Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Te hallas en un barco con una tripulación no muy numerosa, un total de treinta hombres entre los que te encuentras tú y un teniente al mando. Y al parecer te han dejado los mandos del barco con un rumbo marcado. No entiendes muy bien el por qué, pero tras unos días llega el teniente y comienza a hablarte.
-Hace buen día, ¿verdad?
Nada más lejos, el cielo está nublado y la marea te obliga a compensar la trayectoria constantemente, pero oye, éste se lo toma todo con humor al parecer.
-Has sido recomendado por el teniente Kimura, al parecer quieres formar parte de su tripulación y primero necesita saber de qué pasta estás hecho. Pues chico, quiero que sepas que seré su informante, así que alegra esa cara tan larga muchacho, tampoco tenemos una tarea difícil. Tú procura mantener el rumbo hacia Mianna. Deberíamos llegar pronto.
En tu deber queda causarle buena impresión, tal vez simplemente baste con cumplir tu cometido sin abandonar, tal vez sea más difícil que eso. O tal vez baste con mostrarle una sonrisa al teniente. No es tan difícil... ¿No?
-Hace buen día, ¿verdad?
Nada más lejos, el cielo está nublado y la marea te obliga a compensar la trayectoria constantemente, pero oye, éste se lo toma todo con humor al parecer.
-Has sido recomendado por el teniente Kimura, al parecer quieres formar parte de su tripulación y primero necesita saber de qué pasta estás hecho. Pues chico, quiero que sepas que seré su informante, así que alegra esa cara tan larga muchacho, tampoco tenemos una tarea difícil. Tú procura mantener el rumbo hacia Mianna. Deberíamos llegar pronto.
En tu deber queda causarle buena impresión, tal vez simplemente baste con cumplir tu cometido sin abandonar, tal vez sea más difícil que eso. O tal vez baste con mostrarle una sonrisa al teniente. No es tan difícil... ¿No?
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No me encontraba especialmente bien aquel día. Muy posiblemente se tratase de algo de falta de sueño, algo natural cuando había que vigilar el rumbo del barco. Al parecer, nos dirigíamos hacia Mianna, isla de la que no sabía demasiado. En cualquier caso, no soy quien para contradecir una orden de este calibre, y, francamente, me relajaba el poder alejarme de la burocracia y la inactividad por unos días. Me alegraba que me dejasen solo con el timón y los mapas. No soportaba la conversación banal de aquellos grumetes. Mejor dicho, no soportaba a aquellos grumetes.
La voz del teniente me distrae del estudio de los mapas, en los que estaba absorto. Con aire sonriente, trata de establecer diálogo conmigo. "Desesperado intento", pienso, viendo que lo que decía distaba mucho de la realidad. No obstante, todo subalterno conoce la regla no escrita de no contradecir a un superior con brusquedad. O no contradecirle, directamente. Cualquiera era válida, con tal de que fuera creíble.
-Sí, señor -respondo sin perder ni un ápice de seriedad.
El teniente parece desoír mi escueta respuesta, algo que agradezco. Por supuesto, sé que esto había sido una estratagema para mantener contacto verbal. Me resigno a que sea así. Seguramente se trate alguna directriz que yo podía estar ejecutando mal.
Pronto me doy cuenta de lo contrario. Noticias de los Crimson Wolves. En mi fuero interno, esbozo una sonrisa lobuna. "Lobuna", pienso. Que acertado. El teniente me comenta de que será su informante en la tarea que llevaré a cabo como examen para unirme a este cuerpo. Con mantener el rumbo hacia Mianna, sería suficiente. Eso, y resultar agradable. Viendo el modo en el que se había dirigido a mí, lo consideré un requisito fundamental. Debió de haberse dado cuenta de mi actitud respecto al resto de la tripulación. Que suplicio. ¿De veras era necesario?
Prefería no comprobarlo. Me jugaba mucho por un simple gesto. Un gesto muy difícil, de todos modos. Quizás demasiado.
Realizando un esfuerzo sobrehumano y suprimiendo la voz de mi subconsciente, giro la cabeza en su dirección y trato de replicar esa sonrisa lobuna en la que había estado pensando antes. En su lugar, media sonrisa logra aparecer en mi rostro, sin más, sintiéndome incapaz de lograr más. Esa sonrisa podía parecer muchas cosas: mordacidad, condescendencia, simple amabilidad... Afortunadamente, puedo compensarlo con algo de labia.
-Señor, me alegro de escuchar noticias tan buenas. Estoy expectante.
Aquello me había parecido bastante realista, aunque no consideraba mi criterio algo demasiado fiable. Antes de que la duda pudiese nacer en mi rostro, me volví a sumergir en las cartas de navegación. Hacia Mianna, pues.
La voz del teniente me distrae del estudio de los mapas, en los que estaba absorto. Con aire sonriente, trata de establecer diálogo conmigo. "Desesperado intento", pienso, viendo que lo que decía distaba mucho de la realidad. No obstante, todo subalterno conoce la regla no escrita de no contradecir a un superior con brusquedad. O no contradecirle, directamente. Cualquiera era válida, con tal de que fuera creíble.
