Rol, Kumi-Ayumi y Bleyd

Un día más el Hellstat, la verdad es que me estaba cansando de tanta muralla, y de tener que seguir llevando un bajo perfil, hacia días que no mataba a nadie, y lo peor es que aún no habíamos hecho una escapada a las montañas, tenía muchas ganas de estar con Kumi en ese lugar, bueno solo podía seguir planeando cada detalle, lo único que podía hacer ahora era simplemente pasar otro día más con la mejor de las compañías. Hacia un rato que habíamos desayunado incluso estábamos ya vestidas, algo extraño estando en la habitación, pero queríamos salir, hoy era día de mercado en el puerto y quería ver si podía comprar alguna cosa que necesitaba. Por su puesto llevaba mi ropa de siempre, camisa blanca falda protecciones, y algunas de mis armas escondidas, en ciudad las únicas armas que no llevaba porque resaltaban demasiado eran el fusil de asalto y el subfusil el resto estaban conmigo.

El camino hasta el puerto era tranquilo, simplemente mantenía como casi siempre el brazo izquierdo de Kumi bastante agarrado mientras simplemente caminábamos, mientras llegábamos al puerto me acerque a ella y le susurre. -¿Crees que pueda encontrar algo bonito para llevar esta noche? El susurro había sido extremadamente sugerente, quería ponerla un poquito nerviosa, solo un poco mientras una sonrisa pícara era escondida por mi mano. En cualquier caso, ya estábamos llegando al puerto, y mientras los colores y olores inundaban mis sentidos simplemente me limitaba a intentar contenerme y empezar a correr como loca por todas partes, había hecho este plan para estar con Kumi, no para hacer las cosas por mi cuenta.

Pero antes de que me diera cuenta había visto literalmente lo nunca visto un pony rosa peludo y achuchable, toda mi atención se centró en eso en aquel momento, mínimo tenía que ir abrazarlo corriendo, mire a Kumi toda ilusionada como pidiéndole permiso para ir, y me quede esperando su respuesta, sabía que podía tener una negativa pero simplemente no podía impedirlo, todo mi cuerpo me decía que fuera a abrazar a aquel caballito, ni si quiera sabía si tenía dueño aunque tampoco me importaba, la verdad es que me estaban entrando muchas ganas de robarlo, no podía escondérselo a Kumi sabía que me lo veía escrito en la cara, la cuestión es que según a quien se lo robara se podía armar una buena, siendo como era un animal tan exótico seria simplemente imposible de esconder, así que todo quedaba en manos de Kumi.

Una mañana más en la isla de Hellstat, gracias a nuestros últimos golpes, teníamos unos ahorros más que notables. De hecho, nunca antes habíamos vivido con tanto dinero, y la verdad, no necesitábamos tanto, pero, bueno, cuanto más mejor, sobre todo si lo que deseas es que a tu hermana no le falte de nada. Ya habíamos desayunado, y nos habíamos vestido con una ropa idéntica, solíamos comprarnos los mismos vestidos, e ir vestidas con el mismo, pues nos hacía bastante gracia vestirnos iguales. Las unicas cosas que nos diferenciaba eran, las cicatrices, ya que cada una las tenía en un ojo distinto, el color del pelo y nuestro peinado, que, mientras Sayumi le gustaba hacerse dos coletas que le recogían todo el cabello, excepto su flequillo. En cambio, yo llevaba la mayoría de mi pelo suelto a excepción de un mechón que lo llevaba recogido con una coleta.  

Sayumi me propuso dar un paseo por el puerto, ya que decía que hoy había un mercadillo y se le había antojado ir a ver que podían comprar. Claro está, como buena consentidora de mi hermana que era, acepté sin poner bastantes pegas, eso sí, acepté a cambio de que me hiciera mi cena favorita. Las condiciones fueron aceptadas, así que simplemente, me terminé de arreglar, y como mi pequeña, yo también oculté algunas armas, como mis dagas, o mis dos pistolas, dejando las otras armas, pues no tenía planeado hacer alguno de mis trabajos y esas armas serían más que suficientes. Una vez ambas estábamos listas, salimos de nuestra habitación y nos marchamos a pasear por la ciudad en dirección del puerto.

