Moderado para oppenheimer

Te encuentras caminando por la calle cuando un papel se estampa en tu cara traído por el fuerte viento que sopla del suroeste, fresco y con olor a sal, aunque esto no importa mucho ya que el papel apenas te deja respirar decentemente, consigues arrancártelo de la cara para darte cuenta que es una hoja de periódico, ademas una interesante en la que se comenta que una antigua mansión de la isla se cree esta encantada, su dueño el ilustre filantropo Marok kury ofrece una gran recompensa a cualquiera que sea capaz de resolver el misterio.

La dirección esta escrita en el pie de pagina, siendo el periódico del día y la hora que es calculas que si corres llegaras a tiempo de inscribirte en la misión de investigación, si no a tu derecha tienes un bar en donde tomarte una cervecita.

Me encontraba en Ciudad Orange de turismo, en uno de esos pocos momentos en los que no tengo ningún trabajo pendiente y en vez de pasar las horas en mi laboratorio me dedicaba a explorar el mundo, cuando me di cuenta de que debía de cambiar de agencia de viajes. Hasta el momento mis viajes turísticos habían sido pocos, eso es cierto, pero ninguno había estado a la altura de mis expectativas. Yo quería lugares salvajes con maravillas únicas que no se pudieran encontrar en ningún otro lugar, no ciudades de tamaño moderado con edificios antiguos. No desprestigiaba a la arquitectura ni mucho menos, pero no estaba especialmente interesado en ella. Mi cuerpo me pedía alguna aventura, pero al parecer esa isla no me la iba a dar.

Caminé un rato por las calles de Orange cuando sopló una fuerte brisa de viento que llevó volando un directo a mi cara. Cuando lo leí, cambié de opinión sobre mi estancia en la isla, quizás si que me fuera a divertir. Leí el folleto propagandístico (que resultaba ser una hoja suelta de un periódico) donde estaba escrito: "El ilustre filántropo Marok Kury ofrece una gran recompensa a cualquiera que sea capaz de resolver el misterio". Justo lo que me hacía falta, un rompecabezas para no aburrirme. Mientras me dirigía a la dirección escrita debajo del anuncio para apuntarme, pensaba sobre lo que podía tratarse. Quizás fuera una adivinanza, abrir un objeto que no se puede abrir, incluso tal vez se tratase de una historia de fantasmas. Daba igual, estaba convencido de que iba a ser capaz de resolverlo, la recompensa era algo más bien secundario, aunque tampoco estaba mal sacar algún beneficio.

Cuando llegué al lugar descrito en el anuncio, se trataba de una gran mansión lujosa, que tenía la puerta de rejas de la entrada abierta, como invitando a pasar a quien quisiera. Unos metros más atrás del muro, se hallaba la mansión, de piedra y madera, con grandes ventanales y bien iluminada. La puerta principal, de una madera oscura, estaba cerrada. TOC, TOC. Toqué en la puerta y a los pocos segundos me abrió un señor mayor encorvado al que le faltaba mucho pelo en la cabeza. Decidí mostrarme agradable y desplegué mis modales.

- Buenas tardes, buen señor. Mi nombre es Roland Oppenheimer y he venido para resolver el misterio nombrado en el anuncio del Señor Kury. Seguro que aún queda un hueco para que yo pueda participar, ¿verdad?

El menordomo te acompaña a una bonita habitación de color blanco, dicese de menordomo a aquellos "mayordomos que no alcanzan el metro diez de altura.

En la habitación puedes ver viejas reliquias de tiempos ancestrales y eras pasadas, desde fósiles hasta armas arcaicas totalmente desfasadas de época. Todas diferentes pero con algo en común, son increíblemente valiosas.

Desde una puerta lateral que no has podido ver ya que esta camuflada como parte de la pared, sale un hombre de mediana edad vestido con traje del corte irlandés, lleva un bastón el cual le aporta clase y prestigio.

¡Ah! Usted deve ser el nuevo aspirante, me alegro que aun quede gente intrépida en este mundo, los anteriores participantes desaparecieron sin llegar a resolver el enigma. - El hombre habla con seguridad y muy fluidamente-

-Vera mi buen señor hace unos años compre una mansión orillas del mar, situada justo encima de un acantilado. Por desgracia extraños sucesos comenzaron, ruidos en las habitaciones, objetos volantes, sangre en las sabanas, gente que desaparecía sin dejar rastros y brutales accidentes. - El mozo se toma un segundo dejando que la tensión inunde el ambiente.Quiero que vaya allí y averigüe que sucede, me da igual como lo haga mientras no destruya la mansión, quiero resuelto esos sucesos,si tiene éxito recibirá una jugosa recompensa en metálico y varios artefactos que yo mismo seleccionare según se resuelva este misterio. Espero que este de acuerdo con esta misión mi buen señor.

El hombre te tiende la mano en señal de cierre de trato y indica que sigas a su menordomo, ya que sera el quien te lleve a la mansión en un rápido y elegante viaje a caballo.

El aparente mayordomo me guió sin hacer muchas preguntas por dentro de la mansión, que más bien parecía un laberinto de corredores, escaleras y puertas. Después de cruzar varios pasillos llegamos hasta una habitación llena de objetos en vitrinas. Yo no era precisamente un gran coleccionista, pero sabía reconocer la antigüedad de los objetos presentes en la sala y por ende, su valor. De repente, sin saber cómo, un elegante hombre trajeado con una chaqueta verde con patrones cuadrados y unos pantalones caqui. En su mano portaba un bastón y por su expresión parecía alegrarse de verme y me dirigió una palabras.

- Soy mejor que los anteriores candidatos, se lo puedo asegurar. No pienso abandonar antes de resolver el misterio - respondí a su primer comentario.

