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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Jue 12 Mar 2020 - 19:24}

El North Blue era un lugar de lo más tranquilo. Los copos de nieve se arremolinaban y caían sobre el mar a capricho del viento, una cortina blanca que iba y venía para aderezar el gélido aire norteño. El silencio era inmutable, eterno, opresivo igual que el cielo perpetuamente escondido tras un grueso manto de nubes gordas como ovejas sobrealimentadas. Solo unos pocos pájaros o peces y las olas que zarandeaban el barco demostraban que el sonido seguía existiendo en aquel frío rincón de la creación.

Sí, el North Blue era un lugar de lo más tranquilo. Y si había alguien capaz de apreciarlo en su justa medida, ése era Roland.

-Me cago en mi puta madre, ¿pero qué mierda es ésta?

-Ya te lo dije, es agua salada -explicó Kelly por tercera vez-. Pero como eres gilipollas, no haces caso.

-¡No me dijiste que no se podía beber!

Roland tiró por la borda la cantimplora llena y escupió un mocarro de los gordos al mar. Sal en el agua, ¿a quién se le había ocurrido? Era demencial pensar que estaba rodeado de un agua que no se podía beber. Era como si alguien mease en una jarra y quisiese hacerla pasar por cerveza. Una cabronada total. Aunque cuando a los quince años él se lo hizo a aquel cuatro-ojos que salía del colegio fue muy divertido.

-¿Y ahora qué coño bebemos, eh? -gruñó.

Estaba muerto de sed. Llevaban ya tres días sin agua y cuatro horas sin cerveza, así que tenía la garganta como el sobaco de un burro. Ni siquiera le quedaba jugo de pepinillos. Qué diablos, ¡ni siquiera le quedaban pepinillos!

-Es que c-c-c-c-cogimos m-mu-muy poc-poc-cas cosas, Rola-land -dijo Blitz Escupitajos.

Roland le fulminó con la mirada, pero Kelly estaba de acuerdo.

-Si es que... ¿A quién se le ocurre zarpar solo con armas y cerveza? En vez de preparar el barco para un viaje parece que lo preparaste para un fin de semana con tus amigotes.

Vale que habían salido de Ártica con ciertas prisas, pero Roland creía que llevaban provisiones de sobra. Helado, pepinillos, doce cajas de balas y repuestos, un par de burritos de microondas y algo de carne de reno en salazón. ¿Cómo iba a saber él que habría tanto espacio vacío entre isla e isla? Si hubiera sabido lo coñazo que era navegar igual se lo habría pensado dos veces antes de echar el Sweet Armored a la mar.

-Y encima hace un frío que pela.

-¿Quieres parar de quejarte? Llevamos una semana de viaje y no has parado. Que si hace frío, que si los peces de aquí son raros, que si deberían poner un puti flotante...

Bueno, en defensa de Roland, la idea de un puticlub marino algún día se convertiría en un negocio de oro, de eso estaba seguro. Y además es que hacía frío de verdad. No era la clase familiar de frío que reinaba en su casa, sino otro distinto. Allá en Ártica, el viento soplaba con intenciones homicidas, el aire apuñalaba en la cara a todo el que salía a la calle; si uno cagaba en el monte, los pelos del culo se le convertían en congeladas púas de puercoespín antes de darse cuenta. Pero a todo eso estaba acostumbrado, al húmedo y asqueroso mar, no. Cómo echaba de menos su odiosa nieve.

-Eh, Ro-Roland, bue-buen-buena-nas noticias. All-All-í ha-

-¡Coño, si allí hay una isla! -exclamó Roland al darse cuenta de la cagarruta que flotaba en el mar delante de ellos-. ¡Por fin! Sacad la pasta, vamos a comprar birra.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Jue 12 Mar 2020 - 21:06}

Vale que en Hallstat hacía frío y llovía. Pero al menos allí podías salir a la calle con un abrigo con capucha y ya, sin ponerse nada más aparte los pantalones y la camiseta, claro. No era tan idiota como para salir en bolas. Aquella isla embargo era horrible. El viento te calaba hasta los huesos y ya no es que tuviese que cubrirse, sino que llevaba tres capas de ropa encima y aún así tenía frío. Sin embargo tenía que aguantarse y soportar el clima si quería atrapar al hombre que venía buscando. Aún no había encontrado pistas de su paradero en la isla, así que se encontraba en un punto muerto, recorriendo establecimientos y haciendo preguntas a la gente. Empezaba a ser un poco cargante, a decir verdad.

