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Las cosas no habían salido como tenía planeado, dando como resultado que aún me encontraba en mi isla natal. El motivo por el cual aún no había recurrido a la ayuda de mi maestro era simplemente por orgullo, aunque este poco a poco se comenzaba a agotar y la idea de regresar a su lado se hacía atractiva…
Mordí la roja manzana que había tomado de un árbol en el bosque. Un sabor amargo se extendió por toda mi boca provocándome querer escupir el bocado y limpiar mi lengua, no obstante esta ayudaría a calmar momentáneamente el hambre. Con resignación continué comiendo la amarga manzana sin dejar que nada se desperdiciara. Suspire de manera pesada al votar el corazón de la fruta en el suelo.- Necesito conseguir dinero cuanto antes. -ya había intentado conseguir un empleo común y corriente, pero nadie quería un chico sin experiencia laboral. Mi otra opción era capturar a algún malhechor con recompensa sobre su cabeza, por desgracia no había carteles o indicios de actividad criminal con la cual poder obtener algunos berrys.- Esto da asco… -no imaginé el inicio de mi viaje se vería interrumpido por la falta de dinero.
Miré hacia el cielo, no faltaba mucho para que el sol se metiera.- Supongo que hoy disfrutaré de dormir bajo las hermosas estrellas. –en momentos como ese mantener el espíritu en alto era lo más sano para mi estado emocional.
Sin perder tiempo comencé a buscar madera que me ayudara a iniciar una fogata con la cual mantenerme caliente durante la noche. Tenía planeado ir a la costa a acampar, pues no me gustaría causar un incendio accidental y que este terminará afectado a las personas del pueblo. A demás al estar cerca del mar había una pequeña posibilidad de conseguir atrapar algún pez y asarlo en la fogata.- Bien, ahora estoy motivado…
Mordí la roja manzana que había tomado de un árbol en el bosque. Un sabor amargo se extendió por toda mi boca provocándome querer escupir el bocado y limpiar mi lengua, no obstante esta ayudaría a calmar momentáneamente el hambre. Con resignación continué comiendo la amarga manzana sin dejar que nada se desperdiciara. Suspire de manera pesada al votar el corazón de la fruta en el suelo.- Necesito conseguir dinero cuanto antes. -ya había intentado conseguir un empleo común y corriente, pero nadie quería un chico sin experiencia laboral. Mi otra opción era capturar a algún malhechor con recompensa sobre su cabeza, por desgracia no había carteles o indicios de actividad criminal con la cual poder obtener algunos berrys.- Esto da asco… -no imaginé el inicio de mi viaje se vería interrumpido por la falta de dinero.
Miré hacia el cielo, no faltaba mucho para que el sol se metiera.- Supongo que hoy disfrutaré de dormir bajo las hermosas estrellas. –en momentos como ese mantener el espíritu en alto era lo más sano para mi estado emocional.
Sin perder tiempo comencé a buscar madera que me ayudara a iniciar una fogata con la cual mantenerme caliente durante la noche. Tenía planeado ir a la costa a acampar, pues no me gustaría causar un incendio accidental y que este terminará afectado a las personas del pueblo. A demás al estar cerca del mar había una pequeña posibilidad de conseguir atrapar algún pez y asarlo en la fogata.- Bien, ahora estoy motivado…
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Parecía que mi destino era llegar a aquella isla, la isla Puño, tras haber llegado de polizón en un pequeño buque mercante, había logrado llegar a la costa sin apenas ser visto.
Estaba cansado, sediento, pero todo ello caía en el olvido cuando por mi mente solo pasaba la idea de tener mi propio navío y empezar de esta manera la caza de escoria pirata.
Comencé a caminar por la playa, apoyado por mi rapier a modo de bastón. La noche se acercaba y era hora de encontrar cobijo en alguna tasca. Parecía que mi cometido de ir al pueblo se vió enturbiado en el momento que el sol cayó del todo, sin embargo continué caminando por la playa en busca de algún lugareño que me dijera como llegar al pueblo más cercano.
En mi mente por otro lado, solo pasaban ideas de venganza, de lucha, de lograr algo de dinero rápido para empezar mi empresa, pero debía pensar todavía como empezar. Así que me acerqué a una roca que había en la costa, enfundé mi rapier, me senté sobre ella y me quedé mirando hacia el mar, pensativo, mientras bancos de peces se movían frente a mi cerca de la costa.
Comencé a tararear cancioncillas marines y de hombres de honra, mientras de mi bolsillo, sacaba unos cuantos carteles de WANTED, que empecé a mirar con tranquilidad, solo estaría en la costa por unos minutos antes de ir hacia el centro de la isla, donde probablemente, estaría la aldea. Además ¿Quién iba a ser tan necio de ir de noche a la playa¿ Aparte de yo...
Así que a ritmo de cántico Dressrosano, pasaba las hojas de los wantes mientras de vez en cuando, miraba al mar.
Estaba cansado, sediento, pero todo ello caía en el olvido cuando por mi mente solo pasaba la idea de tener mi propio navío y empezar de esta manera la caza de escoria pirata.
Comencé a caminar por la playa, apoyado por mi rapier a modo de bastón. La noche se acercaba y era hora de encontrar cobijo en alguna tasca. Parecía que mi cometido de ir al pueblo se vió enturbiado en el momento que el sol cayó del todo, sin embargo continué caminando por la playa en busca de algún lugareño que me dijera como llegar al pueblo más cercano.
En mi mente por otro lado, solo pasaban ideas de venganza, de lucha, de lograr algo de dinero rápido para empezar mi empresa, pero debía pensar todavía como empezar. Así que me acerqué a una roca que había en la costa, enfundé mi rapier, me senté sobre ella y me quedé mirando hacia el mar, pensativo, mientras bancos de peces se movían frente a mi cerca de la costa.
Comencé a tararear cancioncillas marines y de hombres de honra, mientras de mi bolsillo, sacaba unos cuantos carteles de WANTED, que empecé a mirar con tranquilidad, solo estaría en la costa por unos minutos antes de ir hacia el centro de la isla, donde probablemente, estaría la aldea. Además ¿Quién iba a ser tan necio de ir de noche a la playa¿ Aparte de yo...
Así que a ritmo de cántico Dressrosano, pasaba las hojas de los wantes mientras de vez en cuando, miraba al mar.
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Con ambos brazos cargados de ramas de distintos tamaños, además de un poco de musgo seco que me ayudaría a comenzar con el fuego sin mucho esfuerzo caminé hacia la costa. Encima de la madera había 3 manzanas más, tenían un pésimo sabor pero eran mejor que nada.
El paisaje cambió poco a poco y el sonido de las olas del mar comenzó a escucharse con claridad. Una suave brisa movió mi largo cabello causándome una ligera molestia, la cual intenté solucionar al agitar mi cabeza de un lado a otro.
Coloqué la madera en la arena y comencé a apilarla de tal manera que al ser encendida todas las ramas ardieran sin problemas. Mientras trabajaba me percaté de un peculiar sonido que hasta ahora se había camuflado con el ir venir de la olas del mar.- ¿Alguien está cantando? –pensé con algo de duda. Agudicé mi oído lo mejor que podía y en verdad alguien se encontraba cantando algo que desconocía.
Dejé la creación de la fogata de lado y me centré en tratar de encontrar al causante de ese canto. Más temprano que tardé visualicé a quien podría ser el responsable, se trataba de una figura aparentemente sentada.- ¿Será un marinero o… -un escalofrió recorrió mi espalda al recordar todas esas historias de hombres que se ahogan en el mar y regresan como fantasmas que vagan por las costas por la eternidad.- Tiene que ser una broma. –palmee ligeramente mi rostro con ambas manos para obligarme a ignorar todas esas historias.
Traté de ignorar a esa figura para continuar con la creación de la fogata, pero el miedo de quitarle la vista para luego notar que esta se ha movido en mi dirección me obligaba a no dejar de vigilarlo.- Esto es ridículo, es mejor ir y cerciorarme que se trata de una persona, de lo contrario no estaré tranquilo y no podré dormir en toda la noche…
Tras reunir el valor necesario me encaminé hasta donde se encontraba la figura.- Ho hola. –expresé con un tono de voz un poco entrecortado a causa del miedo que poco a poco carecía y se manifestaba como un vacío en mi estómago.
