El secreto de Zaren [Privado Zareen-Simo]

El East Blue, el más tranquilo y pacífico de los mares y sin embargo allí también había trabajo que hacer. Hacía ya varias semanas que había llegado a la base marine y que se me habían asignado varias misiones para realizar durante mi estancia allí; sin embargo me había tomado mi tiempo de descanso antes de embarcarme para comenzar a realizarlas. Como era de esperar la mayoría de ellas eran acorde al nivel de aquel mar: infiltraciones en pequeños cuarteles de la marina, rastreo de presencia de pequeñas células rebeldes e iniciación de los nuevos agentes del cipher pol. Este último encargo era el que me dirigía a hacer en ese momento.

Se suponía que debía acompañar a un iniciado en su primera misión para evaluarlo y asegurarme de que todo salía bien. En los informes se decía que se había alertado de presencia de rebeldes en la isla de Zaren, por lo que el objetivo iba a ser investigar acerca del tema. Yo por mi parte no creía que hubiera ninguna amenaza en aquel lugar. No sabía mucho de la isla a la que nos dirigíamos, pero no parecía tener nada de interés, seguramente hubieran sido unas viejas asustadas las que corrieron la voz. En cualquier caso era mejor así, no tardaríamos mucho en desvelarlo y podría dirigirme a otra misión más interesante.

-¡Tierra a la vista!- gritó el vigía desde lo alto del barco.

“Al fin”, pensé levantándome del rincón en el que había estado tomando el Sol. El barco navegaba a una velocidad bastante placentera, por lo que tras recoger mis cosas aún estuve un tiempo esperando en cubierta. Aproveché ese rato para admirar la isla a la que nos acercábamos. La verdad era que tenía su encanto. En un primer lugar, tras el puerto se veía una espléndida ciudad que seguramente sería la principal de la isla; sin embargo las vistas no acababan ahí, tras esta se alzaban varias montañas cubiertas de verde por la vegetación que formaban una vista preciosa.

Una vez el barco hubo atracado comencé a centrarme en mi tarea acompañar a la iniciada. Lo primero para ello era encontrarla, aunque se suponía que debía acudir al puerto a mi encuentro. Mientras esperaba saqué el dosier con los datos que me habían facilitado y comencé a repasarlo. No pude evitar sonreír al ver que la chica se llamaba igual que la isla, no me había dado cuenta hasta entonces pero era un dato gracioso. Tras esto examiné bien su foto para quedarme con su cara y comencé a mirar a mi alrededor para intentar localizarla.

Me encontraba descansando en una de las posadas de la ciudad Creis, preparándome para encontrarme con un superior del Cipher Pol el cual me iba a acompañar en una misión que había que llevar a cabo en la isla. ¿En que isla me encontraba? Pues en una isla del East Blue que curiosamente tenía un nombre parecido al mío, la única diferencia era que mi nombre tenía otra e. ¿Acaso era cosa del destino? No me interesaba, la verdad. Solo quería acabar con la misión para que los altos mandos me proporcionaran un ascenso. No podía ser una iniciada toda la vida, quería llegar más lejos en la jerarquía y conseguir los beneficios que ello conllevaría.

Me puse una camiseta azul marino y unos pantalones rojos, ocultando mis dagas en unas botas militares negras. Miré al espejo de mi habitación y me mentalicé para el trabajo. El graznido de mi querido halcón peregrino Zamir me sacó de mis pensamientos.

- Tranquilo cariño, mami estará de vuelta pronto. Le he dicho al posadero que venga a alimentarte y darte agua - dije acariciándole a través de la jaula.

Solo me mostraba así de cariñosa con los animales, sen cuanto a la personas solo me mostraría así con alguien debido a una falsa identidad. Era ya casi la hora acordada y no quería llegar tarde para el encuentro que era en el puerto. Salí de la posada y me dirigí hacia allí a paso ligero, con cuidado de no chocarme con la gente que pasaba por la zona. En cuestión de minutos, conseguí llegar al puerto Heries y me puse a la vista esperando que mi compañero me reconociera, ya que no me habían informado acerca de su apariencia. Solo me habían proporcionado su nombre: agente Baker. Me preguntaba que clase de hombre sería así mismo como las habilidades que poseía.

