Dark Satou
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Bajó de la nave de un salto, volando hacia Altesia. Miró hacia su alrededor y un sentimiento de nostalgia le invadió. Podía ver desde ahí la granja en la que un día se crió. "Me pregunto si Malory seguirá por aquí." pensó mientras abría los brazos para frenar un poco y acababa descendiendo con sutileza. Una vez puso los pies en el suelo, se llevó la mano al anillo de su pecho y lo deslizó hacia la altura de su corazón. Lo sentía agitado, incluso más que cuando estaba en Norin. Si la historia hubiese cambiado... Si su padre no hubiera pedido que él fuese la bestia de fuego, se habría criado por estos lares. No habría conocido ni a Louise ni a Ashley. Quizás no sería igual de poderoso de lo que ya era. Podría haber acabado como un simple granjero, pero el haki del conquistador residía en su cuerpo. Eso es lo único que le quedaba.
―Si yo hubiese vivido aquí... ¿Seguiría siendo quien soy? ―Preguntó en voz alta mientras entraba dentro de la casa.
A parte de desvelar poco a poco el que un día fue su hogar, estaba ahí por una razón que tenía mucho más peso. Tras recuperar sus memorias e indagar, recordó el nombre de su madre. Malory Markov. Y recordaba que ella había hablado de su primo pequeño, Derian Markov. ¿Era casualidad u obra del destino que se hubiese cruzado con Derian en Mariejoa sin siquiera conocerlo? Al desconocer de él, y haber encerrado aquellos recuerdos como dolorosos, solo le quedaba una conclusión. Reunirse con el hijo de Derian Markov. El que un día admiró, mientras no tenía todavía memoria. Seguía sintiendo un sentimiento de respeto por el vampiro, pero no podía seguir como alguien a la sombra de aquel hombre.
Ni él ni Ivan se habían visto desde las vacaciones del Spá. Fueron unos días magníficos, llenos de descanso y masajes. Y la puta vieja de mierda que les pegaba con la regla. Pero eso se lo había tomado como un entrenamiento y gracias a aquello, había logrado ser una persona más ágil y resistente. ¿Quién iba a decir que aprendiese más con una regla que con semanas de entrenamiento, verdad? Pero aquel no era el tema principal. Fuese una vez más obra del destino, tenía que hablar seriamente con Ivan. Eran primos, compartían un vínculo de sangre. Y aunque fuese aún más viejo que su propio padre, seguían teniendo parentesco. Deslizó entre sus dedos un marco y pudo verse a él mismo con su madre. Agarró la foto y se la metió en un bolsillo de la chaqueta, para ver si Ivan conocía a Malory.
―Ahora solo queda esperarte, Ivan. ―Dijo mientras se relajaba, soltando sus armas encima de una mesa tras limpiarla.
El clima de la isla favorecía mucho ante su condición. La luz no llegaba tan intensamente y el sonido de la lluvia parecía calmarle. Estaba lloviendo, sin parar, pero tampoco con una fuerza extraordinaria. Gracias a eso podía mantener su cabeza más o menos fría. Porque fuese donde fuese, le venían memorias de su madre. Antaño la recordaba como alguien que era una buena persona, pero recordó rebobinando poco a poco en una única frase. "Hijo, algún día tú suplirás el trono de la familia. Por eso te envío hacia arriba. Para que bajes como la persona más fuerte que pueda conocer los siete mares." pensó, recordando su voz. Pero él no deseaba tierras o propiedades. Ni mucho menos arrebatar algo que le pertenecía quizás a Ivan. Él solo deseaba pisar estas tierras una última vez, o por lo menos pensaba aquello por ahora.
Y, además de haber llamado al vampiro, se centró en dejar fluir el haoshoku por su cuerpo y extenderlo lo máximo que podía. Su presencia se notaría de lejos. Lo suficientemente lejos como para llamar su atención. Al fin y al cabo, el rancho un día fue famoso.
―Si yo hubiese vivido aquí... ¿Seguiría siendo quien soy? ―Preguntó en voz alta mientras entraba dentro de la casa.
A parte de desvelar poco a poco el que un día fue su hogar, estaba ahí por una razón que tenía mucho más peso. Tras recuperar sus memorias e indagar, recordó el nombre de su madre. Malory Markov. Y recordaba que ella había hablado de su primo pequeño, Derian Markov. ¿Era casualidad u obra del destino que se hubiese cruzado con Derian en Mariejoa sin siquiera conocerlo? Al desconocer de él, y haber encerrado aquellos recuerdos como dolorosos, solo le quedaba una conclusión. Reunirse con el hijo de Derian Markov. El que un día admiró, mientras no tenía todavía memoria. Seguía sintiendo un sentimiento de respeto por el vampiro, pero no podía seguir como alguien a la sombra de aquel hombre.
Ni él ni Ivan se habían visto desde las vacaciones del Spá. Fueron unos días magníficos, llenos de descanso y masajes. Y la puta vieja de mierda que les pegaba con la regla. Pero eso se lo había tomado como un entrenamiento y gracias a aquello, había logrado ser una persona más ágil y resistente. ¿Quién iba a decir que aprendiese más con una regla que con semanas de entrenamiento, verdad? Pero aquel no era el tema principal. Fuese una vez más obra del destino, tenía que hablar seriamente con Ivan. Eran primos, compartían un vínculo de sangre. Y aunque fuese aún más viejo que su propio padre, seguían teniendo parentesco. Deslizó entre sus dedos un marco y pudo verse a él mismo con su madre. Agarró la foto y se la metió en un bolsillo de la chaqueta, para ver si Ivan conocía a Malory.
―Ahora solo queda esperarte, Ivan. ―Dijo mientras se relajaba, soltando sus armas encima de una mesa tras limpiarla.
El clima de la isla favorecía mucho ante su condición. La luz no llegaba tan intensamente y el sonido de la lluvia parecía calmarle. Estaba lloviendo, sin parar, pero tampoco con una fuerza extraordinaria. Gracias a eso podía mantener su cabeza más o menos fría. Porque fuese donde fuese, le venían memorias de su madre. Antaño la recordaba como alguien que era una buena persona, pero recordó rebobinando poco a poco en una única frase. "Hijo, algún día tú suplirás el trono de la familia. Por eso te envío hacia arriba. Para que bajes como la persona más fuerte que pueda conocer los siete mares." pensó, recordando su voz. Pero él no deseaba tierras o propiedades. Ni mucho menos arrebatar algo que le pertenecía quizás a Ivan. Él solo deseaba pisar estas tierras una última vez, o por lo menos pensaba aquello por ahora.
Y, además de haber llamado al vampiro, se centró en dejar fluir el haoshoku por su cuerpo y extenderlo lo máximo que podía. Su presencia se notaría de lejos. Lo suficientemente lejos como para llamar su atención. Al fin y al cabo, el rancho un día fue famoso.
Ivan Markov
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Los cascos del caballo resonaban sobre el camino encharcado. El pirata se cubría de la lluvia con la capucha de su manto, envolviéndose en este. No le apetecía volver a pasar por la experiencia de enfermar, aunque fuese improbable que volviese a pasarle con su constitución. Los recuerdo de los días en su castillo, cuando la había conocido a ella, le golpearon como un puñal. Apretó los dientes y trató de apartarlos de su cabeza, centrándose en el camino. Hallstat ya no era una isla segura. Por mucho que fuese un pirata experimentado del Nuevo Mundo, la guerra por el trono había atraído a mercenarios de todo el mundo. Había gente fuerte combatiendo en algunos de los bandos.
Había ido a la isla por petición de Dark. No sabía bien qué se le había metido en la cabeza para hacerle ir a su isla natal, pero parecía que era un tema serio. Había dejado a Michael al cargo del Horror Circus, cogido el Leviatán y cruzado la Red Line rumbo al norte. Una vez en la isla había desembarcado en una cala al noreste de la isla, alquilado un caballo y echado a cabalgar hacia Altesia. Podía haber ido volando, pero hacerlo podría haber llamado atenciones indeseadas. No muy lejos estaban las tropas de lord Anthony, y de enterarse este que Ivan había vuelto a Hallstat, a saber qué intentaría hacer. Coronarlo por la fuerza, colgarlo por algún motivo estúpido... o bueno, más bien intentarlo.
Le llamaba la atención que le hubiese pedido reunirse en un rancho perdido de la mano de Dios. Por lo que le habían dicho los lugareños, en un pasado no tan lejano había sido una importante finca de su familia, controlada por una de las ramas secundarias, primos de su padre. Sin embargo el señor del lugar solo había tenido dos hijas. Una de ellas había desaparecido, mientras que la otra se había convertido en la infame pirata Hinori Markov. Sin nadie que les sucediera y con la guerra de su padre, las tierras habían quedado deshabitadas. De hecho era un milagro que la finca siguiera en pie, teniendo en cuenta que buena parte del país había tenido que ser reconstruido. Probablemente, como con Markovia, hubiese sido protegida por medios especiales. Por lo había oído un usuario de akuma no mi al servicio de su padre había hundido algunas ciudades y castillos bajo tierra y las había hecho salir de nuevo a flote tras la guerra.
Antes de llegar a la finca percibió el fuerte olor del haoshoku de Dark, como una señal de que estaba ahí. No era la táctica más inteligente, pero probablemente, su compañero no sabía mucho de la complicada situación de la isla. Por no hablar de que el sigilo y la sutileza nunca habían sido su fuerte. Dio un par de talonazos al caballo para que trotase hacia el interior de los campos y frenó a unos metros del edificio principal. Descabalgó de un salto y ató a la bestia a un poste antes de dirigirse hacia la puerta, mirando a su alrededor con desconfianza. El lugar olía a viejo. Bien podía haberse convertido por el abandono en un punto de reunión de tropas o bandidos. ¿Qué quería Dark de aquel sitio?
- ¿Por qué en est...? ¡Hostia! - se interrumpió al entrar y ver el aspecto del otro - ¿Qué te has hecho en el pelo? - arqueó una ceja y le examinó. Tampoco tenía ya su brazo dracónico y sin embargo... era él. Parecía haber cambiado... no solo en aspecto físico, sino también su actitud. Era como si hubiese envejecido mentalmente cincuenta años de golpe. Mayor, más cansado y lleno de recuerdos - Sospecho que tienes mucho que contar. Siempre sospeché que había algo raro en que tuvieses el brazo y la pierna del Vicealmirante Satou y te llamases como él. Supuse que eras su hijo, pero eras tú todo este rato. ¿Me equivoco?
Había ido a la isla por petición de Dark. No sabía bien qué se le había metido en la cabeza para hacerle ir a su isla natal, pero parecía que era un tema serio. Había dejado a Michael al cargo del Horror Circus, cogido el Leviatán y cruzado la Red Line rumbo al norte. Una vez en la isla había desembarcado en una cala al noreste de la isla, alquilado un caballo y echado a cabalgar hacia Altesia. Podía haber ido volando, pero hacerlo podría haber llamado atenciones indeseadas. No muy lejos estaban las tropas de lord Anthony, y de enterarse este que Ivan había vuelto a Hallstat, a saber qué intentaría hacer. Coronarlo por la fuerza, colgarlo por algún motivo estúpido... o bueno, más bien intentarlo.
Le llamaba la atención que le hubiese pedido reunirse en un rancho perdido de la mano de Dios. Por lo que le habían dicho los lugareños, en un pasado no tan lejano había sido una importante finca de su familia, controlada por una de las ramas secundarias, primos de su padre. Sin embargo el señor del lugar solo había tenido dos hijas. Una de ellas había desaparecido, mientras que la otra se había convertido en la infame pirata Hinori Markov. Sin nadie que les sucediera y con la guerra de su padre, las tierras habían quedado deshabitadas. De hecho era un milagro que la finca siguiera en pie, teniendo en cuenta que buena parte del país había tenido que ser reconstruido. Probablemente, como con Markovia, hubiese sido protegida por medios especiales. Por lo había oído un usuario de akuma no mi al servicio de su padre había hundido algunas ciudades y castillos bajo tierra y las había hecho salir de nuevo a flote tras la guerra.
Antes de llegar a la finca percibió el fuerte olor del haoshoku de Dark, como una señal de que estaba ahí. No era la táctica más inteligente, pero probablemente, su compañero no sabía mucho de la complicada situación de la isla. Por no hablar de que el sigilo y la sutileza nunca habían sido su fuerte. Dio un par de talonazos al caballo para que trotase hacia el interior de los campos y frenó a unos metros del edificio principal. Descabalgó de un salto y ató a la bestia a un poste antes de dirigirse hacia la puerta, mirando a su alrededor con desconfianza. El lugar olía a viejo. Bien podía haberse convertido por el abandono en un punto de reunión de tropas o bandidos. ¿Qué quería Dark de aquel sitio?
- ¿Por qué en est...? ¡Hostia! - se interrumpió al entrar y ver el aspecto del otro - ¿Qué te has hecho en el pelo? - arqueó una ceja y le examinó. Tampoco tenía ya su brazo dracónico y sin embargo... era él. Parecía haber cambiado... no solo en aspecto físico, sino también su actitud. Era como si hubiese envejecido mentalmente cincuenta años de golpe. Mayor, más cansado y lleno de recuerdos - Sospecho que tienes mucho que contar. Siempre sospeché que había algo raro en que tuvieses el brazo y la pierna del Vicealmirante Satou y te llamases como él. Supuse que eras su hijo, pero eras tú todo este rato. ¿Me equivoco?
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Lo vio entrar por la puerta e impresionarse. Sí, era como todos los que le veían desde que había cambiado. Desde que había vuelto a su ser. Conforme hablaba, le escuchaba atentamente. No sabía cómo demostrarle de que era de fiar. ¿Su amistad llegaría a ser de la misma forma que fue antes? Porque él seguía siendo él. Quizás no tan gilipollas como antes, pero viéndolo ahí parado, hablando... Seguía teniéndole el mismo cariño. Habían pasado en unos meses por una barbaridad de situaciones complicadas. Dejó el cuchillo de su espalda en la mesa y buscó el momento preciso para hablar. No quería interrumpirle, pero tampoco dejar un silencio demasiado largo.
―Sí. He pasado por un proceso... poco ortodoxo. ―Dijo mientras seguía mirando la foto. Se le podía notar serio―. Pero no es por esto por lo que te he llamado, Ivan.
