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Un nuevo cartel había llegado a sus manos, un nuevo criminal del que debía encargarse, pero en aquella ocasión no lo haría sola. Había sido contratada por el gobierno mundial para acompañar a una de sus agentes, no le importaba demasiado quien fuera, el rango que tuviera o lo que ella quisiera respecto al tipo al que buscaban. Ella quería dinero y meter a otro imbécil entre rejas, tampoco es que fuera por que buscase justicia o algo parecido. Los límites del bien y del mal Ash los tenía bastante confusos, en ocasiones no le costaba demasiado cruzar a un lado o al otro dependiendo de lo que más le convenía.
Y allí estaba, en un antro de Dark Dome esperando a su contacto. Esperando que aquella mujer apareciera para poder ir en busca de aquel cabrón, de aquel desgraciado que valía cuarenta millones de berries. Solo pensar en lo que valía la hacía sonreír, pero él no era el único que tenía precio dentro de su banda. Si conseguía llevarse por delante a su segunda al mando o al tercero también tendría un poco más con lo que llenar sus bolsillos. Llevo el vaso de licor a sus labios bebiendo de un solo trago lo poco que quedaba en el y sacando un cigarro del bolsillo.
Llevaba la chaqueta remangada, abierta, se veía su camisa blanca ajustada y la corbata roja. El sombrero reposaba tranquilamente sobre la mesa y tras encender el cigarro y dar una calada profunda llevo sus manos a su cabello para peinar sus hebras albinas dejando salir el humo de sus labios. Un suspiro tenue salió de su boca, no le gustaba que la hicieran esperar, joder como odiaba esperar. Si seguía tardando tanto iba a terminar por levantarse e irse por su cuenta a encontrar a ese cabronazo, no tenía tiempo que perder y estaba comenzando a cansarse de hacerlo. Su temperamento era cada vez mas conocido entre los cazadores y sus aliados, aquella maldita zorra tenía un humor de perros y era mejor no despertar al demonio que lleva dentro.
Y allí estaba, en un antro de Dark Dome esperando a su contacto. Esperando que aquella mujer apareciera para poder ir en busca de aquel cabrón, de aquel desgraciado que valía cuarenta millones de berries. Solo pensar en lo que valía la hacía sonreír, pero él no era el único que tenía precio dentro de su banda. Si conseguía llevarse por delante a su segunda al mando o al tercero también tendría un poco más con lo que llenar sus bolsillos. Llevo el vaso de licor a sus labios bebiendo de un solo trago lo poco que quedaba en el y sacando un cigarro del bolsillo.
Llevaba la chaqueta remangada, abierta, se veía su camisa blanca ajustada y la corbata roja. El sombrero reposaba tranquilamente sobre la mesa y tras encender el cigarro y dar una calada profunda llevo sus manos a su cabello para peinar sus hebras albinas dejando salir el humo de sus labios. Un suspiro tenue salió de su boca, no le gustaba que la hicieran esperar, joder como odiaba esperar. Si seguía tardando tanto iba a terminar por levantarse e irse por su cuenta a encontrar a ese cabronazo, no tenía tiempo que perder y estaba comenzando a cansarse de hacerlo. Su temperamento era cada vez mas conocido entre los cazadores y sus aliados, aquella maldita zorra tenía un humor de perros y era mejor no despertar al demonio que lleva dentro.
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Me había vuelto a quedar dormida. Miré el despertador y sus siete alarmas, todas pospuestas. Me llevé las manos a la cara algo agobiada y acto seguido me levanté bostezando; me sentía aturdida por haber dormido varias horas de más. Si bien podía recordar antes de quedarme dormida ayer con mi botella de vino era que tenía que presentarme ante otra agente del cipher pool. Observé el cartel de "Se Busca" que tenía clavado en la pared con una daga y lo escupí. No había algo que me diese más asco que una persona que no siguiese las reglas estipuladas por la sociedad. Me dirigí hacia la cocina y me preparé la tostada con algo de calma; si quería tener buenas energías para pegarle una buena paliza a un criminal no me podían faltar buenos hidratos rulando por mi organismo. Mientras le pegaba un buen bocado a la tostada con crema de cacahuete, me preparé un café mientras miraba de reojo el reloj. Si mis cálculos iban bien, sólo tardaría un poco más de media hora en llegar.
Tras un buen desayuno, o vamos, lo que pudiese llamarse a comer a las once de la mañana, me dirigí hacia el armario. Tenía ahí doblado mi uniforme: un conjunto de una camisa bien planchada, junto con una americana negra y unos shorts del mismo color. Me desvestí y empecé a cambiarme, viendo que no dejase ni una sola arruga en el conjunto. Si veía alguna cogía la plancha, la encendía y la pasaba ligeramente para quitarla. Una buena agente tenía que ir siempre impoluta, y yo tenía que dar el ejemplo. Una vez ya estuve lista me peiné para dejarme el pelo perfectamente liso; decidí que lo llevaría suelto para aquella ocasión. No había nada más bonito que quitarse la sangre de un piltrafilla de mi cabellera, me hacía sentirme poderosa. Tras acabar de acicalarme, me miré al espejo y solté un pequeño beso hacia mí misma.
-Hoy estás que te sales, querida. - Me dije a mí misma.
Cogí las llaves de casa y me fijé en si me había dejado algo abierto. Una vez lo hice, me dirigí hacia fuera y cerré bien con llave. La última vez que me había olvidado de echar la cerradura me habían quemado todo el pisito. Bajé por la escalera con calma y miré hacia la acera de enfrente, donde parecía esperar la sujeto. Se presentó delante de ella y se ofreció a darle dos besos; tras examinarla de arriba para abajo se había quedado impresionada de ver una buena vaquera. Se fijó en el pelo mientras sonreía pícaramente, las de pelo blanco eran sus favoritas.
-Disculpa por el retraso, Sra. Vaquera sexy. Soy Rayne y parece ser que los de arriba nos han emparejado para esto. - Me presenté mientras seguía mirándola.
Tras un buen desayuno, o vamos, lo que pudiese llamarse a comer a las once de la mañana, me dirigí hacia el armario. Tenía ahí doblado mi uniforme: un conjunto de una camisa bien planchada, junto con una americana negra y unos shorts del mismo color. Me desvestí y empecé a cambiarme, viendo que no dejase ni una sola arruga en el conjunto. Si veía alguna cogía la plancha, la encendía y la pasaba ligeramente para quitarla. Una buena agente tenía que ir siempre impoluta, y yo tenía que dar el ejemplo. Una vez ya estuve lista me peiné para dejarme el pelo perfectamente liso; decidí que lo llevaría suelto para aquella ocasión. No había nada más bonito que quitarse la sangre de un piltrafilla de mi cabellera, me hacía sentirme poderosa. Tras acabar de acicalarme, me miré al espejo y solté un pequeño beso hacia mí misma.
-Hoy estás que te sales, querida. - Me dije a mí misma.
Cogí las llaves de casa y me fijé en si me había dejado algo abierto. Una vez lo hice, me dirigí hacia fuera y cerré bien con llave. La última vez que me había olvidado de echar la cerradura me habían quemado todo el pisito. Bajé por la escalera con calma y miré hacia la acera de enfrente, donde parecía esperar la sujeto. Se presentó delante de ella y se ofreció a darle dos besos; tras examinarla de arriba para abajo se había quedado impresionada de ver una buena vaquera. Se fijó en el pelo mientras sonreía pícaramente, las de pelo blanco eran sus favoritas.
