Batman y Joker (privado Omega-Lexy)

Había llegado hace unos días a la isla y ya estaba cansada de dar vueltas y vueltas robando monederos de gente distraída y que no se enteraba de nada mientras hacían sus compras por los diferentes mercados de la ciudad. Llevaba mi atuendo de civil que se componía de pelo suelto, camiseta de asas blanca caída por el hombro izquierdo, short marrón, manos desnudas salvo por unas pequeñas muñequeras de cuero y algunas pulseras, varios pendientes en la oreja izquierda y botas bajas a juego con el short. Dos pistolas adornaban mi cinturón.

Todo parecía de lo más normal, sino fuera porque era ya conocida por algunos de los maleantes de la isla que solían reunirse en tabernas que venían a ser "antros neutrales" por así decirlo. Así que me dirigí a uno de estos locales mientras estaba llevando en mis manos algunos wanteds que leía con gran detenimiento.

Entré por la puerta sin quitar los ojos de los papeles. La taberna estaba llena y algunos de los clientes se levaron sus manos disimuladamente a  sus armas al verme entrar . El tabernero viendo la jugada y queriendo evitar problemas interrumpió el contacto visual entre clientes y yo con una frase.

-Hola Lexy ¿ya has acabado tu paseo? ¿Te pongo lo de siempre?.  No hay sitio pero quizás puedas apoyarte en la barra o sentarte en ese taburete- dijo con un tono amable.

Sin quitar la vista de los papeles asentí con la cabeza y me acerqué a la barra. Apoyé mis codos en ella y los clientes que estaban a mi lado se apartaron unos centímetros, pero yo seguía leyendo los wanted.

El tabernero no tardó en traerme lo de siempre, un zumo de mora. Me lo sirvió en una gran jarra y bajo la frase de "que aproveche" se dispuso a limpiar una de las tazas que había abandonadas en la barra de algún cliente que ya se había ido.

-Está muy rico Phil -dije levantando el vaso con el zumo y quitando la vista de los wanted- Parece que te va bien el negocio, aunque creo que debería irme pronto... -dije mientras miraba de reojo a los clientes que obviamente no estaban cómodos con mi presencia.

-Perdónalos Lexy, pero tu reputación...ya sabes no es fácil para ellos...bueno ya sabes...- dijo intentando disculparse el pobre tabernero.

Bebí de golpe el zumo de mora mientras daba un golpe con el vaso vacío sobre la mesa, me giré sobre el taburete donde estaba sentada en dirección a las mesas y les dije a todos los presentes.

-Quién quiera fiesta que venga, pero si es posible, de cinco en cinco por favor- dije llevándome mis manos a las pistolas que llevaba atadas al cinturón de  mi short.

Todos vacilaron y decidieron darme la espalda ignorando mi propuesta para continuar bebiendo. Yo esbocé una sonrisa burlesca y volví a girar en el taburete en dirección a la barra.

-Creo que  me voy Phil, no me apetece romperte el local por estos idiotas...te veo mañana cuídate- dije mientras sacaba mi cartera del bolsillo del short y le pagaba la ronda que había pedido.

En ese momento uno de los civiles que estaba tomando la cerveza con sus amigos junto a la entrada del local dijo la frase más desafortunada a través de un susurro a su compañero de bebida que estaba al lado.

"No me extraña que la miren así...¿quién podría aguantar a loca del East Blue?"

En ese momento me paré en seco en la entrada de la taberna y apoyé mi mano en el marco de la puerta y me quedé mirándole con cara seria.

Diamuird había sido su siguiente elección como destino vacacional. Tras completar su adiestramiento y trabajar en varias tareas de poca monta, había usado sus ahorros para tomarse un descanso visitando el West Blue. De momento la isla parecía haber sido una buena decisión. Buena comida, clima agradable y sitios interesantes que visitar. Hasta había realizado varias excursiones a las montañas del interior. Para los lugareños y algunos visitantes era una época calurosa, pero para un recio nómada del desierto aquello no era más que un poco de sol y brisa fresca.

La taberna era bastante bulliciosa. Había gente de todo tipo, algunos de aspecto muy desagradable, y otros no tanto pero a los que sin embargo Atsu no hubiera confiado ni una moneda. Se había percatado al poco de entrar que así como gente del barrio parecía ser frecuentada por individuos de dudosa adhesión a la ley. Así se lo decían los puñales ocultos en las botas, las pistolas escondidas y en general su intuición. Sin embargo ni estaba de servicio ni creía que fuesen a molestarle. Ni que unos malhechores de poca monta de un Blue pudieran darle problemas, si al final cometían el error de hacerlo. Así pues se había sentado en una mesa al fondo con una botella de limonada, leyendo el periódico.

La relativa calma ruidosa del local se vio perturbada por la llegada de una mujer. Alta, con una hermosa melena azul y aspecto agraciado. Bajó el periódico y la observó con curiosidad, no dejando de percatarse de la reacción de diferentes individuos del local, no demasiado favorable. En cuanto se sentó a la barra los clientes se alejaron de ella. Vaya, parecía que se había encontrado con la oveja negra de los liantes locales. Sonrió por un momento para sí, interesado por ver si la escena avanzaba hacia algo que matase el tedio. Su paciencia se vio recompensada rápido, pues tras retar al local, molesta por la actitud de la gente, se dirigió a la salida. Mientras el joven albino observaba sus movimientos con atención, alguien tuvo la mala idea de hablar de más. No tuvo claro qué había dicho el pobre desgraciado, pero era evidente que aquello iba a desembocar en una pelea si alguien no intervenía.

- Parece que hay gente que ya no tiene modales con las mujeres - soltó en voz alta, cerrando el periódico - Pero puedo hacerme una idea de que tú no eres una mujer corriente. Antes nos has retado a todos, pero la idea de hacer equipo no me atraía. Tengo una idea mejor y más interesante, una pequeña apuesta - se levantó y avanzó hacia el centro del bar, con los ojos fijos en ella - Te doy medio minuto para intentar derribarme, y yo me limitaré a defenderme. Si no lo logras, me invitarás a comer. Pero creo que eso no será problema para ti, ¿verdad? Alguien que puede con todo un local no debería tener problemas con una sola persona.

