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Yumiko Mei
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Tras la gran cacería de piratas junto al marine pelirrojo Venom, me había tomado unos días de descanso, tanta sangre y dolor por parte de los criminales me había hecho replantearme mi trabajo, la de ser cazadora. Me sentía tan mal como hace unos cuantos años en Mariejoa, cuando había matado a varios marines, piratas y algunos revolucionarios al llenar el cielo de flechas. La sangre derramada por esos hombres simplemente me había traumado, pues era una persona que gustaba de salvar vidas y de ayudar a los necesitados. Tras esa reflexión llegué a la conclusión de que era hora de dar un paseo y tomar algo, pues era de mañana y no había tomado el desayuno.
Me encontraba en el manglar 45, en una zona turística con unas cuantas casas, una mujer me había permitido dormir en su casa después de los acontecimientos ocurridos. La base de la marina no se encontraba muy lejos de mí, a unos 2 kilómetros. No tenía nada que hacer y esperaba pocos problemas, pero sabía que tenía que mantenerme algo oculta debido al mercado de esclavos, solían vender a jóvenes como yo como esclavas, con la excusa de que eramos exóticas. Y todo esto por mis orejas, menudos perversos, pensé algo enfadada. Caminé fuera de la casa y hacia un restaurante cercano, sabía que tenían un desayuno exquisito, o eso me habían comentado los anuncios que aparecían por toda la ciudad. Estos anuncios mostraban un pequeño restaurante con forma de pez y llamado "La perla azul".
Después de unos 200 metros dí con un edificio que era igualito a la foto, excepto que este estaba en color y no en tono sepia como el papel del anuncio. Miré mi cartera, después de la cacería tenía unos cuantos millones de berries para tomar algo, pero había guardado más de la mitad en el banco, ahora solo llevaba 100.000 berries, esperaba que la comida no fuese muy cara, el último desayuno me costó 500 berries. Esto era bastante excesivo, pero quería comprar un souvenir de la isla en caso de que no volviese a venir. Después de mirar el dinero, cerré la cartera y entré en el restaurante, el ambiente era amistoso, había pocas personas, 2 chicas y 3 hombres sentados en un rincón, en la barra un hombre y una mujer encapuchados y en la puerta una señora que estaba limpiando el suelo. Una vez entré, todos me miraron, el hombre y la mujer de la barra murmuraron un par de cosas y salieron.
Un hombre bien entrado en los 50 estaba sirviendo cervezas en el rincón, y un plato de gambas al parecer de un tamaño inmenso, cubría casi toda la mesa, había quizás 200 gambas en ese plato, sin exagerar. Una vez terminó de servir la comida, dio las gracias a la clientela y se acercó a la barra, donde me encontraba, llevaba conmigo mi arco y iba vestida como siempre, con un vestido de color verde, botas altas y mi preciado bolso con balas, robots y otras pertenencias. En la espalda se podía ver Rain-Bow, el arco del que tan orgullosa estoy y unas cuantas flechas, unas 20 de cada tipo, que es lo que me había quedado tras los enfrentamientos de los días anteriores. El hombre de la barra me miró por encima pero no parecía muy sorprendido, era normal ver personas armadas en el archipiélago, pues era bastante peligroso.
-Dígame señorita, ¿qué desea tomar?- Dijo el hombre con una sonrisa social, la típica sonrisa del sector turístico, estaba acostumbrada a esa sonrisa, así que respondí también sonriendo
-Un desayuno ligero, unos pancakes soufflé con sirope de chocolate. Y para beber un vaso de agua.- Dije con una sonrisa
-Ahora mismo lo tendremos preparado.- Respondió el hombre mientras ponía a trabajar a los cocineros
Me dispuse a vigilar la zona y activé mi haki de observación por un momento, las auras de las personas era normal, ningún peligro, no había nadie que pudiese hacerme daño en ese lugar, al menos no por el momento. Desactivé mi haki y me puse a mirar los diferentes criminales que quedaban por cazar dentro de la isla, entre los carteles de personas buscadas destacaban un par de piratas y un cazador con recompensa. El vaso de agua ya me lo habían servido, así que di un trago y guardé los papeles. Tras el desayuno me iría a buscar a ese cazador, quería saber por qué ahora era un criminal, por simple curiosidad, quizás una de mis mayores debilidades. Tenía muchas ganas de probar ese desayuno que había pedido, sin contratiempos a ser posible.
Me encontraba en el manglar 45, en una zona turística con unas cuantas casas, una mujer me había permitido dormir en su casa después de los acontecimientos ocurridos. La base de la marina no se encontraba muy lejos de mí, a unos 2 kilómetros. No tenía nada que hacer y esperaba pocos problemas, pero sabía que tenía que mantenerme algo oculta debido al mercado de esclavos, solían vender a jóvenes como yo como esclavas, con la excusa de que eramos exóticas. Y todo esto por mis orejas, menudos perversos, pensé algo enfadada. Caminé fuera de la casa y hacia un restaurante cercano, sabía que tenían un desayuno exquisito, o eso me habían comentado los anuncios que aparecían por toda la ciudad. Estos anuncios mostraban un pequeño restaurante con forma de pez y llamado "La perla azul".
Después de unos 200 metros dí con un edificio que era igualito a la foto, excepto que este estaba en color y no en tono sepia como el papel del anuncio. Miré mi cartera, después de la cacería tenía unos cuantos millones de berries para tomar algo, pero había guardado más de la mitad en el banco, ahora solo llevaba 100.000 berries, esperaba que la comida no fuese muy cara, el último desayuno me costó 500 berries. Esto era bastante excesivo, pero quería comprar un souvenir de la isla en caso de que no volviese a venir. Después de mirar el dinero, cerré la cartera y entré en el restaurante, el ambiente era amistoso, había pocas personas, 2 chicas y 3 hombres sentados en un rincón, en la barra un hombre y una mujer encapuchados y en la puerta una señora que estaba limpiando el suelo. Una vez entré, todos me miraron, el hombre y la mujer de la barra murmuraron un par de cosas y salieron.
Un hombre bien entrado en los 50 estaba sirviendo cervezas en el rincón, y un plato de gambas al parecer de un tamaño inmenso, cubría casi toda la mesa, había quizás 200 gambas en ese plato, sin exagerar. Una vez terminó de servir la comida, dio las gracias a la clientela y se acercó a la barra, donde me encontraba, llevaba conmigo mi arco y iba vestida como siempre, con un vestido de color verde, botas altas y mi preciado bolso con balas, robots y otras pertenencias. En la espalda se podía ver Rain-Bow, el arco del que tan orgullosa estoy y unas cuantas flechas, unas 20 de cada tipo, que es lo que me había quedado tras los enfrentamientos de los días anteriores. El hombre de la barra me miró por encima pero no parecía muy sorprendido, era normal ver personas armadas en el archipiélago, pues era bastante peligroso.
-Dígame señorita, ¿qué desea tomar?- Dijo el hombre con una sonrisa social, la típica sonrisa del sector turístico, estaba acostumbrada a esa sonrisa, así que respondí también sonriendo
-Un desayuno ligero, unos pancakes soufflé con sirope de chocolate. Y para beber un vaso de agua.- Dije con una sonrisa
-Ahora mismo lo tendremos preparado.- Respondió el hombre mientras ponía a trabajar a los cocineros
Me dispuse a vigilar la zona y activé mi haki de observación por un momento, las auras de las personas era normal, ningún peligro, no había nadie que pudiese hacerme daño en ese lugar, al menos no por el momento. Desactivé mi haki y me puse a mirar los diferentes criminales que quedaban por cazar dentro de la isla, entre los carteles de personas buscadas destacaban un par de piratas y un cazador con recompensa. El vaso de agua ya me lo habían servido, así que di un trago y guardé los papeles. Tras el desayuno me iría a buscar a ese cazador, quería saber por qué ahora era un criminal, por simple curiosidad, quizás una de mis mayores debilidades. Tenía muchas ganas de probar ese desayuno que había pedido, sin contratiempos a ser posible.
Arkadian Dardock
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Otro día más en Sabaody, éstos últimos han sido muy tranquilos. En el manglar 17 no ha ocurrido nada destacable, lo normal, las típicas disputas entre contrabandistas de medio pelo y poco más. Debería salir de la zona sin ley para enterarme de las cosas que están pasando en el mundo, no creo que un pequeño paseo me venga mal. Me enfundé el traje y la corbata junto con mi colgante, sin olvidarme de las espadas a las que tanto cariño les había cogido y me dirigí hacia la calle.
- ¡Viejo! -grité mientras habría la puerta de la casa-. Voy a dar un paseo fuera de la zona sin ley. Si no vuelvo en una semana no hace falta que salgas a buscarme.
-Ten cuidado chico, la personas como tú están más cómodas en esta zona -me dice el anciano con cara de disgusto.
Sin más dilación y haciendo caso omiso a las sabias palabras de mi amigo, salgo por la puerta sin rumbo establecido. Hacía mucho tiempo que no pisaba la zona protegida por la Marina y tenía curiosidad por ver como vivía la gente "normal", sin tener que estar pendiente de los altercados que pudieran surgir en la puerta de tu propia casa.
Llevo caminando un tiempo y no dejo de pensar en las palabras del viejo, ¿será más peligrosa para mí la zona segura que la zona sin ley?, me pregunté. Debo estar alerta a la gente de mi alrededor y tener una vía de escape preparada por si las cosas se ponen feas, aunque no voy con la idea de buscar problemas tengo que ir preparado para lo que sea. La verdad que me gustaría comprar algunos materiales para hacer unas espadas al anciano, ya que las que tenía me las ha regalado, pero no quiero dejarle sin ningún arma por su propia seguridad. He oído que en el manglar 45 hay una tienda especialidad en todo lo que necesito.
Acabo de llegar al manglar 45, es como me lo esperaba, la gente pasea por la calles sin nada que temer, los niños juegan en la calle y se respira un aire que infunde tranquilidad. Pero también hay algunos personajes que me inspiran desconfianza, en concreto un grupo oculta su rostro con capuchas en un callejón un tanto oscuro. Bueno, veo que por ahora no hay nada de lo que preocuparse, además las calles son anchas y no me supondría un gran problema huir si algo no va bien, pienso para mis adentros. Meto la mano en mi bolsillo con el objetivo de encontrar mi paquete de tabaco. Al abrirlo veo que solo me queda uno, me lo enciendo y comienzo a disfrutar de uno de los pocos placeres que me quedan en esta vida. Lanzo el paquete a una papelera no muy lejana pero no encesto. La verdad, que no sé por qué me sorprendo, rara vez conseguía meterlo en la basura al primer intento. Termino el cigarro mientras observo la cantidad de tiendas, bares y restaurantes que había en esa zona. Efectivamente, este era el sitio perfecto para conseguir todo lo que necesitaba. Por cierto, no he de olvidar comprar tabaco.
Llevo caminando un buen rato y no dejo de ver establecimientos, realmente este sitio es enorme, debería venir más. A lo lejos veo un restaurante un tanto ostentoso, pero no es el restaurante en sí lo que me llama la atención, sino una chica vestida de verde con unas orejas un tanto peculiares. Ese tipo de chicas solo las había visto por mi zona para ser vendidas y dudo mucho que la que tengo a escasos metros sea una esclava. Decido entrar, pido una cerveza al camarero que estaba recogiendo las mesas y me siento en una de la esquina a la que no le da demasiado la luz. Observo a la joven y veo que trae consigo un arco que indudablemente debe ser letal para cualquier persona, pues sus características son realmente asombrosas. Debo andarme con ojo, no me gustaría tener problemas con ella, parece fuerte y no creo que de enfrentarnos me alzara con la victoria.
- ¡Viejo! -grité mientras habría la puerta de la casa-. Voy a dar un paseo fuera de la zona sin ley. Si no vuelvo en una semana no hace falta que salgas a buscarme.
-Ten cuidado chico, la personas como tú están más cómodas en esta zona -me dice el anciano con cara de disgusto.
Sin más dilación y haciendo caso omiso a las sabias palabras de mi amigo, salgo por la puerta sin rumbo establecido. Hacía mucho tiempo que no pisaba la zona protegida por la Marina y tenía curiosidad por ver como vivía la gente "normal", sin tener que estar pendiente de los altercados que pudieran surgir en la puerta de tu propia casa.
Llevo caminando un tiempo y no dejo de pensar en las palabras del viejo, ¿será más peligrosa para mí la zona segura que la zona sin ley?, me pregunté. Debo estar alerta a la gente de mi alrededor y tener una vía de escape preparada por si las cosas se ponen feas, aunque no voy con la idea de buscar problemas tengo que ir preparado para lo que sea. La verdad que me gustaría comprar algunos materiales para hacer unas espadas al anciano, ya que las que tenía me las ha regalado, pero no quiero dejarle sin ningún arma por su propia seguridad. He oído que en el manglar 45 hay una tienda especialidad en todo lo que necesito.
Acabo de llegar al manglar 45, es como me lo esperaba, la gente pasea por la calles sin nada que temer, los niños juegan en la calle y se respira un aire que infunde tranquilidad. Pero también hay algunos personajes que me inspiran desconfianza, en concreto un grupo oculta su rostro con capuchas en un callejón un tanto oscuro. Bueno, veo que por ahora no hay nada de lo que preocuparse, además las calles son anchas y no me supondría un gran problema huir si algo no va bien, pienso para mis adentros. Meto la mano en mi bolsillo con el objetivo de encontrar mi paquete de tabaco. Al abrirlo veo que solo me queda uno, me lo enciendo y comienzo a disfrutar de uno de los pocos placeres que me quedan en esta vida. Lanzo el paquete a una papelera no muy lejana pero no encesto. La verdad, que no sé por qué me sorprendo, rara vez conseguía meterlo en la basura al primer intento. Termino el cigarro mientras observo la cantidad de tiendas, bares y restaurantes que había en esa zona. Efectivamente, este era el sitio perfecto para conseguir todo lo que necesitaba. Por cierto, no he de olvidar comprar tabaco.
Llevo caminando un buen rato y no dejo de ver establecimientos, realmente este sitio es enorme, debería venir más. A lo lejos veo un restaurante un tanto ostentoso, pero no es el restaurante en sí lo que me llama la atención, sino una chica vestida de verde con unas orejas un tanto peculiares. Ese tipo de chicas solo las había visto por mi zona para ser vendidas y dudo mucho que la que tengo a escasos metros sea una esclava. Decido entrar, pido una cerveza al camarero que estaba recogiendo las mesas y me siento en una de la esquina a la que no le da demasiado la luz. Observo a la joven y veo que trae consigo un arco que indudablemente debe ser letal para cualquier persona, pues sus características son realmente asombrosas. Debo andarme con ojo, no me gustaría tener problemas con ella, parece fuerte y no creo que de enfrentarnos me alzara con la victoria.
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Unos minutos después, un chico trajeado había entrado en el restaurante, tenía un cierto aura distinta a los demás. Se sentía frío, pidió una cerveza y se sentó en un rincón en solitario. Hoy no tenía ningún plan de comer en compañía de alguien y presentía que algo iba a pasar pronto, tenía una mala sensación. Activé mi haki de observación por si acaso y me puse a comer el desayuno que me habían preparado los cocineros. Los pancakes tenían un sabor esponjoso y el sirope de chocolate le daba un dulzor increíble, estaba delicioso y se deshacía en la boca. No había probado un postre similar en meses, o quizás años, estaba simplemente espectacular.
-Hmm, esto está buenísimo.- Dije con una sonrisa mientra miraba al tabernero, este me respondió con una mirada de orgullo y halago
Iba a mitad de terminar el delicioso desayuno, cuando de repente sentí algo extraño, un aura se encontraba encima del edificio, era rojiza, igual que la de las personas encapuchadas que se encontraban ahí anteriormente. Miré hacia el techo y gracia a mi haki de observación pude ver que un disparo venía en mi dirección, me moví lo más rápido que pude y lo esquivé. Un ruido de escopeta se escuchó y tanto en el techo como en el suelo quedó un agujero de tamaño considerable, unos 4 cm de diámetro. Tragué el trozo de pancake que tenía en la boca y tomé mi arco con la máxima rapidez que pude, apuntando hacía el agujero del tejado e intentando ver que se escondía detrás, con mi ojo robótico.
-¿Quién ataca a una persona en mitad de un restaurante? Esto es de mala educación. -Dije mientras mostraba cara de enfado, con una flecha preparada en el arco y apuntando hacia el agujero - Repito, ¿quién ha disparado? - Añadí impacientemente
Las personas que se encontraban en el techo salieron huyendo, un desastre la verdad. Estaba pensando en seguirlos, pero quería terminar mi desayuno antes, si tenían ganas de jugar al escondite, daba igual si los seguía ahora o después. Me volví a sentar en la mesa y seguí comiendo mi desayuno, eso si, atenta por cualquier posible ataque. Los hombres de la mesa del rincón estaban mirándome con asombro, algo asustados, pero siguieron comiendo tras un breve periodo de tiempo. Sabaody no iba a ser la isla de mis padres, había demasiadas personas queriendo hacer el mal, pensé algo enfadada. Tras darle otro bocado al delicioso desayuno volví a sonreír, estaba demasiado delicioso. Miré al encargado del restaurante y no parecía muy asombrado.
-¿Pasan a menudo estos ataques aquí, señor? - Dije con curiosidad hacia él
-Con señoritas como usted si, el mercado de esclavos está muy bien cotizado en este archipiélago, yo que usted tendría cuidado de mostrar esas orejas por la zona.- Respondió con tono amable - En cuanto a los daños, los pagará usted supongo. - Añadió cambiando del tono amable a arrogante en un instante, ese hombre era un especialista en el manejo de las emociones, pensé.
-Claro, casi pierdo la cabeza y además tengo que pagar los daños causados. Aquí tiene, 700 berries por el desayuno y 5.000 más por los daños. Siento las molestias causadas. - Dije mientras me levantaba. Estaba molesta por tener que pagar un agujero en el techo que no había causado yo.
Después de pagar me dirigí hacia la puerta del restaurante y me disponía a salir, pero antes le quería echar un último vistazo al joven solitario, parecía una persona precavida y no sabía si podría servirme de ayuda, pero no tenía nada que perder. Antes de salir le hice una señal con la mano para que viniese fuera. Me apoyé en la pared al lado de la puerta y miré a los alrededores, las personas seguían caminando como si nada, a pesar del disparo anterior, que fue bastante sonoro. Este sitio no tiene el más mínimo sentido de la justicie, pensé para mis adentros.
-Hmm, esto está buenísimo.- Dije con una sonrisa mientra miraba al tabernero, este me respondió con una mirada de orgullo y halago
Iba a mitad de terminar el delicioso desayuno, cuando de repente sentí algo extraño, un aura se encontraba encima del edificio, era rojiza, igual que la de las personas encapuchadas que se encontraban ahí anteriormente. Miré hacia el techo y gracia a mi haki de observación pude ver que un disparo venía en mi dirección, me moví lo más rápido que pude y lo esquivé. Un ruido de escopeta se escuchó y tanto en el techo como en el suelo quedó un agujero de tamaño considerable, unos 4 cm de diámetro. Tragué el trozo de pancake que tenía en la boca y tomé mi arco con la máxima rapidez que pude, apuntando hacía el agujero del tejado e intentando ver que se escondía detrás, con mi ojo robótico.
-¿Quién ataca a una persona en mitad de un restaurante? Esto es de mala educación. -Dije mientras mostraba cara de enfado, con una flecha preparada en el arco y apuntando hacia el agujero - Repito, ¿quién ha disparado? - Añadí impacientemente
Las personas que se encontraban en el techo salieron huyendo, un desastre la verdad. Estaba pensando en seguirlos, pero quería terminar mi desayuno antes, si tenían ganas de jugar al escondite, daba igual si los seguía ahora o después. Me volví a sentar en la mesa y seguí comiendo mi desayuno, eso si, atenta por cualquier posible ataque. Los hombres de la mesa del rincón estaban mirándome con asombro, algo asustados, pero siguieron comiendo tras un breve periodo de tiempo. Sabaody no iba a ser la isla de mis padres, había demasiadas personas queriendo hacer el mal, pensé algo enfadada. Tras darle otro bocado al delicioso desayuno volví a sonreír, estaba demasiado delicioso. Miré al encargado del restaurante y no parecía muy asombrado.
-¿Pasan a menudo estos ataques aquí, señor? - Dije con curiosidad hacia él
-Con señoritas como usted si, el mercado de esclavos está muy bien cotizado en este archipiélago, yo que usted tendría cuidado de mostrar esas orejas por la zona.- Respondió con tono amable - En cuanto a los daños, los pagará usted supongo. - Añadió cambiando del tono amable a arrogante en un instante, ese hombre era un especialista en el manejo de las emociones, pensé.
-Claro, casi pierdo la cabeza y además tengo que pagar los daños causados. Aquí tiene, 700 berries por el desayuno y 5.000 más por los daños. Siento las molestias causadas. - Dije mientras me levantaba. Estaba molesta por tener que pagar un agujero en el techo que no había causado yo.
Después de pagar me dirigí hacia la puerta del restaurante y me disponía a salir, pero antes le quería echar un último vistazo al joven solitario, parecía una persona precavida y no sabía si podría servirme de ayuda, pero no tenía nada que perder. Antes de salir le hice una señal con la mano para que viniese fuera. Me apoyé en la pared al lado de la puerta y miré a los alrededores, las personas seguían caminando como si nada, a pesar del disparo anterior, que fue bastante sonoro. Este sitio no tiene el más mínimo sentido de la justicie, pensé para mis adentros.
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Mientras disfrutaba de mi cerveza en silencio y tratando de pasar desapercibido pasó algo, que por un momento, me hizo sentirme como en la zona sin ley. Un disparo desde el tejado atravesó el techo directamente hasta el sitio donde estaba situada la joven. Como me imaginaba, no le costó mayor esfuerzo esquivarlo y en un solo parpadeo ya tenía preparado el arco mientras apuntaba al techo buscando a su agresor, sin mucha suerte. Volvió a dejar a un lado el arco y se puso a hablar con el dependiente, observé que sacaba un cantidad de dinero demasiado alta para el desayuno que se había tomado. Comprendí que le había exigido pagar los desperfectos del incidente y no pude evitar esbozar una tímida sonrisa.
Poco después, la chica se dirigió hacia la salida. No parecía muy perturbada por el ataque que acababa de sufrir. En ese momento nuestras miradas se cruzaron y me hizo un gesto queriéndome decir que la siguiera fuera. No estaba muy seguro de aceptar su invitación, pero la curiosidad me mataba. ¿Quién era esa persona?, ¿cuál sería el propósito de su viaje?, y más aun, ¿qué quería de mí?. Esas y otras preguntas inundaban mi cabeza. Sin más miramientos decidí aceptar su invitación, pero antes, me acerqué a la barra para pagar mi cerveza y de paso comprar tabaco.
Me dirigí a la calle donde se encontraba la muchacha. Al salir me encendí un cigarro y observé el exterior, nadie hubiera dicho que acababan de atentar contra la vida de alguien dentro del restaurante. Por lo visto, la zona segura no es tan segura, no me extraña si la protección y el mantenimiento de la ley está regido por la Marina. No estaba dentro de mis planes, pero me dispuse a hablar con ella.
- ¿Estás bien? -le dije intentando empezar una conversación-. Veo que no es la primera vez que te pasa algo así, la verdad es que me ha sorprendido la velocidad con la que has reaccionado. ¿Querías hablar conmigo?
Mientras hablaba con ella no pude pensar que no era posible que hubieran orquestado todo esto solo para raptarla y venderla. Había algo más detrás de todo esto y creo que al haber aceptado su invitación a seguirla, ahora yo también sería objetivo de esa gente.
Poco después, la chica se dirigió hacia la salida. No parecía muy perturbada por el ataque que acababa de sufrir. En ese momento nuestras miradas se cruzaron y me hizo un gesto queriéndome decir que la siguiera fuera. No estaba muy seguro de aceptar su invitación, pero la curiosidad me mataba. ¿Quién era esa persona?, ¿cuál sería el propósito de su viaje?, y más aun, ¿qué quería de mí?. Esas y otras preguntas inundaban mi cabeza. Sin más miramientos decidí aceptar su invitación, pero antes, me acerqué a la barra para pagar mi cerveza y de paso comprar tabaco.
Me dirigí a la calle donde se encontraba la muchacha. Al salir me encendí un cigarro y observé el exterior, nadie hubiera dicho que acababan de atentar contra la vida de alguien dentro del restaurante. Por lo visto, la zona segura no es tan segura, no me extraña si la protección y el mantenimiento de la ley está regido por la Marina. No estaba dentro de mis planes, pero me dispuse a hablar con ella.
- ¿Estás bien? -le dije intentando empezar una conversación-. Veo que no es la primera vez que te pasa algo así, la verdad es que me ha sorprendido la velocidad con la que has reaccionado. ¿Querías hablar conmigo?
Mientras hablaba con ella no pude pensar que no era posible que hubieran orquestado todo esto solo para raptarla y venderla. Había algo más detrás de todo esto y creo que al haber aceptado su invitación a seguirla, ahora yo también sería objetivo de esa gente.
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El joven aceptó mi invitación y salió del restaurante, se quedó algo asombrado por mi habilidad de esquivar, pero eso era lo de menos, lo había llamado para que me ayudase a encontrar a los culpables y porque parecía diferente al resto que se encontraban ahí. Su aura seguía siendo fría, pero sin embargo me dirigió la palabra, así que di por echo que eso era su máscara de cara a los desconocidos, era algo normal y que solía ver muy a menudo.
-Si, estoy bien, menos mal que estaba atenta, eso podía haberme matado. Te he llamado porque no pareces de la zona, es más, no pareció sorprenderte el disparo, parecía como si estuvieses acostumbrado a estas situaciones. - Dije seriamente, pero con una sonrisa, como hacía de costumbre - Te ofrezco un trato, si me ayudas a encontrar a los culpables y resulta que tienen precio por sus cabezas, tu te llevas la mitad de lo que valgan. - Añadí con una sonrisa inocente, si resultase que no tuviesen recompensa por sus cabezas, no podría ofrecerle nada por ayudarme
Justo después de terminar de hablar me sentí vigilada, miré a mi alrededor y di con la mirada de un grupo de marines, no tenía la más mínima idea de que querían, pero me miraban sospechosamente. Se acercaron lentamente y una vez a mi lado, uno de ellos empezó a hablar, tenía pelo castaño y bastantes arrugas, así como una cicatriz que atravesaba su nariz horizontalmente por el centro.
-Oímos un disparo proveniente de aquí, explique que es lo que ha pasado cazadora. - Me dijo el marine con una mirada de intimidación
-Buenos días, resulta que un par de personas encapuchadas se subieron al tejado de este restaurante y dispararon apuntando hacia mi cabeza. Conseguí esquivar el disparo y salieron huyendo. Después de eso, me quedé a terminar mi desayuno y ahora estoy aquí, preparándome para salir a buscarlos. - Dije con sinceridad, puesto que no había ninguna mentira en mis palabras, no mencioné al joven puesto que no sabía cual era su posición frente a la marina
El hombre se quedó pensativo un buen rato, hizo una señal de aprobación y de que me podía ir, después de eso dirigió una mirada indiferente al joven pelinegro y entró en el establecimiento junto a su pelotón. Pensé que había entrado a investigar el disparo, pero estuve bastante equivocada, el hombre y su equipo habían entrado a beber. Pidieron una ronda de jarras de sake para todo el equipo, que según mis cálculos eran unos 15. Después de ver que la marina volvía a no hacer su trabajo, los miré con algo de enfado y me dispuse a salir en busca de los encapuchados, esto era absurdo cuanto menos. No tenían ni el más mínimo respeto por la justicia, pero no iba a ponerme en su contra, tenía otros problemas que resolver.
-Vayámonos de aquí, no creo que vayan a ayudar unos borrachos. - Dije con cara de desagrado - Y luego dicen que son la definición de justicia... - Añadí con algo de ironía mientras pasaba por al lado de una tienda de ropa. Una niña de pelo rubio y ojos verdes se asomó por la ventana y me miró con una sonrisa, no pude resistirme y le respondí con una sonrisa también.
-Si, estoy bien, menos mal que estaba atenta, eso podía haberme matado. Te he llamado porque no pareces de la zona, es más, no pareció sorprenderte el disparo, parecía como si estuvieses acostumbrado a estas situaciones. - Dije seriamente, pero con una sonrisa, como hacía de costumbre - Te ofrezco un trato, si me ayudas a encontrar a los culpables y resulta que tienen precio por sus cabezas, tu te llevas la mitad de lo que valgan. - Añadí con una sonrisa inocente, si resultase que no tuviesen recompensa por sus cabezas, no podría ofrecerle nada por ayudarme
Justo después de terminar de hablar me sentí vigilada, miré a mi alrededor y di con la mirada de un grupo de marines, no tenía la más mínima idea de que querían, pero me miraban sospechosamente. Se acercaron lentamente y una vez a mi lado, uno de ellos empezó a hablar, tenía pelo castaño y bastantes arrugas, así como una cicatriz que atravesaba su nariz horizontalmente por el centro.
