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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Vie 1 Nov 2019 - 19:12}

El sonido de la llave al ser girada pro segunda vez me dejó claro que Sarif no tenía intención de que me fuese por el momento. Lo cierto era que no podía culparle por actuar con cautela y prudencia. Además, lo rudimentario de aquella modesta viviendo me hacía pensar que en caso de necesidad siempre podría salir a la fuerza.

«¿Philippe?», me pregunté. Hasta ese momento nunca había reparado en que no conocía el nombre de pila del capitán. Sencillamente era el capitán Kensington y nunca me había cuestionado qué más había. De un modo u otro, eran demasiados los interrogantes que se abrían frente a mí y yo me encontraba demasiado cansado como para abordarlos todos. Casi me sentía incapaz, pero no podía evitarlo.

Nunca tuve claro cuántas veces repetí la secuencia de sentarme en la cama y volverme a levantar. El misterio del capitán unido a lo acontecido en el desfiladero. Los aullidos volvieron a mí, deslizándose entre los violentos copos de nieve que nos negaban la visión. El gemido de las fieras al ser heridas y el sonido de las garras y dentaduras lacerando la carne. Todo ello giraba en un infierno blanco que no me permitía ver más allá de unos pasos de distancia. La ansiedad y el miedo habían manado como un río que desborda la presa que lo mantiene controlado, fluyendo desde mi interior con la furia de la naturaleza.

Y allí estaba de nuevo, sólo que aquella vez no había depredador ni ventisca responsable. Me afané por retenerlo, por hacerlo mío y asimilarlo como parte de mí mismo. Era consciente de que en situaciones extremas nacía el potencial oculto de quien las vivía, y que ése y no otro era el que tenía la capacidad de marcar la diferencia, de salvar una vida cuando cualquier esperanza se había marchado. ¡Debía recrear lo que me había sucedido!

Mi mano brilló una vez más, pero no le presté mayor atención. La lucha estaba dentro de mí. Aquella sensación pugnaba por marcharse, por ser liberada hacia el exterior o esconderse en lo más profundo de mi ser; cualquier cosa menos permanecer conmigo. Yo, por el contrario, hacía todo lo que estaba en mi mano por que no lo consiguiese. El cansancio jugaba en mi contra, lo sabía pero desconocía cuándo volvería a tener una oportunidad como ésa. Cuando abrí los ojos, buena parte de mi brazo había dejado de ocupar su lugar para tomar la forma de varias esferas de luz que, como había sucedido anteriormente, eran tan parte de mí como yo de ellas.

Como vino se fue. La conciencia me abandonó en algún impreciso momento, dejándome tirado sobre las pieles y sumido en el más profundo de los cansancios. No hubo sueños en aquella ocasión; mi mente estaba demasiado agotada como para crear o imaginar nada. Simplemente descanso, calma.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Jue 26 Dic 2019 - 22:02}

Sigues dándole vueltas al asunto sin conseguir dar algo de luz al asunto. Desde que conociste al capitán siempre lo has visto en un actitud afable e incluso chichera, aunque reservado en cuanto a temas personales ¿Realmente conocéis al hombre que hay tras el capitán?

Sea como sea jurarías a que quien más conocían al capitán debían ser Chalmers como Briss. Estos varios minutos comiendo el tarro hasta que por puro acto reflejo vuelve a parecer. Realmente no sabrías como definir el poder, ni siquiera sabrías definir si aquello era un poder como tal, ni tan si quiera estas muy seguro de poder emularlo partiendo de un estado de calma. Tal vez bajo las circunstancias adecuadas puedas aún así tienes que hacer algo con esa sensación de desvanecimiento, te resulta incomoda y te nubla, puede que todo sea cuestión de practica y de dejarte fluir, con precaución… ya que esas frutas las carga el diablo.

Cuando te levantas de tu sueño, te encuentras de forma parecida a la de la primera vez que abriste los ojos en la cabaña. Parece que Sarif te ha visto de aquella manera en la cama y ha tenido el detalle de ser un buen anfitrión. Aún así es sus maneras y formas, aunque rudimentarias, te dan la impresión de pertenecer a alguien que a auxiliado a más de uno y dos de la isla.

Aun así, te levantas fatigado, como si no hubieras dormido del todo bien. Puede que la recuperación te lleve algo más de lo que esperabas, pero bueno siempre puedes aprovechar el tiempo para practicar o simplemente indagar un poco más en la vida y el retiro de Sarif. También podrías intentar descansar del tirón y recuperarte antes y así poder ver a tus compañeros lo antes posible, aunque parece que tus compañeros se apañan bien sin ti.

Sea como sea mientras no incomodes mucho a Sarif este parece que te dejará estar un buen tiempo allí, tras tres días Sarif te pide que lo acompañes a por un poco de madera. ¿No te negarás, no?
Iulio
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Jue 30 Ene 2020 - 13:04}

Las pieles volvían a cubrirme cuando me topé de nuevo con las vigas de la choza. La cabeza me dolía como si el capitán Kensington se hubiese pasado dos noches seguidas golpeándola sin cesar. El capitán... Me pareció distinguir un nuevo parpadeo proveniente de alguna zona de mi cuerpo, pero no le presté mayor atención. Sarif no se encontraba allí, pero se había molestado en dejarme un cuenco lleno de un líquido humeante sobre la mesa. Su olor sólo era comparable a su sabor, y éste a la soledad y la calma que se instalaron en cuanto tragué con ansia la última cucharada.