Parecía que alguien le había echado los huevos suficientes para aceptar mi reto....y vaya con el tipo. A ese le dejaría que me llamara loca todas las veces que quisiera Grrrr.  Bueno, el caso es que le había echado un par a la situación, y no negaba que hasta me había quedado algo sorprendida por  ello.

Me mantuve apoyada contra el marco de la puerta, pero esta vez, de brazos cruzados mirándole con una leve sonrisa.

- Phil prepara dos platos, pago yo -dije con una leve carcajada de niña pequeña para comenzar a caminar hacia el chico mientras hablaba para los presentes - ¿Véis como es de fácil quedar bien con una chica pedazo de lerdos? Solo teníais que echarle un par de cocoroco.

Cuando llegué a la altura del aquel chico me quedé mirándole de arriba abajo antes de decirle lo siguiente:

- Tienes mucha razón no soy corriente, y estos idiotas lo saben. Pero tu al menos has ido de frente..y no como otros que intentan asesinarme mientras duermo. Con gusto te pago la comida blanco de mi corazón....es más, nunca le había visto por estos lares.

El tabernero comenzó a disponer una mesa limpia para ambos mientras charlaba con el albino y algunos clientes se marchaban.

-Me llamo Lexy. -dije con tono amable ofreciéndole mi mano.

Sin duda era todo un caballero. Me sentía como una princesita de cuento donde los ratones tenían protagonismo. Este chico se llamaba Atsu, un nombre bonito la verdad. Normalmente no solía hacer aquel tipo de cosas pero me encontraba lo suficientemente tranquila como para no atacar ni molestar a nadie...por cinco minutos.

Tomé asiento después de que besara mi mano mientras respondía a sus palabras.

-Bueno, ,digamos que me has encontrado en mi día...bueno -dije mientras intentaba buscar la palabra "bueno" para evitar decir "lúcido".- Tu tampoco pareces tener poco carácter, de hecho, le has echado un par hace unos segundos aquí. ¿No me tienes miedo?. Oh es cierto, no me conoces...bendita inocencia.- dije cogiendo una de las cartas y escuchando la recomendación de Atsu.

Mientras echaba un vistazo a la carta, él ya había pedido arroz con vieiras y un tinto del sur...no escatimaba en gastos. Cuando el tabernero preguntó por lo que iba a pedir yo le respondí: Lo mismo que Atsu.

Le entregué la carta y junté mis manos mientras jugaba con los pulgares sin quitar la vista a mi invitado.

-¿Así que eres un forastero? Vaya, vienen mucho por aquí y siempre cuentan historias de alucine. ¿Tienes historias que contar? ¿De ti tal vez? ¿De tu trabajo sea cual sea?- cogí una calada de aire profundamente para volver a decir:

-En definitiva ¿me cuentas de ti?

Cada día pasaban cientos de forasteros por aquella maldita taberna, pero, pocos tenían el porte de Atsu, y la verdad, eso me llamaba la atención. ¿Tendría dinero? ¿Le gustaba el chocolate? ¿Matar gente?...preguntas preguntas....y la voz de mi cabeza se impacientaba.

Empezaba a no tener claro qué pensar de ella. Una parte de él (tal vez la más racional y aburrida) le decía que se andara con ojo, acabara cuanto antes y se largara de allí. Empezaba a tener la sensación de que así como guapa, también era muy peligrosa. No habría sabido decir de dónde venía la sensación, pero era algo en su forma de hablar, de mirar y de moverse que le recordaba a algo muy oscuro que no atinaba a recordar. Otra parte le decía que retirarse ahora sería aburrido, y que al fin y al cabo no había recibido formación de combate para luego acobardarse ante la primera matona de barrio que apareciera. "Será divertido. Si es tan impulsiva y agresiva como parece, ¿cómo lo será en la cama?" dijo una voz en su cabeza. Atsu contuvo una mueca y dijo:

- Tú tampoco me conoces. ¿No te preocupa que pueda ser un criminal o algún chalado? - se rió - Vengo del mar a donde van a parar todas las aguas, de una isla donde las arenas rodean al río.

Empleó un tono ligeramente enigmático, como si estuviera haciendo un acertijo, pero en su sonrisa burlesca dejaba ver que no era más que otro entretenimiento. Se echó para atrás en su silla y acomodó un brazo en el respaldo.

- Si puedes adivinar de dónde soy o al menos acercarte, tal vez te de alguna pista sobre a qué me dedico. Aunque sería un poco injusto que sólo yo contase sobre mí, ¿no crees? Yo también quiero saber más sobre ti - dijo, mirándola elocuentemente.

No se tenía por una persona especialmente ligona, pero sí se le presentaba la ocasión tan claramente y el interés era mutuo, ¿por qué no iba a atacar? Era bastante entretenido el lanzamiento mutuo de pullas, pero pese a eso no lograba sacarse de la mente una cierta inquietud. En una parte por la mala sensación que le había transmitido ella por un momento, pero sobre todo por la voz. Llevaba tiempo sin oírla, y había empezado a tener la esperanza de que se hubiese ido. ¿Se estaba realmente volviendo loco? Evitando que sus pensamientos traslucieran, mantuvo su sonrisa y alargó la mano hacia la copa en cuanto el camarero les sirvió.

- A tu salud - levantó el vino para brindar.

Sinceramente no sabía porque todavía no le había arrancado la yugular de un mordisco. Este chico era tan...tan...tan enigmático que bien podría ser el superhéroe de mis sueños. Sinceramente bajé la guardia ante él ,ya que, parecía más una reunión informal lo que estaba sucediendo en aquella mesa más que una rivalidad. Yo estaba super contenta con sus adivinanzas ya que adoraba los juegos.

