Re: Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara) {Jue 17 Ago 2017 - 7:02}

Una vez estuvieron en cubierta, el dragón aprovechó para beberse su lata totalmente. Una vez terminó con ella usó su fuerza para tirarla al mar. Escuchó las palabras de ella y se fijó en el tipo de armas que estaba usando. El hecho de que tuviese una pistola y una katana la hacía una combinación peligrosa para alguien que no dominase los poderes básicos del haki. Se relamió despacio y después caminó unos metros hacia el frente. Se quitó la armadura de placas de titanio y la dejó a un lado, quedando de nuevo sin camiseta. El musculoso dragón entonces nubló el cielo alzando la mano. Su habilidad le permitía aprender poderes draconianos en la mitad de tiempo mientras estuviese así el cielo. Siempre que luchaba o entrenaba lo hacía de ese modo. Se quedó mirando a la joven y después de unos momentos le dedicó una pequeña sonrisa.

- Baja tu escudo en primer lugar. Quiero verte sonreír de alegría, pues ahora voy a convertir tu vida en lo que siempre has deseado.

Una vez dijo aquello juntó sus manos empezando a canalizar energía. No portaba ningún tipo de arma y sus alas negras no tardaron en surgir de su espalda. Sus dientes se afilaron y después le hizo a ella un gesto con la mano para que le atacase. Se colocó en una posición defensiva y después cerró los ojos. Activó su haki de observación contra la joven y después de unos segundos sonrió.

- No abriré los ojos ni una sola vez, esa es tu ventaja. Tu objetivo consistirá en moverme del sitio, te deseo suerte. Recuerda, debes sonreír durante la prueba y nada de forzarte. – Mencionó al mismo tiempo que soltaba un leve suspiro y se mantenía serio.

Fue en ese momento cuando notó un leve impacto en el hombro. Olisqueó y notó dos cosas. Gaviota y algo asqueroso… El pobre moreno se tiró al suelo unos segundos y rodó por el barco mientras se quejaba y gruñía bastante.

- ¡Te mataré, cabrona! – Gritó abriendo la boca y soltando un enorme cañonazo de ácido que fue hacia el cielo. La maldita ave se fue evadiéndolo.

Una vez pasó aquello cerró los ojos de nuevo y chasqueó la lengua. Centró su haki de nuevo en la chica y esta vez se preparó para defenderse de verdad de sus ataques. Esperaba que la maldita ave emplumada no volviese a aparecer, o de lo contrario ya tenían una suculenta cena esa noche.

14/06/2017

Entrecerró sus ojos al escuchar sus palabras y miró hacia el lado contrario. Conocía una orden a simple vista, y lo que dijo el dragón podía tomarse como tal. Apretó con fuerza sus puños mientras cerraba sus ojos. Había un problema con eso, y era que no podía controlar cuando tenía sus momentos... mas o menos. Tenía un método forzar el cambio, pero no quería mostrar esa faceta suya al dragón. Chasqueó su lengua y negó con la cabeza. Si quería ser su segunda al mando, debería mostrar algo de confianza hacia el líder. Ya debió haber notado sus ataques tsunderes, pero... lo otro seguía siendo desconocido para Madara. Suspiró un poco y se rascó la cabeza, para luego mirar con tranquilidad al dragón. Bueno, ya había tomado su decisión. No había nada que hacerle. Ya afrontaría las consecuencias luego de esto, pero esperaba que el pelinegro lo mantuviera, al menos, en secreto. No podría vivir con el bochorno si toda la banda llegaba a enterarse. Si osaba a traicionar su confianza de ese modo, entonces habrían problemas.

– Esta bien, lo haré – respondió con resignación.

Antes de eso, sin embargo, río un poco al ver la caca de gaviota en su hombro. Una de las pocas veces que podía reír en ese estado, por un corto tiempo, era a costa del sufrimiento del dragón. Negó un poco con la cabeza y sacó algo de la mochila que llevaba detrás. Se trataba de un... peluche. El cambio, al tener algo tierno en sus manos, fue instantáneo. Sus facciones frías se relajaron y su postura se puso menos tensa, y sus ojos tomaron un brillo peculiar. Sin duda el mayor cambio, fue la enorme sonrisa que tenía en su rostro... y no era forzada. Envainó espada y miró tranquilamente al dragón, al tiempo que movía el peluche un poco.

– Lily se pregunta si tendremos gaviota para cenar – dijo inocentemente la joven.

Y ahí estaban los últimos dos cambios. Empezaba a referirse a sí misma en tercer persona y... su voz dejó de ser fría y dura. Ahora era tierna, dulce y, aparentemente, inocente. Cada vez que tenía algo tierno en sus manos o lo veía, la albina cambiaba por completo. Era como si volviera a ser niña por algunos segundos, o algo así. Lo cierto era que ese era el último rastro que quedaba de la antigua Liliana, y Madara es la segunda persona que tiene el placer de presenciarla luego de su hermana.

