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Akuma no mi
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Hacía un buen día en la isla del norte con el nombre de Hallstat, si por buen día entendías que estuviese nublado. Pero aquello no me desagradaba. No me gustaban mucho los días soleados. Me encontraba en una choza en un bosque próximo a uno de los muchos poblados de la isla. Intentaba mantenerme lo lejos posible de los nobles y sus lameculos, no verían ni una moneda de mí ni de mi hermana mayor. Hacía tiempo que no escuchaba nuevas de ella. Desde hace un par de semanas de hecho. Lo último que supe es que se encontraba en alguna isla del South Blue en busca de comerciar carne y telas. Pero no me había llegado ninguna carta más.
Salí de la casa a estirar un poco las piernas, me encontraba aburrida sin nadie cerca. ¿Que podía hacer? Ya había cazado unos cuantos conejos y no me faltaba ni comida ni agua. La única solución que se me ocurría era ir a dar un paseo por el bosque, quizás ir al pueblo más cercano a ver si ocurría algo. Así pues me dispuse a echar a andar bajo las verdes hojas. A lo largo de mi camino, me encontré con una caravana de unos campesinos que viajaban por toda la isla comerciando sus productos cosechados. Les pedí si me podían llevar hasta el siguiente pueblo a cambio de protección por si aparecían bandidos. Aceptaron gustosos, alegando que últimamente los caminos se habían vuelto cada vez más peligrosos.
Después de casi una hora, llegamos al pueblo. Mucha gente iba de un lugar para otro como era normal. No había nada interesante a primera vista. Comerciantes intentando llamar la atención de la gente, carros llevando cosas, lo típico. A lo mejor había sido una mala idea el venir hasta allí. Aunque de repente, una muchedumbre me llamó la atención. Parecía que se estaba dando una ejecución. Por fin algo que no fuera tan corriente. Me coloqué en primera fila para ver el show y aguardé a que la guardia anunciara de que se le acusaba.
Salí de la casa a estirar un poco las piernas, me encontraba aburrida sin nadie cerca. ¿Que podía hacer? Ya había cazado unos cuantos conejos y no me faltaba ni comida ni agua. La única solución que se me ocurría era ir a dar un paseo por el bosque, quizás ir al pueblo más cercano a ver si ocurría algo. Así pues me dispuse a echar a andar bajo las verdes hojas. A lo largo de mi camino, me encontré con una caravana de unos campesinos que viajaban por toda la isla comerciando sus productos cosechados. Les pedí si me podían llevar hasta el siguiente pueblo a cambio de protección por si aparecían bandidos. Aceptaron gustosos, alegando que últimamente los caminos se habían vuelto cada vez más peligrosos.
Después de casi una hora, llegamos al pueblo. Mucha gente iba de un lugar para otro como era normal. No había nada interesante a primera vista. Comerciantes intentando llamar la atención de la gente, carros llevando cosas, lo típico. A lo mejor había sido una mala idea el venir hasta allí. Aunque de repente, una muchedumbre me llamó la atención. Parecía que se estaba dando una ejecución. Por fin algo que no fuera tan corriente. Me coloqué en primera fila para ver el show y aguardé a que la guardia anunciara de que se le acusaba.
Freites D. Alpha
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Tierra de nobles... ¿Realmente el chiquillo podría llamar a Hallstat de esa manera? La respuesta... era un rotundo no.
Incluso habiendo sido testigo con sus propios ojos de lo poderoso que puede llegar a ser el ejercito de este país, aún seguía pensando que los altos cargos tienen puestos inmerecidos. Aunque otros tal ves si eran digno de ellos.
Allí estaba el, mirando en primera fila, cabalgando a su fiel súper ave. Era un momento lleno de confusión para nuestro herrero ¿ Ahorcar a alguien sólo por ser fiel a la " Reina legítima " ? Incluso Alpha sabia que los ciudadanos tienen algo de credibilidad, después de todos ellos viven en carne propia la decisión de sus líderes.
Fue un momento triste incluso para el, nadie merecía morir de una manera tan indigna ¿ Esto es todo lo que tienes que ofrecer Anthony? ¿ Muerte a tus súbditos ? ¿ Prefieres verlos morir antes que ganarte su corazón? Son tantas preguntas, y seras tu quien las respondas algún día.
" Illiana Markov... ¿ Que clase de reina eras ? ¿ Por que aún existe gente que te es leal después de tu desaparición? Incluso ese viejo en Auria... Esta tierra promete mucho en recursos para mi clan. Pero supongo que debo ayudar a un bando."
¿Ayudar a los nobles? Para nada, lo mas correcto era tomar lo que podía de todos lados mientras trataba de llegar a una conclusión. Guerra absoluta o una posible nueva alianza. Pero al menos no sera con el "futuro" rey de esta tierra. Si no era con esa tal Markov de la cual tanto escuchaba, no seria con nadie.
- Hoy no es un buen día... ¿ No lo crees así Suzaku ? - y después de decir aquello, suspiro.
Incluso habiendo sido testigo con sus propios ojos de lo poderoso que puede llegar a ser el ejercito de este país, aún seguía pensando que los altos cargos tienen puestos inmerecidos. Aunque otros tal ves si eran digno de ellos.
Allí estaba el, mirando en primera fila, cabalgando a su fiel súper ave. Era un momento lleno de confusión para nuestro herrero ¿ Ahorcar a alguien sólo por ser fiel a la " Reina legítima " ? Incluso Alpha sabia que los ciudadanos tienen algo de credibilidad, después de todos ellos viven en carne propia la decisión de sus líderes.
Fue un momento triste incluso para el, nadie merecía morir de una manera tan indigna ¿ Esto es todo lo que tienes que ofrecer Anthony? ¿ Muerte a tus súbditos ? ¿ Prefieres verlos morir antes que ganarte su corazón? Son tantas preguntas, y seras tu quien las respondas algún día.
" Illiana Markov... ¿ Que clase de reina eras ? ¿ Por que aún existe gente que te es leal después de tu desaparición? Incluso ese viejo en Auria... Esta tierra promete mucho en recursos para mi clan. Pero supongo que debo ayudar a un bando."
¿Ayudar a los nobles? Para nada, lo mas correcto era tomar lo que podía de todos lados mientras trataba de llegar a una conclusión. Guerra absoluta o una posible nueva alianza. Pero al menos no sera con el "futuro" rey de esta tierra. Si no era con esa tal Markov de la cual tanto escuchaba, no seria con nadie.
- Hoy no es un buen día... ¿ No lo crees así Suzaku ? - y después de decir aquello, suspiro.
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Al parecer aquella ejecución se trataba de un rebelde leal al antiguo gobernante que sería ejecutado por rebelde. Aquello me hizo pensar en la posibilidad de que en aquella isla los asuntos de los nobles se habrían salido de control. El bando del actual rey contra el bando del antiguo. De todas formas, a mis ojos el matar a un rebelde no servía de nada. Pues solo servía para avivar el odio del bando contrario. Lo más acertado sería intentar ganarse el respeto de la gente mediante otras formas. Cuando un gobernante no se hacía respetado ni amado por su pueblo, el gobierno se vendría abajo como una casa vieja. El verdugo se dispuso a tirar de la palanca para acabar con la vida de aquel hombre fiel a sus creencias. Mucha gente apartó la mirada. Pero unos pocos miramos hasta el final como aquel varón se debatía con la soga hasta que su cara se puso morada y su último suspiro se escapó de entre sus labios.
