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Durante la misión había hablado con Ryuu de venir a entrenar juntos nuestros haki. Aquí estaba desembarcando en aquella extraña isla. Hablé con Clark para que fueran a la siguiente isla a recoger provisiones. Ellos tardarían casi una semana en volver, lo que me daba algo de tiempo de sobra para conseguir fortalecerme un poco. Quería demostrarme a mí mismo que podía conseguir lo que me propusiese. Tras la pérdida de Patrick, sentía un nudo en el corazón y eso me llevaba a odiar al gobierno mundial. Y para acabar con el gobierno necesitaba crecer aún más.
-Cuida del barco por mi guau- le dije a mi segundo de abordo, -os espero en esta playa dentro de una semana guau-
-De acuerdo jefe, cuídese y tenga cuidado he escuchado rumores sobre esta isla y ninguno bueno arrr- me respondió.
Desembarqué en la isla, no había quedado con Ryuu en ningún lugar. Ya que fue una conversación fugaz la que tuvimos. Pero contaba con mi suerte la cual siempre me llevaba a buen puerto. Despedí al barco que se marchaba tras dejarme allí desde la playa. Era mediodía y el sol estaba en todo su esplendor, el calor apretaba un poco y la brisa marina lo empeoraba. Además mi pelaje negro era como usar un abrigo de plumón en mitad del desierto, cosa que no ayudaba. Decidí adentrarme un poco en la jungla a esperar al pirata y resguardarme un poco del sol.
-Cuida del barco por mi guau- le dije a mi segundo de abordo, -os espero en esta playa dentro de una semana guau-
-De acuerdo jefe, cuídese y tenga cuidado he escuchado rumores sobre esta isla y ninguno bueno arrr- me respondió.
Desembarqué en la isla, no había quedado con Ryuu en ningún lugar. Ya que fue una conversación fugaz la que tuvimos. Pero contaba con mi suerte la cual siempre me llevaba a buen puerto. Despedí al barco que se marchaba tras dejarme allí desde la playa. Era mediodía y el sol estaba en todo su esplendor, el calor apretaba un poco y la brisa marina lo empeoraba. Además mi pelaje negro era como usar un abrigo de plumón en mitad del desierto, cosa que no ayudaba. Decidí adentrarme un poco en la jungla a esperar al pirata y resguardarme un poco del sol.
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Oak Island, un pequeño lugar donde, al parecer, todo era de gran tamaño. Desde los colosales árboles, en cuyas copas se arremolinaba la población del lugar y que dejaban pasar apenas unos escasos rayos de luz solar, hasta las especies animales que lo habitaban. Por suerte estos animales no eran grandes depredadores ni bestias especialmente grandes en condiciones normales. No obstante impresionaba encontrarse con escarabajos sobre los que uno podría montar o pájaros del mismo tamaño que el propio Ryuu.
Sin embargo ese era un gran sitio para entrenar. La casi total ausencia de luz hacía que uno no pudiese depender del sentido habitualmente más importante en los combates, la vista. Por lo tanto pocos lugares podía haber más adecuados para practicar el uso de aquella extraña capacidad que en un par de ocasiones el samurái había mostrado de "escuchar" los sentimientos de otros seres vivos e incluso sus intenciones hostiles. El semigyojin tenía la sensación de que dicha habilidad no era sino una faceta más del Haki, además de la que le permitía aumentar el poder de sus cortes.
Durante su reciente misión cerca del inicio del Grand Line, en la que había colaborado con varias personas más para desenmascarar a un grupo de gente que se dedicaba a interceptar barcos, había hecho buenas migas con otro pirata conocido como Moja "Wordless". Poseía también una recompensa respetable, aunque menor que la suya, y había mostrado un gran poder durante aquella empresa. Su aspecto era extraño, pues era una peculiar mezcla de ser humano y pantera negra. Tras concluir con su cometido, Ryuu y el felino habían estado hablando de la posibilidad de entrenar juntos, y al espadachín se le había ocurrido aquella isla como el lugar más adecuado.
Una vez allí el joven preguntó a su compañero pirata:
- Oye, perdona por la indiscreción, pero nunca he visto a nadie con un aspecto parecido al tuyo. ¿Eres un mestizo entre humano y pantera al igual que yo lo soy entre humano y gyojin?
Esperaría la contestación de la pantera y, tras escucharla con atención, le propondría:
- Aprovechando que aquí se ve entre poco y nada, podemos aprovechar para atacarnos mutuamente, tratando de pillarnos desprevenidos y escondiéndonos entre los árboles y al amparo de la oscuridad. De ese modo tendremos que echar mano de otros sentidos tanto para localizar al otro y atacarle como para defendernos de las acometidas. ¿Te parece bien?
Sin embargo ese era un gran sitio para entrenar. La casi total ausencia de luz hacía que uno no pudiese depender del sentido habitualmente más importante en los combates, la vista. Por lo tanto pocos lugares podía haber más adecuados para practicar el uso de aquella extraña capacidad que en un par de ocasiones el samurái había mostrado de "escuchar" los sentimientos de otros seres vivos e incluso sus intenciones hostiles. El semigyojin tenía la sensación de que dicha habilidad no era sino una faceta más del Haki, además de la que le permitía aumentar el poder de sus cortes.
Durante su reciente misión cerca del inicio del Grand Line, en la que había colaborado con varias personas más para desenmascarar a un grupo de gente que se dedicaba a interceptar barcos, había hecho buenas migas con otro pirata conocido como Moja "Wordless". Poseía también una recompensa respetable, aunque menor que la suya, y había mostrado un gran poder durante aquella empresa. Su aspecto era extraño, pues era una peculiar mezcla de ser humano y pantera negra. Tras concluir con su cometido, Ryuu y el felino habían estado hablando de la posibilidad de entrenar juntos, y al espadachín se le había ocurrido aquella isla como el lugar más adecuado.
Una vez allí el joven preguntó a su compañero pirata:
- Oye, perdona por la indiscreción, pero nunca he visto a nadie con un aspecto parecido al tuyo. ¿Eres un mestizo entre humano y pantera al igual que yo lo soy entre humano y gyojin?
Esperaría la contestación de la pantera y, tras escucharla con atención, le propondría:
- Aprovechando que aquí se ve entre poco y nada, podemos aprovechar para atacarnos mutuamente, tratando de pillarnos desprevenidos y escondiéndonos entre los árboles y al amparo de la oscuridad. De ese modo tendremos que echar mano de otros sentidos tanto para localizar al otro y atacarle como para defendernos de las acometidas. ¿Te parece bien?
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Ryuu no tardó en llegar a la isla, lo cual era perfecto. Me apetecía bastante ponerme manos a la obra. Cuando se me acercó pregunto algo que no era extraño para mí. Estaba claro que no era la primera vez, dado que los minks no eran muy conocidos fuera del nuevo mundo. Incluso allí era bastante raro encontrarte con uno.
-No soy mitad humano mitad animal guau- le contesté, -mi raza es bastante antigua y la verdad no se sabe muy bien sus orígenes, vivimos en una isla llamada Zou guau. Bueno llamarlo isla no sería adecuado, pues esta está en el lomo de un elefante legendario, el cual va moviéndose por el nuevo mundo guau- comenté, - somos humanos, pero con mucho mas pelo guau-
Estaba bastante hablador raro en mí, debía de ser que aquel tipo me inspiraba algo de confianza. Suelo ser bastante más callado cuando conozco a alguien, aun así la pequeña aventura vivida con él, hacía que me dieran ganas de hablar.
