Ivan Markov
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El conductor golpeó la parte de atrás del carruaje, despertándolo - Villa de Markovia, hemos llegado. - Ivan se incorporó con un gruñido y se estiró bostezando ruidosamente. Había decidido echarse una siesta por el camino, al fin y al cabo en el viaje desde el puerto no tenía nada mejor que hacer, salvo mirar el paisaje por la ventana. Frotándose los ojos se bajó del carro y se despidió perezosamente con un gesto del cochero, que sacudió las riendas y se alejó por el camino - Hogar, dulce hogar - murmuró, observando el pueblo. La villa era un pequeño conjunto de treinta o cuarenta casas con unas tierras comunales alrededor, y en una colina al fondo, el castillo de su familia. ¿Seguiría alguien siquiera por ahí? Había quedado abandonado cuando todos se mudaron a la capital, y él lo había heredado, pero llevaba años fuera de casa. Posiblemente ni los sirvientes se hubieran quedado.
Mientras se acercaba al pueblo, comenzó a llover. No era una lluvia muy intensa, más bien de ese tipo suave pero constante que suele hacer correr a refugiarse a los idiotas. El espadachín esbozó una media sonrisa, algo de mejor humor. Inspiró hondo disfrutando de la nostalgia que destilaba el aroma de aquellas tierras, e hizo lo que todo buen pirata hacía al llegar a una aldea: dirigirse a la taberna. Mientras se adentraba en la aldea y veía las miradas de desconfianza de los lugareños comenzó a pensárselo mejor. No le apetecía que le vieran y lo reconocieran. No era el momento de que empezaran a surgir rumores sobre que se había visto a un Markov por aquellas tierras.
Cruzó el pueblo y se acercó al vallado de un campo, sentándose sobre la valla. Quería ir al castillo, pero al mismo tiempo aún no le apetecía. Era probable que allí le esperasen problemas, como algún noble que lo hubiese reclamado en su ausencia del que encargarse o algo similar. Antes le apetecía un momento de reposo. Echó mano a uno de los bolsillos de su chaqueta y sacó una botella de bourbon a medio acabar, la descorchó y le dio un buen trago. Al bajarla vio a un campesino pasar frente a él con una mula, mirándole con una expresión extraña. ¿Le habría reconocido? El pirata suspiró y negó con la cabeza.
- Lárgate, viejo. Hoy no me apetece volarte la cabeza.
Mientras se acercaba al pueblo, comenzó a llover. No era una lluvia muy intensa, más bien de ese tipo suave pero constante que suele hacer correr a refugiarse a los idiotas. El espadachín esbozó una media sonrisa, algo de mejor humor. Inspiró hondo disfrutando de la nostalgia que destilaba el aroma de aquellas tierras, e hizo lo que todo buen pirata hacía al llegar a una aldea: dirigirse a la taberna. Mientras se adentraba en la aldea y veía las miradas de desconfianza de los lugareños comenzó a pensárselo mejor. No le apetecía que le vieran y lo reconocieran. No era el momento de que empezaran a surgir rumores sobre que se había visto a un Markov por aquellas tierras.
Cruzó el pueblo y se acercó al vallado de un campo, sentándose sobre la valla. Quería ir al castillo, pero al mismo tiempo aún no le apetecía. Era probable que allí le esperasen problemas, como algún noble que lo hubiese reclamado en su ausencia del que encargarse o algo similar. Antes le apetecía un momento de reposo. Echó mano a uno de los bolsillos de su chaqueta y sacó una botella de bourbon a medio acabar, la descorchó y le dio un buen trago. Al bajarla vio a un campesino pasar frente a él con una mula, mirándole con una expresión extraña. ¿Le habría reconocido? El pirata suspiró y negó con la cabeza.
- Lárgate, viejo. Hoy no me apetece volarte la cabeza.
Sayumi Asagiri
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Un hogar polvoriento
NORTH BLUE | HALLSTAT | Pasado
Llovía levemente, y aun así mi hermana y yo estábamos paseando tan tranquilamente por las calles, cogidas de la mano, casi abrazadas, yo jugueteaba levemente con su cuerpo, sin ser demasiado agresiva, realmente solo quería calentarla un poco hasta que estuviera de humor, pero fácilmente ella podría cortarme con una sola palabra. Estos momentos tranquilos la verdad es que me divertían bastante, tampoco es que pudiéramos hacer algo más, realmente estábamos muy cerca de decir que habíamos cumplido nuestro sueño, pero las dos sabíamos en el fondo que no por lo que aunque solo fuera por hoy al menos yo iba a fingir que sí.
Continuamos caminando hasta las afueras del pueblo, más que nada es porque aquí habría menos gente que nos molestara, y yo en un arrebato la lleve a un callejón, que daba a un campo con una valla en un campo en este lugar tan apartado podía subir un poco más la intensidad, besándola profundamente mientras mi muslo comenzaba a frotarse contra ella, pero algo interrumpió aquello un sonido una voz, alguien dijo algo de disparar, cosa que me hizo estar atenta, y desenfundar mi arma mientras miraba a mi alrededor. -Discúlpame Kumicita creía que este lugar sería bastante apartado, sabes que yo soy la primera que se tiene que aguantar. Pase el dorso de mi mano por mi boca para eliminar la saliva mientras me apartaba de mi amada lo suficiente para asomarme por el callejón, desde ahí veía la cerca y como un hombre estaba ahí tranquilamente bebiendo, y otro con un carro se alejaba de allí a toda velocidad, parecía que le había asustado la presencia de aquel hombre, cuando tome aquella información volví a ocultarme y mire a Kumi. -No era a nosotras esa amenaza, pero la verdad me ha cortado un poco el rollo, ¿qué quieres hacer? Por su puesto le deje a ella tomar la decisión, aunque sabía que me miraría bastante mal por lo que había hecho ya, y no podía culparla por ello, aunque la verdad es que sabía también que me perdonaría se le preparaba una buena cena esta noche.
Continuamos caminando hasta las afueras del pueblo, más que nada es porque aquí habría menos gente que nos molestara, y yo en un arrebato la lleve a un callejón, que daba a un campo con una valla en un campo en este lugar tan apartado podía subir un poco más la intensidad, besándola profundamente mientras mi muslo comenzaba a frotarse contra ella, pero algo interrumpió aquello un sonido una voz, alguien dijo algo de disparar, cosa que me hizo estar atenta, y desenfundar mi arma mientras miraba a mi alrededor. -Discúlpame Kumicita creía que este lugar sería bastante apartado, sabes que yo soy la primera que se tiene que aguantar. Pase el dorso de mi mano por mi boca para eliminar la saliva mientras me apartaba de mi amada lo suficiente para asomarme por el callejón, desde ahí veía la cerca y como un hombre estaba ahí tranquilamente bebiendo, y otro con un carro se alejaba de allí a toda velocidad, parecía que le había asustado la presencia de aquel hombre, cuando tome aquella información volví a ocultarme y mire a Kumi. -No era a nosotras esa amenaza, pero la verdad me ha cortado un poco el rollo, ¿qué quieres hacer? Por su puesto le deje a ella tomar la decisión, aunque sabía que me miraría bastante mal por lo que había hecho ya, y no podía culparla por ello, aunque la verdad es que sabía también que me perdonaría se le preparaba una buena cena esta noche.
Kumi Asagiri
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Un hogar polvoriento
NORTH BLUE | HALLSTAT | Pasado
La leve lluvia que caía en el pueblo, era lo suficiente para que la mayoría de sus gentes se habían encerrado en sus viviendas, lo cual no entendía realmente porqué una lluvia tan suave fuera la causa de ese hecho. Ahora tenía menos cosas que robar, en fin, así era la vida, al menos podría disfrutar de un agradable paseo junto con mi hermana. Ella como de costumbre, se apegaba a mí, agarrada de mi brazo íbamos caminando tranquilamente. La escasa lluvia que caía apenas podía notar el impactar de estas diminutas gotas en mi rostro. Sayumi parecía estar disfrutando mucho de nuestro paseo, aunque sabía que sus intenciones no eran otras que provocarme, pero más que un par de sonrisas no lograría ir mucho más lejos, al menos por ahora.
