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Vieja paleta y desgraciada...con gusto le arrancaría las cuerdas vocales si no fuera porque tenía que salir de allí cuanto antes. Tenía mi dinero, las estatuas y el "gnomo" así que nada ya me mantenía entre aquellas paredes. No estaba por la labor de aguantar ya a nadie, y mucho menos a malditos yonkis con vieja senil incluida. La marina estaba buscándome y yo me estaba demorando ya en demasía por aquel sitio mugriento.
-Iré a tranquilizar al resto- dije como un buen ¿nieto? antes de cruzar el umbral de la puerta de la cocina. Al menos esperaba quitarme a la vieja de encima cuanto antes.
Si lo lograba iría hacia la primera sala raudo con el botín en mis manos...bueno mano. Ya tendría tiempo de escudriñar a fondo el "gnomo" y el resto de estatuas en un lugar más...tranquilo. Si algún yonki me veía había dos posibilidades: O que me confundiera con el Theodor ese, o que iba a dar un grito al cielo.
-Iré a tranquilizar al resto- dije como un buen ¿nieto? antes de cruzar el umbral de la puerta de la cocina. Al menos esperaba quitarme a la vieja de encima cuanto antes.
Si lo lograba iría hacia la primera sala raudo con el botín en mis manos...bueno mano. Ya tendría tiempo de escudriñar a fondo el "gnomo" y el resto de estatuas en un lugar más...tranquilo. Si algún yonki me veía había dos posibilidades: O que me confundiera con el Theodor ese, o que iba a dar un grito al cielo.
- Tío... Eso no mola -te dice uno cuando te ve-. Tú no eres Theodor... Aunque hueles a colonia barata como él.
- Sí que lo es... ¿Ne ves esa mano? Theodor tiene manos.
- ¿Tú crees? Theodor no tenía una polla en la mano.
Siguen levantándose hacia ti, pero se mueven extraordinariamente deprisa y con más bien poca coordinación. Cualquiera diría que te quieren pegar una paliza, aunque teniendo en cuenta su estado igual eres capaz de relajarlos fácilmente. Aunque teniendo en cuenta que esto empieza a parecer una película de zombies igual deberías marcharte.
- ¡Theodor! ¡No puedes irte sin probar una de tus galletas favoritas!
- Sí que lo es... ¿Ne ves esa mano? Theodor tiene manos.
- ¿Tú crees? Theodor no tenía una polla en la mano.
Siguen levantándose hacia ti, pero se mueven extraordinariamente deprisa y con más bien poca coordinación. Cualquiera diría que te quieren pegar una paliza, aunque teniendo en cuenta su estado igual eres capaz de relajarlos fácilmente. Aunque teniendo en cuenta que esto empieza a parecer una película de zombies igual deberías marcharte.
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¿Me los cepillo? Paso...creo que cogeré mi maletín, el gnomo y trataré de salir hacia la entrada de la casa donde había altas hierbas. Cuando me disponía a agarrar la valla de entrada, si los yonkis no me molestaban, recordaría una frase:
"Alia donda les atilas yomes alvmbnan siembre estare mi corazon".
Sin duda alguna esto estaba empezando a aclararse ¿Se referiría al castillo de Drum? Quizás las luces del cuadro de la cocina provenientes de las casas del alrededor son esas "luces". Pero si había entendido bien, las torres que alumbran puede ser tanto el castillo como de un puñetero faro....Así que me quedé mirando el alto de la ciudad donde se veía el castillo de lejos. Eché un vistazo rápido a la hierba de mi alrededor ante de salir del recinto.
"Alia donda les atilas yomes alvmbnan siembre estare mi corazon".
Sin duda alguna esto estaba empezando a aclararse ¿Se referiría al castillo de Drum? Quizás las luces del cuadro de la cocina provenientes de las casas del alrededor son esas "luces". Pero si había entendido bien, las torres que alumbran puede ser tanto el castillo como de un puñetero faro....Así que me quedé mirando el alto de la ciudad donde se veía el castillo de lejos. Eché un vistazo rápido a la hierba de mi alrededor ante de salir del recinto.
La oscuridad creciente y las neblina nocturna que se va arremolinando en torno a las calles no te deja ver muy lejos. Conoces la ubicación del castillo, es una de las estructuras más prominentes de la isla, pero a esta distancia es poco más que una pequeña mancha borrosa en la distancia. Por su parte, y aunque está lejos, también hay un faro cerca de la costa, lo recuerdas de cuando has estado en el puerto.
La hierba... Ahora que te fijas es un poco extraña: Parece más bien una mata de pequeños arbustos con hojas estrelladas y un delicado olor a medicina. Posee unos pequeños cogollos que, si sabes lo que son, igual te estás preguntando cómo consiguen que esta planta enraíce en un lugar tan frío. ¿Igual hay más misterios en esta casa? En cualquier caso, la situación en resumen es esta: Te sigue la Marina, has molestado a unos yonkis, has matado a un tipo cuya identidad desconoces por completo, estás cargando en tu morral unos veinte kilos de oro más el cofre que llevas. ¿Cuál es tu siguiente paso?
La hierba... Ahora que te fijas es un poco extraña: Parece más bien una mata de pequeños arbustos con hojas estrelladas y un delicado olor a medicina. Posee unos pequeños cogollos que, si sabes lo que son, igual te estás preguntando cómo consiguen que esta planta enraíce en un lugar tan frío. ¿Igual hay más misterios en esta casa? En cualquier caso, la situación en resumen es esta: Te sigue la Marina, has molestado a unos yonkis, has matado a un tipo cuya identidad desconoces por completo, estás cargando en tu morral unos veinte kilos de oro más el cofre que llevas. ¿Cuál es tu siguiente paso?
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Sin duda aquella casa era bastante reara. Aquellas plantas parecían ser propias de la misma tierra de donde procede la casa. Por algún motivo la reconocí, al fin y al cabo me crié allí. Quizás por nostalgia cogí uno de esos capullos y me lo guardé en el bolsillo.
Tras eso tomé la decisión de ir por las callejuelas de la ciudad para poder llegar, en la medida de lo posible, sin ser visto al castillo. El problema es que para ello debía ser rápido. Así que sin demora procedí para salir de la casa totalmente y comenzar a correr por las callejuelas. Si veía a alguien intentaría ocultarme. La verdad es que todo iba a pedir de boca, pues tenía oro, billetes y quién sabe quizás ese acertijo me estaba llevando a un tesoro todavía más grande.
No podía dormirme en los laureles ni hacerme el cuento de la lechera, así que corrí como alma que lleva al diablo. Rezaba para no encontrarme con nadie, y si me encontraba..bueno..ya veremos que pasa.
Tras eso tomé la decisión de ir por las callejuelas de la ciudad para poder llegar, en la medida de lo posible, sin ser visto al castillo. El problema es que para ello debía ser rápido. Así que sin demora procedí para salir de la casa totalmente y comenzar a correr por las callejuelas. Si veía a alguien intentaría ocultarme. La verdad es que todo iba a pedir de boca, pues tenía oro, billetes y quién sabe quizás ese acertijo me estaba llevando a un tesoro todavía más grande.
No podía dormirme en los laureles ni hacerme el cuento de la lechera, así que corrí como alma que lleva al diablo. Rezaba para no encontrarme con nadie, y si me encontraba..bueno..ya veremos que pasa.