En verdad esperaba que se tratara de una persona y no un fantasma…
El paisaje cambió poco a poco y el sonido de las olas del mar comenzó a escucharse con claridad. Una suave brisa movió mi largo cabello causándome una ligera molestia, la cual intenté solucionar al agitar mi cabeza de un lado a otro.
Coloqué la madera en la arena y comencé a apilarla de tal manera que al ser encendida todas las ramas ardieran sin problemas. Mientras trabajaba me percaté de un peculiar sonido que hasta ahora se había camuflado con el ir venir de la olas del mar.- ¿Alguien está cantando? –pensé con algo de duda. Agudicé mi oído lo mejor que podía y en verdad alguien se encontraba cantando algo que desconocía.
Dejé la creación de la fogata de lado y me centré en tratar de encontrar al causante de ese canto. Más temprano que tardé visualicé a quien podría ser el responsable, se trataba de una figura aparentemente sentada.- ¿Será un marinero o… -un escalofrió recorrió mi espalda al recordar todas esas historias de hombres que se ahogan en el mar y regresan como fantasmas que vagan por las costas por la eternidad.- Tiene que ser una broma. –palmee ligeramente mi rostro con ambas manos para obligarme a ignorar todas esas historias.
Traté de ignorar a esa figura para continuar con la creación de la fogata, pero el miedo de quitarle la vista para luego notar que esta se ha movido en mi dirección me obligaba a no dejar de vigilarlo.- Esto es ridículo, es mejor ir y cerciorarme que se trata de una persona, de lo contrario no estaré tranquilo y no podré dormir en toda la noche…
Tras reunir el valor necesario me encaminé hasta donde se encontraba la figura.- Ho hola. –expresé con un tono de voz un poco entrecortado a causa del miedo que poco a poco carecía y se manifestaba como un vacío en mi estómago.
En verdad esperaba que se tratara de una persona y no un fantasma…
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Mis cántigos se habían cortado ante la presencia de un muchacho, cuya voz, parecía entrecortada. Sonreí levemente mirando al mar al notar su presencia, me levanté de la roca apoyado en mi rapier, salté a la arena y con paso lento me fui acercando a él.
Caminaba algo encorvado, apoyado con el rapier a modo de bastón, mis medallas de honor al pecho chasqueaban como el metal frío y mis ropas y pelo se movían en el aire como si estuvieran en el mar, como si de un ahogado se tratase. Mi rostro parecía un cristal roto, dejando ver unos ojos verdes. Las botas golpeaban fuerte la arena hasta que me quedé quieto a unos pocos metros de aquel muchacho.
Comencé a observarle de arriba abajo hasta que respondí a su saludo.
-Una noche muy oscura....para una fogata tan pequeña. -Dije señalando con mi rapier la fogata que había encendido a lo lejos. Pasé por su lado y continué caminando hacia la hoguera, donde me senté en un peñasco frente a ella. Continué leyendo los carteles de Wanted mientras esperaba que el muchacho se acercara a tomar asiento conmigo.
La noche era fría, en cierto modo, pero eso no me impidió hacer murmuros por lo bajo, que bien podían parecer llantos o el tarareo de una canción Típica de Dressrosa.
-No voy a hacerte daño muchacho, y si, estoy vivo...aunque no lo parezca. Espero por tu bien que no seas un bandolero. Me llamo Armando Salazar, o así solían llamarme.
Tras decir aquellas palabras, calenté mis manos al fuego mientras seguía tarareando mis canciones.
Caminaba algo encorvado, apoyado con el rapier a modo de bastón, mis medallas de honor al pecho chasqueaban como el metal frío y mis ropas y pelo se movían en el aire como si estuvieran en el mar, como si de un ahogado se tratase. Mi rostro parecía un cristal roto, dejando ver unos ojos verdes. Las botas golpeaban fuerte la arena hasta que me quedé quieto a unos pocos metros de aquel muchacho.
Comencé a observarle de arriba abajo hasta que respondí a su saludo.
-Una noche muy oscura....para una fogata tan pequeña. -Dije señalando con mi rapier la fogata que había encendido a lo lejos. Pasé por su lado y continué caminando hacia la hoguera, donde me senté en un peñasco frente a ella. Continué leyendo los carteles de Wanted mientras esperaba que el muchacho se acercara a tomar asiento conmigo.
La noche era fría, en cierto modo, pero eso no me impidió hacer murmuros por lo bajo, que bien podían parecer llantos o el tarareo de una canción Típica de Dressrosa.
-No voy a hacerte daño muchacho, y si, estoy vivo...aunque no lo parezca. Espero por tu bien que no seas un bandolero. Me llamo Armando Salazar, o así solían llamarme.
Tras decir aquellas palabras, calenté mis manos al fuego mientras seguía tarareando mis canciones.
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La figura reaccionó a mi voz y en respuesta bajó de aquella roca y comenzó a caminar en mi dirección. Su manera encorvada de andar y el continuo sonido metálico que se generaba con cada uno de sus pasos no ayudaban a tranquilizarme, mucho menos cuando se acercó y comenzó a mirarme de arriba abajo.
No estaba seguro de lo que estaba viendo, ¿su extraño rostro se debía a la oscuridad de la noche? El movimiento de su cabello podría causarse al viento salado, pero tras mirarlo con detalle, este parecía moverse cómo si estuviera bajo el agua.
Aquel ser realizó un comentario en relación con la noche y la fogata que había preparado. Obviamente no respondí, no es que quisiera ser mal educado, simplemente estaba muerto del miedo. La noche debería ocultar el pálido tono de mi piel, aunque la sonrisa forzada debería ser apreciable a esa distancia.
El fantasma se dirigió hasta la fogata y nuevamente habló, esta vez sus palabras captaron mi atención.-Vivo… -murmuré con cierta sospecha, aunque no podía poner en completa duda sus palabras.- Ah, no, no soy un criminal. –me apresuré a contestar mientas movía ambas manos para acompañar mis palabras.- Soy solo un… -no estaba seguro de como terminar esa oración.- Supongo que sería un simple viajero, bueno en este momento estoy atascado en esta isla, pero en cuanto consiga algo de dinero podré comenzar con mi viaje.
Un poco más calmado decidí que sería mejor acercarme a la fogata, no tenía intención de ofenderlo.
Al estar una distancia aceptable me percaté que Armando estaba viendo unos carteles de búsqueda.- Oh, ¿puede que seas un caza recompensas? Bueno espero no desilusionarte pero en esta isla no hay pirata o alguien parecido para capturar. –a pesar de tener la licencia no me consideraba un cazarrecompensas oficial, esto se debía a que no había capturado aún a nadie y el único motivo por el cual realicé todos los trámites pertinentes se debía a la mayor cantidad de dinero que estos recibían por los sujetos entregados al gobierno.
Me senté cerca de la fogata y comencé a agregar más ramas para incrementar el fuego.- Y bien Armando ¿puedo saber el motivo de tu visita a esta isla? –pregunté pues no había forma de que él fuese un habitante de esta zona, de lo contrario habría escuchado uno o dos rumores sobre él.- Ah, por cierto mi nombre es Zadeki.
No estaba seguro de lo que estaba viendo, ¿su extraño rostro se debía a la oscuridad de la noche? El movimiento de su cabello podría causarse al viento salado, pero tras mirarlo con detalle, este parecía moverse cómo si estuviera bajo el agua.
Aquel ser realizó un comentario en relación con la noche y la fogata que había preparado. Obviamente no respondí, no es que quisiera ser mal educado, simplemente estaba muerto del miedo. La noche debería ocultar el pálido tono de mi piel, aunque la sonrisa forzada debería ser apreciable a esa distancia.
