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Largo tiempo había pasado desde que escapara de mi isla natal. Había vagado por islas y navíos por años hasta que finalmente había logrado encontrar algo a lo que podría llamar "hogar". Aquel sitio era un gran barco que había visto tiempos mejores siglos atrás pero, que a pesar de su estado,todavía seguía imbatible al tiempo. Thriller Bark. Este barco-isla era el más grande del mundo conocido ¿y quién era el artífice de aquella maravilla? Pues nada más y nada menos que del antiguo pirata Gecko Moriah, un humano que compartía los mismos rasgos físicos que los aldeanos de mi isla. En mi aldea se contaban historias acerca de este personaje y de como incluso los muertos llegaron a obedecerle, pues tenía un poder que le permitía levantar zombis, pero esto seguramente, era simplemente un mito.
Aterricé usando mis alas hasta lo que parecía la entrada del barco isla, cuyas puertas estaban rotas y sin vigilancia alguna. Yo llevaba mi atuendo habitual de vestido negro de cuello abierto y un tocado de color negro que recogía mi pelo y lo ocultaba, dejando solo a la vista, los dos cuernos que me caracterizaban. Además una vara de roble negro con una piedra de color verde en su parte superior adornaba mi mano izquierda.
Me quedé mirando el umbral de la puerta con una leve sonrisa, dejando ver por unos segundos un pequeño par de colmillos. Thriller Bark parecía ser un lugar de paz y tranquilidad para mi ya que no parecía que hubiera nadie ,al menos que supiera, que pudiera molestarme e impedir que disfrutara de mi soledad.
Así que comencé a caminar hacia el interior atravesando un bosque, y a lo lejos entre las ramas pude ver, un imponente castillo bastante deteriorado que indicaba, sin lugar a duda, que aquel lugar sería un buen sitio para ocultarme y quedarme a solas con mis pensamientos.
Cuando llegué al castillo sin haberme encontrado con nadie más que con el viento silbante del bosque pude ver que una gran sala de columnas se abría ante mi. Parecía que era el hall del castillo y que había muchas puertas en sus laterales que llevaban a otras zonas. Por unos segundos cogí aire y lo expulsé como quién huele una barra de pan recién hecha. Aquel lugar era perfecto, y debía admitir, que me moría por explorar las distintas salas de aquel castillo...¿que me contarían aquellas mohosas paredes?.
Aterricé usando mis alas hasta lo que parecía la entrada del barco isla, cuyas puertas estaban rotas y sin vigilancia alguna. Yo llevaba mi atuendo habitual de vestido negro de cuello abierto y un tocado de color negro que recogía mi pelo y lo ocultaba, dejando solo a la vista, los dos cuernos que me caracterizaban. Además una vara de roble negro con una piedra de color verde en su parte superior adornaba mi mano izquierda.
Me quedé mirando el umbral de la puerta con una leve sonrisa, dejando ver por unos segundos un pequeño par de colmillos. Thriller Bark parecía ser un lugar de paz y tranquilidad para mi ya que no parecía que hubiera nadie ,al menos que supiera, que pudiera molestarme e impedir que disfrutara de mi soledad.
Así que comencé a caminar hacia el interior atravesando un bosque, y a lo lejos entre las ramas pude ver, un imponente castillo bastante deteriorado que indicaba, sin lugar a duda, que aquel lugar sería un buen sitio para ocultarme y quedarme a solas con mis pensamientos.
Cuando llegué al castillo sin haberme encontrado con nadie más que con el viento silbante del bosque pude ver que una gran sala de columnas se abría ante mi. Parecía que era el hall del castillo y que había muchas puertas en sus laterales que llevaban a otras zonas. Por unos segundos cogí aire y lo expulsé como quién huele una barra de pan recién hecha. Aquel lugar era perfecto, y debía admitir, que me moría por explorar las distintas salas de aquel castillo...¿que me contarían aquellas mohosas paredes?.
Ivan Markov
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Thriller Bark... en su viaje de regreso del North Blue no había podido resistir la tentación de buscar el legendario barco. Navegaba a la deriva por el Florian Triangle, un lugar que por sus características era del agrado del vampiro. Enormes cantidades de niebla tan espesa como para protegerle del sol, e historias de tesoros, fantasmas y barcos sin nadie. Era la clase de sitio que disfrutaría visitando. Encontrar el navío, gracias al Leviatán y su radar, no fue un gran desafío. El principal problema de navegar por el Florian Triangle era la niebla, pero un submarino no estaba sujeto a esos problemas. Así pues llegó al lugar y atravesó las puertas marinas, destrozadas y colgando de sus gigantescas bisagras. Reconoció por el periscopio que tenían forma de boca gigantesca. Una vez en la "costa" desembarcó y dio una orden mental a Michael para que, como de costumbre, descendiese al fondo para ocultar el navío.
Antes de ir al plato fuerte, el castillo que coronaba el centro de la isla-barco, se dio un paseo por los melancólicos bosques cubiertos de niebla. Por el camino encontró un cementerio, lo que fue un auténtico golpe de suerte. Se aproximó observó el suelo, fijándose en que en muchos puntos la tumbas estaban abiertas. ¿Saqueadas? Sin embargo alguna no había sido tocada. Tomó aire y extendió su mano derecha sobre el cementerio. Un destello dorado surgió de sus ojos, y una niebla morada surgió de su mano extendiéndose hacia la tierra y hundiéndose en las tumbas - Almas de los guerreros caídos, soldados de otro tiempo, ¡acudid mi llamada! Yo os convoco desde las nieblas del tiempo. ¡Levantaos, y servidme con la fuerza de la tumba! - en lugar de tratar de levantar zombies, empleó su poder para tratar de crear tantos ghouls como pudiera. Para eso necesitaría que los cadáveres que allí hubiera pertenecieran a guerreros poderosos. Era una pequeña posibilidad, pero tal vez lo lograra.
Y así fue que la tierra comenzó a removerse, y una mano enguantada en acero surgió. Ivan observó con una sonrisa de orgullo, mientras un caballero enfundado en una armadura vieja y manchada de tierra salía de su tumba y se levantaba. Su cabeza, la única parte visible, era apenas una calavera, pero en ese momento la carne estaba extendiéndose y reconstruyendo su cara al tomar la regeneración del ghoul control. Su aspecto distaba mucho de un ser vivo de todos modos, pues su piel tenía un insano color gris azulado y la carne estaba aparentemente podrida. El ser se acercó al vampiro caminando y sacó una espada rota y oxidada. Se arrodilló ante él clavando la espada en el suelo - Os he oído y obedezco, mi señor. Mi nombre es Friedrich von Eichenschild. Comandad y serviré - Ivan ensanchó aún más la sonrisa, completamente satisfecho - Sígueme, vasallo. Mantente a una distancia prudente y procura no ser visto - le ordenó.
Tras eso se dirigió al castillo. No le resultó tan impresionante de fuera como había esperado. Estaba acostumbrado a las grandes edificaciones de Lvneel y Hallstat, y aquel palacio no tenía nada de peculiar. Estaba a medio camino entre residencia y estructura defensiva, con varias torres y... ¿era ese gigantesco pilar central el mástil? Eso sí que parecía más interesante. Apenas lograba distinguirlo con la niebla, pero su aguda vista le permitió percibir a duras penas la silueta, y le resultó algo obvio lo que era. Entró en el recibidor, encontrándose con una gran sala con gran cantidad de puertas y escaleras. Observó las obras de arte del lugar, la mayoría destrozadas. Un olor llegó a su olfato de repente: un aroma que siempre le resultaba más llamativo que el resto: el de humano. Alguien se acercaba. Dio una orden mental a Friedrich para que se hiciera a un lado y ocultara entre las sombras, y él mismo se dirigió a la pared de la izquierda y comenzó a caminar por esta. Alejado de la poca luz que entraba por la puerta, apenas era perceptible. En el momento en que la extraña entró en la sala, lanzó una daga con letal precisión justo a sus pies. Sus ojos brillaron en la oscuridad como dos candiles, tiñéndose de color rojo sangre. Cualquiera que los contemplara, por el poder de su Jäger Schau sentiría el instinto asesino que destilaban y el miedo se apoderaría de sus corazones.
- Vaya, vaya... ¿a quién tenemos aquí? Una pobre mosca que se mete voluntariamente en la tela de la araña... - tras la mujer, el gigantesco ghoul salió de las sombras y cerró las puertas de la mansión - Dime, mosquita... ¿qué te trae a mi tela hoy?
