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Brianna Byrne
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No estaba segura de como debería sentirse en aquel momento, pero tenía algo claro, el miedo aún no había abandonado su cuerpo y si podía escapar con ayuda del albino, lo haría. — Si, mi barco se encuentra en Veris, detrás deuna de las tiendas del puerto — se aferró con más fuerza al cuerpo de su acompañante. La verdad es que no se imaginaba que pudieran llegar a alcanzar semejante velocidad. No es que le dieran miedo las alturas, tampoco la velocidad, pero todo estaba pasando bastante rápido y eso le provocaba un poco de incertidumbre y de confusión. Sin embargo seguía las instrucciones de Ivan tan pronto como su cerebro las procesaba, así que por suerte, no se cayó de sus brazos.
— Allí, esta justo allí — le señalo la tienda tras la que se encontraba su barco, una tienda de cebo del puerto donde los pescadores solían ir en busca de materiales para salir a faenar. Esperaba que no hubiera nadie en su barco, realmente esperaba que no lo hubieran encontrado, si perdía lo que había en el se lamentaría toda la vida. Al saber que estaba vacío suspiro con alivio. Una vez se encontró con los pies sobre la cubierta de su velero asintió levemente — lo suficiente como para salir de aquí, pero tampoco soy una gran navegante — para que mentir, Brianna era médico principalmente, lo de navegar noe ra su estilo del todo, pero lo hacía por necesidad.
Una vez que las velas estuvieron desplegadas y que el ancla estaba subida Brianna comenzó a manejar el timón para salir del puerto. Sin embargo, no tardaron demasiado en encontrarlos los hombres de su padre, quienes se acercaban corriendo por el puerto con intenciones de saltar al velero. — Joder, ¿es que no se cansan nunca? — la idea de que pudieran entrar en el barco la ponía de mal humor, solo esperaba que el viento fuera propicio aquella noche y les ayudara a escapar. No tenía tiempo de pensar realmente que rumbo tomar, tan solo quería salir de allí y escapar cuanto antes. Ivan ya había echo suficiente por ella y tampoco quería arrastrarlo a una situación peligrosa, era un desconocido al fin y al cabo aunque hace un momento casi le hubiera besado de no ser por aquella interrupción.
Aquel pensamiento la hizo sentir extraña, una leve opresión en el pecho se hizo presente mientras escapaban a toda prisa de aquel puerto. Al final, gracias a la noche y el viento, lograron despistar al grupo de peleles y Brianna dejo escapar el aire que había estado aguantando en sus pulmones. Miro entonces a Ivan — siento mucho haberte metido en esta situación, te llevare a alguna isla para que puedas volver o marchar donde quieras, siento mucho todo esto de verdad — no sabía como disculparse con él lo suficiente. Aún estaba nerviosa y le temblaban un poco las manos, sin embargo no soltaba el timón, puede que tuviera miedo, no iba a negar aquello, pero era alguien que no se dejaba vencer por situaciones así y que siempre seguía hacia delante.
— ¿Tienes algún lugar al que quieras ir? — mientras esperaba su respuesta, medito donde podría ir ahora ella, necesitaba un lugar donde esconderse. Si no encontraba ninguno, le tocaría volver a viajar sin rumbo fijo, parando de vez en cuando en alguna isla donde conseguir víveres y volver al mar nuevamente. Aquella vida no era tan mala, pero de vez en cuando se sentía sola, tanto tiempo en un barco en soledad podía pasar factura a cualquiera. Por el momento esperaba poder devolverle los favores a Ivan, realmente la había ayudado muchísimo y se sentía bastante mal por arrastrarlo a una situación de aquel calibre.