Nos dirigimos a las afueras, a un pequeño campo alejado, allí Sayu intentaba hacer de las suyas, nos tiramos al suelo y retozábamos un poco, a pesar de que me negase, fue tan insistente que logró besarme. No obstante, un pequeño alboroto interrumpió su incesante acoso. Pude escuchar la voz de un hombre el cual estaba amenazando a alguien. Estábamos algo alejadas así que simplemente no llegamos a escuchar bien del todo. Mi hermanita, se puso en alerta, llevándose sus manos a sus armas, pero para nuestra fortuna aquella amenaza no iba hacia nosotras, así que posiblemente podíamos suspirar tranquilas.
Me levanté tranquilamente, mientras ella se disculpaba, ya que le sabía mal que habíamos sido interrumpidas. También añadía que le había cortado el rollo, una leve sonrisa de alivio se dibujaría en mi rostro, la cual seguida de un gesto de decepción fingido le acompañaría. - Vaya... que lástima a mí también me lo ha cortado... - Decía de forma sarcástica, aunque de manera tan sutil que sabía que sabía que mi hermanita no lo pillaría. Sayumi preguntaba que deberíamos hacer, aprovecharía ese momento para guiarla por otro camino que no fuera por las ganas que ella siempre tiene de hacer cosas pervertidas así que simplemente le acaricié el cabello de forma cariñosa. - Será mejor que nos marchemos, si quieres tomar algo... o comer algo antes de regresar a la habitación... - Decía de manera sosegada.
Actuando como solía hacer comencé a caminar, pues solía ser yo la que siempre solía tomar las riendas de nuestras decisiones, aunque no lo había impuesto nunca, ella se solía dejar llevar, quizá será la ventaja de ser la mayor de las dos, o eso suponía. Mientras caminaba esperando a que mi hermana me siguiera, me llevaba la mano a un bolsillo para sacar de este una pequeña caja de cartón el cual en su interior tenía un par de cigarros, tomé uno y lo sujeté con los labios, para luego encenderlo inhalando su humo. Para mi desgracia no tenía a mano ciertas substancias, pero que se le iba a hacer, debería conformarme con tabaco.
Caminando por aquel camino pude ver como un hombre albino el cual estaba sentado sobre una valla, este estaba bebiendo vino. Exhalé el humo que había tragado del tabaco, para luego quitarme el cigarrillo de mis labios, sujetándolo con los dedos índice y corazón de mi diestra. Sin ninguna vergüenza me acerqué hasta aquel hombre y le dediqué una sonrisa amable. - Se dice que beber con compañía es más divertido. - Decía despreocupadamente mirando por completo al hombre mientras esperaba ver la reacción de este.
Nos dirigimos a las afueras, a un pequeño campo alejado, allí Sayu intentaba hacer de las suyas, nos tiramos al suelo y retozábamos un poco, a pesar de que me negase, fue tan insistente que logró besarme. No obstante, un pequeño alboroto interrumpió su incesante acoso. Pude escuchar la voz de un hombre el cual estaba amenazando a alguien. Estábamos algo alejadas así que simplemente no llegamos a escuchar bien del todo. Mi hermanita, se puso en alerta, llevándose sus manos a sus armas, pero para nuestra fortuna aquella amenaza no iba hacia nosotras, así que posiblemente podíamos suspirar tranquilas.
Me levanté tranquilamente, mientras ella se disculpaba, ya que le sabía mal que habíamos sido interrumpidas. También añadía que le había cortado el rollo, una leve sonrisa de alivio se dibujaría en mi rostro, la cual seguida de un gesto de decepción fingido le acompañaría. - Vaya... que lástima a mí también me lo ha cortado... - Decía de forma sarcástica, aunque de manera tan sutil que sabía que sabía que mi hermanita no lo pillaría. Sayumi preguntaba que deberíamos hacer, aprovecharía ese momento para guiarla por otro camino que no fuera por las ganas que ella siempre tiene de hacer cosas pervertidas así que simplemente le acaricié el cabello de forma cariñosa. - Será mejor que nos marchemos, si quieres tomar algo... o comer algo antes de regresar a la habitación... - Decía de manera sosegada.
Actuando como solía hacer comencé a caminar, pues solía ser yo la que siempre solía tomar las riendas de nuestras decisiones, aunque no lo había impuesto nunca, ella se solía dejar llevar, quizá será la ventaja de ser la mayor de las dos, o eso suponía. Mientras caminaba esperando a que mi hermana me siguiera, me llevaba la mano a un bolsillo para sacar de este una pequeña caja de cartón el cual en su interior tenía un par de cigarros, tomé uno y lo sujeté con los labios, para luego encenderlo inhalando su humo. Para mi desgracia no tenía a mano ciertas substancias, pero que se le iba a hacer, debería conformarme con tabaco.
Caminando por aquel camino pude ver como un hombre albino el cual estaba sentado sobre una valla, este estaba bebiendo vino. Exhalé el humo que había tragado del tabaco, para luego quitarme el cigarrillo de mis labios, sujetándolo con los dedos índice y corazón de mi diestra. Sin ninguna vergüenza me acerqué hasta aquel hombre y le dediqué una sonrisa amable. - Se dice que beber con compañía es más divertido. - Decía despreocupadamente mirando por completo al hombre mientras esperaba ver la reacción de este.
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El campesino se apresuró a fustigar a la mula y salir a toda prisa, con el animal rebuznando. Tal vez podía haber sido más sutil, podría haberlo hipnotizado y ahorrarse problemas. ¿Pero para qué? Estaba harto de sutilezas, engaños y tener cuidado. De eso ya se encargaba cuando estaba en Grand Line. En un Blue, ¿quién iba a suponerle un problema? Como no apareciera un alto cargo de la Marina... y eso no iba a pasar en Hallstat, dado que no pertenecía al Gobierno Mundial. Dio otro largo trago a la botella y observó el cielo nublado con expresión ausente, sumido en sus propios pensamientos, recordando un tiempo que parecía ya muy lejano en el que no era más que un adolescente impaciente sin mucha idea del mundo, cuando aún había vivido allí. Estaba tan ensimismado que tardó en percatarse del sonido de las pisadas sobre el suelo encharcado, y no se fijó en la chica hasta que casi la tuvo al lado. Era muy joven, delgada y de pelo muy claro y venía fumando un cigarrilo. Varios detalles llamaron su atención, sin embargo. Primero sus ropas y acento, claramente extranjeros. Segundo una cicatriz en el ojo izquierdo, y tercero el enorme fusil de precisión que llevaba consigo.
- ¿Ah, sí? - se rió animadamente, divertido - eso tengo oído. También he oído otras cosas como que una chica joven no debería beber. O que fiarse de un desconocido armado es peligroso. Por suerte yo no hago caso de lo que dice el resto - le tendió la botella - Bonito cacharro - añadió, haciendo un gesto con la cabeza hacia el fusil de su espalda - No es la clase de arma que se pueda encontrar en Hallstat - iba a continuar, pero se fijó en una segunda chica algo más apartada, de apariencia similar pero de pelo castaño. ¿Parientes, o simplemente parecidas por coincidencias? Sus ropas eran también extranjeras, y dado que tenía también armas a la vista, era lógico pensar que iban juntas. Además del detalle que no se le había escapado de que ambas tenían restos de paja - ¿De dónde venís? Aparte de del campo de al lado - dijo con una sonrisa traviesa - No os preocupéis, no diré nada al señor Michael.
Se levantó de un salto y se sacudió la tierra del camino. La verdad es que aquel era un encuentro curioso. No esperaba cruzarse con dos extranjeras. Por un momento una duda lo golpeó: ¿serían del Gobierno? O tal vez cazarrecompensas. Se centró un momento en la más cercana con su haki de observación, tratando de escuchar su Voz. No sintió agresividad en ella, pero tampoco ninguna emoción en general. Era como si simplemente estuviera calmada, pero... había algo más detrás de eso. Algo raro. ¿O era su imaginación? Había aprendido con los años a prestarle atención a sus instintos, así que decidió que mantendría el ojo avizor.
