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El sol se está poniendo sobre la villa de Robelle. La luna, plateada y creciente, se va alzando imponente en el firmamento. El aire empieza a enfriarse mientras el sol baja por poniente hasta llegar a una cálida temperatura de seis grados bajo cero. Puedes ver el vapor de tu aliento cuando respiras, así como notas el fresco olor a mierda de los hipopótamos lanudos en medio del bosque.
Cuando decides seguir los pocos pasos de camino que te quedan hasta adentrarte en el pueblo ves que la gente empieza a cerrar sus locales: Las tiendas echan la persiana, pero la mayoría de cafeterías comienzan también a cerrar los postigos y las contras, dejando el menor espacio posible para la ventilación. Muchos trabajadores inician una apurada marcha en busca de una taberna que los cobije mientras se alimentan y, probablemente, emborrachan. Sientes también la punzante sensación en la nuca de que alguien te está observando.
Cuando decides seguir los pocos pasos de camino que te quedan hasta adentrarte en el pueblo ves que la gente empieza a cerrar sus locales: Las tiendas echan la persiana, pero la mayoría de cafeterías comienzan también a cerrar los postigos y las contras, dejando el menor espacio posible para la ventilación. Muchos trabajadores inician una apurada marcha en busca de una taberna que los cobije mientras se alimentan y, probablemente, emborrachan. Sientes también la punzante sensación en la nuca de que alguien te está observando.
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No sabía como había acabado allí y la verdad poco me importaba debido al frío que hacía en aquel maldito lugar. Mis viajes me llevaron nada menos que al Reino de Drum, concretamente, a las cercanías de la villa de Robelle que se divisaba en la lejanía.
Llevaba puesto mi habitual atuendo de traje negro de tres piezas, abrigo de piel y pañuelo verde al cuello. Llevaba un puro en mi boca era lo que podía mantener caliente mi cuerpo en aquellos momentos. El olor del lugar insoportable debido a la porquería andante que allí vivía y que se denominaba "hipopótamos lanudos". Ni tan siquiera en Arabasta los camellos olían tan mal...a pesar de todo y pese a los embates del tiempo y los caminos de cabras logré llegar a la villa de Robelle.
La noche llegaba y los ciudadanos no parecían estar muy por la labor de acoger a desconocidos en sus casas y tan solo las tabernas ofrecían esa posibilidad. Busqué por las calles alguna taberna que me permitiera entrar y poder entrar en calor junto al fuego....y de paso beber un vino. Los dedos me crujían ante el frío y noté la punzante mirada de alguien en la calle observándome. Giré la cabeza mirando a los lados sin darle demasiada importancia debido a que el frío era mi problema alpha actualmente.
Llevaba puesto mi habitual atuendo de traje negro de tres piezas, abrigo de piel y pañuelo verde al cuello. Llevaba un puro en mi boca era lo que podía mantener caliente mi cuerpo en aquellos momentos. El olor del lugar insoportable debido a la porquería andante que allí vivía y que se denominaba "hipopótamos lanudos". Ni tan siquiera en Arabasta los camellos olían tan mal...a pesar de todo y pese a los embates del tiempo y los caminos de cabras logré llegar a la villa de Robelle.
La noche llegaba y los ciudadanos no parecían estar muy por la labor de acoger a desconocidos en sus casas y tan solo las tabernas ofrecían esa posibilidad. Busqué por las calles alguna taberna que me permitiera entrar y poder entrar en calor junto al fuego....y de paso beber un vino. Los dedos me crujían ante el frío y noté la punzante mirada de alguien en la calle observándome. Giré la cabeza mirando a los lados sin darle demasiada importancia debido a que el frío era mi problema alpha actualmente.
Mientras caminas por las calles te das cuenta, por un momento, de que una figura sombría se esfuma por entre los callejones casi según posas la vista en él. No puedes distinguirlo bien porque está cubierto bajo las sombras, pero si lo ignoras -en caso de no desear seguirlo- acabas llegando hasta la plaza central del pueblo, un amplio cuadrado lleno de vida incluso a estas horas. Pudiendo elegir entre varias tabernas, la más llamativa es esa llamada "La butcherí", un local que aun desde lejos sabes estará lleno de buena carne y un amplio salón tapizado de rojos y dorados. El único problema es que entre ella y tú parece haber varios hombres intentando abusar de una muchacha... Bastante joven, al parecer. Seguramente tengas que pasar peligrosamente cerca para llegar a esa maravillosa taberna, pero afortunadamente hay más opciones; desgraciadamente, esas debes buscarlas tú.
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Parecía que mi instinto me había funcionado al detectar que efectivamente alguien me estaba espiando, o al menos eso creía. ¿Debería seguirlo? Quizás fuera un simple cotilla que le extrañaba ver una cara nueva por la aldea. Sinceramente me daba igual, tenía frío y quizás podría preguntar sobre ese "misterioso personaje" en la taberna.
Así que decidí caminar hacia la taberna puesto que no veía la hora de entrar en calor.Por fortuna una llamada "La Bucheri" estaba abierta, y sería de fácil acceso sino fuera por una panda de idiotas estaban intentando abusar de una dama.¿ Debía ayudar?
"Me importa entre cero y nada. El mundo es cruel pero..."
Pensé estas palabras mientras intentaba ver que hacer. No me convenía enfrentarme a esos necios, pero tampoco podía dejar a una ciudadana a merced de la barbarie...a pesar que poco me importaba, pero dudo que los aldeanos perdonaran esa afrenta de ignorar a quien pide ayuda. Así que me dirigí hacia ellos y una vez los tuve delante les dije.
-Caballeros, disculpen que les moleste pero témome que están haciéndole daño a esta dama- dije con tono seco y calmado. - Les invito a que la dejen tranquila.
Así que decidí caminar hacia la taberna puesto que no veía la hora de entrar en calor.Por fortuna una llamada "La Bucheri" estaba abierta, y sería de fácil acceso sino fuera por una panda de idiotas estaban intentando abusar de una dama.¿ Debía ayudar?
"Me importa entre cero y nada. El mundo es cruel pero..."
Pensé estas palabras mientras intentaba ver que hacer. No me convenía enfrentarme a esos necios, pero tampoco podía dejar a una ciudadana a merced de la barbarie...a pesar que poco me importaba, pero dudo que los aldeanos perdonaran esa afrenta de ignorar a quien pide ayuda. Así que me dirigí hacia ellos y una vez los tuve delante les dije.
-Caballeros, disculpen que les moleste pero témome que están haciéndole daño a esta dama- dije con tono seco y calmado. - Les invito a que la dejen tranquila.
Son uno... Dos... ¿Cuatro? Sí, cuatro hombres que manosean a una muchachita de cabellos dorados y esbelta figura; aunque parece muy joven también se siente desarrollada y tu intromisión no parece tener tanta fuerza como tu presencia tras ello.
