Sir Alexandre Drake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hacía demasiado calor arriba, en la cofa. El capitán Blade me había asignado el puesto de vigía, sí, ese en el que hay que gritar: "¡Tierra a la vista!" cada vez que se avistaba un pedazo de tierra flotando en el mar. Me tumbé como pude, porque, estar de pie durante horas en un lugar que se alzaba a una altura considerable del suelo, mientras se balanceaba a causa del choque de las olas del mar, no era plan.
Apunto de dormirme, vi algo oscuro a la lejanía, usé la visión de la lupa augmentada para ver mejor lo que era y efectivamente era una isla, ni me sorprendí. Busqué a alguien en la proa con la mirada, pero al no ver a nadie, me vi obligado a gritar...
-¡TIERRA A LA VISTA! -Tosí de la brutalidad del grito.
-¡CAPITÁN, CAPITÁN, TIERRA A LA VISTA!
Realmente estaba disfrutando ese momento en el cual, podía gritar a todo pulmón sin que Yuu me rompiese la cabeza contra la barandilla de la cubierta.
Viendo la isla de cerca, presentaba un bosque inmenso y al medio, una especie de árbol gigantesco que aparentaba un brócoli. Pensé que quizás podría recoger bayas o muestras de plantas para empezar con mis experimentos, los cuales ayudarían tanto a la tripulación como a las demás personas con alguna intoxicación o herida.
Apunto de dormirme, vi algo oscuro a la lejanía, usé la visión de la lupa augmentada para ver mejor lo que era y efectivamente era una isla, ni me sorprendí. Busqué a alguien en la proa con la mirada, pero al no ver a nadie, me vi obligado a gritar...
-¡TIERRA A LA VISTA! -Tosí de la brutalidad del grito.
-¡CAPITÁN, CAPITÁN, TIERRA A LA VISTA!
Realmente estaba disfrutando ese momento en el cual, podía gritar a todo pulmón sin que Yuu me rompiese la cabeza contra la barandilla de la cubierta.
Viendo la isla de cerca, presentaba un bosque inmenso y al medio, una especie de árbol gigantesco que aparentaba un brócoli. Pensé que quizás podría recoger bayas o muestras de plantas para empezar con mis experimentos, los cuales ayudarían tanto a la tripulación como a las demás personas con alguna intoxicación o herida.
El sol brillaba en todo su esplendor aquella mañana. Los mares hacían un favor a los piratas, estando en una hermosa calma. De no ser porque él era el único que podía hacerlo, Yuu estaría sentado en una hamaca disfrutando del día. Lástima que no fuese el caso. Por suerte a veces se podía permitir el lujo de dejar el timón unos minutos, cuando la mar estaba en calma, como ocurría en esos precisos instantes. Mas solo podía caminar por cubierta, ya que no sabía si siquiera llevaban comida para nutrirse un poco. No le hacía falta, de todas formas. La simple tranquilidad hacía que el pirata gozase de un pequeño tiempo muy valioso. No obstante… esa parsimonia se esfumó en pocos segundos, cuando el vigía empezó a gritar como un loco. No una vez, no, sino dos.
– ¡La puta primera vez ya te he oído, subnormal! Joder, ni un puto minuto me dejan tranquilo. – dicho esto, el ladrón volvió a coger el timón para acercarse a la isla. A lo lejos, divisó una pequeña cala donde poder desembarcar. – Estamos de suerte. Bien.
El barco no tardó demasiado en llegar a la isla. En cuestión de minutos, el pirata empezó a maniobrar para atracar el barco. Él mismo tiró el ancla al mar una vez llegaron a la playa. Sin duda… empezaba a necesitar más subordinados.
– ¡Quien quiera que venga conmigo! Quien no… ¡que se quede! – gritó a los cuatro vientos, para que todo el mundo le oyese.
De un salto aterrizó en la playa, donde empezó a adentrarse en la isla. Primero le esperaba el bosque, el cual cubría prácticamente toda la superficie de la isla. Luego… quién sabe lo que hallarían allí. ¿Humanos? ¿Bestias comehombres? ¿Momias? ¿Cerdos? Lo sabría pronto.
– ¡La puta primera vez ya te he oído, subnormal! Joder, ni un puto minuto me dejan tranquilo. – dicho esto, el ladrón volvió a coger el timón para acercarse a la isla. A lo lejos, divisó una pequeña cala donde poder desembarcar. – Estamos de suerte. Bien.
