Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Nailah
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Nailah esbozó una sonrisa al ver que su ataque había tenido efecto suficiente como para que aquellos gólems dejaran en paz al gyojin. Sin embargo, la paz no duró mucho pues cada vez aparecían más y más engendros. La pirata tenía curiosidad por saber quién era el que los estaba mandando, e incluso pensó que podría tratarse de una trampa tendida por los enanos, pero ¿por qué? Que secretos eran tan importantes para esconderlos en esas profundidades y que nadie supiera nunca nada sobre ellos, o peor, que nadie se acercara a las temibles profundidades.
La morena no dudó en volver a ponerse manos a la obra para deshacerse de la mitad de los engendros que seguían apareciendo, Spanner podía ocuparse de la otra mitad perfectamente. Nailah se agachó y posó la mano en la arena. Las venas del dorso de su mano comenzaron a brillar con la blanca energía que empezó a propagarse por la arena hasta llegar a los gólems. Estos empezaron a iluminarse en su interior hasta que comenzaron a explotar uno a uno.
Cuando la pirata hubo terminado de deshacerse de la mayoría de los gólems, escuchó la conversación que mantenían Luka y Tom.
-Los libros de historia han sido escritos por los hombres desde su perspectiva de superioridad, está claro que nada de esto saldría en ellos. Yo no me fiaría de lo que te han contado, quizás os han dado la historia manipulada - Interrumpió Nailah con su voz tétrica.
En cuanto terminó la frase un terremoto sacudió la zona e hizo que se tambaleara. Al parecer aquella voz conocía a los gyojines y Nailah miró hacia todas partes intentando aguzar el oído para saber desde que punto exacto provenía, pero fue en vano. Criaturas hostiles emergieron de la tierra y aparecieron en el aire.
Nailah escuchó la idea de Tom y asintió, esperaba que Spanner también aprobara el plan. Aunque no sabía si sus capacidades permitirían lanzar un rayo de gran magnitud y, lo peor, que pudiera afectar a sus compañeros.
-¡Zane, aléjalos a todos del agua! - Gritó a su capitán.
Tras eso, empezó a ascender levemente a medida que alrededor de sus manos empezaba a juntar una gran cantidad de energía. En cuanto Luka decidió lanzar la esfera gigante de agua, Nailah liberó de sus manos un rayo estruendoso blanco, tan brillante, que podía cegar a cualquiera que se le quedase mirando. El rayo salió disparado seguido de sus manos, manteniéndose continuamente hasta que tocó el agua y se extendió por toda la esfera. Nailah separó las manos y el rayo dejó de emitirse. Ella tan solo jadeó y regresó al suelo con lentitud, aquella liberación de energía la había dejado exhausta.
La morena no dudó en volver a ponerse manos a la obra para deshacerse de la mitad de los engendros que seguían apareciendo, Spanner podía ocuparse de la otra mitad perfectamente. Nailah se agachó y posó la mano en la arena. Las venas del dorso de su mano comenzaron a brillar con la blanca energía que empezó a propagarse por la arena hasta llegar a los gólems. Estos empezaron a iluminarse en su interior hasta que comenzaron a explotar uno a uno.
Cuando la pirata hubo terminado de deshacerse de la mayoría de los gólems, escuchó la conversación que mantenían Luka y Tom.
-Los libros de historia han sido escritos por los hombres desde su perspectiva de superioridad, está claro que nada de esto saldría en ellos. Yo no me fiaría de lo que te han contado, quizás os han dado la historia manipulada - Interrumpió Nailah con su voz tétrica.
En cuanto terminó la frase un terremoto sacudió la zona e hizo que se tambaleara. Al parecer aquella voz conocía a los gyojines y Nailah miró hacia todas partes intentando aguzar el oído para saber desde que punto exacto provenía, pero fue en vano. Criaturas hostiles emergieron de la tierra y aparecieron en el aire.
Nailah escuchó la idea de Tom y asintió, esperaba que Spanner también aprobara el plan. Aunque no sabía si sus capacidades permitirían lanzar un rayo de gran magnitud y, lo peor, que pudiera afectar a sus compañeros.
-¡Zane, aléjalos a todos del agua! - Gritó a su capitán.
Tras eso, empezó a ascender levemente a medida que alrededor de sus manos empezaba a juntar una gran cantidad de energía. En cuanto Luka decidió lanzar la esfera gigante de agua, Nailah liberó de sus manos un rayo estruendoso blanco, tan brillante, que podía cegar a cualquiera que se le quedase mirando. El rayo salió disparado seguido de sus manos, manteniéndose continuamente hasta que tocó el agua y se extendió por toda la esfera. Nailah separó las manos y el rayo dejó de emitirse. Ella tan solo jadeó y regresó al suelo con lentitud, aquella liberación de energía la había dejado exhausta.
«¡Oh, vamos! No me jodas», se quejó en su fuero interno al comprobar que las lanzas iban más rápido de lo que le había parecido. Un quejido se escuchó en la oscuridad cuando una de ellas le provocó un corte, causando que apretase los dientes y se diese la vuelta para mirarlas de frente. De hecho, hubiera sido así si no se encontrase sumergido en las más profundas tinieblas.. No obstante, aquello no era algo ante lo que estuviera dispuesto a ceder.
Una violenta corriente de viento continuaba impulsándole a gran velocidad hacia las profundidades del maldito hoyo, y darle la espalda a lo que fuera que le esperaba al final no le gustaba demasiado. «Antes tienes que ocuparte de esto», se dijo, desenvainando a Byakko y a Yuki-onna con sendos rápidos movimientos.
La lluvia se combatía con lluvia, o ésa era la idea que había acudido a su mente al voltearse para encarar las lanzas. Sin pronunciar una palabra, comenzó a blandir las espadas hacia el frente. Sus alas hacían lo propia algo por detrás de las primeras, y de las cuatro nacían ondas cortantes que buscaban interceptar cualquier filo que pretendiese herirle de nuevo. Pero el fin del camino se encontraba cerca. Lo sabía porque podía percibir unas presencias que se encontraban peligrosamente próximas, demasiado. Debían tener un suelo que pisar, ¿no?
Convencido de que sus esfuerzos debían haber servido para evitar ser acribillado, desplegó por competo sus alas e hizo desaparecer la corriente de viento que le había estado empujando. No sin dificultades, se las ingenió para convertir su vuelo vertical en uno horizontal y, tras planear unos instantes, tomó tierra.
-Soy un humano -dijo sin más, atento ante cualquier intención hostil que pudiese anticipar. ¿Qué demonios estaba sucediendo allí? No entendía nada, pero cada vez dudaba más acerca de si volvería a visitar aquella isla-. ¿Y vosotros? ¿Quiénes sois?
Una violenta corriente de viento continuaba impulsándole a gran velocidad hacia las profundidades del maldito hoyo, y darle la espalda a lo que fuera que le esperaba al final no le gustaba demasiado. «Antes tienes que ocuparte de esto», se dijo, desenvainando a Byakko y a Yuki-onna con sendos rápidos movimientos.
La lluvia se combatía con lluvia, o ésa era la idea que había acudido a su mente al voltearse para encarar las lanzas. Sin pronunciar una palabra, comenzó a blandir las espadas hacia el frente. Sus alas hacían lo propia algo por detrás de las primeras, y de las cuatro nacían ondas cortantes que buscaban interceptar cualquier filo que pretendiese herirle de nuevo. Pero el fin del camino se encontraba cerca. Lo sabía porque podía percibir unas presencias que se encontraban peligrosamente próximas, demasiado. Debían tener un suelo que pisar, ¿no?
Convencido de que sus esfuerzos debían haber servido para evitar ser acribillado, desplegó por competo sus alas e hizo desaparecer la corriente de viento que le había estado empujando. No sin dificultades, se las ingenió para convertir su vuelo vertical en uno horizontal y, tras planear unos instantes, tomó tierra.
-Soy un humano -dijo sin más, atento ante cualquier intención hostil que pudiese anticipar. ¿Qué demonios estaba sucediendo allí? No entendía nada, pero cada vez dudaba más acerca de si volvería a visitar aquella isla-. ¿Y vosotros? ¿Quiénes sois?
Luka Rooney
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Grupo A:
Marc, Bak te pone al día, te comenta hasta dónde han llegado, y que el resto del grupo ha pasado a una estancia un poco turbia en una sala con un caldero. Él no podía acceder al interior y decidió salir, pero no duda en acompañarte. También menciona algo sobre Katharina y el odio que siente hacia ella, te comenta algo sobre que pidió sangre de gyojin para algo, aunque parece más un desahogo que una acusación en sí.
Ante tu invitación, decide acompañarte a la nueva aventura. Corréis un rato y recorréis una gran distancia hasta llegar a los gólems. No tardáis mucho en ver que son bastantes, y aunque les golpeéis, renacen de sus cenizas. O de su tierra mejor dicho. Pronto os daréis cuenta que quien está peleando al otro lado, son vuestros nakamas.
Ah, cuidado. Si os acercáis mucho, el agua que están creando Luka y Tom os absorverá. Y quizá eso no sea buena idea.
Por otra parte, el jinete sin caballo -y sin arma- está esquivando cada ataque de los golems con una agilidad increíble. El tipo realiza movimientos como si portase un arma, y parece no ser malo en ello. Lanza tajos imaginarios a cada golem que ve. Pero como podría imaginarse, no sucede nada.
De repente, se queda parado y recibe un brutal golpe de uno de los golems que le lanza hacia atrás. Cuando se reincorpora observa a Marc enfadado.
- ¡Tú! ¡Tú eres el culpable! ¿Qué diablos me has dado? Creía que tenía un arma -indignado, mira al suelo y vuelve a explotar-. ¡Y mi caballo! ¡Me has robado mi caballo!
De su cinturón saca una daga de unos veinte centímetros y corre hacia tí. Parece que está bastante enfadado.
(Marc, en la siguiente moderación pasas al grupo B, felicidades (?))
Mientras tanto, Katharina, Nox y los gyojins llegáis hasta la sala llena de cámaras y pantallas. Sar D Ynilla se dirige a Katharina tras las palabras de Nox llamando a la paz.
- Humana -comenta con una voz más calmada que minutos atrás, aunque sigue teniendo un pequeño tono irrespetuoso-, siento haberte ofendido. Después de todo me has salvado. No olvidaré lo que has hecho. Ni la parte mala, ni la buena. Por mi parte, me comportaré como si nada hubiera pasado hasta que salgamos de la isla.
Y como si de una bruja se tratase, cuando se acerca a darte la mano, una trampilla se abre justo encima de tu posición y caes al vacío. Te vas golpeando continuamente contra las paredes, aunque notas que están acolchadas. Qué guay, parece una atracción de feria. Notas que la gravedad es un poco rara, incluso pareces flotar hacia arriba y volver a caer en distintos puntos. Y entonces, caes en el centro de un ejército de cien seres. Todos se giran y te observan.
- Jefe, es Katharina -pregunta llevándose la mano derecha a un dispositivo situado en el oído-. ¿Cómo procedemos?
El resto, tras salir de vuestro asombro, os percatáis de un ser que entra por la puerta. Es un gyojin trajeado y entra con las manos en alto.
- ¡Hombre, cuanto tiempo! Hacía años que no os veía -comenta dirigiéndose a los gyojins-. Oh, por cierto, antes de nada. Soy Kron, y soy el causante de todas estas… ¿Pruebas? No, creo que tampoco son pruebas. Bueno, soy el inventor de cada una de las cosas que hayáis visto. Mi intención no era causaros ningún daño. De hecho… Creo que el único que corre peligro de muerte real, es vuestro capitán. Por cierto, vuestra amiga está con otro de vuestros amigos… Un espadachín rubio. No os preocupéis, no corre peligro alguno.
Tras sus palabras, le da a un botón y en cuatro pantallas podéis ver el combate entre Zane y un misterioso espadachín. En otro está Therax con dos seres raros. Veís a Katharina rodeada de más seres raros en otro monitor. Y también podéis ver al otro grupo, donde Tom y Luka crean una esfera y Nailah parece lanzar unos rayos de proporciones gigantescas.
- Pero el combate acabará pronto. Os preguntaréis por qué he hecho todo esto… Y es una larga historia. Pero no os preocupéis, la conoceréis en unos minutos, cuando todos estéis juntos. ¿Me seguís?
El tipo se acerca a la puerta y hace una seña, tras él vienen seis seres de unos tres metros con distintas armas. Parece ser su guardia, y su nivel de fuerza es idéntico para los seis, siendo algo menor el de cada uno que el de Katharina.