Si algo bueno tenían esas dos hermanas era la capacidad para potenciar los pensamientos e inquietudes. En ausencia de alboroto exterior que me perturbase, dediqué buena parte de la tarde a meditar serenamente sobre lo que me había sucedido. Había incógnitas por doquier, pero resultaba evidente que me había estrellado contra un muro al poco tiempo de abandonar el barco. Una ventisca y una jauría de fieras hambrientas habían bastado para disolver nuestra pequeña aunque bien dispuesta compañía. Ese hecho era innegable, así como cuál era la causa de que aún siguiésemos vivos. Del mismo modo, no era descabellado pensar que encontraría más obstáculos en mi camino. Tenía que descubrir lo que me había sucedido; hacer mía esa sensación y ser capaz de evocarla y materializarla cuando lo considerase oportuno.

Tomé prestados algunos harapos de Sarif, que, aunque demasiado grandes y portadores de olores cuya naturaleza prefería desconocer, protegían frente a las inclemencias del clima. Dominaría aquel extraño fenómeno por complejo que fuese —y por mucha pereza que me diese en el fondo—, pero no podía hacerlo en el hogar del ermitaño.

***

Arrojé sobre la nieve la última de las pieles que había empleado para cubrirme del frío. El sudor resbalaba por mi rostro, cayendo sobre la nieve con un apagado sonido casi imperceptible. Mi anfitrión no había aparecido en dos días, tiempo que había dedicado íntegramente a familiarizarme con aquella sensación. La olla rebosante de estofado que había dejado preparada me había servido de sustento, permitiéndome continuar con la ardua labor que yo mismo me había encomendado.

Dejé que aquel calambre recorriese mi cuerpo una vez más. Al principio había sido difícil evocar las emociones que me habían desbordado durante la ventisca; ésas que habían dado lugar al fenómeno que me esforzaba por descifrar. De este modo, pese a que mis primeros intentos habían necesitado varios minutos de abstracción, había conseguido familiarizarme con el detonante.

Como venía siendo costumbre, una extraña tensión se apoderó de mi cuerpo, haciendo vibrar cada átomo de mi ser antes de casi obligarme a cerrar los ojos. Había llegado a la conclusión —esperaba que acertada— de que lograr retener ese estímulo era la llave que tanto había estado buscando.

Y había hecho progresos. Abrí los ojos, contemplando cómo todas mis extremidades habían abandonado el lugar donde solían estar. En su lugar varias esferas flotaban a mi alrededor, orbitando con lentitud en torno a mí como cachorros esperando a ser alimentados. Brillaban con fuerza, contrastando con la decreciente luminosidad del ambiente. No sabía cuántas horas llevaba allí, pero el sol se estaba poniendo y dentro de poco mi luz sería la única que hubiese. No obstante, eso daba igual. Permanecería allí hasta que no fuese capaz de continuar.

***

Respiré profundamente; había estado a punto de lograrlo. No sería capaz de afirmar que dominaba mi nueva habilidad —si es que podía llamarse así— hasta que necesitase ponerla en práctica en una situación real. Sin embargo, no sonaba descabellado confiar en ello si me veía capaz de ponerla en práctica durante un tiempo considerable.

Respiré hondo. Habían transcurrido tres días desde que Sarif se fuese, de modo que suponía que era cuestión de tiempo que hiciese acto de presencia. Sacudí las manos un par de veces antes de ponerme manos a la obra una vez más. Una descarga sacudió mi cuerpo, desencadenando una imperceptible agitación que culminó con mi disgregación. Múltiples esferas de luz pasaron a ocupar la zona. Ellas eran parte de mí; yo era parte de ellas. La sensación era casi antinatural, como si mi ser se hubiese fragmentado en mil pedazos independientes pero conectados al mismo tiempo. Me perdí en la impasibilidad que emanaba cada una de ellas, digna del fenómeno que se sabe atemporal y perpetuo. Y es que la luz trascendía mi cuerpo y el control que pudiese tener sobre ella. Ella seguiría allí cuando yo me fuese.

***

Engullí el último plato de estofado como una fiera hambrienta. Me las había ingeniado para mantener vivo el fuego y que no se enfriase, procurando que tampoco se convirtiese en una papilla de ingredientes chamuscados. Contemplé el montón de leña que Sarif guardaba dentro de la choza, constatando que apenas quedaban un par de troncos.

Entonces, como si un ente superior hubiese leído mi pensamiento, la puerta se abrió de forma tan seca como abrupta. La gran figura del ermitaño se perfiló en el marco. No se molestó en poner un pie dentro antes de lanzar un comentario con sospechosa semejanza a una orden.