Después de eso, describió una pequeña forma de entrenar. Era como un pequeño juego para utilizar nuestro haki de observación. Parecía fácil y efectivo de hacer, así que acepté encantado.
-Está bien parece una buena forma de entrenar guau- le contesté, -con tu permiso me adelanto guau-
Me adentré en la oscuridad del bosque y utilicé mi haki de observación, intentando ver si en algún momento se acercaba a mí. Concentré mi cuerpo y mente en prever un poco el futuro.
-No soy mitad humano mitad animal guau- le contesté, -mi raza es bastante antigua y la verdad no se sabe muy bien sus orígenes, vivimos en una isla llamada Zou guau. Bueno llamarlo isla no sería adecuado, pues esta está en el lomo de un elefante legendario, el cual va moviéndose por el nuevo mundo guau- comenté, - somos humanos, pero con mucho mas pelo guau-
Estaba bastante hablador raro en mí, debía de ser que aquel tipo me inspiraba algo de confianza. Suelo ser bastante más callado cuando conozco a alguien, aun así la pequeña aventura vivida con él, hacía que me dieran ganas de hablar.
Después de eso, describió una pequeña forma de entrenar. Era como un pequeño juego para utilizar nuestro haki de observación. Parecía fácil y efectivo de hacer, así que acepté encantado.
-Está bien parece una buena forma de entrenar guau- le contesté, -con tu permiso me adelanto guau-
Me adentré en la oscuridad del bosque y utilicé mi haki de observación, intentando ver si en algún momento se acercaba a mí. Concentré mi cuerpo y mente en prever un poco el futuro.
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La explicación de la pantera le sorprendió por varios motivos. Primero al enterarse de que él también procedía del Nuevo Mundo, y segundo cuando descubrió que no era un híbrido sino que pertenecía a una raza muy poco común de humanos con rasgos animales. En cuanto a aquella extraña "isla" de la que provenía, Zou... definitivamente algún día la encontraría y visitaría. Poder caminar sobre la espalda de un gigantesco elefante en permanente movimiento sobre las olas del mar era algo que no habría pensado jamás que era una posibilidad real, pero ahora que lo sabía tenía que hacerlo en algún momento.
Moja estuvo de acuerdo con su propuesta a la hora de entrenar y, casi sin mediar palabra, se internó en la oscuridad. El semigyojin, con la mano izquierda sobre la empuñadura de Kirisame y la derecha sobre la vaina, cerró los ojos. Al fin y al cabo en aquel ambiente al que la luz solar apenas llegaba no le servían de mucho, y privándose por completo de ellos podía concentrarse mejor en sus otros sentidos.
Plenamente concentrado en encontrar al felino, el joven pronto comenzó a "escuchar" la presencia de algún ser vivo. Sin embargo lo que oía era miedo ante la presencia de extraños, y esa sensación no podía corresponder con Moja. No, tenía que tratarse de alguno de los animales que habitaban aquella isla. El espadachín siguió buscando, desplazándose lentamente mientras trataba de dar con la pantera.
Entonces percibió algo diferente. En sus oídos sintió el sonido de la amabilidad y la timidez, pero tras ellos se escondía un poder considerable. No podía ser sino Moja, pues aquella presencia era claramente la de una persona y no la de un animal. El semigyojin abrió los ojos y corrió en zigzag hacia la fuente de la presencia para, una vez se hubiera acercado lo suficiente, desenvainar la espada y trazar con ella un arco en diagonal ascendente seguido de un tajo horizontal a la altura del pecho. No quería matar ni herir de gravedad a su nuevo amigo, ni mucho menos, pero era consciente desde que era apenas un niño de que sin un mínimo riesgo un entrenamiento no es eficaz, así que la posibilidad de que alguno de los dos saliese ligeramente herido estaba sobre la mesa.
Moja estuvo de acuerdo con su propuesta a la hora de entrenar y, casi sin mediar palabra, se internó en la oscuridad. El semigyojin, con la mano izquierda sobre la empuñadura de Kirisame y la derecha sobre la vaina, cerró los ojos. Al fin y al cabo en aquel ambiente al que la luz solar apenas llegaba no le servían de mucho, y privándose por completo de ellos podía concentrarse mejor en sus otros sentidos.
Plenamente concentrado en encontrar al felino, el joven pronto comenzó a "escuchar" la presencia de algún ser vivo. Sin embargo lo que oía era miedo ante la presencia de extraños, y esa sensación no podía corresponder con Moja. No, tenía que tratarse de alguno de los animales que habitaban aquella isla. El espadachín siguió buscando, desplazándose lentamente mientras trataba de dar con la pantera.
Entonces percibió algo diferente. En sus oídos sintió el sonido de la amabilidad y la timidez, pero tras ellos se escondía un poder considerable. No podía ser sino Moja, pues aquella presencia era claramente la de una persona y no la de un animal. El semigyojin abrió los ojos y corrió en zigzag hacia la fuente de la presencia para, una vez se hubiera acercado lo suficiente, desenvainar la espada y trazar con ella un arco en diagonal ascendente seguido de un tajo horizontal a la altura del pecho. No quería matar ni herir de gravedad a su nuevo amigo, ni mucho menos, pero era consciente desde que era apenas un niño de que sin un mínimo riesgo un entrenamiento no es eficaz, así que la posibilidad de que alguno de los dos saliese ligeramente herido estaba sobre la mesa.
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Estaba concentrado plenamente en aquella oscuridad, podía sentir a algunos animales. No solo eso me concentraba lo suficiente podía aumentar mi capacidad de visión. Podía sentir los sentimientos de los animales que se escondían alrededor. La mayoría de estos tenían cierto miedo hacia mí, ya que era un desconocido en su hogar. Nunca había alcanzado este estado, estar en esa oscuridad servía bastante para concentrarse en sus sentidos.
Fue entonces cuando vi a mi compañero de entrenamiento dirigirse con bastante velocidad hacia mí. Esas voces me decían que iba a atacarme, pero no solo eso, sino que podía ver claramente por donde iba a venir el ataque. Era una sensación indescriptible. Antes de que llegara a mi saque mis dos hermosas dagas. Utilicé mi daga la mano derecha para desviar levemente ese golpe, lo suficiente como para que apartándome un poco no me diera. El segundo tajo iba a ser de forma horizontal, no disponía de tiempo para esquivarlo completamente, así que nuevamente lo desvié hacia arriba un poco. Pude sentir claramente como la estela de viento dejada por la espada, pasaba a escasos centímetros de mi cara. Uff, había estado bastante cerca.
-Lo haces muy bien, ese corte ha estado cerca guau- le dije.
Ahora era mi turno, me lancé contra Ryuu intentando asestar un golpe en cruz de manera descendente, a la altura de su pecho. Aquello estaba claro que había que tomárselo en serio. No había momentos para las dudas, así que después de ese golpe me lancé hacia atrás para tomar algo de distancia.