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Si fuera físicamente posible para ella, ahora mismo estaría echando humo por las orejas. Pero no hacía falta que eso ocurriera para que se notase el cabreo que tenía la vaquera encima. Negó en el momento en que intento acercarse a ella para darle dos besos. El contacto físico cuando estaba enfadada no era algo que le interesase demasiado. Bufo mientras intentaba tranquilizarse para no soltarle una borderia que le diera la vuelta a la cabeza. — Ash y odio que me hagan esperar — se estiro mientras se ponía el sombrero de nuevo en si sitio y luego murmuraba unas cuantas maldiciones para si misma.
— Vamos, tenemos una rata que cazar y poco tiempo que perder — no le gustaba perder el tiempo y menos cuando dependía de capturar a ese cabrón el embolsarse unos millones. Se levantó de la silla y pago lo que había tomado y el paquete nuevo de tabaco antes de ir hacia la puerta. Una vez fuera se encendió el cigarro y miro a la chiquilla a su lado mientras dejaba salir el humo — ¿tienes idea de donde pueda estar? se supone que tu tendrías al información inicial — a ella no le habían dicho mucho, tan solo que debía acompañarla y asegurase de que capturaban al objetivo. No sabía si es que no se fiaban de la CP para capturar al objetivo, pero viendo lo visto a lo mejor era lo más acertado.
Después de esperar la respuesta pensaría en el mejor movimiento para atraparle. Al parecer aquel hombre era un pequeño capo de los bajos fondos de la isla. Tenía algunos negocios clandestinos con juegos de cartas ilegales, basicamente unos cuantos antros donde delincuentes iban a jugar y a pelar a los buenos samaritanos de la isla. Entonces Ash tuvo una idea — ¿que tal se te da jugar a las cartas? — ella era la reina del poker, desde que era una niña había ganado una fama considerable y la habían vetado de unos cuantos lugares por hacer trampas, pero nadie tendría por que conocerla en auqella isla.
Si la chica no sabía hacerlo tomaría ella el papel de jugadora, pero la idea es que ella que parecía mas señoritinga se hiciera pasar por la típica niña rica que esta de turista y quiere jugar un rato, ella sería su guardaespaldas y en vez de perder, deberían ganar. Eso llamaría la atención de cualquiera y entonces, solo tendrían que tirar del hilo para encontrar al pez gordo en aquella pecera de corrupción.
— Vamos, tenemos una rata que cazar y poco tiempo que perder — no le gustaba perder el tiempo y menos cuando dependía de capturar a ese cabrón el embolsarse unos millones. Se levantó de la silla y pago lo que había tomado y el paquete nuevo de tabaco antes de ir hacia la puerta. Una vez fuera se encendió el cigarro y miro a la chiquilla a su lado mientras dejaba salir el humo — ¿tienes idea de donde pueda estar? se supone que tu tendrías al información inicial — a ella no le habían dicho mucho, tan solo que debía acompañarla y asegurase de que capturaban al objetivo. No sabía si es que no se fiaban de la CP para capturar al objetivo, pero viendo lo visto a lo mejor era lo más acertado.
Después de esperar la respuesta pensaría en el mejor movimiento para atraparle. Al parecer aquel hombre era un pequeño capo de los bajos fondos de la isla. Tenía algunos negocios clandestinos con juegos de cartas ilegales, basicamente unos cuantos antros donde delincuentes iban a jugar y a pelar a los buenos samaritanos de la isla. Entonces Ash tuvo una idea — ¿que tal se te da jugar a las cartas? — ella era la reina del poker, desde que era una niña había ganado una fama considerable y la habían vetado de unos cuantos lugares por hacer trampas, pero nadie tendría por que conocerla en auqella isla.
Si la chica no sabía hacerlo tomaría ella el papel de jugadora, pero la idea es que ella que parecía mas señoritinga se hiciera pasar por la típica niña rica que esta de turista y quiere jugar un rato, ella sería su guardaespaldas y en vez de perder, deberían ganar. Eso llamaría la atención de cualquiera y entonces, solo tendrían que tirar del hilo para encontrar al pez gordo en aquella pecera de corrupción.
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Vaya, el cabreo de la vaquera parecía trascender. Levanté las manos y simulé un zarpazo en el aire, soltándole una pequeña puya sobre lo que me parecía que era ahora: una gatita enfadada. Me senté junto a ella y saqué otro paquete de tabaco a la par, encendiéndome un cigarro y escuchando todo lo que me tenía que decir. Me había propuesto un plan de lo más interesante; no tendríamos que ir a pegarle por ahora, si no a ganarle al póker. Solté un pequeño resoplo mientras sonreía y asentí con la cabeza. La verdad es que no me tendría que ensuciar las manos si todo iba como ella quería. Por suerte me habían puesto una chica que a parte de sexy, también parecía medianamente inteligente. Silbé para llamar la atención de quien me estaba ofreciendo una bebida y le indiqué que esperase un momento.
-Disculpa, cariño, pero sé hacer todo lo que me pidas. - Presumí mientras movía un dedo al camarero, ordenándole que me trajera una baraja de póker.
Una vez nos trajeron la baraja, coloqué las cartas en la mesa y le enseñé varios trucos, desde cómo podía sacar ases de las mangas o, simplemente, mi fantástica cara de póker. Gracias a años de trabajo y esfuerzo era capaz de infiltrarme en casi cualquier entorno, así que le pedí que me esperase un momento y subí a casa a cambiarme. Si iba de la forma que iba, me pillarían muy rápido. Así que rebusqué una vez más en el armario tras abrir la puerta y entrar, para sacar un conjunto que iría a la par de la vaquera. Me cambié y me acomodé un sombrero de vaquero que había ganado anteriormente en una apuesta. Me lo até al cuello y me pinté los labios con carmín pero sin aplicar sombra en mis ojos, iría algo arreglada pero no demasiado. Si iba vestida de esta forma colaría más que sería una rica excéntrica con una guardaespaldas vistiendo a mi estilo.
Volví a cerrar mi casa y bajé por las escaleras una vez más, esta vez no había tardado tanto como antes. Me coloqué al lado de mi compañera y di una pequeña vuelta con un "tadá~" presumiendo de lo coqueta que iba. Entonces me puse detrás de ella y le indiqué que dirigiese la marcha, ya que parecía saber más que yo sobre dónde estaría el capo.
-Disculpa, cariño, pero sé hacer todo lo que me pidas. - Presumí mientras movía un dedo al camarero, ordenándole que me trajera una baraja de póker.
Una vez nos trajeron la baraja, coloqué las cartas en la mesa y le enseñé varios trucos, desde cómo podía sacar ases de las mangas o, simplemente, mi fantástica cara de póker. Gracias a años de trabajo y esfuerzo era capaz de infiltrarme en casi cualquier entorno, así que le pedí que me esperase un momento y subí a casa a cambiarme. Si iba de la forma que iba, me pillarían muy rápido. Así que rebusqué una vez más en el armario tras abrir la puerta y entrar, para sacar un conjunto que iría a la par de la vaquera. Me cambié y me acomodé un sombrero de vaquero que había ganado anteriormente en una apuesta. Me lo até al cuello y me pinté los labios con carmín pero sin aplicar sombra en mis ojos, iría algo arreglada pero no demasiado. Si iba vestida de esta forma colaría más que sería una rica excéntrica con una guardaespaldas vistiendo a mi estilo.