Antes de ir al plato fuerte, el castillo que coronaba el centro de la isla-barco, se dio un paseo por los melancólicos bosques cubiertos de niebla. Por el camino encontró un cementerio, lo que fue un auténtico golpe de suerte. Se aproximó observó el suelo, fijándose en que en muchos puntos la tumbas estaban abiertas. ¿Saqueadas? Sin embargo alguna no había sido tocada. Tomó aire y extendió su mano derecha sobre el cementerio. Un destello dorado surgió de sus ojos, y una niebla morada surgió de su mano extendiéndose hacia la tierra y hundiéndose en las tumbas - Almas de los guerreros caídos, soldados de otro tiempo, ¡acudid mi llamada! Yo os convoco desde las nieblas del tiempo. ¡Levantaos, y servidme con la fuerza de la tumba! - en lugar de tratar de levantar zombies, empleó su poder para tratar de crear tantos ghouls como pudiera. Para eso necesitaría que los cadáveres que allí hubiera pertenecieran a guerreros poderosos. Era una pequeña posibilidad, pero tal vez lo lograra.
Y así fue que la tierra comenzó a removerse, y una mano enguantada en acero surgió. Ivan observó con una sonrisa de orgullo, mientras un caballero enfundado en una armadura vieja y manchada de tierra salía de su tumba y se levantaba. Su cabeza, la única parte visible, era apenas una calavera, pero en ese momento la carne estaba extendiéndose y reconstruyendo su cara al tomar la regeneración del ghoul control. Su aspecto distaba mucho de un ser vivo de todos modos, pues su piel tenía un insano color gris azulado y la carne estaba aparentemente podrida. El ser se acercó al vampiro caminando y sacó una espada rota y oxidada. Se arrodilló ante él clavando la espada en el suelo - Os he oído y obedezco, mi señor. Mi nombre es Friedrich von Eichenschild. Comandad y serviré - Ivan ensanchó aún más la sonrisa, completamente satisfecho - Sígueme, vasallo. Mantente a una distancia prudente y procura no ser visto - le ordenó.
Tras eso se dirigió al castillo. No le resultó tan impresionante de fuera como había esperado. Estaba acostumbrado a las grandes edificaciones de Lvneel y Hallstat, y aquel palacio no tenía nada de peculiar. Estaba a medio camino entre residencia y estructura defensiva, con varias torres y... ¿era ese gigantesco pilar central el mástil? Eso sí que parecía más interesante. Apenas lograba distinguirlo con la niebla, pero su aguda vista le permitió percibir a duras penas la silueta, y le resultó algo obvio lo que era. Entró en el recibidor, encontrándose con una gran sala con gran cantidad de puertas y escaleras. Observó las obras de arte del lugar, la mayoría destrozadas. Un olor llegó a su olfato de repente: un aroma que siempre le resultaba más llamativo que el resto: el de humano. Alguien se acercaba. Dio una orden mental a Friedrich para que se hiciera a un lado y ocultara entre las sombras, y él mismo se dirigió a la pared de la izquierda y comenzó a caminar por esta. Alejado de la poca luz que entraba por la puerta, apenas era perceptible. En el momento en que la extraña entró en la sala, lanzó una daga con letal precisión justo a sus pies. Sus ojos brillaron en la oscuridad como dos candiles, tiñéndose de color rojo sangre. Cualquiera que los contemplara, por el poder de su Jäger Schau sentiría el instinto asesino que destilaban y el miedo se apoderaría de sus corazones.
- Vaya, vaya... ¿a quién tenemos aquí? Una pobre mosca que se mete voluntariamente en la tela de la araña... - tras la mujer, el gigantesco ghoul salió de las sombras y cerró las puertas de la mansión - Dime, mosquita... ¿qué te trae a mi tela hoy?
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Sinceramente aquel lugar era idílico para mi. A pesar de que los siglos habían pasado y que su antiguo esplendor se hubiera diluido como el vino barato en boca de un borracho no estaba tan mal. Comencé a caminar por la sala mientras solo se escuchaba el golpeteo de mi vara al caminar por aquella amplia estancia. Pude divisar una gran escalinata al fondo, pero, cuando me dirigía hacia ella con intención de subir una pequeña daga se clavó a pocos centímetros de mis pies.
Me paré en seco y con el semblante serio busqué su origen con la mirada por toda la sala. No divisaba nada más que muebles rotos, telarañas y rocas esparcidas por el lugar...ah si, y unos ojos rojos sangre mirándome en la lejanía. No iba a fingir que no estaba preocupada, sin embargo, tampoco le iba dar el placer a fuera lo que fuera eso de verme así.
Apreté los dedos con los que agarraba la vara y con tono calmado respondí a aquella voz susurrante.
-No soy una mosca y no veo telaraña alguna- dije tranquila mientras bordeaba la daga caminando hacia los ojos.- Lamento molestarle...pues tenía entendido que este lugar estaba abandonado desde que su último morador...ejem...tuviera que huir d aquí hace siglos.
Mantuve las alas replegadas en mi espalda mientras caminaba de un lado para otro sin quitar la vista de aquellos dos puntos rojos. Finalmente le pregunté.
-¿Quién sois?- dije con tono calmado
Me paré en seco y con el semblante serio busqué su origen con la mirada por toda la sala. No divisaba nada más que muebles rotos, telarañas y rocas esparcidas por el lugar...ah si, y unos ojos rojos sangre mirándome en la lejanía. No iba a fingir que no estaba preocupada, sin embargo, tampoco le iba dar el placer a fuera lo que fuera eso de verme así.
Apreté los dedos con los que agarraba la vara y con tono calmado respondí a aquella voz susurrante.
-No soy una mosca y no veo telaraña alguna- dije tranquila mientras bordeaba la daga caminando hacia los ojos.- Lamento molestarle...pues tenía entendido que este lugar estaba abandonado desde que su último morador...ejem...tuviera que huir d aquí hace siglos.
Mantuve las alas replegadas en mi espalda mientras caminaba de un lado para otro sin quitar la vista de aquellos dos puntos rojos. Finalmente le pregunté.
-¿Quién sois?- dije con tono calmado
Ivan Markov
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Clavó sus ojos en la mujer, estudiándola. Igual no era totalmente humana. Bien fuese porque perteneciera a una raza extraña o por efecto de una akuma, poseía dos enormes alas plegadas a la espalda y cuernos. Su olor era a humana, así que... ¿alguna subraza? Había leído sobre humanos con extrañas mutaciones en el pasado, y en sus viajes visto algunos como los brazos largos con sus cuatro codos. En cualquier caso, la extraña era hermosa, si bien parecía un poco inconsciente. Eso o confiaba en sus capacidades. También podía ser que simplemente fuera valiente, o muy estúpida, para comportarse de esa manera frente a él. En todo caso sólo hacía más interesante la situación. De haber huido no habría sido tan divertido.
- Oh, pero que la mosca no vea la tela no significa que no esté ahí. ¿Qué te dice que no hayas entrado ya en la trampa? - se rió lenta y siniestramente.
Miró significativamente hacia la puerta principal, ahora cerrada de par en par. Friedrich cogió una pesada estantería sin esfuerzo y bloqueó la puerta con esta. Tras eso el ghoul se quedó quieto de nuevo, a la espera de nuevas órdenes. Hacía tiempo que no tenía una caza interesante de verdad, que no preparaba el sabor de la sangre instigando el miedo en su presa y disfrutando de cada momento. Era una sensación de poder intoxicante.
- Estoy seguro de que las habladurías e historias de la gente sobre un navío situado en medio del Florian Triangle son fiables. Al fin y al cabo todo el mundo puede venir aquí, ¿verdad? - dijo con marcado sarcasmo - Venir a Thriller Bark implica atravesar un mar que la mayoría de marineros temen con razón, y encontrarlo es un reto.
Ahora que lo pensaba, si alguien más había aparecido por Thriller Bark tal vez no fuese tan mundana. Es decir, para él no había sido un desafío, pero una persona común difícilmente hubiese llegado hasta ahí sino por accidente. Y sus palabras dejaban entrever que no era en absoluto el caso, sino que había venido con conocimiento y premeditación. Tal vez debería pisar con cuidado, no fuese a convertirse de cazador en presa. Aunque de momento... mantendría la presión hasta saber más de ella, si estaba sola, cómo había venido y si era seguro intentar cazarla o debía ser cuidadoso.
- Quién, qué, cómo... preguntas vacías - se separó de la pared y levitó por la estancia en dirección a ella - Soy la araña, mosquita, y tú has entrado en mi tela - por el camino, activó el mimetismo de su abrigo, fundiéndose con la oscuridad y volviéndose casi imperceptible a la vista. Tras eso se situó a su espalda en perfecto silencio, y en un rápido movimiento con la mano trató de hacerle un corte superficial en la mejilla con su dedo, mientras una garra azul surgía de este. Si lo lograba, se llevaría el dedo ensangrentado a la boca para catar la sangre - La pregunta es quién eres tú, mosquita, y cómo has llegado hasta aquí.
- Oh, pero que la mosca no vea la tela no significa que no esté ahí. ¿Qué te dice que no hayas entrado ya en la trampa? - se rió lenta y siniestramente.