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¿Qué maravillosos giros del destino esperan a nuestro protagonista? ¿Se cruzará con algún nuevo amigo? ¿Encontrará enemigos que le impidan el paso? Por el momento avanzas por las callejuelas, evitando los sonidos más llamativos y las luces que te vas encontrando. Sin embargo ir tan deprisa hace que te vayas cansando a medida que el peso sobre tus hombros va haciendo más y más pesada la tarea de cargar tanto. Tu espalda te agradecería descansar, pero difícilmente vas a poder. Ahora, ¿tú sabes cómo llegar al castillo? Porque está en lo alto de una montaña increíblemente escarpada y vertical, como una chimenea gigante. Igual deberías hacer algo para encontrar información, pero de momento... ¿Escuchas ese sonido?
Viene de ambos lados del callejón en el que estás, un ruido de pasos y un murmullo bastante ininteligible que se va clarificando poco a poco:
- Por aquí tampoco, capitán -escuchas decir.
Uy, ¿eso significa que son marines? ¿Y por los dos lados? ¿Qué vas a hacer?
Viene de ambos lados del callejón en el que estás, un ruido de pasos y un murmullo bastante ininteligible que se va clarificando poco a poco:
- Por aquí tampoco, capitán -escuchas decir.
Uy, ¿eso significa que son marines? ¿Y por los dos lados? ¿Qué vas a hacer?
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Según iba caminando notaba mi espalda algo cargada, y no era para menos ya que llevaba demasiado peso y empezaba a notarse sus consecuencias en mis vértebras. Era hora de soltar lastre....así que me quedé con el maletín lleno de pasta ricota (dinero), las dos armas, (aparte las que tenía de serie) y poco más. Procuré caminar por las calles con sumo cuidado, pero esto no fue suficiente debido a que un "capitán" sonó en el fondo del callejón.
"¿Marines?, por supuesto que son marines...o eso o me estoy topando con simples marineros".
Miré a las dos salidas del callejón, ambas estarían llenas de enemigos en poco tiempo. Por fortuna si algo aprendí leyendo historia, es que el número de un ejército es insignificante en un pasillo tan estrecho frente a un contingente pequeño, en este caso, yo. Así que comencé a correr hacia adelante, pues siempre era mejor enfrentarse a un puñado de marines y salir corriendo que dejar que esos dos grupos se juntasen y me violasen. Rezaba para que fueran pocos. No podía pararme más, si iba a ser la hora de las tortas, debía acabar rápido con ellos y huir a la tasca más cercana. Necesitaba información, y no creo que un marine moribundo me la pudiera dar.
"¿Marines?, por supuesto que son marines...o eso o me estoy topando con simples marineros".
Miré a las dos salidas del callejón, ambas estarían llenas de enemigos en poco tiempo. Por fortuna si algo aprendí leyendo historia, es que el número de un ejército es insignificante en un pasillo tan estrecho frente a un contingente pequeño, en este caso, yo. Así que comencé a correr hacia adelante, pues siempre era mejor enfrentarse a un puñado de marines y salir corriendo que dejar que esos dos grupos se juntasen y me violasen. Rezaba para que fueran pocos. No podía pararme más, si iba a ser la hora de las tortas, debía acabar rápido con ellos y huir a la tasca más cercana. Necesitaba información, y no creo que un marine moribundo me la pudiera dar.
Cuando giras a toda pastilla por la esquina del callejón te topas con tres marines que, por suerte para ti, están totalmente desprevenidos cuando os chocáis. Tú cargabas la inercia, por lo que aunque pierdes algo de velocidad continúas avanzando aunque, la verdad, esto manda el factor sorpresa a tomar por saco. Seguramente puedas darte la vuelta y matarlos, pero... ¿Puedes permitírtelo?
Si decides seguir avanzando te costará un rato perderlos de vista, pero terminas en medio de una gran plaza. Todavía escuchas cómo te buscan, pero al menos tienes algo de margen para buscar un escondrijo. Las montañas están todavía de fondo, aunque en la oscuridad apenas puedes distinguirlas, y más cerca de ti hay tres edificios con luz en su interior: La tasca "Tía Eulalia", el hotel "Grand Casino" -aunque parece más una pensión de mala muerte- y el restaurante de alto copete "Eureka". Tú eliges tu camino, aunque cualquiera diría que el restaurante ya está cerrado y que la tasca está a punto de hacerlo. Aunque, a decir verdad, eso significa borrachos y gente cansada.
Pero tú también necesitas dormir, ¿no?
Si decides seguir avanzando te costará un rato perderlos de vista, pero terminas en medio de una gran plaza. Todavía escuchas cómo te buscan, pero al menos tienes algo de margen para buscar un escondrijo. Las montañas están todavía de fondo, aunque en la oscuridad apenas puedes distinguirlas, y más cerca de ti hay tres edificios con luz en su interior: La tasca "Tía Eulalia", el hotel "Grand Casino" -aunque parece más una pensión de mala muerte- y el restaurante de alto copete "Eureka". Tú eliges tu camino, aunque cualquiera diría que el restaurante ya está cerrado y que la tasca está a punto de hacerlo. Aunque, a decir verdad, eso significa borrachos y gente cansada.
Pero tú también necesitas dormir, ¿no?
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Parecía que la Maratón había comenzado y llevaba cierta ventaja y el factor sorpresa de mi parte. Esto se confirmó cuando me topé con tres marines totalmente desprevenidos. Pasé por su lado a toda mecha sin apenas darles tiempo de respuesta mientras pensaba que más testigos eran un problema...sin embargo si me detenía con ellos tres, un lujo que no podía permitirme, me capturarían sin lugar a dudas cuando llegaran los refuerzos.
Asi que corrí como alma que lleva el Diablo hasta la gran plaza. Una vez allí clavé mi mirada en los distintos locales. La tasca solo me daría problemas si me escondía allí pues ¿no era un lugar obvio de escondite para un criminal?...además no tenía cuerpo para aguantar borrachos. El restaurante por su parte estaría cerrado y daría mucho el cante....pero el hotel, oh si el hotel.
Allí podría cobijarme, y teniendo dinero como tenía en este momento no harían demasiadas preguntas. Como ya era noche cerrada y llevaba corriendo desde mi llegada a aquella isla ( y cargando con el petate del robo/maletín) opté por la salida del hotel. Así que raudo me dirigí a la puerta y procuré entrar, asegurándome previamente de echar una ojeada a la plaza con el objetivo de despistar a mis perseguidores al entrar en el local.
Asi que corrí como alma que lleva el Diablo hasta la gran plaza. Una vez allí clavé mi mirada en los distintos locales. La tasca solo me daría problemas si me escondía allí pues ¿no era un lugar obvio de escondite para un criminal?...además no tenía cuerpo para aguantar borrachos. El restaurante por su parte estaría cerrado y daría mucho el cante....pero el hotel, oh si el hotel.
Allí podría cobijarme, y teniendo dinero como tenía en este momento no harían demasiadas preguntas. Como ya era noche cerrada y llevaba corriendo desde mi llegada a aquella isla ( y cargando con el petate del robo/maletín) opté por la salida del hotel. Así que raudo me dirigí a la puerta y procuré entrar, asegurándome previamente de echar una ojeada a la plaza con el objetivo de despistar a mis perseguidores al entrar en el local.
No parece que en la oscuridad de la calle te sea muy difícil evadir las miradas indiscretas y entras sin mayores dificultades al hotel... Bueno, más bien parece una hospedería o pensión de mala muerte. Olor a gato enfermo y aceitunas en vinagre, a sudor y a humedad. Tras el mostrador de recepción un hombre de edad avanzada y aspecto de muy malas pulgas lee un periódico mientras refunfuña.
- Malditos arabastienes, han arruinado Arabasta -masculla, arrugando con los puños el periódico antes de percatarse de que estás ahí-. ¿Y tú qué quieres a estas horas?