—Parece que hay que ir a por madera —dijo, desapareciendo ante mis ojos sin cerrar la puerta. Cogí un par de pieles a toda velocidad y, abrigándome al tiempo que daba grandes zancadas para tratar de ponerme a su altura, abandoné el refugio.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Mar 24 Mar 2020 - 23:20}

El hombre te mira, diría que incluso se alegra de que te encuentres mejor, después de todo es un buen samaritano, aunque puede que en el fondo solo tenga ganas de volver a su solitario retiro de ermitaño. Sarif, sin lugar a duda, es un hombre peculiar.

-Disculpa que haya estado ausente tantos días, pero al decir que andabais buscando a un hombre decidí aventurarme colina abajo para ver si encontraba a alguien, pero me temo que no he visto a nadie – dice mientras comienza a mesarse la barba - ¿Estáis seguros de que el hombre al que buscáis continua en esta isla? – cuestiona lanzándote una mirada de reojo esperando algún tipo de respuesta.

Al cabo de unos instantes llegáis al lindero de un bosque, un extenso pinar para ser exactos, el hombre entonces te hace una señal para que le des espacio, cuando te considera lo suficientemente alejado se arrodilla en el suelo y comienza a rezar, con un rosario entre sus manos, el hombre permanece ahí varios minutos tras lo cual parece terminar su ritual, tras lo cual se reincorpora y tomando una postura de artista marcial se coloca delante de un árbol de poca envergadura, al cual golpea con la palma de su mano.

El tronco de este se parte por la mitad de una forma anormalmente limpia, luego el hombre continuo con una kata con la cual termina de cortar en tocones el árbol que acaba de tumbar, su fuerza, rapidez y precisión te hace que te sea moderadamente complicado ver como lo hace aunque llegas a apreciar parte de su “arte”.

Tras esto ambos volvéis a la cabaña, el semblante serio y sereno parecen haber vuelto al rostro del hombre. No tardáis demasiado en el regreso, ya que la carga resulta bastante llevadera entre dos personas.
Una vez en el refugio el hombre comienza con su rutina habitual de tareas hogareñas.

-Mañana me volveré a ir, iré al tempo del Shudan en la cima de la montaña, si deseas puedes acompañarme, tal vez encontremos a la persona que buscáis en alguno de los sinuosos senderos que conducen a la cima- te menciona de una forma algo arisca, a pesar de su simpleza, notas ese misticismo y sabiduría popular que albergan este tipo de personas.

Tras ello vuelve a sus tareas, no te hace especial caso, pero te permite volver a usar el teléfono para contactar con el poblado.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Miér 25 Mar 2020 - 21:29}

—No sé dónde está —respondí, procurando obviar cualquier retintín en mi respuesta—, por eso estoy buscándole. Llegamos a la isla en nuestro barco, pero llegado el momento desapareció sin más. No ha dado señales de vida en mucho tiempo y por eso decidimos salir en su busca. Nos atrapó una ventisca y una jauría de lobos... peculiares nos atacó. El resto del tiempo he permanecido aquí. Imagino que mis compañeros también habrán intentado reunir información sobre él, pero no he podido ponerme en contacto con ellos.

Mi respuesta no podía ser más que el relato de mis vivencias en aquel paraje helado, aunque quedaba claro que no albergaba ni una sola certeza en cuanto a la localización del capitán Kensington. ¿Dónde estaría? ¿Qué le había pasado? Una actitud tan anárquica e irresponsable no era propia de él.

De un modo u otro, hacia falta leña y no tardamos en dirigirnos a buscarla. Jamás había contemplado algo como lo que Sharif hizo a continuación: un ritual digno de ser contemplado por quienes se consideraban estudiosos del arte. Estaba claro que la mayor parte de lo que hacía escapaba a mi incomprensión y, por qué no decirlo, incluso a mi vista. Sus manos se comportaban como afilados cuchillos que, a base de cortes limpios y precisos, dejaron el grueso pino que había convertido en su objetivo reducido a maderos. ¡Así daba gusto!

Volvimos a su modesta cabaña y los rescoldos de la hoguera nos recibieron con la calidez de un hogar. Me senté sobre la cama durante unos instantes, reflexionando sobre los motivos que el oficial al mando del Monkey D. Garp podría tener para abandonarnos. Pero no, él jamás haría algo así. Si estuviese harto de su tripulación —cosa que dudaba profundamente— había empleado los cauces establecidos para pedir un nuevo destino o a saber qué. La proposición del ermitaño me sacó de mis cábalas, provocando que me levantase como un resorte y me dirigiese al Den Den Mushi.

—¿Hola? ¿Con quién hablo? —Esperaría a que la identidad de mi interlocutor fuese revelada para continuar hablando—. ¿Cómo va todo? ¿Habéis conseguido los materiales para reparar el barco? ¿Y sobre el capitán? ¿Habéis averiguado algo?

De cualquier modo, no me lo pensaría y acompañaría a Sharif hasta el templo. Iría donde fuese necesario si el viaje se antojase relevante para encontrar al capitán.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Lun 6 Abr 2020 - 0:30}

Tras una breve charla con un teleoperador, te trasladan la comunicación al grupo de la ciudad.

-Joder chico, nos tenías algo preocupados, ¿Cómo vas por allí, en las montañas? - te pregunta el hombre, te puedes imaginar incluso como se mesa el mentón.