Recorrió la mesa, levantando las manos brevemente. No sabía si Ivan estaría mosca por haberle reconocido como Satou. Al fin y al cabo fue la mano derecha del anterior rey de los cazadores. Bajó lentamente las manos hacia la chaqueta y sacó al foto. La elevó brevemente y se la enseñó. Tenía que tener cuidado con cada movimiento ya que, aunque hubieran pasado una buena temporada juntos, debía tener los pies sobre el suelo.
―Sé que te puede sonar mosca que sea Satou. Pero sigo manteniendo las experiencias que hemos pasado. Te sigo considerando un gran amigo, Ivan. ―Paró brevemente para bajar la cabeza―. Y dime tú si es azar del destino, pero soy hijo de Malory Markov. Esta era mi casa... primo.
¿Que cuál sería su reacción? No lo sabía. Pero podía analizar su habla y movimientos. De forma lenta, se abrió de brazos. Quizás ofrecerle un abrazo calmaría un poco la situación. De verdad que quería dárselo. Pero también quería ver lo que pasaría después. Eso sería la elección del vampiro y, tras lo que le había contado Brianna, esperaba que estuviese de buen humor. Si no, estaría ahí como familia y amigo para apoyarle.
―Sí. He pasado por un proceso... poco ortodoxo. ―Dijo mientras seguía mirando la foto. Se le podía notar serio―. Pero no es por esto por lo que te he llamado, Ivan.
Recorrió la mesa, levantando las manos brevemente. No sabía si Ivan estaría mosca por haberle reconocido como Satou. Al fin y al cabo fue la mano derecha del anterior rey de los cazadores. Bajó lentamente las manos hacia la chaqueta y sacó al foto. La elevó brevemente y se la enseñó. Tenía que tener cuidado con cada movimiento ya que, aunque hubieran pasado una buena temporada juntos, debía tener los pies sobre el suelo.
―Sé que te puede sonar mosca que sea Satou. Pero sigo manteniendo las experiencias que hemos pasado. Te sigo considerando un gran amigo, Ivan. ―Paró brevemente para bajar la cabeza―. Y dime tú si es azar del destino, pero soy hijo de Malory Markov. Esta era mi casa... primo.
¿Que cuál sería su reacción? No lo sabía. Pero podía analizar su habla y movimientos. De forma lenta, se abrió de brazos. Quizás ofrecerle un abrazo calmaría un poco la situación. De verdad que quería dárselo. Pero también quería ver lo que pasaría después. Eso sería la elección del vampiro y, tras lo que le había contado Brianna, esperaba que estuviese de buen humor. Si no, estaría ahí como familia y amigo para apoyarle.
Ivan Markov
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Escuchó con atención a Dark y analizó sus reacciones. Estaba... tenso. Muy tenso. ¿Se creía que iba a querer atacarle o enfadarse, o algo así? Estaba claro que no le conocía de nada. Era desde luego una sorpresa que hubiese resultado ser ese Dark, y esperaba al menos una explicación de por qué se lo había ocultado, pero tampoco le importaba especialmente. Si en realidad hubiese sido un enemigo, había tenido cientos de ocasiones en los meses que habían pasado luchando juntos para darle una puñalada, y no lo había hecho. Ni tampoco creía que tuviese ese carácter. Se encogió de hombros, ignorando la cara de su compañero, y se tiró en un sofá destartalado que crujió muchísimo y se hundió varios centímetros.
- ¿En serio? Joder, éramos pocos y parió la abuela.
Metió la mano en el interior de la capa y sacó una botella de licor de hierbas que había comprado en el puerto para el camino. Dio un sorbo a la bebida y dejó que el potente alcohol bajase por su garganta lentamente. Esa cosa tenía tanta graduación que incluso él podría acabar emborrachándose con ella. Tendió la botella a Dark y dijo:
- Deja de mirarme así, vejesterio. No voy a patearte el culo ni nada así. No tendría mérito vencer a un viejo - dijo con una sonrisa burlona - Aunque sí me gustaría que me dijeras por qué no me lo has contado hasta ahora.
Malory... ese nombre le sonaba. No sabía demasiado sobre aquella parte de su familia. Es decir, había pasado unos cuantos años en Hallstat con Derian, pero no había conocido al resto de los Markov como un miembro más de la familia. Su padre no le había legitimado y lo había ocultado como un criado de la corte. Sin embargo había escuchado cosas y conocido a algunos miembros de la familia de lejos. ¿No era esa mujer la prima de su padre, la que se había largado de joven con un pirata y vuelto con un bastardo?
- ¿Hay algo en concreto por lo que me hayas llamado aparte de esto? Es decir, no sé qué pensabas, pero esto no cambia demasiado las cosas. No te voy a dar los regalos de cumpleaños atrasados ni nada así - le echó la lengua y se rió.
- ¿En serio? Joder, éramos pocos y parió la abuela.
Metió la mano en el interior de la capa y sacó una botella de licor de hierbas que había comprado en el puerto para el camino. Dio un sorbo a la bebida y dejó que el potente alcohol bajase por su garganta lentamente. Esa cosa tenía tanta graduación que incluso él podría acabar emborrachándose con ella. Tendió la botella a Dark y dijo:
- Deja de mirarme así, vejesterio. No voy a patearte el culo ni nada así. No tendría mérito vencer a un viejo - dijo con una sonrisa burlona - Aunque sí me gustaría que me dijeras por qué no me lo has contado hasta ahora.
Malory... ese nombre le sonaba. No sabía demasiado sobre aquella parte de su familia. Es decir, había pasado unos cuantos años en Hallstat con Derian, pero no había conocido al resto de los Markov como un miembro más de la familia. Su padre no le había legitimado y lo había ocultado como un criado de la corte. Sin embargo había escuchado cosas y conocido a algunos miembros de la familia de lejos. ¿No era esa mujer la prima de su padre, la que se había largado de joven con un pirata y vuelto con un bastardo?
- ¿Hay algo en concreto por lo que me hayas llamado aparte de esto? Es decir, no sé qué pensabas, pero esto no cambia demasiado las cosas. No te voy a dar los regalos de cumpleaños atrasados ni nada así - le echó la lengua y se rió.
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Vaya, se lo tomó... ¿Bien? No podía decir que no. De hecho, seguramente le había molestado la desconfianza. Pero tenía que actuar de esa forma. Lo escuchó atentamente y aceptó el licor, agarrándolo y pegándole un trago largo. "¿Qué cojones? Esto quema una barbaridad..." pensó mientras se quitaba el resto de la boca y le ofrecía la botella de vuelta. Empezó a notar la calidez recorrer su cuerpo y llegar hasta el estómago. Aquello lo destensó ligeramente, soltando un suspiro largo y mirándole con una sonrisa mientras lo seguía escuchando.
―¿Viejo? Creo que me veo bastante bien para cincuenta y cinco, ¿no crees? ―Dijo mientras daba una vuelta sobre sí mismo―. Además, estoy muy seguro de que te ganaría a un pulso. Cuando recuperé la memoria volví a recordar cómo funcionaban los límites de mi cuerpo.
Volvió a escucharle, tras responderle. ¿Que por qué le había llamado ahí? Bueno, quizás estaría acostumbrado a conocer a un Markov cada dos por tres. Pero el resultado final no era ese. Quería contarle su plan y confiar en él como una vez hizo.
―Te he llamado por varias cosas. Lo primero, era para contarte esto. Lo segundo... ―agarró aire y se transformó en su forma híbrida― esto. He recuperado lo que una vez fue mío. Pero ahora va lo tercero, amigo mío ―volvió a decir mientras hacía desaparecer los cuernos y la cola―. Voy a volver a la Marine. Pero por algo mucho más profundo. Mi hija ha muerto por la culpa del gobierno mundial, y... Bueno. Digamos que tengo que buscar venganza. Dentro de poco me someteré a un juicio para que valoren mi recompensa y ver si pueden quitármela. Después empezaré a escalar y lo eliminaré todo. Sé que Katharina me respaldará si acabo en Impel Down, y tengo la firmeza que tú también ―exclamó mientras se colocaba en el sofá y le ofrecía a echar un pulso―. Cuéntame tú, Ivan, ¿te atreves a echarle un pulso al viejo mientras me das un resumen de cómo te han ido estos meses?
Quería sacarle de alguna forma qué tal se sentía. Porque si en algún momento demostraba sentirse mal, le ofrecería pegarse la borrachera del siglo. Aunque Hallstat estaría en peligro si los dos se juntasen borrachos.
―¿Viejo? Creo que me veo bastante bien para cincuenta y cinco, ¿no crees? ―Dijo mientras daba una vuelta sobre sí mismo―. Además, estoy muy seguro de que te ganaría a un pulso. Cuando recuperé la memoria volví a recordar cómo funcionaban los límites de mi cuerpo.
Volvió a escucharle, tras responderle. ¿Que por qué le había llamado ahí? Bueno, quizás estaría acostumbrado a conocer a un Markov cada dos por tres. Pero el resultado final no era ese. Quería contarle su plan y confiar en él como una vez hizo.
―Te he llamado por varias cosas. Lo primero, era para contarte esto. Lo segundo... ―agarró aire y se transformó en su forma híbrida― esto. He recuperado lo que una vez fue mío. Pero ahora va lo tercero, amigo mío ―volvió a decir mientras hacía desaparecer los cuernos y la cola―. Voy a volver a la Marine. Pero por algo mucho más profundo. Mi hija ha muerto por la culpa del gobierno mundial, y... Bueno. Digamos que tengo que buscar venganza. Dentro de poco me someteré a un juicio para que valoren mi recompensa y ver si pueden quitármela. Después empezaré a escalar y lo eliminaré todo. Sé que Katharina me respaldará si acabo en Impel Down, y tengo la firmeza que tú también ―exclamó mientras se colocaba en el sofá y le ofrecía a echar un pulso―. Cuéntame tú, Ivan, ¿te atreves a echarle un pulso al viejo mientras me das un resumen de cómo te han ido estos meses?
Quería sacarle de alguna forma qué tal se sentía. Porque si en algún momento demostraba sentirse mal, le ofrecería pegarse la borrachera del siglo. Aunque Hallstat estaría en peligro si los dos se juntasen borrachos.
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Soltó un silbido al verle transformarse. Sin akuma no mi, Dark había resultado ser un guerrero increíble. Con ella, a saber cuánto aumentaría su potencial. Por otro lado... ¿memoria? ¿Entonces simplemente la había perdido? Bueno, era creíble. Cosas más raras había visto en Grand Line... o incluso en esa misma isla. Pero entonces Dark dijo algo que sí que le hizo tensarse un poco. ¿Volver a la Marina? ¿Acaso lo había llamado para decirle que ahora eran enemigos o algo así? Esa clase de dramatismo sí que sería propio de él. Sin embargo resultó no ser el caso.
- Pues vaya, no eres la única persona que conozco con un plan loco para tumbar al Gobierno - se encogió de hombros - estás como una cabra... pero si estuvieses cuerdo, esto sería más aburrido. Cuenta conmigo para darle una patada en los cojones al Gobierno, y para ir a montar un poco de barullo a Impel Down si no cuela la treta. Aunque yo que tú antes de ir al juicio haría una vivre card y nos mandaría un trozo a mí y a Katharina. Así podremos encontrarte.
Esbozó una mueca cuando le preguntó cómo le había ido. Iba a necesitar más alcohol para responder a esa pregunta. Echó mano de la botella y le dio un buen trago. Se levantó, se dirigió a una mesa que parecía aceptablemente sólida y se sentó a esta.
- Vamos a ello pues - dijo, poniendo el brazo - No esperes que te lo deje fácil, viejo.
Dark resultó efectivamente haberse vuelto mucho más duro. Se encontró, con sorpresa, con que no solo no era capaz de mover su brazo, sino que le estaba costando mantenerlo en el sitio. Joder, no mentía el cabrón. Era incluso algo más fuerte que él.
- Ha sido un mes de mierda, no te voy a mentir - dijo, con un gruñido - Brianna y yo hemos cortado. Era lo mejor para su seguridad.
No había sido una decisión fácil, pero al final habían tenido que tomarla. Al fin y al cabo Ivan era un pirata buscado, y el segundo al mando de Katharina. Por no hablar de quién era su padre. Quienes estuviesen con él debían ser fuertes, porque el peligro le rondaba constantemente como moscas a un basurero. Y después de ver al Gobierno poniendo precio por la cabeza de Brianna solo por acompañarle... no podían arriesgarse a llevarse un susto similar.
- Por lo demás... un poco lo de siempre. He matado, me he emborrachado y he entrenado un poco.
Le estaba costando muchísimo no perder, y si seguía así, iba a hacerlo. Poco a poco el brazo de Dark empezaba a ganar terreno. "Las pelotas, viejo. No me vas a ganar tan fácilmente." Empezó a canalizar parte de sus reservas de sangre hacia el brazo para potenciar su fuerza, y el resto a la mano izquierda. Entonces apuntó con su dedo índice izquierdo discretamente hacia el codo de Dark y disparó un pequeño chorro de sangre al tiempo que usaba su aumento de fuerzas para hacer más presión repentinamente. Su intención era pillar desprevenido al ex-cazador, hacer que el brazo le resbalara y ganarle. Algunos le llamarían tramposo. Él lo veía simplemente como usar las herramientas que tenía. Si no te pillan no es trampa.
- Pues vaya, no eres la única persona que conozco con un plan loco para tumbar al Gobierno - se encogió de hombros - estás como una cabra... pero si estuvieses cuerdo, esto sería más aburrido. Cuenta conmigo para darle una patada en los cojones al Gobierno, y para ir a montar un poco de barullo a Impel Down si no cuela la treta. Aunque yo que tú antes de ir al juicio haría una vivre card y nos mandaría un trozo a mí y a Katharina. Así podremos encontrarte.
Esbozó una mueca cuando le preguntó cómo le había ido. Iba a necesitar más alcohol para responder a esa pregunta. Echó mano de la botella y le dio un buen trago. Se levantó, se dirigió a una mesa que parecía aceptablemente sólida y se sentó a esta.
- Vamos a ello pues - dijo, poniendo el brazo - No esperes que te lo deje fácil, viejo.
