En el fondo del mar, matarile, rile, ron chimpón. [Privado Bleyd-Simo]

-Esto es un asunto importante. No puedes permitirte fallar- me advirtió Brand Jhonson.

-Entendido señor- le contesté con tono seguro.

Tras esto el agente de inteligencia colgó el den-den mushi sin mediar más palabra. Rápidamente me dispuse a recoger las cosas que tenía en mi habitación del cuartel marine. Mi pelirrojo superior había llamado bastante alertado y había dicho que me movilizara cuanto antes. Ni siquiera me había ofrecido declinar el encargo, sin duda este era uno de esos momentos que marcan la diferencia para un agente. Había una situación de necesidad y urgencia y yo debía demostrar que se podía contar conmigo

El objetivo concreto de la misión todavía no me había sido desvelado. Mi reclutador no quería ofrecer ningún detalle sin asegurarse de que las comunicaciones no estaban pinchadas; sin embargo había sido muy insistente en la importancia de la tarea y los beneficios que podían traer a mi carrera, cosa que no podía pasar por alto. Es por esto por lo que, una vez hube empacado todo lo que me podía ser necesario en una mochila, salí corriendo al exterior de la base.

Hasta el momento, lo que sabía es que debía dirigirme al puerto del cuartel, dónde me encontraría con un enviado que me entregaría en mano un informe con el objetivo. Además se suponía que allí también se me presentaría a un mercenario contratado por el gobierno para ayudarme en mi tarea. Yo por mi parte, aunque no lo había conocido todavía, no tenía especial confianza en este individuo. A menudo los mercenarios eran personas traicioneras, por mucho que se les pagase, su lealtad no era fija. Más me valía que la cantidad que le había ofrecido el gobierno fuera alta o le saldría más rentable traicionarnos. Fuera como fuese, si ese era todo el apoyo que iba a poder recibir no podía rechazarlo; lo usaría cuánto pudiese y si en algún momento mostraba dudar de en qué bando le convenía estar me apartaría de él.

El puerto un lugar soleado lleno de trabajadores ajetreados. Ese era el punto de reunión en el cual me habían citado para un trabajo importante. No me interesaban los motivos ni con quien hacerlo tan solo la recompensa. Me habían prometido información clasificada de un laboratorio secreto en donde se realizaban experimentos secretos para resucitar armas ancestrales. Era todo lo que necesitaba saber, esas cosas no podían caer en manos de nadie... eran demasiado monstruosas demasiado peligrosas para que la humanidad pusiera sus sucias y codiciosas manos en ellas.

Me encontraba al lado de un tipo estirado, vestia de traje negro y corbata a 36 grados... lo cual era cualquier cosa menos fresco y discreto. Portaba un portafolios en su mano y lo releía una y otra vez impaciente y nervioso. Yo por mi parte estaba de relax y jugaba con Fluffle, mi pequeño y rosado pony correteaba de aquí para allá con el aire acondicionado encendido. era un amor de bolita.

Aunque el sol pegaba con fuerza, la brisa marina ayudaba a rebajar el calor del ambiente. Se suponía que esperábamos a otro integrante del equipo pero llevaba un buen rato allí y este no se había dignado aparecer, tan solo esperaba que no fuera una persona engreída y estúpida.... No podía con esa clase de gentuza

Anduve a paso apresurado hasta la salida de la base, la cual daba directamente al puerto. En cuanto crucé las puertas el potente brillo del Sol me cegó por unos instantes. Hacía un día muy bueno, pero el contraste de luz y temperaturas entre las instalaciones, en las cuales había aire acondicionado, y el exterior me había pillado por sorpresa. El calor me gustaba, pero tardé unos segundos en acostumbrarme a la luz. Si hubiera llevado unas gafas de Sol… Había cogido una buena cantidad de cosas que nos podrían ser útiles, pero no había pensado en que nuestro astro fuera a brillar tanto ese día. Al menos la ropa que llevaba no era del todo molesta. Llevaba una camiseta gris pálido de manga corta y unos pantalones tácticos, que a pesar de ser largos y oscuros ventilaban bastante bien, haciendo que no me sudasen mucho las piernas.

