Una parada en el camino: ¿Ese hombre va desnudo? [Moderado nivel 3 - Blacco Giacco y Silvia Parker][+18]

Nos compenetramos perfectamente. Sus reflejos no dieron abasto para parar mi ataque en el abdomen, pero si pudo poner el brazo para parar el ataque de Silvia, aunque le hizo aún más daño que mi puñetazo en el abdomen. La fuerza de Silvia era impresionante, pues le hizo poner una cara de dolor bastante rara. Oh, mierda, no es de dolor, es rabia. El grandullón se puso en posición de sparring, y me fue a dar un puñetazo muy fácil de esqui... Un momento, porque cojones le sale aire del brazo. dios, como me de eso me mata. Esquivé el puño como tal, pero la simples ondas de choque creadas por ese puñetazo me mandaron volando por la cubierta, rodando a golpes varios por distintas partes del cuerpo. Me paró la valla del barco, pero me dí en la cabeza.
Era un tremendo dolor que me dejó unos segundos completamente ido de la realidad. Me levanté apoyándome en la barandilla y le eché un vistazo a mi robot. Se le rompió la carcasa, pero podía arreglarlo en cuanto volviéramos, quería volver al barco cueste lo que cueste. Miré a Silvia, y le grité: -¡Silvia, ACABA CON ÉL!-

Mi patada había echo efecto, aún no era suficiente, el enorme pirata seguía en pie. El pirata nos grito y alzó su puño contra Samuel. Por suerte este logró esquivarlo, pero llevándose un buen golpe por las ondas de choques generadas por el puñetazo, haciéndolo volar lejos. Aquello me hizo cabrear mucho, no quería ver a mi compañero herido. Fue entonces cuando vi el momento, una idea se me paso por la cabeza, tenia aperturas y tenia que acabar con el. Con mi humo me impulsé hacia arriba lo más rápido que pude, hasta alcanzar unos veinticinco o treinta metros de altura.

Volví de nuevo a concentrar mi haki de armadura en mi pierna derecha, pero esta vez con mas fuerza aun. A la par, hice como en el anterior golpe, concentré mi odio y todas mis emociones en la pierna. Y la temperatura de esta bajo aun más, que la vez anterior. Una vez lista, subí mis manos hacia arriba expulsando los mas rápido posible todo el humo que pude, dándome bastante velocidad de caída, apuntando hacia aquel pirata. Después de aquello apenas podría usar mi haki, tenia que acabar con él en ese momento. Se me empezaban a acabar las ideas.

El ataque de Paúl era muy poderoso. Tanto que, aunque Samuel logró esquivarlo sin mucha dificultad, salió despedido a causa de la presión que generaba alrededor del puño. El marine no recibió daño por el ataque, aún así rodó por toda la cubierta y el golpe contra la barandilla fue lo que le causo dolor.

Silvia no se quedó quieta. Ascendió gracias al poder de su fruta, evitando ser afectada por el aire que generó el grandullón, y bajó poco después con la intención de dar una patada definitiva al pirata. El ataque era fuerte, muy fuerte y el enemigo estaba inmovilizado a causa de el gasto de energía que suponía su técnica. La patada impactó en la cabeza del hombre, estampando su cabeza contra el suelo y rompiendo varias tablas de la cubierta.

Aquel ataque fue decisivo. Paúl ya había recibido varios ataques directos en su cabeza y estómago. También había que sumar el gasto de energía que suponía el "Puñetazo de Fog" y la tremenda patada final de Silvia. Todo esto hacía que Paúl no pudiese seguir peleando y daba el combate por concluido.

El ruido había atraído a gente. Muchos aplaudían y otros os vitoreaban. El enorme pirata tenía la cabeza enterrada entre los tablones del barco y todos los presentes podían ver que vuestra victoria fue aplastante. No sé que sentisteis con las celebraciones de los ciudadanos vestidos con plantas, pero vuestra felicidad no podía ser plena al ver al Teniente Lawrance entre los presentes cruzado de brazos y con cara de pocos amigos.

Silvia se elevó muy alto en el aire gracias a su poder de su akuma no mi. En ese momento recubrió su pierna derecha con haki de armadura, y creó un aura gélida alrededor de su pierna, de pinta muy destructiva. Entonces, Silvia se propulsó hacia abajo con una estela de humo a máxima potencia, que la mandó hacia abajo a máxima velocidad propinando una patada que hundió la cabeza del grandullón contra las tablas del barco... No había visto nunca una patada de Silvia tan potente, me puse muy contento y grité, -¡BIEEN! ¡Lo hemos conseguido, Silvia!- Le dije mientras iba con ella para chocarle la mano.
Noté que había gente abajo, temí que fueran más piratas, pero era gente vitoreándonos. Estaba muy feliz, nunca había sentido esto antes... Era felicidad por haber subido mi primer escalón para cumplir mi sueño, que cada vez sentí que era más y más posible. Estaba eufórico, incluso nervioso por haber tanta gente mirando. La alegría me duró poco cuando divisé al teniente Lawrance con cara de querer matarnos a los dos.
Decidimos bajar por nuestra cuenta a contarle al teniente Lawrance sobre lo sucedido y a entregarle los piratas en persona. - Sé que fuimos irresponsables, teniente Lawrance, pero nuestro impulso por hacer lo correcto era más fuerte que nuestra voluntad. No podíamos esperar a mañana para hacer lo correcto y nos precipitamos. Sé que aunque haya salido bien es una muy mala decisión y no tiene perdón, y por eso asumo toda la responsabilidad de esto. Yo involucré a Silvia en esto y mi irresponsabilidad la puso en peligro a ella y al éxito de la misión. Asumiré cualquier castigo que me ponga.-

Aquel golpe había noqueado al enorme pirata, una enorme alegría se apoderó de mí. Escuche como Samuel gritaba de alegría y se acercaba a mi, para chocarme la mano, gesto que correspondí, Parecía que ya no quedaba ningún enemigo, fue entonces cuando empezamos a escuchar a la gente de puerto vitorear. Rabiamos echo un gran trabajo acabando con esos piratas, eso estaba claro. Lo que no se veía tan bien era la cara del teniente que se acercaba por el puerto. Estaba claro que nos iba a caer una bronca de las grandes.