Volví a cerrar mi casa y bajé por las escaleras una vez más, esta vez no había tardado tanto como antes. Me coloqué al lado de mi compañera y di una pequeña vuelta con un "tadá~" presumiendo de lo coqueta que iba. Entonces me puse detrás de ella y le indiqué que dirigiese la marcha, ya que parecía saber más que yo sobre dónde estaría el capo.
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Genial, le había tocado una pija estúpida que parecía que no entendía que no era buena idea que siguiera cabreando a la vaquera. Pero por el momento iba a aguantar las ganas de pegarle cuatro gritos o peor aún, pegarle un tiro en la cabeza para poder terminar la dichosa misión y llevarse el dinero que valía la cabeza de aquel tipo. No tenía ganas de fallar aquel juego solo por las impertinencias de esa chiquilla. Respiro hondo mientras ella desaparecía nuevamente del lugar, no sabía donde demonios iba pero al menos ese lapso de tiempo la ayudaría a calmar las ganas de estrangularla cuando volviera.
Una vez que estuvo lista y que le había demostrado que sabía usar unos cuantos trucos con las cartas suspiro y asintió. — No veo la necesidad de vestirte así, más que una señoritinga pareces una estriper, pero si te hace ilusión adelante — después encamino la marcha hasta uno de los locales de aquel tipo. No sabía si estaría o no allí, pero estuviera o no si conseguían ganar él vendría a ellas. Por eso era un plan bastante bueno, al menos bajo su punto de vista, por que si comenzaba a arruinar a la casa, llamarían al jefe y este vendría a caer en la boca del lobo. No había nada mejor que los ratoncitos cayendo solos en la trampa.
— Bien, la idea es que solo tú hables, yo como mucho te susurrare cosas al oído, soy tu guardaespaldas y tu tienes que actuar como una niña rica caprichosa y un poco...como decirlo....¿tontita?— no estaba del todo segura de como explicar esa parte. Pero básicamente tenía que comportarse como si fuera la hija de un noble que tenía la fortuna de papa para gastar en tonterías y que quería probar suerte jugando en un tugurio a las cartas por que un amigo le hablo de aquel local y le dijo que era fantástico. Entonces ahora iba ella por delante hasta llegar a la puerta del local mientras que la vaquera se quedaba allí detrás de la chiquilla con la pose que debería tener cualquier guardaespaldas.
Uno de los porteros se cruzo delante de las dos y las miro de arriba abajo. Al ver que eran dos señoritas de buen ver se aparto para dejarlas pasar, después de todo, no podían hacer mucho mal allí dentro. Esperaba que la chiquilla pudiera seguir el plan que había trazado, al menos sería una forma rápida de hacerlo, divertida tal vez y conseguirían no mancharse las manos demasiado si todo salía tal y como se lo había imaginado, aunque claro, siempre estaba lista por si terminaban cayendo en el pequeño margen de error que existía en todos y cada uno de los planes que uno pudiera pensar.
Una vez que estuvo lista y que le había demostrado que sabía usar unos cuantos trucos con las cartas suspiro y asintió. — No veo la necesidad de vestirte así, más que una señoritinga pareces una estriper, pero si te hace ilusión adelante — después encamino la marcha hasta uno de los locales de aquel tipo. No sabía si estaría o no allí, pero estuviera o no si conseguían ganar él vendría a ellas. Por eso era un plan bastante bueno, al menos bajo su punto de vista, por que si comenzaba a arruinar a la casa, llamarían al jefe y este vendría a caer en la boca del lobo. No había nada mejor que los ratoncitos cayendo solos en la trampa.
— Bien, la idea es que solo tú hables, yo como mucho te susurrare cosas al oído, soy tu guardaespaldas y tu tienes que actuar como una niña rica caprichosa y un poco...como decirlo....¿tontita?— no estaba del todo segura de como explicar esa parte. Pero básicamente tenía que comportarse como si fuera la hija de un noble que tenía la fortuna de papa para gastar en tonterías y que quería probar suerte jugando en un tugurio a las cartas por que un amigo le hablo de aquel local y le dijo que era fantástico. Entonces ahora iba ella por delante hasta llegar a la puerta del local mientras que la vaquera se quedaba allí detrás de la chiquilla con la pose que debería tener cualquier guardaespaldas.
Uno de los porteros se cruzo delante de las dos y las miro de arriba abajo. Al ver que eran dos señoritas de buen ver se aparto para dejarlas pasar, después de todo, no podían hacer mucho mal allí dentro. Esperaba que la chiquilla pudiera seguir el plan que había trazado, al menos sería una forma rápida de hacerlo, divertida tal vez y conseguirían no mancharse las manos demasiado si todo salía tal y como se lo había imaginado, aunque claro, siempre estaba lista por si terminaban cayendo en el pequeño margen de error que existía en todos y cada uno de los planes que uno pudiera pensar.
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Parecía que, hiciese lo que hiciese, su cabreo sólo iba en aumento. Las personas como ella debían de ser tratadas con más delicadeza; o por lo menos cambiaría un poco mi actitud al ver cómo su cabreo iba en aumento. Ignoré su reacción al verme vestida de una forma parecida a ella y simplemente contesté con un suspiro pesado. Me aclaró después, como si recientemente no me hubiese insultado, que me dejaría hablar a mí. Sí, quizás era mejor así. Porque con una mecha tan corta, aunque fuese inteligente y sexy podría irse el plan a la mierda. Una vez llegamos nos dieron paso como si no importásemos en nada; sabía de sobras que en lugares así, a nosotras nos pasaban gratis porque ellos creían que éramos el producto. Aquella actitud me repugnaba y les demostraría qué pasaría si menosprecias a una loca de la justicia y una vaquera enfadada. Nos dieron paso a una de las mesas, la cual acepté gustosa. Mi compañera parecía hacer su papel bien; se mantenía callada y vigilante. Cogí aire y decidí hacer algo que esperaba que no me recordase Ash de esa forma.
-¡Soy muy buena en el póker y tengo mucha pasta! - Grité. Al momento la gente pareció centrarse en mí y empezaron a venir. -¿Vosotros os gusta jugar? ¡A mí me encanta! Sobretodo ganar con la suerte que tengo. Puedo sacar dobles parejas y ganar siempre, soy una bendecida del juego, jiji. - Acabé explicando mientras intentaba soltar la risa más pija que podía.
La gente empezó a sentarse en la mesa y golpear para que el hombre que representaba a la casa pasase cartas. Había mentido a propósito haciéndome la tonta sobre las dobles parejas; lo había dicho de tal forma que parecía una estúpida que no entendía nada sobre el juego. Muy a mi ventaja, tenía una copia exacta de la baraja que se estaba jugando, ya que sólo había un tipo de esta en Dark Dome. Me dejé perder un par de veces enseñando parejas o ases que no tenían ninguna posibilidad de ganar. Me reía nerviosamente a propósito cuando elevaba gran parte de mis fichas, enseñando que no sabía ni disimular que tenía buenas cartas. El juego siguió, hasta que todos apostaron su máximo. Fingí estornudar de forma muy convincente y saqué con un rápido juego de manos una escalera real de color que tenía preparada. Después, tras mi propio retroceso del estornudo, golpeé la mesa con las rodillas y, mientras todo se movía y la gente se preguntaba qué mierda estaba pasando aproveché para cambiar las cartas. Gané a todos de una sola tirada y abracé la montaña de fichas tirándolas hacia mí. Me reí por lo bajo mientras miraba de reojo a mi compañera y la gente empezó a quejarse. El barullo fue tal, entre quien representaba a la casa y los jugadores que tuvieron que llamar al jefe.
