Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La subasta fue peor de lo que creía. Había obtenido un objeto único, ansiado por muchos, y de usarlo sabiamente podría conseguir más poder del que nadie normal podría soñar. Pero a qué precio.
Su anhelo por ganar el pase para entrar en Mary Geoise le había costado más de lo que su pobre bolsillo de funcionario podía permitirse, endeudándose con un sospechoso pero acaudalado hombre. Ahora tenía dos meses para obtener cien millones de berries o sería expulsado de la agencia y tratado de traidor por haber participado en una subasta del Bajo Mundo.
Obligado por las circunstancias, y recurriendo a su ya no tan improvisada identidad secreta de Dnalor Remiehneppo, se aventuró por la calles de Darle Dome, a las que había llegado a través de su majestuosa NeoBike, una moto voladora de alta gama. Su objetivo era reunirse con un afamado personaje de nuevo mundo para negociar.
Una vez allí, se dirigió al punto de encuentro, un local bastante moderno con mucha clientela. Era un lugar difícil de encontrar, pero después de un trayecto por la poco iluminada ciudad dio con el sitio. Dentro, el local estaba repleto de baldas con licores de todas clases, pero era lo único llamativo. Eso, y las personas que le daban un ambiente diferente al que frecuentaba el tradicional mink. A esperaba que las negociaciones tuviesen lugar en un sitio más discreto. Se dirigió a la barra y se sentó a esperar por aquel hombre.
- Un vaso de leche fría - le pidió al tabernero.
Su anhelo por ganar el pase para entrar en Mary Geoise le había costado más de lo que su pobre bolsillo de funcionario podía permitirse, endeudándose con un sospechoso pero acaudalado hombre. Ahora tenía dos meses para obtener cien millones de berries o sería expulsado de la agencia y tratado de traidor por haber participado en una subasta del Bajo Mundo.
Obligado por las circunstancias, y recurriendo a su ya no tan improvisada identidad secreta de Dnalor Remiehneppo, se aventuró por la calles de Darle Dome, a las que había llegado a través de su majestuosa NeoBike, una moto voladora de alta gama. Su objetivo era reunirse con un afamado personaje de nuevo mundo para negociar.
Una vez allí, se dirigió al punto de encuentro, un local bastante moderno con mucha clientela. Era un lugar difícil de encontrar, pero después de un trayecto por la poco iluminada ciudad dio con el sitio. Dentro, el local estaba repleto de baldas con licores de todas clases, pero era lo único llamativo. Eso, y las personas que le daban un ambiente diferente al que frecuentaba el tradicional mink. A esperaba que las negociaciones tuviesen lugar en un sitio más discreto. Se dirigió a la barra y se sentó a esperar por aquel hombre.
- Un vaso de leche fría - le pidió al tabernero.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Y firme aquí - dijo el hombre. Ivan bajó la mano con una sonrisa y puso la firma en el lugar que le indicaban. Y con eso, el local pasaba a ser oficialmente suyo. No había sido muy difícil conseguirlo. El bar había pertenecido originalmente al Lazo Rojo, pero tras la muerte de su líder su dueño original, el encargado, había vuelto a serlo. Por poco tiempo, claro. Tan sólo había tenido que enviar un par de mensajes visibles haciendo que algunos de los ghouls se pasaran por el local, que Friedrich amenazase un poco al pobre Yulio y luego hacerle la generosa oferta de darle "protección" a su negocio a cambio de la propiedad. Dado que su interés principal era tener el local y poder emplearlo a su gusto, prefirió intentar tener contento al encargado y le ofreció quedarse con el 40% de los beneficios en lugar de tener un sueldo estable. Ivan se quedaría con el otro cuarenta y el resto los ahorrarían para hacer frente a gastos imprevistos y reformas.
- Un placer hacer negocios contigo, Yulio. Si no te importa, tengo otros asuntos que atender. Avisa a alguno de los camareros que cuando aparezca un tal Dnalor lo hagan pasar.
Le dio una escueta descripción y se dirigió a la habitación. El local que había comprado era el Goth&Rock, un edificio con aspecto de catedral gótica. En el interior era... bueno, lo que podría salir si alguien montase un bar dentro de una catedral. Y maravillosamente sin el horrible añadido de una cruz. Evidentemente para alguien como Ivan era un lugar demasiado bueno como para dejarlo escapar, y en cuanto vio la oportunidad empezó a tramar su plan para adquirirlo. Estéticamente era el lugar que mejor encajaba con sus gustos. La música era también un buen punto. Y sería un buen añadido a su creciente número de negocios. Si hubiese sabido que podía hacerse de oro tan fácilmente, hubiese empezado muchos años antes a dedicarse a aquella clase de tareas.
Su reservado era una sala en una de las torres del local. Una pequeña sala discreta, con una única ventana de vidrios tintados, un minibar, una mesa de cristal y tres sofás de cuero negro. Abrió el minibar y tras inspeccionar su contenido, se sirvió una copa de bourbon on the rocks. El vampiro se acomodó en uno de los asientos, cruzando una pierna sobre la otra y recostándose contra el respaldo, disfrutando de la bebida con una sonrisa. Ahora sólo quedaba ver qué negocios tenía con él aquella persona. Había contactado con él justo tras la subasta, así que sólo le quedaba pensar que era alguien que había estado en ella o que sabía quiénes habían asistido. Al fin y al cabo, era alguien del Bajo Mundo. Tenía sentido que las noticias volasen, y no se había molestado en ocultar su rostro. Ahora que ya no era un cazarrecompensas, ya no le importaba que se supiera con quién se relacionaba. Su imagen pública no podría ser más negativa, así que le daba igual. En cuanto escuchó pasos tras la puerta, dijo sin esperar a que llamasen, en tono jovial - Pasa, la noche es joven, pero no espera a los indecisos.
