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“Lento, pero seguro”
La espera se le hizo un poco larga a decir verdad, se armó con la cadena, enroscándola en el ante-brazo derecho, probablemente le sería útil más adelante. Al entrar, encontró muchos materiales producto de arduo trabajo de la minería. Encendió la lámpara que se encontraba a un lado utilizando su habilidad, colocando la mecha entre los dedos índice y pulgar para encenderla. Exploro todo con detenido detalle, pero el almacén estaba lleno con cobre, plata y un metal grisáceo con detalles azulados cuando la luz de vela estaba cerca, era realmente hermoso.
“Nada mal, realmente nada mal, ya hicieron el trabajo duro por mí, y si este metal gris es lo que creo que es, ha sido un hermoso hallazgo, ahora entrar a la mina no tiene sentido alguno para ya he encontrado lo que necesito, necesito una fragua, también necesito ver que tienen de bueno en esas barracas, pero antes.”
Se giró en dirección a la que parecía ser una alacena. Al abrirla, había triunfado, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su cara, había encontrado comida. Se había llevado el pan a la boca, estaba algo duro, pero este usaría su habilidad para calentarlo un poco y suavizarlo para que el comerlo fuera más sencillo. Derritió el queso dejándolo caer sobre la carne para que este lo acompañara, estaba salado, pero aun así era mejor que tener el estómago vacío. La bebida era dulce ¿Tal vez era vino? Bebió un poco, y el sabor le resulto bastante agradable. Comió hasta quedar repleto y satisfacer su necesidad de alimentarse. Después de eso, se dispuso a la tarea de subir los suficientes de los minales que estaban en el almacén en la pequeña carreta (priorizando los grises con azul), también llevando unas cuantas botellas más, si dispuso a subir unas cuatro más en el carrito.
Analizando la situación, la ruta más estable era por el oeste, el bosque posea demasiados desniveles y probablemente el vehículo no aguantaría ese trayecto. La mala noticia era que tenía que pasar a través de los barracones para poder optar esa ruta. Aprovecharía la oportunidad de inspeccionarlos, necesitaba una manta o algo muy similar para cubrir el contenido de su carga, pero ya era momento de avanzar, pero con cautela, realizando el menos ruido posible.
La espera se le hizo un poco larga a decir verdad, se armó con la cadena, enroscándola en el ante-brazo derecho, probablemente le sería útil más adelante. Al entrar, encontró muchos materiales producto de arduo trabajo de la minería. Encendió la lámpara que se encontraba a un lado utilizando su habilidad, colocando la mecha entre los dedos índice y pulgar para encenderla. Exploro todo con detenido detalle, pero el almacén estaba lleno con cobre, plata y un metal grisáceo con detalles azulados cuando la luz de vela estaba cerca, era realmente hermoso.
“Nada mal, realmente nada mal, ya hicieron el trabajo duro por mí, y si este metal gris es lo que creo que es, ha sido un hermoso hallazgo, ahora entrar a la mina no tiene sentido alguno para ya he encontrado lo que necesito, necesito una fragua, también necesito ver que tienen de bueno en esas barracas, pero antes.”
Se giró en dirección a la que parecía ser una alacena. Al abrirla, había triunfado, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su cara, había encontrado comida. Se había llevado el pan a la boca, estaba algo duro, pero este usaría su habilidad para calentarlo un poco y suavizarlo para que el comerlo fuera más sencillo. Derritió el queso dejándolo caer sobre la carne para que este lo acompañara, estaba salado, pero aun así era mejor que tener el estómago vacío. La bebida era dulce ¿Tal vez era vino? Bebió un poco, y el sabor le resulto bastante agradable. Comió hasta quedar repleto y satisfacer su necesidad de alimentarse. Después de eso, se dispuso a la tarea de subir los suficientes de los minales que estaban en el almacén en la pequeña carreta (priorizando los grises con azul), también llevando unas cuantas botellas más, si dispuso a subir unas cuatro más en el carrito.
Analizando la situación, la ruta más estable era por el oeste, el bosque posea demasiados desniveles y probablemente el vehículo no aguantaría ese trayecto. La mala noticia era que tenía que pasar a través de los barracones para poder optar esa ruta. Aprovecharía la oportunidad de inspeccionarlos, necesitaba una manta o algo muy similar para cubrir el contenido de su carga, pero ya era momento de avanzar, pero con cautela, realizando el menos ruido posible.
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Tras beber de la botella notas un fuerte sabor a alcohol. Está rico, pero al poco de beber notas tus sentidos algo embotados, calor por el cuerpo y una cierta autoconfianza. Ahora que has comido sientes que podrías devorar el mundo y que nadie va a lograr pararte en tus objetivos. Cargas la carreta de ese metal azul y un poco de plata y cobre, y cuatro botellas de licor. Sales del almacén con tu botín y podrías haberte ido al momento... pero miras a los barracones, y decides acercarte a comprobar si hay algo más ahí que merezca la pena sacar. Recorres el primero, dando la vuelta en torno a este. Tiene más ventanas que el almacén y están a altura normal. Sin embargo, a la sombra de la montaña la luz de la luna no es suficiente para ver el oscuro interior. Decides que no quieres irte sin echar un vistazo, te diriges a la puerta creyendo ser sutil y sigiloso y la abres con cuidado.
Te recibe un fuerte olor a humanidad y un conjunto de sonidos rítmicos: respiraciones pesadas y ronquidos. Probablemente estabas a punto de retirarte, cuando de repente escuchas un bostezo, seguido de una voz medio dormida que dice - ¿Es ya mi turno, Fritz? - Te has metido en un lío. Por las respiraciones y el tamaño del barracón, dirías que hay un buen número de personas ahí dentro. Es hora de que tomes una decisión, y más vale que sea rápida... y la correcta.
Te recibe un fuerte olor a humanidad y un conjunto de sonidos rítmicos: respiraciones pesadas y ronquidos. Probablemente estabas a punto de retirarte, cuando de repente escuchas un bostezo, seguido de una voz medio dormida que dice - ¿Es ya mi turno, Fritz? - Te has metido en un lío. Por las respiraciones y el tamaño del barracón, dirías que hay un buen número de personas ahí dentro. Es hora de que tomes una decisión, y más vale que sea rápida... y la correcta.
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Escuchar la voz de aquel sujeto confundiéndolo con aquel joven era algo que no se esperaba, posiblemente el hombre tenía el sueño ligero.
-No aun no lo es.- Susurraba - solo me ha parecido ver algo y he venido a echar un vistazo. Sigue descansado.
el joven fallecido tenía casi la misma edad que el pelilargo, seguro no habría mucha diferencia de voz. Entre el sueño y su susurro tal vez no alcanzaría a diferenciar mucho la voz. Pero aun así, era momento de retirarse. Lentamente cerró la puerta, esperando no despertar al resto y salir lo más rápido de allí. Cogió el carrito y siguió su destino alejándose rápido del barracón sin mirar atrás, aun estando pendiente de no hacer ruido. Se dispondría a remover la barricada rápidamente y seguir su recorrido.
Al llegar a una distancia segura (y rezarle al narrador para que no le hubiesen descubierto). Se pondría de nuevos su zapatos y cogería rumbo a la ciudad, tendría cuidado de no seguir el camino en el mapa que se topaba con la entrada norte, era una caminata larga y la luna estaba hermosa, sonreiría con satisfacción y se dispondría a ir a la ciudadela de Auria, de seguro el asedio ya termino ¿O tal vez no?
-No aun no lo es.- Susurraba - solo me ha parecido ver algo y he venido a echar un vistazo. Sigue descansado.
el joven fallecido tenía casi la misma edad que el pelilargo, seguro no habría mucha diferencia de voz. Entre el sueño y su susurro tal vez no alcanzaría a diferenciar mucho la voz. Pero aun así, era momento de retirarse. Lentamente cerró la puerta, esperando no despertar al resto y salir lo más rápido de allí. Cogió el carrito y siguió su destino alejándose rápido del barracón sin mirar atrás, aun estando pendiente de no hacer ruido. Se dispondría a remover la barricada rápidamente y seguir su recorrido.
Al llegar a una distancia segura (y rezarle al narrador para que no le hubiesen descubierto). Se pondría de nuevos su zapatos y cogería rumbo a la ciudad, tendría cuidado de no seguir el camino en el mapa que se topaba con la entrada norte, era una caminata larga y la luna estaba hermosa, sonreiría con satisfacción y se dispondría a ir a la ciudadela de Auria, de seguro el asedio ya termino ¿O tal vez no?
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Sales de ahí como alma que lleva el diablo. No tienes claro si el engaño ha funcionado, pero de momento no te sigue nadie. Tras eso te diriges hacia Auria cargando con tu botín y esperando que el asedio ya haya concluido. Sólo hay un pequeño problema en tu plan: ya es de noche y no has dormido nada. Cuando vas a mitad de camino y el entusiasmo inicial del alcohol se va desvaneciendo, empiezas a cansarte. Más aún, eres fuerte, pero has cargado la carreta hasta los topes de metal y llevas todo el día de un lado para otro, eso sin mencionar que te pasaste toda la mañana bajando por una montaña. En cualquier caso, algo antes de llegar al camino que cruza la cuenca ves a lo lejos la ciudad y las luces del campamento asediador rodeándola. No parece en absoluto que el asedio haya concluido. En fin, a tu izquierda tienes una zona de suaves colinas llenas de hierba y arbustos, y a tu derecha el bosque. ¿Qué haces? ¿Te dirigirás igual a la ciudad?
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“¿Es que esta gente no duerme?”
Alpha fruncido un poco el ceño, se le notaba algo molesto ya. ¿El ascendió aún no había terminado? Claro que no ¡POR SUPUESTO QUE NO!
“Calmado, calmado Alpha… no a lo bruto… no aun, estás cansado y necesitas sueño. Allí tienes unos matorrales y allí está el bosque, improvisare un escondite y dormiré tranquilamente, un paso a la vez, vamos”
Y en esos momentos Alpha se dispuso a improvisar un escondite justo en la orilla del bosque. Utilizaría todos los arbustos que hicieran falta para cubrir el carro, el vehículo seria puesto justo al lado del árbol donde procedería a ser camuflado. Una vez terminado el trabajo, el pequeño observaría una vez más el campamento y la ciudad.
“El enemigo de mi enemigo es mi amigo…o tal vez no”
Se adentraría justo debajo de la carrera para descansar una vez el camuflaje fuera terminado, debía descansar y a primera hora, proseguir en su tarea. Aunque les apuesto que el mismo narrado se hace la misma pregunta: ¿Cuál tarea?
