+18 El despertar en nuevas tierras [Privado Kumi & Sayum - Pasado]

Después de tanto trabajo y esfuerzo con aquellos piratas, tuvimos que deshacernos de aquellos lastres, que, en su momento nos ayudaron a tener un botín bien grande. Pero, cuando lo logramos y las cosas se torcieron, tuvimos que escapar las dos, no sin antes llevarnos las riquezas. Llegamos como pudimos en un pequeño bote, con nuestros botines teníamos dinero suficiente para instalarnos y por un tiempo disfrutar de una buena vida. Y así es como llegamos a una isla de North Blue, llamada Hellstat. Poco o nada sabía de esa isla, pero parecía un lugar seguro para pasar una temporada. Llegamos bastante tarde, casi ya se había oscurecido, por lo tanto, debíamos buscar un lugar donde pasar la noche, pero no cualquier lugar, si no un lugar bueno, nos lo merecíamos después de tanto esfuerzo. No tardamos demasiado en encontrar un buen lugar, la habitación era demasiada ostentosa a lo que estaba costumbrada, pero, sabía que a Sayumi le haría ilusión. Al instalarnos en el hotel, cenamos, nos bañamos juntas como de costumbre, y como no, hicimos nuestras costumbres. Aunque, tal vez, nos habíamos pasado con las bebidas y con algunas substancias, pues la noche fue de pura celebración. Y claro está, no tenía claro cómo me había quedad dormida, de hecho, ni me enteré que me dormí.

Horas después, los poderosos rayos de luz se colaban por las ventanas, el calor del sol me estaba molestando. Pero no era solo eso, sino, que notaba un gran calor en todo mi cuerpo, era algo tan agobiante que me despertó. Poco a poco comencé a abrir los ojos, mi cuerpo sentía la presión y calor corporal de mi hermana Sayumi. Desnuda como yo, ella me estaba besando apasionadamente en los labios. Su lengua jugaba juguetonamente con la mía hasta que al ver que me había despertado. Me saludó con una voz bastante atrevida y encima de mi cuerpo desnudo, Sayumi era demasiado para esas cosas. Somos hermanas, pero, aun así, ella quiere más de mí, para otras personas, tal y como estamos ahora es algo totalmente indecente, pero por mí ya les pueden dar en la frente. Pues no tenía la doble moral de la gente “normal” y bueno, mi hermana estaba bastante buena, a fin de cuentas. ¿Quién no quisiera darle si la ve desnuda?  

Pero, pese a que le tengo ganas, hoy no me sentía demasiado bien, pues estaba notando los efectos desagradables producidos por los efectos. -Buenos... días... Dije con una voz débil y un tanto más ronca de lo habitual. -Veo que después de todo lo que pasó anoche sigues pidiendo guerra... Comentaba, haciéndole creer que recordaba lo de anoche, y la verdad, si ni yo que estaba más acostumbrada a ciertas substancias lo recordaba, sabía que mi hermanita calentita no recordaría nada, y eso me daba una tremenda ventaja para poder manipular a Sayu, sin que se sienta mal. -Estoy cansada de anoche... ¿Tú no? Decía con una sonrisa, para luego de mis palabras, darle una cachetada en una de sus nalgas con mi diestra, y apretarla un poco, dándole a entender que lo habíamos hecho. Y lo más probable es que anoche acabásemos follando como perras, pero eso nunca lo sabremos.  

En el preciso momento en que escuche a Kumi sabía que ella estaba un poco más trastocada que yo por lo de anoche, ella sonaba ligeramente más ronca de lo habitual, puede que para otra persona que no la conociera escuchara su dulce voz solamente algo apagada, pero yo tenía ciertos conocimientos que me permitían saber que ella no se encontraba en la mejor de las condiciones. Ella aun así quería contentarme un poco, pero no demasiado, porque ella dijo que aún después de anoche seguía teniendo ganas, aquello era cierto la verdad es que me moría de ganas por más, de que mi cabeza terminara atrapada por sus muslos y ahogarme en placer. No recordaba casi nada de anoche excepto el baño, pero lo que sentía en mi cuerpo, era muy claro, una mujer sabe perfectamente si ha tenido sexo la noche anterior aun si no lo recuerda, y yo estaba bastante segura de que así había sido, aunque no podía asegurarlo con total certeza.

Pero lo que paso después fue una mezcla de sensaciones que por un lado me calentaron aún más, y por otro fueron un jarro de agua fria, porque ella parecía demasiado cansada para algo de acción matutina, pero al mismo tiempo dio una palmada a mi trasero y lo apretó, no pude evitar soltar un pequeño gemido, notaba como cierta humedad corría por mi muslo, estaba más que lista, pero aquellas palabras veladas me indicaban que ella quería descansar, así que me mordí el labio inferior y la mire, mi cara era clara, ardía en lujuria y deseo, yo quería una cosa que ella no podía darme esta mañana así que tendría que aguantarme, pero cada segundo que estaba con ella, merecía estos momentos de castigo en los que ella frenaba mi egoísmo, aunque por su puesto era tremendamente frustrante.