No parece muy educado, pero la gente mayor no suele serlo por alguna razón. En cualquier caso por un poco de dinero seguro que consigues una modesta habitación donde relajarte momentáneamente y descansar hasta que se haga de día... Aunque, ¿estás seguro de que quieres salir de día mientras te sigan buscando? Cuéntame qué vas a hacer.
Por cierto, te ruge el estómago. ¿Cuánto llevas sin comer?
- Malditos arabastienes, han arruinado Arabasta -masculla, arrugando con los puños el periódico antes de percatarse de que estás ahí-. ¿Y tú qué quieres a estas horas?
No parece muy educado, pero la gente mayor no suele serlo por alguna razón. En cualquier caso por un poco de dinero seguro que consigues una modesta habitación donde relajarte momentáneamente y descansar hasta que se haga de día... Aunque, ¿estás seguro de que quieres salir de día mientras te sigan buscando? Cuéntame qué vas a hacer.
Por cierto, te ruge el estómago. ¿Cuánto llevas sin comer?
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Bueno había una mala noticia y una buena noticia, la mala es que me he desviado de mi rumbo que era el llegar al castillo. Sin embargo la buena era que ya no tenía aquel olor a mierda incrustado a la nariz debido a mis singladuras, y ahora, solo olía a gato moribundo, vinagre, sudor y humedad...vamos como si estuviera en el cuarto día de viaje en un barco.
Pude ver al recepcionista, el cual hacía juego con el resto de la decoración de aquel lugar de mala muerte. Por fortuna no pasaría demasiado tiempo allí. Me acerqué a él mientras farfullaba en contra de los arabastienses a la par que pensaba en como reventarle la boca por decir semejante sandez. Como no había que perder más el tiempo y el cansancio empezaba a vencerme no vi conveniente ir al castillo flaqueando en fuerzas.
Cuando el recepcionista se dirigió a mi con ese tono poco me faltó para golpearle, afortunadamente ya me daba hasta igual a aquellas alturas de la película los modales de otros. Procedí a sacar un fajo de billetes del "botín" que llevaba y lo puse sobre la mesa, lo bastante gordo para afirmar lo siguiente.
-Quiero una habitación, la más decente que tenga- dije antes de añadir un par de billetes más- Y omitimos el nombre ¿de acuerdo?.
Tras decir aquello mi tripa comenzó a rugir y no era para menos después del día que llevaba. Volví a dirigirme al recepcionista.
-¿Tienen servicio de comidas en las habitaciones?, hoy ha sido un día muy duro y me gustaría poder comer algo.- dije con todo el tono amable que me era posible.
Pude ver al recepcionista, el cual hacía juego con el resto de la decoración de aquel lugar de mala muerte. Por fortuna no pasaría demasiado tiempo allí. Me acerqué a él mientras farfullaba en contra de los arabastienses a la par que pensaba en como reventarle la boca por decir semejante sandez. Como no había que perder más el tiempo y el cansancio empezaba a vencerme no vi conveniente ir al castillo flaqueando en fuerzas.
Cuando el recepcionista se dirigió a mi con ese tono poco me faltó para golpearle, afortunadamente ya me daba hasta igual a aquellas alturas de la película los modales de otros. Procedí a sacar un fajo de billetes del "botín" que llevaba y lo puse sobre la mesa, lo bastante gordo para afirmar lo siguiente.
-Quiero una habitación, la más decente que tenga- dije antes de añadir un par de billetes más- Y omitimos el nombre ¿de acuerdo?.
Tras decir aquello mi tripa comenzó a rugir y no era para menos después del día que llevaba. Volví a dirigirme al recepcionista.
-¿Tienen servicio de comidas en las habitaciones?, hoy ha sido un día muy duro y me gustaría poder comer algo.- dije con todo el tono amable que me era posible.
El hombre te mira con una suerte de furia contenida. Tiene un ojo medio cerrado y se muerde el carrillo, como si estuviera demasiado acostumbrado a mascar tabaco o algo peor. También le tiembla el labio, pero finalmente cierra el periódico y lo deja en una mesita junto a su asiento, tras el mostrador.
- ¿Insinúas que nuestras habitaciones no son decentes, jovenzuelo? -pregunta, con un marcado acento que no logras identificar-. Todas nuestras habitaciones son perfectas para una escoria como tú.
Estampa una llave contra el mostrador, hundiéndola levemente en la madera. Puedes ver que hay más marcas similares, perfectas y algunas superpuestas, por lo que tal vez no debas tomártelo como algo personal... O debieras darle una lección por maleducado. En cualquier caso, tiene un madero con el 106 tallado.
- No hay servicio de habitaciones, no sé qué clase de pijerío buscas. La cantina abre a las ocho. Cierra a las diez. Si no llegas, no se come. Y ahora a dormir, la Marina está persiguiendo a un terrorista y no deja de hacer ruido.
Si vas a la habitación -aunque la "cantina" está al final del pasillo a la derecha- te toparás con un cuarto extraordinariamente acogedor: Paredes verdes y mohosas con humedad negra en las esquinas, techo medio caído, cama mugrienta, muebles desvencijados... Parece que nadie limpia en esas habitaciones, pero por lo menos si eres poco escrupuloso podrás tomarte un descanso antes de que todo vaya a peor. Y si no, puedes fugarte por la ventana. No es muy alto el trecho y da casi directamente a las afueras, aunque no sé si querría meterme en un bosque en mitad de la noche.
- ¿Insinúas que nuestras habitaciones no son decentes, jovenzuelo? -pregunta, con un marcado acento que no logras identificar-. Todas nuestras habitaciones son perfectas para una escoria como tú.
Estampa una llave contra el mostrador, hundiéndola levemente en la madera. Puedes ver que hay más marcas similares, perfectas y algunas superpuestas, por lo que tal vez no debas tomártelo como algo personal... O debieras darle una lección por maleducado. En cualquier caso, tiene un madero con el 106 tallado.
- No hay servicio de habitaciones, no sé qué clase de pijerío buscas. La cantina abre a las ocho. Cierra a las diez. Si no llegas, no se come. Y ahora a dormir, la Marina está persiguiendo a un terrorista y no deja de hacer ruido.
Si vas a la habitación -aunque la "cantina" está al final del pasillo a la derecha- te toparás con un cuarto extraordinariamente acogedor: Paredes verdes y mohosas con humedad negra en las esquinas, techo medio caído, cama mugrienta, muebles desvencijados... Parece que nadie limpia en esas habitaciones, pero por lo menos si eres poco escrupuloso podrás tomarte un descanso antes de que todo vaya a peor. Y si no, puedes fugarte por la ventana. No es muy alto el trecho y da casi directamente a las afueras, aunque no sé si querría meterme en un bosque en mitad de la noche.
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Arqueé la ceja ante el comentario de aquel tipo. Obviamente su pensión era poco más que un tugurio lleno de enfermedades y basura, pero era lo que había. No le di demasiada importancia a su comentario de idiota debido a que necesitaba escapar de la Marina, y todo sea dicho, echar una cabezada antes de ir al castillo. Me estaba demorando demasiado en salir de aquella maldita isla, pero después de lo descubierto atrás, podía quedarme un poco más.
Cogí la llave y sin decir nada me dirigí a mi habitación. Si bien la misma había parecido pasar por la tercera guerra mundial, bien podría decirse que estaba justificado. Al fin y al cabo los negocios al igual que los perros toman la apariencia de sus dueños...
