Arquero acechante - Moderado Nivel 3 [Kroren]

Los marines entran en la niebla en una marea de cuerpos, sin embargo segundos después ves como salen huyendo precipitadamente, han tirado las armas y huyen despavoridos, gritando incoherencias, algunos están en el suelo llorando o en estado catatónico.
Una voz se alza entre los gritos. El humo se ha retirado y tan solo quedan algunos jirones que mas parecen una niebla suave.

-Vamos pequeño, muéstrame de que estas hecho, enséñame que al menos no eres basura.-

En medio de un circulo de marines inconscientes se encuentra el revolucionario, tiene los brazos extendidos, desafiándote a que hagas algo. No parece tener ningún miedo de ti.

La bomba estallara en cuestión de instantes, puede que no te de tiempo a desactivarla si no lo intentas ahora mismo.

Sabía de sobra que aquellos marines no iban a ser rivales de aquel sujeto. Cuando el humo se disipó pude contemplar la diferencia de poder que había entre ellos y el revolucionario, además del poco tiempo que me quedaba. Por más que quisiera, no podía ocuparme, al mismo tiempo, de la bomba y del sujeto de 790 millones. Mas rendirme no era una opción, ya no podía huir y esconderme, tenía que plantar cara. En ese momento alguien me susurró al oído.

-Dame algo de tiempo.

Cuando fui a mirar quien había dicho eso, solo alcancé ver a marines aterrorizados y desarmados. Pero aún así solo podía aferrarme a esas palabras. Seguí cargando la flecha la cual ya había alcanzado una longitud de 110 cm y seguían aumentando. Mis piernas se habían convertido en columnas de una especie de sustancia viscosa de color granate (salsa barbacoa) que a una alta velocidad se esparció por el pasillo hasta cubrir los pies de mi enemigo. Cuatro paredes de esa sustancia se alzaron alrededor de este en forma de cubo emanando vapor, no sabía porque era capaz, quizás por la ira acumulada o quizás porque siempre pude hacerlo, pero era la primera vez que la salsa que liberaba estaba caliente.

-¿Eso es nuevo? -preguntó Heinrich.

Estaba tan concentrado en mi tarea que ignoré a Heinrich, pero alcancé a ver una silueta que se estaba desplazando rápidamente hacia la bomba. ¿Quizás fuera quien me dijo lo de antes? No sé, pero era nuestra mejor oportunidad. Lancé un grito de irá lo cual aumentó el vapor que emanaba mi sustancia viscosa. Junto a ella, mis alas también emanaron una cantidad más grande de energía y, para aumentar las probabilidades de éxito, lancé más plumas electrificadas hacia la zona donde estaba mi rival.

Además, en el fondo del pasillo se escucharon unos ladridos. Tampoco les presté atención, pero Jane se empezó a abrir paso por los marines que estaban acobardados en la puerta.

No sé como poner esto en el post soy novatillo aún:

El tiempo se agoto, y del dispositivo colocado en la puerta se escucho con una voz alta clara y monotoma.

Game Over.

Sin embargo a diferencia de lo que todos esperaban no se produjo una detonación, las llamas no engulleron a nadie, tan solo un gas de color blanco puro comenzó a salir de la bomba, el gas tenia un olor dulzón, mezclado con algo cítrico parecido a la naranja recién pelada.

-Decepcionante cuanto menos. ¿esto es todo lo que el gobierno puede ofrecer? No merecéis mi tiempo ni mi talento,

El revolucionario se enrosco en su propia capa de color negro y por arte de magia desapareció, el lugar donde se encontraba hace unos instantes estaba vació, tan solo un par de huellas indelebles quedaron en la caliente salsa barbacoa. No sabes que ha sucedido pero ha conseguido huir. La sala se esta llenando rápidamente de un olor extraño y muy potente, una mezcla de tu salsa barbacoa y el gas de la bomba. Muchos de los marines se están retirando de la zona para ir a buscar mascaras anti gas, esa idea se esta extendiendo y en pocos momentos te quedaras mas a tus anchas.

El pasillo estaba oscuro, pero mis ojos ya se habían acostumbrado a la penumbra. Podía ver el habitáculo de salsa que había generado alrededor de mi enemigo perfectamente y si movía ligeramente la vista hacia la derecha, el contador de tiempo. Justo cuando quise darme cuenta de el tiempo que quedaba, una figura se interpuso haciéndome imposible ver cuanto quedaba.