- Por cierto, me llamo Ivan.
- ¿Ah, sí? - se rió animadamente, divertido - eso tengo oído. También he oído otras cosas como que una chica joven no debería beber. O que fiarse de un desconocido armado es peligroso. Por suerte yo no hago caso de lo que dice el resto - le tendió la botella - Bonito cacharro - añadió, haciendo un gesto con la cabeza hacia el fusil de su espalda - No es la clase de arma que se pueda encontrar en Hallstat - iba a continuar, pero se fijó en una segunda chica algo más apartada, de apariencia similar pero de pelo castaño. ¿Parientes, o simplemente parecidas por coincidencias? Sus ropas eran también extranjeras, y dado que tenía también armas a la vista, era lógico pensar que iban juntas. Además del detalle que no se le había escapado de que ambas tenían restos de paja - ¿De dónde venís? Aparte de del campo de al lado - dijo con una sonrisa traviesa - No os preocupéis, no diré nada al señor Michael.
Se levantó de un salto y se sacudió la tierra del camino. La verdad es que aquel era un encuentro curioso. No esperaba cruzarse con dos extranjeras. Por un momento una duda lo golpeó: ¿serían del Gobierno? O tal vez cazarrecompensas. Se centró un momento en la más cercana con su haki de observación, tratando de escuchar su Voz. No sintió agresividad en ella, pero tampoco ninguna emoción en general. Era como si simplemente estuviera calmada, pero... había algo más detrás de eso. Algo raro. ¿O era su imaginación? Había aprendido con los años a prestarle atención a sus instintos, así que decidió que mantendría el ojo avizor.
- Por cierto, me llamo Ivan.
Sayumi Asagiri
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Un hogar polvoriento
NORTH BLUE | HALLSTAT | Pasado
Kumi me dio ciertas opciones, pero en cualquiera de ellas debía de seguirla, así que simplemente hice eso, ella se adelantó un poco antes de que pudiera reaccionar, antes de que volviera a a caminar sujetando su bracito; aunque lo que más me extrañaba era la dirección que estaba tomando, caminaba hacia aquel hombre, aquello definitivamente no lo vi venir. Una vez llego junto al hombre con cierto descaro como era costumbre Kumi le pidió de beber de su botella, y aquel hombre se lo tomo con mucho humor, aunque claro, no os quitaba los ojos de encima, y además quería que fuéramos conscientes de aquello mencionando las armas que estaban a la vista, claramente aquel hombre era bastante poderoso. Yo estaba un poco preocupada por todo esto, pero Kumicita estaba calmada y aquel hombre no parecía hostil hacia nosotras incluso se presentó, aun así, no iba a bajar la guardia.
-Soy Sayumi, y la que te ha pedido compartir tu botella es Kumi. Estaba un poco atrás, pero fui la primera en hablar, claramente Kumi estaría más interesada en la botella; en cualquier caso, no me dejaba amedrentar y me puse junto a Kumi, para contestar aquellas cosas que dijo sobre el señor Michael. -Bueno tampoco es que nos importara mucho que un viejo sepa que estábamos a punto de follar en su campo, ahora gracias por compartir la botella. Extendí mi mano para tomarla, de las manos de Kumi, después de que ella bebiera, realmente yo no era muy de beber, pero ese hombre debía de respetarnos, no buscaba que nos tuviera miedo, pero tampoco iba a tener miedo de aquel hombre, así que simplemente me plante, como habría hecho Kumi en mi lugar, esperaba que con esto se sintiera orgullosa de mí y de lo que estaba haciendo, porque parecía que ella había tenido el plan de que yo hiciera esto. Di un profundo trago sin miedo la verdad es que estaba bastante bueno, no sabía exactamente de donde la había sacado aquella botella, pero noté propicio añadir algo. -Esta bastante bueno, aunque la siguiente ronda corra de mi cuenta, será difícil llegar a este nivel. Ahora mi mente estaba centrada en esas pequeñas pruebas que Kumi me ponía para ver si podía valerme por mí misma, a veces me trataba un poco como una niña, pero hasta yo sabía que más de una vez por mi bocaza me había metido en un lio en el que no podría salir sola, por eso no me importaba que a veces me pusiera a prueba.
-Soy Sayumi, y la que te ha pedido compartir tu botella es Kumi. Estaba un poco atrás, pero fui la primera en hablar, claramente Kumi estaría más interesada en la botella; en cualquier caso, no me dejaba amedrentar y me puse junto a Kumi, para contestar aquellas cosas que dijo sobre el señor Michael. -Bueno tampoco es que nos importara mucho que un viejo sepa que estábamos a punto de follar en su campo, ahora gracias por compartir la botella. Extendí mi mano para tomarla, de las manos de Kumi, después de que ella bebiera, realmente yo no era muy de beber, pero ese hombre debía de respetarnos, no buscaba que nos tuviera miedo, pero tampoco iba a tener miedo de aquel hombre, así que simplemente me plante, como habría hecho Kumi en mi lugar, esperaba que con esto se sintiera orgullosa de mí y de lo que estaba haciendo, porque parecía que ella había tenido el plan de que yo hiciera esto. Di un profundo trago sin miedo la verdad es que estaba bastante bueno, no sabía exactamente de donde la había sacado aquella botella, pero noté propicio añadir algo. -Esta bastante bueno, aunque la siguiente ronda corra de mi cuenta, será difícil llegar a este nivel. Ahora mi mente estaba centrada en esas pequeñas pruebas que Kumi me ponía para ver si podía valerme por mí misma, a veces me trataba un poco como una niña, pero hasta yo sabía que más de una vez por mi bocaza me había metido en un lio en el que no podría salir sola, por eso no me importaba que a veces me pusiera a prueba.
Kumi Asagiri
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Un hogar polvoriento
NORTH BLUE | HALLSTAT | Pasado
Aquel hombre albino pareció que le gustó mi comentario para romper el hielo, aunque, dijo que chicas jóvenes no debían beber, como también que no se debía fiar de desconocidos armados. Una leve sonrisa un tanto nerviosa apareció en mi rostro, sin embargo, él accedió a compartir su bebida con nosotras, lo que hizo que cambiara mi sonrisa por una más sincera. - Muchas gracias. - Agradecí el gesto, pues como él bien dijo, lo normal no sería confiar en dos desconocidas armadas. Tomé la botella que me había ofrecido con la mano izquierda, acercándomela a los labios, pero sin que esta los tocase, no sabía si era escrupuloso así que meramente me limité a no tocarla y darle un pequeño sorbo, lo suficiente para probar su bebida. Lo que, para mi sorpresa, no era la bebida que creía que era, esta incluso estaba más buena. Realmente hacía mucho tiempo que no probaba nada de esa calidad, sin duda.
Mientras bebía, aquel hombre se fijó en mis armas, en particular las armas de fuego que llevaba atada a mi espalda. Cuando terminé de tragar, miré mi arma con una sonrisa. - Es cierto, es difícil de encontrar, pero me es de mucha utilidad. - Respondía, tras eso, aquel hombre se presentaba como Ivan. Iba a devolverle la botella, cuando Sayumi nos presentó a ambas, y tras esa presentación respondió a la pregunta del hombre. Al escuchar la respuesta me sonrojé un poco, desviando la mirada hacia el suelo, no me solía gustar que la gente supiera lo que hago con mi hermana, ella era más lanzada que yo en cuanto al sexo, pero yo era más reservada en ese tema.