Miró significativamente hacia la puerta principal, ahora cerrada de par en par. Friedrich cogió una pesada estantería sin esfuerzo y bloqueó la puerta con esta. Tras eso el ghoul se quedó quieto de nuevo, a la espera de nuevas órdenes. Hacía tiempo que no tenía una caza interesante de verdad, que no preparaba el sabor de la sangre instigando el miedo en su presa y disfrutando de cada momento. Era una sensación de poder intoxicante.
- Estoy seguro de que las habladurías e historias de la gente sobre un navío situado en medio del Florian Triangle son fiables. Al fin y al cabo todo el mundo puede venir aquí, ¿verdad? - dijo con marcado sarcasmo - Venir a Thriller Bark implica atravesar un mar que la mayoría de marineros temen con razón, y encontrarlo es un reto.
Ahora que lo pensaba, si alguien más había aparecido por Thriller Bark tal vez no fuese tan mundana. Es decir, para él no había sido un desafío, pero una persona común difícilmente hubiese llegado hasta ahí sino por accidente. Y sus palabras dejaban entrever que no era en absoluto el caso, sino que había venido con conocimiento y premeditación. Tal vez debería pisar con cuidado, no fuese a convertirse de cazador en presa. Aunque de momento... mantendría la presión hasta saber más de ella, si estaba sola, cómo había venido y si era seguro intentar cazarla o debía ser cuidadoso.
- Quién, qué, cómo... preguntas vacías - se separó de la pared y levitó por la estancia en dirección a ella - Soy la araña, mosquita, y tú has entrado en mi tela - por el camino, activó el mimetismo de su abrigo, fundiéndose con la oscuridad y volviéndose casi imperceptible a la vista. Tras eso se situó a su espalda en perfecto silencio, y en un rápido movimiento con la mano trató de hacerle un corte superficial en la mejilla con su dedo, mientras una garra azul surgía de este. Si lo lograba, se llevaría el dedo ensangrentado a la boca para catar la sangre - La pregunta es quién eres tú, mosquita, y cómo has llegado hasta aquí.
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Las puertas se cerraron a mi espalda quedando a merced de aquella voz sinuosa y ante aquellos ojos rojos. ¿Estaba asustada? No al cien por cien pero si lo suficiente como para mantener una posición expectante para defenderme con mi vara y alas si la ocasión lo necesitase. Para fingir aparentar calma me mantuve inmóvil con el semblante serio mientras respondía al jueguecito de aquella cosa.
-¿Y quién dice que no haya entrado por voluntad?- repliqué. -Quizás me guste el peligro, o quizás sea una necia por venir a un lugar donde creía poder encontrar paz y tranquilidad.
No le faltaba razón sobre lo que decía de Thriller Bark, es más, creo que se quedaba corto ante sus suposiciones irónicas
-Parece que los marineros que no lo encontraron eran demasiado lerdos o inútiles para encontrar este lugar...por fortuna yo no cometí su error de ser hombres, así que, aquí me encuentro.- dije apretando la mano contra la vara.- Pero si quieres charlar formalmente creo que deberíamos tomar un café antes y charlar cómodamente...si alguna vez tienes pensado salir de entre las sombras.
Siguió hablándome hasta que mis puntiagudas orejas captaron el sonido de los pasos y del aire cortándose ante los movimientos de algo acercándose, a pesar de que apenas los podía percibir. Mi sentidos de caza parecían fallar...esto no era humano.
-Debo admitir que casi me pillas, tienes aptitudes y yo oído...así que si jugar a tu juego yo jugaré al mío.
Rápidamente golpearía la parte baja de la vara contra el suelo y un gran destello de luz blanca surgiría de la piedra del cabezal, dando un gran destello cegador a toda la sala. Si funcionaba, lo que estaba allí moviéndose ( o al menos eso pensaba) recibiría el destello, sino, recibiría el corte.
-¿Y quién dice que no haya entrado por voluntad?- repliqué. -Quizás me guste el peligro, o quizás sea una necia por venir a un lugar donde creía poder encontrar paz y tranquilidad.
No le faltaba razón sobre lo que decía de Thriller Bark, es más, creo que se quedaba corto ante sus suposiciones irónicas
-Parece que los marineros que no lo encontraron eran demasiado lerdos o inútiles para encontrar este lugar...por fortuna yo no cometí su error de ser hombres, así que, aquí me encuentro.- dije apretando la mano contra la vara.- Pero si quieres charlar formalmente creo que deberíamos tomar un café antes y charlar cómodamente...si alguna vez tienes pensado salir de entre las sombras.
Siguió hablándome hasta que mis puntiagudas orejas captaron el sonido de los pasos y del aire cortándose ante los movimientos de algo acercándose, a pesar de que apenas los podía percibir. Mi sentidos de caza parecían fallar...esto no era humano.
-Debo admitir que casi me pillas, tienes aptitudes y yo oído...así que si jugar a tu juego yo jugaré al mío.
Rápidamente golpearía la parte baja de la vara contra el suelo y un gran destello de luz blanca surgiría de la piedra del cabezal, dando un gran destello cegador a toda la sala. Si funcionaba, lo que estaba allí moviéndose ( o al menos eso pensaba) recibiría el destello, sino, recibiría el corte.
- Báculo de luz:
Nombre del objeto: Báculo de luz.
Descripción: Es una vara que llega hasta el hombro , retocada en su parte superior por una gema tallada fosforita de color verde. El material es roble negro tallado.
Cualidades del material:
-Dureza ( Especial)
-Liviandad (especial)
-Resistencia a la corrosión (Especial)
Cualidades excepcionales: La gema se ilumina o provoca destellos cegadores a la orden de la usuaria.
Funciones: Dar luz en lugares oscuros o provocar destellos.
Base científica: El chamán de la aldea da una de estas gemas a cada uno de los habitantes de la aldea en referencia a su "alma" como rito de iniciación a la vida adulta. En el caso de la Verelizth es "pura" de alma en un comienzo, dándole un cristal de color verde que le permite iluminar zonas oscuras o provocar destellos cegadores a una orden o golpe contra el suelo del báculo. Este mineral brillante se encuentra en las cavernas de su isla natal.
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Un molesto destello le cegó por un momento, aunque al estar detrás de ella le hizo sombra y le protegió de recibir directamente el foco en la cara. Sacó los colmillos, molesto. ¿Cómo se atrevía a molestarle de aquella manera? A la velocidad del pensamiento, se abalanzó sobre ella intentando placarla desde la espalda, caer sobre ella y hacerle una llave para mantenerla en el sitio. Si lo lograba, a continuación dejaría pasear sus colmillos por su cuello sin clavarlos. A pesar de que no podía ver demasiado tras ese destello, no necesitaba su vista para orientarse en aquella forma: escuchaba su corazón y su respiración con total claridad. Sentía su calor y la sangre recorriendo sus venas, y olía su aroma con tanta facilidad que podría incluso decir cuál había sido su última comida. Aquel intento sólo había servido para enfadarlo.
- Eso ha sido... interesante, pero inútil. ¿Tantas ganas tienes de morir? - siseó a su oído - Puedo concederte ese deseo muy rápido... aunque si prefieres vivir, tal vez quieras reconsiderar tus acciones.
Podría haberla matado ya. Pero, ¿para qué? Aún sentía curiosidad por ella, y había sido capaz de oírlo venir a pesar de que había avanzado levitando. Cierto que no se había esforzado del todo, o no hubiese hecho ningún ruido, pero ya era un logro encomiable... para una persona normal. Si había logrado apresarla, le haría una pequeña herida con los colmillos, sin morderla aún, y lamería su sangre. Su sabor era fuerte, espeso y muy ácido. Pero débil. No era una persona poderosa, y podía sentir el miedo en su sangre.
- Creo que va siendo hora de que hablemos en condiciones, mosquita - retorcería un poco su brazo si estaba en posición para ello, intentando causarle dolor sin hacerle daño aún - Cuéntame ahora, ¿quién eres y cómo has venido aquí?
Puede que ahora fuese menos de gatillo fácil que antes, pero su paciencia tenía límites. Iba a forzar a aquella presa a hablar y la rompería psicológicamente. No le gustaba lo que había hecho. Aún le dolían muchísimo los ojos, y le costaba ver. De hecho estaba seguro de que estaban regenerándose. Unos sentidos agudos son más sensibles a los estímulos sensoriales intensos, y aquella luz lo había sido mucho.
- Eso ha sido... interesante, pero inútil. ¿Tantas ganas tienes de morir? - siseó a su oído - Puedo concederte ese deseo muy rápido... aunque si prefieres vivir, tal vez quieras reconsiderar tus acciones.
Podría haberla matado ya. Pero, ¿para qué? Aún sentía curiosidad por ella, y había sido capaz de oírlo venir a pesar de que había avanzado levitando. Cierto que no se había esforzado del todo, o no hubiese hecho ningún ruido, pero ya era un logro encomiable... para una persona normal. Si había logrado apresarla, le haría una pequeña herida con los colmillos, sin morderla aún, y lamería su sangre. Su sabor era fuerte, espeso y muy ácido. Pero débil. No era una persona poderosa, y podía sentir el miedo en su sangre.