Dejé mis cosas junto a la cama ya que las quería bien cerca ( sobre todo con lo que había costado conseguir aquella fortuna). Me senté en la reventada cama para tomar un "descanso", al menos un par de horas hasta que todo el jaleo de fuera provocado por mi se hubiera "disuelto". Así al menos podría salir del hotel sin tener que estar vigilando mi espalda. Todavía tenía hambre, pero creo que era más necesario el sueño. Si lograba dormir un poco ya pillaría algo de comer por el camino en mi retorno al castillo.
Cogí la llave y sin decir nada me dirigí a mi habitación. Si bien la misma había parecido pasar por la tercera guerra mundial, bien podría decirse que estaba justificado. Al fin y al cabo los negocios al igual que los perros toman la apariencia de sus dueños...
Dejé mis cosas junto a la cama ya que las quería bien cerca ( sobre todo con lo que había costado conseguir aquella fortuna). Me senté en la reventada cama para tomar un "descanso", al menos un par de horas hasta que todo el jaleo de fuera provocado por mi se hubiera "disuelto". Así al menos podría salir del hotel sin tener que estar vigilando mi espalda. Todavía tenía hambre, pero creo que era más necesario el sueño. Si lograba dormir un poco ya pillaría algo de comer por el camino en mi retorno al castillo.
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Deben ser las cinco de la mañana cuando te quedas por fin dormido, abrazado a una bolsa de oro que, sin embargo, no está del todo claro si vale tanto como ha costado. Tienes sueños turbulentos de mareas de oro aplastándote, de barcos explotando a tu alrededor y de ejércitos peleando por llevarte ante la justicia; todo bajo la vista de un mórbido hombre que reconoces bien: ¿No lo has matado hace poco?
En tus sueños te persigue una sombra que hace un rato solo te acosaba; te golpea, te apuñala, te hace sangrar. Gritas, pero nadie puede escucharlo y palmo a palmo te van arrancando la piel sin que puedas siquiera verbalizar todo el dolor que sientes... Y te despiertas con un sonoro grito a mediodía. Hay algunos bichos sobre tu cuerpo, y varias picaduras, pero no parece algo de lo que debas preocuparte inmediatamente. Ahora mismo, y tras haber descansado, tus opciones siguen siendo las mismas que anoche, aunque si miras por la ventana...
El bosque parece mucho más sencillo de atravesar a estas horas, a pesar de estar completamente nevado. Te vendría bien cambiar de ropa, aunque eso implicaría exponerte y lo lógico es pensar que seguirán buscándote durante un tiempo, tal vez hasta que un segundo barco venga a recogerlos. Así que tus opciones son partir hacia el castillo exponiéndote al frío o arriesgarte a reaparecer frente a la gente que te persigue. ¿Tú qué harías?
Nota: Tienes permiso para narrar interacciones con gente que te puedas cruzar dentro del hotel.
En tus sueños te persigue una sombra que hace un rato solo te acosaba; te golpea, te apuñala, te hace sangrar. Gritas, pero nadie puede escucharlo y palmo a palmo te van arrancando la piel sin que puedas siquiera verbalizar todo el dolor que sientes... Y te despiertas con un sonoro grito a mediodía. Hay algunos bichos sobre tu cuerpo, y varias picaduras, pero no parece algo de lo que debas preocuparte inmediatamente. Ahora mismo, y tras haber descansado, tus opciones siguen siendo las mismas que anoche, aunque si miras por la ventana...
El bosque parece mucho más sencillo de atravesar a estas horas, a pesar de estar completamente nevado. Te vendría bien cambiar de ropa, aunque eso implicaría exponerte y lo lógico es pensar que seguirán buscándote durante un tiempo, tal vez hasta que un segundo barco venga a recogerlos. Así que tus opciones son partir hacia el castillo exponiéndote al frío o arriesgarte a reaparecer frente a la gente que te persigue. ¿Tú qué harías?
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Por fin pude descansar aunque solo fuera por unas cuantas horas. Cuando abracé el frágil cogote de Morfeo las pesadillas de Noche no tardaron en hacer acto de presencia. Me desperté alterado empapado en mi sudor debido a las cruentas pesadillas que pululaban por mi cabeza. Ya me había parecido raro no haber tenido alguna tras todo lo acontecido. No le di más importancia de la que tenía, y por ello procuré vestirme y salir a la planta baja del hotel no sin antes detenerme a mirar por la ventana de mi cuarto.
El bosque parecía estar despejado, y se veía más accesible para llegar al castillo. Quizás porque era de día y podía ver mejor. Era hora de ponerse las pilas y empezar a correr nuevamente. El problema es que estaba nevado y mi vestimenta, salvo mi abrigo, no eran de invierno propiamente. Bueno, si tenía frío por el camino haría una parada, ergo también una hoguera para calentar mis huesos y continuar mi viaje.
Así que sin detenerme demasiado me dirigí a la salida del hotel. No había nadie en recepción y tan sólo estaba en la salita de la planta baja un tipo que vestía de traje. Era algo esquálido pero de mi altura. Una leve sonrisa se dibujó en mi cara mientras observaba el jarrón chino que había detrás del sillón donde él estaba sentado.
Salí del hotel con una profunda sonrisa acompañado por mi habano y un traje nuevo. Cuando salía del hotel el recepcionista caradura entraba en el local. Pasados cinco segundos que escucha "¡¿Quién me ha golpeado en la cabeza con un jarrón chino?!" A lo que yo rápidamente aceleré el paso para dirigirme al bosque soltando una leve risa.
El bosque parecía estar despejado, y se veía más accesible para llegar al castillo. Quizás porque era de día y podía ver mejor. Era hora de ponerse las pilas y empezar a correr nuevamente. El problema es que estaba nevado y mi vestimenta, salvo mi abrigo, no eran de invierno propiamente. Bueno, si tenía frío por el camino haría una parada, ergo también una hoguera para calentar mis huesos y continuar mi viaje.
Así que sin detenerme demasiado me dirigí a la salida del hotel. No había nadie en recepción y tan sólo estaba en la salita de la planta baja un tipo que vestía de traje. Era algo esquálido pero de mi altura. Una leve sonrisa se dibujó en mi cara mientras observaba el jarrón chino que había detrás del sillón donde él estaba sentado.
Salí del hotel con una profunda sonrisa acompañado por mi habano y un traje nuevo. Cuando salía del hotel el recepcionista caradura entraba en el local. Pasados cinco segundos que escucha "¡¿Quién me ha golpeado en la cabeza con un jarrón chino?!" A lo que yo rápidamente aceleré el paso para dirigirme al bosque soltando una leve risa.
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Hace rasca, ¿no? El frío de las calles contrasta con la todavía constante búsqueda marine que, tras varias horas, empieza a decaer. Seguramente porque necesitan descanso y gran parte de los soldados ahora descansan para continuar más tarde con fuerzas renovadas, lo cual parece que te da una ventaja temporal... Aunque a ver cómo te las arreglas a la vuelta.
Vale, han sido cuatro largas horas caminando por en medio de la nieve en las que, afortunadamente, no te encuentras con ningún peligro, pero hay algo con lo que al parecer no contábamos: Esas increíblemente resbaladizas paredes verticales que tiene la gran montaña. Escalarlas tal vez sea una opción, pero un simple error podría conducirte a una caída fatal, lo que tal vez requiera de buscar una forma de subir... Aunque, cómo lo harás tal vez requiera un poco de información:
La primera opción que tienes para subir es enterarte de cómo asciende la familia real, aunque hay rumores que asocian esto con elevadores manuales y sogas, pero no puedes distinguir en lo alto qué dirección seguir para encontrarlas (seguramente lo más adecuado sea volver al pueblo, aunque no viste nada de ese estilo). La segunda opción tal vez pase por mantenerse a la espera de que alguien intente bajar o subir, pero el riesgo de frío está ahí y dado que no te has cruzado con nadie... Bueno. ¿Qué opción eliges? En cualquier caso, conoces la ubicación de una segunda aldea, Big Horn, a unas millas de aquí.