El fantasma se dirigió hasta la fogata y nuevamente habló, esta vez sus palabras captaron mi atención.-Vivo… -murmuré con cierta sospecha, aunque no podía poner en completa duda sus palabras.- Ah, no, no soy un criminal. –me apresuré a contestar mientas movía ambas manos para acompañar mis palabras.- Soy solo un… -no estaba seguro de como terminar esa oración.- Supongo que sería un simple viajero, bueno en este momento estoy atascado en esta isla, pero en cuanto consiga algo de dinero podré comenzar con mi viaje.
Un poco más calmado decidí que sería mejor acercarme a la fogata, no tenía intención de ofenderlo.
Al estar una distancia aceptable me percaté que Armando estaba viendo unos carteles de búsqueda.- Oh, ¿puede que seas un caza recompensas? Bueno espero no desilusionarte pero en esta isla no hay pirata o alguien parecido para capturar. –a pesar de tener la licencia no me consideraba un cazarrecompensas oficial, esto se debía a que no había capturado aún a nadie y el único motivo por el cual realicé todos los trámites pertinentes se debía a la mayor cantidad de dinero que estos recibían por los sujetos entregados al gobierno.
Me senté cerca de la fogata y comencé a agregar más ramas para incrementar el fuego.- Y bien Armando ¿puedo saber el motivo de tu visita a esta isla? –pregunté pues no había forma de que él fuese un habitante de esta zona, de lo contrario habría escuchado uno o dos rumores sobre él.- Ah, por cierto mi nombre es Zadeki.
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Aquellas palabras habían tranquilizado mi ánimo al descubrir que aquel pobre muchacho no era más que un cazarrecompensas y no un miserable pirata.
Decía que necesitaba algo de dinero para poder salir de aquella isla, sin embargo podía ayudarle a tal cometido, siempre y cuando el me ayudara a mi. Si fuera poca la noche cerrada, sus preguntas comenzaron a hacer presencia sobre mi, preguntándome, si era un cazarrecompensas como él.
-Todavía me considero marine, sin embargo, si matar a piratas por placer es ser u ncazarrecompensas....lo soy, y si cae algo de dinero para mi día a día no lo niego tampoco- Dije atizando con una rama las cenizas de la fogata para avivar el fuego.
Tras aquel gesto el muchacho me preguntó cual era el motivo de mi visita, algo que no podía soltarle de buenas a primeras, no sin antes conocerlo bien como era obvio, pero iba a probar suerte.
- Visitar las islas es el cometido de todo marino muchacho, incluso de uno como yo, busco a una pirata en particular -Un leve llanto de agonía salio por mi boca- Alguien que debe pagar las consecuencias de sus actos. Vos seguro que teneis vuestra propia historia
Su nombre era Zadeki, nombre peculiar, pero sonoro y guerrero.
-Debo decir pues que es un placer el haberos conocido y encontrado, pues me habéis dado calor y conversación.
El mar estaba tranquilo, o al menos eso parecía hasta que en la lejanía un grupo de hombres se iba acercando entre cánticos borrachos y tambaleándose, algunos parecían lllevar espadas, otros botellas, debían ser 5
Decía que necesitaba algo de dinero para poder salir de aquella isla, sin embargo podía ayudarle a tal cometido, siempre y cuando el me ayudara a mi. Si fuera poca la noche cerrada, sus preguntas comenzaron a hacer presencia sobre mi, preguntándome, si era un cazarrecompensas como él.
-Todavía me considero marine, sin embargo, si matar a piratas por placer es ser u ncazarrecompensas....lo soy, y si cae algo de dinero para mi día a día no lo niego tampoco- Dije atizando con una rama las cenizas de la fogata para avivar el fuego.
Tras aquel gesto el muchacho me preguntó cual era el motivo de mi visita, algo que no podía soltarle de buenas a primeras, no sin antes conocerlo bien como era obvio, pero iba a probar suerte.
- Visitar las islas es el cometido de todo marino muchacho, incluso de uno como yo, busco a una pirata en particular -Un leve llanto de agonía salio por mi boca- Alguien que debe pagar las consecuencias de sus actos. Vos seguro que teneis vuestra propia historia
Su nombre era Zadeki, nombre peculiar, pero sonoro y guerrero.
-Debo decir pues que es un placer el haberos conocido y encontrado, pues me habéis dado calor y conversación.
El mar estaba tranquilo, o al menos eso parecía hasta que en la lejanía un grupo de hombres se iba acercando entre cánticos borrachos y tambaleándose, algunos parecían lllevar espadas, otros botellas, debían ser 5
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- Así que un marine. No creo que matar piratas por placer te haga un cazarrecopensas, el dinero lo haría pues de ahí viene el nombre. –no parecía buena idea hondar demasiado en el pasado de esta persona. Claro que tenía curiosidad por su aspecto, pero no hacía falta ser un genio para deducir que el motivo por el cual ahora mismo no le importaba ser considerado un cazador era ese pirata que mencionó.- ¿Sería el causante del actual aspecto de Armando o alguien que conociera el paradero del verdadero culpable? –en verdad quería saber más sobre la historia que había detrás.
Tomé una de las manzanas y la mordí sin darle importancia al horrible sabor que esta presentaba.- Una historia… La verdad no hay mucho que contar por mi parte. Tengo 16 años, soy un huérfano y me considero un simple artista marcial que en búsqueda de conocimiento y nuevas técnicas decidió que era hora de dejar su escuela y comenzar a viajar para conocer personas y estilos de lucha únicos, aunque me apena decir que no tomé muy en cuenta factores como el dinero y pues heme aquí acampando bajo las estrellas mientras trato de solucionar este atasco momentáneo. –mi tono de voz denotaba una despreocupación sobre el tema, como si de una forma u otra el problema se resolvería eventualmente.
Coloqué más madera en la fogata y noté que esta comenzaba a agotarse, por lo cual debería regresar al bosque para conseguir más.
No puede evitar reír de manera un tanto nerviosa ante el comentario de nuestro encuentro. Sería mejor no comentar que mi primer impuso era correr lo más rápido que mis piernas me permitieran.
Arrojé el corazón de la manzana a la arena y me percaté de otro canto, aunque este era uno que si conocía y el causante parecía arrastrar la lengua como si estuviera ebrio. Giré mi cuerpo un poco y me percaté de un grupo que se movían un tanto tambaleantes.- Son solo borrachos, no creo que hagan nada. –si teníamos mala suerte quizás se acercarían y comenzarían con las típicas pláticas de ebrios… Aunque ahora que lo pensaba detenidamente, puede que un grupo de borrachos causaran un alboroto por…
- ¡Coño hermano mira eso!
Tomé una de las manzanas y la mordí sin darle importancia al horrible sabor que esta presentaba.- Una historia… La verdad no hay mucho que contar por mi parte. Tengo 16 años, soy un huérfano y me considero un simple artista marcial que en búsqueda de conocimiento y nuevas técnicas decidió que era hora de dejar su escuela y comenzar a viajar para conocer personas y estilos de lucha únicos, aunque me apena decir que no tomé muy en cuenta factores como el dinero y pues heme aquí acampando bajo las estrellas mientras trato de solucionar este atasco momentáneo. –mi tono de voz denotaba una despreocupación sobre el tema, como si de una forma u otra el problema se resolvería eventualmente.
Coloqué más madera en la fogata y noté que esta comenzaba a agotarse, por lo cual debería regresar al bosque para conseguir más.
No puede evitar reír de manera un tanto nerviosa ante el comentario de nuestro encuentro. Sería mejor no comentar que mi primer impuso era correr lo más rápido que mis piernas me permitieran.
Arrojé el corazón de la manzana a la arena y me percaté de otro canto, aunque este era uno que si conocía y el causante parecía arrastrar la lengua como si estuviera ebrio. Giré mi cuerpo un poco y me percaté de un grupo que se movían un tanto tambaleantes.- Son solo borrachos, no creo que hagan nada. –si teníamos mala suerte quizás se acercarían y comenzarían con las típicas pláticas de ebrios… Aunque ahora que lo pensaba detenidamente, puede que un grupo de borrachos causaran un alboroto por…
- ¡Coño hermano mira eso!
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Una leve sonrisa se esbozó en mi cara ante los comentarios de aquel joven muchacho, Parecía un buscador de fortuna, como yo, sin embargo nos separaban historias muy diferentes.
