Los caminos siempre se entrelazan (Privado Zord, Zenox, Yzak, Amanda)

No podía ser peor, al menos, aquello era lo que pasaba por mí mente en aquel horrible momento. Me encontraba en medio del mar, junto a un hombre enamorado de su maldita arma, asediado por el hambre y la sed, y dentro de un bote tan pequeño que casi debía mantenerme arriconado en una esquina para no caerme de él.- Hagámos una tripulación, será divertido... míranos ahora, en medio de esta enorme cuenca de agua llamado mar sin ningún destino al que apegarnos, si al menos fueses una mujer... le dijé a Zenox mientras las lágrimas de indignación caían por mi seco rostro. Con todo esto, volví a mirar al frente.- Mira! una isla! Por fin... Solo espero que esté lleno de mujeres hermosas y grandes cantidades de comida y bebida porque sino estaremos perdidos.

Pero cuánto más nos acercábamos a la isla más nos dábamos cuenta de que no habría hermosas mujeres, porque ni si quiera parecía estar habitada. Avistamos una pequeña playa rodeada de diversos acantilados y dejamos el bote en el interior de la costa para que la marea no se lo llevase. Aparentaba ser bastaste grande, pero no quedaba otra que explorarla para poder abastecernos aunque fuese de frutas y diferentes alimentos que nos encontrásemos.

Nos adentramos en lo que parecía ser una gran bosque, lleno de vegetación como podían ser coníferas o eucaliptos. En los árboles observamos diferentes frutas que recogimos en un pequeño saco, el cual habíamos traído de la isla anterior, y pudimos llenarlo casi al completo. Además, nos tomamos un poco de tiempo en saciar nuestra hambre. Pero si bien la fruta contenía cierta cantidad de agua, no calmaba nuestra sed. A lo lejos escuchamos el sonido de lo que parecía ser un río y decidimos ir a investigar. Nuestras sospechas fueron ciertas, no era más que un riachuelo que bajaba por una colina para desembocar finalmente en el mar, pero era suficiente para nosotros.

Calmamos nuestra sed, sin embargo, algo no parecía estar bien, toqué el mango de mi espada y miré hacia el otro lado del riachuelo. Lo que parecía ser un enorme lagarto con alas, nos estaba observando.- Oye... Zenox.. quizás sí que está habitada... Dije con una expresión de nerviosismo en el rostro. Rápidamente, solté el mango de la espada pues no era algo que pudiese vencer ni en sueños, esa cosa podría devorarnos de un mordisco, simplemente opté por la opción más razonable, correr.- Corre!! Dije gritando a mi compañero. Esa cosa empezó a perseguirnos; subir a los árboles no era una opción, no nos serviría de nada porque tenía alas. Tras uno dos minutos corriendo, no nos lo quitábamos de encima y para mi sopresa logré ver con mi único ojo lo que parecía ser una especie de bestia amarilla pero que caminaba de pie y que ni si quiera sabía si nos atacaría también, lo único que pasó por mi cabeza fue gritarle para indicarle sobre el peligro que se nos aproximaba.- Corre!!!

Amanda se encontraba vagando por la isla, aburridísima, ya era como la… cuarta o quinta vez que la cruzaba entera pues llevaba un par de semanas en ese lugar, pero no había opción, había viajado en un barco pirata que estúpidamente intento atacar un barco de la marina, no fue tan estúpida como para intentar abordar y por eso sobrevivió pero el barco había quedado seriamente dañado y se había hundido cerca de ese lugar, hasta donde sabia Amanda solo había sobrevivido ella, pero estaba en una isla que aunque tenía cosas para comer y agua dulce era bastante monótona y ya ansiaba poder irse de ahí.
Solo paseaba ese día sin nada en mente cuando empezó a escuchar gritos y se sorprendió por que no había encontrado a más personas en la isla pero acto seguido echo a correr hacia dónde venían esos gritos queriendo ver que sucedía, pero se detuvo de golpe al ver a un gigantesco lagarto que ya había visto un par de veces perseguir a dos hombres, mientras un tercero se tiraba al agua, Amanda corrió rápidamente hacia ellos y después torció alejándose agitando los brazos.