El señor Kury me explicó de forma corta y directa la situación. Al parecer su mansión del acantilado parecía ser una especie de casa encantada, aunque eso no le sorprendió Esa clase de sucesos se producían más habitualmente de lo que uno pudiera pensar, y siempre resultaban tener alguna explicación lógica. Lo que le llamó el interés fue la recompensa que ofrecía el hombre. No solo hablaba de grandes cantidades de dinero sino de misteriosos artefactos seleccionados por él mismo. Si alguien que apreciaba el auténtico valor de objetos como los que coleccionaba le ofrecía esa oferta, resultaba muy tentadora.

- Entiendo - dije mientras asentía cuando Kury terminó de hablar -. Me encargaré de desenmascarar los trucos que se esconden tras acciones dignas de un libro de terror y mantendré la casa intacta.

Le di un apretón de manos cuando zanjamos el asunto, me despedí amablemente y su mayordomo me volvió a guiar por los laberínticos pasillos hasta llegar a un establo.Allí ya se encontraba listo para montar un Caballo Cuarto de Milla marrón moteado de negro. El mayordomo sorprendentemente fue capaz de subirse a él y me instó para que hiciera lo mismo. Una vez los dos subidos en las monturas, cogió las riendas y dirigió al caballo a la salida, en dirección a la mansión del acantilado, o eso suponía yo.

En lo que duró el trayecto le pregunte al anciano mayordomo:

- ¿Usted que piensa sobre la mansión? ¿Se le ocurre algún motivo para que ocurran esas siniestras situaciones?

El mayordomo, te mira mientras frena un poco a su corcel.
Mi buen señor un mayordomo ha de guardar sus opiniones para si mismo, tan solo la voluntad de su señor es lo importante. — el hombre hace una pauda antes de proseguir— sin embargo, le dire que yo he visto lis sucesos no se que puede haber alli, pero tal vez realmente si sea un espiritu.

El hombre reanuda la marcha dejandote con tus pensamientos, el viaje no dura demasiado. La casa es un bonito pero descuidado edificio de dos plantas con buardilla. De color blanco resalta sobre el verde de la pradera que acaba en frente del acantilado que da al mar.

—Señor ya hemos llegado, aqui tiene las llaves. Tiene acceso a toda la casa. Ademas puede quedarse a descansar aqui si lo ve necesario. Le dejare este den_den_mushi, con el podra contactarme si descubre algo.

Dicho eso el mayordomo te deja a solas en la casa, se lleva con el ambos caballos. La casa es bastante grande y la enorme puerta doble te permite entrar en el edificio. La sala principal esta dominada por una escalera de dos ramificaciones que lleva a la planta superior. Tienes puertas a derecha e izquierda en ambos pisos. Sin embargo no sabes a donde daran acceso. Tus pasos resuenan por la moqueta mientras caminas por la sala. Esta iluminada por energia electrica aunque el sol de la tarde es suficiente para alumbrarte.

Durante el trayecto, que no resultó ni corto ni largo, el mayordomo no fue muy conversador. El único comentario que soltó fue la respuesta a mi pregunta, en la cual opinaba que podían haber fantasmas. No eran más que las chorradas de un viejo senil. Los fantasmas no eran más que mitos y leyendas, invenciones para explicar cosas inexplicables de otra forma, pero la ciencia ha desmentido tantas creencias absurdas que me negaba a admitir la existencia de esa clase de seres. Seguramente esos extraños sucesos tuvieran alguna explicación completamente lógica, solo que nadie lo suficientemente inteligente había dado con la solución. Menos mal que yo había aparecido a tiempo, podría desvelar el misterio y ganar alguna recompensa por el camino.

Cuando llegamos a la casa, el mayordomo me dio unas cuantas indicaciones. Tenía la casa entera para mí, podía hacer lo que fuera necesario, pero debía de tener cuidado de no dañarla y avisar por un Den Den Mushi que me había entregado desde que descubriera algo.

- Ya lo verá, mayordomo, antes de que se de cuenta su jefe podrá mudarse a la mansión tranquilamente. Soy el mejor, después de todo. - dije con una sonrisa orgullosa rebosando mi cara.

El mayordomo no tardó en irse con los dos caballos. Yo aproveché para inspeccionar la casa. Nada más entrar pude darme cuenta de que estaba bien iluminada. En el recibidor unas escaleras subían hasta la segunda planta, pero primero quería inspeccionar la primera planta y ya después subir a la segunda. Accedí por una puerta que se encontraba a mi izquierda mientras empezaba a hacerme un mapa mental de la mansión.

Decides explorar la habitacion de la izquierda, ante ti se extiende un enorme comedor, dominado por una mesa que podría tener fácilmente hasta cuarenta comensales, al fondo puedes ver una hermosa chimenea, en la parte izquierda un reloj de pared antiguo da la murga con su inquietante Tic tac. Cuando llegas a la chimenea ves una mancha de sangre en la alfombra y al fondo a la izquierda una puerta que se encuentra cerrada. el piso superior esta abierto y tan solo una barandilla separa ambas zonas.

Cuando te paras a explorar la mancha de sangre te das cuenta que en la chimenea tienes un bonito emblema de madera, parece ser del anterior señor de la casa. Parece ser que puedes sacarlo de su zocalo, la puerta cercana a ti se abre mientras haces tus cosas, pero nada transpasa el umbral ¿pudo haber sido el viento? tal vez sea un baiteo para que investigues esa oscura zona.