- Prometo no haceros ningún daño. Nunca nadie había llegado tan lejos. Además, sois amigos de Tom, Luka y el resto de gyojins. Creedme, estaréis a salvo.
Sus palabras parecen ser sinceras, aunque si ahondáis un poco en sus gestos, parece estar un poco nervioso. Sin embargo, los gyojins le siguen ciegamente, siendo los primeros en acercarse a él. Incluso parecen conversar como si nada hubiese pasado y se estrechan la mano. ¿Qué haréis vosotros, le seguiréis?
A todo esto, Sar D Ynilla os ha dado la espalda, y podéis ver que en su mochila porta un den den Luka.
Therax, logras esquivar el revés sufrido y superas las lanzas. No te cuesta mucho poner los pies sobre el suelo, y cuando caes los dos seres te están esperando. El más débil se acerca hacia tí a paso lento. Observas que lleva las manos en alto, y cuando está a tres metros de tí, habla.
- Hola, Therax. ¿Qué tal? El jefe nos manda a por tí, tiene a tus compañeros. Oh, no perdón. No, no los tiene, perdón. Mierda, siempre me pasan estas cosas a mí. Lo siento -el tipo hace una reverencia, quizá no tiene muy bien estudiado el protocolo-. Está con ellos. Me refería a que está con ellos, todos están bien, de verdad. Nuestro jefe nunca usaría la violencia si no fuese necesario. En el grupo está Katharina, Nox y un grupo de cuatro gyojins. Creo que nadie más. Si no me crees, te puedo dejar un den den mushi para que hables con ellos. Pero es de vital importancia que nos sigas, nos reuniremos todos en la sala del jefe. Por cierto, me voy a acercar hasta tu oído, no tengas miedo.
Si no haces nada para evitarlo, el tipo se acercará con bastante miedo.
- Si aprecias tu vida, cuando los soldados se acerquen a tí, evita decir la palabra ruido. Se volverán locos y te atacarán, y no pararán hasta morir o matarte. Estás avisado.
Y sin más, el ser se aleja hacia su otro compañero y esperan que hagas algo. Notas una presencia conocida cerca, junto al ejército. ¿Vendrá alguien conocido liderando un ejército?
Si decides combatirlos, tendrás un par de minutos hasta que la centena de soldados lleguen. Si decides acompañarles, te llevarán hasta la sala del jefe.
- Grupo B:
Tom y Luka crean una esfera unida mediante un fino conducto de agua y la envían hacia los golems. Nailah, tras un poderoso esfuerzo lanza el rayo hacia el grupo de golems de Luka, cayendo todos hechos añicos. Diminutos trozos de tierra inundan el suelo, fragmentados en millones de granos.
Zane, tu rival sonríe y se impulsa hacia atrás después de tí.
- Solo tiene nombre aquél que quiere ser recordado. Yo prefiero pasar inadvertido. Puedes llamarme como quieras, mas no dejará de ser un combate entre dos seres cuyo nombre permanecerá en un segundo plano. Al menos por ahora.
El tipo realiza un gesto con la mano y el resto de enemigos parecen apartarse y al poco desaparecen. Parece que solo quedáis los dos. Sin embargo, si activas tu mantra notarás una presencia acercándose lentamente. Quizá esté cerca en uno o dos minutos. Por fuerza, no parece ser un problema para tí. ¿Quién será?
El misterioso espadachín guarda su katana y te mira fijamente. Con sus dos dedos índices te apunta, y tras una milésima de segundo, aparece a tu izquierda, lanzando una estocada con el brazo derecho hacia tu cintura y una con el izquierdo hacia tu cuello. Sus brazos están envueltos en haki, y su mirada no deja de estar centrada en tí.
- Si quieres ganarme, tienes algo menos de dos minutos. Te recomiendo dar lo mejor de tí.
En una ocasión normal, crear una cantidad de agua tan grande no sería un problema mayor para Luka. Desgastaría en exceso al tiburón y sería costoso a nivel de energías, sí, pero no supondría una tensión tan elevada como lo estaba siendo en aquél momento. Y lo era básicamente porque ni los golems paraban un segundo, ni el riesgo de recibir parte del rayo de sus nakamas cesaba. Pero qué era la vida sino una espiral de intentos, de éxitos y fracasos, de golpes dados y recibidos. De historias que contar a los tuyos.
Y en esas se encontraba el habitante del mar. Tenía el pulso echado a Tom, que estaba en una situación similar. Su esfera ya estaba lista, y se encontraba sobre una multitud de golems. Nailah pareció ser la primera en reaccionar, y tras un terrible esfuerzo -visible a través de la cara de la nueva incorporación de los Arashi-, despidió un gigantesco rayo que fué directo al agua e hizo explotar a los golems cubiertos por la esfera acuática del gyojin. Luka recibió parte del impacto y salió despedido cinco metros hacia atrás. Sus palmas de las manos sufrieron alguna quemadura leve, y recibió alguna que otra contusión en el costado fruto del golpe. Pero pronto se reincorporó, y observó cómo Marc y Bak estaban junto a ellos. Le costó un poco erguirse y caminar, pero una vez lo consiguió, se intentó dirigir hacia ellos.
- ¡Marc, amigo! -comentó el tiburón desde la lejanía- ¿Qué tal estás? ¿Y los demás?
Pero entonces el habitante del mar se dió cuenta del peligro que corría su amigo. Otro tipo, hasta ahora sin identificar por el gyojin, se dirigía con rapidez hacia él, con una daga en la mano y lo que parecía ser rabia en su rostro.
Pero la realidad era que la situación para Luka no era la más idónea, aún le dolía todo el cuerpo debido al golpe, y para más inri, el golpe le había despedido hacia donde estaba el otro sector de masas de arena, del que se debía encargar Spanner.
Los golems le rodearon y empezaron a golpearle hasta llevarle a sus límites de resistencia. Y entonces… Observó a cada uno de sus compañeros.
Spanner parecía no moverse, es como si estuviese bloqueado, Nailah estaba agotada, Marc se encontraba ocupado junto con Bak en parar al otro ser y Tom tenía serias dificultades para mantener la esfera, por lo que el habitante del mar se encontraba solo. O eso creía él.
Un ser sin rostro, de unos dos metros de altura y una envergadura de casi dos cincuenta, salió desde las arenas, forjándose con los trozos de golems caídos en batalla. Tardó unos treinta segundos en crear la forma de un ser humano, y tras ello, de sus brazos salieron unas afiladas hoces.
Uno, dos y tres. Tres segundos bastaron para que, en una serie de ágiles movimientos, aquél ser cortase por la mitad a cada golem allí presente. Y no sólo eso, todos se hicieron anicos. Acaso… ¿La arena rompía la arena? ¿O acaso ese ser tenía el poder de Nailah y Spanner?
El ser, tras su último golpe, apareció en el centro de los miembros de los Arashi y escupió unas palabras a gran volumen.
- Cuatrocientos metros a la derecha de la caseta. Allí hay una entrada oculta entre la arena. Entrad y veréis a vuestros amigos. Si intentáis algo, se responderá con violencia. Saludos de Kron.
Y tal y como se creó la figura del ser, se marchó. En cualquier caso, todo pareció volver a la normalidad. Aunque nunca la hubiera.
- Se supone… ¿Se supone que debemos fiarnos de eso? -comentó a la par que se tocaba cada zona afectada por los golems
- Kron es trigo limpio. Pero ya sabes su historia, Luka.
- Sí -comentó el tiburón a la par que miraba al resto de presentes-. Kron es especial. Es un genio en lo suyo, uno de los mejores de los siete mares. Pero como cualquier genio, está un poco loco. Aunque debería respetar a sus hermanos, debemos estar preparados para todo… Yo creo que ese ser dice la verdad. ¿Nos acercamos?
Sin duda el cuerpo del tiburón no aguantaría mucho más en aquél estado. Ni siquiera su agua curativa hacia milagros, pero lo que estaba claro era que mejoraría sus heridas. Por lo tanto, bastante decidido a aliviar sus golpes, el habitante del mar cubrió las zonas afectadas de agua y la dejó actuar hasta que sus compañeros decidieran por él. El destino estaba en sus manos.
El gyojin sentía un ligero cosquilleo en las zonas en las que el agua trabajaba, mientras tanto Luka también esperaría que el gigantón se encargase junto a Bak del problema con el humano no identificado y después les interrogaría -recibiese una respuesta del creador de queso y su hermano de raza o no a su interés previo-, preguntándoles qué había pasado antes, si sabían dónde estaban sus nakamas y de dónde venían. Finalmente, el tiburón se acercaría a Tom y al resto. Si algo caracterizaba a Bak era su sed de venganza, por lo que el gyojin estaba seguro que no compartiría la historia vivida… Ya se encargaría Sar D. Ynilla de hacerlo. Y de añadirle algún matiz que lo hiciese más épico. Una lucha más racial de lo que fue en sí. Aquella habitante del mar era la viva imagen del rencor, el odio y la sed de venganza.
Marc Kiedis
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuál fue la sorpresa de Marc al darse cuenta de que quienes se hallaban luchando contra aquellos monstruos de roca eran varios de sus nakamas. Luka y Tom, creando grandes cantidades de agua, trataban de destruir a aquellas extrañas criaturas. El semigigante le saludó desde una distancia prudencial, evitando así que el ataque de los gyojins le alcanzase sin querer. Nailah, por su parte, lanzó un poderoso rayo contra los golems que quedaron atrapados en el agua crada por los dos habitantes del mar, mientras Spanner les observaba a pocos metros de allí.
No obstante, el cocinero tenía otras cosas de las que preocuparse. El alocado jinete sin caballo había recibido un buen golpe de uno de los soldados pétreos y, enfadado con Marc por haberle drogado, se dirigía ahora hacia él empuñando una daga. El grandullón, preocupado por el hombre en cuya ayuda había decidido acudir, le dijo:
- Lo siento mucho, de verdad. Cuando te di un poco de Hacheese no lo hice con mala intención, solo quería que probases mi nueva creación. ¿Quién iba a pensar que iba a estallar una batalla cerca de nosotros?
En caso de que el caballero no atendiese a razones, Marc crearía una gran cantidad de queso fundido imbuido en su ámbito fuego y se lo lanzaría formando una especie de ola, tratando de impedirle el paso con aquella ardiente y extremadamente pegajosa sustancia.
De repente, un ser de casi la mitad de tamaño que Marc comenzó a formarse a partir de trozos de golems derrotados. No estaba claro qué era exactamente, pero si de algo estaba seguro el semigigante era de que parecía bastante más peligroso que las criaturas a partir de las cuales había surgido. Y así era, pues en apenas unos instantes destruyó a todos los enemigos restantes para después emitir unas palabras que todos escucharon. ¿Quién sería el tal Kron y qué querría de ellos? Al parecer tanto Luka como Tom le conocían, de lo que el grandullón dedujo que debía de tratarse de otro gyojin, aunque por como hablaban de él debía de ser uno bastante particular.
Mientras decidían si acudir o no al lugar indicado por aquel ser, Marc y Bak contaron a Luka lo ocurrido. Dado que él no había podido entrar en la casa, dejó que fuese el tiburón quien se encargase de esa parte de la historia, relatando él sus progresos con el Hacheese, lo que había visto desde el tejado y la extraña conversación con el jinete. Después, dejaría que quienes conocían al tal Kron decidiesen si hacer caso o no de su llamada, aceptando sin problemas la decisión que se tomase. De todas formas estando juntos nada podría pasarles.
No obstante, el cocinero tenía otras cosas de las que preocuparse. El alocado jinete sin caballo había recibido un buen golpe de uno de los soldados pétreos y, enfadado con Marc por haberle drogado, se dirigía ahora hacia él empuñando una daga. El grandullón, preocupado por el hombre en cuya ayuda había decidido acudir, le dijo:
- Lo siento mucho, de verdad. Cuando te di un poco de Hacheese no lo hice con mala intención, solo quería que probases mi nueva creación. ¿Quién iba a pensar que iba a estallar una batalla cerca de nosotros?
En caso de que el caballero no atendiese a razones, Marc crearía una gran cantidad de queso fundido imbuido en su ámbito fuego y se lo lanzaría formando una especie de ola, tratando de impedirle el paso con aquella ardiente y extremadamente pegajosa sustancia.