-Era marine, si, podemos decir que si, pues ahora figuro como muerto en sus filas.- Dije mientras me levantaba y desenvainaba el rapier para apoyarme en el a modo de bastón.
Caminé hacia los borrachos no sin antes decirle a Zadeki : - Mira sus brazos, el tatuaje.. Efectivamente, aquellos hombres debían pertenecer a una banda pirata o algo por el estilo, pues todos llevaban la calavera con dos tibias cruzadas tatuadas en el antebrazo desnudo.
-¿Decíais que necesitabais dinero verdad?, esperad aquí y creo que podréis salir de aquí con los bolsillos llenos, pues, eso de ahí amigo mio son piratas...si hay piratas hay un navío y un capitán cerca.
Comencé a caminar hacia aquellos maleantes con paso tranquilo, hasta toparme con ellos de frente.
Eh tu viejo apártate del camino!, no veo que seas una pira, y de serlo, parece que esté muy mala !
En ese momento levanté mi cabeza, dejando ver mi cara, haciendo que los 5 marineros se quedaran con la boca abierta, pero a los pocos minutos uno gritó: SALAZAR!!! e intentaron desenvairnar sus espadas, pero solo se escuchó unas palabras de mi boca:
-Un, dos, tres, olé......
En aquel momento comencé a enfilar uno a uno con el rapier, haciendo estocadas seguidas uno a uno frente a aquellos mamarrachos, matando a dos, mientras que el tercero intentó asestarme un golpe, giré sobre mi mismo con el rapier y se lo clavé en la espalda....el cuarto tropezó en la arena al fallar otra acometida al apartarme, que al intentar levantarse le pisé la cabeza hasta rompérsela.
El cuarto comenzó a escapar ante aquella sangría, pero iba tan borracho que este se cayó a los pocos metros de correr.
-No me mates por favor te diré lo que quieras!-Decía aquel pobre payaso.
Lo agarré por la pechera, lo levanté un poco en el aire enfilándolo con el rapier.
-Dime de que tripulación vienes, nombre de tu capitán, tipo de navío y que hacéis aquí.....cada vez que tardes más de 3 segundos en responder, te daré un estocazo en el cuerpo, así que te sugiero que hables rápido.
-SI SI LO HARÉ, pertenezco a la banda de piratas Skullstone, hemos arribado por permiso del capitán para vender unas mercancías que robamos, el capitán está en la taberna, tenemos un pequeño galeón de ataque en la entrada del puerto número 6, por favor no me mate.
-Me has respondido a una pregunta que no te he hecho...-En ese momento di un estocazo a la frente de aquel infeliz, tirándolo al suelo.
Me di media vuelta y fui hacia Zadeki.
-Saquead los cuerpos si es vuestro deseo, pero si decidís acompañarme esta noche, no os faltará dinero para emprender vuestra aventura.
-Era marine, si, podemos decir que si, pues ahora figuro como muerto en sus filas.- Dije mientras me levantaba y desenvainaba el rapier para apoyarme en el a modo de bastón.
Caminé hacia los borrachos no sin antes decirle a Zadeki : - Mira sus brazos, el tatuaje.. Efectivamente, aquellos hombres debían pertenecer a una banda pirata o algo por el estilo, pues todos llevaban la calavera con dos tibias cruzadas tatuadas en el antebrazo desnudo.
-¿Decíais que necesitabais dinero verdad?, esperad aquí y creo que podréis salir de aquí con los bolsillos llenos, pues, eso de ahí amigo mio son piratas...si hay piratas hay un navío y un capitán cerca.
Comencé a caminar hacia aquellos maleantes con paso tranquilo, hasta toparme con ellos de frente.
Eh tu viejo apártate del camino!, no veo que seas una pira, y de serlo, parece que esté muy mala !
En ese momento levanté mi cabeza, dejando ver mi cara, haciendo que los 5 marineros se quedaran con la boca abierta, pero a los pocos minutos uno gritó: SALAZAR!!! e intentaron desenvairnar sus espadas, pero solo se escuchó unas palabras de mi boca:
-Un, dos, tres, olé......
En aquel momento comencé a enfilar uno a uno con el rapier, haciendo estocadas seguidas uno a uno frente a aquellos mamarrachos, matando a dos, mientras que el tercero intentó asestarme un golpe, giré sobre mi mismo con el rapier y se lo clavé en la espalda....el cuarto tropezó en la arena al fallar otra acometida al apartarme, que al intentar levantarse le pisé la cabeza hasta rompérsela.
El cuarto comenzó a escapar ante aquella sangría, pero iba tan borracho que este se cayó a los pocos metros de correr.
-No me mates por favor te diré lo que quieras!-Decía aquel pobre payaso.
Lo agarré por la pechera, lo levanté un poco en el aire enfilándolo con el rapier.
-Dime de que tripulación vienes, nombre de tu capitán, tipo de navío y que hacéis aquí.....cada vez que tardes más de 3 segundos en responder, te daré un estocazo en el cuerpo, así que te sugiero que hables rápido.
-SI SI LO HARÉ, pertenezco a la banda de piratas Skullstone, hemos arribado por permiso del capitán para vender unas mercancías que robamos, el capitán está en la taberna, tenemos un pequeño galeón de ataque en la entrada del puerto número 6, por favor no me mate.
-Me has respondido a una pregunta que no te he hecho...-En ese momento di un estocazo a la frente de aquel infeliz, tirándolo al suelo.
Me di media vuelta y fui hacia Zadeki.
-Saquead los cuerpos si es vuestro deseo, pero si decidís acompañarme esta noche, no os faltará dinero para emprender vuestra aventura.
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- ¿En verdad son piratas? –pregunté con duda, pero Armando se colocó de pie y comenzó a caminar hacia los hombres. Me sentía un tanto preocupado por las palabras que mencionó justo antes de caminar en dirección de los piratas.
Me coloqué de pie y miré con atención como se desarrollaba la situación. Armando había dicho que esperara en ese lugar, por tanto debería tener la habilidad o la fuerza suficiente para enfrentarse a 5 oponentes al mismo tiempo, pero ¿y si solo estaba confiado al ver que los sujetos estaban ebrios?- Diablos, en el peor de los casos tendría que ir a ayudarlo. –pensé con algo de nerviosismo. Era cierto que durante toda mi vida había practicado artes marciales, pero este podría ser mi primer combate real donde mi vida estaría en juego.
El grito de uno de los hombres me indicó que el combate iniciaría y lo que era peor, el tipo gritó el nombre de Armando, dándome entender que en realidad eran enemigos del marine.
Antes de poder siquiera moverme para ayudar a Armando, este inició su ataque antes de permitir que sus enemigos tomaran sus armas. Estaba sorprendido por la velocidad con la cual había acabado con la vida de 2 de los enemigos. El juego de sus pies sumado a la manera con la cual perforaba el cuerpo de los enemigos… Tal facilidad para matar a otras personas, ¿en verdad era humano? La palabras del marine cuando recién nos conocimos sonaron en mi mente.- En verdad disfrutas matar piratas… -susurré mientras miraba el final de la masacre.
Sin darme cuenta comencé a caminar lentamente en dirección del hombre, mientras este interrogaba al único sobreviviente. Conseguí escuchar un poco de la información ofrecida, para luego mirar su muerte.
Armando se giró y se acercó para permitirme quedarme con las pertenencias de los 5 cadáveres. Mi cuerpo estaba temblando, esta era la primera vez que veía a alguien matar a otro… En especial por la facilidad con la cual Armando había llevado acabo sus asesinatos. No tenía miedo del marine, pero no podía expresar con certeza que era esa sensación que nacía en mi pecho y se expandía en todo mi cuerpo.
Me percaté que había tardado unos minutos en dar una respuesta a las palabras del hombre, por lo cual me apresuré a contestar.- Ah, esto, sí, me gustaría acompañarte, solo dame unos segundos para ver si ellos no tenían algo de utilidad. –mi tono de voz parecía estar un tanto distraído y el causante era el arma de Armando, era un tanto tétrico ver la sangre resbalar por el metal de su sable y como esta era absorbida por la arena.