- ¿Qué miras, gilipollas? -te increpa uno, apartándose de la chiquilla con un cacho de tela en una mano.
- ¡Quiere que dejemos a la zorra, Fred! -grita uno desde detrás, sin apartarse de ella. ¿Le está levantando las enaguas? Le está levantando las enaguas mientras un tercero se desabrocha los pantalones.
¿Por qué nadie hace nada?
La sensación de ser observado no parece desaparecer, y si miras un momento a tu derecha volverás a observar el tipo sospechoso pero, si lo haces, un empujón te tirará al suelo. Si estás atento podrás zafarte con apenas un leve traspiés, pero el tal Fred volverá a hablarte:
- ¡Largo de aquí, o tu culo acabará peor que su cara!
Nada más decir eso, sus compinches le pegan un puñetazo.
- ¿Qué miras, gilipollas? -te increpa uno, apartándose de la chiquilla con un cacho de tela en una mano.
- ¡Quiere que dejemos a la zorra, Fred! -grita uno desde detrás, sin apartarse de ella. ¿Le está levantando las enaguas? Le está levantando las enaguas mientras un tercero se desabrocha los pantalones.
¿Por qué nadie hace nada?
La sensación de ser observado no parece desaparecer, y si miras un momento a tu derecha volverás a observar el tipo sospechoso pero, si lo haces, un empujón te tirará al suelo. Si estás atento podrás zafarte con apenas un leve traspiés, pero el tal Fred volverá a hablarte:
- ¡Largo de aquí, o tu culo acabará peor que su cara!
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Bastardos...escoria inepta que pretende intimidarme. ¿De verdad piensan que me vaya a amedrentar por ser más? Obviamente si, pero yo tampoco me quedo atrás en mi propio repertorio. Me quedé mirándoles mientras soltaban aquellos improperios contra mi hasta que finalmente, tras exhalar un poco de humo por la boca y llevándome lentamente la mano a mi cinturón por dentro del abrigo le respondí.
-A un montón de mierda que necesita abusar de una mujer junto a una camarilla de bestias para sentirse alguien. ¿De verdad queréis alegrarme la noche señor?. Os juro que no os lo pondré fácil...-dije con tono seco y serio.
Por unos segundos pedí la concentración al ver que nuevamente aquella sombra esquiva volvía a aparecer y desaparecer como si de un fantasma se tratase, y por ende, captando mi atención. Esto solo provocó que uno de esos idiotas me diera un empujón que provocó que retrocediera un poco. Tras eso rápidamente cogí del cinturón mi magnum 45 y la saqué de debajo del abrigo apuntando al bastardo que previamente había amenazado a la muchacha.
-Hacedlo y os juro que estaréis tumbados antes de que podáis rozarle la mejilla- dije manteniendo el arma apuntando hacia aquella basura.- Venga, alegradme la noche, y os juro que saldremos todos mal parados, pero vos veréis al diablo antes que yo, os lo juro.
-A un montón de mierda que necesita abusar de una mujer junto a una camarilla de bestias para sentirse alguien. ¿De verdad queréis alegrarme la noche señor?. Os juro que no os lo pondré fácil...-dije con tono seco y serio.
Por unos segundos pedí la concentración al ver que nuevamente aquella sombra esquiva volvía a aparecer y desaparecer como si de un fantasma se tratase, y por ende, captando mi atención. Esto solo provocó que uno de esos idiotas me diera un empujón que provocó que retrocediera un poco. Tras eso rápidamente cogí del cinturón mi magnum 45 y la saqué de debajo del abrigo apuntando al bastardo que previamente había amenazado a la muchacha.
-Hacedlo y os juro que estaréis tumbados antes de que podáis rozarle la mejilla- dije manteniendo el arma apuntando hacia aquella basura.- Venga, alegradme la noche, y os juro que saldremos todos mal parados, pero vos veréis al diablo antes que yo, os lo juro.
Cuando sacas el arma parece que, por un segundo, todo se detiene. Fred la observa por un segundo, catatónico, hasta que levanta las manos, pero la gente de por la plaza no puede evitar darse cuenta de que algo malo pasa durante el delicado silencio que has formado y, antes de darte cuenta, se rompe. La gente empieza a huir en tropel.
- Vale, vale, vale... -te dice, llevándose las manos detrás de la cabeza-. Estás de mal humor. Lo entiendo... -Se va acercando a sus muchachos poco a poco bajo tu estricta mirada-. No hace falta ponerse nerviosos, aquí todos somos amigos... ¿Quieres a la zorra? ¡Pues fóllatela!
Y con un empujón la lanza contra ti antes de salir corriendo. Los demás tardan un par de segundos antes de seguirlo, pero tú deberías decidir si vas a dejar caer a esta mujer apartándote o mostrar un poco de gallardía... Sabiendo que no muchos podrán verlo.
- Vale, vale, vale... -te dice, llevándose las manos detrás de la cabeza-. Estás de mal humor. Lo entiendo... -Se va acercando a sus muchachos poco a poco bajo tu estricta mirada-. No hace falta ponerse nerviosos, aquí todos somos amigos... ¿Quieres a la zorra? ¡Pues fóllatela!
Y con un empujón la lanza contra ti antes de salir corriendo. Los demás tardan un par de segundos antes de seguirlo, pero tú deberías decidir si vas a dejar caer a esta mujer apartándote o mostrar un poco de gallardía... Sabiendo que no muchos podrán verlo.
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Parecía que había salido de aquel brete y no sabía ni como, bueno si, con armas todo suele ser más fácil. Aquella basura se había junto al resto de sus compinches y esperaba no tener que verlos más. Si por experiencia algo sabía, es que ese tipo de "personas" volverían a aparecer en algún momento, y como no, ese momento sería el menos indicado.
Sin soltar el arma abrí mis brazos para agarrar a la muchacha, dejando ver en el acto el garfio dorado. Una vez la logré agarrar y en cierta manera a mi pesar ya que esto estaba creando un espectáculo innecesario pero con buen final. Me dirigí a la muchacha y comprobé que estuviera bien más allá de los abusos y golpes que hubiera parecido. Tras comprobar que todo estaba correcto le dije que se largara a casa cuanto antes y que no volviera a salir sola, pues la próxima vez no iba a tener tanta suerte.
La dejé ir y ella ya decidiría el que hacer. Por mi parte exhalé un poco de humo por la boca, tanto porque deseaba suspirar como por saborear el tabaco. Comencé a caminar hacia la taberna sin poder evitar en pensar y voltar la vista hacia donde había estado aquella misteriosa sombra. Ya era la segunda vez que me la encontraba y no iba a dejar que hubiera un tercer encuentro sin respuesta. Me daba igual si era un mirón, un cotilla o lo que fuera porque ya me estaba poniendo nervioso.
Así que caminé hacia el establecimiento para intentar entrar en calor.
