuánto me pidan para subir a bordo sus tripulantes -comenzó el chico, que, tras reflexionar un poco, añadió mirando hacia el puerto-: Si diese la casualidad de que alguno de esos navíos zarpase hacia Skellige y me lo pudiera permitir, probablemente me subiría a ése.
Aquella era una isla que siempre le había resultado muy llamativa. Era un lugar que no conocía en absoluto, y la curiosidad que su nombre le despertaba le empujaba a viajar hasta allí. Además, con algo de suerte, podría ser el lugar en el que su vida comenzase a tomar algún sentido.
Mientras divagaba en sus pensamientos, Tib había terminado de comerse sus chuletas y comenzaba a mordisquear con ansia los bajos del pantalón de su amo, sacándolo del trance en el que se había sumido. Como un resorte, Therax alejó el pie del cachorro y le dio un suave toque con la mano en la oreja del lado contrario, distrayéndolo y logrando así que se olvidase de su ropa... por el momento.
«Vaya... Realmente se ha lanzado al mar sin tener ni idea de adónde va», pensó el rubio mientras se daba un par de golpes secos en el pecho. La dichosa comida parecía no querer bajar. La pregunta que la rubia hizo a continuación le confundió un poco; creía habérsela respondido anteriormente. «Supongo que estaría atenta a otra cosa», razonó el espadachín. Sin darle más importancia al asunto, se dispuso a volver a explicarle cómo decidiría su próximo destino. A fin de cuentas, era lo mínimo que podía hacer, ya que la enorme mujer se había ofrecido desinteresadamente a cargar con los costes de la comida.
-Por supuesto que hay muchos lugares que quiero visitar. De hecho, creo que la pregunta correcta sería si hay algún sitio al que no quiera ir, pero, como te dije antes, mi siguiente parada dependerá de la dirección de los barcos que salgan esta tarde desde el muelle y de cuánto me pidan para subir a bordo sus tripulantes -comenzó el chico, que, tras reflexionar un poco, añadió mirando hacia el puerto-: Si diese la casualidad de que alguno de esos navíos zarpase hacia Skellige y me lo pudiera permitir, probablemente me subiría a ése.
Aquella era una isla que siempre le había resultado muy llamativa. Era un lugar que no conocía en absoluto, y la curiosidad que su nombre le despertaba le empujaba a viajar hasta allí. Además, con algo de suerte, podría ser el lugar en el que su vida comenzase a tomar algún sentido.
Mientras divagaba en sus pensamientos, Tib había terminado de comerse sus chuletas y comenzaba a mordisquear con ansia los bajos del pantalón de su amo, sacándolo del trance en el que se había sumido. Como un resorte, Therax alejó el pie del cachorro y le dio un suave toque con la mano en la oreja del lado contrario, distrayéndolo y logrando así que se olvidase de su ropa... por el momento.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Después de hacerle esa pregunta, me dio la ligera sensación de que me miraba extrañado, como si la pregunta fuese tan rara. Solo le había preguntado si quería visitar algún lugar en particular.
Me contestó que le gustaría viajar por todos lados, que sería más oportuno preguntar a donde no quería ir. Pero un sitio que le llamo enormemente la atención, era Skellige, nunca estuve.
Pensaba en ofrecerme a llevarle hasta allí, pero seguramente no aceptaría, pues me ha dejado claro que no quería compañía.
-Bueno, nunca he estado, y la verdad es que también me gustaría visitarlo -dije, para luego dar un bocado del filete -de hecho, me queda de mano, quizás me acerque hoy por allí -dije mirándole de reojo, mientras tragaba el trozo de filete. Intentaba de algún modo que quisiera acompañarme, pues solo le acercaría hasta allí.
Se quedó pensativo, no sabía muy bien que hacer, hasta que el pequeño Tib lo despertó, le mordisqueaba los bajos del pantalón con tal ansia que casi parecía que le iba a sacar el pantalón… algo que en cierta manera vería con gusto. Con este pensamiento, me enrojecí brevemente, aunque me escondía detrás de los mechones sueltos de mi pelo.
Me contestó que le gustaría viajar por todos lados, que sería más oportuno preguntar a donde no quería ir. Pero un sitio que le llamo enormemente la atención, era Skellige, nunca estuve.
Pensaba en ofrecerme a llevarle hasta allí, pero seguramente no aceptaría, pues me ha dejado claro que no quería compañía.