Alpha fruncido un poco el ceño, se le notaba algo molesto ya. ¿El ascendió aún no había terminado? Claro que no ¡POR SUPUESTO QUE NO!
“Calmado, calmado Alpha… no a lo bruto… no aun, estás cansado y necesitas sueño. Allí tienes unos matorrales y allí está el bosque, improvisare un escondite y dormiré tranquilamente, un paso a la vez, vamos”
Y en esos momentos Alpha se dispuso a improvisar un escondite justo en la orilla del bosque. Utilizaría todos los arbustos que hicieran falta para cubrir el carro, el vehículo seria puesto justo al lado del árbol donde procedería a ser camuflado. Una vez terminado el trabajo, el pequeño observaría una vez más el campamento y la ciudad.
“El enemigo de mi enemigo es mi amigo…o tal vez no”
Se adentraría justo debajo de la carrera para descansar una vez el camuflaje fuera terminado, debía descansar y a primera hora, proseguir en su tarea. Aunque les apuesto que el mismo narrado se hace la misma pregunta: ¿Cuál tarea?
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Despiertas bajo el carro, cansado y machacado. Has dormido en el suelo, sin ninguna clase de manta ni abrigo. Te duele la espalda y además tienes la cara y la ropa manchadas de tierra (no demasiado, pero estás sucio). Sales de debajo de tu carreta, apartas los pobres arbustos que has arrancado para usar de escondite y continúas tu camino. Por si te lo preguntabas, la ciudad sigue bajo asedio. En caso de que te pongas en camino tardarías algo más de dos horas en llegar (rolea tu llegada a las cercanías del campamento asediador si pretendes ir), aunque tienes hambre y sed. Igual deberías conseguirte un desayuno. Hubiese estado bien llevarte algo más de comida que esas botellas de licor, ¿eh?
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“No fue la mejor idea, pero algo es algo.”
Despertando en condiciones bastante detestables. Dolores en la espalda y un poco magullado por la incomodidad del suelo. Instantáneamente al levantarse, se sacudió todo el polvo y la tierra del cuerpo, sus vestimentas también estaban sucias, así que también se dispuso a limpiarlas. Sacudió todo lo que pudo, luego era momento de mover los matorrales del carro y seguir camino al campamento de la ciudad.
“Ya ha este punto he analizado lo suficiente de lo que ocurre aquí. Y no tengo ni las mas mínimas ganas de volver a dormir en el suelo de nuevo”. - Mientras pensaba, saco su cantimplora y bebió para disminuir la sed, pero el hambre ya era otra cosa.- “Esto me pasa por pensar como un borracho antes que como alguien con cerebro, estúpidas manías que padre me a contagio”
Alpha estuvo caminando durante un buen rato, no desayunar no era un problema para él, de hecho agradecí a poder vivir la experiencia en cierto modo. Así se acostumbraría poco a poco pasar cierta cantidad de horas sin comer, ya trataría de resolver después el tema de la comida. Apenas comenzaba el día. Agarro otra botella y dio un trago pequeño, el dulce sabor del licor se sentía bien, se le subió a la cabeza solo un poco al igual que la noche anterior, pero beber le ayudaba aclarar las ideas.
“Ok, metales de buena calidad. Minas funcionales. Mineros… bueno, tendré que sugerir unos cambios en las políticas de niños débiles menores de edad. Ya de haberlo consultado con el suelo, y trazar un plan. Es momento de hacer que el enemigo de mi enemigo sea mi amigo, al menos por ahora”
El camino era directo y simple, no perdiendo de vista los detalles de la naturaleza ni las cosas que le rodeaba, trataba de aprender y de reconocer todo sobre el terreno de aquí. Respiro profundo y durante ciertos momentos sentía que se podía comer al mundo ¿efectos de la bebida? Probablemente. Antes de llegar a las cercanías del campamento se dispuso a guardar en el último espacio de su poncho una botella y uno de los lingotes que tenía detalles azules. Pronto seria el momento de la verdad, tal vez la pelea que tanto ha tratado de evitar pronto ocurrirá, tal vez morirá, tal vez triunfara, literalmente todo está a menos del destino, y a veces suele ser bastante gracioso o bastante cruel.
Así que narrador, por favor cuénteme ¿Qué destino elegirá usted?
Despertando en condiciones bastante detestables. Dolores en la espalda y un poco magullado por la incomodidad del suelo. Instantáneamente al levantarse, se sacudió todo el polvo y la tierra del cuerpo, sus vestimentas también estaban sucias, así que también se dispuso a limpiarlas. Sacudió todo lo que pudo, luego era momento de mover los matorrales del carro y seguir camino al campamento de la ciudad.
“Ya ha este punto he analizado lo suficiente de lo que ocurre aquí. Y no tengo ni las mas mínimas ganas de volver a dormir en el suelo de nuevo”. - Mientras pensaba, saco su cantimplora y bebió para disminuir la sed, pero el hambre ya era otra cosa.- “Esto me pasa por pensar como un borracho antes que como alguien con cerebro, estúpidas manías que padre me a contagio”
Alpha estuvo caminando durante un buen rato, no desayunar no era un problema para él, de hecho agradecí a poder vivir la experiencia en cierto modo. Así se acostumbraría poco a poco pasar cierta cantidad de horas sin comer, ya trataría de resolver después el tema de la comida. Apenas comenzaba el día. Agarro otra botella y dio un trago pequeño, el dulce sabor del licor se sentía bien, se le subió a la cabeza solo un poco al igual que la noche anterior, pero beber le ayudaba aclarar las ideas.
“Ok, metales de buena calidad. Minas funcionales. Mineros… bueno, tendré que sugerir unos cambios en las políticas de niños débiles menores de edad. Ya de haberlo consultado con el suelo, y trazar un plan. Es momento de hacer que el enemigo de mi enemigo sea mi amigo, al menos por ahora”
El camino era directo y simple, no perdiendo de vista los detalles de la naturaleza ni las cosas que le rodeaba, trataba de aprender y de reconocer todo sobre el terreno de aquí. Respiro profundo y durante ciertos momentos sentía que se podía comer al mundo ¿efectos de la bebida? Probablemente. Antes de llegar a las cercanías del campamento se dispuso a guardar en el último espacio de su poncho una botella y uno de los lingotes que tenía detalles azules. Pronto seria el momento de la verdad, tal vez la pelea que tanto ha tratado de evitar pronto ocurrirá, tal vez morirá, tal vez triunfara, literalmente todo está a menos del destino, y a veces suele ser bastante gracioso o bastante cruel.
Así que narrador, por favor cuénteme ¿Qué destino elegirá usted?
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Al acercarte al lugar puedes ver que los asediadores han puesto dos líneas de barricadas: una protegiendo el campamento y otra en torno a la villa. Entre ambas líneas de barricadas se extiende el abigarrado conjunto de tiendas de campaña. En cuanto empiezas a acercarte a las defensas, ves cómo un hombre con una armadura de cuero y un casco de metal sopla dos veces un cuerno y se acerca a la barricada sacando y cargando una ballesta.
- Alto, ¿quién va? Muéstrame el contenido de tu carro y tu identificación.
Mientras el hombre te habla, tres figuras más llegan entre el conjunto de tiendas. Dos son dos soldados más vestidos como el primero, con lanzas cortas y escudos redondos de madera. La tercera es una mujer de pelo negro con un tabardo rojo y una glaive a la espalda. Lleva el pelo rapado por los laterales y la parte posterior de la cabeza, y el resto recogido en una cola de caballo. Va mejor protegida que los demás soldados, con guanteletes de acero y una armadura laminada bajo el tabardo. Por las cicatrices de su rostro puedes decir que es como mínimo experimentada en combate.
- ¿A quién tenemos aquí? Tú no eres de un convoy de suministros. Habla rápido.
- Alto, ¿quién va? Muéstrame el contenido de tu carro y tu identificación.
Mientras el hombre te habla, tres figuras más llegan entre el conjunto de tiendas. Dos son dos soldados más vestidos como el primero, con lanzas cortas y escudos redondos de madera. La tercera es una mujer de pelo negro con un tabardo rojo y una glaive a la espalda. Lleva el pelo rapado por los laterales y la parte posterior de la cabeza, y el resto recogido en una cola de caballo. Va mejor protegida que los demás soldados, con guanteletes de acero y una armadura laminada bajo el tabardo. Por las cicatrices de su rostro puedes decir que es como mínimo experimentada en combate.
- ¿A quién tenemos aquí? Tú no eres de un convoy de suministros. Habla rápido.
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-Soy Alpha, y tengo un problema muy personal que resolver con aquel que lidera a los soldados que están en aquella muralla. Veng-
El pirata fue interrumpido, lo que parecía ser una dama un poco más alta que el pirata (cosa que no es muy difícil, es muy bajito). Alpha detallaba a todos rápidamente, pedían una explicación rápida, y el pelilargo se la daría.
-Como le mencionaba a este soldado… Señorita, soy Alpha y tengo un problema muy personal con aquel que lidera a las tropas de aquella muralla. como muestra de buena fe y que apoyo a la causa , he traído esto.
Alpha revelo el contenido de su carruaje, todo y cada uno de los metales incluyendo las botellas de licor. Luego, el pequeño observaba la muralla con un poco de afán, realmente el olor de la guerra y sentir que la tenía cerca le hervir la sangre. Este era el punto clave, ya no podía más, su corazón latía a mil, su ansia no dejaba de golpear en su pecho mente y espíritu. Toda su mente analítica… toda su tranquilidad… toda amabilidad aún estaba allí, pero estaban combinada junto a la ansiedad de un hombre que deseaba luchar, deseaba la guerra más que nada, he aquí la herencia maldita del hombre que engendro a este herrero que usa la piratería como método de negocio, he aquí el ansia del señor de la guerra.
-Señorita... - El pelilargo suspiro un poco de vapor, tratando de calmar un poco su ansiedad, miro a la dama, pero obviamente ella observaría algo totalmente diferente, solo observaría una sombra negra y un par de iris completamente blanco. Su sed de sangre se habría revelado, el ansia de aquel que deseaba destruir a su enemigo, nadie podía detenerlo ya - Se que no se esperaba para nada eso y que tiene total derecho a desconfiar de mi pero... acaso ¿el enemigo de mi enemigo no es mi amigo? Dígame que necesita ¿un arma? La forjare… ¿una estrategia? La diseñare… ¿alguien que este en primera fila luchando? ¡LO HARÉ! Solo permítase usted tener una pieza clave, y a mi... participar en esta batalla, le aseguro que la victoria estará de nuestro lado si me une a sus filas
La respiración del pequeño se había calmado un poco. Pero aun así el vapor era muy notorio mientras exhalaba ¿lo dejarían luchar? Eso no le corresponde a el, te corresponde a ti, narrador.