-Espero que los borrachos de la taberna sean más tranquilos- dije con tono bajo mientras guardaba la pistola en el cinto nuevamente.
Sin soltar el arma abrí mis brazos para agarrar a la muchacha, dejando ver en el acto el garfio dorado. Una vez la logré agarrar y en cierta manera a mi pesar ya que esto estaba creando un espectáculo innecesario pero con buen final. Me dirigí a la muchacha y comprobé que estuviera bien más allá de los abusos y golpes que hubiera parecido. Tras comprobar que todo estaba correcto le dije que se largara a casa cuanto antes y que no volviera a salir sola, pues la próxima vez no iba a tener tanta suerte.
La dejé ir y ella ya decidiría el que hacer. Por mi parte exhalé un poco de humo por la boca, tanto porque deseaba suspirar como por saborear el tabaco. Comencé a caminar hacia la taberna sin poder evitar en pensar y voltar la vista hacia donde había estado aquella misteriosa sombra. Ya era la segunda vez que me la encontraba y no iba a dejar que hubiera un tercer encuentro sin respuesta. Me daba igual si era un mirón, un cotilla o lo que fuera porque ya me estaba poniendo nervioso.
Así que caminé hacia el establecimiento para intentar entrar en calor.
-Espero que los borrachos de la taberna sean más tranquilos- dije con tono bajo mientras guardaba la pistola en el cinto nuevamente.
La muchacha asiente poco a poco mientras hablas, pero niega rotundamente con la cabeza cuando le dices de ir a casa.
- ¡No señor! -dice, alzando la voz. Es suave y agradable, aunque tiene un retintín de sabionda. Qué molesto-. Fíjese en toda esta gente. Ninguno me ha ayudado, y el único que ha alzado una man... -Se fija en tu accesorio-. Un garfio es usted. ¡Un desconocido! Si creyese en la suerte debería pensar que la he tenido de conocerle a usted. ¿No cree?
Cuando comienzas a caminar te sigue, y te das cuenta de que sufre una de esas enfermedades molestas e insidiosas que padece casi todo el mundo una vez en la vida: Adolescencia. Y parece aguda. Aunque en primera instancia podías ver que sí, era joven, en un segundo vistazo te das cuenta de que apenas ha comenzado a desarrollarse... Lo cual, viendo esos pechos, indica que tendrá dolores de espalda en el futuro. O que cuando sea legal deberías volver tú y terminar el trabajo, truhan.
- Claro que sí -te responde la chiquilla-. La Butcherí es famosa por no servir más de doce pintas a la misma persona en una noche, con lo que muy pocos logran emborracharse. Además, tiene unos platos de carne que casi todo el mundo desea probar en lugar de caer rendidos.
Justo antes de entrar vuelves a tener la sensación de estar siendo observado, pero no ves nada a tu alrededor y, cuando entras a la taberna, todo se esfuma entre el olor a carne y el son de los jolgorios. Apenas hay espacio libre, pero el suficiente para moverte entre los paisanos acompañado de tu gentil moza.
- ¿Qué va a ser, forastero? -te pregunta el tabernero desde la barra, sin dejar de lavar un vaso mientras tres mujeres van de aquí para allá recogiendo jarras.
- ¡No señor! -dice, alzando la voz. Es suave y agradable, aunque tiene un retintín de sabionda. Qué molesto-. Fíjese en toda esta gente. Ninguno me ha ayudado, y el único que ha alzado una man... -Se fija en tu accesorio-. Un garfio es usted. ¡Un desconocido! Si creyese en la suerte debería pensar que la he tenido de conocerle a usted. ¿No cree?
Cuando comienzas a caminar te sigue, y te das cuenta de que sufre una de esas enfermedades molestas e insidiosas que padece casi todo el mundo una vez en la vida: Adolescencia. Y parece aguda. Aunque en primera instancia podías ver que sí, era joven, en un segundo vistazo te das cuenta de que apenas ha comenzado a desarrollarse... Lo cual, viendo esos pechos, indica que tendrá dolores de espalda en el futuro. O que cuando sea legal deberías volver tú y terminar el trabajo, truhan.
- Claro que sí -te responde la chiquilla-. La Butcherí es famosa por no servir más de doce pintas a la misma persona en una noche, con lo que muy pocos logran emborracharse. Además, tiene unos platos de carne que casi todo el mundo desea probar en lugar de caer rendidos.
Justo antes de entrar vuelves a tener la sensación de estar siendo observado, pero no ves nada a tu alrededor y, cuando entras a la taberna, todo se esfuma entre el olor a carne y el son de los jolgorios. Apenas hay espacio libre, pero el suficiente para moverte entre los paisanos acompañado de tu gentil moza.
- ¿Qué va a ser, forastero? -te pregunta el tabernero desde la barra, sin dejar de lavar un vaso mientras tres mujeres van de aquí para allá recogiendo jarras.
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Si ya lo decía la mia mamma..."para que coño ayudas a nadie". Santa mujer y que santa razón tenía. Parecía que aquella muchacha se había adherido a mi como una lapa, y la verdad, no me agradaba en absoluto. Se puso a parlotear y eso si me cabreaba de más, hasta tal punto que tuve que reprocharle.
-La suerte hay que ganársela muchacha- dije sin detenerme- Y si no queréis que vuestra suerte se torne en un castigo peor al que esos hombres os iban a dar os recomiendo que me dejéis tranquilo. Bien he dudado de si debía ayudaros pero nadie merece tal destino. Así que por favor no me hagáis cambiar de opinión. Id a donde tengáis que ir y dejadme tranquilo.
Tras decir aquellas palabras exhale un poco de humo por la boca hasta cruzar el umbral de la puerta de aquella tasca. Nada más cruzar, nuevamente, aquella sensación de que me estaban vigilando volvía a rozarme la nuca. No le di más importancia, así que entré sin demora en el establecimiento. Como era obvio estaba lleno de todo tipo de gentes bebiendo y festejando. Me abrí camino como pude entre la multitud mientras mantenía el puro en la boca y el garfio oculto bajo el abrigo, puesto que no quería llamar la atención más de lo debido.
Busqué una mesa no muy lejana a la barra pero si al fondo del local debido a que al menos allí habría más "calma". Cuando el tabernero enfocó su atención en mi preguntándome que iba a tomar le dije:
-Un Wisky doble, un café solo y un cenicero por favor- dije con tono serio mientras me acomodaba en la silla.
-La suerte hay que ganársela muchacha- dije sin detenerme- Y si no queréis que vuestra suerte se torne en un castigo peor al que esos hombres os iban a dar os recomiendo que me dejéis tranquilo. Bien he dudado de si debía ayudaros pero nadie merece tal destino. Así que por favor no me hagáis cambiar de opinión. Id a donde tengáis que ir y dejadme tranquilo.