En ese lapso de tiempo Sayumi, prácticamente me arrebato la botella, eso sí que no me lo esperaba, me sorprendió tanto, que hice una mueca de sorpresa. Ella no era de beber, pero al parecer, sí que le apetecía esta vez. Tras ese segundo de asombro, simplemente sonreí, para luego caminar has situarme donde estaba Ivan sentado y quedarme apoyada. Me puse el cigarro que tenía en mi diestra en la boca, para inhalar el humo, con total confianza, como si nos conociéramos tiempo atrás. Para mucha gente podría parecer que era una desvergonzada, pero a mí esas cosas me daban igual. Una cosa no quitaba la otra, no confiaba en él, pero tampoco desconfiaba, si fuera a hacernos daño, ya lo habría hecho, así que no había necesidad de guardar distancias. - Podría decir el tópico, de; “¿Qué hace un chico como tú, en un lugar como este?” - Decía exhalando el humo mientras hablaba. - Pero viendo como son la gente del pueblo, me extraña encontrarme a alguien bajo la lluvia, aunque sea tan fina. - Añadía con una leve sonrisa, la cual suavizaba mis palabras, pues no buscaba interrogarlo.
Me metía la mano derecha en el bolsillo de mi sudadera, en búsqueda del paquete que contenía más cigarros. Lo cogí delicadamente, para sacarlo despacio, no pretendía hacer nada brusco, pues él sabía que portaba armas, quizá la brusquedad le haría saltar todas las alarmas. Lentamente saqué mi mano del bolsillo con el paquete y se lo acerqué a Ivan. - ¿Fumas? - Pregunté ofreciéndole uno de mis cigarros. - Normalmente tengo ciertas substancias para acompañarlo... pero... creo que las he perdido. - Dejaba caer que no tenía drogas, nunca se sabe si él tendría o sabía de alguien a quien conseguir, claro está ahora mismo no hacían falta, pero si él sabía algo mataba dos pájaros de un tiro.
Mientras bebía, aquel hombre se fijó en mis armas, en particular las armas de fuego que llevaba atada a mi espalda. Cuando terminé de tragar, miré mi arma con una sonrisa. - Es cierto, es difícil de encontrar, pero me es de mucha utilidad. - Respondía, tras eso, aquel hombre se presentaba como Ivan. Iba a devolverle la botella, cuando Sayumi nos presentó a ambas, y tras esa presentación respondió a la pregunta del hombre. Al escuchar la respuesta me sonrojé un poco, desviando la mirada hacia el suelo, no me solía gustar que la gente supiera lo que hago con mi hermana, ella era más lanzada que yo en cuanto al sexo, pero yo era más reservada en ese tema.
En ese lapso de tiempo Sayumi, prácticamente me arrebato la botella, eso sí que no me lo esperaba, me sorprendió tanto, que hice una mueca de sorpresa. Ella no era de beber, pero al parecer, sí que le apetecía esta vez. Tras ese segundo de asombro, simplemente sonreí, para luego caminar has situarme donde estaba Ivan sentado y quedarme apoyada. Me puse el cigarro que tenía en mi diestra en la boca, para inhalar el humo, con total confianza, como si nos conociéramos tiempo atrás. Para mucha gente podría parecer que era una desvergonzada, pero a mí esas cosas me daban igual. Una cosa no quitaba la otra, no confiaba en él, pero tampoco desconfiaba, si fuera a hacernos daño, ya lo habría hecho, así que no había necesidad de guardar distancias. - Podría decir el tópico, de; “¿Qué hace un chico como tú, en un lugar como este?” - Decía exhalando el humo mientras hablaba. - Pero viendo como son la gente del pueblo, me extraña encontrarme a alguien bajo la lluvia, aunque sea tan fina. - Añadía con una leve sonrisa, la cual suavizaba mis palabras, pues no buscaba interrogarlo.
Me metía la mano derecha en el bolsillo de mi sudadera, en búsqueda del paquete que contenía más cigarros. Lo cogí delicadamente, para sacarlo despacio, no pretendía hacer nada brusco, pues él sabía que portaba armas, quizá la brusquedad le haría saltar todas las alarmas. Lentamente saqué mi mano del bolsillo con el paquete y se lo acerqué a Ivan. - ¿Fumas? - Pregunté ofreciéndole uno de mis cigarros. - Normalmente tengo ciertas substancias para acompañarlo... pero... creo que las he perdido. - Dejaba caer que no tenía drogas, nunca se sabe si él tendría o sabía de alguien a quien conseguir, claro está ahora mismo no hacían falta, pero si él sabía algo mataba dos pájaros de un tiro.
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Se rió animadamente al escuchar la respuesta de Sayumi. Aquella chica no tenía pelos en la lengua, eso estaba bien. Resultaron ser de lo más peculiares, más que un par de jóvenes tenían la actitud de dos mercenarias experimentadas y recias. ¿Qué habrían vivido para tener una actitud tan impropia de gente de su edad? Las observó con curiosidad mientras hablaban, encogiéndose de hombros ante la pregunta de Kumi - La verdad es que me ha extrañado no ver a más gente fuera. Aquí a la gente suele darle igual la lluvia. Igual están ocupados haciendo algo, o simplemente han aprendido a resguardarse cuando aparecen extranjeros. Con el historial que lleva esta isla, no me extrañaría que fuese lo segundo - aceptó el cigarrillo con un gesto de cabeza y empezó a rebuscar en sus bolsillos - Tengo algunas cosas encima que me he traído por si surgía la ocasión. Algunas hierbas y alguna sorpresilla más.
Normalmente era más de alcohol que de otras drogas, pero se había traído algunas cosas de Dark Dome. Que normalmente no se metiera otras cosas no significaba que les hiciera ascos, y le parecía un momento tan bueno como cualquier otro para aprovecharlas. Eran la clase de cosas que se disfrutaban más en compañía. Sacó una pequeña bolsa de cuero y empezó a desatarla, con cuidado de que no le entrase agua. Tenía algunos cogollos, unas pastillas y un paquete de "nieve." Suficiente para una juerga suavecilla. ¿Habría alcohol en el castillo? Si no lo habían saqueado, la bodega debería estar llena de vino, y aguardiente. Sobre todo enormes cantidades de aguardiente. Sonaba tentador.
- Yo estoy de visita por la zona. Soy de aquí, pero hace ya unos cuantos años que marché de casa. Supongo que estará más que abandonada, pero seguro que aún tengo alcohol - se guardó la bolsa y se llevó el cigarro a la boca - ¿Me das fuego? Por cierto, si lo que queréis es un sitio donde liarla y beber, tengo una oferta. Mi casa es bastante grande. Es probable que se hayan metido indeseables en ella mientras estaba fuera. Si me ayudáis a sacar a los que se hayan podido meter dentro, podéis quedaros mientras no destrocéis. Podemos compartir lo que llevemos encima. En mi bodega debo tener alcohol y carne curada si no me lo han robado todo. ¿Os cunde?
Normalmente no invitaría al castillo a las primeras desconocidas armadas que se cruzase, pero no vivía allí, así que se la traía sin cuidado. Además, ahora todo lo que le apetecía era meterle una buena dosis de alegría al cuerpo. Volver no había sido tan buena idea como había pensado en un momento; había demasiados recuerdos amargos en aquel lugar que prefería olvidar. Mejor ahogarlos en drogas y alcohol.
Normalmente era más de alcohol que de otras drogas, pero se había traído algunas cosas de Dark Dome. Que normalmente no se metiera otras cosas no significaba que les hiciera ascos, y le parecía un momento tan bueno como cualquier otro para aprovecharlas. Eran la clase de cosas que se disfrutaban más en compañía. Sacó una pequeña bolsa de cuero y empezó a desatarla, con cuidado de que no le entrase agua. Tenía algunos cogollos, unas pastillas y un paquete de "nieve." Suficiente para una juerga suavecilla. ¿Habría alcohol en el castillo? Si no lo habían saqueado, la bodega debería estar llena de vino, y aguardiente. Sobre todo enormes cantidades de aguardiente. Sonaba tentador.