-HEY MONSTRUO AQUÍ AQUÍ!

Empezó a agitar las manos para llamar la atención de la creatura mientras se alejaba de los 2 hombres que escapaban, el lagarto se detuvo y volteo a verla

-ESA COSA TIENE PIEL SUAVE EN LA BARRIGA Y BAJO LAS PATAS!

Alcanzo a gritarle a los hombres mientras el lagarto giraba hacia ella, se enfureció al verla, quizás porque ya se había escapado una vez de ella por lo que se lanzó rápidamente en su carrera, Amanda en vez de escapar lo espero y en el último momento corrió hacia el antes de que el lagarto abriera las fauces y paso entre sus patas, confundiéndolo, pero bien sabía que sola no podía con esa cosa solo quería distraerlo un poco esperando que los humanos la ayudaban si no… bueno probablemente se la comerían… no se le había ocurrido antes de llamar la atención de esa cosa.

En aquellos instantes todo lo que podía pensar era en que no podía morir, y menos siendo tan joven. Correr por nuestra vida era lo máximo que podíamos hacer. Aquella criatura nos superaba en fuerza y estaba preparada para matarnos, lo más estresante de todo era que a simple vista todo su cuerpo parecía ser de gran dureza, se podía comprobar fácilmente mirando como en la persecución destrozaba enormes árboles con su cuerpo sin ni siquiera inmutarse. Por lo que, aunque quisieramos enfrentarlo sería imposible para nosotros, mis espadas no conseguirían cortar esa dura mole de piel y carne. Además, sobraba decir que ese enorme lagarto nos mataría de un solo mordisco o golpe.

En plena huida, y tras haber avisado al hombre-tigre a lo lejos, se dirigió a nosotros gritándonos que nos tiráramos al agua lo más rápido posible, y que si alguno de nosotros dos era usuario de akuma lo sacaría más tarde. No tenía ningún problema con tirarme al agua, pero Zenox sí tendría graves problemas. No había tiempo para pensar, confiar en un tigre o no era la cuestión.- Maldita sea, lo haremos, al menos él habla, no como esta lagartija.Pensé desesperadamente. Hice un giro de cuello en dirección al agua para señalar a Zenox que la idea de aquel tigre podría ser la más adecuada. No creo que le gustase demasiado la idea, después de todo a ningún usuario le gusta tirarse a ningún lugar con agua; así que, cuando estábamos cerca del río le rodeé con mi brazo izquierdo y lo arrojé al agua conmigo. La buena noticia era que el agua era dulce, y por pasadas experiencias sabía que no le afectaría tanto como si fuese agua de mar, de hecho, no perdería la consciencia y estando aún tan cerca de la orilla no se hundiría y podría salir si así lo quisiese porque no había el suficiente fondo de momento.

Creía que la situación había cambiado un poco, ahora podríamos meternos más profundo al río y bucear para por lo menos alejarnos del Wyvern lo más lejos posible. Y si bien era cierto que la situación había cambiado, no era para mejor, porque a lo lejos puede ver como una mujer o más bien una mujer-vaca hacía aspavientos buscando la atención de la grotesca criatura, y sin duda la consiguió porque empezó a correr hacia ella.- Oh.. Joder, ¡No pienso dejar que una mujer sea asesinada! ¡¡Y menos una mujer vaca!! Pensé apurado. !Ya voy signorina, aguanta! Encárgate de mi amigo por favor, ah y no... te lo comas, ¡Confío en ti! Le dije al tigre bromeado o quizás no, para acto seguido salir del agua.

