Esa cara me suena de algo y no se de qué (Privado Kasan & nocturne)

Ya estaba arrodillado. Esa tripulación no había hecho más que dar problemas, se pensaba que podían abordar nuestro barco y llevarse todo lo que quisieran. Jiro a mi lado tan solo sonreía cual niño mientras los mercaderes traían sogas para maniatar al capitán y al resto de superviientes que no habían llegado a saltar por la borda. Habíamos hecho un buen trabajo, tanto Jiro como yo, y no habían resultado ser ningún problema estos asaltantes.

-Bien hecho hermanito.
-A la próxima te ganaré. -Parecía que se lo había tomado como una competición.

El capitán del barco, un simple mercader sin experiencia de combate alguna, nos agradeció. Poco después todos los piratas ya estaban en los calabozos, traté de interrogar a alguno de ellos, pero no recibí más que insultos y amenazas contra mi persona. Esa gente descerebrada había ocasiones donde no tenían el mero sentido del tacto para tratar a la gente. Habían sido heridos en lo más profundo de su orgullo. No podía recriminarles nada, tan solo su vida de piratería.

No sabía dónde se había metido Jiro, aunque conociéndole estaría haciendo alguna tontería, porque dudaba que continuase entrenando, por lo menos no le había visto hacerlo anteriormente en este viaje. De pronto la voz del vigía dio la alerta de que se divisaba otro barco en la lejanía aproximándose, me fijé por babor, donde estaba el barco de los piratas detenido a nuestra vera. Pero aquél barco del fondo no tenía una bandera negra ondeando al viento, parecía una bandera blanca, aunque no era capaz de reconocerlo. Por lo pronto parecía indicar que no se trataba de ningún enemigo.

Todo había pasado ya, pero de pronto algo cayó de los cielos, una criatura un tanto peculiar, parecía movida por algún tipo de energía extraña. Probablemente una akuma no mi, esa fue mi primera suposición. Al fin y al cabo, todo lo extraño que ocurre en este mundo es fruto de las dichosas frutas del diablo. Una persona acabó aterrizando, alto y con una armadura que me resultaba bastante familiar. Tardé un poco en darme cuenta de quién era, y fue el haki de observación quien me dio la pista final, pero reconocería a esa persona en cualquier lugar que me preciase a viajar, me quedé de brazos cruzados mientras él se quedaba encarado a Jiro, el cual le miró poniéndose completamente serio. Ante sus palabras tan solo respondió de una forma.

-¿Qué?

Reí por lo bajo a sus espaldas, no podía ser cierto, no podía ser que me hubiera confundido con mi hermano. Vale que nos parecemos, pero sería como si hubiera encogido, teñido mi pelo y puesto lentillas, al menos eso como mínimo. Me quedé de brazos cruzados, hasta que vi que cogía a mi hermano por la pierna y lo aproximaba a la borda, diciendo que le iba a salvar. No cabía duda, ese hombre necesitaba urgentemente unas gafas.

Jiro me vio que me estaba riendo y tal vez pensó que no había peligro real. Lo máximo que puede pasar es que el pequeñajo se moje un poco. Le arrojé el Taron Volador con una pequeña corriente de viento, el pequeño cogió el artefacto mientras se quedaba mirándome estupefacto, le guiñé el ojo en señal de que le siguiera el juego al peliblanco. Sería peligroso atacarle por sorpresa. Es un tipo que la primera vez que le vi casi me mata de un solo puñetazo, como para no tener miedo de su reacción.

Jiro se dejó caer al agua. En ese momento aproveché para comenzar a aplaudir por detrás, con una sonrisa en el rostro. Todos en el barco estaban boquiabiertos viendo la escena. Cuando Noa Kasanova se giró tan solo pude reirme y decirle:

-Enhorabuena, acabas de derrotar a un muchacho de dieciseis años. Desde luego te has vuelto más fuerte este tiempo Noa. Eso si, yo no le perdería de vista.

Si Noa se giraba vería a Jiro volando con ese artilugio a la altura de su cabeza. Mojado. Con el pie acercándose peligrosamente a su boca, acompañado de una corriente de aire.

-Vamos hermanito. Solo te ha dado una ducha.
-Ah. ¿Le conoces Hayi? -Preguntó el pequeño desviando la atención de Noa. Posiblemente lo peor que podría haber hecho. Esperaba que no fuera a devolversela el agente, de ser así tendría que entrar en acción.

Esquivó con una facilidad nada asombrosa a Jiro y le lanzó. Este se estabilizó y cayó de pie, pero le extendí la mano para que parase.

-Tranquilo Jiro. Es un amigo.

Escuché atentamente sus palabras. Debía reconocer que razón no le faltaba, pero no era algo que quisiera hablar en público, le hice una señal para que me acompañase, y también a Jiro. Descendimos a las bodegas inferiores hasta que llegamos a un punto que no había nadie, tan solo allí, en la intimidad, le contaría lo ocurrido.