Tras decir aquellas palabras exhale un poco de humo por la boca hasta cruzar el umbral de la puerta de aquella tasca. Nada más cruzar, nuevamente, aquella sensación de que me estaban vigilando volvía a rozarme la nuca. No le di más importancia, así que entré sin demora en el establecimiento. Como era obvio estaba lleno de todo tipo de gentes bebiendo y festejando. Me abrí camino como pude entre la multitud mientras mantenía el puro en la boca y el garfio oculto bajo el abrigo, puesto que no quería llamar la atención más de lo debido.
Busqué una mesa no muy lejana a la barra pero si al fondo del local debido a que al menos allí habría más "calma". Cuando el tabernero enfocó su atención en mi preguntándome que iba a tomar le dije:
-Un Wisky doble, un café solo y un cenicero por favor- dije con tono serio mientras me acomodaba en la silla.
Ante tu amenaza, la muchacha se ríe.
- ¡Eres muy gracioso! -Te mira con una picardía insólita para su edad-. ¿De verdad quieres castigarme? Seguro que yo podría ser muy mala para que no te sintieras culpable luego.
Entra contigo al local y, nada más tú pides, ella se acerca un momento al tabernero para decirle algo en voz baja y vuelve contigo. Notas, si miras hacia él, que te mira con cierta aprobación. Por su parte la muchacha se sienta frente a ti y empieza a hablar como una cotorra.
- La verdad es que has sido súper amable de pedir un whisky para mí, pero yo todavía no puedo beber. -Te guiña el ojo-. Podría írseme la cabeza y acabar en cualquier parte con alguien, aunque por suerte te tengo a ti para protegerme.
Puedes darte cuenta de que, efectivamente, va muy perjudicada. Las mejillas enrojecidas, la sonrisa boba, el que se le haya olvidado que iban a violarla... O igual es que las drogas empiezan a hacer efecto. ¿Drogas? Seguro que no tiene nada que ver con eso, ¿pero correrás el riesgo?
- Un whisky para el señor y un café para la dama. -Su mirada hacia ti es ahora de cierta lástima, quién sabe por qué.
Si estás atento podrás escuchar cómo hablan de un barco marine que está parado en el puerto para unas reparaciones del casco interno. El tipo que lo menciona parece creer que guarda un gran tesoro dentro, aunque nadie hace caso a los rumores de viejas, ¿verdad?
- ¡Eres muy gracioso! -Te mira con una picardía insólita para su edad-. ¿De verdad quieres castigarme? Seguro que yo podría ser muy mala para que no te sintieras culpable luego.
Entra contigo al local y, nada más tú pides, ella se acerca un momento al tabernero para decirle algo en voz baja y vuelve contigo. Notas, si miras hacia él, que te mira con cierta aprobación. Por su parte la muchacha se sienta frente a ti y empieza a hablar como una cotorra.
- La verdad es que has sido súper amable de pedir un whisky para mí, pero yo todavía no puedo beber. -Te guiña el ojo-. Podría írseme la cabeza y acabar en cualquier parte con alguien, aunque por suerte te tengo a ti para protegerme.
Puedes darte cuenta de que, efectivamente, va muy perjudicada. Las mejillas enrojecidas, la sonrisa boba, el que se le haya olvidado que iban a violarla... O igual es que las drogas empiezan a hacer efecto. ¿Drogas? Seguro que no tiene nada que ver con eso, ¿pero correrás el riesgo?
- Un whisky para el señor y un café para la dama. -Su mirada hacia ti es ahora de cierta lástima, quién sabe por qué.
Si estás atento podrás escuchar cómo hablan de un barco marine que está parado en el puerto para unas reparaciones del casco interno. El tipo que lo menciona parece creer que guarda un gran tesoro dentro, aunque nadie hace caso a los rumores de viejas, ¿verdad?
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Maldita la hora en que salvé a aquella maldita desgraciada. Pensé que había salvado a una joven inocente y que iluso fui al pensar eso. Ignoré toda su palabrería puesto que si le respondía sería con algún improperio, y sinceramente, no me interesaba tener que hacer de "nani" de aquella mocosa. Se me estaba acabando la paciencia, pero menos mal que el alcohol podía solucionar aquel problema.
A pesar de que había logrado un lugar caliente para pasar el rato y una bebida no podía dejar de pensar que aquella sombra siguiera acechándome entre los edificios de la aldea. Dejé de darle vueltas al asunto cuando escuché una charla entre mamarrachos sobre un buque marine amarrado en el puerto. No me interesaría tanto si no fuera porque usaron la palabra mágica: "tesoro" y otra palabra que me gustaba todavía más "gran" y si juntas ambas ya directamente entraría en éxtasis.
Me bebí de golpe mi consumición y me levanté de la silla ignorando a la muchacha hasta llegar a la puerta del local con el objetivo de salir de allí. Mi cabeza había desconectado totalmente del lugar y estaba maquinando/ contando cuantos guardas podría haber en aquel navío.
A pesar de que había logrado un lugar caliente para pasar el rato y una bebida no podía dejar de pensar que aquella sombra siguiera acechándome entre los edificios de la aldea. Dejé de darle vueltas al asunto cuando escuché una charla entre mamarrachos sobre un buque marine amarrado en el puerto. No me interesaría tanto si no fuera porque usaron la palabra mágica: "tesoro" y otra palabra que me gustaba todavía más "gran" y si juntas ambas ya directamente entraría en éxtasis.
Me bebí de golpe mi consumición y me levanté de la silla ignorando a la muchacha hasta llegar a la puerta del local con el objetivo de salir de allí. Mi cabeza había desconectado totalmente del lugar y estaba maquinando/ contando cuantos guardas podría haber en aquel navío.
- ¡Ey, pero...!
Escuchas su voz detrás de ti. Le cuesta perseguirte, pero lo hace. Te pierde por un momento de vista, pero a pesar de que le sacas ventaja una vez en la calle parece ser capaz de acercarse poco a poco. Por cierto, menudo lingotazo te has mamado, casi no puedes con él del todo. Afortunadamente parece que resistes el tirón del whisky, aunque es fuertecillo.
La plaza está quedándose casi vacía, alumbrada apenas por los faroles de gas. Un par de personas camina hacia una taberna, un grupo habla a un lado de la plaza... ¿Lo que has visto en la calle es otra vez a alguien mirándote o son solo restos de basura en un callejón? En cualquier caso, una vez empieces a caminar -asumiendo que no vayas a comprobar que no te estén mirando- te plantarás fácilmente en los muelles, un espacio cercano que te suena lo suyo. No tiene pérdida.
Cuando llegas te encuentras con un puerto sencillo, de madera vieja y el movimiento es mucho mayor al que hay por la ciudad: Marineros, estibadores, mercaderes recogiendo productos... No es tampoco una gran aglomeración, pero desde luego puedes contar buenamente unas veinticinco personas y unos seis barcos: El Marine se encuentra algo apartado, custodiado por tres soldados que no parecen muy veteranos pero, desde luego, no deben estar solos. Hora de pensar.