- Creo que va siendo hora de que hablemos en condiciones, mosquita - retorcería un poco su brazo si estaba en posición para ello, intentando causarle dolor sin hacerle daño aún - Cuéntame ahora, ¿quién eres y cómo has venido aquí?
Puede que ahora fuese menos de gatillo fácil que antes, pero su paciencia tenía límites. Iba a forzar a aquella presa a hablar y la rompería psicológicamente. No le gustaba lo que había hecho. Aún le dolían muchísimo los ojos, y le costaba ver. De hecho estaba seguro de que estaban regenerándose. Unos sentidos agudos son más sensibles a los estímulos sensoriales intensos, y aquella luz lo había sido mucho.
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Parecía que aquello no había sido suficiente para impresionarle. Tampoco esperaba que alguien con esa voz fuera un blandengue. Por desgracia no pude evitar que me inmovilizara en el suelo ante su gran rapidez..una primera vez puedes huir de algo pero siempre acabarás siendo cazada...y ahora me tocaba a mi estar contra las cuerdas. A pesar de que las alas comenzaron a moverse por instinto no podía despegarlas debido a quien me había inmovilizado, y mi vara había caído a pocos metros de mi.
Para colmo de males me hizo una pequeña herida en el cuello hecha por dos cosas punzantes que no podía ver con claridad, por ver, ni veía al sujeto claramente todavía.
Comenzó a hablarme y no pude evitar esbozar una sonrisa del lado cuando dijo de hablar "en condiciones" debido a que la balanza no estaba totalmente neutra ahora mismo, pero había que seguir su juego.
-Si vamos a tratar en las mismas condiciones quizás pueda resolver tus dudas si me sueltas y me dejas explicarte. ¿No tienes nada que perder verdad? Ha quedado bastante claro que hacer algo por mi parte es inútil si intento escapar- le repliqué no sin antes responderle nuevamente- Según a quien preguntes soy un monstruo, un pájaro, una aberración, "nadie" o una bruja maldita...tienes bastante donde elegir....pero yo diría que me llamo Verelizth.
Giré la cabeza con intención de mirar a quien tenía a la espalda, pero entre que estaba inmovilizada y mis propias alas me tapaban la visión poco podía hacer.
-¿Y tu que me dices? ¿Eres el señor de este castillo?¿ He allanado tu territorio?, diría que si, porque actúas como un cazador.- dije con un tono neutro sabiendo lo que me decía, pues desde pequeña había sido cazadora en los bosques de mi isla natal, y un animal, es un animal...solo que este hablaba.
Para colmo de males me hizo una pequeña herida en el cuello hecha por dos cosas punzantes que no podía ver con claridad, por ver, ni veía al sujeto claramente todavía.
Comenzó a hablarme y no pude evitar esbozar una sonrisa del lado cuando dijo de hablar "en condiciones" debido a que la balanza no estaba totalmente neutra ahora mismo, pero había que seguir su juego.
-Si vamos a tratar en las mismas condiciones quizás pueda resolver tus dudas si me sueltas y me dejas explicarte. ¿No tienes nada que perder verdad? Ha quedado bastante claro que hacer algo por mi parte es inútil si intento escapar- le repliqué no sin antes responderle nuevamente- Según a quien preguntes soy un monstruo, un pájaro, una aberración, "nadie" o una bruja maldita...tienes bastante donde elegir....pero yo diría que me llamo Verelizth.
Giré la cabeza con intención de mirar a quien tenía a la espalda, pero entre que estaba inmovilizada y mis propias alas me tapaban la visión poco podía hacer.
-¿Y tu que me dices? ¿Eres el señor de este castillo?¿ He allanado tu territorio?, diría que si, porque actúas como un cazador.- dije con un tono neutro sabiendo lo que me decía, pues desde pequeña había sido cazadora en los bosques de mi isla natal, y un animal, es un animal...solo que este hablaba.
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El sabor de su sangre... era demasiado ínfimo y débil. ¿De verdad estaba haciendo eso? Se relamió y tragó de saborear bien la sangre de sus colmillos. Ni siquiera el acento a miedo era lo bastante pronunciado aún. Había arruinado el ritual de la caza por culpa de su furia. Sus ojos terminaron de recuperarse y alcanzó a ver la escena: la mujer alada inmovilizada contra el suelo, con la herida en el cuello. Entonces la sangre de ella comenzó a hablarle, susurrándole los secretos de su cuerpo. Entrecerró los ojos y se levantó de repente, apartándose de ella. Había captado algo muy curioso en ella: aquella alas no era naturales. No eran un rasgos de su raza. Podía captar que era humana y que sus cuernos eran algo natural en ella. Pero una nota discordante en el sabor le decía que sus alas eran un elemento externo. Algo que no debería estar allí.
- No mereces la pena. Eres débil, y a pesar de haberme percibido no has podido defenderte. Es increíble cómo de idiotas podéis llegar a ser las presas. Mantienes una actitud arrogante aún cuando estabas en el suelo inmovilizada y a mi merced. Si hubieses topado con otro estarías muerta. Pero no me interesan los polluelos extraviados.
Habló con desdén y tranquilidad insultantes. En realidad parte de él admiraba su valor, pero no era algo que fuese a reconocer sin más; seguía algo enfadado. No contestó a su pregunta; ¿por qué debía hacerlo? No le debía nada y él era ahí quien las hacía. Además de que ella no había contestado a todas las suyas. Si se giraba vería que sus ojos habían vuelto a ser dorados. Caminó hacia el bastón caído y lo recogió antes de que ella pudiera levantándose, examinándolo con cuidado y curiosidad. No parecía tener ningún mecanismo así de primeras, ¿cómo funcionaría?
- Aún quiero saber cómo has venido a parar a esta isla. De momento estás entera, pero te recomiendo dejar de tentar a tu suerte.
El bastón parecía extraordinariamente ligero para su peso,y un par de golpes con el nudillo revelaron que no estaba hueco como había sospechado en un primer momento. Era de buena manufactura y pese a su aspecto nudoso como si fuera una rama estaba diestramente trabajado. Parecía que el secreto no estaba en el bastón. Observó la gema de su extremo, de color verde botella. Con cuidado le dio un golpe como había hecho con la madera, y la respuesta le sorprendió: el cristal emitió un suave destello de luz. Así que el secreto estaba en la piedra, ¿eh? Seguro que aquel artefacto valía una cantidad interesante en el mercado negro. Si no se portaba bien, tal vez se lo quedara.
- Sigo saber quién eres, Verelizth. ¿Una cazadora de recompensas esperando encontrar alguna presa, una criminal buscando un escondite o simplemente una idiota que no sabía dónde se metía yendo sola? Si es que has venido sola.
- No mereces la pena. Eres débil, y a pesar de haberme percibido no has podido defenderte. Es increíble cómo de idiotas podéis llegar a ser las presas. Mantienes una actitud arrogante aún cuando estabas en el suelo inmovilizada y a mi merced. Si hubieses topado con otro estarías muerta. Pero no me interesan los polluelos extraviados.
Habló con desdén y tranquilidad insultantes. En realidad parte de él admiraba su valor, pero no era algo que fuese a reconocer sin más; seguía algo enfadado. No contestó a su pregunta; ¿por qué debía hacerlo? No le debía nada y él era ahí quien las hacía. Además de que ella no había contestado a todas las suyas. Si se giraba vería que sus ojos habían vuelto a ser dorados. Caminó hacia el bastón caído y lo recogió antes de que ella pudiera levantándose, examinándolo con cuidado y curiosidad. No parecía tener ningún mecanismo así de primeras, ¿cómo funcionaría?
- Aún quiero saber cómo has venido a parar a esta isla. De momento estás entera, pero te recomiendo dejar de tentar a tu suerte.
El bastón parecía extraordinariamente ligero para su peso,y un par de golpes con el nudillo revelaron que no estaba hueco como había sospechado en un primer momento. Era de buena manufactura y pese a su aspecto nudoso como si fuera una rama estaba diestramente trabajado. Parecía que el secreto no estaba en el bastón. Observó la gema de su extremo, de color verde botella. Con cuidado le dio un golpe como había hecho con la madera, y la respuesta le sorprendió: el cristal emitió un suave destello de luz. Así que el secreto estaba en la piedra, ¿eh? Seguro que aquel artefacto valía una cantidad interesante en el mercado negro. Si no se portaba bien, tal vez se lo quedara.
- Sigo saber quién eres, Verelizth. ¿Una cazadora de recompensas esperando encontrar alguna presa, una criminal buscando un escondite o simplemente una idiota que no sabía dónde se metía yendo sola? Si es que has venido sola.
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Si yo era rara ya de por si este tipo lo era más. La verdad es que no iba a medirme la virilidad con aquel tipo por más tiempo porque básicamente estaba por encima de mi. Así que con cierta resignación accedí a responderle a cada una de sus preguntas, pero antes debía poder estar en igual de condiciones que él y no en el suelo. Giré la cabeza y no pude evitar ver esos ojos dorados por unos segundos, hasta que volví a mi posición inicial.