-Oímos un disparo proveniente de aquí, explique que es lo que ha pasado cazadora. - Me dijo el marine con una mirada de intimidación
-Buenos días, resulta que un par de personas encapuchadas se subieron al tejado de este restaurante y dispararon apuntando hacia mi cabeza. Conseguí esquivar el disparo y salieron huyendo. Después de eso, me quedé a terminar mi desayuno y ahora estoy aquí, preparándome para salir a buscarlos. - Dije con sinceridad, puesto que no había ninguna mentira en mis palabras, no mencioné al joven puesto que no sabía cual era su posición frente a la marina
El hombre se quedó pensativo un buen rato, hizo una señal de aprobación y de que me podía ir, después de eso dirigió una mirada indiferente al joven pelinegro y entró en el establecimiento junto a su pelotón. Pensé que había entrado a investigar el disparo, pero estuve bastante equivocada, el hombre y su equipo habían entrado a beber. Pidieron una ronda de jarras de sake para todo el equipo, que según mis cálculos eran unos 15. Después de ver que la marina volvía a no hacer su trabajo, los miré con algo de enfado y me dispuse a salir en busca de los encapuchados, esto era absurdo cuanto menos. No tenían ni el más mínimo respeto por la justicia, pero no iba a ponerme en su contra, tenía otros problemas que resolver.
-Vayámonos de aquí, no creo que vayan a ayudar unos borrachos. - Dije con cara de desagrado - Y luego dicen que son la definición de justicia... - Añadí con algo de ironía mientras pasaba por al lado de una tienda de ropa. Una niña de pelo rubio y ojos verdes se asomó por la ventana y me miró con una sonrisa, no pude resistirme y le respondí con una sonrisa también.
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No llevo ni medio día en esta parte de la isla y ya me estoy metiendo en líos. Supongo que era algo que tarde o temprano tenía que ocurrir. Una parte de mí quería que algo pasara en mi estancia en esta zona, los tipos que había visto anteriormente en el callejón no me daban buenas vibraciones y al parecer eran ellos los que habían organizado este ataque.
Como imaginaba, la chica no está asustada. Todo lo contrario, quiere darles caza y para mi sorpresa me invita a ello ofreciéndome la mitad de la recompensa, en caso de que la tengan.
-Está bien, iré contigo -respondí reaciamente, aunque habría aceptado sin que me ofreciera nada.
La oferta que me había hecho era interesante, pero no ha sido eso lo que me ha impulsado a aceptarla. Un ataque por sorpresa a alguien que a primera vista no ha hecho nada por lo que recibirlo, me parece un acto tan cobarde que es necesario castigarlo.
En ese momento aparecieron unos hombres de la Marina y se pusieron a hablar con mi nueva compañera. Yo giré la cabeza para que no me vieran demasiado, cuantos menos marines sepan de mi existencia mejor, por ahora. Acto seguido entraron en el restaurante y pidieron sake. Veo que no ha cambiado nada por aquí, mi odio hacia ellos no hace otra cosa que ir en aumento.
-¿No tendrás algún cartel de recompensa de los marines estos que han entrado? -intenté bromear, mientras seguía de cerca a la chica -. Por cierto, antes de llegar al restaurante vi que había un grupo de encapuchados en un callejón cercano, podríamos empezar a buscar por ahí, a no ser que tengas algo pensado.
Mientras íbamos andando la gente a nuestro alrededor se quedaba mirándonos, los niños la miraban con una cara sonriente mientras que a mí me observaban con algo de miedo. Sin embargo, los adultos nos miraban a los dos con cara extraña a la vez que desconfiaban. De la zona de donde yo venía era extraño ver sonrisas y menos aún de niños, los cuales escaseaban y los que había no eran muy felices. Eso me hizo darme cuenta de que tenía que salir de aquel sitio, viajar a otras partes del mundo para conocer otras culturas y así lograr mi objetivo final. Esta pequeña alianza que he hecho con esta arquera puede ayudarme a conseguirlo. Puede que saque algo más que un par de monedas de esta caza.
-Arquera -dije para llamarla- ¿Podrías decirme tu nombre?, con tanto lío no nos hemos presentado.
Como imaginaba, la chica no está asustada. Todo lo contrario, quiere darles caza y para mi sorpresa me invita a ello ofreciéndome la mitad de la recompensa, en caso de que la tengan.
-Está bien, iré contigo -respondí reaciamente, aunque habría aceptado sin que me ofreciera nada.
La oferta que me había hecho era interesante, pero no ha sido eso lo que me ha impulsado a aceptarla. Un ataque por sorpresa a alguien que a primera vista no ha hecho nada por lo que recibirlo, me parece un acto tan cobarde que es necesario castigarlo.
En ese momento aparecieron unos hombres de la Marina y se pusieron a hablar con mi nueva compañera. Yo giré la cabeza para que no me vieran demasiado, cuantos menos marines sepan de mi existencia mejor, por ahora. Acto seguido entraron en el restaurante y pidieron sake. Veo que no ha cambiado nada por aquí, mi odio hacia ellos no hace otra cosa que ir en aumento.
-¿No tendrás algún cartel de recompensa de los marines estos que han entrado? -intenté bromear, mientras seguía de cerca a la chica -. Por cierto, antes de llegar al restaurante vi que había un grupo de encapuchados en un callejón cercano, podríamos empezar a buscar por ahí, a no ser que tengas algo pensado.
Mientras íbamos andando la gente a nuestro alrededor se quedaba mirándonos, los niños la miraban con una cara sonriente mientras que a mí me observaban con algo de miedo. Sin embargo, los adultos nos miraban a los dos con cara extraña a la vez que desconfiaban. De la zona de donde yo venía era extraño ver sonrisas y menos aún de niños, los cuales escaseaban y los que había no eran muy felices. Eso me hizo darme cuenta de que tenía que salir de aquel sitio, viajar a otras partes del mundo para conocer otras culturas y así lograr mi objetivo final. Esta pequeña alianza que he hecho con esta arquera puede ayudarme a conseguirlo. Puede que saque algo más que un par de monedas de esta caza.
-Arquera -dije para llamarla- ¿Podrías decirme tu nombre?, con tanto lío no nos hemos presentado.
Yumiko Mei
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El joven pelinegro tenía un cigarro en la mano, me recordaba a un pelirrojo que había conocido hace mucho, Kusanagi. Ese joven estaba adicto a fumar, si le dejabas medio minuto fuera ya tenía encendido un cigarrillo. No tenía nada en contra de los fumadores, así que seguí caminando mientras el joven hablaba. Me había preguntado si tenía algún cartel de esos marines, a lo cual respondí con una risilla.
-Precio por sus cabezas no tienen, pero se merecen un descenso en picado, a limpiar la base de la marina. - Dije en respuesta a su broma. Poco después el joven propuso investigar primero en un callejón, donde había visto anteriormente unos encapuchados. - Perfecto, empezaremos allí, quizás encontremos algo que nos permita localizarlos. - Añadí con una sonrisa
Después de seguir caminando y tras las sonrisas de unos cuantos niños y las miradas de sospecha de los adultos, el joven preguntó por mi nombre. La verdad es que no nos habíamos presentado, me solía pasar demasiado a menudo olvidarme de decir mi nombre, esto era otro de esos momentos.
-Ay, que cabeza la mía. Me llamo Yumiko Mei y soy cazadora de recompensas. Pero supongo que lo último ya lo has deducido. - Dije con una sonrisa mientras me presentaba
Una vez llegados a la zona donde empezaríamos a buscar, empecé a mirar a mi alrededor, pero no encontré nada con la mirada y el haki de observación tampoco me mostraba mucho. Pude observar como el aura del joven pelinegro se había vuelto más calmada, quizás confiaba un poquito en mí, pensé mientras sonreía. Los árboles de la isla seguían cubriendo la isla de burbujas, como era de costumbre en Sabaody y entonces es cuando sentí un olor muy fuerte, café. Me quedé pensando de donde provenía el olor, pero luego me dí cuenta que una de las burbujas había explotado y estaba impregnada de ese olor. Segundos después el olor se desvaneció y seguía sin encontrar ninguna pista en el callejón, quizás la única forma de buscar a los encapuchados sería preguntar.
-¿Has encontrado algo? Yo no he visto ningún indicio por aquí, parecen muy buenos escondiendo sus huellas. - Pregunté al joven mientras seguía buscando por las paredes del callejón.
Después de preguntar al joven, miré al tejado y noté una grieta en una de las tejas. Salté y me agarré de una de los ventanales del edificio, después di otro salto impulsada en la pared y subí al tejado, a unos 8 metros de altura. Miré la grieta y observé que era redonda, como proveniente de una bala, pero al parecer había sido disparada desde el suelo, puesto que la grieta tenía más diámetro en la parte de abajo. Eso podía significar que alguien estaba disparando a los encapuchados subidos al edificio o al revés, que estos habían disparado a alguien subido al tejado, o habían fallado estrepitosamente al disparar. Había muchas opciones y para empezar a buscar necesitábamos alguna hipótesis inicial, lo mejor era que nos pusiésemos de acuerdo los dos antes de empezar a buscar como locos.
-Hey, sube a ver esto, parece una grieta hecha por una bala. Es muy parecida a la del restaurante, solo que está al reves, es decir, el arma fue disparada desde el suelo hacia el tejado. Quizás deberíamos mirar alrededor en busca de alguna mancha de sangre, aunque el disparo parece relativamente reciente, puesto que de ser más antiguo la lluvia hubiese aumentado el tamaño de la grieta.- Comenté mientras miraba al joven desde el tejado, no sabía si tenía la misma agilidad que yo para subir, pero si necesitaba ayuda le ofrecería una mano.
-Precio por sus cabezas no tienen, pero se merecen un descenso en picado, a limpiar la base de la marina. - Dije en respuesta a su broma. Poco después el joven propuso investigar primero en un callejón, donde había visto anteriormente unos encapuchados. - Perfecto, empezaremos allí, quizás encontremos algo que nos permita localizarlos. - Añadí con una sonrisa
Después de seguir caminando y tras las sonrisas de unos cuantos niños y las miradas de sospecha de los adultos, el joven preguntó por mi nombre. La verdad es que no nos habíamos presentado, me solía pasar demasiado a menudo olvidarme de decir mi nombre, esto era otro de esos momentos.
-Ay, que cabeza la mía. Me llamo Yumiko Mei y soy cazadora de recompensas. Pero supongo que lo último ya lo has deducido. - Dije con una sonrisa mientras me presentaba
Una vez llegados a la zona donde empezaríamos a buscar, empecé a mirar a mi alrededor, pero no encontré nada con la mirada y el haki de observación tampoco me mostraba mucho. Pude observar como el aura del joven pelinegro se había vuelto más calmada, quizás confiaba un poquito en mí, pensé mientras sonreía. Los árboles de la isla seguían cubriendo la isla de burbujas, como era de costumbre en Sabaody y entonces es cuando sentí un olor muy fuerte, café. Me quedé pensando de donde provenía el olor, pero luego me dí cuenta que una de las burbujas había explotado y estaba impregnada de ese olor. Segundos después el olor se desvaneció y seguía sin encontrar ninguna pista en el callejón, quizás la única forma de buscar a los encapuchados sería preguntar.
-¿Has encontrado algo? Yo no he visto ningún indicio por aquí, parecen muy buenos escondiendo sus huellas. - Pregunté al joven mientras seguía buscando por las paredes del callejón.
Después de preguntar al joven, miré al tejado y noté una grieta en una de las tejas. Salté y me agarré de una de los ventanales del edificio, después di otro salto impulsada en la pared y subí al tejado, a unos 8 metros de altura. Miré la grieta y observé que era redonda, como proveniente de una bala, pero al parecer había sido disparada desde el suelo, puesto que la grieta tenía más diámetro en la parte de abajo. Eso podía significar que alguien estaba disparando a los encapuchados subidos al edificio o al revés, que estos habían disparado a alguien subido al tejado, o habían fallado estrepitosamente al disparar. Había muchas opciones y para empezar a buscar necesitábamos alguna hipótesis inicial, lo mejor era que nos pusiésemos de acuerdo los dos antes de empezar a buscar como locos.
-Hey, sube a ver esto, parece una grieta hecha por una bala. Es muy parecida a la del restaurante, solo que está al reves, es decir, el arma fue disparada desde el suelo hacia el tejado. Quizás deberíamos mirar alrededor en busca de alguna mancha de sangre, aunque el disparo parece relativamente reciente, puesto que de ser más antiguo la lluvia hubiese aumentado el tamaño de la grieta.- Comenté mientras miraba al joven desde el tejado, no sabía si tenía la misma agilidad que yo para subir, pero si necesitaba ayuda le ofrecería una mano.
Arkadian Dardock
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La joven arquera continuó con la broma mientras seguíamos caminando. Esta situación me hacía sentir un poco incómodo, nunca había mantenido una conversación más de cinco minutos y ahora creo que hablaremos incluso más de lo que a mí me gustaría.
-Yo me llamo Arkadian -respondí al decirme ella su nombre. Evité darle mi apellido por si había oído algún tipo de rumor, prefería mantenerlo oculto por el momento.
Cuando llegamos al callejón me preguntó si veía algo sospechoso a lo que yo no dije nada. Supongo que se tomó el silencio como una respuesta negativa. Mientras investigábamos el lugar, la chica notó un olor que la dejó pensativa, yo no lo noté debido, probablemente, a la cantidad de tabaco que fumo. A continuación dio un par de saltos y llegó hasta el tejado. Me dijo que subiera y así lo hice. Por fin el entrenamiento en los grandes árboles de Sabaody empezaba a dar sus frutos.Tiré el cigarro al suelo y salté usando varios salientes de las ventanas como apoyo hasta llegar a la altura de Yumiko.
-Veo que has encontrado algo interesante -Le dije mientras me señalaba una huella de bala que al parecer iba del suelo al techo-. ¿Es posible que alguien más vaya detrás de ellos?
Me quedé pensativo intentando imaginar lo que está pasando aquí. Según los datos que tenemos puede que haya hasta tres grupos relacionados. Los tipos encapuchados que dispararon desde el techo hacia dentro del restaurante, la o las personas que dispararon desde este callejón al techo y luego nosotros. Esto se está poniendo interesante, pero no podemos despistarnos, hay que seguir buscando antes de que nos pillen por sorpresa de nuevo.
-Por lo visto puede que seamos tres grupos los implicados -Le dije ratificando mis pensamientos-. Tengo ganas de descubrir quién está detrás de todo esto y por qué eres su objetivo.
Es cierto que es una cazarrecompensas, puede que en el pasado haya capturado a algún miembro de la banda equivocada, pero las reconocidas e importantes de esta isla no actúan de un modo tan cobarde.
-¿Te parece que preguntemos a la gente de la zona? -Le pregunté sin tener mucha idea, puesto que era la primera cacería en la que me sumergía-. La otra opción es que vayamos a echar un ojo al puerto, donde están los barcos, para ver si vemos algún encapuchado más.
Alcé la vista mirando hacia donde estaba el puerto, tal vez allí encontrásemos algo más interesante, aunque lo más probable es que esté plagado de marines, cosa que no me hace mucha gracia. Si lo miro desde un punto positivo voy con una cazarrecompensas, puede que piensen que yo también lo soy y no harán demasiadas preguntas. Dejaré que lo decida la arquera, tiene más experiencia.
-Yo me llamo Arkadian -respondí al decirme ella su nombre. Evité darle mi apellido por si había oído algún tipo de rumor, prefería mantenerlo oculto por el momento.
Cuando llegamos al callejón me preguntó si veía algo sospechoso a lo que yo no dije nada. Supongo que se tomó el silencio como una respuesta negativa. Mientras investigábamos el lugar, la chica notó un olor que la dejó pensativa, yo no lo noté debido, probablemente, a la cantidad de tabaco que fumo. A continuación dio un par de saltos y llegó hasta el tejado. Me dijo que subiera y así lo hice. Por fin el entrenamiento en los grandes árboles de Sabaody empezaba a dar sus frutos.Tiré el cigarro al suelo y salté usando varios salientes de las ventanas como apoyo hasta llegar a la altura de Yumiko.
-Veo que has encontrado algo interesante -Le dije mientras me señalaba una huella de bala que al parecer iba del suelo al techo-. ¿Es posible que alguien más vaya detrás de ellos?
Me quedé pensativo intentando imaginar lo que está pasando aquí. Según los datos que tenemos puede que haya hasta tres grupos relacionados. Los tipos encapuchados que dispararon desde el techo hacia dentro del restaurante, la o las personas que dispararon desde este callejón al techo y luego nosotros. Esto se está poniendo interesante, pero no podemos despistarnos, hay que seguir buscando antes de que nos pillen por sorpresa de nuevo.
-Por lo visto puede que seamos tres grupos los implicados -Le dije ratificando mis pensamientos-. Tengo ganas de descubrir quién está detrás de todo esto y por qué eres su objetivo.
Es cierto que es una cazarrecompensas, puede que en el pasado haya capturado a algún miembro de la banda equivocada, pero las reconocidas e importantes de esta isla no actúan de un modo tan cobarde.
-¿Te parece que preguntemos a la gente de la zona? -Le pregunté sin tener mucha idea, puesto que era la primera cacería en la que me sumergía-. La otra opción es que vayamos a echar un ojo al puerto, donde están los barcos, para ver si vemos algún encapuchado más.
Alcé la vista mirando hacia donde estaba el puerto, tal vez allí encontrásemos algo más interesante, aunque lo más probable es que esté plagado de marines, cosa que no me hace mucha gracia. Si lo miro desde un punto positivo voy con una cazarrecompensas, puede que piensen que yo también lo soy y no harán demasiadas preguntas. Dejaré que lo decida la arquera, tiene más experiencia.
Yumiko Mei
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El joven se hacía llamar Arkadian, un nombre que no había escuchado anteriormente, así que no tenía si se trataba de un ciudadano, criminal o marine. Tampoco había mencionado su apellido, pero confiaba lo suficiente en mi instinto como para tenerlo al lado, de momento no parecía ser un tipo peligroso, pensé algo sospechosa. Al parecer, en el suelo el joven tampoco encontró nada relavante, así que subió arriba, donde me encontraba yo. No pareció resultarle difícil, por lo tanto llegué a la conclusión de que tendría cierta fuerza y agilidad, además de las peligrosas dos espadas que llevaba en la espalda.
-Puede que esto sea un grupo más complejo de lo que pensábamos al principio. Los encapuchados podrían ser incluso meros mercenarios trabajando para alguien, aunque lo mejor será no sacar conclusiones precipitadas con tan pocas pruebas.- Dije en respuesta a la pregunta del joven, sobre si habría alguien más implicado.
Arkadian comentó que eramos tres grupos relacionados, los del restaurante, los encapuchados de esta zona y nosotros. Aunque se tratasen de dos grupos de encapuchados, podrían ser los mismos, no me sorprendería. Puede que estuviesen cazando nuevas presas para el mercado de esclavos, aunque eso era un poquito estúpido, teniendo en cuenta que quieren las esclavas vivas y no muertas. Lo que usaban era munición común, nada de dardos tranquilizantes.
-Deberíamos tener cuidado, esta gente no me busca para venderme, de ser así no hubiesen intentado matarme, tiene que haber algo más.- Dije preocupada, no sabía cuál era el objetivo del grupo de encapuchados
El joven propuso preguntar a la gente de alrededor, cosa que me parecía completamente disparatada, la marina parecía pasar totalmente del asunto, así que era mejor no implicar a los civiles. Por otro lado, también dijo que podríamos mirar en el puerto los barcos, eso era más plausible.
-Veremos si encontramos algo en el puerto, preguntar a la gente solo nos traerá problemas. -Respondí ante la propuesta de Arkadian
Después de decir eso, bajé del tejado de un salto y me puse a caminar en dirección hacia el puerto, recordaba donde se encontraba, pues había bajado del barco unas semanas antes ahí. Había que cruzar otro manglar para alcanzarlo, así que seguí con mi haki de observación activado por si hubiese cualquier posible peligro. En el siguiente manglar los árboles creaban más burbujas de lo normal. Llegué a la conclusión de que usaban algún tipo de líquido para aumentar la producción de burbujas, de esa forma tendrían más para el recubrimiento de los barcos que tenían que atravesar la isla gyojin.
-Estate atento, en cualquier momento podrían atacarnos, es más, tengo la sensación de que nos estamos metiendo de lleno en una trampa. Si noto algo peligroso te avisaré con una señal, pero mantente atento. - Dije con una sonrisa, la situación se ponía tensa, había bastantes marines en la zona pero también parecían en constante tensión. Estaban mirando hacia un punto fijo, un barco anclado con una bandera roja con trazas blancas. Dentro del barco se podían vislumbrar dos jóvenes de pelo plateado y un tipo encapuchado, además de unos 20 hombres que parecían componer la tripulación. El encapuchado estaba arrodillado ante los jóvenes.- La marina no está moviendo un dedo, esto es muy extraño.- Añadí extrañada
-Puede que esto sea un grupo más complejo de lo que pensábamos al principio. Los encapuchados podrían ser incluso meros mercenarios trabajando para alguien, aunque lo mejor será no sacar conclusiones precipitadas con tan pocas pruebas.- Dije en respuesta a la pregunta del joven, sobre si habría alguien más implicado.
Arkadian comentó que eramos tres grupos relacionados, los del restaurante, los encapuchados de esta zona y nosotros. Aunque se tratasen de dos grupos de encapuchados, podrían ser los mismos, no me sorprendería. Puede que estuviesen cazando nuevas presas para el mercado de esclavos, aunque eso era un poquito estúpido, teniendo en cuenta que quieren las esclavas vivas y no muertas. Lo que usaban era munición común, nada de dardos tranquilizantes.
-Deberíamos tener cuidado, esta gente no me busca para venderme, de ser así no hubiesen intentado matarme, tiene que haber algo más.- Dije preocupada, no sabía cuál era el objetivo del grupo de encapuchados
El joven propuso preguntar a la gente de alrededor, cosa que me parecía completamente disparatada, la marina parecía pasar totalmente del asunto, así que era mejor no implicar a los civiles. Por otro lado, también dijo que podríamos mirar en el puerto los barcos, eso era más plausible.
-Veremos si encontramos algo en el puerto, preguntar a la gente solo nos traerá problemas. -Respondí ante la propuesta de Arkadian
Después de decir eso, bajé del tejado de un salto y me puse a caminar en dirección hacia el puerto, recordaba donde se encontraba, pues había bajado del barco unas semanas antes ahí. Había que cruzar otro manglar para alcanzarlo, así que seguí con mi haki de observación activado por si hubiese cualquier posible peligro. En el siguiente manglar los árboles creaban más burbujas de lo normal. Llegué a la conclusión de que usaban algún tipo de líquido para aumentar la producción de burbujas, de esa forma tendrían más para el recubrimiento de los barcos que tenían que atravesar la isla gyojin.
-Estate atento, en cualquier momento podrían atacarnos, es más, tengo la sensación de que nos estamos metiendo de lleno en una trampa. Si noto algo peligroso te avisaré con una señal, pero mantente atento. - Dije con una sonrisa, la situación se ponía tensa, había bastantes marines en la zona pero también parecían en constante tensión. Estaban mirando hacia un punto fijo, un barco anclado con una bandera roja con trazas blancas. Dentro del barco se podían vislumbrar dos jóvenes de pelo plateado y un tipo encapuchado, además de unos 20 hombres que parecían componer la tripulación. El encapuchado estaba arrodillado ante los jóvenes.- La marina no está moviendo un dedo, esto es muy extraño.- Añadí extrañada
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Mientras estábamos subidos en ese tejado, barajamos varias posibilidades sobre donde continuar la búsqueda. La propuesta de preguntar a la gente la descartó rápidamente la joven arquera, ya que no parecía ser la mejor opción. Finalmente decidimos ir hacia el puerto. Yumiko bajó de un salto del tejado, yo tuve que usar una ventana de apoyo, no tengo tanta agilidad como ella.
Nos pusimos en marcha hacia el puerto, durante el camino ella se percató de que la cantidad de burbujas en esa zona había aumentado y se le veía pensativa. Yo la verdad no le di una mayor importancia, no creo que esté relacionado con la gente a la que buscamos, pero nunca se sabe, puede que acabar con la cazarrecompensas solo sea una parte de su plan.
Al llegar al puerto notamos un revuelo, el lugar estaba lleno de marines, los cuales no quitaban ojo a un barco con lo que parecía una bandera pirata. Yumiko me dijo que estuviera atento, parecía que nos metíamos en una trampa. Me lo dijo mostrando la sonrisa que la caracterizaba, pero notaba que en el fondo estaba algo preocupada. También dijo que si notaba algo raro me haría una señal, eso en el fondo me reconfortaba, yo solía pelear en solitario y tener al lado a una persona en la que poder apoyarme era de gran ayuda.
-Entendido -respondí con cara seria-. Tengo una idea, podríamos acercarnos al barco utilizando como cobertura las cajas de mercancía que hay aquí. Los marines están centrados en ellos y no notarán nuestra presencia y los tipos del barco dudo que nos vean, aunque lo hagan no creo que se atrevan a entablar una lucha con tanto marine por aquí.
Miré a mi alrededor para analizar la zona y teníamos varias rutas de escape si la cosa se ponía fea. Dentro del barco se puede divisar a dos personas con el cabello plateado, parecen ser los que mandan en él. Aparte hay un encapuchado a los pies de éstos y luego mera tripulación, los cuales no me preocupaban mucho.
La situación no pintaba muy bien. No sé que pensaría ella, pero por un lado teníamos a lo que a simple vista parecían piratas y por otro estaban los marines los cuales no me daban ninguna confianza, además de que no me sentía nada cómodo con tanto a mi alrededor.
-¿En qué piensas “Arquera”? -digo refiriéndome a ella-.
La expresión de la cara de Yumiko había cambiado, ya no mostraba esa sonrisa habitual que de un modo u otro influía tranquilidad. Más bien tenía un rostro preocupado un tenso.
-Que no se te pase por la cabeza la idea de que te puedan coger -dije mientras me encendía un cigarro tratando de mostrar tranquilidad-. No he entrenado tanto estos últimos años para dejarme matar por unos simples piratas.
La idea de que la joven no mostrara su sonrisa no me gustaba. Si ella, que sé de sobra que es más poderosa que yo, estaba tensa y preocupada significaba que la situación era delicada, así que tengo que hacer algo para que sepa que no está sola en esto y que puede contar conmigo en cualquier enfrentamiento que se nos ponga delante.
Nos pusimos en marcha hacia el puerto, durante el camino ella se percató de que la cantidad de burbujas en esa zona había aumentado y se le veía pensativa. Yo la verdad no le di una mayor importancia, no creo que esté relacionado con la gente a la que buscamos, pero nunca se sabe, puede que acabar con la cazarrecompensas solo sea una parte de su plan.
Al llegar al puerto notamos un revuelo, el lugar estaba lleno de marines, los cuales no quitaban ojo a un barco con lo que parecía una bandera pirata. Yumiko me dijo que estuviera atento, parecía que nos metíamos en una trampa. Me lo dijo mostrando la sonrisa que la caracterizaba, pero notaba que en el fondo estaba algo preocupada. También dijo que si notaba algo raro me haría una señal, eso en el fondo me reconfortaba, yo solía pelear en solitario y tener al lado a una persona en la que poder apoyarme era de gran ayuda.
-Entendido -respondí con cara seria-. Tengo una idea, podríamos acercarnos al barco utilizando como cobertura las cajas de mercancía que hay aquí. Los marines están centrados en ellos y no notarán nuestra presencia y los tipos del barco dudo que nos vean, aunque lo hagan no creo que se atrevan a entablar una lucha con tanto marine por aquí.
Miré a mi alrededor para analizar la zona y teníamos varias rutas de escape si la cosa se ponía fea. Dentro del barco se puede divisar a dos personas con el cabello plateado, parecen ser los que mandan en él. Aparte hay un encapuchado a los pies de éstos y luego mera tripulación, los cuales no me preocupaban mucho.
La situación no pintaba muy bien. No sé que pensaría ella, pero por un lado teníamos a lo que a simple vista parecían piratas y por otro estaban los marines los cuales no me daban ninguna confianza, además de que no me sentía nada cómodo con tanto a mi alrededor.
-¿En qué piensas “Arquera”? -digo refiriéndome a ella-.
La expresión de la cara de Yumiko había cambiado, ya no mostraba esa sonrisa habitual que de un modo u otro influía tranquilidad. Más bien tenía un rostro preocupado un tenso.
-Que no se te pase por la cabeza la idea de que te puedan coger -dije mientras me encendía un cigarro tratando de mostrar tranquilidad-. No he entrenado tanto estos últimos años para dejarme matar por unos simples piratas.
La idea de que la joven no mostrara su sonrisa no me gustaba. Si ella, que sé de sobra que es más poderosa que yo, estaba tensa y preocupada significaba que la situación era delicada, así que tengo que hacer algo para que sepa que no está sola en esto y que puede contar conmigo en cualquier enfrentamiento que se nos ponga delante.
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Me quedé mirando a los marines un tiempo más, el joven había propuesto que nos acercásemos usando las cajas de mercancías como cobertura. Eso era una buena idea, así que afirmé y me puse detrás de una caja, acercándome lentamente.