El verdugo esperó unos minutos hasta confirmar que el preso había sido eliminado completamente. Cortó la soga con el hacha y el cuerpo sin vida cayó fuertemente contra el frío suelo. Otro cuerpo que o bien sería alimentado a los cerdos o , con "suerte" recibiría un entierro en una fosa común junto a los otros posibles traidores. Yo estaba acostumbrada a aquella violencia, pues mi padre era un tirano en la aldea. Había suerte si un día alguien no intentaba desafiarle por el trono. Ahora, por fin me había alejado de él gracias a mi hermana mayor. Sin embargo, echaba de menos los combates de entrenamiento y las guerras con otros clanes. Había nacido para la guerra. Disfrutaba mediéndome contra otros guerreros.
De mis pensamientos un grito me sacó. Al parecer un grupo de rebeldes estaban insultando a los guardias y al verdugo llamándoles asesinos. Estos rebeldes portaban armas, se podía observar espadas, dagas, mazas, etc... Estaba a punto de estallar una revuelta. Los guardias se pusieron a la defensiva, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Hasta que los rebeldes decidieron comenzar su ataque gritando luchar por el pueblo.
-Por fin empieza algo entretenido de verdad... - Dije preparándome para entrar en fuego cruzado echando mano a mi hacha.
El verdugo esperó unos minutos hasta confirmar que el preso había sido eliminado completamente. Cortó la soga con el hacha y el cuerpo sin vida cayó fuertemente contra el frío suelo. Otro cuerpo que o bien sería alimentado a los cerdos o , con "suerte" recibiría un entierro en una fosa común junto a los otros posibles traidores. Yo estaba acostumbrada a aquella violencia, pues mi padre era un tirano en la aldea. Había suerte si un día alguien no intentaba desafiarle por el trono. Ahora, por fin me había alejado de él gracias a mi hermana mayor. Sin embargo, echaba de menos los combates de entrenamiento y las guerras con otros clanes. Había nacido para la guerra. Disfrutaba mediéndome contra otros guerreros.
De mis pensamientos un grito me sacó. Al parecer un grupo de rebeldes estaban insultando a los guardias y al verdugo llamándoles asesinos. Estos rebeldes portaban armas, se podía observar espadas, dagas, mazas, etc... Estaba a punto de estallar una revuelta. Los guardias se pusieron a la defensiva, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Hasta que los rebeldes decidieron comenzar su ataque gritando luchar por el pueblo.
-Por fin empieza algo entretenido de verdad... - Dije preparándome para entrar en fuego cruzado echando mano a mi hacha.
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El herrero de lo imposible suspiro una vez más ¿Una revuelta? No le sorprendería para nada, pero no tenía interés en participar en ella. Aun así, no importaba si el quería o no, tomaría parte de ello aunque no lo quisiese.
La batalla había comenzado, los rebeldes creyentes en Illiana Markov contra los guardas defensores de Sir Anthony, todo un espectáculo la verdad. Eran exactamente un centenar de individuos luchando entre sí, cincuenta cada uno en igualdad de condiciones. Normalmente Alpha fuera sido el primero en saltar de buenas a primeras a luchar, pero esta no era su batalla. El buscaba respuestas, y sus intereses estaban en buscar potencial en donde ninguno se halla atrevido a buscar. Eso, y ver cumplido sus objetivos.
Pronto, unos cuatros soldados se lanzaron para arremeter en contra del chiquillo. Este no perdió la calma y la serenidad. Simplemente estiro el brazo derecho a una de las alforjas integradas en el asiento de Suzaku. Sacando así respectivamente un arcabuz de medio brazo, madera dorada con metal de oscuro color: La lanza del sol. Apunto a la cabeza de cada uno disparando con tranquilidad y precisión. Los “proyectiles” al impactar generaban una explosión que los liquidaba al instante. El pelilargo una vez terminada su tarea, se propuso a mantener la guardia arriba, aquí ningún bando era su amigo. Y él se encontraba en un punto ciego donde quien sea que le atacase seria eliminado.
- No bajes la guardia hermosa… ¿Qué ocurre pequeña? – Suzaku se encontraba mirando fijamente a una mujer alta, de contextura fuerte y cabello rojizo. Portaba una hacha y parecía estar formando parte de la lucha. Esto llamo un poco la atención del pequeño. Se quedaría observándole un rato mientras ordenaba a su ave mantener la guardia.
¿Alguna razón en especial? Solo él lo sabe.
La batalla había comenzado, los rebeldes creyentes en Illiana Markov contra los guardas defensores de Sir Anthony, todo un espectáculo la verdad. Eran exactamente un centenar de individuos luchando entre sí, cincuenta cada uno en igualdad de condiciones. Normalmente Alpha fuera sido el primero en saltar de buenas a primeras a luchar, pero esta no era su batalla. El buscaba respuestas, y sus intereses estaban en buscar potencial en donde ninguno se halla atrevido a buscar. Eso, y ver cumplido sus objetivos.
Pronto, unos cuatros soldados se lanzaron para arremeter en contra del chiquillo. Este no perdió la calma y la serenidad. Simplemente estiro el brazo derecho a una de las alforjas integradas en el asiento de Suzaku. Sacando así respectivamente un arcabuz de medio brazo, madera dorada con metal de oscuro color: La lanza del sol. Apunto a la cabeza de cada uno disparando con tranquilidad y precisión. Los “proyectiles” al impactar generaban una explosión que los liquidaba al instante. El pelilargo una vez terminada su tarea, se propuso a mantener la guardia arriba, aquí ningún bando era su amigo. Y él se encontraba en un punto ciego donde quien sea que le atacase seria eliminado.
- No bajes la guardia hermosa… ¿Qué ocurre pequeña? – Suzaku se encontraba mirando fijamente a una mujer alta, de contextura fuerte y cabello rojizo. Portaba una hacha y parecía estar formando parte de la lucha. Esto llamo un poco la atención del pequeño. Se quedaría observándole un rato mientras ordenaba a su ave mantener la guardia.
¿Alguna razón en especial? Solo él lo sabe.
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El sonido del metal chocándose entre sí, los gritos de guerra, el olor a sangre. Si, aquel lugar se había convertido fácilmente en un campo de batalla. Militantes de los dos bandos, cuyo número era el suficiente como para que fuera una contienda interesante, estaban intentando matarse entre sí. No sabía si ponerme del lado de alguno, pero visto lo visto el gobernante actual resultaba ser un tirano a los ojos del pueblo. La diferencia con mi padre era que él no paraba de asfixiar al pueblo bajo su yugo además de voluntad. De mis ensoñaciones del pasado, unos dos guardias armados con lanzas se me abalanzaron creyendo que yo formaba parte de los rebeldes.
- ¡En nombre del reino, queda usted arrestada! - Gritó uno de ellos amenazándome con su arma.