-Buenos...realmente todos estamos un poco chalados ¿no crees?. Solo que algunos aceptamos esa condición, ya que en este mundo....la locura es la puerta de emergencia- dije sonriéndole mientras colocaba mis manos juntas y apoyaba mi mentón sobre ellas.

¡Oh un acertijo!- dije eufórica- Adoro los acertijos, me encantan, siempre me hacen cosquillas en el cerebro. -dije mientras pensaba en la respuesta- Ummm...arena que gana a ríos....

Tras pensar por unos segundos, di un pequeño golpe a la mesa mientras respondía.

-¡Arabasta! ¿He acertado a que si?- dije juguetona mientras nos servían el vino. Mi golpe había asustado un poco al tabernero que dudó en servirme el vino por miedo a que lo derramada ante una de mis euforias, pero al final, me sirvió mi copa.

-A nuestra salud- dije dando un lento sorbo para responder la última cuestión del peliblanco- ¿Que quieres saber de mi exactamente?

La verdad es que aquello me estaba divirtiendo mucho. Aquel chico tenía un no sé...un algo que me impedía rajarle el cuello simplemente por dirigirse a mi sin mi consentimiento...era seriote,caballeresco..tan solo le faltaba un pony blanco. Necesitaba saber más de él.

A ver, hasta cierto punto podía considerarse a la gente simplemente alocada por comportamientos extravagantes. Lexy estaba peligrosamente de rebasar esa barrera a velocidad de crucero y dejarla muy atrás, y había llegado a ese punto en el escaso transcurso de unos diez segundos. Igual aquello no era tan buena idea... ¿no? Si ya le había dado mala impresión y ahora tenía pinta de estar un poco tocada del ala, y ella misma reconocía no estar cuerda, entonces se estaba metiendo en un berenjenal. Sin embargo largarse en mitad de la comida tampoco iba a ser la mejor de las ideas, a menos que se estuviera buscando cabrearla de verdad. "¿Qué importa eso? Igual te lo pasas bien. Un poco de riesgo siempre le añade diversión e intriga" susurró la voz en su cabeza. Al final iba a ser él el loco, visto lo visto...

- Pues dado que has adivinado tan rápido y con tanta precisión, te daré otra pizca de información - antes de continuar dio un trago a su copa, saboreando el tinto - El negro me acompaña en mis tareas, y velar mi identidad ayuda a mis cometidos. La violencia es necesaria en mi trabajo, pero no sigo el camino de un criminal. ¿Alguna idea? Esta te la he dejado fácil.

A pesar de todo, estaba siendo entretenido. Plantear de manera enigmática de dónde venía o su trabajo sin prepararlo de antemano era un ejercicio mental estimulante, y aunque tal vez no le saliesen acertijos dignos del nombre, sí que resultaba entretenido. Ahora que había hecho su enigma, aprovechó para pensar qué preguntarle. Le convenía sacar información para saber si realmente sus intuiciones eran correctas y no era de fiar. De hecho, mejor preguntar antes de que pudiera deducir que su trabajo era del lado de la ley, y aunque tal vez no muy cuerda, parecía de pensamiento rápido. No había tardado en percatarse de que la isla era Arabasta, a pesar de que había más islas desérticas en el mundo.

- ¿Cuál es el motivo de que haya gente que ha intentado matarte, y tiene que ver con tu trabajo? - se apresuró a preguntar.

Aquello estaba siendo super divertido. Aquel abino seguía jugando a los acertijos y me encantaba. Ahora parecía ser uno más simple, pero que, mientras pensaba en la respuesta abrí mis ojos como platos, y sin quitar la vista de él,  fui lentamente bajando mi mano hasta acariciar mi pistola.

"No, no puede ser. ¿Uno de estos aquí? No no tiene que ser una broma". Decía para mis adentros incrédula ante la situación mientras iba agarrando poco a poco el mango de la pistola.Pensé en pegarle un tiro allí mismo pero si pertenecía a aquel "gremio" una bala no le haría absolutamente nada, así que, decidí pensar en otra cosa y retiré mi mano del arma para volver a ponerla sobre la mesa.

-Vaya así que eres de "esos". Deduzco que estás fuera de servicio ahora mismo ¿verdad?-dije intentando convencerme a mi misma.

-Bueno, digamos que soy una persona....ocupada. A muchos de esos idiotas que has visto antes han intentado forzarme en más de una ocasión simplemente por ser "yo", por suerte, siempre han acabado forzados ellos- dije bebiendo un poco de vino- Siempre que me contratan para hacer alguna chapuza cercana, por el hecho de ser mujer, me pagan menos y me despachan enseguida...

Realmente la que forzaba a sus compañeros era yo....pero a chillar, llorar, gemir y a huir. Pero obviamente no le iba a decir en plan: ¿A que te dedicas?...."Mato gente". No no no, si estaba ante un agente, lo que menos me interesaba era ir nuevamente junto a los señores de blanco. Así que decidí desviar el tema.

-Tu trabajo debe ser alucinante ¿no?. Haciendo cumplir la justicia cual caballero justiciero ¿no?.-dije colocando la copa de vino vacía sobre la mesa- Otra por favor.

Demasiado rápida. No tardo nada en averiguar el significado de sus palabras. Sin embargo junto con su realización vino la respuesta que Atsu necesitaba: no era una simple matona, sino alguien peligroso. ¿O acaso un carterista de poca monta llevaría la mano a su arma al darse cuenta de que hablaba con un agente de la ley? Se cambió de posición en la mesa, aprovechando para bajar su brazo derecho con todo el disimulo de que fue capaz y sacar su nueve milímetros, apuntándole por debajo de la mesa. Dejó el pulgar apoyado sobre el percutor de la pistola, listo para amartillarla como advertencia si ella hacía algo raro... o incluso disparar si se pasaba de la ralla. De todos modos ella pareció calmarse y continuó como si nada.

- Creo que esta vez has fallado - dijo con una sonrisa pícara - No soy un... agente de la ley. Vaya, pensé que era más fácil. Me acompaña el negro y me mantengo fuera de la vista. Uso la violencia pero no soy un criminal. Evidentemente soy un cazador de piratas. El negro se refiere al jolly roger, y cualquier cazador que se precie se mantiene fuera de la vista de sus presas hasta que llega el momento de golpear.