-Sí, señor -respondo sin perder ni un ápice de seriedad.
El teniente parece desoír mi escueta respuesta, algo que agradezco. Por supuesto, sé que esto había sido una estratagema para mantener contacto verbal. Me resigno a que sea así. Seguramente se trate alguna directriz que yo podía estar ejecutando mal.
Pronto me doy cuenta de lo contrario. Noticias de los Crimson Wolves. En mi fuero interno, esbozo una sonrisa lobuna. "Lobuna", pienso. Que acertado. El teniente me comenta de que será su informante en la tarea que llevaré a cabo como examen para unirme a este cuerpo. Con mantener el rumbo hacia Mianna, sería suficiente. Eso, y resultar agradable. Viendo el modo en el que se había dirigido a mí, lo consideré un requisito fundamental. Debió de haberse dado cuenta de mi actitud respecto al resto de la tripulación. Que suplicio. ¿De veras era necesario?
Prefería no comprobarlo. Me jugaba mucho por un simple gesto. Un gesto muy difícil, de todos modos. Quizás demasiado.
Realizando un esfuerzo sobrehumano y suprimiendo la voz de mi subconsciente, giro la cabeza en su dirección y trato de replicar esa sonrisa lobuna en la que había estado pensando antes. En su lugar, media sonrisa logra aparecer en mi rostro, sin más, sintiéndome incapaz de lograr más. Esa sonrisa podía parecer muchas cosas: mordacidad, condescendencia, simple amabilidad... Afortunadamente, puedo compensarlo con algo de labia.
-Señor, me alegro de escuchar noticias tan buenas. Estoy expectante.
Aquello me había parecido bastante realista, aunque no consideraba mi criterio algo demasiado fiable. Antes de que la duda pudiese nacer en mi rostro, me volví a sumergir en las cartas de navegación. Hacia Mianna, pues.
Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El teniente, más que alegrarse de ver tu gesto, parece asustarse cuando tratas de forzar esa sonrisa. Incluso se pone en guardia durante unos instantes, entonces te responde serio.
-Vaya, parece que no es tu fuerte eso de sonreir. Tranquilo, no hace falta que lo hagas, no te valoraré por ello... Joder que miedo.
Tu superior se marcha. Al fin paz y tranquilidad, sin necesidad de tener que relacionarte con ningún otro ser vivo. Que gusto, eh? Por desgracia no parece que vaya a durar mucho, pues en seguida te ves puesto en un aprieto cuando el hombre que se halla en lo más alto del palo mayor, da una señal de avistamiento.
-¡Bandera negra a la vista!
No hay que ser muy astuto para darse cuenta que se refiere a un barco pirata, y vosotros, unos simples marines sin un nivel de poder alto. Uff parecen complicarse las cosas. El teniente se encuentra algo indeciso, pero finalmente...
-Vamos marineros, demostrémosles a esas sucias ratas de taberna que la marina no se amedrenta por nada. Navegante, pónganos a su estribor y procederemos con el abordaje.
No parece la idea más sensata, pero oye, son órdenes de un superior. ¿Quién las va a rebatir? ¿Tú? Suerte.
-Vaya, parece que no es tu fuerte eso de sonreir. Tranquilo, no hace falta que lo hagas, no te valoraré por ello... Joder que miedo.
Tu superior se marcha. Al fin paz y tranquilidad, sin necesidad de tener que relacionarte con ningún otro ser vivo. Que gusto, eh? Por desgracia no parece que vaya a durar mucho, pues en seguida te ves puesto en un aprieto cuando el hombre que se halla en lo más alto del palo mayor, da una señal de avistamiento.
-¡Bandera negra a la vista!
No hay que ser muy astuto para darse cuenta que se refiere a un barco pirata, y vosotros, unos simples marines sin un nivel de poder alto. Uff parecen complicarse las cosas. El teniente se encuentra algo indeciso, pero finalmente...
-Vamos marineros, demostrémosles a esas sucias ratas de taberna que la marina no se amedrenta por nada. Navegante, pónganos a su estribor y procederemos con el abordaje.
No parece la idea más sensata, pero oye, son órdenes de un superior. ¿Quién las va a rebatir? ¿Tú? Suerte.
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"Vaya, lo ha notado", pienso. Siento cierta humillación en lo más profundo de mi ser, pero no me permito mostrarla. Empezamos bien. No quería dar una mal impresión desde el principio. Afortunadamente, menciona que no lo valorará. Más me vale.
Al marcharse el teniente, puedo volver a enfocarme en la importante tarea de llevar la embarcación a buen puerto. La conversación había sido algo incómoda de principio a fin, así que agradecí su ida. Vuelvo a los mapas. A estas alturas, no necesitaba mirarlos, pero era la mejor manera de parecer ocupado. Con el timón asegurado, llegar a Mianna sería solo cuestión de tiempo. Probablemente me encontraría allí con la tarea que me iba a ser encomendada.
No obstante, escucho, en un giro de los acontecimientos, un funesto aviso por parte del vigía. Bandera negra. Diablos.