Como siempre, Sayu se agarraba a mi brazo izquierdo, era una costumbre en ella, siempre estaba muy apegada a mí, y últimamente más desde lo que pasó aquel día. Estábamos a punto de llegar al puerto, cuando de pronto, Sayu se le ocurrió hacerme una pregunta un poco extraña. La miré con una sonrisa a la vez que un poco sonrojada. -Por supuesto, aunque igualmente tu ya eres preciosa. Le dije manteniendo la sonrisa, para luego guiñarle un ojo. Tras eso seguimos caminando tranquilamente. Al llegar al puerto, pude ver bastante gente, como puestos de todo tipo, el aroma de los puestos de comida, ocultaban a la perfección el olor a mar, y eso me gustaba, pese no tener nada de hambre. Podía notar la inquietud de Sayu, lo tenía muy claro, para mí era como un libro abierto, pero bueno, era normal, prácticamente éramos una sola. Pero, era admirable el autocontrol que ella estaba demostrando, pues cuando se pone así, siempre se acelera, la verdad que su hiperactividad era bastante problemática.  

Pero, todo cambió cuando apareció un animalito lo más extraño, un pony completamente rosa y con un abundante pelaje. Sabía que como se iba a poner Sayu al ver algo así, ella era una amante de los animales, y ver un animal tan extraño y achuchable. La miré al rostro, podía ver aquella mirada, sabía lo que quería, eran tan predecible. Suspiré levemente. -Está bien, pero recuerda que en esta isla debemos actuar normal... Susurraba a mi hermana para que ella no hiciera nada, sabía que si le decía eso, ella no haría maldades, pues seguro ya las estaba pensando.

Kumi me entendía demasiado bien le alagaba enormemente diciéndome que ya era preciosa como era, y por su puesto ella también era preciosa, la mujer más preciosa del mundo, y yo estaba muy agradecida por parecerme un poco a ella, aunque fuera mucho más guapa que yo, ahora realmente aunque quería ir hasta que ella no me dio permiso no desate todas mis ganas, solamente me recordó que actuara normal. Antes de que tocara a ese pequeño y rosado pony su dueño intervino, intentando pararme los pies, aunque por como actuó su animal simplemente tuvo que ceder, y llego el momento de achucharlo.

Mis manos se hundieron en su cuerpecito en el momento en el que lo abrace, tenía un olor dulce como a algodón de azúcar y no solo eso era extremadamente mullido, simplemente lo abrazaba y frotaba su cabecita, sin prestar demasiado caso a lo que decía aquel hombre, de esas cuestiones serias se ocuparía Kumi, aunque me pareció escuchar la palabra brigada, no destacamento, o alguna nomenclatura más marine, dijo específicamente brigada, aquello me asusto, porque si no sabía lo que era podía ser muy peligroso, así que usando mi inocencia innata simplemente intente sacarle algo de información de forma sutil. -Señor este pony es precioso, donde ha conseguido a este caballito tan bonito, sé que no es de esta isla, porque ya le hubiera dicho a mi mama que me comprara uno. ¿De dónde viene señor? Parece usted muy importante.

Estaba mintiendo usando mi talento para parecer inocente, incluso me había inventado una madre falsa, en estos momentos Kumi debía de estar orgullosa de mí, y esa sensación me gustaba. por su puesto seguiría disfrutando del suave tacto del pony que aparentemente se llamaba Fluffle. -Hermanita tienes que tocar a Fluffle es tan agradable. Eso que dije era para que Kumi también interpretara su papel, dos jóvenes mujeres en este mar cruel tenía que aprender estos truquitos para no estar completamente indefensas, y si la cosa se complicaba, como siempre estaba bien armada, aunque como siempre el combate es lo último que quería que pasara, aún tenía muchas cosas que ver y hacer en la isla.

Como no, mi hermana le encantaba todo tipo de animales peludos, y aquel pony rosa peludito no iba a ser una excepción. Ella se acercaba al animal cual niña pequeña, algo que realmente contrastaba mucho a como era Sayumi. Pero de pronto el dueño del animal nos detuvo, pues mi hermana se disponía para acariciar al animal. -¿Hum? Exclamé algo sorprendida. Ya que el equino no parecía querer obedecer a su dueño, el pony quería mimos de mi hermanita y eso es lo que tendría al parecer, ya que el dueño aceptó, no sin antes mencionar algo realmente interesante, lo cual me llenó de curiosidad. “¿Brigada?” Me preguntaba curiosa mientras miraba al hombre que había dicho eso al animal. Parecía que dicho pony no era uno común, si no que parecía bastante más inteligente que otros de su especie, realmente era intrigante.  