Esperaba que aquella mentira relajase el ambiente, por el momento. Aún a pesar de lo peligroso de la situación, empezaba a sentir cierta excitación por la tensión de la conversación. Se sentía muy vivo y totalmente lleno de energías. Aún con todo, aquel estaba siendo uno de los mejores momentos de las vacaciones. Le dirigió una media sonrisa y levantó la pistola, apuntando al techo. Dejó caer el cargador para que viera que estaban en confianza, recogiéndolo con la mano izquierda en pleno vuelo y dejándolo sobre la mesa.

- No me des esos sustos, Lexy. Cuando vi que ibas a sacar un arma, he estado a punto de pegarte un tiro instintivamente. Soy de sacar la pistola rápido, primero disparar y luego preguntar - dijo guiñándole un ojo, en un tono que dejaba totalmente claro el segundo sentido tras sus palabras. ¿Pero qué diablos estaba haciendo? - No creo que vayas a tener que preocuparte porque vaya tras de ti, estoy de vacaciones, y que sepa no eres pirata. Además, no soy un perro del Gobierno. Aunque fueses una pirata, no tendría que capturarte por obligación y por ahora me caes bien.

Vaya sarta más grande de mentiras estaba soltando. Por suerte aquello era lo suyo, así se ganaba la vida. Acabó su copa y la aproximó hacia el camarero cuando llegó con la botella a servirles más. Dejó la pìstola sin cargador sobre la mesa y la observó:

- Ahora me has causado más curiosidad. ¿Quién eres realmente? Has dicho mucho sin decir nada, y tras esa reacción al pensar que era del Gobierno, puedo imaginarme que eres alguien muy interesante.

-Vaya..he fallado ¿eh? - dije apoyando mi mano derecha sobre mi mentón mientras que con la mano izquierda hacía el gesto de caminar con los dedos sobre la mesa. Empezaba a caerme bien aquel tipo, tenía un no se qué que me llamaba la atención. No eradel gobierno pero si un cazador.....que morbo. La verdad es que comenzaba a pensar...y eso era peligroso. ¿Estaba tal vez frente a mi "igual"?

-Eres como un tiburón entonces- dije ante su explicación- Cazas a la presa cuando menos se lo espera, y cuando lo haces, le trituras hasta los huesos...ay....es casi hasta poético ¿no crees?.

Definitivamente no quería disparar a aquel tipo, y por fortuna, el tampoco me quería disparar ami, al menos eso parecía ya que había vaciado su cargador en su mano a modo de señal de buena voluntad. ¿Sería yo igual de buena?....venga va, lo seré.

-Tranquilo, puede que me hubieras matado de un tiro, pero yo también tengo mi propio "as" bajo la manga. Y como bien dices no soy una pirata, por favor, esos son basura comparados conmigo..no viven el momento y solo buscan tesoros...aburridos. Lo que sí, me gustaría dejar salir unos pensamientos que están dando vueltas en mi cabeza como una pelota de pin pon.  Pero antes....necesito beber.- finalicé sirviéndome otra copa de vino.

-¿Que quién soy?-dije soprendida-Quien...'quién' es solamente la forma de la función 'qué' y ¿qué soy? Una chicha poco común por estos lares. Oh perdóname si parezco ofensiva, no lo soy, y no me cuestiono tu capacidad de observación, simplemente señalo lo paradójico que es preguntarle a un mujer enigmática como yo  quién es...solo para obtener respuestas que puedan asegurar tus miedos o inquietudes....pero, tu me has dado ese pedacito de información....así que creo que es justo que yo colabore de igual forma.

Volví a beber de golpe la copa de vino...estaba rico demonios.

-Vomita preguntas y te responderé, si a cambio, tu respondes a la vez las mismas preguntas que tu me haces a mi. ¿Trato?- dije sonriendo mientras cogía un mechón de mi cabello y jugaba con el a peinarlo.

Parecía que había logrado colar la mentira. O por lo menos si sospechaba no había dado señales de ello. Sin embargo ahora estaba más alerta que antes y no parecía dispuesta a dar tan fácilmente información si él no se comprometía a contestar también a sus preguntas. También podía ser que estuviese siendo parte del juego. El camarero dejó los dos platos de comida frente a ellos, y por un momento el aroma del arroz y el marisco lo distrajo. Cogió un trozo de vieira con el tenedor y le dirigió una sonrisa:

- Me parece justo. Y en ese caso, replantearé mi pregunta. ¿Qué motivos tienes para estar enfrentada a los agentes del Gobierno? Dado que cuando pensaste que lo era echaste mano a tu arma, supongo que tu relación con ellos no es la mejor posible.

No tenía muy claro lo que pretendía de aquella reunión. ¿Sonsacarle información para poder capturarla, informar luego a sus superiores, seguirle el juego para luego poder irse sin incidentes, bajarle las bragas? "Eh, esa última me gusta. Deberías hacerla, sería divertido." Decidió ignorar a la molesta y libidinosa voz. De momento lo único que tenía en claro es que seguía porque se lo estaba pasando muy bien. Mientras esperaba a que ella comenzara a responder, comenzó a comer de su plato, disfrutando el contraste de la sal con el pimentón del arroz. Tal vez debería pedir la receta, y algún día intentarla en casa o contratar a alguien para que le cocinara el plato.

- Está siendo una comida agradable, pero sería una lástima que se acabara tan pronto. ¿No crees? Tal vez estaría bien, una vez acabemos aquí, seguir en un sitio más calmado.

Las palabras salieron de su boca casi sin pensarlo. Parecía que él mismo, o al menos una parte de él que no usaba la cabeza para pensar, ya había decidido lo que quería. Se maldijo en silencio por dentro por aquel arranque de impulsividad. Ya estaba hecho, así que sólo quedaba continuar y ver qué sucedía.