-Creo que los marines están esperando que esos hombres bajen del barco, no se si tienen algún acuerdo, pero de ser así la justicia estaría corrompida, aunque no me sorprendería. Eso no quita que tenemos que estar muy atentos. - Dije en respuesta a su pregunta sobre lo que pensaba de la situación.
Tras mis pensamientos y cambio de mueca el joven Arkadian me tranquilizó diciéndome que no me irían a coger. Sus palabras me hicieron sentir mejor, a pesar de que no estaba tan preocupada por mí como por el hecho de haberlo metido en problemas. Me preocupaba la mayor parte del tiempo de los demás y no de mí, así es como siempre acababa metida en problemas ajenos, aunque esta vez había metido a Arkadian en un problema y me sentía mal por ello.
-Es pleno mediodía, debemos ser muy ciudadosos al subir al barco, creo que lo mejor será ponernos al otro lado, que parece que hay menos marines.- Dije mientras observaba la zona con el haki de observación, había al menos 15 marines, pero detrás del barco no se sentía ninguno, al menos no a simple vista.
La situación seguía siendo delicada, así que me alejé de la zona una distancia prudente y subí a uno de los árboles, sería lo más seguro ir saltando de árbol en árbol hasta alcanzar el barco. Además en el puerto se podía observar otro barco amarrado, se trataba de un barco marine. Avancé a través de los árboles de rama en rama sin hacer demasiado ruido y esperando que el joven pudiese seguir mi ritmo. Una vez alejada de la zona vigilada por los marines bajé, no estaba muy preocupada porque me viesen los marines, pero no quería que me viesen los integrantes del barco pirata. Unas cajas obstruían la visión directa de los piratas, así que me fui acercando hacia las cajas. Una vez ahí me quedé sentada escuchando a la gente del barco, que seguía estando a unos 25 metros.
-Arkadian, podríamos esperar a que se vayan los hombres que parecen estar vigilando la escalera hacia el barco, o podríamos subir por la proa. Cada vez estoy más segura de que los encapuchados eran simples mercenarios, mira como están tratando a ese.- Dije señalando hacia el barco
Un peloplateado le dio una patada en la mandíbula y luego lo tiró por la borda. El encapuchado cayó como una roca en el agua. Salí corriendo hacia su rescate, era algo que no podía soportar, ver sufrir a la gente, salté al agua y me sumergí unos 10 metros hasta encontrar el cuerpo del encapuchado, lo cogí del brazo y nadé lo más rápido que pude hacia la superficie. Sentía como el agua mojaba toda mi ropa y mi arco. Los hombres del barco no se habían fijado por suerte y seguían hablando como si no hubiese pasado nada. Subí por la zona de las cajas y me escondí de nuevo detrás, dejando a lo que parecía ser una mujer medio ahogada y sangrando por la frente en el suelo.
-Siento haber hecho esto, no puedo soportar ver a la gente sufrir, esto me suele pasar factura cuando son enemigos. Lo curaré y con algo de suerte conseguiremos algo de información. Lo mejor sería volver al bosque, aquí nos podrían descubrir en cualquier momento, además, tengo que secar esta ropa. - Dije sonriendo mientras apuntaba hacia mi mojada ropa. Lo lógico hubiese sido quitarme el vestido, pero no había pensado en ello cuando vi a la chica caer al agua y no salir.
Esperé la respuesta del joven, si decidía venir al bosque iríamos ahí y me preocuparía por curar las heridas de la joven, no era muy buena haciendo preguntas, esperaba que Arkadian me ayudase con eso. Aunque no se lo había mencionado, el chico pelinegro me inspiraba cierta confianza que solo mantenía con mis seres queridos, su compañía era agradable incluso teniendo un alma tan fría.
-Por cierto, ¿conseguiste escuchar algo?- Le pregunté al joven refiriéndome al barco pirata.
-Creo que los marines están esperando que esos hombres bajen del barco, no se si tienen algún acuerdo, pero de ser así la justicia estaría corrompida, aunque no me sorprendería. Eso no quita que tenemos que estar muy atentos. - Dije en respuesta a su pregunta sobre lo que pensaba de la situación.
Tras mis pensamientos y cambio de mueca el joven Arkadian me tranquilizó diciéndome que no me irían a coger. Sus palabras me hicieron sentir mejor, a pesar de que no estaba tan preocupada por mí como por el hecho de haberlo metido en problemas. Me preocupaba la mayor parte del tiempo de los demás y no de mí, así es como siempre acababa metida en problemas ajenos, aunque esta vez había metido a Arkadian en un problema y me sentía mal por ello.
-Es pleno mediodía, debemos ser muy ciudadosos al subir al barco, creo que lo mejor será ponernos al otro lado, que parece que hay menos marines.- Dije mientras observaba la zona con el haki de observación, había al menos 15 marines, pero detrás del barco no se sentía ninguno, al menos no a simple vista.
La situación seguía siendo delicada, así que me alejé de la zona una distancia prudente y subí a uno de los árboles, sería lo más seguro ir saltando de árbol en árbol hasta alcanzar el barco. Además en el puerto se podía observar otro barco amarrado, se trataba de un barco marine. Avancé a través de los árboles de rama en rama sin hacer demasiado ruido y esperando que el joven pudiese seguir mi ritmo. Una vez alejada de la zona vigilada por los marines bajé, no estaba muy preocupada porque me viesen los marines, pero no quería que me viesen los integrantes del barco pirata. Unas cajas obstruían la visión directa de los piratas, así que me fui acercando hacia las cajas. Una vez ahí me quedé sentada escuchando a la gente del barco, que seguía estando a unos 25 metros.
-Arkadian, podríamos esperar a que se vayan los hombres que parecen estar vigilando la escalera hacia el barco, o podríamos subir por la proa. Cada vez estoy más segura de que los encapuchados eran simples mercenarios, mira como están tratando a ese.- Dije señalando hacia el barco
Un peloplateado le dio una patada en la mandíbula y luego lo tiró por la borda. El encapuchado cayó como una roca en el agua. Salí corriendo hacia su rescate, era algo que no podía soportar, ver sufrir a la gente, salté al agua y me sumergí unos 10 metros hasta encontrar el cuerpo del encapuchado, lo cogí del brazo y nadé lo más rápido que pude hacia la superficie. Sentía como el agua mojaba toda mi ropa y mi arco. Los hombres del barco no se habían fijado por suerte y seguían hablando como si no hubiese pasado nada. Subí por la zona de las cajas y me escondí de nuevo detrás, dejando a lo que parecía ser una mujer medio ahogada y sangrando por la frente en el suelo.
-Siento haber hecho esto, no puedo soportar ver a la gente sufrir, esto me suele pasar factura cuando son enemigos. Lo curaré y con algo de suerte conseguiremos algo de información. Lo mejor sería volver al bosque, aquí nos podrían descubrir en cualquier momento, además, tengo que secar esta ropa. - Dije sonriendo mientras apuntaba hacia mi mojada ropa. Lo lógico hubiese sido quitarme el vestido, pero no había pensado en ello cuando vi a la chica caer al agua y no salir.
Esperé la respuesta del joven, si decidía venir al bosque iríamos ahí y me preocuparía por curar las heridas de la joven, no era muy buena haciendo preguntas, esperaba que Arkadian me ayudase con eso. Aunque no se lo había mencionado, el chico pelinegro me inspiraba cierta confianza que solo mantenía con mis seres queridos, su compañía era agradable incluso teniendo un alma tan fría.
-Por cierto, ¿conseguiste escuchar algo?- Le pregunté al joven refiriéndome al barco pirata.
- Mapa aproximado de la zona y posición actual de Yumiko(siento mis pésimas habilidades de dibujo):
- Las rayas de color azul son marines y las de color rojo piratas
Arkadian Dardock
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Estábamos detrás de unas cajas no muy lejos del barco de los piratas. Los marines seguían quitos expectantes, no sabría decir si esperaban para arrestarlo o solo hacían de mera cobertura para ellos. En caso de que fuera la segunda opción, no me importaría darles una lección de justicia.
Habíamos estado saltando de árbol en árbol hasta llegar a esa posición, el tabaco me estaba pasando factura. Yo soy rápido, pero Yumiko había hecho que me tuviera que esforzar para lograr no alejarme de ella.
En ese momento la arquera me dice que los encapuchados son meros mercenarios. Todo apunta a que es así. Mientras me estaba sugiriendo dos opciones para dar el siguiente paso, algo sucedió en el barco pirata. Uno de los que, a primera vista, era cabecilla en ese barco propinó un severo golpe al encapuchado que tenía delante de él lanzándolo directamente al agua. En ese momento Yumiko salió corriendo y se lanzó al mar sin dudarlo ni un instante para salvar al encapuchado. Me quedé de piedra, ¿cómo podía intentar salvar a una persona que, probablemente, sea la que te ha disparado hace un rato? Me pareció un acto que decía mucho a su favor, pero a la vez era bastante imprudente.
-¡Arquera! -grité, sin alzar mucho la voz, estirando el brazo para evitar que fuera a rescatarlo , pero se quedó en un mero intento.
Aproveché ese momento para centrarme en la conversación que estaba aconteciendo en el barco pirata. Mi Haki de observación no está muy desarrollado, pero creo que podré enterarme de algo. Me dispuse a usarlo y efectivamente, pude oír como hablaban sobre una joven cazarrecompensas de pelo rubio. No hay duda de que están hablando de mi compañera. Continúan la conversación y me percato de que intentaron que la marina les ayudase, pero el hecho de la joven haya hecho muchas cacerías para ellos era imposible que la cogieran.
¿De verdad la Marina está abierta a ofertas de este tipo?, pensé mientras mi rostro cambiaba a un gesto más enfurecido. No creo que me equivoque al pensar que la Marina está aquí para intentar que los actos de estos piratas no creen demasiado alboroto. Ahora entiendo por qué al salir del restaurante los marines que nos pararon no se sorprendieron por el disparo.
Veo a lo lejos volver a Yumiko con el encapuchado a la espalda, parece que no tiene buena pinta. Si estoy en lo correcto, querrá salvarle la vida. No me opongo a eso, pero no podemos bajar la guardia. Conforme se acercaba pude apreciar que el encapuchado era una mujer, pelo azulado y la cara ensangrentada.
Al llegar hasta donde yo estaba, la arquera me pidió perdón por el acto tan fortuito y descuidado que acababa de hacer. No le di más importancia al ver que ni los piratas ni los marines se habían percatado de su presencia. Miré a la mujer malherida y lo primero que me vino a la cabeza fue pensar en la suerte que había tenido al ser Yumiko su presa. Ningún otro enemigo se habría apiadado de ella después de lo sucedido.
-Volvamos al bosque, puede que esta chica nos sirva de algo -respondí al ver que la joven rubia estaba empapada y tenía la idea de curar a la mercenaria-. Seguro que nos da información valiosa.
Miré a Yumiko, mientras sonreía señalando su ropa toda empapada. No pude evitar esbozar una tímida sonrisa pensando en que me tocaría llevar el peso del interrogatorio. No me imagino a esta chica tan jovial intentando sonsacar información a un enemigo.
-Parece que los piratas ofrecieron a los marines formar parte en el ataque, pero ellos la rechazaron por miedo, supongo -respondí a la pregunta que me hizo sobre si escuché algo-. Supongo que su presencia en el puerto es para hacer cobertura y que no se les vaya de las manos.
La arquera deja en el suelo a la chica peliazul y se dispone a curarla. Al poco tiempo ésta empieza a abrir los ojos y se sorprende al vernos. Intenta huir, pero la agarro de los hombros para que no se levante del suelo.
-Tranquila, no te muevas, no vamos a hacerte daño -Le dije para intentar tranquilizarla-. Estás malherida y podrías empeorar si no te tranquilizas.
En ese momento se desmayó. Tendremos que esperar un poco a que se recupere para hablar con ella.
-Arquera, ¿te parece que esperemos aquí hasta que despierte?, no creo que tarde demasiado -le dije mientras me sentaba en el suelo y me encendía un cigarro-. Desde esta posición podemos ver si se mueven los piratas.
Habíamos estado saltando de árbol en árbol hasta llegar a esa posición, el tabaco me estaba pasando factura. Yo soy rápido, pero Yumiko había hecho que me tuviera que esforzar para lograr no alejarme de ella.
En ese momento la arquera me dice que los encapuchados son meros mercenarios. Todo apunta a que es así. Mientras me estaba sugiriendo dos opciones para dar el siguiente paso, algo sucedió en el barco pirata. Uno de los que, a primera vista, era cabecilla en ese barco propinó un severo golpe al encapuchado que tenía delante de él lanzándolo directamente al agua. En ese momento Yumiko salió corriendo y se lanzó al mar sin dudarlo ni un instante para salvar al encapuchado. Me quedé de piedra, ¿cómo podía intentar salvar a una persona que, probablemente, sea la que te ha disparado hace un rato? Me pareció un acto que decía mucho a su favor, pero a la vez era bastante imprudente.
-¡Arquera! -grité, sin alzar mucho la voz, estirando el brazo para evitar que fuera a rescatarlo , pero se quedó en un mero intento.
Aproveché ese momento para centrarme en la conversación que estaba aconteciendo en el barco pirata. Mi Haki de observación no está muy desarrollado, pero creo que podré enterarme de algo. Me dispuse a usarlo y efectivamente, pude oír como hablaban sobre una joven cazarrecompensas de pelo rubio. No hay duda de que están hablando de mi compañera. Continúan la conversación y me percato de que intentaron que la marina les ayudase, pero el hecho de la joven haya hecho muchas cacerías para ellos era imposible que la cogieran.
¿De verdad la Marina está abierta a ofertas de este tipo?, pensé mientras mi rostro cambiaba a un gesto más enfurecido. No creo que me equivoque al pensar que la Marina está aquí para intentar que los actos de estos piratas no creen demasiado alboroto. Ahora entiendo por qué al salir del restaurante los marines que nos pararon no se sorprendieron por el disparo.
Veo a lo lejos volver a Yumiko con el encapuchado a la espalda, parece que no tiene buena pinta. Si estoy en lo correcto, querrá salvarle la vida. No me opongo a eso, pero no podemos bajar la guardia. Conforme se acercaba pude apreciar que el encapuchado era una mujer, pelo azulado y la cara ensangrentada.
Al llegar hasta donde yo estaba, la arquera me pidió perdón por el acto tan fortuito y descuidado que acababa de hacer. No le di más importancia al ver que ni los piratas ni los marines se habían percatado de su presencia. Miré a la mujer malherida y lo primero que me vino a la cabeza fue pensar en la suerte que había tenido al ser Yumiko su presa. Ningún otro enemigo se habría apiadado de ella después de lo sucedido.
-Volvamos al bosque, puede que esta chica nos sirva de algo -respondí al ver que la joven rubia estaba empapada y tenía la idea de curar a la mercenaria-. Seguro que nos da información valiosa.
Miré a Yumiko, mientras sonreía señalando su ropa toda empapada. No pude evitar esbozar una tímida sonrisa pensando en que me tocaría llevar el peso del interrogatorio. No me imagino a esta chica tan jovial intentando sonsacar información a un enemigo.
-Parece que los piratas ofrecieron a los marines formar parte en el ataque, pero ellos la rechazaron por miedo, supongo -respondí a la pregunta que me hizo sobre si escuché algo-. Supongo que su presencia en el puerto es para hacer cobertura y que no se les vaya de las manos.
La arquera deja en el suelo a la chica peliazul y se dispone a curarla. Al poco tiempo ésta empieza a abrir los ojos y se sorprende al vernos. Intenta huir, pero la agarro de los hombros para que no se levante del suelo.
-Tranquila, no te muevas, no vamos a hacerte daño -Le dije para intentar tranquilizarla-. Estás malherida y podrías empeorar si no te tranquilizas.
En ese momento se desmayó. Tendremos que esperar un poco a que se recupere para hablar con ella.
-Arquera, ¿te parece que esperemos aquí hasta que despierte?, no creo que tarde demasiado -le dije mientras me sentaba en el suelo y me encendía un cigarro-. Desde esta posición podemos ver si se mueven los piratas.
Yumiko Mei
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El joven propuso que volviésemos al bosque y usásemos a la chica para obtener algo de información. Así que seguí el plan y fui al bosque junto al pelinegro. Una vez ahí, abrí mi bolso y saqué unas cuantas hojas y un rollo de vendaje. Corté un trozo usando mi cuchillo y lo puse sobre el pecho de la joven, que yacía tumbada en el suelo boca arriba. Tenía la nariz y la frente sangrando, le habían dado un rodillazo justo en el entrecejo. La hemorragia no parecía muy grave, al menos no en el exterior, esperaba que no tuviese ninguna hemorragia interna. Froté las hojas sobre la herida, después de unos 10 segundos dejó de sangrar, entonces puse el vendaje en la zona, cubriendo una hoja que dejé sobre la piel, esta haría cicatrizar más rápido la herida, pero escocería un poquito. Lo pegué a la piel usando una planta que hacía de pegamento, era muy parecido al pegamento de las tiritas.
-Déjala descansar un rato, la herida está tapada, pero si se mueve mucho podría abrirse una herida interna, eso me costaría más cerrar. - Dije con una sonrisa, mirando al joven Arkadian
-¿Cómo irían a aceptar los marines un ataque propuesto por unos piratas hacia una cazadora de criminales? Me parece increíble que siquiera hubiesen escuchado la oferta y no hubiesen acabado con los piratas ahí mismo, por cuestionar el poder de la justicia. La verdad es que la ineptitud de la marina me sorprende cada día más. No creo que protejan a los piratas, más bien estarán esperando que se despisten y bajen del barco, pienso yo.- Empecé diciendo irónicamente para luego seguir con una sonrisa. Los marines se volvían cada vez más estúpidos al parecer.
La joven se levantó de golpe, la intenté parar pero insistió en levantarse. Una vez arriba, miró hacia el barco pirata, que estaba bastante lejos e intentó huir, es más, creía que ni siquiera se había dado cuenta de nuestra presencia. Entonces, Arkadian la tomó por los hombros, la joven se giró, le miró unos 2 segundos a la cara y se desmayó. Estaba casi segura que lo que había visto era un sonrojo por parte de la chica. Me quedé pensativa por un tiempo, no estaba del todo segura el porqué de ese desmayo instantáneo. Me acerqué a la joven y puse mi mano sobre su frente, estaba muy caliente, tenía fiebre.
-No soy médica, pero creo que tiene fiebre. Vamos a esperar a que despierte, por desgracia no tengo hielo, pero usaré algo de menta refrescante.- Dije mientras tomaba un puñado de menta, la froté entre mis manos y después puse mis palmas sobre la frente de la joven, sentía las manos frescas y un olor intenso a menta verde.
-Podemos esperar aquí perfectamente, la joven probablemente nos sea de ayuda, solo espero que no le hayamos asustado demasiado.- Dije mientras miraba a la chica algo preocupada, tras eso me giré hacia Arkadian -Es raro ver a un hombre tan cordial por aquí, me alegra haberte elegido a ti para ayudarme y no a borrachos de la mesa del restaurante.- Añadí mirando al joven, con una sonrisa
Los piratas seguían sin hacer ningún movimiento extraño. Los dos peliplateados se habían ido a sus camarotes, puesto que no se les veía en cubierta. Por otro lado, había un par de tripulantes que estaban limpiando el suelo, quizás por la sangre de la joven, aunque parecía costarles más de lo normal, puede que hubiesen más víctimas como esa chica, pensé. Algunos marines suspiraron y dejaron de estar tensos, otros se quedaron mirando al barco, pero parecía que la tensión había bajado una vez los peliplateados habían desaparecido. Quizás esos tipejos eran criminales buscados, pero no recordaba ninguno como ellos.
Segundos después, saqué mi conjunto de carteles de se busca y tras hojear unos quince carteles, encontré un hombre de pelo plateado, no sabía si era alguno del barco, pues no los había visto tan de cerca. Le mostré el cartel a Arkadian esperando que el hubiese notado la cara de los hombres.
-¿Se parece a alguno de los peliplateados? 30 millones de berries por su cabeza me parece un precio bastante alto como para que la marina haga tratos con ellos. Igual hay algo detrás de esto.- Dije pensativa, con una sonrisa, pues la joven se estaba despertando
La joven encapuchada estaba mirando a Arkadian y estaba roja como un tomate, antes pensaba que podría haber sido amor a primera vista, pero luego recapacité y me dí cuenta que había sido la fiebre. Volví a poner mi dorso de la palma sobre su frente y se notaba algo mejor, más fresca. Sus ojos parecían inocentes, no tenía ninguna cicatriz y su piel era suave.
-Toma, bebe un poco de agua, necesitas hidratarte. Has perdido mucha sangre.- Dije mientras le ofrecía mi botellita abierta de agua a la joven. - Siento no haberme presentado antes, me llamo Yumiko y este joven es Arkadian. Vi que te habían tirado por la borda de ese barco, así que te saqué cuanto antes del agua. - Añadí con una sonrisa
La peliazul bebió la mitad de la botella de un trago, estaba de verdad sedienta, pensé. Tras eso mostró una sonrisa inocente y dió las gracias en un intento de arrodillarse. Sabía cual era su noble intención, pero la paré por su propio bien, si se levantaba tendría un dolor de cabeza enorme, entre la hemorragia y la fiebre.
-Quédate tumbada, si te mueves demasiado podrías provocar una hemorragia interna.- Dije parando a la joven - Tomate tu tiempo para respirar y tranquilizarte. - Añadí sonriendo, esperaba que el joven pelinegro también dijese algo
-G... gra... ¡gracias!- Dijo la joven con todas sus fuerzas, que eran bastante pocas teniendo en cuenta lo débil que estaba.
Me quedé mirando su alma, usando tanto mi haki de observación como mi instinto y noté sufrimiento, pero a la vez pureza. Era una persona buena, la chica no era una criminal, al menos no de corazón. A diferencia del joven Arkadian que tenía un alma cubierta por una gruesa capa fría, la joven tenía un alma débil, pero cálida. Sentía en ella alguien en quién confiar, pero tenía que tener cuidado, en este mundo todo se podría tornar negro, es lo que aprendí hace mucho tiempo.
-Déjala descansar un rato, la herida está tapada, pero si se mueve mucho podría abrirse una herida interna, eso me costaría más cerrar. - Dije con una sonrisa, mirando al joven Arkadian
-¿Cómo irían a aceptar los marines un ataque propuesto por unos piratas hacia una cazadora de criminales? Me parece increíble que siquiera hubiesen escuchado la oferta y no hubiesen acabado con los piratas ahí mismo, por cuestionar el poder de la justicia. La verdad es que la ineptitud de la marina me sorprende cada día más. No creo que protejan a los piratas, más bien estarán esperando que se despisten y bajen del barco, pienso yo.- Empecé diciendo irónicamente para luego seguir con una sonrisa. Los marines se volvían cada vez más estúpidos al parecer.
La joven se levantó de golpe, la intenté parar pero insistió en levantarse. Una vez arriba, miró hacia el barco pirata, que estaba bastante lejos e intentó huir, es más, creía que ni siquiera se había dado cuenta de nuestra presencia. Entonces, Arkadian la tomó por los hombros, la joven se giró, le miró unos 2 segundos a la cara y se desmayó. Estaba casi segura que lo que había visto era un sonrojo por parte de la chica. Me quedé pensativa por un tiempo, no estaba del todo segura el porqué de ese desmayo instantáneo. Me acerqué a la joven y puse mi mano sobre su frente, estaba muy caliente, tenía fiebre.
-No soy médica, pero creo que tiene fiebre. Vamos a esperar a que despierte, por desgracia no tengo hielo, pero usaré algo de menta refrescante.- Dije mientras tomaba un puñado de menta, la froté entre mis manos y después puse mis palmas sobre la frente de la joven, sentía las manos frescas y un olor intenso a menta verde.
-Podemos esperar aquí perfectamente, la joven probablemente nos sea de ayuda, solo espero que no le hayamos asustado demasiado.- Dije mientras miraba a la chica algo preocupada, tras eso me giré hacia Arkadian -Es raro ver a un hombre tan cordial por aquí, me alegra haberte elegido a ti para ayudarme y no a borrachos de la mesa del restaurante.- Añadí mirando al joven, con una sonrisa
Los piratas seguían sin hacer ningún movimiento extraño. Los dos peliplateados se habían ido a sus camarotes, puesto que no se les veía en cubierta. Por otro lado, había un par de tripulantes que estaban limpiando el suelo, quizás por la sangre de la joven, aunque parecía costarles más de lo normal, puede que hubiesen más víctimas como esa chica, pensé. Algunos marines suspiraron y dejaron de estar tensos, otros se quedaron mirando al barco, pero parecía que la tensión había bajado una vez los peliplateados habían desaparecido. Quizás esos tipejos eran criminales buscados, pero no recordaba ninguno como ellos.
Segundos después, saqué mi conjunto de carteles de se busca y tras hojear unos quince carteles, encontré un hombre de pelo plateado, no sabía si era alguno del barco, pues no los había visto tan de cerca. Le mostré el cartel a Arkadian esperando que el hubiese notado la cara de los hombres.
-¿Se parece a alguno de los peliplateados? 30 millones de berries por su cabeza me parece un precio bastante alto como para que la marina haga tratos con ellos. Igual hay algo detrás de esto.- Dije pensativa, con una sonrisa, pues la joven se estaba despertando
La joven encapuchada estaba mirando a Arkadian y estaba roja como un tomate, antes pensaba que podría haber sido amor a primera vista, pero luego recapacité y me dí cuenta que había sido la fiebre. Volví a poner mi dorso de la palma sobre su frente y se notaba algo mejor, más fresca. Sus ojos parecían inocentes, no tenía ninguna cicatriz y su piel era suave.
-Toma, bebe un poco de agua, necesitas hidratarte. Has perdido mucha sangre.- Dije mientras le ofrecía mi botellita abierta de agua a la joven. - Siento no haberme presentado antes, me llamo Yumiko y este joven es Arkadian. Vi que te habían tirado por la borda de ese barco, así que te saqué cuanto antes del agua. - Añadí con una sonrisa
La peliazul bebió la mitad de la botella de un trago, estaba de verdad sedienta, pensé. Tras eso mostró una sonrisa inocente y dió las gracias en un intento de arrodillarse. Sabía cual era su noble intención, pero la paré por su propio bien, si se levantaba tendría un dolor de cabeza enorme, entre la hemorragia y la fiebre.
-Quédate tumbada, si te mueves demasiado podrías provocar una hemorragia interna.- Dije parando a la joven - Tomate tu tiempo para respirar y tranquilizarte. - Añadí sonriendo, esperaba que el joven pelinegro también dijese algo
-G... gra... ¡gracias!- Dijo la joven con todas sus fuerzas, que eran bastante pocas teniendo en cuenta lo débil que estaba.
Me quedé mirando su alma, usando tanto mi haki de observación como mi instinto y noté sufrimiento, pero a la vez pureza. Era una persona buena, la chica no era una criminal, al menos no de corazón. A diferencia del joven Arkadian que tenía un alma cubierta por una gruesa capa fría, la joven tenía un alma débil, pero cálida. Sentía en ella alguien en quién confiar, pero tenía que tener cuidado, en este mundo todo se podría tornar negro, es lo que aprendí hace mucho tiempo.
Arkadian Dardock
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La chica rescatada seguía inconsciente en el suelo, mientras Yumiko estaba bajándole la fiebre con un poco de menta fresca. Me acabé el cigarro y miré hacia el barco, no entendía como esta chica estaba involucrada con esa gente, no parece tener maldad alguna por lo menos a simple vista.
La arquera me miró y dijo que era difícil encontrar gente como yo y que le agradaba mi compañía en esta pequeña escaramuza, con la sonrisa que le caracterizaba. Eso hizo que me sacara otra tímida sonrisa, pero no contesté a su comentario. Después sacó varios carteles de se busca con el objetivo de identificar a alguno de los cabecillas. Uno de esos carteles le llamó la atención y me lo enseñó, efectivamente era uno de los peliplateados del barco. Ese hombre tenía un precio por su cabeza de 30 millones, nunca me había encontrado a alguien con esa recompensa, normalmente había peleado contra criminales de poca monta.
-Estoy seguro de que este cartel es de uno de los tipos del barco -respondí a la rubita-. Si que es raro encontrar por aquí a alguien con ese precio.
Acto seguido la joven peliazul se despertó, la veía impactada y desconcertada. Era normal, acababa de sufrir un buen golpe y debía estar dolorida. Observé que Yumiko volvía a comprobar su fiebre y aún era elevada. Acerqué mi mano a su frente y canalicé parte de mi poder de hielo para enfriarla. La verdad es que era la primera vez que usaba esto fuera de combate, normalmente siempre lo uso para combinarlo con mis espadas puesto que por sus propiedades gélidas no tengo que usar tanto poder para mi técnica.
La encapuchada seguía tumbada, pero bastante mejor después de enfriarla. Bebió el agua que le ofreció mi compañera y se la veía muy agradecida. Las dos se entendían a base de sonrisas. Ahora que ha recobrado el conocimiento es hora de hacerle algunas preguntas, tenía una idea de cómo actuar, pero la complejidad con la que se miraban esta chica y la arquera hizo que tuviera que cambiar la forma de hacerlo.