Simplemente me senté en uno de los bancos más próximos y me dispuse a esperar. Mientras aguardaba, me puse a silvar para distraerme un poco.

El puerto estaba abarrotado de gente, probablemente porque era por la mañana y los barcos de pesca acababan de llegar con el producto más fresco. Había cientos de personas entre marineros y compradores, sin embargo no me costó nada encontrar a la iniciada. Yo era un hombre observador, y como el resto de hombres lo primero que detectaba siempre eran las muchachas de buen ver. Estaba sentada en uno de los bancos más cercanos al muelle donde había desembarcado; lugar dónde la brisa marina hacía ondear ligeramente sus cabellos rubios, haciendo que pareciese salida de una escena de película. Además estaba silbando una canción, lo que llamó todavía más mi atención. Tranquilamente comencé a andar hacia ella sin poder evitar pensar en lo que me atraía. No sólo era por su pelo o su cuerpo, la chica tenía la piel blanca y unos ojos color azul que se tornaban de un tono claro precioso al recibir el brillo del Sol. La foto de la ficha no le hacía justicia, sin embargo no podía dejar que esto me influyera. Debía resistir.

-¿Zareen? Soy el agente Simo Baker-me presenté ofreciéndole un apretón de manos una vez estuve lo suficientemente cerca-. Supongo que ya estará al corriente de que he venido a hacer- continué sacando varias hojas de mi dosier y ofreciéndoselas-. Ahí tienes toda la información que necesitas. Te recuerdo que esta es tu misión, yo solo intervendré de ser necesario- le aclaré.

Quizá estaba siendo un poco más serio de lo normal, pero prefería eso a dejarme llevar por la belleza de la joven. “Me voy a mantener profesional hasta el final”, pensé mientras tomaba asiento en el banco en el que la había encontrado.

-Lee tranquila los informes que te he dado, no queremos fastidiarla nada más empezar. En cuanto se te ocurra por dónde comenzar, avísame e iniciaremos la investigación- indiqué a la chica en un tono algo más relajado intentando que no se pusiera nerviosa y pudiera pensar con tranquilidad.

La espera se hizo corta, entre que miraba como iban y venían la gente de otras islas una persona me llamó la atención pronunciando mi nombre. Un hombre alto y un poco musculado de tez morena se mostró ante mí tendiéndome la mano, se presentó con el nombre del agente que se suponía iba a ser mi guía en esta misión. Me quedé un instante mirándole a los ojos mientras apretaba su mano con un apretón fuerte, como muestra de educación, sus ojos verdes me cautivaron ya que eran bonitos. Me recordaban a los jardines del cuartel general del gremio de asesinos en el que trabajaba antes. Cada día iba allí a relajarme mientras leía cerca de un estanque repleto de nenúfares mientras las ranas entonaban su canto.

- Un placer conocerle, agente Baker. Sí, me han informado de que usted me acompañará en el transcurso de esta misión. Espero que podamos llevarla a cabo sin ningún percance - dije cogiendo los documentos que me había otorgado para ponerme a leerlos con cuidado. Al parecer, el objetivo de la misión consistía en investigar un posible nido de perros de la Revolución que se habían colado en la isla para establecer una base. ¿Había llegado por fin el día en que me iba a enfrentar a los revolucionarios? Esperaba que así fuera pues dan buena paga por matarlos o ponerlos entre rejas.

Mi compañero me intentaba dar ánimos, diciéndome que pensara en un posible lugar para empezar la investigación. "¿Si fuera un revolucionario donde me escondería?" A decir verdad, era un poco loco el infiltrarse a una isla próxima a una base de la Marina. Barajando las opciones en mi mente, procedí a decirlas en voz alta para ver que pensaba el agente Baker:

- Creo que es posible que tengan simpatizantes en la isla, en la ciudad o en alguno de los pueblos donde les hayan escondido en alguna casa o almacén. También está la opción de que se hayan escondido en el bosque o en alguna cueva. Lo que me parece raro es que hayan podido colarse sin que los marines se hayan dado cuenta. Lo que me lleva a pensar dos posibles opciones: o es cierto que no se dieron cuenta y los revos son escurridizos o bien tienen un topo, o varios, en la base que les ayudaron a entrar sin ser vistos. Yo comenzaría revisando primero los principales núcleos de población, para reunir alguna posible pista que nos conduzca a un rastro de migas de pan - miré al agente esperando su aprovación - Y ya que estamos cerca de la ciudad, sería un buen comienzo -

-Sí, no andas equivocada. Todos estos asuntos de los que nos encargamos suelen ser culpa de negligencias de la marina, pero con ellos no tenemos nada que hacer. Sus mandos son muy cabezones a la hora de permitir investigaciones sobre sus hombres, por lo que tendríamos que colarnos de incógnito. Haya sido por un topo o un simple despiste ahora no importa, no vamos a ir allí a investigar, eso está aún por encima de tus capacidades- respondí a la rubia dejando ver mi opinión acerca de la marina-. Por otro lado lo de la ciudad buscar información en los núcleos urbanos me parece muy buena idea- continué poniéndome en pie.

Tras esto me detuve por un instante y miré a nuestros alrededores. Por la cantidad de gente que había allí la ciudad que se extendía tras los primeros edificios del puerto debía de ser bastante grande. No podríamos ir puerta por puerta examinando a la gente para ver si podían tener algo que ver con la revolución, debíamos ir acortando la zona.

-Quizá deberíamos conseguir un mapa para orientarnos mejor- indiqué a mi protegida-. Con la información que veamos en él podríamos ver en qué zonas de la ciudad deberíamos empezar a buscar- añadí.

Aquella isla era una de las típicas del East Blue, pacífica y tranquila. La gente que vivía en este tipo de islas adoraba al gobierno mundial, no tendría sentido que la gente normal apoyase a la revolución de repente. Sabía que en algún lugar de la ciudad tenía que haber un sector de población descontento que se hubiese movilizado en busca de venganza o de cambiar su situación. Sus motivos concretos aún no los tenía claros, pero era a esos individuos a los que debíamos encontrar. Por el momento no diría nada, quería ver si la iniciada era capaz de llegar a esta conclusión por ella misma.

Mi superior dijo que aún no estaba lista para infiltrarme en una base de la Marina para espiar a los soldados, tenía razón. Odiaba admitirlo pero todavía aquel tipo de misiones escapaban a mis capacidades actuales y tendría que entrenar más para ello. Sin embargo, estuvo de acuerdo en ir a los núcleos de población de la isla para buscar pistas acerca del paradero de los revolucionarios. Sin embargo, alegó que necesitaríamos un mapa para decidir que lugares de la ciudad deberíamos revisar. "Hmmm... ¿Donde podríamos conseguir uno?" me llevé la mano a la barbilla, pensativa.

- Quizás podríamos conseguirlo en alguna posada o también en el ayuntamiento de la isla. Si nos hacemos pasar por simples turistas creo que no habría ningún problema. Ahora el asunto sería preguntar a la gente donde se encuentra el ayuntamiento, también podríamos ir un momento a la posada en la que he estado desde hace un par de días y probar suerte. De hecho, es la posada la que se encuentra más cerca. Conozco al dueño, le debe un par de favores a mi maestro - comencé a caminar esperando que el agente Baker me siguiera, llevando la iniciativa.

Tras caminar un poco y dejar atrás algunas calles, me detuve delante de nuestro destino. Tenía ganas de ver a Zamir, pero ahora estaba trabajando y sería poco profesional de mi parte. Me acerqué a la barra y llamé al posadero el cual estaba atendiendo a otros clientes mientras les servía una caña.

- Hola otra vez Johan, ¿de casualidad no tienes un mapa de la isla que prestarme? Me vendría bien para conocer los lugares más interesantes de la isla -

El hombre accedió y sacó un pequeño mapa de una gabeta. Me lo tendió y me dijo que me lo quedara, ya que el presumía conocer la isla de palmo a palmo. Ya conseguimos el primer objetivo, ahora solo había que examinar que partes de la ciudad eran las más idóneas. Salí al exterior y comencé a mirar en el trozo de papel.