El pirata fue interrumpido, lo que parecía ser una dama un poco más alta que el pirata (cosa que no es muy difícil, es muy bajito). Alpha detallaba a todos rápidamente, pedían una explicación rápida, y el pelilargo se la daría.
-Como le mencionaba a este soldado… Señorita, soy Alpha y tengo un problema muy personal con aquel que lidera a las tropas de aquella muralla. como muestra de buena fe y que apoyo a la causa , he traído esto.
Alpha revelo el contenido de su carruaje, todo y cada uno de los metales incluyendo las botellas de licor. Luego, el pequeño observaba la muralla con un poco de afán, realmente el olor de la guerra y sentir que la tenía cerca le hervir la sangre. Este era el punto clave, ya no podía más, su corazón latía a mil, su ansia no dejaba de golpear en su pecho mente y espíritu. Toda su mente analítica… toda su tranquilidad… toda amabilidad aún estaba allí, pero estaban combinada junto a la ansiedad de un hombre que deseaba luchar, deseaba la guerra más que nada, he aquí la herencia maldita del hombre que engendro a este herrero que usa la piratería como método de negocio, he aquí el ansia del señor de la guerra.
-Señorita... - El pelilargo suspiro un poco de vapor, tratando de calmar un poco su ansiedad, miro a la dama, pero obviamente ella observaría algo totalmente diferente, solo observaría una sombra negra y un par de iris completamente blanco. Su sed de sangre se habría revelado, el ansia de aquel que deseaba destruir a su enemigo, nadie podía detenerlo ya - Se que no se esperaba para nada eso y que tiene total derecho a desconfiar de mi pero... acaso ¿el enemigo de mi enemigo no es mi amigo? Dígame que necesita ¿un arma? La forjare… ¿una estrategia? La diseñare… ¿alguien que este en primera fila luchando? ¡LO HARÉ! Solo permítase usted tener una pieza clave, y a mi... participar en esta batalla, le aseguro que la victoria estará de nuestro lado si me une a sus filas
La respiración del pequeño se había calmado un poco. Pero aun así el vapor era muy notorio mientras exhalaba ¿lo dejarían luchar? Eso no le corresponde a el, te corresponde a ti, narrador.
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Por un momento la mujer te mira de arriba a abajo, evaluándote. Tras unos instantes suspira profundamente y niega con la cabeza - Qué diablos, nos vendrá bien alguien con tu actitud. ¿Debo entender pues que eres un mercenario? - se cruza de brazos y da una orden a los soldados, que apartan un cacho de la barricada para que pases con el carro. Una vez estás al otro lado, la mujer continúa - Jeoff te escoltará a la tienda del intendente para que firmes tu contrato - el soldado llamado Jeoff se adelanta y te hace un gesto para que le sigas. Tras un corto paseo entre las tiendas, trayecto durante el que ves gente trabajando en diferentes tareas del campamento y soldados matando el rato patrullando o jugando a los dados, llegáis a la tienda en cuestión. Dentro, un hombre de mediana edad con gafas levanta la vista de su escritorio.
- Señor, le traigo a un nuevo mercenario - dice Jeoff, haciéndole el saludo militar.
- Está bien. Descanse soldado. Tú, el nuevo. Nuestro contrato estándar son doscientos berries a la semana. Además tendrás tres comidas y una jarra de cerveza al día. Sin embargo por cada oficial enemigo que elimines te daremos un pago adicional en función del rango, siempre que aportes su insignia como prueba. Si estás de acuerdo, firma aquí.
Rebusca entre un montón de pergaminos y coge uno, sacando un contrato y desenrollándolo en la mesa. A grandes rasgos pone lo que te ha dicho, junto con algunas formalidades típicas de contrato de mercenario (como que te comprometes a mostrar el debido respeto a los oficiales y obedecer las órdenes aunque no seas un soldado regular). Además especifica cuánto ganas por cada oficial: los cabos son 50.000 berries, los sargentos 200.000, tenientes 400.000, capitanes 1.000.000 y el general 50.000.000. Además menciona que el ejército enemigo tiene a varios campeones, y que la recompensa por cada uno varía según quién sea. Si preguntas por los campeones, el intendente te señalará un tablón donde hay varios carteles de recompensa:
- Albert el Lancero - 5.000.000
- Drukoff de Kieskaya - 2.000.000
- Gyert la Hoja Gélida - 15.000.000
- Lara la Cazacabezas - 7.500.000
- Señor, le traigo a un nuevo mercenario - dice Jeoff, haciéndole el saludo militar.
- Está bien. Descanse soldado. Tú, el nuevo. Nuestro contrato estándar son doscientos berries a la semana. Además tendrás tres comidas y una jarra de cerveza al día. Sin embargo por cada oficial enemigo que elimines te daremos un pago adicional en función del rango, siempre que aportes su insignia como prueba. Si estás de acuerdo, firma aquí.
Rebusca entre un montón de pergaminos y coge uno, sacando un contrato y desenrollándolo en la mesa. A grandes rasgos pone lo que te ha dicho, junto con algunas formalidades típicas de contrato de mercenario (como que te comprometes a mostrar el debido respeto a los oficiales y obedecer las órdenes aunque no seas un soldado regular). Además especifica cuánto ganas por cada oficial: los cabos son 50.000 berries, los sargentos 200.000, tenientes 400.000, capitanes 1.000.000 y el general 50.000.000. Además menciona que el ejército enemigo tiene a varios campeones, y que la recompensa por cada uno varía según quién sea. Si preguntas por los campeones, el intendente te señalará un tablón donde hay varios carteles de recompensa:
- Albert el Lancero - 5.000.000
- Drukoff de Kieskaya - 2.000.000
- Gyert la Hoja Gélida - 15.000.000
- Lara la Cazacabezas - 7.500.000
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Dando un suspiro que lo haría regresar a la normalidad dio un paso adelante y regreso a su estado normal, el ansia había terminado, ya que la guerra el se abrió paso.
-Agradezco la oportunidad, señorita.
Dejo el carro a la merced de las “amables” personas. Siguió al soldado Jeoff, el paseo de la tienda le pareció de lo más entretenido en cierto punto. Ver a los soldados en sus quehaceres le parecía bastante admirable, pero con aquellos que mataban el tiempo jugando a los dados no pudo evitar sentirse un poco disgustado, pero solo un poco, entendía bien que debían matar el tiempo de alguna manera, pero el enemigo está al frente, podrían muy bien entrenerse luchando y ganándose mejor el pan. Al final, cada quien con lo suyo.
Al entrar, escucho las tarifas y recompensas, no le parecía nada mal, de hecho era una oportunidad de oro, estaba en donde quería estar, era un éxito, después de un comienzo bastante patético, quería comenzar a trazar planes y tareas, pero antes tenía que hacer unas cuantas preguntas, pero firmar no le era ningún problema. El trato ya estaba hecho.
-Entiendo muy bien el reglamento y estoy dispuesto a seguirlo sin ningún problema, señor… - este dio una pausa, esperaba que entiéndase que estaba esperando por escuchar su nombre, una vez este se lo diese, el pequeño proseguirá. – Soy Apha mi señor, listo para la batalla. Pero antes, me gustaría ser informados de nuestra situación actual, número de soldados que actualmente poseemos, si al igual que el enemigo nosotros poseemos campeones. Puedo entender que usted es una persona ocupada, y muy bien si no tiene tiempo para contestar a mis preguntas, el soldado Jeoff pueda ponerme al día.
El pequeño firmaría como: Alpha “el señor de la guerra”. Esperaba una respuesta del caballero que lideraba todo este comando, ya es cuestión de ver quien aclararía sus dudas.
-Agradezco la oportunidad, señorita.
Dejo el carro a la merced de las “amables” personas. Siguió al soldado Jeoff, el paseo de la tienda le pareció de lo más entretenido en cierto punto. Ver a los soldados en sus quehaceres le parecía bastante admirable, pero con aquellos que mataban el tiempo jugando a los dados no pudo evitar sentirse un poco disgustado, pero solo un poco, entendía bien que debían matar el tiempo de alguna manera, pero el enemigo está al frente, podrían muy bien entrenerse luchando y ganándose mejor el pan. Al final, cada quien con lo suyo.
Al entrar, escucho las tarifas y recompensas, no le parecía nada mal, de hecho era una oportunidad de oro, estaba en donde quería estar, era un éxito, después de un comienzo bastante patético, quería comenzar a trazar planes y tareas, pero antes tenía que hacer unas cuantas preguntas, pero firmar no le era ningún problema. El trato ya estaba hecho.
-Entiendo muy bien el reglamento y estoy dispuesto a seguirlo sin ningún problema, señor… - este dio una pausa, esperaba que entiéndase que estaba esperando por escuchar su nombre, una vez este se lo diese, el pequeño proseguirá. – Soy Apha mi señor, listo para la batalla. Pero antes, me gustaría ser informados de nuestra situación actual, número de soldados que actualmente poseemos, si al igual que el enemigo nosotros poseemos campeones. Puedo entender que usted es una persona ocupada, y muy bien si no tiene tiempo para contestar a mis preguntas, el soldado Jeoff pueda ponerme al día.
El pequeño firmaría como: Alpha “el señor de la guerra”. Esperaba una respuesta del caballero que lideraba todo este comando, ya es cuestión de ver quien aclararía sus dudas.
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Cuando haces la pregunta, el intendente alza la cabeza y arquea mucho una ceja. Hasta ahora no te había prestado mucha atención, siguiendo escribiendo un documento mientras hablaba contigo, pero ahora se para y te mira fijamente - Creo que eso no es competencia tuya, sino de los comandantes del ejército. Coge este documento y sal de mi vista antes de que te haga arrestar por espía. Soldado, sácalo de aquí y llévalo a que le den su tienda.
Jeoff se te acerca y te apoya un brazo en el hombro, guiándote firmemente al exterior. Una vez fuera te guía a una tienda te campaña donde a cambio del documento que te ha dado el intendente te dan una tienda de campaña, un saco de dormir, una manta y una insignia que tienes que presentar en la tienda comedor para recibir las comidas. Tras eso te dice:
- Alguien contactará contigo cuando tengan una tarea para ti. Hasta entonces aprovecha para montar tu tienda.