— Allí, esta justo allí — le señalo la tienda tras la que se encontraba su barco, una tienda de cebo del puerto donde los pescadores solían ir en busca de materiales para salir a faenar. Esperaba que no hubiera nadie en su barco, realmente esperaba que no lo hubieran encontrado, si perdía lo que había en el se lamentaría toda la vida. Al saber que estaba vacío suspiro con alivio. Una vez se encontró con los pies sobre la cubierta de su velero asintió levemente — lo suficiente como para salir de aquí, pero tampoco soy una gran navegante — para que mentir, Brianna era médico principalmente, lo de navegar noe ra su estilo del todo, pero lo hacía por necesidad.
Una vez que las velas estuvieron desplegadas y que el ancla estaba subida Brianna comenzó a manejar el timón para salir del puerto. Sin embargo, no tardaron demasiado en encontrarlos los hombres de su padre, quienes se acercaban corriendo por el puerto con intenciones de saltar al velero. — Joder, ¿es que no se cansan nunca? — la idea de que pudieran entrar en el barco la ponía de mal humor, solo esperaba que el viento fuera propicio aquella noche y les ayudara a escapar. No tenía tiempo de pensar realmente que rumbo tomar, tan solo quería salir de allí y escapar cuanto antes. Ivan ya había echo suficiente por ella y tampoco quería arrastrarlo a una situación peligrosa, era un desconocido al fin y al cabo aunque hace un momento casi le hubiera besado de no ser por aquella interrupción.
Aquel pensamiento la hizo sentir extraña, una leve opresión en el pecho se hizo presente mientras escapaban a toda prisa de aquel puerto. Al final, gracias a la noche y el viento, lograron despistar al grupo de peleles y Brianna dejo escapar el aire que había estado aguantando en sus pulmones. Miro entonces a Ivan — siento mucho haberte metido en esta situación, te llevare a alguna isla para que puedas volver o marchar donde quieras, siento mucho todo esto de verdad — no sabía como disculparse con él lo suficiente. Aún estaba nerviosa y le temblaban un poco las manos, sin embargo no soltaba el timón, puede que tuviera miedo, no iba a negar aquello, pero era alguien que no se dejaba vencer por situaciones así y que siempre seguía hacia delante.
— ¿Tienes algún lugar al que quieras ir? — mientras esperaba su respuesta, medito donde podría ir ahora ella, necesitaba un lugar donde esconderse. Si no encontraba ninguno, le tocaría volver a viajar sin rumbo fijo, parando de vez en cuando en alguna isla donde conseguir víveres y volver al mar nuevamente. Aquella vida no era tan mala, pero de vez en cuando se sentía sola, tanto tiempo en un barco en soledad podía pasar factura a cualquiera. Por el momento esperaba poder devolverle los favores a Ivan, realmente la había ayudado muchísimo y se sentía bastante mal por arrastrarlo a una situación de aquel calibre.
Ivan Markov
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Apretó los labios y pensó qué contestar. No le apetecía quedar solo tan pronto, pero no podía mantenerse tanto tiempo lejos de Grand Line. Tenía que reunirse con Katharina en Arabasta. Se cruzó de brazos, pensativo. Dirigió una única mirada a los hombres que corrían por el puerto y se planteó pegarle un tiro a uno u dos, pero sería un malgasto de balas y un ejercicio de crueldad inútil. No iban a alcanzarles. Finalmente se paseó por la cubierta y se apoyó en la barandilla que daba de la cubierta del timón a la inferior - Al sur. Tan cerca de la Reverse Mountain como puedas dejarme. Tengo que dirigirme a Grand Line - se fijó en que ella estaba aún nerviosa. Debería haberse preocupado un poco más por su estado, pero es que para él aquellas cosas no le resultaban intuitivas. Simplemente no se le ocurrían cosas como que alguien pudiera ponerse nervioso porque le pasara algo como eso. Él en su lugar no tendría miedo. Tal vez furia.
- Todo saldrá bien - dijo, apoyándole la mano sobre una de las suyas y sonriéndole - Me has ayudado, así que no voy a dejar que te cojan. Como te dije, soy bastante fuerte. Sólo te saqué del castillo por si alguno lograba echarte mano mientras estaba ocupado, pero podría haberme encargado de todos yo solo.
