Por fin un día de no tener que hacer nada realmente, nada de vender o fabricar para nadie debido a que, ahora tenia bastante dinero guardado en mi barco como para sobrevivir un par de semanas en alta mar sin la necesidad de robar o hacer cualquier tipo de estupidez que debería recurrir a tener mas dinero. Dado que si bien era algo ambicioso, eso no quería decir que fuese codicioso debido a que me habían enseñado que el dinero es algo que se puede perder fácilmente ya fuese por robo o porque simplemente no puedes tenerlo encima eternamente ni siquiera muerto puedes tenerlo. De todas maneras ese pensamiento era frívolo para lo que tocaba hacer esa mañana porque después de todo, el festival de otoño se estaba por desarrollar en la misma isla en donde había conocido al ojiambar tiempo atrás y realmente eso me haría desestresarme bastante la vida de "civil" como también de los pequeños trabajitos con respecto al robo de información valiosa.
Para mi buena fortuna, había conseguido un kimono que realmente me quedara, dado que al tener un tamaño menor que lo que correspondía a mi persona, casi no me habían querido dejarme comprar mi ropa en esas tiendas días antes del anuncio del festival y de que justo había tomado uno que si bien no era muy lindo que digamos, tampoco se vería demasiado llamativo como para que resaltara mas que mi propio cabello. El mismo consistía en una especie de túnica de cuerpo entero pero de mangas cortas de un color azulado oscuro con un especie de dragón dibujado en hilo amarillo en la espalda, siendo que mismo no se veía muy bien cocido que digamos pero por lo menos daba la impresión que trataba de ese tipo de animal mitológico.
De todas maneras, ya estando en el festival podía apreciar todo tipo de vestimentas de todos los colores y estilos que realmente haría sentir envidia a cualquier tipo de persona que no fuese de ámbito de la cultura de ese país en particular mas yo trataba de no chocar con las personas debido a que realmente eran demasiadas y mas cuando se trataba que el festival se realizaba en la capital de la isla y por lo tanto, la cantidad de personas que habían en esa enorme plazoleta era demasiada para lo que estaba acostumbrado. Aun así, el pasear y sentir ese nuevo aire realmente me relajaba bastante mas el anuncio de una competencia de comida que se estaba por realizar dentro de poco llamo mi atención, ya que, si bien no había comido nada ese día aun y varios puestos de comida me habían llamado la atención, fue el premio principal el que realmente capto mi visión y el mismo era una tabla de nieve cuyas alitas en la parte trasera eran muy lindas.
Obviamente para entrar el concurso en cuestión se debía pagar una cuota de inscripción que no dude demasiado en pagarla porque después de todo, el premio era algo que llamaba poderosamente mi atención y no solo era por su rareza en un país como este sino que algo en mi me hacia vibrar tanto así que mi cabeza me hacia doler un poco y eso solamente ocurría cuando algún recuerdo del pasado quería ser revivido mas el dolor fue tan solo pasajero. Eso solo quera decir que el recuerdo de mi pasado no seria completado hasta que yo tocara o tuviese en mi poder ese objeto, y si no llegaba a ganarlo por las buenas, pues tendría que obtenerlo por las malas siendo que eso solamente arruinaría mis oportunidades de quedarme de mas tiempo de disfrutar del festival en cuestión, mas aun así, me quede esperando cerca para cuando llamaran a hacer la comilona.
Para mi buena fortuna, había conseguido un kimono que realmente me quedara, dado que al tener un tamaño menor que lo que correspondía a mi persona, casi no me habían querido dejarme comprar mi ropa en esas tiendas días antes del anuncio del festival y de que justo había tomado uno que si bien no era muy lindo que digamos, tampoco se vería demasiado llamativo como para que resaltara mas que mi propio cabello. El mismo consistía en una especie de túnica de cuerpo entero pero de mangas cortas de un color azulado oscuro con un especie de dragón dibujado en hilo amarillo en la espalda, siendo que mismo no se veía muy bien cocido que digamos pero por lo menos daba la impresión que trataba de ese tipo de animal mitológico.
De todas maneras, ya estando en el festival podía apreciar todo tipo de vestimentas de todos los colores y estilos que realmente haría sentir envidia a cualquier tipo de persona que no fuese de ámbito de la cultura de ese país en particular mas yo trataba de no chocar con las personas debido a que realmente eran demasiadas y mas cuando se trataba que el festival se realizaba en la capital de la isla y por lo tanto, la cantidad de personas que habían en esa enorme plazoleta era demasiada para lo que estaba acostumbrado. Aun así, el pasear y sentir ese nuevo aire realmente me relajaba bastante mas el anuncio de una competencia de comida que se estaba por realizar dentro de poco llamo mi atención, ya que, si bien no había comido nada ese día aun y varios puestos de comida me habían llamado la atención, fue el premio principal el que realmente capto mi visión y el mismo era una tabla de nieve cuyas alitas en la parte trasera eran muy lindas.
Obviamente para entrar el concurso en cuestión se debía pagar una cuota de inscripción que no dude demasiado en pagarla porque después de todo, el premio era algo que llamaba poderosamente mi atención y no solo era por su rareza en un país como este sino que algo en mi me hacia vibrar tanto así que mi cabeza me hacia doler un poco y eso solamente ocurría cuando algún recuerdo del pasado quería ser revivido mas el dolor fue tan solo pasajero. Eso solo quera decir que el recuerdo de mi pasado no seria completado hasta que yo tocara o tuviese en mi poder ese objeto, y si no llegaba a ganarlo por las buenas, pues tendría que obtenerlo por las malas siendo que eso solamente arruinaría mis oportunidades de quedarme de mas tiempo de disfrutar del festival en cuestión, mas aun así, me quede esperando cerca para cuando llamaran a hacer la comilona.
- Vestimenta:
- Representacion del festival:
Katharina von Steinhell
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Resultaba cuanto menos curioso que en Hallstat se celebrase ese tipo de festival, sobre todo teniendo en cuenta el estilo de Astelia. La mayoría de las edificaciones tenían un diseño clásico y medieval, casas medio angostas y de varias plantas, hechas de piedra y con ventanas rectangulares. En cambio, las tiendas que había montado la gente destacaban por sus engorrosos diseños curvados, globos de papel con inscripciones que no estaban escritas en el lenguaje universal. Se había acostumbrado a ver las típicas túnicas largas y jubones de tela en las gentes de la isla del mar del norte, pero aquella tarde la gran mayoría había decidido vestir kimonos y haoris, getas de madera y una serie de indumentaria impropia de Hallstat. Le había llamado tanto la atención el cambio de estilo que no dudó en participar, después de todo, para eso se había alejado del ojo del huracán, ¿no? Para disfrutar la vida antes de volver a aparecer e iniciar la primera fase de su largo plan.
Vestía un kimono de seda azul mar con hojas de diferentes tamaños, variando entre tonos anaranjados y rosas. También podían verse unas cuantas estelas en forma de diminutos puntitos plateados. Se había ajustado muy bien el obi de color rojo para que no le apretase demasiado el estómago, formando una preciosa cinta en su espalda. Llevaba el cabello atado en un moño compuesto por flores rojas y adornos dorados, dejando que un largo mechón cayese libremente hasta la altura del pecho. Y, por supuesto, no había dejado a un lado las sandalias de madera que tanto le gustaba usar. La indumentaria que llevaba puesta le hacía sentirse muy ad hoc y, si bien no era demasiado ostentosa, tampoco parecía una campesina cualquiera, es decir, ¿cómo Katharina von Steinhell lo parecería? Todo en ella expulsaba clase, elegancia. Y es que al pasar por la calle principal los hombres, incluso aquellos con pareja, se paraban a verla con expresión boba.
Se detuvo frente a un puesto pequeño la cual era atendida por una anciana de ojos rasgados y cabello gris. La mujer también vestía un kimono y en el mostrador había diferentes bocados. Únicamente para probar, compró una bola de carne. Se veía increíblemente apetitosa y humeaba como si hubiese salido recién de la freidora. Al darle un mordisco sintió el agradable sabor de la salsa de soja que formaba una exquisita combinación con el pollo cubierto de panko. Aun sabiendo que había un sinfín de puestos de comida por visitar, le dio treinta mil berries a la señora y se llevó varios bocados. Definitivamente lo mejor de los festivales era la comida, no había ninguna duda de ello. Mientras caminaba, observando los distintos puestos, escuchó que habría una competencia de comida. ¿Acaso podía haber mejor noticia? No esperó un solo minuto más y buscó el lugar donde se haría la competición.