Vale, han sido cuatro largas horas caminando por en medio de la nieve en las que, afortunadamente, no te encuentras con ningún peligro, pero hay algo con lo que al parecer no contábamos: Esas increíblemente resbaladizas paredes verticales que tiene la gran montaña. Escalarlas tal vez sea una opción, pero un simple error podría conducirte a una caída fatal, lo que tal vez requiera de buscar una forma de subir... Aunque, cómo lo harás tal vez requiera un poco de información:
La primera opción que tienes para subir es enterarte de cómo asciende la familia real, aunque hay rumores que asocian esto con elevadores manuales y sogas, pero no puedes distinguir en lo alto qué dirección seguir para encontrarlas (seguramente lo más adecuado sea volver al pueblo, aunque no viste nada de ese estilo). La segunda opción tal vez pase por mantenerse a la espera de que alguien intente bajar o subir, pero el riesgo de frío está ahí y dado que no te has cruzado con nadie... Bueno. ¿Qué opción eliges? En cualquier caso, conoces la ubicación de una segunda aldea, Big Horn, a unas millas de aquí.
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¡UNA PARED! ¡UNA MALDITA PARED! No podían ser muertos vivientes, piratas o la puñetera Marina, que va, una pared más alta que las importaciones de Arabasta con la canela.
Me quedé mirando la pared mientras pensaba como demonios iba a subir aquella maldita cosa. Podría volver al pueblo, pero después de cuatro horas de pateo no tenía muchas ganas la verdad....y menos de encontrarme con alguien de uniforme. A ver, si tengo el camino a mi espalda y la pared delante, por narices tiene que haber un elevador en las cercanías. Como estaba ya cansado y necesitaba tomar un respiro decidí hacer una pequeña hoguera para calentarme junto al camino. Esperaba poder ver a algún lugareño por aquellos lares, bien fuera del castillo y que fuera al pueblo, o del pueblo que fuera al castillo.
Big Horn quedaba cerca pero por le momento no tenía interés en ir allí. Estaba cansado y no me apetecía tener que encontrarme en aquella aldea más marines. Así que a esperar.
Me quedé mirando la pared mientras pensaba como demonios iba a subir aquella maldita cosa. Podría volver al pueblo, pero después de cuatro horas de pateo no tenía muchas ganas la verdad....y menos de encontrarme con alguien de uniforme. A ver, si tengo el camino a mi espalda y la pared delante, por narices tiene que haber un elevador en las cercanías. Como estaba ya cansado y necesitaba tomar un respiro decidí hacer una pequeña hoguera para calentarme junto al camino. Esperaba poder ver a algún lugareño por aquellos lares, bien fuera del castillo y que fuera al pueblo, o del pueblo que fuera al castillo.
Big Horn quedaba cerca pero por le momento no tenía interés en ir allí. Estaba cansado y no me apetecía tener que encontrarme en aquella aldea más marines. Así que a esperar.
Pasa una hora, luego dos, luego... Parece una espera desesperante mientras, al amparo de una hoguera maltrecha hecha con tu única mano, el frío va calándote hasta los huesos y, aunque el fuego ayuda, resulta muy difícil aguantar una espera. Sin embargo, escuchas ruidos cuando estás a punto de marcharte. Una voz, de hecho, conocida.
- ¡Y entonces me invitó a un whisky, y él se pidió un café, y...!
- Sabéis que no debéis coquetear con el alcohol, aún sois demasiado joven.
- ¡Pero él me defendió!
Parece que ya sabes quién es, pero por si acaso... Una muchacha de cabellos castaños y muy enérgica, que conociste anoche. Tal vez no fuese tan borracha y sea así normalmente.
- Para acto seguido asesinar a varios hombres y hacer estallar un buque de guerra.
- Eso son calumnias. ¡Pide el elevador!
Tal vez en algún momento desees salir, pero la niña va acompañada de cuatro hombres a los que, por lo que escuchas, no caes demasiado bien. Aunque podrías matarlos a los cinco y colarte en el elevador... No sé, esto es todo elección tuya.
- ¡Y entonces me invitó a un whisky, y él se pidió un café, y...!
- Sabéis que no debéis coquetear con el alcohol, aún sois demasiado joven.
- ¡Pero él me defendió!
Parece que ya sabes quién es, pero por si acaso... Una muchacha de cabellos castaños y muy enérgica, que conociste anoche. Tal vez no fuese tan borracha y sea así normalmente.
- Para acto seguido asesinar a varios hombres y hacer estallar un buque de guerra.
- Eso son calumnias. ¡Pide el elevador!
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Los ojos se me abrieron como platos al ver quien era aquella muchacha. Miré al cielo por unos instantes y dije al aire como si alguien me estuviera escuchando, quizás mis dioses: Te encanta jugármela.
Era aquella repipi borrachuza de nuevo, ¡y encima era de la realeza!. Maldita sea mi suerte y mi calavera al mismo tiempo. Iba escoltada por cuatro guardias y la muchacha parecía ser la única que me estaba defendiendo sobre lo "malo" que era yo. ¿Yo malo? Por los dioses, simplemente los acontecimientos no fueron los más propicios. Sin embargo, aquella muchacha era de la realeza y me defendía, bien, quizás si me presentaba los guardias me atacaría, pero quizás ella podría defenderme. Si me atacaban iría uno por uno...lo siento pero es lo que había.
Así que cogí aire y salí al camino para cruzarme con ellos. En el momento en que sus ojos (el de los cinco me vieran diría con tono calmado)
-Y la volvería a defender, pues me tengo por caballero a pesar de ser áspero como la grava de la tierra. Buenas caballeros, señorita. Me alegra que dentro de lo malo esté bien.
Tras decir aquello posé mi vista sobre los guardias.
-La difamación y la calumnia últimamente son muy dadas por estos lares caballeros. Quizás deberían escuchar de otra fuente las noticias, si hubieran sido más avispados y vieran lo que he visto yo. Pero quizás la señorita no quiera vernos empezar un duelo verbal absurdo, y tened a bien que defenderé mi honor ante tales calumnias.-dije antes de echar un vistazo a la montaña como quien no quiere la cosa para comenzar a caminar en sentido contrario ( hacia el pueblo)- Me alegro de que estéis bien muchacha, y espero que tengáis más cuidado la próxima vez que os acerquéis por esas tascas, pues me veré obligado a acudir en vuestra defensa, la cual, otros no pudieron llevar a cabo- dije con una leve sonrisa mientras exhalaba humo del puro hacia el aire antes de mirar a los guardias, indicando que me refería a ellos.
Era aquella repipi borrachuza de nuevo, ¡y encima era de la realeza!. Maldita sea mi suerte y mi calavera al mismo tiempo. Iba escoltada por cuatro guardias y la muchacha parecía ser la única que me estaba defendiendo sobre lo "malo" que era yo. ¿Yo malo? Por los dioses, simplemente los acontecimientos no fueron los más propicios. Sin embargo, aquella muchacha era de la realeza y me defendía, bien, quizás si me presentaba los guardias me atacaría, pero quizás ella podría defenderme. Si me atacaban iría uno por uno...lo siento pero es lo que había.
Así que cogí aire y salí al camino para cruzarme con ellos. En el momento en que sus ojos (el de los cinco me vieran diría con tono calmado)
-Y la volvería a defender, pues me tengo por caballero a pesar de ser áspero como la grava de la tierra. Buenas caballeros, señorita. Me alegra que dentro de lo malo esté bien.