La habitación de la izquierda era un comedor, uno tan grande que ni tres equipos de baloncesto podrían haberlo llenado. La larga mesa de madera se extendía de una punta de la habitación hasta la otra. Se notaba que alguien de buen gusto había decorado la estancia. Una ornamentada chimenea se alzaba por encima de todos los objetos, un un bello reloj decoraba la pared, una mullida alfombra cubría el suelo y en general en la sala resaltaba la elegancia.

Me paseé por la habitación relajadamente observándolo todo. En un principio, no había nada que me llamase la atención salvo el tic tac del reloj en la pared. Me agaché bajo la mesa, rebusqué en algún mueble, observé el techo, sin pista ninguna. Tampoco se había producido ningún fenómeno extraño en el poco tiempo que llevaba en la casa.

Seguí andando por la habitación hasta que llegué a la chimenea. Delante de ella, se encontraba una mancha de sangre. Me agaché a observarla detenidamente. Justo después de inspeccionar la mancha de sangre, cuando me estaba levantando, me fijé en que delante de la chimenea reposaba un escudo. No me parecía que fuese del actual dueño de la casa, así que deduje que sería de alguien anterior a él. Tal y como estaba colocado, parecía que estaba suelto, que podía sacarse con facilidad. Tal vez diera acceso a un pasillo secreto, no era nada extraño en esta clase de mansiones antiguas.

Cogí el emblema con las manos mientras una puerta que se encontraba a mi izquierda se abría aparentemente producto de la corriente. Con el emblema aún en las manos, me asomo por la puerta, atento también por si ocurre algo por haber quitado el escudo de madera.

Nada ocurre cuando retiras el emblema, sin embargo cuando te agachas a ver la mancha de sangre te percatas que esta gotea desde el piso de arriba, Investigas la puerta y te encuentras en un pasillo estrecho a la derecha y a izquierda, al final del pasillo de la izquierda ves luz, parece que hay una zona d descanso pues puedes ver la esquina de una pequeña mesa y un sofá, también un pequeño olor a tabaco llega a ti, parece de puro de muy buena calidad, en el pasillo de la derecha puedes ver dos puertas una al fondo y otra en la izquierda, son de madera idénticas entre si. Abres una a una con cuidado, la primera es un bar, la estancia es bastante grande, tiene un piano de cola y unas viejas estanterías apiladas en una esquina. Aunque parece que hay una que esta fuera de lugar, como si se encontrara superpuesta a la otra, las botellas de vinos y alcoholes diversos se encuentran perfectamente ordenadas tras la barra que parece ser de caoba fina, aunque una ligera capa de polvo cubre su superficie.

La segunda puerta da a un rellano una estancia pequeña que lleva a unas escaleras que suben al siguiente piso y otras dos puertas una semioculta bajo la escalera, parece ser que esta podría ser la zona por donde el servicio se desplazaba por la mansión para no ser visto.

Justo cuando me asomaba al pasillo, me giré hacia el comedor para echarle un último vistazo, comprobando que no pasaba nada por alto. Cuando creía que todo estaba correcto y que no había nada que me pudiera ayudar dentro de la habitación, pude ver una gota caer del techo, roja. Si se trataba de la misma sangre que había en la alfombra, sin duda sería reciente, y se estaba filtrando desde el piso de arriba. Podría ser de algún indigente que buscase un refugio para dormir y se hubiera resbalando provocando un accidente doméstico bastante desafortunado.

Soltando de mis manos el escudo de madera, me di media vuelta dejando que se cerrara la puerta por la que estaba a punto de entrar y, sin pararme a pensar en si estaba siendo sigiloso o no fui directo a la planta de arriba saltando por encima de la barandilla que se encontraba en el comedor. Me daba igual de quien pudiera tratarse o si se moría, pero si al señor Kury le llegaba la noticia de que una persona fallecía encontrándome en la casa, igual no era de buen agrado. Además, también podía ser el motivo de esos sucesos paranormales. Quizás se tratara de algún bromista, o quizás no, pero daba igual, lo único cierto era que si del techo goteaba sangre, esta era fresca, y al serlo, debía de proceder de algún ser vivo.

Una vez había saltado la barandilla, me puse a buscar el origen de la sangre, ya que ese era mi principal objetivo y única pista.

Intentas saltar cosa de tres metros de altura hasta el piso superior sin ningun resultado, esta demasiado alto para ti, optas por intentar usar una silla aunque desestimas la idea cuando ves que puedes caerte, mucho menos colocar la silla encima de la mesa y asi intentar alcanzar, la ostia seria de las gordas.

Por ello usando el sentido comun sales del comedor a la entrada principal, alli tirada en el suelo encuentras una pistola, es una beretta de 15 disparos y se encuentra cargada. Estas totalmente seguro que eso no estaba allí cuando llegaste, el mayordomo también te informo de que estabas tu solo en la casa. ¿Quien podría haber dejado tirada un arma en el suelo?

No encuentras ninguna pista que pueda llevarte a entender que esta pasando y continuas al piso de arriba llevándote el arma si quieres.
El piso superior es un rectángulo al igual que el inferior, una barandilla de madera rodea la zona diafana que seria el comedor dándote una bonita vista. Exploras a estancia en busca de la sangre, en tu camino encuentras un pedazo de barandilla roto, es como si algo muy grande hubiera golpeado esa sección que se ha roto dejando un agujero por donde podrías tirarte al piso inferior.

Cuando llegas a la parte mas alejada puedes ver una estatua justo encima del charco de sangre, la estatua representa a una mujer que esta literalmente llorando lagrimas de sangre. El rojo liquido se escurre por la superficie de la estatua hasta llegar al suelo y allí forma ese charquito que viste en el piso inferior. Un examen detallado revela que uno de sus ojos brilla con unos bonitos destellos rojos.