-Veo que ya estás mejor, ¿puedes decirnos cómo te llamas? -Le pregunté intentando no asustarla.
-Esto…. Me llamo Iloura -dijo tímidamente.
Parece que yo intimidaba más a Iloura que la rubita, puede que las preguntas las deba hacer ella, pero por ahora seguiré yo haciendo las preguntas. Si veo que se agobia, dejaré que Yumiko se encargue mientras me limito a observar.
-No te preocupes Iloura, no vamos a hacerte daño -dije para intentar que se tranquilizara-. ¿De qué manera estás relacionada con los piratas del hombre peliplateado?
-Es un asunto delicado, no sé si debo contároslo -agachó la mirada poniendo un gesto de vergüenza.
-Tranquila, veo que la arquera no te ve como una amenaza y me fio de ella, es más seguro que si puede ayudarte lo hará -intentaba que se sintiera más cómoda-. Puedes confiar en nosotros.
Miré a la rubita y me devolvió la mirada acompañándola con una sonrisa. Creo que había dado en el clavo. Después de estar con ella este tiempo he comprendido que si puede ayudar a alguien no dudará.
-Pues….Empecé a trabajar para ellos hace unos meses, mis padres están en una situación límite, no tienen casi ni para comer y lo único que yo hacía era que su vida fuera más complicada aún puesto que era una boca más que alimentar. Mis padres viven aquí, en Sabaody, en uno de los manglares de la zona sin ley y tienen que pagar un impuesto de residencia a una banda de contrabandistas que tienen dominada esa parte -nos contaba la chica mientras una lágrima caía por su mejilla-. Los piratas me ofrecieron trabajar a cambio de unas monedas, todo empezó bien, me enviaban tareas simples y que no hacían daño a nadie. Pero hace poco me dijeron que si quería continuar con ellos tenía que demostrar que era una más de su banda, me ordenaron acabar con una cazarrecompensas de orejas puntiagudas. Te encontré en el restaurante e intenté matarte Yumiko…
La chica continuaba hablando, yo me acomodé y aproveché para fumarme un cigarro. Mientras seguía con su historia me quedé observando a la rubita. Tenía un gesto de tristeza y enfado a la vez. No había acabado la historia y yo ya sabía que ella iba a tener otra razón para acabar con los piratas. La arquera no dejaba de sorprenderme, nunca había conocido a nadie así y creo que por primera vez desde que nos encontrábamos me alegraba hacer equipo con ella por algo más que su poder.
La arquera me miró y dijo que era difícil encontrar gente como yo y que le agradaba mi compañía en esta pequeña escaramuza, con la sonrisa que le caracterizaba. Eso hizo que me sacara otra tímida sonrisa, pero no contesté a su comentario. Después sacó varios carteles de se busca con el objetivo de identificar a alguno de los cabecillas. Uno de esos carteles le llamó la atención y me lo enseñó, efectivamente era uno de los peliplateados del barco. Ese hombre tenía un precio por su cabeza de 30 millones, nunca me había encontrado a alguien con esa recompensa, normalmente había peleado contra criminales de poca monta.
-Estoy seguro de que este cartel es de uno de los tipos del barco -respondí a la rubita-. Si que es raro encontrar por aquí a alguien con ese precio.
Acto seguido la joven peliazul se despertó, la veía impactada y desconcertada. Era normal, acababa de sufrir un buen golpe y debía estar dolorida. Observé que Yumiko volvía a comprobar su fiebre y aún era elevada. Acerqué mi mano a su frente y canalicé parte de mi poder de hielo para enfriarla. La verdad es que era la primera vez que usaba esto fuera de combate, normalmente siempre lo uso para combinarlo con mis espadas puesto que por sus propiedades gélidas no tengo que usar tanto poder para mi técnica.
La encapuchada seguía tumbada, pero bastante mejor después de enfriarla. Bebió el agua que le ofreció mi compañera y se la veía muy agradecida. Las dos se entendían a base de sonrisas. Ahora que ha recobrado el conocimiento es hora de hacerle algunas preguntas, tenía una idea de cómo actuar, pero la complejidad con la que se miraban esta chica y la arquera hizo que tuviera que cambiar la forma de hacerlo.
-Veo que ya estás mejor, ¿puedes decirnos cómo te llamas? -Le pregunté intentando no asustarla.
-Esto…. Me llamo Iloura -dijo tímidamente.
Parece que yo intimidaba más a Iloura que la rubita, puede que las preguntas las deba hacer ella, pero por ahora seguiré yo haciendo las preguntas. Si veo que se agobia, dejaré que Yumiko se encargue mientras me limito a observar.
-No te preocupes Iloura, no vamos a hacerte daño -dije para intentar que se tranquilizara-. ¿De qué manera estás relacionada con los piratas del hombre peliplateado?
-Es un asunto delicado, no sé si debo contároslo -agachó la mirada poniendo un gesto de vergüenza.
-Tranquila, veo que la arquera no te ve como una amenaza y me fio de ella, es más seguro que si puede ayudarte lo hará -intentaba que se sintiera más cómoda-. Puedes confiar en nosotros.
Miré a la rubita y me devolvió la mirada acompañándola con una sonrisa. Creo que había dado en el clavo. Después de estar con ella este tiempo he comprendido que si puede ayudar a alguien no dudará.
-Pues….Empecé a trabajar para ellos hace unos meses, mis padres están en una situación límite, no tienen casi ni para comer y lo único que yo hacía era que su vida fuera más complicada aún puesto que era una boca más que alimentar. Mis padres viven aquí, en Sabaody, en uno de los manglares de la zona sin ley y tienen que pagar un impuesto de residencia a una banda de contrabandistas que tienen dominada esa parte -nos contaba la chica mientras una lágrima caía por su mejilla-. Los piratas me ofrecieron trabajar a cambio de unas monedas, todo empezó bien, me enviaban tareas simples y que no hacían daño a nadie. Pero hace poco me dijeron que si quería continuar con ellos tenía que demostrar que era una más de su banda, me ordenaron acabar con una cazarrecompensas de orejas puntiagudas. Te encontré en el restaurante e intenté matarte Yumiko…
La chica continuaba hablando, yo me acomodé y aproveché para fumarme un cigarro. Mientras seguía con su historia me quedé observando a la rubita. Tenía un gesto de tristeza y enfado a la vez. No había acabado la historia y yo ya sabía que ella iba a tener otra razón para acabar con los piratas. La arquera no dejaba de sorprenderme, nunca había conocido a nadie así y creo que por primera vez desde que nos encontrábamos me alegraba hacer equipo con ella por algo más que su poder.
Yumiko Mei
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El espadachín había confirmado que el del cartel de se busca, era uno de los del barco. No tenía todos los carteles actuales y no tenía ni idea del precio por la cabeza del otro peliplateado, si es que tuviese alguna. Habría que andarse con cuidado y tomar todas las precauciones posibles, no sabía si nos enfrentábamos a algo más poderoso de lo esperado. Había cazado anteriormente a un hombre que tenía 50 millones por su cabeza, con la ayuda de mi difunto ex-novio, Byakuro, pero no de varios criminales a la vez. También recordé haber capturado a un criminal que tenía 75 millones por su cabeza, ese lo capturé en solitario, pero fue un muy difícil, aunque ahora estaba muchísimo más entrenada que en ese entonces.
Antes de haberle dado de beber de mi botella de agua, el joven había apoyado sus manos sobre su frente, sentí algo emanar de su mano, frío. Unos segundos después la chica se calmó, bebió de la botella y dio las gracias. Tras eso, el pelinegro preguntó por el nombre de la chica, esta hizo llamarse Iloura, un nombre extraño y exótico, no lo había escuchado en la vida. La chica estaba aún sonrojada, pero la fiebre había bajado. La siguiente pregunta interrogatoria fue sobre su relación con los hombres peliplateados, a lo que respondió desconfiada que era un asunto delicado.
Me miró a la cara, después de que el joven le dijese que podía confiar en nosotros, asentí con una sonrisa, no iría a dejar una persona indefensa en un bosque y sin saber si al día siguiente seguiría con vida. Tras ello la chica empezó a hablar, contando su vida y su situación. Había empezado a trabajar para los piratas debido a la falta de comida de su familia, se sentía mal por su propia existencia, pues era una boca más que necesitaba alimento. Al parecer la banda le había dado dinero por pequeños trabajos, el último sin embargo era totalmente distinto, se trataba de un asesinato, ella no quiso hacerlo.
-Tranquila, se que no quisiste dispararme. El que apretó el gatillo fue tu acompañante, tu solo sujetaste el arma. Por suerte no me pasó nada, lo que me sorprende es que salieseis corriendo ambos y no volviese a disparar tu compañero.- Dije extrañada, se podía percibir un cierto odio en mi interior que estaba intentando apaciguar, pues aún faltaban algunos cabos sueltos por atar y entender todo el panorama, pero esos piratas eran simplemente odiosos, pensé.
-Era mi guía, encargado de enseñarme mi objetivo y ayudarme a capturarlo tras el disparo. Le pedí que lo hiciese él, yo tenía muchísimo miedo, no había usado un arma en toda mi vida. Tras eso salimos huyendo ambos, él fue un vendedor ambulante de comida y no quería destrozar su imagen pública, y yo le seguí.-Paró porque se había quedado sin aire de tanto llorar, respiró hondo y siguió contando- Me delató en el barco, diciendo que no había hecho el trabajo, pedí perdón a los capitanes, pero no funcionó. Me insultaron a mí y a mis padres, dijeron que los matarían y después de eso me pegaron, quedé inconsciente tras el golpe en la cabeza. - Añadió entre sollozos, las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos
-Nos ocuparemos de poner a salvo a tus padres, pero necesitaremos encontrar un sitio más seguro que este y descubrir el trato que tienen con la marina estos piratas.- Dije intentando tranquilizar a la joven con una sincera sonrisa y mis manos sobre sus hombros - Arkadian, ¿tu vives aquí verdad? Podríamos dejar a sus padres en tu casa, solo si quieres, si no, tendremos que buscar otro escondite, pero no conozco esta isla muy bien.- Añadí mirando al joven espadachín, sin levantar mis manos de los hombros de la joven
-No se como agradecéroslo, nadie jamás ha intentado ayudarme a mí o a mis padres y nadie en todo el manglar se impuso a las palabras de los piratas. ¡Gracias Arka y gracias Yumi!- Dijo la joven mientras se secaba las lágrimas, usando la manga de su camisa.
-No tienes nada que agradecernos, lo que te han hecho es horrible, no soporto ver sufrir a alguien así de pura. Además, aún falta mucho por hacer.- Dije sonriendo mientras me levantaba y me ponía el arco en la espalda, así como el bolso y demás cosas que había dejado secarse. Ya estaban totalmente secas, milagros de las altas temperaturas de Sabaody.
Sabía de sobra que no podría ir yo sola al barco e intentar ganar a todos los enemigos, además de descabellado, era estúpido. Teníamos que hacer un plan de asalto al barco y para ello necesitábamos tiempo y un lugar donde no nos molestaran, pero el primer paso era poner en lugar seguro a los padres de la joven, no sabíamos cuanto tardarían en ir a por ellos. Tras preparar todas mis cosas, miré por última vez al barco pirata, con la bandera baja, pues no había casi brisa, nadie más que 2 personas se encontraban en cubierta, era la hora de la cena, quizás era por eso, pensé.
-Vayamos a por sus padres, antes de que los encuentren.- Dije mirando a Arkadian preocupada.
Entonces la chica intentó levantarse y no pudo, se cayó. Le dí mi mano y se levantó, pero no andaba del todo bien, entre la sangre, los traumas y el estrés, no me imaginaba lo que habría en su cabeza en ese momento.
- ¿Puedes andar? - Pregunté mirando a la chica.
- Sí, no te preocupes, tenemos que llegar cuanto antes. - Respondió la chica justo antes de tambalearse y estar a punto de caer, la cogí por la mano y apoyé su torso en mi hombro. - Lo siento, soy torpe incluso cuando me ayudan, soy una desgracia. - Dijo a punto de empezar a llorar de nuevo
- Tranquila, es normal que te pase esto, te llevaremos entre ambos, una vez lleguemos a un lugar tranquilo podrás descansar, es normal que estés así después de todo lo que has sufrido. - Dije en un intento de tranquilizar a la joven, al parecer funcionó, me sonrío y salimos en dirección hacia la zona peligrosa, los manglares criminales, sin ley.
Antes de haberle dado de beber de mi botella de agua, el joven había apoyado sus manos sobre su frente, sentí algo emanar de su mano, frío. Unos segundos después la chica se calmó, bebió de la botella y dio las gracias. Tras eso, el pelinegro preguntó por el nombre de la chica, esta hizo llamarse Iloura, un nombre extraño y exótico, no lo había escuchado en la vida. La chica estaba aún sonrojada, pero la fiebre había bajado. La siguiente pregunta interrogatoria fue sobre su relación con los hombres peliplateados, a lo que respondió desconfiada que era un asunto delicado.
Me miró a la cara, después de que el joven le dijese que podía confiar en nosotros, asentí con una sonrisa, no iría a dejar una persona indefensa en un bosque y sin saber si al día siguiente seguiría con vida. Tras ello la chica empezó a hablar, contando su vida y su situación. Había empezado a trabajar para los piratas debido a la falta de comida de su familia, se sentía mal por su propia existencia, pues era una boca más que necesitaba alimento. Al parecer la banda le había dado dinero por pequeños trabajos, el último sin embargo era totalmente distinto, se trataba de un asesinato, ella no quiso hacerlo.
-Tranquila, se que no quisiste dispararme. El que apretó el gatillo fue tu acompañante, tu solo sujetaste el arma. Por suerte no me pasó nada, lo que me sorprende es que salieseis corriendo ambos y no volviese a disparar tu compañero.- Dije extrañada, se podía percibir un cierto odio en mi interior que estaba intentando apaciguar, pues aún faltaban algunos cabos sueltos por atar y entender todo el panorama, pero esos piratas eran simplemente odiosos, pensé.
-Era mi guía, encargado de enseñarme mi objetivo y ayudarme a capturarlo tras el disparo. Le pedí que lo hiciese él, yo tenía muchísimo miedo, no había usado un arma en toda mi vida. Tras eso salimos huyendo ambos, él fue un vendedor ambulante de comida y no quería destrozar su imagen pública, y yo le seguí.-Paró porque se había quedado sin aire de tanto llorar, respiró hondo y siguió contando- Me delató en el barco, diciendo que no había hecho el trabajo, pedí perdón a los capitanes, pero no funcionó. Me insultaron a mí y a mis padres, dijeron que los matarían y después de eso me pegaron, quedé inconsciente tras el golpe en la cabeza. - Añadió entre sollozos, las lágrimas no paraban de brotar de sus ojos
-Nos ocuparemos de poner a salvo a tus padres, pero necesitaremos encontrar un sitio más seguro que este y descubrir el trato que tienen con la marina estos piratas.- Dije intentando tranquilizar a la joven con una sincera sonrisa y mis manos sobre sus hombros - Arkadian, ¿tu vives aquí verdad? Podríamos dejar a sus padres en tu casa, solo si quieres, si no, tendremos que buscar otro escondite, pero no conozco esta isla muy bien.- Añadí mirando al joven espadachín, sin levantar mis manos de los hombros de la joven
-No se como agradecéroslo, nadie jamás ha intentado ayudarme a mí o a mis padres y nadie en todo el manglar se impuso a las palabras de los piratas. ¡Gracias Arka y gracias Yumi!- Dijo la joven mientras se secaba las lágrimas, usando la manga de su camisa.
-No tienes nada que agradecernos, lo que te han hecho es horrible, no soporto ver sufrir a alguien así de pura. Además, aún falta mucho por hacer.- Dije sonriendo mientras me levantaba y me ponía el arco en la espalda, así como el bolso y demás cosas que había dejado secarse. Ya estaban totalmente secas, milagros de las altas temperaturas de Sabaody.
Sabía de sobra que no podría ir yo sola al barco e intentar ganar a todos los enemigos, además de descabellado, era estúpido. Teníamos que hacer un plan de asalto al barco y para ello necesitábamos tiempo y un lugar donde no nos molestaran, pero el primer paso era poner en lugar seguro a los padres de la joven, no sabíamos cuanto tardarían en ir a por ellos. Tras preparar todas mis cosas, miré por última vez al barco pirata, con la bandera baja, pues no había casi brisa, nadie más que 2 personas se encontraban en cubierta, era la hora de la cena, quizás era por eso, pensé.
-Vayamos a por sus padres, antes de que los encuentren.- Dije mirando a Arkadian preocupada.
Entonces la chica intentó levantarse y no pudo, se cayó. Le dí mi mano y se levantó, pero no andaba del todo bien, entre la sangre, los traumas y el estrés, no me imaginaba lo que habría en su cabeza en ese momento.
- ¿Puedes andar? - Pregunté mirando a la chica.
- Sí, no te preocupes, tenemos que llegar cuanto antes. - Respondió la chica justo antes de tambalearse y estar a punto de caer, la cogí por la mano y apoyé su torso en mi hombro. - Lo siento, soy torpe incluso cuando me ayudan, soy una desgracia. - Dijo a punto de empezar a llorar de nuevo
- Tranquila, es normal que te pase esto, te llevaremos entre ambos, una vez lleguemos a un lugar tranquilo podrás descansar, es normal que estés así después de todo lo que has sufrido. - Dije en un intento de tranquilizar a la joven, al parecer funcionó, me sonrío y salimos en dirección hacia la zona peligrosa, los manglares criminales, sin ley.
Arkadian Dardock
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Cae la noche en Sabaody, en la cubierta del barco no hay más de dos personas. Iloura no puede dejar de llorar mientras relata la dura vida que le ha tocado sobrellevar. Me acabo el cigarro mientras Yumiko intenta tranquilizar a la peliazul, todo apunta a que esto va a llevarnos más tiempo del que en un principio podríamos haber previsto.
Estaba observando el barco pirata cuando algo me cogió por sorpresa. La joven arquera había propuesto que lleváramos a los padres de Iloura a mi casa para que estuvieran a salvo. En ese momento muchas cosas se me pasaron por la cabeza, lo más importante era destacar que la casa no era mía, sino de un amable anciano que hace unos años me acogió sin miramientos, además de que sabía todo sobre mi pasado, algo que no me gustaría que saliera a la luz. La otra cosa que me preocupaba era que iríamos a la zona sin ley, una zona en la que yo me siento cómodo, Yumiko supongo que no le costaría adaptarse, pero nuestra nueva compañera está muy mal herida y si a eso le sumamos escoltar a sus padres, podríamos lamentarlo más tarde. Debía pensar algo y rápido, la rubita me está mirando para que decida y si me niego es capaz de meterme un flechazo entre ceja y ceja antes de que me dé tiempo a parpadear.
-Iloura, necesitamos saber en qué manglar se encuentran tus padres -dije mirándola fijamente a los ojos-. Si los piratas piensan que has muerto, es muy probable que no les quede mucho tiempo, tenemos que ser rápidos.
-¿Cómo?...¿Qué no les quede tiempo? -la chica se puso temblar al oír mis palabras.
-Tienes que centrarte, sé que son muchas cosas al mismo tiempo -la miré fijamente con gesto serio para que se percatara de la gravedad del asunto-. Tus padres te necesitan más que nunca.
-No puedo creer que todo esto esté pasando -decía mientras me miraba con los ojos cristalinos-. Ellos están en el manglar 16, en la zona sin ley. Supongo que eso es un problema añadido.
Ahora ya tengo todos los datos que necesito, tenemos que ponernos en marcha cuanto antes. Por suerte no tardaremos mucho en ir hasta el manglar 16 y menos aún de ese al 17, donde está la casa del viejo. Puede que cuando lleguemos tengamos algunos enemigos en casa de los padres de Iloura. Lo que menos me tiene que preocupar ahora mismo son las conversaciones que pueda tener el viejo con esta gente, ya me preocuparé de eso cuando estén a salvo.
-No te preocupes por la zona sin ley, yo vivo en el manglar 17, me siento más cómodo en esa zona que en esta -dije para intentar calmar la situación-. Pongámonos en camino cuanto antes, tus padres se pueden quedar en mi casa.
Yumiko volvió a sonreír después de escuchar mis palabras, eso hizo que me sintiera mejor, algo que nunca hubiera imaginado. La peliazul no podía casi caminar, tuvimos que ponernos uno a cada lado para ayudarla a andar, pero aun así seguíamos yendo muy lento, algo que no nos podíamos permitir, teníamos que hacer cuanto pudiésemos antes de que saliera el sol. No sabemos que están planeando los piratas y que salga el sol nos perjudica, podrían desaparecer o incluso volver a arremeter con otra ofensiva, esta vez seguro que mucho más peligrosa.
-Perdona si te molesta lo que voy a hacer -digo mientras cojo a Iloura de un brazo y me la subo a la espalda-. Es la única forma de que lleguemos a tiempo.
Notaba que le había pillado por sorpresa, puesto que notaba su corazón en mi espalda muy acelerado. Lo único que atinó a decir fue gracias poco antes de quedarse dormida. Miré a la rubita y me propinó una nueva sonrisa. Pusimos rumbo a casa de la familia de la chica, esta vez corriendo.
No tardamos mucho en llegar, la encapuchada se acababa de despertar y nos estaba guiando hasta la localización que buscábamos. Nada más visualizar la casa nos dimos cuenta de cómo se nos habían adelantado unos tipejos con malas pintas, no hay duda de que vienen de parte de los piratas. Vimos unos setos justo a un lado en los que podíamos plantear la jugada, teníamos que actuar rápido.
-Rubita, necesito que me cubras, no dudes solo dispara -dije mientras salía corriendo.
Estaba observando el barco pirata cuando algo me cogió por sorpresa. La joven arquera había propuesto que lleváramos a los padres de Iloura a mi casa para que estuvieran a salvo. En ese momento muchas cosas se me pasaron por la cabeza, lo más importante era destacar que la casa no era mía, sino de un amable anciano que hace unos años me acogió sin miramientos, además de que sabía todo sobre mi pasado, algo que no me gustaría que saliera a la luz. La otra cosa que me preocupaba era que iríamos a la zona sin ley, una zona en la que yo me siento cómodo, Yumiko supongo que no le costaría adaptarse, pero nuestra nueva compañera está muy mal herida y si a eso le sumamos escoltar a sus padres, podríamos lamentarlo más tarde. Debía pensar algo y rápido, la rubita me está mirando para que decida y si me niego es capaz de meterme un flechazo entre ceja y ceja antes de que me dé tiempo a parpadear.
-Iloura, necesitamos saber en qué manglar se encuentran tus padres -dije mirándola fijamente a los ojos-. Si los piratas piensan que has muerto, es muy probable que no les quede mucho tiempo, tenemos que ser rápidos.
-¿Cómo?...¿Qué no les quede tiempo? -la chica se puso temblar al oír mis palabras.
-Tienes que centrarte, sé que son muchas cosas al mismo tiempo -la miré fijamente con gesto serio para que se percatara de la gravedad del asunto-. Tus padres te necesitan más que nunca.
-No puedo creer que todo esto esté pasando -decía mientras me miraba con los ojos cristalinos-. Ellos están en el manglar 16, en la zona sin ley. Supongo que eso es un problema añadido.
Ahora ya tengo todos los datos que necesito, tenemos que ponernos en marcha cuanto antes. Por suerte no tardaremos mucho en ir hasta el manglar 16 y menos aún de ese al 17, donde está la casa del viejo. Puede que cuando lleguemos tengamos algunos enemigos en casa de los padres de Iloura. Lo que menos me tiene que preocupar ahora mismo son las conversaciones que pueda tener el viejo con esta gente, ya me preocuparé de eso cuando estén a salvo.
-No te preocupes por la zona sin ley, yo vivo en el manglar 17, me siento más cómodo en esa zona que en esta -dije para intentar calmar la situación-. Pongámonos en camino cuanto antes, tus padres se pueden quedar en mi casa.
Yumiko volvió a sonreír después de escuchar mis palabras, eso hizo que me sintiera mejor, algo que nunca hubiera imaginado. La peliazul no podía casi caminar, tuvimos que ponernos uno a cada lado para ayudarla a andar, pero aun así seguíamos yendo muy lento, algo que no nos podíamos permitir, teníamos que hacer cuanto pudiésemos antes de que saliera el sol. No sabemos que están planeando los piratas y que salga el sol nos perjudica, podrían desaparecer o incluso volver a arremeter con otra ofensiva, esta vez seguro que mucho más peligrosa.
-Perdona si te molesta lo que voy a hacer -digo mientras cojo a Iloura de un brazo y me la subo a la espalda-. Es la única forma de que lleguemos a tiempo.
Notaba que le había pillado por sorpresa, puesto que notaba su corazón en mi espalda muy acelerado. Lo único que atinó a decir fue gracias poco antes de quedarse dormida. Miré a la rubita y me propinó una nueva sonrisa. Pusimos rumbo a casa de la familia de la chica, esta vez corriendo.
No tardamos mucho en llegar, la encapuchada se acababa de despertar y nos estaba guiando hasta la localización que buscábamos. Nada más visualizar la casa nos dimos cuenta de cómo se nos habían adelantado unos tipejos con malas pintas, no hay duda de que vienen de parte de los piratas. Vimos unos setos justo a un lado en los que podíamos plantear la jugada, teníamos que actuar rápido.
-Rubita, necesito que me cubras, no dudes solo dispara -dije mientras salía corriendo.
Yumiko Mei
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La joven respondió a las preguntas de Arkadian sobre la posición de sus padres, se encontraban en el manglar 16, no muy lejos de aquí. Debido a eso era más fácil para los piratas alcanzarlos, teníamos que darnos mucha prisa. El pelinegro dijo que se podrían quedar en su casa, en el manglar 17, bastante interesante teniendo en cuenta que había parecido muy sorprendido cuando le pregunté por su casa al principio.
-Perfecto, entonces tenemos que darnos mucha prisa. - Dije sonriendo ante el acuerdo con el joven
La noche ya había caído hacia unos 20-30 minutos, era el momento perfecto para preparar nuestro ataque hacia los piratas, pero los padres de la chica eran lo más importante en este momento. Arkadian al ver que nos movíamos muy lentos, cogió a la chica y la subió a su espalda, esta se quedó dormida y avanzamos rápidamente en dirección hacia el manglar 16. Por el camino se podía ver gracias a la tenue luz de la luna, casi llena. Las burbujas se veían más bonitas por la noche, definitivamente, Sabaody parecía un archipiélago tropical a esas horas, no me sorprendía que hubiesen tantas discotecas en la zona turística.
Una vez la chica despertó, nos guío un buen tramo, hasta dar con la casa, nos pusimos detrás de un arbusto, pues había 3 personas delante de la casa. Estos llevaban armas y estaban apuntando a un hombre, pensé que sería el padre de la chica, así que preparé dos flechas, tomé mi arco y tensé la cuerda, apuntando a la espinilla derecha de estos. Unos segundos después Arkadian se lanzó a por el del centro, solté la cuerda y las flechas volaron directas hacia las piernas de los criminales. Estos cayeron al suelo de golpe, pero no estaban muertos, probablemente siguiesen pudiendo mover las manos y hablar.
Tras eso, me acerqué y les golpeé con el arco cubierto en haki a los dos en la cabeza, era muy resistente, no se rompería por un golpe como ese. Se quedaron desmayados en el suelo. El padre parecía muy asustado ante nuestro encuentro, pero una vez vió a la joven encapuchada corriendo hacia el, cambió su mueca por una de felicidad, sonriendo. El reencuentro estaba muy bien, pero era hora de poner a ambos a salvo. Me quedé mirando como el joven Arkadian se encendía un cigarro, suponía que eso significaba que me tocaba hablar a mí con la familia, ningún problema, pensé.
-Buenas tardes o más bien noches, hemos salvado a su hija, Iloura y nos contó su situación con los piratas. Hemos decidida ayudarle tanto a ella como a vosotros, sus padres y acabar con la banda de los piratas, que tantos problemas trae. Para ello tenemos que poneros a salvo, os dejaremos en la casa de Arkadian, ese chico de ahí. - Dije mientras apuntaba hacia el pelinegro - Debemos irnos rápido antes de que vengan más refuerzos. - Dije algo preocupada y mientras miraba alrededor en busca de cualquier posible peligro
-Iloura, ¿dice la verdad? - Preguntó el hombre, de unos 40 años, con barba tamaño medio y con apariencia fuerte, medía 1.90 metros según mis cálculos y se notaban unos músculos trabajados, debajo de su camisa a cuadros. Tenía pelo negro y varias cicatrices en la cara, no estaba del todo segura si se trataba de un antiguo soldado o un trabajador arduo.