-¡Soy muy buena en el póker y tengo mucha pasta! - Grité. Al momento la gente pareció centrarse en mí y empezaron a venir. -¿Vosotros os gusta jugar? ¡A mí me encanta! Sobretodo ganar con la suerte que tengo. Puedo sacar dobles parejas y ganar siempre, soy una bendecida del juego, jiji. - Acabé explicando mientras intentaba soltar la risa más pija que podía.
La gente empezó a sentarse en la mesa y golpear para que el hombre que representaba a la casa pasase cartas. Había mentido a propósito haciéndome la tonta sobre las dobles parejas; lo había dicho de tal forma que parecía una estúpida que no entendía nada sobre el juego. Muy a mi ventaja, tenía una copia exacta de la baraja que se estaba jugando, ya que sólo había un tipo de esta en Dark Dome. Me dejé perder un par de veces enseñando parejas o ases que no tenían ninguna posibilidad de ganar. Me reía nerviosamente a propósito cuando elevaba gran parte de mis fichas, enseñando que no sabía ni disimular que tenía buenas cartas. El juego siguió, hasta que todos apostaron su máximo. Fingí estornudar de forma muy convincente y saqué con un rápido juego de manos una escalera real de color que tenía preparada. Después, tras mi propio retroceso del estornudo, golpeé la mesa con las rodillas y, mientras todo se movía y la gente se preguntaba qué mierda estaba pasando aproveché para cambiar las cartas. Gané a todos de una sola tirada y abracé la montaña de fichas tirándolas hacia mí. Me reí por lo bajo mientras miraba de reojo a mi compañera y la gente empezó a quejarse. El barullo fue tal, entre quien representaba a la casa y los jugadores que tuvieron que llamar al jefe.
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Bueno, parecía que la chiquilla se había metido en el papel y estaba demostrando que podía actuar como le había indicado. Se sintió un poco mas tranquila mientras la veía jugar de aquella manera. Por su parte realizaba su papel a la perfección, quedándose en segundo plano pero firme y lista para defender a su "señorita" si alguno se pasaba de listo. Suspiro un poco mientras sus ojos barrían el lugar buscando algún movimiento extraño hasta que pudo ver a dos de ellos cuchichear y descolgar el teléfono. Perfecto pensó la albina, parece ser que era su día de suerte, aquella debía ser la señal de que el jefe estaba en camino.
Se acerco para susurrar en el oído de la joven como harían un buen guardaespaldas que quisiera advertirle de algo — parece que la presa esta en camino, buen trabajo Rayne — Ash era bastante dura y un poco cabrona, eso era algo que tenía claro, pero también sabía aceptar cuando alguien hacía un buen trabajo y por ahora la actuación de la niña estaba siendo impecable y gracias a eso estaban teniendo éxito. — Ahora por lo que más quieras sigue así y no la cagues — volvió a su posición dejándola a ella encargada del tema de las cartas mientras por su parte seguía atenta a todo movimiento esperando ver aparecer al jefe por la puerta.
No tardo demasiado en hacer su aparición, unos cuantos minutos, cinco o tal vez diez. Abrieron la puerta y dejaron pasar a un tipo barbudo, con un puro en la boca y una cicatriz en el ojo derecho. Con traje o lo que parecía ser un traje bastante caro y una corbatita bien ajustada. Cuanto disfrutaba Ashlyn de ahogarlos con sus propias corbatas, pero ese era otro tema. Por ahora tenían que continuar con su papel hasta que fueran llamadas al despacho del jefe. Ryan tenían que seguir ganando, tenía que dejar no solo pelados a los clientes si no a la banca, hacerle perder una buena cantidad de dinero y entonces, no tendrían más remedio que hacerlas llamar para saber que estaba ocurriendo exactamente, por que si algo odiaban los casinos y los bancos era perder dinero y ellos por muy clandestinos que fueran no iban a ser menos.
Se acerco para susurrar en el oído de la joven como harían un buen guardaespaldas que quisiera advertirle de algo — parece que la presa esta en camino, buen trabajo Rayne — Ash era bastante dura y un poco cabrona, eso era algo que tenía claro, pero también sabía aceptar cuando alguien hacía un buen trabajo y por ahora la actuación de la niña estaba siendo impecable y gracias a eso estaban teniendo éxito. — Ahora por lo que más quieras sigue así y no la cagues — volvió a su posición dejándola a ella encargada del tema de las cartas mientras por su parte seguía atenta a todo movimiento esperando ver aparecer al jefe por la puerta.
No tardo demasiado en hacer su aparición, unos cuantos minutos, cinco o tal vez diez. Abrieron la puerta y dejaron pasar a un tipo barbudo, con un puro en la boca y una cicatriz en el ojo derecho. Con traje o lo que parecía ser un traje bastante caro y una corbatita bien ajustada. Cuanto disfrutaba Ashlyn de ahogarlos con sus propias corbatas, pero ese era otro tema. Por ahora tenían que continuar con su papel hasta que fueran llamadas al despacho del jefe. Ryan tenían que seguir ganando, tenía que dejar no solo pelados a los clientes si no a la banca, hacerle perder una buena cantidad de dinero y entonces, no tendrían más remedio que hacerlas llamar para saber que estaba ocurriendo exactamente, por que si algo odiaban los casinos y los bancos era perder dinero y ellos por muy clandestinos que fueran no iban a ser menos.
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Por fin reconocía que hacía algo bien; aquello me alivió. No parecía tan enfadada como antes y estaba haciendo su rol tan bien que, incluso aunque se acercase a susurrarme, quedaba como si simplemente me estuviese avisando de algo. Yo seguía su susurro poniendo cara de tonta y después contesté con un "¡Umu~!". Todas las personas de alrededor, aunque estuvieran enfadadas, no podían decirles nada ni incriminarlas de algo raro. Como el póker acabó, dirigió su mirada a su alrededor para ver dónde iría después para pelar a la banca. Podía probar a ir hacia el blackjack; ahí podría usar el mantra para sentir cómo actuaría la casa una vez fuesen mezclando las cartas. Me dispuse a levantarme de la mesa pero salió quien parecía ser el jefe. Tenía una cicatriz en el ojo derecho; no parecía demasiado alentadora, es más, tenía indicios de ser con un cuchillo de sierra. Observé la barba, el traje y el puro para después encogerme de hombros. "¿Así de fácil va a ser? pensé mientras miraba de forma disimulada. Pero no lo iba a ser. No parecía venir hacia nosotras, así que tendríamos que seguir arruinándole.
-Nee nee, ¡vamos a seguir jugando! - Grité mientras le ordenaba a Ash que recogiese las fichas. No me sentía del todo bien tratarla así pero ella entendería que debía de hacerlo por la misión.
Me dirigí hacia la mesa de blackjack y me quedé mirando fijamente al hombre que repartía las cartas; golpeé la mesa y le reté a que me pasase. Un siete, después un seis. Tenía muchas posibilidades de no pasarme, pero noté algo en sus intenciones. No eran puras; sentía que iba a hacer algún tipo de trampa, así que decidí retirarme. No me equivoqué; tras sacar la última carta él, sacó un 21. Volví a golpear la mesa indicando que pasase más cartas y, tras varias rondas ayudándome del kenboshoku, logré desbancarlo también.
-¡¡¡Estás haciendo algo!!! - Gritó histérico mientras me daba las fichas.