"Bah, al diablo" fue lo que pensé mientras con un movimiento de hacha repeló la lanza de uno de los soldados. Aquello fue tomado por la guardia como resistencia a la autoridad y fui atacada. Me intenté defender como pude alternando entre mi escudo y atacando con el hacha. Por suerte para mí, aquellos guardias no eran veteranos por lo que no era difícil luchar contra ellos. Con algunos choques de armas, logré desarmar a uno y golpearle con el escudo en la cara para dejarle inconsciente. Su compañero fue un poco más difícil de llevar. Logró que el hacha saliera disparada de mi mano contra el suelo, pero lo que no esperaba era que supiera luchar con mis propias manos.
Tuvo gracia cuando con cara incrédula vio como mi puño derecho llegaba hasta su cara para tirarle en el suelo. Posteriormente, usé el escudo con las dos manos para golpearle hasta que perdiera el sentido. A lo mejor murió pero no me importaba mucho. A mis espaldas retumbó una explosión. Volví a tomar mi hacha y me giré a ver que era. Parecía ser un muchacho portando una especie de arma acompañado por un ave majestuosa. Por lo que vi parecía estar luchando contra los guardias pero a lo mejor simplemente había sido atrapado dentro de la refriega.
-¡Cuidado!- Le grité señalando detrás de él ya que un grupo de guardias se estaban preparando para abrir fuego con unos rifles.
Por mi parte, seguí luchando contra algunos guardias. Aquello me podría servir como entrenamiento y hacerme algo más fuerte. Mi hacha sesgó algunas armaduras de los guardias que cayeron heridos al suelo. Pero yo no había salido ilesa, pues un guardia me había herido en la pierna izquierda. Pero aquello no iba a achantarme por lo que seguí resistiendo.
- ¡En nombre del reino, queda usted arrestada! - Gritó uno de ellos amenazándome con su arma.
"Bah, al diablo" fue lo que pensé mientras con un movimiento de hacha repeló la lanza de uno de los soldados. Aquello fue tomado por la guardia como resistencia a la autoridad y fui atacada. Me intenté defender como pude alternando entre mi escudo y atacando con el hacha. Por suerte para mí, aquellos guardias no eran veteranos por lo que no era difícil luchar contra ellos. Con algunos choques de armas, logré desarmar a uno y golpearle con el escudo en la cara para dejarle inconsciente. Su compañero fue un poco más difícil de llevar. Logró que el hacha saliera disparada de mi mano contra el suelo, pero lo que no esperaba era que supiera luchar con mis propias manos.
Tuvo gracia cuando con cara incrédula vio como mi puño derecho llegaba hasta su cara para tirarle en el suelo. Posteriormente, usé el escudo con las dos manos para golpearle hasta que perdiera el sentido. A lo mejor murió pero no me importaba mucho. A mis espaldas retumbó una explosión. Volví a tomar mi hacha y me giré a ver que era. Parecía ser un muchacho portando una especie de arma acompañado por un ave majestuosa. Por lo que vi parecía estar luchando contra los guardias pero a lo mejor simplemente había sido atrapado dentro de la refriega.
-¡Cuidado!- Le grité señalando detrás de él ya que un grupo de guardias se estaban preparando para abrir fuego con unos rifles.
Por mi parte, seguí luchando contra algunos guardias. Aquello me podría servir como entrenamiento y hacerme algo más fuerte. Mi hacha sesgó algunas armaduras de los guardias que cayeron heridos al suelo. Pero yo no había salido ilesa, pues un guardia me había herido en la pierna izquierda. Pero aquello no iba a achantarme por lo que seguí resistiendo.
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"¿Cuidado?"
Efectivamente, allí estaba un grupo listo para dispararle a el y a su súper ave. Una mueca de aburrimiento se produjo en el rostro del pequeño, en definitiva esta batalla estaba siendo mas aburrida de lo normal.
- Patético. - Eran unos diez hombres los que apuntaban contra Alpha y Suzaku, aunque eso era lo menos que a este le preocupaba. Realizo un cambio de arma, colocando entre sus manos a su siempre confiable martillo, estaba listo para arremeter en contra de ellos.
Y así fue. Cabalgando a gran velocidad y respondiendo con un gran salto para esquivar la ráfaga de disparos. Estando a corto alcancé, tanto el pirata como el animal plumífero procuraron dar fin a aquellos soldados. Rompiendo cráneos y perforando cuellos. Era una total masacre el que este realizaba. Dio un suspiro de decepción, los soldados de Anthony en definitiva cada día estaban mejorando, pero siempre mandaban a lo peor que tenían a pueblos pequeños como este.
- ¿Esto es todo lo que tiene Anthony ? ¿Soldados de clase baja? Que patético, ni se preocupa en que su seguidores tengan la preparación adecuada.
Su pregunta fue respondida al instante, poco a poco se abría paso entre los soldados un hombre de unos dos metros, portaba un hacha de una sola mano y un escudo. De facciones serias y a simple vista se Alpha podía calcular que el tenia unos treinta y tantos de edad. El herrero sonrió, al parecer el peso pesado al fin se había mostrado.
- Espero que puedas entretenerme, buen señor.
Efectivamente, allí estaba un grupo listo para dispararle a el y a su súper ave. Una mueca de aburrimiento se produjo en el rostro del pequeño, en definitiva esta batalla estaba siendo mas aburrida de lo normal.
- Patético. - Eran unos diez hombres los que apuntaban contra Alpha y Suzaku, aunque eso era lo menos que a este le preocupaba. Realizo un cambio de arma, colocando entre sus manos a su siempre confiable martillo, estaba listo para arremeter en contra de ellos.
Y así fue. Cabalgando a gran velocidad y respondiendo con un gran salto para esquivar la ráfaga de disparos. Estando a corto alcancé, tanto el pirata como el animal plumífero procuraron dar fin a aquellos soldados. Rompiendo cráneos y perforando cuellos. Era una total masacre el que este realizaba. Dio un suspiro de decepción, los soldados de Anthony en definitiva cada día estaban mejorando, pero siempre mandaban a lo peor que tenían a pueblos pequeños como este.
- ¿Esto es todo lo que tiene Anthony ? ¿Soldados de clase baja? Que patético, ni se preocupa en que su seguidores tengan la preparación adecuada.
Su pregunta fue respondida al instante, poco a poco se abría paso entre los soldados un hombre de unos dos metros, portaba un hacha de una sola mano y un escudo. De facciones serias y a simple vista se Alpha podía calcular que el tenia unos treinta y tantos de edad. El herrero sonrió, al parecer el peso pesado al fin se había mostrado.
- Espero que puedas entretenerme, buen señor.
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El chico hizo caso a mi advertencia, pero me quedé asombrada por la facilidad que les esquivó y contraatacó como si no fueran nada. Ojalá fuera tan fuerte como él en aquel momento. Y su ave parecía ser una bestia ruda. Ese tipo de pájaro jamás lo había visto, quizás luego escribiría en mi diario sobre él y me pondría a investigar su procedencia. Pero en ese momento tenía que continuar defendiéndome de las cargas de los guardias. Balanceé mi hacha la cual chocó con la espada de un soldado, le di un puñetazo con la mano libre y le tumbé al suelo poniéndole a dormir con otro puñetazo. No paraban de salir guardias, parecían cucarachas en verano. Me tomé la pierna herida y maldecí. Me dolía horrores. Tendría que tener cuidado de que aquellos cabronazos no fueran a por mi punto débil.
