Arquero acechante - Moderado Nivel 3 [Kroren]

Que Diatto fuese capaz de esquivar el golpe de mi ala, aunque mi intención era pillarle desprevenido me hizo temerle por unos instantes, aunque ver que no fue capaz de esquivar las plumas de acero me tranquilizó. Al ver que se arrodilla tras los daños recibidos, vuelvo a colocar las alas en forma defensiva para evitar sorpresas.


Jane, al ver que el soldado que el soldado quedó inconsciente, dejó de gruñirle directamente a él y empezó a mirarme por si necesitaba su ayuda. De momento, la perra seguía junto al soldado y como nadie hacía ningún movimiento extraño, ella seguía tranquila allí.

-Esto está resultando más sencillo de lo que esperábamos, me mosquea -dijo Heinrich el cual parecía más calmado que antes-. De todas formas, asfixia a esa puta... Que sepan que se han metido en algo que les sobrepasa.


-Ya has escuchado a tu compañera. Quiero algo y lo quiero rápido. Si no obtengo las respuestas... Bueno, puedes suponer que ocurrirá -sin quitar la vista de Diatto, obligué a la sustancia roja que siguiera avanzando por el cuerpo de la mujer hasta que llegara a la boca apunto de llegar a la nariz. Esto haría que no pudiera hablar lo que tendría más tranquilo a mi arco-. ¿Quiénes sois y que os relaciona con Chet? ¿Qué son esos polvos y porqué los revolucionarios tienen tanto interés? ¿En qué estabas en lo cierto con respecto a los polvos? Y por último y más importante ¿Quién está al mando por la parte de la revolución y quién le está dando estos polvos? - hago una pequeña pausa antes de seguir con mis exigencias-. Como note en algún momento que me mientes tu compañera morirá, así que rápido, contesta.

Sin decir nada más, la sustancia avanzó hasta cubrir la nariz de la joven.

-Ahí... a ver si sigue siendo tan valiente como aparenta ser -Heinrich hizo una pausa antes de dirigirse a mí-. Por cierto, buena elección, esa tipa parece más dura que ese tal Diatto. Que vergüenza de hombre

Diatto se rinde con intentar combatir y suelta todo lo que sabe.

-Esta bien, detén esto te diré lo que sabemos. Solo somos un grupo de distribución, vendemos los polvos y cobramos comisión, el precio va a parar a Chet que es chien corta el bacalao.

Los polvos es una droga... una sustancia creada en laboratorio, te produce un subidon pero tiene efectos secundarios si abusas de ella, no se por que los revolucionarios están tan detrás de ello, solo se que Chet los consiguió de un puntillo de la revolución, un mierdecillas recién llegado que se creía mucho. Tal vez esta enfadado por que le birlaron la formula...

Respecto a los polvos, es que son adictivos, terriblemente adictivos.

Al mando de la revolución... creo que esta el gran augusto makintons, un gyojin temible, un ser todopoderoso capaz de destruir barcos el solo, incluso puede matarte con solo mover su bigote. Los polvos los esta fabricando el tipo que te comente antes... un recien llegado con pinta de palurdo, no se nada mas...

Ahora déjanos marchar.

Parece que el tipo ha respondido a todo lo que preguntaste de la mejor manera posible. es cosa tuya si cumples tu palabra o no. Puedes observar la incertidumbre en la cara de tus rehenes, esperando el fin semejante acto.

Ves como tu fiel mascota levanta las orejas, y comienza a mover el rabo mientras un suave y dulzón olor a algodón de azúcar invade tus sentidos.

El brazo que parecía dirigir el líquido rojo se mantuvo extendida en dirección a la chica durante toda la conversación. Aunque estuviera atento a las palabras de Diatto, no quería que eso me distrajera y mi rehén lograra escaparse. Aquello costaba más de la cuenta por culpa de la risa descontrolada de Heinrich. No entendía bien de que se reía, pero tardé poco en darme cuenta. Una de las preguntas que hice no fue muy exacta y eso desencadenó aquellas carcajadas.

Ay, que bueno -dijo Heinrich intentando parar de reír-. Al menos las respuestas fueron útiles. Chet y ese palurdo son nuestros objetivos principales, aunque solo tenemos información del primero.

Una pequeña mueca se mostró en mi cara cuando escuché lo de que les dejara marchar.

-Antes de nada -seguía sin mover la mano que asfixiaba a la chica-, ¿Dónde puedo encontrar a Chet?

No capté el olor rápidamente por mi falta de olfato, así que no hice nada más que esperar la respuesta de Chet. Mis alas seguían desplegadas y defendiendo mis costados, para que en caso de defenderme pudieran llegar rápidamente tanto al frente como a la espalda. En la mano contraria a la que estaba extendida, la izquierda, llevaba el arco que tanta charla estaba dando.

El hombre, con gran reticencia finalmente responde.