Sin perder tiempo me aproximé hasta donde se encontraban los cuerpos. Un fuerte olor a oxido llegó a mi nariz, era bastante penetrante, aunque por alguna razón no era desagradable.- Son piratas, a nadie le importa lo que les pase a ellos o sus pertenencias. –la imagen de cierto joven pálido vino a mi mente mientras profanaba los cadáveres.
Al cabo de unos cuantos minutos regresé junto a Armando, mis manos se encontraban llenas de sangre fresca y en ellas se podía ver un saco de piel con un tamaño decente.- Armando, Armando mira cuánto dinero hay aquí. –sin lugar a duda puede que mi sonrisa llena de alegría se viera un tanto extraña por mis manos cubiertas de sangre, esta resbalaba por mis brazos mientras alzaba el saco con ambas manos para mostrárselo al marine como si fuera un niño que le presumía a su padre algún hallazgo asombroso.
Quizás Armando comprendería con esto que uno de mis grandes amores era el dinero, pues la sonrisa en mi rostro era genuina y todo el miedo o incertidumbre que había mostrado había desaparecido…
Me coloqué de pie y miré con atención como se desarrollaba la situación. Armando había dicho que esperara en ese lugar, por tanto debería tener la habilidad o la fuerza suficiente para enfrentarse a 5 oponentes al mismo tiempo, pero ¿y si solo estaba confiado al ver que los sujetos estaban ebrios?- Diablos, en el peor de los casos tendría que ir a ayudarlo. –pensé con algo de nerviosismo. Era cierto que durante toda mi vida había practicado artes marciales, pero este podría ser mi primer combate real donde mi vida estaría en juego.
El grito de uno de los hombres me indicó que el combate iniciaría y lo que era peor, el tipo gritó el nombre de Armando, dándome entender que en realidad eran enemigos del marine.
Antes de poder siquiera moverme para ayudar a Armando, este inició su ataque antes de permitir que sus enemigos tomaran sus armas. Estaba sorprendido por la velocidad con la cual había acabado con la vida de 2 de los enemigos. El juego de sus pies sumado a la manera con la cual perforaba el cuerpo de los enemigos… Tal facilidad para matar a otras personas, ¿en verdad era humano? La palabras del marine cuando recién nos conocimos sonaron en mi mente.- En verdad disfrutas matar piratas… -susurré mientras miraba el final de la masacre.
Sin darme cuenta comencé a caminar lentamente en dirección del hombre, mientras este interrogaba al único sobreviviente. Conseguí escuchar un poco de la información ofrecida, para luego mirar su muerte.
Armando se giró y se acercó para permitirme quedarme con las pertenencias de los 5 cadáveres. Mi cuerpo estaba temblando, esta era la primera vez que veía a alguien matar a otro… En especial por la facilidad con la cual Armando había llevado acabo sus asesinatos. No tenía miedo del marine, pero no podía expresar con certeza que era esa sensación que nacía en mi pecho y se expandía en todo mi cuerpo.
Me percaté que había tardado unos minutos en dar una respuesta a las palabras del hombre, por lo cual me apresuré a contestar.- Ah, esto, sí, me gustaría acompañarte, solo dame unos segundos para ver si ellos no tenían algo de utilidad. –mi tono de voz parecía estar un tanto distraído y el causante era el arma de Armando, era un tanto tétrico ver la sangre resbalar por el metal de su sable y como esta era absorbida por la arena.
Sin perder tiempo me aproximé hasta donde se encontraban los cuerpos. Un fuerte olor a oxido llegó a mi nariz, era bastante penetrante, aunque por alguna razón no era desagradable.- Son piratas, a nadie le importa lo que les pase a ellos o sus pertenencias. –la imagen de cierto joven pálido vino a mi mente mientras profanaba los cadáveres.
Al cabo de unos cuantos minutos regresé junto a Armando, mis manos se encontraban llenas de sangre fresca y en ellas se podía ver un saco de piel con un tamaño decente.- Armando, Armando mira cuánto dinero hay aquí. –sin lugar a duda puede que mi sonrisa llena de alegría se viera un tanto extraña por mis manos cubiertas de sangre, esta resbalaba por mis brazos mientras alzaba el saco con ambas manos para mostrárselo al marine como si fuera un niño que le presumía a su padre algún hallazgo asombroso.
Quizás Armando comprendería con esto que uno de mis grandes amores era el dinero, pues la sonrisa en mi rostro era genuina y todo el miedo o incertidumbre que había mostrado había desaparecido…
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Parecía que aquella escabechina no había privado al muchacho de sus ansias monetarias, algo que no me impresionó, pues ¿a quién no le gusta el dinero?. Por mi parte aquello había acabado, pero cuando aquel muchacho sacó aquella bolsa de monedas ensangrantada actué.
Coloqué mi rapier clavándolo en la bolsa de un estoque contra el suelo.
-Todos tenemos que comer y vivir Zadeki, así que, si lo ves bien , la mitad para ti y la otra para mi, no peleo en balde.
Tras decir aquellas palabras, rajé con el rapier la bolsa y comencé a separar las monedas para el reparto. Tras eso, caminé hacia la costa intentando divisar el horizonte hacia el pueblo y la bahía.
-Si estos idiotas estaban por aquí, hay piratas cerca, muy cerca. Probablemente tengan un navío cerca o estén de fiesta en el pueblo.
Tras decir aquello un leve suspiro de agonía salió de mi boca y comencé a andar hacia el pueblo, con intención de preguntar al tabernero local por aquellos piratas.
-¿Deseas venir conmigo muchacho? Es posible que te lleves más oro del que puedas manejar esta noche, si el trabajo sale bien.
Comencé a caminar camino arriba hacia el pueblo, con paso tranquilo pero enérgico. Tenía que acabar con esa basura pirata al coste que fuera, por ello en mi mente solo prevalecían dos cuestiones: Que fuera la banda de la bruja del mar, o simplemente una banda que me daría el dinero suficiente para salir de esta dichosa isla
Coloqué mi rapier clavándolo en la bolsa de un estoque contra el suelo.
-Todos tenemos que comer y vivir Zadeki, así que, si lo ves bien , la mitad para ti y la otra para mi, no peleo en balde.
Tras decir aquellas palabras, rajé con el rapier la bolsa y comencé a separar las monedas para el reparto. Tras eso, caminé hacia la costa intentando divisar el horizonte hacia el pueblo y la bahía.
-Si estos idiotas estaban por aquí, hay piratas cerca, muy cerca. Probablemente tengan un navío cerca o estén de fiesta en el pueblo.
Tras decir aquello un leve suspiro de agonía salió de mi boca y comencé a andar hacia el pueblo, con intención de preguntar al tabernero local por aquellos piratas.
-¿Deseas venir conmigo muchacho? Es posible que te lleves más oro del que puedas manejar esta noche, si el trabajo sale bien.
Comencé a caminar camino arriba hacia el pueblo, con paso tranquilo pero enérgico. Tenía que acabar con esa basura pirata al coste que fuera, por ello en mi mente solo prevalecían dos cuestiones: Que fuera la banda de la bruja del mar, o simplemente una banda que me daría el dinero suficiente para salir de esta dichosa isla
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Armando me arrebató el saco utilizando su arma.- Tiene sentido, solo déjame ir por alguna de las otras bolsas para… -el sonido del saco siendo desgarrado, seguido de las monedas esparciéndose por la arena mi hicieron ver al marine con cara de “¿Enserio?”
Mientras el hombre separaba el dinero, me dirigí de nuevo a los cuerpos para tomar otro de las bolsas de piel que estos tenía, obviamente estaban vacíos pues había juntado todas la monedas en el saco que Armando había rasgado.
Después de juntar mi parte del dinero amarré la bolsa a la cinta de mi uniforme que había en mi cintura. Me apresuré a alcanzar al hombre que parecía dirigirse al pueblo. El sonido metálico de las monedas era como música para mis oídos, aunque las palabras de Armando interrumpieron esa bella sinfonía.- Bueno, es poco probable que un grupo de piratas se acerque de manera tan despreocupada a una isla controlada por el gobierno. –coloqué mis dedos pulgar e índice en mi mentón.- Si yo fuera el capitán y me viera obligado a tener que visitar esta isla lo haría únicamente para conseguir suministros necesarios para un viaje largo… Aunque la verdad no sé cómo funciona la mente de un pirata, quizás piensan que pueden hacer lo que quieran y en verdad están en alguna taberna bebiendo sin que nada les importe.