Se sentó en la barandilla, sacó una petaca dorada y echó un trago. Con la carrera le había entrado sed, y no había tenido ocasión de echar mano a uno de esos humanos para recuperarse. Tras beber una buena cantidad se arrepintió; debía racionar cuánto tomaba si iba a estar a bordo con Brianna. Guardó la petaca conteniendo un suspiro y observó durante unos minutos a ella llevar el timón, en silencio. Estaban llegando al final de la ría de Veris y a punto de salir a mar abierto. El suave balanceo del barco, familiar y confortable, relajó a Ivan. Aún quedaban un par de horas de noche, y eso era un pensamiento agradable.
- A propósito, sobre lo de antes. No tienes que preocuparte por este asunto. Te he ayudado porque he querido, y para mí esta gente no me va a resultar un problema - hablando de eso... ¿quién la buscaba? - Pero por saber quién es mi enemigo, ¿a quién he molestado esta noche?
Suspiró. No era como si realmente fuese un problema. Ya era buscado por el Gobierno Mundial y tenía a un Yonkou agarrándole por los pendientes reales. Un enemigo más no iba a resultar una diferencia, a no ser que fuese un peso pesado del Nuevo Mundo. Y no creía que fuese el caso, a juzgar por la panda de novatos que había visto en el castillo y en el puerto.
- Si quieres puedo llevar yo el timón. Te prometo que no le pasará nada a tu barco - le volvió a sonreír - Soy navegante. Puedes ir a descansar, te hará bien.
- Todo saldrá bien - dijo, apoyándole la mano sobre una de las suyas y sonriéndole - Me has ayudado, así que no voy a dejar que te cojan. Como te dije, soy bastante fuerte. Sólo te saqué del castillo por si alguno lograba echarte mano mientras estaba ocupado, pero podría haberme encargado de todos yo solo.
Se sentó en la barandilla, sacó una petaca dorada y echó un trago. Con la carrera le había entrado sed, y no había tenido ocasión de echar mano a uno de esos humanos para recuperarse. Tras beber una buena cantidad se arrepintió; debía racionar cuánto tomaba si iba a estar a bordo con Brianna. Guardó la petaca conteniendo un suspiro y observó durante unos minutos a ella llevar el timón, en silencio. Estaban llegando al final de la ría de Veris y a punto de salir a mar abierto. El suave balanceo del barco, familiar y confortable, relajó a Ivan. Aún quedaban un par de horas de noche, y eso era un pensamiento agradable.
- A propósito, sobre lo de antes. No tienes que preocuparte por este asunto. Te he ayudado porque he querido, y para mí esta gente no me va a resultar un problema - hablando de eso... ¿quién la buscaba? - Pero por saber quién es mi enemigo, ¿a quién he molestado esta noche?
Suspiró. No era como si realmente fuese un problema. Ya era buscado por el Gobierno Mundial y tenía a un Yonkou agarrándole por los pendientes reales. Un enemigo más no iba a resultar una diferencia, a no ser que fuese un peso pesado del Nuevo Mundo. Y no creía que fuese el caso, a juzgar por la panda de novatos que había visto en el castillo y en el puerto.
- Si quieres puedo llevar yo el timón. Te prometo que no le pasará nada a tu barco - le volvió a sonreír - Soy navegante. Puedes ir a descansar, te hará bien.
Brianna Byrne
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El Grand Line, no se le había pasado jamás por la cabeza ir hasta allí. Tal vez sería un buen lugar donde escapar de su padre, tal vez si podía ocultarse entre sus islas, le sería más complicado dar con ella. El problema residía en que no era sencillo llegar hasta allí. También que solo tenía un velero y que no era una navegante. Brianna podía tener muchas virtudes. pero le faltaban medios para poder llegar hasta aquellas aguas. Cuando sintió la mano de Ivan sobre su hombro se sintió relajar de repente. La tensión de su cuerpo desapareció. Por alguna razón, parecía que aquel hombre tenía un efecto relajante en ella.