No estábamos preparados para esto. Ninguno de nosotros tenía las capacidades suficientes como para derrotar a una banda pirata de tamaño mediano. Muy probablemente no tengamos ni la superioridad numérica. Miro al teniente. Este contemplaba la nave y miraba al cielo, como si allí estuviesen todas las decisiones posibles.
Tras un tiempo de indecisión, en el que algunos reclutas se estuvieron moviendo de un lado al otro del navío con nerviosismo, el teniente ordena un abordaje. ¡Eso es una locura! Nos rodearían con extrema facilidad, por no hablar del hecho de que aquellos granujas, pese a no tener un entrenamiento militar oficial, eran, muy posiblemente, más experimentados en batallas como estas que todos nosotros. Estoy seguro de que ni yo mismo podría con uno de ellos.
¿Debía desobedecer al teniente? Podía tener un plan, debía de tenerlo. Respeto eso. Pero iba a costar muchas bajas. Podría parecer que consideraba al resto de reclutas como un estorbo, pero nada más lejos de la realidad. Los soldados de un pelotón debían cubrirse las espaldas, y obedecer aquella orden podría significar que permitiría la muerte de mis compañeros.
Sin embargo, debo mostrar disciplina. ¿Qué pasaría si los Crimson descubriesen que era un tipo desobediente y desleal? No querrían a alguien así. Yo no era así. Debo elegir entre ser un suicida disciplinado o un soldado desobediente. Mi sentido del deber estuvo al borde de tomar la decisión por mí, hasta que, en un milisegundo, preferí intentar algo.
En principio, comienzo a virar hacia el estribor del barco enemigo... Pero a una distancia prudencial para evitar el abordaje. Al mismo tiempo, grito al teniente:
-¡Señor, aconsejo un combate a distancia mediante el uso de nuestras armas de fuego!
Ambos barcos comenzaban a acercarse peligrosamente, y la decisión del teniente podía cambiar por completo el rumbo de la escaramuza.
Al marcharse el teniente, puedo volver a enfocarme en la importante tarea de llevar la embarcación a buen puerto. La conversación había sido algo incómoda de principio a fin, así que agradecí su ida. Vuelvo a los mapas. A estas alturas, no necesitaba mirarlos, pero era la mejor manera de parecer ocupado. Con el timón asegurado, llegar a Mianna sería solo cuestión de tiempo. Probablemente me encontraría allí con la tarea que me iba a ser encomendada.
No obstante, escucho, en un giro de los acontecimientos, un funesto aviso por parte del vigía. Bandera negra. Diablos.
No estábamos preparados para esto. Ninguno de nosotros tenía las capacidades suficientes como para derrotar a una banda pirata de tamaño mediano. Muy probablemente no tengamos ni la superioridad numérica. Miro al teniente. Este contemplaba la nave y miraba al cielo, como si allí estuviesen todas las decisiones posibles.
Tras un tiempo de indecisión, en el que algunos reclutas se estuvieron moviendo de un lado al otro del navío con nerviosismo, el teniente ordena un abordaje. ¡Eso es una locura! Nos rodearían con extrema facilidad, por no hablar del hecho de que aquellos granujas, pese a no tener un entrenamiento militar oficial, eran, muy posiblemente, más experimentados en batallas como estas que todos nosotros. Estoy seguro de que ni yo mismo podría con uno de ellos.
¿Debía desobedecer al teniente? Podía tener un plan, debía de tenerlo. Respeto eso. Pero iba a costar muchas bajas. Podría parecer que consideraba al resto de reclutas como un estorbo, pero nada más lejos de la realidad. Los soldados de un pelotón debían cubrirse las espaldas, y obedecer aquella orden podría significar que permitiría la muerte de mis compañeros.
Sin embargo, debo mostrar disciplina. ¿Qué pasaría si los Crimson descubriesen que era un tipo desobediente y desleal? No querrían a alguien así. Yo no era así. Debo elegir entre ser un suicida disciplinado o un soldado desobediente. Mi sentido del deber estuvo al borde de tomar la decisión por mí, hasta que, en un milisegundo, preferí intentar algo.
En principio, comienzo a virar hacia el estribor del barco enemigo... Pero a una distancia prudencial para evitar el abordaje. Al mismo tiempo, grito al teniente:
-¡Señor, aconsejo un combate a distancia mediante el uso de nuestras armas de fuego!
Ambos barcos comenzaban a acercarse peligrosamente, y la decisión del teniente podía cambiar por completo el rumbo de la escaramuza.
Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El teniente parecía nervioso de cojones con todo lo que estaba haciendo, daba órdenes, algunas sin sentido como tensar todas las velas, eso solo haría que la nave se moviese cada vez más deprisa... ¿verdad? Así sería imposible el abordaje... En fin, tú lo has dicho, es el teniente, él sabrá lo que hace.
Curiosamente, y aunque parece estar jodidamente despistado, suelta un extraño gesto al escuchar tus palabras. Si, te ha escuchado, y puedes entrever una leve sonrisa cuando varios marines de tu mismo rango le instan en que sería una buena idea atacarles con la artillería, cuentan con un buen número de cañones y hay artillería de sobra en las bodegas. El teniente te sonríe y asiente levemente en un gesto apenas apreciable.