-Sólo soy una chica con suerte. ~ Le respondí.
Me molestó algo que él dijese que yo estaba haciendo trampas. Tenía las cartas siempre mezcladas a su favor, y dirigiendo una pequeña mirada a la máquina que barajaba las cartas, me pude fijar en que tenia un pequeño cable que parecía tocado. Resoplé y volví a darle las fichas a Ash, pero mientras hacía el movimiento, un hombre trajeado de negro me agarró de la muñeca. Me señaló hacia las escaleras y pude ver que el jefe estaba subiendo por ahí. Miré de reojo a la peliblanca; esperaba que notase mis intenciones.
-Nee, vamos a subir por las escaleras. ~ - Exclamé mientras aún estaba agarrada del hombre y me levantaba.
-Nee nee, ¡vamos a seguir jugando! - Grité mientras le ordenaba a Ash que recogiese las fichas. No me sentía del todo bien tratarla así pero ella entendería que debía de hacerlo por la misión.
Me dirigí hacia la mesa de blackjack y me quedé mirando fijamente al hombre que repartía las cartas; golpeé la mesa y le reté a que me pasase. Un siete, después un seis. Tenía muchas posibilidades de no pasarme, pero noté algo en sus intenciones. No eran puras; sentía que iba a hacer algún tipo de trampa, así que decidí retirarme. No me equivoqué; tras sacar la última carta él, sacó un 21. Volví a golpear la mesa indicando que pasase más cartas y, tras varias rondas ayudándome del kenboshoku, logré desbancarlo también.
-¡¡¡Estás haciendo algo!!! - Gritó histérico mientras me daba las fichas.
-Sólo soy una chica con suerte. ~ Le respondí.
Me molestó algo que él dijese que yo estaba haciendo trampas. Tenía las cartas siempre mezcladas a su favor, y dirigiendo una pequeña mirada a la máquina que barajaba las cartas, me pude fijar en que tenia un pequeño cable que parecía tocado. Resoplé y volví a darle las fichas a Ash, pero mientras hacía el movimiento, un hombre trajeado de negro me agarró de la muñeca. Me señaló hacia las escaleras y pude ver que el jefe estaba subiendo por ahí. Miré de reojo a la peliblanca; esperaba que notase mis intenciones.
-Nee, vamos a subir por las escaleras. ~ - Exclamé mientras aún estaba agarrada del hombre y me levantaba.
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Por el momento ese hombre no parecía terminar de fijarse en ellas. Pero era cuestión de tiempo, cuanto más lo arruinaran mas sencillo sería que aquel hombre pusiera sus ojos sobre aquellas dos chiquillas. Por su parte se mantuvo en silencio mientras recogía las fichas que le indicaba su supuesta jefa, quien actuaba como una digna señorita rica y mimada, caprichosa que quería conseguir emociones fuertes apostando mucho dinero de papaito y por el momento estaba ganando y eso era lo que les sacaba de quicio. Odiaban que la que parecía ser una presa fácil les estuviera dejando sin blanca de aquella manera.
De nuevo se dedico a recoger las fichas tras el blackjack y vio como intentaban llevarse a la chica de allí de esa mala forma. Como su guardaespaldas que era sujeto con fuerza la muñeca de aquel tipo que la agarraba y la doblo con la fuerza suficiente para que se quejara y soltara a su señorita — rogaría que tratara de mejor manera a la señorita si es tan amable — su voz sonó ruda y amenazadora como debía sonar la voz de una guardaespaldas bien entrenada. Ella tenía que seguir en su papel aun cuando se había dado cuenta de que el jefe había subido esas escaleras, sería extraño que dejara que se la llevaran sin oponer un poco de resistencia.
Reviso a la chica para asegurase de que estaba bien como buena responsable y después miro al tipo con esa mirada gélida que helaría el mismísimo infierno — le acompañaremos, pero no vuelva a tocarla — la vaquera le indico que fuera subiendo mientras ella se quedaba guardando la retaguardia de su protegida. El hombre no pudo hacer otra cosa mas que asentir y subir las escaleras con ellas dos detrás. Se notaba que la vaquera no se andaba con rodeos y que sabía lo que estaba haciendo y era mejor no armar un espectáculo dentro del local sin sentido, eso podría ahuyentar a los clientes y el jefe se enfadaría bastante, con esa ventaja jugaba la albina.
Una vez subieron entraron a una especie de despacho o algo parecido donde estaba el hombre de la cicatriz y un matón más, si sumaban el que las había llevado hasta aquella sala, eran dos matones grandes y feos además del jefe. Depende de si eran gente normal o no podrían estar en problemas o no, pero por el momento no se dejaría llevar y simplemente seguiría con su papel de guardaespaldas. Se puso seria, realmente seria y bastante molesta, cualquiera que la viera le quedaría clara una cosa, esa mujer era peligrosa y era mejor no meterse con su protegida para evitarse problemas.
De nuevo se dedico a recoger las fichas tras el blackjack y vio como intentaban llevarse a la chica de allí de esa mala forma. Como su guardaespaldas que era sujeto con fuerza la muñeca de aquel tipo que la agarraba y la doblo con la fuerza suficiente para que se quejara y soltara a su señorita — rogaría que tratara de mejor manera a la señorita si es tan amable — su voz sonó ruda y amenazadora como debía sonar la voz de una guardaespaldas bien entrenada. Ella tenía que seguir en su papel aun cuando se había dado cuenta de que el jefe había subido esas escaleras, sería extraño que dejara que se la llevaran sin oponer un poco de resistencia.
Reviso a la chica para asegurase de que estaba bien como buena responsable y después miro al tipo con esa mirada gélida que helaría el mismísimo infierno — le acompañaremos, pero no vuelva a tocarla — la vaquera le indico que fuera subiendo mientras ella se quedaba guardando la retaguardia de su protegida. El hombre no pudo hacer otra cosa mas que asentir y subir las escaleras con ellas dos detrás. Se notaba que la vaquera no se andaba con rodeos y que sabía lo que estaba haciendo y era mejor no armar un espectáculo dentro del local sin sentido, eso podría ahuyentar a los clientes y el jefe se enfadaría bastante, con esa ventaja jugaba la albina.
Una vez subieron entraron a una especie de despacho o algo parecido donde estaba el hombre de la cicatriz y un matón más, si sumaban el que las había llevado hasta aquella sala, eran dos matones grandes y feos además del jefe. Depende de si eran gente normal o no podrían estar en problemas o no, pero por el momento no se dejaría llevar y simplemente seguiría con su papel de guardaespaldas. Se puso seria, realmente seria y bastante molesta, cualquiera que la viera le quedaría clara una cosa, esa mujer era peligrosa y era mejor no meterse con su protegida para evitarse problemas.
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Me alegré al ver cómo me defendía. No es que no pudiera hacerlo yo; pero la verdad es que era útil que me separase de aquel matón asqueroso. Agité la mano y me pasé un pañuelo por ella, colocándome del lado de Ash esta vez para que no volviera a ponerme una mano encima. Parecía tenerle bastante respeto a la vaquera, así que aproveché para hacerle una burla emulando mi papel de niña pija. Subimos por las escaleras y nos dirigió hacia un despacho, el cual parecía el tópico de jefe mafioso. Habían varios bustos y cuadros que muy seguramente valían sus millones de berries. Tenía varias estanterías llenas de licores caros, los cuales me hicieron la boca agua. Ahora me iría bien beber un buen trago para quitarme de encima la vergüenza. La actitud que llevaba me estaba destrozando por dentro, pero era necesaria para la misión. Me ofrecieron sentarme en la silla y pude ver que había más gente en la sala, que parecían algún tipo de guardaespaldas del jefe. Acerqué un poco la silla hacia Ash y la agarré de la mano, poniendo cara triste.