Dejo salir el aire que había estado reteniendo mientras sus músculos se iban relajando poco a poco. Soltó el timón para que pudiera tomarlo el albino, si decía que era navegante estaba segura de que podría llevar el barco mucho mejor que ella donde quisiera ir. — No entiendo la facilidad que tienes para hablar de ese tipo de cosas, supongo que has vivido cosas mucho más peligrosas que estas — tomo asiento un momento sin perderle de vista. Pensó en si debería decirle quien la perseguía o no, pero teniendo en cuenta que le había rescatado, ¿por que no? — Siendo de Hallstat estoy segura de que te suena de algo, Dugan Byrne, es uno de los nobles — ni siquiera recordaba si era conde o duque o lo que fuera.
Solo sabía que era alguien noble con un nombre importante y un comportamiento deplorable. — Por alguna razón ahora a decidido que le soy conveniente y quiere llevarme con él — después de abandonarla junto a su madre, ahora quería recuperarla para usarla como moneda de cambio. Aquello realmente la hacía enfurecer, pero en aquel momento no tenía fuerzas ni siquiera para maldecirle. Se levanto un momento y fue al interior del barco, cinco minutos más tarde salió con dos tazas de chocolate caliente, un libro y una manta de apariencia bastante calentita.
No quería ir a dormir, no por el momento y menos después de lo que había vivido en el puerto. Seguramente tendría unas pesadillas mucho peores a las habituales. — Solo tengo una manta, pero podemos compartirla si tienes frío también — le tendió la taza de chocolate y después tomó asiento nuevamente en el lugar donde estaba cubriendo sus hombros y brazos con la manta y suspirando de manera leve. Se preguntaba cuando podría ser libre, cuando dejarían de atormentarla los deseos de los demás y podría hacer lo que realmente quería.
— Dugan..es mi padre, me abandono junto a mi madre hace tiempo y bueno, al parecer ahora le soy útil y quiere que vaya a su lado, pero no esta en mis planes hacerle mucho caso — aún no había abierto el libro, lo mantenía sujeto entre los brazos y entonces volvió a mirar a Ivan con cierta intensidad. Sus ojos brillaron y entonces lo que temía preguntar escapo de sus labios sin que ella pudiera retenerlo — ¿me llevarías contigo a Grand Line? — no sabía si aquello sería o no posible, no quería ser una molestia para él. Pero si se quedaba en los Blues era seguro que terminarían atrapándola. Tarde o temprano se quedaría sin escondites, si algo tenía su padre, era dinero que gastar y contactos que usar para encontrarla. Pero en el Grand Line sería más complicado que pudiera dar con ella y eso le daría margen de movimiento.
Dejo salir el aire que había estado reteniendo mientras sus músculos se iban relajando poco a poco. Soltó el timón para que pudiera tomarlo el albino, si decía que era navegante estaba segura de que podría llevar el barco mucho mejor que ella donde quisiera ir. — No entiendo la facilidad que tienes para hablar de ese tipo de cosas, supongo que has vivido cosas mucho más peligrosas que estas — tomo asiento un momento sin perderle de vista. Pensó en si debería decirle quien la perseguía o no, pero teniendo en cuenta que le había rescatado, ¿por que no? — Siendo de Hallstat estoy segura de que te suena de algo, Dugan Byrne, es uno de los nobles — ni siquiera recordaba si era conde o duque o lo que fuera.
Solo sabía que era alguien noble con un nombre importante y un comportamiento deplorable. — Por alguna razón ahora a decidido que le soy conveniente y quiere llevarme con él — después de abandonarla junto a su madre, ahora quería recuperarla para usarla como moneda de cambio. Aquello realmente la hacía enfurecer, pero en aquel momento no tenía fuerzas ni siquiera para maldecirle. Se levanto un momento y fue al interior del barco, cinco minutos más tarde salió con dos tazas de chocolate caliente, un libro y una manta de apariencia bastante calentita.