Tras escuchar tu explicación, el hombre te comenta su situación, al parecer ya han logrado remolcar el barco al puerto, y ahora mismo, andan ultimando las reparaciones. Por lo que a priori, intuye que se podría partir a finales de esa semana. El resto de las historias son anecdóticas sobre como es la vida allí y de como esta el resto de tripulación, en especial sobre tu querida amiga. Aún así hay cierta intranquilidad, ya que hay varios oficiales que estan dispuestos a pasartir en cuanto se susanen las reparaciones. Incluso dejandote aquí en la isla, por fortuna aun cuentas con algunos días en tu haber.
Puedes hablar un poco más si quieres, preguntar lo que quieras o simplemente disfrutar de una voz conocida un poco más.

Tras tu llamada, Sarif te ofrece un pequeño estofado de setas y verduras, podéis disfrutar de una agradable cena a la luz de las velas, todo en un entorno modesto como es la cabaña del monje. Lo que inicia como en principio una charla informal no tarda en convertirse en algo complicado y difícil de seguir. Él te habla de forma escueta sobre la vida y el retiro, te explica también el culto al que pertenece, una variante del zen. Te explica de forma muy filosófica como no cree en la creencia de las percepciones del mundo, ni en la verdad de las palabras.

-Una vez pregunté ¿Hay alguna enseñanza que un maestro enseño nunca? - dice en una de sus enseñanzas “Sí, la hay” me respondió el maestro- prosigue cambiando ligeramente el tono de su voz -A lo que yo pregunté ¿Cuál es? – continua – “no es mente, no es Buda, no es una cosa”- finaliza el koan.

El hombre pasa varios minutos recitándolos, te pone la cabeza como un bombo, pero si te esfuerzas puedes ver que hay cierta similitud entre lo que dice y lo que sentías durante esos días en soledad al experimentar con tus poderes, la noche sigue y el hombre se retira moderadamente pronto a dormir, extendiéndose en el suelo, al parecer te cede la cama.

A la mañana siguiente volvéis al bosque del día anterior, aunque en esta ocasión os adentráis por un sendero por el bosque, la jornada y el ritmo del monje son dignos de cualquier pelotón y realizáis algunas separadas en los lugares más traicioneros por si algún casual se encontrará al hombre que con tanto ahínco buscas, el hombre permanece en silencio sin soltar koans, lo cual puede que agradezcas. El clima es más agradable que otros días previos, e incluso puedes llegar a ver los brillos que origana el sol en la blanca nieve.

Tras más de medio día finalmente das con una especie de gruta, la cueva es una caverna de hielo puro y crees ver un tipo de rastro, unas huellas que pese a su aspecto no resultan propias de un humano, pero si tal vez de un semigigante. No parece gran cosa, pero sin duda parece lo más prometedor hasta ahora, Sarif te menciona que no hay mucho más de donde estáis hasta al templo, por lo que las chances de encontrarlo parecen ser casi nulas.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Vie 10 Abr 2020 - 4:21}

No me molesté en dar demasiadas explicaciones sobre mi situación más allá de dejar claro que me encontraba bien y que seguía en la búsqueda del capitán Kensington. Que hubiese oficiales dispuestos a partir sin alguno de sus hombres me molestó sobremanera, más aún cuando uno de los que faltaban no era otro que el marine al mando del buque de instrucción. El capitán había criado y curtido a la mayoría de ellos; ¿hasta qué punto podían el poder y el afán por conseguirlo pudrir el alma de una persona?

—Volveré con él o no volveré —dije para finalizar la conversación, cortando la comunicación un instante después. El tiempo apremiaba, así que tendría que aprovechar los días que me quedaban para dar con el veterano soldado.

Al margen de todos mis problemas, no podía evitar apreciar la sobria hospitalidad de Sarif. El ermitaño apreciaba la sencillez y perspectiva que otorgaba el retiro. Degustaba con avidez la profundidad que regalaba la distancia respecto a lo mundano y terrenal y, en ese contexto, fui capaz de distinguir en él la esencia del padre Vurlve. El sacerdote me había acogido bajo su túnica, una exactamente igual a la que yo acostumbraba a usar, sin pedirme explicaciones ni pago a cambio. Me había mostrado las virtudes de la senda de la bondad y, pese a que mi comportamiento muchas veces distase de ella —era consciente—, un firme poso de sus enseñanzas descansaba en lo más profundo de mi naturaleza. Algo similar ocurría con la marcial doctrina del capitán, que, con mano firme y talante férreo, señalaba sin titubear el camino hacia lo correcto.

Las enseñanzas de Sarif ya eran otra cosa. Al principio no dejaban de antojarse como un cúmulo casi inconexo de palabras, incomprensibles en su inmensa mayoría. No obstante, a la luz de la hoguera y con el estómago lleno, consiguió crear un clima que dejaba atrás el significado denotativo de sus versos. La pureza que manaba de ellos, la sosegada calma con la que los hacía llegar hasta mí, despertaba en mí una sensación sorprendentemente similar a la que había vivido durante mis días de entrenamiento. Era un hombre extremadamente sabio, de eso no cabía duda. Era lo que se esperaba de él al fin y al cabo, ¿no?