-Nee, no me va a hacer nada por tener tanta suerte, ¿verdad? - Dije con un tono de voz muy bajo.
-No, pero vamos a aclarar algo. A mí, no me gusta perder dinero. Así que vas a tener que elegir algo, niñita. Cuando estés preparada para escucharlo, me lo dices. - Me dijo mientras se cruzaba de brazos y reposaba la cabeza en el respaldo de su silla.
Me molestó bastante que me llamase niñita. Si quería podía hundirle el puño en el pecho y arrancarle el corazón de un solo movimiento en medio segundo. Intenté que no se me notase de ninguna forma y relajé los hombros, dedicándole una sonrisa al hombre de la cicatriz. Me apoyé en su mesa y me lo quedé mirando por un segundo; tras un silencio incómodo, levanté la mano y la llevé hasta la altura de mis ojos, posando brevemente. Si me seguía haciendo la estúpida podría revelar algo, quizás algo que nos permitiría añadirle más años de condena.
-Me interesa la forma que tienes de ganar. No suele salir aquí la gente con más dinero del que pueda entrar. - Me explicó.
-Mi papi noble me dice que siempre he tenido mucha suerte. - Me llevé la mano a la boca y fingí mirar a Ashley preocupada. -Ups, quizás he dicho de más...
La mirada del hombre pareció cambiar de repente. Por dentro me sentí muy orgullosa; aquello nos daría carta libre para ver cómo reaccionaban. Volví a girar la cabeza hacia mi compañera y le guiñé un ojo, intentándole aclarar de que todo iba viento en popa.
-Nee, no me va a hacer nada por tener tanta suerte, ¿verdad? - Dije con un tono de voz muy bajo.
-No, pero vamos a aclarar algo. A mí, no me gusta perder dinero. Así que vas a tener que elegir algo, niñita. Cuando estés preparada para escucharlo, me lo dices. - Me dijo mientras se cruzaba de brazos y reposaba la cabeza en el respaldo de su silla.
Me molestó bastante que me llamase niñita. Si quería podía hundirle el puño en el pecho y arrancarle el corazón de un solo movimiento en medio segundo. Intenté que no se me notase de ninguna forma y relajé los hombros, dedicándole una sonrisa al hombre de la cicatriz. Me apoyé en su mesa y me lo quedé mirando por un segundo; tras un silencio incómodo, levanté la mano y la llevé hasta la altura de mis ojos, posando brevemente. Si me seguía haciendo la estúpida podría revelar algo, quizás algo que nos permitiría añadirle más años de condena.
-Me interesa la forma que tienes de ganar. No suele salir aquí la gente con más dinero del que pueda entrar. - Me explicó.
-Mi papi noble me dice que siempre he tenido mucha suerte. - Me llevé la mano a la boca y fingí mirar a Ashley preocupada. -Ups, quizás he dicho de más...
La mirada del hombre pareció cambiar de repente. Por dentro me sentí muy orgullosa; aquello nos daría carta libre para ver cómo reaccionaban. Volví a girar la cabeza hacia mi compañera y le guiñé un ojo, intentándole aclarar de que todo iba viento en popa.
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Una vez en aquella sala, Rayne tomo asiento y ella se quedo de pie a su lado, lista para desenfundar en cualquier momento. Se notaba su presencia, Ash siempre fue una mujer muy imponente y su mirada acojonaba bastante a quienes no estaban acostumbrados a una mujer de su calibre. Permitió que le cogiera de la mano y se acerco un poco mas a su protegida mientras negaba con la cabeza — no sería bueno para el negocio que se corriera la voz de que se deshacen de quien gana de vez en cuando — ella sabía bien de lo que hablaba y siendo como era, no sería de extrañar que aquella mujer en otra época pudiera haber sido una matona o alguna mercenaria.
Escucho con atención las palabras de aquel grandullón y rió internamente viendo como las trataba. Si realmente supiera con quien estaba tratando y lo que ellas querían de él se le borraría esa puta sonrisa de la cara. Se acomodo al lado de la chica mientras ella continuaba interpretando su papel. Al ver aquel guiño arqueo una ceja y después suspiro siguiéndole el rollo, si quería que el show continuara ella no tenía problema en darle un poco mas de juego. — ¿Que le tengo dicho señorita? no puede ir anunciando esas cosas tan a la ligera, puede ser peligroso recuerde lo que paso la ultima vez — suspiro fingiendo un poco de molestia mientras la regañaba.
Pero al mismo tiempo hizo sonar sus nudillos con fuerza, todos y cada uno de sus huesos crujieron de forma escandalosa demostrando que estaba curtida. Que si querían pelea no sería la primera de la chica y que seguramente les daría más problemas de los que realmente pensarían en un principio. No se le daba mal intimidar y hacerse respetar, después de todo, de donde venía lo mejor era ser una mujer dura y complicada. — Bien, ¿que quiere de nostras exactamente? si no tiene nada de lo que hablar, me temo que es hora de irnos y el duque no va a estar contento señorita con que revelara esa información — seguía con aquel juego que se traían, dijo aquel titulo nobiliario aposta para seguir tentando al pececito a morder el anzuelo. No había nada mejor que seguir una mentira y hacerla aún más gorda para que la gente no tuviera dudas sobre la veracidad de la misma. Cuanto mas compleja, entrabada y exagerada pudiera ser una mentira, mas sencilla resultaba incluso de creer, siempre y cuando no se pasaran demasiado con el juego.
Escucho con atención las palabras de aquel grandullón y rió internamente viendo como las trataba. Si realmente supiera con quien estaba tratando y lo que ellas querían de él se le borraría esa puta sonrisa de la cara. Se acomodo al lado de la chica mientras ella continuaba interpretando su papel. Al ver aquel guiño arqueo una ceja y después suspiro siguiéndole el rollo, si quería que el show continuara ella no tenía problema en darle un poco mas de juego. — ¿Que le tengo dicho señorita? no puede ir anunciando esas cosas tan a la ligera, puede ser peligroso recuerde lo que paso la ultima vez — suspiro fingiendo un poco de molestia mientras la regañaba.
Pero al mismo tiempo hizo sonar sus nudillos con fuerza, todos y cada uno de sus huesos crujieron de forma escandalosa demostrando que estaba curtida. Que si querían pelea no sería la primera de la chica y que seguramente les daría más problemas de los que realmente pensarían en un principio. No se le daba mal intimidar y hacerse respetar, después de todo, de donde venía lo mejor era ser una mujer dura y complicada. — Bien, ¿que quiere de nostras exactamente? si no tiene nada de lo que hablar, me temo que es hora de irnos y el duque no va a estar contento señorita con que revelara esa información — seguía con aquel juego que se traían, dijo aquel titulo nobiliario aposta para seguir tentando al pececito a morder el anzuelo. No había nada mejor que seguir una mentira y hacerla aún más gorda para que la gente no tuviera dudas sobre la veracidad de la misma. Cuanto mas compleja, entrabada y exagerada pudiera ser una mentira, mas sencilla resultaba incluso de creer, siempre y cuando no se pasaran demasiado con el juego.