No quería ir a dormir, no por el momento y menos después de lo que había vivido en el puerto. Seguramente tendría unas pesadillas mucho peores a las habituales. — Solo tengo una manta, pero podemos compartirla si tienes frío también — le tendió la taza de chocolate y después tomó asiento nuevamente en el lugar donde estaba cubriendo sus hombros y brazos con la manta y suspirando de manera leve. Se preguntaba cuando podría ser libre, cuando dejarían de atormentarla los deseos de los demás y podría hacer lo que realmente quería.
— Dugan..es mi padre, me abandono junto a mi madre hace tiempo y bueno, al parecer ahora le soy útil y quiere que vaya a su lado, pero no esta en mis planes hacerle mucho caso — aún no había abierto el libro, lo mantenía sujeto entre los brazos y entonces volvió a mirar a Ivan con cierta intensidad. Sus ojos brillaron y entonces lo que temía preguntar escapo de sus labios sin que ella pudiera retenerlo — ¿me llevarías contigo a Grand Line? — no sabía si aquello sería o no posible, no quería ser una molestia para él. Pero si se quedaba en los Blues era seguro que terminarían atrapándola. Tarde o temprano se quedaría sin escondites, si algo tenía su padre, era dinero que gastar y contactos que usar para encontrarla. Pero en el Grand Line sería más complicado que pudiera dar con ella y eso le daría margen de movimiento.
Ivan Markov
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El nombre de Dugan Byrne no le sonaba a decir verdad. Es posible que su padre lo mencionara en algún momento o que lo oyese en alguna aburrida reunión en el palacio imperial, pero de ser así, no debió interesarle en el momento. Sin embargo oír que quería llevarse a Brianna consigo hizo que algo se removiera en su interior. Esa era la clase de prepotencia que había visto que tenían los nobles; que irónicamente él había tenido hasta no hacía tanto. Creerse con derecho sobre las vidas de otras personas y a poder reclamar a quien quisieran, como si estuvieran para ser sus esclavos. Se sentía incómodo con aquella manera de pensar de todos modos; estaba dividido entre su forma de ver el mundo de siempre, dividido en débiles y fuertes, y su creciente sentido de la justicia. Aunque en ese caso era más una excusa para el odio que le provocaba saber que alguien quería hacerle daño a Brianna.
- Cuanto más sé cómo son los nobles, más asco me da haberme considerado uno de ellos - murmuró, con una nota de rabia contenida.
Se quedó dirigiendo el barco mientras ella entraba bajo cubierta. Aprovechó el frío de las últimas horas de la noche para relajarse. Al ver el cielo nocturno, recordó con cariño sus escapadas nocturnas cuando estaba en Lvneel, adentrándose en barco en el mar al atardecer para tumbarse en cubierta a la caída de la noche. Había pasado incontables horas estudiando las constelaciones y maravillándose con la belleza del cielo nocturno. Ahora esas mismas estrellas le servían para orientarse y encontrar su destino en la noche. Al entrar en mar abierto, fijó el rumbo y ató el timón a la barandilla con un cabo para que no se moviera. Al poco volvió Brianna con una manta y dos chocolates, tendiéndole uno. Cuando escuchó su oferta, contuvo una sonrisa pícara.
- Claro - se sentó junto a ella y se envolvieron en la manta. La verdad es que no la necesitaba, no sentía frío a esas temperaturas, pero no podía desaprovechar una oportunidad para pegarse a ella si se la regalaban de esa manera. Sintió su inquietud de nuevo por su aroma, y le pasó un brazo por los hombros para confortarla. Entonces ella le reveló que Dugan era su padre, y que la quería de vuelta para utilizarla. Aquello no disminuyó la rabia que Ivan sentía contra aquel hombre, de hecho empeoró. Ahora no podía evitar empatizar con ella; algo raro en él, pero sus situaciones eran demasiado similares en muchos aspectos. Él también había tenido que aguantar a un padre controlador y manipulador. Y fue así, abrazado a ella y sumido en sus pensamientos cuando se lo propuso. Al principio la miró extrañado, como si fuese la primera vez que la viese. Pero al momento le dedicó una sonrisa cálida y alegre:
- No tienes que pedirlo dos veces - le tendió la mano - Ven conmigo. No dejaré que te atrape.
