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Lilith Blair
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Desde hacía unos días necesitaba que alguien le hiciera un favor, aunque más que un favor necesitaba que alguien hiciera un trabajo para ella. No podía enviar a uno de sus chicos por que sería demasiado sencillo que los identificaran, por lo que necesitaba a alguien del que no pudieran sospechar nada en absoluto. Movió unos cuantos hilos, pregunto a unos cuantos conocidos del bajo mundo y le dijeron que podía llamar a aun tal Morgoth, no sabía si era o no su nombre real y la verdad es que le importaba más bien poco. Pero ella necesitaba averiguar algunas cosas en aquella isla. El país de las flores, el lugar donde habían nacido León y su hermana Bianca, las dos personas en las que más confiaba en el mundo.
Había viajado con ellos dos hasta aquella isla y por ese motivo no podía enviarlos a ellos a investigar, después de todo, eran totalmente reconocibles y no podrían averiguar lo que la señora definitivamente quería descubrir. Lo hizo llamar y esperó a que se presentara para oír el trato que tenía que proponer. En un principio la cosa podría ser realmente sencilla, pero puede que las cosas se complicaran un poco, después de todo hablamos de un mundo turbio bajo las calles de aquella ciudad de apariencia tranquila. Sabía que había algo turbio allí y que eso había tenido algo que ver con la vida turbia y complicada que habían tenido que vivir León y Bianca.
Quería averiguar lo que había sucedido con sus padres, todo lo que hubiera ocurrido hasta el punto en que los niños se quedaron solos y tuvieron que vivir bajo la mano de aquella mafia, organización o lo que fuera realmente. Estaba en una gran casa que había alquilado para pasar allí unos días, puede que los lugareños no quisieran hablar con extraños, pero siempre les interesaba la gente que iba a gastar dinero, después de todo ¿quien le hace asco a un buen fajo de billetes? Por el momento se encontraba desayunando tranquilamente mientras esperaba que el hombre hiciera su aparición, no le gustaba que la hicieran esperar, tenía muchas cosas que hacer y perder el tiempo no era algo que entrase dentro de sus planes.
Tendrían que hablar de la recompensa que quería el chiquillo por aquel servicio que le iba a prestar y ver si realmente quería que fuera él quien se encargase de aquel asunto. Para ella era un asunto muy peliagudo y delicado, podía notar a Bianca bastante nerviosa al estar en aquel lugar y en aquella situación, no le gustaba haber vuelto. Le traía demasiados malos recuerdos aquel país y sus gentes y podía notar la tensión en el cuerpo de León y como apretaba los puños. Pero si quería hacerles sentir mejor y además ayudarles con su venganza de alguna forma, aquello era necesario.
Había viajado con ellos dos hasta aquella isla y por ese motivo no podía enviarlos a ellos a investigar, después de todo, eran totalmente reconocibles y no podrían averiguar lo que la señora definitivamente quería descubrir. Lo hizo llamar y esperó a que se presentara para oír el trato que tenía que proponer. En un principio la cosa podría ser realmente sencilla, pero puede que las cosas se complicaran un poco, después de todo hablamos de un mundo turbio bajo las calles de aquella ciudad de apariencia tranquila. Sabía que había algo turbio allí y que eso había tenido algo que ver con la vida turbia y complicada que habían tenido que vivir León y Bianca.
Quería averiguar lo que había sucedido con sus padres, todo lo que hubiera ocurrido hasta el punto en que los niños se quedaron solos y tuvieron que vivir bajo la mano de aquella mafia, organización o lo que fuera realmente. Estaba en una gran casa que había alquilado para pasar allí unos días, puede que los lugareños no quisieran hablar con extraños, pero siempre les interesaba la gente que iba a gastar dinero, después de todo ¿quien le hace asco a un buen fajo de billetes? Por el momento se encontraba desayunando tranquilamente mientras esperaba que el hombre hiciera su aparición, no le gustaba que la hicieran esperar, tenía muchas cosas que hacer y perder el tiempo no era algo que entrase dentro de sus planes.
Tendrían que hablar de la recompensa que quería el chiquillo por aquel servicio que le iba a prestar y ver si realmente quería que fuera él quien se encargase de aquel asunto. Para ella era un asunto muy peliagudo y delicado, podía notar a Bianca bastante nerviosa al estar en aquel lugar y en aquella situación, no le gustaba haber vuelto. Le traía demasiados malos recuerdos aquel país y sus gentes y podía notar la tensión en el cuerpo de León y como apretaba los puños. Pero si quería hacerles sentir mejor y además ayudarles con su venganza de alguna forma, aquello era necesario.
Morgoth
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Akuma no mi
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El hecho de haber perdido de aquella manera a mi mentor, así como haber conseguido su habilidad por lo que sin duda alguna era suerte había sido muy extraño para mí, entre traumático y afortunado. Cuando se había marchado no le había echado de menos, pero el saber ahora que no podría volver a verle y así mostrarle mis avances cuando nos volviésemos a ver me daba pena. Pero, por otra parte, había estado con él el tiempo suficiente como para poder entender mejor y más rápido la habilidad que había adquirido gracias a su fruta del diablo.
Había abandonado la isla en la que había estado por unos meses para dirigirme a otra de las islas de aquel Blue. Esta vez viajaba sin trabajar y había pagado con mis ahorros aquel viaje que no duraría demasiado. Mi destino era uno más oriental y los nervios afloraban en mí, aunque más o menos los conseguía mantener ocultos. No sabía que clase de trabajos me esperarían y si alguno me ayudaría a mejorar en el control de mi recién adquirida habilidad o si me permitiría controlar correctamente, y por fin, la base de la técnica que me había enseñado Sung.