Fue entonces cuando vi a mi compañero de entrenamiento dirigirse con bastante velocidad hacia mí. Esas voces me decían que iba a atacarme, pero no solo eso, sino que podía ver claramente por donde iba a venir el ataque. Era una sensación indescriptible. Antes de que llegara a mi saque mis dos hermosas dagas. Utilicé mi daga la mano derecha para desviar levemente ese golpe, lo suficiente como para que apartándome un poco no me diera. El segundo tajo iba a ser de forma horizontal, no disponía de tiempo para esquivarlo completamente, así que nuevamente lo desvié hacia arriba un poco. Pude sentir claramente como la estela de viento dejada por la espada, pasaba a escasos centímetros de mi cara. Uff, había estado bastante cerca.
-Lo haces muy bien, ese corte ha estado cerca guau- le dije.
Ahora era mi turno, me lancé contra Ryuu intentando asestar un golpe en cruz de manera descendente, a la altura de su pecho. Aquello estaba claro que había que tomárselo en serio. No había momentos para las dudas, así que después de ese golpe me lancé hacia atrás para tomar algo de distancia.
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La pantera logró desviar los dos ataques del semigyojin aunque, según él mismo reconoció, no con facilidad. En ese momento algo alertó a Ryuu. Podía oír agresividad, procedente de su compañero de entrenamiento. Iba a pasar a la ofensiva. Se preparó para defenderse y, entonces, tuvo un extraño presentimiento. Un golpe en cruz con dos dagas.
Interpuso a Kirisame en la trayectoria del golpe, desviándolo y saliendo indemne de él. Su rival se alejó tras golpear, dejando claro que no se lo iba a poner fácil. En aquel oscuro entorno era sencillo salir del campo de visión del otro y convertir el combate en un juego de pilla-pilla como los que solía practicar de niño en su Wano natal.
- Juguemos. - Pensó el samurái, decidido a no dejarle escapar.
Comenzó a correr, tratando de "escuchar" la presencia de Moja y dirigiéndose hacia el lugar de donde aquellos sonidos provenían. Lo sentía de forma sutil e irregular, iba localizando y perdiendo a su nuevo amigo casi constantemente, pero no dejaba de intentarlo. Confiaba en lograr dominar más pronto que tarde aquella sensación, pues había podido darse cuenta de que era realmente útil.
Cuando al fin consiguió acercarse lo suficiente al felino lanzó una estocada hacia su hombro derecho seguida de un nuevo tajo horizontal a la altura del ombligo que culminaría en un giro sobre su propio eje, aprovechando la inercia del mismo para terminar su combo con una patada lateral.
Tras el ataque, fuera cual fuese el resultado, sería Moja el encargado de atraparle a él, así que comenzaría a correr y saltar, ocultándose tras árboles y sin parar de moverse.
Interpuso a Kirisame en la trayectoria del golpe, desviándolo y saliendo indemne de él. Su rival se alejó tras golpear, dejando claro que no se lo iba a poner fácil. En aquel oscuro entorno era sencillo salir del campo de visión del otro y convertir el combate en un juego de pilla-pilla como los que solía practicar de niño en su Wano natal.
- Juguemos. - Pensó el samurái, decidido a no dejarle escapar.
Comenzó a correr, tratando de "escuchar" la presencia de Moja y dirigiéndose hacia el lugar de donde aquellos sonidos provenían. Lo sentía de forma sutil e irregular, iba localizando y perdiendo a su nuevo amigo casi constantemente, pero no dejaba de intentarlo. Confiaba en lograr dominar más pronto que tarde aquella sensación, pues había podido darse cuenta de que era realmente útil.
Cuando al fin consiguió acercarse lo suficiente al felino lanzó una estocada hacia su hombro derecho seguida de un nuevo tajo horizontal a la altura del ombligo que culminaría en un giro sobre su propio eje, aprovechando la inercia del mismo para terminar su combo con una patada lateral.
Tras el ataque, fuera cual fuese el resultado, sería Moja el encargado de atraparle a él, así que comenzaría a correr y saltar, ocultándose tras árboles y sin parar de moverse.
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Salí corriendo ante las palabras del pirata. Me fui moviendo velozmente entre la maleza de la jungla. Mientras me movía podía escuchar cómo se acercaba. Dentro de ese bosque se amplificaba mis sentidos, no sabría decir concretamente si era por la sensación de usar mi haki o por estar en mitad de una lucha sin cuartel. No tardó en alcanzarme, se le notaba que tenía bastante experiencia. Me lanzó una estoca hacia mi hombro derecho que apenas pude esquivar. Eso me hizo un pequeño tajo que dolió bastante, pero al final y al cabo solo era una herida superficial. Su siguiente ataque no tenía como esquivarlo, así que decidí usar mi haki de armadura en mis armas para bloquearlo. Fue una decisión acertada y pude parar aquel corte.
-Eres realmente bueno en esto guau- le dije.
Después de eso Ryuu salió corriendo y yo detrás de él. Ahora me tocaba seguirlo a mí e intentar atraparlo. Me costó un poco seguirlo era bastante bueno he de decir. Me mantuve concentrado en escuchar y pude leer sus movimientos. Tardé un poco pero conseguí alcanzarlo y en cuanto lo tuve a rango le lance un corte en diagonal hacia abajo, seguido de una fuerte patada dirigida a su costado.
-Eres realmente bueno en esto guau- le dije.
Después de eso Ryuu salió corriendo y yo detrás de él. Ahora me tocaba seguirlo a mí e intentar atraparlo. Me costó un poco seguirlo era bastante bueno he de decir. Me mantuve concentrado en escuchar y pude leer sus movimientos. Tardé un poco pero conseguí alcanzarlo y en cuanto lo tuve a rango le lance un corte en diagonal hacia abajo, seguido de una fuerte patada dirigida a su costado.
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La pantera negra mantenía muy bien el ritmo, aunque cuando llegaba el momento de detener sus brillantemente ejecutados ataques se notaba que el combate con armas en el cuerpo a cuerpo no era su especialidad. No obstante su bravura era digna de tener en cuenta, y su agilidad y velocidad eran cuanto menos similares a las del propio Ryuu, si no ligeramente superiores.
Pese a que el semigyojin cambiaba continuamente de dirección, realizando toda clase de cabriolas y maniobras inesperadas para despistarle, Moja se mantenía siempre sobre la pista. Había que reconocerlo, era un rastreador excelente. De nuevo aquella extraña sensación, un suave pitido en el oído, le advirtió sobre el ataque de su adversario. Se giró y bloqueó el corte con su katana, sujetándola con ambas manos para tener una mayor estabilidad.
La patada que le siguió, no obstante, no pudo bloquearla, así que se concentró al máximo posible para cubrir su cuerpo con la tenue armadura semitransparente de su Haki. Gracias a eso apenas le dolió, aunque pudo apreciar que el felino poseía una gran fuerza en las piernas, probablemente superior a la suya propia.
***
Ambos piratas continuaron entrenando día tras día, parando tan solo para comer y dormir. Incansables y decididos a mejorar costase lo que costase, no se rendían y la intensidad de los entrenamientos fue aumentando progresivamente.