Volví a echar un vistazo hacia el muchacho y su extraña ave, parecía que iba a entablar combate con un tío casi tan alto como yo. Por mi parte, no podía ni descansar por los aluviones de soldados rasos que no paraban de acometer. Los rebeldes parecían estar sobreviviendo salvo alguno que había caído muerto o mal herido. Con la pierna herida no iba a ir muy lejos, tendría que hacerme paso e intentar al menos hacerme algo para parar el sangrado. O eso me hubiese gustado hacer, puesto que tuve que luchar con otro soldado armado con una lanza. Chocamos armas e intenté desarmarle. Pero el muy cabrón me golpeó en la herida de la pierna. Aguanté el dolor lo que pude.
- ¡Maldita escoria sin honor! - Grité apretando el puño y golpeando al hombre en la cara - Odio a la gente como tú -
Cuando me quise dar cuenta, tuve como una imagen mental de una flecha volando. Me agaché por instinto y en cuestión de nada, una maldita flecha atravesó el aire.
-¿Que demonios acaba de pasar?- Me pregunté muy confusa.
Volví a echar un vistazo hacia el muchacho y su extraña ave, parecía que iba a entablar combate con un tío casi tan alto como yo. Por mi parte, no podía ni descansar por los aluviones de soldados rasos que no paraban de acometer. Los rebeldes parecían estar sobreviviendo salvo alguno que había caído muerto o mal herido. Con la pierna herida no iba a ir muy lejos, tendría que hacerme paso e intentar al menos hacerme algo para parar el sangrado. O eso me hubiese gustado hacer, puesto que tuve que luchar con otro soldado armado con una lanza. Chocamos armas e intenté desarmarle. Pero el muy cabrón me golpeó en la herida de la pierna. Aguanté el dolor lo que pude.
- ¡Maldita escoria sin honor! - Grité apretando el puño y golpeando al hombre en la cara - Odio a la gente como tú -
Cuando me quise dar cuenta, tuve como una imagen mental de una flecha volando. Me agaché por instinto y en cuestión de nada, una maldita flecha atravesó el aire.
-¿Que demonios acaba de pasar?- Me pregunté muy confusa.
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-¿Puedo intentar adivinar? ¿Eres tu quien comanda a esta pequeño grupo de soldados?
-Así es joven. Eres a pesar de ser tan joven te desenvuelves bastante bien en el campo de batalla ¿No te gustaría formar parte de ejercito de Lord Anthony? Te aseguro que con tu habilidad escalarias a gran velocidad.
-Eres la segunda persona que me ofrece eso… La primera fue en Auria y la segunda eres tú.
-Espera un segundo…¿Tu eres el chiquillo que causo un revuelo en las minas? ¿Tu?
-No soy tan pequeño ¿Sabes? Pronto cumpliré los dieciocho. Y Creo que ya es suficiente de plática.
El joven pirata bajo con tranquilidad de su montura. Luego. Le entregaría la maza a Suzaku para para que ella la guardara en sus alforjas. Casi de inmediato y como si supiese lo que Alpha le pediría, ella le entrego una espada enfundada y de gran tamaño. El chiquillo sonrió, tomando aquella arma entre sus manos. – Veamos si eres digno de afrontar esta espada.- La hoja gélida era bastante honorable después de todo, una espada única en su tipo. El pelilargo tomo la espada por el mango y lentamente comenzó a desenvainarla. – Interesante, al perecer eres digno de enfrentarla. – El pequeño pirata se descubriría completamente de la cintura para arriba. Dejando ver desde su abdomen, torso y brazos (en el izquierdo este poseía un tatuaje de un hermoso tatuaje de botón de cerezos) Y si lo pensamos por un momento, el pequeño estaba comenzando a coger costumbres bastantes orientales.
-¿Estás listo caballero de Anthony?
-¿Tu lo estás?
Aquel hombre se lanzó a la carga contra Alpha. Confiado y seguro de sí mismo. El pirata se le quedo mirando fijo durante unos instantes, para luego mostrarse algo decepcionado. – Eres muy lento - Tan solo un simple paso hacia adelante y fuerte estocada con todas sus fuerzas fue suficiente para penetrar su armadura. El hueco que este el herrero había abierto en el pecho de su oponente era enorme y ni siquiera tuvo que tocarlo.
-Siempre estoy listo. Y tú no lo estabas.
Todos los soldados de ambas facciones comenzaron a correr y a escapar asustados del señor de la guerra. Tan solo quedando el con la mujer de caballos rojizos. La hoja gélida se enfundo por si misma en su vaina cuando Alpha postro su mirada en la dama. Eso daba a entender una sola cosa.
-Así que solo quedamos tu y yo… y mi espada al parecer no le pareces digna de enfrentarla ¿Qué vas a hacer? ¿Lucharas o huiras como todos los demás?
-Así es joven. Eres a pesar de ser tan joven te desenvuelves bastante bien en el campo de batalla ¿No te gustaría formar parte de ejercito de Lord Anthony? Te aseguro que con tu habilidad escalarias a gran velocidad.
-Eres la segunda persona que me ofrece eso… La primera fue en Auria y la segunda eres tú.
-Espera un segundo…¿Tu eres el chiquillo que causo un revuelo en las minas? ¿Tu?
-No soy tan pequeño ¿Sabes? Pronto cumpliré los dieciocho. Y Creo que ya es suficiente de plática.
El joven pirata bajo con tranquilidad de su montura. Luego. Le entregaría la maza a Suzaku para para que ella la guardara en sus alforjas. Casi de inmediato y como si supiese lo que Alpha le pediría, ella le entrego una espada enfundada y de gran tamaño. El chiquillo sonrió, tomando aquella arma entre sus manos. – Veamos si eres digno de afrontar esta espada.- La hoja gélida era bastante honorable después de todo, una espada única en su tipo. El pelilargo tomo la espada por el mango y lentamente comenzó a desenvainarla. – Interesante, al perecer eres digno de enfrentarla. – El pequeño pirata se descubriría completamente de la cintura para arriba. Dejando ver desde su abdomen, torso y brazos (en el izquierdo este poseía un tatuaje de un hermoso tatuaje de botón de cerezos) Y si lo pensamos por un momento, el pequeño estaba comenzando a coger costumbres bastantes orientales.
-¿Estás listo caballero de Anthony?
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Aquel hombre se lanzó a la carga contra Alpha. Confiado y seguro de sí mismo. El pirata se le quedo mirando fijo durante unos instantes, para luego mostrarse algo decepcionado. – Eres muy lento - Tan solo un simple paso hacia adelante y fuerte estocada con todas sus fuerzas fue suficiente para penetrar su armadura. El hueco que este el herrero había abierto en el pecho de su oponente era enorme y ni siquiera tuvo que tocarlo.
-Siempre estoy listo. Y tú no lo estabas.
Todos los soldados de ambas facciones comenzaron a correr y a escapar asustados del señor de la guerra. Tan solo quedando el con la mujer de caballos rojizos. La hoja gélida se enfundo por si misma en su vaina cuando Alpha postro su mirada en la dama. Eso daba a entender una sola cosa.