Lo primero que hice al llegar al lugar fue buscar un lugar donde alojarme antes de buscar trabajo. Una vez tuviese un sitio donde alojarme recorrería la población en busca de alguien tuviese un trabajo para mí. Antes de desembarcar, mientras me encontraba en mi camarote, guarde en el interior de mi sombra el arma. En caso de que la necesitase la tendría a mano, y de esa forma podría pasar desapercibido y no me la encontrarían por mucho que buscasen.
Al poco tiempo de desembarcar, casi sin darme tiempo a buscar un lugar en el que pasar la noche. Pude escuchar a unos tipos buscando a alguien con mi mismo nombre, el cual no era muy común, por lo que supuse que sería a mí a quien buscasen. Aquello me intrigó, por lo que desde la distancia fui siguiendo a aquellos tipos hasta que llegaron a una casa y hablaron con alguien a quien informaron de lo que habían descubierto y luego se marcharon.
La casa era de tipo oriental, por lo que si estaba construida de forma natural tendría un patio en su interior que daba acceso a otras partes de la casa. Rodee la casa para no estar a la vista de la gente y después de asegurarme de que nadie me veía hice que mi sombra se separase de mi y me ayudase a subir al tejado dejándome de esa forma el colarme por el patio interior que bien había imaginado.
Allí se encontraba una joven bella, cuyo olor tenía un color de tonos suaves y cálidos con toques fríos. Era una curiosa fragancia, y sin embargo atractiva. Bajé con el mayor sigilo que pude cuando pasó y me senté en la madera que rodeaba el patio.
-La verdad es que es más bonito de lo que imaginé cuando lo vi desde fuera. Al igual que tu fragancia, su olor tiene un color sin igual.
Había abandonado la isla en la que había estado por unos meses para dirigirme a otra de las islas de aquel Blue. Esta vez viajaba sin trabajar y había pagado con mis ahorros aquel viaje que no duraría demasiado. Mi destino era uno más oriental y los nervios afloraban en mí, aunque más o menos los conseguía mantener ocultos. No sabía que clase de trabajos me esperarían y si alguno me ayudaría a mejorar en el control de mi recién adquirida habilidad o si me permitiría controlar correctamente, y por fin, la base de la técnica que me había enseñado Sung.
Lo primero que hice al llegar al lugar fue buscar un lugar donde alojarme antes de buscar trabajo. Una vez tuviese un sitio donde alojarme recorrería la población en busca de alguien tuviese un trabajo para mí. Antes de desembarcar, mientras me encontraba en mi camarote, guarde en el interior de mi sombra el arma. En caso de que la necesitase la tendría a mano, y de esa forma podría pasar desapercibido y no me la encontrarían por mucho que buscasen.
Al poco tiempo de desembarcar, casi sin darme tiempo a buscar un lugar en el que pasar la noche. Pude escuchar a unos tipos buscando a alguien con mi mismo nombre, el cual no era muy común, por lo que supuse que sería a mí a quien buscasen. Aquello me intrigó, por lo que desde la distancia fui siguiendo a aquellos tipos hasta que llegaron a una casa y hablaron con alguien a quien informaron de lo que habían descubierto y luego se marcharon.
La casa era de tipo oriental, por lo que si estaba construida de forma natural tendría un patio en su interior que daba acceso a otras partes de la casa. Rodee la casa para no estar a la vista de la gente y después de asegurarme de que nadie me veía hice que mi sombra se separase de mi y me ayudase a subir al tejado dejándome de esa forma el colarme por el patio interior que bien había imaginado.
Allí se encontraba una joven bella, cuyo olor tenía un color de tonos suaves y cálidos con toques fríos. Era una curiosa fragancia, y sin embargo atractiva. Bajé con el mayor sigilo que pude cuando pasó y me senté en la madera que rodeaba el patio.
-La verdad es que es más bonito de lo que imaginé cuando lo vi desde fuera. Al igual que tu fragancia, su olor tiene un color sin igual.
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Akuma no mi
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Había llevado nuevamente la taza de té de flores a sus labios para degustarlo una vez más mientras desayunaba cuando escucho aquella voz proveniente del exterior. Bueno, no estaba del todo segura de si ese lugar podía denominarse exterior teniendo en cuenta que ya estaba dentro de la casa y que podía ver perfectamente a la persona que había entonado aquellas palabras. Antes de que pudiera decir o hacer nada más, León estaba detrás del chico con varios de sus hilos de metal rodeando su cuello listo para tirar y cercenar su cuello en cualquier momento. Lilith levanto la mano e hizo que el muchacho frenase en el instante en que se preparaba para acabar con la vida de aquel intruso.
Bajo suavemente la taza hasta la mesa y limpio sus labios con una servilleta — ¿puedo suponer que eres a quien llaman Morgoth? — espero una respuesta por su parte mientras que el peli negro mantenía al intruso amenazado. Tendrían que revisar la seguridad de aquella casa si aquel joven había logrado entrar, aunque teniendo en cuenta que no tenían tantos efectivos como los que solían llevar consigo era normal que hubiera alguna que otra brecha de seguridad. Sin embargo, León siempre estaba prepardo y por supuesto Allaidh que se encontraba ahora ergido al lado de la mujer mostrando los dientes al inesperado invitado. Otra cosa no, pero aquella mujer contaba con una seguridad bastante eficiente y amenazadora.