Tras decir aquello posé mi vista sobre los guardias.
-La difamación y la calumnia últimamente son muy dadas por estos lares caballeros. Quizás deberían escuchar de otra fuente las noticias, si hubieran sido más avispados y vieran lo que he visto yo. Pero quizás la señorita no quiera vernos empezar un duelo verbal absurdo, y tened a bien que defenderé mi honor ante tales calumnias.-dije antes de echar un vistazo a la montaña como quien no quiere la cosa para comenzar a caminar en sentido contrario ( hacia el pueblo)- Me alegro de que estéis bien muchacha, y espero que tengáis más cuidado la próxima vez que os acerquéis por esas tascas, pues me veré obligado a acudir en vuestra defensa, la cual, otros no pudieron llevar a cabo- dije con una leve sonrisa mientras exhalaba humo del puro hacia el aire antes de mirar a los guardias, indicando que me refería a ellos.
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Bueno, mira, te comento: A la muchacha se le ponen los ojos a echar chirivitas, mientras los cuatro hombres miran horrorizados tu aparición desde detrás de unos matojos, poniéndose en guardia de inmediato, cubriéndola. Uno de ellos saca una espada incluso, y da un paso al frente.
- ¿Qué haces aquí, rufián? Vete, o terminas muy mal.
- Perro pendenciero -dice otro, sacando un par de hachuelas-. Tú eres el bastardo que hundió a la Ramera de plata. ¿Qué haces aquí?
El elevador sigue bajando, pero aunque la muchacha intenta hablar el tercer hombre la silencia con un grito. Parece el más severo y te mira con cierta frialdad, como si no le importases lo más mínimo, y se adelanta un poco respecto a los otros dos, estando a apenas un metro de ti.
Te examina de arriba a abajo y frunce el ceño. No parece muy poderoso, aunque bajo la ropa de invierno poco puedes ver de su cuerpo más allá de unos ojos negros como el tizón.
- ¿Se acerca ya el lobo con piel de cordero tratando evadir la flecha del cazador? -pregunta, atusándose una afilada perilla-. Curioso que un terrorista espere bajo el pie de la montaña a la llegada de la comitiva. ¿Qué pretendéis, señor lobo? ¿Tenéis hambre de carne cruda y sangre fresca?
El elevador llega al suelo, y el cuarto empuja a la princesa dentro, montando con ella, que no parece muy conforme con todo lo que te dicen.
- Temo no puedo dejaros pasar de aquí, pero si os entregáis podremos concederos el regalo de una muerte indolora.
- ¿Qué haces aquí, rufián? Vete, o terminas muy mal.
- Perro pendenciero -dice otro, sacando un par de hachuelas-. Tú eres el bastardo que hundió a la Ramera de plata. ¿Qué haces aquí?
El elevador sigue bajando, pero aunque la muchacha intenta hablar el tercer hombre la silencia con un grito. Parece el más severo y te mira con cierta frialdad, como si no le importases lo más mínimo, y se adelanta un poco respecto a los otros dos, estando a apenas un metro de ti.
Te examina de arriba a abajo y frunce el ceño. No parece muy poderoso, aunque bajo la ropa de invierno poco puedes ver de su cuerpo más allá de unos ojos negros como el tizón.
- ¿Se acerca ya el lobo con piel de cordero tratando evadir la flecha del cazador? -pregunta, atusándose una afilada perilla-. Curioso que un terrorista espere bajo el pie de la montaña a la llegada de la comitiva. ¿Qué pretendéis, señor lobo? ¿Tenéis hambre de carne cruda y sangre fresca?
El elevador llega al suelo, y el cuarto empuja a la princesa dentro, montando con ella, que no parece muy conforme con todo lo que te dicen.
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Debía admitir que era muy previsible que aquellos hombres estuvieran un "poquito" enfadados conmigo porque, bueno, había hecho alguna que otra travesura por la isla (cosa de la que no me arrepiento). Era obvia su reacción y hasta estaba justificada puesto que yo habría reaccionado de idéntica manera. De todas formas intenté mantener la tranquilidad, ya que si algo me recordaba a mi mismo siempre era que "el poder es ante todo apariencia"...aunque por dentro estuviera francamente preocupado.
No hice caso a los guardias que me increpaban por mis hechos. ¿Qué podía decir? Si ni tan siquiera podía negarles lo que estaban diciendo. De todas maneras la reacción de la muchacha era la esperada, pues parecía alegrarse de verme a pesar de ser coartada por su propia guardia, concretamente por el "guardia jefe". Este me lanzó una gran frase que hasta me había gustado y todo. Esbocé una leve sonrisa de lado un tanto disimulada y le respondí:
-A veces el lobo ya está presente y la flecha del cazador no llega a tiempo- dije reprochándole al guardia su comentario antes de echar el saco hacia el suelo a los pies de los guardias.
-Admito que he destruido ese navío, y de no haberlo hecho señor mío, ustedes ahora estarían muertos...y su princesa lejos de aquí.- dije señalando el saco- Dentro podrán ver un maletín lleno de dinero con el que varios marines corruptos habían sido pagados para secuestrar esta misma noche a la princesa en el Ramera de Plata. Un total de cinco marineros a los que tuve que dar muerte al revelarse el complot. Dentro del saco descubrirán unas ropas procedentes del necio que ha orquestado y pagado a estos hombres.
Exhalé un poco de humo por la nariz y continué con la explicación.
-Se preguntarán como he descubierto todo esto y eso tiene una fácil explicación. Soy extranjero en esta isla y me dispuse a buscar una taberna donde entrar en calor, momento en el cual me encontré con vuestra princesa. Tuve que salvarla de unos maleantes y tras eso continué buscando un lugar donde entrar en calor. Mi andadura me llevó a un callejón donde estaba el dueño de esas ropas reunido con otros marines. Escuché lamentablemente la conversación que estaban teniendo y comenzó una refriega. El lider cayó ante mi pero tuve que huir de los marines a pesar de haber matado a tres de los seis en defensa propia.
Volví a exhalar humo.
-Conseguí despistarlos en una callejuela y acabé en el puerto donde estaba el navío del que hablaban. Estaba seguro de que al haber escuchado yo los planes que tenían previsto les obligaría a ejecutarlo cuanto antes, no podía permitirlo, así que decidí volar el barco por los aires para que se quedaran atrapados en esta isla, no sin antes encontrar el dinero con el que fueron untados esos marines corruptos. Tras eso los que me estaban persiguiendo dieron la voz de alarma al resto al ver que había frustrado su plan, dejándome como el villano de todo este ardid.
Cogí finalmente aire.
-Y llevo huyendo horas de la Marina siendo injustamente perseguido. Pensé que la princesa podría ayudarme, y por tanto he venido raudo hasta aquí para aclarar todo este asunto, antes de que esto se vuelva todavía más en mi contra. Tienen las pruebas ahí delante. No se quién era el líder ni como se llamaba, pero creí conveniente coger sus ropas cuando volví al callejón cuando huía de los corruptos. No puedo negar que he matado caballero...pero lo he hecho....porque de no haberlo hecho, su princesa no estaría ahora aquí con usted. No se si soy un lobo con piel de cordero, pero ustedes ya tenían al enemigo en casa antes de mi llegada.
No sabía si esto iba a colar, pero al menos era mejor que simplemente matarlos y provocar todavía más problemas...
