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La mañana era soleada y tranquila. Entre los árboles a las afueras de la aldea, un grupo de cerdos de color verde hozaban en busca de comida. Eran algo más pequeños que los cerdos corrientes, y bastante peludos sin llegar al punto de un jabalí. Entre los animales reposaba el cuerpo semidesnudo de un hombre joven. Tenía un cuerpo musculoso y de piel morena, manchada en aquel momento de tierra. Su pelo era blanco como la nieve. Estaba vestido únicamente con un calzoncillo azul, y roncaba a pierna suelta. Un cerdo se le acercó gruñendo y comenzó a olisquearle la cara. Debió encontrar algo interesante, pues le metió un oloroso lametón llenándole de babas. El joven se levantó de golpe diciendo algo incomprensible, espantando al cerdo.
- Joder... mi cabeza - dijo, llevándose las manos a las sienes. Puso un gesto de asco al tocar las babas - ¿Qué diablos es esto?
Todo le daba vueltas, y la cabeza le palpitaba dolorosamente. Tenía la lengua como un estropajo, y sentía como si tuviera la guerra de Loguetown desarrollándose en su estómago. ¿Qué diablos hacía ahí? Miró a su alrededor. Estaba en mitad de un prado arbolado, a unos veinte metros de las primeras casas del pueblo. Estaba en... ¿Mur? ¿Seguía allí? Lo último que recordaba era salir de fiesta al anochecer, haber hecho un par de compañeros de juerga y empezar a cervezas en una taberna del puerto. Luego el resto estaba borroso. Habían ido de local en local, pasando a bebidas cada vez más fuertes. Grog, whisky, tequila... A juzgar por su dolor de cabeza, probablemente había bebido más cosas que no recordaba.
Y hablando de no recordar cosas, ¿qué había pasado con su ropa? "Maldita sea, llevaba conmigo mi cartera con buena parte del dinero, además de mi placa y la pistola." Intentó incorporarse, pero entonces algo le subió por la garganta. Se echó hacia un lado para liberar el torrente de restos de comida y bilis sobre la hierba, tosiendo torpemente. Mientras respiraba hondo tratando de contener las nauseas, vio un extraño pájaro rechoncho. Parecía un cuervo, pero... ¿tenía sombrero? Observó con una mezcla de incredulidad y sorpresa al extraño ser, limpiándose la boca con el dorso de la mano.
- Menudo bicho tan raro. ¿Estaré flipando?
- Joder... mi cabeza - dijo, llevándose las manos a las sienes. Puso un gesto de asco al tocar las babas - ¿Qué diablos es esto?
Todo le daba vueltas, y la cabeza le palpitaba dolorosamente. Tenía la lengua como un estropajo, y sentía como si tuviera la guerra de Loguetown desarrollándose en su estómago. ¿Qué diablos hacía ahí? Miró a su alrededor. Estaba en mitad de un prado arbolado, a unos veinte metros de las primeras casas del pueblo. Estaba en... ¿Mur? ¿Seguía allí? Lo último que recordaba era salir de fiesta al anochecer, haber hecho un par de compañeros de juerga y empezar a cervezas en una taberna del puerto. Luego el resto estaba borroso. Habían ido de local en local, pasando a bebidas cada vez más fuertes. Grog, whisky, tequila... A juzgar por su dolor de cabeza, probablemente había bebido más cosas que no recordaba.
Y hablando de no recordar cosas, ¿qué había pasado con su ropa? "Maldita sea, llevaba conmigo mi cartera con buena parte del dinero, además de mi placa y la pistola." Intentó incorporarse, pero entonces algo le subió por la garganta. Se echó hacia un lado para liberar el torrente de restos de comida y bilis sobre la hierba, tosiendo torpemente. Mientras respiraba hondo tratando de contener las nauseas, vio un extraño pájaro rechoncho. Parecía un cuervo, pero... ¿tenía sombrero? Observó con una mezcla de incredulidad y sorpresa al extraño ser, limpiándose la boca con el dorso de la mano.
- Menudo bicho tan raro. ¿Estaré flipando?
Greed no solía alejarse mucho de ruta, pero en esta ocasión una tormenta los obligo a cambiar de rumbo y a detenerse en una de las islas mas alejadas y menos transitadas, aunque igualmente habitada, por lo que no había preocupación en el corazoncillo de Greed.
La isla no tenia grandes depredadores, por lo que hasta el pequeño Greed podía pasar sin problemas por las verdes praderas y ver los grandes paisajes naturales que les aportaba la isla.