— Si es así, lamento el brusco recibimiento, pero me temo que no has llamado a la puerta y eso suele molestar a mis chicos — fue entonces que Bianca entro por la puerta y se quedo mirando al muchacho — ¿va a tomar algo nuestro nuevo invitado señora? — Lilith sonrió levemente sin apartar la mirada del joven que se había colado en casa — si, creo que podemos invitarle a desayunar — tras eso una nueva señal hizo que León soltase al muchahco y que Bianca marchase a preparar algo más para el joven. Lilith le invito a sentarse frente a ella en la mesa mientras seguía degustando la comida que tenía frente a ella, ya no quedaba mucho, aunque en realidad la mujer tampoco es que comiera grandes cantidades.
— Si has llegado hasta aquí, es por que has oído que te estaba buscando para proponerte un trabajo, o eso espero al menos — se acomodo un poco mientras Allaidh se acercaba un poco para olisquear al muchacho y luego retroceder nuevamente hasta colocarse al lado de su señora permitiendo que esta enterrase sus dedos entre su pelaje y le diera unos cuantos mimos. No obstante el lobo no se movía, su mirada rojiza se mantenía amenazante sobre Morgoth totalmente atento por si tenía que lanzarse sobre él en cualquier momento y desgarrarle el cuello con los colmillos. Puede que la joven madame pareciese una flor delicada, pero en realidad su tallo estaba cubierto de una cantidad de espinas realmente preocupante.
Bajo suavemente la taza hasta la mesa y limpio sus labios con una servilleta — ¿puedo suponer que eres a quien llaman Morgoth? — espero una respuesta por su parte mientras que el peli negro mantenía al intruso amenazado. Tendrían que revisar la seguridad de aquella casa si aquel joven había logrado entrar, aunque teniendo en cuenta que no tenían tantos efectivos como los que solían llevar consigo era normal que hubiera alguna que otra brecha de seguridad. Sin embargo, León siempre estaba prepardo y por supuesto Allaidh que se encontraba ahora ergido al lado de la mujer mostrando los dientes al inesperado invitado. Otra cosa no, pero aquella mujer contaba con una seguridad bastante eficiente y amenazadora.
— Si es así, lamento el brusco recibimiento, pero me temo que no has llamado a la puerta y eso suele molestar a mis chicos — fue entonces que Bianca entro por la puerta y se quedo mirando al muchacho — ¿va a tomar algo nuestro nuevo invitado señora? — Lilith sonrió levemente sin apartar la mirada del joven que se había colado en casa — si, creo que podemos invitarle a desayunar — tras eso una nueva señal hizo que León soltase al muchahco y que Bianca marchase a preparar algo más para el joven. Lilith le invito a sentarse frente a ella en la mesa mientras seguía degustando la comida que tenía frente a ella, ya no quedaba mucho, aunque en realidad la mujer tampoco es que comiera grandes cantidades.
— Si has llegado hasta aquí, es por que has oído que te estaba buscando para proponerte un trabajo, o eso espero al menos — se acomodo un poco mientras Allaidh se acercaba un poco para olisquear al muchacho y luego retroceder nuevamente hasta colocarse al lado de su señora permitiendo que esta enterrase sus dedos entre su pelaje y le diera unos cuantos mimos. No obstante el lobo no se movía, su mirada rojiza se mantenía amenazante sobre Morgoth totalmente atento por si tenía que lanzarse sobre él en cualquier momento y desgarrarle el cuello con los colmillos. Puede que la joven madame pareciese una flor delicada, pero en realidad su tallo estaba cubierto de una cantidad de espinas realmente preocupante.
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Casi no me dio tiempo a ver como un tipo de pelo negro se colocó detrás de mí, uno d ellos guardaespaldas de la mujer. Llevé mi mano derecha hacia atrás por dentro del abrigo y de la sombra saqué el arma, aunque lo mantuve oculto dentro del abrigo apuntando hacia el hombre que se había colocado tras de mí. La mujer con un simple gesto hizo que el hombre se detuviese, para luego hacer una afirmación bien acerada. “Es lista, debería ir con cuidado”.
-Me temo que tan solo soy su becario, me pidió información – dije agachándome ligeramente hacia adelante a modo de saludo tensando los hilos que rodeaban mi cuello – Ahora, me gustaría que me liberaseis, no quisiera matar a uno de sus hombres y empezar con mal pie las negociaciones.
En ese momento apareció una sirvienta que preguntó por si se me ofrecía desayuno o no. La mujer con un par de gestos de la mano, hizo que me liberasen y la sirvienta se fue a preparar algo para mí. Al ver que me liberaba guardé de nuevo el arma en las sombras. La mujer me dio pie a sentarme en la mesa con ella. En cuanto lo hice el otro guardaespaldas se acercó a mí y comenzó a olisquearme.
Al ver que al perro gigante que la acompañaba se acercaba a mí, supuse que sería su forma de saludar, así que hice lo mismo y le empecé a olfatear como si me sirviese de algo, cuando volvió con su jefa me senté a la mesa y esperé a la comida.
-Bueno, ambos sabemos a quien buscas, pero Morgoth aun no sabe quien le busca. ¿Puedo darle algún nombre? – Pregunté de forma directa – Como sabe el trabajo hecho ha de ser pagado y dependiendo su complejidad más. Además, me he comentado que si va en contra de sus principios posiblemente se niegue.