Armando en verdad parecía detestar a los piratas, por mi parte no tenía nada en contra de ellos, sin embargo no me agradaban aquellas personas que utilizaban su poder para buzar de los débiles, siendo los piratas quienes por lo general realizan ese tipo de acciones, pero por sobre todo…- No se diga más, si es por dinero te seguiré hasta el infierno. –el dinero tenía prioridad en mi mente.
- Puede que el maestro se moleste si llega enterarse que utilizó el Aruma sentō para ganar dinero… Supongo que ya me disculparé en persona en el futuro.
Mientras el hombre separaba el dinero, me dirigí de nuevo a los cuerpos para tomar otro de las bolsas de piel que estos tenía, obviamente estaban vacíos pues había juntado todas la monedas en el saco que Armando había rasgado.
Después de juntar mi parte del dinero amarré la bolsa a la cinta de mi uniforme que había en mi cintura. Me apresuré a alcanzar al hombre que parecía dirigirse al pueblo. El sonido metálico de las monedas era como música para mis oídos, aunque las palabras de Armando interrumpieron esa bella sinfonía.- Bueno, es poco probable que un grupo de piratas se acerque de manera tan despreocupada a una isla controlada por el gobierno. –coloqué mis dedos pulgar e índice en mi mentón.- Si yo fuera el capitán y me viera obligado a tener que visitar esta isla lo haría únicamente para conseguir suministros necesarios para un viaje largo… Aunque la verdad no sé cómo funciona la mente de un pirata, quizás piensan que pueden hacer lo que quieran y en verdad están en alguna taberna bebiendo sin que nada les importe.
Armando en verdad parecía detestar a los piratas, por mi parte no tenía nada en contra de ellos, sin embargo no me agradaban aquellas personas que utilizaban su poder para buzar de los débiles, siendo los piratas quienes por lo general realizan ese tipo de acciones, pero por sobre todo…- No se diga más, si es por dinero te seguiré hasta el infierno. –el dinero tenía prioridad en mi mente.
- Puede que el maestro se moleste si llega enterarse que utilizó el Aruma sentō para ganar dinero… Supongo que ya me disculparé en persona en el futuro.
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Una leve sonrisa se esbozó en mi cara ante el positivismo de aquel muchacho, a pesar de que lo movía la codicia...de eso ya me encargaría después. Seguí caminando hacia el pueblo, divisando las primeras casas, y al fondo la taberna. Parecía estar en lo cierto , pues aquella banda estaba al completo emborrachándose en la terraza, junto a un hombre bastante alto y corpulento, con un sombrero tricornio...debía ser el capitán.
Me metí a la entrada de un callejón para espiarles desde lejos.
-Zadeki ¿Como de bien se os da distraer?-Dije mientras miraba unos barriles de ron en la entrada de la taberna, unos 5, junto a los piratas, un disparo podría salvarnos el día a modo de distracción. ¿Tenéis algo como una pistola o alguna flecha a la que podamos prender fuero Zadeki?....Si logramos que eso explote podría enfilar a su capitán, borracho no creo que ni se entere de lo que está pasando.
Comencé a calcular la distancia que había entre el capitán y nosotros, del mismo modo intenté ver que marineros estaban más pegados a su capitán, por si la explosión no fuera suficiente, al menos quitarlos de en medio rápidamente.
Me metí a la entrada de un callejón para espiarles desde lejos.
-Zadeki ¿Como de bien se os da distraer?-Dije mientras miraba unos barriles de ron en la entrada de la taberna, unos 5, junto a los piratas, un disparo podría salvarnos el día a modo de distracción. ¿Tenéis algo como una pistola o alguna flecha a la que podamos prender fuero Zadeki?....Si logramos que eso explote podría enfilar a su capitán, borracho no creo que ni se entere de lo que está pasando.
Comencé a calcular la distancia que había entre el capitán y nosotros, del mismo modo intenté ver que marineros estaban más pegados a su capitán, por si la explosión no fuera suficiente, al menos quitarlos de en medio rápidamente.
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Llegar hasta el pueblo no nos mucho tomó tiempo y tampoco se presentaron problemas, motivo por el cual en un principio pensé que no encontraríamos piratas en el bar, sin embargo a poco de haber pasado al lado de unas casas, el bar se hizo visible y justo en la terraza de este se encontraban los supuestos piratas.
- Estoy sorprendido en verdad, no esperaba que estos sujetos en verdad se movieran por algo tan poco importante como el alcohol, si fuera algo como el oro o billetes podría llegar a comprender sus intenciones. –no buscaba justificar sus acciones y a decir verdad me alegraba un poco haberlos encontrado, pues eso quería decir que había una gran probabilidad de conseguir más dinero u objetos de valor y lo mejor de todo era que a nadie le importaría lo que a ellos les ocurriera.
Armando se ocultó dentro de un callejón oscuro, decidí seguirlo para evitar levantar sospechas. Mi compañero al parecer tenía un plan y yo estaba involucrado para crear una distracción. Por un segundo pensé que tendría que ir a correr agitando los brazos o algo parecido, por suerte no era así, solo necesitaba crear una explosión a unos barriles cerca de la entrada del bar.- Bueno, tengo una forma de crear una pequeña explosión, pero una vez que lo haga necesitaré algo de tiempo para descansar.
Salí del callejón y levanté mi mano apuntando hacia los barriles. Probablemente esos barriles contenían alcohol, pero no tenía idea de que tipo o que tan inflamable podría resultar ser, no obstante era parte del plan de Armando. Otro punto que tampoco comprendía era el motivo de hacer explotar los barriles de la entrada, si los piratas se encontraban en la terraza del bar.- Supongo que ya tiene algo planeado, así que ahí vamos.
De la palma de mi mano salió disparado un proyectil de energía que voló a gran velocidad hacia los barriles. El proyectil impactó contra estos causando una pequeña pero ruidosa explosión que le prendió fuego al contenido del barril y se esparciera como si de un coctel molotov se tratara.
Me dejé caer de rodillas agotado.- No tengo idea de cuál sea su plan, pero ahora todo depende de él.
- Estoy sorprendido en verdad, no esperaba que estos sujetos en verdad se movieran por algo tan poco importante como el alcohol, si fuera algo como el oro o billetes podría llegar a comprender sus intenciones. –no buscaba justificar sus acciones y a decir verdad me alegraba un poco haberlos encontrado, pues eso quería decir que había una gran probabilidad de conseguir más dinero u objetos de valor y lo mejor de todo era que a nadie le importaría lo que a ellos les ocurriera.
Armando se ocultó dentro de un callejón oscuro, decidí seguirlo para evitar levantar sospechas. Mi compañero al parecer tenía un plan y yo estaba involucrado para crear una distracción. Por un segundo pensé que tendría que ir a correr agitando los brazos o algo parecido, por suerte no era así, solo necesitaba crear una explosión a unos barriles cerca de la entrada del bar.- Bueno, tengo una forma de crear una pequeña explosión, pero una vez que lo haga necesitaré algo de tiempo para descansar.
Salí del callejón y levanté mi mano apuntando hacia los barriles. Probablemente esos barriles contenían alcohol, pero no tenía idea de que tipo o que tan inflamable podría resultar ser, no obstante era parte del plan de Armando. Otro punto que tampoco comprendía era el motivo de hacer explotar los barriles de la entrada, si los piratas se encontraban en la terraza del bar.- Supongo que ya tiene algo planeado, así que ahí vamos.
De la palma de mi mano salió disparado un proyectil de energía que voló a gran velocidad hacia los barriles. El proyectil impactó contra estos causando una pequeña pero ruidosa explosión que le prendió fuego al contenido del barril y se esparciera como si de un coctel molotov se tratara.
Me dejé caer de rodillas agotado.- No tengo idea de cuál sea su plan, pero ahora todo depende de él.