Has tenido casi todo el día para andar a tus asuntos. Ya dirás en qué has aprovechado el tiempo; por lo de pronto no puedes salir del campamento sin permiso, y si intentas pedirlo no te lo darán. Al atardecer un soldado viene a buscarte y te lleva hacia la ribera del lago, donde un grupo de guerreros está esperando. Además de los guerreros hay un hombre con una túnica roja mezclando hierbas en una olla llena de agua. Además puedes ver un montón de barcas de remos en la arena. En el momento en que llegas, uno de ellos con insignia de sargento se gira hacia ti:
- Ah, "el señor de la guerra" - dice, conteniendo la risa - Perfecto, ya estamos todos. ¡Soldados! La misión ante nosotros es de vital importancia. ¡En nombre de Hallstat, derrotaremos al noble rebelde y daremos un paso más hacia la reunificación de nuestra tierra! Embarcaremos hacia el puerto amparados bajo la protección de la niebla de nuestros alquimistas y nos infiltraremos hasta la puerta oeste, y se la abriremos a nuestro ejército. ¡Por Hallstat y por el Lord Protector!
Aunque algunos soldados reaccionan con gritos de guerra y alzando sus armas hacia el cielo, otros tienen rostros lúgubres y caras largas. No parecen muy impacientes por llevar a cabo la tarea, y alcanzas a escuchar que alguno menciona que de los otros tres equipos que lo intentaron no volvió nadie con vida. Entonces escuchas un siseo, y ves que el hombre de la túnica ha vertido el contenido de la olla en el lago. De repente una enorme humareda empieza a surgir del agua extendiéndose rápidamente, creando una espesa niebla artificial. Entonces todos empiezan a subir a las barcas y parten hacia el puerto.
Jeoff se te acerca y te apoya un brazo en el hombro, guiándote firmemente al exterior. Una vez fuera te guía a una tienda te campaña donde a cambio del documento que te ha dado el intendente te dan una tienda de campaña, un saco de dormir, una manta y una insignia que tienes que presentar en la tienda comedor para recibir las comidas. Tras eso te dice:
- Alguien contactará contigo cuando tengan una tarea para ti. Hasta entonces aprovecha para montar tu tienda.
Muchas horas después, al atardecer
Has tenido casi todo el día para andar a tus asuntos. Ya dirás en qué has aprovechado el tiempo; por lo de pronto no puedes salir del campamento sin permiso, y si intentas pedirlo no te lo darán. Al atardecer un soldado viene a buscarte y te lleva hacia la ribera del lago, donde un grupo de guerreros está esperando. Además de los guerreros hay un hombre con una túnica roja mezclando hierbas en una olla llena de agua. Además puedes ver un montón de barcas de remos en la arena. En el momento en que llegas, uno de ellos con insignia de sargento se gira hacia ti:
- Ah, "el señor de la guerra" - dice, conteniendo la risa - Perfecto, ya estamos todos. ¡Soldados! La misión ante nosotros es de vital importancia. ¡En nombre de Hallstat, derrotaremos al noble rebelde y daremos un paso más hacia la reunificación de nuestra tierra! Embarcaremos hacia el puerto amparados bajo la protección de la niebla de nuestros alquimistas y nos infiltraremos hasta la puerta oeste, y se la abriremos a nuestro ejército. ¡Por Hallstat y por el Lord Protector!
Aunque algunos soldados reaccionan con gritos de guerra y alzando sus armas hacia el cielo, otros tienen rostros lúgubres y caras largas. No parecen muy impacientes por llevar a cabo la tarea, y alcanzas a escuchar que alguno menciona que de los otros tres equipos que lo intentaron no volvió nadie con vida. Entonces escuchas un siseo, y ves que el hombre de la túnica ha vertido el contenido de la olla en el lago. De repente una enorme humareda empieza a surgir del agua extendiéndose rápidamente, creando una espesa niebla artificial. Entonces todos empiezan a subir a las barcas y parten hacia el puerto.
Freites D. Alpha
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“Por lo que veo, aquí desconfían hasta de su propia sombra”
Guiado por el soldado Jeoff, Alpha fue guiado a la ubicación donde tenía que colocar su tienda, al parecer tendría bastante tiempo libre, el cual aprovecharía para construir sus aposentos y poder ponerse manos a las obra.
Una vez terminado el lugar donde el pequeño dormiría, se adentria para ponerse al dia con su inventario, coloco todo lo que tenía en su posesión: un rifle de calidad dudosa, su confiable martillo, una cadena con un candado, una botella de licor y el lingote de metal azulado. Hablando de bebidas, pronto seria momento de almorzar, pero antes haría unas cuantas mejoras rápidas fiel arma. Tomo el martillo y se dispuso a romper el candado que tenía la cadena, pretendia estirarla y ver la medidas para adaptarlas al mango de su masa, esto le tomo unos cuarenta minutos al pirata, trabaja solo con el calor de su habilidad y la fuerza que había desarrollado durante su vida. - Dos metros de cadena, nada mal. - Una vez terminada la adaptación en el borde de la empuñadura de su maza, prosiguió a guardar todo lo demás, colgándose el rifle, guardándose tanto la botella como el lingote dentro de su poncho, colgándose la maza en su espalda y amarrando la cadena en su brazo derecho. Estaba listo para la batalla, pero no sin antes hacer unas cuantas cosas más.
En el borde de la barricada (y obviamente desde el lado de adentro) nos encontramos con un Alpha momentos después de haber comido y tomado la cerveza prometida por el oficio. Se encontraba esperando vigilante a la espera de su fiel compañera Suzaku, y para ser honestos, era con la única que podía confiar realmente en momentos como estos.
Y no se le puede culpar la verdad, el ambiente ofrecido por los soldados es uno donde no ve unificación absoluta por parte de nadie, un líder sentado en un escritorio, tratando a sus hombres como meras piezas a simple vista ¿Acaso no entiende que sin importar el cargo todos eran seres humanos? Al parecer la guerra que vivía Alpha, era una totalmente diferente a la que se sobrellevaba en el reino de Hallstat, y no los culpa realmente, es muy fácil entender que años de tradición y una larga disnastia comandada por los Markov ha generado un gobierno donde los soldados de altos cargos esperaban sentados que los de clase baja desgastaran a su oponente mientras ellos bebían y comían en la seguridad del campamento, un tanto triste, aunque esa era la manera de ver las cosas de Alpha con respeto a los guerreros de Hallstat: Soldados con un potencial maravilloso, aunque temerosos de morir buscando la gloria.
Se mantuvo durante toda la tarde en el limite del campamento, a la espera de su compañera, no se movería ni un instante, este no incumplía las reglas al no cruzar la barricada, así que estaba seguro que no pasaría nada. Las instrucciones de Susaku eran claras y precisas, una vez me veas, acércate, y guarda todo lo que veas útil en tus maletas. Si nuestro queridísimo narrador desea permitir que nuestro protagonista siga desarrollándose como domador y usar a su ave durante la batalla, ya es cuestión de él. Su voluntad lo dirá.
Al momento de ser invocado durante el ataque de la tarde, al pequeño le tocaría ir a la batalla con o sin su ave. Era claro que con Suzaku sería algo maravilloso, para su suerte el ave flota y sabe nada muy bien. Pero en caso de que no fuese así, Alpha montaría justo en el bote donde estaba el teniente. Haciendo caso omiso de los comentarios burlones y listos para lo que se aproximara.
La guerra, está al caer.
Guiado por el soldado Jeoff, Alpha fue guiado a la ubicación donde tenía que colocar su tienda, al parecer tendría bastante tiempo libre, el cual aprovecharía para construir sus aposentos y poder ponerse manos a las obra.
Una vez terminado el lugar donde el pequeño dormiría, se adentria para ponerse al dia con su inventario, coloco todo lo que tenía en su posesión: un rifle de calidad dudosa, su confiable martillo, una cadena con un candado, una botella de licor y el lingote de metal azulado. Hablando de bebidas, pronto seria momento de almorzar, pero antes haría unas cuantas mejoras rápidas fiel arma. Tomo el martillo y se dispuso a romper el candado que tenía la cadena, pretendia estirarla y ver la medidas para adaptarlas al mango de su masa, esto le tomo unos cuarenta minutos al pirata, trabaja solo con el calor de su habilidad y la fuerza que había desarrollado durante su vida. - Dos metros de cadena, nada mal. - Una vez terminada la adaptación en el borde de la empuñadura de su maza, prosiguió a guardar todo lo demás, colgándose el rifle, guardándose tanto la botella como el lingote dentro de su poncho, colgándose la maza en su espalda y amarrando la cadena en su brazo derecho. Estaba listo para la batalla, pero no sin antes hacer unas cuantas cosas más.
En el borde de la barricada (y obviamente desde el lado de adentro) nos encontramos con un Alpha momentos después de haber comido y tomado la cerveza prometida por el oficio. Se encontraba esperando vigilante a la espera de su fiel compañera Suzaku, y para ser honestos, era con la única que podía confiar realmente en momentos como estos.
Y no se le puede culpar la verdad, el ambiente ofrecido por los soldados es uno donde no ve unificación absoluta por parte de nadie, un líder sentado en un escritorio, tratando a sus hombres como meras piezas a simple vista ¿Acaso no entiende que sin importar el cargo todos eran seres humanos? Al parecer la guerra que vivía Alpha, era una totalmente diferente a la que se sobrellevaba en el reino de Hallstat, y no los culpa realmente, es muy fácil entender que años de tradición y una larga disnastia comandada por los Markov ha generado un gobierno donde los soldados de altos cargos esperaban sentados que los de clase baja desgastaran a su oponente mientras ellos bebían y comían en la seguridad del campamento, un tanto triste, aunque esa era la manera de ver las cosas de Alpha con respeto a los guerreros de Hallstat: Soldados con un potencial maravilloso, aunque temerosos de morir buscando la gloria.
Se mantuvo durante toda la tarde en el limite del campamento, a la espera de su compañera, no se movería ni un instante, este no incumplía las reglas al no cruzar la barricada, así que estaba seguro que no pasaría nada. Las instrucciones de Susaku eran claras y precisas, una vez me veas, acércate, y guarda todo lo que veas útil en tus maletas. Si nuestro queridísimo narrador desea permitir que nuestro protagonista siga desarrollándose como domador y usar a su ave durante la batalla, ya es cuestión de él. Su voluntad lo dirá.