– Pero bueno, Lily va a empezar – exclamó mientras reía dulcemente.

Alzó su pistola y apuntó donde estaba el dragón. Sin decir otra cosa, apretó el gatillo y una bala salió en su dirección. No se detuvo allí, sin embargo. Siguió disparando hasta agotar el cartucho actual que tenía. Luego de eso, cargó la pistola de nuevo y apuntó, pero no hizo nada ahora. Quería ver si tuvo efecto alguno para ver si tenía que planear otra cosa.

Madara alzó una ceja cuando la joven habló en tercera persona. ¿Estaba jugando a algún tipo de juego? Le dio lo mismo. Confiaba en que estuviese sonriendo, pero se dio cuenta de que no podría comprobarlo sin hacer trampa, por lo que lo haría al final. La rubia le había parecido una persona fría y engreída, aunque eso le encantaba. Ahora sonaba como frágil y dulce. El moreno entonces ladeó la cabeza sin entender mucho lo que estaba pasando. Ahora se moría de ganar por saber el motivo de aquellas palabras. Gaviota para cenar… Qué adorable. Sonrió de forma calmada y se cruzó de brazos mientras analizaba el aura de la chica. No pensaba olvidar aquel poder de ninguna forma. La tenía fichada por así decirlo. Soltó un suspiro y continuó esperando pacientemente.

Escuchó la señal de ella y su mantra le advirtió de las intenciones de usar un arma de fuego. No quería hacerla pensar que no podía hacer nada, por lo que decidió usar sus técnicas para dar a entender que se estaba esforzando. Realizó un rápido movimiento con las manos y notó el primer tiro rebotar en algo. Un escudo de energía con forma de costillas azules se había formado alrededor del dragón. Las balas lograron penetrarlo un poco, pero la dura piel del dragón hizo el resto. Madara se mantuvo allí dentro y cuando ella dejó de disparar abrió los ojos sin poder evitarlo. Haber escuchado aquella inocencia le había hecho darse cuenta de algo. Clavó sus rojizos ojos en ella y abandonó su posición. No se dio cuenta de que había perdido al moverse. Anuló su escudo y se acercó a la rubia despacio.

- Oe…

Cuando estuvo en frente estiró su mano cuidadosamente hasta la mejilla de la rubia. Se quedó mirándola a los ojos por unos instantes y mostró una expresión seria. Aquella voz dulce, los actos fríos anteriores y ahora esa sonrisa… Madara no pudo evitar agachar la cabeza unos momentos y después suspirar. Sin decir nada y sin permiso alguno, el dragón negro trató de abrazarla. Si lo lograba cerraría los ojos despacio y colocaría su cabeza sobre la de ella. Planeaba de esa forma darle cariño e indicarle que con él estaba a salvo. El mercenario notó muchísima paz y tras unos segundos le acarició la cabeza despacio.

- Muy bien… Deberías estar más así. Te ves muy linda y pareces un ángel… Además, haces que deje de pensar en guerras y me centre en mirarte. – Tras decir aquello la miró a los ojos de frente.

Se quedó observándola fijamente con una sonrisa amable. Sus ojos le estaban volviendo loco. De hecho, no tardó en clavar una rodilla delante de ella. Notó su pecho vibrar unos segundos y después trató de tomar su mano despacio. Si lo lograba la colocaría en su mejilla y cerraría los ojos despacio.

- He perdido ante ti, pequeña. Puede que no me creas, pero eres una persona muy especial. – En cuando dijo aquello continuó arrodillado mirándola.

14/06/2017

Guardó sus pistolas al ver que se había movido de su posición. Eso significaba que el dragón había perdido al incumplir su palabra. Pese a que sabía que no ganó por méritos propios, no pudo evitar levantar las manos y dos dedos alzados en señal de victoria, al tiempo que sonreía ampliamente. Dejó de hacer eso y miró tranquilamente al notar que el dragón se acercaba a ella. Ladeó su cabeza hacia un lado, mostrando algo de preocupación al ver que el dragón agachaba la cabeza. ¿Acaso había hecho algo mal? Un puchero se formó en su rostro y luego sonrío tristemente. Iba a disculparse por lo que sea que hubiera hecho, pero en eso el dragón la abrazó de la nada. Se estremeció por algunos segundos y se ruborizó con violencia. Ella no estaba acostumbrada al contacto físico y, por ende, se avergonzaba con facilidad. No ocurría ese problema en su modo seria (la mayoría de las veces), puesto que lo hacía para su propio beneficio sin sentir pudo alguno. Salvo cuando tenía uno de sus ataques tsunderes.

– ¿Qu-Qué te pasa? – Preguntó tímidamente la albina.

