Tobías Thorn
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En el horizonte podía divisar la silueta de la gran edificación que constituía la base central de la agencia. Viajaba a lomos de Azkar como era habitual desde que lo había acostumbrado para ello. El imponente hipogrifo podía volar distancias bastante largas y me gustaba más su compañía que la del resto de humanos. El vuelo era siempre agradable si las corrientes nos acompañaban y ésta vez el viaje transcurrió sin más problemas que cuando Azkar se distraía con cualquier otro ave y quería cazarlo.
Tras unos minutos de vuelo por fin sobrevolamos el puerto donde se encontraban un par de navíos atracando. Por suerte, gracias a mi método de transporte todo ese trámite pesado me lo saltaba. Los centinelas ya estaban acostumbrados a la presencia de mis mascotas y apenas me dirigieron una mirada cuando aterricé en una de las azoteas. Llevé a Azkar junto al resto de animales. Todos ellos se alegraron de verme y corrieron para que los saludase. A Tuck y Puf les encantaba que le acariciase el cuello, mientras que Croc y Azkar preferían que les acariciase la parte de abajo del pico. Bécquer y Shushui iban a su bola, pero tampoco esperaba más de ellos puesto que así era su carácter. Comencé a darles de comer y a adecentarlos un poco, cuando el sonido de la puerta me hizo girarme para encontrarme a Sally, una de los muchos que se dedicaban al papeleo.
- Buenas agente Thorn - saludó desde el umbral sin llegar a entrar. - Ha sido asignado para tratar con un nuevo iniciado. Le han dicho que usted lo esperaría en la zona de entrenamiento número tres - dijo leyendo en voz alta un papel que llevaba en las manos. - Aquí tiene un informe inicial que esperan que suplemente con el acercamiento que pueda tener con él.
- Gracias Sally -contesté mientras recogía el papel de sus manos para echarle un rápido vistazo. - Si puede, hágame el favor de hacerlo llamar. Tardo un minuto en llegar - pedí con la confianza de que sabría que lo haría. Era una de las jóvenes más competentes de su sector.
Tras la visita terminé rápidamente y me marché a la zona de entrenamiento. La sala no era de las más grandes, aunque al menos era de las más equipadas. Había varios utensilios que podríamos usar, pero primero debía conocer más a fondo al sujeto es cuestión, así que sin más me senté en el medio de la sala y me dediqué a esperar leyendo un libro sobre el cuidado de las aves que saqué de uno de los bolsillos interiores de mi yukata color negro. Lo había obtenido hacía poco en uno de mis viajes y la verdad es que era bastante interesante.
Tras unos minutos de vuelo por fin sobrevolamos el puerto donde se encontraban un par de navíos atracando. Por suerte, gracias a mi método de transporte todo ese trámite pesado me lo saltaba. Los centinelas ya estaban acostumbrados a la presencia de mis mascotas y apenas me dirigieron una mirada cuando aterricé en una de las azoteas. Llevé a Azkar junto al resto de animales. Todos ellos se alegraron de verme y corrieron para que los saludase. A Tuck y Puf les encantaba que le acariciase el cuello, mientras que Croc y Azkar preferían que les acariciase la parte de abajo del pico. Bécquer y Shushui iban a su bola, pero tampoco esperaba más de ellos puesto que así era su carácter. Comencé a darles de comer y a adecentarlos un poco, cuando el sonido de la puerta me hizo girarme para encontrarme a Sally, una de los muchos que se dedicaban al papeleo.
- Buenas agente Thorn - saludó desde el umbral sin llegar a entrar. - Ha sido asignado para tratar con un nuevo iniciado. Le han dicho que usted lo esperaría en la zona de entrenamiento número tres - dijo leyendo en voz alta un papel que llevaba en las manos. - Aquí tiene un informe inicial que esperan que suplemente con el acercamiento que pueda tener con él.
- Gracias Sally -contesté mientras recogía el papel de sus manos para echarle un rápido vistazo. - Si puede, hágame el favor de hacerlo llamar. Tardo un minuto en llegar - pedí con la confianza de que sabría que lo haría. Era una de las jóvenes más competentes de su sector.
Tras la visita terminé rápidamente y me marché a la zona de entrenamiento. La sala no era de las más grandes, aunque al menos era de las más equipadas. Había varios utensilios que podríamos usar, pero primero debía conocer más a fondo al sujeto es cuestión, así que sin más me senté en el medio de la sala y me dediqué a esperar leyendo un libro sobre el cuidado de las aves que saqué de uno de los bolsillos interiores de mi yukata color negro. Lo había obtenido hacía poco en uno de mis viajes y la verdad es que era bastante interesante.
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Esta era mi primera visita a Ennies Lobby, y la verdad es que la Isla Judicial era impresionante a primera vista. Incluso al divisarla en el horizonte desde la cubierta del barco del Gobierno que me trajo aquí ya me lo pareció. Enormes edificios, multitud de hombres armados, barcos inmensos atracados en el puerto... Y al fondo, coronándolo todo, la Torre de Justicia, el mastodóntico edificio que era la insignia de Ennies Lobby (y, según dicen los rumores, la sede del misterioso CP9).
Nada más llegar el barco tuvo que pasar por una serie de tediosas medidas de seguridad antes de atracar. Supongo que es necesario, al tratarse de un lugar tan importante para el Gobierno Mundial, pero no deja de ser frustrante tener que esperar tanto. Estaba impaciente por ver cuál era el motivo de que me hubieran ordenado venir aquí, y si, como deseaba, sería el siguiente paso en mi formación.
Una vez puse un pie en tierra fui recibido por personal de la isla, concretamente por una joven administrativa llamada Sally. Ella me comunicó que había sido asignado a un Agente veterano que debía poner a prueba mis habilidades y mi personalidad. Estaba intrigado por ver qué aspecto tendría ese Agente, y cuál sería su nivel. Parece ser que por fin iba a entrenar junto a alguien fuerte, alguien que de verdad podría enseñarme algo. Desde luego, si ese era el caso estaba dispuesto a dejarme la piel en los entrenamientos. Quería demostrar mi valía, que era un Iniciado a tener en cuenta, y que podría ser capaz de alcanzar un rango muy alto dentro de la Organización. Yo no tenía ninguna duda de que era capaz de eso y de mucho más, y estaba impaciente por dejárselo claro también a mi nuevo maestro.
Seguí a Sally, que me guió a lo largo de un sinfín de pasillos, cruces y galerías. Tras unos 10 minutos de caminar por la isla, se detuvo delante de una pequeña puerta gris.
- Aquí estamos, esta es la sala de entrenamiento número tres, el Agente Thorn le está esperando dentro.
- Muchas gracias, Sally, estoy impaciente por empezar.
Abrí la puerta y entre en la sala. Sentado, leyendo en el centro de la sala, se encontraba un chico con aspecto de ser más joven que yo. Tenía el pelo largo y negro. Cuando levantó la vista del libro y dirigió sus ojos, inquisitivos, hacia mí, me di cuenta de que casi parecía una chica. Sus rasgos eran suaves, su tez muy pálida, y sus ojos, enormes y oscuros. ¿Así que éste era el Agente Thorn? No parecía muy fuerte a primera vista, pero seguramente su aspecto sería engañoso. Uno nunca puede dejarse guiar por las apariencias cuando se trata de un Agente del Cipher Pol. Me dirigí hacia él y, educadamente, le dije:
- Agente Thorn, mi nombre es Thawne, y soy el iniciado que le ha sido asignado.
Nada más llegar el barco tuvo que pasar por una serie de tediosas medidas de seguridad antes de atracar. Supongo que es necesario, al tratarse de un lugar tan importante para el Gobierno Mundial, pero no deja de ser frustrante tener que esperar tanto. Estaba impaciente por ver cuál era el motivo de que me hubieran ordenado venir aquí, y si, como deseaba, sería el siguiente paso en mi formación.
Una vez puse un pie en tierra fui recibido por personal de la isla, concretamente por una joven administrativa llamada Sally. Ella me comunicó que había sido asignado a un Agente veterano que debía poner a prueba mis habilidades y mi personalidad. Estaba intrigado por ver qué aspecto tendría ese Agente, y cuál sería su nivel. Parece ser que por fin iba a entrenar junto a alguien fuerte, alguien que de verdad podría enseñarme algo. Desde luego, si ese era el caso estaba dispuesto a dejarme la piel en los entrenamientos. Quería demostrar mi valía, que era un Iniciado a tener en cuenta, y que podría ser capaz de alcanzar un rango muy alto dentro de la Organización. Yo no tenía ninguna duda de que era capaz de eso y de mucho más, y estaba impaciente por dejárselo claro también a mi nuevo maestro.
Seguí a Sally, que me guió a lo largo de un sinfín de pasillos, cruces y galerías. Tras unos 10 minutos de caminar por la isla, se detuvo delante de una pequeña puerta gris.
- Aquí estamos, esta es la sala de entrenamiento número tres, el Agente Thorn le está esperando dentro.
- Muchas gracias, Sally, estoy impaciente por empezar.
Abrí la puerta y entre en la sala. Sentado, leyendo en el centro de la sala, se encontraba un chico con aspecto de ser más joven que yo. Tenía el pelo largo y negro. Cuando levantó la vista del libro y dirigió sus ojos, inquisitivos, hacia mí, me di cuenta de que casi parecía una chica. Sus rasgos eran suaves, su tez muy pálida, y sus ojos, enormes y oscuros. ¿Así que éste era el Agente Thorn? No parecía muy fuerte a primera vista, pero seguramente su aspecto sería engañoso. Uno nunca puede dejarse guiar por las apariencias cuando se trata de un Agente del Cipher Pol. Me dirigí hacia él y, educadamente, le dije:
- Agente Thorn, mi nombre es Thawne, y soy el iniciado que le ha sido asignado.