-Me temo que tan solo soy su becario, me pidió información – dije agachándome ligeramente hacia adelante a modo de saludo tensando los hilos que rodeaban mi cuello – Ahora, me gustaría que me liberaseis, no quisiera matar a uno de sus hombres y empezar con mal pie las negociaciones.
En ese momento apareció una sirvienta que preguntó por si se me ofrecía desayuno o no. La mujer con un par de gestos de la mano, hizo que me liberasen y la sirvienta se fue a preparar algo para mí. Al ver que me liberaba guardé de nuevo el arma en las sombras. La mujer me dio pie a sentarme en la mesa con ella. En cuanto lo hice el otro guardaespaldas se acercó a mí y comenzó a olisquearme.
Al ver que al perro gigante que la acompañaba se acercaba a mí, supuse que sería su forma de saludar, así que hice lo mismo y le empecé a olfatear como si me sirviese de algo, cuando volvió con su jefa me senté a la mesa y esperé a la comida.
-Bueno, ambos sabemos a quien buscas, pero Morgoth aun no sabe quien le busca. ¿Puedo darle algún nombre? – Pregunté de forma directa – Como sabe el trabajo hecho ha de ser pagado y dependiendo su complejidad más. Además, me he comentado que si va en contra de sus principios posiblemente se niegue.
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¿Becario? Interesante forma de intentar hacerla creer que no era él a quien buscaba. Pero bueno, no tenía tiempo ni ganas de discutir tonterías así que le dejaría seguir con aquel juego que se traía. — Créeme, si León sufre algún tipo de daño por tu parte, tú no sales vivo de esta casa, pero como ya mencione anteriormente solo busco alguien que trabaje para mi, no un cadáver — en el momento en que el chico tomó asiento en la mesa frente a ella, Bianca entro con una bandeja con el desayuno para el nuevo invitado. Constaba de pan tostado, café, un zumo de naranja y tenía mantequilla y mermelada para que él mismo se lo preparase como más le gustase.
— Soy Lilith y necesito que Morgoth investigue algo para mi, verás, estos dos jóvenes que me acompañan fueron terriblemente maltratados en esta isla y me gustaría conocer quienes fueron las personas que lo hicieron y como llegaron a esa situación — su misión allí era clara, averiguar quienes eran esas personas y hacerles pagar. Aunque siendo sinceros Morgoth simplemente serviría para encontrarlos, ella misma se encargaría de hacer justicia con aquellas personas y de paso, utilizaría aquel viaje para ampliar sus negocios y comenzar a juguetear con la gente de otras islas. Tenía que ir tanteando terreno, pues estaba segura de que no todo el mundo tenía las mismas preferencias y que tal vez lo que funciona en Arabasta no funciona igual en aquel país.
Puede que tardase un poco más de lo previsto en el país pero por el momento quería averiguar quienes eran esas personas y cuanto personal tenían. Después de todo si quería librarse de ellos tendría que tener una idea clara de cuantas piezas constaba su tablero, después tendría que traer ella misma a los suyos desde Arabasta aunque eso no sería ningún problema. Una vez estuvieran listos, solo quedaba un movimiento, dar comienzo nuevamente con el juego que tanto disfrutaba últimamente la madame. — Por supuesto contaba con tener que pagar, después de todo, nadie en este mundo esta dispuesto a trabajar sin algo a cambio, pero prefiero hablar con él directamente las condiciones de su pago — le dedico una sonrisa peculiar, de esas misteriosas que no se sabe del todo bien que significan, pero estaba claro que de dinero solo hablaba con la persona indicada y aunque estaba segura de que la tenía delante, si él quería jugar al despiste ella también podía.
— Sin embargo estoy segura de que podremos llegar a un acuerdo, como digo solo necesito un investigador, necesito que alguien encuentre a ciertas personas, consiga unos datos sobre ellos y con eso es más que suficiente — se llevo la taza a la boca para disfrutar nuevamente su té mientras en esta ocasión le dedicaba unas cuantas caricias y mimos al lobo. Inicialmente es posible que el ambiente estuviera lleno de tensión cuando León amenazó a su invitado, pero se había calmado un poco y la cosa estaba algo mas relajada, sin embargo cuatro pares de ojos seguían completamente fijos en el hombre sentado frente a la Madame, ahora faltaba una respuesta por su parte para dar comienzo a aquellos negocios.
— Soy Lilith y necesito que Morgoth investigue algo para mi, verás, estos dos jóvenes que me acompañan fueron terriblemente maltratados en esta isla y me gustaría conocer quienes fueron las personas que lo hicieron y como llegaron a esa situación — su misión allí era clara, averiguar quienes eran esas personas y hacerles pagar. Aunque siendo sinceros Morgoth simplemente serviría para encontrarlos, ella misma se encargaría de hacer justicia con aquellas personas y de paso, utilizaría aquel viaje para ampliar sus negocios y comenzar a juguetear con la gente de otras islas. Tenía que ir tanteando terreno, pues estaba segura de que no todo el mundo tenía las mismas preferencias y que tal vez lo que funciona en Arabasta no funciona igual en aquel país.