Me separé de ella muy despacio, para ponerme boca arriba en la cama, ella podría ver cuan excitada estaba realmente en estaba realmente y cuanto la deseaba podría ver en mi cuerpo las claras señales de excitación y como aun así me contenía, y ahora con un tono de voz lo más tranquilo que podía le dije. -Si tu estas cansada yo estoy cansada. Después de aquello mi mano se deslizo por su cintura, y la mire a los ojos directamente en esta postura en que lo único que quería calmar era el fuego que me quemaba por dentro. -¿Qué te parece si nos bañamos? Te prometo que solo será eso, creo que nos vendrá bien para expulsar toxinas del cuerpo, después puedo prepararte el desayuno. Mi rostro no mostraba ninguna intención oculta, no podía mentirla, pero sí que podía ocultarle que yo usaría el baño para intentar bajar mi fuego interno.

Después de aquello me levante suavemente deslizaba mis manos por su cuerpo mientras lo hacía, una cosa era que pudiera aguantarme las ganas de poseerla en este mismo instante y otra muy diferente era, que ahora que estábamos en privado podía hacer todas esas cosas que no hacía en público, y una de mis cosas favoritas era simplemente tocar su cuerpo, ella lo sabía, y aunque no siempre estaba de humor para que literalmente me pegara a ella como un koala, creo que esta vez si iba consentirme de esa manera, después de aquello la bese en la mejilla mientras iba despacio, contoneándome hacia el baño, no es que la estuviera tentando para que ella se rindiera a mi petición, es que simplemente me soltaba cuando estaba con ella, todo el resto del tiempo tenía que ser recatada, casta, una niñita, pero ahora podía ser la mujer hambrienta que quería ser.

Una vez en el baño abrí el agua caliente y empecé a llenar la bañera, si bien quería que fuera un baño, no sería algo de horas, era solo algo relativamente rápido para limpiar nuestro cuerpo. Mientras esta se llenaba iba colocando en el agua una mezcla de aceites y jabones, que nos dejarían completamente limpias, sin casi ningún esfuerzo después de todo, esto era para relajarse, y el hidromasaje haría el trabajo por nosotras, esto tardaría un ratito, en el cual Kumi podría sorprenderme, ella al fin y al cabo era completamente impredecible.

Parecía que mis palabras hicieron que Sayu se apaciguara un poco, aunque ella parecía bastante decepcionada, por lo que le había dicho. Estaba tan triste, que me estaba dando algo de penita ver como se entristecía. Ella se quitó de encima, y simplemente se dedicó a acariciar mi cuerpo. Si decía la verdad, apenas podría rechazarla de nuevo si volvía a proponerme algo indecente. Su mano se sentía muy bien y la verdad me estaba dando una sensación muy agradable. Debía decir que ella se estaba conteniendo mucho, y sabía que eso le hacía con mucho esfuerzo, por lo tanto, eso me hacía derretirme, pues con esos actos me demostraba lo que me quiere. Debía recompensarla, por esa razón, me di la vuelta quedándome de costado, bastante más cerquita que ella. Comencé con una mana a acariciar su mejilla de forma bastante suave a la vez que le sonreía cálidamente.  

En ese momento, Sayu me propuso de darnos un baño, con una pequeña carcajada le miré a los ojos. -Me parece bien... Decía dando un pequeño bostezo. Al responder su pregunta, sin decir nada más, y tras volverme a acariciar mi cuerpo. Sayumi se levantó de la cama y se fue al baño. La observaba como se marchaba hasta entrar en el cuarto. Una vez me había quedado sola, cerré un momento los ojos para luego desperezarme un poco estirando todo mi cuerpo. Tardé unos instantes en volver a abrir los ojos, si estaba bastante cansada, pues hacía tiempo que no descansábamos bien, y aquella cama era demasiado cómoda. Con esfuerzo me levantaba de esta, y tambaleándome levemente por el sueño caminé hasta el cuarto de baño.  

Sayumi se encontraba allí, distraída preparando el baño para las dos. Una sonrisa pícara se dibujaba en mi rostro mientras, sigilosamente me acercaba a mi indefensa hermanita. Al estar justo detrás de ella, pasé mis brazos por su vientre, rodeándola, dándole así un tierno abrazo, apoyando así mi pecho en su espalda. -Sayu... puede que el baño de despierte... Dije con una sonrisa y un tono algo más aceptable que la anterior vez que hable. Tras eso, le di un pequeño beso en el cuello, para luego apoyar mi barbilla en su hombro derecho, quedándome un rato así a la espera de ver que hacía ella.