Pero su principal afán era el de convertirse en un medico de provecho, por lo que atendía a las pequeñas afecciones de la isla, pero como con todo lo demás eran pequeñas cosas, una gripe, un dedo roto, esas cosas.
Por lo que Greed paseaba aburrido deseando que la tormenta se alejara y pudieran seguir el rumbo, quería llegar a Ohara y poder empezar con su aprendizaje lo mas pronto posible. Y fue pensando en esas cosas cuando escucho los quejidos de un desconocido, por un momento Greed sospecho que alguno de los cerdos verdosos gemían raro o que algun niño le estaba gastando alguna clase de broma, pero entonces vio el torso desnudo de un hombre.
¿Le pasaría algo?
-Buenas señor... ¿Se encuentra bien?- pregunto Greed evitando acercarse demasiado, no tenia ganas de averiguar que hace un hombre semis desnudo en entre los cerdos... Las costumbres locales parecían ser muy extrañas, pero no estaba ahí para juzgar los gustos de cada uno- Soy medico, tal vez pueda recetarle algo para las nauseas.
Se ofreció tras ver la mancha de aspecto asqueroso que había cerca del hombre, deseando que su situación fuera mas por una borrachera que por un trato intimo con las bestias.
La isla no tenia grandes depredadores, por lo que hasta el pequeño Greed podía pasar sin problemas por las verdes praderas y ver los grandes paisajes naturales que les aportaba la isla.
Pero su principal afán era el de convertirse en un medico de provecho, por lo que atendía a las pequeñas afecciones de la isla, pero como con todo lo demás eran pequeñas cosas, una gripe, un dedo roto, esas cosas.
Por lo que Greed paseaba aburrido deseando que la tormenta se alejara y pudieran seguir el rumbo, quería llegar a Ohara y poder empezar con su aprendizaje lo mas pronto posible. Y fue pensando en esas cosas cuando escucho los quejidos de un desconocido, por un momento Greed sospecho que alguno de los cerdos verdosos gemían raro o que algun niño le estaba gastando alguna clase de broma, pero entonces vio el torso desnudo de un hombre.
¿Le pasaría algo?
-Buenas señor... ¿Se encuentra bien?- pregunto Greed evitando acercarse demasiado, no tenia ganas de averiguar que hace un hombre semis desnudo en entre los cerdos... Las costumbres locales parecían ser muy extrañas, pero no estaba ahí para juzgar los gustos de cada uno- Soy medico, tal vez pueda recetarle algo para las nauseas.
Se ofreció tras ver la mancha de aspecto asqueroso que había cerca del hombre, deseando que su situación fuera mas por una borrachera que por un trato intimo con las bestias.
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Parpadeó varias veces con aire despistado y enfocó los ojos en el pequeño ser. Le costaba un poco porque no paraba de moverse de un lado a otro... ah, espera, era él tambaleándose. Apoyó las manos en el suelo para ganar estabilidad, echándose hacia delante, e intentó examinarlo. ¿Realmente se había vuelto chalado del todo o aquel pájaro le había dirigido la palabra. Aunque parecía un poco raro para ser un pájaro, era muy rechoncho y tanto el pico como la cara eran blancos. Parecía un cuervo de primeras, pero los cuervos no tenían la cara de ese color. Por otro lado los animales de aquella isla eran bastante raros en general. Se frotó los ojos y las sienes tratando de lidiar con un súbito ramalazo de jaqueca.
- ¿En serio has hablado? ¿Qué clase de animal...? Ah, ya sé. ¿Eres uno de esos usuarios de akuma no mi que se convierten en animales?
Por otro lado, cuanto más se fijaba más se daba cuenta de que era demasiado raro para ser pájaro. No tenían plumaje, de hecho... eso era un abrigo en miniatura. Y lo de la cara era todo del mismo material, tanto pico como tez. Una máscara. Arqueó mucho una ceja. Había oído hablar de la existencia de gigantes, y visto hombres pez en persona. ¿Pero humanos en miniatura? Eso era nuevo.
- Vale, ya veo que no eres un pájaro. Perdona mis modales, pequeño señor. Estoy teniendo un despertar de mil diablos, y la verdad es que es la primera vez que veo a alguien tan pequeño. ¿Podrías decirme qué eres?
Su cabeza iba a un ritmo bastante más lento del habitual por la resaca, y tardó en procesar lo que había dicho al presentarse. Médico... igual podía echarle un cable. Como mínimo evitar que lo que quedaba en su estómago (probablemente sólo bilis a aquellas alturas) saliese por el conducto indebido. Se limpió el dedo índice derecho como pudo y se lo tendió como si fuese a estrecharle la mano.