-Puedes encontrarlo en la taberna, la posada de Tar valon, esta a un par de manzanas de aquí, su bebida favorita es el resucitamuertos XXL. Si le invitas a una te contara todo lo que quieres saber.

Justo en el instante que acaba de hablar una humareda de grandes proporciones comienza a abnegar todo, la visión se obscurece y apenas puedes distinguir nada, es aire esta viciado y se te dificulta el respirar, durante un instante todo es silencio. No sabes que esta pasando pero algo tienes muy claro y es que, algo o alguien de un aberrante poder acaba de entrar en escena,.

El silencio se rompe cuando escuchas una pedorreta, ente el blanco humo distingues un color rosa subido de tono, parece una esfera que da saltitos por la zona, seguida de una mole de colores bronce y negro. El hombre camina recogiendo al grupo que te estaba dando respuestas, los tipos ni siquiera se resisten.

Tu mascota esta aterrorizada de ese ser, se acurruca en una esquina lloriqueando. ¿Que vas ha hacer?

Escuché la respuesta y lo que al principio era una pequeña mueca en el rostro se acabó convirtiendo en una sonrisa macabra. El brazo derecho seguía inmóvil y el otro pasó de estar relajado a estar tenso, como si fuese a hacer algo.

En ese instante la taberna se llena de una tupido humareda blanca. Noto una presión en el pecho que intuyo que es por respirar el humo así que con el brazo izquierdo me pongo la túnica sobre la nariz y la boca. Sé que he dejado libre a la chica a la que estaba asfixiando, pero de todas formas al no poder verla tampoco podía usar mi poder con tanta eficacia. No dudo que aquello que estaba por llegar sería peligroso, pero en mi ego la idea de huir estaba totalmente descartada, más aún si esas tres escorias me habían visto.

-Creo que por hoy vas a tener que dejar ese estúpido orgullo tuyo a un lado -dijo el arco con voz seria.

El silencio se rompió con varias pedorretas. Veo la esfera rosa, pero no hago nada hasta que identifico al enorme sujeto que está detrás. No dudo en coger una flecha del carcaj, colocarla en el arco y tensar la cuerda. Mi rostro perdió la sonrisa, pero la expresión de ahora no mostraba preocupación ni ningún sentimiento reconocible. Si la flecha salía disparada me daba igual si solo lo hería o le atravesaba el corazón.

-¿Quién eres? -pregunté serio-. Déjalos donde estaban.

Tu flecha sale disparada con gran puntería y certeza, impactando en el pobre sujeto. Sin embargo el tipo no cae, vuelva su rostro hacia ti, y sientes como desata su ira sobre tu persona, tu mundo se vuelve blanco unos instantes y estrellitas titilan en tu borrosa visión mientras consigues enfocar a través del humo que se vuelve cada vez mas suave.

Te encuentras solo, estas tumbado en el suelo y tienes a tu perrete chupandote la cara visiblemente preocupado, no sabes que ha sucedido pero te duele la cabeza mogollón, como si te hubieras pasado cuatro noches estudiando temario de física termonuclear.

Lo único que persiste en el ambiente es el encantador olor a algodón de azúcar, algún resto de humo y poco mas.

Puedes seguirles el rastro, o dejarlo correr y poner dirección a la posada que menciono el tipo cuando lo interrogaste. Incluso dormir unas horas ya a tu gusto.

Intenté estar atento cuando me encaré con aquel sujeto, pero al parecer su poder me sobrepasaba por completo y no pude evitar ser derrotado en un instante. No tenía ni idea de como había pasado, pero me encontraba tumbado y siendo despertado por los lametones de mi perra. Con una mano aparté a Jane con cierto desprecio, no por estar siendo babeado, sino porque el haber sido derrotado de esa manera tan vergonzosa puso muy furioso.

-A buenas horas te despiertas dormilona -dijo el arco con recochineo.

Mi mano fue a la cabeza para ver si aquel dolor se trataba de alguna herida grave o simplemente jaqueca o un golpe leve. Mientras confirmaba una de las tres opciones, mi mirada recorrió todo el local para ver si estaba solo y así contestar a mi arco sin miedo a que alguien más me escuchara. No tenía sangre y ninguna inflamación, así que quedó en una jaqueca bastante severa, era lo que menos le preocupaba de las tres opciones. Al ver que estaba totalmente solo y confirmar que el guardia también había desaparecido, se recompuso antes de dirigirse a su mentor.

-En solo una tarde se me han escapado cinco sujetos -dije en voz alta a la nada-. Joder, esto me pone de muy mala hostia.

-Seis, recuerda a aquel tipo que te derrotó.

Ignorando aquellas ultimas palabras, me puse a pensar si seguir con la misión o atrapar a aquellos sujetos que se me habían escurrido de las manos. Por desgracia para este momento, era una persona que anteponía el deber al placer, así que no tardé mucho en decidirme e ir a por Chet. Hice cierto esfuerzo para recordar el nombre de la taberna que mencionó Diatto y pude ver que aquel dolor de cabeza era más grave de lo que parecía en un principio.