El barco no tardó demasiado en llegar a la isla. En cuestión de minutos, el pirata empezó a maniobrar para atracar el barco. Él mismo tiró el ancla al mar una vez llegaron a la playa. Sin duda… empezaba a necesitar más subordinados.
– ¡Quien quiera que venga conmigo! Quien no… ¡que se quede! – gritó a los cuatro vientos, para que todo el mundo le oyese.
De un salto aterrizó en la playa, donde empezó a adentrarse en la isla. Primero le esperaba el bosque, el cual cubría prácticamente toda la superficie de la isla. Luego… quién sabe lo que hallarían allí. ¿Humanos? ¿Bestias comehombres? ¿Momias? ¿Cerdos? Lo sabría pronto.
Sir Alexandre Drake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¿Vas a venir? -Pregunté al capitán Blade mientras preparaba la mochila para el viaje. Yo me consideraba una persona previsora, al contrario que nuestro flamante capitán, que solo se dedicaba a dar órdenes gritando e insultar. En una bolsa hecha de lana y piel de cordero puse, agua, comida (de la poca que nos queda), un libro sobre fauna y flora del East Blue y una libreta donde apuntaría las cosas que hemos descubierto. Una cosa estaba clara, hay ruinas, y ruinas significa objetos valiosos y objetos valiosos significa riqueza, cosa que nos interesa en este momento. Me até la mochila al cuello y miré hacia la cofa donde estaba antes, el sentido de la aventura me llamaba a gritos y estaba deseando pisar suelo firme.
Me dirigí al capitán con voz seria, pero con respeto asimilando que este, iba a acompañarme en mi primera visita a una isla. -Vamos yendo.
Bajé de nuestro querido barco y miré hacia el gran árbol que se situaba en mitad del frondoso bosque, era mucho más grande de lo que parecía a la lejanía. El bosque era muy espeso, pero sin peligros que no pudiesemos superar: bayas venenosas, serpientes de cascabel, pirañas, ect.
En el aire se podía notar el fresco olor a sal del mar, el sol pegaba fuerte, pero no hacía un calor insoportable y el sonido que hacía el barco al balancearse por las olas era relajante.
Di un paso adelante y me dirigí al interior del bosque, mirando hacia atrás disimuladamente por si a nuestro ilustrado capitán se le psaba por la cabeza dejarme en tierra firme y abandonarme en una isla desierta. Miré el libro de nuevo, por lo que se ve, en la mayoría de islas del East Blue, hay lagos subterráneos por la que pasa agua dulce y a veces, se forman lagos en la superfície, así que podemos recoger un poco de agua dulce. Además, también hay árboles frutales, de los cuales podíamos comer si nos encontrabamos sin comida. Me detuve por un momento y me giré hacia Blade con una sonrisa en la cara.
-¿Por qué no te adelantas? Eres el capitán.
Me dirigí al capitán con voz seria, pero con respeto asimilando que este, iba a acompañarme en mi primera visita a una isla. -Vamos yendo.
Bajé de nuestro querido barco y miré hacia el gran árbol que se situaba en mitad del frondoso bosque, era mucho más grande de lo que parecía a la lejanía. El bosque era muy espeso, pero sin peligros que no pudiesemos superar: bayas venenosas, serpientes de cascabel, pirañas, ect.
En el aire se podía notar el fresco olor a sal del mar, el sol pegaba fuerte, pero no hacía un calor insoportable y el sonido que hacía el barco al balancearse por las olas era relajante.
Di un paso adelante y me dirigí al interior del bosque, mirando hacia atrás disimuladamente por si a nuestro ilustrado capitán se le psaba por la cabeza dejarme en tierra firme y abandonarme en una isla desierta. Miré el libro de nuevo, por lo que se ve, en la mayoría de islas del East Blue, hay lagos subterráneos por la que pasa agua dulce y a veces, se forman lagos en la superfície, así que podemos recoger un poco de agua dulce. Además, también hay árboles frutales, de los cuales podíamos comer si nos encontrabamos sin comida. Me detuve por un momento y me giré hacia Blade con una sonrisa en la cara.
-¿Por qué no te adelantas? Eres el capitán.