- Mi nombre es Atsu, y agradecería mucho tu ayuda. Tengo una resaca bastante fuerte y la verdad es que ni siquiera recuerdo cómo he ido a parar aquí, o qué ha pasado con mi ropa y mis cosas.
- ¿En serio has hablado? ¿Qué clase de animal...? Ah, ya sé. ¿Eres uno de esos usuarios de akuma no mi que se convierten en animales?
Por otro lado, cuanto más se fijaba más se daba cuenta de que era demasiado raro para ser pájaro. No tenían plumaje, de hecho... eso era un abrigo en miniatura. Y lo de la cara era todo del mismo material, tanto pico como tez. Una máscara. Arqueó mucho una ceja. Había oído hablar de la existencia de gigantes, y visto hombres pez en persona. ¿Pero humanos en miniatura? Eso era nuevo.
- Vale, ya veo que no eres un pájaro. Perdona mis modales, pequeño señor. Estoy teniendo un despertar de mil diablos, y la verdad es que es la primera vez que veo a alguien tan pequeño. ¿Podrías decirme qué eres?
Su cabeza iba a un ritmo bastante más lento del habitual por la resaca, y tardó en procesar lo que había dicho al presentarse. Médico... igual podía echarle un cable. Como mínimo evitar que lo que quedaba en su estómago (probablemente sólo bilis a aquellas alturas) saliese por el conducto indebido. Se limpió el dedo índice derecho como pudo y se lo tendió como si fuese a estrecharle la mano.
- Mi nombre es Atsu, y agradecería mucho tu ayuda. Tengo una resaca bastante fuerte y la verdad es que ni siquiera recuerdo cómo he ido a parar aquí, o qué ha pasado con mi ropa y mis cosas.
Greed examinó de arriba a abajo al extraño individuo mientras meditaba que debía decirle exactamente a este... Podría corregirle y decirle algo como que era un Tontatta, pero ello llevará a absurdas conversaciones sobre que era un Tontatta, blablabla... Y el peligroso momento en que por los ojos del hombre cruzará la codicia y empezaría su lucha interior.
¿Debería capturarlo y venderlo?
Todos lo pensaban, eran codiciosos y avaros, por eso eran humanos y no otra cosa.
Greed finalmente asintió con la cabeza, dejándose llevar por el momento mientras rodaba los ojos debajo de la máscara.
-oh... Si claro, "Animal Akuma" si, por que no ¿es lo que parezco verdad? Por tanto eso debo ser.... No si tienes razón, no lo soy, Soy un un Tontatta... Algo así como gente pequeña.
Los nervios lo habían traicionado, así que se dispuso a aclarar.
-perdona, es que mucha gente tiene un concepto equivocado de los Tontatta así que prefiero evitar confusiones, mi nombre es Greed, encantado de conocerte Atsu.
Tras aclarar ese punto "cogió del dedo" al extraño y aprovecho para examinarlo de cerca, revisando a ver si tenía algún síntomas aparte de nauseas, vergüenza y confusión. Pero Greed tenía un ojo muy agudo para los detalles. Detectó que los calzoncillos eran de calidad, estaban usados aunque limpios. Eso era señal clara de alguien que vive bajo las reglas de en un profundo severo proletariado, lo que en pocas palabras se diría que es un Asalariado, lo cual implica alguna clase de empleo o profesión que le permita comprarse calzoncillos. Fuera bromas, os sorprendería la de gente que no usa ropa interior.
Pero... No veía cayos de constructor ni veía la aspereza en la piel propia de un carpintero, lo que veía era piel cuidada de una tez morena que no parecía poder ser mancillada el sol, de un color similar al caramelo que se contraponía a su pelo color blanco leche, músculos esculpidos y tonificados en brazos y piernas, que podrían ser de cualquiera si no fuera por la perfecta tabla de rayar queso que eran sus bíceps y sus cuadriceps formaban una perfecta tableta de chocolate, todo ello era producto probablemente de un intenso entrenamiento al alcance de unos pocos, su mirada era intensa y escrutadora... Aunque, bueno, todo el mundo mira a Greed así al principio...
Por otro lado había otros detalles que aunque habría preferido no ver, no podían escapar de su aguda vista.
(Esa ropa interior le queda pequeña... Le marca todo... Es como si no llevara nada...)
Los glúteos se marcaban perfectamente y por alguna razón Greed juraría que también estaban entrenados ¿imaginaciones suyas? Quien sabe.
-hemmm... Perdona que me inmiscuya pero... ¿Eres marinero? ¿Marine tal vez?
Alguien tan bien entrenado, lo hace tan solo para una razón, luchar, matar o defenderse, y cualquiera de las 3 entraña problemas especialmente si desconocía el bando para quien lo hacía.