Puede que tardase un poco más de lo previsto en el país pero por el momento quería averiguar quienes eran esas personas y cuanto personal tenían. Después de todo si quería librarse de ellos tendría que tener una idea clara de cuantas piezas constaba su tablero, después tendría que traer ella misma a los suyos desde Arabasta aunque eso no sería ningún problema. Una vez estuvieran listos, solo quedaba un movimiento, dar comienzo nuevamente con el juego que tanto disfrutaba últimamente la madame. — Por supuesto contaba con tener que pagar, después de todo, nadie en este mundo esta dispuesto a trabajar sin algo a cambio, pero prefiero hablar con él directamente las condiciones de su pago — le dedico una sonrisa peculiar, de esas misteriosas que no se sabe del todo bien que significan, pero estaba claro que de dinero solo hablaba con la persona indicada y aunque estaba segura de que la tenía delante, si él quería jugar al despiste ella también podía.
— Sin embargo estoy segura de que podremos llegar a un acuerdo, como digo solo necesito un investigador, necesito que alguien encuentre a ciertas personas, consiga unos datos sobre ellos y con eso es más que suficiente — se llevo la taza a la boca para disfrutar nuevamente su té mientras en esta ocasión le dedicaba unas cuantas caricias y mimos al lobo. Inicialmente es posible que el ambiente estuviera lleno de tensión cuando León amenazó a su invitado, pero se había calmado un poco y la cosa estaba algo mas relajada, sin embargo cuatro pares de ojos seguían completamente fijos en el hombre sentado frente a la Madame, ahora faltaba una respuesta por su parte para dar comienzo a aquellos negocios.
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Cuando me pusieron el desayuno delante le di las gracias a la joven que lo había traído y comencé a preparar un poco de pan tostado con mantequilla y mermelada. Por lo que había podido ver en la joven era alguien que parecía bastante importante, tenía un montón de gente a su servicio, por lo que decidí sacar a la luz mis modales. En mi niñez había aprendido los modales en la mesa y la forma de usar toda la cubertería y vajilla.
-¿Maltratados? – pregunté un poco sorprendido – No me ha parecido que tu acompañante sea de los que se dejan maltratar, si me permites el comentario. Sin embargo, si es eso, Morgoth podrá ayudarte.
Tras mis palabras la peliblanca pareció quedarse pensativa. Hasta que habló. Parecía convencida de poder pagar perfectamente el trabajo, sin embargo, aquello quería hablarlo directamente con Morgoth. Aquello era un pequeño inconveniente, sin embargo, la mujer no me había dado razones para seguir ocultándole la verdad, aunque desde el principio era posible que no fuese necesario.
-Bien, entonces ¿cuáles son tus condiciones para el precio? – le dije jugueteando con el vaso con un poco de zumo que quedaba. - ¿Cuál es la forma de pago que quiere alguien como usted? – Cuando terminé la pregunta terminé de beber el zumo.
No tenía demasiado trato con gente adinerada a la hora de trabajar. Pero estaba seguro que unos preferían pagar con dinero y otros buscarían otros medios para pagar. Sung, durante uno de los viajes, me informó de que una vez le habían intentado matar tras finalizar el trabajo. “Espero que este no parezca acabar así”.
-Antes de que me conteste a eso. Dígame señorita Lilith, ¿con que palabra describiría lo que quiere hacer con este trabajo? – quizás esto me ayudase a saber un poco mejor como moverme en el trabajo.
-¿Maltratados? – pregunté un poco sorprendido – No me ha parecido que tu acompañante sea de los que se dejan maltratar, si me permites el comentario. Sin embargo, si es eso, Morgoth podrá ayudarte.
Tras mis palabras la peliblanca pareció quedarse pensativa. Hasta que habló. Parecía convencida de poder pagar perfectamente el trabajo, sin embargo, aquello quería hablarlo directamente con Morgoth. Aquello era un pequeño inconveniente, sin embargo, la mujer no me había dado razones para seguir ocultándole la verdad, aunque desde el principio era posible que no fuese necesario.
-Bien, entonces ¿cuáles son tus condiciones para el precio? – le dije jugueteando con el vaso con un poco de zumo que quedaba. - ¿Cuál es la forma de pago que quiere alguien como usted? – Cuando terminé la pregunta terminé de beber el zumo.
No tenía demasiado trato con gente adinerada a la hora de trabajar. Pero estaba seguro que unos preferían pagar con dinero y otros buscarían otros medios para pagar. Sung, durante uno de los viajes, me informó de que una vez le habían intentado matar tras finalizar el trabajo. “Espero que este no parezca acabar así”.
-Antes de que me conteste a eso. Dígame señorita Lilith, ¿con que palabra describiría lo que quiere hacer con este trabajo? – quizás esto me ayudase a saber un poco mejor como moverme en el trabajo.
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Parecía que el chico había decidido dejar de jugar y confesar de una vez que él era Morgoth. Lilith simplemente sonrió con tranquilidad mientras escuchaba las preguntas de aquel hombre, si, es cierto, León ahora era un hombre preparado y lo suficientemente bien entrenado como para darle una paliza a cualquiera que se le acercase con malas intenciones. Pero cuando era más joven abusaron de él y se aprovecharon de que tenían a su hermana cautiva para obligarlo a hacer una cantidad terrible de atrocidades. El gesto de León se torció cuando la madame lo miro. Sabía que este tema no le gustaba, que hubiese preferido no estar en aquella habitación, en aquella isla. Pero también sabía que por ella haría cualquier cosa.