Vestía un kimono de seda azul mar con hojas de diferentes tamaños, variando entre tonos anaranjados y rosas. También podían verse unas cuantas estelas en forma de diminutos puntitos plateados. Se había ajustado muy bien el obi de color rojo para que no le apretase demasiado el estómago, formando una preciosa cinta en su espalda. Llevaba el cabello atado en un moño compuesto por flores rojas y adornos dorados, dejando que un largo mechón cayese libremente hasta la altura del pecho. Y, por supuesto, no había dejado a un lado las sandalias de madera que tanto le gustaba usar. La indumentaria que llevaba puesta le hacía sentirse muy ad hoc y, si bien no era demasiado ostentosa, tampoco parecía una campesina cualquiera, es decir, ¿cómo Katharina von Steinhell lo parecería? Todo en ella expulsaba clase, elegancia. Y es que al pasar por la calle principal los hombres, incluso aquellos con pareja, se paraban a verla con expresión boba.
Se detuvo frente a un puesto pequeño la cual era atendida por una anciana de ojos rasgados y cabello gris. La mujer también vestía un kimono y en el mostrador había diferentes bocados. Únicamente para probar, compró una bola de carne. Se veía increíblemente apetitosa y humeaba como si hubiese salido recién de la freidora. Al darle un mordisco sintió el agradable sabor de la salsa de soja que formaba una exquisita combinación con el pollo cubierto de panko. Aun sabiendo que había un sinfín de puestos de comida por visitar, le dio treinta mil berries a la señora y se llevó varios bocados. Definitivamente lo mejor de los festivales era la comida, no había ninguna duda de ello. Mientras caminaba, observando los distintos puestos, escuchó que habría una competencia de comida. ¿Acaso podía haber mejor noticia? No esperó un solo minuto más y buscó el lugar donde se haría la competición.
- Imagen referencial:
En lo que me estaba anotando para hacer el concurso en cuestion podia notar que lentamente la fila comenzo a llenar de personas que se anotaban a esa competencia dado que, parecia que el premio principal no solo venia solo sino que tambien venia con una compensacion de varios miles de berrys sino se deseaba tener la patineta en cuestion. Obviamente habian algunos premios mas como descuestos en algunos puestos como premios de compensacion entre otras cosas mas yo solo me sente a esperar en un rinco fuera del escenario principal donde se desarrollaria la competencia de comida para escuchar las reglas de este. Al parecer, la competencia de comilona contaba con cuatro etapas siendo que cada una de ellas contaba con un platillo diferente sabores, es decir, que iban por las comidas como fueran la Entrada, el Acompañamiento, el Platillo Principal y el Postre, todos en cantidades grandes para comerlos con cada etapa.
Estaba la regla que solo se tenia una bebida "grande" a su lado y terminarla antes de alguno de los platillos, significaría que serias descalificado como también sino terminabas el platillo en cuestión con una normativa de tiempo que tomarían el jurado en cuestión. Pude contar que mas o menos se habían llegado a inscribir unas cuarenta personas al concurso siendo que una de estas personas destacaba del resto, cuyo tono de cabellera era bastante particular dado que con la lejanía, claramente se podría ver que era algo blanco pero gracias a mi aguda vista, notaba que este era de un tono rosado pálido. Ademas de ella podía ver que ella tenia un modesto kimono que realmente hacia lucir sus atributos femeninos, aunque me parecía ser algo exagerado en ese sentido, pero eso no quería decir que le tuviese algo de envidia por su apariencia, al contrario, tan solo llamaba ligeramente mi atención del resto de personas que se habían anotado al concurso.
Después de las inscripciones, los habían entregado un especie de papel rosado, del cual pude detectar gracias a mis conocimientos de artesano que se habían hecho de la delicada hoja de los cerezos o también conocidos como Sakuras de la nación, donde tenían escrito un numero donde se nos explico que seriamos separados en varias mesas para poder organizar bien a toda la muchedumbre de personas siendo que tardaron un par de minutos en acomodar a todas las personas, llegando a que mi mesa contaba con cinco personas y entre ellas estaba la dama de cabellera rosada y tres hombres mas que yo, todos grandes a comparación de mi que parecía ser solamente un niño con dinero encima. Se nos explico que esperáramos mientras los encargados terminaban de organizar toda la comida, siendo que el aroma a la cocina que se estaba haciendo tras del escenario denotaba que la comida que abría para cada mesa seria diferente para todos mas estaba ansioso de saber que platillos nos iba a tocar en nuestra mesa mas la bebida que pedí para la competencia era que fuese zumo de uva.
Estaba la regla que solo se tenia una bebida "grande" a su lado y terminarla antes de alguno de los platillos, significaría que serias descalificado como también sino terminabas el platillo en cuestión con una normativa de tiempo que tomarían el jurado en cuestión. Pude contar que mas o menos se habían llegado a inscribir unas cuarenta personas al concurso siendo que una de estas personas destacaba del resto, cuyo tono de cabellera era bastante particular dado que con la lejanía, claramente se podría ver que era algo blanco pero gracias a mi aguda vista, notaba que este era de un tono rosado pálido. Ademas de ella podía ver que ella tenia un modesto kimono que realmente hacia lucir sus atributos femeninos, aunque me parecía ser algo exagerado en ese sentido, pero eso no quería decir que le tuviese algo de envidia por su apariencia, al contrario, tan solo llamaba ligeramente mi atención del resto de personas que se habían anotado al concurso.
Después de las inscripciones, los habían entregado un especie de papel rosado, del cual pude detectar gracias a mis conocimientos de artesano que se habían hecho de la delicada hoja de los cerezos o también conocidos como Sakuras de la nación, donde tenían escrito un numero donde se nos explico que seriamos separados en varias mesas para poder organizar bien a toda la muchedumbre de personas siendo que tardaron un par de minutos en acomodar a todas las personas, llegando a que mi mesa contaba con cinco personas y entre ellas estaba la dama de cabellera rosada y tres hombres mas que yo, todos grandes a comparación de mi que parecía ser solamente un niño con dinero encima. Se nos explico que esperáramos mientras los encargados terminaban de organizar toda la comida, siendo que el aroma a la cocina que se estaba haciendo tras del escenario denotaba que la comida que abría para cada mesa seria diferente para todos mas estaba ansioso de saber que platillos nos iba a tocar en nuestra mesa mas la bebida que pedí para la competencia era que fuese zumo de uva.
Katharina von Steinhell
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En serio quería saltarse esa estúpida e interminable fila, alistarse a la competencia y ganar el premio que, por cierto, era muy tentador. Todo lo que no estuviese relacionado con comida le daba igual, pero si ganaba ese descuento en diversas tiendas… ¡Gastaría la mitad de dinero y comería el doble! ¿Acaso había que ser un genio de las matemáticas para darse cuenta de que era inmensamente rentable? Solo tuvo que pagar cinco mil berries en la inscripción y luego tocó esperar. Estudió a los competidores y descubrió que ninguno suponía un verdadero desafío, aunque, bueno, era difícil saberlo con certeza. Había hombres grandes y robustos que perfectamente podían zamparse una vaca entera, pero el estómago de Katharina alcanzaba proporciones titánicas. Si tuviese una boca lo suficientemente grande, podría devorar el mundo entero. Y de paso cargarse al Gobierno Mundial, je.
El presentador de la competencia era un hombre de mediana edad, quizá unos cuarenta años, y vestía una chaqueta púrpura acompañada de una corbata amarilla y una chaqueta negra. Llevaba gafas de sol y tenía un micrófono en su mano derecha, el cual usó para anunciar las reglas de la competición. Cada competidor dispondrá de un gran vaso de agua, zumo o cerveza, que no podrá acabar antes de terminar el último platillo. Y refiriéndonos a estos, habrá un total de cuatro: entrada, acompañamiento, principal y postre. Cada fase deberá realizarse a tiempo récord y aquel que logre los mejores tiempos se llevará el premio. A Katharina le parecía una estupidez desaprovechar de esa manera la comida, había que darse un tiempo para saborear las deleitosas combinaciones entre ingredientes, dejarse llevar por las fragancias de las especias y hundirse en un mar de sabores inimaginables. Solo de pensar cuánto comería durante el festival se le hacía agua la boca.