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Ante la rara visión que acababa de pasar, me recompuse y me puse a cubierto como pude en un puesto de frutas, pues un soldado estaba centrado en dispararme con sus flechas. ¿Que diablos pasó? ¿Que fue aquello? Las preguntas no paraban de pasar por mi cabeza pero no era el momento para pensar. Una batalla estaba dándose lugar y un descuido significaba la muerte. Era una de las pocas cosas buenas que me enseñó el borracho de mi bastardo padre. Por suerte para mí, el soldado arquero se distrajo luchando contra otro de los guerrilleros. Aproveché aquel momento para tomar aire y darme un breve descanso. La pierna me dolía horrores pero tenía que aguantar como pudiese. Sin embargo, otros soldados de la guardia descubrieron mi escondite y no tuve otra que continuar
defendiéndome.
Les empujé el puesto y aproveché el momento para atacarles y que cayesen al suelo. Ahora me fijé en el muchacho de antes y su exótica ave. Al parecer había entablado combate contra un tío alto y armado con un hacha. ¿Estaría peleando contra el líder de los soldados? Mi pregunta tuvo su respuesta en unos breves instantes. De un movimiento con su espada, aquel guerrero cayó bruscamente mientras su sangre se regaba por el suelo. Debido a esto, los luchadores de ambos bandos se fueron en estampida. Me quedé a solas con aquel muchacho el cual parecía tener intención de luchar contra mí. Con un movimiento con su espada hacía mi me dijo si iba a salir corriendo o a enfrentarle. Sonreí.
- Je... No estoy en las mejores condiciones y por lo que veo eres más fuerte que yo, pero no diré que no a un desafío. Sería deshonrar a mis ancestros y a mí misma - Dije apretando con fuerza mi hacha y poniéndome en posición con mi escudo - Ahora, que los dioses decidan mi destino - Al terminar de hablar, me lancé hacia mi rival con hacha en mano. Ignoraba que iba a pasar, pero al menos no sería una cobarde.
defendiéndome.
Les empujé el puesto y aproveché el momento para atacarles y que cayesen al suelo. Ahora me fijé en el muchacho de antes y su exótica ave. Al parecer había entablado combate contra un tío alto y armado con un hacha. ¿Estaría peleando contra el líder de los soldados? Mi pregunta tuvo su respuesta en unos breves instantes. De un movimiento con su espada, aquel guerrero cayó bruscamente mientras su sangre se regaba por el suelo. Debido a esto, los luchadores de ambos bandos se fueron en estampida. Me quedé a solas con aquel muchacho el cual parecía tener intención de luchar contra mí. Con un movimiento con su espada hacía mi me dijo si iba a salir corriendo o a enfrentarle. Sonreí.
- Je... No estoy en las mejores condiciones y por lo que veo eres más fuerte que yo, pero no diré que no a un desafío. Sería deshonrar a mis ancestros y a mí misma - Dije apretando con fuerza mi hacha y poniéndome en posición con mi escudo - Ahora, que los dioses decidan mi destino - Al terminar de hablar, me lancé hacia mi rival con hacha en mano. Ignoraba que iba a pasar, pero al menos no sería una cobarde.
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Ella resulto ser un ser humano bastante interesante, una mujer que no dudaba ningún momento y se lanzaba contra el peligro sin importar el resultado. Ella era una promesa. Destinada a la grandeza, ya que ante los ojos del rey de la forja, ante los ojos de Freites D. Alpha. Se encuentra una verdadera guerrera.
“Pero aun así, te falta mucho chiquilla”
El podia verle. Era rápida, pero no lo suficiente. Ella se lanzaba con vigor y valor. Alpha solo podía sonreírle amablemente mientras de su cabeza comenzaban a salir dos enormes cuernos. Estos tenían exactamente unos cuarenta centímetros. Cuando ella intentase atacarle, el simplemente bloquearía chocando su filo con la dureza de una de sus astas.
-Nada mal, vuélvelo hacer y ahora apunta a un lugar donde crear que no voy a tener respuesta.- Le decía mientras le proyectaba de nuevo a su punto de inicio con un leve empujón a través de su arma. ¿Acaso la estaba poniendo a prueba? Tal vez si, tal vez no. Simplemente ella le ha llamado la atención. Le recordaba un poco a su viejo yo, aquel inexperto que se lanzaba a todo sin medir las consecuencias. Tampoco es que actualmente Alpha sea el más experimentado de todos, pero ha aprendido de sus vivencias y errores.
-Vamos, estas actualmente frente a un humano que tiene más habilidades que tú. Y con habilidades no me refiero a poder. Me refiero a experiencias vividas. Tu… que eres ante mis ojos una promesa, te reconozco y respeto tu valor. Pero ahora tienes que aprender que no todo sale como queremos. – El joven pirata respiraría profundamente. Y desde su fauces lanzaría una llamarada en su dirección. La distancia era lo suficientemente larga para darle tiempo de reacción. Aunque quien sabe, quizás Alpha se lleve una sorpresa.
“Pero aun así, te falta mucho chiquilla”
El podia verle. Era rápida, pero no lo suficiente. Ella se lanzaba con vigor y valor. Alpha solo podía sonreírle amablemente mientras de su cabeza comenzaban a salir dos enormes cuernos. Estos tenían exactamente unos cuarenta centímetros. Cuando ella intentase atacarle, el simplemente bloquearía chocando su filo con la dureza de una de sus astas.
-Nada mal, vuélvelo hacer y ahora apunta a un lugar donde crear que no voy a tener respuesta.- Le decía mientras le proyectaba de nuevo a su punto de inicio con un leve empujón a través de su arma. ¿Acaso la estaba poniendo a prueba? Tal vez si, tal vez no. Simplemente ella le ha llamado la atención. Le recordaba un poco a su viejo yo, aquel inexperto que se lanzaba a todo sin medir las consecuencias. Tampoco es que actualmente Alpha sea el más experimentado de todos, pero ha aprendido de sus vivencias y errores.
-Vamos, estas actualmente frente a un humano que tiene más habilidades que tú. Y con habilidades no me refiero a poder. Me refiero a experiencias vividas. Tu… que eres ante mis ojos una promesa, te reconozco y respeto tu valor. Pero ahora tienes que aprender que no todo sale como queremos. – El joven pirata respiraría profundamente. Y desde su fauces lanzaría una llamarada en su dirección. La distancia era lo suficientemente larga para darle tiempo de reacción. Aunque quien sabe, quizás Alpha se lleve una sorpresa.
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Aquel muchacho parecía ser fuerte, al menos fuera de mi liga. Parecía tranquilo mientras le atacaba pero mi carga no sirvió de nada puesto que unos extraños cuernos salieron de su cabeza para frenar mi golpe. ¿Que demonios era aquel sujeto? ¿Cómo era posible que de la nada se le formaran dos cuernos como si fuera un demonio? En ese momento no importaba puesto que me hizo retroceder con su arma hasta donde estaba antes de atacar. A mi rival parecía que le desperté curiosidad sobre mi persona, pues daba la impresión que me estaba probando. Como si esperase algo de mí.