- Pienso que deberíamos echar un vistazo a las tiendas que proporcionen alimentos así como armas, los revolucionarios las necesitarán. Por lo que dice en el mapa, el establecimiento más cercano es una tienda famosa por la venta de rifles y otras armas de fuego. Podría ser un punto interesante - comenté en voz baja esperando la aprobación del agente.

Por unos instantes la muchacha a la que acompañaba se quedó pensativa. Esto hizo que creyera que ya había comenzado a tener problemas para avanzar, pero todo eso se disipó en el momento comenzó a hablar. No solo tenía buenas ideas, sino que además era una chica de recursos. No sabía quién era ese al que se había referido como su maestro, pero si tenía contactos esparcidos por el mar debía ser una persona curiosa. Sin duda iba a sonsacarle información al respecto, pero por el momento debía seguirla. Mi preciosa pupila tenía una iniciativa asombrosa, ni si quiera se molestaba en esperarme, tuve que acelerar un poco el ritmo para ponerme a su altura.

-Perfecto, parece que te has tomado en serio lo de que esta es tu misión- dije sonriendo al momento que la alcancé.

No tuvimos que caminar mucho más hasta que finalmente llegamos a la posada de la que había hablado. Era sorprendente lo claro que Zareen tenía el camino, sin duda era el instinto propio del Cipher Pol. No había perdido el tiempo durante su estancia allí, estaba seguro de que había sido muy observadora con el entorno que la rodeaba, por eso se manejaba tan bien en aquella ciudad. Estaba claro que seguirla y observar sin ser un estorbo era lo mejor que podía hacer, lo tenía todo controlado.

Una vez entramos en la posada me puse a examinarla mientras la rubia de tez blanca hablaba con el posadero. El lugar era bastante corriente así como la gente que había en ella, no veía como el dueño de aquel local podía tener relación con alguien como un hombre de contactos. Con estas dudas en la cabeza y el mapa ya en las manos de mi compañera salimos a la calle.

Lo que me dijo Zareen a continuación me dejó si cabe aún más sorprendido de lo que estaba. No eran las deducciones que había querido escuchar en un primer momento, pero eran tan válidas o incluso mejores.

-Sí, es una buena idea- le respondí sin levantar mucho la voz-. Aunque me estas aburriendo con tanto andar de un lado a otro sin mediar palabra. ¿Por qué no me cuentas algo de ti por el camino? El por qué te uniste al Cipher Pol por ejemplo- añadí con un tono agradable y sonriente.

Había comenzado, era mi momento de empezar a exprimir el pasado de la chica. Tener un maestro antes de unirse a nosotros no era algo común. Me convenía saber si esta muchacha era de fiar antes de seguir avanzando hacia la parte peligrosa de la misión.

Mis ideas fueron de buen agrado del agente, pero me hizo una pregunta acerca del por qué me uní al Cipher Pol. Me quedé un instante meditando la respuesta. ¿Era seguro contarle mi motivo a alguien que había conocido recientemente? Bueno, podría contarle solo el por qué y callarme acerca de lo que hacía antes. Una de las reglas de la Hermandad era no hablar acerca de ella y de sus integrantes, sería considerado como traición y mandarían a alguien a matarme. Seguí caminando rumbo a la armería y entonces fue cuando decidí responder.

- Me uní porque me interesa aprender el arte del Rokushiki además de que cierto miembro de alto rango del Cipher Pol me invitó a a unirme después de conocernos en uno de mis trabajos. Yo servía como guardaespaldas de un hombre de negocios que quería hacer un trato con el dueño de un almacén. La cosa se torció y fue cuando mi jefe y un par de marines aparecieron. A día de hoy sigo bajo su mandato, me entrena para que me convierta en su sucesora o algo así - respondí mirando a ambos lados de la calle, vigilando por si alguien estaba vigilando - ¿Y como se unió usted, agente Baker? -

Después de oir su respuesta, por fin llegamos a nuestra primera parada. Por fuera parecía una tienda normal y corriente, sin nada que llamara mucho la atención. Un establecimiento hecho de madera y piedra con una robusta puerta de madera y ventanas amplias.