-Tar valon -terminó diciendo Heinrich con desgana-. También te dijo algo de que le invitaras a una copa.

-Ya, en eso estaba pensando yo ahora mismo. Con el humor que tengo que de gracias que no le clave una flecha entre ceja y ceja antes de preguntarle el nombre.

-¿Y si no es él? -tomándose en serio mis palabras simplemente para entretenerse con la conversación.

-Pues seguiré disparando hasta dejar el local vacío.

La conversación continuaba, y cada vez iba teniendo menos sentido, mientras salía del local junto a Jane e iba dirección al Tar valon que, aunque no sabía donde podía estar, si sabía que no estaba muy lejos, por lo que dijo Diatto.

Encaminas tus pasos, hacie la calle en donde mas que menos consigues guiarte , la calle esta bastante vacía, tan solo unas pocas personas caminan haciendo sus quehaceres. Tardas unos doce minutos en llegar a la posada, es un viejo local al cual se accede por unas escaleras, estas descienden un metro y medio acabando en una recia puerta, no hay vigilancia exterior y el acceso es libre, en su interior la atmósfera es bastante festiva, cerveza y buena música.

Hay mesas libres iluminadas con velas, la barra es atendida por un viejo barbudo y detrás de este puedes ver una puerta que da a las cocinas, una escalera se encuentra en la esquina izquierda y esta pegada a una chimenea que crepita con el fuego en su interior. la camarera es una chica guapa de voluptuosos pechos, que se mueve rauda entre las mesas sirviendo comida y bebida. No conoces a nadie de entre los 17 asistentes del local que puedes ver, incluyendo a los empleados y el dueño.

Por suerte, no tarde mucho en llegar al nuevo local. La verdad es que no estaba seguro de haber cogido el camino correcto y, aunque sabía que debía quedar cerca, no quería tener que perder mucho tiempo en encontrarlo. Más que nada porque con haberme desmayado en el primer local ya me había hecho perder mucho tiempo.  

Antes de bajar por las escaleras que llevaban a la entrada del establecimiento, ordené a mi mascota que se quedara en la puerta ya que en el interior de aquella taberna se podía oír más bullicio que en la anterior y eso podía poner nerviosa a Jane. La perra obedeció tumbándose en un lado de la calle junto a unos contenedores. Al verlos, pensé que sería mala idea entrar encapuchado con una túnica con dos agujeros en la espalda, provocados por las alas metálicas, así que la tiré y bajé los escalones.

-Últimamente solo te metes en sitios cerrados, ¿sabes que tu fuerte no es ese verdad? -preguntó Heinrich mientras yo terminaba de bajar.

-Lo sé, pero quiero terminar ya con esto. Dicken debe de estar ansioso por vernos de nuevo.

Mi atuendo ahora no debía llamar la atención. Iba vestido con una camiseta de mangas largas de color rojo escarlata, aunque solo se veía las mangas ya que el torso lo tenía cubierto con un peto de cuero negro con bastantes ojetes y botones de cierre automático por toda la prenda.  A diferencia de la túnica, estos no contaban con los dos agujeros que las alas formaron en esta. Mis pantalones eran negros y calzaba unas botas de cuero negras.

No dudé en sentarme en una de las pocas mesas solitarias del local, yendo directamente a la que estaba más alejada de la gente. Estaba centrado en no llamar la atención así que no llamé a la camarera sino que esperé que ella se diese cuenta de que había entrado y si tardaba más mejor. Yo simplemente me dediqué a usar mi buen oído para escuchar las conversaciones de los clientes. ¿Qué buscaba? Principalmente el nombre de Chet, también alguna conversación a cerca de esos "polvos mágicos" o de la revolución, aunque era consciente que esas tres cosas iban a ser demasiado perfectas como para que ocurrieran. Otra cosa que intenté escuchar era si alguien pedía el "resucitamuertos XXL".

En cuanto te sientas, aparece la camarera para tomarte nota.

-Hola y bienvenido a la posada de Tar valon, le recomiendo nuestro especial de la casa el ladrillo a la plancha.

La chica te sonrie mientras espera que pidas algo, respecto a tu idea de alejarte de las mesas resulta contraproducente, pues entre el ruido y las conversaciones múltiples no consigues centrarte en algo y escuchar bien, pero apenas logras discernir una frase que te llama la atención, ...... marina........destruida, por...... no eres capaz de localizar quien ha pronunciado esas palabras pero parece que algo puede suceder con la marina. ¿Tal vez has de investigar un poco mas?

-Me vas a poner un resucitamuertos XXL-dije aquello casi sin mirar a la camarera. Estaba más centrado en lo que decían aunque el bullicio no me dejó escuchar más que algunas palabras sueltas.

-¿No decías que eras capaz de escuchar latidos si te concentras mucho? -preguntó Heinrich intentando no reírse de mi.