- Qué diablos, necesito entrar en calor.

Decidió dirigirse a la taberna del puerto. En algún momento en el cartel puso "Orgullo del León", pero con el desgaste del paso de los años y la ayuda de algunos transeúntes ahora se leía "Crollo del Meón". Un cambio bastante poco imaginativo, por no decir estúpido y burdo. Ni siquiera tenía mucho sentido, salvo por el persistente olor a orina de fuera del local. Encogiéndose de hombros, entró en el sitio para ser recibido por un fuerte olor a tabaco y alcohol barato, y un nubarrón de humo de cigarro que hizo que los ojos le lagrimearan. No dejándose arredrar, se dirigió a la barra.

- Mozo, una cerveza negra.

- Sólo tenemos rubia - dijo el tabenero, un tío gordo y estereotípico - Y a la gorda de mi mujer. Pero no creo que quieras A SEMEJANTE FOCA - gritó hacia una puerta.

Una serie de gritos respondieron desde lo que Velkan pudo intuir que era la cocina, no mucho más amables - Que sea rubia pues. Una pinta - cogió la jarra en cuanto se la hubieron servido y se sentó de espaldas a la barra, examinando a la clientela e ignorando las miradas, unas ebrias, otras agresivas, que le respondieron. No parecía que fuese a encontrar allí a Jimmy Botaslargas, pero había tenido que comprobarlo. Qué diablos, podía haber colado. Bebió un poco de su cerveza, comprobando que efectivamente era una mierda. Pero al menos con eso recuperaría un poco el calor.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Jue 12 Mar 2020 - 23:24}

La gigantesca mole que era Roland von Klauswitz se dejó los pedos en la puerta del local antes de entrar y acomodar sus ya vacías posaderas en uno de los endebles taburetes de la barra. El asiento crujió peligrosamente bajo la inmensa masa de grasa y músculo sudoroso que le había caído encima. Aun sentado, su cabeza, que se separaba casi cinco metros por encima del suelo, rozaba el techo del mugriento local. La bandana, el gorro y la blanca melena de Roland quedaban aplastadas como si estuviera en la casita de juguete de algún mocoso.

Se aseguró de sentarse justo frente al camarero. Todas las miradas estaban fijas en el recién llegado, pero la de Roland se clavaba como el acero en el hombre de detrás de la barra. Se tronó los dedos, ocultos bajo los guantes de conducir, y permitió que el crujir de sus huesos quebrase el silencio artificial que su llegada había provocado. Se quitó las gafas de sol y las depositó en la barra. Sus ojos, pequeños y porcinos, disparaban fuego. Su respiración, potente y áspera tras años de humo y neumonías, dio paso a una voz atronadora y furiosa que, incluso manteniendo un tono bajo, hizo que el tabernero palideciera.

-¿A quién has llamado foca, mierdecilla?

El camarero balbuceó algo que a Roland le importaba una mierda. Echó mano a la cartuchera de su espalda y desenfundó el pistolón. Dejó a Lulú sobre la barra con un golpe sordo que hizo saltar a más de uno. Roland sonrió con malicia. Le alegraba ver que incluso fuera de casa la gente seguía respondiendo ante él como debía.

Su dedo tanteó el gatillo sin decidirse a posarse del todo sobre él. Los ojos del dueño seguían cada uno de sus leves movimientos, consciente de que su cabeza podía recibir el cariñoso beso de Lulú en cualquier momento. Roland había repartido muchos de esos en su vida; besos ardientes y rápidos, ruidosos y magníficos. Y muchas de esas ocasiones habían comenzado con alguien llamándole gordo. Justo como esa vez.

-Te voy a...

-Se te ve toda la raja, Roland -dijo Kelly sin el menor respeto, tomando asiento junto a él.

-Joder, Kelly, has arruinado el ambiente.

Todo el mundo volvió a respirar.

-No has tardado ni diez minutos en sacar el arma.

-¡Me ha llamado foca!

-Es que eres una foca. ¿Cuánto hace que meas a tientas, eh?

