Taka Izumi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Silencio. Silencio acompañado del ahogado sonido de las gotas de lluvia impactando contra los tintados cristales era lo que se introducía en los oídos del muchacho pelirrojo. Las luces de la habitación del hotel permanecían encendidas todo el tiempo… pues la ciudad en la que nunca reinaba el sol así lo requería. Sin duda, era un destino curioso para comenzar. Hacía escaso tiempo que el joven Erik había ingresado en la agencia del Gobierno Mundial, pero en ese corto tiempo había logrado dominar las bases de cualquier agente. No cabía duda de que se sentía preparado para su primera misión, aún así… el chico sentía que aquella le venía grande. El hecho de tener que cooperar con otra persona, en este caso otro agente de la Cipher Pol, tampoco es que le hiciera demasiada gracia. No obstante, si quería hacer justicia sabía que, en aquella determinada situación y dada la dificultad de la misión, necesitaría otro cerebro que le ayudase.
Hacía horas que habían sido desplegados en aquella inmensa isla y, debido a la gran extensión de esta, tardaron alrededor de un par de ellas para llegar a la estancia donde se hallaban. Midiendo alrededor de un quilómetro de alto, el hotel Luxury era uno de los más prestigiosos de toda la ciudad. Debido a su ubicación era un lugar perfecto para tramar las pautas que seguirían para llevar a cabo la misión que les había sido encomendada. Por supuesto, la estancia estaba pagada íntegramente por el gobierno. Junto con su compañero, Erik se hallaba en una de las suites especiales, la cual estaba especialmente preparada para gente como ellos. Era una suite de unos cuarenta metros cuadrados, con mucho espacio vacío en la sala principal y con un baño. Técnicamente, solo habían dos camas individuales con sábanas negras y limpias, un escritorio de madera de nogal justo en frente de estas con una silla ergonómica de color negro y un televisor de pantalla plana colgado encima del escritorio, para el disfrute de los clientes con el canal oficial de Dark Dome, Nodflox. No obstante, como ya se ha dicho, la suite estaba preparada para gente como ellos. La segunda cara de la suite se activaba mediante un botón oculto en la pared. Todo el mobiliario desaparecía, y una mesa de gran envergadura sustituía a las camas, con sillas rojas a su alrededor. Además, en el lugar del escritorio se revelaría una puerta de metal blindada, a la cual solo se podría acceder con un código. Por suerte para ellos, el gobierno le había otorgado el susodicho.
Erik se hallaba de pie junto a la gran mesa, con un gran puñado de papeles y un cartel de Se Busca justo al lado. En el medio de estos se hallaba una especie de tabla con una pantalla, en la cual se mostraba un mapa de la ciudad con distintas ubicaciones marcadas. Sin duda, información acerca de su objetivo no les faltaba. El susodicho había resultado ser un gran problema para el Gobierno Mundial, y como tenía fama de escurridizo, parecían no haber podido cazarlo. El sujeto en cuestión era un revolucionario que se llamaba a sí mismo “El Profeta”. Realmente no era originario de aquella ciudad y se conocía su rostro debido a algunos testimonios de civiles que lo habían visto, con lo cual era acertado asumir que su género era hombre. Aunque eso parezca una tontería, era algo que Erik tenía en cuenta, dado que el lugar donde se hallaban era uno poblado en su gran mayoría por féminas. Los crímenes de este hombre eran nombrosos, desde injurias y vandalismo contra el Gobierno Mundial hasta asesinatos de agentes y miembros de la Marina. Con ello, parecía haber conseguido formar un grupo de adeptos que le seguían. Gracias a ellos, el Gobierno había logrado identificar los lugares más significativos en los que podrían llegar a encontrar al susodicho o hallar más información acerca de él.
En cualquier caso, todo empezaría cuando su compañero volviese. Hasta entonces, lo único que el joven pelirrojo podía hacer era empezar a trazar un plan.
Hacía horas que habían sido desplegados en aquella inmensa isla y, debido a la gran extensión de esta, tardaron alrededor de un par de ellas para llegar a la estancia donde se hallaban. Midiendo alrededor de un quilómetro de alto, el hotel Luxury era uno de los más prestigiosos de toda la ciudad. Debido a su ubicación era un lugar perfecto para tramar las pautas que seguirían para llevar a cabo la misión que les había sido encomendada. Por supuesto, la estancia estaba pagada íntegramente por el gobierno. Junto con su compañero, Erik se hallaba en una de las suites especiales, la cual estaba especialmente preparada para gente como ellos. Era una suite de unos cuarenta metros cuadrados, con mucho espacio vacío en la sala principal y con un baño. Técnicamente, solo habían dos camas individuales con sábanas negras y limpias, un escritorio de madera de nogal justo en frente de estas con una silla ergonómica de color negro y un televisor de pantalla plana colgado encima del escritorio, para el disfrute de los clientes con el canal oficial de Dark Dome, Nodflox. No obstante, como ya se ha dicho, la suite estaba preparada para gente como ellos. La segunda cara de la suite se activaba mediante un botón oculto en la pared. Todo el mobiliario desaparecía, y una mesa de gran envergadura sustituía a las camas, con sillas rojas a su alrededor. Además, en el lugar del escritorio se revelaría una puerta de metal blindada, a la cual solo se podría acceder con un código. Por suerte para ellos, el gobierno le había otorgado el susodicho.
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Erik se hallaba de pie junto a la gran mesa, con un gran puñado de papeles y un cartel de Se Busca justo al lado. En el medio de estos se hallaba una especie de tabla con una pantalla, en la cual se mostraba un mapa de la ciudad con distintas ubicaciones marcadas. Sin duda, información acerca de su objetivo no les faltaba. El susodicho había resultado ser un gran problema para el Gobierno Mundial, y como tenía fama de escurridizo, parecían no haber podido cazarlo. El sujeto en cuestión era un revolucionario que se llamaba a sí mismo “El Profeta”. Realmente no era originario de aquella ciudad y se conocía su rostro debido a algunos testimonios de civiles que lo habían visto, con lo cual era acertado asumir que su género era hombre. Aunque eso parezca una tontería, era algo que Erik tenía en cuenta, dado que el lugar donde se hallaban era uno poblado en su gran mayoría por féminas. Los crímenes de este hombre eran nombrosos, desde injurias y vandalismo contra el Gobierno Mundial hasta asesinatos de agentes y miembros de la Marina. Con ello, parecía haber conseguido formar un grupo de adeptos que le seguían. Gracias a ellos, el Gobierno había logrado identificar los lugares más significativos en los que podrían llegar a encontrar al susodicho o hallar más información acerca de él.
En cualquier caso, todo empezaría cuando su compañero volviese. Hasta entonces, lo único que el joven pelirrojo podía hacer era empezar a trazar un plan.
- Cartel en cuestión:
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