El monje me despertó antes de que el sol emergiera por completo en el horizonte. No le fue fácil sacarme de la mullida y cálida cama que me había cedido, eso por descontado, pero finalmente consiguió que abandonase el mundo de los sueños y le acompañase. El mismo bosque del que habíamos obtenido la leña nos recibió, salpicado por los limpios reflejos de la luz en la nieve. No hubo coreografía ni medidos cortes en aquella ocasión, pero sí una considerable caminata por un sendero que discurría entre los troncos de sus árboles. Algunas paradas sirvieron para comprobar que el capitán no se había despeñado por un furtivo desfiladero o no había sido aplastado por un traicionero alud. Dudaba mucho que hubiese podido perecer en un lugar así, pero no abrí la boca para agradecer el gesto de mi guía.

Finalmente alcanzamos la entrada de una gruta helada, señalada por unas gigantescas pisadas que revelaban en buena medida la envergadura de quien las había creado. Estaba manifiestamente claro que, probablemente, aquélla podría ser la última posibilidad a la que me pudiese aferrar.

—¿Y si la desaparición tiene algo que ver con quien haya hecho esto? —sugerí, intentando seguir el rastro e introducirme en la cueva. Si había algo de suerte, en su interior podría haber alguna pista que señalase el camino seguido por el creador de las huellas.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Dom 26 Abr 2020 - 22:52}

Sarif mira con detenimiento las pisadas y luego te mira, en su mirada ves como toda la esperanza que podía albergar desaparece, el hombre entonces te mira y refunfuña.

-Esas son las pisadas de los demonios de las montañas, una entidad que mora en estas montañas desde hace eones- dice el hombre ante de rasparse la garganta, preparándose para la fabula que te va a contar- Hace tiempo, mucho tiempo, en estas montañas moraban un grupo de ladrones que eran conocidos como los bandidos de Slingpang, estos hombres saqueaban a las pequeñas aldeas de la costa y se refugiaban con sus botines en el interior de las montañas, pero en una ocasión un héroe aunó a todos los pueblos en uno solo y rodearon a los bandidos en una de sus guaridas, al no rendirse los bandidos, los hombres optaron por sellar la salida de la montaña encerrando a los hombres por toda la eternidad. Los bandidos atrapados en su propia desesperación comenzaron a comerse los unos a los otros para sobrevivir, fue entonces cuando el mal que habitaba estas montañas emponzoño sus metes y los transformó en wendigos de las nieves- finaliza el hombre dejándote con posible mal cuerpo.

Tras eso el monje retoma el sendero y se despide, al parecer cree que vuestros caminos se han de separar aquí. ¿Qué hombre más raro? ¿No? A priori parece no tener mucho interés en acompañarte a esa cueva, tal vez su dogma de no actuar. Puede decidir no entrar, pero parece que ha sido el lugar más prometedor que has encontrado, es posible que tengas una acorazonada, pero si tu hombre no está ahí dentro, posiblemente no esté en ningún otro lado.

Si te atreves a adentrar en la cueva veras como esta comienza de una forma más o menos normal, con sus rocosas superficies cubierta de nieve y algún que otro brote de maleza seca. En tu camino comenzarán a ver piedras enormes, del tamaño de la cabeza del gigante más grande que te puedas imaginar, lentamente los sinuosos senderos dan lugar a una galería de hielo, el gris de la roca da lugar a un azul puro con reflejos blancos, el lugar es digno de ver y la luz que se filtra milagrosamente en la cavidad lo hacen aun brillar con más intensidad. El hielo parece ser incluso más duro que la piedra, por lo que no debes temer a andar en la cuerda floja.
Según caminas por este sinuoso sendero posiblemente parándote a admirar cada rincón, posiblemente comienzas a percibir algo así como una presencia, la de alguien que te lleva observando mucho rato. A cada paso que avances el número de miradas aumenta, por mucho que mires, no acabas de ver a nadie, pero es como si en la cueva hubiera no uno sino varios fantasmas que te fulminaran con la mirada.

Finalmente, al fondo de la cueva reconoces un manto familiar, se trata de la prenda del capitán, no tardaras en reconocer al hombre que está ahí tirado en la cueva, el hombre parece inconsciente y esta enterrado, preso del hielo. Afortunadamente parece que esta vivo, al igual que las leyendas de la cueva.  Tal vez deberías dejar los saltos y gritos de alegría para más tarde.

En cuanto trates de acercarte a su comida, tres fornidos yetis se mostrarán ante ti, las criaturas tienen el tamaño de un semigigante, cuernos y afiladas garras y colmillos con brillo negro particular.  Sus rostros se asemejan más al de un ogro que al de un humano y de su aliento despiden el más puro de los hielos.

Los tres cargan ante ti siguiéndose por su instinto animal. El primero de ellos trata de propinarte un zarpazo, el segundo trata de responder a tu primer movimiento de una patada y el tercero comienza a hinchar sus pulmones para terminar soltando un aliento que cristaliza en una línea de unos diez o quince metros, con el propósito de convertirte en una figurita. Al contrario de lo que podía pensar por su fofo aspecto e imponente tamaño, todos son rápidos y fuertes, tanto que crees que podrías hacer temblar la montaña si se lo propusieran.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Lun 27 Abr 2020 - 2:40}

Lo cierto era que desconocía por completo qué era aquello de un wendigo de las nieves ni cuánto habría de verdad en la historia que me había contado Sarif, pero tenía claro que no había llegado hasta allí para darme la vuelta y abandonar al capitán Kensington a su suerte. Aquélla se antojaba como mi última oportunidad. Si el oficial no se encontraba allí la única opción que me quedaría sería remover cada copo de nieve para asegurarme de que no hubiese sido sepultado por ella.