Para cuando llegué al punto de encuentro había dos hombres ya esperándome. Me había dado toda la prisa que había podido pero al parecer no había sido suficiente. No me costó mucho averiguar cuál era el mercenario. El hombre que le acompañaba llevaba el traje negro propio de los emisarios del Cipher Pol y una pequeña carpeta.

-Perdón por llegar tarde- dije disculpándome una vez estuve lo suficientemente cerca.

-No se preocupe agente, pero debemos de actuar rápido- me respondió el hombre trajeado dejando el portafolios en mis manos-. Toda la información que tenemos de la misión está en los documentos que le acabo de dar. Además tomen esto- añadió dándole una gran caja al robusto hombre que había estado esperando con él-. Son trajes de buzo, seguramente los necesiten más adelante. Ahora suban al barco y partan de inmediato, ya tendrán tiempo de presentarse y organizar su línea de actuación durante el trayecto- continuó indicándonos de forma brusca y fría.

Yo por mi parte no discutí sus instrucciones y me dispuse a subir directo al barco, aunque no sin antes cruzar la mirada con el hombre que me iba a acompañar. No me había gustado el primer vistazo, esa cicatriz que le cruzaba la cara le hacía parecer un criminal. Al menos valdría para asustar a nuestros enemigos.

-Vamos, seguro que tendremos algún camarote en el que podremos hablar y pensar tranquilos- animé a seguirme al mercenario.

Había dicho lo del camarote muy pronto. El barco era bastante pequeño y viejo, muy acorde con su escasa y veterana tripulación. Sin duda debía haber un motivo para esto, pero estaba claro que el viaje iba a ser duro e incómodo.

El hombre había llegado tarde y sin aliento. Bueno al menos había llegado, mas vale tarde que nunca. El tipo me animo a seguirle al camarote después de que me echara al hombro la caja que me ofrecio el contratista, segun el no eran otra cosa mas que trajes de buzo, aunque yo no fuera a necesitarlo el alfeñique que tenia como compañero lo podría encontrar de utilidad.

Llegamos al camarote... si es que se le podría llamar asi, era poco mas que una litera con un par de taquillas, Desembale la caja para poder entrar su contenido en la habitación y guardarlo en las taquillas, Fluffle por su parte le falto tiempo par pegar un salto y subirse a la litera de arriba acomodándose.

-Quédate la de abajo yo montare guardia. Por cierto permite que me presente soy Bleyd y ese adorable pequeño es Fluffle, si te metes conmigo no pasara nada, métete con Fluffle y seras pasto de los peces. Ahora habiendo dejado claro lo que puedes y no puedes hacer. Dejemos claro que tu eres quien manda, así que cuando me necesites dame un grito.

Me recosté en el suelo al fondo de la habitación con la entrada de cara a mi, tenia preparado el cañón lineal por si ha alguien se le ocurría venir a tocarme la moral, tan solo esperaba que aqui el pequeño aprendiz de Anacleto supiera lo que hacia.

Casi al instante de estar en el barco los marineros retiraron la escalerilla, soltaron amarras y partimos. Al parecer a ellos también les habían metido prisa que a mí. Por un instante dudé de si aquellos vejestorios serían capaces de manejar bien el barco, pero no tardé en darme cuenta de que la experiencia hace tanto como la vitalidad. No eran ágiles ni rápidos, sin embargo su precisión y coordinación hacían que el barco se moviera grácil y velozmente por el agua. Era bueno ver que aquel cascarón nos iba a llevar mejor de lo que parecía.

En el momento que había estado observando a los marineros, mi compañero se había adelantado hacia el camarote seguido por la que parecía su mascota. Sin duda estaba maldito, a pesar de no gustarme los animales todos mis compañeros tenían siempre uno. Al menos este no era tan desagradable como los demás con los que había compartido misión. No sabía qué tipo de bestia era, pero era rosa, de aspecto blandito como un cojín y olía a dulce. Si se comportaba, cosa que parecía que iba a hacer, pues se había acostado en una de las literas, no tendría problema con él.