Desde que la nueva adquisición a la banda pisó el barco por primera vez… Yuu empezó a sentir cierta desconfianza de él. Si bien aún no le conocía, su comportamiento no le gustaba. Su socio tuvo una decisión un tanto precipitada, al menos para el parcheado… y eso no le gustaba nada. El poder del chico con el que iba a explorar la isla era, por lo que había podido comprobar, más bien escaso. Quizás le sorprendía, pero el ladrón dudaba de ello casi al cien por cien. De momento era solo un peón que podía manejar a su antojo, y haría de él una buena herramienta. No obstante, su lealtad aún debía de ser probada por el pelinegro. El chaval había bajado antes que el capitán, por lo visto, y las pocas palabras que salían de su boca ponían de los nervios al mismo, por lo que decidió no responderle.
No tenía demasiadas esperanzas en aquella isla. A primera vista, era una isla desierta y, para el pelinegro, esto era equivalente a no tener ningún tesoro ni nada valioso. Al parecer, su joven subordinado pensaba todo lo contrario dados sus actos. Solo unos metros por delante de él, caminaba con vigor por el bosque. Ambos sin mediar ninguna palabra, dejaron que la naturaleza hablara por sí sola. Al menos, por unos minutos. Hasta que Alex abrió la boca para invitar al pirata a adelantarse, alegando que él era el jefe.
– Me hubiera adelantado si tú no lo hubieras hecho. – hizo especial hincapié en ese tú, al mismo tiempo que empezaba a caminar por delante de él.
No avanzaron mucho hasta que Yuu acabase por desaparecer de la vista del novato. Por lo visto, el capitán no se había dado cuenta del enorme hoyo que había en el suelo. ¿Quién iba a pensar que habría una entrada a una cueva en medio del bosque? Desde luego, él no. Su grito cagándose en la Madre Tierra alcanzó a escucharse por toda la gruta, saliendo también al exterior. Una vez alcanzó el suelo, el cual estaba relativamente cerca de la abertura, creó una antorcha encendida que agarró con su mano derecha.
– ¡Tú! ¡Novato! ¡Baja aquí! Igual encontramos más que allá arriba… vamos, supongo. – gritó, mientras empezaba a seguir la gruta hacia el norte.
No tenía demasiadas esperanzas en aquella isla. A primera vista, era una isla desierta y, para el pelinegro, esto era equivalente a no tener ningún tesoro ni nada valioso. Al parecer, su joven subordinado pensaba todo lo contrario dados sus actos. Solo unos metros por delante de él, caminaba con vigor por el bosque. Ambos sin mediar ninguna palabra, dejaron que la naturaleza hablara por sí sola. Al menos, por unos minutos. Hasta que Alex abrió la boca para invitar al pirata a adelantarse, alegando que él era el jefe.
– Me hubiera adelantado si tú no lo hubieras hecho. – hizo especial hincapié en ese tú, al mismo tiempo que empezaba a caminar por delante de él.
No avanzaron mucho hasta que Yuu acabase por desaparecer de la vista del novato. Por lo visto, el capitán no se había dado cuenta del enorme hoyo que había en el suelo. ¿Quién iba a pensar que habría una entrada a una cueva en medio del bosque? Desde luego, él no. Su grito cagándose en la Madre Tierra alcanzó a escucharse por toda la gruta, saliendo también al exterior. Una vez alcanzó el suelo, el cual estaba relativamente cerca de la abertura, creó una antorcha encendida que agarró con su mano derecha.
– ¡Tú! ¡Novato! ¡Baja aquí! Igual encontramos más que allá arriba… vamos, supongo. – gritó, mientras empezaba a seguir la gruta hacia el norte.
Sir Alexandre Drake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Ojeaba las hojas del libro que hablaba de la fauna y flora del East Blue mientras andaba detrás del capitán, quería recoger algunas hierbas que me servirían para empezar a hacer brebajes simples... cuando supiese hacerlos. Paré de caminar durante unos instantes y me agaché para recoger lo que a simple vista parecen hierbajos, pero que en realidad es aloe vera y algunas bajas salvajes.
Pero, aunque ir de camping con el capitán, sabía que sería de lo menos interesante, el ambiente se había vuelto incómodo ya que la comunicación entre tripulación, era nula. Había visto como Blade se relacionaba con los otros dos, y era muy distinto a como se relacionaba conmigo. Supongo que es porque no confiaba todavía en mi, aunque es compresible, es una de las primeras veces que estamos juntos. Pensé que quizás en esta isla sería capaz de demostrarle al capitán que soy útil, cazando algún animal o derrotando al primero que se nos cruce, por eso salí tan disparado, necesitaba ganarme la confianza de los demás.