— Verás, en ocasiones, la gente se ve obligada a realizar y a soportar actos terribles por diversas causas. Como por ejemplo mantener a salvo a alguien querido al que de otra forma no podrías proteger — esperaba que con aquella contestación se diera por satisfecho, no podría decirle mucho más al respecto. No sin tener que hablar de la vida de los dos muchachos presentes en la habitación y sabía de sobra que eso era como rascar la costra de una herida que aún no había terminado de cicatrizar. Y una de las cosas que más intentaba la señora era cuidar de sus seres queridos y aquellos dos muchachos eran parte de su familia desde que los había salvado.
— Puedo pagarte con dinero o puedo pagarte con algo que desees, dime ¿que prefieres tú? ¿dinero, joyas, un barco? — después de todo era dueña de un astillero y podría regalarle un barco si así lo deseaba. Pero primero quería ver que es lo que tanto podía pedir aquel muchacho, por su parte, ella se encargaría de pagarle de forma correcta, Lilith no tenía problema en pagar siempre y cuando el trabajo se realizara de forma correcta. Arqueo una ceja en el momento en que aquel joven pronunció su segunda pregunta, interrumpiendo la respuesta que le estaba dando sobre su forma de pago.
No se quejaría esta vez, entendía que tuviera preguntas al respecto, después de todo ella tampoco había explicado todo lo que iba a hacer en aquella isla. — Si tuviera que definir esto con una sola palabra sería Justicia. Estoy segura de que esos hombres que mantuvieron prisioneros y maltrataron a mis acompañantes aún siguen libres por aquí haciendo y deshaciendo a su antojo, quiero asegurarme de que no puedan volver a hacerlo y de que si lo siguen haciendo, liberar a todos aquellos que mantienen prisioneros. Si, se podría llamar justicia — en el bajo mundo, cada uno tenía que buscar su propia justicia, después de todo, era un mundo sin ley en el que prevalece el más fuerte y el más astuto.
— Verás, en ocasiones, la gente se ve obligada a realizar y a soportar actos terribles por diversas causas. Como por ejemplo mantener a salvo a alguien querido al que de otra forma no podrías proteger — esperaba que con aquella contestación se diera por satisfecho, no podría decirle mucho más al respecto. No sin tener que hablar de la vida de los dos muchachos presentes en la habitación y sabía de sobra que eso era como rascar la costra de una herida que aún no había terminado de cicatrizar. Y una de las cosas que más intentaba la señora era cuidar de sus seres queridos y aquellos dos muchachos eran parte de su familia desde que los había salvado.
— Puedo pagarte con dinero o puedo pagarte con algo que desees, dime ¿que prefieres tú? ¿dinero, joyas, un barco? — después de todo era dueña de un astillero y podría regalarle un barco si así lo deseaba. Pero primero quería ver que es lo que tanto podía pedir aquel muchacho, por su parte, ella se encargaría de pagarle de forma correcta, Lilith no tenía problema en pagar siempre y cuando el trabajo se realizara de forma correcta. Arqueo una ceja en el momento en que aquel joven pronunció su segunda pregunta, interrumpiendo la respuesta que le estaba dando sobre su forma de pago.
No se quejaría esta vez, entendía que tuviera preguntas al respecto, después de todo ella tampoco había explicado todo lo que iba a hacer en aquella isla. — Si tuviera que definir esto con una sola palabra sería Justicia. Estoy segura de que esos hombres que mantuvieron prisioneros y maltrataron a mis acompañantes aún siguen libres por aquí haciendo y deshaciendo a su antojo, quiero asegurarme de que no puedan volver a hacerlo y de que si lo siguen haciendo, liberar a todos aquellos que mantienen prisioneros. Si, se podría llamar justicia — en el bajo mundo, cada uno tenía que buscar su propia justicia, después de todo, era un mundo sin ley en el que prevalece el más fuerte y el más astuto.
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Me mantuve en silencio hasta que termino de responder a todas mis preguntas y el método de pago que ella podría hacer. Sin duda variado, y de valor, si podía regalar un barco sin que le pareciese suponer nada importante. Por otra parte, lo que me respondió al por qué no se habían defendido no me había quedado claro, sin embargo, el hecho de que le diese un vistazo rápido a su guardaespaldas me hizo saber que no siguiese por ese camino.
Lo que más me interesó fue cómo definió el trabajo. Justicia. Sin duda cuando se trataba de estos temas solía ser lo mismo. Sin embargo, si preguntase a la otra parte me responderían lo mismo, lo que dejaba claro algo importante. Quería que hiciese justicia por ella y los suyos, y no me extrañaba. Pero el quitar a alguien de en medio no era mi estilo de trabajo, claro que había otras formas, pero en este caso iba a ser muy difícil y complicado que complaciese a mi anfitriona.
-Que simple todo, ¿no?, quitar a alguien de en medio. Creo que fui claro antes con mis palabras. – Le dije levantándome. –Para lo que pides son mejores otras personas, no me enseñaron esos valores. – Mencioné mientras me giraba. – Aunque alguna vez me ha tocado quitar a alguien del medio – dije en un susurro como hablando para mí mismo.
Comencé a caminar hacia el patio por el que me había colado dándole la espalda a la joven, su mascota y su guardaespaldas. Me marcharía de aquella casa dado que no podía ayudarla con lo que me pedía. Sí, el pago podría ser terriblemente bueno, pero, ¿compensaría el cómo estaría yo después?
-A pesar de tu generosa oferta con el pago, no sé si podré ayudarte. Te prometo que meditaré sobre ello, pero no puedo darte una respuesta ahora de si podré o no hacerlo.
Avancé hasta la puerta que daba a la calle y cogí la manilla para abrir la puerta.