Controlar mi deseo era cada vez más difícil aún tenía la sensación del cuerpo de Kumi en mi piel, el como ella había acariciado mi mejilla y como habíamos estado abrazaditas en la cama, aquella sensación me hacía estar completamente absorta en mis pensamientos, mientras me ocupaba de que el baño estuviera completamente preparado. Antes de que mediera cuenta Kumi me abrazo por la espalda, haciendo que sus brazos rodearan mi vientre, mientras sentía como su pecho se apoyaba en mi espalda, sus manos tan cerca de aquel lugar realmente me encendía, estaba a punto de asaltarla, y más aún cuando ella menciono que tal vez el baño la ayudaría en despertarse, no sabía si aquello era una proposición velada, pero ahora tenía que andarme con pies de plomo, le había dicho que solo sería un baño y yo mantenía mi palabra ante Kumi.

Después de recibir aquel beso en mi cuello, yo estaba ya completamente derretida ahora tenía que usar toda mi fuerza de voluntad para no asaltarla, pero no podía ni quería ignorar ese acto de cariño, me gire muy despacio, mientras sus manos cambiaban de posición ahora, estaba de pie completamente desnuda abrazándola a ella que también estaba desnuda, mis labios se posaron sobre los suyos. No fue un beso lujurioso, tampoco uno tierno, fue un beso de pareja, uno en los labios, cargado de mucho amor, mientras mis brazos se deslizaban por su espalda hasta llegar a su zona lumbar, muy despacio. No había ni un solo centímetro de separación entre nosotras, podía notar todo su cuerpo, y una vez así mi rostro se deslizo hacia un lado para después besar su mejilla. Cada acto que hacía estaba marcado con todo el profuso amor que le tenía, cada pequeño movimiento estaba inundado en calidez. Una vez así mi voz apenas podía salir en un tono normal, salía marcando cierta picardía. -En ese caso Kumi no perdamos el tiempo el baño esta listo.

En aquel preciso momento y muy despacio me separé ligeramente de ella, aunque seguía teniéndola muy cerca, y comprobé con la pierna la temperatura del agua, estaba más que perfecta, así que cariñosamente mientras aun la sostenía, entramos al agua las dos a la vez. Esta se sentía muy agradable, aun así, yo no quería separarme de ella mucho, así que para distraerme la lavaba un poco, no de una forma muy convencional, pero tampoco demasiado atrevida, es decir solo frotaba sus brazos, cuello, espalda, vientre, pero no tocaba sus senos, ni otras partes eróticas mi intención, aunque fuera contraria a lo que quería era simplemente era darnos un bañito. Aunque por su puesto mi tacto era tan suave como una pluma y me tomaba mi tiempo, al fin y al cabo, esto era para ayudarme a contenerme, aunque por desgracia, aunque esto conseguía reprimir mis ganas de poseerla, al mismo tiempo me estaba calentando cada vez más, era tan frustrante, pero cualquier cosa por mi Kumi. En un determinado momento estaba abrazándola de frente, bien cerca de ella, y le susurre. -Te dije que solo sería un baño, y mantengo mi palabra amor mío, pero no sabes que te deseo ahora mismo, amo cada centímetro de tu cuerpo, y soy incapaz de no desearte cada segundo de cada día, pídeme que me frene, o no creo que sea capaz de seguir conteniéndome. Seguía en sus manos, estaba demasiado cerca de mi limite, pero aunque tuviera que salir de la bañera corriendo para evitar tomarla lo haría, respetar lo que ella quería era más importante para mí que cualquier cosa en el mundo, aunque mi cuerpo simplemente no pudiera estar más excitado, si ella me pedía que parase pararía.

Abracé a mi hermana lo más cálidamente posible, mientras ella estaba distraída preparando la bañera. La verdad pese rechazarla muchas veces, siempre acababa por querer más de ella, era inevitable para mí. Sayu me provocaba demasiado y apenas puedo contener las ganas de que me posea. Pude negarle una vez, me dejó bastante tocada, y ahora aquel baño... solo con pensarlo mi cuerpo entero se estremecía. Pese que estaba acostumbrada de verla sin ropa, era inevitable no sentir atracción por ella, pero, realmente no solo era atracción, mi amor por ella era sincero y puro.  

Mi barbilla seguía en su hombro, mientras levemente iba haciendo círculos con mis dedos en el vientre de Sayu. Sabía a la perfección como le gustaba que le abrazara de esa forma, y pues no se me resistiría mucho más. Lentamente mi hermanita se comenzó a girar, esto se estaba poniendo interesante. Una sonrisa pícara se dibujaba en mi rostro, ya que esperaba lo que sería obvio, que ella me poseyera en el cuarto de baño. Mis manos mientras ella se volteaba, se iban dirigiendo a su espalda, no sin antes, acariciar todo lo que podía su piel. Ambas desnudas, estábamos frente a frente, piel a piel, no había ninguna barrera, solo nuestros cuerpos ardiendo en deseos de formar uno solo. Mis mejillas se ruborizaron, mi corazón cada vez palpitaba con mayor intensidad.