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La dulce voz de Sally penetró en la sala antes de que esta abriese la puerta acompañada de un hombre. Me gustó comprobar que el Iniciado mostraba educación a la hora de expresarse. Cada vez que sabía que iba a tratar con alguien nuevo una parte de mí se estremecía. Temía dar con algún Gusi que fuese incapaz de controlarse, pero parte del temor se esfumó cuando observé detenidamente al recién llegado. No encajaba exactamente con el perfil de Iniciado, sino con el de un agente experimentado. Quizás fuese porque estaba acostumbrado a que los recién llegados fuesen casi todos chavales, mientras que el tal Thawne aparentaba bastante más edad.
- Encantado de conocerte Thawne. Espero que tu viaje hasta aquí haya sido agradable - contesté mientras me levantaba para saludarlo formalmente y haciendo caso omiso de la peculiar pronunciación de mi apellido. - Normalmente no suele haber problemas con los Reyes marinos, pero a veces aparece uno rebelde - proseguí amigablemente tras guardar el libro entre mis ropajes.
No quería mostrarme de forma desagradable. Aún recordaba como había sido la primera vez que había pisado aquí y lo diminuto que me sentí ante el imponente lugar, así que si el tipo seguía mostrando la misma actitud no tenía por qué cambiar la cosa.
- Bueno Thawne, antes de todo me gustaría saber como has terminado aquí. Normalmente somos reclutados de niños, por lo que es raro ver gente adulta en su primer día. Aquellos que llegan como tú suelen venir de otras facciones por un motivo o por otro... Y si no es molestia me gustaría saber el tuyo - pregunté mirándole fijamente a los ojos, pero con el mismo tono amable que antes.
Había cosas que ya salían en su informe, pero prefería escuchar que tenía que decir el hombre. Siempre es importante conocer la historia de alguien, cómo también saber cuanto estaba dispuesto a contarte. Muchos se unían a nuestras filas por el simple ansia de poder, otros porque creían en los ideales de justicia o porque querían cambiarla hasta que fuese justa, varios por el simple hecho de conseguir medios y culminar una venganza personal... Pero luego estaban los peores. Aquellos quienes entran dentro para destruirla a base de mentiras, asesinatos y traiciones.
- Encantado de conocerte Thawne. Espero que tu viaje hasta aquí haya sido agradable - contesté mientras me levantaba para saludarlo formalmente y haciendo caso omiso de la peculiar pronunciación de mi apellido. - Normalmente no suele haber problemas con los Reyes marinos, pero a veces aparece uno rebelde - proseguí amigablemente tras guardar el libro entre mis ropajes.
No quería mostrarme de forma desagradable. Aún recordaba como había sido la primera vez que había pisado aquí y lo diminuto que me sentí ante el imponente lugar, así que si el tipo seguía mostrando la misma actitud no tenía por qué cambiar la cosa.
- Bueno Thawne, antes de todo me gustaría saber como has terminado aquí. Normalmente somos reclutados de niños, por lo que es raro ver gente adulta en su primer día. Aquellos que llegan como tú suelen venir de otras facciones por un motivo o por otro... Y si no es molestia me gustaría saber el tuyo - pregunté mirándole fijamente a los ojos, pero con el mismo tono amable que antes.
Había cosas que ya salían en su informe, pero prefería escuchar que tenía que decir el hombre. Siempre es importante conocer la historia de alguien, cómo también saber cuanto estaba dispuesto a contarte. Muchos se unían a nuestras filas por el simple ansia de poder, otros porque creían en los ideales de justicia o porque querían cambiarla hasta que fuese justa, varios por el simple hecho de conseguir medios y culminar una venganza personal... Pero luego estaban los peores. Aquellos quienes entran dentro para destruirla a base de mentiras, asesinatos y traiciones.
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El Agente se levantó mientras me respondía con una sorprendente amabilidad. Era más bajo que yo, y muy poco corpulento. La verdad que, si uno no se fijaba demasiado, no aparentaba ser gran cosa. Sin embargo, si se prestaba atención a su forma de moverse, pausada pero 100% controlada y, sobre todo, a su perspicaz mirada, se podía intuir que era una persona poderosa.
Mientras me preguntaba por mi historia, sus ojos permanecían fijos en los míos, inquisitivos, analizando hasta el más mínimo detalle de mi comportamiento, y contrastando con la amabilidad que transmitía su voz. Probablemente quería ver todo lo que pudiera de mí, y valorarme lo más justamente posible, pero por otro lado no quería que me sintiera intimidado. Espero que no pensara que si no me trataba bien iba a echarme a llorar como los críos que reclutan normalmente.
Manteniendo la mirada, y procurando que mi tono fuese pausado, respetuoso pero firme a la vez, me dispuse a contarle los motivos que me habían llevado a ingresar en el Cipher Pol:
- Por supuesto, no es ninguna molestia, Agente Thorn. Yo crecí en el Red Line, cerca de Mariejoa, en el seno de una familia noble. Durante mis primeros años tuve una vida bastante fácil, aunque no veía mucho a mi padre, ya que era un Capitán de la Marina y casi siempre estaba en el Cuartel General. Pero mi madre enfermó, y murió cuando tenía 8 años. Entonces mi padre me llevó a vivir con él, y me adiestró en el combate y en estrategia militar.
Hace 5 años, pasó por el Cuartel un viejo y sabio médico errante. Desde la muerte de mi madre siempre estuve obsesionado con aprender medicina, y había leído mucho sobre el tema, así que le convencí para que me dejara ser su aprendiz y me fui con él. He pasado estos últimos años viajando por el mundo ayudando a la gente, aunque sin dejar nunca de entrenar. Si le digo la verdad, necesito entrenar a menudo, no soporto la inactividad.
Así seguí hasta hace 6 meses, cuando me enteré de que mi padre había sido herido de gravedad por un Revolucionario. Nada más enterarme volví al Cuartel General de la Marina lo más rápido que pude, pero no conseguí más que ver a mi padre morir debido a sus heridas. Juré encontrar a ese Revolucionario y vengarme, y decidí para ello unirme al Cipher Pol. Desde entonces he estado entrenando en un Cuartel del CP en Red Line, hasta que hace 1 semana me ordenaron venir aquí.
Me detuve un momento, esperando ver alguna reacción en su rostro. Sin embargo, su expresión no cambio lo más mínimo. Probablemente sabría casi todo lo que le he contado, y quería comprobar si era sincero al decirle mis motivos o si, por el contrario, mentía buscando su aprobación. Sabía que no habría tenido ningún sentido mentirle, me habría pillado sin duda, y además parecía una buena persona. No me gusta mentir a la buenas personas.
- Como ve, tiene razón al pensar que no soy un iniciado al uso, pero puedo asegurarle que no ha conocido nunca a otro iniciado que vaya a esforzarse tanto en mejorar y aprender como yo. Creo que podría llegar a ser un miembro valioso para esta organización, y espero llegar a serlo.
Esperaba que entre lo que viera en mis ojos, y los datos que conociese ya sobre mí, supiera que decía la verdad y decidiera que era digno de formar parte del Cipher Pol.
Mientras me preguntaba por mi historia, sus ojos permanecían fijos en los míos, inquisitivos, analizando hasta el más mínimo detalle de mi comportamiento, y contrastando con la amabilidad que transmitía su voz. Probablemente quería ver todo lo que pudiera de mí, y valorarme lo más justamente posible, pero por otro lado no quería que me sintiera intimidado. Espero que no pensara que si no me trataba bien iba a echarme a llorar como los críos que reclutan normalmente.
Manteniendo la mirada, y procurando que mi tono fuese pausado, respetuoso pero firme a la vez, me dispuse a contarle los motivos que me habían llevado a ingresar en el Cipher Pol:
- Por supuesto, no es ninguna molestia, Agente Thorn. Yo crecí en el Red Line, cerca de Mariejoa, en el seno de una familia noble. Durante mis primeros años tuve una vida bastante fácil, aunque no veía mucho a mi padre, ya que era un Capitán de la Marina y casi siempre estaba en el Cuartel General. Pero mi madre enfermó, y murió cuando tenía 8 años. Entonces mi padre me llevó a vivir con él, y me adiestró en el combate y en estrategia militar.
Hace 5 años, pasó por el Cuartel un viejo y sabio médico errante. Desde la muerte de mi madre siempre estuve obsesionado con aprender medicina, y había leído mucho sobre el tema, así que le convencí para que me dejara ser su aprendiz y me fui con él. He pasado estos últimos años viajando por el mundo ayudando a la gente, aunque sin dejar nunca de entrenar. Si le digo la verdad, necesito entrenar a menudo, no soporto la inactividad.
Así seguí hasta hace 6 meses, cuando me enteré de que mi padre había sido herido de gravedad por un Revolucionario. Nada más enterarme volví al Cuartel General de la Marina lo más rápido que pude, pero no conseguí más que ver a mi padre morir debido a sus heridas. Juré encontrar a ese Revolucionario y vengarme, y decidí para ello unirme al Cipher Pol. Desde entonces he estado entrenando en un Cuartel del CP en Red Line, hasta que hace 1 semana me ordenaron venir aquí.
Me detuve un momento, esperando ver alguna reacción en su rostro. Sin embargo, su expresión no cambio lo más mínimo. Probablemente sabría casi todo lo que le he contado, y quería comprobar si era sincero al decirle mis motivos o si, por el contrario, mentía buscando su aprobación. Sabía que no habría tenido ningún sentido mentirle, me habría pillado sin duda, y además parecía una buena persona. No me gusta mentir a la buenas personas.
- Como ve, tiene razón al pensar que no soy un iniciado al uso, pero puedo asegurarle que no ha conocido nunca a otro iniciado que vaya a esforzarse tanto en mejorar y aprender como yo. Creo que podría llegar a ser un miembro valioso para esta organización, y espero llegar a serlo.
Esperaba que entre lo que viera en mis ojos, y los datos que conociese ya sobre mí, supiera que decía la verdad y decidiera que era digno de formar parte del Cipher Pol.
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Aguardé pacientemente y escuché toda su historia sin interrumpirle mientras hacía pequeñas anotaciones en su informe. Alta cuna, aparenta serenidad y determinación, conocimientos médicos y resentimiento a la revolución. Si hubiese notado que el tipo estaba soltando una parrafada aprendida de memoria sí que lo hubiese hecho. Buscando fallos en la historia e intentando distraerlo para ver si se contradecía en algún punto, pero como noté sinceridad en sus palabras y sobre todo en su mirada lo dejé en paz. Solo hice un par de gestos en las partes más dramáticas o interesantes.