Los competidores fueron llevados al interior del edificio y separados en distintas mesas de cinco personas, habiendo un total de diez grupos. A la bruja le tocaba competir contra un muchacho delgado y pequeño, de cabellos blancos y mirada inocente. Había un hombre de casi dos metros de ancho y unos gigantescos músculos que no dejaba de mirarla con cierto dejo de calentura. El que estaba sentado a la derecha era un anciano delgado y de largas barbas grises, ojos entrecerrados y tenía el rostro tan arrugado como una pasa. A Katharina le daban igual los competidores, lo único que esperaba era que los platillos fuesen realmente generosos, enormes como para saciar el estómago de diez gigantes.
—¡Empiecen! —anunció el presentador cuando las meseras llevaron el plato de entrada a las mesas.
El presentador de la competencia era un hombre de mediana edad, quizá unos cuarenta años, y vestía una chaqueta púrpura acompañada de una corbata amarilla y una chaqueta negra. Llevaba gafas de sol y tenía un micrófono en su mano derecha, el cual usó para anunciar las reglas de la competición. Cada competidor dispondrá de un gran vaso de agua, zumo o cerveza, que no podrá acabar antes de terminar el último platillo. Y refiriéndonos a estos, habrá un total de cuatro: entrada, acompañamiento, principal y postre. Cada fase deberá realizarse a tiempo récord y aquel que logre los mejores tiempos se llevará el premio. A Katharina le parecía una estupidez desaprovechar de esa manera la comida, había que darse un tiempo para saborear las deleitosas combinaciones entre ingredientes, dejarse llevar por las fragancias de las especias y hundirse en un mar de sabores inimaginables. Solo de pensar cuánto comería durante el festival se le hacía agua la boca.
Los competidores fueron llevados al interior del edificio y separados en distintas mesas de cinco personas, habiendo un total de diez grupos. A la bruja le tocaba competir contra un muchacho delgado y pequeño, de cabellos blancos y mirada inocente. Había un hombre de casi dos metros de ancho y unos gigantescos músculos que no dejaba de mirarla con cierto dejo de calentura. El que estaba sentado a la derecha era un anciano delgado y de largas barbas grises, ojos entrecerrados y tenía el rostro tan arrugado como una pasa. A Katharina le daban igual los competidores, lo único que esperaba era que los platillos fuesen realmente generosos, enormes como para saciar el estómago de diez gigantes.
—¡Empiecen! —anunció el presentador cuando las meseras llevaron el plato de entrada a las mesas.
La competencia ya estaba por comenzar y eso me emocionaba bastante porque realmente tenia hambre mas los particulares personajes que estaban en la mesa conmigo eran bastante diferenciados para lo que realmente estaba acostumbrado a ver siendo que lentamente comenzaba a servir todos los platillos en las mesas. En la nuestra, el primer platillo estaba empaquetado en lo que parecía ser una vaporera o algo similar siendo que este primer platillo correspondía a la entrada, mas cuando el golpe de la campana que señalaba que debiamos comenzar a comer donde al abrir el envase pude notar que dentro habian doce especies de bollos cuyo relleno me enteraría que era carne agridulce a lo que no me demore mas de dos minutos en comerlos a todos ellos usando mis dos manos.
El segundo platillo era algo un poco mas tranquilo pero eso no quería decir que no fuese generoso en su cantidad, siendo este una pasta con trozos pequeños de brocoli y pollo con semillas de sésamo repartidos en el sazón cosa que fui uno de los primeros de terminar el planto seguido del grandulon que se sentaba a mi lado, mas este ya se había bajado la mitad de su trago. Para el tercer platillo, es decir, el plato principal se nos fue servido un especie de curry que con tan solo olerlo, notaba que estaba bastante picante y ya sentía que mi estomago estaba algo bastante lleno, y llenarlo con algo picante solo haría que llorara cuando fuese al baño. Si bien fue el ultimo en terminar el plato, tanto el ancianos como el grandulon y el otro concursante fueron sacados de la mesa solo quedando la dama de pelo rosado y yo. Donde el viejo ni bien toco el curry, se retiro de la competencia, el grandulon por su parte si bien se habia acabado su plato, este también había acabado con toda su bebida y por lo tanto, fue expulsado de la competencia y el ultimo, ni siquiera se en que momento se retiro de la mesa.
-Preparada para perder mi Lady? - le dije en un tono jocoso a la dama en cuestión que quedaba frente a mi siendo que la ultima campanada habia sonado indicando que el ultimo platillo iba a ser servido y ese era el postre, cosa que sabia que haría explotar mi estomago de tanta comida pero realmente estaba esperando ganar ese tabla tan peculiar. Mas cuando vi lo que nos sirvieron fue como si el alma se fuese por los aires, dado que nos dejaron frente a nuestros rostros tres trozos grandes de un pastel de chocolate totalmente empalagoso mas el aroma de menta también se hizo notar, bastante sutil pero podía notarlo. Obviamente ambas combinaciones eran de lo que mas me gustaba pero realmente estaba muy lleno y podía sentir que la comida anteriormente ingerida queria salir por mis labios a modo de reflujo mas cuando escuche no muy cerca del escenario como algunos ex participantes comenzaban a vomitar.
Mas respire muy hondo y al escuchar la campanada, comencé a devorar lo mas rápido posible que mi oponente en esos momentos, siendo que cada bocado era como una patada a mi estomago e incluso me costaba tragar pero forzaba mi cuerpo a mas dado que, estaba decidido realmente a ganar eso y cuando termine, tan solo me arroje agotado y totalmente lleno. No sabia exactamente si había ganado porque mi cabeza estaba concentrada en que vomitara todo lo que tenia en el estomago, sintiendo los doloroso retortijones de todo lo que había comido y que ni siquiera había terminado mi trago donde esperaba el veredicto de los jueces y de que la dama que estaba frente a mi no hubiese terminado antes que yo o hubiera perdido toda oportunidad de ganar el premio mayor de manera legal.
El segundo platillo era algo un poco mas tranquilo pero eso no quería decir que no fuese generoso en su cantidad, siendo este una pasta con trozos pequeños de brocoli y pollo con semillas de sésamo repartidos en el sazón cosa que fui uno de los primeros de terminar el planto seguido del grandulon que se sentaba a mi lado, mas este ya se había bajado la mitad de su trago. Para el tercer platillo, es decir, el plato principal se nos fue servido un especie de curry que con tan solo olerlo, notaba que estaba bastante picante y ya sentía que mi estomago estaba algo bastante lleno, y llenarlo con algo picante solo haría que llorara cuando fuese al baño. Si bien fue el ultimo en terminar el plato, tanto el ancianos como el grandulon y el otro concursante fueron sacados de la mesa solo quedando la dama de pelo rosado y yo. Donde el viejo ni bien toco el curry, se retiro de la competencia, el grandulon por su parte si bien se habia acabado su plato, este también había acabado con toda su bebida y por lo tanto, fue expulsado de la competencia y el ultimo, ni siquiera se en que momento se retiro de la mesa.
-Preparada para perder mi Lady? - le dije en un tono jocoso a la dama en cuestión que quedaba frente a mi siendo que la ultima campanada habia sonado indicando que el ultimo platillo iba a ser servido y ese era el postre, cosa que sabia que haría explotar mi estomago de tanta comida pero realmente estaba esperando ganar ese tabla tan peculiar. Mas cuando vi lo que nos sirvieron fue como si el alma se fuese por los aires, dado que nos dejaron frente a nuestros rostros tres trozos grandes de un pastel de chocolate totalmente empalagoso mas el aroma de menta también se hizo notar, bastante sutil pero podía notarlo. Obviamente ambas combinaciones eran de lo que mas me gustaba pero realmente estaba muy lleno y podía sentir que la comida anteriormente ingerida queria salir por mis labios a modo de reflujo mas cuando escuche no muy cerca del escenario como algunos ex participantes comenzaban a vomitar.