Lo que más me interesó fue cómo definió el trabajo. Justicia. Sin duda cuando se trataba de estos temas solía ser lo mismo. Sin embargo, si preguntase a la otra parte me responderían lo mismo, lo que dejaba claro algo importante. Quería que hiciese justicia por ella y los suyos, y no me extrañaba. Pero el quitar a alguien de en medio no era mi estilo de trabajo, claro que había otras formas, pero en este caso iba a ser muy difícil y complicado que complaciese a mi anfitriona.
-Que simple todo, ¿no?, quitar a alguien de en medio. Creo que fui claro antes con mis palabras. – Le dije levantándome. –Para lo que pides son mejores otras personas, no me enseñaron esos valores. – Mencioné mientras me giraba. – Aunque alguna vez me ha tocado quitar a alguien del medio – dije en un susurro como hablando para mí mismo.
Comencé a caminar hacia el patio por el que me había colado dándole la espalda a la joven, su mascota y su guardaespaldas. Me marcharía de aquella casa dado que no podía ayudarla con lo que me pedía. Sí, el pago podría ser terriblemente bueno, pero, ¿compensaría el cómo estaría yo después?
-A pesar de tu generosa oferta con el pago, no sé si podré ayudarte. Te prometo que meditaré sobre ello, pero no puedo darte una respuesta ahora de si podré o no hacerlo.
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Ante su negativa y su modo de hablar y de actuar Lilith no pudo hacer otra cosa más que reír. Rió sin importarle si podía resultar molesto o confuso en aquella situación y después miro nuevamente al chico con aquellos ojos amatistas — querido, hay muchas formas de quitarse a alguien del medio sin necesidad de recurrir a algo tan vulgar como el asesinato. Es tan sencillo como sacar a relucir sus negocios y dejar que la marina haga el trabajo sucio — se encogió de hombros totalmente tranquila mientras hablaba. Después de todo Lilith Blair no se ensuciaba las manos, al menos no antes, pero bueno, eso es otra historia.
— No te preocupes, si no te ves capaz de conseguir esa información encontrare a alguien que pueda hacerlo, hay mucha gente dispuesta a hacer este trabajo y peores, simplemente me interesaba conocer a alguien con iniciativa y un poco de conciencia. Pero veo que me equivoque contigo, no te preocupes, simplemente fingiremos que no nos hemos visto Morgoth — si él quería marcharse estaba en todo su derecho. Por su parte seguiría con sus planes no iba a dar marcha atrás ahora y mucho menos cuando estaba tan cerca de conseguir su objetivo en aquella isla. Estaba claro que la mujer sabía lo que quería y que si él no quería encontraría a otro. No iba a obligarlo ni mucho menos, no era su modo de actuar, Lilith tenía su propia forma de hacer las cosas.
— León querido, llama a Silvio, no puedo seguir esperando a que consigan esa información para mi — fue entonces que dio un ultimo sorbo a su té y dejo la taza sobre la mesa justo antes de levantarse del asiento. Tenía cosas que preparar y como su reunión con el joven Morgoth parecía haber llegado a su fin no tenia por que continuar esperando por una respuesta afirmativa. Bianca suspiro con cierta lastima, le había caído bien el chico, parecía que tenía unos valores que pocos tenían y aunque conocía la forma de actuar de su señora encontrar a otro que hubiese podido compartir de alguna forma ese modo de pensar le había resultado gratificante. — En ocasiones, quitarse a alguien del medio, es un bien que no solo te afecta a ti, si no a muchos de los que te rodean, a veces, por terrible que parezca, quitar a uno salva a miles — le dedico una ultima sonrisa a su invitado antes de acercarse a la puerta con la intención de marcharse si algo no se lo impedía.
— No te preocupes, si no te ves capaz de conseguir esa información encontrare a alguien que pueda hacerlo, hay mucha gente dispuesta a hacer este trabajo y peores, simplemente me interesaba conocer a alguien con iniciativa y un poco de conciencia. Pero veo que me equivoque contigo, no te preocupes, simplemente fingiremos que no nos hemos visto Morgoth — si él quería marcharse estaba en todo su derecho. Por su parte seguiría con sus planes no iba a dar marcha atrás ahora y mucho menos cuando estaba tan cerca de conseguir su objetivo en aquella isla. Estaba claro que la mujer sabía lo que quería y que si él no quería encontraría a otro. No iba a obligarlo ni mucho menos, no era su modo de actuar, Lilith tenía su propia forma de hacer las cosas.
— León querido, llama a Silvio, no puedo seguir esperando a que consigan esa información para mi — fue entonces que dio un ultimo sorbo a su té y dejo la taza sobre la mesa justo antes de levantarse del asiento. Tenía cosas que preparar y como su reunión con el joven Morgoth parecía haber llegado a su fin no tenia por que continuar esperando por una respuesta afirmativa. Bianca suspiro con cierta lastima, le había caído bien el chico, parecía que tenía unos valores que pocos tenían y aunque conocía la forma de actuar de su señora encontrar a otro que hubiese podido compartir de alguna forma ese modo de pensar le había resultado gratificante. — En ocasiones, quitarse a alguien del medio, es un bien que no solo te afecta a ti, si no a muchos de los que te rodean, a veces, por terrible que parezca, quitar a uno salva a miles — le dedico una ultima sonrisa a su invitado antes de acercarse a la puerta con la intención de marcharse si algo no se lo impedía.