Sus labios rozaron a los míos, una explosión de éxtasis inundaba mi cuerpo, sentía que si se detenía mi corazón también lo haría. Solamente cerré los ojos, y me dejé llevar por mis sentimientos, los cuales nunca cambiarán para ella. Por segundos, mi piel se sensibilizaba más, y sus caricias delicadas y repletas de amor me hacían sentir una sensación tan placentera como nunca antes había sentido. Tras ese beso, mi había quedado casi sin respiración. Jadeaba con bastante intensidad producida por la excitación, que inevitablemente tuve que cerrar las piernas a la vez que me temblaban, si seguía no podría soportarlo más. Pero cuando me dijo aquellas palabras tan sugerentes era yo la que finalmente se derritió. Me dejó sin palabras, no podía hacer otra cosa que obedecer lo que ella dijo, y acto seguido ella se metió en la bañera, después entré yo y me acomodé a su lado, tratando de calmarme un poco.  

Me hubiera podido calmar, aunque sea un poquito, si no fuera porque Sayumi comenzó a frotar mi cuerpo para ayudarme a lavarlo. Pero ya era demasiado tarde, mi cuerpo ardía... ardía de pasión por la mujer que tenía justo al lado. Ella confesó que me deseaba, pero que obedecería el no hacer nada si yo le pedía que frenase. Completamente roja incliné mi rostro al agua. -Sayumi... yo... te... amo... Pronunciaba echándome encima de ella abriendo las piernas para sentarme encima de ella apoyando mi culo en sus piernas. Y fuertemente colocando mi mejilla junta al suya. -No puedo... Susurraba entre jadeos. -Aguantar más... hermanita... hazme tuya... Añadía, para luego separarme unos centímetros de ella, pues dejaría que ella llevara la voz cantante, quería que ella disfrutara todo lo que mi cuerpo le podría saciar, además de que claramente ella era más experta que yo en estas cosas. Vergonzosamente la miré... -Puedes... hacer... lo que quieras... no... te contengas... Concluí mirándola a los ojos con total deseo hacia ella.

Al contrario de lo que espere Kumi parecía que había cambiado de idea, no podía creerlo ella normalmente no estaba tan receptiva, pero ella se abalanzó sobre mí, me dijo que me amaba completamente roja, ella no era como yo, aunque era muy atrevida con muchas cosas, no era tan buena admitiendo sus sentimientos por mí. Ella ahora estaba sobre mí con su hermoso cuerpo sobre mis piernas, podía notar cada centímetro de su sedosa piel, su jadeante voz me encendía más de lo que ella no podía ni imaginar, ella me imploro que la hiciera mí, aquellas palabras fueron más de lo que podía soportar, pero esto solo estaba mejorando cuando ella simplemente me dijo que podía hacer lo que quisiese.

Ahora simplemente ya no había razones para contenerme, y gracias al pequeño espacio que ella me había dado podía empezar a saciar mi deseo, mi brazo derecho se coló en medio de nuestros cuerpos, siendo una barra entre nuestras vaginas, lo subía y bajaba para frotarnos mutuamente con el, aquello me hizo comenzar a gemir, pero por su puesto aquello no era todo, mis labios se juntaban a los suyos, y se sellaban en un lascivo beso, mi lengua jugaba con sus labios, mi boca se abría lo más posible para invitar su lengua a entrar y deleitarme con su saliva, pero era demasiado golosa, aún tenía una mano libre la izquierda que estaba usando para agarrar sus nalgas y masajearlas sensualmente. Mi brazo nos estaba dando placer a las dos, pero comenzaba a ser más una tortura de placer más que algo para saciarnos así que iba a entrar en cosas más serias.

No iba a darle un solo segundo de tregua, una vez mi maquina interna estaba encendida, podría estar así horas y horas, así que empecé a hacer mi segunda cosa favorita, entrelace mis piernas a las suyas ya había habido suficiente juego previo, y le di otro tipo de beso, con otro tipo de labios, nuestras vaginas se estaban frotando la una con la otra, produciendo un mar de jugos de amor, pero por su puesto aquello no era todo, nunca era suficiente para mí por lo que ahora mi mano libre estaba sobre su vientre, frotando sin piedad su clítoris, mientras yo estaba gimiendo como loca de placer. -Kumi... Ahhh por favor házmelo a mi también Ahhh te deseo, vamos a darnos mucho placer las dos ahhhh, joder justo eso. El placer me embriagaba y solo estaba comenzando, apenas esto era un aperitivo para el plato principal, ahora quería ver que era lo que ella quería que hiciera, la estaba mirando con absoluta lujuria, ver como reaccionaba, como se movía, que era lo que quería, simplemente ahora íbamos a arder, y esto se había convertido en un incendio incontrolable, y el agua de la bañera no iba si no a alimentar más nuestro fuego. -Kumi, te amo... Ahh te deseo, no pienso parar hasta que ninguna de las dos este consciente... Ahhh La llamaba por su nombre porque sabía que eso la excitaba. -Onne-sama... Ahh no voy a dejarte descansar ni un solo momento. Mientras mis palabras salían de mi boca, aquella forma tan sugerente de llamarla hermana mayor, seguía disfrutando de su cuerpo, de su tacto, de su calor, y de como ella se derritió por mí, y como yo me derretía por ella, simplemente nos amábamos de verdad y ser hermanas no nos iba a impedir estar juntas como amantes.