- Bien Thawne, me alegro de tratar con alguien que ya tiene algo de experiencia. Creo que facilitará las cosas - dije sin hacer alusión a ningún punto en concreto de su historia. No estaba aquí para juzgarle, sino para un análisis inicial y entrenar un poco. De los juicios de moral ya se ocupaban los jefazos o los que se creyesen capaz de hacerlo. -Ahora dime, ¿tu estilo de combate en que se centra? Debo saber un poco más para ver que cualidades podemos potenciar, así que si posees algún poder en especial no dudes en mostrármelo.
Si el tipo poseía alguna Akuma u algo por estilo siempre era importante saberlo. Muchas veces solo nos centramos en nuestras cualidades físicas y nos olvidamos del resto. Aún recordaba cuando veía completamente inútil el poder que me otorgó la mía, pero ahora mis mejores tácticas de combate se centraban en ella. Si algo tan simple como el sirope había terminado siendo un arma, cualquier cosa podría. Había visto demasiadas locuras por los Blues y en El Nuevo Mundo para poder pensar lo contrario. Desde la mugre con propiedades curativas del otro Tobías que me encontré, hasta transformaciones de lo más variopintas cortesía de los Zoans. Luego cabía la posibilidad que fuese Logia como yo y facilitaría aún más las cosas. Había oído que las Paramecias también eran parecidas y quizás ayudase igual… Aunque también cabía la posibilidad de que no hubiese consumido ninguna como mis compañeros Biz y Kim y se centrase más en las canalizaciones o en algún interés por el Rokushiki. Las variables eran tantas que hasta que Thawne no se pronunciase no sabría ni por donde empezar.
- Bien Thawne, me alegro de tratar con alguien que ya tiene algo de experiencia. Creo que facilitará las cosas - dije sin hacer alusión a ningún punto en concreto de su historia. No estaba aquí para juzgarle, sino para un análisis inicial y entrenar un poco. De los juicios de moral ya se ocupaban los jefazos o los que se creyesen capaz de hacerlo. -Ahora dime, ¿tu estilo de combate en que se centra? Debo saber un poco más para ver que cualidades podemos potenciar, así que si posees algún poder en especial no dudes en mostrármelo.
Si el tipo poseía alguna Akuma u algo por estilo siempre era importante saberlo. Muchas veces solo nos centramos en nuestras cualidades físicas y nos olvidamos del resto. Aún recordaba cuando veía completamente inútil el poder que me otorgó la mía, pero ahora mis mejores tácticas de combate se centraban en ella. Si algo tan simple como el sirope había terminado siendo un arma, cualquier cosa podría. Había visto demasiadas locuras por los Blues y en El Nuevo Mundo para poder pensar lo contrario. Desde la mugre con propiedades curativas del otro Tobías que me encontré, hasta transformaciones de lo más variopintas cortesía de los Zoans. Luego cabía la posibilidad que fuese Logia como yo y facilitaría aún más las cosas. Había oído que las Paramecias también eran parecidas y quizás ayudase igual… Aunque también cabía la posibilidad de que no hubiese consumido ninguna como mis compañeros Biz y Kim y se centrase más en las canalizaciones o en algún interés por el Rokushiki. Las variables eran tantas que hasta que Thawne no se pronunciase no sabría ni por donde empezar.
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El Agente Thorn escuchó atentamente mi historia, anotando algunas cosas mientras tanto. De su contestación al final pude deducir que se dio cuenta de que era sincero, y también que le gustaba tener a un iniciado de mayor edad y experiencia vital de lo habitual.
Tras esto, me preguntó por mi estilo de combate. Parece que se acercaba la parte interesante, el momento en el que podría demostrar mis habilidades. Así que me dispuse a comentarle las cosas más básicas:
- Mi forma de combatir se basa en ir moviéndome alrededor de mi oponente mientras esquivo sus golpes, observando detenidamente su forma de pelear hasta dar con la mejor forma de acabar con él. Prefiero pocos golpes, pero muy poderosos y en momento y lugar adecuados antes que lanzar una lluvia de golpes poco precisos y controlados. Me considero una persona inteligente, con gran facilidad para analizar los patrones de movimiento y de combate de los demás, y llevo a cabo un duro entrenamiento físico, principalmente basado en la calistenia, todos los días, lo que me permite estar siempre en buena forma física.
Hice una pequeña pausa, quería que el Agente Thorn fuese pensando en la mejor forma de poner a prueba mis capacidades, y en si podrían ser de ayuda al Cipher Pol (a pesar de que yo estaba seguro de que sí). Unos segundos después, continué:
- Por ahora no poseo los poderes de ninguna Akuma no mi, aunque quién sabe, eso podría cambiar en el futuro. Soy usuario del Hasshoken, la técnica de creación de ondas de choque que usaba en el pasado la Armada Happo, y he despertado los Hakis de Observación y Armadura. Particularmente, el Haki siempre me ha interesado mucho desde la primera vez que leí sobre él. Por último, tengo un gran interés en aprender y perfeccionar las técnicas de combate del CP, el Rokushiki. Estoy deseoso de aprenderlo y convertirme en uno de los usuarios de Rokushiki más poderosos.
Cuando terminé con mi explicación, aguardé pacientemente su respuesta, esperando con ganas que comenzara el entrenamiento. En apariencia tranquilo, pero realmente alerta, listo por si pretendía sorprenderme y comprobar mi capacidad de reacción, y con el Haki de Observación activo.
Tras esto, me preguntó por mi estilo de combate. Parece que se acercaba la parte interesante, el momento en el que podría demostrar mis habilidades. Así que me dispuse a comentarle las cosas más básicas:
- Mi forma de combatir se basa en ir moviéndome alrededor de mi oponente mientras esquivo sus golpes, observando detenidamente su forma de pelear hasta dar con la mejor forma de acabar con él. Prefiero pocos golpes, pero muy poderosos y en momento y lugar adecuados antes que lanzar una lluvia de golpes poco precisos y controlados. Me considero una persona inteligente, con gran facilidad para analizar los patrones de movimiento y de combate de los demás, y llevo a cabo un duro entrenamiento físico, principalmente basado en la calistenia, todos los días, lo que me permite estar siempre en buena forma física.
Hice una pequeña pausa, quería que el Agente Thorn fuese pensando en la mejor forma de poner a prueba mis capacidades, y en si podrían ser de ayuda al Cipher Pol (a pesar de que yo estaba seguro de que sí). Unos segundos después, continué:
- Por ahora no poseo los poderes de ninguna Akuma no mi, aunque quién sabe, eso podría cambiar en el futuro. Soy usuario del Hasshoken, la técnica de creación de ondas de choque que usaba en el pasado la Armada Happo, y he despertado los Hakis de Observación y Armadura. Particularmente, el Haki siempre me ha interesado mucho desde la primera vez que leí sobre él. Por último, tengo un gran interés en aprender y perfeccionar las técnicas de combate del CP, el Rokushiki. Estoy deseoso de aprenderlo y convertirme en uno de los usuarios de Rokushiki más poderosos.
Cuando terminé con mi explicación, aguardé pacientemente su respuesta, esperando con ganas que comenzara el entrenamiento. En apariencia tranquilo, pero realmente alerta, listo por si pretendía sorprenderme y comprobar mi capacidad de reacción, y con el Haki de Observación activo.
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Todo con Thawne estaba saliendo perfecto. Parecía un tipo tan prometedor que casi asustaba. Tenía su propia disciplina ya impuesta y una tabla de entrenamiento continuo que era casi envidiable. Se tomaba mucho más enserio que yo mismo su preparación y su ansia por aprender era casi palpable. Lo único malo que veía en él era su exceso de confianza. Muchas veces daba igual lo muy preparado o entrenado que estabas, siempre habrá alguien que lo esté más o que no le importe jugar sucio. Aunque así se le podría aplaudir con manejar tantas cosas a su nivel. Yo tardé mucho más en desarrollar mis hakis, pero me abstuve de decir nada. Tampoco quería engrandecer más su ego.
- Me alegra comprobar lo completo que es tu entrenamiento. La parte física podrás sobrellevarla bien si sigues tu rutina con firmeza a pesar de que hagamos algo más, pero he de decirte que en el tema del combate cuerpo a cuerpo tendrá que ayudarte otro. Me especializo en el uso de armas y no es que no sepa combatir sin ellas, pero creo podremos hacer algo que te guste y en el que podré ayudarte más - dije dejando ver mi punto de vista sobre la situación. -Tengo a alguien en mente que quizás quiera ayudarte. Yo mi entrené con él, pero a eso ya llegaremos si se da el caso. Nosotros nos vamos a centrar en el Rokushiki. Sé que el Semei Kikkan lo controlas, por lo que cuéntame si tienes algo más escondido o si tenemos que comenzar por el Kami-e. Este es la segunda base de nuestro arte - informé por si acaso no lo sabía. - Esta técnica te valdrá para evadir los ataques de tu adversario, pero necesita una preparación mental. Si quieres ver su efecto no te cortes y atácame, pero si quieres probarlo por ti mismo comenzaremos ahora. Debes vaciar tu mente y conseguir relajar cada músculo del cuerpo.
Dejé que el luchador asimilase mis palabras y me preparé por si atacaba, pero si este decidía no hacerlo volvería a hablar.
- Avísame cuando creas que lo tienes. No te frustres si no lo consigues, eso solo conseguiría distraerte más y podemos ensayar técnicas de meditación si es necesario.