-creo que tengo lo que buscas... está es una pasta de hojas mentoladas, cortará las nauseas, aunque Tiene un sabor muy fuerte a menta, así que también lo uso para abrir las vías respiratorias.
Greed tendió un extraño bote con una pasta azulada en su interior.
-sólo ponte un poco En el dedo y frotarte los dientes con ella...
¿Debería capturarlo y venderlo?
Todos lo pensaban, eran codiciosos y avaros, por eso eran humanos y no otra cosa.
Greed finalmente asintió con la cabeza, dejándose llevar por el momento mientras rodaba los ojos debajo de la máscara.
-oh... Si claro, "Animal Akuma" si, por que no ¿es lo que parezco verdad? Por tanto eso debo ser.... No si tienes razón, no lo soy, Soy un un Tontatta... Algo así como gente pequeña.
Los nervios lo habían traicionado, así que se dispuso a aclarar.
-perdona, es que mucha gente tiene un concepto equivocado de los Tontatta así que prefiero evitar confusiones, mi nombre es Greed, encantado de conocerte Atsu.
Tras aclarar ese punto "cogió del dedo" al extraño y aprovecho para examinarlo de cerca, revisando a ver si tenía algún síntomas aparte de nauseas, vergüenza y confusión. Pero Greed tenía un ojo muy agudo para los detalles. Detectó que los calzoncillos eran de calidad, estaban usados aunque limpios. Eso era señal clara de alguien que vive bajo las reglas de en un profundo severo proletariado, lo que en pocas palabras se diría que es un Asalariado, lo cual implica alguna clase de empleo o profesión que le permita comprarse calzoncillos. Fuera bromas, os sorprendería la de gente que no usa ropa interior.
Pero... No veía cayos de constructor ni veía la aspereza en la piel propia de un carpintero, lo que veía era piel cuidada de una tez morena que no parecía poder ser mancillada el sol, de un color similar al caramelo que se contraponía a su pelo color blanco leche, músculos esculpidos y tonificados en brazos y piernas, que podrían ser de cualquiera si no fuera por la perfecta tabla de rayar queso que eran sus bíceps y sus cuadriceps formaban una perfecta tableta de chocolate, todo ello era producto probablemente de un intenso entrenamiento al alcance de unos pocos, su mirada era intensa y escrutadora... Aunque, bueno, todo el mundo mira a Greed así al principio...
Por otro lado había otros detalles que aunque habría preferido no ver, no podían escapar de su aguda vista.
(Esa ropa interior le queda pequeña... Le marca todo... Es como si no llevara nada...)
Los glúteos se marcaban perfectamente y por alguna razón Greed juraría que también estaban entrenados ¿imaginaciones suyas? Quien sabe.
-hemmm... Perdona que me inmiscuya pero... ¿Eres marinero? ¿Marine tal vez?
Alguien tan bien entrenado, lo hace tan solo para una razón, luchar, matar o defenderse, y cualquiera de las 3 entraña problemas especialmente si desconocía el bando para quien lo hacía.
-creo que tengo lo que buscas... está es una pasta de hojas mentoladas, cortará las nauseas, aunque Tiene un sabor muy fuerte a menta, así que también lo uso para abrir las vías respiratorias.
Greed tendió un extraño bote con una pasta azulada en su interior.
-sólo ponte un poco En el dedo y frotarte los dientes con ella...
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Se sentó al lado del "tontatta", pues aún no se veía con fuerzas para incorporarse. No había oído nunca el nombre, pero sabía historias sobre una gente pequeña de más allá de la Red Line, en el otro lado de Grand Line. Nunca les había prestado especial atención, pues razas raras tanto animales como humanoides las había en casi todas las islas de Paraíso, desde humanos muy altos o con brazos de varios codos a los patos del desierto de su isla natal. Sin embargo ahora que veía a uno de aquellos enanos en persona veía que eran de hecho extraordinarios. Le sonrió amistosamente cuando le tendió el bote:
- Muchas gracias, Greed.
Cayó pronto en la cuenta de un problema en el que no habían pensado: aquel era un bote tamaño tontatta. Lo sujetó con cuidado entre dos dedos y lo examinó, planeando la jugada antes de abrirlo. Tuvo que usar las uñas para poder girar la tapa y abrirla, en una ridícula operación digna de un tebeo, para luego darse cuenta de que no podía meter un dedo para sacar pasta de un bote tan pequeño. Le dio la vuelta y lo sacudió un poco, esperando a que un poco de la viscosa sustancia volcase sobre su índice.