Para romper un poco el hielo, quise iniciar una conversación.
-Y... ¿Como os conocisteis Cuervo, su hermana y tú?
Aunque la pregunta se quedó en el aire, porque al levantar la cabeza vi que el capitán había desaparecido. Al principio me alarmé, ya que era MUY capaz de abandonarme aquí, pero luego me invadió una sensación de tranquilidad y quizás un poco de molestia, al oír sus berridos desde el interior de lo que parecía una cueva.
Pero, aunque ir de camping con el capitán, sabía que sería de lo menos interesante, el ambiente se había vuelto incómodo ya que la comunicación entre tripulación, era nula. Había visto como Blade se relacionaba con los otros dos, y era muy distinto a como se relacionaba conmigo. Supongo que es porque no confiaba todavía en mi, aunque es compresible, es una de las primeras veces que estamos juntos. Pensé que quizás en esta isla sería capaz de demostrarle al capitán que soy útil, cazando algún animal o derrotando al primero que se nos cruce, por eso salí tan disparado, necesitaba ganarme la confianza de los demás.
Para romper un poco el hielo, quise iniciar una conversación.
-Y... ¿Como os conocisteis Cuervo, su hermana y tú?
Aunque la pregunta se quedó en el aire, porque al levantar la cabeza vi que el capitán había desaparecido. Al principio me alarmé, ya que era MUY capaz de abandonarme aquí, pero luego me invadió una sensación de tranquilidad y quizás un poco de molestia, al oír sus berridos desde el interior de lo que parecía una cueva.
Parecía que el novato no tenía intención de descender a donde el pirata se hallaba. Sin embargo, los otros marineros si que acudieron en su busca, lanzándose al vacío para ayudar su capitán. Hacía relativamente poco que se había ganado su favor, pero el parcheado empezaba a tener bastante fe en ellos. Los que en la gruta se hallaban se podían contar con los dedos de las manos. El capitán contó a seis hombres siguiendo sus pasos.
– Muy bien. El plan es el siguiente. Exploraremos la cueva de arriba a abajo… en busca de lo que sea que albergue. ¡Debe de haber algo! ¡Lo que sea! De momento, hasta que no dé la orden, no os separaréis para investigar. ¿Ha quedado claro? – dijo en voz alta el pelinegro.
– Alto y claro, mi capitán. – dijo uno de los subordinados.
El parcheado siguió iluminando la zona, fijándose en todo su entorno, mas acabó por darse cuenta que la luz que su antorcha desprendía no era suficiente. Decidió crear un par más para otorgárselas a dos de sus hombres, con el fin de abarcar más terreno.
– Esto… tú y tú, id delante con esto. – les hizo entrega del objeto encendido a los hombres que había señalado con el dedo. – Tú por la derecha y tú por la izquierda, necesitamos visión.
– ¡Entendido! – dijeron al unísono, y se posicionaron por delante en sus respectivos puestos.
El grupo siguió caminando, esta vez con más rapidez al disponer de mayor visibilidad. Conforme se adentraban en la gruta, Yuu se ponía más nervioso al no encontrar nada. Después de un tiempo, lograron encontrar una zona mucho más espaciosa, donde había luz en lo alto. Parecía ser un barranco lo que habían encontrado. Antes de que el pelinegro pudiese ordenar nada a sus hombres, divisó algo a lo lejos, al otro lado del vacío. Por lo que podía distinguir, era una puerta negra con detalles… ¿dorados? Eso incentivó el espíritu del ladrón.
– Cambio de planes. He fijado un objetivo. Voy a necesitar vuestra ayuda. – creó un puente improvisado de piedra, que llegaba de un extremo a otro del barranco. – Pasad de dos en dos, yo iré el último.
Mientras esperaba a que todos cruzasen, pensó en una estrategia para abrir esa puerta, pues estaba claro que no estaría abierta. No tardó mucho en encontrar una manera efectiva. Cuando todos se hallaban ya justo delante del portón, el pirata cruzó corriendo el puente. Una vez llegó, lo hizo desaparecer tras de sí.
– Muy bien, chicos. ¿Sabéis lo que es un ariete? Apartad un momento. – les ordenó.
Los bucaneros se movieron hasta tocar las paredes del enorme túnel que precedía a la puerta. Yuu creó una estructura de madera con ruedas, a la cual estaba enganchado, mediante cadenas de metal, un tronco con la cabeza del pirata forjada en hierro. En la parte de detrás, el tronco contaba con dos superficies en cada lado, con las cuales poder echar el ariete hacia atrás.