- Me alegra comprobar lo completo que es tu entrenamiento. La parte física podrás sobrellevarla bien si sigues tu rutina con firmeza a pesar de que hagamos algo más, pero he de decirte que en el tema del combate cuerpo a cuerpo tendrá que ayudarte otro. Me especializo en el uso de armas y no es que no sepa combatir sin ellas, pero creo podremos hacer algo que te guste y en el que podré ayudarte más - dije dejando ver mi punto de vista sobre la situación. -Tengo a alguien en mente que quizás quiera ayudarte. Yo mi entrené con él, pero a eso ya llegaremos si se da el caso. Nosotros nos vamos a centrar en el Rokushiki. Sé que el Semei Kikkan lo controlas, por lo que cuéntame si tienes algo más escondido o si tenemos que comenzar por el Kami-e. Este es la segunda base de nuestro arte - informé por si acaso no lo sabía. - Esta técnica te valdrá para evadir los ataques de tu adversario, pero necesita una preparación mental. Si quieres ver su efecto no te cortes y atácame, pero si quieres probarlo por ti mismo comenzaremos ahora. Debes vaciar tu mente y conseguir relajar cada músculo del cuerpo.
Dejé que el luchador asimilase mis palabras y me preparé por si atacaba, pero si este decidía no hacerlo volvería a hablar.
- Avísame cuando creas que lo tienes. No te frustres si no lo consigues, eso solo conseguiría distraerte más y podemos ensayar técnicas de meditación si es necesario.
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Pude intuir que había conseguido impresionar un poco al Agente Thorn. Su expresión pensativa y ligeramente sorprendida me llevó a esa conclusión.
Me gustó que halagara mi rutina de entrenamiento, mi constancia y mi capacidad de sacrificio son dos cosas de las que me siento muy orgulloso.
Así que él solía valerse de armas para luchar. Interesante... ¿Qué más habilidades poseería? ¿Sería usuario de alguna Akuma no mi? Seguro que, siendo un Agente al que le encargan probar a los iniciados, era un experto del Haki y del Rokushiki. Me pareció muy bien que sugiriera presentarme a otro entrenador para el combate cuerpo a cuerpo más adelante, y más aún que se ofreciera a enseñarme a utilizar una técnica del Rokushiki. Kami-e... Cuando dijo que el uso principal de esta técnica era esquivar los ataques del oponente, mis ganas de aprender a utilizarla cuanto antes se multiplicaron por 1.000.
- Me parece muy bien comenzar con el Kami-e. Esquivar al oponente es una de las bases de mi estilo de combate, así que creo que me resultará muy útil. Prefiero probarlo por mí mismo, la verdad, estoy impaciente por aprender a usarlo.
Acto seguido, me dispuse a hacer caso de lo que me había dicho. Al fin y al cabo, la concentración nunca ha sido un problema para mí. Siempre he sido una persona con un gran control sobre sí mismo. Até mis anillas de calistenia a una barra que se encontraba a dos metros del suelo. Cerré los ojos, levanté mis brazos hasta agarrar las anillas, y me quedé suspendido en el aire, con mi mente en blanco. Poco a poco, comencé a moverme suavemente, sin pensar, dejando que mi cuerpo fuese adoptando posturas previamente aprendidas. Mi dura rutina de entrenamiento tenía muchas ventajas, además de mantenerme en forma. Muchos de los ejercicios, una vez aprendidos de memoria podían hacerse muy lentamente, consiguiendo un estado de relajación como pocas cosas me permitían alcanzar.
Tras unos 10 minutos dejándome llevar, pasando progresivamente de postura en postura según mi cuerpo me lo iba pidiendo, conseguí llegar a ese estado de vacío mental y relajación corporal completa que mi maestro me había pedido.
- Lo tengo, Agente Thorn, he alcanzado la relajación que usted me pedía.
Me gustó que halagara mi rutina de entrenamiento, mi constancia y mi capacidad de sacrificio son dos cosas de las que me siento muy orgulloso.
Así que él solía valerse de armas para luchar. Interesante... ¿Qué más habilidades poseería? ¿Sería usuario de alguna Akuma no mi? Seguro que, siendo un Agente al que le encargan probar a los iniciados, era un experto del Haki y del Rokushiki. Me pareció muy bien que sugiriera presentarme a otro entrenador para el combate cuerpo a cuerpo más adelante, y más aún que se ofreciera a enseñarme a utilizar una técnica del Rokushiki. Kami-e... Cuando dijo que el uso principal de esta técnica era esquivar los ataques del oponente, mis ganas de aprender a utilizarla cuanto antes se multiplicaron por 1.000.
- Me parece muy bien comenzar con el Kami-e. Esquivar al oponente es una de las bases de mi estilo de combate, así que creo que me resultará muy útil. Prefiero probarlo por mí mismo, la verdad, estoy impaciente por aprender a usarlo.
Acto seguido, me dispuse a hacer caso de lo que me había dicho. Al fin y al cabo, la concentración nunca ha sido un problema para mí. Siempre he sido una persona con un gran control sobre sí mismo. Até mis anillas de calistenia a una barra que se encontraba a dos metros del suelo. Cerré los ojos, levanté mis brazos hasta agarrar las anillas, y me quedé suspendido en el aire, con mi mente en blanco. Poco a poco, comencé a moverme suavemente, sin pensar, dejando que mi cuerpo fuese adoptando posturas previamente aprendidas. Mi dura rutina de entrenamiento tenía muchas ventajas, además de mantenerme en forma. Muchos de los ejercicios, una vez aprendidos de memoria podían hacerse muy lentamente, consiguiendo un estado de relajación como pocas cosas me permitían alcanzar.
Tras unos 10 minutos dejándome llevar, pasando progresivamente de postura en postura según mi cuerpo me lo iba pidiendo, conseguí llegar a ese estado de vacío mental y relajación corporal completa que mi maestro me había pedido.
- Lo tengo, Agente Thorn, he alcanzado la relajación que usted me pedía.
- Spoiler:
- Permanezco con los ojos cerrados y totalmente inmóvil haciendo el pino en las anillas, postura en la que había conseguido ese estado de relajación. En esta posición espero la respuesta del Agente Thorn.
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Comprobé aliviado que Thawne no se desilusionó cuando le expliqué que no podría ayudarle con su arte marcial. Más bien parecía contento de aprender el Kami-e en su lugar y no dudó en intentar concentrarse. Primero se mantuvo estático, controlando la respiración y con los ojos cerrados. Acababa de cometer su primer error, pero lo dejé hacer. Luego, sin previo aviso, tras unos minuto de meditación se puso a realizar movimientos con cierta precisión aún con los ojos cerrados. Me pareció curioso que su forma de relajarse fuese realizando ejercicios. Yo por mi parte era más de un tranquilo prado con una buena lectura y acompañado de mis animales, pero no era quien para juzgar... Si no lo hacía con Gusi, no podía hacerlo con nadie. Él sí que tenía vicios... Y casi todos carnales.
Llegó un momento en el que agente aseguró que ya lo tenía. La verdad es que me sorprendió su seguridad, así que me acerqué a él sin realizar ruido alguno al andar y me dispuse a comprobar si era verdad con un simple y rápido barrido a las manos aprovechando su postura. Sabía que mi velocidad era muy superior, por lo que esperaba que el Iniciado cayese de bruces.
- Me parece estupendo Thawne, ¿pero cómo pretendes esquivar a tu enemigo si no lo ves? No puedes confiar solo en tu haki de observación si el enemigo te supera mucho en velocidad. Tienes que estar siempre atento con los cinco sentidos - dije aunque no hubiese realizado el ataque con efectividad. -Ahora vuelve a intentar relajarte como te digo. No me pierdas de vista en ningún momento, ya que una vez que me des la señal de que estás listo comenzaré a lanzarte proyectiles. Al principio estos no te causarán daño... Quizás manchen un poco tu traje, pero nada más - dije explicando un poco lo que íbamos a hacer. - Te aviso que no debes bajar la guardia, ya que la rapidez y dureza de los proyectiles irán en aumento.
Tras esas últimas palabras levanté mi mano para señalar la pared que estaba a su espalda y activé mi Sweet Shot. Un pequeña gota de sirope salió disparada de mi dedo índice hasta impactar en dicha pared, donde quedó una profunda muesca. Era una simple demostración para hacer que se lo tomase en serio. No pensaba usar todas mis fuerzas ni mi haki cuando le lanzase a él, pero tampoco tenía por qué saberlo.
- Ahora si no tienes preguntas. Comencemos - dije mientras me movía lentamente por la sala. Tenía que conseguir que el luchador pudiese lograr un estado de relajación hasta en las situaciones más tensas. -Recuerda que la finalidad de esta técnica es dotar a tu cuerpo de una extraordinaria flexibilidad. Los que llegan a dominar el kempo pueden llegar a retorcerse de formas inimaginables, pero nosotros nos conformaremos con lo inicial.
Si el joven me obedecía y se ponía con los entrenamientos, esperaría a su señal y comenzaría a lanzarle bolas de sirope que generaba con facilidad. Lanzaría varias a la vez para obligarle a forzar el cuerpo a torcerse al máximo.
Llegó un momento en el que agente aseguró que ya lo tenía. La verdad es que me sorprendió su seguridad, así que me acerqué a él sin realizar ruido alguno al andar y me dispuse a comprobar si era verdad con un simple y rápido barrido a las manos aprovechando su postura. Sabía que mi velocidad era muy superior, por lo que esperaba que el Iniciado cayese de bruces.
- Me parece estupendo Thawne, ¿pero cómo pretendes esquivar a tu enemigo si no lo ves? No puedes confiar solo en tu haki de observación si el enemigo te supera mucho en velocidad. Tienes que estar siempre atento con los cinco sentidos - dije aunque no hubiese realizado el ataque con efectividad. -Ahora vuelve a intentar relajarte como te digo. No me pierdas de vista en ningún momento, ya que una vez que me des la señal de que estás listo comenzaré a lanzarte proyectiles. Al principio estos no te causarán daño... Quizás manchen un poco tu traje, pero nada más - dije explicando un poco lo que íbamos a hacer. - Te aviso que no debes bajar la guardia, ya que la rapidez y dureza de los proyectiles irán en aumento.
Tras esas últimas palabras levanté mi mano para señalar la pared que estaba a su espalda y activé mi Sweet Shot. Un pequeña gota de sirope salió disparada de mi dedo índice hasta impactar en dicha pared, donde quedó una profunda muesca. Era una simple demostración para hacer que se lo tomase en serio. No pensaba usar todas mis fuerzas ni mi haki cuando le lanzase a él, pero tampoco tenía por qué saberlo.