Al momento de ser invocado durante el ataque de la tarde, al pequeño le tocaría ir a la batalla con o sin su ave. Era claro que con Suzaku sería algo maravilloso, para su suerte el ave flota y sabe nada muy bien. Pero en caso de que no fuese así, Alpha montaría justo en el bote donde estaba el teniente. Haciendo caso omiso de los comentarios burlones y listos para lo que se aproximara.
La guerra, está al caer.
Ivan Markov
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Por suerte, Suzaku al fin logra encontrarte. Al principio los soldados le apuntan al ver que se acerca corriendo al campamento, pero cuando avisas que es tu ave y viendo que lleva alforjas, la dejan acercarse. Pasa la barricada de un salto y se te acerca, acariciándote con el pico. Parece que te ha echado de menos en este día que ha pasado sola. En cualquier caso, salís por el lago, tú encima Suzaku nadando al lado de los botes, de lo que te arrepientes al momento porque se mojan las piernas y acabas con las botas encharcadas de agua. Bajo el amparo de la niebla artificial los guardias de la ciudad no pueden veros, aunque al pasar cerca del extremo final de la muralla podéis escuchar sus voces y ver las antorchas. Intentan localizaros, sin éxito.
- Seguramente nos estén esperando Al llegar al puerto, sed rápidos. Tenemos que abrirnos paso hasta la puerta y abrirla. Por lo que sabemos, la abre un mecanismo manual, así que una vez allí si lográis abrirla, atascad el mecanismo para que no puedan cerrar - informa el sargento a la escuadra.
La zona del puerto es una playa fluvial donde hay un muelle y algunos botes pesqueros. En la orilla podéis ver bastantes botes abandonados, probablemente de las expediciones anteriores. No veis bien más allá de la playa por la niebla, aunque hay un montón de cosas alargadas y obstáculos más adelante. Tus compañeros bajan de los botes en silencio, sacando las armas y moviéndose a paso ligero hacia la ciudad. Entonces una providencial corriente de viento despeja parte de la niebla mostrando el peligro: lo que creíais que eran obstáculos son los cadáveres de las anteriores escuadras, empalados por lanzas. Hay al menos una treintena de soldados muertos. Al fondo, encima de una casa, vez una figura levantando algo alargado. El sargento está a punto a intentar gritar algo, cuando una enorme lanza cae del cielo atravesando su torso y clavándole al suelo. Junto con la primera, una lluvia de lanzas cae sobre la escuadra, y dos se dirigen hacia ti.
- Seguramente nos estén esperando Al llegar al puerto, sed rápidos. Tenemos que abrirnos paso hasta la puerta y abrirla. Por lo que sabemos, la abre un mecanismo manual, así que una vez allí si lográis abrirla, atascad el mecanismo para que no puedan cerrar - informa el sargento a la escuadra.
La zona del puerto es una playa fluvial donde hay un muelle y algunos botes pesqueros. En la orilla podéis ver bastantes botes abandonados, probablemente de las expediciones anteriores. No veis bien más allá de la playa por la niebla, aunque hay un montón de cosas alargadas y obstáculos más adelante. Tus compañeros bajan de los botes en silencio, sacando las armas y moviéndose a paso ligero hacia la ciudad. Entonces una providencial corriente de viento despeja parte de la niebla mostrando el peligro: lo que creíais que eran obstáculos son los cadáveres de las anteriores escuadras, empalados por lanzas. Hay al menos una treintena de soldados muertos. Al fondo, encima de una casa, vez una figura levantando algo alargado. El sargento está a punto a intentar gritar algo, cuando una enorme lanza cae del cielo atravesando su torso y clavándole al suelo. Junto con la primera, una lluvia de lanzas cae sobre la escuadra, y dos se dirigen hacia ti.
Freites D. Alpha
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-No bajes la guardia hermosa, nos acercamos a terreno enemigo.
Sin lugar a dudas, la niebla había sido totalmente exitosa al momento de planear la escaramuza. Escucho el plan con mucho cuidado, aunque el plan le pareció sencillo y directo, sin mucho que meditar y sin rutas alternas que tomar, a menos a simple vista.
Pero… ¿realmente era eso lo que pensaba o se imaginaba el señor de la guerra? A decir verdad su pensamientos venían uno tras otro trazando una que otra posibilidad, aunque la estrategia del sargento era una muy simple y sin mucho que aportar, el pelilargo ya se encontraba pensando en unas cuantas cosas más que podía hacer para poder lograr sus oscuros y personales objetivos.
¿Y saben qué? Eso le hacía inmensamente feliz.
En su mente era como si él fuera parte de un tablero gigantesco de ajedrez, donde ocupaba la posición de un jornalero cualquiera, comandado por aquel hombre mayor de gafas, aunque claramente en el campo de batalla, era una pieza indómita, el simplemente fue lanzado hacia el otro lado del tablero, contra alguien que simplemente era una enorme sobre, que solo revelaba su mano para mover piezas de aquí para allá, pero sin importan cuanto tiempo tardase, esa figura descubriría que ese peón es su peón, había nacido para un solo propósito: Conquistar.
Pronto llegaron a la playa, Suzaku avanzaba con la guardia arriba al igual que Alpha, cabalgando justo al lado del sargento. La niebla se disipo. La cantidad de cadáveres que se encontraban en la escena era alarmante, aunque Freites lo sabía, al verlos empalados solo podía significar una cosa: El campeón Albert estaba allí.
La súper ave, observo claramente como aquel hombre fue empalado de un momento a otro, acercaría la cabeza hacia el hombre moribundo para ver el estado de este. Por otro lado, Alpha no correría con tanta suerte, las lanzar eran mas rápidas que su velocidad de reacción dándoles en el brazo izquierdo y en la pierna derecha.- ¡Zehahahahaha! - El pirata al sentir el dolor no pudo evitar soltar una carcajada, sentir el calor de la batalla le hacia emocionar y sentir vivo, pero aun así, se concentraba para no perder la cabeza.
Se saco las lanzas conservando una de ella, aun podía mover mover sus extremidades pero el sangrado era otro rollo, tenia que resolver rápido el problema de su oponente, pero antes una pregunta rápida a su compañera sobre su superior a cargo.
-¿Cómo se ve pequeña?
Suzaku no hico ruido alguno ni señal de que el sargento fuera a sobrevivir. Pero ella ya había hecho uso de sus mañas, le entrego al pirata una pistola y este vio como ella guardaba una espada en una de las maletas. El hecho un vistazo rápido mientras se colocaba la pistola en la cintura, el hombre ya se encontraba en las ultimas, la habían atravesado el pulmón, nada que hacer.
-Gracias por su buen trabajo, sargento.
El pequeño golpeara a suzaku con los pies y esta iniciaría la carrera. El objetivo de Alpha era llegar hacia aquella figura sobre la casa. Desviaría todo proyectil dirigido a él, y su compañera esquivaría todo utilizando su gran velocidad y agilidad. Si lograba llegar lo suficientemente cerca y tener el impulso necesario, Freites utilizaría a su montura de trampolín para saltar y llegar al techo junto a su enemigo. Pero bueno, eso no lo decido yo ¿Verdad narrador?
Sin lugar a dudas, la niebla había sido totalmente exitosa al momento de planear la escaramuza. Escucho el plan con mucho cuidado, aunque el plan le pareció sencillo y directo, sin mucho que meditar y sin rutas alternas que tomar, a menos a simple vista.
Pero… ¿realmente era eso lo que pensaba o se imaginaba el señor de la guerra? A decir verdad su pensamientos venían uno tras otro trazando una que otra posibilidad, aunque la estrategia del sargento era una muy simple y sin mucho que aportar, el pelilargo ya se encontraba pensando en unas cuantas cosas más que podía hacer para poder lograr sus oscuros y personales objetivos.
¿Y saben qué? Eso le hacía inmensamente feliz.
En su mente era como si él fuera parte de un tablero gigantesco de ajedrez, donde ocupaba la posición de un jornalero cualquiera, comandado por aquel hombre mayor de gafas, aunque claramente en el campo de batalla, era una pieza indómita, el simplemente fue lanzado hacia el otro lado del tablero, contra alguien que simplemente era una enorme sobre, que solo revelaba su mano para mover piezas de aquí para allá, pero sin importan cuanto tiempo tardase, esa figura descubriría que ese peón es su peón, había nacido para un solo propósito: Conquistar.
Pronto llegaron a la playa, Suzaku avanzaba con la guardia arriba al igual que Alpha, cabalgando justo al lado del sargento. La niebla se disipo. La cantidad de cadáveres que se encontraban en la escena era alarmante, aunque Freites lo sabía, al verlos empalados solo podía significar una cosa: El campeón Albert estaba allí.
La súper ave, observo claramente como aquel hombre fue empalado de un momento a otro, acercaría la cabeza hacia el hombre moribundo para ver el estado de este. Por otro lado, Alpha no correría con tanta suerte, las lanzar eran mas rápidas que su velocidad de reacción dándoles en el brazo izquierdo y en la pierna derecha.- ¡Zehahahahaha! - El pirata al sentir el dolor no pudo evitar soltar una carcajada, sentir el calor de la batalla le hacia emocionar y sentir vivo, pero aun así, se concentraba para no perder la cabeza.
Se saco las lanzas conservando una de ella, aun podía mover mover sus extremidades pero el sangrado era otro rollo, tenia que resolver rápido el problema de su oponente, pero antes una pregunta rápida a su compañera sobre su superior a cargo.
-¿Cómo se ve pequeña?
Suzaku no hico ruido alguno ni señal de que el sargento fuera a sobrevivir. Pero ella ya había hecho uso de sus mañas, le entrego al pirata una pistola y este vio como ella guardaba una espada en una de las maletas. El hecho un vistazo rápido mientras se colocaba la pistola en la cintura, el hombre ya se encontraba en las ultimas, la habían atravesado el pulmón, nada que hacer.
-Gracias por su buen trabajo, sargento.
El pequeño golpeara a suzaku con los pies y esta iniciaría la carrera. El objetivo de Alpha era llegar hacia aquella figura sobre la casa. Desviaría todo proyectil dirigido a él, y su compañera esquivaría todo utilizando su gran velocidad y agilidad. Si lograba llegar lo suficientemente cerca y tener el impulso necesario, Freites utilizaría a su montura de trampolín para saltar y llegar al techo junto a su enemigo. Pero bueno, eso no lo decido yo ¿Verdad narrador?