Escuchas su voz detrás de ti. Le cuesta perseguirte, pero lo hace. Te pierde por un momento de vista, pero a pesar de que le sacas ventaja una vez en la calle parece ser capaz de acercarse poco a poco. Por cierto, menudo lingotazo te has mamado, casi no puedes con él del todo. Afortunadamente parece que resistes el tirón del whisky, aunque es fuertecillo.
La plaza está quedándose casi vacía, alumbrada apenas por los faroles de gas. Un par de personas camina hacia una taberna, un grupo habla a un lado de la plaza... ¿Lo que has visto en la calle es otra vez a alguien mirándote o son solo restos de basura en un callejón? En cualquier caso, una vez empieces a caminar -asumiendo que no vayas a comprobar que no te estén mirando- te plantarás fácilmente en los muelles, un espacio cercano que te suena lo suyo. No tiene pérdida.
Cuando llegas te encuentras con un puerto sencillo, de madera vieja y el movimiento es mucho mayor al que hay por la ciudad: Marineros, estibadores, mercaderes recogiendo productos... No es tampoco una gran aglomeración, pero desde luego puedes contar buenamente unas veinticinco personas y unos seis barcos: El Marine se encuentra algo apartado, custodiado por tres soldados que no parecen muy veteranos pero, desde luego, no deben estar solos. Hora de pensar.
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Maldita lapa...maldita la hora, maldita maldita maldita. Por suerte conseguí sacarle algo de distancia y la ignoré nuevamente para poder centrarme en lo que podría ser el premio gordo. Veía gente pasar por aquí y por allá volviendo del muelle y entrando en las tabernas. Por suerte el tiempo y la oscuridad me propiciarían cobertura para poder colarme en aquel navío Marine.
Nuevamente noté esa presencia en mi cogote....¿cuantas veces había notado ya que me espiaban? Ya no podía aguantar más este tipo de situaciones. Habría ido hacia la sombra de no ser por mi necesidad de encontrar ese "tesoro". Así que no le di importancia y me dirigí al muelle.
Una vez allí el bullicio era algo mayor que en la plaza, pero de entre todo aquello pude ver a lo lejos el buque marine custodiado por tres marines. Parecían novatos y no muy avispados.
"Si hay tres bastardos en el acceso cuantos habrá en el interior" Pensé para mis adentros mientras miraba el navío desde la lejanía, hasta que finalmente me fui acercando poco a la parte de atrás del navío mientras observaba la barandilla de popa. Quizás podría lanzar un gancho y colarme por la bodega de popa, pero seguramente me verían.
Me quedé pensativo apoyado en uno de los barriles cercanos al navío marine. Y tuve una idea...me quité el abrigo y lo escondí tras el barril. Quité los anilllos de la mano, el reloj de oro quedándome solo con mi chaleco, pantalón y pañuelo verde. Este último me lo até a la cabeza y unté con un poco tierra del suelo mis ropas para que parecieran sucias. Mi idea era parecer un obrero del puerto.
Una vez realizado el "camuflaje" oculté mi magnum dentro de una pequeña caja que había allí tirada y la levanté al hombro. Tras eso me acerqué hacia los tres guardias que había allí.
-Buenas noches caballeros- dije con tono amable mientras señalaba la caja a mi hombro- Soy de mantenimiento, tengo que dejar varias cajas con mercancías para su navío antes de que partan. La jefatura de puerto quiere que estén bien abastecidos.
Nuevamente noté esa presencia en mi cogote....¿cuantas veces había notado ya que me espiaban? Ya no podía aguantar más este tipo de situaciones. Habría ido hacia la sombra de no ser por mi necesidad de encontrar ese "tesoro". Así que no le di importancia y me dirigí al muelle.
Una vez allí el bullicio era algo mayor que en la plaza, pero de entre todo aquello pude ver a lo lejos el buque marine custodiado por tres marines. Parecían novatos y no muy avispados.
"Si hay tres bastardos en el acceso cuantos habrá en el interior" Pensé para mis adentros mientras miraba el navío desde la lejanía, hasta que finalmente me fui acercando poco a la parte de atrás del navío mientras observaba la barandilla de popa. Quizás podría lanzar un gancho y colarme por la bodega de popa, pero seguramente me verían.
Me quedé pensativo apoyado en uno de los barriles cercanos al navío marine. Y tuve una idea...me quité el abrigo y lo escondí tras el barril. Quité los anilllos de la mano, el reloj de oro quedándome solo con mi chaleco, pantalón y pañuelo verde. Este último me lo até a la cabeza y unté con un poco tierra del suelo mis ropas para que parecieran sucias. Mi idea era parecer un obrero del puerto.
Una vez realizado el "camuflaje" oculté mi magnum dentro de una pequeña caja que había allí tirada y la levanté al hombro. Tras eso me acerqué hacia los tres guardias que había allí.
-Buenas noches caballeros- dije con tono amable mientras señalaba la caja a mi hombro- Soy de mantenimiento, tengo que dejar varias cajas con mercancías para su navío antes de que partan. La jefatura de puerto quiere que estén bien abastecidos.
- Oh, claro. Pase, pas...
- Hey, Joe -le interrumpe uno, cuadrándose ante la tabla-. Tenemos órdenes, ¿recuerdas?
El tipo agarra a Joe y lo aparta un poco para que no los oigas, pero alcanzas a escuchar "garfio" y "oro". Parece ser que no hay muchos trabajadores por ahí que lleven uno de esos.
- Lo siento, señor. No podemos dejarle pasar, pero si quiere puedo contactar con nuestro oficial al mando. Seguramente él sepa más acerca del avituallamiento y las reparaciones que necesita la nao.
Parecen bastante amables, pero igual te cuesta algo más entrar ahí... Tal vez. Por cierto... ¿Acaban de meterte algo en el bolsillo? Cuando te giras a ver quién te ha tocado ya no hay nadie cerca.
- Hey, Joe -le interrumpe uno, cuadrándose ante la tabla-. Tenemos órdenes, ¿recuerdas?
El tipo agarra a Joe y lo aparta un poco para que no los oigas, pero alcanzas a escuchar "garfio" y "oro". Parece ser que no hay muchos trabajadores por ahí que lleven uno de esos.
- Lo siento, señor. No podemos dejarle pasar, pero si quiere puedo contactar con nuestro oficial al mando. Seguramente él sepa más acerca del avituallamiento y las reparaciones que necesita la nao.
Parecen bastante amables, pero igual te cuesta algo más entrar ahí... Tal vez. Por cierto... ¿Acaban de meterte algo en el bolsillo? Cuando te giras a ver quién te ha tocado ya no hay nadie cerca.