En este momento estaba perdiendo completamente el juicio, no podía controlar mis impulsos, y todo lo que hacía era dejarme llevar. Sayumi interpuso su brazo entre nuestros cuerpos, haciendo que este rozase con mi vagina. -Ahh... Un gemido incontrolable salió de mis labios el cual me fue imposible de ahogar. Ella sabía perfectamente como volverme loca y lo estaba logrando, movía su brazo, frotándome con intensidad, cerré los ojos por toda la excitación y el placer que estaba sintiendo y nada más pensaba que si me movía un poco me quemaría. Pero ella atacó aún más mi punto débil. Dándome un beso en los labios con gran pasión, ella me lamió estos invitando a que abriera la boca y usara mi lengua.  

Dejando que ella me guiara, abrí la boca e hice que mi lengua alcanzara a la suya, mientras hacía, me excitaba aún más, y sin evitarlo, no solo su brazo se movía, sino, que comencé a mover mi cadera buscando también tu frotarme en su brazo. Llevé mis manos a sus mejillas tras aquel beso que casi me ahoga, para luego devolverle el beso haciéndolo aún más intenso. Tras ese beso, de pronto dejé de moverme, estaba demasiado ardida no solo podía esperar a que ella me sofocara necesitaba jugar con Sayu. Mi culo estaba siendo bastante manoseado por Sayu, parecía que ella tampoco podía estar quieta. En ese momento aprovecharía yo mi ventaja para sorprenderla, y no dejaría que el placer que tanto sentía me desconcentrara.  

Llevé mis dos manos a sus blandos, suaves y turgentes senos. Comencé acariciándolos lentamente, su tacto era simplemente maravilloso, y aunque sentía cierta envidia, pues mi pecho era más pequeño, y me encanta como las tiene Sayu, pero, al menos podía disfrutarlas... -Sayu... ¿Cómo puedes tener unas tetas tan bonitas? Decía con lascivia, a la vez que pasaba mis dedos por sus pezones. Pude notar como su cuerpo se retorcía, en ese instante, noté como su mano comenzaba a masajearme la vagina. -¡¡¡Hmmm!!! Justo en el momento que estaba más excitada, el placer que sentía me estaba haciendo perder la concentración. -Con... calma... hermanita... si sigues así yo... Pronunciaba con la voz entrecortada a la vez que mi respiración era bastante irregular por la excitación.

Ella me pidió que le tocase, pero yo tenía otros planes, que seguro le encantarían a mi Sayu, pero por no darle atenciones deberé luego compensarla. -Sayu... siento ser egoísta... Me disculpaba por no atender a su petición, a su vez, comenzaba lentamente a levantarme. Una vez levantada al frente de ella, mi coño estaba a la altura de su cara a unos escasos centímetros. Estaba tan excitada, que podía notar el caliente fluido que caía por mi pierna el cual no era agua. -Creo que tienes hambre... hermanita... Lujuriosamente le susurraba, agarrando suavemente su cabeza, acompañándola a mi entrepierna. -El desayuno está listo... Sayu... espero que te guste... Susurraba completamente excitada.

Lujuria pura lujuria estaba sintiendo, no solo ella me devolvía los besos con aun más intensidad, disfrutando por entero de su dulce sabor, su saliva era más dulce que cualquier néctar, y sus labios más suaves que cualquier seda, jamás me cansaría de besarla, aquello me hacía enloquecer justo cuando decidir cambiar de postura ella decidió atacarme aún más, sus dedos frotaban mis duros pezones, aquello me hacía estremecerme, pero sus palabras, sus palabras eran lo que más me calentaba, tenía que contestarla aunque fuera entre gemidos. -Kumi ahhh... tus tetitas si son perfectas jamás me cansare de ahhh... No termine la frase y me incline para succionar uno de sus pezones, pero esto estaba lejos de terminar.

Mi mano acariciaba con mucha pericia su coñito, pero ella no iba a cumplir mis peticiones al menos no por ahora, ella tenía otros planes, y conociéndola era uno muy claro, ella había estado a punto de correrse por mi mano, pero ella lo que quería era correrse con mi boca así que cumpliría ese deseo aunque yo estaba demasiado excitada también, el haberme frotado con ella de esa forma también me había dejado cerca, esto era un poco frustrante pero, ella me ponía demasiado cachonda. Kumi se levantó y puso su hermoso coñito junto a mi rostro, aquella era una vista hermosa, la más hermosa que se pueda imaginar y Kumi solo me la mostraba a mí, podía notar su calor, su pura esencia, simplemente aquello me excitaba demasiado si no fuera porque estaba aun dentro del agua de mi entrepierna saldría vapor. Ella bromeo con que sería mi desayuno, yo reí un poco para mí misma. -Esto puede ser lo único que puedas preparar sin montar un desastre. Sus manos entonces sujetaron mi cabeza y acercaron mi cabeza a aquel lugar prohibido, yo sé por qué lo hacía para poder guiarme por lo que relaje el cuello y me dejaría guiar por sus manos, pero antes una pequeña muestra de lo que le venía.