- Yo estoy de visita por la zona. Soy de aquí, pero hace ya unos cuantos años que marché de casa. Supongo que estará más que abandonada, pero seguro que aún tengo alcohol - se guardó la bolsa y se llevó el cigarro a la boca - ¿Me das fuego? Por cierto, si lo que queréis es un sitio donde liarla y beber, tengo una oferta. Mi casa es bastante grande. Es probable que se hayan metido indeseables en ella mientras estaba fuera. Si me ayudáis a sacar a los que se hayan podido meter dentro, podéis quedaros mientras no destrocéis. Podemos compartir lo que llevemos encima. En mi bodega debo tener alcohol y carne curada si no me lo han robado todo. ¿Os cunde?
Normalmente no invitaría al castillo a las primeras desconocidas armadas que se cruzase, pero no vivía allí, así que se la traía sin cuidado. Además, ahora todo lo que le apetecía era meterle una buena dosis de alegría al cuerpo. Volver no había sido tan buena idea como había pensado en un momento; había demasiados recuerdos amargos en aquel lugar que prefería olvidar. Mejor ahogarlos en drogas y alcohol.
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NORTH BLUE | HALLSTAT | Pasado
Creo que Kumi se sentía un poquito incomoda por lo que acababa de decir, pero al mismo tiempo parecía que mi actitud le había convencido, y que podríamos disfrutar un poco, estas pequeñas fiestas podíamos tenerlas de vez en cuando, no demasiado tiempo pues ya nos perdimos una vez en las diversiones, pero sí que podría dejarme llevar un poco, aunque también era la razón por las cuales prefería no beber habitualmente. Escuchaba atentamente como Kumi y el hombre compartían opiniones sobre lo blanda que era la gente que tenía reparos en mojarse, la verdad es que aquello me divertía bastante, aunque estaba demasiado ocupada bebiendo como para contestar.
Después vi como Kumi menciono que no le quedaba más de lo verde, y bueno era una pena pero creo que nos lo fumamos hace unas noches, la verdad es que no esperaba que la fiesta se nos fuera tanto de las manos, tanto que Kumi no recordara que por eso no le quedaba, pero el hombre amablemente saco un poco de todo, yo reconocí una de esas sustancias, una que pude reconocer era "nieve", una que siempre había tenido ganas de probar porque una vez en un club vi como alguien la tomaba sobre el cuerpo de otra persona, y siempre quise probar eso con Kumi aunque fuera una vez.
El hombre menciono el por qué le había traído a esta isla y que estaba haciendo y nos ofreció un trato justo, un poco de sustancias ilícitas, y mucho alcohol como este si le ayudábamos a recuperar su casa de unos indeseables, casa que por como lo mencionaba tal vez no hubiera nadie allí, me acerque y le di fuego sacando mi mechero mientas la otra mano sujetaba la botella que podría recuperar ahora para que el bebiera un poco mas. -Me encanta tu propuesta un poco de matar, un poco de drogas, y mucho alcohol, pero dos cosas, la primera ni a ella ni a mi nos interesan los hombres, nos daremos cuenta antes o después si intentas algo, y la segunda, no pienso limpiar ni la sangre ni las vísceras de nadie, si estas conforme hay trato.
Después de aquello me gire hacia Kumi a la cual abrace de forma sensual más que nada para convencerla. -¿Qué me dices amor mío? Saciar un poco mi sed de sangre y luego pongo algo de esa nieve sobre tus tetas, me parece un plan fantástico. Se me veía hasta emocionada, y un poco inquieta claramente este tipo de actos eran los que despertaban en mí, mis más bajos instintos. Estaba tan ansiosa, que hasta mi brazo derecho empezaba a jugar un poco con las nalgas de Kumi, aunque tampoco demasiado, solo quería que notase las ganas que tenia de hacer aquello, pues la chispa que se había apagado en el callejón, se había convertido ahora en un incendio.
Después vi como Kumi menciono que no le quedaba más de lo verde, y bueno era una pena pero creo que nos lo fumamos hace unas noches, la verdad es que no esperaba que la fiesta se nos fuera tanto de las manos, tanto que Kumi no recordara que por eso no le quedaba, pero el hombre amablemente saco un poco de todo, yo reconocí una de esas sustancias, una que pude reconocer era "nieve", una que siempre había tenido ganas de probar porque una vez en un club vi como alguien la tomaba sobre el cuerpo de otra persona, y siempre quise probar eso con Kumi aunque fuera una vez.
El hombre menciono el por qué le había traído a esta isla y que estaba haciendo y nos ofreció un trato justo, un poco de sustancias ilícitas, y mucho alcohol como este si le ayudábamos a recuperar su casa de unos indeseables, casa que por como lo mencionaba tal vez no hubiera nadie allí, me acerque y le di fuego sacando mi mechero mientas la otra mano sujetaba la botella que podría recuperar ahora para que el bebiera un poco mas. -Me encanta tu propuesta un poco de matar, un poco de drogas, y mucho alcohol, pero dos cosas, la primera ni a ella ni a mi nos interesan los hombres, nos daremos cuenta antes o después si intentas algo, y la segunda, no pienso limpiar ni la sangre ni las vísceras de nadie, si estas conforme hay trato.
Después de aquello me gire hacia Kumi a la cual abrace de forma sensual más que nada para convencerla. -¿Qué me dices amor mío? Saciar un poco mi sed de sangre y luego pongo algo de esa nieve sobre tus tetas, me parece un plan fantástico. Se me veía hasta emocionada, y un poco inquieta claramente este tipo de actos eran los que despertaban en mí, mis más bajos instintos. Estaba tan ansiosa, que hasta mi brazo derecho empezaba a jugar un poco con las nalgas de Kumi, aunque tampoco demasiado, solo quería que notase las ganas que tenia de hacer aquello, pues la chispa que se había apagado en el callejón, se había convertido ahora en un incendio.
Kumi Asagiri
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Ivan no tardo en contestar a mi pregunta, sacando de una bolsa de cuero algunas sustancias, era capaz de reconocer casi todas, esperaba que compartiera alguna con nosotras, aunque lo que más me llamo la atención fue su historia. Se trataba de un hombre que buscaba recuperar su hogar, no me importaba para nada aquello, lo que si me importo fue lo que podía ganar si le ayudaba Sayumi en cambio parecía emocionada. Rápidamente contestó por los dos yo me encogí de hombros, aunque estaba orgullosa porque le dejo las cosas claras, si mientras estuviéramos en la fiesta se acercaba a una de las dos se iba a enterar, dejarle las cosas claras desde el principio. Aquello me gustaba, cuando mi hermanita usaba la cabeza, la estaba enseñando bien. Aunque sabía que en el fondo esta vez ella solo buscaba una excusa para matar a alguien, pero cuando me abrazó de esa forma y me dijo que quería probar ciertas sustancias sobre mí, y la forma en la que me metió mano ya no pude decirle que no.
Sujeté a Sayumi mientras daba otra calada al cigarro ya casi terminándolo echando una buena cantidad de humo con la última. - Parece que ella ha decidido por las dos. - Arrojaba la colilla de cigarro al suelo para terminar pisándola. - Sayu está bien, iremos. - Le dije con una sonrisa para luego mirar al albino. - Si no hay nadie en tu hogar y no quedan las botellas tú serás el que las compre. - Con todo dicho solo tenía que preocuparme de frenar las manos de Sayu antes de que ella perdiera el control. Ella se emocionaba demasiado con estas cosas, realmente lo pasaría bien hoy y tal vez yo encontraría alguna cosa útil, por una vez salíamos las dos ganando.
Sujeté a Sayumi mientras daba otra calada al cigarro ya casi terminándolo echando una buena cantidad de humo con la última. - Parece que ella ha decidido por las dos. - Arrojaba la colilla de cigarro al suelo para terminar pisándola. - Sayu está bien, iremos. - Le dije con una sonrisa para luego mirar al albino. - Si no hay nadie en tu hogar y no quedan las botellas tú serás el que las compre. - Con todo dicho solo tenía que preocuparme de frenar las manos de Sayu antes de que ella perdiera el control. Ella se emocionaba demasiado con estas cosas, realmente lo pasaría bien hoy y tal vez yo encontraría alguna cosa útil, por una vez salíamos las dos ganando.