-¿Y a qué esperáis? Preparad el fuego de artillería, abrid las troneras y asegurad los cañones. Artilleros, bajo el casco, el resto, coged fusiles y preparaos para abrid fuego.
Parece que has tenido una buena idea. Tal vez hayas hecho bien, pues en recompensa ni siquiera te ha dado una sola orden, ni siquiera te ha vuelto a dirigir la mirada... Es lo que más querrías como recompensa, ¿verdad?
Los barcos se ponen paralelos, la artillería se desata, al haber tensado las velas, vuestro navío pasa raudo, haciendo mella en el casco del barco enemigo que parece haber virado un poco para tratar de hacer una aproximación, lo cual les ha dejado expuestos por proa y una bala de cañón afortunada ha logrado mellar en el casco, provocando que este comience a inundarse. Es cuestión de tiempo que acaben en el fondo del mar, y apenas ni os habéis desviado del rumbo ni habéis perdido tiempo.
El teniente ordena virar y decelerar para aproximarse a los restos y comprobar si hay algún superviviente. El caso es lo que quiera hacer con ellos. Al cabo de unos minutos hay algunos chapoteos en el mar, unos ondean una bandera... ¿Gris? Bueno, la intención es lo que cuenta, creo que antes esa tela era blanca. Parece que se rinden. El teniente mira con seriedad los piratas.
-Reconozco a esos rufianes. Habían estado atacando barcos mercantes, los saqueaban, se llevaban lo que querían, mataban siempre al capitán y luego dejaban que todos se hundieran en el mar, o fueran pasto de las llamas... Hacían arder el barco con todos allí dentro, tan solo se apiadaban de algún niño, que después acababan vendiendo como esclavo...
Se puede ver la furia en los ojos del teniente. ¿Qué estará pensando hacer?
Curiosamente, y aunque parece estar jodidamente despistado, suelta un extraño gesto al escuchar tus palabras. Si, te ha escuchado, y puedes entrever una leve sonrisa cuando varios marines de tu mismo rango le instan en que sería una buena idea atacarles con la artillería, cuentan con un buen número de cañones y hay artillería de sobra en las bodegas. El teniente te sonríe y asiente levemente en un gesto apenas apreciable.
-¿Y a qué esperáis? Preparad el fuego de artillería, abrid las troneras y asegurad los cañones. Artilleros, bajo el casco, el resto, coged fusiles y preparaos para abrid fuego.
Parece que has tenido una buena idea. Tal vez hayas hecho bien, pues en recompensa ni siquiera te ha dado una sola orden, ni siquiera te ha vuelto a dirigir la mirada... Es lo que más querrías como recompensa, ¿verdad?
Los barcos se ponen paralelos, la artillería se desata, al haber tensado las velas, vuestro navío pasa raudo, haciendo mella en el casco del barco enemigo que parece haber virado un poco para tratar de hacer una aproximación, lo cual les ha dejado expuestos por proa y una bala de cañón afortunada ha logrado mellar en el casco, provocando que este comience a inundarse. Es cuestión de tiempo que acaben en el fondo del mar, y apenas ni os habéis desviado del rumbo ni habéis perdido tiempo.
El teniente ordena virar y decelerar para aproximarse a los restos y comprobar si hay algún superviviente. El caso es lo que quiera hacer con ellos. Al cabo de unos minutos hay algunos chapoteos en el mar, unos ondean una bandera... ¿Gris? Bueno, la intención es lo que cuenta, creo que antes esa tela era blanca. Parece que se rinden. El teniente mira con seriedad los piratas.
-Reconozco a esos rufianes. Habían estado atacando barcos mercantes, los saqueaban, se llevaban lo que querían, mataban siempre al capitán y luego dejaban que todos se hundieran en el mar, o fueran pasto de las llamas... Hacían arder el barco con todos allí dentro, tan solo se apiadaban de algún niño, que después acababan vendiendo como esclavo...
Se puede ver la furia en los ojos del teniente. ¿Qué estará pensando hacer?
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Transcurrieron segundos de horrible espera a la orden del teniente. Mi paciencia se agotaba lentamente mientras consideraba seriamente obedecer y embestir la embarcación pirata. El teniente, por su parte, había comenzado a dar una serie de directrices inverosímiles que dificultaban el combate. ¿Me habría escuchado? Pensé que no tendría sentido repetirlo, ya que la reacción debía ser rápida y cada segundo contaba. Sin embargo, el teniente giró la cabeza hacia mí con sonrisa aliviada, interrumpiendo su sinfín de órdenes, sobre todo cuando otros reclutas secundan la decisión.