- Un placer hacer negocios contigo, Yulio. Si no te importa, tengo otros asuntos que atender. Avisa a alguno de los camareros que cuando aparezca un tal Dnalor lo hagan pasar.
Le dio una escueta descripción y se dirigió a la habitación. El local que había comprado era el Goth&Rock, un edificio con aspecto de catedral gótica. En el interior era... bueno, lo que podría salir si alguien montase un bar dentro de una catedral. Y maravillosamente sin el horrible añadido de una cruz. Evidentemente para alguien como Ivan era un lugar demasiado bueno como para dejarlo escapar, y en cuanto vio la oportunidad empezó a tramar su plan para adquirirlo. Estéticamente era el lugar que mejor encajaba con sus gustos. La música era también un buen punto. Y sería un buen añadido a su creciente número de negocios. Si hubiese sabido que podía hacerse de oro tan fácilmente, hubiese empezado muchos años antes a dedicarse a aquella clase de tareas.
Su reservado era una sala en una de las torres del local. Una pequeña sala discreta, con una única ventana de vidrios tintados, un minibar, una mesa de cristal y tres sofás de cuero negro. Abrió el minibar y tras inspeccionar su contenido, se sirvió una copa de bourbon on the rocks. El vampiro se acomodó en uno de los asientos, cruzando una pierna sobre la otra y recostándose contra el respaldo, disfrutando de la bebida con una sonrisa. Ahora sólo quedaba ver qué negocios tenía con él aquella persona. Había contactado con él justo tras la subasta, así que sólo le quedaba pensar que era alguien que había estado en ella o que sabía quiénes habían asistido. Al fin y al cabo, era alguien del Bajo Mundo. Tenía sentido que las noticias volasen, y no se había molestado en ocultar su rostro. Ahora que ya no era un cazarrecompensas, ya no le importaba que se supiera con quién se relacionaba. Su imagen pública no podría ser más negativa, así que le daba igual. En cuanto escuchó pasos tras la puerta, dijo sin esperar a que llamasen, en tono jovial - Pasa, la noche es joven, pero no espera a los indecisos.
Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El camarero miró a Roland con mala cara cuando pidió un mero vaso de leche. Lo normal en esos lugares era pedir uno o dos cócteles con nombres de islas exóticas como un Dressrosa Blue o un Little Garden Light, sin embargo los gustos del mink era más sencillos y menos habituales. Roland ya estaba a punto de soltarle algo cuando el camarero habló primero.
- ¿Es usted Dnalor Remiehneppo? - preguntó el hombre tras la barra mientras le servía lo pedido - Coincide con la descripción.
Y así era. Roland, bajo su identidad secreta de Dnalor, vestía un pequeño y corto poncho verde que hacía las veces de camisa bajo un chaleco negro abierto con capucha, que usaba para cubrir sus orejas, delatoras de su raza. Sus garras y manos oscuras estaban también ocultos bajo unos guantes del mismo tono, y sendos brazos adornados con brazales verdes y rojo. También mantenía oculta su cola bajo un ancho pantalón de tonalidad beis sujeto por un cinturón marrón con bolsillos.
- ¿Eres tú el Barón Sangriento? - inquirió el mink
- Oh, no. No, no. Sólo soy un mensajero. El hombre al que quieres ver te espera en e.reservado.
Roland apuró su bebida y se dirigió hacia la puerta que le habían indicado. Sin tocar para entrar ni pedir permiso la abrió enérgicamente. Sus ojos que revoloteaban analizando la habitación se toparon con un hombre, alto y ancho, peliblanco, cuya fama le precedía.
- Soy Dnalor, soy un cazador - se presentó.
- ¿Es usted Dnalor Remiehneppo? - preguntó el hombre tras la barra mientras le servía lo pedido - Coincide con la descripción.
Y así era. Roland, bajo su identidad secreta de Dnalor, vestía un pequeño y corto poncho verde que hacía las veces de camisa bajo un chaleco negro abierto con capucha, que usaba para cubrir sus orejas, delatoras de su raza. Sus garras y manos oscuras estaban también ocultos bajo unos guantes del mismo tono, y sendos brazos adornados con brazales verdes y rojo. También mantenía oculta su cola bajo un ancho pantalón de tonalidad beis sujeto por un cinturón marrón con bolsillos.
- ¿Eres tú el Barón Sangriento? - inquirió el mink
- Oh, no. No, no. Sólo soy un mensajero. El hombre al que quieres ver te espera en e.reservado.
Roland apuró su bebida y se dirigió hacia la puerta que le habían indicado. Sin tocar para entrar ni pedir permiso la abrió enérgicamente. Sus ojos que revoloteaban analizando la habitación se toparon con un hombre, alto y ancho, peliblanco, cuya fama le precedía.
- Soy Dnalor, soy un cazador - se presentó.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El recién llegado era una persona de lo más curiosa. En parte por su atuendo, pero varias cosas más llamaron la atención de Ivan: sus ojos rasgados y su olor corporal, más fuerte y feral que el de una persona corriente. De hecho le recordaba al de Moja en parte, aunque dudaba que fuese un Mink. Los Minks que conocía eran totalmente peludos. Le hizo gracia que se presentara como un cazador de buenas a primeras. Él era un pirata buscado con una elevada recompensa por su cabeza, ¿no pensaba que eso lo haría ponerse a la defensiva? No era el caso, claro. No sentía ninguna intención hostil por su parte, y su corazón... había notado algo raro. ¿Mentía, tal vez?
- Es curioso, cazador. La gente no suele decir eso tan alegremente delante mía salvo que quiera recibir un tiro entre ceja y ceja - esbozó una sonrisa fiera.