- Ahora si no tienes preguntas. Comencemos - dije mientras me movía lentamente por la sala. Tenía que conseguir que el luchador pudiese lograr un estado de relajación hasta en las situaciones más tensas. -Recuerda que la finalidad de esta técnica es dotar a tu cuerpo de una extraordinaria flexibilidad. Los que llegan a dominar el kempo pueden llegar a retorcerse de formas inimaginables, pero nosotros nos conformaremos con lo inicial.
Si el joven me obedecía y se ponía con los entrenamientos, esperaría a su señal y comenzaría a lanzarle bolas de sirope que generaba con facilidad. Lanzaría varias a la vez para obligarle a forzar el cuerpo a torcerse al máximo.
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El ataque del Agente Thorn me pilló por sorpresa. La velocidad a la que se movió hizo imposible que mi Haki de Observación me permitiese anticiparme a él. Fruto de su ataque, perdí el agarre y caí, pero gracias a mis reflejos y mi agilidad conseguí sostenerme en el último momento, poniendo mi cuerpo horizontal y echando mis brazos hacia atrás.
Me quedé así, ejecutando un Back-lever perfecto, y abrí los ojos mientras escuchaba al Agente Thorn decirme que debía mantener los ojos abiertos, y que no podía perderle de vista por muy relajado que estuviera.
De acuerdo, ya sabía cuál había sido mi fallo. No volvería a pasar. El Kami-e prometía serme realmente útil. Una técnica basada en la observación detenida del adversario y la agilidad para esquivar sus golpes era perfecta para mi estilo de combate. Ahora estaba aún más decidido a aprender esta técnica a la perfección.
Así que ahora cuando le avise me lanzaría proyectiles de velocidad y dureza crecientes... Interesante. Debía estar preparado.
Su demostración me dejó anonadado. ¡Así que era un usuario Logia, esto no me lo esperaba! Lo que no había conseguido era identificar la naturaleza del material que había lanzado, pero parecía peligroso. Tenía pinta de que su impacto podría ser tan dañino como el de una bala. No creía que el Agente Thorn tuviese intención de herirme, pero por si acaso no podía despistarme. Tenía que emplear toda mi capacidad de concentración y de esfuerzo en esto. Confianza en mí mismo y en que era capaz de lograrlo no me faltaba.
Esta vez decidí prescindir de las anillas, me quedaría a ras de suelo para facilitar mis movimientos. Poco a poco, fui realizando suavemente una sucesión de piruetas y movimientos de contorsionismo, manteniendo esta vez los ojos abiertos y fijos en mi Entrenador. En esta ocasión solo me costó unos 3 minutos llegar a ese estado de relajación. Cuando lo conseguí, me quedé de pie, mirando fijamente al Agente Thorn y con mi Haki de Observacion activo. Mi mente se encontraba totalmente en blanco, vacía de cualquier pensamiento y lista para obedecer tan solo a la intuición y al instinto.
- Comencemos pues, Agente Thorn.
Como me había avisado, prácticamente sin darme tiempo de terminar la frase disparó el primer proyectil. Era bastante más lento que el que había lanzado en su demostración, y conseguí esquivarlo agachándome, manteniendo la vista fija en él.
El segundo proyectil iba dirigido a mis pies, y tenía una velocidad levemente superior. Mediante una voltereta hacia atrás logré evadirlo, aunque en esta ocasión no estuvo lejos de darme.
Mientras yo esquivaba la bala, el Agente Thorn lanzó un tercer ataque. Reaccioné muy rápido, y esquivé el proyectil que lanzó contra mi cadera, pero no conseguí evitar que un segundo disparo me diera en el hombro. Había lanzado dos balas a la vez, eso no me lo esperaba. Además, habían sido algo más rápidos aún que el anterior, y su impacto fue ligeramente doloroso. Seguramente dejaría marca.
Decidido a seguir con el entrenamiento, volví a comenzar con mis ejercicios. Esta vez solo necesité 2 minutos antes de verme capacitado de nuevo para instar al Agente Thorn a volver a atacarme:
- Estoy listo, volvamos a intentarlo.
Me quedé así, ejecutando un Back-lever perfecto, y abrí los ojos mientras escuchaba al Agente Thorn decirme que debía mantener los ojos abiertos, y que no podía perderle de vista por muy relajado que estuviera.
De acuerdo, ya sabía cuál había sido mi fallo. No volvería a pasar. El Kami-e prometía serme realmente útil. Una técnica basada en la observación detenida del adversario y la agilidad para esquivar sus golpes era perfecta para mi estilo de combate. Ahora estaba aún más decidido a aprender esta técnica a la perfección.
Así que ahora cuando le avise me lanzaría proyectiles de velocidad y dureza crecientes... Interesante. Debía estar preparado.
Su demostración me dejó anonadado. ¡Así que era un usuario Logia, esto no me lo esperaba! Lo que no había conseguido era identificar la naturaleza del material que había lanzado, pero parecía peligroso. Tenía pinta de que su impacto podría ser tan dañino como el de una bala. No creía que el Agente Thorn tuviese intención de herirme, pero por si acaso no podía despistarme. Tenía que emplear toda mi capacidad de concentración y de esfuerzo en esto. Confianza en mí mismo y en que era capaz de lograrlo no me faltaba.
Esta vez decidí prescindir de las anillas, me quedaría a ras de suelo para facilitar mis movimientos. Poco a poco, fui realizando suavemente una sucesión de piruetas y movimientos de contorsionismo, manteniendo esta vez los ojos abiertos y fijos en mi Entrenador. En esta ocasión solo me costó unos 3 minutos llegar a ese estado de relajación. Cuando lo conseguí, me quedé de pie, mirando fijamente al Agente Thorn y con mi Haki de Observacion activo. Mi mente se encontraba totalmente en blanco, vacía de cualquier pensamiento y lista para obedecer tan solo a la intuición y al instinto.
- Comencemos pues, Agente Thorn.
Como me había avisado, prácticamente sin darme tiempo de terminar la frase disparó el primer proyectil. Era bastante más lento que el que había lanzado en su demostración, y conseguí esquivarlo agachándome, manteniendo la vista fija en él.
El segundo proyectil iba dirigido a mis pies, y tenía una velocidad levemente superior. Mediante una voltereta hacia atrás logré evadirlo, aunque en esta ocasión no estuvo lejos de darme.
Mientras yo esquivaba la bala, el Agente Thorn lanzó un tercer ataque. Reaccioné muy rápido, y esquivé el proyectil que lanzó contra mi cadera, pero no conseguí evitar que un segundo disparo me diera en el hombro. Había lanzado dos balas a la vez, eso no me lo esperaba. Además, habían sido algo más rápidos aún que el anterior, y su impacto fue ligeramente doloroso. Seguramente dejaría marca.
Decidido a seguir con el entrenamiento, volví a comenzar con mis ejercicios. Esta vez solo necesité 2 minutos antes de verme capacitado de nuevo para instar al Agente Thorn a volver a atacarme:
- Estoy listo, volvamos a intentarlo.
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El gente rápidamente demostró que era verdad que entrenaba arduamente, haciendo que pudiese aumentar el ritmo de dicho entrenamiento cuando comprobé que el nivel básico lo dominaba. Tuve que recurrir a lanzar más de una bola de sirope a la vez para comenzar a explotar su potencial como para poder alcanzarlo, ya que con el resto parecía lidiar a la perfección. Me fijé en que su impoluto traje estaba manchado por mi elemento, pero Thawne no mostró indicio de haberse percatado y tras volver a recuperar la compostura no dudó en comenzar de nuevo. La determinación del iniciado brillaba en su mirada. Definitivamente me gustaba su estilo.
-Bien Thawne, seguiremos así hasta que tu tiempo para concentrarse se reduzca a segundos. En un combate real no tendrás tiempo para más, así que iré subiendo el nivel de dificultad - fue mi contestación antes de comenzar a lanzar más proyectiles.
Si quería mejorar tenía que exprimir sus cualidades, ya que si lo mantenía en una zona de confort no avanzaría. Así que no dudé y desde el inicio volaron mínimo dos proyectiles y siempre desde posiciones opuestas. Apuntaba siempre a sus puntos de apoyo para obligarlo a buscar otros y que así contorsionase su cuerpo si quería evadirlos. Por otro lado, una vez que se acostumbrase a mantener ese nivel daría el siguiente paso. Imaginaba que se acostumbraría a que los ataques saliesen de mis manos, por lo que para poner las cosas más intensas comencé a manipular el que ya había por la sala. Todo el habitáculo de entrenamiento se encontraba ya manchado y tenía munición de sobra para sorprenderlo con ataques desde su punto ciego, haciendo que el numero de bolas que surcaba el aire fuese aumentando exponencialmente con los progresos que el iniciado conseguía. Sabía que si mantenía el mismo nivel de progreso conseguiría dominar la técnica. Mi expectativas en él eran altas y de ahí que lo forzase al máximo. Quería comprobar si esa seguridad que mostraba se podía contrastar.
-Bien Thawne, seguiremos así hasta que tu tiempo para concentrarse se reduzca a segundos. En un combate real no tendrás tiempo para más, así que iré subiendo el nivel de dificultad - fue mi contestación antes de comenzar a lanzar más proyectiles.
Si quería mejorar tenía que exprimir sus cualidades, ya que si lo mantenía en una zona de confort no avanzaría. Así que no dudé y desde el inicio volaron mínimo dos proyectiles y siempre desde posiciones opuestas. Apuntaba siempre a sus puntos de apoyo para obligarlo a buscar otros y que así contorsionase su cuerpo si quería evadirlos. Por otro lado, una vez que se acostumbrase a mantener ese nivel daría el siguiente paso. Imaginaba que se acostumbraría a que los ataques saliesen de mis manos, por lo que para poner las cosas más intensas comencé a manipular el que ya había por la sala. Todo el habitáculo de entrenamiento se encontraba ya manchado y tenía munición de sobra para sorprenderlo con ataques desde su punto ciego, haciendo que el numero de bolas que surcaba el aire fuese aumentando exponencialmente con los progresos que el iniciado conseguía. Sabía que si mantenía el mismo nivel de progreso conseguiría dominar la técnica. Mi expectativas en él eran altas y de ahí que lo forzase al máximo. Quería comprobar si esa seguridad que mostraba se podía contrastar.