Dejando a la bolita peluda a un lado, tras asignarse la litera que esta había ocupado y decir que él montaría guardia, el mercenario se presentó como Bleyd. También me dijo que su acompañante se llamaba Fluffle, la cual no debía molestar o me mataría. No me hizo ninguna gracia esa amenaza, sobre todo por el tono serio con el que lo había dicho; sin embargo el que me hubiera dado permiso para mangonearle y hubiera dicho que yo estaba completamente al mando compensaba la situación.

-Mi nombre es Baker, Simo Baker. Encantado de conocerte- me presenté agradablemente a mi compañero mientras dejaba la mochila en la que llevaba mis cosas en una de las taquillas.

Tras esto me senté en la cama de abajo de la litera, la cual chirrió por el peso. Era bastante incómoda, pero era lo mejor que había así que decidí no darle mucha importancia. “Mierda”, pensé tras leer la primera página del informe. El asunto era algo serio de verdad, de ningún modo nos hubieran seleccionado a nosotros de haber libre alguno de los agentes de mayor cargo. Sin duda era mi oportunidad de brillar y mostrar a mis superiores que realmente merecía un mayor reconocimiento.

-¿Tú estás relacionado con el carácter de nuestra misión?- pregunté a Bleyd levantándome.

A pesar de que no era miembro del Cipher Pol tenía que asegurarme de que estaba bien informado. Estábamos a punto de hacer una misión seria de infiltración, no podía permitirme que le surgieran dudas en mitad del trabajo.

El mozo se sentó en la litera de abajo que gimió por su antigüedad ante el peso del hombre. El personaje se presento como Baker, Simo de nombre. Ojeo rápidamente los papeles referentes a la misión. y le falto tiempo para preguntarme si yo sabia algo.

-Lamentablemente no se nada. no hago preguntas innecesarias. Yo solo evaluó la situación, te mantengo con vida y rompo lo que se tenga que romper. Pero por la pinta que ha tenido esto, me apostaría un millón de berrys a que nuestro destino se encuentra en alta mar a unos dos mil o tres mil pies de profundidad, seguramente una base secreta de investigación ilegal. El contratista necesitara que entremos y salgamos rápidamente después de conseguir lo que sea que quieran. Mi trabajo si no me equivoco es escoltarte hasta la base, hacer que entres, mantenerte con vida y traerte de vuelta después. Lo que pase con esa instalación hasta donde yo se me importa un rábano, si tengo que implosionarla para sacarnos de allí dentro, ten por seguro que te sacare.

Por cierto si te haces daño soy medico, intenta no ahogarte u caerte de las escaleras, puedo protegerte de enemigos municiones y animales peligrosos, pero la torpeza no entra dentro de esas categorías.

Por cierto creo que sera bueno que sepas con quien tratas. Soy el pretor de Meln en Sideros, tal vez te suene una guerra de hace dos años que se produjo alli. También fui uno de los últimos Yonkaikyos antes que el gobierno los destituyese a todos. Puedo usar Haki armadura de alto poder defensivo, me especializo en destrucción, ya sea a golpes o con explosivos.

Fluffle ante semejante discurso no pudo resistir la tentación y comenzó a flotar por la habitación usando sus globitos. A pesar de que estaba rozando el techo, flotaba peligrosamente cerca de la cabeza de Simo, y amenazaba con darle un golpe en la cocorota.

-Aix, disculpa a Fluffle, se aburre con los discursitos.

Me levante y cogí a Fluffle que soltó un adorable ¡Gashp! en cuanto estuvo en mis brazos.

-¿Quien es un buen chico? tuuu. Si tuuu

Ante estas atenciones Fluffle se ruborizo y me abrazo dando una bonita e idílica estampa.