- Cuanto más sé cómo son los nobles, más asco me da haberme considerado uno de ellos - murmuró, con una nota de rabia contenida.
Se quedó dirigiendo el barco mientras ella entraba bajo cubierta. Aprovechó el frío de las últimas horas de la noche para relajarse. Al ver el cielo nocturno, recordó con cariño sus escapadas nocturnas cuando estaba en Lvneel, adentrándose en barco en el mar al atardecer para tumbarse en cubierta a la caída de la noche. Había pasado incontables horas estudiando las constelaciones y maravillándose con la belleza del cielo nocturno. Ahora esas mismas estrellas le servían para orientarse y encontrar su destino en la noche. Al entrar en mar abierto, fijó el rumbo y ató el timón a la barandilla con un cabo para que no se moviera. Al poco volvió Brianna con una manta y dos chocolates, tendiéndole uno. Cuando escuchó su oferta, contuvo una sonrisa pícara.
- Claro - se sentó junto a ella y se envolvieron en la manta. La verdad es que no la necesitaba, no sentía frío a esas temperaturas, pero no podía desaprovechar una oportunidad para pegarse a ella si se la regalaban de esa manera. Sintió su inquietud de nuevo por su aroma, y le pasó un brazo por los hombros para confortarla. Entonces ella le reveló que Dugan era su padre, y que la quería de vuelta para utilizarla. Aquello no disminuyó la rabia que Ivan sentía contra aquel hombre, de hecho empeoró. Ahora no podía evitar empatizar con ella; algo raro en él, pero sus situaciones eran demasiado similares en muchos aspectos. Él también había tenido que aguantar a un padre controlador y manipulador. Y fue así, abrazado a ella y sumido en sus pensamientos cuando se lo propuso. Al principio la miró extrañado, como si fuese la primera vez que la viese. Pero al momento le dedicó una sonrisa cálida y alegre:
- No tienes que pedirlo dos veces - le tendió la mano - Ven conmigo. No dejaré que te atrape.
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Dejo que Ivan se sentara junto a ella y se envolviera con la misma manta que envolvía su cuerpo. La verdad es que como siempre viajaba sola le faltaban recursos para dos. No obstante, aquella situación se podía solventar de forma rápida y sin mayor problema. En la próxima isla donde pudieran parar compraría algunas cosas para que los dos estuvieran más cómodos en el barco. Un suspiro tenue y bastante agradable salió de los labios de la joven cuando el vampiro la rodeo con su brazo. Por su parte, mientras sujetaba la taza de chocolate con sus dos manos, dejo que su cabeza reposara contra su hombro. Se sentía bastante reconfortada, apoyada, era extraño. Nunca se había sentido así con nadie y ahora, aquel desconocido, lograba hacerla sentir mejor con unas simples palabras y una caricia.
Esperaba que su propuesta no fuera demasiado terrible. Acompañarlo hasta Grand Line sonaba bien para ella, pero puede que para el albino fuera una idea terrible. Fuese como fuera, Brianna aceptaría la respuesta que él le diera. Si podía ir con él, maravilloso, si no podía, simplemente le dejaría en la isla que él quisiera y buscaría un camino por su cuenta. Pudo ver como Ivan se giraba a mirarla, no sabía distinguir del todo bien lo que estaba sintiendo en aquel momento, ¿parecía confundido? Era lógico si tenemos en cuenta que eran completos desconocidos y aún así, hablaban y se sentían como si se conocieran de toda la vida. Al menos, ese era el caso de la doctora y por alguna razón, creía ver en el vampiro el mismo sentimiento.