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Gracias a la explosión que Zadeki hizo, los piratas se levantaron raudos de sus sillas, mientras que los más cercanos a la entrada salieron disparados por los aires, otros intentaron ayudar a los que se habían caído o resultaron heridos. " Distracción completa" pensé para mi.
En ese momento corrí como alma que lleva el diablo hacia la taberna, con rapier en mano, aprovechando ese caos para acercarme a la mesa del capitán , que bebía con dos marineros, ahora algo alertados por la pequeña explosión, estaban más pendientes los 3 de saber que había pasado, que de atender a lo que venía por su espalda.
-OLÉ -Dije blandiendo el rapier y atacando a los dos guardaespaldas del capitán, tumbándolos sin apenas darles tiempo a desenvainar. Su capitán intentó sacar una pistola, pero para cuando había acabado mi baile, mi rapier enfocaba a su garganta con mi brazo extendido.
-Yo que tu ni apretaba el gatillo- Dije apretando un poco la garganta con la punta del rapier al capitán. -El resto ya podéis ir tirando las armas si no queréis cambiar de directiva...
No dudaron en hacerlo, parecía que tenían en estima a su jefe...pero sinceramente...me esperaba a algún idiota cargando contra mi...
-ZADEKI, ¿podéis venir?- Dije mirando al callejón de donde había salido corriendo.
Esperaba acabar con esto pronto, pues los piratas no parecían más agresivos que un Yorshike de pladour....de hecho, podía pensarse que las armas las llevaban de decoración.
-Diría que no lleváis ni cinco lunas pirateando, pero vaya sois..¿piratas? Mancilláis el nombre de otros asesinos, perdiendo caché mi trabajo.
Capitán: ¿Que quieres fantasma? Si hubieras querido matarnos te habrías ahorrado todo este numerito.
-Mi rostro sonrió hacia aquel idiota. -Oh no te equivoques, tu morirás no lo dudes...pero ¿tus marineros morirán por ti o de lo contrario aceptarán una nueva directiva- Dije sonriendo mirando a los marineros, los cuales quedaron algo impresionados al ver un hilo de sangre negra salir por mi boca.
En ese momento corrí como alma que lleva el diablo hacia la taberna, con rapier en mano, aprovechando ese caos para acercarme a la mesa del capitán , que bebía con dos marineros, ahora algo alertados por la pequeña explosión, estaban más pendientes los 3 de saber que había pasado, que de atender a lo que venía por su espalda.
-OLÉ -Dije blandiendo el rapier y atacando a los dos guardaespaldas del capitán, tumbándolos sin apenas darles tiempo a desenvainar. Su capitán intentó sacar una pistola, pero para cuando había acabado mi baile, mi rapier enfocaba a su garganta con mi brazo extendido.
-Yo que tu ni apretaba el gatillo- Dije apretando un poco la garganta con la punta del rapier al capitán. -El resto ya podéis ir tirando las armas si no queréis cambiar de directiva...
No dudaron en hacerlo, parecía que tenían en estima a su jefe...pero sinceramente...me esperaba a algún idiota cargando contra mi...
-ZADEKI, ¿podéis venir?- Dije mirando al callejón de donde había salido corriendo.
Esperaba acabar con esto pronto, pues los piratas no parecían más agresivos que un Yorshike de pladour....de hecho, podía pensarse que las armas las llevaban de decoración.
-Diría que no lleváis ni cinco lunas pirateando, pero vaya sois..¿piratas? Mancilláis el nombre de otros asesinos, perdiendo caché mi trabajo.
Capitán: ¿Que quieres fantasma? Si hubieras querido matarnos te habrías ahorrado todo este numerito.
-Mi rostro sonrió hacia aquel idiota. -Oh no te equivoques, tu morirás no lo dudes...pero ¿tus marineros morirán por ti o de lo contrario aceptarán una nueva directiva- Dije sonriendo mirando a los marineros, los cuales quedaron algo impresionados al ver un hilo de sangre negra salir por mi boca.
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Mi respiración era pesada y entrecortada, pequeñas gotas de sudor recorrían mi frente.- Mierda, quien diga que dominar el Ki a tan pronta edad es una proeza, es obvio que no conoce el derroche de energía por un solo proyectil.
Observé como Armando corría en dirección del bar. Ya había presenciado las habilidades de ese hombre, ¿pero serían suficientes para enfrentarse a todos los piratas.- ¿Tanto es el odio que siente por ellos? -quizás el odio lo motiva del mismo modo que a mí lo hacía el dinero.
Me recosté sobre la calle para descansar. Mientras miraba el cielo estrellado podía escuchar los gritos de los hombres tratando de organizarse.- La brisa es bastante agradable, aunque esos sujetos hacen bastante ruido. –cerré mis ojos y comencé a respirar con tranquilidad.- Después de esto necesitaré comenzar con un nuevo régimen de entrenamiento. –la repentina calma llamó mi atención y me hizo pensar que Armando había conseguido acabar con todos ellos, sin embargo escuchar su grito mi hizo abrir los ojos y realizar un esfuerzo por sentarme en el suelo.
- ¡Ahora mismo voy! –grité en respuesta mientras comenzaba a colocarme de pie. Me tomó un poco más del tiempo del que me gustaría, pero ya estaba en camino hacia el bar. Lo primero que noté fue que muchos de los piratas continuaban con vida, pero parecían estar nerviosos.- ¿Será por el aspecto de Armando? –no era mi intención ser grosero, pero Armando parecía un espectro que solo serías capaz de ver en tus pesadillas.
- Aquí estoy. –procuré no demostrar que aún me encontraba cansado, no me gustaría que alguna de esas basuras intentase tomarme como rehén.- ¿Qué piensa hacer con ellos? ¿Acaso robará sus almas y los obligará a penar como almas que deambularán por la eternidad experimentando el mayor de los dolores y deseando una muerte que jamás llegará? –estaba un 60 o 70 porciento seguro que mi extraño compañero no podría hacer algo así, pero tenía la esperanza que estos piratas se lo terminaran creyendo a causa del aspecto de Armando.
Miré de reojo a algunos de los hombres y sus rostros habían perdido color y a otros les temblaban las piernas.
Aprovechando el miedo que acababa de sembrar en algunos de ellos, comencé a recoger las armas que estos habían tirado al piso, pues odiaría verme rodeado por hombres armados. Procuré tener especial cuidado con aquellos con apariencia más calmada y en cuanto tuviese todas las armas las colocaría cerca de los pies de Armando.
Observé como Armando corría en dirección del bar. Ya había presenciado las habilidades de ese hombre, ¿pero serían suficientes para enfrentarse a todos los piratas.- ¿Tanto es el odio que siente por ellos? -quizás el odio lo motiva del mismo modo que a mí lo hacía el dinero.
Me recosté sobre la calle para descansar. Mientras miraba el cielo estrellado podía escuchar los gritos de los hombres tratando de organizarse.- La brisa es bastante agradable, aunque esos sujetos hacen bastante ruido. –cerré mis ojos y comencé a respirar con tranquilidad.- Después de esto necesitaré comenzar con un nuevo régimen de entrenamiento. –la repentina calma llamó mi atención y me hizo pensar que Armando había conseguido acabar con todos ellos, sin embargo escuchar su grito mi hizo abrir los ojos y realizar un esfuerzo por sentarme en el suelo.
- ¡Ahora mismo voy! –grité en respuesta mientras comenzaba a colocarme de pie. Me tomó un poco más del tiempo del que me gustaría, pero ya estaba en camino hacia el bar. Lo primero que noté fue que muchos de los piratas continuaban con vida, pero parecían estar nerviosos.- ¿Será por el aspecto de Armando? –no era mi intención ser grosero, pero Armando parecía un espectro que solo serías capaz de ver en tus pesadillas.
- Aquí estoy. –procuré no demostrar que aún me encontraba cansado, no me gustaría que alguna de esas basuras intentase tomarme como rehén.- ¿Qué piensa hacer con ellos? ¿Acaso robará sus almas y los obligará a penar como almas que deambularán por la eternidad experimentando el mayor de los dolores y deseando una muerte que jamás llegará? –estaba un 60 o 70 porciento seguro que mi extraño compañero no podría hacer algo así, pero tenía la esperanza que estos piratas se lo terminaran creyendo a causa del aspecto de Armando.