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Todo parecía ir correctamente hasta que el otro idiota tenía que seguir "ordenes". De todos los idiotas que la marina tenía a su cargo me fueron a tocar los más cumplidores...para mear y no echar gota. Asentí a las palabras del segundo con cierta tiña en mi rostro, sin embargo, no di problema alguno y procuré retirarme de la escena con paso calmado.
O así hubiera sido si no hubiera notado como "algo" o "alguien" me metía algo en el bolsillo. Me quedé helado por unos instantes y comenzaba ya a dudar de mi integridad, llegando a pensar que podían ser incluso fantasmas, porque otra cosa no se explicaba. A pesar de todo esto volví a intentar otra artimaña con el "avispado" de los marines.
-Bueno, veo que me han pillado.Han fastidiado la sorpresa al rey. Mi nombre es Ralph, y venía a traerles esta caja llena de vinos a modo de sorpresa para agradecerle a su oficial su asistencia y llegada por estos lares. Pretendíamos que esta caja y otras que tengo ahí atrás pudieran ser entregadas en secreto para que a su regreso pudieran llevarse esta sorpresa y beber a la salud del reino de Drum.- dije animado.
Si esto no funcionaba, me daría la vuela y volvería a esconderme tras las cajas donde había dejado el abrigo y mis otras pertenencias. Llevaría la mano a mi bolsilo y miraría lo que tenía dentro del el. ¿Una nota quizás? ¿Un objeto? Quien sabe.
O así hubiera sido si no hubiera notado como "algo" o "alguien" me metía algo en el bolsillo. Me quedé helado por unos instantes y comenzaba ya a dudar de mi integridad, llegando a pensar que podían ser incluso fantasmas, porque otra cosa no se explicaba. A pesar de todo esto volví a intentar otra artimaña con el "avispado" de los marines.
-Bueno, veo que me han pillado.Han fastidiado la sorpresa al rey. Mi nombre es Ralph, y venía a traerles esta caja llena de vinos a modo de sorpresa para agradecerle a su oficial su asistencia y llegada por estos lares. Pretendíamos que esta caja y otras que tengo ahí atrás pudieran ser entregadas en secreto para que a su regreso pudieran llevarse esta sorpresa y beber a la salud del reino de Drum.- dije animado.
Si esto no funcionaba, me daría la vuela y volvería a esconderme tras las cajas donde había dejado el abrigo y mis otras pertenencias. Llevaría la mano a mi bolsilo y miraría lo que tenía dentro del el. ¿Una nota quizás? ¿Un objeto? Quien sabe.
- Si así lo desea uno de nosotros podría entregar el paquete -te responde el tercero de ellos-. Joe ya ha ido tres veces a mear, y a mí no me vendría mal estirar las piernas un poco. Además, seguro que al Capitán le encanta el detalle.
Supongo que ante esta situación lo óptimo es retirarse, pero si quisieses insistir más estarías en tu derecho. De marcharte, cuando metes la mano en tu bolsillo hay un reloj de cuerda, pero apagado. Si te fijas en la hora marca las doce en punto; quedan aún horas, y seguramente no signifique nada, pero alguien se ha tomado la molestia de metértelo ahí. ¿Qué querrán decir con eso?
Supongo que ante esta situación lo óptimo es retirarse, pero si quisieses insistir más estarías en tu derecho. De marcharte, cuando metes la mano en tu bolsillo hay un reloj de cuerda, pero apagado. Si te fijas en la hora marca las doce en punto; quedan aún horas, y seguramente no signifique nada, pero alguien se ha tomado la molestia de metértelo ahí. ¿Qué querrán decir con eso?
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Lo dicho, me habían tocado lo más listos del cuartel....y no me gustaba. A ragañadientes tuve que resignarme a no entrar en aquel navío de una forma cordial, ahora tocaría buscar otra forma alternativa y menos legal.
-No puedo dejarle la mercancía a ustedes personalmente caballeros, me podría meter en un problema. Tengo orden expresa de dejar el cargamento yo y marcharme tras hacerlo. Le diré al rey que no he podido descargar la mercancía- dije con un tono de pena- Buena noche caballeros.
Me retiré del lugar y volví a la zona de barriles donde había dejado mis cosas. Me cambié y volví a ponerme el abrigo, no sin antes sacar un pañuelo de mi pantalón y limpiarme el barro y mugre de la cara. Cuando metí la mano en el bolsillo para ver que era lo que había dentro mi descotnento fue palpable. ¿Un reloj? ¿En serio? Marcaba las 12 así que supuse que era una hora para una reunión o algo por el estilo, o que simplemente se quedó sin cuerda y ahí quedó la hora. Realmente era un auténtico enigma, así que para descifrarlo comencé a examinar de cerca aquel reloj, por su pudiera haber algo.
Tras eso me senté en los barriles apoyando mis codos en mis rodillas. Volví a mirar el navío marine como quien mira un premio y no pudiera alcanzarlo.
"Por mis muertos que entraré en ese barco" Pensé mientras me levantaba para quedarme mirando a la popa del barco.
"Una cuerda, un gancho y a colarse quizás?"
-No puedo dejarle la mercancía a ustedes personalmente caballeros, me podría meter en un problema. Tengo orden expresa de dejar el cargamento yo y marcharme tras hacerlo. Le diré al rey que no he podido descargar la mercancía- dije con un tono de pena- Buena noche caballeros.
Me retiré del lugar y volví a la zona de barriles donde había dejado mis cosas. Me cambié y volví a ponerme el abrigo, no sin antes sacar un pañuelo de mi pantalón y limpiarme el barro y mugre de la cara. Cuando metí la mano en el bolsillo para ver que era lo que había dentro mi descotnento fue palpable. ¿Un reloj? ¿En serio? Marcaba las 12 así que supuse que era una hora para una reunión o algo por el estilo, o que simplemente se quedó sin cuerda y ahí quedó la hora. Realmente era un auténtico enigma, así que para descifrarlo comencé a examinar de cerca aquel reloj, por su pudiera haber algo.
Tras eso me senté en los barriles apoyando mis codos en mis rodillas. Volví a mirar el navío marine como quien mira un premio y no pudiera alcanzarlo.
"Por mis muertos que entraré en ese barco" Pensé mientras me levantaba para quedarme mirando a la popa del barco.
"Una cuerda, un gancho y a colarse quizás?"
- Lo lamentamos, de veras.
Cuando examinas el reloj te das cuenta de que tiene un ojo en su dorso. Curioso, cuanto menos. La pupila es, de hecho, un sutil gravado que semeja montañas y podrías decir incluso que hay un cierto resto de pintura carmesí.
Pero si te centras en ideas más pragmáticas que ir a una biblioteca, tal vez debería mencionarte que hay suficiente cuerda como para subir, pero no se ve un gancho por ninguna parte. Así como detalle digno de mención también, parece que dos de los marines se están retirando. Igual es el cambio de guardia, o era verdad eso de que mean mucho. Pero bueno, siempre puedes intentar enganchar la cuerda al barco por lazada... Tú sabrás lo que anhela tu corazón.