Debido a sus años como cazarrecompensas se había ganado una reputación muy sanguinaria, que se había convertido en una reputación horrible en general en cuanto se hizo pirata. Se le llamaba asesino, monstruo, villano y calificativos bastante menos diplomáticos como aberración. A Ivan no podría importarle menos, e incluso le parecía divertido instrumentalizar esa mala imagen.
- Por suerte para ti, me has causado suficiente interés. Toma asiento y sírvete lo que quieras del minibar.
Dio un trago a su bourbon y se acomodó extendiendo los brazos en el respaldo de su sofá. No tenía claro aún cuál era la propuesta que le traía aquel hombre, pero estaba sinceramente intrigado. No solía recibir a gente del Bajo Mundo, aunque ahora que estaba empezando a asentarse en él e interactuar con más frecuencia tenía cierto sentido que hubiese llamado la atención y despertado intereses entre diferente gente. Aspiró el aire, tratando de captar el olor de sus emociones.
- Creo que me traías una oferta, ¿no, señor Dnalor? Estaría bien que me la contaras. Pero antes... - miró a sus ojos directamente, tratando de ejercer su efecto hipnótico sobre él - ¿Para quién trabajas realmente? Venga, puedes contármelo. ¿Alguien desconocido contactando conmigo justo tras la subasta? ¿Quién te envía, Mihael?
- Es curioso, cazador. La gente no suele decir eso tan alegremente delante mía salvo que quiera recibir un tiro entre ceja y ceja - esbozó una sonrisa fiera.
Debido a sus años como cazarrecompensas se había ganado una reputación muy sanguinaria, que se había convertido en una reputación horrible en general en cuanto se hizo pirata. Se le llamaba asesino, monstruo, villano y calificativos bastante menos diplomáticos como aberración. A Ivan no podría importarle menos, e incluso le parecía divertido instrumentalizar esa mala imagen.
- Por suerte para ti, me has causado suficiente interés. Toma asiento y sírvete lo que quieras del minibar.
Dio un trago a su bourbon y se acomodó extendiendo los brazos en el respaldo de su sofá. No tenía claro aún cuál era la propuesta que le traía aquel hombre, pero estaba sinceramente intrigado. No solía recibir a gente del Bajo Mundo, aunque ahora que estaba empezando a asentarse en él e interactuar con más frecuencia tenía cierto sentido que hubiese llamado la atención y despertado intereses entre diferente gente. Aspiró el aire, tratando de captar el olor de sus emociones.
- Creo que me traías una oferta, ¿no, señor Dnalor? Estaría bien que me la contaras. Pero antes... - miró a sus ojos directamente, tratando de ejercer su efecto hipnótico sobre él - ¿Para quién trabajas realmente? Venga, puedes contármelo. ¿Alguien desconocido contactando conmigo justo tras la subasta? ¿Quién te envía, Mihael?
Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al peiblanco le había extrañado que Roland se presentara como un cazador. Era natural, cualquier con recompensa debía tener cuidado, ya que mucha gente estaría interesada en obtener el precio que valía su cabeza. Sin embargo Roland lo había hecho porque quería desconcentar a quién sería su contratante, cosa que parecía haber sido efectiva.
- Quizás quiera un tiro entre ceja y ceja - respondió al comentario del pirata.
No le gustaban los comentarios ingeniosos, ya que agotaban su paciencia, y mucho menos conversaciones plagadas de ellos, pero era muy habitual en las personas del bajo mundo y para cumplir su objetivo Roland debía seguir el juego.
Por suerte había caído en gracia al famoso criminal, cosa que le facilitaba sus planes. Le iba a contar cuales sus pretensiones cuando le hizo una pregunta que le desconcertó. ¿Acaso sabía que era un agente del Gobierno? Imposible, se había preocupado de mantener bien oculta su identidad y que nadie pudiera relacionar al hasta ahora desconocido Dnalor Remiehneppo con el magnífico Roland Oppenheimer. Y lo más importante, si estaba allí no era por orden del Gobierno, ni mucho menos, sino por voluntad propia por y para sus propios objetivos, de modo que no le mentiría cuando diese su respuesta.
- No conozco a ningún Mihael. He venido hasta aquí por mi propio pie, pensando en mis propios intereses - sí, esa era la única verdad indiscutible -. Si tuviera que decir para quien trabajo, sería para mí mismo. ¿Eso responde a tu pregunta?
Esperaba que hubiera bastado para que no siguiera indagando. En el mundo podía existir general casi tan sagaz como él, y no podía permitirse el lujo de dejar que descubrieran su identidad.
- Respecto a la oferta que te planteo - comenzó con su discurso. Roland no era un buen negociante pero creía saber cómo vender las cosas para que parecieran atractivas -, he aquí mi proposición. Te conozco, lo cual no es difícil ya que eres famoso, pero he sabido cosas de ti, como que estás buscando aliados. Mi proposición es que seré tu aliado, aunque por un módico precio. No soy ningún debilucho que pudieras encontrar por ahí y tengo habilidades muy útiles. ¿Qué te parece?
- Quizás quiera un tiro entre ceja y ceja - respondió al comentario del pirata.
No le gustaban los comentarios ingeniosos, ya que agotaban su paciencia, y mucho menos conversaciones plagadas de ellos, pero era muy habitual en las personas del bajo mundo y para cumplir su objetivo Roland debía seguir el juego.
Por suerte había caído en gracia al famoso criminal, cosa que le facilitaba sus planes. Le iba a contar cuales sus pretensiones cuando le hizo una pregunta que le desconcertó. ¿Acaso sabía que era un agente del Gobierno? Imposible, se había preocupado de mantener bien oculta su identidad y que nadie pudiera relacionar al hasta ahora desconocido Dnalor Remiehneppo con el magnífico Roland Oppenheimer. Y lo más importante, si estaba allí no era por orden del Gobierno, ni mucho menos, sino por voluntad propia por y para sus propios objetivos, de modo que no le mentiría cuando diese su respuesta.