Ivan Markov
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Pese a todo, tu estrategia funciona. Una segunda lluvia de lanzas baña la playa con la sangre y los cuerpos de tus compañeros de armas, pero como estás ya cabalgando hacia el edificio te encuentras fuera de la zona bombardeada. Te catapultas de un salto al tejado, y saliendo de la niebla, aterrizas frente a tu enemigo. O bueno, intentas aterrizar. Con lo que no habías contado es que, por ir en Suzaku y no en un bote tienes las botas empapadas, y en cuanto apoyas tus pies sobre las tejas resbalas, metes un derrape y haces involuntariamente una pirueta espectacular con la que acabas justo detrás de tu enemigo y no partes el techo con la cabeza de milagro. A pesar del tortazo que acabas de meterte y que has perdido el equilibrio, el factor sorpresa te da tiempo a levantarte antes de que puedas ser atacado.
- Esa ha sido la entrada más espectacular y extraña que he visto en años.
La persona que te ha hablado es un hombre alto, con una armadura metálica con pinta de ser ligera y que deja espacio en las articulaciones para no limitar los movimientos. Tiene el pelo azul corto, salvo por la parte de atrás donde lo lleva largo y recogido en una coleta. A su lado hay un montón de lanzas arrojadizas, mientras que a su espalda lleva una más voluminosa y larga de color rojo, que se apresura a sacar haciéndola girar en su mano con un elegante movimiento.
- Veo que tengo, al fin, a un rival digno de mis habilidades. ¡Y yo que pensaba que esta tarea iba a ser aburrida hasta el final! Hoy es mi día suerte - sonríe y dice - Mi nombre es Albert Julius Solomon.
Se inclina educadamente ante ti a modo de saludo. Tras eso se pone en guardia, con la lanza lista y sin perder un momento, avanza hacia ti trazando filigranas con el arma tan veloces que te cuesta seguir su movimiento. Al principio parece que va a pincharte en el pecho, pero en el último momento cambia el movimiento y hace un barrido con el arma a la altura de tus rodillas, intentando derribarte.
- Esa ha sido la entrada más espectacular y extraña que he visto en años.
La persona que te ha hablado es un hombre alto, con una armadura metálica con pinta de ser ligera y que deja espacio en las articulaciones para no limitar los movimientos. Tiene el pelo azul corto, salvo por la parte de atrás donde lo lleva largo y recogido en una coleta. A su lado hay un montón de lanzas arrojadizas, mientras que a su espalda lleva una más voluminosa y larga de color rojo, que se apresura a sacar haciéndola girar en su mano con un elegante movimiento.
- Veo que tengo, al fin, a un rival digno de mis habilidades. ¡Y yo que pensaba que esta tarea iba a ser aburrida hasta el final! Hoy es mi día suerte - sonríe y dice - Mi nombre es Albert Julius Solomon.
Se inclina educadamente ante ti a modo de saludo. Tras eso se pone en guardia, con la lanza lista y sin perder un momento, avanza hacia ti trazando filigranas con el arma tan veloces que te cuesta seguir su movimiento. Al principio parece que va a pincharte en el pecho, pero en el último momento cambia el movimiento y hace un barrido con el arma a la altura de tus rodillas, intentando derribarte.
Freites D. Alpha
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-¡Zehahahaha! Y aunque sea difícil de creer, eso que acabo de hacer se me ocurrió en tan solo dos segundos.
A pesar del golpe, Alpha pudo aguantar bien el daño, aunque el dolor de cabeza si resultaría algo molesto ¿quién diría lo diría? que tener las botas totalmente mojadas, sería la razón por la cual el pirata no pudo aterrizar de manera adecuada. Mientras se levantaba generaría calor en las áreas empapadas, con el propósito de secar el aguar a gran velocidad.
Los ojos del pequeño observaban a un hombre mucho más alto que él. De cabellera azulada y bastante cortes. Se presentó como Albert Julius Solomon. el pelilargo comenzó a sentir que su oponente era más de lo que aparentaba.
-Freites… Freites D. Alpha.
Correspondio al saludo al igual que con una sonrisa. Y se pone en guarda al igual mismo tiempo que Albert, lanzando a gran velocidad al unísono de su oponente. La técnica del lancero era hermosa y llena de clase, probablemente fruto de años de práctica. Alpha no podía evitar sonreir mientras avanzaba, este hombre al igual que él, se preparó para la guerra y si técnica era muestra de ello.
Pero aunque la técnica de Albert le pareciera una entre miles de maravillas, se le dificultaba mucho seguirle con la vista. El dolor de cabeza era molesto, el tortazo de antes no fue tan grave para a nivel de daños, pero aún así, la jaqueca era una molestia total que no le permitía concentrarse de todo.
Pero aun así, estaba totalmente seguro que el impacto sería totalmente dirigido al pecho, pero en el último segundo cambio la dirección de su ataque a las rodillas, grave error.
Aunque el pequeño no fuera bueno esquivando, era el mejor aguantando y siendo veloz. Siguiendo avanzado para acercarse al centro de gravedad de Solomon, pero eso sería tan solo el principio de su táctica. Quería redirigir el ataque hacia la parte superior de su cuerpo, y agarrar con fuerza la lanza del enemigo al recibir el impacto. Si lo lograba, transmitiría los grados de calor a través del acero de su lanza roja para que este la soltase y el tomara su distancia. ¿Sería un éxito?
A pesar del golpe, Alpha pudo aguantar bien el daño, aunque el dolor de cabeza si resultaría algo molesto ¿quién diría lo diría? que tener las botas totalmente mojadas, sería la razón por la cual el pirata no pudo aterrizar de manera adecuada. Mientras se levantaba generaría calor en las áreas empapadas, con el propósito de secar el aguar a gran velocidad.
Los ojos del pequeño observaban a un hombre mucho más alto que él. De cabellera azulada y bastante cortes. Se presentó como Albert Julius Solomon. el pelilargo comenzó a sentir que su oponente era más de lo que aparentaba.
-Freites… Freites D. Alpha.
Correspondio al saludo al igual que con una sonrisa. Y se pone en guarda al igual mismo tiempo que Albert, lanzando a gran velocidad al unísono de su oponente. La técnica del lancero era hermosa y llena de clase, probablemente fruto de años de práctica. Alpha no podía evitar sonreir mientras avanzaba, este hombre al igual que él, se preparó para la guerra y si técnica era muestra de ello.
Pero aunque la técnica de Albert le pareciera una entre miles de maravillas, se le dificultaba mucho seguirle con la vista. El dolor de cabeza era molesto, el tortazo de antes no fue tan grave para a nivel de daños, pero aún así, la jaqueca era una molestia total que no le permitía concentrarse de todo.
Pero aun así, estaba totalmente seguro que el impacto sería totalmente dirigido al pecho, pero en el último segundo cambio la dirección de su ataque a las rodillas, grave error.
Aunque el pequeño no fuera bueno esquivando, era el mejor aguantando y siendo veloz. Siguiendo avanzado para acercarse al centro de gravedad de Solomon, pero eso sería tan solo el principio de su táctica. Quería redirigir el ataque hacia la parte superior de su cuerpo, y agarrar con fuerza la lanza del enemigo al recibir el impacto. Si lo lograba, transmitiría los grados de calor a través del acero de su lanza roja para que este la soltase y el tomara su distancia. ¿Sería un éxito?
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Logras acercarte y que la lanza te golpee en la cadera en lugar de en las rodillas. No pierdes el equilibrio, pero el golpe te duele un poco. Sin embargo para cuando intentar alargar la mano hacia la lanza, Albert la retira velozmente y se aleja un par de pasos rápidos. La hace girar en sus manos y te observa, sonriendo - No va a ser tan fácil. Ahora que he visto cómo te mueves, tengo más claro cómo hacerte frente - el lancero empieza a moverse rodeándote y te propina un veloz aguijonazo con la lanza hacia tu costado izquierdo, retirando el arma al momento. Continúa girando a tu alrededor lanzándote pinchazos rápidos, aprovechando que es más ágil que tú y el rango de su arma para mantenerse fuera de tu alcance.
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-Nada mal señor Alberth, y déjeme decirle que es maravilloso encontrar oponentes tas fuertes como usted. – Alpha correspondería a la sonrisa de su oponente con otra - Además… estoy aprendiendo mucho de esta batalla.
Alpha realizo un cambio rápido de armas en los instantes que el lancero se alejaba para tomar distancia. Lanza arrojadiza en la espalda colgando, y martillo en mano. Su oponente se movía rápido y veloz. La primera estocada fue bloqueada, el pirata la vio venir ¿Qué ocurriría con las otras? Bueno. Si algo sabia él era adaptarse a las situaciones, y esta era una de ellas.
El pelilargo giraba sobre su propio centro de gravedad. Con esta acción, podría seguir los pasos de Albert, generando la ilusión de que era igual de rápido que él, pero la verdad es que resulta algo sorprende ver como girar sobe su propio eje resultaba ser algo tan efectivo para contra oponentes rápidos.
utilizaría su arma como escudo, bloqueando y desviando ciertos ataques, otros lograrian darles, unos cuantos raspones en los brazos al momento de esquivar, y un pinchazo en la otra piernas que aun no estaba lastima. Aun así, el soltaba carcajadas con su risa tan distinguida, al mismo tiempo, avanzaba lentamente para lograr hacer que su oponente fuera arrinconado contra la esquina, justo en el borde del techo. Si lo lograba, trataría de chocar su martillo en contra de la lanza en respuesta a un posible ataque de su parte, con intención de romper su guardia y generar una abertura De lograrlo se lanzaría contra de el tomando sobre el brazo y arrojándolo sobre su hombro para proyectarlo con fuerza contra del suelo,
Una batalla de intelecto contra velocidad, tu mandas mi querido narrador ¿ Que procede?
Alpha realizo un cambio rápido de armas en los instantes que el lancero se alejaba para tomar distancia. Lanza arrojadiza en la espalda colgando, y martillo en mano. Su oponente se movía rápido y veloz. La primera estocada fue bloqueada, el pirata la vio venir ¿Qué ocurriría con las otras? Bueno. Si algo sabia él era adaptarse a las situaciones, y esta era una de ellas.