-Game over -sonó en la sala.

La figura desapareció de nuevo y alcancé a ver el contador: 00:00:00. El tiempo se había agotado pero, a diferencia de lo que temía, solo salía gas del artefacto.

-Pero...¿Qué? -preguntó Heinrich. Al parecer no era el único que no estaba entendiendo lo que estaba ocurriendo-. Parece ser que nos han tomado el pelo...

Un enfado más grande que el de antes se apoderó de mí y no dudé en disparar la flecha de luz de metro y medio que había estado cargando. No veía al sujeto, pero sabía que debería seguir en el cubo viscoso en el que lo había apresado. La flecha salió disparada del arco. Mientras que el proyectil cruzaba el gran charco de salsa barbacoa que había generado, esta abría a causa de la gran cantidad de energía que contenía. Al igual que la salsa, los escombros más pequeños de la trayectoria también salían disparados.

-¡¡De mi no te vas a burlar!!

La flecha atravesó el cubo viscoso haciendo lo mismo que con el charco, esparciendo las paredes hacia los lados y rompiendo la estructura. La flecha no cesó de avanzar hasta que dio contra la pared para acto seguido desaparecer. Antes de que el humo invadiera el pasillo pude ver como el revolucionario había desaparecido. También vi que en la pared la flecha había dejado un agujero cilíndrico tan grande que podía caber mi perra Jane entera.

El humo llegó a mi y vi como una máscara caía a mi lado. Me la puse sin dudar y cuando fui a mirar quien me la había dado, un negro estaba colocándole otra máscara igual a Jane. Intenté levantarme y apartar a mi mascota del sujeto, pero mi visión empezó a nublarse.

-Te has pasado con tu poder...- dijo Heinrich resoplando-. Aunque bueno, la situación lo requería.

Los marines vuelven al lugar del combate, portan mascaras de gas y te echan una mano antes de que te quedes grogy.

Desde tu posición ves como comienzan a abrir la puerta acorazada donde se coloco la bomba, en su interior ves un laboratorio, parece ser que aquí se estaban produciendo algún elemento químico, seguramente muy inestable. Sin embargo el interior esta totalmente lleno de humo y apenas puedes ver nada mas allá de los cristales de protección donde las palabras peligro están pintadas por todas partes.

El interior es un caos, multitud de tipos con mono blanco intentan salir con lo que tu ves son viales y probetas de un brillante liquido amarillo, mientras estas cambian de color a un horrible negro verduzco producido por lo que parece ser un moho muy agresivo.

El caos poco a poco se va calmando mientras los jefes de departamento dan instrucciones, después de unos minutos te llevan al despacho del director donde te hacen esperar un rato, allí te sirven comida y bebida para que te recuperes, es un buen ágape y tienes multitud de dulces y algo de comida fría tal como pan chorizos queso y jamón.

El despacho es enorme y puedes ver la plaza central e incluso el pueblo a lo lejos.

Mientras te sirves comida o observas el despacho, entra por una puerta lateral disimulada con la pared un hombre alto y calvo, viste traje negro y lleva multitud de condecoraciones parece ser el jefe de la instalación, a su lado va un hombre con bata blanca de laboratorio.

-Buenas tardes, o eso me gustaría decir si no fuera por lo que ha ocurrido aquí hoy. Déjeme presentarme soy, Alfonso Calvo Sotelo, y este de aquí es mi jefe de laboratorio, einstimado. Ahora bien, quiero darle las gracias por haber echado al intruso, es una lastima que huyera y no pudiéramos apresarlo, sin embargo he de felicitarle.-

El tipo te tiende la mano como muestra de amistad.

Si necesita cualquier cosa, no dude en pedirla le ayudaremos en aquello que necesite, es lo mínimo que podemos hacer.

Me coloco la máscara y por más que intento ver lo que sucede a mi alrededor, el cansancio hace que lo vea todo borroso. Utilizo mi arco como apoyo antes de caerme al suelo agotado.

Aunque mis ojos vean borroso, comienzo a escuchar personas correr a mi alrededor. Abro los ojos un poco para intentar averiguar de quien se trata, pero solo soy capaz de apreciar manchurrones blancos moviéndose por el pasillo.

Sin poder evitarlo, soy llevado por un par de personas, que rápidamente identifico como marines (por los colores del uniforme), y me sientan frente a una mesa. Recibo la orden de que me recuperara comiendo y bebiendo algo. Sin pensarlo por un momento agarro un par de chorizos y un trozo de pan. Tardo segundos en engullirlos y noto rápidamente que mi visión vuelve. Agarro otro trozo, esta vez de queso, y utilizo un poco de agua para poder bajarlo.