Roland protestó, pero vio la cara de alivio del camarero y volvió a enfadarse. Dio un golpe en la barra y pidió cerveza, pollo y pepinillos. Una vez con la barba manchada de espuma y las manos grasientas se olvidó de la ofensa y se concentró en saborear el amargo sabor de los pepinillos que masticaba con la boca abierta. Qué ganas tenía de volver a beber y a comer como una persona normal. Ya creía que iba a tener que comer pescado y beberse alguna de las mierdas dietéticas de Escupitajos. Se dio un palmetazo en la panza y mató la segunda cerveza de un trago. En la jarra solo quedaron unos posos de cerveza turbia y varios tropezones de pollo a medio masticar. A pesar de estar en un lugar extraño, en el primer lugar extraño que pisaba en su vida, no parecía muy diferente de su hogar. Tal vez el mundo no fuera muy diferente de Ártica, donde la mera sombra del nardo de Mazazo bastaba para imponer su ley allá donde pisaba.

"Mazazo sigue vivo", se dio con deleite. Para celebrarlo, se giró y lanzó un eructo que reclamaba para sí el dominio del local entero. El camarero se llevó un buen susto, y al tipo que estaba apoyado en la barra cerca de él le cayó un trozo de pepinillo regurgitado en la cara. Roland se le quedó mirando mientras se reía a base de rebuznos.

-Que te aproveche, hohoho.

Que aprendiesen todos que Roland von Klauswitz era un tipo con clase.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Vie 13 Mar 2020 - 11:10}

Lo que ocurrió a continuación era la perfecta demostración de que allá a donde iba Velkan, le seguían los bichos raros. El ningyo del West Blue había sido un espécimen digno de zoológico, pero el ser que entró por la puerta del bar estaba cerca de su nivel de turbiedad, sino más. Alto como una casa y gordo como un oso de Hallstat, el panzón se tambaleó hasta la barra sin que pareciera que se diera cuenta de que con cada paso temblaba el local, caían jarras y para colmo empujó a un par de clientes que tropezaron con su enorme barrigón. Era tan inmensamente grande que apenas cabía en la taberna, y cuando se sentó en un taburete este crujió y cedió, pero con su tamaño no pareció notar la diferencia de altura. Para colmo tras haber perturbado la paz de esa manera, comenzó a amenazar al camarero, creyendo que le había llamado foca a él. Cuando puso el pistolón en la barra, Velkan echó mano a su lanza, atento por si tenía que intervenir. No iba a tolerar un asesinato en su presencia.

Sin embargo todo se solucionó de manera más o menos pacífica cuando una mujer malhablada y con el pelo raro cortó al gigantón. Al parecer se llamaban Roland y Kelly. Decidiendo ignorar su discusión de pareja (aunque pareja de macarras de bareto), siguió a sus asuntos, bebiendo la cerveza mientras vigilaba el local y aprovechaba la confusión para buscar caras conocidas entre la clientela sin arriesgarse a que algún borracho se ofendiera. Se había estado estudiando los carteles de se busca de la zona, pero aún así no era un puto radar. Necesitaba estar atento y hacer memoria, así que la tarea le llevaría un ratito. El problema vino cuando un sonido horrible hizo retumbar el local, seguido por algo que se estrelló contra la cara de Velkan.

- ¡Joder! ¡Qué puto ascazo! - se sacó el pepino de la cara y lo tiró al suelo.

Harto ya de las chorradas del gigante, se levantó del taburete y le dirigió una mirada de pocos amigos. Examinó el taburete por un momento, echando un vistazo para ver cuál de las patas tenía pinta de estar más al borde de romperse. Al menos cuanto pudo mirar, porque con el trasero de Roland desplomándose en todas direcciones era una tarea complicada. Tras eso se cruzó de brazos y dijo, bastante cabreado - ¿Ni siquiera vas a disculparte por eso? Entras en el bar derribando clientes y jarras, amenazas al camarero y ahora me vomitar un puto pepinillo? - se crujió el cuello girando la cabeza hacia los lados - Creo que va siendo hora de que te largues del local, gigantón. Aquí no hay sitio para los dos. O más bien para nadie contigo dentro - normalmente era una persona muy calmada, pero entre el día que llevaba y la actitud de aquel tipo estaba realmente enfadado. Y aunque a su lado, a pesar de ser un hombre grande musculoso, parecía un enano, pensaba partirle la cara si intentaba amenazarle a él también.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Vie 13 Mar 2020 - 13:59}

Siempre le había molestado la gente que no tenía sentido del humor. ¿Qué tenía de malo que hiciera una pequeña broma, eh? Los eructos eran divertidos, eran varoniles. La gente se reía cuando los soltaba, sobre todo si lo hacía en la jeta de alguien. ¿Por qué ese tipo no quería divertirse, a ver? ¿Qué puto problema tenía para andar fastidiando el ambiente?