- No conozco a ningún Mihael. He venido hasta aquí por mi propio pie, pensando en mis propios intereses - sí, esa era la única verdad indiscutible -. Si tuviera que decir para quien trabajo, sería para mí mismo. ¿Eso responde a tu pregunta?
Esperaba que hubiera bastado para que no siguiera indagando. En el mundo podía existir general casi tan sagaz como él, y no podía permitirse el lujo de dejar que descubrieran su identidad.
- Respecto a la oferta que te planteo - comenzó con su discurso. Roland no era un buen negociante pero creía saber cómo vender las cosas para que parecieran atractivas -, he aquí mi proposición. Te conozco, lo cual no es difícil ya que eres famoso, pero he sabido cosas de ti, como que estás buscando aliados. Mi proposición es que seré tu aliado, aunque por un módico precio. No soy ningún debilucho que pudieras encontrar por ahí y tengo habilidades muy útiles. ¿Qué te parece?
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Pues vaya un elemento. Iba solo gustosamente a la boca del lobo a ofrecerse libremente. No es que realmente corriera peligro, salvo que molestara a Ivan o lograse que lo considerara una molestia o un riesgo, pero realmente hacía falta valor para presentarse ante él de esa manera con su reputación. Y por desgracia para el cazador, estaba a un peligroso paso de pasar de ser alguien interesante a un riesgo. Especialmente tras sus últimas palabras. Con gesto de aparente desinterés, le miró y dijo:
- ¿Aliados? ¿Quién ha dicho que los necesite?
Hizo girar el bourbon en el vaso, con los hielos chocando entre sí con su ruido característico. Se fijó en que no le había hecho caso en que se sentara y se sirviera algo. ¿Era simplemente así de desconfiado, sordo o maleducado? En fin, él sabría lo que hacía. Dio un trago de su copa y disfrutó del aroma del licor antes de dejarlo bajar por su garganta. Tras unos momentos en silencio, suspiró y volvió a mirar al cazador a los ojos.
- Te seré claro. Has venido sin una propuesta concreta más que una "alianza" por la que esperas que te pague. Normalmente si voy a pagar a alguien espero que trabaje para mí, no que actúe como aliado... salvo que sea una persona con la bastante influencia o poder para merecerse esa deferencia. Tú eres un perfecto desconocido, y alguien a quien podría vencer sin moverme. ¿Qué me ofreces realmente, Dnalor? Habla claramente y dime por qué debería considerar tu oferta.
Pese a todo, lo que más le preocupaba no era que le hubiese ofrecido una alianza en vez de un servicio por dinero. Lo preocupante era que supiera que estaba buscando aliados. ¿En qué momento se había filtrado? Poca, muy poca gente lo sabía, y se había asegurado de ser cuidadoso. El único punto de la cadena en que podía haber transpirado... era Giorgio. ¿Había sido él? ¿Algún allegado suyo? Aún así eso no explicaba cómo había llegado desde ellos a oídos de un don nadie. Más aún, de un cazador. ¿Acaso todo Grand Line se había enterado ya de su plan a esas alturas?
- ¿Aliados? ¿Quién ha dicho que los necesite?
Hizo girar el bourbon en el vaso, con los hielos chocando entre sí con su ruido característico. Se fijó en que no le había hecho caso en que se sentara y se sirviera algo. ¿Era simplemente así de desconfiado, sordo o maleducado? En fin, él sabría lo que hacía. Dio un trago de su copa y disfrutó del aroma del licor antes de dejarlo bajar por su garganta. Tras unos momentos en silencio, suspiró y volvió a mirar al cazador a los ojos.
- Te seré claro. Has venido sin una propuesta concreta más que una "alianza" por la que esperas que te pague. Normalmente si voy a pagar a alguien espero que trabaje para mí, no que actúe como aliado... salvo que sea una persona con la bastante influencia o poder para merecerse esa deferencia. Tú eres un perfecto desconocido, y alguien a quien podría vencer sin moverme. ¿Qué me ofreces realmente, Dnalor? Habla claramente y dime por qué debería considerar tu oferta.
Pese a todo, lo que más le preocupaba no era que le hubiese ofrecido una alianza en vez de un servicio por dinero. Lo preocupante era que supiera que estaba buscando aliados. ¿En qué momento se había filtrado? Poca, muy poca gente lo sabía, y se había asegurado de ser cuidadoso. El único punto de la cadena en que podía haber transpirado... era Giorgio. ¿Había sido él? ¿Algún allegado suyo? Aún así eso no explicaba cómo había llegado desde ellos a oídos de un don nadie. Más aún, de un cazador. ¿Acaso todo Grand Line se había enterado ya de su plan a esas alturas?
Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Puedes relajarte, no es como si te estuviera llamando débil - comentó el mink aunque en realidad lo pensaba -. Mi comentario ha ido con la mejor intención del mundo.
El antiguo cazador no parecía haberse tomado muy bien el hecho de que Roland hubiera averiguado que estaba buscando aliados. Ciertamente había sido muy fácil. Antes de aparecer en su reunión, había estado indagando sobre el hombre en la misma isla, donde escuchó de parte de un grupo de estúpidos que iban de malotes sobre un pirata peliblanco que se había estado moviendo en Dark Dome tratando de usar su influencia para conseguir apoyo. No era muy difícil deducir que ese hombre era Markov.
Su siguiente comentario era completamente lógico. Roland se hubiera sentido igual de haber estado en su situación. Que un completo desconocido viniese con tales propósitos podía resultar insoportable, pero Roland no pensaba aceptar trabajar para alguien. Era tan capaz como el mejor y, aunque le hubiese gustado mostrar su valía en combate, sabía que las negociaciones debían ser lo menos violentas posibles si quería asegurarse de conseguir un buen trato.