Mi hermana con bastante astucia, se hacía pasar por una jovencita normal, pues, era lógico que, si éramos piratas los más seguro es que ya tuviéramos precio, pasar inadvertidas sería bueno no llamar la atención y parecer que somos dos muchachas normales. Por otro lado, Sayumi intentaba sonsacar información de forma bastante inocente. Tras sus palabras me dijo que me acercara para acariciar al animalito, con una sonrisa cual niña buena miré al hombre haciéndole una reverencia, algo inaudito en mí, pero mi papel me llevaba a hacer eso. Cual jovencita amante de las mascotas, dibujé en mi rostro una mueca de completa ilusión por el animalito. Me llevé una mano al bolsillo de mi chaqueta, y con total discreción comencé a crear una galleta en el interior de esta. Esta era de un tamaño normal y la verdad nadie diría que es sacada de mi poder de Akuma, ya que lo había hecho completamente oculto, pues no quería llamar la atención.  

Con la otra mano acariciaba la cabecita, era muy suave y agradable, incluso a alguien como yo, podía disfrutar aquella sensación, realmente era algo muy extraño para mí. Pero lo único que en ese momento podía pensar era en aquel agradable tacto, sin duda era un animalito especial. -¡Mira lo que tengo para ti! Decía con un tono dulce, pero para nada fingido, extrañamente al acariciarlo, me estaba haciendo que me reblandeciera como una galleta en una taza de leche caliente. -¿Quieres una galleta? Pregunté al precioso equino mientras sacaba de mi bolsillo una galleta completamente normal, se la acerqué dándole espacio por si el animalito desconfiaba de mí.

Kumi cumplía bien su papel, hacerse pasar como niña pequeña, mientras aquel dulce pequeño pony estaba haciendo lo impensable estaba sacando tacos de la nada con su tiara, era simplemente ridículo, esa situación me puso tensa de pronto, como era posible semejante acción, casi me saca de mi papel, pero seguía siendo tan ricura que no podía resistirme, aunque por su puesto comer comida sacada de aquella manera, era una auténtica locura. Tome los tacos y me los guarde, no iba a comerlos ahora, pero los investigaría por simple curiosidad culinaria. Aquel hombre era bien esquivo con mis preguntas, es más incluso hacia las suyas propias, la verdad con ese aspecto me ponía demasiado nerviosa, y no me gustaba como nos miraba a Kumi y a mí. Estas acciones me sacaron de mi estado descontrolable y me puse seria, aunque seguía con el papel.

Pregunto por un hombre, por el cual no tenia, ni idea, pero claramente creo que lo hizo para ponernos a prueba, probablemente sería alguien importante en la isla, pero no iba a ser tan sencillo como eso, y menos aún por que al no tener ni idea sería casi imposible para mi llevarle a donde requería, así que frote la cabecita de Fluffle, mientras este disfrutaba de las galletitas que le daba Kumi. Me estaba planteando el cómo contestarle, me decante por lo simple por no calentarme nada la cabeza. -Lo siento mucho señor no sé cómo encontrar a su amigo, aunque si me dice como se llama usted si me cruzo con él podría decirle que lo anda buscando.

Después de terminar de desquitarme mimando a este caballito, creo que ya iba siendo hora de continuar con nuestros quehaceres, aunque tal vez podríamos aprovecharnos de este señor a nuestro favor. -Disculpe señor que lo vuelva a molestar pero la verdad es que parece usted un experto en todas esas cosas molonas, al menos por lo que me parece cuando miro tu casco, hace tiempo que estoy intentando encontrar cierto aparato se trata de un disparador de líquido a alta presión que pueda alcanzar los cuarenta metros de distancia, con capacidad de aguantar una temperatura de 1200 grados. Puede que con esto me hubiera pasado pero ahora venia mi excusa perfecta, en cualquier caso, no creo que corriéramos peligro, estábamos a plena luz del día, y la verdad es que si este tipo no tenía algo que me pudiera ayudar no me serviría para nada y podía pasar a otra cosa. -La verdad es que sé que es algo muy concreto pero mi papa es necesita algo así para su trabajo, y es algo que quiera conseguirle como regalo de cumpleaños. Y mi clave principal sonreírle, como una niña tierna era mi mejor truco siempre parecer inocente, no creo que desconfiara de lo que acababa de decirle.