Mas respire muy hondo y al escuchar la campanada, comencé a devorar lo mas rápido posible que mi oponente en esos momentos, siendo que cada bocado era como una patada a mi estomago e incluso me costaba tragar pero forzaba mi cuerpo a mas dado que, estaba decidido realmente a ganar eso y cuando termine, tan solo me arroje agotado y totalmente lleno. No sabia exactamente si había ganado porque mi cabeza estaba concentrada en que vomitara todo lo que tenia en el estomago, sintiendo los doloroso retortijones de todo lo que había comido y que ni siquiera había terminado mi trago donde esperaba el veredicto de los jueces y de que la dama que estaba frente a mi no hubiese terminado antes que yo o hubiera perdido toda oportunidad de ganar el premio mayor de manera legal.
Katharina von Steinhell
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
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Devoró el sabroso bollo relleno de carne agridulce de dos mascadas, y luego le dio un sorbo a la botella para bajar la comida. Estaba exquisito. Los otros bollos rellenos humeaban calientes y desprendían un aroma que hacía salivar a los competidores. Los hombres a los que enfrentaba Katharina eran unos auténticos bárbaros, comían como si fuesen bestias salvajes, esparciendo restos de comida hacia todos lados. En cambio, ella era veloz sin necesidad de perder la elegancia que la diferenciaba de unos simples campesinos. Y sin siquiera esforzarse, en solo un minuto vació el plato; bueno, estaba acostumbrada a comer y solía competir con Zane, su antiguo capitán. Muchos se preguntaban cómo es que en un cuerpo tan pequeño como ese cupiera tanta comida. Como había ganado algo de ventaja, no se apresuró en terminar el segundo platillo y prefirió disfrutar esa mezcla de brócoli al vapor y pollo ahumado, quedando en tercer lugar.
Se limpió la boca con la servilleta de seda que llevaba y miró con aires de superioridad a sus contrincantes. Unos ya mostraban síntomas de estar satisfechos, aunque el muchacho de cabellos blancos… Él parecía diferente, ya fuese por sus rasgos o quizás sus ojos; quizás no era la única extranjera en ese momento. Como sea, el tercer plato no tardó en llegar. Era un arroz condimentado muy bien preparado, el cual consistía en pimientos salteados, curry y un ingrediente secreto que no podía distinguir muy bien, pero le daba toda la fuerza al plato. ¿Ají? ¿Jalapeño? ¿O quizás…? El caso es que ardía una barbaridad, tanto que uno de los hombres vomitó lo que se echó a la boca. Resultaba una bomba muy pesada al estómago tras haberse zampado dos grandes platillos. No obstante, la bruja estaba como si la competencia aún no hubiera comenzado.
—Te noto demasiado confiado para ir perdiendo, milord —respondió con una sonrisa irónica. Si bien no era como el resto de los campesinos del festival, tampoco parecía pertenecer a una posición socioeconómica demasiado elevada—. El siguiente plato lo definirá todo.
¿Acaso…? Sí, definitivamente lo era. La mesera le había dejado en la mesa un gigantesco trozo de pastel de chocolate helado con una guinda a modo de adorno. Se trataba de una de sus comidas favoritas, bueno, realmente era el helado de chocolate, pero ahora mismo no distinguía diferencia alguna entre una y otra cosa. El postre le sorprendió tanto que se había olvidado por unos segundos que estaba en una competencia, así que rápidamente tomó el tenedor y empezó a devorar el pastel trozo por trozo hasta que no quedase nada. Sin embargo, suspiró decepcionada cuando el juzgado dio el veredicto: había ganado una mujer de otra mesa por una diferencia de tres segundos, tiempo que Katharina estuvo mirando el postre. En serio quería quedarse con ese descuento para continuar comiendo…
—Vaya, al final ninguno de los dos se lleva la victoria.
Se limpió la boca con la servilleta de seda que llevaba y miró con aires de superioridad a sus contrincantes. Unos ya mostraban síntomas de estar satisfechos, aunque el muchacho de cabellos blancos… Él parecía diferente, ya fuese por sus rasgos o quizás sus ojos; quizás no era la única extranjera en ese momento. Como sea, el tercer plato no tardó en llegar. Era un arroz condimentado muy bien preparado, el cual consistía en pimientos salteados, curry y un ingrediente secreto que no podía distinguir muy bien, pero le daba toda la fuerza al plato. ¿Ají? ¿Jalapeño? ¿O quizás…? El caso es que ardía una barbaridad, tanto que uno de los hombres vomitó lo que se echó a la boca. Resultaba una bomba muy pesada al estómago tras haberse zampado dos grandes platillos. No obstante, la bruja estaba como si la competencia aún no hubiera comenzado.
—Te noto demasiado confiado para ir perdiendo, milord —respondió con una sonrisa irónica. Si bien no era como el resto de los campesinos del festival, tampoco parecía pertenecer a una posición socioeconómica demasiado elevada—. El siguiente plato lo definirá todo.
¿Acaso…? Sí, definitivamente lo era. La mesera le había dejado en la mesa un gigantesco trozo de pastel de chocolate helado con una guinda a modo de adorno. Se trataba de una de sus comidas favoritas, bueno, realmente era el helado de chocolate, pero ahora mismo no distinguía diferencia alguna entre una y otra cosa. El postre le sorprendió tanto que se había olvidado por unos segundos que estaba en una competencia, así que rápidamente tomó el tenedor y empezó a devorar el pastel trozo por trozo hasta que no quedase nada. Sin embargo, suspiró decepcionada cuando el juzgado dio el veredicto: había ganado una mujer de otra mesa por una diferencia de tres segundos, tiempo que Katharina estuvo mirando el postre. En serio quería quedarse con ese descuento para continuar comiendo…
—Vaya, al final ninguno de los dos se lleva la victoria.
Realmente el mal sabor en la boca era algo que no me iba a poder quitar de encima no porque tuviese tan lleno el estomago sino porque había perdido por una diferencia de segundos con una dama que al parecer había pasado desapercibido de mi visión, ya que, tenia contado los participantes con la mirada y solamente habíamos quedado la dama frente a mi y yo del resto de las mesas. Obviamente eso había digo un golpe bajo a mi ego por haber perdido de esa manera contra una mujer que claramente me triplicaba la edad o por lo menos eso lo parecía, el atrabiado vestido que estaba usando en esos momentos era demasiado distintos debido a que los tonos blancos y rojos que formaban parte de su vestimenta realmente desencajaban bastante con el resto mas suspiraba realmente ligeramente deprimido por no saber como obtener ese premio en particular que no fuese ese descuento de comida a mitad de precio que nos dieron tanto a la dama de pelirrosa como también a mi dado que ambos habíamos llegado al mismo tiempo.
Aun así, antes de que me retirara del podio de los "ganadores" con el ticket del premio entre mis dedos, la dama en cuestión se acerco hacia mi con el sonido de sus sandalias de madera bastante característico de la zona, siendo que la misma me entrego entre mis propias manos un pequeño papel similares a los que nos habían entregado para repartir los lugares para competencia. Obviamente me le quede mirando confundido por aquello mas no pude decirle nada porque la misma se acerco hacia la otra dama en cuestión y le dijo algo al oído para luego desaparecer entre el gentío con el premio de la patineta llevada en un carromato bastante particular siendo que no me seria fácil robarlo si me subía porque el mismo estaba custodiado. Mas yo también me aparte del lugar, mi estomago estaba molestándome bastante y el hecho de oler mas comida solo hacia que me sintiera un poco enfermo de lo que realmente ya me sentía por el atracón por lo que tuve que sentarme a descansar unos momentos en los que mi estomago se acomodara mejor.