El séptimo día, tras la pausa para comer a mediodía, Ryuu se dispuso a retomar el esfuerzo. Sentía las piernas ligeramente doloridas debido al esfuerzo de aquella semana, y sus hombros necesitaron de un par de minutos de giros y suaves movimientos para entrar en calor. Miró al mink pantera y, desenvainando a Kirisame, adoptó su típica postura de combate. La pierna izquierda adelantada y la derecha ligeramente doblada, sujetando su espada con ambas manos de forma que quedase paralela al suelo a la altura de sus ojos.
En ese momento algo llamó su atención. A sus oídos llegó de repente un cúmulo de odio, sentido del deber, belicismo, justicia, resentimiento, autoridad... Pudo escuchar cómo múltiples conciencias se acercaban hacia ellos.
- Alguien viene hacia nosotros, ¿lo has notado?- Preguntó a su compañero de entrenamiento.
Poco más tarde un gran grupo de marines apareció ante ellos, rodeándoles por completo. Eran unos cincuenta, aunque la gran mayoría de ellos parecían simples reclutas. Sin embargo dos de ellos llamaron poderosamente la atención del semigyojin, no solo por su aspecto y sus galones, que indicaban un rango notablemente superior como oficiales, sino porque se adelantaron al resto de sus compañeros. Uno de ellos, el que se encontraba más cerca del samurái, tomó la palabra. Poseía una voz grave y potente:
- En nombre del Gobierno Mundial yo, el Teniente Comandante Jei D. Khlumm, ordeno a los aquí presentes Moja "Wordless" y Ryuu "La Espada del Mar" Akiyama, que se entreguen pacíficamente para ser juzgados por sus crímenes. De lo contrario nos veremos obligados a usar la fuerza para reducirles.
Parecía que, de algún modo, la Marina se las había ingeniado para localizarles. Eran dos de los piratas de la nueva generación que más rápido estaban ganando repercusión en el Paraíso, y no era raro que eso atrajese la atención del Gobierno. Así que estaban en un lío, pues no parecía haber otra salida que luchar si querían evitar ser apresados.
Pese a que el semigyojin cambiaba continuamente de dirección, realizando toda clase de cabriolas y maniobras inesperadas para despistarle, Moja se mantenía siempre sobre la pista. Había que reconocerlo, era un rastreador excelente. De nuevo aquella extraña sensación, un suave pitido en el oído, le advirtió sobre el ataque de su adversario. Se giró y bloqueó el corte con su katana, sujetándola con ambas manos para tener una mayor estabilidad.
La patada que le siguió, no obstante, no pudo bloquearla, así que se concentró al máximo posible para cubrir su cuerpo con la tenue armadura semitransparente de su Haki. Gracias a eso apenas le dolió, aunque pudo apreciar que el felino poseía una gran fuerza en las piernas, probablemente superior a la suya propia.
***
Ambos piratas continuaron entrenando día tras día, parando tan solo para comer y dormir. Incansables y decididos a mejorar costase lo que costase, no se rendían y la intensidad de los entrenamientos fue aumentando progresivamente.
El séptimo día, tras la pausa para comer a mediodía, Ryuu se dispuso a retomar el esfuerzo. Sentía las piernas ligeramente doloridas debido al esfuerzo de aquella semana, y sus hombros necesitaron de un par de minutos de giros y suaves movimientos para entrar en calor. Miró al mink pantera y, desenvainando a Kirisame, adoptó su típica postura de combate. La pierna izquierda adelantada y la derecha ligeramente doblada, sujetando su espada con ambas manos de forma que quedase paralela al suelo a la altura de sus ojos.
En ese momento algo llamó su atención. A sus oídos llegó de repente un cúmulo de odio, sentido del deber, belicismo, justicia, resentimiento, autoridad... Pudo escuchar cómo múltiples conciencias se acercaban hacia ellos.
- Alguien viene hacia nosotros, ¿lo has notado?- Preguntó a su compañero de entrenamiento.
Poco más tarde un gran grupo de marines apareció ante ellos, rodeándoles por completo. Eran unos cincuenta, aunque la gran mayoría de ellos parecían simples reclutas. Sin embargo dos de ellos llamaron poderosamente la atención del semigyojin, no solo por su aspecto y sus galones, que indicaban un rango notablemente superior como oficiales, sino porque se adelantaron al resto de sus compañeros. Uno de ellos, el que se encontraba más cerca del samurái, tomó la palabra. Poseía una voz grave y potente:
- En nombre del Gobierno Mundial yo, el Teniente Comandante Jei D. Khlumm, ordeno a los aquí presentes Moja "Wordless" y Ryuu "La Espada del Mar" Akiyama, que se entreguen pacíficamente para ser juzgados por sus crímenes. De lo contrario nos veremos obligados a usar la fuerza para reducirles.
Parecía que, de algún modo, la Marina se las había ingeniado para localizarles. Eran dos de los piratas de la nueva generación que más rápido estaban ganando repercusión en el Paraíso, y no era raro que eso atrajese la atención del Gobierno. Así que estaban en un lío, pues no parecía haber otra salida que luchar si querían evitar ser apresados.
- Nota:
- Hay un total de cuarenta y seis marines, provenientes de dos barcos que han llegado juntos. Cada destacamento está dirigido por un Teniente Comandante que tiene bajo sus órdenes a dos sargentos y veinte reclutas.
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Continuamos entrenando día tras día, hasta que pasó un pequeño evento que nos hizo salir de nuestra rutina. Después de comer nos disponíamos a volver al entrenamiento cuando de pronto, mi compañero dijo unas palabras que hicieron que activara mi haki. Pude sentir como bastante gente con la intención de atacar se acercaba hacia nosotros. En un instante nos vimos rodeados por cerca de cincuenta marines. Había dos que parecían bastante fuertes, el que estaba más cerca de Ryuu se adelantó unos pasos y empezó un pequeño discurso. En el que nos indicaba que íbamos ser arrestados y que no opusiéramos resistencia.
No sabía como pero habían averiguado nuestra localización, ¿tanto ruido habíamos hecho? No era momento de pensar, aquello no pintaba bien. Estábamos rodeados sin escapatoria posible. Lo único que nos quedaba era pelear y acabar con aquellos tipos.
-Kyubi no kitsune forma hibrida guau- fueron mis palabras.
Tras mis palabras, mi pelaje empezó a cambiar de color a un anaranjado. Mis manos y pies se convirtieron en garras de zorro. Mi morro se afilo con forma de zorro, dando a la vista mis colmillos y mi cola se dividió hasta convertirse en cinco colas de zorro. Esta forma me daba un plus en velocidad y agilidad, para pelear contra aquellos tipos.
-Creo que solo nos queda pelear contra esta gente guau- le dije a mi compañero.
No sabía como pero habían averiguado nuestra localización, ¿tanto ruido habíamos hecho? No era momento de pensar, aquello no pintaba bien. Estábamos rodeados sin escapatoria posible. Lo único que nos quedaba era pelear y acabar con aquellos tipos.
-Kyubi no kitsune forma hibrida guau- fueron mis palabras.
Tras mis palabras, mi pelaje empezó a cambiar de color a un anaranjado. Mis manos y pies se convirtieron en garras de zorro. Mi morro se afilo con forma de zorro, dando a la vista mis colmillos y mi cola se dividió hasta convertirse en cinco colas de zorro. Esta forma me daba un plus en velocidad y agilidad, para pelear contra aquellos tipos.
-Creo que solo nos queda pelear contra esta gente guau- le dije a mi compañero.