Bajamos del barco y Samuel le entrego los piratas vencidos al teniente, este seguía con cara de pocos amigos. Entonces el morenito intento explicar lo que había pasado. Echándose prácticamente toda la culpa a el mismo. Yo no podía dejar que lo hiciera, porque todo aquello había ocurrido por que yo acepté las peticiones de él. Yo, que estaba detrás del moreno, di un paso hacia delante poniéndome firmes para hablar con el teniente.

-Señor no ha sido solo cosa del chaval, no puedo dejar que mi compañero asuma toda la responsabilidad. Vimos una brecha en sus defensas y decidimos actuar, aún sabiendo que eso podría llevarnos a un castigo. Yo también soy cómplice de esta actuación y asumiré mi castigo- solté con un tono de subordinación.

Lawrance os observó en todo momento mientras bajabais del barco pirata. La cara de enfado no desapareció ni viendo a los enemigos que cargabais. Sus ojos verdes se clavaron en Silvia ya que lo que más le enfurecía era que una mujer hubiera desobedecido sus ordenes. El chico dejó los piratas a los pies del teniente y este dejó de mirar a la marine para observar al chico y escuchar lo que tenía que decir. Lo oyó en silencio, no dijo nada durante la intervención de Samuel y tampoco cambió su rostro de enfado. Durante todo el discurso del muchacho el teniente tenía los brazos cruzados y su mirada clavada en el soldado. Cuando Silvia saltó para apoyar a su compañero, Lawrance exclamó:

-¡Silencio! Está bien. Habéis hecho un buen trabajo con esta escoria, pero eso no os librará de un severo castigo -miró hacia un puñado de marines (cinco) que estaban tras él-. Recoged a estos y llevadlos a las celdas del buque. Aún no sabemos donde está el capitán -Los marines se abalanzaron sobre los piratas para ponerles las esposas. A Paúl dos de los soldados lo rodearon de cadenas ya que su fuerza exigía más seguridad-. Ustedes dos, id al barco. Koorb y yo nos encargamos del ....

Una enorme explosión sonó tras los ciudadanos que echaron a correr en dirección contraria. Los vitoreos, aplausos y abucheos, que empezaron a sonar cuando el teniente os dijo que os castigaría, cesaron. Tanto Koorb como Lawrance empezaron a esquivar civiles para aproximarse a la explosión no sin antes dar una nueva orden a los marines que estaban capturando a los piratas ya derrotados.

-Llevadlos y traed refuerzos.

Cuando el puerto se disipó de ciudadanos, pudisteis ver a un grupo de rufianes agolpados en el sitio de donde había sonado la explosión. Once asquerosos piratas estaban detrás de... ¿Un hombre desnudo? Sí. Aquel hombre estaba totalmente desnudo. Medía dos metros, su tez era blanca y su complexión atlética. El pelo era corto, negro y rizado; los labios bastante gruesos y los ojos marrones. Estos últimos no paraban de mirar el cadáver de un niño carbonizado que reposaba en la mano del pirata. Lo tenía cogido por el cuello, era difícil saber si la muerte fue de asfixia o por la explosión, pero lo que si era seguro es que el niño había fallecido.

-Parece ser que os lo habéis divertido con mis secuaces -dijo como si se lo estuviera diciendo al cadáver.

Lawrance miró al pirata más enfadado que cuando os miró a ustedes.

-Thomas creía que ya habías ido rumbo al Nuevo Mundo.. No esperaba volver a ver a mi hermano por el Grand Line -dijo sin saber que estabais allí ya que supuso que os fuisteis junto a los otros marines.

-Cuanto tiempos sin verte, Ed -contestó el pirata.

Bueno, la conversación no acabó tan mal como yo pensaba. Silvia me defendió delante de los capitanes, algo que me sorprendió en el buen sentido. Ella si que era una amiga de verdad. La respuesta del capitán no fue tan severa, aunque no nos libraríamos de el consecuente castigo. Estábamos esperando a recibir órdenes por parte de los capitanes, cuando de repente salió una explosión gigante que cagó a toda la población.... Y a mi también... Lo siento, es que me pilló por sorpresa. Los capitanes mandaron a nuestros compañeros a por refuerzos y se adelantaron hacia la explosión, dejándonos a nosotros sin orden alguna.

Después de la explosión, salieron unos piratas detrás de... ¿Que? Osea, ¿Que hace un tio desnudo en medio de esos piratas? ¿Alguien me lo puede explicar? Joder, ¿Que es eso?. ¡NO ME JODAS! ¡¿ES UN CADÁVER?! Esta vez no solo mis piernas comenzaron a temblar, también mis brazos y cuello, no me respondían... Tenía a un niño carbonizado en la mano, cogido por el cuello... Me cagué muchísimo, tanto que no podía ni hablar.