- ¿Marine? Qué va. Soy agente del Cipher Pol 7, trabajo para el Gobierno Mundial. Aunque ahora mismo estoy de vacaciones.
Normalmente hubiese obrado con más cautela que soltar al primer desconocido amistoso que se encontrase para quién trabajaba, pero entre el dolor de cabeza y el mareo estaba demasiado confuso como para pensar con claridad. Finalmente tuvo un poco de la olorosa pasta en el dedo y se la restregó entre los dientes, teniendo cuidado de aprovecharla bien. Luego le tendió el bote y la tapa a Greed, encogiéndose de hombros.
- Te la cerraría yo, pero como has podido ver es demasiado pequeño para mí.
Como había dicho el pequeño, tenía un fuerte olor y sabor a menta, aunque creía reconocer también algunas otras hierbas en la mezcla. Hasta ese momento no había sido consciente (mayormente por la resaca) de lo mal que tenía la nariz y los pulmones por haber dormido al aire libre, pero la menta le despejó totalmente. Suspiró profundamente y volvió a sonreír, aliviado.
- Me has hecho un gran favor. Me gustaría devolvértelo, pero ahora mismo estoy sin nada. Si me acompañas a mi posada, me adecentaré, cogeré algo de dinero y te invito a desayunar. ¿Te parece? Necesito meter algo al estómago antes de ponerme a descubrir qué ha sido de mi ropa y mis cosas... o qué me pasó a noche, ya puestos.
- Muchas gracias, Greed.
Cayó pronto en la cuenta de un problema en el que no habían pensado: aquel era un bote tamaño tontatta. Lo sujetó con cuidado entre dos dedos y lo examinó, planeando la jugada antes de abrirlo. Tuvo que usar las uñas para poder girar la tapa y abrirla, en una ridícula operación digna de un tebeo, para luego darse cuenta de que no podía meter un dedo para sacar pasta de un bote tan pequeño. Le dio la vuelta y lo sacudió un poco, esperando a que un poco de la viscosa sustancia volcase sobre su índice.
- ¿Marine? Qué va. Soy agente del Cipher Pol 7, trabajo para el Gobierno Mundial. Aunque ahora mismo estoy de vacaciones.
Normalmente hubiese obrado con más cautela que soltar al primer desconocido amistoso que se encontrase para quién trabajaba, pero entre el dolor de cabeza y el mareo estaba demasiado confuso como para pensar con claridad. Finalmente tuvo un poco de la olorosa pasta en el dedo y se la restregó entre los dientes, teniendo cuidado de aprovecharla bien. Luego le tendió el bote y la tapa a Greed, encogiéndose de hombros.
- Te la cerraría yo, pero como has podido ver es demasiado pequeño para mí.
Como había dicho el pequeño, tenía un fuerte olor y sabor a menta, aunque creía reconocer también algunas otras hierbas en la mezcla. Hasta ese momento no había sido consciente (mayormente por la resaca) de lo mal que tenía la nariz y los pulmones por haber dormido al aire libre, pero la menta le despejó totalmente. Suspiró profundamente y volvió a sonreír, aliviado.
- Me has hecho un gran favor. Me gustaría devolvértelo, pero ahora mismo estoy sin nada. Si me acompañas a mi posada, me adecentaré, cogeré algo de dinero y te invito a desayunar. ¿Te parece? Necesito meter algo al estómago antes de ponerme a descubrir qué ha sido de mi ropa y mis cosas... o qué me pasó a noche, ya puestos.
Greed no pudo evitar abrir los ojos mucho ademas de su boca en gesto de total incredulidad, gesto que a lo mejor no se noto por que llevaba la mascara puesta y ocultaba sus facial, aunque tal vez si se notara cuando casi deja caer el bote que Atsu le devolvía.
-Si estoy arreglando el tema del tamaño... pero... He... eres un... ¿Cipher Pol 7? osea... ¿Esos supuestos agentes del gobierno central que se dedican a controlar el mundo entre las sombras, los que supuesta mente aplastan rebeliones, y mantienen la paz y la armonía del mundo mediante el espionaje el asesinato y el control absoluto del gobierno sobre todas las islas del ancho mar?
Greed a veces no podía evitar llevarse por su curiosidad y hacia preguntas extensamente largas y complejas aunque en este caso había una razón de gran peso para hacerla.
El pequeño adquirió una posicion extraña y meditativa, torciendo la cabeza de forma casi imposible, recordando un mas a una rapaz en vez de a un humano en miniatura, se sacudio los hombros recobrando su integridad, aun sin que nadie le hubiera respondido aun.