No pude evitar gesticular asombro en mi rostro al ver como aquel pony devoraba mi galleta. Nunca había visto un animal que tuviera tanta ansia por lo dulce, pero eso en parte me alegraba, mis galletas estaban buenas, un dato que tendría en cuenta para cuando me de hambre y Sayu no esté para contentar mi apetito. Realmente no sabía si estaban buenas o no, pues nunca me dio por probarlas, pero al ver como al equino le encantaban, ya me podía imaginar que eran deliciosas. Pero, para mi sorpresa aquel animal hizo algo aún más increíble. De la nada, hizo aparecer un par de tacos, y nos lo entregó, no podía creerlo, era algo mucho más increíble de lo que había visto hasta ahora, un pony creando tacos. Le agradecí al animalito que me diera uno acariciándole suavemente, aunque no sabía cómo lo había logrado.

Le di un bocado al taco, mientras el hombre enmascarado nos preguntaba algo, realmente no le estaba prestando demasiada atención, ya que aquel taco estaba bastante bueno. Mi hermana se ocupó de responder al hombre, diciendo que no conocía a su amigo. Realmente habíamos llegado a la isla hace poco, así que era complicado conocer a sus gentes, y la verdad tampoco nos importaba mucho los demás. Sayumi, al ver que el hombre era algo misterioso al igual que el pony rosa, supongo que unió cabos, suponiendo que podría ser una especie de inventor. Me sorprendió que ella fuera tan directa, pero simplemente no dije nada, asintiendo cuando dijo su escusa que perecía ser bastante barata.

En cualquier caso, simplemente volví a meter mi diestra en el bolsillo de mi sudadera, en ese instante, volví a crear una galleta un poco más grande y gruesa para que el pony rosita se la comiera. La saqué extendiendo mi mano hacía él con la galleta, para que pudiera cogerlo sin problemas y sin que se sienta forzado a comerlo.

Parecía que nuestra actuación no le había engañado ni por un segundo, pero claro se trataba de alguien local y con mucha influencia, independientemente de que yo me pasara de lista con el lanzallamas, simplemente creo que no habría funcionado, aunque me molestaba demasiado que nos llamara jóvenes e ingenuas, cuando él había sido el idiota que se había dejado hablar, por lo que por sus palabras eran dos simples molestias, el dejo claro que hablaríamos de negocios en su despacho, y definitivamente no me agradaba la idea de ir a su terreno, y menos sabiendo que él sabía que no éramos unas inocentes niñitas, por lo que aunque lo que estaba a punto de decir era más propio de algo que diría Kumi, esta vez yo era la que tenía que decirlo, más que nada era para mostrar, que la que era más aparentemente inocente de las dos, estaba igual de loca o más que la otra, y sobre todo era más peligrosa. -Te seguiremos a tu terreno, y haremos negocios donde a ti te convenga mejor, pero quiero decirte algo, seremos jóvenes, pero no somos ingenuas, claramente saltaba a la vista que tú eres alguien poderoso, que podría incluso tomar la isla entera por sus propios medios, y que no debería importarte lo que mi hermana y yo hiciéramos, quieres hacer negocios bien, pero si intentas engañarnos de alguna forma, lo último que te preocuparan son los ojos y oídos de las calles.

Rabia soltado un discursito demasiado largo, pero cortar mis palabras con algún gesto que no fuera mi penetrante y fría mirada le hubiera quitado demasiado impacto, después de aquello y aunque no quería decidí seguirle, Kumi probablemente haría lo mismo, pero realmente esperaba que solo fueran negocios lo que íbamos a hacer aun así estaba realmente atenta por si aquel hombre cometía alguna estupidez, de todas maneras contaba con el hecho de que al ver que éramos unas niñitas indefensas a los ojos de la gente si intentaba algo podríamos volver a la guardia en su contra, puede que no pudiéramos vencerle, pero escapar y aprovecharnos de él, para eso no se necesita fuerza si no cerebro, y claramente aquel hombre subestimaba nuestras capacidades en ese campo, lo cual nos daba una ventaja clara, le pasaba la soberbia de los poderosos, de los que llegan ahí casi más por suerte que por otra cosa, por lo que aunque atenta, estaba lejos de estar preocupada.