Mi lengua presiono con fuerza su coñito de abajo hacia arriba, entrando levemente en aquella hendidura y pulsando con intensidad el clítoris, pero lo más importante recogiendo todo el jugo que pudiera usando mi lengua como una cuchara, para luego desde ahí mirándola a los ojos le dije, con un marcado tono lujurioso. -Ama este desayuno es el mejor que he comido jamás. Después de aquellas palabras tan provocativas y antes de que ella pudiera reaccionar, use mis dos manos para sujetar sus nalgas, para comer aquel coño como si mi vida dependiera de ello, fuerte pero sin hacer daño, suave pero apretando los puntos importantes, lamiendo, succionando, mordiendo con delicadeza en algunos momentos, todo aquello en una vorágine salvaje cuyo objetivo es que Kumi se corriera en pocos segundos, pero no por ser voraz me corría la prisa, me tomaba mi tiempo las mujeres somos delicadas ahí abajo, y aunque estaba hambrienta sabía cuánto podía presionar, y por supuesto era importante atacar donde a ella le gustaba.

Aquello era agobiante, solo podía respirar por la nariz y era de forma entrecortada, expulsando el aire sobre aquel lugar, mientras los olores de su sexo se clavaban en mi mente, mi coño también pedía atenciones, pero mis manos seguían ocupadas agarrando las nalgas de Kumi, incluso jugaba un poco con ellas, pero era para que ella no se pudiera escapar como había hecho antes, esta vez iba a disfrutar de todo aquel néctar, y lo más importante no tenía intención de apartar mi rostro hasta que ella me lo pidiera, aunque por hacerlo yo me estaba quemando mucho.

- Tonta... - Decía con una leve risa, al escuchar el comentario, pues era cierto que se me daba muy mal cocinar. Ella tenía bastante razón, pero, aun así, no era momento de hablar. Sayu se dejaba guiar por mis manos que la acompañaban hasta mi entrepierna. En ese momento, sentí como las manos de mi hermana se aferraban a mis nalgas, sus manos me estremecían y, además me excitaba mucho que me las agarrase así. Pero, nada se comparaba a las sensaciones que me hacía vibrar con la lengua. Apretaba fuerte la cabeza de Sayumi su lengua y su boca me estaba haciendo perder los sentidos. Fuertes gemidos y gritos se me escapaban de mis labios mientras sentía una gran explosión de sensaciones que me hacían temblar las piernas.  

Un éxtasis de placer inundaba mi cuerpo, para cuando terminase de esas sensaciones, acariciar el cabello de mi hermana con cariño. - Sayu... cielo... - La hacía parar, mientras mi respiración irregular debido al haber llegado al máximo de mi aguante. La levanté con firmeza, y sin pedirle permiso con mis manos, la tomé de los hombros dándole la vuelta con brusquedad. Lentamente, la empujaba contra la pared con mi cuerpo, a la vez que mi pubis la juntaba con el precioso y redondito culo que mi hermanita tenía. - Ahora es tu turno... hermanita... sé que lo estás deseando. - Le susurraba con sensualidad.

Mi diestra se deslizaba por su vientre hacia aquella zona, prohibida pero deliciosa, a su vez que con mi izquierda la posaba en su teta izquierda. Comencé a masajearle lentamente, mientras que mi dedo índice derecho acariciaba toda la superficie de su coño, lentamente y sin cesar. - Parece que estás a punto... - Decía con una sonrisa mientras mis dedos se llenaban de sus fluidos. Dicho eso, le pasé suavemente la lengua por su cuello, esperando sus reacciones.

Ella no tardo en caer ante mi dulce ataque, yo me hubiera vuelto loca en la mitad de tiempo, ella era tan dulce, no podía no darle todo lo que quería, ella exploto en mi cara y yo disfrute de su dulce explosión relamiéndome. Ella no titubeo, aunque le temblaban levemente las piernas ahora era suya, ella me levanto con firmeza y bruscamente con su cuerpo me empujo contra la pared, ella me había paralizado, y ahora estaba de espaldas a su merced dejándome arrastrar por el placer. Podía notar su ardiente pubis apoyado contra mis nalgas yo gemía sin parar. - -Ahh, mas... ahh tómame... haz que me corra. Frotaba mi coño como solo ella sabía tocarlo, podía leerme como un libro abierto, no podía resistirme, cuando ella me paso la lengua por mi cuello, mi coño estaba más que chorreando… empapada, los fluidos que emanaba llegaban a mis rodillas.