El pelilargo giraba sobre su propio centro de gravedad. Con esta acción, podría seguir los pasos de Albert, generando la ilusión de que era igual de rápido que él, pero la verdad es que resulta algo sorprende ver como girar sobe su propio eje resultaba ser algo tan efectivo para contra oponentes rápidos.
utilizaría su arma como escudo, bloqueando y desviando ciertos ataques, otros lograrian darles, unos cuantos raspones en los brazos al momento de esquivar, y un pinchazo en la otra piernas que aun no estaba lastima. Aun así, el soltaba carcajadas con su risa tan distinguida, al mismo tiempo, avanzaba lentamente para lograr hacer que su oponente fuera arrinconado contra la esquina, justo en el borde del techo. Si lo lograba, trataría de chocar su martillo en contra de la lanza en respuesta a un posible ataque de su parte, con intención de romper su guardia y generar una abertura De lograrlo se lanzaría contra de el tomando sobre el brazo y arrojándolo sobre su hombro para proyectarlo con fuerza contra del suelo,
Una batalla de intelecto contra velocidad, tu mandas mi querido narrador ¿ Que procede?
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Aunque tu táctica es muy inteligente, no eres una persona ágil. Te cuesta llevar a cabo el giro a la velocidad necesaria y te mareas un poco, pero logras hacerlo y empezar a mover a Albert hacia un rincón. Sin embargo, viendo tus intenciones este apoya la lanza entre las tejas y se impulsa con ella para dar un gran salto de altura. Mientras lo hace gira en el aire con el arma en las manos y te lanza un veloz corte desde arriba dirigido al hombro, empleando el filo de la punta de la lanza. Tras eso cae en el centro del tejado y se gira hacia ti, en guardia:
- No te mueves mal, Freites. Como consejo de guerrero a guerrero: ríndete. Puedes tener aún una larga vida por delante, y este no es un combate que vayas a ganar.
Hace girar la lanza cambiándola rápidamente entre sus manos y los lados de su cuerpo, pasándola por su espalda y su cabeza a gran velocidad. El aire en torno a vosotros empieza a moverse furiosamente, como si una tempestad estuviera a punto de levantarse. El viento levanta polvo y cachos de teja, que se arremolinan alrededor de Albert. Por cierto, alcanzas a mirar que los soldados supervivientes se están abriendo paso hacia la muralla gracias a tu distracción.
- No te mueves mal, Freites. Como consejo de guerrero a guerrero: ríndete. Puedes tener aún una larga vida por delante, y este no es un combate que vayas a ganar.
Hace girar la lanza cambiándola rápidamente entre sus manos y los lados de su cuerpo, pasándola por su espalda y su cabeza a gran velocidad. El aire en torno a vosotros empieza a moverse furiosamente, como si una tempestad estuviera a punto de levantarse. El viento levanta polvo y cachos de teja, que se arremolinan alrededor de Albert. Por cierto, alcanzas a mirar que los soldados supervivientes se están abriendo paso hacia la muralla gracias a tu distracción.
Freites D. Alpha
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-¡ZEHAHAHAHAHAHAHA! ¡ZEEEEEEEEHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!
Había fallado de nuevo, era totalmente increíble lo que ocurría con nuestro pequeño protagonist, a pesar de no haber atinado ningún golpe, aun sonreria, aun disfrutaba de la batalla, y la muestra de ello era que a pesar de tener tantas heridas mas nunca nueva, le hacían sentir vivo… más vivo que nunca.
-¡Albert Julius Solomon! eres uno de los mejores hombres con los cuales yo he luchado en mi vida hasta ahora, y lamento decirle que yo no tengo intenciones de rendirme, pero antes de seguir me gustaría que me escuchara un momento
El pirata se voltea, para dirigirse a su contrincante, pero en esta ocasión, su ansia de nuevo toma control, la sombra negra cubría de nuevo sus ojos, dejando a la vista simplemente dos esféricos blancos en lugar de ojos. Su respiración se haría mucho más aditiva, y mientras hablaba, de su bosa saldría vapor de manera muy notoria, dando a entender que dentro del pequeño, existe algo de características infernales.
-No puedo rendirme, porque mi madre me enseño a luchar sin arrepentimientos. Además que esta conquiste es mía, ¡Y SOLAMENTE MIA! No tiene que ver esto nada con Lord Protector. Yo vine a esta tierra con el único propósito de sustituir al señor de estas tierras, aquel señor que no me ha demostrado más que simple cobardía, al igual que aquel que está al mando del asedio de esta ciudad. ¡TODOS LOS ALTOS CARGOS, SON UNOS MALDITOS COBARDES!
La furia de Alpha ya era demasiado notoria, incluso a través de las sombras, su cabellos se encendieron se encendió en llamas al igual que su martillo. Suzaku habría llegado al techo de un salto al igual que el pirata, no le sorprendería, ella es mucho más ágil y veloz que este. El pelilargo le hizo una señal para que no interviniera. Ella le miraba a los ojos, Alpha entendió el mensaje inmediatamente. Por qué momentos después se dio cuenta que los soldados que quedaban, se acercaban a toda velocidad a la muralla.
-Lo se hermosa.- Le dijo a su compañera, luego volvió a dirigir su siniestra mirada a Solomon – No quiero que nuestra pelea sea interrumpida, Señor Albert… - Señalo en dirección a los soldados sobrevivientes, aquellos que se acercaban a la muralla para abrirla. - Como solo pertenezco a mi propio bando, le diré que ellos planear abrir la muralla, derríbelos… no le interrumpiré, ellos solo han puesto un precio por su cabeza de tan solo Cinco millones, y usted vale más mucho más que simple dinero… apunte, dispare piense en lo siguiente que le diré: Ayúdeme a regresar el valor a estas tierras ha perdido... aquel valor que fue perdido al momento que un gobernante prefirió esconderse tras las murallas, en vez de luchar junto a sus soldados por la gloria.
Había fallado de nuevo, era totalmente increíble lo que ocurría con nuestro pequeño protagonist, a pesar de no haber atinado ningún golpe, aun sonreria, aun disfrutaba de la batalla, y la muestra de ello era que a pesar de tener tantas heridas mas nunca nueva, le hacían sentir vivo… más vivo que nunca.
-¡Albert Julius Solomon! eres uno de los mejores hombres con los cuales yo he luchado en mi vida hasta ahora, y lamento decirle que yo no tengo intenciones de rendirme, pero antes de seguir me gustaría que me escuchara un momento
El pirata se voltea, para dirigirse a su contrincante, pero en esta ocasión, su ansia de nuevo toma control, la sombra negra cubría de nuevo sus ojos, dejando a la vista simplemente dos esféricos blancos en lugar de ojos. Su respiración se haría mucho más aditiva, y mientras hablaba, de su bosa saldría vapor de manera muy notoria, dando a entender que dentro del pequeño, existe algo de características infernales.
-No puedo rendirme, porque mi madre me enseño a luchar sin arrepentimientos. Además que esta conquiste es mía, ¡Y SOLAMENTE MIA! No tiene que ver esto nada con Lord Protector. Yo vine a esta tierra con el único propósito de sustituir al señor de estas tierras, aquel señor que no me ha demostrado más que simple cobardía, al igual que aquel que está al mando del asedio de esta ciudad. ¡TODOS LOS ALTOS CARGOS, SON UNOS MALDITOS COBARDES!
La furia de Alpha ya era demasiado notoria, incluso a través de las sombras, su cabellos se encendieron se encendió en llamas al igual que su martillo. Suzaku habría llegado al techo de un salto al igual que el pirata, no le sorprendería, ella es mucho más ágil y veloz que este. El pelilargo le hizo una señal para que no interviniera. Ella le miraba a los ojos, Alpha entendió el mensaje inmediatamente. Por qué momentos después se dio cuenta que los soldados que quedaban, se acercaban a toda velocidad a la muralla.
-Lo se hermosa.- Le dijo a su compañera, luego volvió a dirigir su siniestra mirada a Solomon – No quiero que nuestra pelea sea interrumpida, Señor Albert… - Señalo en dirección a los soldados sobrevivientes, aquellos que se acercaban a la muralla para abrirla. - Como solo pertenezco a mi propio bando, le diré que ellos planear abrir la muralla, derríbelos… no le interrumpiré, ellos solo han puesto un precio por su cabeza de tan solo Cinco millones, y usted vale más mucho más que simple dinero… apunte, dispare piense en lo siguiente que le diré: Ayúdeme a regresar el valor a estas tierras ha perdido... aquel valor que fue perdido al momento que un gobernante prefirió esconderse tras las murallas, en vez de luchar junto a sus soldados por la gloria.
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Durante un momento parece que no ha servido de nada. La lanza gira cada vez más rápido, y ahora hay un pequeño torbellino envolviendo al lancero. Finalmente detiene la lanza y apunta al frente con ella, y el torbellino se convierte en una lluvia de lanzas de viento que salen disparadas contra tus antiguos compañeros de armas. La potencia del viento perfora sus armaduras, su carne y los derriba, hiriéndolos y destrozando su posición. Los escasos soldados de la ciudad que les estaban intentando contener se lanzan a por ella con ánimos redoblados y aniquilan la escuadra en pocos segundos.
- ¿Sólo cinco millones? - niega con la cabeza - ¡Terrible! Tendré que demostrarles lo que valgo. Supongo que es porque no saben que fui yo el que eliminó a todos los que intentaron entrar por el lago. Tengo que empezar a dejar supervivientes - suspira y baja el arma - Está bien, conquistador. ¿Cuál es tu plan y de cuántos hombres dispones? Porque ahora mismo entre tu objetivo y tú se interponen todo el ejército de esta ciudad y el del lord Protector. Aún si consigues tomar la ciudad diezmando a sus defensores, te encontrarás rodeado por todas las tropas del enemigo, y aunque odie decirlo, llevan las de ganar.
Observa por un momento con curiosidad a tu ave, y luego se sienta en el tejado, dando un trago a una cantimplora. Igual deberías atender a tus heridas, porque aunque puedas aguantarlas están sangrando y duelen.
- ¿Sólo cinco millones? - niega con la cabeza - ¡Terrible! Tendré que demostrarles lo que valgo. Supongo que es porque no saben que fui yo el que eliminó a todos los que intentaron entrar por el lago. Tengo que empezar a dejar supervivientes - suspira y baja el arma - Está bien, conquistador. ¿Cuál es tu plan y de cuántos hombres dispones? Porque ahora mismo entre tu objetivo y tú se interponen todo el ejército de esta ciudad y el del lord Protector. Aún si consigues tomar la ciudad diezmando a sus defensores, te encontrarás rodeado por todas las tropas del enemigo, y aunque odie decirlo, llevan las de ganar.
Observa por un momento con curiosidad a tu ave, y luego se sienta en el tejado, dando un trago a una cantimplora. Igual deberías atender a tus heridas, porque aunque puedas aguantarlas están sangrando y duelen.