La respuesta de Bleyd me sorprendió bastante. Al parecer no solo era más espabilado de lo que parecía, también era un personaje famoso. Yonkaikyo, pretor… Estaba claro que aunque el gobierno tuviera a sus mejores agentes ocupados no se había quedado falto de recursos.

-No te has equivocado mucho, pero aun así me deberías un millón de berries- comencé a responder antes de que el peluche comenzase a volar sobre mí.

Al momento mi compañero agarró a su bolita rosa y se disculpó por ella. Era bueno ver que la tenía bien controlada, cualquier otra persona le hubiera dejado seguir molestando por ahí. Tras esto comenzó a hacerle mimitos, a lo que el animal comenzó a hacer ruiditos adorables.

-Como bien has pensado vamos a tener que meternos bajo el agua e infiltrarnos en una base; sin embargo ni la base es la que está bajo el agua, ni está es un centro de investigación- respondí a las suposiciones de Bleyd ofreciéndole el informe una vez hube acabado de leerlo. -Al parecer los estúpidos marines intentaron un ataque contra el Archipiélago de los Ahogados, principal nido de piratas del North Blue. El planteamiento de la batalla no era malo, la isla está situada muy cerca del Calm Belt, por lo que se aproximaron desde allí para pillarlos por sorpresa. Por desgracia para nosotros, perdieron ante el poderío de los cañones de la base. ¿Ves cuál es el problema?- pregunté al mercenario tras haberlo puesto en situación.

Por un segundo hice una pausa y me dirigí a la taquilla dónde mi compañero había dejado los trajes de buzo especiales que nos habían dado. “Más vale que sean resistentes”, pensé.

-Según el informe el barco intentó dirigirse al mar sin mareas antes de hundirse completamente para evitar que los piratas tuvieran acceso al kairoseki. Hasta ahora se creía que lo habían logrado, pero han comenzado a expandirse los rumores de que no lo consiguió y una banda pirata ha encontrado el punto en el que se haya. Nuestra misión es dar con ellos silenciarlos y destruir el barco para que nadie que intente sumergirse pueda dar con él de casualidad- continué explicando lo que ponía en las hojas que le había dado por si no le apetecía leer.

Escuche al tipo que comenzó a darme los detalles de la mision. Parecía un trabajo sencillo sumergirse y volar un barco hundido. Seguramente mandaban a este perro flauta para asegurarse de que el kairo era destruido... Menudo desperdicio de material esa mierda valía millones en el mercado negro e incluso me gustaría echarle el guante a un poco. Tal vez podría hacerlo quedándome la ubicación y volver tras destruirlo. Un electro-iman seria mas que suficiente para atrapar los restos que se escondan en el lecho oceánico.

-Bien entonces simplemente nos sumergimos y ponemos cargas submarinas en el barco. Aunque veo un problema... Si quieren volar el barco, al menos tendrían que habernos entregado explosivos, yo puedo improvisar un artefacto con mis municiones pero no creo que sea tan efectivo bajo el agua. Respecto a los piratas no serán mucho problema, he venido mas que preparado para la ocasión.

De todas formas podemos aproximarnos sin ser detectados mandar el barco al carajo y salir antes de que nadie se de cuenta de que ha ocurrido. Otro asunto seria si los piratas han comenzado la extracción del metal, eso seria malas noticias.


Fluffle al verme pensativo puso su patita en mi nariz con una sonrisa.

-!Hee¡ tu pequeño gamberro, estoy trabajando.

Comencé a hacerle cosquillas en la tripa como si de un perro gordo se tratara. Toda la atención recibida era lo único que necesitaba mi pequeña mascota para ser feliz.

-Lo de acercarnos sin ser detectados lo veo difícil, no sabemos dónde está el barco. Por lo que sabemos podría ser hasta un bulo y que el barco sí que llegase al Calm Belt, pero aun así debemos ir a investigar- respondí a las proposiciones del mercenario mientras este volvía a hacer mimos a su bicho.