Por fortuna me soltó y se centró en mi vara, a la cual, no le quietaba el ojo de encima ya que para mi tenía un gran valor sentimental y no me gustaba que la gema estuviera en manos de un extraño. ¿Que podía hacer al fin y al cabo? Este tipo parecía muy seguro de si mismo y parecía que tenía suficiente poder como par hacerse un prepotente sin miramientos.
-Supongo que debo hacerte caso -dije levantándome lentamente mientras él iba a por mi vara y comprobaba los destellos que esta podía emitir[color=#009900]- Creo que no pierdo nada en contártelo, ya que si me hubieras querido matarlo hubieras hecho hace unos minutos. Si tuviera que responderte te diría que ya no sé lo que soy.[ Si tuviera que contarte te diría que vengo de una isla del South Blue donde hay otros seres como...bueno... yo /color] -dije señalándole los cuernos con la mano mientras las grandes alas negras se extendían a la vez para que las viera mi extraño acompañante.
-He volado hasta este lugar porque parecía abandonado,un lugar sin gentes que no juzgaran a otros simplemente por ser...como le diría..."diferentes". No soy una criminal a pesar de que algunas personas quieran tacharme de ello. Pensé que podría esconderme aquí por un tiempo de miradas indiscretas hasta que estuviera lista para poder salir nuevamente al mundo exterior...pero no contaba con que este sitio estuviera habitado ya- dije suspirando levemente. -Así que si le parece empezaré de nuevo con usted y le pido disculpas si he invadido su "territorio", así del mismo modo, disculpe mi soberbia. - dije mirando al suelo por la cuenta que me traía.
Por fortuna me soltó y se centró en mi vara, a la cual, no le quietaba el ojo de encima ya que para mi tenía un gran valor sentimental y no me gustaba que la gema estuviera en manos de un extraño. ¿Que podía hacer al fin y al cabo? Este tipo parecía muy seguro de si mismo y parecía que tenía suficiente poder como par hacerse un prepotente sin miramientos.
-Supongo que debo hacerte caso -dije levantándome lentamente mientras él iba a por mi vara y comprobaba los destellos que esta podía emitir[color=#009900]- Creo que no pierdo nada en contártelo, ya que si me hubieras querido matarlo hubieras hecho hace unos minutos. Si tuviera que responderte te diría que ya no sé lo que soy.[ Si tuviera que contarte te diría que vengo de una isla del South Blue donde hay otros seres como...bueno... yo /color] -dije señalándole los cuernos con la mano mientras las grandes alas negras se extendían a la vez para que las viera mi extraño acompañante.
-He volado hasta este lugar porque parecía abandonado,un lugar sin gentes que no juzgaran a otros simplemente por ser...como le diría..."diferentes". No soy una criminal a pesar de que algunas personas quieran tacharme de ello. Pensé que podría esconderme aquí por un tiempo de miradas indiscretas hasta que estuviera lista para poder salir nuevamente al mundo exterior...pero no contaba con que este sitio estuviera habitado ya- dije suspirando levemente. -Así que si le parece empezaré de nuevo con usted y le pido disculpas si he invadido su "territorio", así del mismo modo, disculpe mi soberbia. - dije mirando al suelo por la cuenta que me traía.
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La observó con una mirada pétrea y severa, sin dar muestras de contento o desagrado. Por lo de pronto había mentido en algo, o más bien había una mentira implícita en sus gestos, que no en sus palabras. Sabía tras probar su sangre que aquellas alas no eran naturales en ella, así que salvo que viniera de una isla de experimentos fallidos o algo así, desplegar sus alas al decir que había más como ella era un engaño indirecto. No es que le molestase en sí, pero le fastidiaba porque sentía curiosidad. Más aún, podía ser interesante descubrir quién le había hecho esa operación y tratar de reclutar a esa persona. Un ejército de zombies con partes de animales e injertos biónicos podía ser algo temible. Dejando eso aparte, reconoció un cierto mérito en las habilidades de aquella mujer. No cualquiera podía cruzar volando el Grand Line. El tiempo y las corrientes de aire eran impredecibles y peligrosas, y era una hazaña al alcance de pocos de los ya escasos usuarios de akuma con capacidad de volar. Probablemente él podría, pero teniendo navío no se arriesgaría a semejante travesía.
- No soy el dueño de este barco, ni es mi territorio, ni nada similar. Simple y llanamente te cruzaste en mi camino. Poca gente se plantearía venir a un lugar como este, y la mayoría son definitivamente más peligrosos y fuertes que tú. Mi espectáculo era para ponerte a prueba... y para asustar a los debiluchos. Te felicito, pese a ser sorprendentemente débil para una viajera de Grand Line has demostrado más coraje que algunos guerreros que he topado en el pasado.
Observó una vez más el bastón. Ella estaba cumpliendo, aunque sólo en parte y por obligación. Si se comportaba, tal vez se planteara devolvérselo. Quitando el valor que pudiera tener para algún científico o un ricachón, no era más que una bagatela. En Dark Dome podían replicar los mismos efectos usando tecnología en aparatos de tamaño mucho más reducido. Seguía siendo algo de lo que podía sacar una buena cantidad en el mercado negro de todos modos.
- Si realmente te molesta que el mundo te vea como un monstruo, ¿crees realmente que ocultarse es la opción? - arqueó una ceja, con un tono desdeñoso - Eres débil, y los que lo sois es porque huis de los problemas en vez de afrontar la realidad. Tengo tu bastón - lo alzó, atento a su reacción y gestos, y especialmente a los latidos de su corazón - Lo quieres, ¿verdad? Tu cuerpo no miente. Puedo sentir desde aquí tu pulso acelerarse y tus músculos en tensión. ¿Qué vas a hacer al respecto?
Era hora comprobar de qué estaba hecha realmente. Si aquella soberbia de antes no había sido más que pura fachada mezclada con valor, o si realmente tenía una voluntad fuerte y dura. Sus reacciones y decisiones le dirían cuál era su verdadero carácter. Y, otro punto también importante, su instinto de supervivencia. Su mano izquierda estaba oculta bajo la capa, lista para sacar la daga oculta de su manga. Iba a enseñarle cómo se hacían las cosas en aquel mar.
- No soy el dueño de este barco, ni es mi territorio, ni nada similar. Simple y llanamente te cruzaste en mi camino. Poca gente se plantearía venir a un lugar como este, y la mayoría son definitivamente más peligrosos y fuertes que tú. Mi espectáculo era para ponerte a prueba... y para asustar a los debiluchos. Te felicito, pese a ser sorprendentemente débil para una viajera de Grand Line has demostrado más coraje que algunos guerreros que he topado en el pasado.
Observó una vez más el bastón. Ella estaba cumpliendo, aunque sólo en parte y por obligación. Si se comportaba, tal vez se planteara devolvérselo. Quitando el valor que pudiera tener para algún científico o un ricachón, no era más que una bagatela. En Dark Dome podían replicar los mismos efectos usando tecnología en aparatos de tamaño mucho más reducido. Seguía siendo algo de lo que podía sacar una buena cantidad en el mercado negro de todos modos.
- Si realmente te molesta que el mundo te vea como un monstruo, ¿crees realmente que ocultarse es la opción? - arqueó una ceja, con un tono desdeñoso - Eres débil, y los que lo sois es porque huis de los problemas en vez de afrontar la realidad. Tengo tu bastón - lo alzó, atento a su reacción y gestos, y especialmente a los latidos de su corazón - Lo quieres, ¿verdad? Tu cuerpo no miente. Puedo sentir desde aquí tu pulso acelerarse y tus músculos en tensión. ¿Qué vas a hacer al respecto?
Era hora comprobar de qué estaba hecha realmente. Si aquella soberbia de antes no había sido más que pura fachada mezclada con valor, o si realmente tenía una voluntad fuerte y dura. Sus reacciones y decisiones le dirían cuál era su verdadero carácter. Y, otro punto también importante, su instinto de supervivencia. Su mano izquierda estaba oculta bajo la capa, lista para sacar la daga oculta de su manga. Iba a enseñarle cómo se hacían las cosas en aquel mar.
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Aquello se estaba poniendo demasiado turbio y la verdad me estaba cansando. Cuanto echaba en falta el tener poder suficiente como para cerrar la boca a charlatanes de este estilo..creídos y que juegan con gente más débil porque pueden. Por el momento no había más opción que seguirle el rollo y esperar al menos que me dejara tranquila y continuar mi camino. A pesar de tono tuve que responderle a su aparente felicitación.
-Te lo agradezco, pero nadie nace "fuerte" por mucho que se engañe. La gente es como el hierro forjado puesto que hay que trabajar con el material poco a poco y sin pausa.