El teniente Lawrance empezó a hablar con el pervertido asesino, y me pareció escuchar la palabra "hermanos". ¿Esos dos eran hermanos? No me lo puedo creer... Parecía que se iba a armar una pelea gorda, y sentía como que nosotros íbamos a formar parte en ella, pero no se... Ese tio era muy peligroso, y tenía pinta de ser el capitán sin duda. Joder, la cosa es que no quiero cagarla. Esta pelea es aún mas seria, y no creo que esté preparado para ella.

Le dije a Silvia: -Oye Silvia... ¿Ay-yudamos?- No se si estaba preparado o lo que sea, pero no estaba herido por la pelea anterior, aunque me di un golpe que dolió contra la barandilla. Ese golpe no era excusa, así que le dije a Silvia: -Oye, no se como te sentirás tú, pero yo siento que he dejado una batalla a medias...- Le enseñé una sonrisa verdadera, ver a mi amiga me hacía sacar la mejor versión de mi y sentía como si la batalla aún no hubiera acabado. Me golpeé las piernas y dí un salto vigoroso que me desentumeció los músculos.

Independiente de lo que dijera Silvia, me acerqué al capitán Koorb y le dije: -Nosotros también participamos, capitán Koorb. Hemos dejado una batalla a medias.- Le enseñé una sonrisa temeraria y sentí como la adrenalina invadía mi cuerpo de forma muy brusca... ¡EL VERDADERO COMBATE SURGE POR FIN!

Aquellas palabras del teniente sonaban muy machistas por su parte, me hirieron un poco. Después de aquello, unas explosiones sonaron al principio del puerto. El capitán de los piratas hizo su presencia, aquella persona estaba ¿desnuda? Normalmente me excitaría al ver un hombre desnudo. Pero en esta ocasión que tuviera el cadáver de un niño las manos, hizo que me hirviera la sangre. Odiaba a la gente que hacia daño sin motivo, me recordó cuando fui secuestrada y violada por aquellos piratas. Tenia que acabar con aquel hombre costase lo que costase. Ya me había recuperado de la pelea anterior prácticamente. El moreno me preguntó que hacíamos, yo me quedé un momento callada. Luego se marchó con Koorb, yo por el contrario me quede pensando como acabar con aquel hombre de forma efectiva. Estaba convencida que un par de golpes sirvieran para acabar con él, como había pasado con el otro pirata. Ademas había que sumar que había 12 piratas con el.

Samuel se ofreció voluntario para ayudar, yo estaba claro que no iba a ser menos. Me acerqué a Koorb, - cuenta también conmigo, echare un vistazo desde el cielo- le dije, acto seguido eché a volar para tener una mejor vista de los enemigos a derrotar.

Koorb no era un capitán era un sargento, aunque se sintió alagado por tu confusión. Este marine era bajito, 1.54 medía de alto; su complexión era atlética, aunque mucho menos musculosa que la del pirata Thomas y su tez era blanca, en estos momentos pálida. Parecía ser el menos dispuesto a luchar este combate. Sus ojos marrones estaban totalmente abiertos y su pierna estaba temblando. Parecía que en cualquier momento iba a echar a correr, pero solo cuando dos marines por debajo de su rango demostraron valor, fue cuando sus piernas cesaron de temblar.

-Esta bien -dijo tras darse un golpe en la cara para entrar en razón-. Brindemos apoyo al teniente. Son muchos piratas como para que el se pueda encargar solo... -antes de que él pudiera terminar Silvia ascendió-. Bien, vayamos -desenvainó su sable del cinturón.

Por otro lado la conversación del teniente y el pirata continuó sin que nada pudiese alterarla.

-¿Todavía sigues siendo un simple teniente? -dijo jocosamente intentando ofender a su hermano-. ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que estás en el bando de los perdedores...? Los ciudadanos no os consideran héroes, los piratas van siempre tres pasos por delante de ustedes, el gobierno os trata como simples perros falderos y así con cualquier facción que se te ocurra.

-Eres un ingenuo si crees que estoy aquí por fama... -contestó rotundamente.

Si, si... Es verdad... quieres vengar a mamá y a papá... -dijo tirando el cadáver del crió al suelo-. Dos marines de poca monta que osaron interponerse en mi camino.

-¡Bastardo! -muy enfurecido saltó al enfrentamiento. Los brazos del teniente se convirtieron en dos grandes cadenas con las que intentó golpear a Thomas en caída. Este las detuvo sin ningún problema provocando una enrome explosión en donde ambas cadenas colisionaron, dando así inicio a la batalla final.

Los once piratas saltaron al combate. Koorb no quiso pecar de ser el último en saltar al combate y se precipitó al encuentro con los piratas. No sabía si iba a ser seguido por vosotros, pero de serlo lo agradecería acabado el combate. Ahora mismo era el que más miedo estaba pasando, incluso más que Samuel, así que se lanzara así era una demostración de valentía en todos los sentidos.

Técnicas usadas :

Al capitán Koorb se le veía... ¿Asustado? Reconozco a uno de los míos cuando lo veo, y Koorb estaba temblando, sobre todo por parte de las piernas. Estaba pálido y sus ojos estaban abiertos. Nos dio permiso para ayudar al teniente Lawrance con la pelea, lo cual me puso muy contento. Desenvainó su espada y nos acercamos al teniente Lawrance, quien estaba hablando con el capitán a grito pelado.