- Tu tampoco lo haces mal. Reconozco que contra ti lo voy a tener si no imposible, complicado para hacerte al menos un rasguño. Pero de todas formas aún no me doy por satisfecha - Dije con una sonrisa esperando su próximo movimiento.
Aquel extraño...¿humano? Decía que me reconocía como una promesa y que había ganado su respeto. Antes de poder contestarle, exhaló una llamarada en mi dirección. Cada vez tenía más en duda de que realmente fuera humano. Ante aquel ataque me dio el tiempo justo para hacerme a un lado. Pues era un suicidio el intentar bloquearlo con mi escudo que estaba hecho de hierro común. Rodé en el suelo y volví a mi posición de combate. Tendría que tener cuidado cuando me acercara a él, parecía ser uno de esas personas bendecidas con el poder de los dioses.
-¿Que eres? No conozco humanos que puedan sacar fuego de su interior ni hacer que les crezcan cuernos como si fueran demonios - Dije sorprendida para luego comenzar a correr alrededor suya buscando algún punto que golpear. El metal no me iba a ser de ayuda contra alguien que respiraba fuego y a saber que más.
Le lancé el hacha por un lado para intentar crear una distracción y cuando bajara la guardia, correría hacia él para golpearle con mi puño su lado descubierto. Necesitaría un golpe lo suficientemente fuerte para derrotar a este rival.
- Tu tampoco lo haces mal. Reconozco que contra ti lo voy a tener si no imposible, complicado para hacerte al menos un rasguño. Pero de todas formas aún no me doy por satisfecha - Dije con una sonrisa esperando su próximo movimiento.
Aquel extraño...¿humano? Decía que me reconocía como una promesa y que había ganado su respeto. Antes de poder contestarle, exhaló una llamarada en mi dirección. Cada vez tenía más en duda de que realmente fuera humano. Ante aquel ataque me dio el tiempo justo para hacerme a un lado. Pues era un suicidio el intentar bloquearlo con mi escudo que estaba hecho de hierro común. Rodé en el suelo y volví a mi posición de combate. Tendría que tener cuidado cuando me acercara a él, parecía ser uno de esas personas bendecidas con el poder de los dioses.
-¿Que eres? No conozco humanos que puedan sacar fuego de su interior ni hacer que les crezcan cuernos como si fueran demonios - Dije sorprendida para luego comenzar a correr alrededor suya buscando algún punto que golpear. El metal no me iba a ser de ayuda contra alguien que respiraba fuego y a saber que más.
Le lancé el hacha por un lado para intentar crear una distracción y cuando bajara la guardia, correría hacia él para golpearle con mi puño su lado descubierto. Necesitaría un golpe lo suficientemente fuerte para derrotar a este rival.
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El alago fuer correspondido con una sonrisa y una mirada con llena de mesura, realmente el herrero había comenzado a simpatizar con aquella guerrera de cabellos rojizos que demostraba tener una voluntad inquebrantable. En definitiva esto era un momento emocionante donde dos piratas se encontraban, y como la “naturaleza” la dicta, ambos tienen que luchar para demostrar de quien es el territorio, y por territorio me gustaría referirme a lugar y momento.
-¿Qué que soy? No creo que te guste la respuesta guerrera. – Dijo el pequeño mostrándose muy indiferente ante la pregunta. – Lo único que te podría decirte, es que humanidad desaparecerá tarde o temprano. – Ella comenzó rodearle. Alpha se limitaba a simplemente seguirla con los ojos. La peliroja parecía buscar algún punto débil o cierta abertura para lograr hacer daño al pequeño pelilargo. El pirata no dejaba de mirarle detenidamente con curiosidad, tratando de intuir cuanto tiempo podría ella aguantar luchar contra él.
De pronto, ella no se hizo de esperar por mucho más y arrojo su hacha con mucha fuerza. El joven rey simplemente se limitó a desviar aquel ataque hostil con uno de sus cuernos. Pero no llego hasta allí. Una rápida arremetida por parte de la guerrera. El joven recibió el golpe de lleno en su costado. Alpha pudo sentir de primera mano la potencia y la voluntad que traía sus golpes. Pero aun así. – No es suficiente, guerrera. - El simplemente se limito a colocar la palma de la mano en el abdomen de aquella mujer y la volvió a empujar de nuevo, al mismo punto de inicio donde comenzó. Pero al ver todo aquello, nuestro pequeño protagonista no podía evitar sonreír. De hecho, me atrevería a decir que esta muy feliz.
-¿Sabes? Me atrevería a decir que serias una fantástica esposa. Ademas de hermosa, eres valiente y no dudas en dar lo mejor de ti. Pude sentir algo de tu voluntad a través de ese golpe. Pero sigue intentándolo, golpéame con más fuerza. Quiero ver que tan lejos puedes llegar.
-¿Qué que soy? No creo que te guste la respuesta guerrera. – Dijo el pequeño mostrándose muy indiferente ante la pregunta. – Lo único que te podría decirte, es que humanidad desaparecerá tarde o temprano. – Ella comenzó rodearle. Alpha se limitaba a simplemente seguirla con los ojos. La peliroja parecía buscar algún punto débil o cierta abertura para lograr hacer daño al pequeño pelilargo. El pirata no dejaba de mirarle detenidamente con curiosidad, tratando de intuir cuanto tiempo podría ella aguantar luchar contra él.
De pronto, ella no se hizo de esperar por mucho más y arrojo su hacha con mucha fuerza. El joven rey simplemente se limitó a desviar aquel ataque hostil con uno de sus cuernos. Pero no llego hasta allí. Una rápida arremetida por parte de la guerrera. El joven recibió el golpe de lleno en su costado. Alpha pudo sentir de primera mano la potencia y la voluntad que traía sus golpes. Pero aun así. – No es suficiente, guerrera. - El simplemente se limito a colocar la palma de la mano en el abdomen de aquella mujer y la volvió a empujar de nuevo, al mismo punto de inicio donde comenzó. Pero al ver todo aquello, nuestro pequeño protagonista no podía evitar sonreír. De hecho, me atrevería a decir que esta muy feliz.
-¿Sabes? Me atrevería a decir que serias una fantástica esposa. Ademas de hermosa, eres valiente y no dudas en dar lo mejor de ti. Pude sentir algo de tu voluntad a través de ese golpe. Pero sigue intentándolo, golpéame con más fuerza. Quiero ver que tan lejos puedes llegar.
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El joven no parecía interesarle mi pregunta, es más, respondió con misterio asegurando que la raza humana desaparecería algún día. Aquello me hizo reír. Pues los humanos son las creaciones de los dioses, creados a sus semejanzas y llenos tanto de virtudes como de sus defectos. Pues en mi tierra existía una leyenda que hablaba sobre el fin del mundo acabando con casi todos los dioses y humanos. Pero ahora no me importaba el futuro, sino el ahora. Y el presente era tener que vencer a un joven que se salía de mi liga. Oddir me vigilaba, ojalá que me diese su bendición.