Tras decir aquello me quedé quita esperando a que él continuara dando su discurso sin quitarle la vista de encima a la vara. Era un regalo que me había sido otorgado de pequeña y no me gustaba que estuviera en manos que no fueran las mías. Nuevamente escuché la voz de aquel tipo y volví a responderle.
-Cada uno afronta la realidad como puede, pero no voy a ser una necia y enfrentarme a los problemas sin haberlos estudiado previamente y mucho menos sin estar preparada físicamente para afrontarlos, de lo contrario señor...si sería debilidad y necedad.
Mientras iba hablando pude ver que sus movimientos con la vara planeaban algo que se me escapaba, hasta que al final, desveló sus intenciones.
-Claro que lo quiero de vuelta pero ¿ Espera que entre en su provocación y pelee a sabiendas que no puedo ganar para simplemente que usted disfrute?. Pretende poner a prueba mi fuerza y mi orgullo. Así que permítame que al menos mantenga intacto uno de ellos. ¿Quiere romperla? ¿Quedársela? Adelante, he aguantado bastante sus ofensas de "débil" como para tener que agachar la cabeza ahora ante usted también. ¿Quiere matarme? Hágalo ¿Quiere hacerlo lentamente?Hágalo. Pero al menos "permítame" evitarme una humillación como esa.-dije con cierto tono de enfado y cansancio.-Interprételo como "OTRA" de mis debilidades si quiere.
Por un segundo las alas se movieron un poco dando un leve aleteo en el suelo levantando un poco de aire y polvo de la estancia.Las estiré por un segundo y con cara serie me quedé mirando a aquel hombre. ¿Había llegado al fin mi muerte? Puede, pero si algo valoraba más que mi vida era mi propio honor.
-Te lo agradezco, pero nadie nace "fuerte" por mucho que se engañe. La gente es como el hierro forjado puesto que hay que trabajar con el material poco a poco y sin pausa.
Tras decir aquello me quedé quita esperando a que él continuara dando su discurso sin quitarle la vista de encima a la vara. Era un regalo que me había sido otorgado de pequeña y no me gustaba que estuviera en manos que no fueran las mías. Nuevamente escuché la voz de aquel tipo y volví a responderle.
-Cada uno afronta la realidad como puede, pero no voy a ser una necia y enfrentarme a los problemas sin haberlos estudiado previamente y mucho menos sin estar preparada físicamente para afrontarlos, de lo contrario señor...si sería debilidad y necedad.
Mientras iba hablando pude ver que sus movimientos con la vara planeaban algo que se me escapaba, hasta que al final, desveló sus intenciones.
-Claro que lo quiero de vuelta pero ¿ Espera que entre en su provocación y pelee a sabiendas que no puedo ganar para simplemente que usted disfrute?. Pretende poner a prueba mi fuerza y mi orgullo. Así que permítame que al menos mantenga intacto uno de ellos. ¿Quiere romperla? ¿Quedársela? Adelante, he aguantado bastante sus ofensas de "débil" como para tener que agachar la cabeza ahora ante usted también. ¿Quiere matarme? Hágalo ¿Quiere hacerlo lentamente?Hágalo. Pero al menos "permítame" evitarme una humillación como esa.-dije con cierto tono de enfado y cansancio.-Interprételo como "OTRA" de mis debilidades si quiere.
Por un segundo las alas se movieron un poco dando un leve aleteo en el suelo levantando un poco de aire y polvo de la estancia.Las estiré por un segundo y con cara serie me quedé mirando a aquel hombre. ¿Había llegado al fin mi muerte? Puede, pero si algo valoraba más que mi vida era mi propio honor.
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Observó con calma a la mujer pájaro, tragándose una respuesta la ofensa. No había lanzado el reto para lanzarse a un intercambio de afrentas verbales. No, lo había hecho para obtener una respuesta... y ya la tenía. Con un gesto casi desdeñoso, le pasó el bastón. Tras eso se estiró con un gesto felino - Sólo quería comprobar tu temperamento. Comprobaba tu valía y si merecías la pena. Te equivocas de plano con lo de que la gente no nace fuerte. Hay gente que por mucho que lo intente no llegará a serlo nunca. Sí, la gente es como un metal en bruto que debe ser trabajado, pero hay diferentes metales. Algunos son más resistentes, otros son bonitos pero frágiles, y otros... son escoria, los restos. Una persona sin la capacidad de volverse fuerte será una herramienta. Una persona sin carácter también. Hace falta carácter y fuerza para tener poder en este mundo. Por lo de pronto has demostrado tener carácter y voluntad, con lo que eres una persona digna de mi atención y respeto.
Se apartó un paso y le hizo una elegante reverencia. Normalmente no se retractaría de sus actos, pero Verelizth había demostrado tener carácter de cazadora. Visto lo visto, merecía la pena intentar hacer las paces y disculparse. Aunque no sintiera realmente haber hecho algo malo, sabía que otros podían ofenderse... y le resultaba evidente que Verelizth lo estaba y mucho - Por favor, disculpa mi actitud. Vistas las circunstancias, me presentaré en condiciones. Mi nombre es Ivan Markov, subcapitán de The Sinners y antiguo Supernova - se irguió y se cruzó de brazos - Si en un inicio estaba acechándote de esa manera... - dejó mostrar unos afilados colmillos - Es porque ibas a ser mi cena. Entre los poderes de mi akuma no mi está alimentarme y ganar poder de los humanos. Sin embargo no voy a alimentarme de quien mañana podría ser una potencial aliada.
¿Tal vez estaba diciendo demasiado? No... ella no era una amenaza, y no es como si fuese a contar nada peligroso a un enemigo. El Gobierno conocía ya su akuma no mi. Por otro lado... ¿cómo podía sacar provecho a aquella situación? Sería difícil lograr que ella lo viese con buenos ojos tras eso. No es como si pudiera... ¡pues claro! Tras caer en la cuenta de que aún no había usado su as en la manga, la miró a los ojos y ejerció su poder sobre ella, tratando de engañar a su mente y hacerla creer que era un buen amigo y una persona de fiar - Hemos empezado con mal pie, pero creo que podemos llevarnos bien.
Se apartó un paso y le hizo una elegante reverencia. Normalmente no se retractaría de sus actos, pero Verelizth había demostrado tener carácter de cazadora. Visto lo visto, merecía la pena intentar hacer las paces y disculparse. Aunque no sintiera realmente haber hecho algo malo, sabía que otros podían ofenderse... y le resultaba evidente que Verelizth lo estaba y mucho - Por favor, disculpa mi actitud. Vistas las circunstancias, me presentaré en condiciones. Mi nombre es Ivan Markov, subcapitán de The Sinners y antiguo Supernova - se irguió y se cruzó de brazos - Si en un inicio estaba acechándote de esa manera... - dejó mostrar unos afilados colmillos - Es porque ibas a ser mi cena. Entre los poderes de mi akuma no mi está alimentarme y ganar poder de los humanos. Sin embargo no voy a alimentarme de quien mañana podría ser una potencial aliada.
¿Tal vez estaba diciendo demasiado? No... ella no era una amenaza, y no es como si fuese a contar nada peligroso a un enemigo. El Gobierno conocía ya su akuma no mi. Por otro lado... ¿cómo podía sacar provecho a aquella situación? Sería difícil lograr que ella lo viese con buenos ojos tras eso. No es como si pudiera... ¡pues claro! Tras caer en la cuenta de que aún no había usado su as en la manga, la miró a los ojos y ejerció su poder sobre ella, tratando de engañar a su mente y hacerla creer que era un buen amigo y una persona de fiar - Hemos empezado con mal pie, pero creo que podemos llevarnos bien.
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Por uno segundos me quedé mirándole tras ofrecerme la vara sin ningún tipo de truco. Parecía que había cumplido sus expectativas y no me explicaba como, pero el caso, es que por fin tenía de vuelta mi gema. Cogí la vara no sin antes hacer un ademán hacia adelante con la cabeza en señal de agradecimiento mientras escuchaba sus palabras.
La verdad es que no me esperaba aquello para nada. A pesar de todo y de toda la tensión que hubo hasta hace apenas unos minutos no pude evitar esbozar una leve sonrisa cuando comenzó a disculparse. No era una sonrisa por egocentrismo, sino más bien, una sonrisa de alivio.
Se presentó como Ivan Markov y no parecía ser poca cosa. De hecho me sentí un poco asustada ante tan ilustre información...pero no tan nerviosa como cuando me dijo que se alimentaba de otras personas por su "akuma". Finalmente y manteniendo mi seriedad le dije:
- Yo también me disculpo Sr. Ivan - dije con tono calmado- Supongo que ambos hemos empezado con mal pie...yo la primera claro está.
Caminé por la estancia alrededor de Ivan mientras le miraba de reojo hasta que hablé de nuevo.