-Verás Noa, debo reconocer que no fueron las mejores formas para aquello. Pero no me quedó otra opción. -Me acerqué a Jiro y me quedé detrás de él poniendo mis manos sobre sus hombros. Este se quedó mirándome por encima.- Noa, él es Jiro, mi hermano pequeño. Tuve que salir precipitadamente a reunirme con él. Ocurrió un asunto que preferiría no con...
-Me secuestraron y mataron a mamá. -El chico contó lo que yo no me atrevía a decir en su presencia.

Me quedé callado unos instantes, cabizbajo. El pequeño miraba seriamente a Noa. Se notaba que el recuerdo todavía le atormentaba.

-Después de todo lo ocurrido, no podía dejarle solo. Pero no podía simplemente llevarlo con nosotros, sería más peligroso todavía. Así que nos fuimos a entrenar, me encargué de enseñarle a defenderse, pero necesitaba tiempo para asegurarme de que no tuviese problemas estando con nosotros. Tuvimos que ausentarnos demasiado tiempo me temo.

El chico parecía algo incómodo con la situación, le dije que si quería que saliera a tomar el aire, al fin y al cabo ya no había problemas en el barco. Jiro asintió, se despidió de Noa y salió a cubierta. Ahora estaba a solas con Noa.

-Se que lo que hice estuvo mal. Y te mentiría si no te dijera que tenía la intención de ir a por ese pirata. Pero Yoshi me convenció de lo contrario, me hizo ver que la familia era más importante que eso. Y Jiro me necesitaba más que nunca... Casi tanto como yo a él... Aquella nota, tan solo era mi garantía de que volveríamos a vernos. Y aquí estoy. De camino al cuartel para reunirme con los Crimson de nuevo.

No sabía cómo se tomaría esas palabras, pero sabía que una parte de él lo comprendería. Al fin y al cabo, él pasó por algo similar con su hermana mayor, Bianca. En esos instantes me sentía completamente desanimado. ¿Tan inapropiadas habían resultado aquellas notas para que se lo tomaran de esa forma? Esperaba que tan solo fuese Noa.

El verle la cara a Noa me dejaba tan extrañado como avergonzado. Sus palabras finales no hacían más que decirme lo que más me temía. Mis acciones no habían sido las más apropiadas, estaba perdiendo algo que no me imaginaba que podría volar de esta forma. Estaba perdiendo a un amigo por una estupidez, por unas palabras mal elegidas. ¿Qué podría hacer ahora para enmendar el error?

Me agaché y cogí aquello que Noa me había arrojado al suelo. Se trataba de las armas que le había pasado aquél día hacía ya dos años. Realmente no sabía ni el tiempo que había pasado, año y medio, dos años, ahora nada importaba, tan solo lo que estaba ocurriendo delante de mí. Mi amigo se marchaba malhumorado, en su caso, ya no me consideraba como tal. Mi rostro se volvió melancólico. Había cometido un grave error.

Noa se quedó esperando una respuesta, durante unos instantes me quedé sin palabras, no sabía qué decirle. Me dolía perder una amistad como la suya, compartimos buenos momentos, y ahora ante mi error tan solo sentía la vergüenza de mis actos ahogando mis palabras. Parecía que no iba a decir una sola palabras, pero entonces, con la voz algo quebrada, logré articular voz.

-Estás en todo tu derecho. -Murmuré cabizbajo, ni siquiera era capaz de mirarle a la cara, aunque él estaba a la altura del mar y de espaldas, no creo ni que me mirase apoyado en la barandilla, observando hacia el pedazo de mar que había entre él y el barco.- Pero no es como lo piensas Noa. No fui tras nadie, en aquella nota dije aquello porque estaba enfurecido con el pirata que secuestró a mi hermano y lo trató como un esclavo. Tan solo quería venganza, quería encontrarme con él y hacerle pagar por todo. Por destruir mi pueblo, por matar a mi madre... -No me había dado cuenta, pero Jiro estaba detrás. Escuchando.- Pero esas palabras tan solo salieron por mi frustración, por ser un inútil y ni siquiera haber llegado a saber lo que le estaba ocurriendo a mi hermano pequeño. ¿Qué querías Noa? ¿Habrías preferido que os hubiera llamado? ¿Habrías querido gastar dos años de tu vida viajando de un lado a otro, perdido sin rumbo fijo, tan solo para mantener a alguien a salvo y enseñarle a defenderse por si mismo? -Mi tono de voz iba en aumento de una forma tan progresiva que ni yo mismo me di cuenta de que estaba alzando la voz.- ¿Preparándole para que algún día acabe sufriendo por no poder salvar a quienes quiere? ¿Entrenándole para que sin importar qué, su causa solo sirva de entretenimiento para las más sucias alimañas de los mares? No os iba a permitir a ninguno pasar por eso. Es mi deber, tú tienes a tu hermana, hiciste todo por salvarla, te ayudé. Si hubiera sabido de Jiro antes de escapar del pirata, por supuesto os habría llamado. Pero en cuanto lo supe, él ya estaba fuera de sus garras. -A estas alturas ya estaba gritando, y la mayoría de los tripulantes del barco estaban mirándome desde mis espaldas.- ¿Es eso lo que querías? ¿Perder dos años de tu vida que podrías pasar mejor con tu hermana? -Sentí que alguien me cogía por la espalda. Era el pequeño, abrazándome por detrás. Me sorprendí y entonces me di cuenta de la situación. Me relajé y le devolví el abrazo a Jiro.- No puedo pediros a ninguno de vosotros, que abandonéis a vuestras familias por ayudarme en algo tan simple como un entrenamiento, Noa. Se que ahora no tengo tu respeto, y no puedo pedirte nada más que el hecho de que comprendas por qué lo hice, es lo único que quisiera ahora mismo. No estoy dispuesto a perder una amistad como la tuya, Noa. Tal vez no utilicé los mejores medios, en aquella ocasión no tenía fuerzas para hacerlo de otra forma. Pero te aseguro que estoy dispuesto a hacer lo que sea por compensarte a tí y a cualquier miembro de los Crimson.