Ivan Markov
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Aspiró para encender el cigarro cuando Sayumi le dio fuego, soltando una larga calada mientras las escuchaba. Tenían carácter y sabían lo que querían, estaba claro que estaban acostumbradas a una vida dura y a buscarse las castañas. Igual eran demasiado confiadas de todos modos, la gente en los Blues podía ser disuadida de molestar a dos chicas jóvenes con armas del calibre como las que cargaban, pero en el Grand Line aquella clase de actitud podría acabar matándolas. Por suerte para él no estaba interesado ni en romper el trato, ni en engañarlas. Faltaría más, todo lo que quería era algo de compañía y de fiesta - Hecho. Ya sacaré mañana los cadáveres a que se pudran en otro lado - la verdad es que probablemente los usaría como zombies, pero eso no tenía por qué contarlo. No iba a ir revelando sus poderes a las primeras desconocidas que se topaba - Y descuida, no me voy a meter donde no estoy invitado - apostilló como sin interés. En realidad era una lástima, pero si eran lesbianas tampoco tenía nada que hacerle.
La respuesta de Kumi en cambio le indignó y divirtió a partes iguales. Menudo morro tenía esa chica. Tras unos segundos con una sonrisa incrédula, se rió con ganas, para luego dar un trago de la botella - No abuses de mi hospitalidad, chica. Os estoy ofreciendo mi casa y mis drogas - a pesar del aviso, su tono iba sin acritud y acompañado de una sonrisa - Si hay alguien pero no queda alcohol, os lo conseguiré, ese era el trato. Pero si no tenéis que hacer nada, bastante es que os ofrezco mi techo y lo poco que me queda en la bolsa de la diversión, creo yo. Ya estoy siendo generoso - dijo, echando otra calada. No era demasiado fan del tabaco, normalmente lo fumaba mezclado con hierbas, pero estaba bien como preludio de la juerga. No tardaron en subir la colina y parar ante la imponente muralla del castillo. Se giró un momento a ver la reacción de ellas, curioso por lo que pensarían:
- Es aquí. Si me dais un momento, abriré la puerta.
Se acercó a la pared y saltó hacia esta, para a continuación correr muralla arriba como si estuviera en una superficie horizontal, desafiando totalmente a la gravedad. Tras llegar a lo alto de la muralla, abrió la trampilla que daba al interior de la torre que flanqueaba el portón por la derecha y entró, dirigiéndose escaleras abajo hacia el mecanismo de apertura de la puerta. Este no era más que un sistema de cadenas y poleas regulado por una manivela. Mientras estaba en el interior aprovechó para buscar signos de ocupación, atento a posibles pruebas y olores. No tardó en localizar un aroma familiar y desagradable a orín, algo viejo. Sin su olfato de usuario de zoan no lo hubiese percibido; probablemente hacía más de un día que el guarro que había meado allí se había ido. Efectivamente en su ausencia había entrado gente en el castillo, ¿pero seguirían ahí? Se acercó a la manivela y comenzó a girarla. Con un ruido de cadenas, el portón de la muralla comenzó a abrirse, revelando el patio de armas y el castillo que había en este. Una vez comprobó por la ventana que ambas entraban comenzó a cerrar para evitar más visitas indeseadas, y saltó por esta para unirse a ellas en el patio.
- Bienvenidos a mi humilde morada - dijo con cierta ironía - Las telarañas y el aspecto de castillo abandonado son sólo para darle ambiente - se adelantó y apoyando ambas manos abrió de par en par la puerta doble que daba al recibidor.
La respuesta de Kumi en cambio le indignó y divirtió a partes iguales. Menudo morro tenía esa chica. Tras unos segundos con una sonrisa incrédula, se rió con ganas, para luego dar un trago de la botella - No abuses de mi hospitalidad, chica. Os estoy ofreciendo mi casa y mis drogas - a pesar del aviso, su tono iba sin acritud y acompañado de una sonrisa - Si hay alguien pero no queda alcohol, os lo conseguiré, ese era el trato. Pero si no tenéis que hacer nada, bastante es que os ofrezco mi techo y lo poco que me queda en la bolsa de la diversión, creo yo. Ya estoy siendo generoso - dijo, echando otra calada. No era demasiado fan del tabaco, normalmente lo fumaba mezclado con hierbas, pero estaba bien como preludio de la juerga. No tardaron en subir la colina y parar ante la imponente muralla del castillo. Se giró un momento a ver la reacción de ellas, curioso por lo que pensarían:
- Es aquí. Si me dais un momento, abriré la puerta.
Se acercó a la pared y saltó hacia esta, para a continuación correr muralla arriba como si estuviera en una superficie horizontal, desafiando totalmente a la gravedad. Tras llegar a lo alto de la muralla, abrió la trampilla que daba al interior de la torre que flanqueaba el portón por la derecha y entró, dirigiéndose escaleras abajo hacia el mecanismo de apertura de la puerta. Este no era más que un sistema de cadenas y poleas regulado por una manivela. Mientras estaba en el interior aprovechó para buscar signos de ocupación, atento a posibles pruebas y olores. No tardó en localizar un aroma familiar y desagradable a orín, algo viejo. Sin su olfato de usuario de zoan no lo hubiese percibido; probablemente hacía más de un día que el guarro que había meado allí se había ido. Efectivamente en su ausencia había entrado gente en el castillo, ¿pero seguirían ahí? Se acercó a la manivela y comenzó a girarla. Con un ruido de cadenas, el portón de la muralla comenzó a abrirse, revelando el patio de armas y el castillo que había en este. Una vez comprobó por la ventana que ambas entraban comenzó a cerrar para evitar más visitas indeseadas, y saltó por esta para unirse a ellas en el patio.
- Bienvenidos a mi humilde morada - dijo con cierta ironía - Las telarañas y el aspecto de castillo abandonado son sólo para darle ambiente - se adelantó y apoyando ambas manos abrió de par en par la puerta doble que daba al recibidor.
Sayumi Asagiri
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No sé si lo que hizo Ivan era para impresionar o porque no sabía de otra forma de abrir la puerta, pero claramente lo único que hizo fue desvelar que al igual que nosotras era usuario de Akuma, correr así contra la pared e ignorando la gravedad eso era inhumano e imposible. Aunque todo aquello me saco una risita realmente podría haber abierto la puerta si me lo pedía, en el tiempo en el que el hizo todas esas cosas, que si bien fueron rápidas, invocar un brazo y un ojo al otro lado de la puerta hubiera sido bastante más rápido que aquello, como siempre un hombre más infravalorándonos, aquello me molesto un poco no lo voy a negar, pero la idea de tomar algo y tal vez hacerle lo que quiera hoy a Kimi después de las interrupciones sería justo lo que necesito.
El lugar era enorme y el recibidor no se quedaba atrás el pasillo debía de medir no menos de ocho metros de largo, si fuera un lugar más pequeño podría echar un vistazo desde aquí sin moverme, pero no era el caso aun así iría avanzando poco a poco, generando ojos a partir de mi paso. A las palabras que dijo al darnos paso solo había una respuesta posible para mí, cruce por su lado mientras con cierta sorna palabras salían de mi boca. -No está mal... pero las he visto mejores y más grandes. Esa frase podía ir con segundas, pero la verdad estaba soltando una risita inocente, no me burlaba de él, me hacía gracia la situación y seguramente él lo vería así. -Seguidme seré vuestros ojos y oídos en un radio de 30 metros, si doy con cualquier enemigo os lo diré con precisión y haré gestos para indicarlo, esto se hará rápido y limpio, ya quiero empezar a beber, no quiero luchas abiertas. Comencé a caminar, con este método y mi poder empecé a generar un ojo y un oído en las habitaciones por donde pasáramos, encontrar a alguien seria solo cuestión de tiempo momento en el que saciaría mi sed de sangre.