Cuando examinas el reloj te das cuenta de que tiene un ojo en su dorso. Curioso, cuanto menos. La pupila es, de hecho, un sutil gravado que semeja montañas y podrías decir incluso que hay un cierto resto de pintura carmesí.
Pero si te centras en ideas más pragmáticas que ir a una biblioteca, tal vez debería mencionarte que hay suficiente cuerda como para subir, pero no se ve un gancho por ninguna parte. Así como detalle digno de mención también, parece que dos de los marines se están retirando. Igual es el cambio de guardia, o era verdad eso de que mean mucho. Pero bueno, siempre puedes intentar enganchar la cuerda al barco por lazada... Tú sabrás lo que anhela tu corazón.
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Sin duda aquel reloj tenía muchas cosas que debía serme explicadas más tarde. Si ya fuera raro de por si solo, aquel ojo dibujado en su dorso me daba alguna información...que todavía no lograba descifrar. Bueno, lo primero es lo primero puesto que ya habrá tiempo de solventar ese enigma. Volví a guardar el reloj en mi bolsillo y volví a echar un vistazo al buque marine.
Parecía que había un cambio de guardia y aquellos dos idiotas se largaban...y solo quedaba uno. ¿Lo reviento? No, si lo reviento podrían volver los otros y ver el estropicio...aunque estaba deseándolo. Quizás algo más sutil funcionaría.
Me acerqué nuevamente al guardia que ahora quedaba allí enfrente a la pasarela cargando nuevamente con la caja al hombro. Me quedé mirándole antes de decirle.
- Disculpe y perdone que le moleste otra vez, se me olvidaba que deben darme una firma con motivo de que he estado al menos aquí, ya sabe, sino mis jefes se ponen nerviosos.-dije posando la caja a los pies del marine. Si me respondía algo me daba igual ya que en el acto de erguirme nuevamente usaría la esfera de mi garfio para golpearle la cabeza ipsto facto con el objetivo de que quedara inconsciente.
Si aquello funcionaba, aprovechando el elemento sorpresa le diría.
-Y ahora a dormir un buen rato.
Arrastraría el cuerpo hasta detrás de una de las muchas cajas que había por el muelle, con el objetivo de que si sus compañeros u otros volvieran pensaran que ha tenido que hacer algo como mear, echar un pitillo o yo que sé. Le quitaría el uniforme y me lo pondría yo. Y finalmente entraría en el navío por la pasarela raudo.
Parecía que había un cambio de guardia y aquellos dos idiotas se largaban...y solo quedaba uno. ¿Lo reviento? No, si lo reviento podrían volver los otros y ver el estropicio...aunque estaba deseándolo. Quizás algo más sutil funcionaría.
Me acerqué nuevamente al guardia que ahora quedaba allí enfrente a la pasarela cargando nuevamente con la caja al hombro. Me quedé mirándole antes de decirle.
- Disculpe y perdone que le moleste otra vez, se me olvidaba que deben darme una firma con motivo de que he estado al menos aquí, ya sabe, sino mis jefes se ponen nerviosos.-dije posando la caja a los pies del marine. Si me respondía algo me daba igual ya que en el acto de erguirme nuevamente usaría la esfera de mi garfio para golpearle la cabeza ipsto facto con el objetivo de que quedara inconsciente.
Si aquello funcionaba, aprovechando el elemento sorpresa le diría.
-Y ahora a dormir un buen rato.
Arrastraría el cuerpo hasta detrás de una de las muchas cajas que había por el muelle, con el objetivo de que si sus compañeros u otros volvieran pensaran que ha tenido que hacer algo como mear, echar un pitillo o yo que sé. Le quitaría el uniforme y me lo pondría yo. Y finalmente entraría en el navío por la pasarela raudo.
Y durmió.
Lo cierto es que tardas un buen rato en desvestirlo y, aunque parece que es de tu talla para cuando has terminado de vestirte sus compañeros ya están de vuelta o, por lo menos, uno de ellos. El otro podría o no ser de antes, no lo reconoces muy bien, pero desde luego el meón ha regresado. Pero entre pitos y flautas, podrían reconocerte si intentas entrar por la puerta principal; ¿Has descartado ya la idea del gancho?
En cualquier caso, si no tienes cuidado vas a llamar mucho la atención de toda esa gente que todavía sigue de un lado para otro o incluso podía despertar el amable señor al que has mandado al mundo de los sueños mientras te firmaba el justificante. Con estas cartas sobre la mesa, señor Meneror, es hora de jugar.
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Bueno, al menos el traje parecía que no iba a estallarme y con él ya tenía al menos la ventaja de ser un camaleón entre los marines, siempre y cuando los guardias de antes no me vieran. Para mi desgracia ambos caballeros, uno de ellos creo que no era el de antes, volvieron a posicionarse en la entrada del navío cortándome así el acceso de nuevo.
-Maldita sea mi estampa- dije por lo bajo mientras echaba un vistazo al marine que acababa de noquear- Como despiertes estoy jodido...se acabaron las sutilezas.
Clavé mi garfio en su abdomen lentamente mientras agarraba con mi mano su boca por si llegaba a despertar mientras estábamos ocultos tras las cajas del puerto. Al menos no haría ruido. Tras eso limpiaría el arma con uno de mis pañuelos que tiraría al agua una vez acabado el trabajo. Tras eso agarraría la cuerda y saldría caminando a una distancia prudente de los dos vigías, sin que me vieran entre el bullicio hasta dirigirme a la esquina del muelle que daba a la popa del barco. Hice una azada a la cuerda y esperando que no me viera nadie tiré la cuerda por encima de los faroles de popa, con el objetivo de subir hasta el castillo de popa. Si la cuerda se enganchaba trataría de subir, sino volvería a intentarlo.
-Maldita sea mi estampa- dije por lo bajo mientras echaba un vistazo al marine que acababa de noquear- Como despiertes estoy jodido...se acabaron las sutilezas.
Clavé mi garfio en su abdomen lentamente mientras agarraba con mi mano su boca por si llegaba a despertar mientras estábamos ocultos tras las cajas del puerto. Al menos no haría ruido. Tras eso limpiaría el arma con uno de mis pañuelos que tiraría al agua una vez acabado el trabajo. Tras eso agarraría la cuerda y saldría caminando a una distancia prudente de los dos vigías, sin que me vieran entre el bullicio hasta dirigirme a la esquina del muelle que daba a la popa del barco. Hice una azada a la cuerda y esperando que no me viera nadie tiré la cuerda por encima de los faroles de popa, con el objetivo de subir hasta el castillo de popa. Si la cuerda se enganchaba trataría de subir, sino volvería a intentarlo.