No hice caso a los guardias que me increpaban por mis hechos. ¿Qué podía decir? Si ni tan siquiera podía negarles lo que estaban diciendo. De todas maneras la reacción de la muchacha era la esperada, pues parecía alegrarse de verme a pesar de ser coartada por su propia guardia, concretamente por el "guardia jefe". Este me lanzó una gran frase que hasta me había gustado y todo. Esbocé una leve sonrisa de lado un tanto disimulada y le respondí:
-A veces el lobo ya está presente y la flecha del cazador no llega a tiempo- dije reprochándole al guardia su comentario antes de echar el saco hacia el suelo a los pies de los guardias.
-Admito que he destruido ese navío, y de no haberlo hecho señor mío, ustedes ahora estarían muertos...y su princesa lejos de aquí.- dije señalando el saco- Dentro podrán ver un maletín lleno de dinero con el que varios marines corruptos habían sido pagados para secuestrar esta misma noche a la princesa en el Ramera de Plata. Un total de cinco marineros a los que tuve que dar muerte al revelarse el complot. Dentro del saco descubrirán unas ropas procedentes del necio que ha orquestado y pagado a estos hombres.
Exhalé un poco de humo por la nariz y continué con la explicación.
-Se preguntarán como he descubierto todo esto y eso tiene una fácil explicación. Soy extranjero en esta isla y me dispuse a buscar una taberna donde entrar en calor, momento en el cual me encontré con vuestra princesa. Tuve que salvarla de unos maleantes y tras eso continué buscando un lugar donde entrar en calor. Mi andadura me llevó a un callejón donde estaba el dueño de esas ropas reunido con otros marines. Escuché lamentablemente la conversación que estaban teniendo y comenzó una refriega. El lider cayó ante mi pero tuve que huir de los marines a pesar de haber matado a tres de los seis en defensa propia.
Volví a exhalar humo.
-Conseguí despistarlos en una callejuela y acabé en el puerto donde estaba el navío del que hablaban. Estaba seguro de que al haber escuchado yo los planes que tenían previsto les obligaría a ejecutarlo cuanto antes, no podía permitirlo, así que decidí volar el barco por los aires para que se quedaran atrapados en esta isla, no sin antes encontrar el dinero con el que fueron untados esos marines corruptos. Tras eso los que me estaban persiguiendo dieron la voz de alarma al resto al ver que había frustrado su plan, dejándome como el villano de todo este ardid.
Cogí finalmente aire.
-Y llevo huyendo horas de la Marina siendo injustamente perseguido. Pensé que la princesa podría ayudarme, y por tanto he venido raudo hasta aquí para aclarar todo este asunto, antes de que esto se vuelva todavía más en mi contra. Tienen las pruebas ahí delante. No se quién era el líder ni como se llamaba, pero creí conveniente coger sus ropas cuando volví al callejón cuando huía de los corruptos. No puedo negar que he matado caballero...pero lo he hecho....porque de no haberlo hecho, su princesa no estaría ahora aquí con usted. No se si soy un lobo con piel de cordero, pero ustedes ya tenían al enemigo en casa antes de mi llegada.
No sabía si esto iba a colar, pero al menos era mejor que simplemente matarlos y provocar todavía más problemas...
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Parece que los guardias de la princesa dudan un momento, mirándose entre ellos sin saber muy bien qué hacer. La princesa sigue intentando saltar sobre su escolta y lanzarse hacia ti, pero es de nuevo frenada y simplemente te enfrentas al silencioso juicio de los cuatro guardias durante segundos que se van convirtiendo en minutos poco a poco mientras la sangre se te va helando. No parece ablandárseles el corazón ni por un segundo, pero finalmente el líder termina hablando:
- Por cinco marines has destruido un navío que vale millones, en el mejor de los casos -dice, con desprecio indisimulado-. Podrías haber matado a decenas de inocentes, y yo debo entender que lo has hecho por pura bondad sin esperar ninguna contraprestación... ¿no? Que un hombre de garfio y pistolas ha sido tan buen samaritano como para jugarse la vida gratuitamente... Señor, apestáis a malas tretas. Y...
- Agh, cállate ya y déjalo subir. No nos va a hacer nada y se lo debes. Si hubieras hecho tu trabajo él no tendría que haberme salvado. Así que no te hagas el digno y por lo menos invítalo a ponerse ropa limpia, Markus.
Parece que la niña ha sacado carácter de repente, aunque no parece que el hombre se deje intimidar por la amenaza velada que guarda ella en sus palabras envenenadas sino, más bien, cualquiera diría que se nota molesto. Pero bueno, quién sabe.
- Está bien, puedes subir con nosotros -dice-. Pero a la mínima...
Se pasa el pulgar por el cuello, como si lo cortase, y te hacen hueco para que entres delante mientras uno recoge tus cosas. Una vez arriba, puedes ver una comitiva bastante mayor y a lo lejos, la puerta principal del palacio. Desvalijar esto sí que debe ser muy lucrativo, tanto como peligroso. Qué bonito.
- ¡Vente! -grita la niña, corriendo hacia la puerta, sin esperarte-. ¡El último es el culo de Markus!
Va deprisa la muchacha, aunque igual no quieres que te miren demasiado raro todos esos tipos y prefieres mantener un perrfil más bajo. Quién sabe.
- Por cinco marines has destruido un navío que vale millones, en el mejor de los casos -dice, con desprecio indisimulado-. Podrías haber matado a decenas de inocentes, y yo debo entender que lo has hecho por pura bondad sin esperar ninguna contraprestación... ¿no? Que un hombre de garfio y pistolas ha sido tan buen samaritano como para jugarse la vida gratuitamente... Señor, apestáis a malas tretas. Y...
- Agh, cállate ya y déjalo subir. No nos va a hacer nada y se lo debes. Si hubieras hecho tu trabajo él no tendría que haberme salvado. Así que no te hagas el digno y por lo menos invítalo a ponerse ropa limpia, Markus.
Parece que la niña ha sacado carácter de repente, aunque no parece que el hombre se deje intimidar por la amenaza velada que guarda ella en sus palabras envenenadas sino, más bien, cualquiera diría que se nota molesto. Pero bueno, quién sabe.
- Está bien, puedes subir con nosotros -dice-. Pero a la mínima...
Se pasa el pulgar por el cuello, como si lo cortase, y te hacen hueco para que entres delante mientras uno recoge tus cosas. Una vez arriba, puedes ver una comitiva bastante mayor y a lo lejos, la puerta principal del palacio. Desvalijar esto sí que debe ser muy lucrativo, tanto como peligroso. Qué bonito.
- ¡Vente! -grita la niña, corriendo hacia la puerta, sin esperarte-. ¡El último es el culo de Markus!
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La cosa pareció salir bastante bien dentro de lo malo. Podría decirse que toda ese nerviosismo que tenía atado en la garganta acababa de bajarme de golpe a mis partes más nobles. Había colado aquel rollo, y la verdad me alegraba por ello ya que podría haberlos matado, pero no hubiera sido mi mejor decisión...y menos con mi "fan" delante.
Bueno, la cuestión es que he salido entero de todo aquello, al menos por ahora. A pesar de que a uno de ellos, Markus, no le convencía del todo mi "teoría" así que con este debía andarme con ojo. Sin embargo gracias a la princesa me tomaron por un "protector", así que excusé de responder al idiota de Markus y caminé hacia el elevador con paso calmado. Mientras caminaba pude ver como el guardia me hacía un gesto de "verdugo"....ay podre capullo, si estuviéramos solos igual hasta te hacía comerle su propia lengua.
Como era obvio tuve que desarmarme y entregar mi saco y maletín a los guardias por medidas de "prevención", cosa que entendía. Cuando uno se me quedó mirando el garfio le dije:
-Oh, caballero, ¿No le quitaréis a un pobre manco su "mano" no?-dije con cierta ironía.