De repente, un ser de casi la mitad de tamaño que Marc comenzó a formarse a partir de trozos de golems derrotados. No estaba claro qué era exactamente, pero si de algo estaba seguro el semigigante era de que parecía bastante más peligroso que las criaturas a partir de las cuales había surgido. Y así era, pues en apenas unos instantes destruyó a todos los enemigos restantes para después emitir unas palabras que todos escucharon. ¿Quién sería el tal Kron y qué querría de ellos? Al parecer tanto Luka como Tom le conocían, de lo que el grandullón dedujo que debía de tratarse de otro gyojin, aunque por como hablaban de él debía de ser uno bastante particular.
Mientras decidían si acudir o no al lugar indicado por aquel ser, Marc y Bak contaron a Luka lo ocurrido. Dado que él no había podido entrar en la casa, dejó que fuese el tiburón quien se encargase de esa parte de la historia, relatando él sus progresos con el Hacheese, lo que había visto desde el tejado y la extraña conversación con el jinete. Después, dejaría que quienes conocían al tal Kron decidiesen si hacer caso o no de su llamada, aceptando sin problemas la decisión que se tomase. De todas formas estando juntos nada podría pasarles.
- Cosas:
- - Nivel 40: Puede crear hasta dos metros cúbicos de queso. Utilizo la mitad de mi capacidad (un metro cúbico), creando una ola de 3 metros de largo por 1 de alto y por 33 cm de profundo.
- Melted Is Better: Marc ha aprendido a crear queso derretido además de queso sólido. Éste puede ser desde casi líquido, a casi gomoso, forma en la que resulta bastante pegajoso.
- Raclette: Usando su queso derretido y su ámbito fuego, puede hacer que su queso fundido se caliente hasta como máximo la temperatura que permita este último (200ºC), pudiendo quemar al contacto. Puede aplicarlo a cualquier técnica en la que use queso derretido.
Casi lo había olvidado, pero allí estaba de nuevo. La extraña sensación que llevaba experimentando un buen rato y que había pasado a un segundo plano tras la apertura de la trampilla estaba allí de nuevo. Era "H", sin duda, pero no respondía a los intentos del rubio por averiguar qué estaba sucediendo. Un leve "déjame salir" era lo único que de vez en cuando salía del ave.
Un escalofrío recorrió la espalda de Therax antes de esforzarse por mirar a la criatura que se dirigía a él. Sin mediar palabra, tendió la mano en dirección al ser para que le entregase el supuesto den den mushi. No pensaba seguir a alguien a quien no conocía sin más. Estaba claro que todo podía ser una trampa, incluso el ofrecimiento que acababa de hacerle, pero aquello era lo único que tenía por el momento.
«¿Que no tenga miedo?», se preguntó, observando cómo la actitud del desconocido demostraba que el asustado era él. ¿Ruido?¿Soldados? ¿Morir o matar? ¿De qué demonios estaba hablando? El rubio se separó del ser, frunciendo el ceño en señal de desconfianza y confusión. Tal vez debiera preguntar, pero había algo más urgente: se acercó el caracol a la boca y estableció conexión.
-¿Nox? -preguntó-. ¿Me puedes decir qué está pasando aquí? -añadiría en caso de que respondiese la voz del más veterano de los Arashi. Escucharía atentamente lo que tuviera que decirle, asegurándose de no apartar la vista en ningún momento de las criaturas que le habían recibido-. En cuanto a eso que has dicho sobre la violencia, hace un momento habéis tirado no sé cuántas lanzas sobre mí. ¿Te parece poca violencia? -espetó.
Fuera como fuere, reproches como aquél eran de escasa o nula utilidad. Además, una presencia familiar que aún no alcanzaba a distinguir se aproximaba. Por otro lado, la advertencia sobre los soldados le mantenía intrigado y hacía que no quisiese abandonar el lugar.
-Llevadme con los demás -terminó por decir tras unos segundos de meditación. No obstante, la desconfianza aún reinaba en su interior. Ésta, sumada al intenso malestar que "H" estaba causando en lo más profundo de su ser, hacía que el estado de ánimo del domador se tornase en irascible.
Un escalofrío recorrió la espalda de Therax antes de esforzarse por mirar a la criatura que se dirigía a él. Sin mediar palabra, tendió la mano en dirección al ser para que le entregase el supuesto den den mushi. No pensaba seguir a alguien a quien no conocía sin más. Estaba claro que todo podía ser una trampa, incluso el ofrecimiento que acababa de hacerle, pero aquello era lo único que tenía por el momento.
«¿Que no tenga miedo?», se preguntó, observando cómo la actitud del desconocido demostraba que el asustado era él. ¿Ruido?¿Soldados? ¿Morir o matar? ¿De qué demonios estaba hablando? El rubio se separó del ser, frunciendo el ceño en señal de desconfianza y confusión. Tal vez debiera preguntar, pero había algo más urgente: se acercó el caracol a la boca y estableció conexión.
-¿Nox? -preguntó-. ¿Me puedes decir qué está pasando aquí? -añadiría en caso de que respondiese la voz del más veterano de los Arashi. Escucharía atentamente lo que tuviera que decirle, asegurándose de no apartar la vista en ningún momento de las criaturas que le habían recibido-. En cuanto a eso que has dicho sobre la violencia, hace un momento habéis tirado no sé cuántas lanzas sobre mí. ¿Te parece poca violencia? -espetó.
Fuera como fuere, reproches como aquél eran de escasa o nula utilidad. Además, una presencia familiar que aún no alcanzaba a distinguir se aproximaba. Por otro lado, la advertencia sobre los soldados le mantenía intrigado y hacía que no quisiese abandonar el lugar.
-Llevadme con los demás -terminó por decir tras unos segundos de meditación. No obstante, la desconfianza aún reinaba en su interior. Ésta, sumada al intenso malestar que "H" estaba causando en lo más profundo de su ser, hacía que el estado de ánimo del domador se tornase en irascible.
- Nota:
- Esto es en caso de que Nox me explique lo que sucede, claro.
Katharina von Steinhell
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No pudo evitar soltar una notoria sonrisa burlona cuando el espadachín les advirtió a ella y a los gyojines que dejaran las rencillas para otra ocasión. Si pretendía usar su gigantesca espada para intimidar a alguien, al menos debía contar con la fuerza para hacerlo creíble. No obstante, pareció que sus palabras sí tuvieron efecto en una de las criaturas, quien se disculpó por haber ofendido a Katharina. La bruja no tenía ninguna intención de cambiar su postura frente a los gyojines presentes. Simplemente la presencia de aquellas criaturas no le importaba en lo más mínimo. Si hizo algo para salvarle, fue únicamente para no provocar un conflicto interno entre los miembros de la tripulación. Además, tampoco quería ver molesto a su “capitán”.
—Asegúrate de saber usar esa espada cuando estés apuntando a alguien —habló dirigiéndose a Nox e inmediatamente volteó la mirada hacia la gyojin—. Lo que olvides o no, es tu problema. Si eres inteligente, sabrás que no debes volver a meterte en mi camino. No quieres más problemas, ¿verdad?
Tal vez aquellas palabras fueron demasiado duras para la amiga de Luka, no obstante, debía dejar claro que lo que menos quería era formar amistad con alguien que seguía al gyojin. La criatura se acercó a Katharina para ofrecerle la mano, aunque todo fue interrumpido súbitamente por la repentina abertura de una trampilla. La bruja cayó, golpeándose repetidamente con las paredes. Sin embargo, no sintió dolor alguno; estaban acolchadas. Antes de caer completamente, se envolvió en una esfera de viento para disminuir el impacto de la caída, aunque al parecer la gravedad funcionaba diferente allí. Como sea, apenas alzó la mirada se encontró con un numeroso grupo de criaturas. Se sintió observada e inmediatamente después empuñó la Hoja de Argoria en su forma original, colocándose en posición de defensa y activando el mantra. Si alguna de esas cosas tenía alguna intención de hacerle daño, lo sabría de inmediato.
Sea cual fuese el caso, no podía esperar que aquellos extraños seres fueran amigables. ¿Por qué alguien se daría el tiempo de activar una trampilla para hacer caer a Katharina en ese lugar? Primero había sido Therax, y luego ella. ¿Acaso estaban separado intencionalmente a los más hábiles para el combate de aquellos con menor nivel de poder? Era una posibilidad, pero no había forma de mostrar que así fuera. La bruja escuchó las palabras de una de las criaturas, dejando claro dos cosas: tenía un jefe y no sabían cómo proceder. En cualquier caso, ya fuesen amigos o enemigos, Katharina decidió que lo mejor era actuar y no quedarse callada.
—No tengo idea de quién diablos es tu jefe, pero más vale que me digas porqué estoy aquí y cómo es que sabes mi nombre —le advirtió, dejando que su aura fría congelase el suelo y todo lo que se encontrase cerca de ella—. He tenido un día de mierda y no estoy de humor. Depende de tu respuesta, puede que termines viviendo como mi esclavo.
—Asegúrate de saber usar esa espada cuando estés apuntando a alguien —habló dirigiéndose a Nox e inmediatamente volteó la mirada hacia la gyojin—. Lo que olvides o no, es tu problema. Si eres inteligente, sabrás que no debes volver a meterte en mi camino. No quieres más problemas, ¿verdad?
Tal vez aquellas palabras fueron demasiado duras para la amiga de Luka, no obstante, debía dejar claro que lo que menos quería era formar amistad con alguien que seguía al gyojin. La criatura se acercó a Katharina para ofrecerle la mano, aunque todo fue interrumpido súbitamente por la repentina abertura de una trampilla. La bruja cayó, golpeándose repetidamente con las paredes. Sin embargo, no sintió dolor alguno; estaban acolchadas. Antes de caer completamente, se envolvió en una esfera de viento para disminuir el impacto de la caída, aunque al parecer la gravedad funcionaba diferente allí. Como sea, apenas alzó la mirada se encontró con un numeroso grupo de criaturas. Se sintió observada e inmediatamente después empuñó la Hoja de Argoria en su forma original, colocándose en posición de defensa y activando el mantra. Si alguna de esas cosas tenía alguna intención de hacerle daño, lo sabría de inmediato.
Sea cual fuese el caso, no podía esperar que aquellos extraños seres fueran amigables. ¿Por qué alguien se daría el tiempo de activar una trampilla para hacer caer a Katharina en ese lugar? Primero había sido Therax, y luego ella. ¿Acaso estaban separado intencionalmente a los más hábiles para el combate de aquellos con menor nivel de poder? Era una posibilidad, pero no había forma de mostrar que así fuera. La bruja escuchó las palabras de una de las criaturas, dejando claro dos cosas: tenía un jefe y no sabían cómo proceder. En cualquier caso, ya fuesen amigos o enemigos, Katharina decidió que lo mejor era actuar y no quedarse callada.
—No tengo idea de quién diablos es tu jefe, pero más vale que me digas porqué estoy aquí y cómo es que sabes mi nombre —le advirtió, dejando que su aura fría congelase el suelo y todo lo que se encontrase cerca de ella—. He tenido un día de mierda y no estoy de humor. Depende de tu respuesta, puede que termines viviendo como mi esclavo.
La respuesta de aquel tipejo a mi pregunta no fue nada gratificante, pues no dijo nada concluso. No me agradaba combatir de frente contra una persona sin saber su nombre, era algo que me sacaba de quicio. Nosotros éramos guerreros, gente que se medía con otras para determinar su nivel de fuerza, y no simples animales que combatían porque sí. Pese a eso, al parecer, todos los sujetos que acompañaban al hombre sin nombre desaparecieron a su orden sin dejar rastro alguno. Del mismo modo, a unos doscientos metros, quizás algo más, tal vez algo menos; no sabría predecirlo con total claridad.
Entonces, su oponente enfundó su espada. ¿Qué tramaba? Nada bueno, eso seguro. Usé mi vista de pájaro en unión con mi mantra para no perderle de vista. Podía verlo todo con claridad. Un sudor frío recorriéndole la frente, deslizándose por sus pómulos. Le vaho que expulsaba por la boca al respirar. Algún que otro pequeño bicho en su cabeza. ¿Piojos? ¿Garrapatas? A saber, no era ningún tipo de entomólogo. Me apuntó con su mano, guardando todos los dedos salvo el índice y el corazón. Y a una velocidad ingente, que casi me cuesta seguir, se aproxima hacia mí por mi flanco izquierdo y trata de lanzar un golpe con su diestra apuntando a mi cintura. Rápidamente, casi por instinto, concentré fuego en mis pies y me impulsé hacia atrás un par de metros, quitándome del alcance de su ofensiva. Pero no paró ahí, nuevamente se acercó e intentó hacer lo mismo con su otra mano a la altura de mi gaznate; algo que impedí bloqueándole con el canto de mi espada imbuida en haki.