Me quedé mirándole directamente, abrazado a Jiro, el cual parecía que se le había metido algo en el ojo. Y no era el único.

Las palabras de Noa me calaban como puñaladas en el pecho, notaba su dolor y lo sentía en mí, le había fallado y se estaba asegurando de recalcarlo en cada palabra que me decía. Posó su mano en mi hombro, parecía que algo había cambiado en su forma de pensar. Le miré directamente a la cara, en ese instante comenzó a bromear diciendo que no había entrenado bien a Jiro, incluso le retó a un duelo para ver cómo luchaba. Ante tal gesto no pude hacer más que soltar una sonrisa irónica.

-Noa, no es necesario que cada vez que conozcas a un miembro de la familia Kimura sea luchando contra él. -Noté los ojos de Jiro posados sobre mí.- Demuéstrale lo que sabes hermanito. Eso si Noa, como se te ocurra usar esa técnica te las verás conmigo directamente. Jiro no es el único que ha estado entrenando.

Jiro asintió soltando una pequeña sonrisa, pero de pronto se puso realmente serio, ahora no parecía un niño, ahora parecía la persona que había pasado por un secuestro y esclavitud fruto de la piratería, así es como parecía ser de verdad el pequeño Jiro. Se puso en pose defensiva y se quedó mirando a Noa, ambos estaban esperando que el otro diese el primer paso, y ese fue mi hermano.

Se lanzó corriendo a por Noa, aparentemente en una carga directa, pero cuando estaba aproximándose comenzó a zigzaguear a la vez que activaba su haki. Yo utilicé mi Kenbunshoku para asegurarme de que Noa no le hacía nada realmente peligroso. Jiro fintó dando vueltas y amagando ataques, buscando un punto ciego y golpeándole con rápidos movimientos. Era más veloz que yo a esas alturas, casi más que la primera vez que me enfrenté a Noa, y esta más centrado de lo que me pude imaginar. Lo bueno, que al ser pequeño lo tiene relativamente sencillo para colarse por las aperturas que deja Noa. Claro, siempre y cuando este no se lo tome completamente en serio.

Jiro aprovechaba las aparentes distracciones para tratar de lanzar golpes encubiertos por fintas, aunque en ocasiones golpeaba directamente para ser más impredecible y que no pueda medir sus movimientos con tal facilidad. Sonreí ante la situación mientras me cruzaba de brazos. Lo estaba haciendo genial.

Noa se dejó dar todos y cada uno de los golpes, obviamente Jiro no es una persona con mucha fuerza, por lo que no le haría más que cosquillas, con eso esperaba que por lo menos comprendiese la agilidad que podía tener el muchacho, obviamente su especialización no era esa, pero no iba a decirle que le lanzase una flecha al ojo, si hiciera eso de dejarse si que se habría quedado tuerto. Se mofó de mi entrenamiento. ¿Acaso pensaba que el muchacho ya estaría al nivel necesario para presentarle batalle? Pobre iluso.

-¿Esperabas que te presentase batalla? Si quieres un reto, cuando quieras puedo ser tu rival, pero la especialidad de Jiro es otra.

Cogí el arco que me acababa de dar Noa y se lo pasé a Jiro junto a un par de flechas, este lo cogió al vuelo y rápidamente cargó una flecha, quedándose en guardia con el arco cargado y apuntando hacia el suelo. Cogí varios objetos del barco, básicamente desperdicios y cosas que los piratas atacantes habían dejado caer, comencé a arrojarlos al aire, el chico se quedaba mirandolos y cuando levantaba el arco, disparaba la flecha que atrapaba dicho objeto y lo dejaba clavado en alguna parte de madera de la embarcación, el último de ellos, un objeto circular de unos 15 cm de diametro, acabó atravesado y clavado en la verga del palo mayor.

-Como puedes ver, la habilidad de Jiro está en su ojo de halcón.