Al final resultó que no pude saltar la barandilla. Se encontraba demasiado alta para llegar de un solo salto e intentar usar algún mueble como escalón no era más que una pérdida de tiempo si es que una persona se estaba desangrando encima mío, y usar el Geppou estaba descartado más que nada porque no era un movimiento práctico dentro de la casa.

Sin demorarme, recorrí el comedor de vuelta hacia la misma puerta por la que había entrado para subir a la primera planta a través de las escaleras de la entrada principal, sin embargo cuando atravesé la puerta encontré una pistola tirada en el suelo. Se trataba de una Beretta 92, aparentemente con un cargador de 15 balas. La recogí y comprobé las balas. Estaba llena. ¿De dónde ha salido esta pistola? No tiene sentido. pensé. Hace un momento no se encontraba ahí, por lo que alguien debía haberla dejado. ¿Alguna persona con un curioso sentido del humor intentaría gastarle una broma al dueño de la casa? No lo sabía, pero resultaba muy extraño.

Concentrándome en buscar el origen de la sangre, me coloqué la pistola en el cinturón del pantalón y subí las escaleras de la izquierda, llegando a otra estancia rectangular, en cuyo borde izquierdo se trataba de una especie de terraza con vistas al comedor. La barandilla que impedía que una persona se cayera de esa altura continuaba por todo el lateral izquierdo hasta llegar a una rotura que más de un experto hubiera calificado de poco segura. Cualquiera podría caerse accidentalmente por ahí y con buena suerte romperse un hueso, con mala, no contarla.

Ignoré el hueco de la barandilla para centrarme en el resto del habitáculo. En la parte más alejada se encontraba una estatua. Al principio pensé que era meramente decorativa, o que quizás se tratase de una obra maestra allí expuesta, pero a medida que me acercaba a ella me daba cuenta de que tenía algo extraño. Lo que desde lejos parecía pintura, resultaba ser el mismo líquido que había en la planta inferior. Lo primero que pensé fue este hombre no quiere que resuelvan el misterio, quiere gastar una broma, pero la curiosidad me podía. Lo cierto es que era muy extraño, el líquido no podía ser sangre, no había ningún ser vivo al que pudiera pertenecer, a no ser que en la casa existiera una habitación secreta con personas secuestradas y un delicado y complejo sistema de extracción de sangre y tuberías que dirigiese la sangre hasta los ojos de esa estatua, lo cual creía muy inverosímil.

Seguí investigando la estatua, que aparentaba la figura de una mujer llorando (sí, lo que en un principio pensé que era sangre salía de sus ojos imitando las lágrimas). Después de un corto pero concienzudo examen, me fijé en que uno de los ojos tenía un brillo que el otro no poseía, pero podía ser casualidad o no. Solo había una forma de comprobarlo.

Metí el dedo índice de mi mano izquierda en la cuenca del ojo, comprobando si tenía un interruptor oculto o si una parte se desprendía.

Haces experimentos y probatinas con la estatua hasta llegar a la conclusión que el ojo parece ser una gema, tal vez un rubí de gran calidad que esta literalmente integrado dentro de la estatua. Todos tus esfuerzos para retirarlo o llevártelo contigo son infructuosos, incluso tus golpes no hacen mi mella en la dura roca, lo que si te das cuenta es que no esta anclada al suelo y no es un peso extremadamente grande, puedes desplazarla empujándola.

Cambien te percatas de que la pared tiene una puerta disimulada, desde la lejanía no se podía apreciar. Pero desde esa posición eres capaz de apreciar el contorno. La puerta se abre sin problema desvelando un pasillo que se pierde con un par de giros, tus pasos resuenan, la madera que pisas esta vieja y desgastada ademas no eres capaz de ver mucho mas desde ese punto, pero al explorar un poco mas adelante ves que hay una escalera que desciende al piso inferior la estancia continua pero no sabes muy bien que podrias encontrar.

Tras un tiempo, más largo del debido, intentando buscar un interruptor en el ojo de la estatua, desistí de mis intentos. Estaba claro que no había ningún interruptor, y tampoco podía sacar el ojo. Lo más probable es que fuera una gema incrustada que formase parte de la decoración de la estatua, lo cual seguía sin explicar de donde provenía el líquido rojo. Si quería resolver el misterio, creía que debía descubrirlo, así que intenté levantar la estatua dándome cuenta de que era más ligera de lo que aparentaba y, aunque no fui capaz de cogerla en peso, sí que pude desplazarla.

Al hacerlo todo seguía igual, salvo una puerta que se encontraba detrás de la estatua, en la pared, del mismo color que esta, apenas visible si no la buscabas, pero una vez abierta ya era reconocible. No podía ser otra cosa más que un pasadizo secreto. Seguro que tenía que ver con las situaciones paranormales que vivía la casa. Hasta el momento, mi hipótesis más probable es que alguien que conocía la estructura de la mansión, posiblemente un antiguo ocupante o el descendiente de uno de ellos, se dedicaba a recrear extraños acontecimientos para espantar al nuevo dueño, por el motivo que fuera. Si era así, quizás me encontrara con alguna persona más allá de esa puerta, o quizás un entramado laberíntico del que me costaría encontrar la salida. Sólo una cosa era segura, si no me adentraba, no lo sabría.

Me acerqué a la puerta y, asomando la cabeza ligeramente, eché un vistazo al pasillo al que daba. Solo podía ver un tramo de madera que giraba a la derecha. Con cautela, me adentré, lentamente y con sigilo. El entramado parecía girar en varias ocasiones, pero solo había una única dirección posible, por lo que no podría perderme. Tras un andar un poco, manteniendo el sigilo y la cautela, llegué hasta una escaleras que descendían.