- Verás, estoy interesado en conseguir dinero, y para ello no me importar vender mis preciadas habilidades.
Acto seguido creó dos espejos, uno con cada mano, que crecieron hasta hacerse de cuerpo completo. Envió cada uno a un extremo de la habitación y se movió hacia al de la derecha. Cuando llegó a él, lo atravesó para desaparecer del mundo real y aparecer en la Dimensión Reflejo. Una vez allí dentro, se desplazó a la copia virtual del otro espejo que había creado, por el cuál únicamente asomó la cabeza y dijo:
- Creo que esta demostración es suficiente. Si estás interesado, hablemos de dinero. Si no, buscaré a cualquier otro que sepa valorar mis capacidades.
El antiguo cazador no parecía haberse tomado muy bien el hecho de que Roland hubiera averiguado que estaba buscando aliados. Ciertamente había sido muy fácil. Antes de aparecer en su reunión, había estado indagando sobre el hombre en la misma isla, donde escuchó de parte de un grupo de estúpidos que iban de malotes sobre un pirata peliblanco que se había estado moviendo en Dark Dome tratando de usar su influencia para conseguir apoyo. No era muy difícil deducir que ese hombre era Markov.
Su siguiente comentario era completamente lógico. Roland se hubiera sentido igual de haber estado en su situación. Que un completo desconocido viniese con tales propósitos podía resultar insoportable, pero Roland no pensaba aceptar trabajar para alguien. Era tan capaz como el mejor y, aunque le hubiese gustado mostrar su valía en combate, sabía que las negociaciones debían ser lo menos violentas posibles si quería asegurarse de conseguir un buen trato.
- Verás, estoy interesado en conseguir dinero, y para ello no me importar vender mis preciadas habilidades.
Acto seguido creó dos espejos, uno con cada mano, que crecieron hasta hacerse de cuerpo completo. Envió cada uno a un extremo de la habitación y se movió hacia al de la derecha. Cuando llegó a él, lo atravesó para desaparecer del mundo real y aparecer en la Dimensión Reflejo. Una vez allí dentro, se desplazó a la copia virtual del otro espejo que había creado, por el cuál únicamente asomó la cabeza y dijo:
- Creo que esta demostración es suficiente. Si estás interesado, hablemos de dinero. Si no, buscaré a cualquier otro que sepa valorar mis capacidades.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Escuchó sus palabras en silencio, pero con una cierta incredulidad y condescendencia. Dnalor no lo sabía, pero su cuerpo delataba la falsedad de sus palabras. Percibía orgullo, desprecio, autocomplacencia, seguridad... y había oído su corazón delatar la mentira cuando dijo que no le llamaba débil. Algo dentro del vampiro se removió, incómodo y molesto. Si había algo que Ivan odiaba era ser cuestionado y menospreciado. Parecía que aquel debilucho estaba pidiendo a gritos ser disciplinado. Sin embargo, aún no le interrumpió. Dejó que siguiera hablando y que le mostrara su poder. Lo de los espejos era interesante... ¿Así que los creaba y les daba forma? Oh, también los movía por la sala. Los ojos de Ivan se volvieron dorados y su piel palideció cuando pasó a su forma completa. No sabía lo que hacían esos espejos y pasaba de llevarse alguna sorpresa. Era evidente que era el poder de alguna akuma no mi.
- Muy interesante, desde luego. Un bonito truco de circo - comentó, concediéndole un aplauso cortés y con una sonrisa burlona.
Aún no sabía cómo había averiguado que necesitaba aliados. Y aún encima pensaba que era débil. Su orgullo le pedía que le diese una lección y que luego le arrancase lo que sabía, por las buenas o por las malas. Y una vez tuviese lo que quería de él, ya decidiría lo que hacerle. Liberó sólo una parte del poder de su haoshoku, lo justo para paralizarle de terror en lugar de desmayarlo, y se levantó del sillón. Dejó el vaso de bourbon en la mesa y caminó hacia él, con sus ojos clavados en los del cazador. Una vez llegase a su lado, lo agarraría por la cabeza y lo sacaría de dentro del espejo.
- ¿Sigo pareciéndote débil, Dnalor Remiehneppo? - su voz retumbó por la estancia, grave y cavernosa - Eres una pequeña hormiga al lado de mi poder.
Le seguiría agarrando por la cabeza, obligándole a mirarle a la cara. Los ojos del vampiro se volvieron rojos mientras hablaba, empleando su Jäger schau para ampliar el terror que probablemente ya sentía por su haki. Le haría percibir toda su sed de sangre. Y entonces lanzaría su ataque hipnótico, haciéndole verle de repente a él muy grande y a sí mismo cada vez más pequeño, hasta que cupiese en la palma de su mano. Entonces vería cómo Ivan cerraría la mano sobre él, y apretaría con fuerza creciente, hasta destrozar todos los huesos de su cuerpo. Una vez la visión terminó, Ivan le dirigió una mirada fría como el hielo.
- Dime qué es lo que sabe de mí. Qué has oído sobre mí para pensar que necesito aliados.
- Muy interesante, desde luego. Un bonito truco de circo - comentó, concediéndole un aplauso cortés y con una sonrisa burlona.
Aún no sabía cómo había averiguado que necesitaba aliados. Y aún encima pensaba que era débil. Su orgullo le pedía que le diese una lección y que luego le arrancase lo que sabía, por las buenas o por las malas. Y una vez tuviese lo que quería de él, ya decidiría lo que hacerle. Liberó sólo una parte del poder de su haoshoku, lo justo para paralizarle de terror en lugar de desmayarlo, y se levantó del sillón. Dejó el vaso de bourbon en la mesa y caminó hacia él, con sus ojos clavados en los del cazador. Una vez llegase a su lado, lo agarraría por la cabeza y lo sacaría de dentro del espejo.