A la orden del teniente, todo recluta que no estuviese con sus manos ya puestas en el manejo de la nave se precipitó raudo hacia el arma de fuego más cercana, al mismo tiempo que los artilleros preparaban los cañones. Percibí la descarga de pólvora másiva que nuestro navío emitió contra los piratas, ese característico olor a azufre y ceniza y el cegador humo, pero también el satisfactorio sonido de la madera partiéndose y crujiendo, mientras la tripulación del ahora maltrecho barco reaccionaba ante tal impresión. Por mi parte, tras haber virado la embarcación para que quedase paralela a la de nuestros enemigos, me aseguré de que la fricción entre ambas naves consiguiese dejar expuesto al oponente por proa, logrando obtener el blanco perfecto para una bala de cañón que penetró en el casco y causando, incidentalmente, daños drásticos a la totalidad del barco, que comenzaba su inexorable hundimiento.
Nuestro barco pasa de largo triunfalmente, y pronto el fragor de la batalla se convierte en celebraciones y gritos de júbilo. Miré a los tripulantes de nuestro navío. Quizás no pensaban con toda la frialdad con la que deberían de hacerlo... Pero se acababan de comportar como auténticos soldados de la Marina. Y eso merecía un cambio en mi opinión sobre ellos. Si alguno me miró, muy posiblemente vio una expresión de aprobación por mi parte, que a buen seguro les causó alguna grata sorpresa, o, en su lugar, un susto. ¿Me estaba volviendo amable? Que risibles eran a veces mis compañeros.
El teniente no tarda en dar la orden de virar hacia los restos flotantes del otrora imponente adversario, visión que reconforta a muchos de los marines, enorgulleciéndose por su hazaña o confirmando que estaban a salvo. Al alcanzarlos y arriar las velas, pudimos ver señales claras de la rendición de los supervivientes, quienes ondeaban un trapo atado a un palo a modo de bandera blanca. Casi todos los reclutas se amontonaron a babor para contemplar a los humillados rufianes. Hice lo propio junto al teniente, quien se dispuso a escrutarlos con los ojos entrecerrados. Se podía notar que había algo que no le agradaba, pues su rostro parecía tornarse más gris y furioso, y se agarraba con fuerza a las barandillas del castillo de popa. Explicó, sin rodeos, que aquella banda se había dedicado a perpetrar deleznables actos, lo que causó cierto impacto en más de un tripulante.
El teniente no parecía estar en condiciones de elaborar una orden. La rabia parecía estar nublando su juicio, y, de haber tenido a los criminales a su alcance, podría haber resultado fatal para estos. Podíamos esperar. Pero nadie quería arriesgarse a que fuera una trampa. No sabía el número exacto de piratas que había en la embarcación, y era muy probable que aquellos que veíamos pudieran no ser todos.
Por ello, llamé a media docena de marines discretamente y les ordené coger sus armas de fuego y colocarse a estribor. Al más mínimo sonido proveniente de un fusil de chispa, sabríamos que no estábamos solos, y que el otro flanco peligraba. Por otra parte, miro al resto de reclutas y, a mi señal, elevan sus armas contra los náufragos. Esperaba que no se les ocurriese hacer nada extraño.
"¡No mováis ni un músculo!" ordené con voz grave. "¡Identificaos, criminales!"
Finalmente, emití un susurro en dirección a mi superior, y le exhorté: "Diga algo, teniente. Esperamos órdenes".
A la orden del teniente, todo recluta que no estuviese con sus manos ya puestas en el manejo de la nave se precipitó raudo hacia el arma de fuego más cercana, al mismo tiempo que los artilleros preparaban los cañones. Percibí la descarga de pólvora másiva que nuestro navío emitió contra los piratas, ese característico olor a azufre y ceniza y el cegador humo, pero también el satisfactorio sonido de la madera partiéndose y crujiendo, mientras la tripulación del ahora maltrecho barco reaccionaba ante tal impresión. Por mi parte, tras haber virado la embarcación para que quedase paralela a la de nuestros enemigos, me aseguré de que la fricción entre ambas naves consiguiese dejar expuesto al oponente por proa, logrando obtener el blanco perfecto para una bala de cañón que penetró en el casco y causando, incidentalmente, daños drásticos a la totalidad del barco, que comenzaba su inexorable hundimiento.
Nuestro barco pasa de largo triunfalmente, y pronto el fragor de la batalla se convierte en celebraciones y gritos de júbilo. Miré a los tripulantes de nuestro navío. Quizás no pensaban con toda la frialdad con la que deberían de hacerlo... Pero se acababan de comportar como auténticos soldados de la Marina. Y eso merecía un cambio en mi opinión sobre ellos. Si alguno me miró, muy posiblemente vio una expresión de aprobación por mi parte, que a buen seguro les causó alguna grata sorpresa, o, en su lugar, un susto. ¿Me estaba volviendo amable? Que risibles eran a veces mis compañeros.
El teniente no tarda en dar la orden de virar hacia los restos flotantes del otrora imponente adversario, visión que reconforta a muchos de los marines, enorgulleciéndose por su hazaña o confirmando que estaban a salvo. Al alcanzarlos y arriar las velas, pudimos ver señales claras de la rendición de los supervivientes, quienes ondeaban un trapo atado a un palo a modo de bandera blanca. Casi todos los reclutas se amontonaron a babor para contemplar a los humillados rufianes. Hice lo propio junto al teniente, quien se dispuso a escrutarlos con los ojos entrecerrados. Se podía notar que había algo que no le agradaba, pues su rostro parecía tornarse más gris y furioso, y se agarraba con fuerza a las barandillas del castillo de popa. Explicó, sin rodeos, que aquella banda se había dedicado a perpetrar deleznables actos, lo que causó cierto impacto en más de un tripulante.