-¿Me consideraría una aliada? No le voy a engañar que por algún motivo me agradaría serlo...quizás es mejor ser aliada que presa ¿no?. Quizás usted y yo podríamos hablar un poco más...pero al igual que usted se ha presentado, yo lo haré también. Me llamo Verelizth, al menos ese es el nombre que han dado en mi aldea. Mis padres fallecieron largo tiempo atrás y no supe nada de ellos nuca. Fui educada por uno de los ancianos de la tribu hasta que tuve que irme de la isla por ...dificultades...ajenas a mi obviamente. He estado viajando por islas, navíos y otros lugares poco "hogareños"...y al final he acabado aquí buscando paz y respuestas.
Tras decir aquello me quedé mirando a Ivan.
- ¿Y tu? ¿ Tienes familia?
La verdad es que no me esperaba aquello para nada. A pesar de todo y de toda la tensión que hubo hasta hace apenas unos minutos no pude evitar esbozar una leve sonrisa cuando comenzó a disculparse. No era una sonrisa por egocentrismo, sino más bien, una sonrisa de alivio.
Se presentó como Ivan Markov y no parecía ser poca cosa. De hecho me sentí un poco asustada ante tan ilustre información...pero no tan nerviosa como cuando me dijo que se alimentaba de otras personas por su "akuma". Finalmente y manteniendo mi seriedad le dije:
- Yo también me disculpo Sr. Ivan - dije con tono calmado- Supongo que ambos hemos empezado con mal pie...yo la primera claro está.
Caminé por la estancia alrededor de Ivan mientras le miraba de reojo hasta que hablé de nuevo.
-¿Me consideraría una aliada? No le voy a engañar que por algún motivo me agradaría serlo...quizás es mejor ser aliada que presa ¿no?. Quizás usted y yo podríamos hablar un poco más...pero al igual que usted se ha presentado, yo lo haré también. Me llamo Verelizth, al menos ese es el nombre que han dado en mi aldea. Mis padres fallecieron largo tiempo atrás y no supe nada de ellos nuca. Fui educada por uno de los ancianos de la tribu hasta que tuve que irme de la isla por ...dificultades...ajenas a mi obviamente. He estado viajando por islas, navíos y otros lugares poco "hogareños"...y al final he acabado aquí buscando paz y respuestas.
Tras decir aquello me quedé mirando a Ivan.
- ¿Y tu? ¿ Tienes familia?
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Había funcionado bien. Tenía a Verelizth de su lado, y parecía que dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva. Aunque podía percibir que le había inquietado verle los colmillos... o por lo menos en ese momento se le había acelerado el corazón y dilatado ligeramente las pupilas. Una señal de miedo o nerviosismo. Aunque eso por un lado le satisfizo y despertó su hambre, contuvo sus instintos y se obligó a controlarse. Ella procedió a contarle un poco de su vida. Parecía ser que venía de alguna isla perdida de gente como ella, y que había venido a Thriller Bark en busca de un lugar tranquilo donde pensar. Y podría haberlo logrado de no haberse topado con él, claro. Cuando le preguntó por su familia, esbozó una mueca.
- Supuse que mi familia sería algo más conocida a estas alturas, pero en fin. Es normal que en no todos lados hayan oído hablar del imbécil de mi padre. Tener tengo, sí, aunque no conozco a la mayoría de mis hermanos, ni sé cuántos son. Tengo una hermana y algunos tíos y primos. Mis padres están muertos también - se acercó a la puerta al fondo de la habitación y comenzó a abrirla, con un ruidoso quejido de las bisagras y el crujir de la madera vieja. Al abrirla mostró una enorme sala común con una chimenea vieja, sofás destrozados y una mesa cortada por la mitad.
- Supuse que en todo este tiempo alguien habría hecho su hogar de este barco, pero si ha sido así, hace años que nadie viene por aquí - Entró en la estancia echando un ojo a la habitación. Había algunas cosas que en algún pasado pudieron ser de valor, pero que a día de hoy estaban en un estado lamentable. Se acercó a una estantería y se puso a revisar los libros con cuidado. La mayoría estaban inservibles y viejos, pero algunos parecía que aún podían leerse. Cogió unos cuantos que parecían interesantes, los envolvió en un paño de tela y se los metió en uno de los enormes bolsillos del interior de su chaqueta. A pesar de que deberían abultar, no pareció aumentar el volumen de esta.
- Vine al barco por curiosidad, principalmente. Se cuentan tantas historias sobre él que no podía perder la oportunidad de visitarlo. Es una lástima que esté en este estado, pero... hay algo de belleza en las ruinas y la decadencia del tiempo. Un recordatorio de que para todos, para bien o para mal, el tiempo pasa.
- Supuse que mi familia sería algo más conocida a estas alturas, pero en fin. Es normal que en no todos lados hayan oído hablar del imbécil de mi padre. Tener tengo, sí, aunque no conozco a la mayoría de mis hermanos, ni sé cuántos son. Tengo una hermana y algunos tíos y primos. Mis padres están muertos también - se acercó a la puerta al fondo de la habitación y comenzó a abrirla, con un ruidoso quejido de las bisagras y el crujir de la madera vieja. Al abrirla mostró una enorme sala común con una chimenea vieja, sofás destrozados y una mesa cortada por la mitad.
- Supuse que en todo este tiempo alguien habría hecho su hogar de este barco, pero si ha sido así, hace años que nadie viene por aquí - Entró en la estancia echando un ojo a la habitación. Había algunas cosas que en algún pasado pudieron ser de valor, pero que a día de hoy estaban en un estado lamentable. Se acercó a una estantería y se puso a revisar los libros con cuidado. La mayoría estaban inservibles y viejos, pero algunos parecía que aún podían leerse. Cogió unos cuantos que parecían interesantes, los envolvió en un paño de tela y se los metió en uno de los enormes bolsillos del interior de su chaqueta. A pesar de que deberían abultar, no pareció aumentar el volumen de esta.
- Vine al barco por curiosidad, principalmente. Se cuentan tantas historias sobre él que no podía perder la oportunidad de visitarlo. Es una lástima que esté en este estado, pero... hay algo de belleza en las ruinas y la decadencia del tiempo. Un recordatorio de que para todos, para bien o para mal, el tiempo pasa.
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Parecía que la cosa iba bastante bien y eso me tranquilizaba mucho de entrada. Ivan parecía haber conectado conmigo de una forma cordial a pesar de nuestro "roce" inicial. Me sorprendió bastante a decir verdad que él se sorprendiera que no conociera su apellido, y la verdad, no le culpaba debido a que no era una persona que viajaba en exceso la verdad.
-Lamento no conocer su apellido señor Markov, la verdad, es que no suelo viajar mucho como ha podido comprobar.- le dije mientras me acercaba a él- Lamento su pérdida señor, espero que le sea liviana de llevar.
Tras decir aquellas palabras le seguí hasta la gran sala a donde acabábamos de entrar. Me daba mucha pena ver todo aquello desvalijado y destrozado por el paso del tiempo. También levantó mi curiosidad que cogiera unos libros polvorientos de la sala, y no pudiendo contenerme le pregunté.
-¿Le gusta la lectura? Creo que si se lleva tantos libros en el abrigo igual tendrá un poco de incomodidad y peso- dije apoyándome en uno de los sofás destrozados mientras asentía a sus palabras- Cierto es que este lugar ha visto días mejores pero si le soy sincera esto me beneficia. Aquí al menos hay tranquilidad y eso se aprecia mucho no se lo voy a negar. Por desgracia es cierto y el tiempo pasa. Estoy segura de que tanto usted como otra gente querría vivir más de una vida para ver el mundo ¿no? O quizás usted ya haya visto demasiado ¿que me puede contar de el -concluí con un tono amable pero serio.
Eché un vistazo a la sala mientras intentaba reconstruirla, como si de un arqueólogo se tratara, para intentar visualizarla como pudo haber sido en tiempos mejores. Por unos instantes clavé mi mirada en la chimenea, dejándola perdida entre lo que algún día fue el hueco para la madera.
-Lamento no conocer su apellido señor Markov, la verdad, es que no suelo viajar mucho como ha podido comprobar.- le dije mientras me acercaba a él- Lamento su pérdida señor, espero que le sea liviana de llevar.
Tras decir aquellas palabras le seguí hasta la gran sala a donde acabábamos de entrar. Me daba mucha pena ver todo aquello desvalijado y destrozado por el paso del tiempo. También levantó mi curiosidad que cogiera unos libros polvorientos de la sala, y no pudiendo contenerme le pregunté.
-¿Le gusta la lectura? Creo que si se lleva tantos libros en el abrigo igual tendrá un poco de incomodidad y peso- dije apoyándome en uno de los sofás destrozados mientras asentía a sus palabras- Cierto es que este lugar ha visto días mejores pero si le soy sincera esto me beneficia. Aquí al menos hay tranquilidad y eso se aprecia mucho no se lo voy a negar. Por desgracia es cierto y el tiempo pasa. Estoy segura de que tanto usted como otra gente querría vivir más de una vida para ver el mundo ¿no? O quizás usted ya haya visto demasiado ¿que me puede contar de el -concluí con un tono amable pero serio.