No lo dudé y me adentré en la caverna, no tardando en quedar maravillado por la impoluta belleza del hielo. La piedra que le había dado forma a la gruta al principio había ido siendo sustituida por el hielo más puro imaginable. Sólido y resistente al tacto, trazaba un camino que parecía sacarme del mundo en el que había vivido para llevarme a uno tan oculto como gélido.

Y allí estaba. Sepultado por el hielo e inmóvil, el capitán aguardaba a ser sacado de su prisión helada. Pero ¿quién le había encerrado allí? ¿Por qué? La respuesta no tardó en presentarse ante mí en forma de temibles bestias que garantizaban que salir de la gruta sería de todo menos fácil. Sin duda debían ser los… los… we… los bichos que Sarif me había referido como parte de las viejas historias de la isla. Tal vez no me lo hubiese tomado demasiado en serio, pero realmente tampoco importaba mucho. Independientemente de que hubiera creído palabra por palabra lo que decía, me habría adentrado en la caverna del mismo modo.

Todos me atacaron en orden. El zarpazo pasó peligrosamente cerca de mi túnica, pero no llegó a herirme. No sucedió lo mismo con la patada que lanzó el siguiente, que impactó de pleno en mi pecho y me arrojó con fuerza hacia una de las paredes de la estancia natural. Me descompuse en un sinfín de destellos que no tardaron en comenzar a reunirse de nuevo a la entrada de la cueva en la que había encontrado al capitán.

Las criaturas hacían gala de una fuerza monstruosa; el lugar donde había recibido el golpe daba fe de ello. ¿Tendría algo roto? Podía ser, pero nada apuntaba a que fuese incapaz de moverme por el momento. El tercer ser vomitó una suerte de rayo helado en mi dirección, mas alcé la mano e hice brotar una sucesión de láseres que lo interceptaron. Una explosión de un brillo azulado inundó el ambiente, haciéndome olvidar por un momento con su belleza la situación tan comprometida que estaba viviendo.

Era mi turno. Brillé con fuerza y, un instante después, me encontraba junto a la cabeza del que me había propinado la patada con la pierna cargada. Con la túnica ondeando levemente, intenté propinarle un poderoso rodillazo en la oreja izquierda mientras el dedo índice de mi mano derecha señalaba al segundo de ellos. De él nacieron cinco láseres, orientados al centro del pecho, los codos y las rodillas. Tenía que hacer lo posible por mitigar cuanto antes la ventaja que suponía la superioridad numérica de la que hacían gala.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Miér 6 Mayo 2020 - 0:02}

Eh, eso es trampa. Bueno sea como sea propinas un potente rodillazo a la criatura que hace nublar sus sentidos por unos instantes además de abrirle una brecha en la cabeza, aún así al golpearlos has visto que son bastante más duros de lo que aparenta ese pelaje blanquecino.

Lamentablemente para ti el segundo de los demonios se libra de casi todos los disparos a excepción de dos que impactan en costado y brazo izquierdo, atravesándole y provocando que la criatura bombé dos chorros de sangre más negro que el azabache, la criatura da un aullido de dolor y pues ver como la cuenca de sus ojos se le nublan antes de inyectarse en un halo azul, no sabes que puede ser eso, pero sin duda no puede ser algo bueno.

Entre que te encuentras en el aire, el primero de los wendingos trata de aferrar una de tus piernas, y en caso de tomarte, zarandearte contra el suelo reiteradas veces con gran fuerza y viveza, la suficiente como para incrustarte en el hielo de forma similar a como te encontrarte al capitán.

En caso de que logres zafarte de primero, el monstruo que previamente te lanzo el rayo helado cargará contra ti de forma violenta, abalanzándose sobre ti cuando apenas os separen tres o cuatro metros, con una velocidad digna de un lobo entre las montañas. Si logra atraparte bajo su cuerpo, la criatura aferrará muñecas tratándote de dejarte tumbado en el suelo, tras lo cual te lanzará un mordico con esa dentadura de brillo oscuro que tan peligrosa percibirás.

Si aún así lograras zafarte del segundo, el herido y tercero del trio trataría de lanzarte una bocanada de aire frio similar a la ventisca en la que te viste atrapado al inicio de tu aventura, como si fuera una virulenta tormenta de nieve y aire frio en el interior de una bola de cristal recién agitada. Sea como sea después de eso te da la sensación de que ninguno de los cuatro presentes veréis nada, aunque si ese pequeño diablo ha hecho eso a conciencia lo más seguro es que este urdiendo algún tipo de estratagema. Dios sabe lo atroces y retorcidos que pueden ser estas deleznables criaturas.