Dark resultó efectivamente haberse vuelto mucho más duro. Se encontró, con sorpresa, con que no solo no era capaz de mover su brazo, sino que le estaba costando mantenerlo en el sitio. Joder, no mentía el cabrón. Era incluso algo más fuerte que él.
- Ha sido un mes de mierda, no te voy a mentir - dijo, con un gruñido - Brianna y yo hemos cortado. Era lo mejor para su seguridad.
No había sido una decisión fácil, pero al final habían tenido que tomarla. Al fin y al cabo Ivan era un pirata buscado, y el segundo al mando de Katharina. Por no hablar de quién era su padre. Quienes estuviesen con él debían ser fuertes, porque el peligro le rondaba constantemente como moscas a un basurero. Y después de ver al Gobierno poniendo precio por la cabeza de Brianna solo por acompañarle... no podían arriesgarse a llevarse un susto similar.
- Por lo demás... un poco lo de siempre. He matado, me he emborrachado y he entrenado un poco.
Le estaba costando muchísimo no perder, y si seguía así, iba a hacerlo. Poco a poco el brazo de Dark empezaba a ganar terreno. "Las pelotas, viejo. No me vas a ganar tan fácilmente." Empezó a canalizar parte de sus reservas de sangre hacia el brazo para potenciar su fuerza, y el resto a la mano izquierda. Entonces apuntó con su dedo índice izquierdo discretamente hacia el codo de Dark y disparó un pequeño chorro de sangre al tiempo que usaba su aumento de fuerzas para hacer más presión repentinamente. Su intención era pillar desprevenido al ex-cazador, hacer que el brazo le resbalara y ganarle. Algunos le llamarían tramposo. Él lo veía simplemente como usar las herramientas que tenía. Si no te pillan no es trampa.
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Estaba esperando para empezar el pulso. No sabía hasta dónde había llegado su fuerza, pero estaba seguro de que aquello estaría reñido. La fuerza del vampiro no era algo que pudiese ser ignorado con facilidad, pero le agitaba un poco que el sujeto empezase a hacer trampas. La gracia es que, él también podía hacerlas. Pisó con fuerza y sacó la hoja del tacón, quedándose clavado al suelo. No sabía si Ivan iba a hacer trampas o no, pero lo mejor es que fuese haciendo trampas preventivas. Tras hablar un rato se colocó a punto. Dark miró hacia su brazo y supo por un momento que si tenía el dracónico sería mucho más fácil. Pero prefería que fuese... Justo.
—¿Una vibre card? No es una mala idea. Ten por supuesto que la haré y os la mandaré. Por cierto... Luego te daré tus cinco millones del Hell's Kitchen. La parte turbia está funcionando excepcionalmente bien —exclamó con una sonrisa.
Los forcejeos empezaron. Dark tenía la ventaja previa de tener la hoja clavada al suelo, y encima parecía ser ligeramente más fuerte que él. Si la fuerza de Ivan se pudiese medir en números y fuese un diez, la suya sería un once. Y aquello se demostraba en los primeros forcejeos. Ivan estaba aguantando como un campeón, pero no podía mover su brazo. "Una de dos. O realmente puede ganarme el pulso, o su fuerza no da más. Puede ser una trampa." pensó mientras lo volvía a escuchar.
—Sí. Estuve con ella un mes en Samirn ayudándola un poco. —Dijo tras soltar un jadeo—. Pero ya sabes, sin hacer nada raro. Para mí es como una hermana. Y os aprecio mucho a los dos. Habéis hecho lo correcto. Yo perdí a Louise por seguir en mi camino de la guerra y no querer mudarme a las montañas con ella y vivir una vida tranquila. Te hubiese acabado pasando lo mismo con mala suerte, Ivan. Por mucho que quiera a Brianna, podrían llegar a usarla para pillarte a ti. Y no solo perdería a mi mejor amiga, si no también a un familiar y gran amigo. Cuando acabemos el pulso tocará pegarnos una buena cogorza.
Mientras empezaba a perder el forcejeo, el mantra le avisó momentaneamente. "¿En serio, Ivan?" pensó mientras dejaba de ver la premonición. Quizás hacerle trampas a alguien que no lo tuviese automatizado colaría, y más si no se usaba la sangre de esa forma. Así que se limitó a volver a hablar con él para llamar su atención mientras disparaba la sangre. De hecho, el pirata podía de sobras apuntar a su brazo mientras le miraba, cosa la cual le daría una coartada aún más creíble. Cuando la premonición llegó, llamó su atención mientras endurecía la base de su codo con busoshoku. "Dudo que funcione de forma completa, pero bajará la guardia por un momento. Aunque muy seguramente resista la orden, deberá relacionar el hecho de que sienta mi voz de una forma distinta. Y en ese momento aprovecharé para canalizar espíritu en mi brazo y acabar con un movimiento explosivo."
—¿Por qué no pierdes ya, Ivan? —Exclamó dotando del mesmerismo a sus palabras.
Y no solo hizo aquello. Extendió ligeramente la pierna que no tenía clavada, tocando la pata contraria del lado de Ivan con el pie. La metió unos centímetros hacia las sombras, desestabilizando su lado. Ahora solo le quedaba ver cómo reaccionaría. Si realmente le afectaba el mesmerismo, habría ganado. Si no, muy seguramente perdería. El muy cabrón seguramente habría usado su fruta del diablo para potenciarse. Y Dark no podía usarla para potenciarse, ya que se vería de lejos su forma híbrida. Pero... Podía hacer otra cosa. Podía realmente intentar algo. Concentró la energía de su fruta del diablo para tener la mejora física de la forma híbrida en la normal. Y sintió algo por un momento, pero acabó desconcentrándose. "No. No durante un pulso." acabó pensando mientras observaba a Ivan. Después de que ganase o perdiese el pulso, comenzó a hablar.
—Vaya vaya, menudo pulso. —Dijo mientras se sacudía la ropa—. La luz del sol me afecta, Ivan. Desde que comí la oni oni no mi. De hecho, me afectan las luces en general. Y estoy buscando tu consejo. ¿Por qué no te afecta a ti? —Preguntó arqueando una ceja.
—¿Una vibre card? No es una mala idea. Ten por supuesto que la haré y os la mandaré. Por cierto... Luego te daré tus cinco millones del Hell's Kitchen. La parte turbia está funcionando excepcionalmente bien —exclamó con una sonrisa.
Los forcejeos empezaron. Dark tenía la ventaja previa de tener la hoja clavada al suelo, y encima parecía ser ligeramente más fuerte que él. Si la fuerza de Ivan se pudiese medir en números y fuese un diez, la suya sería un once. Y aquello se demostraba en los primeros forcejeos. Ivan estaba aguantando como un campeón, pero no podía mover su brazo. "Una de dos. O realmente puede ganarme el pulso, o su fuerza no da más. Puede ser una trampa." pensó mientras lo volvía a escuchar.
—Sí. Estuve con ella un mes en Samirn ayudándola un poco. —Dijo tras soltar un jadeo—. Pero ya sabes, sin hacer nada raro. Para mí es como una hermana. Y os aprecio mucho a los dos. Habéis hecho lo correcto. Yo perdí a Louise por seguir en mi camino de la guerra y no querer mudarme a las montañas con ella y vivir una vida tranquila. Te hubiese acabado pasando lo mismo con mala suerte, Ivan. Por mucho que quiera a Brianna, podrían llegar a usarla para pillarte a ti. Y no solo perdería a mi mejor amiga, si no también a un familiar y gran amigo. Cuando acabemos el pulso tocará pegarnos una buena cogorza.
Mientras empezaba a perder el forcejeo, el mantra le avisó momentaneamente. "¿En serio, Ivan?" pensó mientras dejaba de ver la premonición. Quizás hacerle trampas a alguien que no lo tuviese automatizado colaría, y más si no se usaba la sangre de esa forma. Así que se limitó a volver a hablar con él para llamar su atención mientras disparaba la sangre. De hecho, el pirata podía de sobras apuntar a su brazo mientras le miraba, cosa la cual le daría una coartada aún más creíble. Cuando la premonición llegó, llamó su atención mientras endurecía la base de su codo con busoshoku. "Dudo que funcione de forma completa, pero bajará la guardia por un momento. Aunque muy seguramente resista la orden, deberá relacionar el hecho de que sienta mi voz de una forma distinta. Y en ese momento aprovecharé para canalizar espíritu en mi brazo y acabar con un movimiento explosivo."
—¿Por qué no pierdes ya, Ivan? —Exclamó dotando del mesmerismo a sus palabras.
Y no solo hizo aquello. Extendió ligeramente la pierna que no tenía clavada, tocando la pata contraria del lado de Ivan con el pie. La metió unos centímetros hacia las sombras, desestabilizando su lado. Ahora solo le quedaba ver cómo reaccionaría. Si realmente le afectaba el mesmerismo, habría ganado. Si no, muy seguramente perdería. El muy cabrón seguramente habría usado su fruta del diablo para potenciarse. Y Dark no podía usarla para potenciarse, ya que se vería de lejos su forma híbrida. Pero... Podía hacer otra cosa. Podía realmente intentar algo. Concentró la energía de su fruta del diablo para tener la mejora física de la forma híbrida en la normal. Y sintió algo por un momento, pero acabó desconcentrándose. "No. No durante un pulso." acabó pensando mientras observaba a Ivan. Después de que ganase o perdiese el pulso, comenzó a hablar.
—Vaya vaya, menudo pulso. —Dijo mientras se sacudía la ropa—. La luz del sol me afecta, Ivan. Desde que comí la oni oni no mi. De hecho, me afectan las luces en general. Y estoy buscando tu consejo. ¿Por qué no te afecta a ti? —Preguntó arqueando una ceja.
Ivan Markov
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Dark parecía tan empeñado como él en ganar. Si él mojó la mesa para hacerle resbalar, él hizo algo en la pata e inclinó su lado para desequilibrarle. Mientras Ivan potenciaba con sangre su brazo, el demonio trató de usar un poder mental con él para hacerle perder. Con otro podría haber funcionado, es decir, como mínimo haciéndole dudar el tiempo suficiente. Pero la voluntad del pirata era inquebrantable, y dado que tenía poderes de hipnotismo, sabía cómo funcionaban y qué era lo que le había intentado hacer. Esbozó una sonrisa agresiva, enseñando los dientes, mientras una vena se le marcaba en el cuello. Ambos hicieron tanta fuerza en su empeño por no ceder ante el otro que los dos resbalaron por sus mutuas tretas. Y el golpe sobre la mesa con toda la fuerza acumulada reventó la madera. Y el suelo debajo. Y un madero del techo cayó sobre ambos.
- Joder... la choza se te cae a cachos, primo - soltó, frotándose la cabeza. Entonces arqueó también la ceja - ¿En serio? No había escuchado historias de demonios con astigmatismo - le dijo burlón.
Se sacudió el polvo de encima y apartó los trozos de madera rotos. Recuperó la botella y la observó con tristeza. Parte del contenido se había derramado al caer al suelo, ahora solo quedaba la mitad. Se encogió de hombros, dio un buen trago y se la pasó a Dark. A continuación sacó una pipa de madera de la capa. Le puso una buena cantidad de opio y lo aderezó con un poco de "polvos blancos", y la encendió con una cerilla. Le apetecía darle una alegría al cuerpo, más si se iban a poner a remover el pasado. Tras dar un par de caladas, echó el humo en una bocanada y la tendió a su primo.
- Mi padre encontró hace tiempo un material que repele parte de la luz del sol, o algo así. No soy centífico. Con esa cosa hizo que le forjaran varios anillos - le enseñó la sortija lunar - Este es uno de ellos. Tal vez haya dejado más en otro lado... - se encogió de hombros - Si quieres podemos probar a buscar.
El alcohol, el opio y la cocaína empezaron a afectarle poco a poco, cada uno de diferentes maneras. Sintió oleadas alternativas de calor y fría, con escalofríos repentinos. Una calma eufórica. Luego se sintió con más energías, pero al mismo tiempo lúcido y relajado. Y al mismo tiempo el corazón le iba a mil por hora. Sonrió para sí mismo y dio otra larga calada.
- Mi padre era un hijo de puta - exclamó, soltando el humo - Trataba a sus hijos como herramientas. Mi hermana era solo su herramienta política y yo su mano ejecutora. Y en cuanto decidió que no le era útil, me descartó como a una espada rota - soltó, con rabia - Deberíamos buscar su tumba. Nunca encontraron sus restos, pero le hicieron una honorífica en la capital. Quiero mear en ella.
- Joder... la choza se te cae a cachos, primo - soltó, frotándose la cabeza. Entonces arqueó también la ceja - ¿En serio? No había escuchado historias de demonios con astigmatismo - le dijo burlón.
Se sacudió el polvo de encima y apartó los trozos de madera rotos. Recuperó la botella y la observó con tristeza. Parte del contenido se había derramado al caer al suelo, ahora solo quedaba la mitad. Se encogió de hombros, dio un buen trago y se la pasó a Dark. A continuación sacó una pipa de madera de la capa. Le puso una buena cantidad de opio y lo aderezó con un poco de "polvos blancos", y la encendió con una cerilla. Le apetecía darle una alegría al cuerpo, más si se iban a poner a remover el pasado. Tras dar un par de caladas, echó el humo en una bocanada y la tendió a su primo.
- Mi padre encontró hace tiempo un material que repele parte de la luz del sol, o algo así. No soy centífico. Con esa cosa hizo que le forjaran varios anillos - le enseñó la sortija lunar - Este es uno de ellos. Tal vez haya dejado más en otro lado... - se encogió de hombros - Si quieres podemos probar a buscar.
El alcohol, el opio y la cocaína empezaron a afectarle poco a poco, cada uno de diferentes maneras. Sintió oleadas alternativas de calor y fría, con escalofríos repentinos. Una calma eufórica. Luego se sintió con más energías, pero al mismo tiempo lúcido y relajado. Y al mismo tiempo el corazón le iba a mil por hora. Sonrió para sí mismo y dio otra larga calada.
- Mi padre era un hijo de puta - exclamó, soltando el humo - Trataba a sus hijos como herramientas. Mi hermana era solo su herramienta política y yo su mano ejecutora. Y en cuanto decidió que no le era útil, me descartó como a una espada rota - soltó, con rabia - Deberíamos buscar su tumba. Nunca encontraron sus restos, pero le hicieron una honorífica en la capital. Quiero mear en ella.