El teniente no parecía estar en condiciones de elaborar una orden. La rabia parecía estar nublando su juicio, y, de haber tenido a los criminales a su alcance, podría haber resultado fatal para estos. Podíamos esperar. Pero nadie quería arriesgarse a que fuera una trampa. No sabía el número exacto de piratas que había en la embarcación, y era muy probable que aquellos que veíamos pudieran no ser todos.
Por ello, llamé a media docena de marines discretamente y les ordené coger sus armas de fuego y colocarse a estribor. Al más mínimo sonido proveniente de un fusil de chispa, sabríamos que no estábamos solos, y que el otro flanco peligraba. Por otra parte, miro al resto de reclutas y, a mi señal, elevan sus armas contra los náufragos. Esperaba que no se les ocurriese hacer nada extraño.
"¡No mováis ni un músculo!" ordené con voz grave. "¡Identificaos, criminales!"
Finalmente, emití un susurro en dirección a mi superior, y le exhorté: "Diga algo, teniente. Esperamos órdenes".
Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El teniente te escucha, mira alrededor y ve que todos están preparados. Los que están en el agua con bandera blanca parecen asustados. Finalmente, tras casi un minuto de silencio, el teniente proclama.
-Piratas que habéis tenido la osadía de asaltar pobres navíos mercantes. Ahora que os halláis ante el producto de vuestros propios actos... ¿Buscáis piedad? Hombres, mujeres, niños... No os importó nada de esos barcos, los quemasteis vivos, los hicisteis ahogarse en el mar. ¿Y ahora esperáis que os evitemos ese mismo destino? La suerte que tenéis, es que os hayáis ante un teniente de la marina, que debe hacer justicia. -Alguna sonrisa esperanzadora se vio entre los rostros atormentados de los náufragos-. Por eso mismo tendréis suerte de valeros de mi piedad... Fuego.
Los hombres dispararon, el mar se tiñó de rojo entre los ahogados gritos de dolor y muerte. Un trabajo impecable al parecer, ni un solo herido, y todo un barco destruído. Sin supervivientes. El teniente te hace un gesto para que te aproximes a él... Si, es una orden, por desgracia para tí.
Cuando llegas se ha sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el castillo de popa. Te mira fijamente, completamente serio. Solo unas palabras provienen de su, aparentemente, agotado cuerpo.
-Dime, recluta. ¿Por qué crees que he tomado esta decisión?
-Piratas que habéis tenido la osadía de asaltar pobres navíos mercantes. Ahora que os halláis ante el producto de vuestros propios actos... ¿Buscáis piedad? Hombres, mujeres, niños... No os importó nada de esos barcos, los quemasteis vivos, los hicisteis ahogarse en el mar. ¿Y ahora esperáis que os evitemos ese mismo destino? La suerte que tenéis, es que os hayáis ante un teniente de la marina, que debe hacer justicia. -Alguna sonrisa esperanzadora se vio entre los rostros atormentados de los náufragos-. Por eso mismo tendréis suerte de valeros de mi piedad... Fuego.
Los hombres dispararon, el mar se tiñó de rojo entre los ahogados gritos de dolor y muerte. Un trabajo impecable al parecer, ni un solo herido, y todo un barco destruído. Sin supervivientes. El teniente te hace un gesto para que te aproximes a él... Si, es una orden, por desgracia para tí.
Cuando llegas se ha sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el castillo de popa. Te mira fijamente, completamente serio. Solo unas palabras provienen de su, aparentemente, agotado cuerpo.
-Dime, recluta. ¿Por qué crees que he tomado esta decisión?
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Comenzaba a plantearme si el haber dado una orden ante el silencio de mi teniente había sido un acto muy osado. Tardaba en emitir una respuesta, mientras miraba de hito en hito a los armados reclutas. La situación se volvía cada vez más tensa con el silencio del oficial, que decidí no interrumpir. Reparé entonces en los piratas. En sus rostros reinaba una expresión de incertidumbre y miedo. Patético. Si tan valientes eran como para enfrentarse a la ley en primer lugar, ¿por qué no serlo ante el destino reservado para los de este calaña?
Finalmente, el teniente lanzó un profundo juicio hacia los piratas, quienes parecían estar más seguros de su destino a cada palabra pronunciada. No obstante, al escuchar la palabra "justicia", parecieron aliviados. Me esperaba lo que iba a suceder a continuación.
Tras asegurar de que tendrían la fortuna de valerse de su piedad, el teniente ordenó disparar. Ni una sola protesta fue emitida por los tripulantes, quienes obedecieron sin rechistar. Pronto el humo volvió a inundar el ambiente, con su característico aroma y los estruendos provenientes de las armas. Cada bala dio en su objetivo acabando con las vidas de los náufragos. Algún grito se escuchó, algún lamento pidiendo salvación... Pronto todos, valientes y cobardes, yacían flotantes sobre el rojo mar, muertos y permanentemente alejados de la redención.