Como parecía que desde ahí no podía escuchar nada, esperaría a que la camarera me trajese el pedido para después acercarme a la chimenea. Si alguien preguntaba solo tenía que decir que tenía frío. En lo que venía la chica seguía con la oreja puesta y empecé a colocarme bien el punzón que guardaba bajo la manga derecha. Confiaba en tener la daga bien oculta bajo la camiseta roja y el bulto siendo disimulado por el peto. Aún tenía el carcaj y el arco, pero en una ciudad medieval como aquella el raro sería el que no fuese armado.

La mujer te pilla por sorpresa cuando toca una campana.

-Señores clientes aqui tenemos un valiente que ha venido a enfrentar el desafió del resucitamuertos XXL. por favor un gran aplauso para el.

Ante tu sorpresa todos los parroquianos se levantan y corren a rodearte mientas las exclamaciones de sorpresa, las apuestas a tu favor y en contra y una algarama de bocerios se juntan.

la gente aplaude y aúlla como espectros cuando te sirven una litrona, es un brebaje indescriptible, echa humo y tiene una fragancia que inunda tus fosas nasales y hace que tus ojos lagrimen.

La camarera alza las manos en un momento simbólico mientras la gente se calla.

-Señores todos conocen la prueba, pero explicare las normas. La litrona ha de ser bebida en un máximo de diez minutos, después el bebedor tendrá que caminar cinco metros sin caerse, si lo consigue... Barra libre para todos durante las próximas dos horas.
Recuerdo vomitar, beber otra cosa o comer cualquier cosa provocara la descalificacion, ademas.-

La chica te coloca un colgante de kairoseki.

-No se admiten poderes demoníacos para este desafió. Asi que tres, dos, uno. ¡A BEBER!

Parece ser que te la han liado pero bien, puedes moverte y hacer lo que necesites excepto recurrir a poderes de fruta del diablo.

Posdata: retirarse del desafió supone en una penalizacion muy divertida para todos los del local.

El ruido de la campana, aparte de llamar claramente mi atención, logró hacerme un poco de daño en el tímpano ñ. Estaba concentrado en escuchar a los clientes y aquel escandaloso ruido me pilló desprevenido, así que mi fino oído fue contraproducente en este instante.

-¡Me cago en la puta! -exclamé mientras dirigía mi mirada a la camarera y la mano a mi oído.

No tardé en darme cuenta de lo que sucedía y en el lio que me había metido. No era muy sociable, es evidente, y ver como todas las personas del local me miraban y se acercaban para ver el espectáculo me ponía de muy mal humor.

La mujer llegó con el brebaje hasta mi mesa y, de alguna forma, el humo que soltaba provocó que mis ojos comenzaran a llorar. Supuse que su olor era fuerte o que de alguna forma tenía picante. De todas formas ninguna de las dos cosas eran un inconveniente ya que ni era capaz de oler ni era capaz de sentir nada con el gusto, así que mi única preocupación era el alcohol que seguramente llevaría.

-Parece ser que te va a tocar beberte ese brebaje -dijo Heinrich cuando se acercó la litrona.- La verdad es que te entrené para cualquier inconveniente de estos, pero desde que... Bueno, desde hace tiempo no te veo borracho, puede ser gracioso.

Sin entender que le parecía tan divertido de aquella situación, valoré mis opciones. Huir con tanta gente mirando y con ganas de ver el espectáculo era imposible. No porque no pudiera, ya que mis alas metálicas no eran la causa de mi poder demoniaco y dudaba que alguien de allí pudiera seguirme por las alturas, sino porque ya había llamado la atención, mi cara estaba al descubierto y no podría aparecer más por allí si me iba de esa forma. Además, dar barra libre a todos los presentes me generaría "amistades" y eso me ayudaría de cara a la misión. Aunque quizás mi ego solo me estaba autoconvenciendo para que aceptara el desafío ya que una de las cosas que más me gustaba era ponerme a prueba.

Me levanté decidido tras oír las reglas y sin meditarlo mucho agarré la litrona por el asa. El vaso pesaba, demasiado para poder cogerlo con una sola mano, así que me ayudé de la segunda por el lado contrario del asa y la alcé para mostrársela al público.

-A vuestra salud -me obligué a decir para contentar a los clientes. Desconocía que sucedería si no lograba aquella proeza, pero si sabía que daría todo mi esfuerzo por ello.

Llevé la jarra a los labios y antes de empezar a beber Heinrich me interrumpió:

-Lo has pasado por alto, pero como una camarera de un bar común de una isla del mar del norte tiene kairoseki... Es un mineral difícil de encontrar y solo lo manipula la Marina y el Gobierno. Además, -continuó mientras yo bajaba la jarra sin haber ingerido nada de su contendio- sé que te llama cadáver pero el nombre de resucitamuertos XII es llamativo hasta para ti... ¿No has pensado que pueda ser veneno? ¿Quién te dice que la trampa solo sea este espectáculo y emborracharte una vez? Lo siento, pero me cuesta fiarme de esta escoria.