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Al final el pulso acabó en un empate. Empezó a agitar el brazo: sentía una presión fuertísima en los músculos. Pero por lo menos no había perdido. No había ganado, pero el vampiro no podría recriminarle nada. Le cedió el turno de palabra a Ivan y esperó para hablar. Quitando los chistes malos, soltó algo que le interesó. ¿Un anillo que repelía la luz? Y, aunque no le desagradaba la idea... Llevar algo de los Markov se le haría raro. Si lo encontraban, claro. Así que se limitó a seguir escuchando y observar cómo Ivan empezaba a sacar una barbaridad de drogas distintas. Esbozó una pequeña sonrisa y decidió unirse a la experiencia, aceptando la mitad de la mitad del licor y después la pipa. "Hace años que no me meto opio o cocaína, pero vamos a darle un punto." pensó mientras empezaba a agarrar humo tras su compañero.
—¿Herramienta? —Dijo mientras se tambaleaba. Aquello le estaba pegando fuerte—. Malory me llevó a Norin para ser la... Bestia de fuego —dijo arqueando con las manos un arcoíris de llamas—. Me arrebataron todo... ¡Y estoy hasta los cojones! Encima quiere que me quede el trono de tu estúpido padre. O eso me decía de pequeño. Que le follen.
Levantó las manos empezando a incendiar el rancho. Agarró a Ivan de la chaqueta y lo lanzó hacia fuera, rompiendo la pared con él si llegaba a dejarse. Seguramente ni le dolería. Se metió en las sombras y apareció ante él, haciendo un gesto de dedo e incendiando todo a cien metros a la redonda. Lógicamente, se preocuparía por el vampiro, agarrándolo y levitando hacia arriba.
—¡Que te follen Malory Markov! —Gritó cabreado—. Vamos a mearnos en la tumba de tu padre —exclamó mientras se apoyaba en el hombro de su primo. Era irónico porque estaban levitando.
Una vez bajaron y extinguió el fuego con otro símbolo de mano, agarró sus cosas y empezó a levitar una vez más, notando que no podía controlar el vuelo. Hacía zigzag y sentía náusea. Así que tuvo que bajar al suelo, cayendo e intentando agarrarse a un poste después para levantarse. "¿Pero qué cojones? Tengo un pedo de la hostia. ¿Lo aprovecho o me espero?" pensó mientras intentaba no reír. La combinación del opio y la cocaína le estaban haciendo estragos, y muy fuertes. Si seguía tomando mierdas de esas acabaría perdiendo el control. Y empezaba a ver borroso.
—Nee, dame eso —exclamó mientras agarraba aire otra vez de la pipa, encendiendo el orificio de abajo con una llama de su dedo—. Esta mierda es buena, Iiiiivan. ¿Vemos quién aguanta más, vampiprimo? Hahahaha... Vampiprimo...
—¿Herramienta? —Dijo mientras se tambaleaba. Aquello le estaba pegando fuerte—. Malory me llevó a Norin para ser la... Bestia de fuego —dijo arqueando con las manos un arcoíris de llamas—. Me arrebataron todo... ¡Y estoy hasta los cojones! Encima quiere que me quede el trono de tu estúpido padre. O eso me decía de pequeño. Que le follen.
Levantó las manos empezando a incendiar el rancho. Agarró a Ivan de la chaqueta y lo lanzó hacia fuera, rompiendo la pared con él si llegaba a dejarse. Seguramente ni le dolería. Se metió en las sombras y apareció ante él, haciendo un gesto de dedo e incendiando todo a cien metros a la redonda. Lógicamente, se preocuparía por el vampiro, agarrándolo y levitando hacia arriba.
—¡Que te follen Malory Markov! —Gritó cabreado—. Vamos a mearnos en la tumba de tu padre —exclamó mientras se apoyaba en el hombro de su primo. Era irónico porque estaban levitando.
Una vez bajaron y extinguió el fuego con otro símbolo de mano, agarró sus cosas y empezó a levitar una vez más, notando que no podía controlar el vuelo. Hacía zigzag y sentía náusea. Así que tuvo que bajar al suelo, cayendo e intentando agarrarse a un poste después para levantarse. "¿Pero qué cojones? Tengo un pedo de la hostia. ¿Lo aprovecho o me espero?" pensó mientras intentaba no reír. La combinación del opio y la cocaína le estaban haciendo estragos, y muy fuertes. Si seguía tomando mierdas de esas acabaría perdiendo el control. Y empezaba a ver borroso.
—Nee, dame eso —exclamó mientras agarraba aire otra vez de la pipa, encendiendo el orificio de abajo con una llama de su dedo—. Esta mierda es buena, Iiiiivan. ¿Vemos quién aguanta más, vampiprimo? Hahahaha... Vampiprimo...
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- ¡Eh! Qué coño, pavo. ¡Relaja la raja! ¡No saques esa mierda roja delante mía!
Se apartó de golpe al ver el fuego en las manos de Dark. ¿Qué diablos se le había pasado por la cabeza? Usar fuego delante suya... se puso a murmurar palabras incomprensibles, molesto y drogado, y avanzó a cuatro patas con la pipa en la boca hacia la botella. Entonces ocurrió algo raro. La botella comenzó a alejarse de él muy rápido, junto con el suelo. Y la pared se le acercó como si fuera a darle un abrazo. Oh, pobre pared, se rompió contra su cara. Tras el corto vuelo se estampó contra el suelo embarrado, empapándose y mojándose por todos lados. Se levantó mascullando algo que no entendía ni él, y soltó una lagrimita al ver la pipa tirada en el suelo y su contenido derramado. Para colmo, tras él el chalado de su primo acababa de incendiar la granja... ¡con la botella dentro!
- ¡No! ¡Mi puto alcohol! - comenzó a agitar el puño al aire - ¡Me debes una de aguardiente de hierbas, mamarracho!
Recogió su pipa y comenzó a volver a llenarla de opio y coca, mientras Dark decía algo. Eh, lo que decía sonaba bien. Con una sonrisa eufórica, soltó:
- ¡Sí! ¡Vamos a tumbear en la mea de mi padre! O algo así.
Volvió a preparar la pipa, y con un gruñido la apartó del manazas de su compañero cuando intentó cogerla. Las pelotas, no le iba a dejar al pedazo de pirómano ese nada potencialmente combustible. ¿Por qué tenían que haberse comido una fuego que le daba akuma? O algo así. Las palabras se entremezclaban en la mente del vampiro en una confusión sin mucho sentido u orden. En cuanto hubo encendido de nuevo la pipa y dado varias caladas, se la puso torpemente en la boca a Dark.
- ¡Sé libre, caballito! - y cortó con la mano las ataduras de su montura. El animal, asustado por las llamas, salió de la finca a galope - Y ahora, vámonos a la capital. Hay una tumba que mear y botellas que vaciar.
Se apartó de golpe al ver el fuego en las manos de Dark. ¿Qué diablos se le había pasado por la cabeza? Usar fuego delante suya... se puso a murmurar palabras incomprensibles, molesto y drogado, y avanzó a cuatro patas con la pipa en la boca hacia la botella. Entonces ocurrió algo raro. La botella comenzó a alejarse de él muy rápido, junto con el suelo. Y la pared se le acercó como si fuera a darle un abrazo. Oh, pobre pared, se rompió contra su cara. Tras el corto vuelo se estampó contra el suelo embarrado, empapándose y mojándose por todos lados. Se levantó mascullando algo que no entendía ni él, y soltó una lagrimita al ver la pipa tirada en el suelo y su contenido derramado. Para colmo, tras él el chalado de su primo acababa de incendiar la granja... ¡con la botella dentro!
- ¡No! ¡Mi puto alcohol! - comenzó a agitar el puño al aire - ¡Me debes una de aguardiente de hierbas, mamarracho!
Recogió su pipa y comenzó a volver a llenarla de opio y coca, mientras Dark decía algo. Eh, lo que decía sonaba bien. Con una sonrisa eufórica, soltó:
- ¡Sí! ¡Vamos a tumbear en la mea de mi padre! O algo así.
Volvió a preparar la pipa, y con un gruñido la apartó del manazas de su compañero cuando intentó cogerla. Las pelotas, no le iba a dejar al pedazo de pirómano ese nada potencialmente combustible. ¿Por qué tenían que haberse comido una fuego que le daba akuma? O algo así. Las palabras se entremezclaban en la mente del vampiro en una confusión sin mucho sentido u orden. En cuanto hubo encendido de nuevo la pipa y dado varias caladas, se la puso torpemente en la boca a Dark.
- ¡Sé libre, caballito! - y cortó con la mano las ataduras de su montura. El animal, asustado por las llamas, salió de la finca a galope - Y ahora, vámonos a la capital. Hay una tumba que mear y botellas que vaciar.
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Miró al caballo irse tras escucharle. Las cosas estaban escalando y había pegado otra calada. Iban a ir a soltar su líquido amarillo a la tumba de Derian. Estaba seguro.
―¡Hahahaha! ¡Que se va el caballo, gilipollas! ―gritó mientras lo agarraba de la pata y empezaba a hacer malabarismos con él e Ivan―. ¿Lo ves? Ahora eres energía cinética pura. Ahora eres la tierra. Ahora eres los astros ―exclamó mientras lo lanzaba con la mayor fuerza posible y, ayudándose de la forma híbrida de su fruta del diablo, para intentar ponerlo en órbita.
Una vez cayese o hiciese lo que quisiese hacer, se pondría en el suelo y lamería los restos de la botella. Era hora de que llegase a un nuevo estado. Iba a avanzar en su instrospección personal y volverse uno con el licor. Sacó del bolsillo de su chaqueta su petaca personal, absenta mezclada con aceita de marihuana y se la bebió de un trago. Se le pusieron los ojos en blanco y notó el ardor bajar toda su garganta hasta el estómago. Se llevó las manos a la cara y empezó a quitarse el sudor bastante nervioso. "¿Soy el licor? ¿Veo la realidad?" pensó con dificultades. Notaba las formas distorsionarse y casi no distinguía a Ivan del caballo o el suelo.
―Las sombras de la luna nos guían ante los demonios de la noche, Iiiiivan ―dijo mientras le arrastraba las manos por la cara.
Luminis apareció de detrás de los escombros y se subió al hombro de Dark, mirándole algo preocupado.
―¿Estás hablando tú o el licor, Dark-sama? ―Le preguntó el zorro azul algo preocupado.
―Ese es el secreto, Luminis... Yo soy el licor. ―Acabó diciendo mientras se caía hacia delante.
Se levantó a duras penas y empezó a caminar hacia el cementerio haciendo eses con mucha dificultad. "Que la sombra de la luna guíe mis pasos, para que mi lluvia dorada marque la tumba del rey loco" pensó. No sabía dónde estaba Ivan o dónde estaba él. Simplemente estaba. Existía. Y notaba las estrellas mirarle y animarle, las cuales les guiaban el camino hacia su objetivo.
―¡Hahahaha! ¡Que se va el caballo, gilipollas! ―gritó mientras lo agarraba de la pata y empezaba a hacer malabarismos con él e Ivan―. ¿Lo ves? Ahora eres energía cinética pura. Ahora eres la tierra. Ahora eres los astros ―exclamó mientras lo lanzaba con la mayor fuerza posible y, ayudándose de la forma híbrida de su fruta del diablo, para intentar ponerlo en órbita.
Una vez cayese o hiciese lo que quisiese hacer, se pondría en el suelo y lamería los restos de la botella. Era hora de que llegase a un nuevo estado. Iba a avanzar en su instrospección personal y volverse uno con el licor. Sacó del bolsillo de su chaqueta su petaca personal, absenta mezclada con aceita de marihuana y se la bebió de un trago. Se le pusieron los ojos en blanco y notó el ardor bajar toda su garganta hasta el estómago. Se llevó las manos a la cara y empezó a quitarse el sudor bastante nervioso. "¿Soy el licor? ¿Veo la realidad?" pensó con dificultades. Notaba las formas distorsionarse y casi no distinguía a Ivan del caballo o el suelo.
―Las sombras de la luna nos guían ante los demonios de la noche, Iiiiivan ―dijo mientras le arrastraba las manos por la cara.
Luminis apareció de detrás de los escombros y se subió al hombro de Dark, mirándole algo preocupado.
―¿Estás hablando tú o el licor, Dark-sama? ―Le preguntó el zorro azul algo preocupado.
―Ese es el secreto, Luminis... Yo soy el licor. ―Acabó diciendo mientras se caía hacia delante.
Se levantó a duras penas y empezó a caminar hacia el cementerio haciendo eses con mucha dificultad. "Que la sombra de la luna guíe mis pasos, para que mi lluvia dorada marque la tumba del rey loco" pensó. No sabía dónde estaba Ivan o dónde estaba él. Simplemente estaba. Existía. Y notaba las estrellas mirarle y animarle, las cuales les guiaban el camino hacia su objetivo.
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Él y el caballo se convirtieron en uno con la speed force. A su alrededor el mundo era un borrón de colores y movimiento, con su equino amigo dando vueltas con él. Si bien la sensación era brutal, su estómago no parecía estar de acuerdo en que fuese buena idea y no tardó en quejarse. Y lo hizo ruidosamente y con un líquido horrible y ácido que le quemó la garganta. Y un poco de alcohol. Al vomitar mientras giraba enloquecidamente, formó durante un momento un círculo perfecto de bilis en el aire. Luego, maldita la gravedad, acabó empapando todo en unos metros. Dark no solo no pareció darse cuenta, sino que se olvidó de él y de maese Crin Blanca y dejó de hacer malabares con ellos. Vampiro y caballo salieron disparados hacia el cielo, subiendo rápidamente hasta dejar muy atrás la tierra. Entonces Ivan se agarró a la grupa de su montura con las piernas y empezó a moverse con su levitación.
- ¡Estoy cabalgando por el cielo! ¡Soy el puto jinete volador!
Intentó descender y aterrizar suavemente, pero calculó mal y tanto él como Crin Blanca acabaron rodando por el suelo en una confusión de patas y brazos. Tras tantas vueltas, le costaba diferenciar donde era arriba, abajo, enfrente, izquierda o derecha. La cabeza le daba mil vueltas... se levantó dando tumbos, solo para encontrarse con Dark manoseándole la cara. Era muy incómodo, con cada roce sentía que toda la piel le daba calambres y empezaba a vibrarle.