-Intenta no hacerle mucho daño, ¿vale? -le sugirió Kelly.

La heladera fue a sentarse a una mesa, con las piernas abiertas dejando que se marcara su ausencia de ropa interior. Como si así Roland fuese a hacerle más caso...

-Es mono... Eh, oye, si sigues siéndolo en un rato ven a verme.

Roland resopló para descartar esa posibilidad. Le parecía muy improbable.

No se había fijado en el marica de la lanza, por fortuna para él, hasta que no empezó a tocarle los huevos. Era poco más que un chaval recién salido de los bajos de su madre, un niño pijo con la cara desnuda y brillante que no parecía apreciar sus dientes. Roland lo miró con ira y desprecio. En serio, ¿qué hombre que se precie no lleva barba? Metió la mano en el tarro de pepinillos y alzó uno como si fuese un arma ante los ojos de aquel mocoso.

-Puto bocazas... Pide perdón y solo te meteré esto por el culo. Si sigues incordiando te meteré ese palo tan chulo que te has traído -dijo, señalando la lanza con la barbilla.

Las risas que el chiste de gordos de aquel cabrón habían provocado se esfumaron con tanta rapidez como algunos de los clientes menos atrevidos. Roland no se tomaba en serio a aquel niño, claro, pero no iba a permitir que le hablara así. Tal vez tendría que darle una lección. Aunque sería una lección rápida; podría derribar a ese trozo de mierda de un escupitajo. Hasta Sandy, la striper de tinta que adornaba su brazo izquierdo, podría darle una paliza.

Y, quién sabe, tal vez terminase haciéndolo antes de que acabara el día.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Dom 15 Mar 2020 - 9:11}

Por un momento se preguntó si estaba haciendo bien, buscándose pelea con un matón de bar por una ofensa como aquella. No era la actitud propia de un caballero. "Pero ya no estoy en Hallstat ni en la Orden" dijo una insidiosa voz en su cabeza. Además aquel hombre estaba causando problemas. ¿Por qué no darle su merecido y echarle de aquel sitio? Eso sería lo mejor para todos. No era la primera vez que veía a un semigigante. En la batalla de Auria el capitán Lars había derrotado a uno. No eran invencibles, y si las cosas se ponían feas, tenía su lanza. Lástima no haber traído su armadura. "¿Pero en qué estoy pensando?" se dijo, al ver los rostros asustados del camarero y su mujer, que había salido de la cocina a ver qué ocurría. No, no podía ponerse a causar problemas allí. Pelear sólo empeoraría la situación.

- Válgame el cielo... si es que sólo a mí me ocurren estas cosas.

Sólo se le ocurría una manera de solucionar esa situación. Conocía a la gente como Roland. Había visto a muchos desde pequeño en su pueblo, y cuando entró en el ejército, durante las patrullas había tenido que sacar a más de uno que estaba causando problemas en alguna taberna de la capital. Sólo entendían unos pocos lenguajes, y ni el razonamiento ni las amenazas estaban entre ellos. Volvió a sentarse en el taburete y apoyó un puñado de billete en la barra, mirando al tabernero.

- Rellénanos las jarras, y no dejes de servirnos cerveza.

Pero si había un lenguaje que esa gente sí comprendía bien era el del alcohol. Una competición de bar era exactamente lo que necesitaban en ese momento para limar las tensiones, atajar la situación y probablemente evitar un mal mucho mayor. No esperaba realmente ser capaz de beber más que un tío más grande que un buey, pero al menos sería capaz de seguirle el ritmo un rato largo. Sabía que tenía una constitución bastante fuerte, y si había sobrevivido a las raciones de campaña del ejército, podía hacer frente a unas cuantas pintas de cerveza mala.

- Está muy bien que amenaces a alguien a quien sacas hombre y medio de altura. Pero si realmente quieres demostrar que eres más hombre que yo, hazlo con cerveza. Te reto a un duelo de beber - dios, qué estúpido sonaba - Y yo pago. El que pierda tendrá que disculparse.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Miér 18 Mar 2020 - 13:19}

Por lo visto, el delgaducho imberbe conocía la forma correcta de evitar ser violado por el pepinillo: la cerveza gratis. ¿Existían acaso dos palabras mejores? Si era así, Roland no las conocía. Aunque tampoco es que conociera muchas palabras, en realidad. Pero esas dos le valían. el problema estaba en que la idea de que esa mierdecilla le retase a un concurso de beber era ridícula. Su cacha izquierda podría beber más que esa piltrafa, sobre todo si había algo en juego. No dinero, aunque eso también habría sido un buen aliciente, sino orgullo. El orgullo era el dinero de un hombre de verdad. Primero machacaría el de ese crío y luego le obligaría a disculparse. Tal vez hasta le hiciese lo del pepinillo al final, dependiendo de lo borracho que acabase.