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Parecía que al Agente Thorn le estaba gustando mi mentalidad. Era lógico, un alumno dispuesto a aprender es lo más estimulante para que un maestro dé lo mejor de sí. Me parecía perfecto que quisiera empujarme hasta que consiguiera un tiempo de reacción lo suficientemente rápido para un combate real, de otro modo la técnica no me sería útil. Eso si, tendría que esforzarme más aún.
Esta vez, cuando reanudó el ataque empezó lanzando dos proyectiles a la vez. Lo que esperaba, comenzando desde el punto en el que fallé en mi anterior intento. Uno iba dirigido a mi rodilla derecha, mientras que el otro apuntaba al hombro izquierdo. Tuve que forzar bastante, pero por suerte mis articulaciones son bastante más flexibles de lo normal. Es uno de los mayores beneficios de mi entrenamiento diario. Manteniendo el pie izquierdo apoyado, me agaché hasta apoyar la palma de mi mano izquierda un poco más hacia atrás y hacia la izquierda de mi pie, y me agaché, girando mi cuerpo hacia la izquierda hasta que mi rodilla derecha tocó el suelo. Así logré evitar los dos disparos.
En ese momento, el Agente Thorne disparó otras tres de sus balas viscosas, hacia mi muñeca izquierda, mi cuello, y mi hombro izquierdo. Al verlos venir, cambié el punto principal de apoyo a mi mano derecha, dejando caer el peso de mi cuerpo sobre ella para girar sobre mí mismo en una voltereta lateral, para volver a caer de pie. Había conseguido eludir las tres.
Al ver que había conseguido evitar su ataque, volvió a disparar, pero esta vez de sus manos solo salieron dos proyectiles. Algo no me cuadraba. Dejándome caer hacia atrás hasta apoyar mi mano derecha, mientras levantaba la pierna izquierda conseguí evitarlos, pero noté un impacto en la parte trasera de mi pierna derecha. El golpe me hizo perder el equilibrio y caer al suelo.
¡Qué cabrón, me ha pillado por sorpresa!¡Así que puede utilizar también la especie de caramelo esa que va dejando por todo el campo de batalla para lanzármelo. Joder, esto va a ser más difícil de lo que pensaba, tengo que vigilar absolutamente todas las direcciones.
Me puse en pie y volví a empezar con mis ejercicios. Me iba acercando, en un minuto conseguí concentrarme.
-De acuerdo, sensei. Estoy listo para continuar. - le dije, esperando el nuevo ataque.
Como era de esperar, volvió a retomar el ejercicio en el punto en el que había fallado, disparándome dos proyectiles desde sus manos, y uno desde la pared situada a mi espalda. Los esquivé haciendo una pirueta hacia mi izquierda seguida de un apoyo hacia atrás sobre mis manos.
El siguiente paso fue lanzarme una bala con la mano, y dos proyectiles desde distintos ángulos de la pared. Lo esquivé también. Fui esquivando todo lo que me lanzaba, hasta llegar a cinco proyectiles a la vez, provenientes de cinco direcciones distintas. El tiempo entre salva y salva de disparos cada vez era menor, sin darme apenas tiempo de reaccionar. Ya empezaba a notar el cansancio, pero estaba decidido a continuar.
Viendo que estaba consiguiendo esquivar todos los disparos, el Agente Thorn, valiéndose del terreno, totalmente lleno del pegajoso material aparentemente similar al caramelo que producía, aumentó aún más la cantidad de proyectiles lanzados en cada ráfaga. Yo seguí eludiendo todas y cada una de sus balas hasta que, tras eludir 14 proyectiles en una misma ráfaga, el 15º consiguió darme en el codo derecho cuando me hallaba apoyado sobre él.
El dolor fue atroz. La dureza y velocidad que habían alcanzado ya los disparos era impresionante. Jadeando, me negué a darme por vencido. Iba a aprender el Kami-e costara lo que costara. Así que volví a iniciar mi rutina de ejercicios, logrando esta vez el estado de concentración absoluta en 20 segundos. No estaba mal, ya estaba cerca...
Adelante, terminemos con esto. - conseguí decir, animando al Agente Thorn a reanudar su ofensiva.
Esta vez, cuando reanudó el ataque empezó lanzando dos proyectiles a la vez. Lo que esperaba, comenzando desde el punto en el que fallé en mi anterior intento. Uno iba dirigido a mi rodilla derecha, mientras que el otro apuntaba al hombro izquierdo. Tuve que forzar bastante, pero por suerte mis articulaciones son bastante más flexibles de lo normal. Es uno de los mayores beneficios de mi entrenamiento diario. Manteniendo el pie izquierdo apoyado, me agaché hasta apoyar la palma de mi mano izquierda un poco más hacia atrás y hacia la izquierda de mi pie, y me agaché, girando mi cuerpo hacia la izquierda hasta que mi rodilla derecha tocó el suelo. Así logré evitar los dos disparos.
En ese momento, el Agente Thorne disparó otras tres de sus balas viscosas, hacia mi muñeca izquierda, mi cuello, y mi hombro izquierdo. Al verlos venir, cambié el punto principal de apoyo a mi mano derecha, dejando caer el peso de mi cuerpo sobre ella para girar sobre mí mismo en una voltereta lateral, para volver a caer de pie. Había conseguido eludir las tres.
Al ver que había conseguido evitar su ataque, volvió a disparar, pero esta vez de sus manos solo salieron dos proyectiles. Algo no me cuadraba. Dejándome caer hacia atrás hasta apoyar mi mano derecha, mientras levantaba la pierna izquierda conseguí evitarlos, pero noté un impacto en la parte trasera de mi pierna derecha. El golpe me hizo perder el equilibrio y caer al suelo.
¡Qué cabrón, me ha pillado por sorpresa!¡Así que puede utilizar también la especie de caramelo esa que va dejando por todo el campo de batalla para lanzármelo. Joder, esto va a ser más difícil de lo que pensaba, tengo que vigilar absolutamente todas las direcciones.
Me puse en pie y volví a empezar con mis ejercicios. Me iba acercando, en un minuto conseguí concentrarme.
-De acuerdo, sensei. Estoy listo para continuar. - le dije, esperando el nuevo ataque.
Como era de esperar, volvió a retomar el ejercicio en el punto en el que había fallado, disparándome dos proyectiles desde sus manos, y uno desde la pared situada a mi espalda. Los esquivé haciendo una pirueta hacia mi izquierda seguida de un apoyo hacia atrás sobre mis manos.
El siguiente paso fue lanzarme una bala con la mano, y dos proyectiles desde distintos ángulos de la pared. Lo esquivé también. Fui esquivando todo lo que me lanzaba, hasta llegar a cinco proyectiles a la vez, provenientes de cinco direcciones distintas. El tiempo entre salva y salva de disparos cada vez era menor, sin darme apenas tiempo de reaccionar. Ya empezaba a notar el cansancio, pero estaba decidido a continuar.
Viendo que estaba consiguiendo esquivar todos los disparos, el Agente Thorn, valiéndose del terreno, totalmente lleno del pegajoso material aparentemente similar al caramelo que producía, aumentó aún más la cantidad de proyectiles lanzados en cada ráfaga. Yo seguí eludiendo todas y cada una de sus balas hasta que, tras eludir 14 proyectiles en una misma ráfaga, el 15º consiguió darme en el codo derecho cuando me hallaba apoyado sobre él.
El dolor fue atroz. La dureza y velocidad que habían alcanzado ya los disparos era impresionante. Jadeando, me negué a darme por vencido. Iba a aprender el Kami-e costara lo que costara. Así que volví a iniciar mi rutina de ejercicios, logrando esta vez el estado de concentración absoluta en 20 segundos. No estaba mal, ya estaba cerca...
Adelante, terminemos con esto. - conseguí decir, animando al Agente Thorn a reanudar su ofensiva.
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Viendo al agente moverse por la sala no podía hacer otra cosa que sonreír. Daba igual cuantas veces fuese golpeado o cuantas veces esquivase los proyectiles, porque Thawne se lo tomaba todo con la misma entereza e iba esforzándose más y más en busca de conseguir su objetivo. Su determinación casi me causaba un poco de envidia. Yo solo había sentido esos sentimientos en mí en pocas ocasiones, pero este agente parecía llevarlo como su mantra. Si no lo aplaudía era solo porque no perdiese esa concentración, aunque pequeño Guau se me escapó cuando lo vi eludir más de una docena de proyectiles.
-Ya casi lo tienes... Ahora no lo pienses tanto y actúa - dije antes de desaparecer sin previo aviso para aparecer justo en enfrente del iniciado con el puño en alto dispuesto a lanzarle un golpe directo en el pecho.
No me había teletransportado ni mucho menos, pero para cualquiera no acostumbrado a la velocidad del Soru eso parecía. Con esto último quería intentar a obligarlo a acortar ese lapso de tiempo que aún le faltaba. Sabía que tenía algo de control sobre el haki de observación e intuiría mi ataque, pero la idea de usar el Soru es que no le diese tiempo a reaccionar a pesar de que lo supiese. La única opción que le daba con este ataque es que recurriese al Kami-e de inmediato si quería esquivarlo... Porque si no le iba a doler. Había usado mi haki de armadura para endurecer mi brazo y aumentar la potencia del golpe. Si quería que dominase la técnica, tenía que ponerlo en una situación que le obligase a su instinto a hacerlo. Yo solamente dominé el Iron Shell cuando di cada gota de sangre y esfuerzo para conseguirlo… Creo que aún me dolía algo de mi entrenamiento con Taiga.
-Ya casi lo tienes... Ahora no lo pienses tanto y actúa - dije antes de desaparecer sin previo aviso para aparecer justo en enfrente del iniciado con el puño en alto dispuesto a lanzarle un golpe directo en el pecho.