La lógica de Heinrich era bastante audaz y rápidamente se me ocurrió un plan. En mi cabeza resonó las palabras de Diatto: "Si le invitas a una te contara todo lo que quieres saber."

-¡Amplío la apuesta! -dije decidio-. ¿Quién se atreve a retarme? Las reglas son las mismas, pero en vez de quedarnos a 5 metros a ver quién anda más. ¡No dejaréis que un forastero muestre más valentía que todos ustedes!

Recé por que alguien me siguiera la corriente porque ya quería saber si podría lograr aquella hazaña, pero sobretodo porque ese alguien podría ser Chet.

La multitud se calla de improviso, nadie puede creer lo que acaba de pasar, y ninguno muestra siquiera la valentía necesaria para aceptar el reto.

-Yo acepto, quiero ver de que pasta estas hecho pequeño.

De la trastienda aparece el hombre que anteriormente te arrebato a tus rehenes. Lo reconoces por la armadura que porta el el pony de color rosa que camina a su lado despreocupadamente.

Tu visión se nubla un segundo para después un flash blanco que cubre tu mundo deja paso a estrellitas titilantes, La cabeza te da vueltas mientras recuperas la visión. El tipo se sienta delante tuyo mientras la camarera sirve otra litrona, Tu sangre parece congelarse cuando reconoces quien es el tipo. Bleyd_master un revolucionario que ha sido declarado el enemigo publico numero uno del gobierno y mente maestra de la revolución, su recompensa asciende a nada menos que a 790 Millones.

El tipo se bebe el resucitamuertos sin pestañear sujetando la jarra con una mano. mientras con la otra te apunta con una extravagante arma. No es nada aconsejable intentar algo que pueda molestar a este hombre.

si bebes:

Si no bebes:

No sabía que haría si alguien no terminaba aceptando el reto, así que estaba bastante nervioso mientras esperaba un contrincante. Por suerte para mí, o no, salió un hombre que aceptó. El color rosa del pony me hizo recordar rápidamente al sujeto que me arrebató a mis presas. Al verlo, algo nubló mi vista. Además mi corazón empezó a bombear sangre con más fuerza y mi cuerpo comenzó a sudar más de lo normal. Al parecer mi cuerpo había notado la diferencia de poder entre aquel sujeto y yo, así que empezó a segregar adrenalina por si tenía que actuar en consecuencia.

No fue un acto que hiciera conscientemente, sabía que estaba en cierto peligro y más cuando reconocí al sujeto como Bleyd, revolucionario de 790 millones de berris. ¿Qué Agente Auxiliar no se pondría nervioso en una situación así?

-Los novatos -dijo Heinrich intentando que mantuviese la calma.

Se puede decir que lo consiguió, alcé de nuevo la jarra al contemplar que mi rival se la había tomado de un solo trago y ya estaba esperando que yo hiciera lo mismo. No quería quedar por detrás de nadie y menos de alguien como él, así que empecé a beber sin preocuparme de venenos, grados de alcohol ni nada por el estilo.

El contenido de la jarra empezaba a desaparecer en mis labios y Bleyd comenzó a hablar. Tuve que esforzarme para beber al mismo tiempo que escuchaba sus palabras, pero conseguí hacerlo sin muchos problemas.  No era muy afín a la marina, pero aquella información era  me dio respecto a ella era algo que tenía que comunicarle a mi superiora. Otra cosa fue lo de Chet, lo cual logró tocarme las narices. Terminé la jarra y la dejé sobre la mesa. La amenaza me quedó clara y, sabiendo que era un revolucionario de 790 millones, la opción de enfrentarme a él ahora estaba totalmente descartada, aunque me fastidiaba reconocerlo, aquello estaba fuera de mi alcance.

Dejé la jarra vacía sobre la mesa, esta vez con una sola mano ya que no pesaba tanto al estar sin el contenido, y miré a mi rival que se despedía como si no hubiese bebido nada alcohólico. De repente, todo empezaba a adoptar un aspecto algo extraño. El pony se cayó y el revolucionario empezó a hacer cosas demasiado extravagantes. ¿Tenía el collar de Kairoseki él también? Se supone que deberían habérselo puesto y aquello que veía solo era posible con los poderes demoníacos. De todas formas no quise comprobar si tenía el collar, mis miedos volvieron a aflorar y di un par de pasos hacia atrás para separarme de la mesa mientras que al revolucionario se le salían los ojos de las órbitas. ¿Quizás esto se deba a la bebida? Me pregunté mientras daba un par de pasos más antes de ver como salían guadañas de Bleyd.

El miedo me hizo olvidar que tenía el collar así que además de saltar para evitar las guadañas, hice dos cosas: intentar usar mi poder para defenderme y extender mis alas metálicas. Menos mal que hice ambas cosas al mismo tiempo porque mi poder demoníaco no surgió, pero las alas si y se pusieron frente a mí para cubrirme. Estas salieron de mi espalda, el peto tenía dos solapas que se abrían cuando las alas querían salir, así nunca rompía el peto.