Instintivamente cerró sus ojos al sentir esa pequeña muestra de afecto. Por primera en mucho tiempo se sentía protegida. No ocurría desde que decidió abandonar toda su moral y honor para seguir con su legado familiar. Se hubiera apartado, pero no quería hacerlo. Se sentía bastante cómoda así. Asintió lentamente ante sus palabras, al tiempo que sonreía dulcemente y con un sonrojo en sus mejillas. Observó cómo se inclinaba ante ella y tomaba una de sus manos con la de él. Instintivamente acercó su otra extremidad mejilla, pero en eso, dejó caer accidentalmente su peluche. Liliana se tensó y abrió sus ojos de par en par al ver lo que ocurría. Se había relajado demasiado y ahora se encontraba en una situación que la superaba por completo.

– ¿¡Qué mierda estás haciendo? –

Fulminaba con la mirada al dragón, y violentamente se echó para atrás. Respiraba agitadamente, y Madara probablemente ahora estaría muerto si las miradas mataran. No podía creer que el dragón casi se pasó de la raya con ella en su momento de vulnerabilidad. Mordió levemente la comisura de sus labios y se estremeció. Sentía demasiada vergüenza por todo lo ocurrido, cosa que no había sucedido en mucho tiempo.

– [i]¡Baka! –

Fulminó por última vez al Shichibukai y salió corriendo como si el mismo diablo estuviera detrás de ella. Rápidamente llegó hasta su habitación, se quitó todo hasta quedar en ropa interior y se colocó las sabanas hasta el cuello. Aún estaba ruborizada y avergonzada por todo lo ocurrido, y probablemente no volvería salir hasta que se calmara. Viendo el estado en el que había quedado, probablemente se tomaría su tiempo para volver a ser la Lily fría de siempre. Cerró sus ojos, no sin antes maldecir mentalmente al dragón por dejarla así.

El dragón continuó abrazando a su pequeña con ganas. Ya era de los suyos, por lo que iba a cuidarla muchísimo y la llamaría así. No podía evitar sentir la dulzura de ella entre sus brazos y eso le hacía sonreír tranquilamente. Era un tesoro al que iba a cuidar mejor que nada. Podía ver su sonrisa y eso le hizo sentirse mejor. Acarició sus cabellos despacio y en ese momento pudo ver el enorme cambio que ella dio. Su mirada parecía la de un demonio y feliz no se veía. El sonrojo que tenía hizo al dragón empezar a reírse. Sus palabras en su contra, los gritos y la mirada le hicieron relamerse y excitarse hasta puntos insospechables. No podía creerse que le gustase tanto aquella chica. Le tenía la cabeza en otro sitio, le estaba volviendo loco totalmente. La vio alejarse hacia el interior y empezó a reír.

- ¡Eres genial, hermosa! – Una vez dijo aquello se dio la vuelta y se quedó mirando el cielo oscuro.

No convenía liarla mucho en mitad del mar, por lo que alzó la mano e hizo que todo volviese a estar soleado. Soltó un enorme bostezo y después caminó hacia la borda. Se quedó mirando la situación y finalmente se cruzó de brazos. El siguiente objetivo sería reunir a todo el equipo una vez hubiese dado con todos. Tenía un pequeño viaje hasta la isla, pero sabía que no se aburriría. Entonces con su mantra supo la posición de la preciosidad de chica que iba con él. Estaba en su cuarto, por lo que iría a dormir seguramente. Soltó un pequeño suspiro y después entró al barco con calma. Fue a la enorme cocina y abrió la nevera. Encontró su preciosa caja de cereales de chocolate blanco y la cogió sin piedad alguna. Después de unos momentos empezó a relamerse despacio.

- Voy a comérmelos pensando en Lily… ¡Qué mona es! – Gritó con ambas manos en las mejillas y moviendo el trasero de un lado a otro, le encantaba, la adoraba.

Lo siguiente que hizo fue empezar a caminar despacio hasta su cuarto. Entró en el Nido del dragón y se tumbó en la enorme cama con la caja de cereales en la mano. Empezó a masticar de forma feliz mientras cerraba los ojos y pensaba en sus cosas. Se había encaprichado de la albina y por lo que se veía, le había dado fuerte. Tan solo veía sus miradas y ya se ponía seriamente feliz. La respetaría en todo caso y solo jugaría con ella hasta cierto punto. No fue culpa suya que fuera tan hermosa y perfecta. Soltó un suspiro y terminó por relajarse. Quizás él también debía de echarse una buena siesta.

- Supongo que sí…

Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara)

Re: Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara) {Jue 17 Ago 2017 - 7:02}

Re: Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara) {Jue 17 Ago 2017 - 9:18}

Re: Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara) {Sáb 19 Ago 2017 - 4:50}

Re: Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara) {Dom 20 Ago 2017 - 1:26}

Re: Rosa y Dragón, negror en la isla [Pasado] (Liliana & Madara) {Dom 20 Ago 2017 - 2:06}

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