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Ash lo había vuelto a hacer genial. Manteniéndose al margen y hablando cuando tenía que hacerlo había parecido causar efecto en el jefe. Sonreí mientras la miraba y después levanté el puño hacia el cielo. Con toda su actuación, habíamos logrado incriminarle lo suficiente como para patearle el culo. El hombre se me quedó mirando una vez más, esta vez bastante irritado. Sacó una pistola y me apuntó, pero abrí los dedos del puño, formando el símbolo de que esperase todavía a mi compañera. Bajé la mano lentamente y activé el mantra, mirando en todo momento si iba a tener algún tipo de intención de dispararme.
-Nee jefe... ¿No puedo simplemente devolverle el dinero? - Le pregunté, todavía con la actitud de la cual deseaba desprenderme.
-No. Nos interesa la hija de un noble. Te vas a quedar por aquí y dejarás que tu compañera se vaya.
Dirigí una última mirada hacia la vaquera y me dispuse a levantarme bruscamente para sorprenderlos. Si mi compañera era una agente del CP, tenía que estar a un buen nivel. No podía tener esa actitud y aquella mirada que desprendían los ojos de un mismo diablo. Si la cosa se turnaba la protegería, aquellos tipos no debían ser demasiada dificultad ni siquiera para mi. Agarré aire y empecé a estirar las piernas lentamente. Después abrí los ojos, con la mirada totalmente cambiada. Iban a desear no haber venido hoy a trabajar o presentarse. Iban a pagar por haberse tenido que humillar de esa forma para infiltrarse.
-¡Yooooshaaaaa!~ Grité.
Levanté la mesa de una patada y arqueé la pierna lanzando un rankyaku hacia uno de los guardias de la izquierda. Éste partió por la mitad su torso, cayéndose al suelo y empezando a arrastrarse lentamente mientras agonizaba. Los demás empezaron a rodearnos y me coloqué espalda con espalda con la vaquera. Íbamos a tener por fin diversión; no sólo habían aquellos alrededor de nosotras, si no que los de abajo habían oído el ruido y empezaban a subir rápidamente. ¿Qué haría la peliblanca ante esta situación?
-Vamos, Ash-chan. Es hora de que saques tu mala leche. Ahora tienes razones. - Así la acabé provocando.
-Nee jefe... ¿No puedo simplemente devolverle el dinero? - Le pregunté, todavía con la actitud de la cual deseaba desprenderme.
-No. Nos interesa la hija de un noble. Te vas a quedar por aquí y dejarás que tu compañera se vaya.
Dirigí una última mirada hacia la vaquera y me dispuse a levantarme bruscamente para sorprenderlos. Si mi compañera era una agente del CP, tenía que estar a un buen nivel. No podía tener esa actitud y aquella mirada que desprendían los ojos de un mismo diablo. Si la cosa se turnaba la protegería, aquellos tipos no debían ser demasiada dificultad ni siquiera para mi. Agarré aire y empecé a estirar las piernas lentamente. Después abrí los ojos, con la mirada totalmente cambiada. Iban a desear no haber venido hoy a trabajar o presentarse. Iban a pagar por haberse tenido que humillar de esa forma para infiltrarse.
-¡Yooooshaaaaa!~ Grité.
Levanté la mesa de una patada y arqueé la pierna lanzando un rankyaku hacia uno de los guardias de la izquierda. Éste partió por la mitad su torso, cayéndose al suelo y empezando a arrastrarse lentamente mientras agonizaba. Los demás empezaron a rodearnos y me coloqué espalda con espalda con la vaquera. Íbamos a tener por fin diversión; no sólo habían aquellos alrededor de nosotras, si no que los de abajo habían oído el ruido y empezaban a subir rápidamente. ¿Qué haría la peliblanca ante esta situación?
-Vamos, Ash-chan. Es hora de que saques tu mala leche. Ahora tienes razones. - Así la acabé provocando.
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Bien, al parecer ya podían dejarse de tonterías, estaba hasta las narices de aguantar gilipolleces de esos tipos. ¿Realmente creían que podrían con ellas? Era divertido ver como creían que por ser mujeres sería sencillo acabar con ellas. Pues lo llevaban claro, Ash no tardo demasiado en ponerse en guardia para comenzar aquel juego nuevo. Los hombres que había junto al jefe no tardaron demasiado en ir a por ellas. Coloco su espalda junto a la de la CP y entonces comenzó la lucha. Le pego una patada a uno en la cara con la fuerza suficiente como para que no se levantara y saco la pistola golpeando a otro con la culata.
Los que estaban abajo no tardaron mucho en subir las escaleras para tirar la puerta y unirse a la fiesta. Los movimientos de la mujer eran rápidos y no tardo mucho en hacerse cargo de otro más. Aunque entre medias recibió algún que otro puñetazo, por suerte para ella tenía una buena resistencia y aprovecho para escupir un poco de sangre a la cara de uno de esos malnacidos. La diversión apenas había comenzado por que estaba claro que esos orangutanes no iban a dejar las cosas así y que el líder que las había apuntado con una pistola no tardaría demasiado en levantarse del suelo tras el golpe recibido.
— Quitale la pistola — fue una orden rápida la que le dio mientras la sujeto del brazo y la lanzó contra el líder de la banda mientras este se levantaba. Por su parte hizo aparecer a su alrededor un potente viento helado que alejo a los descerebrados contra la pared. No fue durante mucho tiempo y cualquiera juraría que había sido una mera ilusión pero vientos de 20 kilometros hora en una habitación y teniéndola a ella como centro podían ser un verdadero peligro. Algunos simplemente se quedaron en el suelo sin poder moverse, otros aún querían fiesta y Ash estaba dispuesta a seguir jugando. Esperaba que su compañera pudiera hacerse cargo de esa pistola y evitar así que alguna saliera con una herida de bala de aquella misión.
Los que estaban abajo no tardaron mucho en subir las escaleras para tirar la puerta y unirse a la fiesta. Los movimientos de la mujer eran rápidos y no tardo mucho en hacerse cargo de otro más. Aunque entre medias recibió algún que otro puñetazo, por suerte para ella tenía una buena resistencia y aprovecho para escupir un poco de sangre a la cara de uno de esos malnacidos. La diversión apenas había comenzado por que estaba claro que esos orangutanes no iban a dejar las cosas así y que el líder que las había apuntado con una pistola no tardaría demasiado en levantarse del suelo tras el golpe recibido.
— Quitale la pistola — fue una orden rápida la que le dio mientras la sujeto del brazo y la lanzó contra el líder de la banda mientras este se levantaba. Por su parte hizo aparecer a su alrededor un potente viento helado que alejo a los descerebrados contra la pared. No fue durante mucho tiempo y cualquiera juraría que había sido una mera ilusión pero vientos de 20 kilometros hora en una habitación y teniéndola a ella como centro podían ser un verdadero peligro. Algunos simplemente se quedaron en el suelo sin poder moverse, otros aún querían fiesta y Ash estaba dispuesta a seguir jugando. Esperaba que su compañera pudiera hacerse cargo de esa pistola y evitar así que alguna saliera con una herida de bala de aquella misión.
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Me llevé la mano a la cara tras casi ganar la batalla contra los subordinados de aquel gilipollas. ¿Qué estaba haciendo Ash? Unos vientos comenzaban a tirar todo lo que estuviera en la mesa o estanterías. Mi sombreró salió volando e hinché mis mofletes algo enfadada. Caminé poniéndome en horizontal del que tenía agarrado y levanté la pierna, lanzando otro rankyaku para cortarle el brazo completamente. Suspiré y me quedé mirando a mi compañera. Si no paraba me iba a despeinar, y eso ya no lo podía permitir. Sea lo que fuese que estuviese haciendo tenía que frenarlo, pero ya.
