Punto de inflexión [Bizvan - Tobías]

El joven agente se encontraba nervioso e inquieto. No era para nada normal en él encontrarse de ese modo, por lo que hasta su mascota y compañero Azkar notaba su estado de ánimo alterado mientras viajaba a lomos de él.

-Tranquilo compañero, de que veamos a  Biz podremos encauzar nuestro futuro... - intentó calmar el agente a su mascota con un tono de voz dulce mientras palmeaba suavemente su cuello.

Tobías llevaba demasiado tiempo postergando esta conversación... Pero tras la evidente traición de Thawne y la desunión de la banda tras la muerte de Kimura era algo que no podía alargar más en el tiempo. El chico sentía como todos sus proyectos de futuro se escapaban del mismo modo que el agua lo hacía en un cubo lleno de agujeros, aunque tampoco era la primera vez que el agente tocaba fondo, por lo que sabía que regodearse en su propia miseria solo ponía las cosas más difíciles; así que apartó todos sus malestares a un lado y se apresuró en llegar a su destino. Los malos tragos eran mejor afrontarlos como si te estuviesen depilando con cera... Era mejor dar un tirón y que pasase cuanto antes.

- Por ahí - ordenó el azabache a su montura mientras lo guiaba en el aire. Había quedado con el marine en la costa, a unos pocos kilómetros del núcleo de población, ya que el agente sabía que aterrizar con el imponente animal en el centro de la ciudad podía acarrear más de un revuelo innecesario, por lo que creyó que era mejor idea quedar en una zona alejada. Con un poco de suerte nadie les molestaría y podrían tener la conversación que decidiría el rumbo que seguiría su vida.

- Biz, ¿me recibes? Estoy a escasos minutos de donde hemos quedado - preguntó e informó el agente tras activar su den den mushi de muñeca. El agente esperaba que su nakama llevase el den den que le había dado hacía tiempo para poder contactar con él. Aunque a las malas si este no contestaba al caracol esperaba encontrarlo gracias al Anillo Vibre que él le regaló y que el agente siempre llevaba encima.

El marine no tardó en contestar a la llamada del agente, diciéndole que estaba casi casi en el punto de reunión, por lo que el azabache mandó a Azkar sobrevolar la zona hasta que diesen con ellos. Fue el animal quien vio primero a la comitiva compuesta por Bizvan, Selebi, como no, y el enorme lobo que usaba el marine como montura; por lo que el grifo no tardó en avisar a su amo con un grito de júbilo antes de lanzarse en picado dirección a ellos. Tobías mientras aterrizaba vio como a lo lejos se encontraban los seres esqueléticos que controlaba el marine formando una especie de perímetro, así que pudo permitirse el lujo de relajarse al creer que estaban resguardados de visitas indeseadas.

- Querido amigo - diría nada más aterrizar junto a ellos mientras se acercaba al moreno. Esperaría a que este se bajase también de su montura para intentar darle un abrazo a modo de saludo. Esos gestos no eran normales en el agente, pero Bizvan era la única persona que le quedaba viva y a la que pudiese llamar familia. - Me alegra ver que por muchos males que atravesemos siempre estás ahí... Eres todo un ejemplo a seguir, hermano.

Una vez acabasen los saludos preliminares el joven saludaría a Selebi con un simpe gesto de cabeza. La chica nunca le había terminado de caer bien al agente y ni se le ocurriría acercarse más a ella de lo necesario, sin embargo, sí que se acercó al imponente animal de su nakama con toda la confianza del mundo. El chico adoraba sobre toda las cosas a los animales, sintiendo un enorme vínculo que no conseguía formar con casi ningún persona, por lo que con gesto tranquilo se acercó al lobo del tamaño de un caballo y comenzó a rascarle el cuello, justo al lado de la garganta. Normalmente era un sitio que a los cánidos les gustaba que le tocasen, así que esperó que recibiese el saludo con buen agrado.

- Imagino que tendréis hambre del viaje, así que he traído algo para todos - continuó mientras volvía a Azkar y rebuscaba entre las bolsas que llevaba atadas a la quijada. - Ellos tienen un gusto menos exquisito... Pero espero que a vosotros os guste lo que he preparado.