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- Si creéis que vamos a entregarnos por las buenas. - Dijo el semigyojin, mirando de forma desafiante al oficial que había hablado. - Estáis muy equivocados.
Acompañando estas palabras el joven llevó su mano izquierda a la empuñadura de Kirisame, y la derecha a su vaina. Adelantó su pie izquierdo y se inclinó ligeramente hacia delante, manteniéndose expectante en esa posición. Entonces sucedió. El oficial que había hablado dio la orden, y los marines avanzaron a la carrera hacia los piratas. Todos salvo los dos hombres de mayor rango se abalanzaron sobre ellos.
Ryuu, localizando rápidamente la posición de uno de los dos marines con galones entre los que iban directos hacia él, aceleró bruscamente en su dirección. Desplazándose a tal velocidad que el ojo humano era incapaz de verlo pasó a su lado, desenvainando a Kirisame en el momento adecuado para, en un único movimiento, trazar un arco que segó limpiamente la cabeza del oficial de bajo rango.
Sin tiempo para celebrar que había acabado rápidamente con uno de los enemigos más fuertes que había ante él, elevó su espada para interponerla en la trayectoria de la de uno de los reclutas, que había llegado ya hasta su posición. Moviéndose de forma grácil y acompasada se desplazaba continuamente entre los soldados, lanzando cortes y frenando estocadas a diestro y siniestro. La hoja de Kirisame fue poco a poco tiñéndose de sangre hasta que el otro de los dos oficiales de menor rango interceptó su trayectoria con su propia espada.
- Malnacido, pagarás por esto. - Le dijo entre dientes mientras ambos forcejeaban.
Acompañando estas palabras el joven llevó su mano izquierda a la empuñadura de Kirisame, y la derecha a su vaina. Adelantó su pie izquierdo y se inclinó ligeramente hacia delante, manteniéndose expectante en esa posición. Entonces sucedió. El oficial que había hablado dio la orden, y los marines avanzaron a la carrera hacia los piratas. Todos salvo los dos hombres de mayor rango se abalanzaron sobre ellos.
Ryuu, localizando rápidamente la posición de uno de los dos marines con galones entre los que iban directos hacia él, aceleró bruscamente en su dirección. Desplazándose a tal velocidad que el ojo humano era incapaz de verlo pasó a su lado, desenvainando a Kirisame en el momento adecuado para, en un único movimiento, trazar un arco que segó limpiamente la cabeza del oficial de bajo rango.
Sin tiempo para celebrar que había acabado rápidamente con uno de los enemigos más fuertes que había ante él, elevó su espada para interponerla en la trayectoria de la de uno de los reclutas, que había llegado ya hasta su posición. Moviéndose de forma grácil y acompasada se desplazaba continuamente entre los soldados, lanzando cortes y frenando estocadas a diestro y siniestro. La hoja de Kirisame fue poco a poco tiñéndose de sangre hasta que el otro de los dos oficiales de menor rango interceptó su trayectoria con su propia espada.
- Malnacido, pagarás por esto. - Le dijo entre dientes mientras ambos forcejeaban.
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La cosa se estaba caldeando y mi compañero no dudó, se lanzó de cabeza contra aquellos marines. Yo no podía ser menos, me tocaba ponerme las pilas y acabar con aquellos marines. No había espacio para utilizar a Vilya, en mi forma hibrida mis garras eran mejor que las dagas. Pero antes de lanzarme a pelear con las garras me fijé que del grupo de marines normales había dos que destacaban por encima del resto. Debían ser sargentos como mínimo, los otros no me preocupaban, parecían ser simples reclutas que acababan de entrar en la marina.
Fijé mi mirada en uno de los sargentos, creé una enorme bola de fuego concentrado delante de mí la lancé contra aquel hombre. Al impactar generó una pequeña explosión, que dejó completamente achicharrado al sargento y a unos cuantos reclutas que se encontraban a su lado. Activé mi mantra y me concentré en “escuchar” los ataques de los marines que se lanzaron contra mí tras la explosión.
Mi velocidad en aquella forma me permitía esquivarlos con cierta facilidad y si no podía esquivarlo simplemente paraba el golpe de las espadas con mis garras. Además soltaba unos cuantos zarpazos a aquellos que intentaban atacarme, generando heridas bastante graves o incluso alguna amputación que otra.
Fijé mi mirada en uno de los sargentos, creé una enorme bola de fuego concentrado delante de mí la lancé contra aquel hombre. Al impactar generó una pequeña explosión, que dejó completamente achicharrado al sargento y a unos cuantos reclutas que se encontraban a su lado. Activé mi mantra y me concentré en “escuchar” los ataques de los marines que se lanzaron contra mí tras la explosión.
Mi velocidad en aquella forma me permitía esquivarlos con cierta facilidad y si no podía esquivarlo simplemente paraba el golpe de las espadas con mis garras. Además soltaba unos cuantos zarpazos a aquellos que intentaban atacarme, generando heridas bastante graves o incluso alguna amputación que otra.
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El oficial de bajo rango no cedió un solo centímetro en el choque. Sus brazos eran gruesos y musculosos, y sacaba prácticamente un metro de estatura al ya de por sí alto semigyojin. Con la enorme espada que portaba lanzó una sucesión de golpes desde arriba que el pirata tuvo serias dificultades para evadir. De hecho se vio forzado a bloquear el tercero y último de ellos, doblando ligeramente rodillas y codos en el momento preciso para "acunar" ligeramente el ataque del marine y no sufrir sobre sus articulaciones la devastadora fuerza que poseía.
Continuó intercambiando golpes con él sin descanso, pudiendo observar por el rabillo del ojo cómo su peludo compañero había mutado en un curioso híbrido entre pantera y lo que parecía un zorro capaz de conjurar bolas de fuego. No podía ser otra cosa que el poder de una fruta del diablo. Parecía que Moja también escondía más de una sorpresa.
En ese momento a sus oídos llegó una nueva advertencia. El odio y la agresividad se mezclaban en dos reclutas que corrían al tiempo hacia él, cada uno desde un lateral. Presionado por el Sargento como estaba, no tenía apenas margen para apartarse fácilmente. Por lo tanto solo tenía una opción. Bloqueó el nuevo tajo descendente del enorme oficial mientras giraba sobre su propio eje a gran velocidad, logrando colocarse a su lado y deslizando el filo de Kirisame por su gemelo, que quedó seccionado por completo. El hombre cayó de rodillas al suelo, permitiendo al pirata encorvarse y dejarse caer sobre él, apoyándose en su espalda justo en el momento en que ambos reclutas entraban en rango de ataque. Con un veloz tajo hacia la izquierda y una potente patada lateral hacia la derecha se deshizo de ambos.
En ese momento sintió un fuerte zumbido en ambos oídos, como si un gran peligro le acechase. Se dio velozmente la vuelta justo a tiempo para interponer su espada, cubierta en aquella casi invisible armadura, entre su cuerpo y la maza del Teniente Comandante, que al parecer había decidido pasar a la acción al ver cómo sus hombres estaban siendo derrotados.