Bueno moreno, a ver que se te ocurre para salir de este percal y que tanto tú como el capitán salgáis de una pieza. Estoy seguro de que se te enciende la bombilla.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Miér 6 Mayo 2020 - 3:03}

Mi ofensiva había surtido efecto, pero un resplandor azulado en los ojos de una de las criaturas me indicó que algo no iba bien, que la situación iba a complicarse aún más si cabía. «Más te vale tenerme un mes sin acercarme a una fregona», me dije al tiempo que dirigía mi vista hacia la congelada y aprisionada figura del capitán Kensington.

De cualquier modo, una de las bestias logró aferrar una de mis piernas y, como si de un herrero con su martillo se tratase, me usó para golpear el suelo una y otra vez. El hielo se resquebrajó ante la potencia de los golpes que le propinaba con mi costado. Quedé en el suelo, jadeando y preguntándome cuántas costillas me habría roto. No podía permitir que volviesen a agarrarme, incluso si aquello suponía recibir alguna otra herida a cambio. Aquellas criaturas eran capaces de moldear y emplear su voluntad en combate, lo que se antojaba como un gran inconveniente.

Había creado un socavón en la superficie helada, dejándome hundido en él y a merced del siguiente ser que intentase hacer de mí su presa, pero eso no pasaría. Volví a asumir mi forma elemental, apartándome de las zarpas de la criatura para recuperar mi corporeidad en un lugar seguro, suficientemente alejado de los tres como para tener margen de reacción.

Y allí estaba el tercero. De sus fauces nació una poderosa corriente gélida que avanzó hacia mí sin misericordia. Me aparté como pude, pero rozó mi hombro izquierdo con sus fríos colmillos y una capa de hielo se extendió por el mismo, entumeciéndolo considerablemente. ¿Qué podía hacer? Eran más y hacían gala de una fuerza difícil de igualar, mucho menos en inferioridad numérica. A menos que...

Un momento. ¿Qué estaba ocurriendo? La corriente no había cesado, sino que había inundado el lugar hasta desatar una ventisca en el interior de la estancia natural. «No puede ser», me dije, alarmado, al tiempo que pensaba en un modo de dar la vuelta a la situación. Únicamente se me ocurría una salida que me permitiese enfrentarlos a los tres, y todo dependía de que el entrenamiento realizado junto a la cabaña de Sarif diese sus frutos.

Me concentré durante un instante, dejando que las emociones que había vivido durante la ventisca y el asalto de los lobos fluyese a través de mí. ¿Serían ellos los responsables de la emboscada de la naturaleza? El aullido del viento y el impacto de la nieve facilitaron que me transportase hasta ese preciso instante; permitieron que la adrenalina fluyese por mis venas como lo había hecho en aquel entonces. Tal y como había ocurrido los días previos a que el ermitaño me llevase hasta allí, me dispersé en una gran cantidad de esferas de luz que se distribuyeron por el lugar. Cada una de ellas ocupaba una posición determinada en medio del temporal. Yo era todas y todas eran yo. Extendí mi ambición por el lugar, identificando a cada uno de los monstruos y pasando a la ofensiva.

La luz de una de las bolas lumínicas, cercana a la espalda de uno de los seres, se distorsionó para dar forma a mi cuerpo. Extendí la mano hacia el pelaje del centro de su dorso y, a menos de cinco centímetros ―si nada me lo impedía―, lancé cinco láseres que perforarían a su paso estómago y corazón. Poco después, la esfera había recuperado su forma y yo me había materializado a través de otra de ellas, lanzando un violento puñetazo hacia el abdomen de otra bestia para después encadenar un rodillazo que impactaría de lleno en su rostro. Inmediatamente después volví a formar parte del Baile de las Luciérnagas. Sabía que no podría mantener aquel estado mucho tiempo más, pero debía esforzarme por hacerlo y dar la vuelta al combate.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Vie 5 Jun 2020 - 23:51}

Vaya candela le has metido al wendingo, en fin, pobre diablo. Sea como sea, esa secuencia de luces que ejecutas consigue fulminar a la especie de yeti, la criatura calcinada cae inexorablemente sobre la superficie helada con la tonelada agrietando el helado espejo que tenéis por suelo, mientras aún continúa soltando un humo negruzco y un olor terriblemente desagradable, uno menos.

Aún así no estas muy entero que digamos, ese último baile te ha dejado con heridas que no son precisamente leves, aunque al menos sigues vivo para contarlo ¿No? Luego comienzas a desplazarte con una velocidad con la que muy pocos podrían a llegar a soñar, es una proeza muy loable, me alegro al ver que las meditaciones de la cabaña no han sido en balde y que de la sucesión de desgracias que te han acontecido en los últimos días hayas sacado algo positivo. Tras moverte entre esas lucecillas consigues sorprender al segundo de los demonios, propinando un puñetazo que, si bien no resulta tan letal como el anterior, consigue lanzara la criatura contra una de las superficies heladas de la caverna, hundiéndolo en la misma, desafortunadamente para ti la criatura sigue viva.