-Sinceramente, no creía que fueran ciertas esas historias... ya sabes, habladurías sin sentido, como las "supuestas" milagrosas frutas akuma que otorgan poderes del diablo o los "reyes" marinos, bestias tan colosales que podrían comerse una isla... o esa historia de una isla en el cielo flotando sobre nuestras cabezas...
Greed aun era un joven aficionado a las historias, pero era adulto, muchas de ellas ahora sonaban infantiles y inverosímiles par la realidad del mundo, pese a ser el mismo una leyenda viviente, un hada, el mundo de los humanos le habia enseñado a ser realista, aunque muchas de esas historias aun eran creíbles para él por la deficiencia mental con la que su raza fue bendecida.
-¡OH! estaría encantado de aceptar su oferta... Bueno eso me recuerda, ahora que lo mencionas, que antes encontré un calcetín, no le di importancia, porque... bueno... era un calcetín, a lo mejor es tuyo.
Greed se puso a dar zancaditas por entre la hierva mientras levantaba la mano para ser visible.
-¡Sígueme! tal vez lo vuelva a ver.
-Si estoy arreglando el tema del tamaño... pero... He... eres un... ¿Cipher Pol 7? osea... ¿Esos supuestos agentes del gobierno central que se dedican a controlar el mundo entre las sombras, los que supuesta mente aplastan rebeliones, y mantienen la paz y la armonía del mundo mediante el espionaje el asesinato y el control absoluto del gobierno sobre todas las islas del ancho mar?
Greed a veces no podía evitar llevarse por su curiosidad y hacia preguntas extensamente largas y complejas aunque en este caso había una razón de gran peso para hacerla.
El pequeño adquirió una posicion extraña y meditativa, torciendo la cabeza de forma casi imposible, recordando un mas a una rapaz en vez de a un humano en miniatura, se sacudio los hombros recobrando su integridad, aun sin que nadie le hubiera respondido aun.
-Sinceramente, no creía que fueran ciertas esas historias... ya sabes, habladurías sin sentido, como las "supuestas" milagrosas frutas akuma que otorgan poderes del diablo o los "reyes" marinos, bestias tan colosales que podrían comerse una isla... o esa historia de una isla en el cielo flotando sobre nuestras cabezas...
Greed aun era un joven aficionado a las historias, pero era adulto, muchas de ellas ahora sonaban infantiles y inverosímiles par la realidad del mundo, pese a ser el mismo una leyenda viviente, un hada, el mundo de los humanos le habia enseñado a ser realista, aunque muchas de esas historias aun eran creíbles para él por la deficiencia mental con la que su raza fue bendecida.
-¡OH! estaría encantado de aceptar su oferta... Bueno eso me recuerda, ahora que lo mencionas, que antes encontré un calcetín, no le di importancia, porque... bueno... era un calcetín, a lo mejor es tuyo.
Greed se puso a dar zancaditas por entre la hierva mientras levantaba la mano para ser visible.
-¡Sígueme! tal vez lo vuelva a ver.
Omega
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Akuma no mi
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Arqueó mucho una ceja y empezó a reírse a pierna suelta, agarrándose el estómago. Le dolía todo con cada movimiento, pero no podía evitarlo. La pregunta le había pillado tan por sorpresa que no podía parar de reír. Poco a poco fue recuperando la compostura, limpiándose lágrimas de risa con el dorso de la mano.
- Así que esa imagen tenemos, ¿eh? ¡Caramba! Ojalá mi trabajo fuese tan interesante. No somos más que una fuerza de seguridad. La mayor parte de las veces mis tareas se limitan a vigilar e informar sobre criminales para que la Marina ponga recompensa por su cabeza, o hacer redadas en almacenes de bandas criminales que trafican con drogas o armas.
La respuesta no era del todo cierta. Todo agente del Cipher Pol sabía que ciertas escuadras se ocupaban de tareas de inteligencia, contraespionaje o incluso asesinato de importantes miembros de la Revolución y enemigos del Gobierno. De todos modos era su deber contribuir a desinformar y dar una imagen diferente. Le había hecho gracia que Greed (y por extensión, el populacho) les viera a todos como una especie de superagentes que mantenían el orden desde las sombras, cuando su trabajo era tantas veces de oficina como de campo. Esperaba que eso cambiara en un futuro y le dieran misiones más interesantes.
- Historias, ¿eh? Te sorprenderías. Todo lo que la gente cuenta suele tener una base. Tienden a exagerarse a medida pasan de boca en boca, pero hay ciertas verdades - sonrió de nuevo, apoyándose los codos sobre las rodillas - ¿Nunca has visto un rey marino? No creo que haya ninguno capaz de comerse islas, pero he viajado bastante por Grand Line, y te aseguro que son muy reales. Y dan bastante miedo, para ser sinceros. Sólo vi uno en una ocasión, y destrozó un navío de tres velas de un coletazo.