- Contigo no, bicho - arrastró las palabras - ¡Ajá! Así que tenías más alcohol perra. ¡Y devuélveme mi puta pipa!
Le cogió el opio y la absenta y comenzó a alternar una cosa con la otra. Aquella botella sabía fuertecilla. Casi tanto como el aguardiente de antes. ¿Qué diablos llevaría? Seguramente nada bueno, pero a esas alturas le daba igual. Al final se cansó de simplemente seguir drogándose. Quería acción, fiesta y mear. Sobre todo mear. Beber tanto sin descargar tenía problemas. Agarró a Dark y se lo cargó al hombro.
- Nos vamos, Darko. Agárrate la vejiga porque va a ser un viaje con paradas de baño. Vamos a mear en toda la puta capital.
Se propulsó de un salto hacia el cielo y echó a volar todo lo rápido que pudo. Bajo él el suelo se convirtió en borrones de colores. Empezaba ya a atardecer. "Joder, aún no es de noche y ya voy cocidísimo. Esta va a ser una fiesta legendaria. Al cabo de un rato vio al fin la ciudad. Había cambiado desde su última visita, pero seguía siendo tan deprimente como siempre. Si no tuviese pánico a las llamas, le hubiese gustado prenderle fuego. Tras sobrevolar la zona y dar un par de vueltas, descendió dentro del cementerio y se acercó dando tumbos a la estatua más grande del lugar.
- Mamahuevos... lamecharcos - bebió de la botella de Dark - Que sssepash que he resultado ser mejor que tú y mejor de lo que esperabash. ¡Imbécil! Si no me hubieses apartado, seguro que hubieses ganado. ¿Quién es ahora una decepción? Tú estás muerto y yo vivo.
Escupió a la estatua de su padre, con rabia. A continuación se bajó los pantalones y se sacó el pene, con una risa tonta. Como había bebido bastante a lo largo del día no tardó en salir un chorro bastante consistente. Se ocupó de regar bien toda la piedra. Es decir, que en su estado acabó bañando la estatua y todo lo que había alrededor. Probablemente a Dark también si no se apartaba. Por algún motivo, en algún momento del proceso la pipa había acabado en su oído y se las había arreglado para empezar a fumar con este.
- ¡Estoy cabalgando por el cielo! ¡Soy el puto jinete volador!
Intentó descender y aterrizar suavemente, pero calculó mal y tanto él como Crin Blanca acabaron rodando por el suelo en una confusión de patas y brazos. Tras tantas vueltas, le costaba diferenciar donde era arriba, abajo, enfrente, izquierda o derecha. La cabeza le daba mil vueltas... se levantó dando tumbos, solo para encontrarse con Dark manoseándole la cara. Era muy incómodo, con cada roce sentía que toda la piel le daba calambres y empezaba a vibrarle.
- Contigo no, bicho - arrastró las palabras - ¡Ajá! Así que tenías más alcohol perra. ¡Y devuélveme mi puta pipa!
Le cogió el opio y la absenta y comenzó a alternar una cosa con la otra. Aquella botella sabía fuertecilla. Casi tanto como el aguardiente de antes. ¿Qué diablos llevaría? Seguramente nada bueno, pero a esas alturas le daba igual. Al final se cansó de simplemente seguir drogándose. Quería acción, fiesta y mear. Sobre todo mear. Beber tanto sin descargar tenía problemas. Agarró a Dark y se lo cargó al hombro.
- Nos vamos, Darko. Agárrate la vejiga porque va a ser un viaje con paradas de baño. Vamos a mear en toda la puta capital.
Se propulsó de un salto hacia el cielo y echó a volar todo lo rápido que pudo. Bajo él el suelo se convirtió en borrones de colores. Empezaba ya a atardecer. "Joder, aún no es de noche y ya voy cocidísimo. Esta va a ser una fiesta legendaria. Al cabo de un rato vio al fin la ciudad. Había cambiado desde su última visita, pero seguía siendo tan deprimente como siempre. Si no tuviese pánico a las llamas, le hubiese gustado prenderle fuego. Tras sobrevolar la zona y dar un par de vueltas, descendió dentro del cementerio y se acercó dando tumbos a la estatua más grande del lugar.
- Mamahuevos... lamecharcos - bebió de la botella de Dark - Que sssepash que he resultado ser mejor que tú y mejor de lo que esperabash. ¡Imbécil! Si no me hubieses apartado, seguro que hubieses ganado. ¿Quién es ahora una decepción? Tú estás muerto y yo vivo.
Escupió a la estatua de su padre, con rabia. A continuación se bajó los pantalones y se sacó el pene, con una risa tonta. Como había bebido bastante a lo largo del día no tardó en salir un chorro bastante consistente. Se ocupó de regar bien toda la piedra. Es decir, que en su estado acabó bañando la estatua y todo lo que había alrededor. Probablemente a Dark también si no se apartaba. Por algún motivo, en algún momento del proceso la pipa había acabado en su oído y se las había arreglado para empezar a fumar con este.
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Bebió de una segunda petaca cuando el vampiro le robó la primera. De hecho, abrió la chaqueta y demostró tener más de doce ahí. Le guiñó el ojo y volvió a caerse, quedándose tendido en el aire por la levitación. ¿Estaba en el hombro de Ivan, o ahora eran uno? El licor los juntaba y los separaba. En el mismo momento que recorría un trago por la garganta, sentía la verdad llegar al estómago. Llegaba a un momento de claridad reveladora. Podía ver su futuro en los charcos, o por lo menos eso creía. Estaba absurdamente colocado. Lo que sí que le parecía es que estaba cargado en el hombro del vampiro. Encima tenía la camiseta llena de bilis, así que aprovechó para restregarse y limpiarlo en su gabardina. Era práctico y a la vez eficiente.
―Shoy uno con el licorr... ―Dijo en voz alta mientras cerraba los ojos por un momento.
Notó un líquido caliente recorrer su cara. Sonrió brevemente y acabó escupiendo. "¿Pis?" pensó mientras se limpiaba la cara con la chaqueta. Habían llegado delante de la estatua de Derian, pero él seguía con la misma cogorza. Así que probaría a entrar en el siguiente nivel del alcohol: si bebes de más, a lo mejor dejas de estar ebrio. Agarró otra petaca y se echó el líquido a la boca, levitando hasta la oreja de Ivan y agarrando humo de la pipa para tragarlo todo a la vez y después exhalar. Los ojos se le iluminaron brevemente y empezó a recitar en voz alta el idioma de los poneglyph mientras se elevaba hacia el cielo. Después bajó. Notaba que si seguía hablando de esa forma, podría despertar algo extraño en las profundidades del océano. Y prefería no hacerlo.
―¿Y ssshi no estamosh sholosh, Iiiivan? ―Le dijo llevándole la boca a la oreja―. Aaaa lo mejorrr nosh ocultan la edad oscurrra porrque los aliensh bajaron y empezaron a metershe entre noshotrosh... ¿Y shi el gobierno mundial shon aliensh primo? ¿Y shi tú y yo lo shomosh? No importa. Felichidadech Ivan te hash meado en la tumba de tu padre. Campeón tritón rey de mariejoa.
Acabó de un trago la petaca y le ofreció otra a Ivan, abriendo una cuarta él. Bajó los párpados brevemente hasta que vio algo por el fondo que le llamó la atención. Lanzó a Ivan hacia allí y se agarró de su brazo para volar con él. Habían aterrizado delante de lo que parecía ser una licorería, todavía abierta. Entró rompiendo la puerta de una patada y empezó a bailar mientras iba apuntando cada barril de cerveza.
―Queremosh la mejor cervecha y putash para ayudarr a mi amigo Iiiiivaaaaan ―dijo en voz alta.
El hombre, algo asustado, tomó aquello como un atraco y soltó varios barriles fueras que rodaron, pillando un pie de Dark y haciéndole rodar pegado a ellos. Reventó el suelo de un cabezazo endureciendo su frente y levantó los barriles, abriendo las tapas.
―Mete todo aquí pedacho de mierda, te reto a ver quién she lo traga antesh, maricón ―le acabó diciendo mientras señalaba a los barriles.
―Shoy uno con el licorr... ―Dijo en voz alta mientras cerraba los ojos por un momento.
Notó un líquido caliente recorrer su cara. Sonrió brevemente y acabó escupiendo. "¿Pis?" pensó mientras se limpiaba la cara con la chaqueta. Habían llegado delante de la estatua de Derian, pero él seguía con la misma cogorza. Así que probaría a entrar en el siguiente nivel del alcohol: si bebes de más, a lo mejor dejas de estar ebrio. Agarró otra petaca y se echó el líquido a la boca, levitando hasta la oreja de Ivan y agarrando humo de la pipa para tragarlo todo a la vez y después exhalar. Los ojos se le iluminaron brevemente y empezó a recitar en voz alta el idioma de los poneglyph mientras se elevaba hacia el cielo. Después bajó. Notaba que si seguía hablando de esa forma, podría despertar algo extraño en las profundidades del océano. Y prefería no hacerlo.
―¿Y ssshi no estamosh sholosh, Iiiivan? ―Le dijo llevándole la boca a la oreja―. Aaaa lo mejorrr nosh ocultan la edad oscurrra porrque los aliensh bajaron y empezaron a metershe entre noshotrosh... ¿Y shi el gobierno mundial shon aliensh primo? ¿Y shi tú y yo lo shomosh? No importa. Felichidadech Ivan te hash meado en la tumba de tu padre. Campeón tritón rey de mariejoa.
Acabó de un trago la petaca y le ofreció otra a Ivan, abriendo una cuarta él. Bajó los párpados brevemente hasta que vio algo por el fondo que le llamó la atención. Lanzó a Ivan hacia allí y se agarró de su brazo para volar con él. Habían aterrizado delante de lo que parecía ser una licorería, todavía abierta. Entró rompiendo la puerta de una patada y empezó a bailar mientras iba apuntando cada barril de cerveza.
―Queremosh la mejor cervecha y putash para ayudarr a mi amigo Iiiiivaaaaan ―dijo en voz alta.
El hombre, algo asustado, tomó aquello como un atraco y soltó varios barriles fueras que rodaron, pillando un pie de Dark y haciéndole rodar pegado a ellos. Reventó el suelo de un cabezazo endureciendo su frente y levantó los barriles, abriendo las tapas.
―Mete todo aquí pedacho de mierda, te reto a ver quién she lo traga antesh, maricón ―le acabó diciendo mientras señalaba a los barriles.
Ivan Markov
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Dark le decía algo, pero Ivan no le estaba prestando mucha atención. Tras ver que tenía más alcohol bajo la chaqueta, se relamió y se apoyó en el hombro de su primo como si le costara mantenerse en pie. Y entonces le quitó, con todo el disimulo del que era capaz drogado, tres petacas. Se guardó dos y empezó a beber la tercera, cuando de repente empezó a volar. No recordaba haber aprendido a salir disparado solo con el pensamiento. Siempre había pensado que era el puto amo, pero a lo mejor era el putísimo amo. Dark iba colgado tras él... hasta que se pegaron uno trompazo contra una pared, claro. O al menos él, porque el cabestro del moreno aprovechó el impulso para entrar por una puerta. No tenía claro dónde se había metido, pero le daba igual. Olía a alcohol así que era su lugar. Siguió a su primo tambaleándose y con la cara llena de sangre del tortazo.
- ¡ESTA RONDA LA PAGO YO, MAMONES!
Se metió las manos en la capa y comenzó a tirar una mezcla desordenada de monedas, billetes, balas y objetos aleatorios hacia el asustado tabernero. Pese a la sorpresa inicial y el susto, los más borrachos comenzaron a vitorearle, y pronto unos cuantos más que también iban finos les siguieron. Ivan alzó los brazos e hizo una reverencia frente a su pueblo, aceptando el amor de su gente. Era el profeta y el líder de una nueva civilización y cultura.
- ¡Que vivan los borrachos! ¡Muerte a la sobriedad!
Darki tuvo entonces su mejor idea del día. Nada era mejor que un buen concurso de beber. Pero ya que habían empezado el día fuerte, ir a cerveza sería bajar demasiado el nivel. No, no, habría que aderezarla como era debido. Alzó el dedo y, intentando ponérselo en los labios para indicarle que se callara, se lo restregó por la cara y se lo metió en la nariz.
- Calma, pequeña zarigüeya. Mira y aprende del maeshtro.
Sacó las petacas robadas y comenzó a vaciar una en cada barril. A continuación comenzó a sacar opio, bolsas con coca, marihuana y pastillas de todos los colores. Machacó y mezcló todo y echó un puñado de la letal mezcla en cada barril. Probablemente con la mierda que llevaban encima, una persona normal moriría tras lo que estaban a punto de hacer. Pero ellos no eran normales: eran de raza borracha. Agarró el primer barril y declaró:
- ¡Yo y mi primarki vamos a enseñaros a beber, panda de principantes! ¡No tenéis ni puta idea! Al beber hay que tener espíritu, pasión, ¡hay que clamar tu amor por el alcoh...! ¡Darko, perra! ¡No empieces sin mí!
Levantó el continente y comenzó a beber apresuradamente para intentar ganar el terreno perdido. Ambos bebían de sus barriles sin pararse a reposar o a respirar. Simplemente tragaban y tragaban como dos pozos sin fondo. Cuando al fin acabó, el vampiro ya se había olvidado de la competición. Reventó su barril contra el suelo de un golpe y declaró:
- Suave como el culito de un bebé ¡He bebido agua con más alcohol! ¡Otra ronda, tabernero! ¡Trae aguardiente de hierbas!
- ¡ESTA RONDA LA PAGO YO, MAMONES!
Se metió las manos en la capa y comenzó a tirar una mezcla desordenada de monedas, billetes, balas y objetos aleatorios hacia el asustado tabernero. Pese a la sorpresa inicial y el susto, los más borrachos comenzaron a vitorearle, y pronto unos cuantos más que también iban finos les siguieron. Ivan alzó los brazos e hizo una reverencia frente a su pueblo, aceptando el amor de su gente. Era el profeta y el líder de una nueva civilización y cultura.
- ¡Que vivan los borrachos! ¡Muerte a la sobriedad!