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-¿El plan? Es simple, reclutar a los campeones restantes de la ciudad de Auria, tomar la cabeza del señor de esta ciudad, gritar a todo hombre, mujer y niño que pronto Auria regresara a tener la gloria que solía tener ¿Cantidad de soldados? Tu y yo, como podrás darte cuenta solo busco calidad y potencial. Los soldados no preparados simplemente son como moscas que caen al suelo cuando van a por la luz ¿Luego cuando triunfe? responder ante el asedio con fuerza y poder, apuesto que un poco de acción de la línea frontal no te vendría nada mal. Además de que yo estaré en la líneas del frente luchando con quienes me sigan. Ellos aún no tienen información de mi paradero, y al ver que las puertas no se han abierto, pronto deberían darse cuenta que enviar sargentos no sirve de nada y les tocara enviar a sus altos cargos. Y allí es donde sacare las fuerzas extras que me faltan. Ya que pretendo reclutar a todos los campeones a mi causa ¿Y si fallo? Pues, entonces habré vivido con gloria… y muerto con honor.
Alpha observo como su nuevo compañero demostró cierto interés por su ave, este sonrió, realizando una interesante declaración.
- Veo que tienes interes en mi compañera Suzaku, pero creo que este tipo de super ave no iría contigo. Si gustas, una vez terminemos con esto. podría traer para ti el macho de su especie, ellos son voladores magníficos, mientras que sus hembras son corredoras extraordinarias.
Suzaku se acercó al pirata acariciándole con el pico. Alpha habría regresado a la normalidad antes de que ella pudiera quemarse con el calor de su cuerpo. Su cabello estaba en total armonía con el viento y colgó su martillo en la espalda y Suzaku saco un vendaje de una de las maletas, Alpha se dispuso a tratar de manera muy novata sus heridas. Luego, bebería un poco del licor. Le ofrecería un poco a Albert.
-Ha sido un encuentro maravilloso, Albert… te ofrezco un poco de este licor en señal de hermandad, además me gustaría saber un poco más de tu historia, será una larga espera mientras esperamos que el siguiente pelotón de soldados por parte de lord protector lleguen, yo contare al mundo tus hazañas y ese pequeño número que pone tu recompensa, llegara hasta los cielos si es tu deseo.
Alpha observo como su nuevo compañero demostró cierto interés por su ave, este sonrió, realizando una interesante declaración.
- Veo que tienes interes en mi compañera Suzaku, pero creo que este tipo de super ave no iría contigo. Si gustas, una vez terminemos con esto. podría traer para ti el macho de su especie, ellos son voladores magníficos, mientras que sus hembras son corredoras extraordinarias.
Suzaku se acercó al pirata acariciándole con el pico. Alpha habría regresado a la normalidad antes de que ella pudiera quemarse con el calor de su cuerpo. Su cabello estaba en total armonía con el viento y colgó su martillo en la espalda y Suzaku saco un vendaje de una de las maletas, Alpha se dispuso a tratar de manera muy novata sus heridas. Luego, bebería un poco del licor. Le ofrecería un poco a Albert.
-Ha sido un encuentro maravilloso, Albert… te ofrezco un poco de este licor en señal de hermandad, además me gustaría saber un poco más de tu historia, será una larga espera mientras esperamos que el siguiente pelotón de soldados por parte de lord protector lleguen, yo contare al mundo tus hazañas y ese pequeño número que pone tu recompensa, llegara hasta los cielos si es tu deseo.
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El lancero acepta y da un trago de la botella - ¿Licor café? No está mal. Tienes buen gusto - se relame y da otro trago más - Tu plan está muy bien, pero siguen haciendo falta tropas. ¿No has oído hablar del tamaño crítico de turba? Da igual lo débiles que sean, llegado cierto punto suficientes enemigos pueden derribar al mejor guerrero. Sin embargo... puedo conseguirte esas tropas, y también a Drukoff y a Lara. Sin embargo Gyert es leal al conde y no se lleva muy bien conmigo. Si quieres ganarte mi lealtad, demuestra tu habilidad: mata o convence a Gyert de que te siga. Si lo logras, te prometo que mis dos compañeros y al menos medio centenar de mercenarios estarán dispuestos a seguirte.
Se levanta y recoge su lanza, apoyándosela al hombro - No creo que envíen más tropas por el lago, no tan pronto. En lugar de esperar de brazos cruzados, deberías empezar a moverte ahora, ¿no crees? Le encontrarás en el cuartel - señala un edificio que queda a unas cuantas calles hacia el norte - Nos volveremos a encontrar en la plaza del mercado, es esa de allá - te da las indicaciones, no está muy lejos del cuartel - Si has triunfado, claro. Si fallas, ni te molestes en venir.
Se levanta y recoge su lanza, apoyándosela al hombro - No creo que envíen más tropas por el lago, no tan pronto. En lugar de esperar de brazos cruzados, deberías empezar a moverte ahora, ¿no crees? Le encontrarás en el cuartel - señala un edificio que queda a unas cuantas calles hacia el norte - Nos volveremos a encontrar en la plaza del mercado, es esa de allá - te da las indicaciones, no está muy lejos del cuartel - Si has triunfado, claro. Si fallas, ni te molestes en venir.
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-Agradezco la información, Albert. Hablame un poco más de Gyert ¿Por qué no se llevan bien? ¿Qué tipo de arma usa? ¿Cómo luce? ¿Alguna dato que me pueda ser de utilidad? No quiero sonar como alguien fastidioso con tantas preguntas, pero sabrás que el conocimiento también es una forma de tener poder. Además que… le han puesto Quince millones de recompensa. Y si a ti te han puesto solo Cinco y eres tan fuerte, me puedo hacer una idea de que tan poderoso es. Además, si él no se une, me asegurare de llevar su cadáver a la plaza… hermano.
Dicho eso, Alpha rectifico sus heridas una vez más. Todas vendadas. El color blanco del instrumento médico, estaba con marcado con la típica mancha roja de sangre, eso era buena señal, las heridas habían ya parado de sangra. Recibiría la botella de vuelta, dando otro sorbo. Su compañera al ver que tragaba más licor, le entrego una hogaza de pan que sacaría uno de sus empaques. El herrero la dividiría justo en la mitad, convidándole un poco a su nuevo amigo, aunque si este le rechazaba, realmente no pasaba nada, capas y simplemente no tenía hambre.
Y aquí es momento de hacer recuento del inventario. Tenía unos cuantos recursos sobrantes. Unas dos hogazas de pan adicionales, las había empacado antes de llegar a Auria, pero la emoción de la conquiste le hizo olvidar este pequeño detalle antes de dividirse con su compañera ¿bastante gracioso no? Nuestro pirata favorito es brillante para la guerra, pero al momento de emocionarse y dejarse llevar por el calor de la conquista, se olvida completamente de todo lo demás, cual niño con juguete nuevo.
Volviendo al recuento, ya estaba a punto de divagar sin necesidad. Tenemos una espada, una pistola, un rifle que parece sacado de la basura, un lingote del metal azulado. Su cantimplora de agua, de la cual bebería un poco (recuerden amigos siempre darle agua a su cuerpo), y por ultimo pero no menos importante su martillo adaptado a una cadena.
Se pondría unos cuantos segundos a detallar la calidad de la espada y de la pistola, por actuar de prisa al momento de la lluvia de lanzas. No le dio tiempo alguno de detallar que tan buenas eran o no. Luego de eso, le entrego a su compañera sus pertenencias, exceptuando el martillo, la espada y la pistola. Ambas herramientas de batalla de corto alcance las colgaría en su espalda, en cuanto a la pistola se la colocaría en el cinturón cual pirata. Pero se detuvo un momento con la lanza, la detallo por unos instante, y se dio cuenta que por diseño, no le sería muy útil. La dejo junto con las otras lanzas, no antes sin decir - Es una lastima que no seas de algún metal, puedo sentir tu voluntad, como gritas por tener un oponente digno, pero... no soy el indicado para llevarte en mis manos, no quiero que te fundas. - Se volvió a acercar a su fiel ave. Mirando directamente al edificio donde se encontraba su siguiente oponente.
-¿Habrán soldados cortándome el paso? ¿ Alguna ruta que me recomiendes?
Dicho eso, Alpha rectifico sus heridas una vez más. Todas vendadas. El color blanco del instrumento médico, estaba con marcado con la típica mancha roja de sangre, eso era buena señal, las heridas habían ya parado de sangra. Recibiría la botella de vuelta, dando otro sorbo. Su compañera al ver que tragaba más licor, le entrego una hogaza de pan que sacaría uno de sus empaques. El herrero la dividiría justo en la mitad, convidándole un poco a su nuevo amigo, aunque si este le rechazaba, realmente no pasaba nada, capas y simplemente no tenía hambre.
Y aquí es momento de hacer recuento del inventario. Tenía unos cuantos recursos sobrantes. Unas dos hogazas de pan adicionales, las había empacado antes de llegar a Auria, pero la emoción de la conquiste le hizo olvidar este pequeño detalle antes de dividirse con su compañera ¿bastante gracioso no? Nuestro pirata favorito es brillante para la guerra, pero al momento de emocionarse y dejarse llevar por el calor de la conquista, se olvida completamente de todo lo demás, cual niño con juguete nuevo.
Volviendo al recuento, ya estaba a punto de divagar sin necesidad. Tenemos una espada, una pistola, un rifle que parece sacado de la basura, un lingote del metal azulado. Su cantimplora de agua, de la cual bebería un poco (recuerden amigos siempre darle agua a su cuerpo), y por ultimo pero no menos importante su martillo adaptado a una cadena.
Se pondría unos cuantos segundos a detallar la calidad de la espada y de la pistola, por actuar de prisa al momento de la lluvia de lanzas. No le dio tiempo alguno de detallar que tan buenas eran o no. Luego de eso, le entrego a su compañera sus pertenencias, exceptuando el martillo, la espada y la pistola. Ambas herramientas de batalla de corto alcance las colgaría en su espalda, en cuanto a la pistola se la colocaría en el cinturón cual pirata. Pero se detuvo un momento con la lanza, la detallo por unos instante, y se dio cuenta que por diseño, no le sería muy útil. La dejo junto con las otras lanzas, no antes sin decir - Es una lastima que no seas de algún metal, puedo sentir tu voluntad, como gritas por tener un oponente digno, pero... no soy el indicado para llevarte en mis manos, no quiero que te fundas. - Se volvió a acercar a su fiel ave. Mirando directamente al edificio donde se encontraba su siguiente oponente.
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