En ese pequeño banco de madera tan solo pude hacer que mi estomago se acantare un poco la comida para hacer la costosa digestión que tenia por delante, mas me había dado cuenta que jamas había leído el papel que me había dado la señora siendo que no dude demasiado en hacerlo porque después de todo, ya lo que quería estaba momentáneamente fuera de mi alcance. Tras leerlo, tan solo suspire de lado porque en el mismo estaba escrito en ese papel rosado, una dirección junto a un nombre con unos kanjis bastante complicados de leer donde tuve que pedir ayuda a las personas que estaban en el festival para poder guiarme a donde dirigirme mas que nada guiado por la misma curiosidad. Al llegar al lugar parecía ser una especie de casona donde tenia a su lado una escalinata de piedra cuyo camino daba a una pequeña pagoda que tenia la leve idea de que podría ser un pequeño puesto de rezo o algo similar, mas yo entre en el establecimiento por el cual me habían citado, donde rápidamente el aroma a incienso inundo mi olfato casi haciendome estornudar pero aguantandome las ganas, pase no sin antes quitarme el calzado como decía el cartel en la entrada.
En lo que parecia ser una sala, me esperaba la dama con el te servido mas por costumbre me senté en esos mullidos tapetes viendo todo a mi alrededor, siendo que esta antes de servirme la taza de humeante te me dijo que esperara que faltaba alguien mas que llegara a la residencia donde por lo poco que habia visto, ademas de las tiras de satén y algunas cosas particularmente raras, parecía ser una casa de esas raras mujeres que predecian el futuro con las cartas o algo asi, mas la curiosidad de saber a quien mas esperaba ella, me hizo aceptar quedarme un poco mas a pesar de no saber para que diablos me habia convocado en primer lugar.
Aun así, antes de que me retirara del podio de los "ganadores" con el ticket del premio entre mis dedos, la dama en cuestión se acerco hacia mi con el sonido de sus sandalias de madera bastante característico de la zona, siendo que la misma me entrego entre mis propias manos un pequeño papel similares a los que nos habían entregado para repartir los lugares para competencia. Obviamente me le quede mirando confundido por aquello mas no pude decirle nada porque la misma se acerco hacia la otra dama en cuestión y le dijo algo al oído para luego desaparecer entre el gentío con el premio de la patineta llevada en un carromato bastante particular siendo que no me seria fácil robarlo si me subía porque el mismo estaba custodiado. Mas yo también me aparte del lugar, mi estomago estaba molestándome bastante y el hecho de oler mas comida solo hacia que me sintiera un poco enfermo de lo que realmente ya me sentía por el atracón por lo que tuve que sentarme a descansar unos momentos en los que mi estomago se acomodara mejor.
En ese pequeño banco de madera tan solo pude hacer que mi estomago se acantare un poco la comida para hacer la costosa digestión que tenia por delante, mas me había dado cuenta que jamas había leído el papel que me había dado la señora siendo que no dude demasiado en hacerlo porque después de todo, ya lo que quería estaba momentáneamente fuera de mi alcance. Tras leerlo, tan solo suspire de lado porque en el mismo estaba escrito en ese papel rosado, una dirección junto a un nombre con unos kanjis bastante complicados de leer donde tuve que pedir ayuda a las personas que estaban en el festival para poder guiarme a donde dirigirme mas que nada guiado por la misma curiosidad. Al llegar al lugar parecía ser una especie de casona donde tenia a su lado una escalinata de piedra cuyo camino daba a una pequeña pagoda que tenia la leve idea de que podría ser un pequeño puesto de rezo o algo similar, mas yo entre en el establecimiento por el cual me habían citado, donde rápidamente el aroma a incienso inundo mi olfato casi haciendome estornudar pero aguantandome las ganas, pase no sin antes quitarme el calzado como decía el cartel en la entrada.
En lo que parecia ser una sala, me esperaba la dama con el te servido mas por costumbre me senté en esos mullidos tapetes viendo todo a mi alrededor, siendo que esta antes de servirme la taza de humeante te me dijo que esperara que faltaba alguien mas que llegara a la residencia donde por lo poco que habia visto, ademas de las tiras de satén y algunas cosas particularmente raras, parecía ser una casa de esas raras mujeres que predecian el futuro con las cartas o algo asi, mas la curiosidad de saber a quien mas esperaba ella, me hizo aceptar quedarme un poco mas a pesar de no saber para que diablos me habia convocado en primer lugar.
Katharina von Steinhell
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Una de las cosas que más odiaba en la vida era perder, significaba un duro golpe a su orgullo y ciertamente no estaba acostumbrada a quedarse con segundos ni terceros lugares. Chasqueó la lengua, molesta. Reparó en la mujer que se había quedado con la victoria, percatándose de que al menos le sacaba unos treinta años. Su rostro era más o menos arrugado, aunque el maquillaje ocultaba sus imperfecciones. Tenía unos ojos rasgados tan negros como la oscuridad, y llevaba su cabello medio cano perfectamente peinado. Vestía un kimono blanco que realzaba su delgada figura, el cual acompañaba con un haori de un suave tono pastel con flores rojas. A la bruja le parecía absurdo que en Hallstat la gente llevase esas prendas, de hecho, cuando escuchó sobre el festival de otoño imaginó que habría un torneo de justas o algo por el estilo. Quizás las costumbres se estaban perdiendo tras una situación política muy compleja en la que el antiguo rey, Derian Markov, murió para posteriormente ser sucedido por la reina Iliana Markov, actualmente en manos del Emperador del Mar, Lion D. Émile. Desconocía quién gobernaba ese maravilloso reino, imaginando que apoderarse de este sería una buena inversión a posteriori.
Los ganadores fueron presentados en un escenario de madera donde, Katharina y el pequeño albino, recibieron los premios. Lo recibió únicamente porque era una chica educada, pero no le interesaba quedarse con el premio de consuelo. Tenía tanto dinero que podía comprar todo lo que había en las tiendas del festival, y aun así sobrarle para organizar cien campeonatos de comida. Antes de que se marchase, la mujer interrumpió su caminata y le susurró algo al oído mientras, disimuladamente, le dejaba en sus manos un pequeño papel. Confusa, le echó un vistazo. Se llevó una gran sorpresa al descubrir que el mensaje estaba escrito en japonés, un idioma muy poco conocido que gozaba de una escritura realmente hermosa. La mayoría de la gente hablaba castellano, pero había algunos lugares donde primaba el japonés. Al voltearse para preguntarle quién era, la mujer había desaparecido entre la multitud. Le fue sencillo entender el mensaje que contenía solo unos pocos caracteres, dándose cuenta de que señalaba una dirección no muy apartada del festival.
Podía tratarse de alguna especie de trampa, así que iría con cuidado y procuraría que nadie le siguiera. Siguió el sendero iluminado únicamente por la esfera que flotaba sobre la mano de la bruja. Y al cabo de unos pocos minutos se encontró frente a unas grandes escalinatas de piedra muy bien trabajada. El paisaje que se mostraba ante sus ojos era maravilloso: una enorme torre se alzaba gloriosa entre un montón de árboles. Pero fue especialmente uno de ellos el que llamó su atención. Si bien no era tan alto como la pagoda, tenía unos buenos metros y unas hermosas hojas rosas. Con los sentidos aguzados, subió los escalones y atravesó la puerta, encontrándose en una habitación aromatizada y medianamente grande. Había plantas de todo tipo repartidas a lo largo y ancho del lugar, y también un armario donde dejar el calzado. Con suavidad, la bruja se quitó las sandalias de madera y finalmente entró.
—Te estaba esperando, jovencita —dijo la mujer que había ganado el concurso de comida—. Soy Xiu Ling, encantada de conocerte.
La desconocida estaba sentada frente a una mesa de madera en la que había un cuenco de bronce que despedía un suave humo aromático, un mazo de cartas y un par de velas. Esa situación le daba mala espina, aunque rápidamente dejó a un lado esa sensación cuando vio al muchacho de la competencia. ¿Cómo se llamaba…? Espera, ni siquiera se había presentado. Bueno, daba igual. Lo que le interesaba era saber por qué fue convocada a ese lugar que despedía misticismo. ¿Haría un truco de magia e intentaría meterle la mano al bolsillo? En caso de que hiciese algo por el estilo, le enseñaría cómo funcionaba la verdadera magia.
—Soy Katharina —respondió la bruja tras tomar asiento—. Me gustaría saber qué hago aquí, y a qué se debe tanto misticismo. ¿Se trata de algún espectáculo o algo así?