Lentamente, los reclutas se dispersaron y volvieron con aire sombrío a sus puestos. Yo, en cambio, recibí la llamada del teniente, quien ahora se sentaba con la espalda contra el castillo de popa. Parecía agotado, como un fuego rápidamente consumido por un torrente de agua. Me miró con expresión adusta y no tardó en hacerme una pregunta. Me cuestionó acerca de los motivos que le habían llevado a tomar esa decisión.
Viendo la situación en la que nos encontrábamos, sabía que no debía tardar en hacerme oír.
-Señor, eran criminales. Nuestro deber es ejecutar la ley, vayamos a donde vayamos. No podemos apiadarnos de nuestros enemigos, ¡sería completamente ilógico por nuestra parte! Independientemente de lo debilitados que se encuentren, ellos no dejaban de ser personas que se habían descarriado del camino del orden, capaces de cualquier fechoría. De haberlos dejado vivos, podrían haber acabado con nosotros. No podemos dejar que eso pase. Somos un escudo que defiende a los ciudadanos frente al caos. Cuantos más caigamos, más indefensos quedarán los mares frente a estos rufianes. Era lo correcto, y no hablo desde el sentido de la moral. Hablo por el orden que debemos proteger.
Esperé una respuesta. Había dicho todo lo que pensaba. Sabía que el oficial estaba abatido, aunque todavía no había alcanzado a comprender el porqué. No le conocía tanto. Buscando cambiar de tema, propuse:
-¿Viramos hacia Mianna?
Finalmente, el teniente lanzó un profundo juicio hacia los piratas, quienes parecían estar más seguros de su destino a cada palabra pronunciada. No obstante, al escuchar la palabra "justicia", parecieron aliviados. Me esperaba lo que iba a suceder a continuación.
Tras asegurar de que tendrían la fortuna de valerse de su piedad, el teniente ordenó disparar. Ni una sola protesta fue emitida por los tripulantes, quienes obedecieron sin rechistar. Pronto el humo volvió a inundar el ambiente, con su característico aroma y los estruendos provenientes de las armas. Cada bala dio en su objetivo acabando con las vidas de los náufragos. Algún grito se escuchó, algún lamento pidiendo salvación... Pronto todos, valientes y cobardes, yacían flotantes sobre el rojo mar, muertos y permanentemente alejados de la redención.
Lentamente, los reclutas se dispersaron y volvieron con aire sombrío a sus puestos. Yo, en cambio, recibí la llamada del teniente, quien ahora se sentaba con la espalda contra el castillo de popa. Parecía agotado, como un fuego rápidamente consumido por un torrente de agua. Me miró con expresión adusta y no tardó en hacerme una pregunta. Me cuestionó acerca de los motivos que le habían llevado a tomar esa decisión.
Viendo la situación en la que nos encontrábamos, sabía que no debía tardar en hacerme oír.
-Señor, eran criminales. Nuestro deber es ejecutar la ley, vayamos a donde vayamos. No podemos apiadarnos de nuestros enemigos, ¡sería completamente ilógico por nuestra parte! Independientemente de lo debilitados que se encuentren, ellos no dejaban de ser personas que se habían descarriado del camino del orden, capaces de cualquier fechoría. De haberlos dejado vivos, podrían haber acabado con nosotros. No podemos dejar que eso pase. Somos un escudo que defiende a los ciudadanos frente al caos. Cuantos más caigamos, más indefensos quedarán los mares frente a estos rufianes. Era lo correcto, y no hablo desde el sentido de la moral. Hablo por el orden que debemos proteger.
Esperé una respuesta. Había dicho todo lo que pensaba. Sabía que el oficial estaba abatido, aunque todavía no había alcanzado a comprender el porqué. No le conocía tanto. Buscando cambiar de tema, propuse:
-¿Viramos hacia Mianna?
Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando sueltas tu discursito, notas un gesto de asombro en el rostro del teniente. Tal vez asombrado de que pudieras mantener una conversación tan larga con un ser humano corriente, quién lo diría. Pero al margen de ese gesto, notas una sonrisa de aprobación, ilusionada por tu respuesta. Dos palabras vuelven a salir de sus labios.
-Respuesta correcta.
Tu superior se levanta y, como con fuerzas renovadas, comienza a dar nuevas ordenes tras escuchar tu intención de proseguir hacia Mianna. Deduces entonces que la respuesta a tu pregunta resultaba ser afirmativa, aunque no te la dijese directamente. Entonces, cuando el navío ya está rumbo a la isla en cuestión, te hace unas señas para que te aproximes hacia él. Cuando decides acercarte, por más que te pueda costar, lo siento, son como órdenes... más o menos... te dice unas palabras que, tal vez, estabas deseando escuchar.