- Esta es la tienda. ¿Deberíamos echar un vistazo adentro haciéndonos pasar por clientes o mejor nos quedamos fuera vigilando por si aparece alguien con pintas sospechosas? - comenté mientras analizaba la fachada del edificio con la mirada y preguntándome si tendría puerta trasera.

Tras mi pregunta la muchacha quedó unos instantes en silencio, tras los que finalmente comenzó a hablar. Me explicó el evento que había terminado en su reclutamiento por parte de uno de los mandos. Al parecer antes trabajaba como guardaespaldas, cosa que jamás hubiera dicho viendo su aspecto; aunque, teniendo en cuenta que había llamado la atención de un miembro veterano del Cipher Pol… Sin duda debía tener una serie de habilidades ocultas que le hicieran aptas para el puesto.

Al final de su respuesta sólo había una cosa que no me había acabado de convencer del todo. Según sus palabras, se había unido al gobierno porque la habían reclutado y quería aprender el Rokushiki, pero una vez lo aprendiese… ¿Qué la mantendría de nuestro lado? ¿Quizá su reclutador? Por cómo había hablado de él el hombre arecía tenerle cierto afecto, pero el agente Brand Jhonson también lo tenía por mí y eso no hacía que le correspondiera. Sin duda tenía un gran respeto por el que había sido mi guía desde mi unión al cuerpo de inteligencia del gobierno, pero no podía decir que fuera su presencia la que me hacía permanecer en él. Esperaba que ese no fuera su caso, pero aún tendría que investigarla un poco más para saberlo.

Con todos estos pensamientos en la cabeza me dispuse a responder a la pregunta de la joven rubia, la cual también quería saber cuáles habían sido mis motivos para alistarme a las filas del Cipher Pol. La verdad es que todavía no confiaba del todo en ella, por lo que evité darle datos de la historia y de mi situación personal. Tan sólo pensaba decirle el por qué, sin adornos ni explicaciones.

-No tenía ninguna otra opción- terminé respondiendo con un tono entre melancólico y misterioso.

Había sonado más profundo de lo que había pensado en un primer momento. A la hora de hablar los días en la calle me habían venido a la mente.

-¿Queda mucho para llegar?- interrumpí la conversación para volver a centrarnos en la misión.

Casi al instante Zareen señaló una fachada y me indicó que esa era la armería a la que nos habíamos estado dirigiendo. Por fuera parecía un establecimiento normal, tal cual había esperado. Lo que queríamos estaba ahí dentro, en los informes de los pedidos y el almacén.

-Somos miembros del Cipher Pol. Se nos da bien observar cosas, pero eso no es todo lo que sabemos hacer- respondí sonriente a las propuestas de la iniciada-. Necesito ver que también sabes infiltrarte y manipular a la gente. ¿Por qué no nos hacemos pasar por mafiosos en busca de armamento? Hacemos como que queremos comprar legalmente y luego un poco de agresividad, unas cuantas amenazas para ver el almacén y mientras yo miro los listados de pedidos- continué proponiéndole un plan-. Aunque recuerda, hoy la jefa eres tú. Si te gusta adelante y te sigo, si no, tú decides el plan- concluí.

La sugerencia del agente Baker fue de mi agrado, no estaría mal el hacerse pasar por clientes y echar un vistazo desde el interior. Acepté con gusto el plan y me dispuse a comenzar a andar hacia la puerta principal. Nada más entrar, un hombre gordo y calvo vestido con una camisa amarilla chillona y unos pantalones verdes nos recibió con una sonrisa desde el mostrador. Las paredes y las estanterías estaban llenas de diferentes tipos de armas de fuego, desde pequeñas pistolas hasta grandes cañones de mano. Sin duda, aquel sitio era un lugar indispensable para que los supuestos revolucionarios compraran sus armas y municiones.

- Buenos días, señores. Me llamo Bort Jones y soy el dueño de este establecimiento, calidad y precio es nuestro lema. ¿En que puedo ayudarles el día de hoy?