-Ser diferente- dije con una sonrisa a modo de respuesta. - Mi padre denunció mi ausencia cuando decidí irme de mi casa hace apenas unos meses...estaba cansada de sus agresiones....de sus manos frías marcando mi tez. Por este motivo me fugué y él contactó con el gobierno para que me buscaran y me entregaran a ese animal. Como puedes ver, no todos los héroes llevan capa- dije un tanto apenada.

Si colaba, colaba..sino pasaba al plan B, no me iba a complicar y menos con el peliblanco sobre mi situación. Aún así me encontraba motivada por sus preguntas, por su curiosidad...era tan ...oh.

-¿Porqué acabar ya e irnos? Tengo ganas de bailar, cantar y rob....beber. La vida es muy corta como para esta pendientes del reloj ¿no crees?- dije antes de posar mi vista en el tabernero.

-Please, pon mi canción....ya. -le dije con un tono amenazante al tabernero antes de mirar a mi compañero - Disculpa, pero esto muy motivada, no tardaré mucho.

El tabernero no dudó en acercarse al gramófono que había tras la barra. Ese aparato solía ponerlo en los días lluviosos de relativa tranquilidad...cuando no había borrachos en el local. Me levanté de la silla, ignorando al peliblanco y comenzando a bailar al son de la música. La canción era triste, pero a mi personalmente me hacía recordar..otros tiempos.

I started a Joke:

Comencé a bailar estirando las manos lentamente, seguido de los pies mientras giraba las muñecas. Como si de una bailarina se tratase, olvidándome del mundo y sumergiéndome en la locura.

Danse:

El tabernero se acercó al peliblanco mientras bailaba, yo mientras tanto estaba distraída, en mi mundo. Con sumo respeto se dirigió al peliblanco.

-Lexy ha pasado por mucho señor. Su cabeza....es como una  caja llena de ideas desordenadas....nunca sabes que piensa ni que está a punto de hacer. Pero ya sabe...la inocencia no puede nacer de donde solo ha habido dolor para ella -dijo con un tono de pena y congoja- A veces pienso...que el baile es su momento de "realidad", de tranquilidad, donde su fragmentada mente puede estar libre por unos segundos...pille donde le pille, le gusta hacerlo a puerta cerrada. Solo que hoy tiene público- dijo antes de darse media vuelta y volver a la barra.

Así que la buscaban por fugarse... ¿sólo por eso? Lo dudaba seriamente. No tenía motivos para desconfiar de esa historia, pero estaba seguro de que faltaban muchos detalles. "Las mejores mentiras son las que son verdad." Sin embargo dudaba que insistir fuese buena idea. ¿Cuál sería la parte que faltaba de la historia? ¿Habría matado a su padre? ¿Quemado su casa? ¿Enviado una postal con chorizos dentro a un cuartel de la Marina? Inocente no era, eso lo tenía muy claro.

- Por lo general la capa sólo estorba - bromeó, tratando de animar el ambiente.

No parecía muy dispuesta a querer irse aún. No se le escapó el detalle de que se había cortado a mitad de una palabra, y se le ocurría cómo podía continuar. Definitivamente aquella chica estaba mal de la chaveta. Y sin embargo no podía quitarle los ojos de encima mientras bailaba. La música era algo deprimente para su gusto, pero podía admitir que tenía cierta potencia. Entonces llegó el camarero y empezó a hablarle. Se le hizo raro que supiese tanto, ¿no era una fugada? Entonces no debía ser de la isla. Tal vez se había emborrachado tantas veces en ese sitio que ya habría contado de todo. Parecía que el tabernero era el único que tenía un mínimo de trato con ella.

- Definitivamente, está loca - murmuró casi inaudiblemente cuando el hombre se marchó - Y yo también debo estarlo.

Vaciando su copa de un trago, se levantó quitándose la chaqueta, quedándose sólo con una ajustada camiseta de asas. Entonces se acercó a ella y sin mediar una palabra se puso a bailar. Sintiendo el calor del alcohol comenzando a recorrer su cuerpo, se dejó llevar por la música y el momento, dejando que el ritmo guiase sus pasos. Se aproximó a ella, con intención de unirse si ella no hacía nada en contra. La miró a los ojos como única muda pregunta y le tendió una mano.

Parecía que todo iba saliendo a pedir de boca al menos para mi. El albino seguramente pensaba que estaba como una chota, nada más cerca de la realidad.  La gente piensa que la locura es algo malo, y siendo sincera, lo malo es ser "normal" como el resto del ganada sacrificable. Parecía que la música calmada había incentivado a mi compañero a unirse al baile, algo a lo que el tabernero no se opuso.

Cuando ofreció su mano a Lexy, la cual continuaba bailando a su rollo, un grupo de hombres, unos seis, irrumpieron en la tasca. Por sus aspectos y que solo les faltaba el parche y el loro al hombro diría que eran piratas. Si, lo eran, ya que reconocí al más alto que parecía ser su capitán. Un hombre fornido, lleno de cicatrices en la cara de cortes pasados, camisa blanca, botas negras altas y pantalón marinero rojo. En su cabeza llevaba un tricornio rojo con el símbolo pirata en el. Era el capitán Delaware, conocido por su oficio peculiar de prestamista local que se dedicaba a financiar los viajes de los grupos piratas que pasaban por la isla.

Nada más entrar con sus hombres posó su vista sobre mi, y no estaba contento.

-¡Tu maldito demonio!-dijo acercándose a la peliazul- Me debes medio millón de berries por las armas que te compraste el otro día. No he recibido el pago todavía así que paga de una maldita vez.

Paré en seco mi baile quedándome de espaldas al capitán.  Cerré mi puño y comencé a rechinar los dientes...¿me había interrumpido¿ Oh si..lo había hecho....así que me giré y con una voz de cría le respondí.

-¡Del viejo amigo! ¡Cuanto tiempo! ¿Seguro que no quieres tomarte un trago?- dije señalándole la barra.- A ver entiendo tu punto de vista, tu me has dejado dinero y hasta ahi llego..pero ¿quién te dijo que te lo iba a devolver?