- ¿Sigo pareciéndote débil, Dnalor Remiehneppo? - su voz retumbó por la estancia, grave y cavernosa - Eres una pequeña hormiga al lado de mi poder.
Le seguiría agarrando por la cabeza, obligándole a mirarle a la cara. Los ojos del vampiro se volvieron rojos mientras hablaba, empleando su Jäger schau para ampliar el terror que probablemente ya sentía por su haki. Le haría percibir toda su sed de sangre. Y entonces lanzaría su ataque hipnótico, haciéndole verle de repente a él muy grande y a sí mismo cada vez más pequeño, hasta que cupiese en la palma de su mano. Entonces vería cómo Ivan cerraría la mano sobre él, y apretaría con fuerza creciente, hasta destrozar todos los huesos de su cuerpo. Una vez la visión terminó, Ivan le dirigió una mirada fría como el hielo.
- Dime qué es lo que sabe de mí. Qué has oído sobre mí para pensar que necesito aliados.
Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Truco de circo? ¿Se había atrevido a llamar a su habilidad para moverse por el espacio y entre dimensiones "bonito truco de circo"? Sí, lo había hecho. Ese hombre no parecía tener buen gusto, quizás negociar no valiera la pena. Roland se estaba planteando retirar su oferta e irse por donde había venido para buscar alguna otra persona que le diera el dinero que necesitaba cuando algo le hizo detenerse. No era capaz de moverse y una angustia recorrió todo su cuerpo, haciéndole sudar. Mientras el es-cazador se acercaba lentamente hacia él, se le cruzó por la cabeza el enfrentamiento que tuvo con Bleyd el Revolucionario. ¿Era la misma clase de técnica? No lo parecía, pero se sentía igual.
Ivan se acercó a él, sacándole del espejo por la fuerza. Roland seguía sin poder moverse, como si cadenas invisibles le rodeasen el cuerpo. El sudor frío seguía recorriéndole el cuerpo junto a una sensación desagradable que hacía mucho que no sentía: miedo. ¿Era miedo eso que sentía? Pero no podía ser. Él no le tenía miedo a nada. Y sin embargo, ahí estaba, paralizado sin poder hacer nada. Si no era a causa del miedo, no sabía a qué más podía deberse. ¿Qué me has hecho, desgraciado malnacido? pensó justo antes de empezar a alucinar.
Su agresor empezó a crecer y crecer mientras que el se hacía pequeño, tanto como para caber en su puño. Poco a poco la mano del gigante se fue cerrando, sin poder hacer nada por librarse. Lentamente su cuerpo empecé a ceder antes los pesados dedos, hasta estallar en una explosión de carne, pelos y sangre. Cada hueso roto, cada musculo desgarrado, cada desmembramiento, lo sufrió como si de verdad hubiera ocurrido, pero cuando se dio cuenta ahí seguía, delante del criminal con el cual había intentado negociar. Estaba en shock, no sabía que había ocurrido, pero no era la primera vez que pasaba por algo igual. Al recordar las otras veces que habías pasado por ilusiones del mismo tipo, se enfureció. No permitiría que nadie manipulase su mente.
Una serie de descargas rojas empezaron a recorrer su cuerpo, danzando por todas partes y algunas saltando al aire, pero eso solo era para llamar la atención y añadir iluminación a la habitación, ya que empezó a mover los dos espejos que levitaban en el aire de forma estratégica para lanzar un rayo de luz concentrada desde el espejo de la izquierda hacia Ivan, de modo que si lograse esquivarlo el otro espejo lo reflejaría en la dirección hacia la que se moviese.
- No vuelvas a tratarme de esta manera, zurullo de avestruz.
Ivan se acercó a él, sacándole del espejo por la fuerza. Roland seguía sin poder moverse, como si cadenas invisibles le rodeasen el cuerpo. El sudor frío seguía recorriéndole el cuerpo junto a una sensación desagradable que hacía mucho que no sentía: miedo. ¿Era miedo eso que sentía? Pero no podía ser. Él no le tenía miedo a nada. Y sin embargo, ahí estaba, paralizado sin poder hacer nada. Si no era a causa del miedo, no sabía a qué más podía deberse. ¿Qué me has hecho, desgraciado malnacido? pensó justo antes de empezar a alucinar.
Su agresor empezó a crecer y crecer mientras que el se hacía pequeño, tanto como para caber en su puño. Poco a poco la mano del gigante se fue cerrando, sin poder hacer nada por librarse. Lentamente su cuerpo empecé a ceder antes los pesados dedos, hasta estallar en una explosión de carne, pelos y sangre. Cada hueso roto, cada musculo desgarrado, cada desmembramiento, lo sufrió como si de verdad hubiera ocurrido, pero cuando se dio cuenta ahí seguía, delante del criminal con el cual había intentado negociar. Estaba en shock, no sabía que había ocurrido, pero no era la primera vez que pasaba por algo igual. Al recordar las otras veces que habías pasado por ilusiones del mismo tipo, se enfureció. No permitiría que nadie manipulase su mente.
Una serie de descargas rojas empezaron a recorrer su cuerpo, danzando por todas partes y algunas saltando al aire, pero eso solo era para llamar la atención y añadir iluminación a la habitación, ya que empezó a mover los dos espejos que levitaban en el aire de forma estratégica para lanzar un rayo de luz concentrada desde el espejo de la izquierda hacia Ivan, de modo que si lograse esquivarlo el otro espejo lo reflejaría en la dirección hacia la que se moviese.