Sonrió al escuchar su afirmación y tomó su mano sin dudarlo un solo momento. La idea de viajar junto a él realmente le agradaba, le hizo feliz saber que por su parte tampoco había problema alguno. — Gracias, de verdad Ivan, no sabes cuanto te lo agradezco — después volvió a la posición en la que estaba anteriormente. Su cabeza reposando sobre el hombro del albino mientras sostenía la taza entre las manos y la brisa marina mecía sus cabellos. El sonido del mar era como una nana, una cancioncilla en busca de calmar los ánimos. Tal vez un susurro que intentaba que la joven encontrarla el sueño que su cuerpo le pedía. Estaba cansada, no podía negar lo que era evidente para cualquiera. Sus ojos lentamente se fueron cerrando, la taza quedo posada sobre su regazo mientras su respiración se acompasaba.
La presencia de Ivan, el arrullo del mar y las estrellas sobre sus cabezas la hicieron sentir completamente calmada. No pudo aguantar el cansancio y terminó por dormirse. Una nueva historia estaba dando comienzo para ella, tal vez la llevarían a un jardín lleno de flores, pero no debemos olvidar que las rosas también tienen espinas. Sin embargo, Brianna esta acostumbrada al dolor, acostumbrada a luchar a sobrevivir. Ahora en su historia había entrado un nuevo personaje, un héroe, tal vez un villano, pero será alguien realmente importante y relevante dentro de su vida. El reloj sigue girando y mientras la luna se oculta, el sol vuelve a salir para dar comienzo a un nuevo día, a una nueva historia.
Esperaba que su propuesta no fuera demasiado terrible. Acompañarlo hasta Grand Line sonaba bien para ella, pero puede que para el albino fuera una idea terrible. Fuese como fuera, Brianna aceptaría la respuesta que él le diera. Si podía ir con él, maravilloso, si no podía, simplemente le dejaría en la isla que él quisiera y buscaría un camino por su cuenta. Pudo ver como Ivan se giraba a mirarla, no sabía distinguir del todo bien lo que estaba sintiendo en aquel momento, ¿parecía confundido? Era lógico si tenemos en cuenta que eran completos desconocidos y aún así, hablaban y se sentían como si se conocieran de toda la vida. Al menos, ese era el caso de la doctora y por alguna razón, creía ver en el vampiro el mismo sentimiento.
Sonrió al escuchar su afirmación y tomó su mano sin dudarlo un solo momento. La idea de viajar junto a él realmente le agradaba, le hizo feliz saber que por su parte tampoco había problema alguno. — Gracias, de verdad Ivan, no sabes cuanto te lo agradezco — después volvió a la posición en la que estaba anteriormente. Su cabeza reposando sobre el hombro del albino mientras sostenía la taza entre las manos y la brisa marina mecía sus cabellos. El sonido del mar era como una nana, una cancioncilla en busca de calmar los ánimos. Tal vez un susurro que intentaba que la joven encontrarla el sueño que su cuerpo le pedía. Estaba cansada, no podía negar lo que era evidente para cualquiera. Sus ojos lentamente se fueron cerrando, la taza quedo posada sobre su regazo mientras su respiración se acompasaba.
La presencia de Ivan, el arrullo del mar y las estrellas sobre sus cabezas la hicieron sentir completamente calmada. No pudo aguantar el cansancio y terminó por dormirse. Una nueva historia estaba dando comienzo para ella, tal vez la llevarían a un jardín lleno de flores, pero no debemos olvidar que las rosas también tienen espinas. Sin embargo, Brianna esta acostumbrada al dolor, acostumbrada a luchar a sobrevivir. Ahora en su historia había entrado un nuevo personaje, un héroe, tal vez un villano, pero será alguien realmente importante y relevante dentro de su vida. El reloj sigue girando y mientras la luna se oculta, el sol vuelve a salir para dar comienzo a un nuevo día, a una nueva historia.
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