- Buenas, señor. Somos dos importantes miembros de cierta organización y me preguntaba si sería tan amable de enseñarnos algunas de sus mejores mercancías - comenté con una sonrisa natural mientras inspeccionaba las diferentes armas que allí habían esperando un comprador. El hombre, al principio, nos miró de arriba a abajo como si nos estuviera evaluando.

- Hmmm... Si sois personas que se dedican a "trabajos delicados" os recomiendo un rifle de francotirador M 40 o un rifle de asalto AKA 103. Sin embargo, siempre me pueden decir que tipo de arma buscan o el tipo de trabajo que vayan a realizar y así puedo recomendarles la mejor opción de la que dispongo -

- Si nos permitiera echarle un ojo a su almacén... Quizás podamos encontrar lo que buscamos y usted pueda ganar una buena suma si las armas son buenas - me aventuré intentando que nos dejará acceder al interior de la tienda - Nuestro jefe solo quiere de lo mejor y por eso hemos venido aquí, han llegado a nuestros oídos de que su negocio es de las más cualificadas -

El hombre, seguramente pensando en la gran cantidad de dinero que podría ganar, comenzó a frotarse las manos expresando su codicia. Con un gesto, nos indicó que le siguiéramos escaleras abajo. Le indiqué a mi compañero que buscara por el mostrador para ver si encontraba alguna lista de clientes o algo por el estilo mientras yo intentaba distraer al hombre dándole la excusa de que mi acompañante estaba contemplando las armas de arriba.

Entré a la armería siguiendo a Zareen de cerca, aunque guardando algo de distancia para que se viera que era ella la que llevaba la voz cantante. El dependiente nos recibió bastante bien, cosa que mi compañera aprovechó perfectamente para comenzar con nuestro plan. En un primer momento, al ver que la chica rubia lo estaba manejando bastante bien, no me molesté en integrarme en la conversación. Era más interesante analizar la tienda, en la que había una gran variedad de armas, aunque todas ellas eran de fuego.

“Interesante”, pensé mientras caminaba junto a una de las estanterías. Estaba toda llena de polvo, lo que seguramente quería decir que ninguna de esas armas se había movido en mucho tiempo. Lo más probable era que las armas que había en el escaparate fueran meras réplicas y las que realmente vendiese estuvieran en el almacén. Me pareció un movimiento inteligente, así no le atracarían con su propia mercancía. En cualquier caso, el que se había presentado como Bort podría limpiar un poco de vez en cuando.

Cada vez tenía más sentido pensar que aquel era el lugar que buscábamos. Con un local tan sucio no atraería a la gente de la zona, el único motivo de que la tienda funcionara y tuviese dinero para comprarse esas ropas horteras era que tuviese grandes clientes más interesados en la mercancía y su sigilo que en la apariencia. Clientes como los que estábamos representando. Clientes como los que pretendíamos atrapar.

-Yo estaré bien esperando aquí arriba- dije con tono complaciente al ver que mi compañera me hacía un gesto.

El vendedor no se molestó en volver su vista a mí, estaba ya pensando en el dinero que le íbamos a dar. Mejor para mí, así podría rebuscar tranquilamente sin que sospechase nada. Esperé unos instantes junto a la puerta hasta que me aseguré que tanto Zareen como el calvo asqueroso estaban abajo en el almacén, momento en el que puse el cartel de cerrado y me dirigí al mostrador a revisar lo que pudiera tener allí guardado.

Tardé un rato a causa de la dejadez de aquel hombre, que tenía todos sus documentos desorganizados, pero finalmente lo encontré. Un contrato por un suministro mensual de armas. La firma del comprador era poco más que un garabato, por lo que me resultaría muy difícil saber nada a partir de ella; pero al menos por la cantidad de la mercancía y los pagos estaba claro que eran para alguien grande. Me encaminé hacia el bajo donde se encontraba el almacén para ver qué tal le iba a mi compañera y mostrarle lo que había encontrado. El documento no probaba que fuera la revolución pero mínimo sería una organización criminal bastante grande. Fuera como fuese lo íbamos a averiguar en unos instantes, en cuanto le preguntásemos “amablemente” al señor Jones.