-Sí, padre. Ellos me salvaron de la muerte, casi me tiran por la borda. Me pidieron matar a alguien y fallé, yo no quería hacer daño a nadie. - Dijo la chica casi empezando a llorar de nuevo
-Te dije que no tenías que haberte metido con ellos, son una panda de capullos. - Respondió ante el comentario de la peliazul, después nos miró durante un rato y volvió a hablar. - Confío en estos jóvenes, parecen fuertes y sobre todo extranjeros, espero que sean capaces de derrotarlos, como afirman. - Añadió con seguridad
Tras eso, terminaron de prepararse y empezamos a caminar hacia el manglar 17, la madre era una mujer de unos 38 años, también con un pelo azul como el de su hija y una sonrisa constante en su cara, aunque a veces pareciese triste, la sonrisa seguía ahí. No dirigió ninguna palabra, quizás simplemente no gustaba de hablar con extranjeros, pero eso era lo de menos, mientras cooperase todo iría según el improvisado plan que habíamos montado.
-Arkadian, tenemos que pensar en un plan de asalto desde ya, no tenemos mucho tiempo hasta que se haga de día, unas 5 horas. - Dije mirando al joven, llevábamos caminando unos 10 minutos y nos encontrábamos cruzando el puente hacia el manglar 17. - Tenía en mente incendiar el barco y atacarlos uno a uno mientras fuesen bajando, pero no estoy del todo segura si funcionará. ¿Tienes alguna idea? - Añadí preguntando al joven pelinegro, de forma pensativa.
Después de esto seguimos caminando según las indicaciones del joven pelinegro, esperaba que fuese cerca esa casa, pues no teníamos todo el tiempo del mundo para conseguir cazar a esos bastardos, además habíamos dejado 3 tipos en el suelo delante de la casa de la familia de la chica, eso solo nos traería más problemas una vez los encontrasen. Quizás teníamos que haberlos escondido, pensé, pero eso ya era muy tarde, habíamos caminado mucho desde ese lugar.
-Esperemos que no nos hayan seguido. - Dije preocupada. Llevaba tiempo mirando hacia atrás por si acaso y con mi haki de observación activado, pero solo pude ver ardillas saltando de árboles y algún búho cantando desde una rama.
-Perfecto, entonces tenemos que darnos mucha prisa. - Dije sonriendo ante el acuerdo con el joven
La noche ya había caído hacia unos 20-30 minutos, era el momento perfecto para preparar nuestro ataque hacia los piratas, pero los padres de la chica eran lo más importante en este momento. Arkadian al ver que nos movíamos muy lentos, cogió a la chica y la subió a su espalda, esta se quedó dormida y avanzamos rápidamente en dirección hacia el manglar 16. Por el camino se podía ver gracias a la tenue luz de la luna, casi llena. Las burbujas se veían más bonitas por la noche, definitivamente, Sabaody parecía un archipiélago tropical a esas horas, no me sorprendía que hubiesen tantas discotecas en la zona turística.
Una vez la chica despertó, nos guío un buen tramo, hasta dar con la casa, nos pusimos detrás de un arbusto, pues había 3 personas delante de la casa. Estos llevaban armas y estaban apuntando a un hombre, pensé que sería el padre de la chica, así que preparé dos flechas, tomé mi arco y tensé la cuerda, apuntando a la espinilla derecha de estos. Unos segundos después Arkadian se lanzó a por el del centro, solté la cuerda y las flechas volaron directas hacia las piernas de los criminales. Estos cayeron al suelo de golpe, pero no estaban muertos, probablemente siguiesen pudiendo mover las manos y hablar.
Tras eso, me acerqué y les golpeé con el arco cubierto en haki a los dos en la cabeza, era muy resistente, no se rompería por un golpe como ese. Se quedaron desmayados en el suelo. El padre parecía muy asustado ante nuestro encuentro, pero una vez vió a la joven encapuchada corriendo hacia el, cambió su mueca por una de felicidad, sonriendo. El reencuentro estaba muy bien, pero era hora de poner a ambos a salvo. Me quedé mirando como el joven Arkadian se encendía un cigarro, suponía que eso significaba que me tocaba hablar a mí con la familia, ningún problema, pensé.
-Buenas tardes o más bien noches, hemos salvado a su hija, Iloura y nos contó su situación con los piratas. Hemos decidida ayudarle tanto a ella como a vosotros, sus padres y acabar con la banda de los piratas, que tantos problemas trae. Para ello tenemos que poneros a salvo, os dejaremos en la casa de Arkadian, ese chico de ahí. - Dije mientras apuntaba hacia el pelinegro - Debemos irnos rápido antes de que vengan más refuerzos. - Dije algo preocupada y mientras miraba alrededor en busca de cualquier posible peligro
-Iloura, ¿dice la verdad? - Preguntó el hombre, de unos 40 años, con barba tamaño medio y con apariencia fuerte, medía 1.90 metros según mis cálculos y se notaban unos músculos trabajados, debajo de su camisa a cuadros. Tenía pelo negro y varias cicatrices en la cara, no estaba del todo segura si se trataba de un antiguo soldado o un trabajador arduo.
-Sí, padre. Ellos me salvaron de la muerte, casi me tiran por la borda. Me pidieron matar a alguien y fallé, yo no quería hacer daño a nadie. - Dijo la chica casi empezando a llorar de nuevo
-Te dije que no tenías que haberte metido con ellos, son una panda de capullos. - Respondió ante el comentario de la peliazul, después nos miró durante un rato y volvió a hablar. - Confío en estos jóvenes, parecen fuertes y sobre todo extranjeros, espero que sean capaces de derrotarlos, como afirman. - Añadió con seguridad
Tras eso, terminaron de prepararse y empezamos a caminar hacia el manglar 17, la madre era una mujer de unos 38 años, también con un pelo azul como el de su hija y una sonrisa constante en su cara, aunque a veces pareciese triste, la sonrisa seguía ahí. No dirigió ninguna palabra, quizás simplemente no gustaba de hablar con extranjeros, pero eso era lo de menos, mientras cooperase todo iría según el improvisado plan que habíamos montado.
-Arkadian, tenemos que pensar en un plan de asalto desde ya, no tenemos mucho tiempo hasta que se haga de día, unas 5 horas. - Dije mirando al joven, llevábamos caminando unos 10 minutos y nos encontrábamos cruzando el puente hacia el manglar 17. - Tenía en mente incendiar el barco y atacarlos uno a uno mientras fuesen bajando, pero no estoy del todo segura si funcionará. ¿Tienes alguna idea? - Añadí preguntando al joven pelinegro, de forma pensativa.
Después de esto seguimos caminando según las indicaciones del joven pelinegro, esperaba que fuese cerca esa casa, pues no teníamos todo el tiempo del mundo para conseguir cazar a esos bastardos, además habíamos dejado 3 tipos en el suelo delante de la casa de la familia de la chica, eso solo nos traería más problemas una vez los encontrasen. Quizás teníamos que haberlos escondido, pensé, pero eso ya era muy tarde, habíamos caminado mucho desde ese lugar.
-Esperemos que no nos hayan seguido. - Dije preocupada. Llevaba tiempo mirando hacia atrás por si acaso y con mi haki de observación activado, pero solo pude ver ardillas saltando de árboles y algún búho cantando desde una rama.
Arkadian Dardock
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Todo parece indicar que los padres de Iloura están bien. Como pensaba, Yumiko ya tenía algo preparado y no me ha dejado colgado. Ha dejado inconscientes a dos de los tipos que había en la puerta de la casa.
Mientras me fumo un cigarro, la arquera se encarga de hablar con la familia y explicarles la situación. El padre parece fuerte y joven, habría hecho frente a estos tipos, pero supongo que su mujer habría supuesto una debilidad. Si llegamos a tardar más tiempo, no sé cómo podría haber acabado esto.
Poco después nos pusimos rumbo a la casa del anciano, donde vivía yo. La familia de la encapuchada solo había cogido lo necesario, no era necesario coger cosas que nos hicieran ir más lento. El padre me parecía una persona normal y corriente de las que te puedes encontrar en la zona sin ley. No era un delincuente, solo un hombre que quería cuidar de su familia, pero no podía costearse nada más. Sin embargo, la madre tenía algo misterioso, no había dicho palabra desde que llegamos, tenía siempre una sonrisa en su cara, aunque algo hacía pensar que estaba triste por dentro. Era normal, la situación era para estarlo. No le di más importancia y dejé pasarlo, pero estaría atento por lo que pudiera pasar.
No estábamos lejos de llegar a nuestro destino cuando Yumiko me dijo que teníamos que pensar en algún plan para acabar con los piratas. No podíamos plantarnos allí sin más y pelear con ellos. Propuso incendiar el barco y esperarlos cuando bajaran de él, así los pillaríamos por sorpresa y el número no sería un problema. La verdad no era una mala idea, solo necesitaríamos acercarnos sin que nos vieran, aunque la marina puede ser un problema. Necesitamos un plan B.
-Me parece bien -respondí a la arquera-. Pero tenemos que tener un plan B por si la marina ronda cerca o algo se tuerce.
Habíamos llegado al manglar 17, podía ver la casa a pocos metros. La peliazul estaba exhausta, las heridas se estaban volviendo a abrir. Su padre la ayudó los últimos pasos haciendo que apoyara su cuerpo sobre su hombro. Observé que mi compañera no dejaba de mirar para atrás, supuse que era por si nos seguían, cosa que no parecía ya que no se escuchaba nada ni sentía ningún peligro. En este manglar cuando anochece parece que la gente desaparece, no se escucha ni un alma, esto es debido a que están en otras zonas haciendo de las suyas o encerrados en sus bases planeando el siguiente golpe.
-Esperad un momento aquí fuera -dije mientras atravesaba el umbral de la puerta de la casa.
Al entrar vi al viejo sentado en su silla habitual con una taza de té. Todo estaba como cuando me fui. Es normal, mi amigo había vivido aquí toda la vida lo conocían de sobra en el manglar y siempre lo han respetado. Esta es la razón por la que he decidido que se queden aquí, nadie los molestará y el anciano ya me demostró que sabe defenderse solo sin ningún problema.
-Hola viejo, veo que todo está tal cual lo dejé -le digo mientras pongo las manos en el respaldo de la silla-. Tengo que decirte algo importante.
-Hola joven Dardock, ¿es por esa gente que hay en la puerta? -dijo señalándolos a través de la ventana-. Hazlos entrar, se les ve cansados.
-Sobre eso te quería hablar. No saben nada de mi pasado, ni tan siquiera que me apellido Dardock -dije con gesto serio-. Me gustaría que no dijeras nada sobre el tema, me conocen como Arkadian.
-No te preocupes amigo, no diré nada sobre el tema -sonrió y bebió de su taza-. Eso es un tema del que tú tienes que hablar.
Después de dejar las cosas claras hice entrar a mis acompañantes. La familia se quedó un poco sorprendida de que viviese en una casa tan humilde en la zona sin ley y de que viviera con el anciano. Hice las presentaciones pertinentes sin perder tiempo, pues Yumiko y yo teníamos que acabar con los piratas cuanto antes.
-Viejo, la arquera y yo nos vamos, tenemos que resolver aún un asunto pendiente -le dije mientras miraba a la rubita-. Estoy seguro de que Iloura te pondrá al corriente de todo. Cuida de ellos y lo más importante, que descansen.
-Descuida chico, yo me encargo de ellos. Id a hacer lo que tengáis que hacer -dijo con una sonrisa-. Y recuerda, cuidado que no te maten.
Antes de salir me quedé pensando unos minutos un plan B, por si el del fuego no funcionaba.
-Yumiko, hagamos lo del fuego -le dije mientras abría la puerta de la casa-. Pero si por algún motivo no podemos, ¿qué te parece si intentamos hacer unos agujeros en el barco? Tendríamos que acercarnos igualmente al barco, pero no sería tan llamativo como el fuego.
Mientras me fumo un cigarro, la arquera se encarga de hablar con la familia y explicarles la situación. El padre parece fuerte y joven, habría hecho frente a estos tipos, pero supongo que su mujer habría supuesto una debilidad. Si llegamos a tardar más tiempo, no sé cómo podría haber acabado esto.
Poco después nos pusimos rumbo a la casa del anciano, donde vivía yo. La familia de la encapuchada solo había cogido lo necesario, no era necesario coger cosas que nos hicieran ir más lento. El padre me parecía una persona normal y corriente de las que te puedes encontrar en la zona sin ley. No era un delincuente, solo un hombre que quería cuidar de su familia, pero no podía costearse nada más. Sin embargo, la madre tenía algo misterioso, no había dicho palabra desde que llegamos, tenía siempre una sonrisa en su cara, aunque algo hacía pensar que estaba triste por dentro. Era normal, la situación era para estarlo. No le di más importancia y dejé pasarlo, pero estaría atento por lo que pudiera pasar.
No estábamos lejos de llegar a nuestro destino cuando Yumiko me dijo que teníamos que pensar en algún plan para acabar con los piratas. No podíamos plantarnos allí sin más y pelear con ellos. Propuso incendiar el barco y esperarlos cuando bajaran de él, así los pillaríamos por sorpresa y el número no sería un problema. La verdad no era una mala idea, solo necesitaríamos acercarnos sin que nos vieran, aunque la marina puede ser un problema. Necesitamos un plan B.
-Me parece bien -respondí a la arquera-. Pero tenemos que tener un plan B por si la marina ronda cerca o algo se tuerce.
Habíamos llegado al manglar 17, podía ver la casa a pocos metros. La peliazul estaba exhausta, las heridas se estaban volviendo a abrir. Su padre la ayudó los últimos pasos haciendo que apoyara su cuerpo sobre su hombro. Observé que mi compañera no dejaba de mirar para atrás, supuse que era por si nos seguían, cosa que no parecía ya que no se escuchaba nada ni sentía ningún peligro. En este manglar cuando anochece parece que la gente desaparece, no se escucha ni un alma, esto es debido a que están en otras zonas haciendo de las suyas o encerrados en sus bases planeando el siguiente golpe.
-Esperad un momento aquí fuera -dije mientras atravesaba el umbral de la puerta de la casa.
Al entrar vi al viejo sentado en su silla habitual con una taza de té. Todo estaba como cuando me fui. Es normal, mi amigo había vivido aquí toda la vida lo conocían de sobra en el manglar y siempre lo han respetado. Esta es la razón por la que he decidido que se queden aquí, nadie los molestará y el anciano ya me demostró que sabe defenderse solo sin ningún problema.
-Hola viejo, veo que todo está tal cual lo dejé -le digo mientras pongo las manos en el respaldo de la silla-. Tengo que decirte algo importante.
-Hola joven Dardock, ¿es por esa gente que hay en la puerta? -dijo señalándolos a través de la ventana-. Hazlos entrar, se les ve cansados.
-Sobre eso te quería hablar. No saben nada de mi pasado, ni tan siquiera que me apellido Dardock -dije con gesto serio-. Me gustaría que no dijeras nada sobre el tema, me conocen como Arkadian.
-No te preocupes amigo, no diré nada sobre el tema -sonrió y bebió de su taza-. Eso es un tema del que tú tienes que hablar.
Después de dejar las cosas claras hice entrar a mis acompañantes. La familia se quedó un poco sorprendida de que viviese en una casa tan humilde en la zona sin ley y de que viviera con el anciano. Hice las presentaciones pertinentes sin perder tiempo, pues Yumiko y yo teníamos que acabar con los piratas cuanto antes.
-Viejo, la arquera y yo nos vamos, tenemos que resolver aún un asunto pendiente -le dije mientras miraba a la rubita-. Estoy seguro de que Iloura te pondrá al corriente de todo. Cuida de ellos y lo más importante, que descansen.
-Descuida chico, yo me encargo de ellos. Id a hacer lo que tengáis que hacer -dijo con una sonrisa-. Y recuerda, cuidado que no te maten.
Antes de salir me quedé pensando unos minutos un plan B, por si el del fuego no funcionaba.
-Yumiko, hagamos lo del fuego -le dije mientras abría la puerta de la casa-. Pero si por algún motivo no podemos, ¿qué te parece si intentamos hacer unos agujeros en el barco? Tendríamos que acercarnos igualmente al barco, pero no sería tan llamativo como el fuego.
Yumiko Mei
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Conseguimos llegar a la casa del espadachín, era humilde y sin muchas cosas, dentro se encontraba un anciano tomando té, parecía una persona muy maja y de fiar. Tomó a la familia de la chica sin rechistar y con los brazos abiertos, al parecer tenía más corazón que muchos de los autoproclamados héroes de la justicia. Por el camino no hubo ningún problema, y aún no sentía ningún peligro en la zona, al parecer por la noche todos estaban desaparecidos o dormidos, en esa zona sin ley.
Terminamos las presentaciones y nos fuimos directamente, el pelinegro y yo, era hora de terminar con la banda pirata, o al menos espantarlos de la isla, el daño que habían causado a la chica y su familia me enfuriaba. Seguimos un camino más rápido, pues no había que volver a pasar por el manglar 16, había un puente que unía directamente el manglar 17 con el puerto, solo era cuestión de mantenernos ocultos y que no nos descubriesen.
-Tu plan suena muy bien, creo que es el que vamos a utilizar. Pero hasta llegar, mantente oculto y no hagas mucho ruido, debemos pasar totalmente desapercibidos. - Dije mirando al joven espadachín con una sonrisa, aunque se notaban en mí ciertas ganas de venganza
El camino no fue nada del otro mundo, unos cuantos árboles de burbujas, típicos de la isla, un bosque de coníferos y por fin el puente al siguiente manglar, el que daba al puerto. Nos encontrábamos en el pequeño bosque desde donde se veía el puerto y el barco pirata. El barco seguía intacto, había un par de luces encima, posiblemente antorchas y una persona andaba de lado a lado vigilando el barco. Encima de la cubierta había dos hombres borrachos y un hombre sentado en una silla dormido, con una botella de sake barato en la mano.
-Es hora de hacer la gran entrada, estate atento, tenemos tiempo limitado para terminar con todos, yo me ocuparé del hombre del cartel, tu ocupate de la tripulación y del otro peliplateado. Si necesitas ayuda, grita. - Dije con una sonrisa, esta vez de felicidad
Tomé en mi mano izquierda el arco, con la otra cogí una flecha, en este caso una Hollow-Point Arrow, introduje en esta una Bala Antitanque y apuntando hacia el barco, tensé la cuerda, y cargué de energía todo, tanto el arco como la flecha se recubrieron de un aura de color azul oscuro, finalmente disparé la flecha, esta dejando una estela blanca en su vuelo. Alcanzó el barco, la bala se disparó y con el momento y fuerza de mi habilidad "Penetration Arrow" atravesó la parte de abajo del barco con un sonido estridente al chocar. Instantes después se podía observar un gran agujero, del tamaño de un una rueda de carruaje en el lateral derecho y fondo del barco. Los hombres del barco salieron rápidamente a cubierta, mientras otros fueron abajo a intentar parar el agua. Finalmente, un grito de un peliplateado despertó a todo el resto de la tripulación y los puso en marcha.
-Todos fuera del barco, mover el culo. ¡Estamos siendo atacados! - Gritó el peliplateado, se trataba del hombre del cartel, a su lado había bajado el otro hombre del mismo color de pelo.
-Igual me he pasado un poco, hora de mandar las abejas. Prepárate para el combate. - Dije con una sonrisa mirando al joven pelinegro. Con la misma sonrisa, saqué de mi bolso 5 pequeñas abejas robóticas. Mantuve las palmas abiertas y dije - Attack - apuntando hacia los piratas.
Las 5 abejas tomaron impulso y volaron a 300m/s atravesando el cuerpo de un par de los piratas, después se quedaron en el suelo inmóviles. Dentro de un rato volverían a volar, de lo contrario las recogería y arreglaría. Tras ese ataque, cogí mi arco y disparé flechas de energía hacia los piratas, en todo momento con el haki de observación activado, por si acaso tendríamos un ataque por la espalda inesperado. Esperaba que Arkadian atacase también, le seguiría cubriendo con mis flechas, pero tenía que centrarme ya en el peliplateado. Este tenía en su mano una ballesta y en su espalda una maza, así que sería un peligro acercarse demasiado, pero podría ganarle en la distancia, pensé algo engreída. Solo esperaba que los virotes del hombre no fuesen envenenados.
Se podía ver ya una clara separación, el peliplateado del cartel estaba en un lado, intentando apuntarme con su ballesta, mientras muy por detrás de él, se encontraba la tripulación, casi al lado del barco, algunos de ellos seguían confusos por la situación. Uno de ellos estaba a punto de caerse al agua, cuando lo pilló de la mano uno de sus compañeros, vaya, había un par medio dormidos, pero se despertarían en un instante al escuchar el grito del otro peliplateado.
-Mover el culo o acabaréis como la chica de hoy. ¡Atacar al pelinegro! - Dijo el peliplateado, este a diferencia del otro, tenía una marca atravesándole la nariz verticalmente por el centro. Una cicatriz de lo más rara.
Después de gritar eso, todos tomaron sus armas y fueron corriendo, sin pensárselo dos veces hacia Arkadian. Disparé un par de flechas, sin saber el rumbo que habían tomado y me centré en el criminal que tenía a escasos 40 pasos. Tomé el arco con todas mis fuerzas, y activé mi aura elemental, estaba muy furiosa, así que mi arco se recubrió de un color rojo fuego, empecé a disparar flechas, estas saldrían a una temperatura de 200 grados en dirección al pirata. No me tomaba casi esfuerzo lanzar estas flechas, pero al criminal le iría a costar bastante esquivarlas, lancé 10, antes de que el disparase el primer virote.
Terminamos las presentaciones y nos fuimos directamente, el pelinegro y yo, era hora de terminar con la banda pirata, o al menos espantarlos de la isla, el daño que habían causado a la chica y su familia me enfuriaba. Seguimos un camino más rápido, pues no había que volver a pasar por el manglar 16, había un puente que unía directamente el manglar 17 con el puerto, solo era cuestión de mantenernos ocultos y que no nos descubriesen.
-Tu plan suena muy bien, creo que es el que vamos a utilizar. Pero hasta llegar, mantente oculto y no hagas mucho ruido, debemos pasar totalmente desapercibidos. - Dije mirando al joven espadachín con una sonrisa, aunque se notaban en mí ciertas ganas de venganza
El camino no fue nada del otro mundo, unos cuantos árboles de burbujas, típicos de la isla, un bosque de coníferos y por fin el puente al siguiente manglar, el que daba al puerto. Nos encontrábamos en el pequeño bosque desde donde se veía el puerto y el barco pirata. El barco seguía intacto, había un par de luces encima, posiblemente antorchas y una persona andaba de lado a lado vigilando el barco. Encima de la cubierta había dos hombres borrachos y un hombre sentado en una silla dormido, con una botella de sake barato en la mano.
-Es hora de hacer la gran entrada, estate atento, tenemos tiempo limitado para terminar con todos, yo me ocuparé del hombre del cartel, tu ocupate de la tripulación y del otro peliplateado. Si necesitas ayuda, grita. - Dije con una sonrisa, esta vez de felicidad
Tomé en mi mano izquierda el arco, con la otra cogí una flecha, en este caso una Hollow-Point Arrow, introduje en esta una Bala Antitanque y apuntando hacia el barco, tensé la cuerda, y cargué de energía todo, tanto el arco como la flecha se recubrieron de un aura de color azul oscuro, finalmente disparé la flecha, esta dejando una estela blanca en su vuelo. Alcanzó el barco, la bala se disparó y con el momento y fuerza de mi habilidad "Penetration Arrow" atravesó la parte de abajo del barco con un sonido estridente al chocar. Instantes después se podía observar un gran agujero, del tamaño de un una rueda de carruaje en el lateral derecho y fondo del barco. Los hombres del barco salieron rápidamente a cubierta, mientras otros fueron abajo a intentar parar el agua. Finalmente, un grito de un peliplateado despertó a todo el resto de la tripulación y los puso en marcha.
-Todos fuera del barco, mover el culo. ¡Estamos siendo atacados! - Gritó el peliplateado, se trataba del hombre del cartel, a su lado había bajado el otro hombre del mismo color de pelo.
-Igual me he pasado un poco, hora de mandar las abejas. Prepárate para el combate. - Dije con una sonrisa mirando al joven pelinegro. Con la misma sonrisa, saqué de mi bolso 5 pequeñas abejas robóticas. Mantuve las palmas abiertas y dije - Attack - apuntando hacia los piratas.
Las 5 abejas tomaron impulso y volaron a 300m/s atravesando el cuerpo de un par de los piratas, después se quedaron en el suelo inmóviles. Dentro de un rato volverían a volar, de lo contrario las recogería y arreglaría. Tras ese ataque, cogí mi arco y disparé flechas de energía hacia los piratas, en todo momento con el haki de observación activado, por si acaso tendríamos un ataque por la espalda inesperado. Esperaba que Arkadian atacase también, le seguiría cubriendo con mis flechas, pero tenía que centrarme ya en el peliplateado. Este tenía en su mano una ballesta y en su espalda una maza, así que sería un peligro acercarse demasiado, pero podría ganarle en la distancia, pensé algo engreída. Solo esperaba que los virotes del hombre no fuesen envenenados.
Se podía ver ya una clara separación, el peliplateado del cartel estaba en un lado, intentando apuntarme con su ballesta, mientras muy por detrás de él, se encontraba la tripulación, casi al lado del barco, algunos de ellos seguían confusos por la situación. Uno de ellos estaba a punto de caerse al agua, cuando lo pilló de la mano uno de sus compañeros, vaya, había un par medio dormidos, pero se despertarían en un instante al escuchar el grito del otro peliplateado.
-Mover el culo o acabaréis como la chica de hoy. ¡Atacar al pelinegro! - Dijo el peliplateado, este a diferencia del otro, tenía una marca atravesándole la nariz verticalmente por el centro. Una cicatriz de lo más rara.
Después de gritar eso, todos tomaron sus armas y fueron corriendo, sin pensárselo dos veces hacia Arkadian. Disparé un par de flechas, sin saber el rumbo que habían tomado y me centré en el criminal que tenía a escasos 40 pasos. Tomé el arco con todas mis fuerzas, y activé mi aura elemental, estaba muy furiosa, así que mi arco se recubrió de un color rojo fuego, empecé a disparar flechas, estas saldrían a una temperatura de 200 grados en dirección al pirata. No me tomaba casi esfuerzo lanzar estas flechas, pero al criminal le iría a costar bastante esquivarlas, lancé 10, antes de que el disparase el primer virote.
- Técnicas y objetos usados:
- Penetration Arrow:
- Tanto su arco como la flecha se recubren de un aura azul oscuro y al ser disparada la flecha, esta deja una estela blanca en su trayectoria. Si en su trayectoria choca con cualquier cosa la intenta atravesar creando una potente onda de choques en la punta de la flecha. Se necesita esperar 2 posts para volver a usar esta habilidad.
- Elemental Aura:
- Yumiko concentra su energía y dependiendo su estado de ánimo puede cubrir su arco o el arma que controle con un aura de un color que cambia dependiendo del elemento y el estado de ánimo. A continuación dejo los diferentes estados de ánimo y sus correspondientes elementos.
Furia=Fuego
Angustia=Electricidad
Tristeza o soledad=Hielo
Libertad o felicidad=Aire
Estos cuatro elementos son los que es capaz de controlar Yumiko, aunque será uno u otro dependiendo su estado. A efectos On-Rol, el arco se vuelve del color correspondiente a ese elemento (Fuego rojo, electricidad amarilla, hielo azul cielo y aire blanco). Al estar recubierto por este aura, las flechas lanzadas por Yumiko desde ese arma serán imbuidas con esa energía y tendrán diferentes características. Las de fuego podrán producir ligeras quemaduras, aunque su temperatura no supera los 200ºC, el de electricidad no supera una descarga mayor a 1000 voltios, las de hielo tienen una temperatura de hasta como mucho -20ºC y las imbuidas con el aura perteneciente al aire podrán producir una pequeña ráfaga de viento, que como mucho alcanza los 40 km/h.
A continuación dejo la tabla por la que se rige el nivel de cada elemento y durante cuanto tiempo puede mantener este aura, obviamente cambiante con su estado de ánimo.- Tabla:
Nivel Efecto 40 Yumiko es capaz de mantener el aura durante 2 posts y sus flechas pueden ser lanzadas con algo de esfuerzo, debido al consumo energético que le supone mantener dicho aura. 50 Ya es capaz de mantener el aura por 3 posts y las flechas se lanzan con un esfuerzo mediano, el consumo energético que supone se vuelve menor. 60 Puede mantener el aura por 4 posts y las flechas se lanzan con un esfuerzo casi ínfimo. El consumo energético disminuye drásticamente. 70 Sigue manteniendo el aura por 4 posts y las flechas se lanzan sin esfuerzo alguno. 80 El aura aumenta y dura ahora hasta 5 posts, algo que permite a Yumiko un aumento en su capacidad de combate. 90 Las flechas parecen salir solas de su arco y puede mantener el aura durante 6 posts, eso sí, siente varios síntomas de cansancio si la mantiene hasta el máximo. 100 Yumiko ya es capaz de mantener este aura durante un tiempo indefinido y sin casi cansarse.
- 100 Hollow-Point Arrow:
- Se trata de 100 flechas de madera y cola de plumas de color anaranjado y amarillo, con una punta especialmente diseñada para que balas se puedan acoplar en esta.