Darki tuvo entonces su mejor idea del día. Nada era mejor que un buen concurso de beber. Pero ya que habían empezado el día fuerte, ir a cerveza sería bajar demasiado el nivel. No, no, habría que aderezarla como era debido. Alzó el dedo y, intentando ponérselo en los labios para indicarle que se callara, se lo restregó por la cara y se lo metió en la nariz.
- Calma, pequeña zarigüeya. Mira y aprende del maeshtro.
Sacó las petacas robadas y comenzó a vaciar una en cada barril. A continuación comenzó a sacar opio, bolsas con coca, marihuana y pastillas de todos los colores. Machacó y mezcló todo y echó un puñado de la letal mezcla en cada barril. Probablemente con la mierda que llevaban encima, una persona normal moriría tras lo que estaban a punto de hacer. Pero ellos no eran normales: eran de raza borracha. Agarró el primer barril y declaró:
- ¡Yo y mi primarki vamos a enseñaros a beber, panda de principantes! ¡No tenéis ni puta idea! Al beber hay que tener espíritu, pasión, ¡hay que clamar tu amor por el alcoh...! ¡Darko, perra! ¡No empieces sin mí!
Levantó el continente y comenzó a beber apresuradamente para intentar ganar el terreno perdido. Ambos bebían de sus barriles sin pararse a reposar o a respirar. Simplemente tragaban y tragaban como dos pozos sin fondo. Cuando al fin acabó, el vampiro ya se había olvidado de la competición. Reventó su barril contra el suelo de un golpe y declaró:
- Suave como el culito de un bebé ¡He bebido agua con más alcohol! ¡Otra ronda, tabernero! ¡Trae aguardiente de hierbas!
Dark Satou
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Aceptó la apuesta. Se llevó el barril a la boca, levantándolo sin dificultad y empezó a tragar sin parar. No necesitaba respirar, así que era algo absurdamente fácil. Quizás no vomitar era la proeza en aquel momento. Notaba todas las drogas fluir su cuerpo hasta el punto de que era el estado más pedo posible. De hecho, ya ni siquiera veía. Si podía estar de pie era porque ya ni siquiera se esforzaba en estar de pie. Estaba permanentemente levitando y ayudándose de su visión verdadera del mantra para ver.
―Eaaasshhhyyy ―dijo mientras soltaba el barril.
Reventó el barril de un pisotazo y levantó las manos, mirando hacia todos los lados. Mirar quizás era un sentido que ya no iba con él, ya que no podía distinguir formas o colores. Su estado de embriagadez era tal, que no sentía lo que era en aquel momento. Se colocó en el hombro de su primo y empezó a vitorear junto con los demás de la taberna.
―Eeeesssh duro sher un diooooshhh cuando ssssholo shomosh dosh... ―Empezó a cantar mientras se movía de un lado para otro de la taberna.
Señaló a un grupo de señoritas y les indicó que viniesen con la mano, empezando a venir hipnotizadas por el demonio. Rodeó a Ivan de todas estas y soltó un puñetazo al jefe de la taberna, abriéndose de brazos y dejando que todos agarrasen el licor que deseasen. Nadie merecía estar sobrio. Estar sobrio era malo. Necesitaban estar ebrios. Estar ebrio era bueno. Inclusho yo, el narrador, eshtoy borracho. No shé exactamente qué eshtá pashando, pero volveré a la hishtoria. Dadme cinco minutosh.
Tras pasar cinco minutos, la canción seguía en pie y, si el vampiro se había dejado, iba a tener una despedida de soltero inversa. La bienvenida de soltero. Eso no era para nada correcto por la posición neutral de Dark, pero estaba borracho y con su primo. Ya se disculparía después si tenía que hacerlo. Porque la gente estaban pasando el mejor rato de sus vidas. Y el peliblanco y el moreno iban a acabar como las leyendas del alcohol.
―¿Shoy yo o hash ligado? ―Acabó preguntando mientras se llevaba otra petaca a la boca.
―Eaaasshhhyyy ―dijo mientras soltaba el barril.
Reventó el barril de un pisotazo y levantó las manos, mirando hacia todos los lados. Mirar quizás era un sentido que ya no iba con él, ya que no podía distinguir formas o colores. Su estado de embriagadez era tal, que no sentía lo que era en aquel momento. Se colocó en el hombro de su primo y empezó a vitorear junto con los demás de la taberna.
―Eeeesssh duro sher un diooooshhh cuando ssssholo shomosh dosh... ―Empezó a cantar mientras se movía de un lado para otro de la taberna.
Señaló a un grupo de señoritas y les indicó que viniesen con la mano, empezando a venir hipnotizadas por el demonio. Rodeó a Ivan de todas estas y soltó un puñetazo al jefe de la taberna, abriéndose de brazos y dejando que todos agarrasen el licor que deseasen. Nadie merecía estar sobrio. Estar sobrio era malo. Necesitaban estar ebrios. Estar ebrio era bueno. Inclusho yo, el narrador, eshtoy borracho. No shé exactamente qué eshtá pashando, pero volveré a la hishtoria. Dadme cinco minutosh.
Tras pasar cinco minutos, la canción seguía en pie y, si el vampiro se había dejado, iba a tener una despedida de soltero inversa. La bienvenida de soltero. Eso no era para nada correcto por la posición neutral de Dark, pero estaba borracho y con su primo. Ya se disculparía después si tenía que hacerlo. Porque la gente estaban pasando el mejor rato de sus vidas. Y el peliblanco y el moreno iban a acabar como las leyendas del alcohol.
―¿Shoy yo o hash ligado? ―Acabó preguntando mientras se llevaba otra petaca a la boca.
Ivan Markov
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Se levantó con Dark subido a su hombro y empezó a cantar a voz en grito con él. No tenía claro cuál era la canción. La conocía, o eso creía, pero tras el "mix" que se había tragado no se enteraba de nada. Probablemente en condiciones normales cantaría bien, pero los gorgoritos y gallos que soltó eran de otro mundo. Sin embargo no podría importarle menos. Finalmente se dejó caer sobre la silla, riéndose a carcajadas, feliz y más ciego que un borracho en una destilería. Finalmente llegó el aguardiente, y tras "aderezarlo" con un poco de los restos que quedaban en la mesa, le dio un buen trago. Fue entonces cuando un grupo de chicas lo rodeó. Al principio le costó entender lo que pretendían.
- Esto es sholo mío. Idos a bushcar ajuardiente a otro lado. Diebe! - acabó soltando, en hallstatiano.
Les debió hacer gracia en vez de ofenderlas, porque se rieron y se le sentaron a la mesa. Poco a poco comenzó a recibir pequeñas pistas de que no estaban allí por el alcohol o en busca de una conversación. Detalles sutiles como los comentarios, las miradas indiscretas a su pecho descubierto, la mano en su entrepierna. Probablemente en otros tiempos o en otro momento, Ivan se las hubiese llevado a otro lado. Pero por un lado estaba tan drogado que no tenía claro si estaba hablando con mujeres, caballos o una silla. Y por otro, habían ido a poner el dedo en la llaga. La sonrisa se borró de su rostro y puso mala cara.
- Largo, antes de que me enfade.
Esta vez debieron captar el mensaje. Ayudó el hecho de que tuviera la Hoja Negra en la mano. ¿Cuándo la había desenvainado? La miró algo confundido y se la volvió a meter dentro de la ropa. Entonces soltó un suspiro y volvió a beber del aguardiente, vaciando la jarra. Alzó esta hacia el tabernero con un gruñido que intentaba ser algo así como "dame más", pero que se quedó en una mezcla de sonido gutural y eructo. Para colmo ni siquiera estaba por ningún lad... ah, en el suelo. Menudo vago, mira que echarse a dormir en el curro. Se arrastró como pudo hasta la barra y se tumbó en esta, hundiendo el puño con el vaso en un barril abierto. Lo sacó echando la bebida en todas direcciones y bebió torpemente. Volvió a la mesa y se sentó en la silla casi derribándola en el proceso.
- Ligar la polla - gruñó a Dark - No quiero saber nada de mujeres. O de hombres. Paso de mierdas ashí. Shiempre duelen.
Se derrumbó sobre la mesa y suspiró ruidosamente. Echaba de menos a Brianna. Tal vez por eso se había drogado de aquella manera, para ahogar los recuerdos y los pensamientos. La jugada le había salido mal, desde luego. Al principio podía haber funcionado, pero aquello le había recordado lo que había hecho. Sollozó y empezó a llorar, moqueando.
- Tío... es todo una puta mierda - se incorporó dando tumbos - Sé que era lo mejor, pero... ¡joder! Era feliz con ella - comenzó a bambolearse en el sitio, dejando la jarra en horizontal y derramando todo por el suelo - Esh un asco, Darki. No tengash pareja nunca. Duele más que perder las piernas en una explosión, y créeme, shé de lo que hablo.
Se dirigió en zigzag hacia la puerta, acabando con la cara contra la pared.
- ¡Ninguna pared va a pararme! - gritó violentamente.
Empezó a hacer fuerza con la cara hasta que finalmente la madera cedió y salió a la calle dejando una hermosa puerta nueva con la forma de su silueta.
- ¡Ven, Darki! Vamos a bebernos la puta ciudad.
Y esos fueron los últimos recuerdos más o menos reconocibles que Ivan tuvo de ese día y los tres siguientes.
- Esto es sholo mío. Idos a bushcar ajuardiente a otro lado. Diebe! - acabó soltando, en hallstatiano.
Les debió hacer gracia en vez de ofenderlas, porque se rieron y se le sentaron a la mesa. Poco a poco comenzó a recibir pequeñas pistas de que no estaban allí por el alcohol o en busca de una conversación. Detalles sutiles como los comentarios, las miradas indiscretas a su pecho descubierto, la mano en su entrepierna. Probablemente en otros tiempos o en otro momento, Ivan se las hubiese llevado a otro lado. Pero por un lado estaba tan drogado que no tenía claro si estaba hablando con mujeres, caballos o una silla. Y por otro, habían ido a poner el dedo en la llaga. La sonrisa se borró de su rostro y puso mala cara.
- Largo, antes de que me enfade.
Esta vez debieron captar el mensaje. Ayudó el hecho de que tuviera la Hoja Negra en la mano. ¿Cuándo la había desenvainado? La miró algo confundido y se la volvió a meter dentro de la ropa. Entonces soltó un suspiro y volvió a beber del aguardiente, vaciando la jarra. Alzó esta hacia el tabernero con un gruñido que intentaba ser algo así como "dame más", pero que se quedó en una mezcla de sonido gutural y eructo. Para colmo ni siquiera estaba por ningún lad... ah, en el suelo. Menudo vago, mira que echarse a dormir en el curro. Se arrastró como pudo hasta la barra y se tumbó en esta, hundiendo el puño con el vaso en un barril abierto. Lo sacó echando la bebida en todas direcciones y bebió torpemente. Volvió a la mesa y se sentó en la silla casi derribándola en el proceso.
- Ligar la polla - gruñó a Dark - No quiero saber nada de mujeres. O de hombres. Paso de mierdas ashí. Shiempre duelen.
Se derrumbó sobre la mesa y suspiró ruidosamente. Echaba de menos a Brianna. Tal vez por eso se había drogado de aquella manera, para ahogar los recuerdos y los pensamientos. La jugada le había salido mal, desde luego. Al principio podía haber funcionado, pero aquello le había recordado lo que había hecho. Sollozó y empezó a llorar, moqueando.
- Tío... es todo una puta mierda - se incorporó dando tumbos - Sé que era lo mejor, pero... ¡joder! Era feliz con ella - comenzó a bambolearse en el sitio, dejando la jarra en horizontal y derramando todo por el suelo - Esh un asco, Darki. No tengash pareja nunca. Duele más que perder las piernas en una explosión, y créeme, shé de lo que hablo.
Se dirigió en zigzag hacia la puerta, acabando con la cara contra la pared.
- ¡Ninguna pared va a pararme! - gritó violentamente.
Empezó a hacer fuerza con la cara hasta que finalmente la madera cedió y salió a la calle dejando una hermosa puerta nueva con la forma de su silueta.
- ¡Ven, Darki! Vamos a bebernos la puta ciudad.
Y esos fueron los últimos recuerdos más o menos reconocibles que Ivan tuvo de ese día y los tres siguientes.
Dark Satou
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"Lo shabía, shabía que iba guardarle luto a Bri-chwan, lo shabía... Eshtoy orgullosho de ti, primo" pensó mientras le escuchaba y las mujeres se iban al unísono. Les había amenazado, pero él en cierta parte estaba contento de que hubiese hecho eso. Lo escuchó hablar sobre no tener pareja y el dolor que sentía con lo de Brianna. "Te comprendo primo... yo también estoy jodido..." pensó mientras recordaba a Louise.
―Uf Iiiiivan, a mí se me han muerto tres hehe... ―le explicó antes de romper a llorar.
Fue hasta la barra y pidió otro barril que bebió de un trago. Ahí es donde las pupilas se le dilataron y empezó a sentir una especie de calma zen a través de su cuerpo. Comenzó a andar totalmente recto mientras miraba a los borrachos e iba animándolos a beber más. "Me he vuelto uno con el licor. Ahora no habrá nada que me detenga..." pensó mientras se acercaba a su primo y le dedicaba una sonrisa. Le tendió la mano y se ofreció a ayudarle en su cruzada.
Lamentablemente, eso es lo último que recordó Dark. Abrió los ojos y empezó a mirar hacia los lados confuso. Miró hacia abajo y se vio totalmente desnudo, tirado en un callejón. Miró hacia su derecha e Ivan estaba allí. "¿Qué... cojones ha pasado?" se preguntó mientras fruncía el ceño y se llevaba la mano a la frente. Cuando la chocó con esta gruñió por un momento. Miró su mano y vio que tenía el mismo anillo que el vampiro.
―¿Cómo...? ―Preguntó muy confuso.