-¿Dos minutos? Me sobra uno –le dije, envolviéndome en llamas para adoptar una nueva forma que pocos había visto antes, al ver como aquel hombre desaparecía en un abrir y cerrar de ojos
Un mes antes, en el archipiélago Sabaody…
-Mal, muy mal –me dijo Orzech, que estaba supervisando mi entrenamiento-. Según este libro, no solo tienes que adoptar tu forma híbrida, sino que tu plumaje sea tan ardiente como el propio fuego, y por mucho que te atacan mis hombres ninguno sale quemado por contacto.
-¿Cómo que quemado? –preguntó uno de sus hombres.
-No te quejes. Que por dos horas de entrenamiento diarias te llevas cincuenta mil berries.
El hombre se encogió de hombros y me volvió a atacar.
Todo este entrenamiento surgió después de luchar contra Dexter en Gray Rock. Una de las formas del dracónido era tanto ofensiva como defensiva, pues te hacía daño si la tocabas con la piel debido a la dureza de sus esquemas, y eso me hizo pensar una cosa: ¿podría hacer yo lo mismo pero con el fuego? Sí, seguro que sí. Es por eso que durante varias semanas llevaba practicando mejorar mi forma híbrida, aumentando la intensidad de mis flamas e intentando hacer lo mismo, pero con fuego. Es decir, que cualquiera que toque algún punto de mi cuerpo, se lleve una quemadura por contacto.
Los primeros días no conseguí nada, solo llevarme algunos dolorosos y contundentes golpes, pero al octavo día uno se quemó al golpearme en el costado, concretamente en las costillas inferiores. En ese preciso punto, si alguien me tocaba, era capaz de abrasarle y regalarle unas bonitas ampollas de regalo. Poco a poco lo iba consiguiendo.
Sin embargo, aunque habían pasado siete días desde ese aislado suceso, solo podía conseguir ese efecto en ambos lados de mi cuerpo, y era algo poco gratificante. Y por si fuera poco, mis contrincantes sabían eso, así que siempre buscaban golpearme el torso de frente o las piernas.
-Su puta madre –maldije, al notar el puño de un semigigante en mi estómago-. Si tuviera mis espadas…
-Pero no las tienes –saltó Orzech, que estaba sentado en un sillón con una copa de vino-. Este entrenamiento es para que mejores las formas de tu akuma, no para que hagas pedazos a mis hombres.
-Sí, lo sé.
-Pues nada más que decir. ¡Continuad atacándole!
Y así durante casi un mes.
A comienzos de la cuarta semana entrenando, Zane se percató de algo. El fuego que fluía dentro de él, estaba a flor de piel en los lugares que emanaban quemaduras por fricción, y las plumas de esos puntos era un color carmesí más intenso y la temperatura era tan alta como la que podía generar sin necesidad de power ups. Podía sentir como fluía por aquellas zonas, así que intentó expandirlo a su cuerpo. Cerró los ojos y se concentró, expandiéndolo por el resto de su torso y luego a sus extremidades. Era una sensación extraña y muy cálida, pero de repente, tras hacerlo, cayó inconsciente.
El hombre había desaparecido. Podía notar su aura moviéndose por aquel lugar a gran velocidad, apareciendo a mi derecha, luego a mi izquierda, más tarde sobre mí, pero sin dar ningún golpe. ¿Por dónde atacaría? Saber eso era un problema, pues la forma que había entrenado, esa que me protegía de personas que pudieran atacarme, nuevamente se concentraba en mis costados y en la parte baja de mi abdomen.
“Tan oportuno como siempre, Zane” –me dije.
Entonces, su oponente enfundó su espada. ¿Qué tramaba? Nada bueno, eso seguro. Usé mi vista de pájaro en unión con mi mantra para no perderle de vista. Podía verlo todo con claridad. Un sudor frío recorriéndole la frente, deslizándose por sus pómulos. Le vaho que expulsaba por la boca al respirar. Algún que otro pequeño bicho en su cabeza. ¿Piojos? ¿Garrapatas? A saber, no era ningún tipo de entomólogo. Me apuntó con su mano, guardando todos los dedos salvo el índice y el corazón. Y a una velocidad ingente, que casi me cuesta seguir, se aproxima hacia mí por mi flanco izquierdo y trata de lanzar un golpe con su diestra apuntando a mi cintura. Rápidamente, casi por instinto, concentré fuego en mis pies y me impulsé hacia atrás un par de metros, quitándome del alcance de su ofensiva. Pero no paró ahí, nuevamente se acercó e intentó hacer lo mismo con su otra mano a la altura de mi gaznate; algo que impedí bloqueándole con el canto de mi espada imbuida en haki.
-¿Dos minutos? Me sobra uno –le dije, envolviéndome en llamas para adoptar una nueva forma que pocos había visto antes, al ver como aquel hombre desaparecía en un abrir y cerrar de ojos
Un mes antes, en el archipiélago Sabaody…
-Mal, muy mal –me dijo Orzech, que estaba supervisando mi entrenamiento-. Según este libro, no solo tienes que adoptar tu forma híbrida, sino que tu plumaje sea tan ardiente como el propio fuego, y por mucho que te atacan mis hombres ninguno sale quemado por contacto.
-¿Cómo que quemado? –preguntó uno de sus hombres.
-No te quejes. Que por dos horas de entrenamiento diarias te llevas cincuenta mil berries.
El hombre se encogió de hombros y me volvió a atacar.
Todo este entrenamiento surgió después de luchar contra Dexter en Gray Rock. Una de las formas del dracónido era tanto ofensiva como defensiva, pues te hacía daño si la tocabas con la piel debido a la dureza de sus esquemas, y eso me hizo pensar una cosa: ¿podría hacer yo lo mismo pero con el fuego? Sí, seguro que sí. Es por eso que durante varias semanas llevaba practicando mejorar mi forma híbrida, aumentando la intensidad de mis flamas e intentando hacer lo mismo, pero con fuego. Es decir, que cualquiera que toque algún punto de mi cuerpo, se lleve una quemadura por contacto.
Los primeros días no conseguí nada, solo llevarme algunos dolorosos y contundentes golpes, pero al octavo día uno se quemó al golpearme en el costado, concretamente en las costillas inferiores. En ese preciso punto, si alguien me tocaba, era capaz de abrasarle y regalarle unas bonitas ampollas de regalo. Poco a poco lo iba consiguiendo.
Sin embargo, aunque habían pasado siete días desde ese aislado suceso, solo podía conseguir ese efecto en ambos lados de mi cuerpo, y era algo poco gratificante. Y por si fuera poco, mis contrincantes sabían eso, así que siempre buscaban golpearme el torso de frente o las piernas.
-Su puta madre –maldije, al notar el puño de un semigigante en mi estómago-. Si tuviera mis espadas…
-Pero no las tienes –saltó Orzech, que estaba sentado en un sillón con una copa de vino-. Este entrenamiento es para que mejores las formas de tu akuma, no para que hagas pedazos a mis hombres.
-Sí, lo sé.
-Pues nada más que decir. ¡Continuad atacándole!
Y así durante casi un mes.
A comienzos de la cuarta semana entrenando, Zane se percató de algo. El fuego que fluía dentro de él, estaba a flor de piel en los lugares que emanaban quemaduras por fricción, y las plumas de esos puntos era un color carmesí más intenso y la temperatura era tan alta como la que podía generar sin necesidad de power ups. Podía sentir como fluía por aquellas zonas, así que intentó expandirlo a su cuerpo. Cerró los ojos y se concentró, expandiéndolo por el resto de su torso y luego a sus extremidades. Era una sensación extraña y muy cálida, pero de repente, tras hacerlo, cayó inconsciente.
El hombre había desaparecido. Podía notar su aura moviéndose por aquel lugar a gran velocidad, apareciendo a mi derecha, luego a mi izquierda, más tarde sobre mí, pero sin dar ningún golpe. ¿Por dónde atacaría? Saber eso era un problema, pues la forma que había entrenado, esa que me protegía de personas que pudieran atacarme, nuevamente se concentraba en mis costados y en la parte baja de mi abdomen.
“Tan oportuno como siempre, Zane” –me dije.
Noximilien
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Yo ya usaba una espada mucho antes de que tus padres solo pensaran en traerte al mundo –espeto Nox a lo que le dijo la pelirroja.
Su alto al fuego parecía haber funcionado, pues Sar pidió perdón. Aunque era más porque la bruja había salvado a los gyojin de convertirse en pate de atún contra el suelo que otra cosa. Cuando iba a firmarse la tregua con un apretón de manos, Kath cayó por una trampilla. Desde luego, el mercado de las trampillas estaba en su edad de oro. Todas las aventuras de los Arashis solían tener una parte donde una trampilla les hacía caer de formas divertidas y/o absurdas. Eso explicaría donde se había ido el rubio. Seguramente había recibido un trampillazo limpio cuando no prestaban atención, pero sabría que estaría bien ya que se le había pegado un poco de la suerte absurda del capitán.
Se había quedado con los gyojin, en parte preocupado de que esta fuese una estrategia de dividir y vencer. Aunque alguien apareció por la puerta de la sala. Otro gyojin.
Parecía el causante de todo aquel lio de cámaras y trampas. Por una parte no quería precipitarse, ya que tenía unos individuos capaces de haces frente al suzaku. Por otra, las ganas de meterle un puñetazo en toda su cara de pez.
Consiguieron reunirse de nuevo con Therax. Aunque lo estaba confundiendo más de lo que estaba ya, diciéndole que le habían tirado unas lanzas o algo.
- Sinceramente, no sé de qué lanzas me hablas –levanto los hombros, sin idea de que le habia ocurrido-. Y sobre lo otro… Parece que ese individuo es quien nos ha puteado tanto. Debemos de ser cuidadosos. Si al final tenemos que luchar antes tenemos que reagruparnos con el capi y los demás.
Su alto al fuego parecía haber funcionado, pues Sar pidió perdón. Aunque era más porque la bruja había salvado a los gyojin de convertirse en pate de atún contra el suelo que otra cosa. Cuando iba a firmarse la tregua con un apretón de manos, Kath cayó por una trampilla. Desde luego, el mercado de las trampillas estaba en su edad de oro. Todas las aventuras de los Arashis solían tener una parte donde una trampilla les hacía caer de formas divertidas y/o absurdas. Eso explicaría donde se había ido el rubio. Seguramente había recibido un trampillazo limpio cuando no prestaban atención, pero sabría que estaría bien ya que se le había pegado un poco de la suerte absurda del capitán.
Se había quedado con los gyojin, en parte preocupado de que esta fuese una estrategia de dividir y vencer. Aunque alguien apareció por la puerta de la sala. Otro gyojin.
Parecía el causante de todo aquel lio de cámaras y trampas. Por una parte no quería precipitarse, ya que tenía unos individuos capaces de haces frente al suzaku. Por otra, las ganas de meterle un puñetazo en toda su cara de pez.
Consiguieron reunirse de nuevo con Therax. Aunque lo estaba confundiendo más de lo que estaba ya, diciéndole que le habían tirado unas lanzas o algo.
- Sinceramente, no sé de qué lanzas me hablas –levanto los hombros, sin idea de que le habia ocurrido-. Y sobre lo otro… Parece que ese individuo es quien nos ha puteado tanto. Debemos de ser cuidadosos. Si al final tenemos que luchar antes tenemos que reagruparnos con el capi y los demás.
A duras penas había conseguido esquivar los golpes de mi contrincante. Sí, había demostrado ser más rápido que yo, pero sus golpes no eran demasiado contundentes, lo que implicaba que no tenía mucha fuerza. Algo que me resultó curioso es que no usaba su katana para combatir; curioso y exasperante. Después de todo, yo era un esgrimista profesional curtido en cientos de batallas, y si quería conseguir mi sueño de ser el mejor del mundo tenía que medirme con otros espadachines, no con los que lo eran “a medias”. Pese a eso, viendo que únicamente podía intentar adivinar sus movimientos gracias a mi mantra, concentré parte de mi psique en controlar esta nueva forma. Me notaba algo cansado, pero podía continuar usándola.
La sensación en mis costados y mi abdomen me encantaba, era cálida y enérgica como ninguna otra, como si quisiera estallar en un mar de llamas, pero no podía hacer eso, al menos no en el territorio sagrado de los peces. Notando como mi oponente se seguía moviendo a gran velocidad, cerré los ojos para agudizar mis sentidos, al mismo tiempo que intentaba expandir aquello que sentía en mi interior hacia todo mi cuerpo. Durante un instante lo conseguí, un instante en el cual aquel ser sin nombre me golpeó en el torso y pude escuchar un alarido de dolor, para luego pararse a pocos metros de mí. Su mano estaba algo ennegrecida, así como unas pompas comenzaban a surgirle en ella.