El lugar era enorme y el recibidor no se quedaba atrás el pasillo debía de medir no menos de ocho metros de largo, si fuera un lugar más pequeño podría echar un vistazo desde aquí sin moverme, pero no era el caso aun así iría avanzando poco a poco, generando ojos a partir de mi paso. A las palabras que dijo al darnos paso solo había una respuesta posible para mí, cruce por su lado mientras con cierta sorna palabras salían de mi boca. -No está mal... pero las he visto mejores y más grandes. Esa frase podía ir con segundas, pero la verdad estaba soltando una risita inocente, no me burlaba de él, me hacía gracia la situación y seguramente él lo vería así. -Seguidme seré vuestros ojos y oídos en un radio de 30 metros, si doy con cualquier enemigo os lo diré con precisión y haré gestos para indicarlo, esto se hará rápido y limpio, ya quiero empezar a beber, no quiero luchas abiertas. Comencé a caminar, con este método y mi poder empecé a generar un ojo y un oído en las habitaciones por donde pasáramos, encontrar a alguien seria solo cuestión de tiempo momento en el que saciaría mi sed de sangre.
Kumi Asagiri
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Akuma no mi
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Me encantaba cuando Sayu se ponía en modo cazadora, era una presa, y casi podía oler la sangre, ella en este estado era muy peligrosa, normalmente yo daba las ordenes salvo en estos casos donde la dejaba hacer y disfrutaba del espectáculo. Ella empezaría a usar su poder, pero desde aquí no se podría ver nada, porque eran en las esquinas en las habitaciones, donde ella estaba invocando esas partes de su cuerpo. Esas cosas me ponían los pelos de punta, ella era un pelín espeluznante, aunque por su puesto eso era un aspecto de ella que me gustaba.
Mientras avanzábamos despacio me preguntaba cuan sería el primer grupo de enemigos que Sayumi detectaría, atravesar los pasillos de un lugar tan grande, con una única salida, con un numero de enemigos con poder desconocido con un aliado con más secretos que drogas llevaba encima, la verdad es que me emocionaba, este tipo de cosas eran las que me aceleraban el corazón. Preparaba mis armas mirando a cada esquina y esperando la señal, para abrir fuego, mis pistolas estaban elevadas apuntando casi a la izquierda y a la derecha, evitando a mi hermanita que abría la marcha. Mientras valoraba como usar las galletas en este momento, en este espacio mis opciones estaban limitadas, en cualquier caso, creo que mantenerme cerca de Sayu y preparar la aparición rápida de un escudo seria lo propio, que Iván se ocupara de sus propios asuntos, lo mejor era una formación cerrada y avance metódico.
Mientras avanzábamos despacio me preguntaba cuan sería el primer grupo de enemigos que Sayumi detectaría, atravesar los pasillos de un lugar tan grande, con una única salida, con un numero de enemigos con poder desconocido con un aliado con más secretos que drogas llevaba encima, la verdad es que me emocionaba, este tipo de cosas eran las que me aceleraban el corazón. Preparaba mis armas mirando a cada esquina y esperando la señal, para abrir fuego, mis pistolas estaban elevadas apuntando casi a la izquierda y a la derecha, evitando a mi hermanita que abría la marcha. Mientras valoraba como usar las galletas en este momento, en este espacio mis opciones estaban limitadas, en cualquier caso, creo que mantenerme cerca de Sayu y preparar la aparición rápida de un escudo seria lo propio, que Iván se ocupara de sus propios asuntos, lo mejor era una formación cerrada y avance metódico.
Ivan Markov
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Akuma no mi
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- ¿Ah, sí? Pues tendrías que ver mi castillo en Lvneel - acompañó su respuesta con una risa por lo bajo. Con un suspiro metió la mano en el interior de la chaqueta y saco una larga daga con la hoja plateada y el escudo de su familia en la guarda. Recordando que había sido en aquel mismo sitio donde la había conseguido esbozó una sonrisa nostálgica que rápidamente ocultó. ¿Qué habría sido de Galia? Otra persona más que había desaparecido del mapa... sacudió la cabeza para quitarse aquellos pensamientos, y se centró en la tarea. ¿Treinta metros? Qué cuca. Ya que parecía tan confiada en sus habilidades, la dejaría a ella. Podía haber localizado con facilidad a los residentes combinando su kenbunshoku y sus sentidos, pero, ¿para qué gastarse? Para algo las había contratado.
Atravesaron varias estancias, con Ivan aparentemente calmado y distraído. Lo cierto es que estaba atento a sus alrededores. No se le habían escapado los ojos y oídos que iban apareciendo de vez en cuando en las esquinas. Era un poder interesante. ¿Otra usuaria de akuma? Por su parte Kumi iba con sus pistolas listas, y podía oler la excitación en ella. Debía estar emocionada por la batalla que se les venía encima. Le recordó a él mismo en sus inicios, y se preguntó qué había cambiado tanto. Antes la perspectiva del derramamiento de sangre le hubiese sacado una sonrisa y elevado sus ánimos. Ahora era... bueno, un combate más. Le emocionaba la idea de enfrentarse a alguien fuerte, pero para él luchar contra unos bandidos en un Blue tenía el nivel de peligrosidad de hacer un castillo de arena. Casi hasta podría quedarse quieto dejándose pegar, que mientras no llevasen estacas o le intentaran decapitar no le harían nada.
Antes de cruzar la puerta, ya era consciente de sus presencias. Eran unos siete, ocultos en diferentes puntos de la estancia. Parecía que les habían visto llegar y les estaban emboscando. Al entrar se encontraron en medio de la vieja sala del trono de su padre, una estancia alargada con sendos soportales de columnas a los lados, sólo que las columnas eran estatuas de antiguos líderes de la familia. En el fondo de la estancia había, sobre un altillo, un imponente trono de piedra. Ivan miró este con asco y escupió a un lado. ¿Por qué no lo habría demolido? Al fondo había otra puerta, tras el trono. Mientras avanzaban comprobó las reacciones de ellas, atento a ver si pillaban a los bandidos emboscados.
Atravesaron varias estancias, con Ivan aparentemente calmado y distraído. Lo cierto es que estaba atento a sus alrededores. No se le habían escapado los ojos y oídos que iban apareciendo de vez en cuando en las esquinas. Era un poder interesante. ¿Otra usuaria de akuma? Por su parte Kumi iba con sus pistolas listas, y podía oler la excitación en ella. Debía estar emocionada por la batalla que se les venía encima. Le recordó a él mismo en sus inicios, y se preguntó qué había cambiado tanto. Antes la perspectiva del derramamiento de sangre le hubiese sacado una sonrisa y elevado sus ánimos. Ahora era... bueno, un combate más. Le emocionaba la idea de enfrentarse a alguien fuerte, pero para él luchar contra unos bandidos en un Blue tenía el nivel de peligrosidad de hacer un castillo de arena. Casi hasta podría quedarse quieto dejándose pegar, que mientras no llevasen estacas o le intentaran decapitar no le harían nada.
Antes de cruzar la puerta, ya era consciente de sus presencias. Eran unos siete, ocultos en diferentes puntos de la estancia. Parecía que les habían visto llegar y les estaban emboscando. Al entrar se encontraron en medio de la vieja sala del trono de su padre, una estancia alargada con sendos soportales de columnas a los lados, sólo que las columnas eran estatuas de antiguos líderes de la familia. En el fondo de la estancia había, sobre un altillo, un imponente trono de piedra. Ivan miró este con asco y escupió a un lado. ¿Por qué no lo habría demolido? Al fondo había otra puerta, tras el trono. Mientras avanzaban comprobó las reacciones de ellas, atento a ver si pillaban a los bandidos emboscados.