Tratándose de un pasillo secreto dentro de una mansión con eventos inusuales, al bajar las escaleras podía encontrarme cualquier cosa, de modo que antes de bajar yo mismo decidí comprobar que, por lo menos, no había nadie. Cogí la pistola que había encontrado antes en el suelo y saqué una de sus balas, volviendo a colocar el cargador. La bala que había extraído la lancé por las escaleras, dejando que rebotase en el último escalón y que entrase en la estancia inferior a mí.

Mantuve la pistola en mis manos, con el seguro quitado y apuntando a la entrada. No pretendía usarla, pero así tendría un aspecto más intimidante en caso de que apareciera alguien. ¿Paranoico? Puede, pero en mi trabajo había visto cosas extrañas y nunca podías fiarte de lo que te rodeaba. En caso de que no apareciera nadie ni ocurriera nada que pudiera considerar inusual en esas circunstancias, descendería hasta el suelo y exploraría la habitación, entrando en ella con el arma levantada, por si acaso.

Te aventuras en lo desconocido no sin antes tomar tus precauciones, la munición rebota en los peldaños y se pierde en la oscuridad, no escuchas nada mas allá de tu respiración, pasan los segundos y después los minutos, sea lo que sea allí abajo no se mueve nada.

Te aventuras a las escaleras que descienden en la oscuridad, sin embargo nada mas poner ambos pies en la escalera esta se pliega y caes sobre su superficie de improviso, pierdes el mundo de vista cuando los escalones te tragan. tu vida se tiñe de negro mientras intentas respirar sin conseguirlo. Finalmente dejas de moverte.

Despiertas en una celda, la puerta es de duro acero con barrotes en forma de cruz, tienes un camastro con almuada dura es de forma rectangular y no hay cristo que pueda deformarla, tienes una X dibujada en medio del suelo siendo esta enorme pues ocupa toda la estancia, aparte de eso 6559 piedras numeradas, en la puerta escrito en caracteres estraños puedes ver lo siguiente.



Todo es confuso y sospechoso, aunque tienes todas tus cosas no sabes como has llegado alli, sin embargo te das cuenta que las rocas estan todas sueltas, y pueden ser pulsadas.

Nada más posar los pies en la escalera, esta se abrió por debajo de mí sin darme opción a reaccionar. Había sido precavido, pero no me había imaginado que pudiera haber un mecanismo oculto dentro de un pasillo que se abría a través de un mecanismo oculto. No sabía dónde había caído, todo se encontraba oscuro, y por algún motivo era incapaz de respirar. Mi cuerpo se agitaba de tal manera por intentar escaparme que parecía que estaba convulsionando, pero poco a poco las fuerzas abandonaron mi cuerpo hasta que se quedó inmóvil.

Me desperté en un camastro. No sabía en qué lugar me encontraba ni como había llegado hasta ahí. Cuando me levanté pude comprobar para mi desagrado que me encontraba en una especie de celda. ¿Seguiría dentro de la casa o estaría en otro lugar? ¿Y cómo había llegado hasta ahí? ¿Me habría secuestrado alguien? No encontraba ninguna respuesta, solo más incógnitas. Decidí dejar esas a preguntas a un lado y centrarme en cómo salir. El tamaño de la celda era el típico de las prisiones, pero esta tenía algunas diferencias sin lugar a dudas. El suelo, de piedra dura, estaba marcado por una gran por dos líneas que formaban una equis. En el suelo había un cúmulo de piedras con símbolos y poco más. Comprobé si tenía mis pertenencias. Mi ropa seguía en su sitio, y aún llevaba la pistola que me encontré (a la cual le quedaban catorce balas) y mi lanza, aunque esta última probablemente no me fuera útil de momento.

Registré la habitación, en busca de pistas. Al parecer los símbolos de las piedras del suelo eran números, y por lo que pude contar había muchos. No los miré todos, ya que me llevaría mucho tiempo, pero me fijé en que ninguno se repetía y que había números de hasta cuatro cifras. ¿Quién se habría tomado la molestia de numerar miles de piedras? Daba igual. Al seguir buscando, no encontré nada ni en la almohada ni en la cama. Entonces intenté mirar por fuera de la celda. Mi cabeza no podía traspasar las barras de metal, pero con mi habilidad como usuario creé un espejo con el que intenté ver qué había por fuera. Nada, solo un pasillo. Me iba quedando sin opciones, pero aún tenía alguna idea. Me acerqué a la cerradura, para ver si podía intentar forzarla. Era de acero puro, imposible de abrir sin herramientas.

Mientras observaba la cerradura, caí en la cuenta de que había unos extraños símbolos dibujados en la puerta. Había seis en total, conformando dos filas de tres símbolos. En orden de izquierda a derecha podía reconocer un sombrero de copa, un corazón, una vasija, un símbolo ciertamente extraño, la silueta de un conejo y una pica. Esos símbolos parecían haber sido dibujados por personas prehistóricas hasta que me percaté de que todos eran simétricos. ¿Coincidencia? Tal vez, pero debía indagar todas las opciones, por rebuscadas que fueran. Tapé los símbolos con mi mano mostrando solo la mitad. Algunos no tenían mucho sentido, pero otros mostraban números. Examinándolos más a fondo, caí en la cuenta de que eran números formando figuras con sus reflejos, pero no estaba seguro de qué me servía eso. ¿Qué podía estar relacionado con los números de la puerta? No lo sabía hasta que reparé en las piedras que se encontraban a mis pies. Pues claro, debía de haber una conexión entre las piedras del suelo y los números de la puerta. Podía parecer que no tenía mucho sentido, pero era lo único con algo de lógica, si no, no hubieran dejado las piedras numeradas. ¿Estarían jugando conmigo? Si se trataba de eso, no me quedaría otra que seguir el juego y ganarlo.