-Me gusta tu forma de pensar. Y debo decirte, que rápidamente has demostrado más de lo que me esperaba. Tienes potencial, de eso no me cabe duda alguna, y viendo lo visto, te llevarías bien con el Teniente Kimura. Por ello, quiero que sepas que cuando regresemos, daré mi informe y hablaré con él, te recomendaré como un miembro valioso, creo que te lo has ganado, y me sorprende decir, que en bastante poco tiempo. Pero espero que no te distraigas ahora en Mianna, no quisiera tener que cambiar de opinión.
Te lanza una sonrisa y un guiño a modo de indicar que estaba de broma. Parece que le has caído bien al teniente, y lo más importante, Kimura Hayate, el capitán de los Crimson Wolves, recibirá buenas palabras sobre tí, lo cual quiere decir, que lograrás ingresar en esa tripulación que deseabas. No está mal, ¿verdad?
-Respuesta correcta.
Tu superior se levanta y, como con fuerzas renovadas, comienza a dar nuevas ordenes tras escuchar tu intención de proseguir hacia Mianna. Deduces entonces que la respuesta a tu pregunta resultaba ser afirmativa, aunque no te la dijese directamente. Entonces, cuando el navío ya está rumbo a la isla en cuestión, te hace unas señas para que te aproximes hacia él. Cuando decides acercarte, por más que te pueda costar, lo siento, son como órdenes... más o menos... te dice unas palabras que, tal vez, estabas deseando escuchar.
-Me gusta tu forma de pensar. Y debo decirte, que rápidamente has demostrado más de lo que me esperaba. Tienes potencial, de eso no me cabe duda alguna, y viendo lo visto, te llevarías bien con el Teniente Kimura. Por ello, quiero que sepas que cuando regresemos, daré mi informe y hablaré con él, te recomendaré como un miembro valioso, creo que te lo has ganado, y me sorprende decir, que en bastante poco tiempo. Pero espero que no te distraigas ahora en Mianna, no quisiera tener que cambiar de opinión.
Te lanza una sonrisa y un guiño a modo de indicar que estaba de broma. Parece que le has caído bien al teniente, y lo más importante, Kimura Hayate, el capitán de los Crimson Wolves, recibirá buenas palabras sobre tí, lo cual quiere decir, que lograrás ingresar en esa tripulación que deseabas. No está mal, ¿verdad?
Hamlet
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"Respuesta correcta", escuché, acompañado de una expresión risueña. Era reconfortante de oír.
A continuación, observé al oficial levantarse y comezar a dar órdenes relacionadas con la trayectoria del barco, por lo que hice lo propio y me dirigí a mi puesto. Viramos, y el navío volvió a tomar rumbo hacia Mianna. Fue en ese entonces cuando el teniente volvió a requerir mi presencia.
El marine felicitó mi actuación. Al parecer, era la persona adecuada para el puesto, y un informe que mostraría la satisfacción con mi trabajo y una recomendación por parte del teniente sería entregado a Kimura Hayate, teniente de la Marina y líder de los Crimson Wolves. Con un poco más de suerte, me convertiría en el nuevo integrante de la flota.
Tras una chanza del teniente para relajar tensiones, este se marchó a otra parte del barco, muy posiblemente, su camarote. Entretanto, me puse al timón, continuando con mi labor. En cierto momento, me di cuenta de que no giraba bien. Podía faltarle algo de lubricante. Miré hacia atrás, con esperanzas de que hubiese un frasco de aceite, o algo por el estilo. En su lugar, me di cuenta de algo aun más importante. Un mar que se extendía millas y millas a nuestras espaldas. Un largo camino que habíamos recorrido. Ya no podíamos ver Johota de ningún modo. Esto quizás simbolizase el camino que había empezado a recorrer. La primera etapa superada. El sendero restante que me quedaba por recorrer.
Fue entonces cuando sonreí con sinceridad.
A continuación, observé al oficial levantarse y comezar a dar órdenes relacionadas con la trayectoria del barco, por lo que hice lo propio y me dirigí a mi puesto. Viramos, y el navío volvió a tomar rumbo hacia Mianna. Fue en ese entonces cuando el teniente volvió a requerir mi presencia.
El marine felicitó mi actuación. Al parecer, era la persona adecuada para el puesto, y un informe que mostraría la satisfacción con mi trabajo y una recomendación por parte del teniente sería entregado a Kimura Hayate, teniente de la Marina y líder de los Crimson Wolves. Con un poco más de suerte, me convertiría en el nuevo integrante de la flota.
Tras una chanza del teniente para relajar tensiones, este se marchó a otra parte del barco, muy posiblemente, su camarote. Entretanto, me puse al timón, continuando con mi labor. En cierto momento, me di cuenta de que no giraba bien. Podía faltarle algo de lubricante. Miré hacia atrás, con esperanzas de que hubiese un frasco de aceite, o algo por el estilo. En su lugar, me di cuenta de algo aun más importante. Un mar que se extendía millas y millas a nuestras espaldas. Un largo camino que habíamos recorrido. Ya no podíamos ver Johota de ningún modo. Esto quizás simbolizase el camino que había empezado a recorrer. La primera etapa superada. El sendero restante que me quedaba por recorrer.
Fue entonces cuando sonreí con sinceridad.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.