Se creó ropa nueva por encima usando la polimorfia mientras llevaba las manos para todos los lados. "¡¿Dónde están mis cosas?!" pensó muy desesperado. "Que llevaba dos Saijo Ö Wazamono... ¡¿Dónde están?!" volvió a pensar. Miró al final del callejón mientras se tapaba los ojos por la luz y se colocó el anillo. Notó que la luz ya no la sentía de la misma forma. De hecho suspiró pesadamente, llevándose las manos a la cara y soltando un pequeño gemido de alivio. Después salió hasta la avenida principal y vio una persona con el pelo blanco entre toda la multitud. Se acercó corriendo a ella y le tocó el hombro, haciendo que se girase. Abrió la boca totalmente y por unos segundos, tuvieron una conversación. Después volvió al callejón y metió a Ivan, que estaba desnudo, en las sombras.
Lo movió hasta el rancho, el cual estaba totalmente restaurado. Frunció el ceño y entró a la parcela principal, viendo que encima de la mesa estaban todas sus posesiones y las del vampiro. Lo dejó en el sofá y pasó por detrás de él, observando su espalda y abriendo la boca. "¿Por qué tiene un tatuaje que pone Dark? ¡¿Y reciente?! No jodas... No jodas..." pensaba mientras se dirigía al espejo y deshacía la polimorfia, volviendo a quedarse desnudo y mirándose la espalda. Ponía Ivan con un tatuaje. Se acercó al vampiro tras vestirse y empezó a soltarle de bofetada en bofetada hasta que se despertara.
―¡¡¡Ivan!!! Nos hemos pillado tal que han pasado tres días. ¡Tres! Y nuestros nombres... Nos hemos tatuado el nombre del otro... ―Exclamó muy nervioso mientras se llevaba las manos a la cara―. Y encima he visto a mutter y me ha dicho que viniésemos para el rancho después de llamarme Fickfehler y... Y tengo una resaca de tres pares de cojones...
Miró hacia su bolsa de berries y se llevó la mano a la boca. Le faltaban cincuenta millones. "Maldita vieja de los cojones, ¡¿en serio me has quitado el dinero para restaurar esta mierda?!" pensó mientras seguía buscando y veía la escritura del rancho a su nombre. "Dark Satou Markov. ¿Y el Evans? No, ni de coña. Siempre seré Dark E. Satou." acabó pensando.
―Uf Iiiiivan, a mí se me han muerto tres hehe... ―le explicó antes de romper a llorar.
Fue hasta la barra y pidió otro barril que bebió de un trago. Ahí es donde las pupilas se le dilataron y empezó a sentir una especie de calma zen a través de su cuerpo. Comenzó a andar totalmente recto mientras miraba a los borrachos e iba animándolos a beber más. "Me he vuelto uno con el licor. Ahora no habrá nada que me detenga..." pensó mientras se acercaba a su primo y le dedicaba una sonrisa. Le tendió la mano y se ofreció a ayudarle en su cruzada.
Lamentablemente, eso es lo último que recordó Dark. Abrió los ojos y empezó a mirar hacia los lados confuso. Miró hacia abajo y se vio totalmente desnudo, tirado en un callejón. Miró hacia su derecha e Ivan estaba allí. "¿Qué... cojones ha pasado?" se preguntó mientras fruncía el ceño y se llevaba la mano a la frente. Cuando la chocó con esta gruñió por un momento. Miró su mano y vio que tenía el mismo anillo que el vampiro.
―¿Cómo...? ―Preguntó muy confuso.
Se creó ropa nueva por encima usando la polimorfia mientras llevaba las manos para todos los lados. "¡¿Dónde están mis cosas?!" pensó muy desesperado. "Que llevaba dos Saijo Ö Wazamono... ¡¿Dónde están?!" volvió a pensar. Miró al final del callejón mientras se tapaba los ojos por la luz y se colocó el anillo. Notó que la luz ya no la sentía de la misma forma. De hecho suspiró pesadamente, llevándose las manos a la cara y soltando un pequeño gemido de alivio. Después salió hasta la avenida principal y vio una persona con el pelo blanco entre toda la multitud. Se acercó corriendo a ella y le tocó el hombro, haciendo que se girase. Abrió la boca totalmente y por unos segundos, tuvieron una conversación. Después volvió al callejón y metió a Ivan, que estaba desnudo, en las sombras.
Lo movió hasta el rancho, el cual estaba totalmente restaurado. Frunció el ceño y entró a la parcela principal, viendo que encima de la mesa estaban todas sus posesiones y las del vampiro. Lo dejó en el sofá y pasó por detrás de él, observando su espalda y abriendo la boca. "¿Por qué tiene un tatuaje que pone Dark? ¡¿Y reciente?! No jodas... No jodas..." pensaba mientras se dirigía al espejo y deshacía la polimorfia, volviendo a quedarse desnudo y mirándose la espalda. Ponía Ivan con un tatuaje. Se acercó al vampiro tras vestirse y empezó a soltarle de bofetada en bofetada hasta que se despertara.
―¡¡¡Ivan!!! Nos hemos pillado tal que han pasado tres días. ¡Tres! Y nuestros nombres... Nos hemos tatuado el nombre del otro... ―Exclamó muy nervioso mientras se llevaba las manos a la cara―. Y encima he visto a mutter y me ha dicho que viniésemos para el rancho después de llamarme Fickfehler y... Y tengo una resaca de tres pares de cojones...
Miró hacia su bolsa de berries y se llevó la mano a la boca. Le faltaban cincuenta millones. "Maldita vieja de los cojones, ¡¿en serio me has quitado el dinero para restaurar esta mierda?!" pensó mientras seguía buscando y veía la escritura del rancho a su nombre. "Dark Satou Markov. ¿Y el Evans? No, ni de coña. Siempre seré Dark E. Satou." acabó pensando.
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Lo primero que sintió fue un ejército de morsas lideradas por Franklyn cantándole al oído. Lo siguiente, su estómago ardiendo como si se hubiese bebido fuego líquido. Y luego al idiota de Dark despertándole a sus sentidos. Abrió los ojos y se arrepintió al momento, pues la luz hizo que las migrañas se agravaran enormemente. Soltó un gemido de dolor y sacudió débilmente la cabeza. ¿Tres días? De qué diablos hablaba ese chalado... lo último que recordaba era... ¿qué había hecho? Se incorporó lentamente y se frotó los ojos. Dark le había dicho que eran primos. Luego se habían puesto a beber y fumar y se habían ido a la capital... en algún momento. Recordaba que el loco de su compañero le había plantado fuego a su finca. Y poco más.
- ¿Por qué me duele el hombro? - preguntó con la voz ronca - Ughh...
Se echó a un lado y empezó a vomitar en el suelo un líquido pastoso y de colorines, mezclado con patatas a medio digerir. Se encontraba fatal, como si le hubiesen dado una paliza con puños de kairoseki y luego puesto a dormir en una cama hecha de ajos y plata. Se levantó torpemente y entonces se fijó en el tatuaje que Dark le estaba enseñando, y entendió lo que quería decirle. Se llevó la mano a su propio hombro izquierdo y sintió dolor, como si tuviese una herida.
- Oh, por todos los... - contuvo una arcada - ¿Dónde están mis cosas?
Se acercó a la mesa que Dark le indicó y comenzó a comprobar que estaba todo. Las armas, su manto, sus botellas... no encontraba la pipa y le faltaban aproximadamente tres cuartos de kilo de opio. Todo el que se había llevado consigo, vaya. Para colmo se sentía deshidratado y falto de sangre. Necesitaba alimentarse de alguien sano para regenerarse de eso y comer alguna comida extra grasienta. Y no le vendría mal de paso doce litros de agua del tirón. Comenzó a vestirse lentamente, echó mano de su petaca de sangre y bebió ávidamente todo su contenido. Entonces vio algo que le llamó la atención: entre sus cosas había un bulto de mantas y un maletín.
- Qué coño...
Abrió el maletín y se topó con que estaba lleno de bolsas de cocaína. Abrió una y se llevó un poco de polvo a la lengua. Era muy pura. ¿Dónde diablos le había echado mano a eso? Casi con miedo de ver lo que era, apartó las mantas para ver si había algo dentro.
- ¡Joder! Dark, ¿qué coño hemos hecho en estos tres días?
Entre las mantas había un bebé durmiendo, con dos tatuajes en la espalda. En un hombro ponía "Dark" y en el otro "Ivan".
- ¿Por qué me duele el hombro? - preguntó con la voz ronca - Ughh...
Se echó a un lado y empezó a vomitar en el suelo un líquido pastoso y de colorines, mezclado con patatas a medio digerir. Se encontraba fatal, como si le hubiesen dado una paliza con puños de kairoseki y luego puesto a dormir en una cama hecha de ajos y plata. Se levantó torpemente y entonces se fijó en el tatuaje que Dark le estaba enseñando, y entendió lo que quería decirle. Se llevó la mano a su propio hombro izquierdo y sintió dolor, como si tuviese una herida.
- Oh, por todos los... - contuvo una arcada - ¿Dónde están mis cosas?
Se acercó a la mesa que Dark le indicó y comenzó a comprobar que estaba todo. Las armas, su manto, sus botellas... no encontraba la pipa y le faltaban aproximadamente tres cuartos de kilo de opio. Todo el que se había llevado consigo, vaya. Para colmo se sentía deshidratado y falto de sangre. Necesitaba alimentarse de alguien sano para regenerarse de eso y comer alguna comida extra grasienta. Y no le vendría mal de paso doce litros de agua del tirón. Comenzó a vestirse lentamente, echó mano de su petaca de sangre y bebió ávidamente todo su contenido. Entonces vio algo que le llamó la atención: entre sus cosas había un bulto de mantas y un maletín.
- Qué coño...
Abrió el maletín y se topó con que estaba lleno de bolsas de cocaína. Abrió una y se llevó un poco de polvo a la lengua. Era muy pura. ¿Dónde diablos le había echado mano a eso? Casi con miedo de ver lo que era, apartó las mantas para ver si había algo dentro.
- ¡Joder! Dark, ¿qué coño hemos hecho en estos tres días?
Entre las mantas había un bebé durmiendo, con dos tatuajes en la espalda. En un hombro ponía "Dark" y en el otro "Ivan".
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Observó cómo su primo empezaba a hacer de las suyas. Él no tenía soler resacas por el tema de su regeneración de los órganos en general. Se le solían pasar con una ducha, pero la verdad es que estaba extrañamente bien. Quizás habían dormido demasiado, pero... Cuando empezó a mover las cosas, hubo algo que le extrañó más que el maletín. Había un infante ahí. Abrió la boca ligeramente y empezó a sentirse mal. ¿Su borrachera había llegado a tal punto que incluso le habían robado el bebé a alguien?
―¡¿De quién cojones es este bebé?! ―Gritó asustado―. ¡¿Ivan?! ¡¿Qué hemos hecho?!
Lo miró atentamente y el bebé levantó las manos, posando brevemente.
―Por fin. Estaba cansado de ganaros al póker, inútiles. ―Exclamó el bebé―. Cambiadme el pañal, inútiles. Estoy de mierda hasta la lumbar.
Se llevó las manos a los ojos y los frotó con fuerza. ¿Era un tontatta o realmente era un bebé? ¿Seguía drogado? Miró los dedos de sus manos mientras las volteaba de un lado para otro.
―Sí joder, que te parece raro que puto hable. ¿Y a mí que mierda me importa eso? Estabais más majos borrachos y drogados. Hasta puto acepté hacerme la mierda del tatuaje, joder. Que os llevo en el cuerpo para siempre, tetes.
―¿Puedes explicarnos qué ha pasado en estos tres días? ―Preguntó algo asustado.
―¿Que qué ha pasado? Creo que todo el pueblo os busca para mataros, muy seguramente. Qué no habéis hecho, joder. ¿Es que no os acordáis ni siquiera lo que puto pasó con mi puta madre? Que me dejó puto tirado, tetes. Me pillasteis en la puta calle y me puto recogisteis.
Dark le dirigió una larga mirada a Ivan mientras se llevaba la mano a la daga de la espalda. ¿Realmente estaba bien matarlo? Porque estaba empezando a cuestionarse que el bebé era un error. Y ya había sido padre de tres hijos. En su vida volvería a cambiar un pañal, y lo tenía muy claro. Demasiado claro.
―¡¿De quién cojones es este bebé?! ―Gritó asustado―. ¡¿Ivan?! ¡¿Qué hemos hecho?!
Lo miró atentamente y el bebé levantó las manos, posando brevemente.
―Por fin. Estaba cansado de ganaros al póker, inútiles. ―Exclamó el bebé―. Cambiadme el pañal, inútiles. Estoy de mierda hasta la lumbar.
Se llevó las manos a los ojos y los frotó con fuerza. ¿Era un tontatta o realmente era un bebé? ¿Seguía drogado? Miró los dedos de sus manos mientras las volteaba de un lado para otro.
―Sí joder, que te parece raro que puto hable. ¿Y a mí que mierda me importa eso? Estabais más majos borrachos y drogados. Hasta puto acepté hacerme la mierda del tatuaje, joder. Que os llevo en el cuerpo para siempre, tetes.
―¿Puedes explicarnos qué ha pasado en estos tres días? ―Preguntó algo asustado.
―¿Que qué ha pasado? Creo que todo el pueblo os busca para mataros, muy seguramente. Qué no habéis hecho, joder. ¿Es que no os acordáis ni siquiera lo que puto pasó con mi puta madre? Que me dejó puto tirado, tetes. Me pillasteis en la puta calle y me puto recogisteis.
Dark le dirigió una larga mirada a Ivan mientras se llevaba la mano a la daga de la espalda. ¿Realmente estaba bien matarlo? Porque estaba empezando a cuestionarse que el bebé era un error. Y ya había sido padre de tres hijos. En su vida volvería a cambiar un pañal, y lo tenía muy claro. Demasiado claro.
Ivan Markov
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Ivan arqueó una ceja. ¿Por qué estaba hablando ese bebé? Y él que tenía hambre aún... había planeado comérselo como complemento a su petaca, pero estaba hablando. Estaba feo comerse a algo tan raro.
- Dark, ¿por qué está hablando mi postre? Esto no me gusta.
- Tócame y te meo en la boca, sanguijuela.
- ¡¿Cómo me has llamado, saco de mierda?!
Agarró al bebé por el pie y lo levantó hasta dejar su cara a la altura de la suya, furioso. Entonces su presa optó por la táctica más bruta que se le ocurrió: morderle la nariz. Ivan soltó un grito y lo soltó, quedando este colgando de su cara.