- Descripción completa:
- Cada flecha está diseñada de una manera especial. El material de cada varilla está hecho con una madera flexible pero resistente a los golpes por lo que no se doblaran muy fácilmente. La cola de plumas permite que su diseño sea lo suficientemente aerodinámico, haciendo juego con la punta hueca hecha de acero templado, un material lo suficientemente duro para resistir el movimiento, pero no tanto como para así poder impactar y hacer que la bala haga su efecto como si se tratara de una pistola disparándola. Cada punta de flecha además tiene una ínfima dosis de pólvora para accionar la bala ante el impacto.
- Imágen:
- 10 Bee Drones:
- Características del objeto: Se trata de pequeñas drones, del tamaño de abejas que son capaces de llevar pequeñas dosis de líquidos en su interior, tanto de venenos como de antídotos u otros sedantes.
Yumiko los puede controlar con las siguientes órdenes:
-Attack: La abeja atraviesa el enemigo al que Yumiko esta apuntando a la velocidad de 300m/s
-Deploy: La abeja se posa sobre el hombro del objetivo e introduce su aguijón en la piel de esta, introduciendo después el líquido que lleve en su interior.
-Defense Mode: La abeja se queda en un modo de vigilancia y da vueltas en círculos por la zona recogiendo datos e imágenes.
-Back and recover: La abeja vuelve a Yumiko y se posa en su hombro dandole todos los datos que había recogido con anterioridad y abriendo su cuerpo para el suplemento de otro nuevo líquido.
Habilidades especiales: Pueden acelerar su vuelo hasta los 300m/s y atravesar una persona con su aguijón, dejando un agujero como el de una bala.
Descripción completa del objeto: Estas abejitas están echas con el fin de servir al uso de las nuevas habilidades médicas de Yumiko, la cual ahora controla multitud de plantas y puede crear grandes cantidades de venenos y antídotos. Además, las abejas sirven para poder controlar las zonas y por ello son cámaras de vigilancia en movimiento. Están creadas con una gran combinación de engranajes y técnicas aprendidas durante su trabajo como ayudante en un taller.- Descripción Gráfica:
- Balas Antitanque:
Son unas balas especializadas para tener una potencia de tiro que pueda atravesar cosas de gran grosor y dureza. La calidad de las balas permiten este efecto y además que si se le impacta a algo no tan duro que le atraviese de cuajo. Pero ahora viene el pero. Estas balas pueden ser empleada tanto para rifle ( no ocurre nada, únicamente estar situado) y para pistolas, si se emplea para lo segundo debes tener una musculatura notable o usar el seimen kikan o la presión del tiro te mandara volando hacia atrás (con todas sus consecuencias).
Arkadian Dardock
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Nos pusimos en marcha hacia el puerto, por ahora todo iba bien. Iloura y sus padres estaban a salvo en la casa del viejo, ya no nos tendríamos que ocupar de eso, pero todavía nos faltaba la tarea más difícil, acabar con los piratas. Ellos eran bastantes y nosotros solamente 2, sin embargo, contábamos con el factor sorpresa.
Mientras atravesábamos el puente que no llevaría hasta el puerto, Yumiko me dijo que usaríamos mi plan, hacer un agujero en el casco del barco y hacerlos bajar para que la pelea fuera en un espacio más abierto. Todo estaba en calma, no parecía que hubiese marines por la zona. Supongo que al ver que los piratas estaban calmados no vieron necesario seguir allí, otra opción era que estuvieran en un cambio de guardia, pero lo dudo.
Llegamos hasta nuestro objetivo, tenemos el barco frente a nosotros. Hay dos hombres haciendo guardia, pero tiene toda la pinta de que están borrachos, un punto más a nuestro favor. Será fácil hacer nuestro ataque sin ser vistos. En ese momento Yumiko sacó su arco, no era un arco normal, estaba compuesto por diminutas piezas que todas ellas hacían de ese arco un arma poderosa. Sacó una flecha y en la punta le puso una bala especial, yo no tenía muy claro lo que iba a hacer, no estoy muy familiarizado con el mundo de los tiradores.
Antes de disparar me dijo que estuviera atento, ella se encargaría del hombre del cartel y a mí me tocaría hacer frente a los demás. Sabía que podía derrotar a la tripulación, pero no estaba seguro de poder contra el otro peliplateado. La rubita lanzó su flecha contra el barco produciendo un agujero enorme en el barco, se la veía radiante, quería vengar a Iloura y a su familia.
En medio de todo el caos, empezaron a salir los tripulantes de barco. Yo me alejé de Yumiko para que no fuéramos un blanco fácil los dos juntos. El hombre del cartel comenzó a gritar y a dirigirse con paso firme a la posición arquera. Se produjo un hueco importante entre ese tipo y el resto de la tripulación, era mi momento. Dos hombres cayeron al suelo como resultado del ataque de unos artefactos voladores, imaginé que provenían de mi compañera.
Desenvainé mis espadas, miré a Yumiko antes de meterme en la batalla con una tímida sonrisa en mi rostro, ella me la devolvió de una forma más exultante. Ese gesto me bastó para saber que tendría la espalda bien cubierta.
El peliplateado desconocido me vio salir de entre los arbustos y ordenó a la tripulación que atacara. Tengo que tener un ojo puesto en él, pensé, no quiero que por un descuido todo esto se vaya a la basura.
-¡Vamos! -grité de un modo desafiante a la tripulación.
En primer lugar, me dirigí a uno de ellos que estaba solo. Intentó asestarme un tajo con su espada, pero pude paralo con mi izquierda y contraatacando con la derecha. Observé como la tripulación se agrupaba en parejas, eso hacía que pudiera moverme rápidamente de un grupo a otro sin que me acorralaran. Salté hasta la posición en la que se encontraban otros dos, con unos simples giros logré asestarles un golpe a cada uno con el mango de la espada que los dejó inconscientes. Nos estaba siendo tan fácil como me hubiese gustado, su táctica al principio no parecía muy buena, pero empecé a darme cuenta qué los grupos pequeños que hacían poco a poco se separaban entre ellos, eso producía que mi cansancio se acentuara notablemente con mayor rapidez.
-Veo que vas a quedarte ahí mirando como caen todos tus subalternos sin hacer nada- le dije al peliplateado con la cicatriz en la nariz-. Eso es de cobardes.
-No serás tan arrogante cuando mi espada separe tu cabeza de tu cuerpo -replicó el peliplateado.
Cuatro de los piratas sacaron arcos e intentaron dispararme, por suerte yo acababa de llegar hasta la posición de otro de sus grupos y pude usarlos como escudo. No era la forma más noble de acabar con ellos, pero en ese momento me pareció la mejor.
Tengo que aguantar todo lo que pueda sin usar mi técnica de hojas gélidas, si soy capaz de soportar a estos mindundis, podré usarla con el peliplateado, pensé para mis adentros. No quedaban muchos de ellos, por suerte dos flechas de Yumiko, lanzadas previamente, habían acabado con otro grupo. Me sorprendió ver como algunos de ellos huían del lugar, debían de ser mercenarios que al ver lo que estaba pasando no dudaron en poner sus vidas a salvo. Si consigo acabar con los cuatro arqueros tendré vía libre para enfrentarme al cabecilla que mi compañera me había asignado.
Aproveché las cajas de mercancía que había en el suelo como trincheras mientras los arqueros lanzaban sus flechas, tengo que ser rápido. Usé la chaqueta que llevaba como señuelo tirándola hacia un lado de la caja, los enemigos dispararon inmediatamente hacia ella. Si mis cálculos son correctos no les dará tiempo a volver a lanzar otra ráfaga antes de que pueda acabar con ellos. Salí de la caja por el lado contrario del que había lanzado la chaqueta, de un salto me planté delante de ellos, no tenían nada con lo que defenderse a esa distancia, así que con un par de estocadas rápidas acabé con ellos.
Mi Haki de observación no estaba muy entrenado, pero lo suficiente como para notar a una persona concreta. Esa persona era la rubita, al parecer estaba bien y eso hacía que me pudiera concentrar en mi parte sin problemas. Si ella cae no tendré ninguna oportunidad. Lo fácil está hecho, ahora tengo que acabar con el peliplateado.
Mientras atravesábamos el puente que no llevaría hasta el puerto, Yumiko me dijo que usaríamos mi plan, hacer un agujero en el casco del barco y hacerlos bajar para que la pelea fuera en un espacio más abierto. Todo estaba en calma, no parecía que hubiese marines por la zona. Supongo que al ver que los piratas estaban calmados no vieron necesario seguir allí, otra opción era que estuvieran en un cambio de guardia, pero lo dudo.
Llegamos hasta nuestro objetivo, tenemos el barco frente a nosotros. Hay dos hombres haciendo guardia, pero tiene toda la pinta de que están borrachos, un punto más a nuestro favor. Será fácil hacer nuestro ataque sin ser vistos. En ese momento Yumiko sacó su arco, no era un arco normal, estaba compuesto por diminutas piezas que todas ellas hacían de ese arco un arma poderosa. Sacó una flecha y en la punta le puso una bala especial, yo no tenía muy claro lo que iba a hacer, no estoy muy familiarizado con el mundo de los tiradores.
Antes de disparar me dijo que estuviera atento, ella se encargaría del hombre del cartel y a mí me tocaría hacer frente a los demás. Sabía que podía derrotar a la tripulación, pero no estaba seguro de poder contra el otro peliplateado. La rubita lanzó su flecha contra el barco produciendo un agujero enorme en el barco, se la veía radiante, quería vengar a Iloura y a su familia.
En medio de todo el caos, empezaron a salir los tripulantes de barco. Yo me alejé de Yumiko para que no fuéramos un blanco fácil los dos juntos. El hombre del cartel comenzó a gritar y a dirigirse con paso firme a la posición arquera. Se produjo un hueco importante entre ese tipo y el resto de la tripulación, era mi momento. Dos hombres cayeron al suelo como resultado del ataque de unos artefactos voladores, imaginé que provenían de mi compañera.
Desenvainé mis espadas, miré a Yumiko antes de meterme en la batalla con una tímida sonrisa en mi rostro, ella me la devolvió de una forma más exultante. Ese gesto me bastó para saber que tendría la espalda bien cubierta.
El peliplateado desconocido me vio salir de entre los arbustos y ordenó a la tripulación que atacara. Tengo que tener un ojo puesto en él, pensé, no quiero que por un descuido todo esto se vaya a la basura.
-¡Vamos! -grité de un modo desafiante a la tripulación.
En primer lugar, me dirigí a uno de ellos que estaba solo. Intentó asestarme un tajo con su espada, pero pude paralo con mi izquierda y contraatacando con la derecha. Observé como la tripulación se agrupaba en parejas, eso hacía que pudiera moverme rápidamente de un grupo a otro sin que me acorralaran. Salté hasta la posición en la que se encontraban otros dos, con unos simples giros logré asestarles un golpe a cada uno con el mango de la espada que los dejó inconscientes. Nos estaba siendo tan fácil como me hubiese gustado, su táctica al principio no parecía muy buena, pero empecé a darme cuenta qué los grupos pequeños que hacían poco a poco se separaban entre ellos, eso producía que mi cansancio se acentuara notablemente con mayor rapidez.
-Veo que vas a quedarte ahí mirando como caen todos tus subalternos sin hacer nada- le dije al peliplateado con la cicatriz en la nariz-. Eso es de cobardes.
-No serás tan arrogante cuando mi espada separe tu cabeza de tu cuerpo -replicó el peliplateado.
Cuatro de los piratas sacaron arcos e intentaron dispararme, por suerte yo acababa de llegar hasta la posición de otro de sus grupos y pude usarlos como escudo. No era la forma más noble de acabar con ellos, pero en ese momento me pareció la mejor.
Tengo que aguantar todo lo que pueda sin usar mi técnica de hojas gélidas, si soy capaz de soportar a estos mindundis, podré usarla con el peliplateado, pensé para mis adentros. No quedaban muchos de ellos, por suerte dos flechas de Yumiko, lanzadas previamente, habían acabado con otro grupo. Me sorprendió ver como algunos de ellos huían del lugar, debían de ser mercenarios que al ver lo que estaba pasando no dudaron en poner sus vidas a salvo. Si consigo acabar con los cuatro arqueros tendré vía libre para enfrentarme al cabecilla que mi compañera me había asignado.
Aproveché las cajas de mercancía que había en el suelo como trincheras mientras los arqueros lanzaban sus flechas, tengo que ser rápido. Usé la chaqueta que llevaba como señuelo tirándola hacia un lado de la caja, los enemigos dispararon inmediatamente hacia ella. Si mis cálculos son correctos no les dará tiempo a volver a lanzar otra ráfaga antes de que pueda acabar con ellos. Salí de la caja por el lado contrario del que había lanzado la chaqueta, de un salto me planté delante de ellos, no tenían nada con lo que defenderse a esa distancia, así que con un par de estocadas rápidas acabé con ellos.
Mi Haki de observación no estaba muy entrenado, pero lo suficiente como para notar a una persona concreta. Esa persona era la rubita, al parecer estaba bien y eso hacía que me pudiera concentrar en mi parte sin problemas. Si ella cae no tendré ninguna oportunidad. Lo fácil está hecho, ahora tengo que acabar con el peliplateado.
Yumiko Mei
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Arkadian parecía ir bastante bien contra la tripulación, aunque de momento solo estaba acabando con algunos borrachos y muchos despistados. Lo hacía bastante bien y con movimientos muy fluidos, no había visto luchar a nadie de esa forma, al menos no con dos espadas. Se movía con una sonrisa, parecía estar en su elemento cuando se encontraba luchando, quizás eso era lo que le motivaba en la vida, pensé sonriendo.
-¡Dame tu nombre para saber a quién he matado! - Gritó el peliplateado contra el que estaba luchando
-Yumiko Mei, aunque no tendrás la oportunidad de matarme, Garfin. - Dije sonriendo, a medida que hablaba su cara se volvía cada vez más roja y llena de ira. Había recordado su nombre del cartel de se busca.
Con todo ese odio, disparó 3 virotes en mi dirección, esquivé uno haciendo uso de mi haki de observación y dando un salto a la izquierda. El otro iba directo a mi rodilla izquierda, di una voltereta en el aire y lo conseguí esquivar por muy poco, rozó mi bota derecha y dejó un pequeño agujeron en la punta, pero sin alcanzar mi pie. El último virote sin embargo me dio en el brazo izquierdo, no conseguí esquivarlo. Dolió muchísimo y además de eso estaba envenenado, sentí como entraba en mi cuerpo una especie de estupefaciente. No tardaron mucho en reaccionar los nanobots que tenía circulando en la sangre y el veneno se fue eliminando.
El dolor era insoportable, dejé el arco en el suelo y con ambas manos me quité el virote, Garfin seguía mirándome y disparando virotes mientras yo me dedicaba a esquivarlos haciendo uso del haki. Endurecí mi brazo derecho y eliminé lo que quedaba del virote. La punta por suerte no era como la de mis flechas, era una punta simple, así que salió con facilidad. Otro virote más salió volando en dirección hacia mi cabeza, tomé el arco del suelo y di un salto de casi 6 metros, para luego en el aire, cargarlo y tensarlo con una Double-Mode Arrow cargada con Electric Shock. Dejé que mis dedos se deslizaran y la flecha se disparase en dirección al hombro derecho del peliplateado. Esta voló con el aura rojo de furia en dirección a su brazo, y en un intento de esquivarlo, el hombre se giró a la derecha y recibió el flechazo en el hombro izquierdo. La flecha se quedó clavada y un instante después el hombre gritó de dolor, para quedarse aturdido, el ataque eléctrico era muy fuerte.
-Tu única casa será la cárcel a partir de ahora.- Dije con una mano sobre mi herida, aún me dolía el hombro y mucho más que cuando tenía la fruta, pues entonces el tungsteno arreglaba la mayoría de mis heridas, pero en este caso era de carne y hueso, como el resto de personas humanas, débil.
Tras decir eso, me acerqué al hombre y disparé un par de flechazos en sus pies. Por detrás de mí se acercaba un grupo de marines, que parecían muy alterados por la pelea que se estaba desarrollando ahí, era bastante normal, pensé. En cuanto vieron quiénes estaban luchando, se quedaron esperando bastante alejados. Probablemente saltarían al encuentro en cuanto quedasemos inconscientes el pelinegro y yo, pensé, pero eso no iría a pasar pronto. Después de asegurarme que no nos atacaban, haciendo uso de mi haki de observación, disparé 10 flechas de energía en dirección a miembros de la tripulación pirata, todas a la vez, haciendo uso de mi Multiple Shot, estas eran bastante más débiles que las otras, pero seguían estando imbuidas en rojo, pues aún me encontraba muy furiosa y mi Elemental Aura lo demostraba, seguían estando a 200 grados centígrados.
Esperé que esos disparos ayudasen al joven pelinegro, según mis cálculos había dado a tres hombres, pero no pude ver el resto de flechas, pues estaba mirando a Garfin, que parecía ser capaz de moverse de nuevo y además se encontraba muy cerca de mí. El hombre tomó su maza de hierro y con una fuerza sobre humana intentó darme, lo conseguí esquivar con un suave y rápido movimiento a la derecha. Este perdió el equilibrio al ver que no me había partido la cabeza y aún tenía el hombro aturdido, después del disparo anterior. Tomé otra Double-Mode Arrow cargada con Electric shock y esta vez con la flecha imbuida en haki de armadura disparé a su pierna derecha. El hombre intentó darme con la maza mientras disparaba, pero no lo consiguió, una vez la flecha alcanzó su pierna perdió el equilibrio y cayó directo al suelo. La flecha consiguió atravesarle la pierna, no sin dejar un fuerte shock eléctrico antes.
Una vez el hombre se encontraba en el suelo, me quedé mirando a Arkadian, no sabía en que estado se encontraba, así que lo busqué con mi haki, su aura seguía siendo fuerte, pero no sabía exactamente donde se encontraba. Seguí buscándolo con la mirada. Mientras tanto, los marines avanzaron un buen trecho para quedarse mirando desde una distancia prudente, no querían acabar heridos, pero yo no podía prometer nada al respecto. Miré detrás y vi un marine que se encontraba en el suelo, al lado suya tenía lo que parecía ser una enfermera, uno de los virotes había impactado en su cadera al parecer. Necesitaba un antídoto rápido, me fui corriendo para ayudarlo sin saber como sería recibida.
-Toma rápido algo de mi sangre y úsala en este chico, tengo nanobots que pueden limpiar el veneno. - Dije mirando a la enfermera con preocupación, esta quedó muy sorprendida y al final accedió a tomar algo de mi sangre. Usó una jeringa para sacarme sangre y luego introducirla en la zona de la cadera del joven, unos cuantos segundos después, el veneno se eliminó, pero la zona seguía sangrando. - Tome también un par de estas hierbas, déjelas con vendaje en la zona, deberían parar la herida. - Añadí antes de volver al campo de batalla, el marine herido me miró sonriendo, pero muy dolorido, pues era normal que el disparo doliese, más aún sin tener tenacidad ante tal cosa, lo que no entendía es que hacían mirando como estúpidos al campo de batalla desde tan cerca.
-No entiendo cuál era tu objetivo salvando a este joven, pero te da las gracias de todo corazón. - Dijo la enfermera mientras ponía el vendaje en la cadera del joven.
Ya era hora de volver al campo de batalla, después de haber curado al joven. Fui lo más rápido que pude y seguí buscando al pelinegro con la mirada, su alma seguía estando ahí, aunque parecía mucho más débil que antes, por otro lado, Garfin seguía tumbado en el suelo como lo había dejado, sin hacer un solo movimiento. Me acerqué a su cuerpo y le tomé el pulso, estaba muy débil pero aún vivo. Menos mal, si no cobraría solo la mitad de la recompensa, pensé. Por otro lado, el joven pelinegro se encontraba algo más alejado, fui lo más rápido que pude en su dirección, esperaba que se encontrase bien, lo había abandonado durante unos segundos y esperaba que eso no pasase factura después.
-¡Dame tu nombre para saber a quién he matado! - Gritó el peliplateado contra el que estaba luchando
-Yumiko Mei, aunque no tendrás la oportunidad de matarme, Garfin. - Dije sonriendo, a medida que hablaba su cara se volvía cada vez más roja y llena de ira. Había recordado su nombre del cartel de se busca.
Con todo ese odio, disparó 3 virotes en mi dirección, esquivé uno haciendo uso de mi haki de observación y dando un salto a la izquierda. El otro iba directo a mi rodilla izquierda, di una voltereta en el aire y lo conseguí esquivar por muy poco, rozó mi bota derecha y dejó un pequeño agujeron en la punta, pero sin alcanzar mi pie. El último virote sin embargo me dio en el brazo izquierdo, no conseguí esquivarlo. Dolió muchísimo y además de eso estaba envenenado, sentí como entraba en mi cuerpo una especie de estupefaciente. No tardaron mucho en reaccionar los nanobots que tenía circulando en la sangre y el veneno se fue eliminando.
El dolor era insoportable, dejé el arco en el suelo y con ambas manos me quité el virote, Garfin seguía mirándome y disparando virotes mientras yo me dedicaba a esquivarlos haciendo uso del haki. Endurecí mi brazo derecho y eliminé lo que quedaba del virote. La punta por suerte no era como la de mis flechas, era una punta simple, así que salió con facilidad. Otro virote más salió volando en dirección hacia mi cabeza, tomé el arco del suelo y di un salto de casi 6 metros, para luego en el aire, cargarlo y tensarlo con una Double-Mode Arrow cargada con Electric Shock. Dejé que mis dedos se deslizaran y la flecha se disparase en dirección al hombro derecho del peliplateado. Esta voló con el aura rojo de furia en dirección a su brazo, y en un intento de esquivarlo, el hombre se giró a la derecha y recibió el flechazo en el hombro izquierdo. La flecha se quedó clavada y un instante después el hombre gritó de dolor, para quedarse aturdido, el ataque eléctrico era muy fuerte.
-Tu única casa será la cárcel a partir de ahora.- Dije con una mano sobre mi herida, aún me dolía el hombro y mucho más que cuando tenía la fruta, pues entonces el tungsteno arreglaba la mayoría de mis heridas, pero en este caso era de carne y hueso, como el resto de personas humanas, débil.
Tras decir eso, me acerqué al hombre y disparé un par de flechazos en sus pies. Por detrás de mí se acercaba un grupo de marines, que parecían muy alterados por la pelea que se estaba desarrollando ahí, era bastante normal, pensé. En cuanto vieron quiénes estaban luchando, se quedaron esperando bastante alejados. Probablemente saltarían al encuentro en cuanto quedasemos inconscientes el pelinegro y yo, pensé, pero eso no iría a pasar pronto. Después de asegurarme que no nos atacaban, haciendo uso de mi haki de observación, disparé 10 flechas de energía en dirección a miembros de la tripulación pirata, todas a la vez, haciendo uso de mi Multiple Shot, estas eran bastante más débiles que las otras, pero seguían estando imbuidas en rojo, pues aún me encontraba muy furiosa y mi Elemental Aura lo demostraba, seguían estando a 200 grados centígrados.
Esperé que esos disparos ayudasen al joven pelinegro, según mis cálculos había dado a tres hombres, pero no pude ver el resto de flechas, pues estaba mirando a Garfin, que parecía ser capaz de moverse de nuevo y además se encontraba muy cerca de mí. El hombre tomó su maza de hierro y con una fuerza sobre humana intentó darme, lo conseguí esquivar con un suave y rápido movimiento a la derecha. Este perdió el equilibrio al ver que no me había partido la cabeza y aún tenía el hombro aturdido, después del disparo anterior. Tomé otra Double-Mode Arrow cargada con Electric shock y esta vez con la flecha imbuida en haki de armadura disparé a su pierna derecha. El hombre intentó darme con la maza mientras disparaba, pero no lo consiguió, una vez la flecha alcanzó su pierna perdió el equilibrio y cayó directo al suelo. La flecha consiguió atravesarle la pierna, no sin dejar un fuerte shock eléctrico antes.
Una vez el hombre se encontraba en el suelo, me quedé mirando a Arkadian, no sabía en que estado se encontraba, así que lo busqué con mi haki, su aura seguía siendo fuerte, pero no sabía exactamente donde se encontraba. Seguí buscándolo con la mirada. Mientras tanto, los marines avanzaron un buen trecho para quedarse mirando desde una distancia prudente, no querían acabar heridos, pero yo no podía prometer nada al respecto. Miré detrás y vi un marine que se encontraba en el suelo, al lado suya tenía lo que parecía ser una enfermera, uno de los virotes había impactado en su cadera al parecer. Necesitaba un antídoto rápido, me fui corriendo para ayudarlo sin saber como sería recibida.
-Toma rápido algo de mi sangre y úsala en este chico, tengo nanobots que pueden limpiar el veneno. - Dije mirando a la enfermera con preocupación, esta quedó muy sorprendida y al final accedió a tomar algo de mi sangre. Usó una jeringa para sacarme sangre y luego introducirla en la zona de la cadera del joven, unos cuantos segundos después, el veneno se eliminó, pero la zona seguía sangrando. - Tome también un par de estas hierbas, déjelas con vendaje en la zona, deberían parar la herida. - Añadí antes de volver al campo de batalla, el marine herido me miró sonriendo, pero muy dolorido, pues era normal que el disparo doliese, más aún sin tener tenacidad ante tal cosa, lo que no entendía es que hacían mirando como estúpidos al campo de batalla desde tan cerca.
-No entiendo cuál era tu objetivo salvando a este joven, pero te da las gracias de todo corazón. - Dijo la enfermera mientras ponía el vendaje en la cadera del joven.
Ya era hora de volver al campo de batalla, después de haber curado al joven. Fui lo más rápido que pude y seguí buscando al pelinegro con la mirada, su alma seguía estando ahí, aunque parecía mucho más débil que antes, por otro lado, Garfin seguía tumbado en el suelo como lo había dejado, sin hacer un solo movimiento. Me acerqué a su cuerpo y le tomé el pulso, estaba muy débil pero aún vivo. Menos mal, si no cobraría solo la mitad de la recompensa, pensé. Por otro lado, el joven pelinegro se encontraba algo más alejado, fui lo más rápido que pude en su dirección, esperaba que se encontrase bien, lo había abandonado durante unos segundos y esperaba que eso no pasase factura después.
- Técnicas y objetos usados:
- Multiple Shot:
- Yumiko se ha vuelto capaz tras su duro entrenamiento de disparar varias flechas a diferentes objetivos en un mismo disparo, es decir, se toman varias flechas, se tensa la cuerda con todas y se disparan, Yumiko las controla usando su energía y las dirige hacia sus objetivos, esto es posible debido al duro entrenamiento como tiradora y sobre todo como arquera. Dependiendo de su nivel podrá dispara más o menos flechas al mismo tiempo y a objetivos específicos con menor o mayor precisión.
A continuación está la tabla por la que se rigen sus niveles de poder:- Tabla de niveles:
Nivel Efecto 40 Yumiko puede disparar hasta 4 flechas a la vez y apuntando a 4 enemigos, eso sí, las flechas tendrán una muy menor precisión que si fueran disparadas una a una. 50 Las flechas que Yumiko puede lanzar y los objetivos que esta puede apuntar aumenta a 6, las flechas tienen una precisión aún bastante menor a las disparadas normalmente. 60 Yumiko ya puede lanzar 8 flechas y apuntar a 8 objetivos distintos, así como sus flechas se mantienen mucho mejor en el vuelo y alcanzan una precisión mucho mayor. 70 Las flechas se lanzan ya con una precisión casi endiablada, consiguiendo dar a un total de 10 objetivos distintos. 80 Con más práctica aún, Yumiko ya puede disparar 15 flechas a 15 objetivos distintos y con una precisión sobrehumana. 90 La precisión es asombrosa y envidiable, las flechas que Yumiko puede lanzar a sus objetivos ya son 20. 100 Las flechas que puede lanzar y darán a sus objetivos son 30 a la vez, siendo eso un trabajo muy muy complicado para cualquier arquero que no pueda sujetar ni dos flechas en una mano, Yumiko es capaz de sujetar 30. Todas estas flechas son lanzadas con máxima precisión.
- 100 Double-Mode Arrows:
- Características del objeto: Se trata de dos flechas con punta de una aleación de acero y titanio, un tubo metálico extensible y un pequeño frasco que puede contener dos sustancias distintas.
Habilidades especiales: Las flechas tienen dos modos distintos, uno es el modo Stand-By, en este las flechas se mantienen en su menor tamaño y es posible guardarlas sin problema. El segundo modo, es el modo Attack y estas se alargan para permitir un mayor alcance y precisión de la flecha. Al incrustarse, las puntas de las flechas se abren y dificultan enormemente la tarea de sacarlas, además, al incrustarse y abrirse, dejan entrar la sustancia que hay en su pequeño dispensador. Esta sustancia puede ser de dos tipos, una de ellas, llamada "Electric Shock", al entrar en contacto con la zona donde se suministra, deja una descarga eléctrica bastante fuerte. La otra opción de sustancia es cualquier tipo de veneno que haya creado Yumiko y pueda ser suministrado por vía sanguínea, este hará su efecto dependiendo de que veneno sea.