Matas en silencio a este pobre desgraciado, que como era de esperar despierta de golpe cuando le clavas tu garfio. Intenta gritar, pero no es mucho más que un ruido ahogado y no llama especialmente la atención entre el bullicio, aunque cuando te paras a mirar ves que sus compañeros parecen sumamente contrariados, mirando hacia los lados en busca de una pista. Afortunadamente logras evadirlos, aunque tienes que para ello casi tienes que llegar al borde del muelle, donde cualquier error puede hacer que todo el mundo te vea.
Consigues enganchar la cuerda a la primera. No obstante, cuando tratas de subir te vas dando cuenta de lo complicado que resulta escalar con una sola mano. Te caes una vez, de culo, golpeando sonoramente la madera y, aunque te das prisa y logras subir, tal vez alguien se haya dado cuenta del ruido. Pero eso es problema del futuro Meneror, ¿o no?
En cualquier caso estás en una especie de "patio" si se puede llamar así, un rincón sobre el castillo desde el que puedes ver lo normal en un barco de esta clase (tienes permiso para describir algunos detalles): Hay varios guardias haciendo rondas, un acceso a bodega, el puente de mando vacío... Fíjate bien que hay unos ocho marines dando vueltas a intervalos regulares, y bajo la luz de la luna puedes ver un brillo en la bodega. Podría no ser nada o serlo todo, quién sabe.
Consigues enganchar la cuerda a la primera. No obstante, cuando tratas de subir te vas dando cuenta de lo complicado que resulta escalar con una sola mano. Te caes una vez, de culo, golpeando sonoramente la madera y, aunque te das prisa y logras subir, tal vez alguien se haya dado cuenta del ruido. Pero eso es problema del futuro Meneror, ¿o no?
En cualquier caso estás en una especie de "patio" si se puede llamar así, un rincón sobre el castillo desde el que puedes ver lo normal en un barco de esta clase (tienes permiso para describir algunos detalles): Hay varios guardias haciendo rondas, un acceso a bodega, el puente de mando vacío... Fíjate bien que hay unos ocho marines dando vueltas a intervalos regulares, y bajo la luz de la luna puedes ver un brillo en la bodega. Podría no ser nada o serlo todo, quién sabe.
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Tendré que darme pomada por ese culazo en algún momento, pero no ahora. Tras haber logrado casi por merced divina subir a aquel dichoso barco pude ver que las cosas en comparación a lo de antes se habían vuelto muy peligrosas. Me atrincheré tras los barriles de aprovisionamiento del castillo de popa para luego posar la vista sobre lo que tenía delante. Un gran patio perteneciente al castillo, el mástil de mesana y varias cajas, barriles y cuerdas repartidas por la zona. Por fortuna, los castillos de popa de un barco de guerra no solían tener los quince metros de largo, por lo cual, creo que la distancia para con la trampilla de la bodega, situada junto a al palo de mesana, estaba a pocos metros de mi.
Había suficientes guardias como para romperme la ilusión de moverme con libertad por aquellas tablas embreadas a pesar de que pudiera haber como mucho dos guardias patrullando aquella zona del barco. Por suerte, se movían a intervalos regulares por lo que podría ir pasando poco a poco sin que me vieran esperando el momento oportuno para ir escondiéndome en barriles, cajas, el mástil de popa o la toldilla. La noche era una ventaja clave y no esperarían mi llegada. Así que arranqué un trozo de tela que había por allí en las cajas y envolví el garfio en él, pues la luz de luna llena podría hacer un reflejo en el oro del garfio y con ello parecer un puntero dorado en mitad de la oscuridad.
A lo lejos pude ver lo que parecía ser la escotilla de la bodega de popa que conectaba a unos metros con la reja de la bodega, la cual, brillaba. ¿Estaría el premio gordo allí. No tenía ni idea pero había que probar.
Comencé a caminar agachado evitando la mirada de los guardas que pudiera haber cercanos a mi. Si alguno me miraba o fuera a detectarme me pondría de pie y fingiría hacer "ronda". Sino fuera así, iría poco a poco con las coberturas y aprovechando la noche para colarme por la escotilla de la bodega de popa.
Había suficientes guardias como para romperme la ilusión de moverme con libertad por aquellas tablas embreadas a pesar de que pudiera haber como mucho dos guardias patrullando aquella zona del barco. Por suerte, se movían a intervalos regulares por lo que podría ir pasando poco a poco sin que me vieran esperando el momento oportuno para ir escondiéndome en barriles, cajas, el mástil de popa o la toldilla. La noche era una ventaja clave y no esperarían mi llegada. Así que arranqué un trozo de tela que había por allí en las cajas y envolví el garfio en él, pues la luz de luna llena podría hacer un reflejo en el oro del garfio y con ello parecer un puntero dorado en mitad de la oscuridad.
A lo lejos pude ver lo que parecía ser la escotilla de la bodega de popa que conectaba a unos metros con la reja de la bodega, la cual, brillaba. ¿Estaría el premio gordo allí. No tenía ni idea pero había que probar.
Comencé a caminar agachado evitando la mirada de los guardas que pudiera haber cercanos a mi. Si alguno me miraba o fuera a detectarme me pondría de pie y fingiría hacer "ronda". Sino fuera así, iría poco a poco con las coberturas y aprovechando la noche para colarme por la escotilla de la bodega de popa.
Consigues pasar medianamente desapercibido entre los dos primeros guardias, que no parecen percatarse de tu presencia, y poco a poco te vas acercando a tu objetivo hasta que escuchas pasos apurados y, casi al momento, un grito alarmado:
- ¡Han matado a Bert! -exclama, seguramente hablando con un compañero. Si levantas la cabeza verás que se dirige a un hombre con galones, aunque pocos-. ¡Un tipo que decía traer vino, y le ha robado la ropa!
- ¿Cómo? Explícate, recluta.
Tal vez en la bodega esté el premio gordo. Sin embargo, cabe la posibilidad de que entrar ahí sea meterse de lleno en la boca del lobo. No obstante, tu otra opción es intentar huir de un barco donde, seguramente, todo el mundo esté alerta. Y, cuando parece que nada podría ir peor, empiezan a encender los faroles hasta que el barco queda perfectamente iluminado.
- ¡Han matado a Bert! -exclama, seguramente hablando con un compañero. Si levantas la cabeza verás que se dirige a un hombre con galones, aunque pocos-. ¡Un tipo que decía traer vino, y le ha robado la ropa!
- ¿Cómo? Explícate, recluta.
Tal vez en la bodega esté el premio gordo. Sin embargo, cabe la posibilidad de que entrar ahí sea meterse de lleno en la boca del lobo. No obstante, tu otra opción es intentar huir de un barco donde, seguramente, todo el mundo esté alerta. Y, cuando parece que nada podría ir peor, empiezan a encender los faroles hasta que el barco queda perfectamente iluminado.
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