Sayumi Asagiri
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No tarde en saberlo siete enemigos estaban preparando una emboscada, puede que ellos creían que me pillarían desprevenida, pero ya eran míos, y ni si quiera lo sabían, entre en la sala soberbia, girando sobre mí misma, dejándome a tiro de cualquier ataque, pero no... Esto era solo una diversión, una trampa mientras giraba señalaba la posición de cada uno de los enemigos, y atrapándolos con los brazos que salían sobre ellos, dejándolos al descubierto, mientras sus huesos crujían y tal vez un par de ellos morían, me estaba desquitando con sus gritos, una sensación me recorría el cuerpo como una corriente eléctrica, me estaba encendiendo... incluso me notaba un poco mojada.
Después de aquello me senté en una silla cercana, mientras me deleitaba de los gritos que aumentaban de intensidad, tenía extremidades de sobra para ocuparme de todos y cada uno de ellos, luego miré a Kumi a los ojos y dije. -Mi ama, ya he disfrutado, reclame a estos bastardos y pasemos al plato principal... tengo hambre. Para lamerme el labio superior con una máxima lujuria, claramente no estaba hablando de comida, cualquiera que me escuchara lo sabría, así que para que negarlo, simple y llanamente disfrutaría del momentos. Mientras que Kumi y aquel hombre terminaban lo que yo había empezado simplemente me incline sobre la silla, abriendo con total descaro las piernas, para que Kumi me viera, que no podía aguantar mucho más, la maquina estaba encendida y ahora estaba buscando a su conductora.
Después de aquello me senté en una silla cercana, mientras me deleitaba de los gritos que aumentaban de intensidad, tenía extremidades de sobra para ocuparme de todos y cada uno de ellos, luego miré a Kumi a los ojos y dije. -Mi ama, ya he disfrutado, reclame a estos bastardos y pasemos al plato principal... tengo hambre. Para lamerme el labio superior con una máxima lujuria, claramente no estaba hablando de comida, cualquiera que me escuchara lo sabría, así que para que negarlo, simple y llanamente disfrutaría del momentos. Mientras que Kumi y aquel hombre terminaban lo que yo había empezado simplemente me incline sobre la silla, abriendo con total descaro las piernas, para que Kumi me viera, que no podía aguantar mucho más, la maquina estaba encendida y ahora estaba buscando a su conductora.
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Con Sayumi a la hora de pelear no había broma posible, ella era una máquina de matar bien engrasada, ella entro a la sala y no quite ojo a lo que estaba haciendo, me fije claramente en donde estaba señalando apunte a dos de esos lugares con las armas que ya estaban en ristre, mientras los brazos de mi hermanita los dejaban al descubierto. Gritos de agonía y huesos crujiendo llenaron la estancia, y como colofón el clásico sonido de disparo. Avanzaba firme quirúrgica ni un solo movimiento más del preciso, apuntaba a cada uno de ellos a la cabeza sin margen para el error, de una forma fría y calculada, gracias al buen trabajo que había hecho Sayumi dejándomelos completamente vulnerables, mis disparos se iban sucediendo uno tras otro, tal vez mataría a la mitad de ellos, dejando el resto para nuestro anfitrión, aunque solo fuera para ver de que era capaz aquel escalador de murallas.
Después mi vista se fijó en mi dulce Sayu... ella me estaba provocando... normalmente no me dejaría engatusar con tanta facilidad, pero había hecho un buen trabajo, así que marcando el paso y contoneándome me dirigí hacia ella con las manos sobre mis caderas, mirándola de una forma muy sexy. Las pistolas estaban hacia los lados humeando ligeramente por los disparos que acababa de realizar, una vez estuve frente a ella la miré a los ojos. - Tu ama está muy complacida, tan solo te pido que esperes a que el anfitrión de esta velada termine de sacar la basura. - Iba a tomar otra silla y sentarme a esperar a que Iván terminara con los pobres diablos que quedaban, aunque al final opte por sentarme en una de las piernas de Sayu, y abrazarla ligeramente, pero sin descuidarme, puesto que mi brazo derecho seguía libre y podía apuntar con mi arma a donde quisiera de ser necesario.
Después mi vista se fijó en mi dulce Sayu... ella me estaba provocando... normalmente no me dejaría engatusar con tanta facilidad, pero había hecho un buen trabajo, así que marcando el paso y contoneándome me dirigí hacia ella con las manos sobre mis caderas, mirándola de una forma muy sexy. Las pistolas estaban hacia los lados humeando ligeramente por los disparos que acababa de realizar, una vez estuve frente a ella la miré a los ojos. - Tu ama está muy complacida, tan solo te pido que esperes a que el anfitrión de esta velada termine de sacar la basura. - Iba a tomar otra silla y sentarme a esperar a que Iván terminara con los pobres diablos que quedaban, aunque al final opte por sentarme en una de las piernas de Sayu, y abrazarla ligeramente, pero sin descuidarme, puesto que mi brazo derecho seguía libre y podía apuntar con mi arma a donde quisiera de ser necesario.
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No hizo falta que las avisara. Aunque tampoco pudo ver un gran espectáculo, si bien sí interesante. Comenzaron a brotar brazos de las columnas y paredes, inmovilizando e hiriendo a los asaltantes. Diría que había leído en su enciclopedia sobre aquella akuma no mi... no recordaba el nombre, pero sabía que existía una habilidad capaz de hacer brotar partes del cuerpo desde superficies sólidas. Útil, desde luego, pero prefería la suya. Kumi levantó sus pistolas y comenzó a rematar a los inmovilizados... o al menos a algunos de ellos. Dejó a tres, mientras se dirigía hacia Sayumi que estaba ya abierta de piernas. ¿En serio iban a ponerse ya a darle al tema? Se encogió de hombros:
- Podríais al menos haber matado al resto... pero de acuerdo.
Con un gesto casi perezoso, lanzó su daga. Esta trazó un veloz vuelo curvo pasando en su trayecto por los cuello de los tres bandidos, cortándoselos. El olor de la sangre debería haberle abierto el apetito, pero olía demasiado débil. Estaba harto de sangre de mala calidad. El arma voló de vuelta a él, y Ivan la recogió sin apenas dedicarle una mirada, con un ahorro de movimientos casi insultante hacia sus víctimas. Sacó de nuevo la bolsa donde guardaba sus drogas y le pasó un par de pastillas, un poco de polvo y un cogollo de hierba a las chicas.
- Cuando pase por la bodega subiré unas botellas.
Se dirigió a los cadáveres y comenzó amontonarlos. Luego recogió el montón sin esfuerzo y se dirigió al exterior, con intención de dejarlos en el patio. Ya luego los levantaría como zombies para que se enterraran a sí mismo o algo así... pero antes de eso, en cuanto estuvo fuera de la vista de las mercenarias aprovechó para dar un trago a uno de los cuerpos aún calientes. Era mala sangre, pero debía mantenerse nutrido y con fuerzas. No quería que le pasase algo justo antes de volver a Grand Line, ¿no?
- Podríais al menos haber matado al resto... pero de acuerdo.
Con un gesto casi perezoso, lanzó su daga. Esta trazó un veloz vuelo curvo pasando en su trayecto por los cuello de los tres bandidos, cortándoselos. El olor de la sangre debería haberle abierto el apetito, pero olía demasiado débil. Estaba harto de sangre de mala calidad. El arma voló de vuelta a él, y Ivan la recogió sin apenas dedicarle una mirada, con un ahorro de movimientos casi insultante hacia sus víctimas. Sacó de nuevo la bolsa donde guardaba sus drogas y le pasó un par de pastillas, un poco de polvo y un cogollo de hierba a las chicas.
- Cuando pase por la bodega subiré unas botellas.
Se dirigió a los cadáveres y comenzó amontonarlos. Luego recogió el montón sin esfuerzo y se dirigió al exterior, con intención de dejarlos en el patio. Ya luego los levantaría como zombies para que se enterraran a sí mismo o algo así... pero antes de eso, en cuanto estuvo fuera de la vista de las mercenarias aprovechó para dar un trago a uno de los cuerpos aún calientes. Era mala sangre, pero debía mantenerse nutrido y con fuerzas. No quería que le pasase algo justo antes de volver a Grand Line, ¿no?
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