Eché un vistazo a la sala mientras intentaba reconstruirla, como si de un arqueólogo se tratara, para intentar visualizarla como pudo haber sido en tiempos mejores. Por unos instantes clavé mi mirada en la chimenea, dejándola perdida entre lo que algún día fue el hueco para la madera.
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- No hay pérdida en no volver a saber de ese hombre - respondió secamente. No le apetecía hablar de su familia, menos de su padre. Se notaba que Verelizth venía de algún lugar aislado, pues tras el espectáculo que su padre había montado con toda la guerra en el North Blue había poca gente que no conociera la historia. O eso solía pensar. En cualquier caso no iba a ser él quien la sacara de su ignorancia. No iba a hablar sobre Derian, hoy no. En cambio cuando mencionó lo de los libros esbozó una media sonrisa y resopló divertido - Este peso no es suficiente para molestarme - o más bien habría sido más correcto decir "para notar la diferencia." Llevaba tanto peso en la chaqueta que para una persona corriente sería molesto cargar con ella.
- ¿Sobre el mundo? Esa es una pregunta demasiado vaga - caminó hasta el sofá frente al de ella y se sentó en el reposabrazos, frotándose la barbilla pensativo - Hay demasiado que ver para una sola vida, sí. En mis últimos años no he hecho más que viajar, y descontando momentos concretos rara vez he parado más de unas semanas en la misma isla. Aún así sigue habiendo nuevos lugares que visitar, y todos muy diferentes - se cruzó de brazos. Tal vez su respuesta había sido ambigua, pero porque la pregunta también lo había sido. No tenía muy claro qué contestar. Bajo él, el sofá crujió por el peso, así que tomó la sensata decisión de levantarse y apartarse. Metió la mano en el interior de la chaqueta y sacó una petaca de color dorado, de la que dio un trago.
- Si de verdad quieres un consejo de alguien que ha viajado es que salgas y mires el mundo por tu cuenta. No es algo que merezca la pena ver a través de los ojos de otro, sino con los tuyos propios - cerró la petaca y se la guardó mientras hablaba - En fin, querías tranquilidad y yo visitar este barco. No parece que haya gran cosa que ver a parte de los restos del pasado - sacó un papel y un bolígrafo y garabateó un número, tendiéndoselo - Si en algún momento quieres contactar conmigo, aquí está mi número de Den Den Mushi. Te dejaré a tus cosas - tras eso esperó un momento por si quería decir algo antes de que se fuera. Mientras tanto aprovechó para mandar una orden mental a Friedrich para que desbloqueara la puerta principal.
- ¿Sobre el mundo? Esa es una pregunta demasiado vaga - caminó hasta el sofá frente al de ella y se sentó en el reposabrazos, frotándose la barbilla pensativo - Hay demasiado que ver para una sola vida, sí. En mis últimos años no he hecho más que viajar, y descontando momentos concretos rara vez he parado más de unas semanas en la misma isla. Aún así sigue habiendo nuevos lugares que visitar, y todos muy diferentes - se cruzó de brazos. Tal vez su respuesta había sido ambigua, pero porque la pregunta también lo había sido. No tenía muy claro qué contestar. Bajo él, el sofá crujió por el peso, así que tomó la sensata decisión de levantarse y apartarse. Metió la mano en el interior de la chaqueta y sacó una petaca de color dorado, de la que dio un trago.
- Si de verdad quieres un consejo de alguien que ha viajado es que salgas y mires el mundo por tu cuenta. No es algo que merezca la pena ver a través de los ojos de otro, sino con los tuyos propios - cerró la petaca y se la guardó mientras hablaba - En fin, querías tranquilidad y yo visitar este barco. No parece que haya gran cosa que ver a parte de los restos del pasado - sacó un papel y un bolígrafo y garabateó un número, tendiéndoselo - Si en algún momento quieres contactar conmigo, aquí está mi número de Den Den Mushi. Te dejaré a tus cosas - tras eso esperó un momento por si quería decir algo antes de que se fuera. Mientras tanto aprovechó para mandar una orden mental a Friedrich para que desbloqueara la puerta principal.
Nayelis
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Parecía que el pasado perturbaba a aquel hombre. Sin duda su padre debió de ser alguien horrible o poco cariñoso con su hijo par que este le odiara así. Tenía la sensación de que le señor Markov tenía muchas historias que contarme y seguro que estaría horas y horas en este lugar contándomelas.
- Lamento si le ha molestado mis inquietudes para con su familia, al menos usted conoce a la suya señor- dije con tono amable sin darle demasiada importancia al comentario de los libros. Sin embargo sus palabras acerca del mundo y de sus viajes seguían llamándome la atención.
-Supongo que ha vivido bien. Creo que le haré caso y me iré de este lugar en un par de días como máximo. Por el momento creo que es hora de finalizar nuestra conversación....-no pude acabar mis palabras ya que me hizo entrega de su número, y yo, con sumo respeto cogí el papel.
Me quedé mirándolo por unos instantes hasta que le dije:
-Muchas gracias señor Markov, ha sido una reunión muy reveladora- dije ante de hacerle un ademán con la cabeza mientras me retiraba de la sala por la puerta principal, que ahora estaba abierta. Antes de salir me quedé mirando a mi extraño compañero, pero pasados unos segundos salí del lugar.
- Lamento si le ha molestado mis inquietudes para con su familia, al menos usted conoce a la suya señor- dije con tono amable sin darle demasiada importancia al comentario de los libros. Sin embargo sus palabras acerca del mundo y de sus viajes seguían llamándome la atención.
-Supongo que ha vivido bien. Creo que le haré caso y me iré de este lugar en un par de días como máximo. Por el momento creo que es hora de finalizar nuestra conversación....-no pude acabar mis palabras ya que me hizo entrega de su número, y yo, con sumo respeto cogí el papel.
Me quedé mirándolo por unos instantes hasta que le dije:
-Muchas gracias señor Markov, ha sido una reunión muy reveladora- dije ante de hacerle un ademán con la cabeza mientras me retiraba de la sala por la puerta principal, que ahora estaba abierta. Antes de salir me quedé mirando a mi extraño compañero, pero pasados unos segundos salí del lugar.
Ivan Markov
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Observó por un momento a la extraña mujer mientras salía de la estancia. Aquel había sido el encuentro más raro que había tenido en años... tal vez su actitud no había sido la más educada, pero, ¿qué iba a hacer cuando una persona no se atenía a las advertencias? Se encogió de hombros y salió él también, dirigiéndose a la puerta principal del castillo. A un lado de esta le estaba Friedrich, perfectamente quieto y en silencio. Pese a todo, con su enorme tamaño le sorprendía que Verelizth no hubiese reparado en él - Nos vamos - dijo, en un tono autoritario. El ghoul comenzó a moverse tras él con el sonido chirriante de su oxidada armadura. Iba a tener que ocuparse de conseguirle una en condiciones, porque aquella lata vieja parecía a punto de caerse a pedazos en cualquier momento.
Atravesaron el navío isla acompañados únicamente por la niebla, y una vez estuvo a distancia suficiente, contactó mentalmente con Michael para que saliera a la superficie. El submarino le esperaba ya junto a la "costa", o borda, o lo que fuera, para cuando llegaron. Por un momento el ghoul se detuvo alerta, al ver la mole metálica con aspecto de monstruo - Extraño navío. Los tiempos han cambiado desde mi muerte - Ivan se rió con un siseo al escuchar sus palabras - No es el tipo más habitual de medio de transporte. Mi Leviatán es único en su especie, uno de los mejores submarinos que se hayan construido. Puede navegar a una velocidad de trescientos nudos y viajar por el fondo marino sin más peligro que las criaturas que puedan aparecer en este - contestó con orgullo. A continuación ambos subieron a este, Ivan abrió la escotilla y desaparecieron en su interior. El Leviatán se sumergió entre las aguas y se alejó rápidamente de Thriller Bark.
Atravesaron el navío isla acompañados únicamente por la niebla, y una vez estuvo a distancia suficiente, contactó mentalmente con Michael para que saliera a la superficie. El submarino le esperaba ya junto a la "costa", o borda, o lo que fuera, para cuando llegaron. Por un momento el ghoul se detuvo alerta, al ver la mole metálica con aspecto de monstruo - Extraño navío. Los tiempos han cambiado desde mi muerte - Ivan se rió con un siseo al escuchar sus palabras - No es el tipo más habitual de medio de transporte. Mi Leviatán es único en su especie, uno de los mejores submarinos que se hayan construido. Puede navegar a una velocidad de trescientos nudos y viajar por el fondo marino sin más peligro que las criaturas que puedan aparecer en este - contestó con orgullo. A continuación ambos subieron a este, Ivan abrió la escotilla y desaparecieron en su interior. El Leviatán se sumergió entre las aguas y se alejó rápidamente de Thriller Bark.
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