No me quiero meter mucho en la vida de los demás, sobre todo en temas familiares, pero estos dos se odiaban a muerte. Tenían resentimientos del pasado, y era obvio que esto iba a acabar mal. El teniente se hartó y se abalanzó sobre el pirata... ¡Como mola! Al parecer es el usuario de la Jara Jara no mi. ¡He leído muchísimo sobre esa fruta! Convirtió sus brazos en cadenas y atacó al pirata de frente, pero este provocó una explosión desde su mano donde colisionaban las cadenas, y esto hizo iniciar la pelea.

En ese momento, los piratas empezaron a moverse. Le di un toque a Silvia y grité: -¡VAMOS, CAPITÁN!-. Corrí hacia adelante lo más rápido posible y me puse a repartir puñetazos a todos los piratas posibles gritando: -¡MARTILLO NEUMÁTICOO!-.

Técnicas usadas:

La cosa se ponía tensa, el teniente y el capitán pirata se empezaban pelear. Era una batalla de intercambio técnicas. Samuel me dio el aviso para lanzarme junto a el. La vista desde la altura era espectacular y mi sed de sangre iba en aumento. Tenia que acabar con ese capitán pero antes de nada teníamos que ocuparnos de los subalternos. El moreno se lanzo como un loco a la batalla, yo en cambio decidí pensar las cosas un poco. Mi amplio campo de visión desde las alturas me daba cierta ventaja. Bajé un poco mi altura hacia donde se dirigía el moreno. Una idea se me ocurrió, esparcí parte de mi humo a los pies de los piratas que corrían hacia nosotros y lo endurecí. Intentando que algunos de ellos cayeran al suelo, dándonos algo de ventaja.

-Dales duro moreno- grite desde el cielo, después aquello volví de nuevo a elevarme un poco, para localizar mi siguiente objetivo. Me sentía fuerte allí arriba, realmente tenía ganas de bajar y repartir mamporros, pero mi consciencia me decía que esperase un poco, a ver como se desarrollaba la batalla.

El combate dio comienzo por varios francos al unisono. Por un lado estaba Edward Lawrance plantandole cara a Thomas, su hermano y el capitán de la banda de la mano negra. El combate había dado inicio con un ataque del teniente de la marina y la consecuente respuesta del pirata para repeler el ataque. Aunque aquel choque quedara en tablas, el combate seguía en curso y el marine volvía a remeter contra su hermano golpeando con sus brazos en forma de cadena de manera horizontal. Aquel ataque fue tan simple que el pirata solo tuvo que saltar hacia atrás para evitarlo, seguido de un escupitajo hacia el marine que terminó con una explosión que mandó por los aires a Lawrance.

En otro frente estabais Samuel y Koorb contra ocho piratas rasos. Gracias al poder de Silvia cinco de estos cayeron al suelo, pero los tres más ágiles utilizaron a los que se habían tropezado para esquivar el truco de la marine y hacer un ataque en caída hacia ustedes. El que decidió tomar a Samuel como objetivo fue el que sufrió su técnica y de lleno y cayó inconsciente -uno menos, faltan diez-. Por otro lado, a Koorb le habían saltado los otros dos, mas demostró su nivel de esgrima al cortar a uno de ellos antes de esquivar el ataque del segundo. El que recibió la herida de Koorb intentó levantarse, pero no pudo impedir que el marine acabara lo que había empezado dándole un golpe con la culata en la nuca para dejarlo inconsciente -nueve-. Los cinco que cayeron al principio se empezaron a levantar y aquel frente se quedó con un dos contra seis.

Por último estaba el frente de Silvia. Ella había bajado a ayudar a sus compañeros y volvió a subir para ver la batalla desde un lugar más seguro. Por desgracia, en la bajada los tres piratas restantes se percataron de la presencia de la marine y dos de ellos empezaron a disparar con sus mosquetes mientras que el tercero se preparaba para disparar su pequeña ballesta. No se hizo de rogar ya que tras unos cuatro tiros de sus compañeros, él disparó la ballesta. Este frente sería un tres contra uno.

Recuento de personajes en la escena.:

El teniente Lawrance esta pasándolo mal... Su hermano es un pirata demasiado fuerte, crea explosiones para defenderse y atacar, ¿Como se supone que vamos a luchar contra eso? No lo se, por mi parte lo único que puedo hacer es seguir luchando y ayudar lo máximo posible. El capitán Koorb era muy fuerte, tal y como esperaba. Silvia nos ayudó muchísimo desde arriba, aunque quedaban más piratas por derribar. Le dije a Koorb: -Vamos mi capitán, hay muchos maleantes que derribar.-

Le sonreí y empecé a correr hacia un pirata que se estaba librando del humo, intentando hundirle la cabeza contra el suelo múltiples veces, si no lo consiguiera le metería la mayor cantidad de puñetazos posibles. Después iría corriendo hacia Koorb para apoyarle, si es que necesitara ayuda. Le hice una señal a Silvia para que nos echara un cable con el humo, ya que era una ventaja muy preciada que podríamos usar para conseguir una victoria aplastante...

Vi de nuevo como el moreno se lanzaba contra los piratas. En cambio el teniente intercambiaba golpes con el pirata, los cuales eran casi inútiles. Puesto que no le hacían daño a aquel hombre desnudo. Yo me acababa de elevar cuando los piratas se empezaban a liberar de mi humo. Y pude fijar en que dos de ellos apuntaron con mosquetes, si el tipo grandote del barco podía usar haki, estos habría posibilidad de que también. No quería jugármela, tenia que pensar bien cual seria mi siguiente movimiento. Quería acabar por lo menos con dos piratas de los mosquetes. Empecé a hacer movimientos rápidos mientras volaba, intentando que dificultar sus tiros también y que llegaran a fallar.