Un escalofrío recorrió su espalda al recordar aquel episodio. Se había salvado sólo por tener la suerte de ir en el barco correcto. Aún tenía pesadillas con aquella escena algunas noches, sueños en los que veía una descomunal mole embistiendo un barco y hundiéndolo, para luego desaparecer bajo las aguas una vez más. Para cuando los restos volvieron a flote, destrozados y a cachos, no lograron ver supervivientes. Se levantó y estiró, tratando de sacarse esas imágenes de la cabeza. Empezaba a encontrarse francamente mejor.
- ¡Vamos! Si tengo suerte, a lo mejor el resto de mis cosas andan cerca.
Siguió la pequeña figura que saltaba entre las hierbas a grandes pasos. Era sorprendentemente rápido para su tamaño. Al cabo de unos metros llegaron a un arbusto del que colgaba un calcetín blanco, que Atsu reconoció como suyo. Miró alrededor y descubrió un zapato entre el follaje. ¿Qué diablos había pasado allí anoche? Frunciendo el ceño, se metió entre las zarzas como si no estuviesen hechas más que de suave algodón, y se puso a rebuscar entre la espesura. Fue encontrando más cosas. Otro zapato, el pantalón... ¿había tirado alguien sus cosas por ahí? Finalmente llegó a un "claro" entre las zarzas donde se encontró una escena de lo más particular: una cuadrilla de mapaches color púrpura observaban como uno de los suyos, vestido con una chaqueta blanca, andaba a dos patas sujetando una pistola entre sus zarpas. Mientras lo hacía, emitía ruiditos graves constantemente y movía mucho su boca. A ratos todos los demás gruñían a la vez, lo que interpretó como una risa. ¿En serio estaba imitando a un humano? ¿Y con sus cosas?
- ¡Malditos ladronzuelos!
Sin pensárselo dos veces, el agente se lanzó sobre los peludos animalejos armado con un zapato en cada mano. Pronto la escena degeneró en un revoltijo de masas de pelo dando vueltas en torno a Atsu, mordiéndole y arañándole. El agente se defendía y atacaba como podía, lanzando volando a algún mapache de vez en cuando. Finalmente agarró por su chaqueta al "jefe."
- ¡Te tengo! - exclamó victorioso, lleno de arañazos y marcas.
- Así que esa imagen tenemos, ¿eh? ¡Caramba! Ojalá mi trabajo fuese tan interesante. No somos más que una fuerza de seguridad. La mayor parte de las veces mis tareas se limitan a vigilar e informar sobre criminales para que la Marina ponga recompensa por su cabeza, o hacer redadas en almacenes de bandas criminales que trafican con drogas o armas.
La respuesta no era del todo cierta. Todo agente del Cipher Pol sabía que ciertas escuadras se ocupaban de tareas de inteligencia, contraespionaje o incluso asesinato de importantes miembros de la Revolución y enemigos del Gobierno. De todos modos era su deber contribuir a desinformar y dar una imagen diferente. Le había hecho gracia que Greed (y por extensión, el populacho) les viera a todos como una especie de superagentes que mantenían el orden desde las sombras, cuando su trabajo era tantas veces de oficina como de campo. Esperaba que eso cambiara en un futuro y le dieran misiones más interesantes.
- Historias, ¿eh? Te sorprenderías. Todo lo que la gente cuenta suele tener una base. Tienden a exagerarse a medida pasan de boca en boca, pero hay ciertas verdades - sonrió de nuevo, apoyándose los codos sobre las rodillas - ¿Nunca has visto un rey marino? No creo que haya ninguno capaz de comerse islas, pero he viajado bastante por Grand Line, y te aseguro que son muy reales. Y dan bastante miedo, para ser sinceros. Sólo vi uno en una ocasión, y destrozó un navío de tres velas de un coletazo.
Un escalofrío recorrió su espalda al recordar aquel episodio. Se había salvado sólo por tener la suerte de ir en el barco correcto. Aún tenía pesadillas con aquella escena algunas noches, sueños en los que veía una descomunal mole embistiendo un barco y hundiéndolo, para luego desaparecer bajo las aguas una vez más. Para cuando los restos volvieron a flote, destrozados y a cachos, no lograron ver supervivientes. Se levantó y estiró, tratando de sacarse esas imágenes de la cabeza. Empezaba a encontrarse francamente mejor.
- ¡Vamos! Si tengo suerte, a lo mejor el resto de mis cosas andan cerca.