– Necesito a cuatro de vosotros ahí. Vamos a derribar esa puerta.
– Muy bien. El plan es el siguiente. Exploraremos la cueva de arriba a abajo… en busca de lo que sea que albergue. ¡Debe de haber algo! ¡Lo que sea! De momento, hasta que no dé la orden, no os separaréis para investigar. ¿Ha quedado claro? – dijo en voz alta el pelinegro.
– Alto y claro, mi capitán. – dijo uno de los subordinados.
El parcheado siguió iluminando la zona, fijándose en todo su entorno, mas acabó por darse cuenta que la luz que su antorcha desprendía no era suficiente. Decidió crear un par más para otorgárselas a dos de sus hombres, con el fin de abarcar más terreno.
– Esto… tú y tú, id delante con esto. – les hizo entrega del objeto encendido a los hombres que había señalado con el dedo. – Tú por la derecha y tú por la izquierda, necesitamos visión.
– ¡Entendido! – dijeron al unísono, y se posicionaron por delante en sus respectivos puestos.
El grupo siguió caminando, esta vez con más rapidez al disponer de mayor visibilidad. Conforme se adentraban en la gruta, Yuu se ponía más nervioso al no encontrar nada. Después de un tiempo, lograron encontrar una zona mucho más espaciosa, donde había luz en lo alto. Parecía ser un barranco lo que habían encontrado. Antes de que el pelinegro pudiese ordenar nada a sus hombres, divisó algo a lo lejos, al otro lado del vacío. Por lo que podía distinguir, era una puerta negra con detalles… ¿dorados? Eso incentivó el espíritu del ladrón.
– Cambio de planes. He fijado un objetivo. Voy a necesitar vuestra ayuda. – creó un puente improvisado de piedra, que llegaba de un extremo a otro del barranco. – Pasad de dos en dos, yo iré el último.
Mientras esperaba a que todos cruzasen, pensó en una estrategia para abrir esa puerta, pues estaba claro que no estaría abierta. No tardó mucho en encontrar una manera efectiva. Cuando todos se hallaban ya justo delante del portón, el pirata cruzó corriendo el puente. Una vez llegó, lo hizo desaparecer tras de sí.
– Muy bien, chicos. ¿Sabéis lo que es un ariete? Apartad un momento. – les ordenó.
Los bucaneros se movieron hasta tocar las paredes del enorme túnel que precedía a la puerta. Yuu creó una estructura de madera con ruedas, a la cual estaba enganchado, mediante cadenas de metal, un tronco con la cabeza del pirata forjada en hierro. En la parte de detrás, el tronco contaba con dos superficies en cada lado, con las cuales poder echar el ariete hacia atrás.
– Necesito a cuatro de vosotros ahí. Vamos a derribar esa puerta.
Sir Alexandre Drake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Alcanzaba oír los vastos gritos del capitán a la lejanía, en el interior de la cueva y me introduje en ella de un salto. Seguí adentrándome en la profunda cueva, las gotas de agua provenientes de las estalactitas resonaban en un profundo eco al chocar contra el suelo. Dada el tamaño de las estalactitas y estalagmitas, la cueva debía de ser muy antigua, así quizás pudiésemos encontrar minerales de gran valor, fundirlos y venderlos al por mayor, aunque, eso no era decisión mía.
Seguí avanzando a mi ritmo, mirando todo lo que me rodeaba, era fantástico. Ahora que lo pensaba, no había tenido tiempo de ver mundo desde su "escapada" de Thriller Bark.
-Ah... Puppet... ¿Cómo te irá en Thirller Bark? -El eco de mi voz humana, con un tono metálico casi inaudible al final, golpeaba las viejas paredes de piedra blanquecina y amarillenta.
Era extraño todo lo que me había pasado. Cuando me desperté flotando en el mar, Puppet, el secuestro y ahora, bueno, supongo que soy pirata. Divagando en mis pensamientos, llegué a una especie de barranco del cual, sobre él había un puente, seguramente creado por Blade, crucé y seguí continuando hasta que me di cuenta que iba caminando a oscuras, cosa que me daba exactamente igual, porque no tenía antorchas, pero no fue muy difícil seguir el camino, ya que desde lejos se podía ver la luz que desprendía una antorcha de uno de los mula de carga que llevábamos con nosotros.