Ya que parecía que iba a estar mucho rato en la celda y que no era nada seguro que los números estuvieran relacionados con los símbolos de la puerta, decidí inspeccionar más a fondo el montón de rocas. Tras un tiempo contándolas y organizándolas con mucha paciencia, conté un total de 6559 piedras, numeradas del 1 al 6559. Era un número muy aleatorio de piedras, y no tenía sentido, pero viendo lo extraña que era la situación general, lo ignoré. Primero busqué los números reflejados por los símbolos: 1, 2, 3, 4, 5 y 6. Investigué esas piedras para ver si encontraba algo en ellas y las acerqué a los símbolos de la puerta por si mágicamente hacían algo, sin mucha convicción. Si no lo hacía, intentaría forzar la puerta disparando a la cerradura con la pistola. Eso podía no funcionar, pero seguía teniendo un último recurso. El Den Den Mushi que me dio el mayordomo. Si ninguna de las dos opciones (las piedras y disparar) surtía efecto, llamaría al pequeño hombre para explicarle mi situación. En caso de no responder, me seguiría rompiendo la cabeza con las piedras, no de forma literal, claro está.

Intentas recoger las piedras, pero es imposible de sacar de su lugar, pretarlas tampoco te da ningun resultado aparte de un sonido de fractura, como si algo acabara de romperse al pulsar esa convinacion de numeros. Instantes despues intentas volar la cerradura de un tiro, pero la bala rebota contra la cerradura de acero, no parece que haya hecho demasiado daño.

Finalmente usas el den-den-mushi que te dio el mayordomo, por fortuna para ti el hombre te atiende rapidamente, le explicas tu situacion y el siempre altivo hombre te responde asi.

parece ser que en esa sala tiene usted números, y la X del suelo ¿no podría ser un signo de multiplicación? tal vez tenga mas símbolos repartida por la celda, efectivamente caes en la cuenta del + que representa la reja de la puerta, el - que seria la almuada. Rápidamente haces cálculos con los números de la puerta y presionas la piedra que corresponde a la suma de todos los números, la multiplicación de todos y combinaciones aleatorias, finalmente después de algunos intentos escuchas la puerta abrirse.

tienes camino a derecha e izquierda, totalmente en penumbra ambos, ¿sin embargo cual escogerás?

Ninguno de mis intentos fue exitoso. Intenté resolver el misterio de las piedras, sin resultados. Para no perder el tiempo, usé la pistola para intentar quebrar la cerradura, pero el daño fue mínimo. Podría haberme dejado el cargador entero y seguiría encerrado, por lo que me vi en la obligación de usar el Den Den Mushi que me había entregado el mayordomo. Si bien no me hacía mucha gracia, tener contacto con el exterior era una ventaja que no podía ignorar, y quizás la forma más rápida de escapar de la celda.

Después de la llamada, la cual fue corta debido a que colgué nada más recibir la ayuda que necesitaba, me dispuse a realizar una serie de cálculos mentales hasta dar con el número deseado. Lo pulsé y la puerta de la celda de la prisión se abrió con un sonoro click. Una vez fuera, me encontraba en un pasillo con dos direcciones posibles. No sabía dónde me encontraba, ni qué había más allá de los corredores, así que no me preocupé demasiado por la dirección a tomar. Elegí la izquierda, y en caso de encontrar alguna otra desviación, también lo haría hacia la izquierda, hasta encontrar una salida. Era un método lento pero seguro, y completamente eficaz, por lo menos eso pensaba. Era cierto que no sabía dónde me encontraba, pero algo me decía que seguía dentro de la mansión. Si tenía pasadizos secretos, ¿por qué no iba a tener una celda con un rompecabezas en su interior? No era tan descabellado.

Una vez tomé el pasillo de la izquierda, empecé a andar lentamente, comprobando por donde pisaba antes de hacerlo. No quería otra sorpresa como la de las escaleras, y ahora estaba preparado. Si notaba la más mínima perturbación en el suelo, daría un salto hacia atrás usando el Geppou para volver al suelo firme. Además, llevaba la pistola, a la que le quedaban trece balas, lista para disparar entre mis manos. En unos pasillos tan estrechos mi lanza sería poco útil si me encontraba alguna entidad hostil, y la ventaja de atacar a distancia que me otorgaba la pistola no podía pasarla por alto.

Caminas, corres y te desesperas mientras el pasillo interminable no acaba nunca. Pasan las horas y finalmente te desesperas, embistes la pared mas cercana con rabia y te das cuenta de que no hay pared, una apertura que no habías visto hasta ahora. Cuando comienzas a explorar te das cuenta de que allí si tienes giros y curvas, acabas de entrar en un magnifico laberinto. Caminas a la izquierda siguiendo las paredes, los ladrillos son de adobe y diferentes plantas crecen en las superficies. Tardas como veinte minutos hasta que llegas a una plaza, en ella un sapo custodia dos puertas. al acercarte el sapo se hincha y croa asi.

-0h joven aventurero, una de estas puertas lleva a la muerte, y la otra te conducirá a la salvación, puedes preguntarles lo que quieras pero cuidado una miente y la otra dice la verdad, sin embargo no sabrás cual es cual.

El pasillo era interminable. No parecía acabar nunca, y no aparecían puertas a los laterales. Debía acabar en algún momento, y no valía la pena volver hacia atrás y tomar el otro pasillo cuando ya había avanzado tanto. Continué durante mucho tiempo, al principio me movía despacio y con cautela, más tarde empecé a perder la paciencia y aumenté el ritmo. Llegó un momento en el que estaba corriendo a gran velocidad y aún así no llegaba hasta el final. No había ninguna salida en ningún lado, solo un pasillo eterno.