El impacto fue brutal, enviando al semigyojin por los aires varios metros hasta que el tronco de un enorme árbol le detuvo. Su espalda se resintió por la colisión contra el mismo, y necesitó un par de segundos para recuperar la verticalidad. Sin embargo, pese al dolor, una vez estuvo de nuevo sobre sus pies recuperó su clásica posición de combate y se preparó para una nueva acometida del oficial al mando.
Continuó intercambiando golpes con él sin descanso, pudiendo observar por el rabillo del ojo cómo su peludo compañero había mutado en un curioso híbrido entre pantera y lo que parecía un zorro capaz de conjurar bolas de fuego. No podía ser otra cosa que el poder de una fruta del diablo. Parecía que Moja también escondía más de una sorpresa.
En ese momento a sus oídos llegó una nueva advertencia. El odio y la agresividad se mezclaban en dos reclutas que corrían al tiempo hacia él, cada uno desde un lateral. Presionado por el Sargento como estaba, no tenía apenas margen para apartarse fácilmente. Por lo tanto solo tenía una opción. Bloqueó el nuevo tajo descendente del enorme oficial mientras giraba sobre su propio eje a gran velocidad, logrando colocarse a su lado y deslizando el filo de Kirisame por su gemelo, que quedó seccionado por completo. El hombre cayó de rodillas al suelo, permitiendo al pirata encorvarse y dejarse caer sobre él, apoyándose en su espalda justo en el momento en que ambos reclutas entraban en rango de ataque. Con un veloz tajo hacia la izquierda y una potente patada lateral hacia la derecha se deshizo de ambos.
En ese momento sintió un fuerte zumbido en ambos oídos, como si un gran peligro le acechase. Se dio velozmente la vuelta justo a tiempo para interponer su espada, cubierta en aquella casi invisible armadura, entre su cuerpo y la maza del Teniente Comandante, que al parecer había decidido pasar a la acción al ver cómo sus hombres estaban siendo derrotados.
El impacto fue brutal, enviando al semigyojin por los aires varios metros hasta que el tronco de un enorme árbol le detuvo. Su espalda se resintió por la colisión contra el mismo, y necesitó un par de segundos para recuperar la verticalidad. Sin embargo, pese al dolor, una vez estuvo de nuevo sobre sus pies recuperó su clásica posición de combate y se preparó para una nueva acometida del oficial al mando.
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Me acerqué hacia el otro sargento abriéndome paso entre los reclutas a zarpazos limpios. Una vez lo alcancé pude ver que este portaba una katana un tanto especial. No me fiaba de aquello, así que imbuí mis manos en haki de armadura para protegerme si fuera necesario. Lancé un zarpazo contra aquel marine y este la paró con la espada. Poseía una fuerza igual a la mía estuvimos forcejeando e intercambiando golpes el uno con el otro. De pronto pude sentir como detrás de mí se colocaban tres reclutas con la intención de atacarme por la espalda, mientras peleaba con el sargento.
No me iba a quedar quieto estaba claro, así que imbuí las puntas de mis colas con haki. Las utilicé a modo de espada para acabar con aquellos malditos marines que osaban atacarme por la espalda. Aquello consumió mi haki mas rápido de lo que había esperado. No podía mantenerme así por mucho tiempo. Así se me pasó una pequeña idea por la cabeza, utilicé mi electro en los tres reclutas que tenía detrás, haciendo que estos quedaran prácticamente paralizados. Agarré a uno de ellos con mi cola y absorbí su energía vital. Esto me proporcionó una mayor fuerza, a cambio de sacrificar un poco mi velocidad.
Una ola de energía invadió mi cuerpo, así que solté al marine que tenía atrapado y me centré en sargento que tenía delante de mí. Con esta fuerza mis ataques eran muchos más potentes, y se notaba ya que ahora le costaba defenderse. Finalmente conseguí asestar un zarpazo que prácticamente abrió en canal al marine. Fue entonces cuando una presencia mayo que la de los marines con la que estaba luchando apareció detrás de mí con un instinto asesino mucho mayor que el de aquellos simples reclutas. Debía de ser sin duda el otro Teniente Comandante, el otro porque pude fijarme que Ryuu se encontraba enfrentándose a su compañero que ostentaba el mismo rango.
No me iba a quedar quieto estaba claro, así que imbuí las puntas de mis colas con haki. Las utilicé a modo de espada para acabar con aquellos malditos marines que osaban atacarme por la espalda. Aquello consumió mi haki mas rápido de lo que había esperado. No podía mantenerme así por mucho tiempo. Así se me pasó una pequeña idea por la cabeza, utilicé mi electro en los tres reclutas que tenía detrás, haciendo que estos quedaran prácticamente paralizados. Agarré a uno de ellos con mi cola y absorbí su energía vital. Esto me proporcionó una mayor fuerza, a cambio de sacrificar un poco mi velocidad.
Una ola de energía invadió mi cuerpo, así que solté al marine que tenía atrapado y me centré en sargento que tenía delante de mí. Con esta fuerza mis ataques eran muchos más potentes, y se notaba ya que ahora le costaba defenderse. Finalmente conseguí asestar un zarpazo que prácticamente abrió en canal al marine. Fue entonces cuando una presencia mayo que la de los marines con la que estaba luchando apareció detrás de mí con un instinto asesino mucho mayor que el de aquellos simples reclutas. Debía de ser sin duda el otro Teniente Comandante, el otro porque pude fijarme que Ryuu se encontraba enfrentándose a su compañero que ostentaba el mismo rango.
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El Teniente Comandante era un hombre muy alto, de similar estatura al oficial al que había derrotado anteriormente, pero a diferencia de este era muy delgado y de piernas y brazos muy largos. Una piel muy pálida, el pelo negro y lacio hasta los hombros y unos agudos ojos de un llamativo color verde le daban un aspecto cuanto menos curioso y que no pasaba precisamente desapercibido. No obstante pese a su delgadez y la aparente ausencia de músculo Ryuu ya había podido comprobar que su fuerza era digna de temer, así que cuando se lanzó nuevamente a por él no le pilló desprevenido.
El pirata, con movimientos sinuosos como los de un río pasando entre las montañas, esquivó uno, dos y hasta tres mazazos antes de ver el hueco para contraatacar con un veloz tajo lateral. Sin embargo el marine ejecutó una perfecta y rapidísima voltereta lateral en el momento justo, alejándose lo suficiente para evitar ser golpeado. Entonces fue Ryuu el que pasó al ataque. Kirisame brillaba, envuelta en la tenue armadura de su Haki, mientras silbaba en el aire una y otra vez. El larguirucho, no obstante, se cimbreaba como si de un junco se tratase con una gracilidad que parecía imposible. Casi parecía que viese venir sus ataques antes de que sucedieran... Tenía que estar utilizando aquella misma capacidad que él poseía. Para colmo las poquísimas veces que no le dio tiempo a esquivar las acometidas del samurái utilizó su maza para bloquearlos, recubriéndola también de Haki para ello.
El joven decidió cambiar de estrategia, alejándose tras cada ataque y tratando de aprovechar su gran velocidad para golpear con más fuerza. Tras varios intentos infructuosos se detuvo un instante, concentrándose en el suelo bajo los pies del Teniente Comandante Khlumm. Un momento después un poderoso chorro de vapor de agua a presión emergió de este y ascendió varios metros. Sin embargo el marine no se hallaba ya allí, sino que estaba prácticamente ante el semigyojin con la maza en alto, dispuesto a golpearle con fuerza. El muchacho movió su espada hacia su izquierda para interponerla entre la maza y su cuerpo, pero en ese momento el oficial detuvo su arma y en lugar de eso descargó un feroz puñetazo sobre su costado desprotegido.