La muerte se cierne sobre ti mientras la monstruosidad perfora tus alas como si fueran la mas delicada seda, Las cuchillas rasgan tus ropas, la piel y la carne y sientes como se incrustan en tus entrañas, ves con horror como sus colmillos se clavan en tu cuello y sientes tu cabeza salir despedida, tu visión se nubla y ves tu cuerpo siendo despedazado, tu cabeza ha caído a poca distancia de tu cuerpo. Tu sangre empapa el suelo mientras todo tu mundo se vuelve oscuro. La muerte te reclama.

Despiertas en una cama bastante mullida, alguien ha tenido a bien taparte y desnudarte por lo que puedes apreciar, tus objetos personales se encuentran en una silla en las inmediaciones, no sabes que ha ocurrido pero te encuentras bien, no tienes heridas ni secuelas y parece que lo ultimo que recuerdas es beberte esa monstruosidad y caer K.O

Cuando te levantas la camarera entra con una taza de café y algo de bollería para que puedas desayunar.

-Mira quien se ha recuperado, parece que no pudiste con la bebida, no te preocupes poca gente aquí es capaz de aguantar ese brebaje, le echaste valor eso es indudable. Te dejare para que te adecentes, disfruta el desayuno.-

La chica deja la bandeja y se retira, ha amanecido desde que caíste grogy, es un nuevo día y tienes que pensar tu próximo movimiento.
Por lo que sabes el revolucionario ese va a ir con todo a atacar la base en donde según dice tienen sus formulas, tal vez seria buena idea ir a ver si llegas a tiempo de que la lie parda, o puedes quedarte a ligar con la camarera parece que le has gustado.

Pego un sobresalto de la cama. Lo normal sería despertarme escandalizado por haber visto mi propia muerte, pero nada parecido a como me había despertado. La cantidad de sangre y el rollo tan sádico de la escena causó en mí más excitación. Es por eso que cuando veo a la camarera lo primero que hago es reunir una gran cantidad de mantas sobre mi entrepierna para disimular mi alegre despertar.

Por como habla veo que no se ha dado cuenta de nada e intento atender en la conversación lo más tranquilamente posible. No necesito decir nada para que la chica abandone la habitación y pueda recuperar mis cosas y tomarme ese café y ese bollito.

Cuando termino de colocarme el carcaj y el arco, además de comprobar de que todas mis pertenencias están en perfecto estado, me asalta la intranquilidad de aquel revolucionario. Al tratarse de alguien con tanta recompensa, era normal que su cara me sonase y que su precio me pusiera un poco nervioso al principio.

-¿Heinrich estás? -le pregunté al arco sin recibir ninguna respuesta.

Como no tenía el consejo de mi mentor, intenté razonar por mi propia cuenta. Tardé poco en decidirme. Salí de la habitación y fui directo a por la camarera y sin miramientos le pregunté:

-¿Tenéis un Den Den Mushi por aquí?

Mis intenciones era avisar a los Agentes para que me diesen ordenes. En el caso de que me mandasen defender la Marina, iría como avanzadilla e intentaría dar tiempo a los refuerzos. La marina tampoco me importaba mucho, pero si mi titulo en el CP ya que me aseguraba torturas sin tener que ser perseguido por las autoridades.

La camarera te guiña un ojo y te tiende un Den-Den-Mushi, es un aparato/animal de colores verdes y rojos, babea un poco y te da un poquito de asco cogerlo.

-Lo sentimos el numero que ha marcado esta fuera de linea inténtelo de nuevo mas tarde.-

Repites la llamada una y otra vez hasta que te das cuenta que es inútil, las comunicaciones están fuera de linea, tal vez sea un interferidor o tal vez sea que a donde llamas están preparándose un bocata. Fuera lo que fuese un sonido bestial retumba por todo el edificio, sin lugar a dudas ha sido una detonación... una muy gran detonación, los cristales se han hecho añicos a causa de la fuerza de la onda sonora, la gente sale a la calle buscando la causa. A lo lejos se ve una columna de humo, según puedes suponer del cuartel marine que estabas intentando avisar, parece que el ataque ya ha comenzado. ¿Que harás?

Salgo a la calle junto a la muchedumbre y observo la misma columna de humo que todos ellos. Muchas ideas pasaron por mi mente, pero ninguna de Heinrich y eso me hacía estar más inseguro. De todas formas no era momento de actuar como un ciudadano más, había que ponerse las pilas y tenía que ser ya.

La opción de ir solo me aterraba, que menos, Bleyd_master era un revolucionario de casi 800 millones y si echaba la vida atrás lo máximo a lo que me había enfrentado fue un traficante de armas de 10 millones. Aún así estaba totalmente fuera de mi hacer la vista gorda, ya no por valentía, sino por rabia. Ese hombre cazó a mi presa antes, me humilló hasta en dos ocasiones y por si fuese poco dejó escapar a los tres de la primera taberna.