“Te vas a enterar, pies rápidos” –me dije a mi mismo, abalanzándome contra mi oponente, agitando mis alas al unísono para cobrar velocidad. Al encontrarme de frente contra él, en su mano buena ya tenía su katana, y me bloqueó con suma maestría.
Aquel movimiento de defensa me sonaba de algo: guardia neutra, una pierna superponiendo a la otra, agarre inverso… Me recordaba al estilo de esgrima que practicaba Okita, uno de mis amigos de la isla de Wano. Aquel estilo era peligroso, pues mezclaba velocidad y golpes mortales a cambio de sacrificar la defensa, así que en ello podía tener mi carta de la victoria. Nuevamente, mi contrincante se echó hacia atrás y desapareció en un soplido.
“Otra vez…”
La sensación en mis costados y mi abdomen me encantaba, era cálida y enérgica como ninguna otra, como si quisiera estallar en un mar de llamas, pero no podía hacer eso, al menos no en el territorio sagrado de los peces. Notando como mi oponente se seguía moviendo a gran velocidad, cerré los ojos para agudizar mis sentidos, al mismo tiempo que intentaba expandir aquello que sentía en mi interior hacia todo mi cuerpo. Durante un instante lo conseguí, un instante en el cual aquel ser sin nombre me golpeó en el torso y pude escuchar un alarido de dolor, para luego pararse a pocos metros de mí. Su mano estaba algo ennegrecida, así como unas pompas comenzaban a surgirle en ella.
“Te vas a enterar, pies rápidos” –me dije a mi mismo, abalanzándome contra mi oponente, agitando mis alas al unísono para cobrar velocidad. Al encontrarme de frente contra él, en su mano buena ya tenía su katana, y me bloqueó con suma maestría.
Aquel movimiento de defensa me sonaba de algo: guardia neutra, una pierna superponiendo a la otra, agarre inverso… Me recordaba al estilo de esgrima que practicaba Okita, uno de mis amigos de la isla de Wano. Aquel estilo era peligroso, pues mezclaba velocidad y golpes mortales a cambio de sacrificar la defensa, así que en ello podía tener mi carta de la victoria. Nuevamente, mi contrincante se echó hacia atrás y desapareció en un soplido.
“Otra vez…”
Luka Rooney
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- ”Escuadrón marino (sin Bak), Nox y Therax”:
Los gyojins se ponen al día, hablan y ríen, y entre tanto, os encontráis a Therax.
Los rivales del rubio miran al gyojin trajeado y le hacen una reverencia, mientras éste hace un gesto para que se retiren. El hombre pez se acerca al rubio, aunque guarda una distancia prudencial.
- Lamento si estos dos te han creado algún contratiempo. Perdón por lo de las lanzas también, es un mecanismo antiguo, pensé que ni siquiera funcionaría. Pero mira, a veces te llevas alguna que otra sorpresa. Por cierto -comenta tocándose la oreja derecha-, parece que ya es la hora de reunirnos. Aunque vuestro capitán aún tardará un poco. ¿Necesitáis algo para hacer más cómoda la estancia?
Tras ello, y si decidís seguir al gyojin, acabaréis en una sala grande circular, donde hay un par de mesas y un altar. No hay ventanas, y la luz parece natural a pesar de no serlo. Notaréis que el suelo tiene una textura suave, y hay un agradable aroma en el ambiente.
Al fondo hay un grupo variopinto de gente. Gente sin escrúpulos, algo corpulentos, aparentemente poco agraciados, y con un semblante serio. Bueno, qué coño, vosotros los conocéis. Son vuestros nakamas.
Solo falta Zane, y todos sabemos que… No Zane, no party
- ”Marc, Bak, Spanner, Luka, Tom, Nailah”:
Marc, ¿qué demonios has creado? Quizá sea fruto de la inexperiencia, o de la inestable mentalidad del hombre-caballero. Pero antes de llegar hasta tu ubicación, para de lleno a escasos dos metros de tí. Empieza a sollozar, pronto suelta las primeras lágrimas, y tras ello, empieza a auto-apuñalarse con rabia en la zona del estómago. Un río de sangre empapa el suelo, y pronto cae de rodillas. Unos segundos después su arma también toca la arena. Y finalmente, su cuerpo cae inerte. Lleva una mochila que abulta bastante. Quizá sea buena idea cogerla prestada, total… El dueño ya no la va a reclamar.
Una vez os juntáis todos, decidís ir donde aquél extraño elemento os ha dicho tras la aprobación de Tom y Luka. Caváis unos segundos y pronto encontráis unas escaleras que conducen a una puerta. Parece ser la entrada que buscabais.
Nailah, si decides entrar, notarás como si algo te golpease por todo el cuerpo durante unos segundos, cuando éstos pasen, no sentirás ningún dolor, pero no tendrás ninguno de los poderes que usaste antes. Fue bonito mientras duró.
- ”Zane”:
La lucha se torna interesante. Observas la habilidad de tu rival y le ves como un combatiente digno. Al menos sobre el papel. Tras chocar un par de veces vuestras armas, el espadachín realiza una defensa que te hace recordar a alguien. De nuevo desaparece, y ésta vez se muestra a tu diestra, realizando un tajo firme y diagonal ascendente que empieza a la altura de la cadera. Observarás que tu rival ahora blande una espada negra de tamaño ligeramente menor que las tuyas y con el mango adornado con una serpiente retorcida. En la punta del mango tiene un rubí geométricamente perfecto. Aunque puede que no te fijes tanto en los detalles.
- Eres bueno, Zane. Pensé que todo lo que se escuchaban sobre tí era simple fanfarronería, pero algo tiene de cierto. Eres digno rival de mi espada. Serás el cuarto ser que mis espadas conocen, y nunca han sido vencidas. Exactamente en diez segundos verás mi golpe maestro. Quedan ocho.
- ”Katharina”:
- Jefe, la mujer quiere saber por qué la conocemos. Parece enojada, molesta por algo. Y se ha dirigido a nosotros en tono desafiante, amenazándonos y alegando que no es su día. No parece apreciar su propia vida -comenta mientras todos los “soldados” estrechan un círculo sobre tí-. Entiendo. Así será, gracias jefe.
El tipo desenvaina sus pistolas y te apunta firmemente. El resto de soldados no realizan ningún gesto y aguardan espectantes.
- Sabemos tu nombre porque has sido vista con los Arashi. Tenemos un reporte de tu historial, y estamos al tanto de tus poderes. Nosotros no tenemos nada que ver con que estés aquí, y tampoco queremos lastimarte. Tenemos órdenes directas de llevarte con el resto de tus compañeros. Aunque dado tu temperamento… quizá decidas luchar, en dicho caso… -el hombre mira de reojo a los demás, y se dirige a ellos con un tono más sereno del que mostraba anteriormente-. El jefe nos ha ordenado atraparla con vida, da igual las heridas que le causemos, pero debe estar viva. Solo si ella da el primer paso atacaremos, pero estad alerta.
En ese preciso momento oirás una sucesión de sonidos metálicos. Pistolas, rifles, katanas, mandobles, y todo tipo de armas empiezan a ser desenvainadas por todos los soldados. La mayoría deciden apuntarte y señalarte con ellas, aunque algunos otros optan por ser más cautos y aguardan defensivamente.
Sigues sintiendo un aura familiar, quizá empieces a atar cabos y sepas de quién se trata.
***
El habitante del mar se encontraba mal, le costaba andar y casi no podía evitar tener una mueca de dolor. Cada rincón del cuerpo del tiburón tenía -o tendría en unas horas- algún hematoma o evidencia de los golpes recibidos. En cada paso que daba le parecía sentir estar cargando cuatro toneladas. Por no hablar del constante hormigueo en los costados. Sin duda, su estado mermaría la velocidad a la que el grupo se desplazaba.
El gyojin continuaba moviendo por todo su cuerpo las partículas de agua de su interior, intentando sanar cada rincón dolido. Era un proceso lento y no sanaba todas las heridas. Pero sin duda… Era mejor que nada.
El gyojin se apoyó en el brazo de Marc como buenamente pudo, y todos caminaron hasta la zona en la que el extraño ser les había dicho. Allí, Tom pidió algún voluntario, a lo que el tiburón se limitó a encogerse de hombros. Su estado no era el mejor para coger siquiera una pala.
Luka aprovecharía el momento para sentarse y hablar con quienquiera que estuviese cerca. Necesitaba evadirse un poco y no pensar en su estado. Era eso o seguir sufriendo por los golpes. ¿Por qué siempre se llevaba él todas las hostias? Ni que tuviese un puto imán.
Tras un breve instante, una pequeña fosa se había creado en la arena y daba cierta visibilidad a lo que parecían ser unas escaleras. Cuando el habitante del mar las bajó, observó cómo el semblante de Nailah parecía cambiar, incluso parecía estar llevándose la mano al estómago. ¿Habría recibido alguna herida?
- ¿Todo bien, Nailah? -se limitó a decir mientras se acercaba a ella- Puedo llevarte a hombros, si quieres.
Aunque quizá aquella no fuese su mejor idea dado su estado, el tiburón ni se lo pensó. Ayudar a un compañero -evitando la gran excepción en la banda, la señorita Katharina- era todo un honor para un pirata como él.
Independientemente de la respuesta de la nueva miembra de la banda, descendieron las escaleras hasta el final. Luka empezó a contar los escalones, pero dejó de hacerlo cuando iba por cuarenta. Y tras bajarlos todos creyó que habría al menos el doble.
Una vez abajo, llegaron hasta una sala redonda donde había un altar y, quizá lo más llamativo, era que no había ninguna ventana.
- Me da que alguien nos va a dar una charla aquí -comentó mirando al gigantón-. Siempre hay alguien que lo hace.
Sin embargo, aquella charla tendría que esperar, si es que se daba. Un ligero temblor hizo tambalearse al tiburón, que no tenía muy claro qué estaba ocurriendo. Y seguidamente, un segundo temblor de mayor intensidad hizo que una parte de aquellas “ruinas” -si es que se les podía catalogar como tales- se desprendiese. ¿Y hacia dónde caerían las piedras? Sí, habéis pensado bien. Hacia el bueno de Luka.
El gyojin tuvo poco tiempo para reaccionar. En el caso de que Nailah hubiese aceptado su petición de llevarla a cuestas, su prioridad sería cubrirla con su cuerpo, dándole un fuerte abrazo e intentando que ninguna piedra le golpeara. En caso contrario, el gyojin se haría una bola en el suelo y, en cualquier caso, crearía una película de agua endurecida alrededor de su cuerpo seguida de una de haki, intentando reducir así el posible daño de las piedras.
En cualquier caso, el tiburón quedó completamente sepultado en una montaña de piedras de distintas formas y tamaños. En su interior, el habitante del mar se preguntaba qué diantres habría sido en otra vida para merecer aquello.
Las sensaciones que experimentaba eran de lo más extrañas. Todo sucedía sin motivo aparente y sentía que, muy a su pesar, simplemente cumplía la función de un monigote al que movían de un lugar a otro por conveniencia. Por otro lado, la rabia que "H" experimentaba sin explicación alguna comenzaba a hacer mella en él, filtrándose a través de las barreras que separaban las conciencias de ambos.
Pensamientos de esa índole asolaban su mente mientras seguía a los dos desconocidos. ¿Por qué demonios lo hacía? Siempre había sido una persona desconfiada por naturaleza. Cuando se disponía a negarse a dar un paso más hasta que se le explicase qué sucedía allí, la figura de algunos conocidos se hizo evidente ante sus ojos. Nox y algunos de los gyojines que les acompañaban se encontraban junto a un pez trajeado. «Otro más no», se dijo inmediatamente al comprobar que debía continuar siguiendo a alguien completamente a ciegas.
-Yo no doy ni un paso más -dijo en voz alta y firme tras dirigir una mirada a sus compañeros-. Quiero saber qué está sucediendo aquí, ahora y sin mentiras. Estoy harto de ir de un lugar a otro sin más. -Esperaba haber dejado claro que nada le haría cambiar de opinión y que verdaderamente no se movería hasta que le diesen una explicación verosímil. De lo contrario, no dudaría en conseguir lo que quería a punta de espada.