-Eh, tú, ¿has visto a Blade?
-Dijo que iría por ahí. -Señaló hacía una gran puerta negra con detalles ornamentales dorados.
Me quedé pensativo mirándola, ¿cómo coño no la había visto antes? Se me quedó cara de tonto.
-Gracias. Por cierto, si todos están allí, tú que haces aquí?
-Pues a-ah... -El pirata escondió detrás de él, una pequeña bolsita de cuero y pieles que contenía piedrecitas brillantes con la que intentaba huir a hurtadillas.
-Deberías saber que todo lo que la tripulación recoge, pasa a ser propiedad de todos, no de uno solo, menos intentar huir con ello. Eso se llama robar, aunque te lo hayas encontrado tú. -Le sonreí plácidamente y le tendí la mano.
-Dámelo.
El tipo no se resistió y me entregó la bolsita. Luego, se dirigió hacia los otros piratas para ayudarlos a derribar la puerta con lo que parecía un ariete, pero el acero de mi estoque le cercenó la arteria aorta antes de que pudiese moverse. Se arrodilló tapándose la pequeña pero mortal herida con las manos, como si eso fuese a parar el desangramiento. Guardé la bolsita, envainé el estoque y fui directamente a ayudar con la puerta.
Seguí avanzando a mi ritmo, mirando todo lo que me rodeaba, era fantástico. Ahora que lo pensaba, no había tenido tiempo de ver mundo desde su "escapada" de Thriller Bark.
-Ah... Puppet... ¿Cómo te irá en Thirller Bark? -El eco de mi voz humana, con un tono metálico casi inaudible al final, golpeaba las viejas paredes de piedra blanquecina y amarillenta.
Era extraño todo lo que me había pasado. Cuando me desperté flotando en el mar, Puppet, el secuestro y ahora, bueno, supongo que soy pirata. Divagando en mis pensamientos, llegué a una especie de barranco del cual, sobre él había un puente, seguramente creado por Blade, crucé y seguí continuando hasta que me di cuenta que iba caminando a oscuras, cosa que me daba exactamente igual, porque no tenía antorchas, pero no fue muy difícil seguir el camino, ya que desde lejos se podía ver la luz que desprendía una antorcha de uno de los mula de carga que llevábamos con nosotros.
-Eh, tú, ¿has visto a Blade?
-Dijo que iría por ahí. -Señaló hacía una gran puerta negra con detalles ornamentales dorados.
Me quedé pensativo mirándola, ¿cómo coño no la había visto antes? Se me quedó cara de tonto.
-Gracias. Por cierto, si todos están allí, tú que haces aquí?
-Pues a-ah... -El pirata escondió detrás de él, una pequeña bolsita de cuero y pieles que contenía piedrecitas brillantes con la que intentaba huir a hurtadillas.
-Deberías saber que todo lo que la tripulación recoge, pasa a ser propiedad de todos, no de uno solo, menos intentar huir con ello. Eso se llama robar, aunque te lo hayas encontrado tú. -Le sonreí plácidamente y le tendí la mano.
-Dámelo.
El tipo no se resistió y me entregó la bolsita. Luego, se dirigió hacia los otros piratas para ayudarlos a derribar la puerta con lo que parecía un ariete, pero el acero de mi estoque le cercenó la arteria aorta antes de que pudiese moverse. Se arrodilló tapándose la pequeña pero mortal herida con las manos, como si eso fuese a parar el desangramiento. Guardé la bolsita, envainé el estoque y fui directamente a ayudar con la puerta.
El cuarteto voluntario de piratas se posicionó en el ariete. Comandados por Yuu, estos empezaron a tirar con todas sus fuerzas. Las embestidas contra la puerta comenzaron, mas esta parecía no ceder bajo ningún concepto.
– Quiero esa puerta abajo en cinco minutos. ¡Es imposible que no se abra! – se indignó el capitán. Oyó pasos acercándose a su posición. Entonces vio al novato, de cuyo nombre no se acordaba. Se acercó a él con cierto aire de superioridad, y se fijó en las pequeñas manchas de sangre de su rostro. – Tú, esto… ¿Axel? ¿Me explicas esas manchas rojas en tu careto? ¿No te habrás peleado con un puma o algo por el estilo, no? Porque de ser así… quiero a ese jodido puma. – bromeó.
Segundos después, un fuerte estruendo sonó detrás del pirata. Cuando se volteó, se dio cuenta de que no era el ariete destrozado, sino la gigantesca puerta abierta de par en par.