El agente se había vuelto todo un cocinillas, por lo que no le había costado nada preparar un buen plato de pescado asado con una guarnición de patatas fritas cortadas en rodajas muy finas. Era un plato sencillo, pero al que iba a acompañar con una salsa de hierbas de su propio huerto que había llevado guardada en una pequeña tarrina. Eso le daría el sabor necesario para atravesar el mal trago que tenían que pasar... Y sino, al menos tendrían el estómago lleno para amenizarlo.

- Primero comamos, luego ya tendremos tiempo de hablar profundamente sobre el tema que nos concierne. Es una pena que no esté el resto, pero mejor dejémoslo para cuando tengamos el estómago lleno - prosiguió el joven mientras repartía las raciones a sus acompañantes. - Y para vosotros... Os he traído unos cuantos pollos - dijo mientras sacaba cuatro pollos de la misma bolsa. Era la ración que traía preparada para Azkar, pero seguro que el lobo también traía hambre y no podía dejarlo mirando. Pobrecito. Además si se quedaban con hambre siempre podían internarse en el bosque y cazar, por lo que repartió las piezas entre los animales antes de sentarse en el suelo y comenzar a comer.

El agente se cruzó de piernas y abrió el envase donde estaba guardada su ración para echarle un poco de salsa.

- ¿Qué tal el trayecto entonces?

El agente descendió del cielo montando a Azkar. No podía evitar sentir algo de envidia, pues era toda una experiencia el poder surcar los cielos en el lomo de esa criatura.

Respondí de manera afectuosa el saludo de Tobías, aunque con la moderación necesaria para evitar lastimarlo.- Tú sabes que siempre que llames responderé de inmediato. -me sentí un poco aliviado al ver que la actitud de Tobi era tal y como siempre ha sido, o al menos sabía disimular bastante bien.

El CP saludó a la enmascarada de una manera menos afectiva, a lo cual ella respondió de manera similar. En lo personal prefería que ambos se llevarán un poco mejor, pero al menos agradecía que su relación no fuera peor.

Por otro lado, Hochi recibió un trato más amigable, dejando claro que mi compañero prefería por sobre mucho la compañía de los animales. La loba pareció disfrutar de las caricias del agente, cosa que expresó al intentar lamer su rostro, demostrado que su afinidad con los animales se encontraba en un nivel muy superior al mío.

- Ciertamente es un alivio saber que tienes preparado, nuestro alimento fue bastante ligero y temía que Selebi fuese a dispararme si la hacía pasar hambre. -comenté en un intento por hacer una broma y tratar de no pensar mucho sobre las faltas. No presté atención a mi mantra advirtiendo sobre una intención de ataque, dudaba que ella fuese a hacerlo realmente y solo quería hacerme saber que mantuviera ese tipo de comentarios al mínimo.

Tras recibir las porciones y dar su parte de los pollos a Hochi, me senté cerca de mi nakama para poder hablar con él mientras comíamos.

- No es lo mismo, extraño viajar en Atlas, y la gente suele ponerse un poco nerviosa al ver a cualquiera de ellas dos en los barcos comunes. -tanto Hochi como Selebi levantaron las cabeza al darse cuenta que hablaba sobre ellas. La joven no tenía recato en llenarse las mejillas con la comida del agente, puede que no le agradara mucho, pero no podía ocultar que la comida del CP le había gustado, principalmente la salsa, la cual ensuciaba sus labios.- No te imaginas cuantas veces me vi obligado a mostrar más medallas marines para tranquilizar a las personas, pero de ahí en fuera, es bastante… tranquilo. -evité usar la palabra solitario.

Comencé a comer antes de que la joven acabara con la salsa, y tras probar un poco comprendí la razón por la cual Selebi comía con tanto entusiasmo.

- Diablos Tobi, si tenías un talento así, ¿Por qué hasta ahora es que lo sacas a relucir?

Comí un poco más antes de comenzar con los temas que nos habían reunido aquí, sin embargo había algo que necesitaba preguntar antes que nada.

- Oye Tobi, ¿Cómo está el chico? -esperaba que mi nakama comprendiera a qué me refería por mi tono de voz un poco más apagado.

El chico en cuestión era el hermano de Kimura, el pobre lo había recuperado hace tan poco y así como así lo perdía de nuevo. El dolor que sentí debió ser mucho mayor para el pequeño, y por diversos motivos no había podido verlo, aunque no sabría qué decirle cuando lo hiciera.

De entre la vegetación aparecieron dos de mis esqueletos, aunque no presté atención a este detalle.