Por otro lado, el descontrol del águila iba a más con cada segundo que pasaba. Un interior completamente agitado y desestabilizado, incapaz de ser retenido por el cuerpo del espadachín, comenzaba a manifestarse de forma externa. Una intensa punzada de dolor mordió la espalda de Therax, instaurándose sobre sus escápulas cual parásito afanado en devorar sus huesos. El rubio apretó los dientes, esforzándose por transmitir neutralidad.
Luchaba por tranquilizar a "H", pero la ira del ave iba en aumento, retroalimentada como la bola de nieve que rueda cuesta abajo sin ningún elemento externo que pueda frenarla.
Pensamientos de esa índole asolaban su mente mientras seguía a los dos desconocidos. ¿Por qué demonios lo hacía? Siempre había sido una persona desconfiada por naturaleza. Cuando se disponía a negarse a dar un paso más hasta que se le explicase qué sucedía allí, la figura de algunos conocidos se hizo evidente ante sus ojos. Nox y algunos de los gyojines que les acompañaban se encontraban junto a un pez trajeado. «Otro más no», se dijo inmediatamente al comprobar que debía continuar siguiendo a alguien completamente a ciegas.
-Yo no doy ni un paso más -dijo en voz alta y firme tras dirigir una mirada a sus compañeros-. Quiero saber qué está sucediendo aquí, ahora y sin mentiras. Estoy harto de ir de un lugar a otro sin más. -Esperaba haber dejado claro que nada le haría cambiar de opinión y que verdaderamente no se movería hasta que le diesen una explicación verosímil. De lo contrario, no dudaría en conseguir lo que quería a punta de espada.
Por otro lado, el descontrol del águila iba a más con cada segundo que pasaba. Un interior completamente agitado y desestabilizado, incapaz de ser retenido por el cuerpo del espadachín, comenzaba a manifestarse de forma externa. Una intensa punzada de dolor mordió la espalda de Therax, instaurándose sobre sus escápulas cual parásito afanado en devorar sus huesos. El rubio apretó los dientes, esforzándose por transmitir neutralidad.
Luchaba por tranquilizar a "H", pero la ira del ave iba en aumento, retroalimentada como la bola de nieve que rueda cuesta abajo sin ningún elemento externo que pueda frenarla.
Por más que usaba mi haki de observación en tratar de encontrar a aquel escurridizo sujeto era imposible. Iba de un lado al otro, rodeándome por cualquiera de mis flancos, pero sin atacar. Poco a poco comencé a ver un patrón, o algo parecido. Siempre hacía el mismo recorrido: izquierda, derecha, arriba, derecha, izquierda y de frente o por la espalda, dependiendo de si portaba su espada o no. Eso me hizo ver que, pese a querer derrotarme, era alguien honorable, pues solo un espadachín deshonroso osa atacar por la espalda. Bloqueé como pude su primer ataque y se puso frente a mí, hablándome.
-¿Sólo cuatro? –no pude evitar esbozar una sonrisa-. El fijo de mis aceros han conocido a más de un centenar, y aquí sigo… Vivito y aleteando.
Aprovechando ese instante de tiempo en el que desapareció, abrí los ojos y concentré todo el poder de mi fruta en adecuar esa forma que tanto ansiaba controlar. Y así pasó. La energía interna que intentaba propagar a todas las partes de su cuerpo para que quemaran por contacto empezaba a ser más uniforme, no solo concentrada en algunos puntos. Y su cuerpo cambió, las plumas que le rodearon se volvieron de puro fuego, más que un suzaku antropomorfo recubierto de un plumaje precioso, parecía un ser del averno envuelto en fuego. Sentía como si mis plumas fueran a salir despedidas de mi cuerpo y de pronto, casi por sorpresa, todas las plumas de mi cuerpo salieron despedidas en un amplio radio de varios metros y, en pocos segundos, explotaron alcanzando al ser sin nombre.
Aprovechando eso, notando como unas plumas ígneas volvían a emerger en mi cuerpo, agité mis alas con mi katana en ristre, envuelta de mi haki más poderoso, y le di una estocada diagonal, esperando acabar así con él.
-Y solo en cinco segundos –dije en voz baja, notando una nueva presencia en el lugar. ¿Quién sería?
-¿Sólo cuatro? –no pude evitar esbozar una sonrisa-. El fijo de mis aceros han conocido a más de un centenar, y aquí sigo… Vivito y aleteando.
Aprovechando ese instante de tiempo en el que desapareció, abrí los ojos y concentré todo el poder de mi fruta en adecuar esa forma que tanto ansiaba controlar. Y así pasó. La energía interna que intentaba propagar a todas las partes de su cuerpo para que quemaran por contacto empezaba a ser más uniforme, no solo concentrada en algunos puntos. Y su cuerpo cambió, las plumas que le rodearon se volvieron de puro fuego, más que un suzaku antropomorfo recubierto de un plumaje precioso, parecía un ser del averno envuelto en fuego. Sentía como si mis plumas fueran a salir despedidas de mi cuerpo y de pronto, casi por sorpresa, todas las plumas de mi cuerpo salieron despedidas en un amplio radio de varios metros y, en pocos segundos, explotaron alcanzando al ser sin nombre.
Aprovechando eso, notando como unas plumas ígneas volvían a emerger en mi cuerpo, agité mis alas con mi katana en ristre, envuelta de mi haki más poderoso, y le di una estocada diagonal, esperando acabar así con él.
-Y solo en cinco segundos –dije en voz baja, notando una nueva presencia en el lugar. ¿Quién sería?
Marc Kiedis
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Para su sorpresa, el caballero sin corcel se detuvo a mitad de su acometida y comenzó a apuñalarse con rabia el estómago hasta que, en pocos instantes, cayó desplomado. Marc no sabía qué hacer. Anonadado ante la locura que estaba presenciando, se llevó las manos a la cabeza. No estaba seguro de hasta qué punto la muerte de aquel hombre era culpa suya, pues tal vez su Hacheese hubiese tenido algo que ver. No parecía muy probable, pues entre los efectos que el cocinero había pretendido dar a su producto no se hallaba provocar brotes psicóticos que hiciesen que la gente se autolesionase. De hecho, ni a él ni a sus compañeros les había pasado nada al consumirlo, y habían tomado mucha más cantidad que aquel extraño tipo. Sin embargo, el semigigante quedó brevemente conmocionado. Durante unos momentos, en los que vio cómo Bak cogía la mochila del cadáver y se la llevaba, sin poder decirle que no lo hiciese. La verdad era que el grandullón no era del tipo de pirata que mataba gente allí por donde pasase, y menos aún que después robase sus pertenencias, pero tampoco podía culpar a su nakama por hacer esto último. Al fin y al cabo, seguramente tendría algún motivo válido para ello y, ¿quién era él para juzgarle?.
Tras juntarse con los demás y seguir al peculiar mensajero, los piratas tuvieron que cavar durante unos breves momentos. Marc, todavía impresionado por la muerte del caballero, fue uno de los que se ofreció voluntario para ayudar a Tom en la tarea, viendo que algunos de sus amigos estaban agotados. Finalmente, dieron con una larga escalera que llevaba a lo que parecía la puerta que debían cruzar. Descendieron lentamente y con la debida precaución, cosa que, dado el carácter alocado de gran parte de sus nakamas, él mismo incluido, sorprendió al cocinero.
El lugar al que llegaron era una sala oscura, pues ninguna ventana ni otra clase de oquedad más allá de la puerta por la que habían entrado la iluminaba. Luka comentó que seguramente alguien les daría una charla allí, y la verdad era que aquel enclave parecía propicio para ello, por lo que el grandullón asintió con vehemencia mientras suspiraba, en un gesto que dejaba claro que no era lo que más le apetecía en aquel momento.
No obstante, lo que sucedió fue algo bastante más molesto y peligroso. Un suave temblor, seguido de otro mucho más notable, provocó que varias rocas se desprendiesen del techo y cayesen sobre el tiburón. Cuando el resto quisieron darse cuenta, un montón de piedras habían sepultado a su amigo. Marc, ni corto ni perezoso, comenzó a apartarlas mientras instaba a los demás a hacer lo mismo:
- ¡Vamos chicos! ¡Tenemos que sacarle de ahí cuanto antes!
El semigigante era totalmente consciente del peligro que corría su apreciado compañero si permanecía allí debajo. La muerte, tanto por aplastamiento como por asfixia, era una posibilidad en absoluto descabellada. Y por ello debían apresurarse. Él, dada su corpulencia, intentó mover varias de las rocas más grandes, de forma que otros nakamas con menor fuerza física pudiesen también aportar su granito de arena. Lo importante era salvar a su amigo. Con un fallecimiento ya era más que suficiente.
Tras juntarse con los demás y seguir al peculiar mensajero, los piratas tuvieron que cavar durante unos breves momentos. Marc, todavía impresionado por la muerte del caballero, fue uno de los que se ofreció voluntario para ayudar a Tom en la tarea, viendo que algunos de sus amigos estaban agotados. Finalmente, dieron con una larga escalera que llevaba a lo que parecía la puerta que debían cruzar. Descendieron lentamente y con la debida precaución, cosa que, dado el carácter alocado de gran parte de sus nakamas, él mismo incluido, sorprendió al cocinero.
El lugar al que llegaron era una sala oscura, pues ninguna ventana ni otra clase de oquedad más allá de la puerta por la que habían entrado la iluminaba. Luka comentó que seguramente alguien les daría una charla allí, y la verdad era que aquel enclave parecía propicio para ello, por lo que el grandullón asintió con vehemencia mientras suspiraba, en un gesto que dejaba claro que no era lo que más le apetecía en aquel momento.
No obstante, lo que sucedió fue algo bastante más molesto y peligroso. Un suave temblor, seguido de otro mucho más notable, provocó que varias rocas se desprendiesen del techo y cayesen sobre el tiburón. Cuando el resto quisieron darse cuenta, un montón de piedras habían sepultado a su amigo. Marc, ni corto ni perezoso, comenzó a apartarlas mientras instaba a los demás a hacer lo mismo:
- ¡Vamos chicos! ¡Tenemos que sacarle de ahí cuanto antes!
El semigigante era totalmente consciente del peligro que corría su apreciado compañero si permanecía allí debajo. La muerte, tanto por aplastamiento como por asfixia, era una posibilidad en absoluto descabellada. Y por ello debían apresurarse. Él, dada su corpulencia, intentó mover varias de las rocas más grandes, de forma que otros nakamas con menor fuerza física pudiesen también aportar su granito de arena. Lo importante era salvar a su amigo. Con un fallecimiento ya era más que suficiente.
Katharina von Steinhell
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hubiese sido mucho más inteligente permanecer en silencio y no dejarse llevar por las emociones, aguardar la aparición de sus compañeros y, solo así, actuar. Sin embargo, no podía quitarse de la cabeza la falta de respeto con que la trataban aquellas criaturas. En tan solo medio segundo comprendió lo que sucedería si decidía combatir con aquel pelotón de monstruos. A pesar de sus inhumanos reflejos y su excelente agilidad, sería incapaz de esquivar todos los proyectiles, recibiendo demasiado daño. No obstante, tenía la seguridad de que sus enemigos le querían capturar con vida; un seguro, por así decirlo. Tardó otro medio segundo en saber que necesitaba realizar un movimiento tan desastroso como caótico para así evitar que sus oponentes tuvieran tiempo de reaccionar, desestabilizándolos y acabando rápidamente con ellos.
Soltó su arma, la cual al caer soltó una pequeña nube de polvo y emitió un sonido tosco cuyo eco resonó por toda la habitación. Cerró los ojos y luego suspiró, pareciendo que había acatado las palabras de las criaturas. Sin embargo, no fue así. La Hoja de Argoria le estorbaba para reunir energía mágica rápidamente. Sus manos emitieron un brillo azul tan intenso que podía cegar a aquellos que estuviesen cerca de Katharina. Enseguida, un manto casi translúcido y del mismo color que el brillo rodeó el cuerpo de la bruja. También, y sin haber pasado más de un segundo, su piel adoptó una capa de escamas similares a las de un reptil. «Si no puedo esquivar todo, Armadura de Mago y Escamas de Dragón me ayudarán a frenar los proyectiles», pensó.
Miró a quien parecía ser el líder con el ceño fruncido.
—Ya te dije que no estoy de humor y, sin embargo, has decidido levantar tus armas contra mí.