—No, querida, por supuesto que no. Desde muy joven he tenido la capacidad de sentir los destinos de las personas que me rodean y, aunque soy incapaz de verlos correctamente, me he puesto la misión de ayudar a aquellos que han sido marcados por él —respondió con un tono de voz suave, relajado, dulce—. Provengo de una tierra muy lejana, propia de un arte conocido como tarot que me permite adivinar cosas de tu futuro. Dime, pequeña, ¿estás interesada en saber lo que el destino tiene preparado para ti?
Los ganadores fueron presentados en un escenario de madera donde, Katharina y el pequeño albino, recibieron los premios. Lo recibió únicamente porque era una chica educada, pero no le interesaba quedarse con el premio de consuelo. Tenía tanto dinero que podía comprar todo lo que había en las tiendas del festival, y aun así sobrarle para organizar cien campeonatos de comida. Antes de que se marchase, la mujer interrumpió su caminata y le susurró algo al oído mientras, disimuladamente, le dejaba en sus manos un pequeño papel. Confusa, le echó un vistazo. Se llevó una gran sorpresa al descubrir que el mensaje estaba escrito en japonés, un idioma muy poco conocido que gozaba de una escritura realmente hermosa. La mayoría de la gente hablaba castellano, pero había algunos lugares donde primaba el japonés. Al voltearse para preguntarle quién era, la mujer había desaparecido entre la multitud. Le fue sencillo entender el mensaje que contenía solo unos pocos caracteres, dándose cuenta de que señalaba una dirección no muy apartada del festival.
Podía tratarse de alguna especie de trampa, así que iría con cuidado y procuraría que nadie le siguiera. Siguió el sendero iluminado únicamente por la esfera que flotaba sobre la mano de la bruja. Y al cabo de unos pocos minutos se encontró frente a unas grandes escalinatas de piedra muy bien trabajada. El paisaje que se mostraba ante sus ojos era maravilloso: una enorme torre se alzaba gloriosa entre un montón de árboles. Pero fue especialmente uno de ellos el que llamó su atención. Si bien no era tan alto como la pagoda, tenía unos buenos metros y unas hermosas hojas rosas. Con los sentidos aguzados, subió los escalones y atravesó la puerta, encontrándose en una habitación aromatizada y medianamente grande. Había plantas de todo tipo repartidas a lo largo y ancho del lugar, y también un armario donde dejar el calzado. Con suavidad, la bruja se quitó las sandalias de madera y finalmente entró.
—Te estaba esperando, jovencita —dijo la mujer que había ganado el concurso de comida—. Soy Xiu Ling, encantada de conocerte.
La desconocida estaba sentada frente a una mesa de madera en la que había un cuenco de bronce que despedía un suave humo aromático, un mazo de cartas y un par de velas. Esa situación le daba mala espina, aunque rápidamente dejó a un lado esa sensación cuando vio al muchacho de la competencia. ¿Cómo se llamaba…? Espera, ni siquiera se había presentado. Bueno, daba igual. Lo que le interesaba era saber por qué fue convocada a ese lugar que despedía misticismo. ¿Haría un truco de magia e intentaría meterle la mano al bolsillo? En caso de que hiciese algo por el estilo, le enseñaría cómo funcionaba la verdadera magia.
—Soy Katharina —respondió la bruja tras tomar asiento—. Me gustaría saber qué hago aquí, y a qué se debe tanto misticismo. ¿Se trata de algún espectáculo o algo así?
—No, querida, por supuesto que no. Desde muy joven he tenido la capacidad de sentir los destinos de las personas que me rodean y, aunque soy incapaz de verlos correctamente, me he puesto la misión de ayudar a aquellos que han sido marcados por él —respondió con un tono de voz suave, relajado, dulce—. Provengo de una tierra muy lejana, propia de un arte conocido como tarot que me permite adivinar cosas de tu futuro. Dime, pequeña, ¿estás interesada en saber lo que el destino tiene preparado para ti?
El nombre de la dama en cuestión fue dicho para ambos siendo que realmente era la primera vez que un nombre similar al mio había podido escuchar durante mi corto tiempo como mercader mas cuando la dama de pelo rosado se sentó a mi lado y había dicho su nombre a la sacerdotisa, hizo que me sonrojara ligeramente porque después de todo, no me había presentado correctamente. Obviamente mi nombre había sido dicho durante la competencia cuando hicieron la entrega de los premios a excepción de esta dama tan peculiar siendo que note que esta saco dos paquetes pequeños envueltos con una seda negra que parecía envolver algo de forma rectangular y los pozo frente a cada uno de los dos que estábamos sentados frente a ella. Asisti suavemente con la cabeza ante la peticion de la dama porque realmente no era demasiado creyente a este tipo de cosas pero si lo estaba haciendo gratis, era porque algo mas estaba de fondo y claramente estaba una petición en la que involucraba a dos personas en particular - Mi nombre es Shiro, de los Carpinteros Di Fenrir de Ilusia perdón por no presentarme antes pero creí que ya sabrían mi nombre por la presentación de los premios del concurso - dije algo jovial porque después de todo, yo solamente estaba en ese lugar por el pedido de la dama en cuestión, pero aun así, esta aclaro su voz para que tomara el mazo de cartas que estaba frente a mi y hiciera solo una pregunta, porque ella me contaría una pregunta que yo estaba pensando en ese momento. Tome el mazo de cartas en cuestión y lo baraje ante su atenta mirada para luego sacar al azar 6 cartas sin ver el reverso de las mismas y las acomode en ordenes de tres del modo que a mi me saliese en gusto.
-Perfecto, asi como veras estas tres cartas que has elegido en el orden que colocaste representan tu pasado, tu presente y tu futuro próximo, las otras tres serán lo que te depara en tu destino - me dijo esta en un tono solemne mas le había pedido que hiciera lo mismo a la otra dama de cabellera rosada cuyo nombre me sonaba de alguna parte pero realmente no sabia de donde. Mas cuando me distraje tres de las cartas que estaban en la parte izquierda de mi mano fueron reveladas para mi persona donde la dama en cuestión aclaro su voz nuevamente - Al parecer por tu Pasado, la carta de la Muerte me quiere decir que has pasado por un evento trágico que hizo cambiar todo tu entorno emocional, mas el Ermitaño Invertido me indica que actualmente has pasado por una situación de traición cuyos enemigos actualmente se encuentran ocultos ante tu vista - me decía en lo que mi gesto de pasividad había cambiado a uno de ligera molestia y tristeza porque hasta el momento, solo mi pasado había acertado mas mi presente me estaba diciendo que pasaría por un evento aun mas molesto para mi código de moralidad - Mas lo que las cartas me dicen que en tu futuro próximo según la carta del sumo sacerdote es que encontraras personas que te ayudaran a completar tu objetivo y tu seras uno de los eslabones de enseñanza y equidad entre las personas que te rodean - finalizo esta sobre las cosas que vendrían mas eso me hacia sentir algo contento de saber dado que, realmente no era algo entusiasma por cumplir mis sueños mas que nada por las trabas que se me vendrían encima pero al menos sabia que tendría nakamas que me ayudarían a cumplir mi objetivo a futuro.
-En cuanto a tu destino, me temo decir que este tendrá muchas trabas por tener la carta de La Rueda de la Fortuna invertida, osea, eventualmente se cumplirá pero no la tendrás nada fácil como lo tendría el resto de las personas, aun así, tener la carta del Mundo me dice que el viaje que vas a tener que emprender tendrá buenas recompensas si sabes realmente lo que estas haciendo, pero tengo que advertirte una cosa, porque tener a la carta de la Torre de tu lado quiere decir que tus planes pueden ser truncados por tu código de moralidad o algún aspecto mental que tengas encima - fue comentándome mientras me señalaba cada una de las cartas que había elegido en lo que yo la escuchaba atentamente porque después de todo, era un destino que parecía ser mas complicado de lo que las cartas de mi pasado, presente y futuro me decían, pero aun así, la vida siempre tenia retos que superar y si la recompensa era lo que pensaba, realmente valdría la pena el esfuerzo que tendría que tomar de ahora en adelante. De todas maneras, fue el turno de Katharina que tuviese su lectura de su destino junto a su tiempo de vida, en lo que yo me sentaba un poco mas cómodo para meditar las cosas que tendría que re calcular para evitar el menor numero de obstáculos posibles que podría tener, pero para eso, debía ganar mayor experiencia en todo sentido, mas mi linea de pensamiento fue interrumpido cuando escuche la parte final de la lectura de las cartas de la otra dama, donde la sacerdotisa nos menciono a ambos que se nos haría entregar de algunos artefactos, uno de ellos la tabla, si cumplíamos con unos requisitos que nos diría en cuanto terminara de prepararnos un te raro para las tres personas presentes.