Me lancé al por que tenia más cerca, impulsándome con mi humo intentando que la patada lo dejara KO, apuntando hacia su cabeza. Era una tarea difícil, pero esperaba poder conseguir. Independientemente de si mi patada impactara o no en aquel pirata, acto seguido me dirigiría hacia el otro, hasta estar a unos metros de distancia. En ese momento dando uso mi maravilloso bailes utilizaría mi técnica "Smoke hula hoop", creando un hula hoop de humo endurecido, que iría ganando impulso y velocidad con mi sensual baile de cadera. Terminandolo por lanzar de una patada hacia aquel pirata, esperando que le hiciera bastante daño.

El combate seguía su curso. Los ciudadanos ya se habían alejado lo suficiente para no verse involucrados en la batalla, pero seguían observando desde la lejanía con la curiosidad de saber quien lograba salir vencedor si la poderosa marina o los infames piratas.

El frente del teniente se había alejado de ustedes. La explosión del escupitajo lanzó al marine varios metros hacia atrás que, de no haber sido por su técnica "Bola de eslabones", no lo habría contado. El pirata saltó hacia su hermano sin piedad alguna. No quería parar de combatir y tampoco dejarle espacio para un contraataque. Thomas se acercó a la bola de hierro que ahora estaba incrustada en una casa y la pateó con todas sus fuerzas, causando una explosión y destruyendo más la casa en la que se encontraba. Ustedes, desde vuestra posición, solo pudisteis escuchar la enorme explosión y el estruendo provocado. Así que no presenciasteis como dos cadenas salieron de la bola, le golpearon en el pecho y lo guiaron hasta que su cuerpo se estampó contra el suelo. Para ustedes el combate que estaba teniendo el teniente era un absoluto misterio. Estaba bastante alejado y entre las calles del pueblo así que solo Silvia podía verlo si subía lo suficientemente alto.

El frente de Samuel era el más próximo al agua de los tres. Samuel arremetió con uno de los piratas que estaba en el suelo y logró hundirle la cabeza. Sus golpes cayeron en el pirata uno tras otro hasta que consiguió dejarle sin conocimiento. Tras eso, alzó la cabeza en busca de su sargento pero para su sorpresa encontró a un pirata que estaba apunto de cortarle con un sable. El golpe hubiera sido fatal si Koorb no hubiese intervenido atravesando el torso del pirata.

-No soy capitán, soy sargento... -afirmó mientras le daba la espalda a su compañero-. Son demasiado como para que te centres en ellos de uno en uno. Vigila ese lado, yo me encargaré de los de aquí.

Los otros cuatro piratas restantes rodearon a los marines y se disponían a atacar en cualquier momento.


En el último frente, Silvia logró esquivar la mayoría de las balas con éxito. Las pocas que lograron impactar eran ignoradas por su poder de Akuma no mi, pero cuando la saeta fue disparada no todo fue tan bien. Este ballestero tenía más puntería que sus compañero. Además de que tras dar en el objetivo, tu poder no tuvo el mismo efecto y logró hacerte un corte en el brazo derecho. Por suerte para ti, tus ágiles movimientos evitaron un golpe certero. Aun así, tus ataques no se vieron perjudicados por el daño de la flecha y ambos pistoleros cayeron sin poder hacer nada para impedirlo.

-Eres buena -dijo el ballestero-. Esa fruta que tienes es interesante, que pena que te hayas topado con un pirata que sepa usar el haki....

El ballestero cargó su arma, esta vez con un dispensador, y disparó una andanada de saetas contra ti.

Spoiler:

Le hundí la cabeza a aquel pirata contra el suelo, y para quedarme seguro de que no se moviera más le metí unos puñetazos en la cabeza para que no nos diera más problemas. Hice bien en parte, porque quedó completamente K.O., aunque me dio penilla y tal. Pero lo que no tuve en cuenta es que eso no era un 1 vs 1, y que al estar pendiente de un pirata me despistaba de los demás. Ese fue un error que casi pago muy caro...

Un pirata aprovechó mi ataque a su compañero para atacarme con su espada, y estuvo a punto de hacerlo si no fuera por la ayuda de mi sargento Koorb. Cuando levanté la cabeza en busca de Koorb, vi la espada de el pirata a menos de un metro de mi cuello, y no me daba tiempo a reaccionar lo viera por donde lo viera. El pánica se hizo amo de mi cuerpo en ese segundo en el que, de repente el pirata paró y le salió un sable de su torso... Era Koorb. Me dijo: -No soy capitán, soy sargento... Son demasiado como para que te centres en ellos de uno en uno. Vigila ese lado, yo me encargaré de los de aquí.-. Me dio la espalda y se puso en posición de combate. Pensaba que era el capitán , puede que no escuchara bien cuando nos dijeron sus rangos. La verdad, no entiendo porque no lo es de verdad, me ha salvado la vida, su esgrima es increíble... Le dije antes de ponerme en posición de combate: -Poco te queda para serlo, sargento Koorb...-. Le sonreí y me puse a cubrir mi lado.

Lo siguiente que hice fue tomar la iniciativa y pegarle lo más rápido posible a uno de los dos piratas que tenía delante, concretamente el de la izquierda. Mi acción fue esta, intenté hacerle un barrida al pirata en las piernas, de forma que se cayera al suelo o perdiera el equilibrio...