El viento comenzó a arremolinarse en torno a la bruja, cada vez más rápido. En ese momento, cuando hacía un gran esfuerzo para reunir una descomunal cantidad de magia, recordó lo que aprendió de su antiguo maestro, Rayne Bloodfallen. «La única forma de volverte más fuerte es rompiendo tus propios límites. No importa ello implica la destrucción de tu cuerpo, debes superar cada obstáculo que tengas en frente». La energía mágica que fluía por el cuerpo de Katharina era tal que su piel comenzó a agrietarse, formando auténticas grietas que emitían un brillo increíblemente intenso y celeste. El viento comenzó a girar con aún más violencia, y este, a medida que aumentaba de velocidad, se volvía más peligroso.
Solo fueron unos pocos segundos que duró aquella demostración del poder de Katharina, pero bastaron para que la bruja sintiese un agudo dolor en todo su cuerpo. «No importa», se dijo, «puedo soportarlo». El viento arremolinado en torno a la pirata comenzó a aumentar de radio, habiendo alcanzado prontamente a los primeros hombres que se ubicaban en la primera fila de la circunferencia formada. Sin embargo, la bruja notó que aquella fuerza no bastaba para alcanzar lo que tenía en mente, por lo que obligó a su cuerpo a reunir aún más energía mágica y liberarla en forma de viento. La ráfaga pronto adoptó filo, cortando el suelo y las paredes. ¿Qué sucedería con las criaturas si eran alcanzadas por esta? Sin importar si disparaban o no, si se abalanzaban hacia ella, continuaría liberando aquel poderoso tornado confiando en que sus hechizos defensivos le permitiesen seguir de pie.
Soltó su arma, la cual al caer soltó una pequeña nube de polvo y emitió un sonido tosco cuyo eco resonó por toda la habitación. Cerró los ojos y luego suspiró, pareciendo que había acatado las palabras de las criaturas. Sin embargo, no fue así. La Hoja de Argoria le estorbaba para reunir energía mágica rápidamente. Sus manos emitieron un brillo azul tan intenso que podía cegar a aquellos que estuviesen cerca de Katharina. Enseguida, un manto casi translúcido y del mismo color que el brillo rodeó el cuerpo de la bruja. También, y sin haber pasado más de un segundo, su piel adoptó una capa de escamas similares a las de un reptil. «Si no puedo esquivar todo, Armadura de Mago y Escamas de Dragón me ayudarán a frenar los proyectiles», pensó.
Miró a quien parecía ser el líder con el ceño fruncido.
—Ya te dije que no estoy de humor y, sin embargo, has decidido levantar tus armas contra mí.
El viento comenzó a arremolinarse en torno a la bruja, cada vez más rápido. En ese momento, cuando hacía un gran esfuerzo para reunir una descomunal cantidad de magia, recordó lo que aprendió de su antiguo maestro, Rayne Bloodfallen. «La única forma de volverte más fuerte es rompiendo tus propios límites. No importa ello implica la destrucción de tu cuerpo, debes superar cada obstáculo que tengas en frente». La energía mágica que fluía por el cuerpo de Katharina era tal que su piel comenzó a agrietarse, formando auténticas grietas que emitían un brillo increíblemente intenso y celeste. El viento comenzó a girar con aún más violencia, y este, a medida que aumentaba de velocidad, se volvía más peligroso.
Solo fueron unos pocos segundos que duró aquella demostración del poder de Katharina, pero bastaron para que la bruja sintiese un agudo dolor en todo su cuerpo. «No importa», se dijo, «puedo soportarlo». El viento arremolinado en torno a la pirata comenzó a aumentar de radio, habiendo alcanzado prontamente a los primeros hombres que se ubicaban en la primera fila de la circunferencia formada. Sin embargo, la bruja notó que aquella fuerza no bastaba para alcanzar lo que tenía en mente, por lo que obligó a su cuerpo a reunir aún más energía mágica y liberarla en forma de viento. La ráfaga pronto adoptó filo, cortando el suelo y las paredes. ¿Qué sucedería con las criaturas si eran alcanzadas por esta? Sin importar si disparaban o no, si se abalanzaban hacia ella, continuaría liberando aquel poderoso tornado confiando en que sus hechizos defensivos le permitiesen seguir de pie.
- Técnicas usadas:
- Armadura de Mago: Permite crear un manto tangible de un leve, casi transparente, color azulado que reduce un % de los daños recibidos (no reduce daños constantes como envenenamiento, quemaduras y similares) durante 2 turnos. El conjuro reduce un 20% + 0.15% por cada nivel del usuario. Puede usarse sobre otra persona en un rango máximo de 20 metros. Solo puede usarse dos veces por combate.
Escamas de Dragón: La piel de la maga es endurecida completamente y rodeada de magia arcana por lo que todo el daño recibido (no cuenta enfermedades, desangramiento ni envenenamiento) se verá disminuido en un 20% + 0.15% por nivel del usuario durante 2 turnos. Puede usarse dos veces por combate.
Porcentaje total a reducir: 65.8%
Aire: Evidentemente este no se crea, sino que solo se manipula. Puede generar ráfagas de viento cortante con una velocidad máxima de 120 km/h. Es capaz de usar el viento de manera cortante, adquiriendo una dureza de 8 según la escala de Mohs. La bruja solo puede manipular el viento a una distancia de 30 metros. [Intento de aumentar la velocidad máxima de las ráfagas de viento, así como la dureza que alcanza]
Luka Rooney
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Zane:
Tras intercambiar golpes, miradas y chulerías varias, el espadachín guarda su arma y te mira desafiante. ¿Estará preparando otro extravagante movimiento?
No. Definitivamente está esperando a que algo pase. Podrás notar como un pequeño río de sangre tiñe su camiseta. Le has debido realizar algún corte. Ese algo que espera, resulta ser un gyojin de avanzada edad que se acerca a lo lejos. Su sombra se proyecta de manera casi kilométrica, aunque a medida que se va acercando verás que apenas mide dos metros. Cuando está relativamente cerca de vosotros, habla con un tono suave y pausado.
- Vaya, el honorable espadachín haciendo amigos. Hola a usted también, señor Zane D. Kenshin. Es un honor para nosotros tenerle aquí. Sus amigos le echan de menos, seguro que quieren verle. ¿Me sigue?
El gyojin acompaña la frase con una amable sonrisa, y te enseña en un dispositivo con una pantalla de unas doce pulgadas la sala central donde están todos a excepción de Kath. Mientras tanto, el espadachín se propulsa a una velocidad increíble hacia el techo, creando un corte en él y desapareciendo. Durante el breve trayecto, a tu antiguo rival se le cae una de las botas. Si te acercas, verás que tenía una especie de propulsor. Puede que eso explique muchas cosas.
- Katharina:
Los tipos te observan. Tú observas a los tipos. Y el tiempo parece detenerse.
Tu semblante parece decir mucho para ellos, ya que el que aparentaba ser el jefe baja el brazo y le habla a su muñeca.
- Activamos protocolo cinco. La misión peligra, el objetivo no atiende a razones. Solicito refuerzos.
Y entonces, tu viento empieza a causar furor en la zona. Aunque más que furor causa terror. El caso es que la mayoría de los allí presentes salen lanzados contra las paredes, otros se agarran a cualquier objeto que pillen, y los más fuertes, consiguen aguantar de mala manera. Los refuerzos, por su parte, no tardan más de veinte segundos en llegar y, desde el techo, se abre compuerta que da con el piso superior. Un escuadrón de veinte seres caen al suelo y se dirigen hacia tí sin portar ningún tipo de arma. Desde el otro lateral, se oyen disparos y una serie de balas -entre seis y diez- se dirigen hacia tus extremidades.
Creo que vas a necesitar algo más para acabar con ellos.
- Grupo:
El panorama se ensombrece cada vez más ante el constante sentimiento de no saber qué va a ocurrir en esa porción de isla.
Los que estáis disponibles ayudáis a Luka a salir de las rocas, y éste cae al suelo agotado. Tiene magulladuras por todo el cuerpo, pero sigue consciente.
Ambos grupos por fín os encontráis juntos, a excepción de Katharina y Zane. Cuando pasan unos segundos, un foco ilumina al trajeado gyojin que se acerca lentamente hacia el grupo. El foco que le ilumina se mueve con él, y ambos parecen estar en continua sintonía. Seguro que ya tenía planeado aquél desenlace.
- Para algunos aún soy el nuevo, aunque creo haberme presentado para la mayoría. Aún faltan dos de vuestros amigos, pero pronto estarán aquí, no os preocupéis. Mi nombre es Kron, y he sido ordenado -el gyojin hace una pequeña pausa en la que arquea las cejas, en señal de negación-... Bueno, en realidad me he autoordenado guardián de esta pequeña porción de la isla. Aquí hay un gran tesoro, amigos. Todas esas trampas que habéis evitado, superado o… En el caso de Luka, chocado, las he creado yo. Las más básicas fueron las primeras, y las últimas gozan de un alto nivel tecnológico. Pero… No estamos aquí para eso. Estamos aquí para algo más importante. Para desvelaros el por qué estoy aquí.
El habitante del mar choca sus palmas un par de veces y aparecen cuatro pelotones de humanos -a simple vista- trajeados y portando armas a distancia de un avanzado nivel tecnológico. Cada uno de ellos se sitúa en una de las esquinas de la sala.
- No soy un imbécil, sé que seguramente podríais con ellos. Solo me cubro las espaldas. Confío en que la amistad que un día nos unió a Tom, Luka y a mí sea suficiente para que al menos dejéis que acabe de hablar. ¿Puedo? Bien, pues el motivo por el que guardo este sitio y por el cual nadie ha llegado hasta aquí en los últimos años es por… Por esto.
El enigmático Kron se lleva la mano al bolsillo con una parsimonia digna del mayor de los perezosos, y de éste saca una especie de mando con varios botones. Aprieta el primero y el cuarto y, de repente, del techo se abre un círculo perfecto de unos cinco metros de diámetro. Y de ahí desciende un enorme pedrusco que, a juzgar por su aspecto, es bastante antigüo.
- Sí, por esto. Parecerá que es una simple piedra, pero es una de las tantas runas históricas que aguardan el siglo vacío. Un poneglyph. Yo no sé qué hay escrito en él, pero seguro que nada bueno. Confío en dos de vosotros, y entiendo que ellos dos confiarán en el resto. Por lo tanto… A cambio de que jamás contéis lo que aquí habéis visto, de que no detalléis ninguna de las trampas, las armas o la tecnología usada… Os dejaré leer la piedra, aunque no sé si contáis con alguien que sepa leerla, claro. ¿Qué me decís?
***
La sensación de tener todas aquellas rocas de distintos tamaños y pesos encima no fue nada agradable para el tiburón. Intentó apartar alguna, pero el peso de todas apiladas era superior a sus fuerzas. Probó entonces moverse e intentar encontrar una posición más cómoda -dentro de la incomodidad propia de tener tantas rocas encima-, pero tampoco pudo. Y entonces empezó a escuchar los pasos del que creía era su amigo Marc. Pronto notó como alguien empezaba a quitar las piedras, y unos segundos más tarde pudo gatear un poco y tumbarse en el suelo. Estaba al borde de desfallecer del agotamiento, pero aún seguía consciente.
- Seguro que ahora caigo por una trampilla -susurró intentando tomárselo con humor
Pero entonces, sin poder aún reincorporarse, observó el murmullo de sus compañeros, y entendió que algo estaba pasando. Se apoyó con ambas manos en el suelo y se sentó, observando al frente los movimientos de Kron. El tiempo no le había tratado muy bien, había envejecido mucho más de lo que le correspondía a su edad, pero su cerebro parecía ser tan brillante como antes. Tenía una fortaleza casi inexpugnable y, además, parecía tener todo bajo control una vez alguien entrase dentro. Incluso tras su llamada acudieron unos pelotones de lo que parecía ser sus propias creacciones.
- Disculpadme si no doy el primer golpe, pero ni me tengo en pie. Y creo en lo que dice Kron también, claro -comentó tras las palabras del gyojin haciendo referencia a su buena amistad-. Aunque no sé muy bien quién eres ahora mismo, hermano.
Entonces, en el particular show montado por el cerebrito hombre-pez, éste dejó claro por qué su exilio, por qué su afán por defender esa zona, y denotó el miedo a que se conociese la tecnología que usase. Ese había sido siempre su principal preocupación, que sus conocimientos se usasen donde no se tenían que usar. En guerras, en conflictos de cualquier tipo, o incluso que todo el mundo tuviese acceso a alguna de sus creacciones, con lo que aquello conllevaba.
Luka inspiró un par de veces y miró a sus nakamas, decidido a ser el primero en hablar.