La mujer-vaca se alejó un poco seguramente con el objetivo de separar al Wyvern de nosotros y mientras lo hacía, nos informó de algo que nos ayudaría a acabar con la bestia, seguramente su único punto débil; al parecer la panza y bajo sus patas eran mucho más frágiles. Para mi sorpresa, la mujer-vaca se deslizó entre las patas de la bestia, esto había servido para distraerla pero ahora estaba más enfadada; al parecer aquella joven sabía unos cuántos trucos y desde luego no estaba indefensa como parecía. Mientras corría hacia la bestia, cerré los ojos durante apenas 3 o 4 segundos para concentrarme y los músculos de mis brazos se hicieron más grandes, eso aumentaría notablemente la fuerza de mis cortes. Tras eso cogí ambas espadas, Heart y Soul, que asomaban en mis hombros e imité el movimiento que la mujer había hecho anteriormente, sumergiéndome bajo las patas de la bestia y cortando parte de la barriga de ésta mientras derrapaba. Al salir, pude ver que en cierto modo había funcionado; la sangre empezaba a salir y se desplomó contra el suelo. Pero después, se levantó, aunque ya más débil por la herida. Al parecer no había podido cortarle lo suficiente aún con aquel ámbito añadiéndole más fuerza a mis cortes.

El Wyvern hizo un giro de cola para luego golpearme con ella. El golpe podría haberme arrancado la cabeza y seguramente alguna que otra extremidad más, pero pude colocar ambas espadas en cruz para detener parte del golpe, por supuesto como el golpe había sido tan poderoso, salí volando unos pocos metros. Entre nosotros dos no habiamos podido derrotarlo aún, necesitábamos la ayuda de Zenox o aquel tigre para conseguirlo.

El tigre nos había sugerido que nos lanzásemos al agua. Para mí esa frase era horrible por muchas cosas, entre ellas que era una especie de felino, y la otra que bueno no podría nadar y seguramente acabaría palmándola. No me gustaba absolutamente nada la idea de hacerlo porque ni siquiera sabía si podía confiar en aquel hombre tigre para que me salvase, quien sabe... quizás solo quería devorarme. Seguramente Yzak también había dudado sobre esto, sin embargo cuando nos acercamos al río me cogió y rodeándome con su brazo para lanzarme. Era un idiota, por aquello no lo perdonaría jamás porque el sabía que yo no podía nadar y que odiaba el agua, aunque bueno, quizás la situación lo forzó a ello, Yzak solía escoger las mejores soluciones en las peores situaciones eso era algo que no podía reprocharle.

Una vez dentro del agua pude confirmar que era dulce.- Yzak, imbécil esto no te lo pienso perdonar. Dije aprovechando que no estaba perdiendo la consciencia. El tigre ya se había sumergido pero nosotros dos aún seguíamos en la parte menos profunda, el agua solo nos llegaba por apenas la cintura, aun estando sentado no cubriría mi cabeza y por tanto no me ahogaría; de todos modos tenía que decir que la sensación era repugnante y me hacía sentir débil, muy débil.

Era raro que la criatura que desde el principio nos estaba siguiendo dejase de hacerlo, por lo que observé que es lo que estaba pasando. Una chica vaca parecía estar entreteniendo a la bestia, yo no podía quedarme en el agua más tiempo ya que odiaba estar en segundo plano, además parecía que la mujer no aguantaría demasiado la furia del Wyvern. Yzak como siempre insaciable por su caballerismo y deseo hacia las mujeres salió en su ayuda, no sin antes pedirle al tigre que cuidase de mí.- Maldito.. ¡No me dejes aquí! Le grité al pelirrojo.- Eh tú, llévame a la orilla, ese idiota estoy seguro que necesitará ayuda. Con o sin su ayuda llegaría hasta la orilla del río pero dependiendo de una cosa u otra me daría tiempo a ayudar a mi nakama a tiempo.

Una vez en la salida, observé a apenas unos 14 o 15 metros como Yzak se las había apañado bastante bien para no morir y además desplomar a la bestia gracias a las indicaciones de la mujer.- Ese cabrón siempre igual, cogiéndo todo el protagonismo para él solo con sus espadas. Yo y Rhaast también nos merecemos algo de diversión. Sonreí de forma desafiante para luego fijarme que la bestia se había levantado, justo lo que quería. Con un solo golpe de su cola mandó a Yzak a volar, por suerte o reflejos, quien sabe, lo había bloqueado con sus espadas. Esta era mi oportunidad, corrí hacia allá y velozmente logré golpear el ojo izquierdo de la bestia con un tajo de Rhaast, mi guadaña.- Por suerte, esta parte tenía que ser una debilidad también, le dije a la mujer. La bestia enloqueció aún más, ahora parecía realmente inaccesible el golpearla porque al perder la visión en un ojo empezó a golpear árboles y suelo sin ningún tipo de distinción. No tenía de que hacer ahora, ¿Quizá el tigre podría ayudarnos de alguna manera? Probablemente si esto seguía así, nos alcanzaría con algún golpe o algún árbol de los que arrancaba, teníamos que rematar a la bestia de una vez por todas.