– Genial… ya me lo contarás luego, novato. – ignoró lo que Alex dijese y corrió a ver lo que había detrás de aquel portón. – Chicos, adentro. – ordenó a sus hombres.
A paso ligero, cruzó el umbral que le llevaría hacia lo desconocido. Ante él se hallaba un pasillo completamente iluminado y con paredes negras llenas de símbolos dorados extraños. El pirata no dijo nada, puesto que la escena hablaba por si sola. Empezó a caminar sin mirar hacia los lados, siempre fijándose en lo que tenía delante. Aquel pasaje no retendría por demasiado tiempo al ambicioso pirata. Este se iba haciendo cada vez más grande… llegando a extenderse tanto como para crear una sala gigantesca con forma de óvalo. Yuu no podía dar crédito a lo que su ojo veía. Una nave de proporciones titánicas se hallaba en frente de todos ellos, amarrada en lo que venía siendo una especie de puerto dentro de la montaña. Este no tenía velas… con lo que descartó la idea de que fuese un barco. El pelinegro no podía parar de observar la majestuosidad de aquello. Básicamente, se quedó paralizado de estupefacción.
– Capitán. – intentó sacar un grumete del trance al pirata.
– ¡Ah! – dio un pequeño salto.– ¿Qué? – se volteó para ver a su subordinado.
– ¿Tiene pensado abordar la nave?
– ¡Claro que lo tengo pensado! – se dirigió al borde del vacío. La sala era enorme, pues parecía que su uso era únicamente albergar aquel navío. En medio de esta, había un agujero incluso más grande que el del barranco de antes. Sin embargo, este tenía un fondo visible. Por otro lado, a cada lado de la sala había una puerta negra, similar a la abierta para entrar en aquel lugar, con forma de óvalo perfecto para que pudiese pasar el globo. – Coged estas cuerdas, vamos a entrar por la cubierta. No veo otra entrada.
El pirata creó ocho cuerdas acabadas en un gancho para cada uno de los integrantes del grupo. En su caso, solo le bastaba con apuntar con su artilugio para llegar rápidamente. Eso hizo. Llegó a la cubierta del pequeño barco inferior antes que todos sus subordinados. Allí empezó a investigar para encontrar una manera de ascensión hacia el navío superior. Mientras sus oídos captaban el sonido metálico de los garfios sujetarse en el casco de la nave y de sus hombres saltando al vacío, él empezó a buscar con la mirada una entrada al interior de la barcaza.
– Quiero esa puerta abajo en cinco minutos. ¡Es imposible que no se abra! – se indignó el capitán. Oyó pasos acercándose a su posición. Entonces vio al novato, de cuyo nombre no se acordaba. Se acercó a él con cierto aire de superioridad, y se fijó en las pequeñas manchas de sangre de su rostro. – Tú, esto… ¿Axel? ¿Me explicas esas manchas rojas en tu careto? ¿No te habrás peleado con un puma o algo por el estilo, no? Porque de ser así… quiero a ese jodido puma. – bromeó.
Segundos después, un fuerte estruendo sonó detrás del pirata. Cuando se volteó, se dio cuenta de que no era el ariete destrozado, sino la gigantesca puerta abierta de par en par.
– Genial… ya me lo contarás luego, novato. – ignoró lo que Alex dijese y corrió a ver lo que había detrás de aquel portón. – Chicos, adentro. – ordenó a sus hombres.
A paso ligero, cruzó el umbral que le llevaría hacia lo desconocido. Ante él se hallaba un pasillo completamente iluminado y con paredes negras llenas de símbolos dorados extraños. El pirata no dijo nada, puesto que la escena hablaba por si sola. Empezó a caminar sin mirar hacia los lados, siempre fijándose en lo que tenía delante. Aquel pasaje no retendría por demasiado tiempo al ambicioso pirata. Este se iba haciendo cada vez más grande… llegando a extenderse tanto como para crear una sala gigantesca con forma de óvalo. Yuu no podía dar crédito a lo que su ojo veía. Una nave de proporciones titánicas se hallaba en frente de todos ellos, amarrada en lo que venía siendo una especie de puerto dentro de la montaña. Este no tenía velas… con lo que descartó la idea de que fuese un barco. El pelinegro no podía parar de observar la majestuosidad de aquello. Básicamente, se quedó paralizado de estupefacción.
– Capitán. – intentó sacar un grumete del trance al pirata.