Si consigo lo que quiero:

Si no se cae o desestabiliza:

La pelea del teniente con el capitán pirata se alejaba de nosotros, a lo lejos podía escuchar las explosiones. No podíamos ver lo que pasaba en ese combate y no podía alzar el vuelo de nuevo para ver lo que pasaba. Me preocupaba lo que le pudiera pasar al teniente, aun después de lo borde que había sido conmigo. Al fin y al cabo era un compañero, pero si volaba me arriesga a que aquel tipo de la ballesta me dispara, mientras estoy pendiente del combate del teniente. El primer tiro de aquel tío lo había ignorado y por eso me había llevado una herida en el brazo, eso si nada grave. Podría haber sido peor, que me hubiera echo daño significaba, sin duda, que poseía haki.

-Gracias por el cumplido, pero no es tu día de suerte por enfrentarte a mi- le conteste. Acto seguido aquel hombre volvió a disparar contra mi. Corrí hacia la izquierda esperando que me siguiera mientras apuntaba. A los pocos metros me pararía en seco esperando que apuntara hacia mí y mientras utilicé mi técnica "Ahora me ves y ahora también" cruzando los brazos delante de mí. Transformándome en humo y apareciendo casi instantáneamente a cinco metros a mi derecha. Esperando que la inercia de apuntar hacia la derecha, me diera una apertura para lanzarme contra el con mi "Patada que te vuelve guapo".

El combate entre el teniente y el capitán pirata ya estaba bastante lejos como para que pudieseis saber que estaba sucediendo. Si prestabais atención, cosa que me extrañaría ya que teníais otros asuntos pendientes, se seguían escuchando explosiones en la lejanía.

Por el lado de Samuel las cosas se iban complicando. Koorb cumplió su palabra e intentaba parar los golpes de los dos piratas que atacaban a la par y sin descanso. Mientras chocaba sus espadas con los enemigos, logró encontrar el hueco para asestar un corte a uno de ellos, pero sin dejar que el otro pudiese responder. Por tu lado, el barrido fue excelente y el gancho también lo enganchó bien. El inconveniente fue que, durante aquella magnifica maniobra, el segundo pirata aprovechó para arremeter contra Koorb. La espada iba a atravesar la espalda del marine y nada se interponía entre el rufián y su objetivo. Aprendiste a que tenías que prestar atención a tus enemigos en todo momento, pero no entendiste que los piratas eran personas infames y que jamás lucharían limpiamente.


El combate de Silvia estaba siendo más igualado. El pirata comenzó a disparar saetas una detrás de otra. Mientras lo hacía, cogió la ballesta con una mano y seguía los movimientos de la marine mientras apretaba el gatillo. La velocidad que esta llevaba le ayudaba a dejar atrás los proyectiles. La técnica de la chica salió perfectamente y logró encontrar un hueco de 5 segundos para acercarse a su oponente y realizar la segunda técnica que lograría dañarlo. Todo hubiera sido perfecto si Rodolfo, el ballestero, no hubiese tenido un as en la manga, una segunda ballesta igual que la primera. Apuntó a la nueva ubicación de la marine y lo que fueron cinco segundos se tornaron dos. Podía continuar con el ataque, pero recibiría un disparo en el hombro que atravesaría la articulación causando más daño que el primer disparo.

Si paras tu ataque:

Si no lo paras:

Mi maniobra fue perfecta, conseguí tumbar a ese pirata en poco y eficiente tiempo. El problema es que ese tiempo no fue suficiente para poder detener la carrera de el otro pirata a mi responsabilidad, que se iba a abalanzar sobre Koorb mientras él estaba de espaldas sin oportunidad de reaccionar... ¡No quiero que le pase nada!

-¡Koorb, NO!- Grité mientras se me ocurrió una cosa como única forma de poder salvarlo. Me quité el guante izquierdo y lo lancé lo más fuerte posible hacia el pirata, y con suerte le daría en el brazo y la cabeza y desviaría su ataque un segundo, quizá ayudando a Koorb a reaccionar. Lo se, es muy difícil que haga algo con ese lanzamiento, pero no pude hacer nada en ese momento. No estaba tan cerca como para placar al pirata, pero si a tiro suertudo...

Mi irresponsabilidad había puesto en peligro a Koorb, y pasara lo que pasara no se me borraría esa imagen de la cabeza en mucho tiempo...

Pude ver claramente como aquel tipo saca su as bajo la manga, otra ballesta. Lo cual me hizo duda por un momento si continuar el ataque. Pero estaba convencida de mi velocidad, y estaba segura de poder esquivar la segunda tanda de saetas. Aquello no fue la mejor decisión de mi vida pues una de ellas me impactó en el hombro. Aún así conseguí asestar mi patada, dejando caer al suelo al ballestero, el cual empezó a sangrar por nariz y boca. Lo tenía prácticamente a mi merced, imbuí mi pierna en haki y le volví a lanzar otra de mis patadas. Esperando con esta acabar con aquel tipo de una vez.

Después de eso, saqué la saeta clavada en mi hombro. No fue nada fácil tuve que apretar los dientes y morderme la lengua para no maldecir a aquel pirata desgraciado. Una vez la saqué la tire al suelo y de la herida que había quedado empezó a brotar sangre. Estaba realmente furiosa conmigo misma por haber cometido aquel fallo. Pero ya no había vuelta atrás, tenía que asumir el daño y continuar con la pelea. Rasgué un trozo de mi camisa e hice una pequeña venda improvisada, intentando así evitar una pérdida de sangre mayor.