Sin pensarlo más, extendí mis alas metálicas y fui directo a la columna de humo que se veía a lo lejos. Aún tenía el Den Den Mushi en la mano y seguí intentando comunicar un par de veces antes de llegar a las proximidades de la base de la marina. Intenté no descender para no ser visto, al igual que hice todo lo posible para que la columna de humo no me alcanzase a causa del viento ya que me impediría ver y me costaría respirar.

Observé la zona a ver si veía algo llamativo o algún movimiento extraño antes de bajar y ponerme al alcance de Bleyd_master.

Desciendes a tierra y tu visión se obscurece a causa del intenso humo, a pesar de lo que pensaste en un principio no hay fuego alguno, tampoco ves cadáveres, tan solo marines heridos o inconscientes no hay nada que podrías llamar grave, sin embargo en la plaza no hay rastro del revolucionario, tan solo un rastro de destrucción, el humo desaparece poco a poco llevado por el viento, a tu alrededor ves las puertas del cuartel reventadas, han sido arrancadas de sus goznes y lucen una abolladura de grandes dimensiones, el rastro de heridos te lleva a una pared semiderruida, cascotes y escombros se han desperdigado por el suelo, y mas marines se hayan en el interior del edificio, están por los suelos y las mesas de lo que antaño pudo ser un comedor, incluso ves a un marine encima del ventilador que gira perezosamente, extrañamente un rastro de chocolate sale de la nevera y sigue al de destrucción.

Recorres los pasillos hasta las escaleras de bajada al sótano, allí encuentras a tu perseguido, esta de espaldas trabajando con algún objeto que no eres capaz de identificas, lo esta colocando alrededor de una puerta acorazada, no sabes muy bien por que hasta que visualizas una cuenta atrás, es una bomba, y por su aspecto una extremadamente grande. Sientes en tus fosas nasales un adorable y delicioso olor a algodón de azúcar y te entran unas tremendas ganas de poder comerte uno. Sin embargo hay cosas mas importantes que hacer. El contador ha comenzado a correr y tienes siete minutos antes de que todo el lugar salte por los aires.

Algo me obliga a descender a la plaza. Quizás curiosidad, quizás el rencor que le guardo a Bleyd_master o la simple esperanza de que él ya no esté allí. Lo que de seguro no son mis ganas de salvar marines o de perder la vida. La razón me advertía de que era mala idea seguir avanzando, pero las piernas no me acababan de obedecer, aunque si iban con cautela.

A medida que veía marines derrotados y no fallecidos me daba más esperanzas de que aquel hombre no era tan sanguinario como yo. Mis dotes de seguir rastros me llevaron hasta donde se encontraba el sujeto, debo de afirmar que no fue difícil ya que me guiaban una cadena de destrucción. Al ver al sujeto, un olor, que para bien a algunos le podía resultar agradable, a mi no me hacía tanta gracia. Vi el explosivo que portaba y sin pensarlo mucho hablé para llamar la atención del revolucionario.

-¿Qué planeas hacer con esa droga?

No había guardado mis alas metálicas aún. Mi brazo derecho empuñaba el arco y mi mano izquierda emanaba una sustancia roja en pequeña cantidad, solo como si se estuviese preparando para hacer algo.

Mira, nada mas lo que tenemos aquí, no es si no un pequeño niño jugando con los mayores. El revolucionario acaricia a su peludo pony rosa.

-Fluffle, ve a la plaza y comienza la extracción aquí hemos terminado.- observas como el pony se marcha pasando a tu lado, es adorable y no sientes ningún deseo de hacer nada contra el, sin embargo en algún momento paras tus ojos en el, sientes como un aura asesina se lanza contra ti, No sabes como ni por que pero ves tu muerte, el revolucionario en décimas de segundo se ha lanzado corriendo con su brazo en horizontal a la altura de tu cuello, tu cabeza sale despedida y puedes ver como tu cuerpo expulsa a borbotes sangre y cae derrumbándose.

Sigues allí, quieto parado en frente de tu rival que no da muestras de querer retirarse, el contador del explosivo empieza su regresión apenas quedan seis minutos y medio. Tu rival hace el primer movimiento llevando toda la estancia de un denso humo de color blanco.

-Tienes poco tiempo, ven, bailemos. Pero recuerda en unos minutos BOOM todo esto volara por los aires, esa droga la cree yo, es demasiado peligrosa para que circule sin mi control. Por ello la destruiré a ella y a todos en esta isla. ahora intenta detenerme... Eso si puedes.

El combate ha empezado y no ves una torta, ¿que podrás hacer contra semejante enemigo?

Me sentía contra la espada y la pared, jamás había estado en una situación parecida. Enfrente tenía a un ser de 790 millones de recompensa. Estaba totalmente fuera de mi alcance. Fuera un pony que, aunque a simple vista pareciese adorable, emanaba una especie de ira asesina que no podía soportar. Incluso por un momento imaginé mi muerte. Aún así, si decidía no enfrentarme a ninguno de ellos, la bomba que destruiría la isla completa en seis minutos y con ella mis esperanzas de huir con vida y, sobre todo, con Jane. Aunque muchas excusas me surgieron para convencerme a huir, todas se iban por el desagüe si aquel sujeto se interponía.