-Bueno, nunca he estado, y la verdad es que también me gustaría visitarlo -dije, para luego dar un bocado del filete -de hecho, me queda de mano, quizás me acerque hoy por allí -dije mirándole de reojo, mientras tragaba el trozo de filete. Intentaba de algún modo que quisiera acompañarme, pues solo le acercaría hasta allí.
Se quedó pensativo, no sabía muy bien que hacer, hasta que el pequeño Tib lo despertó, le mordisqueaba los bajos del pantalón con tal ansia que casi parecía que le iba a sacar el pantalón… algo que en cierta manera vería con gusto. Con este pensamiento, me enrojecí brevemente, aunque me escondía detrás de los mechones sueltos de mi pelo.
«Es tan buen destino como cualquier otro», pensó el chico ante el comentario de Sarah. Al parecer, la gran mujer tomaría un rumbo que la llevaría cerca de Skellige y no le supondría un esfuerzo parar allí. No obstante, Therax ya había decidido firmemente que continuaría viajando del modo en que lo había estado haciendo hasta el momento, ya que, aunque aún no lo tenía todo muy claro, creía que estaba dando pequeños pasos. En consecuencia, se reafirmó en su decisión de no pedirle que lo llevara.
-Una persona cercana solía contarme unas historias para dormir que se desarrollaban allí -recordó en voz alta el rubio-. No es que crea en esos cuentos, pero, aunque sea solo por curiosidad, me gustaría visitar la zona -añadió-. De todos modos, no es algo urgente. Si ninguno de los barcos que zarpan hoy se dirige hacia allí o si el precio que me piden es demasiado elevado, me iré a otra isla y punto.
Ante la agresión a la parte baja de los pantalones del espadachín por parte del cachorro, la rubia hizo un gesto que, debido a su brevedad y a lo leve que fue, el primero no fue capaz de identificar. Mientras tanto, la distracción había surtido efecto y el pequeño olfateaba distraídamente una de las patas de la mesa.
Therax se introdujo el último de los trozos de salmón en la boca, apenado porque se hubiera terminado un plato tan delicioso. Acto seguido, miró de nuevo el reloj que se encontraba en el interior del restaurante. El tiempo pasaba y cada vez tenía menos tiempo de margen para encontrar un barco. Quizás debería ir pensando en tantear un poco el ambiente con los marineros.
-Una persona cercana solía contarme unas historias para dormir que se desarrollaban allí -recordó en voz alta el rubio-. No es que crea en esos cuentos, pero, aunque sea solo por curiosidad, me gustaría visitar la zona -añadió-. De todos modos, no es algo urgente. Si ninguno de los barcos que zarpan hoy se dirige hacia allí o si el precio que me piden es demasiado elevado, me iré a otra isla y punto.
Ante la agresión a la parte baja de los pantalones del espadachín por parte del cachorro, la rubia hizo un gesto que, debido a su brevedad y a lo leve que fue, el primero no fue capaz de identificar. Mientras tanto, la distracción había surtido efecto y el pequeño olfateaba distraídamente una de las patas de la mesa.
Therax se introdujo el último de los trozos de salmón en la boca, apenado porque se hubiera terminado un plato tan delicioso. Acto seguido, miró de nuevo el reloj que se encontraba en el interior del restaurante. El tiempo pasaba y cada vez tenía menos tiempo de margen para encontrar un barco. Quizás debería ir pensando en tantear un poco el ambiente con los marineros.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Seguía sin verle muy convencido, estaba claro que no quería que le llevase, lo comprendía, a fin de cuentas, ya dijo no sé ni cuantas veces que era algo solitario.
- ¿Qué tipo de historias te contaban? -pregunté con curiosidad, mientras veía como miraba su reloj. De algún modo el chico tenía prisa, así que hice un gesto rápido al camarero para que viniese a cobrarme lo que acabamos de comer, no quería entorpecer más su camino.
- Bueno, veo que debes tener prisa, no quería entorpecerte más -dije, mientras se acercaba el camarero a darme la nota.
La nota eran un total de 25.000 berries, incluida la propina que le dejé. Estaba todo de muerte, pero era hora de irse, así que me levanté con Zico y Marec, y me estiré, mirando las calles de alrededor, viendo desde mi altura a través de casas pequeñas, que en el puesto se hallaban varios barcos, y que el mío, seguía intacto.