-Perfecto, asi como veras estas tres cartas que has elegido en el orden que colocaste representan tu pasado, tu presente y tu futuro próximo, las otras tres serán lo que te depara en tu destino - me dijo esta en un tono solemne mas le había pedido que hiciera lo mismo a la otra dama de cabellera rosada cuyo nombre me sonaba de alguna parte pero realmente no sabia de donde. Mas cuando me distraje tres de las cartas que estaban en la parte izquierda de mi mano fueron reveladas para mi persona donde la dama en cuestión aclaro su voz nuevamente - Al parecer por tu Pasado, la carta de la Muerte me quiere decir que has pasado por un evento trágico que hizo cambiar todo tu entorno emocional, mas el Ermitaño Invertido me indica que actualmente has pasado por una situación de traición cuyos enemigos actualmente se encuentran ocultos ante tu vista - me decía en lo que mi gesto de pasividad había cambiado a uno de ligera molestia y tristeza porque hasta el momento, solo mi pasado había acertado mas mi presente me estaba diciendo que pasaría por un evento aun mas molesto para mi código de moralidad - Mas lo que las cartas me dicen que en tu futuro próximo según la carta del sumo sacerdote es que encontraras personas que te ayudaran a completar tu objetivo y tu seras uno de los eslabones de enseñanza y equidad entre las personas que te rodean - finalizo esta sobre las cosas que vendrían mas eso me hacia sentir algo contento de saber dado que, realmente no era algo entusiasma por cumplir mis sueños mas que nada por las trabas que se me vendrían encima pero al menos sabia que tendría nakamas que me ayudarían a cumplir mi objetivo a futuro.
-En cuanto a tu destino, me temo decir que este tendrá muchas trabas por tener la carta de La Rueda de la Fortuna invertida, osea, eventualmente se cumplirá pero no la tendrás nada fácil como lo tendría el resto de las personas, aun así, tener la carta del Mundo me dice que el viaje que vas a tener que emprender tendrá buenas recompensas si sabes realmente lo que estas haciendo, pero tengo que advertirte una cosa, porque tener a la carta de la Torre de tu lado quiere decir que tus planes pueden ser truncados por tu código de moralidad o algún aspecto mental que tengas encima - fue comentándome mientras me señalaba cada una de las cartas que había elegido en lo que yo la escuchaba atentamente porque después de todo, era un destino que parecía ser mas complicado de lo que las cartas de mi pasado, presente y futuro me decían, pero aun así, la vida siempre tenia retos que superar y si la recompensa era lo que pensaba, realmente valdría la pena el esfuerzo que tendría que tomar de ahora en adelante. De todas maneras, fue el turno de Katharina que tuviese su lectura de su destino junto a su tiempo de vida, en lo que yo me sentaba un poco mas cómodo para meditar las cosas que tendría que re calcular para evitar el menor numero de obstáculos posibles que podría tener, pero para eso, debía ganar mayor experiencia en todo sentido, mas mi linea de pensamiento fue interrumpido cuando escuche la parte final de la lectura de las cartas de la otra dama, donde la sacerdotisa nos menciono a ambos que se nos haría entregar de algunos artefactos, uno de ellos la tabla, si cumplíamos con unos requisitos que nos diría en cuanto terminara de prepararnos un te raro para las tres personas presentes.
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No todos los embusteros exigían dinero a cambio, algunos simplemente se limitaban a robar la voluntad de otras personas. Y podía ser incluso irónico que la hechicera no creyese en la “magia de adivinanza”, considerando que ella poseía en su poder habilidades que rozaban lo místico, lo sobrenatural, lo absurdo. Poco a poco fue escuchando la lectura realizada al joven de cabellos blancos, Shiro. Bostezó, aburrida. Cualquiera con un mínimo de cerebro podía soltar generalidades basada en unas cartas que, en su opinión, carecían de valor. Todo el mundo podía decir que tenía un pasado trágico, algo que le había marcado tanto que después de ese quiebre no era la misma persona, y eso no convertía a la mujer en una sabia del destino. Sin embargo, tampoco podía negar que resultaba especialmente interesante el cómo iba narrando la historia del muchacho.
Aguardó en silencio su turno, usando su entrenado mantra para reconocer si la mujer estaba mintiendo, si estaba inventándoselo todo sobre la marcha, o si estaba convencida de las palabras que salían de su boca. Frunció levemente el ceño al darse cuenta de que ella no mentía. ¿Podía estar loca? La bruja era extrañamente escéptica, aunque creía en el destino. Y la única manera de sobreponerse a este era siendo fuerte, lo suficiente para ganarse el derecho a decidir sobre su propio futuro, no había otra forma de conservar la libertad que tanto apreciaba.
—No pareces muy convencida con mis habilidades, jovencita. ¿Alguna razón en especial?
Para engatusar a la gente debía tener una mente perceptiva, y la hechicera detestaba cuando intentaban ver a través de ella, cuando intentaban leer sus pensamientos.
—Simplemente soy desconfiada, no hay una gran explicación —respondió con tono soberbio, encogiéndose de hombros y soltando una sonrisa sarcástica.
—Espero cambies tu opinión una vez escuches mi lectura. Adelante, por favor, repite el mismo procedimiento del joven Shiro.
Sin demasiadas expectativas, la hechicera cogió el mazo de cartas y lo barajó con total destreza; luego, sacó seis cartas al azar que mantuvo bocabajo. Xiu Ling cerró los ojos y se concentró, construyendo un ambiente místico y de suspenso. Reveló la primera carta. La mujer comenzó a hablar del pasado de la hechicera que, si bien no suponía mayores detalles, le parecía extraño que se acercara tanto a como fue. Se refirió al quiebre que tuvo cuando su madre falleció por una enfermedad, habló a grandes rasgos de la desaparición de su padre y la posterior muerte de su hermana. «Una historia plasmada de muerte», dijo ella. A Katharina comenzaba a disgustarle la situación: simplemente odiaba que la gente supiera cosas de ella.
—¿Ahora me crees?
La bruja no respondió.
Xiu Ling retomó la lectura y comenzó a hablar del futuro de la hechicera. Fue en ese momento que su expresión se tornó a la viva imagen del horror, como si hubiera visto algo verdaderamente espeluznante. No pudo evitarlo, Katharina sintió un dejo de goce al verle de esa manera. «Eso te pasa por espiar, vieja metiche», pensó para sí misma.
—¿Qué pasa?
—N-Nada, es solo que… veo un profundo y oscuro vacío en tu futuro, jovencita, tan incierto como el cosmos que nos envuelve. Huele a muerte, apesta a sufrimiento, una negrura infinita y desesperanzada. —Tomó una pausa y paseó los ojos por ambos—. Yo… Debería darles algo, a cada uno. El Destino me ha hablado y me ha dicho que son piezas importantes para Él. Síganme, por favor.
Aguardó en silencio su turno, usando su entrenado mantra para reconocer si la mujer estaba mintiendo, si estaba inventándoselo todo sobre la marcha, o si estaba convencida de las palabras que salían de su boca. Frunció levemente el ceño al darse cuenta de que ella no mentía. ¿Podía estar loca? La bruja era extrañamente escéptica, aunque creía en el destino. Y la única manera de sobreponerse a este era siendo fuerte, lo suficiente para ganarse el derecho a decidir sobre su propio futuro, no había otra forma de conservar la libertad que tanto apreciaba.
—No pareces muy convencida con mis habilidades, jovencita. ¿Alguna razón en especial?
Para engatusar a la gente debía tener una mente perceptiva, y la hechicera detestaba cuando intentaban ver a través de ella, cuando intentaban leer sus pensamientos.
—Simplemente soy desconfiada, no hay una gran explicación —respondió con tono soberbio, encogiéndose de hombros y soltando una sonrisa sarcástica.