-¡Bastarda inepta, te he mandado cuatro recaudadores y tres han vuelto en una bolsa de cadáveres y el último no puede hablar!-dijo furioso llevándose la mano a su espada.

Me quedé pensativa por unos instantes para luego caer en la cuenta y decir: - Ah si, es que a ese solo me dio tiempo de arrancarle las cuerdas vocales...es que sabes...me pedía dinero ¿a mi ? ¿ te lo puedes creer? y ahora....FUERA DE AQUÍ

Finalicé aquel comentario levándome las manos a la espalda lentamente mientras hablaba, con la intención, de llegar a mis pistolas por is la cosa se tensaba más. Tras eso dije mirando al techo del local.

-Delaware, tu recompensa es de treinta millones ¿no?

Definitivamente aquella chica no merecía la pena. Era verdaderamente peligrosa y, si lo que decían aquellos piratas era cierto, era una asesina. Para colmo quería usarle a él para arreglar sus problemas... anda que no era lista. Sin embargo no podía dejar marchar a un criminal con semejante recompensa por su cabeza. No debería, sin embargo, iniciar una pelea en el bar. El pobre tabernero no tenía la culpa de nada de eso. Y sin embargo dudaba que fuesen a entrar en razones y aceptar salir del local. "Venga... no merece la pena darles una oportunidad. Vuélales la tapa de los sesos antes de que se fijen en ti." Se sorprendió a sí mismo obedeciendo, cogiendo en silencio su nueve milímetros y colocando el cargador. ¿Realmente así quería hacer las cosas? No... ese no era el modo.

- Salid fuera del local. Entonces resolveremos este asunto, sea por las buenas o las malas.

Los piratas empezaron a reírse, mientras el capitán Delaware le miraba con incredulidad.

- Chico, mala furcia has elegido. No te metas si sabes lo que es bueno.

- Capitán, déjeme reventarle la...

El pirata no llegó a terminar la frase. Apenas estaba sacando su pistola cuando una bala atravesó su frente. Cayó al suelo entre espasmos ante la ira de su capitán y la mirada sorprendida de sus compañeros. Atsu disparó una segunda vez, tratando de eliminar al jefe antes de que tuviera tiempo a reaccionar, pero este se lanzó a un lado evitando el tiro. Los hombres comenzaron a sacar sus armas. "Cinco contra uno... no voy a poder evitar ponerme serio. Espero que Lexy no haya visto nunca el rokushiki, o mi tapadera se irá al garete." En tres rápidos movimientos se plantó frente a uno de ellos usando el soru, lanzándole un puñetazo a la mandíbula, continuado por un golpe en la sien con la pistola.

- Me parece que es hora de cambiar de baile, Lexy.

¡¡¡Hurra!!! Sangre, olor a pólvora y un muerto jajajajaja ¿que más podía pedir? Parecía que el albino se había enrollado y la fiesta acaba de comenzar. Como era obvio no iba a quedarme atrás, así que desenfundé las dos pistolas del cinturón  rápidamente  apuntando a otros dos matones.

-!!Yipi yai kei !!- grité mientras les disparaba a ambos en el torso y me cubría rápidamente tirando una mesa del local mientras recargaba.

En ese momento el albino se movió en un abrir y cerrar de ojos colocándose y propinándole un puñetazo en la mandíbula y otro en la sien a uno de los matones. ¿Como demonios se ha movido tan rápido?. Bueno realmente me daba igual, al menos junto con ese matón, ya había otros tres fuera de juego, quedando, solo el capitán y un simple matón. En ese momento saqué una pequeña granada de humo, del tamaño de una canica de mi short y se la lancé al matón que quedaba, con el objetivo, de saltar sobre él y tirarlo al suelo mientras el albino se encargaba del capitán.

Una vez la granada tocó los pies del matón, esta explotó haciendo una pequeña humareda. Yo salté desde la mesa hacia a él propinándole una patada que lo tiró al suelo. Me coloqué encima de él agarrándole el cuello mientras sacaba una pequeña navaja de mi short.

-Dime chato, ¿te dibujo la sonrisa de perfil o de frente?- dije antes de clavarle la navaja en el labio y comenzar a tirar hacia arriba. El matón respondió con un forcejeo y ambos comenzamos a rodar por el suelo. Tan solo esperaba que el albino me tuviera entretenido a Delaware. Yo por mi parte continué rodando por el suelo con aquel matón cuya boca sangraba a chooros....y en uno de los giros le quité la navaja de la boca y le clavé la mano al suelo para que se estuviera quieto. El matón respondió dándome una patada y tirándome contra la barra.

-¿Crees que una niñata como tu es rival para mi ? No eres más que un payasa infeliz- dijo quitándose la navaja de la palma de la mano mientras la agarraba con su mano nueva y se disponía a clavármela.

La violencia de su compañera sólo era comparable con su locura. Era una suerte no estar de servicio, o habría tenido que arrestarla por todo de lo que se había enterado. Negocios ilícitos, contrabando de armas, homicidio triple... si pillaban a aquella chica, se pasaría un buen tiempo a la sombra de una celda. Pero en aquel momento, para bien o para mal, tenían que colaborar si querían salir sin rasguños de aquella reyerta. Mientras los clientes que quedaban se parapetaban o saltaban por las ventanas, la peliazul disparó contra dos de los piratas, derribándolos. Atsu no perdió tiempo admirando la precisión de la maniobra, y apuntó a Delaware:

- Quedáis dos. Ríndete o te convierto en un queso gruyer.

El pirata gruñó y levantando una mesa con la misma facilidad que si estuviese hecha de plumas, se la lanzó encima violentamente. El agente se echó hacia atrás, pero reaccionó demasiado tarde y la mesa le golpeó en un brazo que había levantado para cubrirse. El impacto le hizo caer de culo al suelo y perder la pistola, mientras la madera rompía tras él contra otra mesa. Sacudió la extremidad entumecida y se la frotó, algo molesto. Miró molesto al capitán, mientras se incorporaba.