Cogido por sorpresa ante la finta del militar, el espadachín recibió el golpe de lleno. El puño de Khlumm, imbuido en la fina capa semiinvisible de su Haki, impactó en su costado izquierdo. Pese a utilizar también Haki en su defensa pudo escuchar un sonido que dejaba a las claras que alguna de sus costillas se había roto, posiblemente más de una.
El poder del ataque le había desplazado varios metros, pero pese a ello se mantenía en pie. No iba a conceder a aquel engreído oficial el placer de derribarle. Aquella batalla estaba poniendo a prueba de una forma muy intensa sus capacidades, y había llegado el momento. Debía demostrar que estaba preparado para sobrevivir en el Grand Line.
El pirata, con movimientos sinuosos como los de un río pasando entre las montañas, esquivó uno, dos y hasta tres mazazos antes de ver el hueco para contraatacar con un veloz tajo lateral. Sin embargo el marine ejecutó una perfecta y rapidísima voltereta lateral en el momento justo, alejándose lo suficiente para evitar ser golpeado. Entonces fue Ryuu el que pasó al ataque. Kirisame brillaba, envuelta en la tenue armadura de su Haki, mientras silbaba en el aire una y otra vez. El larguirucho, no obstante, se cimbreaba como si de un junco se tratase con una gracilidad que parecía imposible. Casi parecía que viese venir sus ataques antes de que sucedieran... Tenía que estar utilizando aquella misma capacidad que él poseía. Para colmo las poquísimas veces que no le dio tiempo a esquivar las acometidas del samurái utilizó su maza para bloquearlos, recubriéndola también de Haki para ello.
El joven decidió cambiar de estrategia, alejándose tras cada ataque y tratando de aprovechar su gran velocidad para golpear con más fuerza. Tras varios intentos infructuosos se detuvo un instante, concentrándose en el suelo bajo los pies del Teniente Comandante Khlumm. Un momento después un poderoso chorro de vapor de agua a presión emergió de este y ascendió varios metros. Sin embargo el marine no se hallaba ya allí, sino que estaba prácticamente ante el semigyojin con la maza en alto, dispuesto a golpearle con fuerza. El muchacho movió su espada hacia su izquierda para interponerla entre la maza y su cuerpo, pero en ese momento el oficial detuvo su arma y en lugar de eso descargó un feroz puñetazo sobre su costado desprotegido.
Cogido por sorpresa ante la finta del militar, el espadachín recibió el golpe de lleno. El puño de Khlumm, imbuido en la fina capa semiinvisible de su Haki, impactó en su costado izquierdo. Pese a utilizar también Haki en su defensa pudo escuchar un sonido que dejaba a las claras que alguna de sus costillas se había roto, posiblemente más de una.
El poder del ataque le había desplazado varios metros, pero pese a ello se mantenía en pie. No iba a conceder a aquel engreído oficial el placer de derribarle. Aquella batalla estaba poniendo a prueba de una forma muy intensa sus capacidades, y había llegado el momento. Debía demostrar que estaba preparado para sobrevivir en el Grand Line.
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Aquella energía había inundado de fuerza mi cuerpo, pero necesitaba más que eso para acabar con mi próximo rival. Se trataba del otro Teniente comandante que había venido a atraparnos. Al echar un ojo a Ryuu este ya se encontraba pelando con el otro. Así que me tocaba encargarme de este a mí. Media poco más de dos metros y estaba realmente fornido. Tenía el pelo y los ojos castaños y portaba dos enormes espadas con él. Además su cara era de pocos amigos. Aproveche que aquella energía aun circulaba por mi cuerpo y me lancé contra él.
Paró mi ataque con cierta facilidad, de tal modo que parecía que me estaba esperando. Mi haki de observación no era suficiente para hacerle frente y tampoco podía abusar de mi haki de armadura. Aquello se tornaba realmente complicado y no me quedaban muchas opciones. Di unos pasos atrás y usé mi invisibilidad, esperando así poder pillarlo por sorpresa. Salte y me moví rápidamente por aquella playa buscando una apertura para acabar con él.
Cualquier intento que hacia ese hombre se ponía en defensa para recibirlo. Tenía que acabar rápido con él no podía entretenerme mucho. La invisibilidad en combate no duraba mucho. Cargué mis garras con mi electro y mi fuego. Me lancé de nuevo contra él y volvió a parar el golpe con sus espadas. Pero esta vez era diferente, hice circular mi electro a través de las espadas y expandí mi fuego hasta aquel tipo. El fuego y la electricidad hicieron mella en él. Aun así cuando fui a separarme de él, me lanzó una patada al costado. Aquello me cortó la respiración por un momento, sacándome de la invisibilidad.
Paré un segundo y me alejé para respirar y comprobar si tenía algo roto. Por suerte no había roto ninguna costilla, aun así el dolor era intenso. Estaba claro que así no podía seguir luchando. Necesitaba ser más rápido y la única manera era utilizar mi forma completa. Tomé algo de distancia y empecé a transformarme.
Paró mi ataque con cierta facilidad, de tal modo que parecía que me estaba esperando. Mi haki de observación no era suficiente para hacerle frente y tampoco podía abusar de mi haki de armadura. Aquello se tornaba realmente complicado y no me quedaban muchas opciones. Di unos pasos atrás y usé mi invisibilidad, esperando así poder pillarlo por sorpresa. Salte y me moví rápidamente por aquella playa buscando una apertura para acabar con él.
Cualquier intento que hacia ese hombre se ponía en defensa para recibirlo. Tenía que acabar rápido con él no podía entretenerme mucho. La invisibilidad en combate no duraba mucho. Cargué mis garras con mi electro y mi fuego. Me lancé de nuevo contra él y volvió a parar el golpe con sus espadas. Pero esta vez era diferente, hice circular mi electro a través de las espadas y expandí mi fuego hasta aquel tipo. El fuego y la electricidad hicieron mella en él. Aun así cuando fui a separarme de él, me lanzó una patada al costado. Aquello me cortó la respiración por un momento, sacándome de la invisibilidad.
Paré un segundo y me alejé para respirar y comprobar si tenía algo roto. Por suerte no había roto ninguna costilla, aun así el dolor era intenso. Estaba claro que así no podía seguir luchando. Necesitaba ser más rápido y la única manera era utilizar mi forma completa. Tomé algo de distancia y empecé a transformarme.
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El Teniente Comandante era duro de pelar, y Ryuu, decidido a vencerle, se lanzó a por él. Continuaron intercambiando golpes, uno tras otro, sin que diese la sensación de que ninguno tomaba ventaja sobre el otro. Maza y katana chocaban una y otra vez, ambas envueltas en la sutil pero dura capa que el Haki, casi imperceptiblemente, formaba a su alrededor. Múltiples gotas de sudor surcaban el rostro del samurái, cayendo desde su pelo. El cansancio hacía ya mella en él, pero no podía rendirse. No si pretendía seguir siendo un hombre libre.