Empiezo a sentirme bastante mejor cuando suena una puerta. Miro en la dirección del ruido y observo al sujeto. En lo primero que me fijo es en su altura, la cual me sorprende. Paso mi mirada por el hombre que le acompaña, pero vuelvo a mirar al del traje negro ya que sus tantísimas medallas me dejaban claro quien mandaba.

-¿Ha desaparecido algo del laboratorio? -pregunté sin responder al saludo del marine.

-Es mejor que no seas descortés con los superiores de la Marina, nunca sabrás cuando necesitarás su ayuda -murmuró Heinrich.

Con desgana me levanté del asiento y respondí al saludo.

-Pues ahora que lo mencionas me gustaría saber si tenéis más información del que ha atacado la base.

El hombre te mira y después se gira para ver al jefe de laboratorio.

-No, desaparecer no ha desaparecido nada. Sin embargo....- El hombre se calla mientras mira con precaución a su jefe.

-Continua, no hay problema con que este joven conozca lo que se esta produciendo aquí.-

El científico carraspea, y extiende unas imágenes.-

Hemos perdido todas las muestras y toda la producción, ese gas alteraba biologicamente los ingredientes con un voraz moho.Por suerte aun nos queda la formula, la cual solo yo conozco.

-¿Supongo que la formula esta a salvo?-

-Naturalmente, la tengo aquí conmigo bien protegida en mi bolsillo.

El hombre se lleva orgulloso la mano a la bata mientras sonríe.

-Perfecto, que continué así. Bien respeto al hombre que ataco la base. Por lo que se sabe es un varón blanco, un antiguo mercenario que trabajaba para el mejor postor, se le puso precio a su cabeza después de los acontecimientos en Grey Rock. Aparte de eso no se sabe mucho de el.-

El hombre se levanta y se acerca a ti.

-Bueno señor creo que mereces una recompensa. ¿Que te parece? tenemos bastantes cosas que te servirán muy bien. Por cierto ¿Como he re referirme a usted?-

Antes de que puedas responder ves a cámara lenta como el cristal que da al exterior se hace añicos, una linea de fuego atraviesa este, a una velocidad vertiginosa, la linea se empotra en el cuerpo del científico a la altura del corazón donde había dicho que tenia la formula.
La ropa y el cuerpo comienzan a arder en feroces llamas que se esparcen rápidamente. Miras por la ventana y puedes ver una figura en la lejanía que sostiene un enorme arco. Lo reconoces como aquel con el que habías luchado hace unos minutos, puedes ver como se da la vuelta y desaparece entre los edificios.

Parece que ha cumplido su trabajo de evitar que esas drogas se extiendan por el mundo sin su consentimiento.

Veo la linea de fuego cruzar la ventana e impactar en el científico sin poder hacer nada para impedirlo, lo que si puedo hacer rápidamente es disparar por ambas manos mi salsa por encima de las llamas e impedir que se propagaran por la habitación. No me preocupo por el de la bata ya que al ver al mercenario con aquel enorme arco supuse que fue una flecha lo que se introdujo en su corazón.

Corrí hacia el balcón con la intención de perseguir al mercenario, pero mis fuerzas ya estaban agotadas y después de haber sofocado las llamas con mi salsa había agotado todas mis energías. Es más, mientras corría una pierna se tambaleo y caí de bruces al suelo. Mi vista estaba borrosa de nuevo y mis piernas no reaccionaban a las ordenes que les estaba dando. Con furia le propiné un puñetazo al suelo. Era consciente de que mi nivel estaba bastante lejos de un mercenario de 790 millones de recompensa y eso me hacía sentir furioso.


-Necesitas entrenar más y jugar menos en la sala de tortura -dijo Heinrich.

-¡Cállate! -grité sin miedo a que pudiera escucharme Alfonso, el cual seguramente estaría más pendiente de su científico que de mi. Intenté levantarme un par de veces, las dos sin éxito.

Finalmente despiertas, estas algo adormilado pero finalmente todo ha terminado, has conseguido salvar de la destrucción absoluta la base, aunque no fuiste capaz de proteger al científico ni salvar las drogas, tal vez sea mejor así. Repasando los hechos, ha sido un buen día de trabajo.