Comencé a andar hacía el puerto, esperando que el rubiales me siguiera, aunque seguramente ya conocía el camino.
- ¿Qué tipo de historias te contaban? -pregunté con curiosidad, mientras veía como miraba su reloj. De algún modo el chico tenía prisa, así que hice un gesto rápido al camarero para que viniese a cobrarme lo que acabamos de comer, no quería entorpecer más su camino.
- Bueno, veo que debes tener prisa, no quería entorpecerte más -dije, mientras se acercaba el camarero a darme la nota.
La nota eran un total de 25.000 berries, incluida la propina que le dejé. Estaba todo de muerte, pero era hora de irse, así que me levanté con Zico y Marec, y me estiré, mirando las calles de alrededor, viendo desde mi altura a través de casas pequeñas, que en el puesto se hallaban varios barcos, y que el mío, seguía intacto.
Comencé a andar hacía el puerto, esperando que el rubiales me siguiera, aunque seguramente ya conocía el camino.
Sarah debió fijarse en que la hora que marcaba el reloj comenzaba a poner nervioso al espadachín, porque justo después de que lo mirase llamó al camarero que les había servido para que les dijera el precio de lo que habían consumido. «Está atenta a todo», pensó Therax.
-Pues eran las típicas historias que se les cuentan a los niños pequeños. Trataban sobre un héroe que se enfrentaba a innumerables peligros, aunque, en mi caso, el héroe era un pirata, lo que supongo que no es tan común en este tipo de cuentos... Pero bueno, a mí me gustaban y desde pequeño soñaba con vivir aventuras del mismo tipo -respondió distraídamente el rubio. No sabía por qué le contaba algo tan íntimo como aquello a alguien que acababa de conocer; esa actitud no era muy propia de él. «Bah, ya está hecho... Además parece una buena persona y, por si fuera poco, se ha ofrecido a invitarme a comer a cambio de nada», se dijo el domador.
El camarero trajo la cuenta y la rubia abonó la cantidad indicada. Therax no había podido ver cuánto era, pero esperaba que no fuese demasiado. A fin de cuentas, había procurado no pedir mucho ni nada demasiado caro para Tib y para él. De cualquier modo, la enorme mujer no parecía darle importancia al coste de la comida y, tras levantarse de la silla y asomar su cabeza por encima de las bajas casitas de la zona -probablemente orientándose o tratando de situar el puerto-, echó andar por el camino que les había llevado hasta allí.
El domador se levantó de su asiento y agitó un poco su ropa para colocársela bien. Tib, por su parte, se irguió rápidamente y comenzó a explorar la zona, algo que, si no hubiera tenido tanta hambre, habría sido lo primero en hacer. El muchacho miró a Sarah y comenzó a caminar siguiendo sus pasos. No sabía si se dirigiría al puerto o no, pero, de todos modos, ése era el camino que él debía seguir para llegar hasta allí. En caso de que en algún momento la rubia decidiera tomar otra dirección, se separarían sus caminos, pero mientras tanto, ¿por qué no ir juntos?
En cuando empezó a moverse, emitió un agudo silbido para llamar la atención del cachorro, que dejó lo que estaba haciendo y corrió hasta situarse junto a él. Mientras caminaba, a su mente afloraron los recuerdos de Zahn, su padre, contándole las peripecias que vivía el gañán de buen corazón que era el protagonista de sus historias. No tenía ninguna duda: si podía conseguir un barco que los llevase hasta Skellige, se subiría sin pensarlo.
-Pues eran las típicas historias que se les cuentan a los niños pequeños. Trataban sobre un héroe que se enfrentaba a innumerables peligros, aunque, en mi caso, el héroe era un pirata, lo que supongo que no es tan común en este tipo de cuentos... Pero bueno, a mí me gustaban y desde pequeño soñaba con vivir aventuras del mismo tipo -respondió distraídamente el rubio. No sabía por qué le contaba algo tan íntimo como aquello a alguien que acababa de conocer; esa actitud no era muy propia de él. «Bah, ya está hecho... Además parece una buena persona y, por si fuera poco, se ha ofrecido a invitarme a comer a cambio de nada», se dijo el domador.