Sacando fuerzas de donde no las tenía, el semigyojin intensificó aún más su presión sobre el militar, aumentando el ritmo de sus golpes. Su habilidad con su arma le permitía adquirir aquella velocidad sin perder pulcritud en sus movimientos ni precisión en sus golpes, y estaba dedicando todo su esfuerzo a atacar de la forma más letal posible cuantas más veces mejor. No obstante su enemigo también fue capaz de adaptarse a ese cambio de intensidad, teniendo tiempo no solo de bloquear sus golpes sino de lanzar algún contraataque.
Tenía que conseguir, de alguna manera, abrir un hueco en su defensa. No podía dejar que aquel tipo le venciese, no si quería llegar a ser algún día el mejor espadachín del mundo. Tenía que demostrar que en su interior guardaba el valor y la fuerza necesarios para lograrlo. Con un desgarrador grito que pudo escucharse en prácticamente todo el bosque, puso todo su coraje, toda su voluntad en su siguiente golpe, un tajo horizontal que chocó contra la gran maza del oficial Khlumm y, para sorpresa del propio Ryuu,la cortó porla mitad.
Llevado casi por la inercia, el espadachín completó su movimiento con un giro de su arma y un nuevo tajo que abrió una considerable herida en el abdomen del Teniente Comandante. Este cayó de rodillas al suelo. No daba la sensación de que fuera a ser un golpe mortal si recibía atención médica, pero era una fea herida que, con seguridad, no le permitiría seguir luchando.
El pirata miró entonces a su alrededor. Si Moja aún no había acabado de enfrentarse al otro Teniente Comandante intentaría acudir en su ayuda, siendo frenado por varios reclutas de los que tendría que deshacerse. Cuando su amigo obtuviese la victoria intentaría abrirse paso hacia la costa, hacia su pequeño barco, para abandonar aquella isla. No podían arriesgarse a que llegaran refuerzos.
Sacando fuerzas de donde no las tenía, el semigyojin intensificó aún más su presión sobre el militar, aumentando el ritmo de sus golpes. Su habilidad con su arma le permitía adquirir aquella velocidad sin perder pulcritud en sus movimientos ni precisión en sus golpes, y estaba dedicando todo su esfuerzo a atacar de la forma más letal posible cuantas más veces mejor. No obstante su enemigo también fue capaz de adaptarse a ese cambio de intensidad, teniendo tiempo no solo de bloquear sus golpes sino de lanzar algún contraataque.
Tenía que conseguir, de alguna manera, abrir un hueco en su defensa. No podía dejar que aquel tipo le venciese, no si quería llegar a ser algún día el mejor espadachín del mundo. Tenía que demostrar que en su interior guardaba el valor y la fuerza necesarios para lograrlo. Con un desgarrador grito que pudo escucharse en prácticamente todo el bosque, puso todo su coraje, toda su voluntad en su siguiente golpe, un tajo horizontal que chocó contra la gran maza del oficial Khlumm y, para sorpresa del propio Ryuu,la cortó porla mitad.
Llevado casi por la inercia, el espadachín completó su movimiento con un giro de su arma y un nuevo tajo que abrió una considerable herida en el abdomen del Teniente Comandante. Este cayó de rodillas al suelo. No daba la sensación de que fuera a ser un golpe mortal si recibía atención médica, pero era una fea herida que, con seguridad, no le permitiría seguir luchando.
El pirata miró entonces a su alrededor. Si Moja aún no había acabado de enfrentarse al otro Teniente Comandante intentaría acudir en su ayuda, siendo frenado por varios reclutas de los que tendría que deshacerse. Cuando su amigo obtuviese la victoria intentaría abrirse paso hacia la costa, hacia su pequeño barco, para abandonar aquella isla. No podían arriesgarse a que llegaran refuerzos.
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-Kyubi no kitsune forma completa- fueron mis palabras.
Tras eso, adopte mi majestuosa forma completa. Poniéndome a cuatro patas y alcanzando los tres metros de altura. Mis cinco colas se alargaron mucho más, convirtiéndose en auténticos látigos. Envolví en llamas mis patas y colas, de modo que mis ataques pudieran infligir más daño. Empecé a correr alrededor del marine dejando una pequeña estela de fuego tras de mí. Y así creé un pequeño círculo de fuego del que sería difícil salir.
El Teniente comandante me miró con cara de pocos amigos. Acto seguido se lanzó tras de mi con sus enormes espadas. Tras unos intercambios de golpes, nos paramos en aquel círculo de fuego y volvimos a cruzar miradas. Aquello estaba siendo más intenso de lo que esperaba. Tras las llamas pude observar que Ryuu estaba a punto de acabar con su contrincante. No podía ser menos y tenía que acabar ya con él.
Cree una bola de fuego con mi boca y reuní todo el electro que me quedaba en ella. La lancé contra aquel tipo y utilicé mi haki de observación, intentando adivinar hacia qué lado la esquivaría. Este la esquivó hacia la derecha y usé mi velocidad para rápidamente acercarme a el de un mordisco atraparlo. Intentó resistirse y detuvo mi mordisco antes de que acabara con él. No podía aguantar mucho tiempo así, lo lancé al aire e imbuí dos de mis colas en haki de armadura. Acto seguido las clavé en el marine, dejándolo así completamente ko.
Una vez acabé con él comprobé que Ryuu había hecho lo mismo con el suyo y para alegría mía así había sido. Este se marchó hacia su bote y por suerte para mí, Clark volvía con el galeón, justo a tiempo para recogerme y salir pitando de aquella isla. Ya había tenido suficiente lucha por ese día.
Tras eso, adopte mi majestuosa forma completa. Poniéndome a cuatro patas y alcanzando los tres metros de altura. Mis cinco colas se alargaron mucho más, convirtiéndose en auténticos látigos. Envolví en llamas mis patas y colas, de modo que mis ataques pudieran infligir más daño. Empecé a correr alrededor del marine dejando una pequeña estela de fuego tras de mí. Y así creé un pequeño círculo de fuego del que sería difícil salir.
El Teniente comandante me miró con cara de pocos amigos. Acto seguido se lanzó tras de mi con sus enormes espadas. Tras unos intercambios de golpes, nos paramos en aquel círculo de fuego y volvimos a cruzar miradas. Aquello estaba siendo más intenso de lo que esperaba. Tras las llamas pude observar que Ryuu estaba a punto de acabar con su contrincante. No podía ser menos y tenía que acabar ya con él.
Cree una bola de fuego con mi boca y reuní todo el electro que me quedaba en ella. La lancé contra aquel tipo y utilicé mi haki de observación, intentando adivinar hacia qué lado la esquivaría. Este la esquivó hacia la derecha y usé mi velocidad para rápidamente acercarme a el de un mordisco atraparlo. Intentó resistirse y detuvo mi mordisco antes de que acabara con él. No podía aguantar mucho tiempo así, lo lancé al aire e imbuí dos de mis colas en haki de armadura. Acto seguido las clavé en el marine, dejándolo así completamente ko.
Una vez acabé con él comprobé que Ryuu había hecho lo mismo con el suyo y para alegría mía así había sido. Este se marchó hacia su bote y por suerte para mí, Clark volvía con el galeón, justo a tiempo para recogerme y salir pitando de aquella isla. Ya había tenido suficiente lucha por ese día.
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