- Eso no ha estado nada bien...

Delaware no había perdido ni dos minutos, y ya se había plantado ante él con un grito de guerra y empuñando un alfanje. Pero esta vez el agente ya se había visto venir la maniobra y tensando los músculos de su cuerpo, se quedó inmóvil desafiándole con la mirada. El arma impactó contra su torso con un sonido metálico sin causarle el más leve daño. El tekkai había funcionado a las mil maravillas. Ante la mirada sorprendida del pirata, arqueó una ceja y soltó despectivo:

- Y con esta fuerza, ¿te han dado treinta millones? Sí que ha bajado el nivel de los Blues últimamente. En Paraíso no serías más que pienso de rey marino.

- ¡¿Quién coño eres?! - espetó, con una mezcla de rabia y miedo - Oye... no tenemos por qué pelearnos. ¡Te pagaré! ¡Me iré de este local sin molestar!

"Mátalo. Es un cobarde. Si te lo llevas vivo intentará liberarse y apuñalarte mientras duermes." Atsu apretó el puño derecho, dudando. Había cierta verdad en las palabras de la voz, pero no quería simplemente rendirse a sus instintos más bajos. Ya había derramado suficiente sangre por un día.

- Te di dos oportunidades de resolver esto sin violencia. Se ha acabado mi buena voluntad.

- ¡Si no te rindes, me cargo a tu chica! - gritó el otro pirata, que estaba sobre Lexy con una navaja. Sin embargo había cometido el error de intentar negociar cuando la presa no estaba capturada, y ella aún estaba en situación de liberarse. Dedicándole una sonrisa, le dio una patada a su pistola caída pasándosela por el suelo a su compañera. Delaware alzó de nuevo su alfanje, pero Atsu no le dejó aprovechar el momento. Agarrándose al brazo del corpulento pirata, se impulsó con los pies y dio una pirueta que acabó con su pie golpeando salvajemente la cara de su enemigo, que cayó contra una mesa. Con una acrobacia, Atsu se levantó en cuanto tocó el suelo y se dirigió hacia él, dispuesto a dejarlo inconsciente. Entonces vio el acero en el suelo junto a él. "Aprovecha la oportunidad. Nadie podrá juzgarte por matarlo en medio del combate. La supervivencia va antes que la moral." Frunció el ceño, indeciso.

Eso había dolido...mucho. Mi cabeza me daba vueltas y...¡Ey he dejado de escuchar las voces!. Procedí a golpearme la cabeza hacia atrás  con la barra.
"Así está mejor " Pensé para mi misma.

En el momento en que aquella mole me iba a dar matarile...el albino escurrió su arma hacia mi, y yo, aprovechando la ocasión que se me había brindado cogí rápidamente el arma y apunté a aquel desgraciado con una sonrisa sádica.

-Aquí están los intereses...-dije apretando el gatillo y disparándole una bala entre ceja y ceja. El matón cayó de espaldas sobre el suelo mientras que yo suspiraba profundamente, como cuando acabas de finalizar un tedioso trabajo. Levanté el arma en la mano en el aire y dije:

- Gracias gran rata cornuda por dejarme vivir otro día más.

Me incorporé levemente, apoyándome en la barra poco a poco hasta clavar mi vista en Delaware, ahora prácticamente y solo y bajo amenaza del albino. Cogí una pequeña tabla que había junto a una mesa, me quedé mirándola unos segundos y esbocé una sonrisa hacia Delaware mientras caminaba hacia él con la tabla en las manos.

-Te agradezco que no lo hayas matado...-dije golpeando la tabla contra la palma de mi mano- Ahora sin embargo...apártate...esto va a manchar- dije pasando por el lado del albino con intención de propinarle a Delaware un golpe de tabla en la cara.

Su indecisión hizo que Lexy se le adelantara, acercándose con una tabla en la mano. Trató de ponerse en medio para impedirlo, pues no iba a tolerar que le diese una paliza a un hombre derribado así por las buenas. Entonces algo rebotó entre ellos, atrayendo su atención: una pequeña bolita blanca. De repente sonó una detonación y una espesa cortina de humo amarillento les cubrió. Apestaba a mil diablos requemados. Tosiendo, sin ver tres en un burro y mareado, avanzó a tientas intentando apartarse de la zona de la bomba de humo. De fondo pudo escuchar el ruido de alguien abriendo la puerta de golpe.

- Joder... coff coff. ¡Se escapa!

El esfuerzo de gritar cuando apenas podía respirar sin toser le levantó un fuerte dolor de cabeza. Notaba dolorosamente cada palpitación de las venas y arterias de su cabeza. El mundo le daba vueltas y aquel infernal olor estaba volviéndole loco. Apestaba a huevos podridos o a saber a qué, mezclado con algo quemado. Finalmente se orientó hacia donde creía que debía estar la puerta y avanzó a tientas en aquella dirección, tropezando con diferentes objetos hasta acabar dándose un tortazo contra la pared. Con un gruñido tanteó en busca de la puerta y encontró el pomo a medio metro a su derecha. La abrió ansiosamente y asomó su cabeza tomando una bocanada de aire limpio. Salió tambaleándose mientras buscaba con la vista al pirata. Corría calle abajo, en dirección al puerto.

- Oh no, no te vas a ir tan fácilmente. ¡Soru!

En varias rápidas zancadas recortó ràpidamente distancias. Delaware había dejado atrás su alfanje, llevando por única arma (al menos visible) un revólver. Al verle siguiéndole disparó varias veces a la carrera, pero Atsu lo vio venir y para cuando el pirata atacó ya se había desplazado en otra dirección. Aprovechando la inercia de la carrera, dio un fuerte salto y se lanzó contra él, cayendo con las piernas sobre sus hombros. El pirata perdió el equilibrio y cayó hacia delante. Pero eso no iba a ser todo, pues mientras estaban en plena caída con Atsu sobre sus hombros, este lanzó un fuerte puñetazo contra la nuca del pirata, estampándole la cara contra el suelo.