Miré de reojo a algunos de los hombres y sus rostros habían perdido color y a otros les temblaban las piernas.
Aprovechando el miedo que acababa de sembrar en algunos de ellos, comencé a recoger las armas que estos habían tirado al piso, pues odiaría verme rodeado por hombres armados. Procuré tener especial cuidado con aquellos con apariencia más calmada y en cuanto tuviese todas las armas las colocaría cerca de los pies de Armando.
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- OFF ROL:
- Salto de turno debido a que mi compañero no podrá terminar el rol.
Los supuestos piratas parecían haberse tragado mi mentira, lo cual en parte era gracias al aspecto de Armando.
- ¡Es- espera! No hay necesidad de hacer nada precipitado, nosotros solo estamos transportando los productos, no tuvimos nada que ver con los robos. –confesó el que debería ser el capitán, al parecer su estado de ebriedad había desapareció a causa del susto, además de hablar sobre un tema que jamás se mencionó.
El resto de los hombres comenzó a corroborar las palabras de su capitán, seguramente buscaban que la aparición se apiadara de ellos y los dejara vivir. Miré de manera discreta a Armando y la expresión de este no había cambiado en lo absoluto.- Es obvio que eso no le importa en lo más mínimo o no les cree. –sentí un poco de pena por todos aquellos que se encontraban dentro de la taberna, pues era más que seguro que ninguno de ellos saldría con vida.
- Seamos razonables, ¡Ya lo tengo, te diré dónde está nuestro barco y podrás llevarte lo que quieras, solo tienes que dejarnos, no, solo déjame vivir a mí! –el capitán pareció comprender que su vida pendía de un hilo e incluso abandonó a sus hombres con tal de salvarse.
El lugar se llenó de gritos maldiciendo al hombre y amenazas de muerte.
En un intento por asegurar su vida, uno de los piratas gritó la ubicación del barco y el lugar donde se habían resguardado los objetos más valiosos.
Aquello llamó por completo mi atención y mi compañero parecía interesado en el barco.- Armando, iré a ver qué clase de cosas “transportaban” esto chicos. Descuida, no tengo intención de ganarte como enemigo, tendrás tu parte del botín, así que has lo que tengas que hacer y alcánzame más tarde. –después de decir aquello salí del establecimiento.
Si el joven no mentía el barco debería encontrarse al oeste atravesando el bosque hasta llegar a la costa. Si me apresuraba no tardaría mucho en llegar, pero no había prisa y preferí caminar con tranquilidad para ayudarme recobrar la energía utilizada para crear el proyectil de Ki.
Después de unos minutos de caminata me encontraba frente al barco, era una cosa grande y un poco descuidada, pues la madera presentaba signos de daños como si algo lo hubiese golpeado. Las velas a pesar de encontrarse amarradas podían apreciarse que estas presentaban agujeros y signos de desgaste.
- No parece haber nadie vigilando. –tras comprobar aquello subí a la cubierta. Estando en esta me percaté que la madera que pisaba parecía estar podrida en algunas partes. En ambos costados podían encontrarse cañones, los cuales al acercarme para inspeccionarlos noté que estos presentaban signos de óxido.- Caray, esta cosa requerirá de muchas remodelaciones, aunque me sorprende que esos sujetos consiguieran llegar a la isla navegando en una basura como esta. –quizás mi nulo conocimiento sobre navíos no permitiría comprender si todo lo que noté eran daños significativos o solo era quisquilloso con detalles sin importancia.- Como sea, es hora de conseguir un buen botín, gracias piratas por hacer enojar a Armando. –agradecí de manera honesta mientras me adentraba en un pasillo que debería conducir al interior del barco y al cuarto donde se encontraban los objetos de valor.
Un aroma a humedad y suciedad comenzó a manifestarse conforme más me adentraba.- Esto se pone cada vez más oscuro, hag, que peste, podrían hacer la limpieza más seguido en este sitio. -al encontrar las escaleras para descender, un muy desagradable olor provenía de abajo. De no ser por el hecho de moverme por el dinero, habría regresado por el pasillo para poder respirar el aire salado del mar.
Con algo de molestia comencé a bajar las escaleras, el oscuro lugar era amplio y gracias a que mi visión se había acostumbrado, podía distinguir cajas de madera de distintos tamaños, barriles apilados y demás objetos. El aroma desagradable se hizo más fuerte, obligándome a cubrir mi nariz para soportar permanecer en ese lugar.
Comencé con mi recolección de diversos objetos de valor, principalmente oro y piedras preciosas, las cuales comencé a guardar en la bolsa de piel que llevaba conmigo, llenándola por completo y causando que el peso de esta incrementara de manera significativa.
- Que cosa más hermosa. –expresé con felicidad mientras palmeaba la bolsa que ahora debía amarrar con fuerza para evitar que se cayera.- Pero ese maldito olor es una molestia. –ya que me encontraba asegurando los amarres en mi cinturón, no podía continuar cubriendo mi nariz.- Es algo así como mierda y algo descompuesto. –no había más motivo para permanecer en ese sitio. Sí, aun habían muchos otros objetos de valor y cajas que no había inspeccionado, pero preferí dejar todo aquello como pertenencias del hombre ahogado. Sin embargo la fuente del olor había llamado mi atención y sería mejor investigar de qué se trataba para así advertir al marine.
Utilizando el olfato comencé a caminar entre las cajas y barriles que hacían el lugar como una especie de laberinto. En un momento de la búsqueda llegué a la conclusión que la fuente del desagradable aroma eran dos cajas de gran tamaño cubiertas por lo que parecían ser unas sábanas.
Un escalofrió recorrió mi espalda al llegar a la posible conclusión de lo que podría encontrar al retirar la tela. Con algo de miedo sujeté la sábana y con un fuerte tirón la retiré. Mi estomagó se encogió al ver el cuerpo de una mujer dentro de una jaula, en el piso de la jaula se podía apreciar una mancha negra de gran tamaño. Me acerqué e introduje mi mano entre los barrotes para mover el cuerpo y comprobar si esta se encontraba con vida, pero no hubo respuesta. Seguramente la mancha era sangre seca y esta pobre alma había muerto desangrada a causa de una herida.
- Mierda. –miré la otra jaula, era probable que encontraría una escena similar, pero era mejor cerciorase, por lo cual me coloqué de nuevo de pie y me acerqué para retirar la sábana.
Otra figura femenina se encontraba sentada en el piso apoyando su espalda en los barrotes. Era difícil determinar con la vista si continuaba con vida, obligándome a nuevamente introducir mi mano para mover el cuerpo. Un muy pequeño gemido me indicó que esta persona se encontraba aún con vida.
Sin perder tiempo utilicé uno de mis proyectiles para destruir el candado ya abrir la jaula. El cansancio de nuevo se manifestó, pero no había tiempo para descansar. Obligando a mi cuerpo a utilizar toda la energía en reserva, tomé a la joven y comencé a arrastrarla fuera de aquel lugar.
Fue más difícil de lo que pensé mover a la chica, pero la brisa marina golpeando mi rostro era una sensación agradable, sin mencionar que respirar aire limpio era lo que más deseaba. Esperé cerca de media hora a que Armando llegara, pero parecía que este no se presentaría.- ¿Acaso los piratas consiguieron superar su miedo o simplemente se fue por cuenta? –no tenía de cuál podría ser el motivo, no obstante, si los piratas habían conseguido enfrentarse a él y vencerlo, significaría que pronto estarían aquí.
- Okay, espero estés bien amigo, pero no pienso arriesgar mi vida más de lo necesario. –mi energía se encontraba nuevamente recuperada. Escapar no sería un problema, sin embargo no me sentía cómodo abandonando a la chica a su surte, por lo cual la tomé en mis brazos como si de una princesa se tratara y abandoné el barco lo más rápido que podía, para luego buscar un lugar seguro para poder pasar la noche.
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