No me había teletransportado ni mucho menos, pero para cualquiera no acostumbrado a la velocidad del Soru eso parecía. Con esto último quería intentar a obligarlo a acortar ese lapso de tiempo que aún le faltaba. Sabía que tenía algo de control sobre el haki de observación e intuiría mi ataque, pero la idea de usar el Soru es que no le diese tiempo a reaccionar a pesar de que lo supiese. La única opción que le daba con este ataque es que recurriese al Kami-e de inmediato si quería esquivarlo... Porque si no le iba a doler. Había usado mi haki de armadura para endurecer mi brazo y aumentar la potencia del golpe. Si quería que dominase la técnica, tenía que ponerlo en una situación que le obligase a su instinto a hacerlo. Yo solamente dominé el Iron Shell cuando di cada gota de sangre y esfuerzo para conseguirlo… Creo que aún me dolía algo de mi entrenamiento con Taiga.
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Estaba exhausto. Esta sesión de entrenamiento estaba siendo realmente dura, pero no podía rendirme ni dejar que eso afectase a mi concentración. Estaba totalmente metido en el ejercicio, con todos mis sentidos dedicados al 100% a ello. Esquivaba una y otra vez los proyectiles que el Agente Thorn me lanzaba, sin pararme siquiera a observar sus reacciones ante mis progresos.
Entonces mi entrenador dijo que casi lo tenía, y que ahora debía actuar y no pensar tanto. Realmente era lo que estaba haciendo. Durante los últimos minutos de entrenamiento podría decirse que mi cuerpo había estado moviéndose solo, como por instinto. Intuía por dónde iban a venir los disparos y hacía los movimientos precisos para evitarlos, sin necesidad de pensarlo. Ahora comprendía de verdad qué quiso decir el Agente al principio del entrenamiento. Aquello era verdaderamente mantener la mente en blanco, no necesitar pensar, sino dejarse llevar por el propio instinto del cuerpo. Ejecutaba movimientos previamente aprendidos, practicados tantas y tantas veces que habían acabado volviéndose automáticos, y habían pasado a ser más eficaces al liberarse del control del pensamiento.
De repente, el Agente Thorn desapareció. Mi Haki de Observación me avisó de un ataque inminente y, en ese mismo momento, mi entrenador apareció justo delante de mí, con el puño cargado y dispuesto a golpearme. Su velocidad era increíble, tan superior a la mía que aún no soy capaz de explicar cómo mi cuerpo pudo reaccionar a tiempo. De forma totalmente instintiva, me doblé hacia atrás, y vi como el puñetazo que parecía seguro que iba a recibir hendía el aire, sin siquiera rozarme. El brazo del Agente Thorn era de color negro, lo que significaba que había usado el Haki de Armadura. Debía de tener bastante seguridad en que yo ya estaba preparado para esquivarlo, porque de haberme alcanzado es probable que su puñetazo me hubiera roto algún hueso.
Mantuve mi Haki de Observación activo y mi concentración al máximo, por si llegaba algún nuevo ataque.
Entonces mi entrenador dijo que casi lo tenía, y que ahora debía actuar y no pensar tanto. Realmente era lo que estaba haciendo. Durante los últimos minutos de entrenamiento podría decirse que mi cuerpo había estado moviéndose solo, como por instinto. Intuía por dónde iban a venir los disparos y hacía los movimientos precisos para evitarlos, sin necesidad de pensarlo. Ahora comprendía de verdad qué quiso decir el Agente al principio del entrenamiento. Aquello era verdaderamente mantener la mente en blanco, no necesitar pensar, sino dejarse llevar por el propio instinto del cuerpo. Ejecutaba movimientos previamente aprendidos, practicados tantas y tantas veces que habían acabado volviéndose automáticos, y habían pasado a ser más eficaces al liberarse del control del pensamiento.
De repente, el Agente Thorn desapareció. Mi Haki de Observación me avisó de un ataque inminente y, en ese mismo momento, mi entrenador apareció justo delante de mí, con el puño cargado y dispuesto a golpearme. Su velocidad era increíble, tan superior a la mía que aún no soy capaz de explicar cómo mi cuerpo pudo reaccionar a tiempo. De forma totalmente instintiva, me doblé hacia atrás, y vi como el puñetazo que parecía seguro que iba a recibir hendía el aire, sin siquiera rozarme. El brazo del Agente Thorn era de color negro, lo que significaba que había usado el Haki de Armadura. Debía de tener bastante seguridad en que yo ya estaba preparado para esquivarlo, porque de haberme alcanzado es probable que su puñetazo me hubiera roto algún hueso.
Mantuve mi Haki de Observación activo y mi concentración al máximo, por si llegaba algún nuevo ataque.
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-¡Eso es! - pensé eufórico cuando vi doblarse a Thawne como no lo había hecho hasta ahora mientras mi puño hendia el aire en vez de su carne. Era la primera vez que no había tenido tiempo para prepararse y aún así lo había conseguido. Ahora solo quedaba comprobar que no se trataba de un golpe de suerte sin más, por lo que no paré con ese golpe y volví al ataque con más puños y patadas. Siempre controlando mi propio ritmo para acompasarlo al de él, manteniendolo en un estado en el que no podría pensar en la técnica, si no obligándolo a usarla sin más y reprimiendo mi propio instinto de combate para no usar mi sirope ni mis armas.
Era el momento de la verdad, debía poder mantenerla a este ritmo si quería dominar la técnica y no había mejor momento que este. Gracias a Taiga y Kimura había averiguado que los verdaderos progresos se realizaban cuando estabas al límite de la extenuación y el Iniciado parecía encontrarse en ese punto. Arrancaría cada gota de energía que le quedase hasta que hiciese la técnica suya. No tenía pensado volver a quedar como un maestro mediocre después del fracaso con la rubia, aunque siendo sinceros este alumno parecía mucho más prometedor. Si seguía manteniendo aquella firmeza y determinación en todo lo que hiciese... Estaba seguro de que algún día lo miraría como a un igual, pero hasta que ese momento llegase estaba dispuesto a moldearlo para fortalecer su cuerpo y alma. Si convencía al Lobo Blanco para que mejorase sus cualidades de combate y si seguía dispuesto a que le enseñase cada una de mis técnicas. Él terminaría siendo alguien importante en la Agencia. Solo esperaba no haberme confundido con él como con Ban y que luego su corazón fuese oscuro, pero en verdad tampoco quería pensar en eso ahora. No me podía permitirme distraerme yo ahora cuando mi aprendiz estaba a punto de tocar con las yemas de sus dedos su meta. - Vamos... No me decepciones ahora.
Era el momento de la verdad, debía poder mantenerla a este ritmo si quería dominar la técnica y no había mejor momento que este. Gracias a Taiga y Kimura había averiguado que los verdaderos progresos se realizaban cuando estabas al límite de la extenuación y el Iniciado parecía encontrarse en ese punto. Arrancaría cada gota de energía que le quedase hasta que hiciese la técnica suya. No tenía pensado volver a quedar como un maestro mediocre después del fracaso con la rubia, aunque siendo sinceros este alumno parecía mucho más prometedor. Si seguía manteniendo aquella firmeza y determinación en todo lo que hiciese... Estaba seguro de que algún día lo miraría como a un igual, pero hasta que ese momento llegase estaba dispuesto a moldearlo para fortalecer su cuerpo y alma. Si convencía al Lobo Blanco para que mejorase sus cualidades de combate y si seguía dispuesto a que le enseñase cada una de mis técnicas. Él terminaría siendo alguien importante en la Agencia. Solo esperaba no haberme confundido con él como con Ban y que luego su corazón fuese oscuro, pero en verdad tampoco quería pensar en eso ahora. No me podía permitirme distraerme yo ahora cuando mi aprendiz estaba a punto de tocar con las yemas de sus dedos su meta. - Vamos... No me decepciones ahora.
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Estaba totalmente decidido a terminar con éxito el entrenamiento y a dominar el Kami-e. Primero para dar mi primer paso hacia lo que podía llegar a ser y hacia mis objetivos, pero también para demostrar que no era un iniciado más, que era capaz de convertirme en alguien verdaderamente poderoso, alguien a tener en cuenta, y que podía aportar muchísimo al Cipher Pol.
Sin darme siquiera tiempo para volver a mi posición de partida, el Agente Thorn lanzó una patada dirigida a mis piernas pero, aprovechando el impulso de mi anterior movimiento, apoye mis manos en el suelo y realicé una voltereta hacia atrás.
Mi entrenador siguió atacando sin descanso, utilizando indistintamente sus puños y sus piernas y mezclando alturas y direcciones. Sin embargo, parecía que mi instinto había tomado pleno control de mis movimientos. Ahora que tanto mi cuerpo como mi cerebro estaban exhaustos, se había hecho con las riendas, y mi cuerpo se movía siempre en el momento y dirección precisos para evitar todas y cada una de las acometidas del Agente Thorn. Efectuaba con total precisión movimientos que llevaba toda la vida practicando, doblándome en posturas que, para la inmensa mayoría de la gente, resultarían imposibles. Realizaba toda clase de giros y piruetas, pasando de una a otra en el momento preciso.
Casi parecía más un baile que un combate. Mi maestro y yo nos movíamos al unísono, como siguiendo el mismo compás. Una y otra vez, el atacaba y yo lo esquivaba, los movimientos de uno y de otro perfectamente sincronizados. Vista desde fuera, la escena debía de resultar impresionante.
Mi mente estaba totalmente en blanco, se había retirado a un segundo plano y dejaba actuar a mi instinto. La sensación era extraña, pero ciertamente liberadora. Comprendí en ese momento que, al hacer esto, cualquier posible distracción quedaba anulada, el único foco que captaba mi atención era el combate. De esta manera cada movimiento se volvía inmensamente más eficaz, permitiéndome alcanzar un nivel al que nunca antes había llegado.
Sin darme siquiera tiempo para volver a mi posición de partida, el Agente Thorn lanzó una patada dirigida a mis piernas pero, aprovechando el impulso de mi anterior movimiento, apoye mis manos en el suelo y realicé una voltereta hacia atrás.