Siguió la pequeña figura que saltaba entre las hierbas a grandes pasos. Era sorprendentemente rápido para su tamaño. Al cabo de unos metros llegaron a un arbusto del que colgaba un calcetín blanco, que Atsu reconoció como suyo. Miró alrededor y descubrió un zapato entre el follaje. ¿Qué diablos había pasado allí anoche? Frunciendo el ceño, se metió entre las zarzas como si no estuviesen hechas más que de suave algodón, y se puso a rebuscar entre la espesura. Fue encontrando más cosas. Otro zapato, el pantalón... ¿había tirado alguien sus cosas por ahí? Finalmente llegó a un "claro" entre las zarzas donde se encontró una escena de lo más particular: una cuadrilla de mapaches color púrpura observaban como uno de los suyos, vestido con una chaqueta blanca, andaba a dos patas sujetando una pistola entre sus zarpas. Mientras lo hacía, emitía ruiditos graves constantemente y movía mucho su boca. A ratos todos los demás gruñían a la vez, lo que interpretó como una risa. ¿En serio estaba imitando a un humano? ¿Y con sus cosas?
- ¡Malditos ladronzuelos!
Sin pensárselo dos veces, el agente se lanzó sobre los peludos animalejos armado con un zapato en cada mano. Pronto la escena degeneró en un revoltijo de masas de pelo dando vueltas en torno a Atsu, mordiéndole y arañándole. El agente se defendía y atacaba como podía, lanzando volando a algún mapache de vez en cuando. Finalmente agarró por su chaqueta al "jefe."
- ¡Te tengo! - exclamó victorioso, lleno de arañazos y marcas.
Greed se quedó fascinado con la historia, lo cierto es que aún intentando ser adulto seguía siendo un pequeño Tontatta con sueños infantiles.
-vaaaaya... ¿Y tu que hiciste? ¿Cómo sobrevivistes?
Pero en los ojos vidriosos del humano, vio imágenes de la guerra del golfo y supuso que a veces estaría ahí atrapado entre dolorosos recuerdos de un frío momento de su vida.
Ser el guía era raro para Greed, rara vez sabía adonde iba, pero no olvidaría ese calcetín, y no resultaba difícil volver a él, solo había que esquivar las zarzas, pero resultó que había más ropa de lo esperado, por lo que fue un golpe de suerte.
Pero también hubo violencia, unas astuta criaturas estaban con las prendas del CP, y los ojos de Greed se entrecerraron al ver a su enemigo natural.
-Mapaches... Debí suponer lo...
Greed curiosamente no se quedó al margen, siendo Mapaches el enemigo se vio en la obligación de actuar.
Salto sobre una de las alimañas y se agarró con fuerza mientras el animal se movía y se agitaba de un lado al otro intentando quitárselo de encima. La violencia de sus sacudidas parecía que lanzaría a Greed volando, pero se mantuvo la entereza y se agerro a la criatura mientras hacía de perfecto vaquero.
Finalmente esta consiguió safarse del Tontatta y huyó, haciendo que Greed se diera cuenta de que el resto no estaban.
-hoy... Ha sido una pequeña victoria para nosotros... Pero una gran victoria para Tontatta.
-vaaaaya... ¿Y tu que hiciste? ¿Cómo sobrevivistes?
Pero en los ojos vidriosos del humano, vio imágenes de la guerra del golfo y supuso que a veces estaría ahí atrapado entre dolorosos recuerdos de un frío momento de su vida.
Ser el guía era raro para Greed, rara vez sabía adonde iba, pero no olvidaría ese calcetín, y no resultaba difícil volver a él, solo había que esquivar las zarzas, pero resultó que había más ropa de lo esperado, por lo que fue un golpe de suerte.
Pero también hubo violencia, unas astuta criaturas estaban con las prendas del CP, y los ojos de Greed se entrecerraron al ver a su enemigo natural.
-Mapaches... Debí suponer lo...
Greed curiosamente no se quedó al margen, siendo Mapaches el enemigo se vio en la obligación de actuar.
Salto sobre una de las alimañas y se agarró con fuerza mientras el animal se movía y se agitaba de un lado al otro intentando quitárselo de encima. La violencia de sus sacudidas parecía que lanzaría a Greed volando, pero se mantuvo la entereza y se agerro a la criatura mientras hacía de perfecto vaquero.
Finalmente esta consiguió safarse del Tontatta y huyó, haciendo que Greed se diera cuenta de que el resto no estaban.
-hoy... Ha sido una pequeña victoria para nosotros... Pero una gran victoria para Tontatta.
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