Miré a mis compañeros y pude observar como uno de los piratas atacaba al sargento por la espalda. Mi ángulo de visión no me dejó ver si el golpe acertó en el marine. Eso me hizo preocuparme por ellos. Aquellos dos estaban teniendo dificultades. Una vez hubiera acabado con el ballestero me lanzaría a ayudarlos.

El pirata solos se vio molestado por guante metálico que golpeó su cabeza, pero no fue suficiente para parar detener el ataque. Por otro lado, el grito si fue útil para que Koorb se moviera para intentar esquivar el ataque aunque solo logró reducir la mortalidad de este. El pirata había conseguido dejar su espada clavada en el hombro derecho del sargento y, sin vacilación, el marine se dio media vuelta y con su brazo izquierdo, el hábil, dio un tajo a su enemigo el cual separó la cabeza del cuerpo.

Todo parecía que iba a quedaría en un simple susto, pero el último pirata que había sufrido un ataque directo de Samuel se levantó para coger de nuevo su arma y atacar al marine mientras este se preocupaba por Koorb. Al mismo tiempo, los dos piratas que habían quedado detrás del sargento, aprovecharon la apertura y se disponían a realizar un ataque al unisono con sus sables. Tenían la intención de atravesar el vientre de Koorb y acabar así con su vida.

Por otro lado, Silvia había recibido la saeta en su hombro, pero había derribado a su contrincante. Una vez en el suelo y malherido, no dudó en asestarle el golpe de gracia que daría por finalizado el enfrentamiento. Una vez acabó con sus tres rivales, la marine decidió que no era momento de ponerse a vaguear y fue en busca de sus compañeros. Pudo ver perfectamente como la cabeza del pirata que había atacado al sargento salía despedida de su cuerpo, seguida por una gran cantidad de sangre que tiñó gran parte de la calle de rojo. Estaba lista para entrar en combate, aunque el dolor en su hombro le pasaría factura.

Mi guante le dio pero fue inútil, como esperaba en realidad. No tenía nada de confianza en ese lanzamiento por desesperación, pero mi grito sé que lo escuchó Koorb, y no se si le daría tiempo a reaccionar. Yo confiaba en el muchísimo, tenía ganas de verle en acción de verdad... Mientras le miraba, noté que me estaba dejando algo, algo sin haber rematado del todo. En ese momento sentí un escalofrío en el cuerpo y era como si mi cuerpo me pidiera a gritos darme la vuelta, acordándome del tipo de antes. Al darme la vuelta vi como el tipo estaba a un metro de mi, alargando su brazo para cortarme lo más rápido posible.

En ese momento vi la estocada que estaba a punto de darme antes de que me la diera, era como si mi intuición y mi capacidad de razonamiento se pusieran de acuerdo al instante y recrearan el ataque que me estaba a punto de asestar para avisarme. Hice caso a ese instinto y salté de forma lateral, pero al parecer no hice caso a tiempo. El tio me logró cortar en el lateral de forma poco superficial, y con esto quiero decir que me atravesó con su espada en el lateral del torso...

Fue la primera puñalada que me han dado en la vida, era una sensación rara. A ver, para ser sinceros me lo imaginaba mucho mas doloroso y por eso le tenía mucho pavor a que me atravesaran, pero dolía muchísimo aún así... Grité muchísimo, se escuchó por todo el campo de batalla, o por lo menos eso pensé yo, que solo podía oírme a mi mismo. Mi mirada temblaba y vi como el tio sonreía mientras me apuñalaba el costado con fuerza, ¿Que clase de desalmados son los piratas? Al principio pensé que los piratas eran gente como mi hermano: gente fiestera que pasa de todo, alegre y liante, pero que tenían unos sentimientos y sentido de la justicia... Pero estos... Estos cabrones solo quieren verme muerto...

Le escupí en la cara al pirata la sangre que me salía de la boca y le cogí la espada con mi mano izquierda sin guante, y en ese momento el calor de mi cabeza se pasó a mi brazo izquierdo con furia, y apreté muy fuerte hasta que mi brazo se hizo mas fuerte y resistente, capaz de romper la espada en dos de aquél pirata que, en un momento su cara cambió por completo.

Miré a los ojos al pirata y, con mi brazo izquierdo aún fuerte, fui a cogerle la cabeza y estamparla contra el suelo de forma brusca y gritando como un loco.

Si le consigo agarrar y estampar:

Si no le consigo agarrar:

Después de iré hacia atrás y me sacaré la parte de la espada que se me ha quedado clavada, o por lo menos intentaré hacerlo mientras grito de dolor.

Técnica usada:

El pirata de las ballestas estaba por fin en el suelo. Había acabado con aquellos tres piratas, pero eso me supuso un corte en el brazo y una saeta que impactó en el hombro. El dolor de esta última herida era bastante intenso, la cual casi me impedía mover el brazo. Si no hubiera sido por la tensión del momento que propició que la adrenalina recorriera mi cuerpo, hubiera sucumbido al dolor a las primeras de cambio. Pero no podía dejar que eso me detuviera. Samuel estaba peleándose con uno y Koorb tenía a otros dos. Decidí ayudar al sargento, ya que se encontraba malherido y estaba a punto de ser atacado.