Mi golpe le dio de lleno, sin embargo era lo que me temía. No le hizo daño aparente además de volverme a empujar al punto de partida. Aquello significaba que necesitaría un golpe todavía más poderoso, uno que ni siquiera aquel monstruo disfrazado de humano podría resistir sin sufrir daños. Y ahora sin el hacha que se encontraba en la otra punta del lugar, solo tenía mi cuerpo y mi escudo para luchar. Me quedé helada cuando aquel muchacho me dijo de que sería una buena esposa para él. Me quedé quieta un rato mientras además me daba bellas palabras y me alentaba a seguir luchando. Estallé con una risa.
-Agradezco el alago, pero por desgracia mi tipo de hombre es otro. No es nada personal - Sonreí con el escudo en posición - Voy a tener que ir más de mis límites si quieres que te impresione. Pero tranquilo, de alguna forma lo lograré -
Apreté el puño derecho con fuerza, forzando mis músculos. Tenía que sacar fuerza del interior de mi cuerpo, en mi estado de ese entonces no podía hacer nada contra aquel ser. Pero aquello no me desanimaba. Me motivaba a continuar y más cuando aquel chico me daba la oportunidad de atacar sin consecuencias. Me lancé hacia delante con escudo en mano, si me fuera a lanzar otra llamarada se lo lanzaría y cambiaría mi dirección para asestarle un golpe con todas mis fuerzas en su cara.
Mi golpe le dio de lleno, sin embargo era lo que me temía. No le hizo daño aparente además de volverme a empujar al punto de partida. Aquello significaba que necesitaría un golpe todavía más poderoso, uno que ni siquiera aquel monstruo disfrazado de humano podría resistir sin sufrir daños. Y ahora sin el hacha que se encontraba en la otra punta del lugar, solo tenía mi cuerpo y mi escudo para luchar. Me quedé helada cuando aquel muchacho me dijo de que sería una buena esposa para él. Me quedé quieta un rato mientras además me daba bellas palabras y me alentaba a seguir luchando. Estallé con una risa.
-Agradezco el alago, pero por desgracia mi tipo de hombre es otro. No es nada personal - Sonreí con el escudo en posición - Voy a tener que ir más de mis límites si quieres que te impresione. Pero tranquilo, de alguna forma lo lograré -
Apreté el puño derecho con fuerza, forzando mis músculos. Tenía que sacar fuerza del interior de mi cuerpo, en mi estado de ese entonces no podía hacer nada contra aquel ser. Pero aquello no me desanimaba. Me motivaba a continuar y más cuando aquel chico me daba la oportunidad de atacar sin consecuencias. Me lancé hacia delante con escudo en mano, si me fuera a lanzar otra llamarada se lo lanzaría y cambiaría mi dirección para asestarle un golpe con todas mis fuerzas en su cara.
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Rechazado, nada que hacer, Aunque esto no le molestaba al pequeño para nada, el simple hecho de entrar en combate con una aspirante a ser una grandiosa guerrera en el futuro, sería una de las mayores razones para seguir inspirando a aquella mujer a seguir adelante. Ella maduraría, crecería y sin lugar a duda sea una guerrera ejemplar. Lista para cualquier batalla. – Entiendo, Es una lástima.
Alpha sonreía, esa sonrisa que nunca se desaparecía de ese rostro sin importar lo que ocurriese. Estaba mirando a su oponente con amabilidad. Sin lugar a dudas el esperaba muchas cosas de ellas para el futuro. Las mujeres son fuertes y maravillosas, eso no cabe duda.
El golpe había caído de lleno en la cara del pequeño pirata. El no retrocedió ni un poco. Aunque a quien quería engañar. Este si le había dolido. Y en respuesta, Alpha cerró con fuerzas su puño derecho y abanico con fuerza el brazo con intención de darle un golpe en el costado izquierdo de la pelirroja. Si fallaba, de igual manera el golpe llevaba consigo la suficiente potencia para generar una onda de choque que la mandaría a volar. Ya sería cuestión de ella si sabía cómo aterrizar o no.
-Ese si ha sido uno bueno..- Le diría el herrero desde lejos.- Vamos, Estoy aprendiendo de ti un montón de cosas. No te detengas. Lucha.
Alpha sonreía, esa sonrisa que nunca se desaparecía de ese rostro sin importar lo que ocurriese. Estaba mirando a su oponente con amabilidad. Sin lugar a dudas el esperaba muchas cosas de ellas para el futuro. Las mujeres son fuertes y maravillosas, eso no cabe duda.
El golpe había caído de lleno en la cara del pequeño pirata. El no retrocedió ni un poco. Aunque a quien quería engañar. Este si le había dolido. Y en respuesta, Alpha cerró con fuerzas su puño derecho y abanico con fuerza el brazo con intención de darle un golpe en el costado izquierdo de la pelirroja. Si fallaba, de igual manera el golpe llevaba consigo la suficiente potencia para generar una onda de choque que la mandaría a volar. Ya sería cuestión de ella si sabía cómo aterrizar o no.
-Ese si ha sido uno bueno..- Le diría el herrero desde lejos.- Vamos, Estoy aprendiendo de ti un montón de cosas. No te detengas. Lucha.
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Por fin logré mi propósito, conectar un golpe. Al mirarle la cara, aparte de su inquietante sonrisa, pude notar que le había hecho algo de pupa. Parecía que se había tomado bien mi rechazo, pues seguía estando como de buen humor. Aquel muchacho era sin duda muy raro pero por alguna razón no me disgustaba. Sentía curiosidad por él. Si quisiera ya me habría matado o darme una paliza. Pero ahí seguía... sonriendo e invitándome a pegarle. Fue entonces, cuando ocurrió. El chico cerró su puño y amenazó con darme un peligroso golpe en el costado izquierdo. Otra vez sentí algo en la cabeza, como una especie de visión. Logré apartarme por los pelos pero aquel ataque era tan potente que me mandó a volar. Acabé cayendo encima de un puesto de comida haciéndome daño en la espalda. Comencé a toser fuertemente. Aquel chico... realmente se estaba conteniendo. Me levanté como pude y escuché lo que dijo.
- Continuemos entonces, puede que en cualquier momento venga alguien a detenernos - Sonreí y volví a lanzarme al ataque. Una vez más preparé mi puño para darle otro golpe. Justo cuando le fui a golpear, cambié de mano pues era un farol. Con la otra mano, cerré fuertemente el puño e intentando compactar los músculos de mi brazo, le tiré mi ataque. "Venga, vamos. Necesito un golpe que le haga daño de verdad" fue lo que pensé. Con un grito de bestia y usando toda la fuerza de mi brazo, esperé al menos mover a aquel ser extraño.
- Continuemos entonces, puede que en cualquier momento venga alguien a detenernos - Sonreí y volví a lanzarme al ataque. Una vez más preparé mi puño para darle otro golpe. Justo cuando le fui a golpear, cambié de mano pues era un farol. Con la otra mano, cerré fuertemente el puño e intentando compactar los músculos de mi brazo, le tiré mi ataque. "Venga, vamos. Necesito un golpe que le haga daño de verdad" fue lo que pensé. Con un grito de bestia y usando toda la fuerza de mi brazo, esperé al menos mover a aquel ser extraño.