Dolorido por el colazo de la bestia me agarré el brazo derecho, el cual, había sido el mayor afectado por el golpe aún habiéndolo bloqueado con mis espadas. No era nada grave, ni siquiera parecía estar roto, así que tras unos segundos dejé de agarrármelo y me levanté del suelo. No podía ver a la bestia, la vegetación me lo impedía, pero sabía que seguía viva porque rugía de dolor. Me dirigí de nuevo hacia la zona donde estaba el wyvern y los demás para saber que había pasado y la razón por la que seguía gritando. Al llegar vi a Zenox, que parecía haber empuñado su guadaña contra la bestia. El ojo de ésta tenía un buen tajo, provocado por Zenox, supuse. Ahora ya sabía porque estaba pataleando y destrozando todo a su paso; el dolor la había enloquecido.

Con el corte que yo mismo le había proporcionado hacía unos segundos al wyvern estaba claro que iba a morir por desangramiento. Sin embargo, tardaría un buen rato, por lo que debíamos acabar con su vida enseguida; un árbol caído, otro colazo... Cualquier cosa que hiciese en ese estado de locura podría dar lugar a un resultado irreversible para nosotros, la propia muerte. El tigre que aún se encontraba metido en el agua, nos informó de que tenía un plan. Viendo su rostro y que parecía estar seguro de sí mismo, decidí probar con su plan, me caía bien. Nos dijo que lográsemos poner a la bestia boca arriba. Aunque quizás pedía demasiado, porque la bestia no dejaría acercarse a nadie en ese estado.

Para mi sorpresa, la mujer se abalanzó sobre el monstruo y con sus hachas cortó parte del cuello de la bestia. Ésta, como consecuencia y sin poder contener su intenso dolor se revolvió en el suelo, boca arriba. Los preparativos se habían cumplido gracias a aquella chica, así que ahora, ¿Que pretendía hacer el tigre? Pensé mientras observaba como corría hacia nosotros. Teníamos que matar a la bestia ya.

El tiempo era precisamente lo que nos hacía falta. La bestia se retorcía una y otra vez destrozando cada cosa que se encontraba a su paso. Quizás debía habérmelo imaginado antes de cortar su ojo, pero lo había pasado por alto. Puede que pensase que entre la tremenda herida que le había provocado Yzak y el corte en el ojo podríamos acabar con ella, pero fui ingenuo. Unos instantes después, vi como Yzak volvía de donde la bestia lo había lanzado. Lo miré detenidamente, mientras esquivaba colazos y árboles que el wyvern soltaba para defenderse. Parecía estar bien, al menos no tenía heridas graves. Me concentré entonces en pensar en un plan para acabar con la bestia, no podíamos dejar que siguiese destruyendo todo lo que había en el lugar. No encontré soluciones. El monstruo estaba tan fuera de sí que atacaba a cualquier cosa que tocaba por lo que no podíamos acercarnos.

El hombre o el tigre, aún no estaba seguro de lo que era, nos dijo que pusiésemos a la bestia boca arriba. Estaba loco, no había posibilidades de conseguirlo, si nos acercábamos solo un poco nos daría un golpe que seguramente nos mataría. Observé la cara del idiota de mi capitán y reconocí por medio de sus claras expresiones faciales, lo que estaba pensando. Realmente tenía la intención de arriesgarse por el plan de aquel tigre. Ante la prisa y la tensión decidí hacerle caso. Fue entonces cuando la pelirroja saltó y con sus hachas logró cortar, primero con una y luego con otra, la garganta del animal. Cayó al suelo, rugiendo por el dolor. Estábamos de suerte, la posición que adoptó fue la de boca arriba, justo lo que el tigre nos había pedido que hiciésemos.