- No vuelvas a tratarme de esta manera, zurullo de avestruz.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Observó con curiosidad el espectáculo de luces. Eso desde luego no se alejaba de lo que había dicho sobre el truco de circo. No parecía en absoluto peligroso. En el momento en que los espejos comenzaron a moverse, empezó a sentir cierto interés. ¿Iba a enseñarle algo interesante de verdad? Entonces uno empezó a brillar, y se dio cuenta de que no sería buena idea esquivar. Si era un ataque destructivo, ¡podría acabar dañando su local! Además si lo encajaba de golpe podría acabar comprobando su fuerza. Alzó la mano en dirección al ataque y empleó su haki de armadura para recubrir el brazo. El rayo le impactó en la palma, con una pequeña detonación que le desvió la extremidad hacia un lado. No estaba mal, parecía que el gato sabía arañar. Agitó la mano para quitarse el humo que salía de su palma mientras las quemaduras del ataque sanaban.
- De acuerdo, antes habías captado mi interés. Ahora tienes mi atención.
Relajando la pose, se acercó de nuevo al sofá y recogió su vaso, dando un trago. Debía reconocerlo, tal vez sí pudiera serle útil. Ahora el caso era decidir qué hacer con él. ¿Estaría dispuesto a negociar ahora que le había cabreado tanto como para atacarle? Si sabía lo que le convenía, sí. Más aún, sólo le había dado una pequeña lección que había aprovechado para comprobar si realmente merecía la pena tenerlo en el equipo. El hecho de que no hubiese caído inconsciente por la presión de su haoshoku era una prueba. Que hubiese logrado desarrollar trucos como ese con una akuma que no parecía per sé ofensiva era otra.
- No te has desmayado ante mi haoshoku. Eso significa que mereces la pena, porque la misión que tengo preparada exige gente excepcional - acabó la copa y la dejó sobre la mesa - Ahora que ya hemos terminado con la competición de medidas de falos y que veo que efectivamente el tuyo mide de sobra para la tarea, podemos hablar de negocios.
Cruzó los dedos, pensativo. La verdad es que no le apetecía demasiado negociar en aquel momento. Prefería hacer una única oferta, una jugosa que estuviese dispuesto a aceptar, y acabar con el asunto. Sin embargo seguía sin saber de dónde había sacado la información sobre que necesitaba aliados. Y era algo que quería saber.
- Treinta y cinco millones por adelantado, más todo lo que puedas saquear por tu cuenta durante la misión. A cambio quiero tu promesa de que cuando te llame, acudirás. Y como... seguro, medio litro de tu sangre. Me servirá para saber que vas a cumplir tu parte del trato. No te diré en qué consiste la tarea hasta que haya llegado el momento, aunque si te sirve como adelanto para saber que tu reputación de cazador no se verá enmierdada, no es contra gente legal. Ah, y por último, sigo queriendo saber cómo sabes que buscaba gente. Que respondas a esa información es parte del contrato... y creo que ya has visto que no es fácil mentirme.
- De acuerdo, antes habías captado mi interés. Ahora tienes mi atención.
Relajando la pose, se acercó de nuevo al sofá y recogió su vaso, dando un trago. Debía reconocerlo, tal vez sí pudiera serle útil. Ahora el caso era decidir qué hacer con él. ¿Estaría dispuesto a negociar ahora que le había cabreado tanto como para atacarle? Si sabía lo que le convenía, sí. Más aún, sólo le había dado una pequeña lección que había aprovechado para comprobar si realmente merecía la pena tenerlo en el equipo. El hecho de que no hubiese caído inconsciente por la presión de su haoshoku era una prueba. Que hubiese logrado desarrollar trucos como ese con una akuma que no parecía per sé ofensiva era otra.
- No te has desmayado ante mi haoshoku. Eso significa que mereces la pena, porque la misión que tengo preparada exige gente excepcional - acabó la copa y la dejó sobre la mesa - Ahora que ya hemos terminado con la competición de medidas de falos y que veo que efectivamente el tuyo mide de sobra para la tarea, podemos hablar de negocios.
Cruzó los dedos, pensativo. La verdad es que no le apetecía demasiado negociar en aquel momento. Prefería hacer una única oferta, una jugosa que estuviese dispuesto a aceptar, y acabar con el asunto. Sin embargo seguía sin saber de dónde había sacado la información sobre que necesitaba aliados. Y era algo que quería saber.
- Treinta y cinco millones por adelantado, más todo lo que puedas saquear por tu cuenta durante la misión. A cambio quiero tu promesa de que cuando te llame, acudirás. Y como... seguro, medio litro de tu sangre. Me servirá para saber que vas a cumplir tu parte del trato. No te diré en qué consiste la tarea hasta que haya llegado el momento, aunque si te sirve como adelanto para saber que tu reputación de cazador no se verá enmierdada, no es contra gente legal. Ah, y por último, sigo queriendo saber cómo sabes que buscaba gente. Que respondas a esa información es parte del contrato... y creo que ya has visto que no es fácil mentirme.
Roland Oppenheimer
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Su ataque parecía haber tenido efecto, más o menos. Le escocía el hecho de que hubiera podido detenerlo tan fácilmente, aunque al menos había recibido daños. Así aprendería con quién estaba tratando. ¿Que se podía regenerar? Venga ya, eso no era justo. Roland seguía molesto con la situación. No había recibido lo que quería y aquel hombre le había cabreado a base de bien. Sin embargo, unas palabras suyas bastaron para que se calmara ligeramente. O al menos para que no actuara de forma impulsiva.
Ivan se volvió a sentar en el sillón tomando un trago de su bebida, despreocupadamente. ¿Así iba a terminar todo? Pues no, porque empezó a hablar nuevamente.
- Por supuesto que merezco la pena - replicó el mink -. Bueno, ¿entonces qué me ofreces?