– ¡Ah! – dio un pequeño salto.– ¿Qué? – se volteó para ver a su subordinado.
– ¿Tiene pensado abordar la nave?
– ¡Claro que lo tengo pensado! – se dirigió al borde del vacío. La sala era enorme, pues parecía que su uso era únicamente albergar aquel navío. En medio de esta, había un agujero incluso más grande que el del barranco de antes. Sin embargo, este tenía un fondo visible. Por otro lado, a cada lado de la sala había una puerta negra, similar a la abierta para entrar en aquel lugar, con forma de óvalo perfecto para que pudiese pasar el globo. – Coged estas cuerdas, vamos a entrar por la cubierta. No veo otra entrada.
El pirata creó ocho cuerdas acabadas en un gancho para cada uno de los integrantes del grupo. En su caso, solo le bastaba con apuntar con su artilugio para llegar rápidamente. Eso hizo. Llegó a la cubierta del pequeño barco inferior antes que todos sus subordinados. Allí empezó a investigar para encontrar una manera de ascensión hacia el navío superior. Mientras sus oídos captaban el sonido metálico de los garfios sujetarse en el casco de la nave y de sus hombres saltando al vacío, él empezó a buscar con la mirada una entrada al interior de la barcaza.
Sir Alexandre Drake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Eché un vistazo a la nave. El casco, olía a humedad y habían partes llenas de moho, así que alguien dejó esta nave aquí aparcada hace muuuuuuucho tiempo. Fui el último en subir al navío. Quería ver los daños causados por las condiciones en las que se encontraba, pero no había nada, estaba intacto.
-No lo entiendo. -Dije en para mí mismo en voz alta. -La embarcación, de grandes dimensiones está debajo de una maldita cueva en una isla perdida, sin mantenimiento ¿cómo tiene tan buen estado?
Saqué una pequeña pluma y empecé a escribir todos los detalles que estaban a mi alcance.
-El material que se usó, es una aleación entre hierro y algún metal que desconozco, quizá a eso se deba su resistencia. La quilla no tiene golpes, así que puedo suponer que no cayó del cielo sin más, sino que lo aparcaron con delicadeza. Por sus grandes hélices, tengo la hipótesis de que usa grandes cantidades de energía, y eso, que no hemos visto el interior, quizás dentro, haya más máquinas u objetos que gaste más energía aún.
Aumenté mi visión con la lupa ocular, dirigiendo mi mirada hacia las chimeneas y las grandes ruedas/aspas que sobresalían de los lados de la gran nave.
-Dada la tecnología del navío, las chimeneas podrían tener una función meramente decorativa, no como las aspas, que su utilidad es ,seguramente, reducida a proporcionar energía eólica o estabilidad durante el vuelo.
Agaché la cabeza un momento. Realmente quería entrar dentro de la propia nave, pero mi cabeza saldría volando si me precipito antes que él. Le dejaré ir delante, aunque no tenga ni idea de lo que hace. De pronto, una plataforma bajó con un ruido chirriante.
-No lo entiendo. -Dije en para mí mismo en voz alta. -La embarcación, de grandes dimensiones está debajo de una maldita cueva en una isla perdida, sin mantenimiento ¿cómo tiene tan buen estado?
Saqué una pequeña pluma y empecé a escribir todos los detalles que estaban a mi alcance.
-El material que se usó, es una aleación entre hierro y algún metal que desconozco, quizá a eso se deba su resistencia. La quilla no tiene golpes, así que puedo suponer que no cayó del cielo sin más, sino que lo aparcaron con delicadeza. Por sus grandes hélices, tengo la hipótesis de que usa grandes cantidades de energía, y eso, que no hemos visto el interior, quizás dentro, haya más máquinas u objetos que gaste más energía aún.
Aumenté mi visión con la lupa ocular, dirigiendo mi mirada hacia las chimeneas y las grandes ruedas/aspas que sobresalían de los lados de la gran nave.
-Dada la tecnología del navío, las chimeneas podrían tener una función meramente decorativa, no como las aspas, que su utilidad es ,seguramente, reducida a proporcionar energía eólica o estabilidad durante el vuelo.
Agaché la cabeza un momento. Realmente quería entrar dentro de la propia nave, pero mi cabeza saldría volando si me precipito antes que él. Le dejaré ir delante, aunque no tenga ni idea de lo que hace. De pronto, una plataforma bajó con un ruido chirriante.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.