Arrinconada a punto de correrme, jadeando como una perra en celo, Kumi me había puesto a cien, puede que yo fuera la que quería llevarla a mi cama todo el tiempo, pero cuando a ella se le encendía el interruptor era una diosa del sexo, y yo quería más, mucho más. -Kumi ahhh... no soy una muñequita... ahh. Mi lengua apenas podía estar dentro de mi boca... Mis ojos estaban abiertos como platos, mi imagen era de alguien que ha sucumbido completamente al placer. -Por favor... sé más dura conmigo... ahhh dame con todo lo que tengas... ahhh, llévame a la cama, ahhh tu reino… ahh mi diosa. Ella ya sabía que tenía que hacer ahora, sé que lo sabía, ahora mismo estar a su merced era lo que más me calentaba, y quería que me llevase a la cama y allí me deleitara con todo lo que ella sabía hacer.

Sayu me pedía más estaba claro que eso no sería suficiente, sus jadeos, su voz completamente excitada, me incitaba a seguir, pero mientras le acariciaba suavemente, ella me pidió que la llevase a la cama, con una sonrisa le di un pequeño mordisco en el cuello, para luego introducir el dedo dentro de su ardiente vagina. - Así que quieres que te lleve a la cama... - Le susurraba al oído para hacerla aún enloquecer. También introducía aún más mi dedo, lo máximo que podía, sabía que ella se metía dedos, ya que a ella le cabía más que a mí, pues yo no había probado hacer eso, al menos aún. - Te entra hasta el fondo... hermanita... has estado haciendo cositas sola... ¿eh? - Decía con un tono juguetón mientras le apretaba el pecho, con un poco de maldad. - Siendo la pequeña... ¿Por qué las tienes tan grandes?... - Protestaba mientras le apretaba un poco su pezón.  

Después de hacerla sufrir un poco, saqué de su interior mi dedo completamente empapado, para luego darle la vuelta nuevamente y levantarla, obedeciendo a sus peticiones, la levanté sujetándola de las nalgas, y posteriormente, levantarla. Salí de la bañera, con ella y llegué a la habitación, con cierta brusquedad, así como a ella le gustaba, la lancé a la cama. - Ahora vamos a por el plato fuerte... - Decía para luego tumbarme en la cama encima de Sayumi. Comencé a besarle por el cuello bajando poco a poco, hasta llegar a su pecho. No podía dejar de sentir envidia como mi hermanita estaba de desarrollada, pero a la vez me encantaba que las tuviera más grandes que yo. Mi diestra comenzaba acariciar su pecho izquierdo, mientras que acercaba mi rostro a su otro pecho. - No es justo que estés tan desarrollada... pero por eso te voy a castigar... - Decía de forma juguetona mientras me metía su pezón en mi boca, lentamente le pasaba la punta de mi lengua, para luego dar un ligero mordisco, no era más que apretar ligeramente con los dientes para luego estirar un poco y soltar su pezón, dedicándole una mirada.  

Cuando creía que Kumi no podía excitarme más, decidió morderme en el cuello, un gemido salió de mis labios, y más gemidos salieron de donde venia ese cuando me metió el dedo profundamente en mi ardiente y empapado coño, no me dejaba ni respirar antes de poder reaccionar ya estaba atacando mis tetas con una gran firmeza, ella me estaba reprendiendo por tener el pecho más grande. -Ahhh siento jugar sola... ahhh... no siempre quieres... ahhh simplemente no puedo soportarlo, te follaría todos los días ahhh... pero te lo compensare... ahhh algún día. Chorreaba mi vagina chorreaba, y cada vez estaba más cerca de correrme, mis piernas no me sostenían, y ella lo sabía por eso seguía agarrándome mientras su dedo seguía atacándome. -Sera...ahh que son más grandes porque siempre juego con ellas pensando en ti ahhh... Pero justo antes de que lo lograra hizo lo que le pedí que me castigara y saco aquel dedito de mi interior.

Después volvió a dominarme me subía en brazos con su fuerza, ella me dominaba, aquello me hacía arder y ahora mientras mis piernas se cruzaban al rededor suya debía de estarla empapando con mi esencia, aunque lo único que quería era devorar sus labios. Nadie en todo el planeta podía ejercer este estado en mí. Me lanzo a la cama como un animal que acecha a su presa, ella luego se tumbó sobre mí y empezó a besarme el cuello, lo que provocaba jadeos, pero ahora mis manos estaban libres ella me daba lo que quería, yo tenía que darle un poco de atención... Mis manos se deslizaban por su espalda, lentamente hasta alcanzar sus nalgas y jugaba con ellas para acercar a Kumi más a mi cuerpo, mientras ella seguía celosa de mis tetas incluso mordió con rudeza uno de mis pezones, pero lejos de molestarme me excito aún más. -Ahhh... traviesa... pero eso no es castigo suficiente...ahhh tu misma has dicho que juego conmigo sola... ahhh te daré algo para castigarme, si no te gusta ahh... lo haré desaparecer.