- Se acabó - dijo jadeando - Debiste rendirte cuando te lo ofrecí.

A su alrededor se habían congregado algunos curiosos. Cuando Atsu alzó la mirada hacia ellos alguno retrocedió asustado.

- Que alguien me traiga una cuerda, ¡rápido! Este hombre es un pirata peligroso. Voy a llevarlo al cuartel marine más cercano.

Vale, divino...lo que faltaba. Hemos pasado de darnos  palos a jugar a la gallinita ciega... genial. Ahora no podía ver nada con tanto humo y mal olor en la estancia. Deseaba morirme por la peste, pero también por algún motivo, me ponía la situación. Mientras escuchaba golpes que imaginaba que era el albino y Delaware, yo intente contactar con el tabernero mientras me reía.

-Esto coloca más que la pólvora PUAJAJAJAAJJ..que peste por dios pero ¡me encanta!-dije tanteando el suelo hasta dar nuevamente con la barra.

En ese momento escuché la puerta abrirse, y la zona comenzó a ventilar. Parecía que Delaware había escapado y el albino se encargó de ir a por el. Cachis...me ha quitado la pieza. A pesar de lo divertida que fuera la situación, la cosa ya se había desmadrado. Miré al tabernero y este me señaló la puerta trasera como leyéndome la mente.

-¡Gracias!- dije con un tono de niña agradecida mientras corría hacia la puerta, pero al tocar le pomo, me di la vuelta y le dije al tabernero- ¿Tienes papel y lapiz?

El tabernero se quedó con una cara de confusión total pero asintió a mi pregunta y me entregó tanto el lápiz como el papel sobre la barra.

-Lexy no deberías tardar mucho en salir de aquí..habrá marines por estos lares en breves y no te conviene que te pillen.-dijo preocupado mientras me alentaba a salir del local.

-Si si , espera espera...ya que no puedo despedirme del albino al menos le doy las gracias por aquí- dije comenzando a escribir- Sabes Phil, hay veces que la vida te sonríe..y hoy no es que me haya sonreído, no, hoy directamente ha puesto su culo para mi y....

- No acabes esa frase por favor....-dijo angustiado el tabernero.

Esbocé una leve sonrisa, y tras finalizar de escribir en el papel, se lo entregué al tabernero para después coger la puerta trasera y largarme del lugar.

Tuvo que insistir y mostrar su placa antes de que una mujer corriese al interior de una casa para volver con una gruesa cuerda de cáñamo. El aturdido Delaware no dio señas de resistirse más allá de un par de gruñidos y palabras sin sentido mientras lo ataba a conciencia. Recogió el revólver del pirata y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta como pudo. Con todo ese jaleo y los tios supuso que no tardarían en aparecer las autoridades del lugar... bien, les entregaría el pirata a ellos. Estaba de vacaciones, bastante había hecho con detener a aquel tipo. Ahora necesitaba un trago. Se levantó, agarró por sus ataduras a su prisionero y lo arrastró en dirección a la taberna. En esta se había dispersado el humo, junto con lo que quedaba de la clientela. Dejó caer al criminal junto a la barra y se sentó jadeando en un taburete.

- Lo siento por el escándalo y los destrozos. De haber podido me hubiera encargado de ellos en el exterior. Sírveme una limonada, por favor - apoyó un puñado de billetes en la barra.

El tabernero se dispuso a atender la comanda con un suspiro. Como esperaba, la peliazul había aprovechado la confusión para salir por piernas. Una lástima. Al final se había quedado sin posibilidad de tener una tarde divertida, aunque viendo cómo de mal estaba de la cabeza tal vez eso hubiera sido lo mejor. En cuanto tuvo el refresco delante vació medio vaso de una sentada. Aún le apestaba todo a esa horrible bomba de humo. Qué asco. Iba a tener que lavar a conciencia toda la ropa para quitarle aquel hedor.

- Lexy ha dejado una nota para usted, señor.

- ¿Ah, sí? Dámela, por favor.

Aquello sí era una sorpresa. ¿Habría colado lo de que era un cazarrecompensas pues? Dejó el vaso en la barra y cogió la nota con curiosidad.

- A ver qué tenemos aquí...

Nota:

"De tu peliazul. Mi querido albino me ha encantado conocerte y poder disfrutar de nuestro intercambio "cultural" de balas golpes y sangre. Se que no te fiaste de mi en ningún momento y por ello no te culpo..estoy loca, si lo estoy, pero hay miles de locos ahí fuera que llevan uniforme y nadie les dice nada...¿no es acaso un poco injusto?. No eres normal, no eres ordinario, no eres de pelo teñido...eres original, como yo. Si te das cuenta compartimos muchas cosas..solo que todavía no lo sabes. Hoy me has ayudado y lo tendré presente..siempre.

Besos...de tu peliazul más locuela.

Posdata: He saqueado a los cadáveres mientras estabas persiguiendo a Delaware. Se que no es muy cívico, pero ellos no se han quejado."

Tras leer aquella nota el tabernero estaría limpiando una de sus jarras mirando hacia la ventana, confuso, con la mirada perdida hacia el puerto.

-Peculiar cuanto menos ¿no crees?-dijo lanzando una leve carcajada sin quitar la vista de la ventana a pesar de los destrozos del local- Acabas de conocer a una criminal, la más perturbada que te encontrarás nunca..y le has caído bien.....

Coloca la pista mientras lees desde el 0:

-....y caerle bien no es bueno...ni para ti ni para nadie. Es el apocalipsis, la futura reina del crimen...la ceniza peliazul....la villana que todos los mares van a conocer y a la que ni siquiera los más poderosos podrán tumbar....Porque ella es el cambio que llevamos esperando siglos...un descenso a la locura...la cura que este mundo corrupto y cuerdo necesita...pero la que no necesita todavía. Así que pueden perseguirla todo lo que quieran porque ella puede resistirlo. Porque no  es una heroína de capa y justicia . Es un guardiana silenciosa, una amenaza creciente y vigilante......





- ....una princesa del crimen.