Aquel hombre llamó a su compañero, en equino, parecía no saber que debía hacer, pues le miraba a él y a la galleta repetidas veces hasta que finalmente se decidió. Le dio un gran bocado a la galleta, posteriormente, siguió al hombre que decía que se tenía que marchar. Aquel hombre parecía no creerse lo que le estábamos diciendo, también cabía destacar que Sayumi se había colado con su pregunta. Sin embargo, las palabras que este hombre que no conocía nada de nosotras, no conocía por todo por lo que habíamos pasado me molestaba, no obstante, mi rostro no expresaba ninguna emoción, como de costumbre.  

Este a pesar de decir esas cosas, él accedió a hacer negocios con nosotras, pero que era mejor que fuéramos a su despacho. En cierta parte era algo lógico, pero por otro lado podía ser peligroso, y Sayumi, desconfiando de aquel hombre le hizo ciertas advertencias. Al escuchar a mi hermana suspiré levemente, no era algo positivo esas clases de advertencias a la hora de hacer negocios. Sin decir mucho comencé a caminar tras el hombre. - Lo que quiere decir mi hermana. Es que no te fíes de nuestra apariencia, a pesar de ser jóvenes, hemos pasado por demasiadas experiencias. Asumir que no sabemos cómo funciona el mundo por ser jóvenes, es demasiado suponer. - Decía, mientras deshacía los restos de la galleta que aquel pony no se había comido, fraccionándolas en partículas tan pequeñas que parecía polvo, dicha galleta se había prácticamente volatilizado.  

Aquel polvo de galleta flotaba por el aire a mi alrededor, instantes después, formaba con ese polvo una nueva galleta, compactando aquel polvo. Agarré la galleta con mi diestra y comencé a comérmela sin importarme que este viera la habilidad otorgada por mi fruta del diablo, talvez era una forma sutil de demostrar que no éramos unas simples crías. - En cualquier caso, estamos dispuestas a escuchar. Así que, te seguimos. - Añadía con un tono calmado acompañado por una sonrisa, para posteriormente meterme toda la galleta en mi boca y comenzar a masticarla.  

Sabía perfectamente que no iba a impresionarle ni mis palabras ni las de Kumi, pero una cosa era eso y otra muy diferente es que no fuéramos en serio con lo que decíamos, como dijo Kumi le seguimos no tardamos en llegar a su oficina, parecía un buen sitio bien preparado y funcional, aquel hombre debía de ser algún tipo de investigador de alguna clase. El hombre regó una planta que allí había, su mascota se tumbó en un sillón, y él nos ofreció amablemente unas sillas, opción que yo tome, era cómoda, entonces aquel hombre empezó a dar explicaciones de lo que le había pedido, incluso tenía un plano del mismo, era bastante bueno, por no decir excelente, cumplía con todas mis peticiones y más.

Ante aquello y con la aparente prisa del hombre por quedarse a solas solo tenía una sugerencia como el mismo dijo, metí la mano en mi bolsillo y tome el mechero que siempre llevaba conmigo, la razón principal de haber hecho la petición del lanzallamas, lo tome y lo deslice sobre la mesa para que lo examinara. -Solo dos cosas, la primera, este mechero tiene que ser la fuente de la llama, por lo que se es perfecto para eso y la segunda, ya que vas a hacer mezclas de combustible, necesitare saber un método en el que una tonta como yo pueda o bien fabricarlos sin tener ni idea o conseguirlos. Estaba muy seria, pero por dentro estaba a punto de reírme, tenía mis impulsos de idiotez siempre presentes, pero sabía que si la cagaba Kumi estaría ahí para callarme la boca, en cualquier caso ahora debía de añadir la segunda cosa. -Además del lanzallamas, mi hermana también necesitaría algo de equipo, ella te dará los detalles. Ahora sí que hasta sonreía, si no fuera por que baje la vista para guardarme el mechero después de que aquel hombre lo viera, me hubiera reído de seguir mirándole, esta no era yo, bueno si era yo, pero cuando quería sonsacar algo a alguien.

Acompañamos al hombre, por las calles, que poco a poco se iban haciendo más y más lujosas. Me mantuve en silencio, pues no había más que comentar por ahora, pues parecía que no se creía mis palabras. En fin, no le podía culpar, era consciente que con la edad que teníamos y nuestra apariencia era difícil que alguien nos tomase en serio. No tardamos mucho en llegar al lugar indicado, era un despacho bastante acogedor. El animalito rosado se sentó en un sillón, mientras que el hombre regaba una planta, para luego ponerse al turrón.  