Ahora venia algo complicado, había usado varios consoladores antes, pero formar uno con partes de mi cuerpo... decidí que ya sabía que parte iba a usar... aunque me iba a volver loca de placer. Usando el poder de mi Akuma fui juntando clítoris sobre clítoris, hasta formar un consolador, con tanta parte había hecho uno del tamaño más grande que había usado conmigo quince centímetros, y si quería algo más siempre podría añadir, y lo había hecho aparecer sobre Kumi, sobre su coño... Una reprimenda era posible... pero quería que me viera gozar con esto y entonces tal vez...

No podía creer lo bien que se sentían aquellos preciosos senos que mi hermanita tenía. Estaba bastante celosa de ser menos dotada que ella, pero, en fin, al menos podría divertirme con los suyos. La idea de castigarla, parece que a Sayumi se excitase aún más si cabe, ya que pensaba que no podría estarlo más e incluso se atrevió a usar su habilidad en mi cuerpo, aun sabiendo lo poco me gustaba eso en mi cuerpo. Una mirada fría apareció en mi rostro, pero no dije nada simplemente mi cara lo decía todo. Sin embargo, eso no haría que dejase lo que tenía a medias, mi hermanita estaba a medias y así no se podía quedar. Pero al parecer eso ya no sería posible, puesto que alguien comenzó a aporrear nuestra puerta como si no hubiera un mañana. - ¡Quieren dejar de gritar y gemir de una vez! - Se escuchaba la voz de un hombre. Suspiré fuertemente, mientras miraba la puerta. - ¡Lleváis toda la noche y ya lo que me faltaba es que también deis por culo a primera hora de la mañana! - Increpaba molesto. - ¡Que sí! ¡Joder! ¡Que te hemos escuchado! ¡Payaso! - Respondía enfadada.  

Tras decir esas palabras, podía escuchar la voz del hombre farfullar de una manera bastante inentendible, para luego todo volver a la normalidad. - En fin... - Suspiraba con un con un tanto un tanto burlón hacia mi hermana. - Parece que tenemos que parar. Ya puedes... quitarme esta cosa. - Añadía para que me volviera a la normalidad, la verdad es que su habilidad me cortaba todo el puto rollo. Creo que no había algo que diera más grima que su habilidad. Aunque debía reconocer que, en ciertas ocasiones, era de utilidad. Esperé a que me quitara eso que me hacía parecer deforme, y tras eso, simplemente me sequé con una toalla y me vestí por completo. Una vez estaba toda preparada miré a Sayumi. - Bueno, creo que es hora de desayunar algo y ver que hacer para ganar dinero. - Concluía mientras esperaba a que esta estuviera lista.  

Sabia que Kumi podía enfadarse con lo que había hecho, era una posibilidad, la mirada que me hecho... los juegos habían terminado, o casi, iba a hacer el amago de hacerle desaparecer esa cosa que le desagradaba, para ver si podíamos continuar pero una interrupción nos quitó esa posibilidad, los otros malditos clientes frígidos... castrados, esa situación me enfadaba, quería hacerlos trizas, como es que no podían disfrutar del sexo... por el amor de dios esto es un hotel de lujo aquí la gente viene a hacer estas cosas. Le quite aquella cosa en cuanto me lo pidió, unos pequeños pétalos rosas se esparcieron para desaparecer inmediatamente después.

Me levante de la cama... me acerque a Kumi y aunque estaba enfadada esto tenía que hacerlo... estaba ardiendo... tome su mano... con mi mano derecha y comencé a acariciar mi coño sin piedad, mientras mi mano izquierda tapaba mi boca para no hacer ningún ruido, mis ojos lo decían todo, no hacía falta que le dijera nada a Kumi, ella sabía que esto pasaría, o no podría dejar de pensar en otra cosa durante todo el día. Use su mano y la mía para profanarme sin piedad, y con rapidez no había tiempo para sutilezas ni para tomarme las cosas con calma, además ya estaba chorreando. Sus dedos los míos, se peleaban por frotarme en cada rincón... dos tres dedos entraban al mismo tiempo mientras las palmas frotaban mi clitoris, nadie podría aguantar eso por mucho tiempo y en menos de un minuto me corrí. Saque sus dedos de mi coño, y aparte la mano de mi boca, ahora jadeante la mire a los ojos mientras tomaba su mano y la limpiaba con mi lengua.

-Ahh...Ahora sí que hemos terminado. Después de aquello la solté y tome una toalla, debía de secar toda esa inundación que había provocado, y no solo el poco agua que quedaba en mi cuerpo. -Ahora si, ganemos algo de dinero hoy porque quiero cambiar de hotel... quiero uno donde podamos gritar toda la noche... por qué aún hay algo que quiero probar contigo miedosa... Fui caminando hasta mi lado de la cama y tome uno de mis juguetes... uno bonito rosado, suave, pequeñito, y se lo di a Kumi para que supiera que era lo que quería y lo motivada que estaba hoy a dar un gran golpe, porque ansiaba mi premio, su tierna cereza. Después me vestí para estar lista, y agarrando del brazo cariñosamente salimos de la habitación para ir a desayunar.