Entonces me detuve en seco. Un pasillo no podía ser infinito, por muy largo que fuera. Debía de haber algún truco. Proseguí mi marcha como al principio. Llegados a este punto no creía que hubieran más trampas que el pasillo interminable, pero había dejado el cuidado y la cautela a un lado, y no era algo a lo que quería acostumbrarme. El pasillo seguía tan largo como antes, sin señales de su fin, y a los lados no me encontraba con nada. No sabía qué podía hacer. Llevaba horas ahí atrapado sin ninguna salida aparente y estaba tan enfadado que necesitaba descargar mi ira. Sentía como si estuvieran jugando conmigo y no es una sensación que me guste.

Lancé una patada a la pared más cercana porque me hacía falta aliviar mi ira para no perder la paciencia. Cuando me di cuenta, la patada no había golpeado en ningún sitio. ¿Cómo era eso posible? Debajo de mi pie debía de haber un trazo de pared, sin embargo no sentí nada. Me acerqué y pude comprobar el truco que encerraba aquel pasillo. Era una artimaña que jugaba con la perspectiva de la gente. El fondo del pasillo contiguo se veía idéntico a las paredes del pasillo principal, por eso parecía no haber ninguna salida. Era un truco tan sencillo que me dio rabia no haberme dado cuenta antes, pero me alegré por encontrar una salida.

En el sitio que me encontraba ahora tenía giros y pasillos, y se asemejaba a un laberinto. El cambio no parecía mucho mejor, pero al menos parecía haber un camino que llevase a alguna parte, y si era así, encontraría una salida. La salida no tardó mucho en aparecer, cuando al girar por una galería llegué a una plaza, con una fuente en medio y dos puertas detrás. Iba a tomar la puerta de la izquierda cuando salió una rana de la fuente y me soltó un acertijo. Lo primero que pensé fue: ¿una rana que habla? Pero recordé que yo era un gato parlante y le quité importancia. Ignoré a la rana y fui a investigar las puertas. No le había tomado en serio, pero me tomé un tiempo para escudriñarlas. Supuse que la puerta que lleva a la muerte tendría alguna trampa mortal detrás, y tras mi examen descubrí que la puerta de la derecha tenía una capa de polvo formada por tiempo sin usarse, mientras que la de la izquierda sí que parecía haberse usado hace poco. No sabía qué estaba ocurriendo, y tal vez la rana o sapo sí que me había influenciado, pero sentí que podía encontrarme algún peligro por la puerta de la izquierda, así que abrí la de la derecha.

Abrí la puerta, y no pasó nada. Solo había otro pasillo. Lo crucé y continué avanzando con prudencia y reserva, atento a cualquier cosa nueva.

Caminas en la incertidumbre, el pasillo da lugar a un área en donde no hay nada de luz, te adentras en la oscuridad sin ser capaz de que cualquier forma de iluminación pueda penetrar la densa oscuridad.

Te guías a tientas y a locas, hasta el final de esta horrible y fría zona, ante ti se encuentra una sala en donde yace un sarcófago, detrás de el unas escaleras que suben, posiblemente a la superficie ya que la luz solar entra por el pasillo que hay al final de las escaleras.

Cuando entras puedes echar un ojo al sarcófago, en su interior hay una vieja momia de pirata, secada hasta los huesos, la piel tensa y tirante, junto a su cadáver yace una espada envainada y un gorro de color rojo con una pluma verde, sus manos muertas están entrelazadas sobre el pecho, viste una casaca también de color rojo, y puedes ver varios dientes de oro asomar entre sus secos y tensos labios.

Es tu decisión que hacer en estos momentos.

Continué transitando el pasillo, lenta pero constantemente, con la esperanza de que no fuera como el pasillo anterior en el cual perdí horas de una patética forma. Por fortuna o por desgracia, no fue así, sin embargo, este pasillo no estaba iluminado. Había tomado mi decisión e iba a permanecer en el pasillo, pero a regañadientes. No es que me diera miedo la oscuridad, ni mucho menos, pero el no ser capaz de hacer de mi vista lo consideraba una desventaja muy grande en ese lugar.

Terminé cruzando el pasillo con una mano apoyada en la pared izquierda, para saber que seguía recto o, en caso de haber alguna curva, girar en esa misma dirección. Con mi otro brazo libre, agarré mi lanza y la utilicé como un bastón para ciegos. No era el uso más ortodoxo del objeto, pero sigo convencido de que me salvó de algún que otro tropezón.

Una vez terminé de recorrer el sombrío pasillo, llegué a una sala. Mi primer pensamiento fue <<Bien, hay una salida>> al observar unas escaleras ascendentes en las cuales al final de ellas se podía distinguir un haz de luz. Cuando me disponía a salir, observé rápidamente el resto de la habitación y pensé <<Oh, vaya>>. En medio de la sala se encontraba un auténtico sarcófago, con un cadáver. En ese momento mi cansancio y frustración se debatían con mi orgullo y mi curiosidad. ¿Qué vale más, renunciar en pos de la seguridad manchando mi reputación, o descubrir qué secretos se esconden y cumplir con mis palabras? No llevó mucho tiempo decidirme, pero cuando lo hice, maldije por todo lo alto. Quería salir del lugar y alejarme de allí para que no siguieran jugando conmigo, pero había dicho que descubriría el truco tras el misterio y así sería. Además, que mi curiosidad me hizo preguntarme por qué había un cadáver en mitad de la sala. Todo esto junto hizo que me acercara al sarcófago para investigarlo.