- Conocí a Kron cuando era un crío. Era parte de mi grupo macarra, aunque nunca usó la violencia. Era más bien el tipo inteligente del grupo. El que nos decía con quién podíamos, el que ideaba los planes y… El rarito, por qué no decirlo. No nos caracterizábamos por ser muy avispados, la verdad -comentó el tiburón a la par que movía los brazos-. Confío en él, y creo que nadie sabe leer esas piedras. Al menos nadie supo en Little Garden. ¿Sabe alguno de los nuevos?
A pesar de que faltaba Katharina, el habitante del mar esperaba que o bien Nailah o Marc supiesen algo de aquellas antiguas lenguas. En cualquier caso, todo parecía cercano a su fin, y el tiburón no dejó la ocasión para preguntar algo que no dejaba de rondarle la cabeza respecto a Kron.
- ¿Qué ha sido de toda la gente que ha desaparecido de la isla durante estos años? El alcalde, Katty, Portus…
- Trabajan aquí ahora. He seleccionado a la gente que creía mejor para nuestra misión, y ahora formamos un grandísimo equipo. Confiamos en que la información que haya en esa piedra no llegue a manos de ningún criminal.
- Nosotros somos criminales, Kron.
- Tú me entiendes. De gente mala, que lo utilice para su beneficio. Además, llevo mucho tiempo custodiando una piedra de cuyo mensaje no sé nada. Ya va siendo hora, ¿no?
Luka se reincorporó tras acabar la conversación, notando un fuerte dolor en cada parte de su cuerpo. Incluso le costaba moverse lo más mínimo, por lo que pidió a Marc si le podía ayudar a salir.
- Marc, ¿serías tan amable de ayudarme a llegar hasta el pedrolo ese? Quiero examinarlo de cerca. Quizá contenga algo que podamos descifrar.
Algo que desconcertó un poco al tiburón era cómo el escuadrón marino parecía altamente interesados en la piedra. ¿Acaso podrían leerla? No habían dicho nada, por lo que el pirata entendió que no. Pero quizá… Quizá sí.
Marc Kiedis
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Gracias a su esfuerzo, y al de varios de sus compañeros, el semigigante consiguió finalmente sacar a Luka de debajo de la enorme roca que casi le había aplastado. El gyojin, aunque visiblemente agotado, parecía por suerte ileso. Menos mal que había sido él el miembro de la banda atrapado y no alguien con menor fortaleza física como Alviss o Nox, o posiblemente los daños habrían sido sensiblemente mayores.
Ahora que toda la tripulación, a excepción del capitán y la bruja, se hallaban juntos de nuevo, el hombre que había ideado todo aquello y causado todos los problemas a los que se habían enfrentado últimamente se presentó y les explicó los motivos de todos los peligros y rompecabezas que habían tenido que atravesar. Al parecer en aquel lugar se guardaba algo tremendamente valioso. Tras esto, hizo descender del techo lo que parecía un descomunal pedrusco en el que había grabadas unas extrañas runas que no se parecían a nada que Marc hubiese visto antes.
Al parecer aquel extraño monolito era un Phoneglyph. El grandullón nunca había escuchado antes esa palabra, pero las palabras de Kron dejaron bien clara la importancia que poseía, así como el secretismo a su alrededor. ¿Existían datos sobre el Siglo Vacío? y más importante, ¿por qué no eran de dominio público? Se trataba de un descubrimiento increíble, y el cocinero no podía esperar a verlo más de cerca. Su curiosidad desbordaba en aquellos momentos.
Luka intervino entonces, explicando su relación con Kron y la confianza que les unía. Parecía que la banda ya se había encontrado en una ocasión con uno de aquellos Phoneglyph antes de que Marc se uniese, y nadie había sabido leerlo. El semigigante tampoco tenía ni idea, pero se moría de ganas por acercarse y curiosear. ¿Sabría Nailah? ¿Y Katharina? ¿Dónde estaban la bruja y su capitán, por cierto? Si alguno de los presentes era capaz de entender aquellos garabatos, el grandullón le pediría por favor que le contase lo que significaban, pues la curiosidad le estaba matando.
- Yo no he visto nunca una piedra como esta, y no tengo la menor idea de qué dice, pero me encantaría verla mejor. - respondió el cocinero mientras sujetaba a su amigo marino y comenzaba a caminar junto a él hacia el enorme monolito.
Ahora que toda la tripulación, a excepción del capitán y la bruja, se hallaban juntos de nuevo, el hombre que había ideado todo aquello y causado todos los problemas a los que se habían enfrentado últimamente se presentó y les explicó los motivos de todos los peligros y rompecabezas que habían tenido que atravesar. Al parecer en aquel lugar se guardaba algo tremendamente valioso. Tras esto, hizo descender del techo lo que parecía un descomunal pedrusco en el que había grabadas unas extrañas runas que no se parecían a nada que Marc hubiese visto antes.
Al parecer aquel extraño monolito era un Phoneglyph. El grandullón nunca había escuchado antes esa palabra, pero las palabras de Kron dejaron bien clara la importancia que poseía, así como el secretismo a su alrededor. ¿Existían datos sobre el Siglo Vacío? y más importante, ¿por qué no eran de dominio público? Se trataba de un descubrimiento increíble, y el cocinero no podía esperar a verlo más de cerca. Su curiosidad desbordaba en aquellos momentos.
Luka intervino entonces, explicando su relación con Kron y la confianza que les unía. Parecía que la banda ya se había encontrado en una ocasión con uno de aquellos Phoneglyph antes de que Marc se uniese, y nadie había sabido leerlo. El semigigante tampoco tenía ni idea, pero se moría de ganas por acercarse y curiosear. ¿Sabría Nailah? ¿Y Katharina? ¿Dónde estaban la bruja y su capitán, por cierto? Si alguno de los presentes era capaz de entender aquellos garabatos, el grandullón le pediría por favor que le contase lo que significaban, pues la curiosidad le estaba matando.
- Yo no he visto nunca una piedra como esta, y no tengo la menor idea de qué dice, pero me encantaría verla mejor. - respondió el cocinero mientras sujetaba a su amigo marino y comenzaba a caminar junto a él hacia el enorme monolito.
Nadie parecía estar interesado en las palabras del rubio, lo que le incomodó sobremanera. ¿En serio pretendía aquel tipo que se callase y siguiese sus indicaciones sin más, después de haber estado a punto de morir y de haberle separado del resto de sus compañeros? No pensaba tolerarlo, así que llevó una de sus manos a Byakko y se preparó para demostrarles que nadie iba a jugar con él.
No obstante, lo que sucedió a continuación hizo que se olvidase por completo de sus pensamientos. De un montón de rocas que a saber de dónde había salido emergió Luka, siendo ayudado por Marc para salir de su prisión improvisada y, sin más dilación el gyojin, trajeado inició la explicación que Therax tanto había estado reclamando. La legión de hombres armados que emergió no fue del agrado del espadachín, pero decidió permanecer expectante para ver hacia dónde conducía todo aquello.
«No puede ser», pensó al ver el gigantesco fragmento de roca. Habían encontrado uno tiempo atrás, durante la corta visita que hicieron a Little Garden y en la que, cómo no, el habitante del mar había estado cerca de la muerte. En aquellos momentos ningún miembro de la tripulación había estado en disposición de interpretar los caracteres que en él se reflejaban y, hasta donde él sabía, la situación de los Arashi no había cambiado en ese sentido. Lo que sí tenía claro era que, en esa ocasión, una horda de tipos poco amigables había intentado darles caza. ¿Se repetiría aquella experiencia? Todo apuntaba a que no, así que se cruzó de brazos y dejó que los acontecimientos siguieran desarrollándose. Debía admitir que los motivos que empujaban al tal Kron a actuar eran más que legítimos, pese a que el tipo continuase sin ser de su agrado. Si era amigo de Luka debía tolerarlo, así que observó uno a uno a los seleccionados para proteger el Poneglyph.
Dudaba mucho que, llegado el momento, fuesen capaces de repeler una ofensiva lanzada por cualquiera de los brazos del Gobierno Mundial. ¿Acaso podrían hacer frente a un destacamento entrenado del Cipher Pol o un buque enviado expresamente por la Marina? Apostaría su mano dominando en contra de los gyojines de ser así, pero la actitud de los allí presentes era digna de elogio.
-No sé hasta qué punto podemos marcharnos de aquí sin más -dijo en voz alta una vez Zane llegó al lugar. Su aspecto indicaba que él también había encontrado problemas, algo más serios que los suyos al parecer-. Quiero decir, ¿no deberíamos hacer algo para asegurarnos de que esta piedra no llegue a manos inapropiadas?
Lo cierto era que no tenía ninguna idea al respecto. No creía que se pudiesen permitir dejar allí a un miembro de la banda y, además, ¿quién sería el apropiado de ser así? Él no quería separarse del grupo, y sospechaba que los demás tampoco. ¿Serían los protectores locales suficiente protección para algo de tal importancia? Estaba bien oculto, de eso no cabía duda, y no sería necesario defenderlo si nunca era encontrado. Existía la posibilidad de confiar en la seguridad del refugio que habían creado para él, sí...
No dijo nada más, simplemente se limitó a escuchar qué tenían que decir los demás. La opción por la que se decantasen sería también la elegida por él.
No obstante, lo que sucedió a continuación hizo que se olvidase por completo de sus pensamientos. De un montón de rocas que a saber de dónde había salido emergió Luka, siendo ayudado por Marc para salir de su prisión improvisada y, sin más dilación el gyojin, trajeado inició la explicación que Therax tanto había estado reclamando. La legión de hombres armados que emergió no fue del agrado del espadachín, pero decidió permanecer expectante para ver hacia dónde conducía todo aquello.
«No puede ser», pensó al ver el gigantesco fragmento de roca. Habían encontrado uno tiempo atrás, durante la corta visita que hicieron a Little Garden y en la que, cómo no, el habitante del mar había estado cerca de la muerte. En aquellos momentos ningún miembro de la tripulación había estado en disposición de interpretar los caracteres que en él se reflejaban y, hasta donde él sabía, la situación de los Arashi no había cambiado en ese sentido. Lo que sí tenía claro era que, en esa ocasión, una horda de tipos poco amigables había intentado darles caza. ¿Se repetiría aquella experiencia? Todo apuntaba a que no, así que se cruzó de brazos y dejó que los acontecimientos siguieran desarrollándose. Debía admitir que los motivos que empujaban al tal Kron a actuar eran más que legítimos, pese a que el tipo continuase sin ser de su agrado. Si era amigo de Luka debía tolerarlo, así que observó uno a uno a los seleccionados para proteger el Poneglyph.
Dudaba mucho que, llegado el momento, fuesen capaces de repeler una ofensiva lanzada por cualquiera de los brazos del Gobierno Mundial. ¿Acaso podrían hacer frente a un destacamento entrenado del Cipher Pol o un buque enviado expresamente por la Marina? Apostaría su mano dominando en contra de los gyojines de ser así, pero la actitud de los allí presentes era digna de elogio.
-No sé hasta qué punto podemos marcharnos de aquí sin más -dijo en voz alta una vez Zane llegó al lugar. Su aspecto indicaba que él también había encontrado problemas, algo más serios que los suyos al parecer-. Quiero decir, ¿no deberíamos hacer algo para asegurarnos de que esta piedra no llegue a manos inapropiadas?
Lo cierto era que no tenía ninguna idea al respecto. No creía que se pudiesen permitir dejar allí a un miembro de la banda y, además, ¿quién sería el apropiado de ser así? Él no quería separarse del grupo, y sospechaba que los demás tampoco. ¿Serían los protectores locales suficiente protección para algo de tal importancia? Estaba bien oculto, de eso no cabía duda, y no sería necesario defenderlo si nunca era encontrado. Existía la posibilidad de confiar en la seguridad del refugio que habían creado para él, sí...
No dijo nada más, simplemente se limitó a escuchar qué tenían que decir los demás. La opción por la que se decantasen sería también la elegida por él.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
- [Privado -Arashi no Kyoudai] Nuevos miembros, mafiosos y mucha locura. El reencuentro de los Arashi no Kyoudai.
- [Privado-Arashi No Kyoudai] Fui a por cobre y encontré oro.
- [Privado - Arashi no Kyoudai] Pequeños favores.
- [Pasado][Privado-Arashi no Kyoudai] Traición en la Isla Esmeralda.
- [Privado - Arashi no kyoudai] Leyendas del mañana. Juegos en la isla de las mil y una noches.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.