Nos mostró unos planos, asombrada por la calidad de estos, me sorprendí de gran medida. Sabía un poco de ingeniería, y podía ver que era perfecta. Luego escuchaba atentamente lo que explicaba de su funcionamiento, era simplemente brillante. Un arma multifuncional como aquella era completamente compleja, algo que se me escapaba, pero como él lo explicaba era un arma versátil como una buena herramienta, realmente necesitaba algo como eso. El hombre nos preguntaba sugerencias, mi hermana, le dijo si podía acoplar su mechero al lanzallamas. Yo miré al hombre y negué con la cabeza. - Tu arma es perfecta tal y como está para mí. - Decía con una leve sonrisa. - Yo la quiero tal y como está. - Añadía contemplando el plano detalladamente. - Creo que eso es todo por ahora. A las ocho volveremos. - Tras decir eso, le dediqué una pequeña reverencia a modo de respeto, y posteriormente me di la vuelta para marcharme del lugar y dejarle trabajar.  

Aquel hombre accedió a hacer esa modificación no se si le había molestado o no pero la llama de ignición para mí era importante especialmente porque había comprobado la efectividad de este mechero a la hora de incendiar, y la potencia de su llama prendería bien aquello que salía. Kumi decidió que también quería uno, raro en ella, normalmente cada una iba un poco por libre y llevábamos las armas personalizadas a nuestros gustos, por eso ella llevaba una UMP 45 y yo una UMP 9, así que la mire algo extrañada en cualquier caso al terminar aquello parecía ser que ya estaba todo dicho, y nos retiramos de allí.

De vuelta al lugar donde estábamos hospedadas me volví hacia ella y preocupada le dije. -¿Por qué aquel hombre accedida a prepáranos aquellas armas sin pedir nada? Probablemente nos pediría algún favor por que con solo vernos alguien tan experimentado y equipado como él sabría que no tendríamos los recursos para pagar aquella obra, lo cual me inquietaba, en cualquier caso ese pensamiento ocupo mi mente toda la noche, y estuve despierta sentada en la cama, ni si quiera hice el amago de poseer a Kumi, ella vería que estoy preocupada, pero porque yo quería su bien, y no estaba segura de hasta qué punto tendríamos que ir a recoger aquel equipo. En cualquier caso, haría cualquier cosa que me pidiera Kumi. Durante todo el día hasta que fuera cerca de las ocho de la tarde estuve abstraída, dubitativa, no era yo estaba nerviosa, me dejaba llevar por Kumi, hasta que comenzamos a caminar hasta el lugar. No caminaba como siempre agarrada a Kumi, si no con una mano en la pistolera, atenta ansiosa, demasiado paranoica, aun así realmente esperaba que solo fuera imaginaciones mías.

Una vez nos retiramos del despacho donde concretamos los detalles de las armas, Sayumi y yo nos fuimos directamente a la posada donde nos hospedábamos. Al entrar al cuarto, sin más me tiré en la cama, no porque estuviera cansada, si no, quería relajarme un poco. Sayu en ese momento, parecía estar preocupada. Y ella me preguntaba por el motivo que habría detrás de porqué él nos ayudaría preparándonos unas armas. Suspiré al escucharla, para luego sonreír levemente. - No creo que lo vaya a hacer gratis. Pero, somos mercenarias, aceptaremos cualquier encargo. Simplemente, nos dará armas a cambio, en vez de darnos dinero, pero básicamente será lo mismo que hemos hecho toda la vida, así que no te preocupes. - Decía sin mucha preocupación, aunque si me inquietaba un poco, porque no nos había dado nombre, ni sabía quién estaría detrás de la máscara. En cualquier caso, solo habría que esperar. A la hora acordada, Sayumi y yo nos dirigimos al lugar donde se encontraba el despacho de aquel hombre. Sabía que mi hermanita parecía estar inquieta, pero yo simplemente estaba impasible como de costumbre. Ya que, si aquel hombre hubiera querido hacernos algo, ya lo habría hecho, y por cómo nos trataba como niñas, podía intuir que era bastante más fuerte que nosotras. Pero eso era irrelevante, ahora lo que importaba era reunirnos con él, así que toqué a la puerta para que nos la abra.