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-Lo has hecho bien hasta ahora. Y es una lástima que todo tenga que terminar. Ya que probablemente pronto vengan a detenernos. - Era una pena que todo tuviera que terminar tan pronto, ella tenía cierto carisma y ciertas actitudes que lograban simpatizar con el pequeño Alpha. Guerrera tenas, implacable, ruda y con una actitud lo suficientemente fuerte para ayudarla a llegar lejos. Ya el hecho de que ella pudiera despertar el haki de visión le daba puntos extras. Ella tendría un futuro bastante prometedor, de eso el rey de la forja estaba seguro. Pero ahora, un solo golpe daría todo a su fin.
-Ven a mí, joven promesa. Te daré él lo mejor de mí, como muestra de respeto. – Era momento de preparar el golpe final. Extendió su brazo derecho al costado, cerró el puño con fuerza y Flexiono el brazo acacia atrás. Ya todo estaba listo para que el combate culminara en un único golpe. Uno que demostraría muchas cosas. – Te estaré esperando en Grand Line, pelirroja.
Gruño, grito y ataco al mismo tiempo que ella. Las iris del pequeño se habían vuelto totalmente blanca. El impacto de Helga si había llegado y si habría conectado. Pero no fue suficiente, a pesar de todo, Alpha siguió avanzando. Con un fuerte pisotón y un golpe bien fuerte dirigido al abdomen de la guerra, tenía totalmente intención de terminar con esto. Si ese golpe daba, la mandaría a volar directo a una casa que estaba justo atrás de ella, a unos cuantos metros.
Ya era momento de ponerse en marcha. Ya todo habría terminado. Otro día más en la vida del pequeño pirata. Dando un salto para montar sobre su ave. Acomodándose el kimono para dirigirse a otro lugar.
-Ven a mí, joven promesa. Te daré él lo mejor de mí, como muestra de respeto. – Era momento de preparar el golpe final. Extendió su brazo derecho al costado, cerró el puño con fuerza y Flexiono el brazo acacia atrás. Ya todo estaba listo para que el combate culminara en un único golpe. Uno que demostraría muchas cosas. – Te estaré esperando en Grand Line, pelirroja.
Gruño, grito y ataco al mismo tiempo que ella. Las iris del pequeño se habían vuelto totalmente blanca. El impacto de Helga si había llegado y si habría conectado. Pero no fue suficiente, a pesar de todo, Alpha siguió avanzando. Con un fuerte pisotón y un golpe bien fuerte dirigido al abdomen de la guerra, tenía totalmente intención de terminar con esto. Si ese golpe daba, la mandaría a volar directo a una casa que estaba justo atrás de ella, a unos cuantos metros.
Ya era momento de ponerse en marcha. Ya todo habría terminado. Otro día más en la vida del pequeño pirata. Dando un salto para montar sobre su ave. Acomodándose el kimono para dirigirse a otro lugar.
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El sonido de nuestros gritos se expandió por todo el lugar a la vez que ambos cargábamos el uno contra el otro. Todo se iba a decidir con un solo golpe. Apreté los dientes y lancé mi puño con furia de guerrero. Mi rival recibió el golpe, pero por desgracia, no le hizo retroceder. Diría que incluso eso reforzó su determinación para golpearme. Antes de ser mandada contra un edificio detrás de mí, le escuché decir que me esperaría en Grand Line. Ahí le encontraría para nuestra revancha para cuando me hubiera vuelto más fuerte. Recibí aquel puñetazo y salí volando estrellándome contra la pared de una casa. Escupí sangre y varias costillas se rompieron, además de que perdí el conocimiento. Había perdido el duelo. Sin embargo, lo había disfrutado mucho. Hacía tiempo que no me enfrentaba contra alguien así.
No sabía por cuanto tiempo me había quedado inconsciente, pero cuando desperté me encontraba en una cama dentro de alguna casa. Tenía el torso vendado además de la cabeza. Me incliné en la cama con cuidado, me dolían mucho las costillas y me quejé. Aquello llamó la atención de una persona que estaba en una silla a escasos metros de distancia y de la cual no me había fijado. Era una mujer de mediana edad, rubia de ojos verdes y con alguna que otra peca. Vestía con ropa de campesino y tenía una capa verde con una capucha.
-Por fin despiertas, ¿sabes cuanto tiempo llevas dormida? - Preguntó con una sonrisa y debido a que negué con la cabeza, prosiguió hablando - Has estado tres días sin conocimiento, realmente aquel chico te dio una buena paliza. Te golpeaste la cabeza además de que tienes algunas costillas rotas. Menos mal que unos amigos y yo te encontramos antes de que volviera la guardia de la ciudad - Dijo estirándose.
- ¿Quien eres y por qué me habéis ayudado? Es más, ¿donde estoy? - La cabeza me dolía horrores y parece que mi salvadora lo notó.
-No te puedo decir mi nombre por motivos de seguridad, pero te ayudamos porque combatiste contra los guardias. Estás en un refugio. Ahora deberías descansar, tu cuerpo necesita reposo. Ya lo sabrás todo en su momento - Me guiñó con un ojo y se marchó de la habitación dejándome con más dudas.
Me quedé en la cama, mirando el techo. Los rebeldes de la ciudad me habían ayudado, probablemente me quisieran reclutar para su causa. Pero ellos no sabían que mi corazón ya era pirata. Hice lo que me dijo la mujer y cerré los ojos para seguir durmiendo. Con suerte, pronto me curaría y saldría a la mar a seguir con mis aventuras.
No sabía por cuanto tiempo me había quedado inconsciente, pero cuando desperté me encontraba en una cama dentro de alguna casa. Tenía el torso vendado además de la cabeza. Me incliné en la cama con cuidado, me dolían mucho las costillas y me quejé. Aquello llamó la atención de una persona que estaba en una silla a escasos metros de distancia y de la cual no me había fijado. Era una mujer de mediana edad, rubia de ojos verdes y con alguna que otra peca. Vestía con ropa de campesino y tenía una capa verde con una capucha.
-Por fin despiertas, ¿sabes cuanto tiempo llevas dormida? - Preguntó con una sonrisa y debido a que negué con la cabeza, prosiguió hablando - Has estado tres días sin conocimiento, realmente aquel chico te dio una buena paliza. Te golpeaste la cabeza además de que tienes algunas costillas rotas. Menos mal que unos amigos y yo te encontramos antes de que volviera la guardia de la ciudad - Dijo estirándose.
- ¿Quien eres y por qué me habéis ayudado? Es más, ¿donde estoy? - La cabeza me dolía horrores y parece que mi salvadora lo notó.
-No te puedo decir mi nombre por motivos de seguridad, pero te ayudamos porque combatiste contra los guardias. Estás en un refugio. Ahora deberías descansar, tu cuerpo necesita reposo. Ya lo sabrás todo en su momento - Me guiñó con un ojo y se marchó de la habitación dejándome con más dudas.
Me quedé en la cama, mirando el techo. Los rebeldes de la ciudad me habían ayudado, probablemente me quisieran reclutar para su causa. Pero ellos no sabían que mi corazón ya era pirata. Hice lo que me dijo la mujer y cerré los ojos para seguir durmiendo. Con suerte, pronto me curaría y saldría a la mar a seguir con mis aventuras.
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