El camarero trajo la cuenta y la rubia abonó la cantidad indicada. Therax no había podido ver cuánto era, pero esperaba que no fuese demasiado. A fin de cuentas, había procurado no pedir mucho ni nada demasiado caro para Tib y para él. De cualquier modo, la enorme mujer no parecía darle importancia al coste de la comida y, tras levantarse de la silla y asomar su cabeza por encima de las bajas casitas de la zona -probablemente orientándose o tratando de situar el puerto-, echó andar por el camino que les había llevado hasta allí.
El domador se levantó de su asiento y agitó un poco su ropa para colocársela bien. Tib, por su parte, se irguió rápidamente y comenzó a explorar la zona, algo que, si no hubiera tenido tanta hambre, habría sido lo primero en hacer. El muchacho miró a Sarah y comenzó a caminar siguiendo sus pasos. No sabía si se dirigiría al puerto o no, pero, de todos modos, ése era el camino que él debía seguir para llegar hasta allí. En caso de que en algún momento la rubia decidiera tomar otra dirección, se separarían sus caminos, pero mientras tanto, ¿por qué no ir juntos?
En cuando empezó a moverse, emitió un agudo silbido para llamar la atención del cachorro, que dejó lo que estaba haciendo y corrió hasta situarse junto a él. Mientras caminaba, a su mente afloraron los recuerdos de Zahn, su padre, contándole las peripecias que vivía el gañán de buen corazón que era el protagonista de sus historias. No tenía ninguna duda: si podía conseguir un barco que los llevase hasta Skellige, se subiría sin pensarlo.
Sarah Foxxx
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Me empezó a contar que eran las historias que todos hemos oído de críos, pero que el superhéroe en cuestión, era un pirata, ciertamente cosa extraña. Le pagué al camarero lo que tenía que pagarle, y por fin salimos de aquel lugar.
Él se levantó conmigo, sacudiendo su ropa para colocarla, a mí no me hacía falta, pues llevaba un simple pantalón corto y una camiseta de espalda nadadora, poco tenía que esconder con ese atuendo.
-Espero que seas capaz de encontrar lo que buscas -dije, mientras seguía caminando hacía mi barco -pero la invitación de llevarte o acercarte a Skyllige sigue en pie, por si cambias de opinión -sonreí, sin que fuese capaz de verme, esperando que de una vez por todas accediese, no sé que mal puedo hacerle yendo en el mismo barco. Es tan grande que probablemente echaríamos días sin encontrarnos, salvo para comer.
En cuestión de 10 minutos, llegamos al puerto, donde sin saber que querría hacer el chico, me agache, y le di mi enorme mano para estrecharla.
-Bueno, no sé que has decidido, pero si finalmente no vienes, yo voy a ir preparando el barco para zarpar dentro de 30 minutos -dije metiendo dentro del barco a Marec y a Zico. Mientras los metía, miraba con duda al chico, ¿finalmente accederá? ¿o simplemente se despedirá y me dejará allí colgada como quien dice?
Entré en mi barco, dejando la pasarela puesta, entrando para poder preparar unas cosas para la cena, pues haría falta que hiciese eso para poder tener una cena en condiciones.
Él se levantó conmigo, sacudiendo su ropa para colocarla, a mí no me hacía falta, pues llevaba un simple pantalón corto y una camiseta de espalda nadadora, poco tenía que esconder con ese atuendo.
-Espero que seas capaz de encontrar lo que buscas -dije, mientras seguía caminando hacía mi barco -pero la invitación de llevarte o acercarte a Skyllige sigue en pie, por si cambias de opinión -sonreí, sin que fuese capaz de verme, esperando que de una vez por todas accediese, no sé que mal puedo hacerle yendo en el mismo barco. Es tan grande que probablemente echaríamos días sin encontrarnos, salvo para comer.
En cuestión de 10 minutos, llegamos al puerto, donde sin saber que querría hacer el chico, me agache, y le di mi enorme mano para estrecharla.
-Bueno, no sé que has decidido, pero si finalmente no vienes, yo voy a ir preparando el barco para zarpar dentro de 30 minutos -dije metiendo dentro del barco a Marec y a Zico. Mientras los metía, miraba con duda al chico, ¿finalmente accederá? ¿o simplemente se despedirá y me dejará allí colgada como quien dice?
Entré en mi barco, dejando la pasarela puesta, entrando para poder preparar unas cosas para la cena, pues haría falta que hiciese eso para poder tener una cena en condiciones.