Finalmente llegamos a la cima donde estaba el palacio, y había una gran comitiva a la espera de la princesa....lameculos probablemente. La princesa por su parte comenzó a correr hacia el palacio. La hubiera seguido en su carrera de no ser por todos los ojos que estaban posados en mi, así que exhalé un poco de humo por la boca de un habano recién encendido y caminé lentamente hasta llegar a la entrada junto a ella.
Bueno, la cuestión es que he salido entero de todo aquello, al menos por ahora. A pesar de que a uno de ellos, Markus, no le convencía del todo mi "teoría" así que con este debía andarme con ojo. Sin embargo gracias a la princesa me tomaron por un "protector", así que excusé de responder al idiota de Markus y caminé hacia el elevador con paso calmado. Mientras caminaba pude ver como el guardia me hacía un gesto de "verdugo"....ay podre capullo, si estuviéramos solos igual hasta te hacía comerle su propia lengua.
Como era obvio tuve que desarmarme y entregar mi saco y maletín a los guardias por medidas de "prevención", cosa que entendía. Cuando uno se me quedó mirando el garfio le dije:
-Oh, caballero, ¿No le quitaréis a un pobre manco su "mano" no?-dije con cierta ironía.
Finalmente llegamos a la cima donde estaba el palacio, y había una gran comitiva a la espera de la princesa....lameculos probablemente. La princesa por su parte comenzó a correr hacia el palacio. La hubiera seguido en su carrera de no ser por todos los ojos que estaban posados en mi, así que exhalé un poco de humo por la boca de un habano recién encendido y caminé lentamente hasta llegar a la entrada junto a ella.
Según te vas acercando a la puerta notas cómo las miradas se clavan en tu nuca, fijos en ti. Casi duele el disimulado desprecio que te dedican, y cuando te paras frente a la entrada los guardias te observan de arriba a abajo. Sin embargo, te dejan pasar con la muchacha y accedes a un amplio recibidor de piedra, decorado de tapices y grandes alfombras. Lo más llamativo es un limonero en el centro de la estancia, bajo un tragaluz. En una de sus ramas cuelga un limón de color azul lleno de pequeñas espirales... Debe estar pocho. La niña te agarra del brazo y tira de ti, hacia el ala oeste.
- ¡Vamos! ¡Te presentaré a todos los sirvientes! Papá está ocupado trabajando, pero por la noche estará para la cena. ¡Le encantará conocerte! Ya verás, lo vamos a pasar todos muy bien.
Cuando entráis a la sala contigua, dos guardias cierran las puertas y enfiláis un largo pasillo hacia los aposentos reales. A veces tras algunas puertas se escuchan alaridos ahogados, pero quién sabe si querrás quedarte a comprobar qué está sucediendo. Si llegas al final, te dejará en una gran habitación de estilo gótico, llena de maderas nobles y altas columnas.
- En un rato vendrán las criadas a lavarte -dice, despidiéndose-. Aprovecha para descansar.
Se despide con la mano y cierra la puerta. Tienes dos guardias fuera, un rato y mucho por investigar. ¿Qué decides hacer?
- ¡Vamos! ¡Te presentaré a todos los sirvientes! Papá está ocupado trabajando, pero por la noche estará para la cena. ¡Le encantará conocerte! Ya verás, lo vamos a pasar todos muy bien.
Cuando entráis a la sala contigua, dos guardias cierran las puertas y enfiláis un largo pasillo hacia los aposentos reales. A veces tras algunas puertas se escuchan alaridos ahogados, pero quién sabe si querrás quedarte a comprobar qué está sucediendo. Si llegas al final, te dejará en una gran habitación de estilo gótico, llena de maderas nobles y altas columnas.
- En un rato vendrán las criadas a lavarte -dice, despidiéndose-. Aprovecha para descansar.
Se despide con la mano y cierra la puerta. Tienes dos guardias fuera, un rato y mucho por investigar. ¿Qué decides hacer?
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Sin duda alguna, aquí se manejaba pasta. Me quedé embelesado por los tapices y por la decoración de aquel recibidor, y la verdad, no era para menos.
"Podría decirse que tienen hasta buen gusto"- Pensaba para mis adentros.
A pesar del lujo que allí se encerraba, una cosa desentonaba totalmente con el lugar. Un gran tragaluz iluminaba lo que parecía ¿Un limón azul pocho? pero ¿Qué diantres?. ¿Porqué demonios iban a tener algo tan feo en mitad del recibidor justo debajo de un ostentoso tragaluz?. Algo no cuadraba.
No pude pararme demasiado a pensar sobre ello ya que la princesa estaba tirando de mi para que la acompañara hasta las estancias que tenían listas para mi, o al menos para la de invitados. La habitación en si estaba muy bien, su estilo me gustaba mucho la verdad. A pesar de todo el lujo me seguía preguntando ¿Qué cojones hace un limonero en mitad de un recibidor? Es poco práctico y huele fuerte.
Cuando la muchacha me dejó tranquilo pude quedarme en la habitación unos minutos pensando, ya que al menos me habían dado un descanso. Creo que era el momento de explorar el castillo, o al menos la zona más cercana antes de que llegaran las sirvientas para "lavarme". Así que sin dudarlo abrí la puerta de la habitación para salir, y obviamente me encontré con dos guardias. Así que si me decían algo les diría lo siguiente.
-Disculpen caballeros, pero no he podido evitar en fijarme en el maravilloso recibidor que tiene este castillo. Con su permiso voy a volver a allí ya que he visto unos tapices que han llamado mi atención como historiador. Si no quieren dejarme solo pueden acompañarme uno de ustedes, pues solo tengo mera curiosidad. Volveré en cuanto los vea.
Si esto funcionaba, perfecto, sin me ponía pegas bueno....a tomar medidas diplomáticas directamente con la princesa. Pues no estaba por la labor de enfrentarme a nadie ya a estas alturas.
"Podría decirse que tienen hasta buen gusto"- Pensaba para mis adentros.
A pesar del lujo que allí se encerraba, una cosa desentonaba totalmente con el lugar. Un gran tragaluz iluminaba lo que parecía ¿Un limón azul pocho? pero ¿Qué diantres?. ¿Porqué demonios iban a tener algo tan feo en mitad del recibidor justo debajo de un ostentoso tragaluz?. Algo no cuadraba.
No pude pararme demasiado a pensar sobre ello ya que la princesa estaba tirando de mi para que la acompañara hasta las estancias que tenían listas para mi, o al menos para la de invitados. La habitación en si estaba muy bien, su estilo me gustaba mucho la verdad. A pesar de todo el lujo me seguía preguntando ¿Qué cojones hace un limonero en mitad de un recibidor? Es poco práctico y huele fuerte.
Cuando la muchacha me dejó tranquilo pude quedarme en la habitación unos minutos pensando, ya que al menos me habían dado un descanso. Creo que era el momento de explorar el castillo, o al menos la zona más cercana antes de que llegaran las sirvientas para "lavarme". Así que sin dudarlo abrí la puerta de la habitación para salir, y obviamente me encontré con dos guardias. Así que si me decían algo les diría lo siguiente.
-Disculpen caballeros, pero no he podido evitar en fijarme en el maravilloso recibidor que tiene este castillo. Con su permiso voy a volver a allí ya que he visto unos tapices que han llamado mi atención como historiador. Si no quieren dejarme solo pueden acompañarme uno de ustedes, pues solo tengo mera curiosidad. Volveré en cuanto los vea.
Si esto funcionaba, perfecto, sin me ponía pegas bueno....a tomar medidas diplomáticas directamente con la princesa. Pues no estaba por la labor de enfrentarme a nadie ya a estas alturas.
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