- ¡Aaaaaaah! Dark, ¡ayuda! ¡Ya tiene dientes!
Logró arrancárselo de la cara y lanzarlo contra el sofá. Entonces el bebé procedió a quitarse los pañales y empezar a tirar la caca por todos lados.
- Oh dios... puto guarro - dijo Ivan - ¿En serio tienes que hacer eso?
- Eso por no cambiarme los pañales, gandules. Y por sujetarme como un jamón.
Miró a su primo, desesperado. No estaba mental ni físicamente preparado para lidiar con eso ahora. Soltó un gruñido de frustración y se fue la cocina. Una vez ahí se puso a rebuscar en la nevera. No había gran cosa, cervezas y alguien había puesto una cabra que salió de allí con un "beee" y se largó por la puerta. Curioso. A falta de algo mejor, cogió una cerveza, le quitó la chapa de un mordisco y empezó a beber.
- Dark, ¿por qué está hablando mi postre? Esto no me gusta.
- Tócame y te meo en la boca, sanguijuela.
- ¡¿Cómo me has llamado, saco de mierda?!
Agarró al bebé por el pie y lo levantó hasta dejar su cara a la altura de la suya, furioso. Entonces su presa optó por la táctica más bruta que se le ocurrió: morderle la nariz. Ivan soltó un grito y lo soltó, quedando este colgando de su cara.
- ¡Aaaaaaah! Dark, ¡ayuda! ¡Ya tiene dientes!
Logró arrancárselo de la cara y lanzarlo contra el sofá. Entonces el bebé procedió a quitarse los pañales y empezar a tirar la caca por todos lados.
- Oh dios... puto guarro - dijo Ivan - ¿En serio tienes que hacer eso?
- Eso por no cambiarme los pañales, gandules. Y por sujetarme como un jamón.
Miró a su primo, desesperado. No estaba mental ni físicamente preparado para lidiar con eso ahora. Soltó un gruñido de frustración y se fue la cocina. Una vez ahí se puso a rebuscar en la nevera. No había gran cosa, cervezas y alguien había puesto una cabra que salió de allí con un "beee" y se largó por la puerta. Curioso. A falta de algo mejor, cogió una cerveza, le quitó la chapa de un mordisco y empezó a beber.
Dark Satou
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Su primo se fue hasta la cocina así que, tras quitarse varios rastros de caca de encima con cara de asco y aguantando una arcada miró al infante. Le había cabreado. Una cosa era ser sarcástico y otra llenarle el conjunto de excremento. Eso era un paso que no podía pisar nadie. Nadie le ensuciaba.
―Duérmete y deja de tocar los cojones. ―Dijo imbuyendo sus palabras con el poder de la fruta. De la forma más potente que quizás hubiese hecho hasta ahora.
El bebé se rió brevemente. Pudo notar un fuerte viento salir de él, tan potente que le desastibilizó. ¿Eso era haoshoku? Era... Era el haoshoku más fuerte que jamás había experimentado. Se llevó la mano al pecho y empezó a jadear intensamente.
―No puedes utilizar el mesmerismo conmigo, demonio.
Dark abrió la boca mientras ponía una expresión de terror. Fue caminando hasta la cocina y sacó otra cerveza, abriéndola y compartiendo un pequeño momento con su primo. Ignoró la cabra pero pudo notar la frescura de Punk Hazard desprenderse de esta. Tenía que ser de algún páramo helado, pero era un misterio cómo había llegado hasta ahí.
―Nee Ivan, ha resistido mi mesmerismo y me ha dicho demonio. ¿Qué hacemos con él? Creo... Creo que no está encerrado con nosotros... Creo que estamos encerrado con él... ―Dijo algo asustado.
Tenían que irse ahí, porque a parte del peligro que representaba el infante en la misma casa que ellos, empezaban a reunirse una barbaridad de presencias alrededor de la finca. Sabía que muy seguramente Ivan lo habría sentido también, así que lo único que les quedaba de ahí era escapar.
―Ivan, seguramente Spolyar nos vuelva a necesitar. Mejor pirémosnos de aquí. ―Le pidió.
―Duérmete y deja de tocar los cojones. ―Dijo imbuyendo sus palabras con el poder de la fruta. De la forma más potente que quizás hubiese hecho hasta ahora.
El bebé se rió brevemente. Pudo notar un fuerte viento salir de él, tan potente que le desastibilizó. ¿Eso era haoshoku? Era... Era el haoshoku más fuerte que jamás había experimentado. Se llevó la mano al pecho y empezó a jadear intensamente.
―No puedes utilizar el mesmerismo conmigo, demonio.
Dark abrió la boca mientras ponía una expresión de terror. Fue caminando hasta la cocina y sacó otra cerveza, abriéndola y compartiendo un pequeño momento con su primo. Ignoró la cabra pero pudo notar la frescura de Punk Hazard desprenderse de esta. Tenía que ser de algún páramo helado, pero era un misterio cómo había llegado hasta ahí.
―Nee Ivan, ha resistido mi mesmerismo y me ha dicho demonio. ¿Qué hacemos con él? Creo... Creo que no está encerrado con nosotros... Creo que estamos encerrado con él... ―Dijo algo asustado.
Tenían que irse ahí, porque a parte del peligro que representaba el infante en la misma casa que ellos, empezaban a reunirse una barbaridad de presencias alrededor de la finca. Sabía que muy seguramente Ivan lo habría sentido también, así que lo único que les quedaba de ahí era escapar.
―Ivan, seguramente Spolyar nos vuelva a necesitar. Mejor pirémosnos de aquí. ―Le pidió.
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Ivan gruñó. También había sentido el haoshoku del niño, pero no le apetecía largarse solo porque había un bebé con pinta de ser molesto. Por otro lado le dolía demasiado la cabeza para lidiar con aquella situación y necesitaba salir a comprar algo de comida grasienta antes de ser persona. Saqueó la nevera y se guardó todas las cervezas en la chaqueta. Una lástima haber dejado a la cabra marcharse, podía habérsela comido de aperitivo. Salieron por la puerta trasera y se dirigieron hacia el puerto más cercano, levitando con una cara de muertos que parecía que acabasen de salir de la tumba.
- La próxima vez limitamos la mezcla a tres drogas como tope, ¿vale? - masculló.
Por el caminó le llegó el delicioso aroma a grasa y vio un pequeño pueblo bajo ellos. En la plaza mayor había un hombre con un puesto ambulante de comida.
- ¡Patatas! ¡Pan con miel! ¡Salchicha fritas en grasa de cerdo! ¡Cerveza de trigo!
- Oh, mira Dark, tiene menús - dijo posándose frente al puesto - Yo quiero dos números nueve, un número nueve grande, un número seis con extra de mostaza, un número siete, dos números quince, uno de ellos con queso, y una jarra extra grande de cerveza.
Mientras esperaba a su pantagruélica orden, se relamió pensando en el banquete que iba a pegarse y miró a su primo.
- ¿Tú qué vas a pedir? Deberíamos comer a gusto, que tenemos un viaje largo en el Leviatán.
Cuando al fin les dieron todo, Ivan comenzó a tragar como si fuese un agujero negro. La comida desaparecía en su boca a un ritmo sobrenatural, y a medida tragaba, parecía ir recuperando energías y fuerzas. Finalmente bajó todo con la jarra de cerveza de trigo y remató con un eructo tan potente que el puesto tembló.
- Todo correcto. ¿Nos vamos?
- La próxima vez limitamos la mezcla a tres drogas como tope, ¿vale? - masculló.
Por el caminó le llegó el delicioso aroma a grasa y vio un pequeño pueblo bajo ellos. En la plaza mayor había un hombre con un puesto ambulante de comida.
- ¡Patatas! ¡Pan con miel! ¡Salchicha fritas en grasa de cerdo! ¡Cerveza de trigo!
- Oh, mira Dark, tiene menús - dijo posándose frente al puesto - Yo quiero dos números nueve, un número nueve grande, un número seis con extra de mostaza, un número siete, dos números quince, uno de ellos con queso, y una jarra extra grande de cerveza.
Mientras esperaba a su pantagruélica orden, se relamió pensando en el banquete que iba a pegarse y miró a su primo.
- ¿Tú qué vas a pedir? Deberíamos comer a gusto, que tenemos un viaje largo en el Leviatán.
Cuando al fin les dieron todo, Ivan comenzó a tragar como si fuese un agujero negro. La comida desaparecía en su boca a un ritmo sobrenatural, y a medida tragaba, parecía ir recuperando energías y fuerzas. Finalmente bajó todo con la jarra de cerveza de trigo y remató con un eructo tan potente que el puesto tembló.
- Todo correcto. ¿Nos vamos?
Dark Satou
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Tras pasar por la puerta trasera y cogerlo todo, fue caminando con una paz absoluta. "Me siento muchísimo mejor desde que llevo el anillo." pensó mientras sonreía felizmente mirando al sol. Llegaron hasta un lugar en el que comer antes de subir al Leviatan, y arqueó una ceja mientras su primo soltaba la orden. Asintió con la cabeza.
―Dame otro menú como al peliblanco, joder. La orden legendaria. ―Exclamó pegándole un codazo al vampiro mientras soltaba una gran bocanada de humo de su cigarro.
Comió con él y pudo sentirse mucho mejor mientras lo hacía. Se tiraron un buen rato, pero acabaron bien llenos. Tenía sus energías renovadas y no podía pedir más. Las misiones de la estrella oscura eran una locura, pero habían tenido el suficiente tiempo como para descansar. Y ahora él era increíblemente más fuerte que antes. Quizás no se torcerían tanto las cosas.
―Vámonos. Estoy muy seguro de que no volveremos a necesitar más vacaciones en Spá Island. No después de volver a tener una fruta del diablo ―dijo en voz alta mientras miraba de un lado al otro del puerto.
Ahora sólo quedaba entrar en el submarino y llamar a Spolyar para ver cuál sería el próximo encargo. Seguramente sería en el nuevo mundo, así que podrían ir tirando para allí en lo que recibían la orden. Seguía teniendo sentimientos encontrados con la organización de la estrella oscura, pero ahora no iba a titubear para matar a alguien. Ahora volvía a ser el de siempre, el que anteponía la misión a su moralidad.
―Dame otro menú como al peliblanco, joder. La orden legendaria. ―Exclamó pegándole un codazo al vampiro mientras soltaba una gran bocanada de humo de su cigarro.
Comió con él y pudo sentirse mucho mejor mientras lo hacía. Se tiraron un buen rato, pero acabaron bien llenos. Tenía sus energías renovadas y no podía pedir más. Las misiones de la estrella oscura eran una locura, pero habían tenido el suficiente tiempo como para descansar. Y ahora él era increíblemente más fuerte que antes. Quizás no se torcerían tanto las cosas.
―Vámonos. Estoy muy seguro de que no volveremos a necesitar más vacaciones en Spá Island. No después de volver a tener una fruta del diablo ―dijo en voz alta mientras miraba de un lado al otro del puerto.
Ahora sólo quedaba entrar en el submarino y llamar a Spolyar para ver cuál sería el próximo encargo. Seguramente sería en el nuevo mundo, así que podrían ir tirando para allí en lo que recibían la orden. Seguía teniendo sentimientos encontrados con la organización de la estrella oscura, pero ahora no iba a titubear para matar a alguien. Ahora volvía a ser el de siempre, el que anteponía la misión a su moralidad.
Ivan Markov
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- ¿En Spa Island? - comenzó a reírse a carcajada - Para nada, amigo mío. La próxima es una macrofiesta en alguna isla del Nuevo Mundo. Yo que sé, nos cogemos alcohol y carne para dos semanas, contratamos a un cocinero y una banda de músicos y nos vamos a alguna isla paradisíaca.
Sonaba a plan. Además, si tenían suerte, a lo mejor había cocoteros y podían hacerse cubatas de leche de coco y vodka. O leche de coco y lo que tuvieran a mano. Nunca había probado a usarla para hacer combinados. Y de paso comían coco mientras se ponían ciegos. Con una sonrisa de oreja a oreja, sacó dos cervezas, las abrió con los dientes y le tendió una a Dark.
- Otra para el camino para ir fresquitos, que hace calor.
Tras vaciar de una vez media botella, empezó a volar y puso rumbo de nuevo hacia la costa. Con lo rápidos que eran ambos no tardarían en llegar. Además, tras la comilona que se habían pegado se sentía con fuerzas como para dar tres vueltas a toda la isla. Vale, tal vez no tanto, pero sí de sobra como para llegar al submarino en una horita.
- ¿Qué crees que nos mandará Spolyar esta vez? Espero que algo interesante, pero no tan loco como lo del barco - sintió un escalofrío - A lo mejor algo en alguna isla con buena comida y buen alcohol. Hace tiempo que no visito una bodega con un buen tinto.
Cualquier otro no estaría bebiendo cerveza y hablando tan alegremente de volver a beber tras la resaca y amnesia de tres días, pero por eso Ivan no era una persona cualquiera. El alcohol era casi un componente natural de su cuerpo ya.
Sonaba a plan. Además, si tenían suerte, a lo mejor había cocoteros y podían hacerse cubatas de leche de coco y vodka. O leche de coco y lo que tuvieran a mano. Nunca había probado a usarla para hacer combinados. Y de paso comían coco mientras se ponían ciegos. Con una sonrisa de oreja a oreja, sacó dos cervezas, las abrió con los dientes y le tendió una a Dark.
- Otra para el camino para ir fresquitos, que hace calor.
Tras vaciar de una vez media botella, empezó a volar y puso rumbo de nuevo hacia la costa. Con lo rápidos que eran ambos no tardarían en llegar. Además, tras la comilona que se habían pegado se sentía con fuerzas como para dar tres vueltas a toda la isla. Vale, tal vez no tanto, pero sí de sobra como para llegar al submarino en una horita.
- ¿Qué crees que nos mandará Spolyar esta vez? Espero que algo interesante, pero no tan loco como lo del barco - sintió un escalofrío - A lo mejor algo en alguna isla con buena comida y buen alcohol. Hace tiempo que no visito una bodega con un buen tinto.
Cualquier otro no estaría bebiendo cerveza y hablando tan alegremente de volver a beber tras la resaca y amnesia de tres días, pero por eso Ivan no era una persona cualquiera. El alcohol era casi un componente natural de su cuerpo ya.
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