Como pude me impulse sobre aquellos piratas. Lanzándoles una patada lateral, intentando que esta los lanzara por los aires alejándolos del sargento. Estaba claro que era una maniobra complicada, ya que mi estado no era el mejor sin duda. Pero intuía que aquello piratas iban a hacerle más daño. Y aun sabiendo mi condición, me lancé al combate. Intenté que la pata fuera directa a sus costillas. Con suerte, al intentar alejarlos, lo rompería un par de costillas. Haciendo que el combate fuera un poco más fácil.

Recapitulando. Silvia acababa de derrotar al ballestero cuando el sargento Koorb había decapitado al bastardo que le había atravesado el hombro derecho. La cabeza había salido despedida y, con ella, una columna de sangre que salía del cuello al ritmo que seguía latía el corazón. El cadáver no cayó, sino se quedó de rodillas sin cabeza mientras toda la ropa y el suelo a su alrededor se tiznaba de rojo. En ese momento dos bribones fueron al unísono a rematar al marine mientras que el tercero que quedaba, el que estaba junto a Samuel, se recomponía del poderoso ataque que había recibido y se disponía a atacar al marine, también por la espalda. Estos rufianes no conocían el honor ni iban a empezar ahora.

Fue en ese momento cuando Silvia y Samuel realizaron sus movimientos. El primero fue el marine. Su agudo sentido del peligro le advirtió de que quedarse quieto sería mortal y por la más mínima logró evitar que la estocada fuese más que un profundo rasguño en su lateral, cosa que dejará marca en un futuro.

En ese instante fue cuando Silvia llegó a prestar su ayuda al sargento Koorb. Introdujo su pierna entre el marine y los piratas. Estos últimos no detuvieron sus sables y si una pierna se interponía ante ellos la atravesarían. Lograron atravesarla, pero esta se deshizo en humo. Acto seguido se recompuso y barrió a los bribones los cuales salieron disparados y con graves daños en sus costillas. Uno de ellos ya había sido herido por Koorb así que aquella patada lo dejó tendido en el suelo inconsciente. En cambio, el otro si utilizó sus ultimas fuerzas para levantarse y sonreír.

-Llegaste tarde, ramera -dijo mientras se tocaba su pecho y miraba en dirección al sargento.

En ese momento se pudo escuchar al sargento caer de rodillas. Una espada había logrado atravesar su espalda y aparecer por su estómago. La sangre empezó a manchar su blanco uniforme de marine y sin poder hablar, por culpa de la sangre que empezaba a inundar su boca, el sargento miró la espada que le asomaba y cayó de bruces al suelo. Junto a él, también cayó el pirata que solo aguantó consciente lo suficiente para decir aquellas palabras y ver que su arma había logrado su objetivo.

Mientras el sargento caía arrodillado, un escupitajo de sangre llegaba a la cara del pirata que se estaba enfrentando a Samuel. El sonido de la espada romperse llamó la atención de Silvia y pudo presenciar los próximos movimientos de su compañero.

-¿Haki? -preguntó el pirata asombrado.

El marine agarró la cabeza del sorprendido pirata el cual había agotado sus fuerzas tras usar haki de armadura con la intención de reducir el daño de tu primer ataque. El bucanero no pudo impedir que su cabeza se estampase contra el suelo y  tras eso tampoco el le puso remedio a la sucesión de golpes que cayeron sobre su cabeza y que terminaron por dejarle K.O.

El combate había terminado en el puerto. El campo de batalla estaba lleno de piratas inconscientes y de algún que otro cadáver. El sargento perdió las fuerzas que lo mantenían arrodillado y se disponía a desplomarse, acción que sacaría la espada dejando abierta la herida. Pronto se escucharon los pasos de una decena de marines que se aproximaban a la escena y también llegó a vuestros oídos las explosiones causadas por la pelea entre el teniente y el capitán pirata.

Acerté mis movimientos, con furia y sin piedad. Cuando acabé mi ataque me dí la vuelta y, aunque me dolió el movimiento de girar el torso, vi algo que me impactó mucho más e hizo sombra aquél insignificante dolor de mi costado comparado con el dolor que me provocó esa escena...

Fui corriendo hacia el sargento Koorb, quien estaba tendido en el suelo con su uniforme antes blanco manchado de sangre y en las últimas aparentemente. -¡Koorb! ¡¿ESTAS BIEN, KOORB?!- Dije mientras me agachaba y quitaba a mi robot del bolsillo de mi camisa para taparle la herida que no paraba de sangrar, y me dispuse a darle tortazos en la cara. -¡KOORB! ¡¡KOOOORB!! ¡CONTESTAME KOORB, NO NOS DEJES! ¡ESTE NO ES TU FINAL, KOORB! ¡¡¡NO TE MUERAS!!!-. Este último grito desencadenó un mar de lágrimas por mi parte que creaban un sollozo continuo que no se detenía.

Nunca había vivido esa situación antes, el tener que vivir eso era traumatizante, nunca me había sentido tan insignificante e inútil como ahora. No pensé que las decisiones tomadas por mi esa noche hubieran desencadenado esto... -Si no hubiera salido esta noche, quizá no hubiera pasado esto (explosiones de fondo). Si no hubiera sido tan irresponsable de hacer lo que quisiera, ahora Koorb no estaría pasando por esto... ¡¡UN MEDICO, POR FAVOR!! ¡QUE ALGUIEN LE AYUDE! ¡¡POR FAVOR!!- No paraba de llorar, colocaba a Koorb en una posición fetal porque su cuerpo pesaba mucho. No parecía muerto, pero es que en ese momento perdí el control de la situación, ya que era mi primera vez en esta tesitura.