-A ver cuánto aguantas, nene -se burló Roland-. Vas a necesitar una cartera bien llena.

-Si te vas a poner a beber como un cerdo, yo me voy -dijo Kelly-. Tengo a medias una remesa de helado y no quiero que Donner se lo coma.

-Vale, vale. Pero tráele un cubo a éste para que no me pote encima, hohoho.

Roland se rió con tanta fuerza que el taburete se partió y acabó cayendo de culo sobre los restos. Eso solo consiguió hacerle reír más, porque seguía siendo más alto que nadie allí. Aun así, el suelo no era el mejor sitio para sentarse. El pantalón se le había bajado y ya notaba el fresco aire del norte hurgándole en la raja. Se levantó y fue hasta una mesa. Espantó a manotazos a los tres tipos que había sentados allí y cuando uno de ellos le puso pegas, lo agarró del cogote como a un gato y lo sacó personalmente de la taberna. El hombre se fue entre promesas de venganza y Roland ocupó la silla que ahora le pertenecía.

-¡Trae de beber!

Y tras su grito, la competición comenzó.

Las jarras se le antojaban enanas, ridículas. Engullía una tras otra como si fuesen chupitos, dejando luego los recipientes vacíos en un montón que no hacía más que crecer. De vez en cuando, como regla adicional, encargaba algo de pollo y lo sumaba a la cuenta del retador. Los huesos y trozos de piel rechupeteados se acumularon en el suelo igual que la espuma en su blanca barba. Aquel tipejo no tenía nada que hacer. Era imposible que ganase.

¿Cómo iba a saber beber alguien sin barba?


Última edición por Roland von Klauswitz el Miér 15 Abr 2020 - 19:23, editado 1 vez
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Miér 15 Abr 2020 - 4:23}

Aquel gordo era una persona asquerosa. No tenía saber estar, era zafio, ruidoso, olía mal y se le veía la raja del culo. Además era un maleducado y un peligro público. Tenía que lograr ponerlo en su lugar a base de alcohol. Si lograba que bebiera bastante, hasta el punto de emborracharlo y que no pudiera ni caminar, tal vez dejaría de dar problemas. En ese momento tal vez aprovecharía para llamar a la Marina. Una noche en los calabozos hacía maravillas a la hora de hacer que alguien recapacitase por sus acciones. Probablemente ese tipo no recapacitara viendo cómo era, pero al menos salvaría al mundo de su presencia en las calles durante unas horas. Sin embargo viendo su tamaño, iba a hacer falta mucho alcohol. Mucho, mucho alcohol. Mientras el gigantón se dedicaba a abusar de nuevo de la gente más pequeña que él y echar a un grupo de clientes, se acercó al tabernero y dejó un puñado de billetes en la barra.

- Vamos a necesitar mucha cerveza. Viendo el tamaño de ese tipo, probablemente se pueda bajar dos o tres barriles de los grandes. Si te quedas sin cerveza, yo pagaré por los que tengas que pedir a otros locales para que siga la competición.

Iba a dolerle mucho en el bolsillo, pero estaba más que dispuesto a hacerlo. Primero por darle una lección a aquel tipo, y segundo porque no se iba a echar atrás después de haber dicho que le iba a dar cerveza gratis. Con una sonrisa, se dirigió a la mesa y se sentó frente a Roland. Realmente no creía poder ganarle... no en condiciones normales y en una competición justa. Pero no iba a ser justo y jugar limpiamente contra la vacaburra que le había vomitado un pepinillo a medio digerir encima. Cogió la primera jarra y dijo, sonriendo:

- A tu salud, barbas.

En tres largos tragos se bajó la cerveza. Al fin y al cabo había estado en un ejército y bebido con soldados. Había tragado alcoholes mucho peores tanto en sabor, como en calidad y como en graduación. Y aún así, no fue suficiente ni de lejos para llevarle el ritmo al semigigante. Cuando miró para él, estaba ya bajando su tercera jarra como si de un chupito se tratara. Pues claro... ¿cómo no se lo había esperado? Siendo tan grande, lo que para él era una jarra, para él era un trago. Pues nada, iba a tener que hacer trampas desde la segunda jarra. Lástima. Cogió la siguiente e indicó al camarero:

- Esto se va a acelerar. Trae jarras más grandes, o directamente barriles.