Escuchó con atención lo que tenía que decir aquel hombre. Treinta y cinco millones no le daba para pagar su deuda, ni mucho menos, pero era algo con lo que empezar y no le pareció una mala cifra. Qué coño, era la única forma de obtener dinero rápido. Se conformaría con eso y con la futura promesa de conseguir mucho más en la operación futura. ¿Que no le quería decir en qué consistía? Tampoco necesitaba saberlo. Era capaz de superar cualquier situación con su increíble adaptabilidad. La sangre... Ese terreno ya era más delicado. Pero medio litro no era mucho, y no le serviría de nada. Cada uno con sus fetiches. Además, ahora que había reconocido su valía se sentía más dispuesto a cooperar en la negociación. Por último, volvió a preguntar sobre cómo sabía que buscaba gente.
- Vale, todo correcto. Lo de la sangre, ¿cómo lo hacemos? ¿Tienes jeringuillas? Por cierto, si quieres saber como supe que estabas buscando gente, solo tienes que recorrer las calles de la ciudad. Los borrachos tienen un pico muy largo y en más de una esquina puedes escuchar como alegan que están reclutando a personas en la isla. Atar los cabos para suponer que eras tú fue muy sencillo.
Ivan se volvió a sentar en el sillón tomando un trago de su bebida, despreocupadamente. ¿Así iba a terminar todo? Pues no, porque empezó a hablar nuevamente.
- Por supuesto que merezco la pena - replicó el mink -. Bueno, ¿entonces qué me ofreces?
Escuchó con atención lo que tenía que decir aquel hombre. Treinta y cinco millones no le daba para pagar su deuda, ni mucho menos, pero era algo con lo que empezar y no le pareció una mala cifra. Qué coño, era la única forma de obtener dinero rápido. Se conformaría con eso y con la futura promesa de conseguir mucho más en la operación futura. ¿Que no le quería decir en qué consistía? Tampoco necesitaba saberlo. Era capaz de superar cualquier situación con su increíble adaptabilidad. La sangre... Ese terreno ya era más delicado. Pero medio litro no era mucho, y no le serviría de nada. Cada uno con sus fetiches. Además, ahora que había reconocido su valía se sentía más dispuesto a cooperar en la negociación. Por último, volvió a preguntar sobre cómo sabía que buscaba gente.
- Vale, todo correcto. Lo de la sangre, ¿cómo lo hacemos? ¿Tienes jeringuillas? Por cierto, si quieres saber como supe que estabas buscando gente, solo tienes que recorrer las calles de la ciudad. Los borrachos tienen un pico muy largo y en más de una esquina puedes escuchar como alegan que están reclutando a personas en la isla. Atar los cabos para suponer que eras tú fue muy sencillo.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Reclutando gente por la ciudad? Eso era curioso y algo preocupante. Significaba que las familias probablemente ya se imaginaban que estaba para quedarse y que iría a por ellos. Sin embargo era menos preocupante que su temor inicial de que su plan para traicionar y eliminar a Lion D. Émile hubiera sido descubierto. Parecía haber dicho la verdad, o por lo menos ni su olor corporal ni su corazón habían delatado una mentira. En ese caso... podían acabar finalmente con ese asunto. Se centró y mandó una orden mental a Michael: "consígueme un recipiente para guardar sangre. Ve al laboratorio de Anders." Mientras esperaba a que el ghoul llegase con lo que le había pedido, contestó:
- Todo correcto pues. Tendré que buscar a quien ha estado hablando más de la cuenta... pero dejando ese asunto aparte, pronto tendremos aquí el equipo.
Agitó la copa en su mano y bebió un poco más. El poder de Dnalor era curiosamente similar al de Brianna. No les vendría mal tener a dos personas con esa clase de habilidades, y de hecho en el caso óptimo preferiría evitar que Brianna fuese. Mientras que le daba igual que el cazador se arriesgara por él, no quería que ella acabase en peligro por aquel asunto.
- Dejando aparte nuestras diferencias iniciales, te aseguro que si eres útil y leal seré generoso. Cuando te llame, muestra un buen desempeño en la tarea y estaré dispuesto a darte un bonus a mayores de lo que consigas por tu cuenta.
Si había un lenguaje que los cazadores y mercenarios entendían era el dinero. Tenía plena confianza en que, mientras hubiese dinero de por medio, Dnalor cumpliría con su parte y lucharía a su lado. Al menos mientras luchar no pareciese un evidente suicidio, supuso. Finalmente la puerta se abrió y Michael entró con un maletín. El ghoul comenzó a sacar las cosas y preparó el kit para extraerle la sangre.
- Sácale medio litro. Una vez hayamos concluido con esto, puedes irte, Remiehneppo.
- Todo correcto pues. Tendré que buscar a quien ha estado hablando más de la cuenta... pero dejando ese asunto aparte, pronto tendremos aquí el equipo.
Agitó la copa en su mano y bebió un poco más. El poder de Dnalor era curiosamente similar al de Brianna. No les vendría mal tener a dos personas con esa clase de habilidades, y de hecho en el caso óptimo preferiría evitar que Brianna fuese. Mientras que le daba igual que el cazador se arriesgara por él, no quería que ella acabase en peligro por aquel asunto.
- Dejando aparte nuestras diferencias iniciales, te aseguro que si eres útil y leal seré generoso. Cuando te llame, muestra un buen desempeño en la tarea y estaré dispuesto a darte un bonus a mayores de lo que consigas por tu cuenta.
Si había un lenguaje que los cazadores y mercenarios entendían era el dinero. Tenía plena confianza en que, mientras hubiese dinero de por medio, Dnalor cumpliría con su parte y lucharía a su lado. Al menos mientras luchar no pareciese un evidente suicidio, supuso. Finalmente la puerta se abrió y Michael entró con un maletín. El ghoul comenzó a sacar las cosas y preparó el kit para extraerle la sangre.
- Sácale medio litro. Una vez hayamos concluido con esto, puedes irte, Remiehneppo.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.