Mi entrenador siguió atacando sin descanso, utilizando indistintamente sus puños y sus piernas y mezclando alturas y direcciones. Sin embargo, parecía que mi instinto había tomado pleno control de mis movimientos. Ahora que tanto mi cuerpo como mi cerebro estaban exhaustos, se había hecho con las riendas, y mi cuerpo se movía siempre en el momento y dirección precisos para evitar todas y cada una de las acometidas del Agente Thorn. Efectuaba con total precisión movimientos que llevaba toda la vida practicando, doblándome en posturas que, para la inmensa mayoría de la gente, resultarían imposibles. Realizaba toda clase de giros y piruetas, pasando de una a otra en el momento preciso.
Casi parecía más un baile que un combate. Mi maestro y yo nos movíamos al unísono, como siguiendo el mismo compás. Una y otra vez, el atacaba y yo lo esquivaba, los movimientos de uno y de otro perfectamente sincronizados. Vista desde fuera, la escena debía de resultar impresionante.
Mi mente estaba totalmente en blanco, se había retirado a un segundo plano y dejaba actuar a mi instinto. La sensación era extraña, pero ciertamente liberadora. Comprendí en ese momento que, al hacer esto, cualquier posible distracción quedaba anulada, el único foco que captaba mi atención era el combate. De esta manera cada movimiento se volvía inmensamente más eficaz, permitiéndome alcanzar un nivel al que nunca antes había llegado.
Tobías Thorn
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Según avanzaba la danza de golpes podía notar como el agente iba controlando más y más la técnica. Sus movimientos eran más fluidos y precisos, consiguiendo que mis golpes no llegasen a tocarle, y eso me hizo enorgullecerme aún más de él. No se encontraban todos los días a un Iniciado con tales cualidades, aunque aún quedaba la última parte de la lección. Debía de enseñarle, y mostrarle, que esta habilidad por muy útil que fuese no le daba tampoco la capacidad de evadirlo todo. No quería que pensase que esto era una panacea que valía para todo, así que sin parar un segundo aumenté mi velocidad con mi ámbito al mismo tiempo que mis orbes oculares se volvían completamente negros. Hasta ahora me había limitado a equiparar mi poder al suyo, reprimiéndome para que su avance fuese creciendo, pero era hora del baño de realidad final.
Con mi haki de observación clavado en él sabía donde se iba a mover, por lo que me fue fácil golpearlo en mitad de unas de sus cabriolas y hacerlo caer panza arriba. Si la cosa salía como esperaba apoyaría mi pie sobre su pecho, inmovilizándolo, para acto seguido con un fluido movimiento sacar la daga que me regaló el peliblanco y posarla sobre su cuello.
- Y con esto llegamos al final Thawne. Tu dominio sobre el Kami-e ha llegado al de cualquier otro agente, pero recuerda esto. Nunca confíes tu defensa a una sola baza. En estos mares hay gente que tienen un poder que ensombrecería el de los dos juntos - dije intentando mantener un gesto serio para imprimir firmeza en mis palabras, pero me fue inevitable que la comisura de los labios se irguieran en una leve sonrisa. -El Rokushiki se compone de una gran variedad de técnicas ofensivas y defensivas que harán de ti un excepcional combatiente. Acabas de escalar el primer peldaño con gran notoriedad, pero el camino aún es largo y arduo.
Tras mis palabras me quité de encima y desactivé mi ámbito para no seguir malgastando energías. Luego tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.
- Con esto casi hemos acabado... Has aprendido la técnica, pero ahora toca que recompongamos energías - dije dejando fluir la sonrisa que estaba reprimiendo. - Te has ganado que te invite a comer algo, al igual que te tome como un compañero de la agencia.
Una vez aclarado eso volvería a sacar el informe, donde no me cortaría en reseñar todas la buenas cualidades que había visto en él. Solo esperaba que no se perdiese mientras caminaba buscando su venganza personal. Por otro lado aproveché y saqué otro papel de mis vestiduras. En él escribí una pequeña misiva a Taiga contándole el potencial que había visto en él. Con un poco de suerte el Lobo Blanco tomaría en consideración mis palabras y podría pulir el diamante en bruto que se había unido a nuestras filas.
-Siento si el final ha sido un poco brusco compañero, pero no quiero que te fíes y te creas inalcanzable.
Con mi haki de observación clavado en él sabía donde se iba a mover, por lo que me fue fácil golpearlo en mitad de unas de sus cabriolas y hacerlo caer panza arriba. Si la cosa salía como esperaba apoyaría mi pie sobre su pecho, inmovilizándolo, para acto seguido con un fluido movimiento sacar la daga que me regaló el peliblanco y posarla sobre su cuello.
- Y con esto llegamos al final Thawne. Tu dominio sobre el Kami-e ha llegado al de cualquier otro agente, pero recuerda esto. Nunca confíes tu defensa a una sola baza. En estos mares hay gente que tienen un poder que ensombrecería el de los dos juntos - dije intentando mantener un gesto serio para imprimir firmeza en mis palabras, pero me fue inevitable que la comisura de los labios se irguieran en una leve sonrisa. -El Rokushiki se compone de una gran variedad de técnicas ofensivas y defensivas que harán de ti un excepcional combatiente. Acabas de escalar el primer peldaño con gran notoriedad, pero el camino aún es largo y arduo.
Tras mis palabras me quité de encima y desactivé mi ámbito para no seguir malgastando energías. Luego tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.
- Con esto casi hemos acabado... Has aprendido la técnica, pero ahora toca que recompongamos energías - dije dejando fluir la sonrisa que estaba reprimiendo. - Te has ganado que te invite a comer algo, al igual que te tome como un compañero de la agencia.
Una vez aclarado eso volvería a sacar el informe, donde no me cortaría en reseñar todas la buenas cualidades que había visto en él. Solo esperaba que no se perdiese mientras caminaba buscando su venganza personal. Por otro lado aproveché y saqué otro papel de mis vestiduras. En él escribí una pequeña misiva a Taiga contándole el potencial que había visto en él. Con un poco de suerte el Lobo Blanco tomaría en consideración mis palabras y podría pulir el diamante en bruto que se había unido a nuestras filas.
-Siento si el final ha sido un poco brusco compañero, pero no quiero que te fíes y te creas inalcanzable.
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Destreza
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Estaba totalmente entregado al entrenamiento, esquivando todos y cada uno de los golpes del Agente Thorn. Me encontraba agotado, pero no importaba, sabía que estaba alcanzando mi objetivo.
De repente, los ojos de mi entrenador se volvieron negros como el azabache y, a una velocidad sobrehumana, me golpeó en mitad de uno de mis movimientos, haciéndome caer al suelo. Cuando quise darme cuenta estaba inmovilizado, con el pie del Agente sobre mi pecho y un puñal sobre mi cuello. Así que ese era su nivel de poder. Resultaba impresionante lo superior a mí que era, la facilidad con la que me había vencido cuando y como había querido. Pero si seguía así algún día llegaría a ese nivel, e incluso lo superaría, no me cabía la menor duda.
Sus palabras fueron dignas del mejor maestro, demostrando a la vez orgullo por mi progreso y un consejo para evitar que me confiara en exceso. Acto seguido, se quitó de encima mío y me tendió la mano. Acepté su ayuda para levantarme y, al escuchar su invitación, le contesté:
- Muchas gracias Agente Thorn, acepto la invitación. Le agradezco mucho el esfuerzo que ha dedicado a enseñarme el Kami-e y, sobre todo, la demostración final de que todavía tengo muchísimo que aprender. Tiene razón, no puedo conformarme si quiero sobrevivir en estos mares. Hay auténticos monstruos ahí fuera, y todavía debo progresar mucho antes de poder enfrentarme a ellos.
Mientras yo hablaba, mi entrenador volvió a escribir en su libreta. Supongo que serían sus impresiones sobre mí y sobre nuestro entrenamiento para sus superiores. Por las palabras que me había dirigido, estaba casi seguro de que le había causado una muy grata impresión. En cuanto terminó con ello, me pidió disculpas por el final. Se notaba que era una buena persona, y que en ningún momento había pretendido hacerme daño.
- No se preocupe Agente Thorn, sé que tan solo ha sido una necesaria advertencia para que no me confíe. Pero no lo haré, puede estar seguro.
De repente, los ojos de mi entrenador se volvieron negros como el azabache y, a una velocidad sobrehumana, me golpeó en mitad de uno de mis movimientos, haciéndome caer al suelo. Cuando quise darme cuenta estaba inmovilizado, con el pie del Agente sobre mi pecho y un puñal sobre mi cuello. Así que ese era su nivel de poder. Resultaba impresionante lo superior a mí que era, la facilidad con la que me había vencido cuando y como había querido. Pero si seguía así algún día llegaría a ese nivel, e incluso lo superaría, no me cabía la menor duda.
Sus palabras fueron dignas del mejor maestro, demostrando a la vez orgullo por mi progreso y un consejo para evitar que me confiara en exceso. Acto seguido, se quitó de encima mío y me tendió la mano. Acepté su ayuda para levantarme y, al escuchar su invitación, le contesté:
- Muchas gracias Agente Thorn, acepto la invitación. Le agradezco mucho el esfuerzo que ha dedicado a enseñarme el Kami-e y, sobre todo, la demostración final de que todavía tengo muchísimo que aprender. Tiene razón, no puedo conformarme si quiero sobrevivir en estos mares. Hay auténticos monstruos ahí fuera, y todavía debo progresar mucho antes de poder enfrentarme a ellos.
Mientras yo hablaba, mi entrenador volvió a escribir en su libreta. Supongo que serían sus impresiones sobre mí y sobre nuestro entrenamiento para sus superiores. Por las palabras que me había dirigido, estaba casi seguro de que le había causado una muy grata impresión. En cuanto terminó con ello, me pidió disculpas por el final. Se notaba que era una buena persona, y que en ningún momento había pretendido hacerme daño.
- No se preocupe Agente Thorn, sé que tan solo ha sido una necesaria advertencia para que no me confíe. Pero no lo haré, puede estar seguro.
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