-Nee Ash-chan, ve cortando el rollo. Nos lo llevamos a éste si quieres y ya podemos entregarlo. - Le comenté mientras me pasaba un pañuelo por los nudillos, quitándome sangre de estos.
Si nos dábamos prisa podríamos entregarlo antes de que se desangrase, o tendríamos que ir haciéndole un torniquete. Como el corte había sido limpio aquello era un festival de sangre, de lo más divertido. El que se encontrase sufriendo y maldiciéndonos a las dos sólo me hacía sentirme mejor con nuestro trabajo. Los criminales como él merecían la justicia, y eso es lo que acabábamos de lograr. Dejé a mi compañera que se encargase del hombre mientras yo me dirigía a la caja y me agachaba. Le pegué un puñetazo endureciendo mi mano con Haki y la abrí con facilidad.
-Me llevo lo que he ganado abajo apostando. Espero que no te importe. La vaquera también se llevará a una parte por ser una guardaespaldas excelente. ~ - Exclamé mientras miraba con una sonrisa bolsas de dinero.
Cargué con todas las bolsas y me dirigí hacia fuera. Sólo nos faltaba entregar al hombre al punto de intercambio que teníamos acordado con el cipher pool.
-Nee Ash-chan, ve cortando el rollo. Nos lo llevamos a éste si quieres y ya podemos entregarlo. - Le comenté mientras me pasaba un pañuelo por los nudillos, quitándome sangre de estos.
Si nos dábamos prisa podríamos entregarlo antes de que se desangrase, o tendríamos que ir haciéndole un torniquete. Como el corte había sido limpio aquello era un festival de sangre, de lo más divertido. El que se encontrase sufriendo y maldiciéndonos a las dos sólo me hacía sentirme mejor con nuestro trabajo. Los criminales como él merecían la justicia, y eso es lo que acabábamos de lograr. Dejé a mi compañera que se encargase del hombre mientras yo me dirigía a la caja y me agachaba. Le pegué un puñetazo endureciendo mi mano con Haki y la abrí con facilidad.
-Me llevo lo que he ganado abajo apostando. Espero que no te importe. La vaquera también se llevará a una parte por ser una guardaespaldas excelente. ~ - Exclamé mientras miraba con una sonrisa bolsas de dinero.
Cargué con todas las bolsas y me dirigí hacia fuera. Sólo nos faltaba entregar al hombre al punto de intercambio que teníamos acordado con el cipher pool.
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Suspiro cunado la chica le dijo que cortara el rollo, hacía rato ya que había dejado de lanzar esos vientos así que no sabía a que venía esa actitud. Aún así prefirió mantenerse relajada por que ya habían terminado con aquel trabajo aunque no veía la necesidad de cortar un brazo a aquel hombre. Solo era un viejo inútil, por muy mala pinta que tuviera tampoco había supuesto un gran problema para ellas. Aún así simplemente suspiro y se llevaron a aquel tipo después de que Ash le hiciera un torniquete, no le interesaba que se desangrara antes de poder entregarlo.
No estaba en su estilo el ir matando sin más. Dejo que cogiera el dinero y salieron del casino improvisado para entregar al mafioso. No tardaron mucho en llevarse a aquel tipo y pagarle la recompensa a la vaquera. Cuarenta millones por aquel degenerado no era una mala suma después de todo. Necesitaría cuidados médicos para evitar que terminase muriendo en el cuartel y tuvieran que dar demasiadas explicaciones así que las despacharon rápido y tampoco les hicieron demasiadas preguntas. Después de todo como la chiquilla era una CP no necesitaban saber mucho más.
— Un placer trabajar contigo al final chiquilla, que tengas buen viaje de vuelta — le dedico una leve sonrisa, Ash no era de esas que sonreía sin más, pero la chica había hecho un buen trabajo y no tenía por que seguir siendo una borde con ella. Se ajusto bien el sombrero y se sacudió un poco la chaqueta antes de despedirse e ir al puerto en busca de su barco. Se tomaría una copa y después se largaría de allí en busca de un nuevo puerto o si bebía demasiado, tal vez se quedaría allí a dormir y buscaría otra cabeza que cazar antes de abandonar Dark Dome, aún tenía muchas islas que ver, muchas presas que cazar y muchos misterios que descubrir sobre una vida que aún no la habían dejado empezar a vivir.
No estaba en su estilo el ir matando sin más. Dejo que cogiera el dinero y salieron del casino improvisado para entregar al mafioso. No tardaron mucho en llevarse a aquel tipo y pagarle la recompensa a la vaquera. Cuarenta millones por aquel degenerado no era una mala suma después de todo. Necesitaría cuidados médicos para evitar que terminase muriendo en el cuartel y tuvieran que dar demasiadas explicaciones así que las despacharon rápido y tampoco les hicieron demasiadas preguntas. Después de todo como la chiquilla era una CP no necesitaban saber mucho más.
— Un placer trabajar contigo al final chiquilla, que tengas buen viaje de vuelta — le dedico una leve sonrisa, Ash no era de esas que sonreía sin más, pero la chica había hecho un buen trabajo y no tenía por que seguir siendo una borde con ella. Se ajusto bien el sombrero y se sacudió un poco la chaqueta antes de despedirse e ir al puerto en busca de su barco. Se tomaría una copa y después se largaría de allí en busca de un nuevo puerto o si bebía demasiado, tal vez se quedaría allí a dormir y buscaría otra cabeza que cazar antes de abandonar Dark Dome, aún tenía muchas islas que ver, muchas presas que cazar y muchos misterios que descubrir sobre una vida que aún no la habían dejado empezar a vivir.
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Tras hacer las revisiones necesarias al criminal y pasar por quirófano para tratarle la amputación de la mano, rellenamos los informes que pertenecían a la entrega y nos preparamos para despedirnos. Me crucé de brazos mientras escuchaba a la peliblanca, la cual parecía tener una actitud mucho más acorde a la de trabajar como compañeras. Le dediqué un pequeño gesto bajándome el sombrero como si yo también me tratase de ser una vaquera y después llevé las manos a los bolsillos.
-Lo mismo te digo, Ash. Ya sabes que si quieres pasarte a tomar algo encantada lo aceptaré. - Le acabé diciendo mientras le dedicaba una sonrisa.
Me volví a colocar el sombrero y me dirigí hacia casa con los bolsillos llenos. Me iba a comprar un par de libros que quería gracias a eso, y me hacía especial ilusión rellenar la caja fuerte. Con la última compra de la subasta la había medio vaciado y eso no me hacía nada de gracia. Prefería tener siempre algún tipo de dinero ahí, así que con lo que había cogido del casino y la parte de la recompensa del criminal iría tirando.
-Lo mismo te digo, Ash. Ya sabes que si quieres pasarte a tomar algo encantada lo aceptaré. - Le acabé diciendo mientras le dedicaba una sonrisa.
Me volví a colocar el sombrero y me dirigí hacia casa con los bolsillos llenos. Me iba a comprar un par de libros que quería gracias a eso, y me hacía especial ilusión rellenar la caja fuerte. Con la última compra de la subasta la había medio vaciado y eso no me hacía nada de gracia. Prefería tener siempre algún tipo de dinero ahí, así que con lo que había cogido del casino y la parte de la recompensa del criminal iría tirando.
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