Caminaron por las mismas calles que les habían llevado hasta el restaurante, flanqueadas a ambos lados por las casitas bajas características de esa zona. Por primera vez desde que se viera forzado a abandonar su casa, Therax no sabía si la gente se apartaba de su camino debido a al extraño lobezno que caminaba junto a él o, en cambio, a causa de la enorme mujer que andaba junto a dos animales igual de exageradamente grandes que ella.
-Muchas gracias... Lo sé, y te lo agradezco, pero tengo la esperanza de que continuar viajando sólo me haga un gran bien -respondió ante la nueva oferta de Sarah. «Ella ofreciéndome llevarme gratis y yo empeñado en gastarme el dinero... Parezco imbécil», se dijo el rubio.
Mientras conversaban se adentraron en el puerto. La actividad, que solía verse muy mermada a la hora de comer, había vuelto al lugar con más fuerza. Desde las cubiertas de los numerosos barcos de todo tipo, tripulantes se comunicaban a voces con los compañeros que se encontraban en tierra. Mientras tanto, unos cuantos buscavidas se movían por el lugar con una caja colgada al cuello, anunciando mediante rimas pegadizas a grito pelado los productos que vendían.
Entonces la rubia le tendió la mano. Al parecer zarpaba en media hora y debía ir preparando todo lo necesario para el momento de la partida. Therax ya había contestado a su pregunta mientras caminaban por la ciudad, así que se limitó a estrecharle la mano, encogerse de hombros y sonreír.
Tras aquello, Sarah se introdujo en su barco, dejando -intencionadamente o no- la pasarela colocada en su lugar. «Quizás debería subir... El dinero que me gaste en encontrar un barco podría venirme bien en un futuro...», pensó el domador para, acto seguido, sacudir levemente la cabeza un par de veces y reafirmarse en su primera intención: continuar viajando solo.
En consecuencia, agradeciendo profundamente lo bien que se había comportado con él aquella mujer, se dio la vuelta y contempló el muelle. Haría lo mismo de siempre: preguntaría en primer lugar en los barcos que parecieran tener poca tripulación en comparación con el tamaño del navío, ya que, muchas veces, a cambio de ayudarles durante la travesía, accedían a cobrarle un poco menos. ¿Pero dónde se encontraban aquellos barcos? Tendría que que dar una vuelta por la zona para identificarlos.
-Muchas gracias... Lo sé, y te lo agradezco, pero tengo la esperanza de que continuar viajando sólo me haga un gran bien -respondió ante la nueva oferta de Sarah. «Ella ofreciéndome llevarme gratis y yo empeñado en gastarme el dinero... Parezco imbécil», se dijo el rubio.
Mientras conversaban se adentraron en el puerto. La actividad, que solía verse muy mermada a la hora de comer, había vuelto al lugar con más fuerza. Desde las cubiertas de los numerosos barcos de todo tipo, tripulantes se comunicaban a voces con los compañeros que se encontraban en tierra. Mientras tanto, unos cuantos buscavidas se movían por el lugar con una caja colgada al cuello, anunciando mediante rimas pegadizas a grito pelado los productos que vendían.
Entonces la rubia le tendió la mano. Al parecer zarpaba en media hora y debía ir preparando todo lo necesario para el momento de la partida. Therax ya había contestado a su pregunta mientras caminaban por la ciudad, así que se limitó a estrecharle la mano, encogerse de hombros y sonreír.
Tras aquello, Sarah se introdujo en su barco, dejando -intencionadamente o no- la pasarela colocada en su lugar. «Quizás debería subir... El dinero que me gaste en encontrar un barco podría venirme bien en un futuro...», pensó el domador para, acto seguido, sacudir levemente la cabeza un par de veces y reafirmarse en su primera intención: continuar viajando solo.
En consecuencia, agradeciendo profundamente lo bien que se había comportado con él aquella mujer, se dio la vuelta y contempló el muelle. Haría lo mismo de siempre: preguntaría en primer lugar en los barcos que parecieran tener poca tripulación en comparación con el tamaño del navío, ya que, muchas veces, a cambio de ayudarles durante la travesía, accedían a cobrarle un poco menos. ¿Pero dónde se encontraban aquellos barcos? Tendría que que dar una vuelta por la zona para identificarlos.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Página 1 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.