Descripción completa del objeto: Son flechas de tamaño considerablemente pequeño en su modo Stand-By y bastante largas en su modo Attack. Están hechas por una aleación de acero y titanio y un tubo de fibra de vidrio que le permite tener un peso bastante pequeño. En la cola también está hecha por una aleación de acero y tungsteno, esta le ofrece estabilidad en el vuelo y le permite alcanzar distancias bastante grandes.- Descripción Gráfica (La parte de la izquierda es una vez incrustada y la de la derecha es en modo Stand-By):
- Nanobots(Cleaning Bots):
- Nombre del objeto: Nanobots(Cleaning robots)
Características del objeto: Se trata de pequeños robots que se dedican a ir limpiando el cuerpo de las sustancias perjudiciales que en este entren. Puede eliminar desde venenos hasta todo tipo de sustancia, siempre que no supere la velocidad de limpieza, es decir, si me sumerjo totalmente en ácido, por más que lo intente, los robots no limpiaran todo el cuerpo. Estos robots tienen un sistema para su propia limpieza y control y pueden ser redirigidos a zonas concretas para aumentar la limpieza en esa zona.
Habilidades especiales: Son de una aleación de acero y cromo, es decir, acero inoxidable y pueden aumentar la regeneración en las zonas a las que se redirijan. Elimina venenos a una velocidad media.- Descripción Gráfica:
Arkadian Dardock
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El sonido de unos pasos a lo lejos me distrajo por un momento, eran marines, veía como se aproximaban, pero se quedaron quietos a una distancia prudente. Era de esperar viniendo de los marines, seguro que de una forma u otra encuentran la manera de llevarse los méritos. Sin embargo, eso ahora no importaba, tenía que concentrarme en la pelea, esto no es más que un mero entrenamiento contra borrachos y asustadizos piratas.
Antes de que me diera cuenta tenía a tres hombres encima de mí, intenté zafarme, pero una caja en el peor momento me lo impidió. Por suerte tres flechas aparecieron por sorpresa para acabar con los tipos que me acechaban. Miré hacia atrás y vi a Yumiko peleando contra el peliplateado con recompensa, parecía que no le iba mal, más aún si tiene tiempo para echarme una mano. Todo apunta a que le deberé una a la rubita después de esto.
Me levanté de un salto y vi como el resto de piratas se iban yendo hacia atrás para dejar paso al tipo de la cicatriz en la nariz. Aproveché para coger aliento, pues no había sido difícil acabar con los subalternos, pero el tener que recorrer esas distancias tan rápido en tan poco tiempo me había hecho fatigarme. Empuñé con fuerza mis espadas “Minami” y “Kita”, y me dispuse a enfrentarme a mi verdadero rival. El hombre portaba un gran mandoble con unas palabras grabadas en él, pero no alcanzaba a distinguir su significado. Tenía una sonrisa dibujada en su cara, arrogante y desafiante a la vez. Se le veía muy confiado y eso me hacía temer por mis posibilidades, pero solo podía hacer una cosa, luchar y darlo todo.
Mientras me iba acercando escuché un grito de dolor, provenía de Yumiko. Eché la miraba atrás y vi como tenía un virote clavado en su brazo izquierdo. Pudo quitárselo y continuar el combate. Al principio me preocupé, pensaba que la rubita estaría realmente en peligro, pero se levantó sin muchos problemas y sacó el virote de su brazo. Se curó con una rapidez pasmosa y fue en aquel momento en el que me di cuenta de que la arquera ganaría ese enfrentamiento. Ahora me tocaba a mí aportar algo a esta pequeña alianza, debería ganar al peliplateado restante o encontrarme con un destino el cual no estaba dispuesto a aceptar. Desde la nueva posición en la que me encontraba no podía ver ni a Yumiko ni a los marines.
Decidí dejar de prestar atención a lo que ocurría a mi alrededor y centrarme solo en mi adversario. Era un tipo alto de unos 190 centímetros, fuerte y de ojos oscuros. Tenía una mirada profunda que hacía entender que era un tipo confiado. Puede que eso me dé algo de ventaja.
-Parece que tus marionetas tienen miedo -dije con una sonrisa retadora-. Ahora solo quedamos tú y yo.
-No creo que estés en posición de mofarte -dijo soltando una carcajada-. No me costará mucho acabar contigo.
-Te veo muy confiado, ¿tienes nombre o debo llamarte peliplateado? -pregunté señalando con una de mis espadas.
-Después de acabar contigo no te quedarán ganas de hacer gracietas -frunció el ceño mostrando su enfado-. Puedes llamarme Dante, será el último nombre que escuches antes de morir.
Parece que mis palabras no han hecho otra cosa que enfurecerle, pero ya no hay vuelta atrás. Comencé a correr hacia mi adversario sujetando mis espadas una delante y otra detrás sin quitarle los ojos de encima. Él no se movía, estaba quieto mirándome con esa sonrisa arrogante que me había propinado ya varias veces. Intente asestarle un tajo con la espada que portaba en mi mano derecha, pero fue en vano. Dante la esquivó sin ningún esfuerzo y manteniendo su asquerosa sonrisa. Di un salto hacia atrás para reposicionarme y volví a la carga. Esta vez intenté predecir su movimiento, el resultado fue el mismo. Deduje que estaba usando Haki de observación para contrarrestarme y por la rapidez de sus movimientos todo apuntaba a que lo tenía bastante desarrollado. Volví a dar un salto hacia atrás y me quedé mirándolo intentando averiguar la forma de alcanzarle.
-No lo haces nada mal -le dije-. Eres rápido.
-No puedo decir lo mismo de ti -me reprochó con desprecio-. No tienes el poder suficiente como para vencerme.
-¡Eso ya lo veremos! -grité mientras canalizaba mi poder-. ¡Hojas Gélidas!
Era el momento de usar todo mi poder, empuñé mis espadas con fuerza y concentré todo mi poder en ellas. Si con esta técnica no logro acabar con él, poco más podré hacer.
Las espadas empezaron a coger un tono aún más azulado y comenzaron a enfriarse como si de témpanos de hielo se tratasen. Lancé dos tajos helados, uno cada una de las espadas, en la dirección en la que se encontraba dante. Su gesto cambió, su sonrisa se borró y con un salto esquivó mi ataque, aunque llego a rozar una esquina de su capa convirtiendo esa pequeña parte en hielo.
-¡Uh!, he de decir que ese ataque me ha sorprendido -dijo volviendo a sonreír-. Pero no te valdrá de nada. ¡Acabaré contigo!
Nada más acabar esas palabras se abalanzó sobre mi blandiendo su mandoble, conseguí repeler su primer ataque, pero era más fuerte que yo y un segundo ataque alcanzó mi brazo derecho abriendo una brecha considerable. Ardía como el mismísimo fuego, el filo estaba tan afilado que con un simple rasguño podría provocarme una herida grave.
Tuve que volver a recolocarme, mi brazo sangraba de una manera considerable. Dante volvió a embestir, pero esta vez cargó con su hombro. Su velocidad era demasiado para mí, no puedo esquivarlo y el golpe me envió directamente al suelo. Me levanté rápidamente e intenté contraatacar con un tajo cruzado helado gracias a mi técnica, pero no valió de nada. El tajo fue desviado con su mandoble que lo había envuelto con Haki de armamento. En ese momento mi poder empezó a desaparecer, en parte por la herida y en parte por la impotencia que me estaba creando esta batalla. No podía hacer nada para alcanzarlo.
El peliplateado se colocó delante de mí para asestar un último golpe. Empuñó con fuerza su arma, traté de repeler su ataque, pero con un movimiento ágil me desarmó y mis espadas gemelas salieron volando detrás de mí mientras yo caía al suelo. Dante me apuntó con el mandoble y clavó la punta en mi pecho sin llegar a atravesarme. Lo hizo en vertical y en horizontal dibujando así una cruz en mi torso.
-Esto es para que te acuerdes de mí si logras salir de esta -dijo con una mirada perversa-. O tal vez de mate ya y le haga un favor al mundo.
-¡Yumiko! -grité con todas las fuerzas que me quedaban antes de quedar inconsciente.
Antes de que me diera cuenta tenía a tres hombres encima de mí, intenté zafarme, pero una caja en el peor momento me lo impidió. Por suerte tres flechas aparecieron por sorpresa para acabar con los tipos que me acechaban. Miré hacia atrás y vi a Yumiko peleando contra el peliplateado con recompensa, parecía que no le iba mal, más aún si tiene tiempo para echarme una mano. Todo apunta a que le deberé una a la rubita después de esto.
Me levanté de un salto y vi como el resto de piratas se iban yendo hacia atrás para dejar paso al tipo de la cicatriz en la nariz. Aproveché para coger aliento, pues no había sido difícil acabar con los subalternos, pero el tener que recorrer esas distancias tan rápido en tan poco tiempo me había hecho fatigarme. Empuñé con fuerza mis espadas “Minami” y “Kita”, y me dispuse a enfrentarme a mi verdadero rival. El hombre portaba un gran mandoble con unas palabras grabadas en él, pero no alcanzaba a distinguir su significado. Tenía una sonrisa dibujada en su cara, arrogante y desafiante a la vez. Se le veía muy confiado y eso me hacía temer por mis posibilidades, pero solo podía hacer una cosa, luchar y darlo todo.
Mientras me iba acercando escuché un grito de dolor, provenía de Yumiko. Eché la miraba atrás y vi como tenía un virote clavado en su brazo izquierdo. Pudo quitárselo y continuar el combate. Al principio me preocupé, pensaba que la rubita estaría realmente en peligro, pero se levantó sin muchos problemas y sacó el virote de su brazo. Se curó con una rapidez pasmosa y fue en aquel momento en el que me di cuenta de que la arquera ganaría ese enfrentamiento. Ahora me tocaba a mí aportar algo a esta pequeña alianza, debería ganar al peliplateado restante o encontrarme con un destino el cual no estaba dispuesto a aceptar. Desde la nueva posición en la que me encontraba no podía ver ni a Yumiko ni a los marines.
Decidí dejar de prestar atención a lo que ocurría a mi alrededor y centrarme solo en mi adversario. Era un tipo alto de unos 190 centímetros, fuerte y de ojos oscuros. Tenía una mirada profunda que hacía entender que era un tipo confiado. Puede que eso me dé algo de ventaja.
-Parece que tus marionetas tienen miedo -dije con una sonrisa retadora-. Ahora solo quedamos tú y yo.
-No creo que estés en posición de mofarte -dijo soltando una carcajada-. No me costará mucho acabar contigo.
-Te veo muy confiado, ¿tienes nombre o debo llamarte peliplateado? -pregunté señalando con una de mis espadas.
-Después de acabar contigo no te quedarán ganas de hacer gracietas -frunció el ceño mostrando su enfado-. Puedes llamarme Dante, será el último nombre que escuches antes de morir.
Parece que mis palabras no han hecho otra cosa que enfurecerle, pero ya no hay vuelta atrás. Comencé a correr hacia mi adversario sujetando mis espadas una delante y otra detrás sin quitarle los ojos de encima. Él no se movía, estaba quieto mirándome con esa sonrisa arrogante que me había propinado ya varias veces. Intente asestarle un tajo con la espada que portaba en mi mano derecha, pero fue en vano. Dante la esquivó sin ningún esfuerzo y manteniendo su asquerosa sonrisa. Di un salto hacia atrás para reposicionarme y volví a la carga. Esta vez intenté predecir su movimiento, el resultado fue el mismo. Deduje que estaba usando Haki de observación para contrarrestarme y por la rapidez de sus movimientos todo apuntaba a que lo tenía bastante desarrollado. Volví a dar un salto hacia atrás y me quedé mirándolo intentando averiguar la forma de alcanzarle.
-No lo haces nada mal -le dije-. Eres rápido.
-No puedo decir lo mismo de ti -me reprochó con desprecio-. No tienes el poder suficiente como para vencerme.
-¡Eso ya lo veremos! -grité mientras canalizaba mi poder-. ¡Hojas Gélidas!
Era el momento de usar todo mi poder, empuñé mis espadas con fuerza y concentré todo mi poder en ellas. Si con esta técnica no logro acabar con él, poco más podré hacer.
Las espadas empezaron a coger un tono aún más azulado y comenzaron a enfriarse como si de témpanos de hielo se tratasen. Lancé dos tajos helados, uno cada una de las espadas, en la dirección en la que se encontraba dante. Su gesto cambió, su sonrisa se borró y con un salto esquivó mi ataque, aunque llego a rozar una esquina de su capa convirtiendo esa pequeña parte en hielo.
-¡Uh!, he de decir que ese ataque me ha sorprendido -dijo volviendo a sonreír-. Pero no te valdrá de nada. ¡Acabaré contigo!
Nada más acabar esas palabras se abalanzó sobre mi blandiendo su mandoble, conseguí repeler su primer ataque, pero era más fuerte que yo y un segundo ataque alcanzó mi brazo derecho abriendo una brecha considerable. Ardía como el mismísimo fuego, el filo estaba tan afilado que con un simple rasguño podría provocarme una herida grave.
Tuve que volver a recolocarme, mi brazo sangraba de una manera considerable. Dante volvió a embestir, pero esta vez cargó con su hombro. Su velocidad era demasiado para mí, no puedo esquivarlo y el golpe me envió directamente al suelo. Me levanté rápidamente e intenté contraatacar con un tajo cruzado helado gracias a mi técnica, pero no valió de nada. El tajo fue desviado con su mandoble que lo había envuelto con Haki de armamento. En ese momento mi poder empezó a desaparecer, en parte por la herida y en parte por la impotencia que me estaba creando esta batalla. No podía hacer nada para alcanzarlo.
El peliplateado se colocó delante de mí para asestar un último golpe. Empuñó con fuerza su arma, traté de repeler su ataque, pero con un movimiento ágil me desarmó y mis espadas gemelas salieron volando detrás de mí mientras yo caía al suelo. Dante me apuntó con el mandoble y clavó la punta en mi pecho sin llegar a atravesarme. Lo hizo en vertical y en horizontal dibujando así una cruz en mi torso.
-Esto es para que te acuerdes de mí si logras salir de esta -dijo con una mirada perversa-. O tal vez de mate ya y le haga un favor al mundo.
-¡Yumiko! -grité con todas las fuerzas que me quedaban antes de quedar inconsciente.
- Técnicas usadas:
- Hojas Gélidas: Pasiva, las espadas que empuñe Arkadian se helarán mejorando la dureza de las hojas y emitiendo tanto un tono azulado como un vapor gélido. Activa, podrá lanzar un ataque basado en tajos helados.
Yumiko Mei
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sentí la presencia del espadachín a unos 100 metros, sentía su corazón latir acelerado, y su aura débil e indefensa, aunque seguía estando igual de fría, eso era una constante en el joven desde que lo conocí. Delante de el se encontraba un hombre alto, metro noventa y con un mandoble de casi el mismo tamaño. Estaba apuntando al pecho del joven Arkadian, que se encontraba de rodillas, con sus espadas a su espalda, clavadas en el suelo de tierra del bosque. Miré con miedo lo que iría a pasar a continuación, pues lo que pasó fue horrible. El joven recibió dos cortes perpendiculares, formando una cruz. Pensé que eso le había matado, pero gritó con fuerza después del corte mi nombre, entonces reaccioné lo más rápido que pude.
No sabía el nombre del que le estaba atacando, pero era el peliplateado que faltaba, y Arkadian tenía los segundos contados. El hombre levantó con todas sus fuerzas el mandoble, estaba a punto de partir al joven pelinegro por la mitad. Tomé con máxima rapidez mi arco y apunté directo hacia la mano derecha del peliplateado, tensé la cuerda, una flecha de energía se materializó y disparé con todo mi odio, una flecha a 200 grados, de color negro debido al haki y cubierta con un aura de color rojo oscuro salió disparada en dirección a su mano. Atravesó el aire como una bala, a 350 m/s alcanzó su mano derecha y justo cuando iba a atravesar al joven, su mano fue atravesada y el mandoble cayó al suelo. El hombre se desestabilizó y cayó de lado, levantándose rápidamente. Tomó su mandoble de nuevo y me propinó una mirada asesina.
Fui corriendo lo más deprisa que pude hacia Arkadian y noté que su camiseta se estaba cayendo debido al anterior corte. Tomé de mi bolso mi capa y se la puse encima, justo después de ver algo en su espalda, un tatuaje con un nombre escrito, "Dardock". Preguntaría después acerca de eso, pero no permitiría que los marines lo viesen, sabía claramente que en este mundo había gente marcada con todo tipo de señales, algunos tenían la marca de los dragones celestiales, por ser esclavos de estos y otros tenían marcas por pertenecer a grupos criminales o revolucionarios. No le dejaría caer en un momento como ese. Pude correr tan rápido gracias a mis botas de Hermes y a mi largo periodo de entrenamiento, por fin resultaba útil tanto jaleo, pensé.
Una vez al lado del joven y después de haberle puesto la capa, le miré con una sonrisa. Estaba sangrando por un brazo y por el torso, eso era grave y había que curarlo cuanto antes, pero no podía hacerlo en ese momento, tenía ante mi un coloso a punto de estallar de rabia, tendría que calmar al búfalo antes de salvar la vida del pelinegro.
-Esto es mi culpa, no sabía que ese hombre iba a ser tan fuerte, parece más fuerte que Garfin. Toma estas hojas, déjalas sobre las heridas, te curaré en cuanto termine con este grandullón- Dije preocupada por su salud y mientras le tiraba un rollo de vendaje a los píes, esperaba que la capa fuese suficiente para mantener su temperatura corporal los próximos 10 minutos, esperaba que el combate no durase más de eso, aunque no sabía contra lo que me estaba metiendo.
-Vaya vaya, cuánto amor, que pena que tenga que acabar con vosotros. Tú, cazadora, lo que le hiciste a mi hermano no te lo pienso perdonar, tu sucia cabeza va a ser la primera en rodar por esta tierra, y después de esa, irá la de tu novio. - Dijo el hombre con aires de grandeza, tomó con fuerza su mandoble y se preparó para atacar.
-No es mi novio, aunque tampoco creo que eso te incumba. Tu serás el primero en rodar, aunque no quisiera que el suelo se manchase de personas tan oscuras y malvadas como tú. - Respondí furiosa, aún mi aura elemental seguía activa, así que mi arco seguía teniendo un aura rojo fuego alrededor, como si de llamas se tratase.
En ese momento tomé de mi bolso una bala y de mi carcaj una Hollow-Point Arrow, la bala que tomé era una bala de poder. Puse esta bala en la punta de la flecha y a medida que lo hacía el enemigo vino corriendo con el mandoble en lo alto, como si intentase cortarme por la mitad. Me tiré al suelo y rodé por debajo de sus piernas, se ve que no se lo había esperado, pues clavó la espada en el suelo en un intento de cortarme a medida que rodaba. Después de eso se miró asustado las partes íntimas, pero no tenía nada, pues no le había atacado. Más furioso que antes, - si es que eso era posible - sacó la espada del suelo e intentó cortar haciendo un giro de 180 grados con los brazos extendidos. Tuve suficiente tiempo para cargar la bala y apuntar con mi arco a su cabeza, disparé la flecha, con la bala cargada al segundo nivel de fuerza, suficiente para atravesar el cuerpo de un oso. Disparé la flecha hacia su frente, el hombre tenía haki de observación, pues pude notar como había previsto su posición e intentaba esquivarla, pero era muy tarde, la inercia de su giro le había traicionado y justo cuando iba a moverse, se tropezó y acabó con una flecha clavada en la garganta. La bala se disparó y se escuchó un fuerte estruendo. En su cuello se podía presenciar un agujero.
Dio un grito muy fuerte y cayó de golpe contra el suelo, pero su mandoble rozó contra mi mejilla antes de caer, dejandome un corte superficial en la mejilla izquierda. Había tenido mucha más suerte que el joven Arkadian, este al fin y al cabo ha sido el que ha debilitado a toda la banda y ha enfadado lo suficiente al peliplateado como para que no pensase correctamente en sus movimientos, al final el odio llevó a la humillación y a la muerte. El resto de piratas fueron interceptados por la marina.
Después de ver caer al hombre, me acerqué lo más rápido que pude al pelinegro y si este había seguido mis consejos, le quitaría las plantas curativas. Tomaría un hongo que tenía guardado, que a diferencia de otros tenía un compuesto alcohólico, serviría para limpiar la herida del torso, que al haber sido hecha con el mandoble, podría estar exidado.
-Esto escocerá, lo siento. - Dije intentando calmar el dolor con una sonrisa cálida, aunque poco había de cálido en la situación en la que nos encontrábamos, excepto que la banda ya había perdido.
Después de limpiar la herida, pondría un poco de crema a base de algas con propiedades cicatrizantes y pasaría alrededor de su torso vendaje, sin dejar que su espalda la viese alguien. Claro es, si el joven se deja, confiaba en que sí, de lo contraría le dejaría ponerse el mismo el vendaje. Por último haría lo mismo con el brazo en el que tenía el otro corte. A parte de eso parecía bien, excepto que estaba totalmente agotado, nos costaría salir de ahí, pero no tendríamos que preocuparnos por esos piratas nunca más.
-Vamos a cobrar la recompensa de estos criminales y volvemos con Iloura y sus padres, tenemos que darles las buenas noticias. - Dije mirando al joven lleno de vendajes, parecía recién salido del campo de batalla, yo sin embargo solo me había puesto una tirita en la mejilla y vendado el hombro. Se notaba el entrenamiento, pero no quería ver a la gente sufrir, y el joven había sufrido para ayudarme, sin él, no podía haber derrotado a toda esa banda, me habría sido imposible. - ¿Te puedes mantener en píe? - Pregunté después de verlo levantarse y esperando que me diese una respuesta positiva, de lo contrario, le ayudaría llevándolo, el cuartel al fin y al cabo no estaba muy lejos.
Los marines empezaron a limpiar la zona de piratas, pero los dos peliplateados eran nuestros, así que tomé los dos cuerpos por la chaqueta y los arrastré hasta el cuartel, una vez ahí, entré y mostré los cuerpos al señor del mostrador. Este mostró una cara de sorpresa enorme, pues lo último que esperaba es que la joven a la que intentaban matar ese mismo día, entregase a los asesinos ante la justicia. No quería dejar cobrar la recompensa al joven pelinegro, porque pensaba que no era un cazarecompensas como yo, no después de ver el nombre grabado en su espalda.
-Los hermanos plateados, Garfin y Dante, ambos con 30.000.000 de berries por sus cabezas. Con el bono de cazadora y teniendo en cuenta que Dante está muerto, te llevas 22.500.000 berries.- Dijo el hombre calculando los fajos de billetes y metiéndolos en un maletín. Después me dio el maletín y salí de aquel lugar.
-Vayamos a por Iloura y repartamos esto ahí.- Dije mirando al pelinegro y mostrando el maletín con el dinero, de color plateado y de tamaño mediano, como cualquier maletín de negocios.
No sabía el nombre del que le estaba atacando, pero era el peliplateado que faltaba, y Arkadian tenía los segundos contados. El hombre levantó con todas sus fuerzas el mandoble, estaba a punto de partir al joven pelinegro por la mitad. Tomé con máxima rapidez mi arco y apunté directo hacia la mano derecha del peliplateado, tensé la cuerda, una flecha de energía se materializó y disparé con todo mi odio, una flecha a 200 grados, de color negro debido al haki y cubierta con un aura de color rojo oscuro salió disparada en dirección a su mano. Atravesó el aire como una bala, a 350 m/s alcanzó su mano derecha y justo cuando iba a atravesar al joven, su mano fue atravesada y el mandoble cayó al suelo. El hombre se desestabilizó y cayó de lado, levantándose rápidamente. Tomó su mandoble de nuevo y me propinó una mirada asesina.
Fui corriendo lo más deprisa que pude hacia Arkadian y noté que su camiseta se estaba cayendo debido al anterior corte. Tomé de mi bolso mi capa y se la puse encima, justo después de ver algo en su espalda, un tatuaje con un nombre escrito, "Dardock". Preguntaría después acerca de eso, pero no permitiría que los marines lo viesen, sabía claramente que en este mundo había gente marcada con todo tipo de señales, algunos tenían la marca de los dragones celestiales, por ser esclavos de estos y otros tenían marcas por pertenecer a grupos criminales o revolucionarios. No le dejaría caer en un momento como ese. Pude correr tan rápido gracias a mis botas de Hermes y a mi largo periodo de entrenamiento, por fin resultaba útil tanto jaleo, pensé.
Una vez al lado del joven y después de haberle puesto la capa, le miré con una sonrisa. Estaba sangrando por un brazo y por el torso, eso era grave y había que curarlo cuanto antes, pero no podía hacerlo en ese momento, tenía ante mi un coloso a punto de estallar de rabia, tendría que calmar al búfalo antes de salvar la vida del pelinegro.
-Esto es mi culpa, no sabía que ese hombre iba a ser tan fuerte, parece más fuerte que Garfin. Toma estas hojas, déjalas sobre las heridas, te curaré en cuanto termine con este grandullón- Dije preocupada por su salud y mientras le tiraba un rollo de vendaje a los píes, esperaba que la capa fuese suficiente para mantener su temperatura corporal los próximos 10 minutos, esperaba que el combate no durase más de eso, aunque no sabía contra lo que me estaba metiendo.
-Vaya vaya, cuánto amor, que pena que tenga que acabar con vosotros. Tú, cazadora, lo que le hiciste a mi hermano no te lo pienso perdonar, tu sucia cabeza va a ser la primera en rodar por esta tierra, y después de esa, irá la de tu novio. - Dijo el hombre con aires de grandeza, tomó con fuerza su mandoble y se preparó para atacar.
-No es mi novio, aunque tampoco creo que eso te incumba. Tu serás el primero en rodar, aunque no quisiera que el suelo se manchase de personas tan oscuras y malvadas como tú. - Respondí furiosa, aún mi aura elemental seguía activa, así que mi arco seguía teniendo un aura rojo fuego alrededor, como si de llamas se tratase.
En ese momento tomé de mi bolso una bala y de mi carcaj una Hollow-Point Arrow, la bala que tomé era una bala de poder. Puse esta bala en la punta de la flecha y a medida que lo hacía el enemigo vino corriendo con el mandoble en lo alto, como si intentase cortarme por la mitad. Me tiré al suelo y rodé por debajo de sus piernas, se ve que no se lo había esperado, pues clavó la espada en el suelo en un intento de cortarme a medida que rodaba. Después de eso se miró asustado las partes íntimas, pero no tenía nada, pues no le había atacado. Más furioso que antes, - si es que eso era posible - sacó la espada del suelo e intentó cortar haciendo un giro de 180 grados con los brazos extendidos. Tuve suficiente tiempo para cargar la bala y apuntar con mi arco a su cabeza, disparé la flecha, con la bala cargada al segundo nivel de fuerza, suficiente para atravesar el cuerpo de un oso. Disparé la flecha hacia su frente, el hombre tenía haki de observación, pues pude notar como había previsto su posición e intentaba esquivarla, pero era muy tarde, la inercia de su giro le había traicionado y justo cuando iba a moverse, se tropezó y acabó con una flecha clavada en la garganta. La bala se disparó y se escuchó un fuerte estruendo. En su cuello se podía presenciar un agujero.
Dio un grito muy fuerte y cayó de golpe contra el suelo, pero su mandoble rozó contra mi mejilla antes de caer, dejandome un corte superficial en la mejilla izquierda. Había tenido mucha más suerte que el joven Arkadian, este al fin y al cabo ha sido el que ha debilitado a toda la banda y ha enfadado lo suficiente al peliplateado como para que no pensase correctamente en sus movimientos, al final el odio llevó a la humillación y a la muerte. El resto de piratas fueron interceptados por la marina.
Después de ver caer al hombre, me acerqué lo más rápido que pude al pelinegro y si este había seguido mis consejos, le quitaría las plantas curativas. Tomaría un hongo que tenía guardado, que a diferencia de otros tenía un compuesto alcohólico, serviría para limpiar la herida del torso, que al haber sido hecha con el mandoble, podría estar exidado.
-Esto escocerá, lo siento. - Dije intentando calmar el dolor con una sonrisa cálida, aunque poco había de cálido en la situación en la que nos encontrábamos, excepto que la banda ya había perdido.
Después de limpiar la herida, pondría un poco de crema a base de algas con propiedades cicatrizantes y pasaría alrededor de su torso vendaje, sin dejar que su espalda la viese alguien. Claro es, si el joven se deja, confiaba en que sí, de lo contraría le dejaría ponerse el mismo el vendaje. Por último haría lo mismo con el brazo en el que tenía el otro corte. A parte de eso parecía bien, excepto que estaba totalmente agotado, nos costaría salir de ahí, pero no tendríamos que preocuparnos por esos piratas nunca más.
-Vamos a cobrar la recompensa de estos criminales y volvemos con Iloura y sus padres, tenemos que darles las buenas noticias. - Dije mirando al joven lleno de vendajes, parecía recién salido del campo de batalla, yo sin embargo solo me había puesto una tirita en la mejilla y vendado el hombro. Se notaba el entrenamiento, pero no quería ver a la gente sufrir, y el joven había sufrido para ayudarme, sin él, no podía haber derrotado a toda esa banda, me habría sido imposible. - ¿Te puedes mantener en píe? - Pregunté después de verlo levantarse y esperando que me diese una respuesta positiva, de lo contrario, le ayudaría llevándolo, el cuartel al fin y al cabo no estaba muy lejos.