Él rápidamente salió del agua, desde donde veía todo, y empezó a correr hacia el animal. Estaba interesado por ver lo que podía hacer, de que sería capaz; después de todo, a Yzak le había llamado la atención, y eso era interesante. Sonreí y observé apartado a unos metros de la bestia para no sufrir daños.

A una buena velocidad, el tigre se acercó hacia nosotros y la bestia que se encontraba en un horrible estado y bocarriba; justo como el felino había pedido. No se paró mucho a nada e introdujo sus garras en el interior de la bestia por la herida que habíamos conseguido proporcionarle. Durante el proceso, el tigre pronunció unas palabras que se dirigían a la bestia. Escuchándolas, se podía deducir al menos un poco, cual era la filosofía de aquel hombre-tigre y que no haría nada sin un buen motivo o excusa. En este caso, aquella bestia le proporcionaría alimento. Y aunque entendía el pensamiento y la opinión de aquella criatura que hablaba, no lo compartía del todo. En este caso, matar a la bestia aunque su carne fuese venenosa e inservible sería lo más adecuado, porque nos estaba atacando y era lo mejor que podíamos hacer para sobrevivir, proteger a quién quieres y seguir adelante, eso era lo que me importaba. Sin embargo, las palabras de aquel felino no me disgustaron, al contrario, me parecieron sabias y dignas de respeto. Era alguien con quien estaba seguro que podría llevarme bien.

Cuando la bestia ya había muerto y el tigre aún tenía sus garras en aquel ser ya inerte, nos habló; dándonos a conocer su procedencia y nombre, además de otros cuantos datos personales.- Un Mink pirata, con una buena recompensa por su cabeza llamado Zay eh.. y dime ¿Qué demonios estás haciendo aquí exactamente? He leído que los minks pertenecen al Nuevo Mundo.- Tras esas palabras y como símbolo de confianza decidí estrecharle la mano con una sonrisa.- Yo soy Yzak D. Snower y el es Zenox. Ambos somos piratas también y estamos apunto de formar una tripulación pirata, yo seré el capitán y él, el segundo a bordo. Aunque aún no hemos pensado el nombre que le pondremos la verdad.- Logré decir mientras me tocaba el mentón mientras intentaba pensar alguno. Por otra parte, me di cuenta de que estrecharle la mano no era la mejor idea, más que nada porque no quería llenarme las manos de la sangre del wyvern. Así que, esperando que lo captase y sin ser maleducado, hice que mi mano retrocediese evitando aquel saludo que le había propuesto.

También estaba interesado en la mujer que acababa de pelear con nosotros, pero cuando me di la vuelta para hablar con ella ya no estaba. Había sido muy extraño, ¿En qué momento se había ido? Supuse que tendría prisa por algún motivo, así que, volví a centrar toda mi atención en aquel Mink llamado Zay. Como supuse que ninguno de nosotros tenía un rumbo fijo empecé a caminar hacia delante, esperando que ambos me siguiesen. En algún momento tendríamos que encontrar alguna aldea, o quizás una ciudad. Pero la isla desde un principio parecía estar bastante deshabitada. Mientras caminábamos manteníamos una conversación con Zay, contándole alguna de las aventuras que hasta el momento habíamos vivido. Como por ejemplo, la historia de como habíamos conocido a aquella supernova llamada Katharina por casualidad en Skyros, y lo ridículamente fuerte que era.

Al estar tan inmersos en aquellos temas, no nos dimos cuenta de que estabamos a unos metros de lo que parecía ser una aldea. La gente del lugar no parecía demasiado avanzada en cuanto a lo tecnológico y económico se refería. Sin embargo y hablando con algunas de las personas me di cuenta de que había numerosos tablones con papeles en los que había dibujados perfectamente animales o seres extraños. Al fijarme más, observé que uno de ellos era la especie del Wyvern que habíamos matado hacía un par de horas y ponía "Si consigues cazarlo y traer su carne, te obsequiaremos con una buena cantidad de berries". Miré a Zay y Zenox de forma sutil para confirmar lo que pensaban al respecto y si debíamos guardarnos la carne o conseguir el dinero.