“¿Se va a pasar así todo el viaje?”, pensé algo incómodo. De ser así más me valía ir acostumbrándome porque la misión no tenía pinta de ir ser rápida. Antes de nada teníamos que llegar al archipiélago de los Ahogados para seguir la pista a la misteriosa banda pirata, y para eso nos quedaba por lo menos una semana de viaje. Era gracioso, el tiempo nos faltaba y nos sobraba a la vez; más nos valía no malgastarlo y comenzar a prepararnos antes de llegar a nuestro destino.

-Seguramente tengamos que hacernos pasar por piratas o algo así, no creo que a los habitantes de la isla pirata les haga gracia tener un empleado del gobierno y un mercenario por allí. Va a ser difícil, pretor de Meln- indiqué a mi compañero con cierto retintín. -Aún falta bastante tiempo hasta que lleguemos a la base pirata. ¿Qué te parece si hacemos esto? Yo te enseño como camuflarte y pasar desapercibido y tú me ayudas a mejorar mi potencia. Así cuando lleguemos ambos estaremos algo más preparados para lo que venga después- propuse a Bleyd.

Sin duda hacer que alguien tan famoso como él pasara desapercibido iba a ser difícil, pero contábamos con el factor sorpresa; si lo vestía de pirata y no la liábamos mucho quizá no se fijarían en él. Por otro lado aprender de alguien que el mismo gobierno había seleccionado para una misión de destrucción podría serme muy útil, sobre todo teniendo en cuenta que mis misiones incluían cada vez más a menudo confrontaciones directas.

Escuche al tipo con poca atencion, la verdad es que no me otorgaba ni buenas ni nuevas noticias. sin embargo tenia razón perder allí el tiempo seria un buen desperdicio.

Bueno nunca digo No a ampliar mis conocimientos y habilidades, equipo y preparación es la diferencia entre salir de una pieza o no. Me parece bien, pero he de avisarte no soy nada blando con mis escasos alumnos. Puedo enseñarte a bloquear ataques, haki armadura y a destrozar superficies con solo la fuerza de tus golpes. Puedes escoger lo que mas te guste. Por mi parte me gustaria saber que puedes enseñarme en el campo de pasar desapercibido.

Me levante del suelo con Fluffle al hombro y me encamine a la cubierta, allí podríamos hacer algún ejercicio aparte de rascarnos la cocorota y pescar en la mar salada.
Puse a Fluffle en cubierta y le falto tiempo para salir disparado de proa a popa, el chiquitín se lo pasaba pipa jugando con un barril, todo fueron risas y jolgorio hasta que se cayo dentro y quedo atascado. Suspire mientras veia como rodaba por toda la cubierta y amenazaba con caerse por la borda. Use mi modulo de estabilización y ralentice el barril en pleno vuelo, con el barril ya sujeto y moviéndose muy lenta y perezosamente pude extraer a mi pequeño compañero de su interior con un sonoro ¡POP!

-Con cuidado Fluffle no tengo ganas de tener que nadar para recogerte, ahora se un buen chico y toma un pokito el sol mientras juego con nuestro compañero de cuarto.

El pekeñin asintió con un saludo militar y se acomodo en la popa a tomar el sol, coloco su regordete y mullido pelo en una tumbona y con un batido de frutas se relajo como un buen chico.

Espere a que mi pupilo/maestrillo hiciera su aparición de los camarotes, aun así no tendríamos mucho sitio para hacer el bestia, se viejo cascaron de nuez no nos dejaría demasiada libertad de movimientos, pero era mucho peor pasarse el día aburrido en el camarote.

Fue agradable ver que la idea de compartir conocimientos había sido del agrado de mi compañero. Eso quería decir que era más abierto de lo que había pensado en un primer momento. Y además, estos pequeños momentos de enseñanzas me ayudarían a acercarme más a él y asegurarme de que era alguien en quien confiar.

El mercenario fue el primero en salir del camarote, listo para empezar con lo que íbamos a hacer. Eso sí, no se olvidó de dar unos últimos mimitos a su pequeña bola rosa y ordenarle que se estuviera quieta. Yo por mi parte le seguí, aunque algo menos entusiasmado. Los escalones que llevaban a nuestra estancia habían crujido de muy mala manera bajo el peso de mi compañero, no quería torturarlos más con un paso apresurado.