-¿En qué coño estás pensando, Kroren? -susurró Heinrich el cual llevaba bastante tiempo sin hablar-. Aun no has caído derrotado. Un hombre solo pierde cuando se rinde ante su enemigo. Todavía estás de pie, todavía puedes luchar. Lucha.

Aquellas palabras podían ser meras estupideces o un simple intento de convencerme para no huir, pero no se podía negar que lograron sacarme las agallas que estaba perdiendo. En ningún momento pensé en los ciudadanos de la isla, jamás consideré que la misión tuviese que pasar por este combate ya que llevaba información más que de sobra para Arakane. Mi único motivo para permanecer frente a mi enemigo fueron aquellas palabras y repudiar la idea de huir como un cobarde.

-Seré idiota -me lamenté por haber contemplado la idea de huir. El lugar se llenó de humo por el extraño poder de aquel sujeto y en respuesta, con semblante serio, cerré los ojos y me concentré en lo que podía escuchar- ¡Alas elementales!

Un par de destellos azules salían de mi espalda en forma de alas. El ruido que provocaba era como el zumbido de cien avispas revoloteando por los alrededores, era estrambótico y molesto. No podía permitirme el lujo de perder mucho más tiempo allí, el cronometro no se detenía ni yo tampoco podía hacerlo. Empecé a batir aquellas alas azules y pequeños chispazos salieron disparados hacia todos los lugares. Esta habilidad era la primera vez que la usaba, se trataba de disparar una gran cantidad de plumas al unisono y dirigirlas muchos lugares distintos para poder alcanzar a mi rival. Cuando este fuese alcanzado, gracias a escuchar el ruido de su quejido podría saber su posición y redirigir todas las plumas hacia ese punto. Por suerte me quedé con la posición de donde se encontraba la bomba y gracias a la cualidad de mis plumas para cambiar la dirección una vez antes de impactar con algo, no fue problema impedir que estas impactasen en el explosivo.

No sabía si aquello iba a surgir efecto, por eso tenía presente usar el Kami-e por si aquel revolucionario evadía aquel mar de plumas y lograba aproximarse a mí.

No necesitaba ver como el resto de los seres vivos, tenia un casco con visión térmica que me ayudaba en esas situaciones. Ni me moleste en cubrirme, tan solo me recubrí en haki y avance, las plumas se clavaban en la blindada armadura dándome el aspecto de un pollo a medio desplumar, avanzaba lentamente dando pasos, ruidosos y pesados.

-¿Eso es todo lo que tienes? Vamos pequeño, puedes hacerlo mucho mejor, siente tu odio, tu ira tu miedo, siéntelos comprimelos y sueltalos de un golpe.

Intente un golpe lento y patoso, totalmente fácil de evadir si pudiera verme, pero entre el humo seria mas complicado, era un golpe para marcar y mandar volando al otro mas que para hacer daño.

-El tiempo corre pequeño, muéstrame tu resolución, muéstrame que quieres salvar esta base de la marina y a su gente.

Los marines salían de la base armados y preparados para atacar, en pocos instantes han rodeado a los contendientes y apuntan con sus armas. (puedes controlarlos a tu gusto)

Las plumas iban impactando por doquier a todo el pasillo. En las paredes, tejados e incluso en el cuerpo de mi enemigo. No fue hasta que empezó a hablar que todas las plumas al unísono cambiaron su trayectoria. Ahora todos los proyectiles iban directos hacia mi enemigo y cuando el sonido del metal de las plumas impactando en el casco de mi contrincante se escuchaba tan cerca como para estar a su alcance, salté hacia atrás sin saber si iba a hacerme algo. Sin ser consciente esquivé el pequeño empujón que me lanzó, pero temía que su ataque pudiese ser más destructivo.

Paré de lanzar plumas, estaba viendo que aquello no estaba sirviendo para nada, así que simplemente cogí el arco y sin decir nada empecé a cargar una flecha de luz. Sabía que las flechas comunes no le iban a hacer nada y dudaba que las mejoradas pudiesen lograrlo también, así que tenía que ir al máximo de mis capacidades. Por suerte para mí, los marines comenzaron a entrar en la sala, me percaté de ello por las conversaciones que estaban teniendo entre ellos. Sin demorarme mucho más, les avisé:

-¡El enemigo es extremadamente peligroso, está enfrente!

Los más valientes no dudaron en atacarle con espadas y bayonetas, mientras que los más cobardes dudaron en adentrarse en la densa niebla. Desconocía si les iría bien en su incursión, pero no podía dudar de ellos en estos instantes, ahora solo podía estar concentrado en preparar mi ataque y con el acabar con esto.