—Espero cambies tu opinión una vez escuches mi lectura. Adelante, por favor, repite el mismo procedimiento del joven Shiro.
Sin demasiadas expectativas, la hechicera cogió el mazo de cartas y lo barajó con total destreza; luego, sacó seis cartas al azar que mantuvo bocabajo. Xiu Ling cerró los ojos y se concentró, construyendo un ambiente místico y de suspenso. Reveló la primera carta. La mujer comenzó a hablar del pasado de la hechicera que, si bien no suponía mayores detalles, le parecía extraño que se acercara tanto a como fue. Se refirió al quiebre que tuvo cuando su madre falleció por una enfermedad, habló a grandes rasgos de la desaparición de su padre y la posterior muerte de su hermana. «Una historia plasmada de muerte», dijo ella. A Katharina comenzaba a disgustarle la situación: simplemente odiaba que la gente supiera cosas de ella.
—¿Ahora me crees?
La bruja no respondió.
Xiu Ling retomó la lectura y comenzó a hablar del futuro de la hechicera. Fue en ese momento que su expresión se tornó a la viva imagen del horror, como si hubiera visto algo verdaderamente espeluznante. No pudo evitarlo, Katharina sintió un dejo de goce al verle de esa manera. «Eso te pasa por espiar, vieja metiche», pensó para sí misma.
—¿Qué pasa?
—N-Nada, es solo que… veo un profundo y oscuro vacío en tu futuro, jovencita, tan incierto como el cosmos que nos envuelve. Huele a muerte, apesta a sufrimiento, una negrura infinita y desesperanzada. —Tomó una pausa y paseó los ojos por ambos—. Yo… Debería darles algo, a cada uno. El Destino me ha hablado y me ha dicho que son piezas importantes para Él. Síganme, por favor.
No iba a negar de que la mujer en cuestión me había dejado bastante sorprendido en varios aspectos de la palabra por haber acertado en varios puntos de mi vida y también por apuntarle al sueño que yo realmente estaba pensando en mi cabeza pero fue la revelación del pasado de la dama glotona que llamo poderosamente mi atencion de conocer mas de aquella señorita porque claramente era alguien importante segun lo dicho por la adivina. Aunque claramente a ella parecia no gustarle para nada la adivinacion del pasado de esta cosa que me causo aun mas curiosidad de saber el por de aquello mas estaba de mas tratar de hacer una pregunta mal colocada cuando Katharina claramente no queria hablar de ese costado oscuro frente a otras personas.
Asistí suavemente con la cabeza cuando la anciana en cuestión nos indico que la siguiéramos a la parte trasera de lo que era el cuarto donde nos estábamos reuniendo momento tras, corriendo unas puertas dobles de madera de bambu y paredes de papel con diagramas extraños para mi, pero seguramente que eso tenia que ver con el estilo de la isla en cuestión que era tan exótico. Pasamos por dos habitaciones mas ademas de la que estábamos, hasta llegar a lo que parecía ser un pequeño cuarto donde parado a un costado de los pilares de madera el premio raro de la tabla de nieve que había perdido en ese concurso, mas encima de lo que parecía ser un pequeño pedestal de madera se encontraba algo tapado con un suave paño de tela de seda blanca.
- Creo que destino hizo que ustedes dos se encontraran en ese festival y justamente en la misma mesa del concurso... creo que el destino quiere que ambos tengan estos objetos para que este mas claro su vía y que el dios de la fortuna les iluminen - dijo esta señora de una manera tan solemne que me daba miedo saber de que diablos estaba tratando de hablarnos esta señora con sus cosas locas del destino y esas cosas. Mas no iba a negarme a tener la tabla de nieve para mi, dado que, si esta me lo estaba regalando de esa manera no me iba a poner quisquilloso aunque de todas maneras, la cosa envuelta fue entregada en las manos de la dama de cabellera rosada cosa que me hizo desear ver que era lo estaba bajo la tela teniendo ahora la tabla bajo mi brazo izquierdo.
De todas maneras, la mujer ni bien termino de entregarnos los artefactos a cada uno de ellos, no tardo demasiado tiempo en despacharnos hacia fuera de la casona meritando de que tenia demasiadas emociones juntas y que necesitaba descansar con tranquilidad, y ya estando afuera, tan solo acaricie suavemente mi cabello de manera preocupada por no saber que mas hacer porque después de todo, esa tabla era bastante grande para llevarla en mi espalda y la única opción era dejarla dentro de mi barco mas el tiempo de ida seguramente me llevaría bastante, perdiéndome lo que quedaba del festival, mas mi intestino me dio un retorcijon indicándome una imperiosa salida al mas cercano sanitario. Me acerque hacia la dama y saque una pequeña tarjetita de cartón para entregársela en la mano libre - Dudo que nos crucemos en otra ocasión señorita, pero fue agradable la pequeña competencia, si necesita mis servicios puede llamarme a ese numero de Den Den no mushi con confianza.... si me disculpa, tengo que irme a llevar esta cosa a mi barco antes de que crean que se la robe a la doña así que, que tenga una buena velada señorita Katharina - digo eso ultimo sin saber si ella tomaría o no la tarjeta de presentación pero eso solo dependería de ella dado que, me gire para irme directamente hacia mi barco mas buscaba con la mirada algún baño publico en el camino para vaciar el contenido de mi estomago y tener una caminata mas tranquila hacia mi barco.
Asistí suavemente con la cabeza cuando la anciana en cuestión nos indico que la siguiéramos a la parte trasera de lo que era el cuarto donde nos estábamos reuniendo momento tras, corriendo unas puertas dobles de madera de bambu y paredes de papel con diagramas extraños para mi, pero seguramente que eso tenia que ver con el estilo de la isla en cuestión que era tan exótico. Pasamos por dos habitaciones mas ademas de la que estábamos, hasta llegar a lo que parecía ser un pequeño cuarto donde parado a un costado de los pilares de madera el premio raro de la tabla de nieve que había perdido en ese concurso, mas encima de lo que parecía ser un pequeño pedestal de madera se encontraba algo tapado con un suave paño de tela de seda blanca.
- Creo que destino hizo que ustedes dos se encontraran en ese festival y justamente en la misma mesa del concurso... creo que el destino quiere que ambos tengan estos objetos para que este mas claro su vía y que el dios de la fortuna les iluminen - dijo esta señora de una manera tan solemne que me daba miedo saber de que diablos estaba tratando de hablarnos esta señora con sus cosas locas del destino y esas cosas. Mas no iba a negarme a tener la tabla de nieve para mi, dado que, si esta me lo estaba regalando de esa manera no me iba a poner quisquilloso aunque de todas maneras, la cosa envuelta fue entregada en las manos de la dama de cabellera rosada cosa que me hizo desear ver que era lo estaba bajo la tela teniendo ahora la tabla bajo mi brazo izquierdo.
De todas maneras, la mujer ni bien termino de entregarnos los artefactos a cada uno de ellos, no tardo demasiado tiempo en despacharnos hacia fuera de la casona meritando de que tenia demasiadas emociones juntas y que necesitaba descansar con tranquilidad, y ya estando afuera, tan solo acaricie suavemente mi cabello de manera preocupada por no saber que mas hacer porque después de todo, esa tabla era bastante grande para llevarla en mi espalda y la única opción era dejarla dentro de mi barco mas el tiempo de ida seguramente me llevaría bastante, perdiéndome lo que quedaba del festival, mas mi intestino me dio un retorcijon indicándome una imperiosa salida al mas cercano sanitario. Me acerque hacia la dama y saque una pequeña tarjetita de cartón para entregársela en la mano libre - Dudo que nos crucemos en otra ocasión señorita, pero fue agradable la pequeña competencia, si necesita mis servicios puede llamarme a ese numero de Den Den no mushi con confianza.... si me disculpa, tengo que irme a llevar esta cosa a mi barco antes de que crean que se la robe a la doña así que, que tenga una buena velada señorita Katharina - digo eso ultimo sin saber si ella tomaría o no la tarjeta de presentación pero eso solo dependería de ella dado que, me gire para irme directamente hacia mi barco mas buscaba con la mirada algún baño publico en el camino para vaciar el contenido de mi estomago y tener una caminata mas tranquila hacia mi barco.
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