Cuando me acerco al cuerpo inerte, advierto que su carne no está descompuesta, sino que su piel se encuentra totalmente dura y estirada. Está ataviado con ropa de pirata y en su boca luce dientes de oro. Todo muy curioso y a la vez inquietante. Después de analizar el cuerpo con la vista, me dedico a inspeccionar los objetos que se encuentran al lado suyo dentro del sarcófago.

Te encuentras enfrascado revisando los objetos del pobre fallecido, sin embargo un sonido metálico suena a tu espalda, es el inconfundible amartillamiento de un gatillo de pistola. Te giras para observar que ha podido causar ese amenazador y terrorífico sonido.

Desde el suelo apuntandote se encuentra un trabuco, no hay nadie amenazándote, no hay nadie que controle el arma, tan solo esta allí, cangada y dispuesta para dispararte, lo cual confirmas cuando ves a cámara lenta, moverse el martillo percutor echarse hacia atrás para salir despedido hacia adelante, el sonido del disparo resuena en tus oídos mientras una nube de metralla sale disparada hacia tu cuerpo.

Empiezo a escudriñar los objetos con premura. Si bien el tener que resolver el misterio me empujaba a permanecer allí, no quería que fuera por mucho tiempo, así que me centré en la tarea. Primero así un sombrero que se encontraba al lado del cuerpo. Era de un tono rojo y portaba una pluma verde en la copa. Parecía ser un signo distintivo de su antiguo propietario, pero más allá de eso no parecía tener nada especial. Cuando termino de inspeccionar el sombrero paso a una espada. Estaba envainada en un forro adornado con figuras geométricas y cuando la desenvainé observé que se encontraba un poco oxidada, pero no encontré nada llamativo.

Decepcionado por no encontrar ninguna pista entre los objetos empecé a hacerme preguntas. ¿Quién habría sido la persona que yacía muerta ante mí? ¿Por qué estaba en un sarcófago en ese lugar? Todo en ese sitio era muy extraño, hasta el punto de poder considerarse tétrico y espeluznante. A mí en lo personal no me lo parecía, pero sí que debía admitir que estaba cansado de esa situación. Muchas incógnitas, circunstancias difíciles de explicar y la semejanza de la situación con algún psicológico juego de mal gusto. Después de pasar tanto tiempo en incertidumbre me empezaba a sentir como un ratón en un laberinto, y no me gustaba nada.

¡Click!

Escucho un sonido a mi espalda. Me alejo de mis pensamientos y me dispongo a encontrar la fuente del sonido. Podría haber sido cualquier cosa, pero algo me decía que en ese sitio nada ocurría sin motivo. Cuando me giré para encontrar lo que producía ese sonido seco no encontré nada. Solo pude ver el pasillo por el que había entrado hacía apenas un par de minutos, pero, al bajar la vista, encontré una pistola. No estaba tirada en el suelo como la primera que había visto en la entrada de la mansión y que había recogido. Parecía un modelo más anticuado de arma, y si mi vista no me engañaba, iba a dispararse hacia mí. Gracias a mis reflejos y a mi capacidad de analizar las situaciones con rapidez fui capaz de reaccionar.

- Tekkai - murmuré.

Mi cuerpo se volvió tan duro como el hierro y recibí el impacto de metralla en todo mi cuerpo. Si había sido herido, no me di cuenta en ese momento, ya que me engulló una ira que no podía pagar con nadie. No había ninguna persona a mi alrededor, nadie a quién culpar, y lo único que pude hacer fue desactivar el Tekkai y darle una patada a la pistola que me había disparado para lanzarla fuerte contra la pared mientras gritaba:

- ¿QUIÉN DIANTRES ESTÁ AHÍ? ¡SI QUIERES MATARME, SAL DE TU ESCONDRIJO Y HAZLO CON TUS PROPIAS MANOS! ¡CON JUEGOS Y ARTIMAÑAS NO VAS A CONSEGUIR UNA MIERDA! - No aguantaba más la situación y con cada segundo que pasaba mi cabreo seguía creciendo -. SÉ QUE HAY ALGUIEN AQUÍ. !TE ENCONTRARÉ Y TE MATARÉ!

La metralla rebota en tu cuerpo como si de confeti se tratase, en tu cabreo comete un terrible error, dejas caer tu Tekkay y sientes como el frió metal penetra profundamente en tu cuerpo, el dolor surge en tu espalda atraviesa tu cuerpo y rompe en un reguero de sangre que surge de lo que es un inconfundible filo de espada. Estas sangrando abundantemente y el dolor te tiene paralizado, sientes como el aire se escapa de tu pecho, tus pulmones no responden y escupes sangre, caes a tierra entre estertores y mientras tu vista se tiñe del negro de la muerte ves que del sarcófago se levanta una figura humana que te apunta con su huesuda mano,sus cuencas oculares se iluminan como si sus ojos largo tiempo perdidos volvieran a la vida.

Mueres irremediablemente.

A tu espalda escuchas un sonido metálico, es el inconfundible amartillamiento de un gatillo de pistola. Te giras para observar que ha podido causar ese amenazador y terrorífico sonido.

Desde el suelo apuntandote se encuentra un trabuco, no hay nadie amenazándote, no hay nadie que controle el arma, tan solo esta allí, cangada y dispuesta para dispararte, lo cual confirmas cuando ves a cámara lenta, moverse el martillo percutor echarse hacia atrás para salir despedido hacia adelante, el sonido del disparo resuena en tus oídos mientras una nube de metralla sale disparada hacia tu cuerpo.

Algo sucede, algo extraña, no sabes por que pero crees que vas a morir si no haces algo.