-¿Te importa que empiece yo con las lecciones?- dije a Bleyd una vez hube salido del camarote.

La verdad es que por mucho que quisiera mejorar la calidad de mis ataques, lo que realmente pretendía con esto era que el grandioso pretor de Meln pudiera pasar como un tipo cualquiera. La actitud que tenía y sus ropas lo harían más que sospechoso en una isla llena de gañanes.

-Lo primero sería aprender a analizar el entorno en el que te vas a mover- le indiqué. –Es muy importante tener en cuenta que tipo de personas van a haber allí, que ropas llevarán, que acento pueden tener, cual es el ambiente general que va a haber… Empezaremos por ahí, por la anticipación de la situación de la infiltración que vamos a hacer- le indiqué.

Yo ya sabía muy bien lo que íbamos a encontrar, la isla era muy famosa, pero hacer que el propio Bleyd se diera cuenta por sí mismo iba a ser parte de su entrenamiento.

-¿Y bien? Imagina la escena. ¿Qué ves?- le pregunté.

Cierro los ojos e intento concentrarme en la escena.

-Veo un puerto, barcos anclados gentes sencillas con pañuelos en sus cabezas, ron y felicidad por las esquinas, la gente viste ropa corta a causa del calor.

Mi voz tiembla un momento mientras describo la escena.

- Veo una disputa de bar, los disparos suenan y las balas silvan en el aire... La sangre fluye de las heridas, los cuerpos caen ensangrentados, la muerte extiende su guadaña sobre la ciudad.

Mi voz tiembla mientras la fantasia se vuelve realidad ante mis ojos.

- Gritos, sangre y muerte, la gente pierde la cabeza, el caos se desata. Amigos se matan entre si, la gente se suicida incapaz de superar las visiones.... Las visiones son tan reales... La convergencia...

Los muertos vuelven a la vida... Devolverlos a la vida...

Sin darme cuenta me encontraba empuñando el cañon lineal y estaba apuntando directamente a mi cabeza, el sonido de la energía cargándose era audible para todos.

Las visiones cesan tan rápido como empezaron, sustituidas por un dulce olor a algodón de azúcar. Fluffle rápido como una centella se ha acercado a mi y se ha agarrado a mi brazo usando su peso par evitar que pueda volarme la cabeza.

Por primera vez puedo ver a mi peludo compañero, su rostro muestra preocupación y con cuidado le doy un abrazo.

-Shhhh, lo siento Fluffle todo va a estar bien ya paso, gracias pequeñín ¿Que haría yo sin ti?

Me recompongo lo mejor que puedo, seguramente mi compañero de entrenamiento este a cuadros ahora mismo.

-Yo... Lo lamento, sufro episodios de ataques suicidas, una enfermedad mental producto de mis muchos viajes. Por suerte Fluffle es la cura perfecta.

Suspiro mientras me siento en el suelo con Fluffle en mis piernas.

-¿Por que no empezamos por alg sencillo para ti?  intenta focalizar tus emociones, coge toda tu ira, toda tu rabia, juntala con tu odio mas intenso y intenta dirigir esos sentimientos a tu mano. Si careces de esas emociones busca otras que te definan, Fe, amor, lujuria, todas ellas sirven para llegar al camino que buscas. Tienes que conseguir esto.

-Respiro un segundo y dejo que el haki fluya por todo mi cuerpo, me concentro mientras toco a Fluffle y parte de su pelaje comienza a cambiar de color, el haki avanza por su pelo como si de petroleo se tratase.

Mi compañero se saca un selfie con un dial de imágenes, y lo pega en un álbum de felices recuerdos que tiene conmigo.

-Bien esta energía es haki, reside en todos los seres vivos, por respeto a ti lo intentaremos de la forma difícil. La fácil como dijo mi maestro una vez, implica golpearte hasta que lo despiertes o mueras, lo que primero pase. Ahora ponte a ello.