Se llevó la segunda a la boca y comenzó a beber... solo que la cerveza nunca llegó a su estómago. Ni pasó de su garganta. Acumuló oscuridad en su interior e hizo que esta absorbiera el líquido. Vació de una sentada la jarra, la dejó en la mesa de un golpe y cogió inmediatamente la tercera, repitiendo el proceso. Lo mismo hizo con la cuarta, y la quinta, y la sexta y séptima. Su ritmo gracias al truco que estaba usando con su akuma era suficiente como para seguirle la pista, al menos de cerca, a Roland. En algún momento se llenaría, pero entonces... "iría a mear".
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {Miér 15 Abr 2020 - 19:57}

-Y entonces fue cuando... cuando le dije: "No puedes..." Espera -Roland eructó, masticó el tropezón de pollo que había regurgitado y siguió hablando-. Le dije: "No puedes meterle el puño por el culo a un reno y esperar que no te dé una coz, coño". ¿Lo ves? -Roland sonrió y enseñó sus dientes de oro antes de estallar en carcajadas mientras daba palmadas en la mesa. Las jarras amenazaban con caerse con cada manotazo.

No tenía ni idea de cuánto había bebido. Una barbaridad, seguramente, porque al camarero le había dado por empezar a llevarle directamente los barriles, sin perder tiempo en meter la cerveza en vasos. A él le parecía muy bien, porque así se ahorraba tiempo. El primer barril lo mató de dos tragos, sin respirar ni nada. Potó un poco sobre el segundo, pero nada que no se pudiese quitar haciendo así para un lado. Y el tercero... ése le había costado un poco más. Había tenido que ir a mear antes de poder ver el fondo entre toda esa cerveza negra, espesa y fuerte. El camarero la había llamado "El arma secreta de mi humilde local"; Roland estaba seguro de que ese brebaje era lo que le daban a los burros para castrarlos.

Después de romper una ventana con el chorro y de casi dormirse con la frente apoyada en la pared, había vuelto a entrar solo para darse cuenta de que el chaval no parecía borracho.

-¿Es que no sabes... no sabes beber? ¿Para qué... para... hip... para qué coño bebes si no es para pillar una cogorza, a ver?

Lo cierto era que Roland estaba alucinando con ese tipo. A pesar de tener las mejillas suaves y brillantes como una manzana recién salida de la boca de un perro, el tío tenía unas tragaderas impresionantes. ¿Cuánto había bebido ya? Y no parecía ni contento. A esas alturas, alguien de su tamaño ya debería estar vomitando sangre o cagándose encima. Al principio había pensado que hacía trampas -y a punto había estado de volcar la mesa y liarse a tiros-, pero no se le ocurría cómo podía hacerlo. Si había algo de lo que Roland von Klauswitz entendía era de concursos de beber, y no había forma humana de que le estuviera engañando. ¿Sería aquel chico un discapacitado? ¿Uno de esos pobres desgraciados que no podían ni emborracharse? Joder, qué pena le daba de repente. Le recordaba a ese chico enano y medio retrasado que se la pelaba en mitad del jardín mientras miraba fijamente al sol. Había tomado una decisión.

Se levantó con un gruñido, apartó la mesa de un manotazo que la estampó contra la pared y cogió al muchacho del hombro para levantarlo como a un muñeco.

-Chaval, ven aquí -le dijo, arrastrando las palabras y escupiendo un poco al hablar-. No tienes barba, no te emborrachas... ¿Qué mierda de vida es ésa? Voy a ens... Joder, vaya pedo me ha salido. Voy a enseñarte lo que es ser un hombre de verdad. Lo primero es que te dejes barba.

Fue a pasarle el brazo por encima del hombro para atraerlo hacia sí mientras se lo llevaba del local. Por la diferencia de tamaño, prácticamente le apoyaría la cara contra su paquete, pero entre hombres esas cosas no importaban. Y ya iba siendo hora de enseñar a aquel tipo lo que era ser un hombre. Abrió la puerta de un patadón y escupió un buen gargajo al suelo mientras dejaba que el aire fresco le despejase un poco antes de ponerse en marcha.

-Venga, chaval. Nos vamos de putas.
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Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] Empty Re: Santa y el pijo salen de paseo [Pasado - Roland y Velkan] {}

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