Los problemas no comienzan hasta que esta criatura comienza a salir del sitio donde le has hundido, dejando una silueta a su espalda alrededor de la que comienzan a salir grietas, las cuales se alargan y ensanchan cada vez de forma más rápida y violenta. Las criaturas que se disponían a terminar de finiquitarte vacilan con el atisbo de inteligencia que las quedan, y comienza a vislumbrar como la caverna y el lugar idílico en el que te encontrabas comienza a temblar de forma ligera hasta pasados unos segundos agitarse violentamente, avecinando el fatídico final que espera a la gruta y a todo el que le habite en el momento que se termine de desmoronar.

Las criaturas tras mirar de izquierda derecha y compartir una mirada y lanzar un par de gruñidos se ponen a cuatro patas y comienzan a correr huyendo por el mismo lugar que habían venido, tal vez con la esperanza de escarpar del lugar con vida y tal vez dar cuenta más tarde de las carnes de su compañero caído y tal vez las tuyas y las de tu capitán si no os dais a la suficiente prisa. Sea como sea seguramente dispongas de unos quince o como mucho veinte segundos antes de que todo se venga a bajo y quedes sepultado bajo la montaña, aunque bueno, tu fuerte es la velocidad ¿No? Aunque claro, yo que tu tendría mucho tiento con como tratas al capitán, no vaya a ser que todo este esfuerzo sea en vano.

Si consigues salir de ahí de una forma airosa, con o sin tu querido capitán, tal vez sería una buena idea tomar una bocanada de aire y regresar de vuelta a la civilización, lo cual te llevaría uno o dos días en tu condición actual, tal vez el doble si andas cargando una persona a tus espaldas. Respecto a ir al templo, no se como de recomendable sería, supuestamente se encuentra en el pináculo de una montaña que se ha desmoronado por dentro, tal vez con un poco de suerte sepultando una maldición milenaria, sea como sea no parece la idea más prudente. Buena suerte, héroe.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {Dom 7 Jun 2020 - 3:42}

¡Había ganado! O eso parecía, porque las dos criaturas que quedaban con vida se habían asustado y habían huido despavoridas de la cueva helada. Sólo tenía que extraer al capitán del lugar que ocupaba en el hielo y, rezando para que estuviese vivo, sacarlo de una buena vez de la gruta para volver al Monkey D. Garp. Podría valerme de las grietas que el monstruo abatido había dejado en el suelo y...

Un momento, algo iba mal. El bicho que había estampado contra la pared había dejado su silueta impresa en ella y, como una reacción en cadena, los surcos habían crecido hasta cubrir la caverna casi al completo. Los cascotes de hielo no tardaron en comenzar a caer, amenazando con apresarnos al capitán Kensington y a mí en su interior. Yo estaba seguro de poder sobrevivir a aquello, pero no podía decir lo mismo de mi maltrecho superior.

―Mierda ―musité, sobreponiéndome al dolor como buenamente pude y haciendo crecer las grietas del suelo con mis láseres. No tardé en separar el cuerpo del oficial de la superficie helada, aferrándolo y arrojándolo hacia la entrada de la cueva cuando los fragmentos de hielo más gruesos y peligrosos comenzaban a caer. Me desmaterialicé para volver a hacerlo junto a él y repetí el gesto una y otra vez al tiempo que recorría en sentido inverso el camino natural que me había llevado hasta la estancia.

Una vez fuera me detuve, agotado, y me dejé caer sobre la nieve. Me arrastré hasta el capitán, comprobando que, pese a la lividez de su rostro y al azul de sus labios, su corazón aún latía débilmente. Era un hueso duro de roer, el muy condenado. Con razón era tan respetado dentro de la Marina, incluso por sus superiores.

El estruendo a mis espaldas confirmaba que el lugar al completo continuaba viniéndose abajo. Finalmente, los últimos escombros de la naturaleza rodaron fuera del acceso a la caverna y el temible ruido se detuvo. Nos habíamos librado por muy poco, pero lo habíamos conseguido.

―Después de esto no pienso limpiar el barco en dos meses, que lo sepa ―dije como si pudiera escucharme. ¿Quién sabía? Tal vez fuese así y mi comentario calase hondo en su mente.

A partir de ahí el camino fue pesado, pero mucho menos peligroso. Las noches eran frías como el corazón de un demonio y los días tampoco eran demasiado agradables, pero salvar la vida de quien tanto me había dado me empujaba a levantarme una y otra vez. Fueron varios días que ni siquiera me molesté en contar, pues después de tanto trabajo se me antojaba como algo desprovisto de interés.

El rostro de quienes me habían encomendado aquella misión casi suicida se torció al verme aparecer con el oficial al mando del navío. ¿Acaso habían esperado que muriese, que ambos pereciésemos en aquel páramo helado? Si era así habían estado equivocados desde el primer momento, y una sonrisa de satisfacción era el mejor castigo con el que podía obsequiarles.

Solté al capitán para que los del equipo médico pudiesen ocuparse de él y dejé que me ayudasen a llegar a la enfermería. A decir verdad, sólo podía pensar en Sarif y lo misterioso de su presencia en las montañas y, cómo no, en mi cómoda hamaca. Recordaba perfectamente cómo la había dejado, así que más les valía a Neil, Bottombu y los demás no haber osado tumbarse en ella.
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Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] - Página 2 Empty Re: Demasiado frío hasta para dormir [Moderado nivel 3 - Iulio] {}

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