Los marines empezaron a limpiar la zona de piratas, pero los dos peliplateados eran nuestros, así que tomé los dos cuerpos por la chaqueta y los arrastré hasta el cuartel, una vez ahí, entré y mostré los cuerpos al señor del mostrador. Este mostró una cara de sorpresa enorme, pues lo último que esperaba es que la joven a la que intentaban matar ese mismo día, entregase a los asesinos ante la justicia. No quería dejar cobrar la recompensa al joven pelinegro, porque pensaba que no era un cazarecompensas como yo, no después de ver el nombre grabado en su espalda.
-Los hermanos plateados, Garfin y Dante, ambos con 30.000.000 de berries por sus cabezas. Con el bono de cazadora y teniendo en cuenta que Dante está muerto, te llevas 22.500.000 berries.- Dijo el hombre calculando los fajos de billetes y metiéndolos en un maletín. Después me dio el maletín y salí de aquel lugar.
-Vayamos a por Iloura y repartamos esto ahí.- Dije mirando al pelinegro y mostrando el maletín con el dinero, de color plateado y de tamaño mediano, como cualquier maletín de negocios.
- Técnicas y objetos usados:
- La Capa de Yumiko:
- Nombre del objeto: Capa de aventurera
Características del objeto: Se trata de una capa hecha de lino capaz de mantener el calor y como característica extraña, destaca un brillo intermitente cuando la portadora de la misma está nerviosa o enfadada, es decir, la capa brilla dependiendo del estado de ánimo de su poseedora. El brillo está entre el azul oscuro y el verde oscuro, aunque también puede brillar de color rojo en caso de enfado. (Según tengo entendido sería diseñador nivel 34)
Habilidades especiales: Las mencionadas anteriormente, brilla con el estado del ánimo de su poseedora.- Descripción Gráfica:
- Balas de Poder:
Estas balas tienen una única función la cual es aumentar sus atributos según la cantidad de energía que le metas. Al principio la bala es como una cualquiera y sin nada destacable, pero esta tiene la ventaja de absorber tu energía cuando la tienes en la mano, decidiendo tu cuanta cantidad darle:
-Nivel 1: Le das un porciento bajo de tu energía, haciendo que la bala aumente su velocidad y potencia.
-Nivel 2: Le das una cantidad mediana de tu energía, haciendo que su velocidad aumente por 3 y su potencia también, haciéndola muy rápida y dañina.
-Nivel 3: Le das una cantidad enorme de tu energía (obviamente no podrás seguir actuando como siempre) pudiendo aumentar su velocidad y potencia por 7, lo cual le hace una bala súper rápida y extremadamente dañina. El usuario al ver usado su energía no hay retroceso.
- Botas de Hermes:
- Botas de Hermes.
Estas botas que se dicen que fueron usadas por ese mismo dios permiten al que las lleve puestas alcanzar grandes velocidades de forma automática llegando a alcanzar los 150Km/h
Arkadian Dardock
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No tardé en recuperar el conocimiento, tenía una capa puesta por encima. Delante de mí estaba Yumiko, por suerte la rubita había escuchado mi grito. La verdad que no estaba muy orgulloso por lo ocurrido, ella había tenido que salvarme por segunda vez en la misma batalla.
Pude observar como Dante aún seguía con vida, en su mirada se podía ver un oído hacia los dos que era difícil de describir. La arquera me dio unas plantas curativas para que las aplicase en las heridas, también me lanzó unas vendas, pero no tenía fuerzas para ponérmelas. Solo podía esperar a que acabase la batalla y me echara una mano con todo esto. Me tumbé bocarriba y esperé a que todo acabara pronto, sabía que Yumiko no tardaría en dar muerte a Dante. Alcé la vista al cielo y me quedé observando como la cálida luz del amanecer hacía que las estrellas fueran perdiendo su brillo característico.
Poco después escuché una explosión, intuí que la pelea había acabado decantándose a nuestro favor y no me equivocaba, me incorporé como pude y vi a Dante caer al suelo con un agujero en la garganta, no pude evitar esbozar una sonrisa. Todo había acabado, ya podíamos regresar con la gente que nos esperaba, pero había algo que no podía quitarme de la cabeza. Yumiko ha tenido que estar todo el rato pendiente de mí durante la batalla, así que tengo que entrenar para hacerme más fuerte, si no, no podré alcanzar ninguno de los objetivos que me he propuesto.
Al terminar la batalla, la rubita se arrodilló delante de mí, quitó las plantas que anteriormente me había aplicado y usó un hongo un tanto extraño. La aplicación de ese hongo escocía bastante, pero nada en comparación con lo sufrido en la batalla. Terminó con las hierbas y las cremas y se dispuso a vendarme, intenté hacerlo por mi propio pie, pero me costaba demasiado y dejé que lo hiciera ella sin decir nada. A fin de cuentas, seguro que ya ha visto mi tatuaje en la espalda, así que más tarde tendré que hablar con ella.
-Gracias rubita -le dije devolviéndole la sonrisa, una sonrisa que no había borrado desde que acabó con Dante, se la veía muy feliz-. Parece que has tenido que vencer a los dos tu sola.
Conseguí levantarme a duras penas, pero en ese momento el orgullo me podía y aunque Yumiko me ofreció ayudarme a caminar, comencé a hacerlo por mi propio pie. Nos pusimos camino hacia la base de la marina como ella había dicho para cobrar el dinero por las cabezas de los dos piratas. A nuestro alrededor veía como los marines capturaban a los piratas que había salido huyendo al ver a sus capitanes ser derrotados. La arquera cogió fuerte a los peliplateados por sus chaquetas y comenzó a arrastrarlos. Los marines que íbamos adelantando se nos quedaban mirando con mirada de sorpresa, supongo que les costaba creer que dos personas hubieran acabado con una banda de piratas.
A duras penas llegamos al cuartel de la marina. Yo me quedé esperando en la puerta, no serviría de nada que me viera cobrar la recompensa, haría demasiadas preguntas. Aproveché para encenderme un cigarro, la verdad que ese pitillo era el mejor que me había fumado en mucho tiempo. Sentía calma y tranquilidad, habíamos conseguido lo que nos proponíamos y aunque yo había acabado algo mal trecho, seguía con vida. Yumiko apareció con un maletín, aparentemente lleno de dinero y me dijo que fuéramos a casa del anciano que allí nos repartiríamos el dinero. Tiré el cigarro y nos pusimos a caminar.
Poco después llegamos a casa, al entrar por la puerta se podía ver a Iloura, sus padres y el anciano sentados a la mesa disfrutando de una taza de té y hablando de cosas sin importancia. La primera en entrar fue la rubita, se la veía entusiasmada por contarles toda la historia a aquellos que nos estaban esperando, así que no sería yo el que le quitara ese privilegio, después de todo, había hecho casi todo el trabajo.
Iloura se lanzó hacia nosotros para darnos un abrazo, yo me quejé un poco, pues las heridas aún eran recientes. El anciano me miró con aprobación, una mirada que no pude entender del todo, pero sabía que estaba orgulloso por haber podido ayudar a esta familia.
-¿Arkadian estás bien? -me preguntó Iloura mientras sus ojos se volvían cristalinos-. Estás así por mi culpa, lo siento mucho, nunca os lo podré agradecer como se merece.
-No te preocupes Iloura, solo necesito descansar -le dije con una sonrisa haciendo ver que no tenía de qué preocuparse.
-¡Uh!, veo que te han dado una buena paliza amigo -bromeó el viejo.
-De una forma u otra tenía que llevarme el protagonismo, anciano -bromeé mientras me sentaba en una de las sillas.
Me encendí un nuevo pitillo mientras contemplaba la escena, yo estaba sentado en una silla apartado de la mesa, al mismo tiempo la arquera, Iloura, sus padres y el anciano estaban hablando sobre la batalla. La rubita lo contaba con todo tipo de detalles y los demás la escuchaban con mucha atención. Yumiko estaba muy contenta por haber podido ayudar a la peliazul y sinceramente, yo también lo estaba. Era una sensación nueva y tal vez pueda acostumbrarme a esta sensación.
-Por cierto, Yumiko, que no se me olvide que luego te tengo que comentar una cosa -me dirigí a la arquera cambiando el gesto de mi cara a uno algo más serio.
Pude observar como Dante aún seguía con vida, en su mirada se podía ver un oído hacia los dos que era difícil de describir. La arquera me dio unas plantas curativas para que las aplicase en las heridas, también me lanzó unas vendas, pero no tenía fuerzas para ponérmelas. Solo podía esperar a que acabase la batalla y me echara una mano con todo esto. Me tumbé bocarriba y esperé a que todo acabara pronto, sabía que Yumiko no tardaría en dar muerte a Dante. Alcé la vista al cielo y me quedé observando como la cálida luz del amanecer hacía que las estrellas fueran perdiendo su brillo característico.
Poco después escuché una explosión, intuí que la pelea había acabado decantándose a nuestro favor y no me equivocaba, me incorporé como pude y vi a Dante caer al suelo con un agujero en la garganta, no pude evitar esbozar una sonrisa. Todo había acabado, ya podíamos regresar con la gente que nos esperaba, pero había algo que no podía quitarme de la cabeza. Yumiko ha tenido que estar todo el rato pendiente de mí durante la batalla, así que tengo que entrenar para hacerme más fuerte, si no, no podré alcanzar ninguno de los objetivos que me he propuesto.
Al terminar la batalla, la rubita se arrodilló delante de mí, quitó las plantas que anteriormente me había aplicado y usó un hongo un tanto extraño. La aplicación de ese hongo escocía bastante, pero nada en comparación con lo sufrido en la batalla. Terminó con las hierbas y las cremas y se dispuso a vendarme, intenté hacerlo por mi propio pie, pero me costaba demasiado y dejé que lo hiciera ella sin decir nada. A fin de cuentas, seguro que ya ha visto mi tatuaje en la espalda, así que más tarde tendré que hablar con ella.
-Gracias rubita -le dije devolviéndole la sonrisa, una sonrisa que no había borrado desde que acabó con Dante, se la veía muy feliz-. Parece que has tenido que vencer a los dos tu sola.
Conseguí levantarme a duras penas, pero en ese momento el orgullo me podía y aunque Yumiko me ofreció ayudarme a caminar, comencé a hacerlo por mi propio pie. Nos pusimos camino hacia la base de la marina como ella había dicho para cobrar el dinero por las cabezas de los dos piratas. A nuestro alrededor veía como los marines capturaban a los piratas que había salido huyendo al ver a sus capitanes ser derrotados. La arquera cogió fuerte a los peliplateados por sus chaquetas y comenzó a arrastrarlos. Los marines que íbamos adelantando se nos quedaban mirando con mirada de sorpresa, supongo que les costaba creer que dos personas hubieran acabado con una banda de piratas.
A duras penas llegamos al cuartel de la marina. Yo me quedé esperando en la puerta, no serviría de nada que me viera cobrar la recompensa, haría demasiadas preguntas. Aproveché para encenderme un cigarro, la verdad que ese pitillo era el mejor que me había fumado en mucho tiempo. Sentía calma y tranquilidad, habíamos conseguido lo que nos proponíamos y aunque yo había acabado algo mal trecho, seguía con vida. Yumiko apareció con un maletín, aparentemente lleno de dinero y me dijo que fuéramos a casa del anciano que allí nos repartiríamos el dinero. Tiré el cigarro y nos pusimos a caminar.
Poco después llegamos a casa, al entrar por la puerta se podía ver a Iloura, sus padres y el anciano sentados a la mesa disfrutando de una taza de té y hablando de cosas sin importancia. La primera en entrar fue la rubita, se la veía entusiasmada por contarles toda la historia a aquellos que nos estaban esperando, así que no sería yo el que le quitara ese privilegio, después de todo, había hecho casi todo el trabajo.
Iloura se lanzó hacia nosotros para darnos un abrazo, yo me quejé un poco, pues las heridas aún eran recientes. El anciano me miró con aprobación, una mirada que no pude entender del todo, pero sabía que estaba orgulloso por haber podido ayudar a esta familia.
-¿Arkadian estás bien? -me preguntó Iloura mientras sus ojos se volvían cristalinos-. Estás así por mi culpa, lo siento mucho, nunca os lo podré agradecer como se merece.
-No te preocupes Iloura, solo necesito descansar -le dije con una sonrisa haciendo ver que no tenía de qué preocuparse.
-¡Uh!, veo que te han dado una buena paliza amigo -bromeó el viejo.
-De una forma u otra tenía que llevarme el protagonismo, anciano -bromeé mientras me sentaba en una de las sillas.
Me encendí un nuevo pitillo mientras contemplaba la escena, yo estaba sentado en una silla apartado de la mesa, al mismo tiempo la arquera, Iloura, sus padres y el anciano estaban hablando sobre la batalla. La rubita lo contaba con todo tipo de detalles y los demás la escuchaban con mucha atención. Yumiko estaba muy contenta por haber podido ayudar a la peliazul y sinceramente, yo también lo estaba. Era una sensación nueva y tal vez pueda acostumbrarme a esta sensación.
-Por cierto, Yumiko, que no se me olvide que luego te tengo que comentar una cosa -me dirigí a la arquera cambiando el gesto de mi cara a uno algo más serio.
Yumiko Mei
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El camino fue rápido y sin problemas, el maletín aunque pesaba bastante, no estaba tan cansada como para no poder llevarlo, la última bala me había dejado agotada, pero no iba a caer, aún no había usado todo mi poder y por suerte no hizo falta. No tardamos mucho en llegar a la casa del herido pelinegro, estaba totalmente vendado y eso me hizo esbozar una sonrisa. Ahí delante de la casa entré la primera, estaba muy feliz por poder dar las buenas noticias.
-Buenas tardes o más bien noches, ya hemos eliminado a los piratas, podréis vivir sin tener que preocuparos por ellos nunca más. - Dije con una sonrisa, la joven peliazul cambió su mueca a una sonrisa muy sincera.
-No puedo creerlo, no tendré ninguna forma de pagar esto, os lo agradezco muchísimo.- Dijo la Iloura sonriente, después miró a Arkadian y fue a preguntarle por su estado. Aunque parecía destrozado y medio muerto, estaba bien, sus heridas estaban bien tapadas y si no se movía demasiado cicatrizarían sin problemas. Aunque la del torso dejaría marca de por vida.
-Cuéntanos como ha ido la batalla, el joven no parece haber salido muy bien disparado. - Dijo el padre de la joven. De mientras, su madre se encontraba sentada en una silla y mirando con sonrisa, ya no se encontraba triste, lo podía sentir en su alma, estaba feliz. - Elena no puede hablar, hizo unos votos de silencio hace mucho tiempo y sigue manteniéndolos a día de hoy, pero os aseguro que está muy feliz por lo que habéis hecho. - Añadió el hombre con una sonrisa. Respondí moviendo la cabeza en un gesto de afirmación, ya sabía que la mujer estaba feliz.
-Todo empezó con nuestro plan maestro, una vez salimos de aquí habíamos planeado atravesar el buque dejando un agujero en el casco para que cogiese agua y se hundiese, haciendo salir a los piratas. - Dije contando la historia con cierto aire de misterio y epicidad, haciendo muchos movimientos de manos mientras explicaba la situación. - Caminamos usando la oscuridad de los árboles, pues era luna llena, así que tuvimos que usar las sombras. Una vez al lado del puerto pudimos ver el barco pirata, con unos vigilantes borrachos y varios dormidos en cubierta. Entonces tomé mi arco con toda mi fuerza y disparé una flecha especial, esta fue directa al casco e hizo un ruido enorme. ¡Boooom!- Seguí diciendo mientras hacia un gesto de explosión con los brazos. - Segundos después había un agujero en el barco, tendríais que haber visto la cara de Arkadian, se quedó muy sorprendido, no sabía si iba enserio lo que acababa de hacer.- Añadí apuntando hacia el espadachín y esbozando una sonrisa - Y después comenzó la batalla de verdad. Los piratas saltaron del barco como si fuesen sardinas sobre una hoguera. Una vez todos en medio, Arkadian salió directo en dirección a ellos, y como si de un torbellino se tratase, acabó con casi todos los miembros de la tripulación. Yo sin embargo me quedé con uno de los capitanes, un hombre peliplateado de gran estatura armado con una ballesta en la mano y una maza en la espalda. Este empezó a disparar virotes y los esquivé dando saltos de lado a lado. - Dije con todo lujo de detalles, haciendo el sonido del viento y los virotes atravesando el aire.- Disparé una de mis flechas, pero no le dio, después de eso esquivé otro virote, para por fin recibir uno directo en este hombro. - Añadí mostrando mi hombro vendado. - Sentí un dolor enorme, como si de mil cuchillas atravesaban mi carne, estaba envenenado. Por suerte lo conseguí sacar con rapidez y eliminar el veneno. Estaba tumbada en el suelo y había dado un grito. - Seguí comentando con el mismas ganas.
-Wow, increíble. ¿Y qué pasó después?- Dijo Iloura atenta, igual que sus padres, el viejo y quizás el joven Arkadian, aunque ya se había relajado bastante.
-Entonces fue cuando cogí el arco del suelo, salté casi seis metros en el aire, de ahí podía ver muchísimo más que desde el suelo. Tomé una flecha eléctrica y la disparé, acabó entrando de lleno en su hombro izquierdo, ahí dentro se quedó clavada y se abrió como si de un anzuelo con púas se tratase. Se quedó quieto unos segundos por el shock eléctrico. Dos flechas en los píes le dejaron pegado al suelo. En la otra dirección Arkadian estaba luchando con todas sus fuerzas, así que para echarle una mano disparé unas diez flechas en su dirección, pero solo tres de las flechas dieron en sus blancos, esos piratas quedaron tumbados en el suelo, casi muertos.- Dije mientras me tiraba como si me desmayase al suelo. Me levanté riendo y seguí contando la historia, el circo de mis padres me había enseñado mucho.- No había forma de saber que Garfin había muerto, este era el nombre del capitán con la ballesta. Este usó la maza de su espalda e intentó darme, pero lo esquivé con un con un giro a la derecha, perdió el equilibrio y le volví a disparar un flechazo eléctrico. Esta vez fue directa a su pierna, mientras volvía a intentar darme con la maza, perdió el equilibrio y cayó directo al suelo, ahí ya no se movería. - Dije sonriendo y mostrando una especie de shock eléctrico fingido.
-¿Y cómo acabó tan herido Arkadian?- Preguntó el padre curioso.
-Eso fue lo que pasó después, fui a ayudarlo cuando oí un grito llamándome y lo que me encontré era un hombre de casi dos metros con un mandoble de casi el mismo tamaño intentando partirlo por la mitad. Me asusté mucho y corriendo como si me fuese la vida en ello, disparé una de las flechas más rápidas de mi vida, atravesó su muñeca y eso hizo caer su mandoble al suelo. Salvando a Arkadian.- Dije mientra había tomado una escoba en mis manos y hacía como si partiese el suelo, con la misma pose que Dante.- Este se hacía llamar Dante, tomó su mandoble de nuevo y esta vez intentó darme a mí de la misma forma, intentando partirme por la mitad, conseguí esquivarlo escapándome por debajo de sus piernas. Detrás de él cargué mi flecha más poderosa y la disparé directa a su garganta, la atravesó dejando un agujero enorme. Cayó al suelo, pero no sin antes dejarme esta marca en la cara con el mandoble. - Añadí señalando a la herida superficial en mi mejilla izquierda. - Después de eso, vendé a Arkadian y salimos por patas de ahí en dirección aquí. Los marines encerraron a todos los que había por ahí.- Seguí comentando con una sonrisa, me había saltado la parte de la recompensa, no tenía tantas ganas de hablar de sus recompensas o de mi vida como cazadora, así que los negocios irían a parte.
-Increíble, sois increíbles los dos. Muchísimas gracias por la ayuda, ahora podremos vivir sin preocuparnos tanto. - Dijo la joven Iloura con una mueca de felicidad.
-Tomar esto de nuestra parte, no es mucho, pero espero os sirva en el futuro.- Dijo el padre ofreciéndonos a cada uno una piedra preciosa, a mí una esmeralda y al joven pelinegro zafiro, parecían bastante caras y tenían casi 5 centímetros de tamaño.
-No necesitamos nada, con que permanezcáis a salvo es suficiente. - Respondí intentando rechazar el regalo, pero el padre insistió y no pude no aceptar.- Vale..., aceptaré, pero prometerme que intentaréis pasaros a vivir a la zona con ley, ahí estaréis mucho más seguros. - Añadí con una sonrisa humilde
-Eso haremos, ahora podremos hacerlo sin acabar muertos. - Dijo el padre sonriendo, ya estaban recogiendo sus maletas y yéndose
-Arkadian, muchísimas gracias por todo, y sobre todo por la hospitalidad de tu casa.- Dijo Iloura con una sonrisa mientras se iba con sus padres, ya solo quedábamos el anciano, el joven pelinegro y yo.
-Ahora es hora de repartir el dinero, pero antes necesito saber qué significa tu tatuaje. Lo protegí con la capa al instante que vi que se caía tu camisa, pues se que existen en este mundo muchas marcas, pero la tuya la desconozco. He visto esclavas y criminales marcados, pero nunca con el nombre de "Dardock". Si no quieres hablar sobre ello, lo entiendo. - Dije mostrando más seriedad, tenía mucha curiosidad sobre ese nombre y qué decir que estaba un poco desconfiada al respecto. Después de hacer la pregunta esperé la respuesta de Arkadian.
-Buenas tardes o más bien noches, ya hemos eliminado a los piratas, podréis vivir sin tener que preocuparos por ellos nunca más. - Dije con una sonrisa, la joven peliazul cambió su mueca a una sonrisa muy sincera.
-No puedo creerlo, no tendré ninguna forma de pagar esto, os lo agradezco muchísimo.- Dijo la Iloura sonriente, después miró a Arkadian y fue a preguntarle por su estado. Aunque parecía destrozado y medio muerto, estaba bien, sus heridas estaban bien tapadas y si no se movía demasiado cicatrizarían sin problemas. Aunque la del torso dejaría marca de por vida.
-Cuéntanos como ha ido la batalla, el joven no parece haber salido muy bien disparado. - Dijo el padre de la joven. De mientras, su madre se encontraba sentada en una silla y mirando con sonrisa, ya no se encontraba triste, lo podía sentir en su alma, estaba feliz. - Elena no puede hablar, hizo unos votos de silencio hace mucho tiempo y sigue manteniéndolos a día de hoy, pero os aseguro que está muy feliz por lo que habéis hecho. - Añadió el hombre con una sonrisa. Respondí moviendo la cabeza en un gesto de afirmación, ya sabía que la mujer estaba feliz.
-Todo empezó con nuestro plan maestro, una vez salimos de aquí habíamos planeado atravesar el buque dejando un agujero en el casco para que cogiese agua y se hundiese, haciendo salir a los piratas. - Dije contando la historia con cierto aire de misterio y epicidad, haciendo muchos movimientos de manos mientras explicaba la situación. - Caminamos usando la oscuridad de los árboles, pues era luna llena, así que tuvimos que usar las sombras. Una vez al lado del puerto pudimos ver el barco pirata, con unos vigilantes borrachos y varios dormidos en cubierta. Entonces tomé mi arco con toda mi fuerza y disparé una flecha especial, esta fue directa al casco e hizo un ruido enorme. ¡Boooom!- Seguí diciendo mientras hacia un gesto de explosión con los brazos. - Segundos después había un agujero en el barco, tendríais que haber visto la cara de Arkadian, se quedó muy sorprendido, no sabía si iba enserio lo que acababa de hacer.- Añadí apuntando hacia el espadachín y esbozando una sonrisa - Y después comenzó la batalla de verdad. Los piratas saltaron del barco como si fuesen sardinas sobre una hoguera. Una vez todos en medio, Arkadian salió directo en dirección a ellos, y como si de un torbellino se tratase, acabó con casi todos los miembros de la tripulación. Yo sin embargo me quedé con uno de los capitanes, un hombre peliplateado de gran estatura armado con una ballesta en la mano y una maza en la espalda. Este empezó a disparar virotes y los esquivé dando saltos de lado a lado. - Dije con todo lujo de detalles, haciendo el sonido del viento y los virotes atravesando el aire.- Disparé una de mis flechas, pero no le dio, después de eso esquivé otro virote, para por fin recibir uno directo en este hombro. - Añadí mostrando mi hombro vendado. - Sentí un dolor enorme, como si de mil cuchillas atravesaban mi carne, estaba envenenado. Por suerte lo conseguí sacar con rapidez y eliminar el veneno. Estaba tumbada en el suelo y había dado un grito. - Seguí comentando con el mismas ganas.
-Wow, increíble. ¿Y qué pasó después?- Dijo Iloura atenta, igual que sus padres, el viejo y quizás el joven Arkadian, aunque ya se había relajado bastante.
-Entonces fue cuando cogí el arco del suelo, salté casi seis metros en el aire, de ahí podía ver muchísimo más que desde el suelo. Tomé una flecha eléctrica y la disparé, acabó entrando de lleno en su hombro izquierdo, ahí dentro se quedó clavada y se abrió como si de un anzuelo con púas se tratase. Se quedó quieto unos segundos por el shock eléctrico. Dos flechas en los píes le dejaron pegado al suelo. En la otra dirección Arkadian estaba luchando con todas sus fuerzas, así que para echarle una mano disparé unas diez flechas en su dirección, pero solo tres de las flechas dieron en sus blancos, esos piratas quedaron tumbados en el suelo, casi muertos.- Dije mientras me tiraba como si me desmayase al suelo. Me levanté riendo y seguí contando la historia, el circo de mis padres me había enseñado mucho.- No había forma de saber que Garfin había muerto, este era el nombre del capitán con la ballesta. Este usó la maza de su espalda e intentó darme, pero lo esquivé con un con un giro a la derecha, perdió el equilibrio y le volví a disparar un flechazo eléctrico. Esta vez fue directa a su pierna, mientras volvía a intentar darme con la maza, perdió el equilibrio y cayó directo al suelo, ahí ya no se movería. - Dije sonriendo y mostrando una especie de shock eléctrico fingido.
-¿Y cómo acabó tan herido Arkadian?- Preguntó el padre curioso.
-Eso fue lo que pasó después, fui a ayudarlo cuando oí un grito llamándome y lo que me encontré era un hombre de casi dos metros con un mandoble de casi el mismo tamaño intentando partirlo por la mitad. Me asusté mucho y corriendo como si me fuese la vida en ello, disparé una de las flechas más rápidas de mi vida, atravesó su muñeca y eso hizo caer su mandoble al suelo. Salvando a Arkadian.- Dije mientra había tomado una escoba en mis manos y hacía como si partiese el suelo, con la misma pose que Dante.- Este se hacía llamar Dante, tomó su mandoble de nuevo y esta vez intentó darme a mí de la misma forma, intentando partirme por la mitad, conseguí esquivarlo escapándome por debajo de sus piernas. Detrás de él cargué mi flecha más poderosa y la disparé directa a su garganta, la atravesó dejando un agujero enorme. Cayó al suelo, pero no sin antes dejarme esta marca en la cara con el mandoble. - Añadí señalando a la herida superficial en mi mejilla izquierda. - Después de eso, vendé a Arkadian y salimos por patas de ahí en dirección aquí. Los marines encerraron a todos los que había por ahí.- Seguí comentando con una sonrisa, me había saltado la parte de la recompensa, no tenía tantas ganas de hablar de sus recompensas o de mi vida como cazadora, así que los negocios irían a parte.
-Increíble, sois increíbles los dos. Muchísimas gracias por la ayuda, ahora podremos vivir sin preocuparnos tanto. - Dijo la joven Iloura con una mueca de felicidad.
-Tomar esto de nuestra parte, no es mucho, pero espero os sirva en el futuro.- Dijo el padre ofreciéndonos a cada uno una piedra preciosa, a mí una esmeralda y al joven pelinegro zafiro, parecían bastante caras y tenían casi 5 centímetros de tamaño.
-No necesitamos nada, con que permanezcáis a salvo es suficiente. - Respondí intentando rechazar el regalo, pero el padre insistió y no pude no aceptar.- Vale..., aceptaré, pero prometerme que intentaréis pasaros a vivir a la zona con ley, ahí estaréis mucho más seguros. - Añadí con una sonrisa humilde
-Eso haremos, ahora podremos hacerlo sin acabar muertos. - Dijo el padre sonriendo, ya estaban recogiendo sus maletas y yéndose
-Arkadian, muchísimas gracias por todo, y sobre todo por la hospitalidad de tu casa.- Dijo Iloura con una sonrisa mientras se iba con sus padres, ya solo quedábamos el anciano, el joven pelinegro y yo.
-Ahora es hora de repartir el dinero, pero antes necesito saber qué significa tu tatuaje. Lo protegí con la capa al instante que vi que se caía tu camisa, pues se que existen en este mundo muchas marcas, pero la tuya la desconozco. He visto esclavas y criminales marcados, pero nunca con el nombre de "Dardock". Si no quieres hablar sobre ello, lo entiendo. - Dije mostrando más seriedad, tenía mucha curiosidad sobre ese nombre y qué decir que estaba un poco desconfiada al respecto. Después de hacer la pregunta esperé la respuesta de Arkadian.
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