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Era evidente que la joven no cesaría en su propósito, aquello era una cualidad que era menos común de lo que podía parecer. Sí, todos tienen el potencial para, a pesar de una negativa, seguir adelante con ese propósito y yo me encontraba en eso ahora mismo. La joven afirmó que había otras formas en vez del asesinato con las que acabar con alguien. Me detuve frente a la puerta y medité sobre ello. Quizás tuviese razón, y lo más posible era que me hubiese precipitado con mi decisión. Las decisiones rápidas aun no se me daban correctamente y lo que era más importante, el tratar con gente de gran poder me era desconocido y pensaban por lo general de forma distinta a la gente sencilla, por eso solían ser gente en el poder.
Finalmente, dijo unas últimas palabras que llegaron hasta lo más profundo de mí. Unas palabras similares a las que en su día me había dicho Sung cuando le conocí. Su maestro y predecesor con el poder de las sombras le había dicho que en alguna ocasión le había tocado quitar una vida por un bien mayor. Pero, ¿aquello se podía considerar un mal menor para un bien mayor? Solo había una forma de saberlo.
-¿Dónde sucedió todo? - dije simplemente dándome la vuelta hacia la joven de nuevo y más serio – Yo seré quien decidirá si quitar a uno es para el bien de muchos.
Sabía como proceder, con la ayuda de mi habilidad el recopilar información era más sencillo sin que la gente se diese cuenta o incluso vigilar a alguien o algo. Por mi mente comenzaron a formarse hilos de lo que debería hacer y desde donde debía de partir. Pensar en como sería la mejor forma de actuar y como proceder para ser lo más discreto posible.
Finalmente, dijo unas últimas palabras que llegaron hasta lo más profundo de mí. Unas palabras similares a las que en su día me había dicho Sung cuando le conocí. Su maestro y predecesor con el poder de las sombras le había dicho que en alguna ocasión le había tocado quitar una vida por un bien mayor. Pero, ¿aquello se podía considerar un mal menor para un bien mayor? Solo había una forma de saberlo.
-¿Dónde sucedió todo? - dije simplemente dándome la vuelta hacia la joven de nuevo y más serio – Yo seré quien decidirá si quitar a uno es para el bien de muchos.
Sabía como proceder, con la ayuda de mi habilidad el recopilar información era más sencillo sin que la gente se diese cuenta o incluso vigilar a alguien o algo. Por mi mente comenzaron a formarse hilos de lo que debería hacer y desde donde debía de partir. Pensar en como sería la mejor forma de actuar y como proceder para ser lo más discreto posible.
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Cuando el chico habló Lilith sonrió levemente, si, suponía que alguien como él se lo pensaría dos veces si ese acto ayudaba a salvar a muchos otros. Después de todo, ¿que es una vida comparada con la de cientos o miles? Pensar así en ocasiones era terrible, por supuesto que si, pero bueno, era una forma de excusar un comportamiento tan bueno como cualquier otra. Se giro a mirarle con un rostro relajado y entonces le indico a León que hablase, después de todo ellos sabían mucho mejor que ella donde había sucedido toda su historia y toda su infancia.
León carraspeo un poco antes de empezar a hablar — a las afueras de la ciudad existe lo que podríamos llamar un suburbio, un lugar que no se rige por las leyes normales. Viven los pobres, las prostitutas, los huérfanos, es un lugar terrible donde el mas poderoso hace con el resto lo que más le apetece — tenía que explicar un poco como era aquel lugar y por que buscaban detener de alguna forma a aquellos hombres, aunque bueno, tampoco podía dar mucho más puesto que llevaban años lejos de aquella isla. Sabían que seguía funcionando más o menos igual, pero no tenían toda la información, por eso necesitaban a Morgoth.
— En ese lugar un grupo de hombres lo domina con mano de hierro, obligando a las mujeres a prostituirse a los niños a robar y un largo etcétera, si sigues la calle principal hasta que esta muere y vas mas allá lo encontrarás — no había perdida, en cuanto dejabas la ciudad y sus jolgorios atrás llegabas a lo que se podría denominar el infierno personal de un gran grupo de personas. Por su parte Lilith había permanecido en silencio mientras León le explicaba al chico donde tenía que ir, una vez este hubo terminado ella se sacudió un poco la falda del vestido y entonces lo miro.
— ¿Cuando te gustaría que nos volviéramos a reunir? yo tengo un par de negocios aparte que hacer mientras investigas — no había ido a la isla únicamente solo para investigar, también lo había hecho con la intención de dar rienda suelta a su nueva idea de negocio. Así que mientras Morgoth le conseguía la información que ella necesitaba, Lilith se encargaría de ir de aquí para allí consiguiendo las flores y los aromas que buscaba. Dentro de poco tendría más ingresos y más justificaciones para sus negocios turbios. Por el momento todo iba viento en popa, pero debía ser precavida, todo podía irse al trate en cualquier momento y eso era algo que no podía permitirse, menos aún cuando siempre había disfrutado teniendo el control sobre todo.
León carraspeo un poco antes de empezar a hablar — a las afueras de la ciudad existe lo que podríamos llamar un suburbio, un lugar que no se rige por las leyes normales. Viven los pobres, las prostitutas, los huérfanos, es un lugar terrible donde el mas poderoso hace con el resto lo que más le apetece — tenía que explicar un poco como era aquel lugar y por que buscaban detener de alguna forma a aquellos hombres, aunque bueno, tampoco podía dar mucho más puesto que llevaban años lejos de aquella isla. Sabían que seguía funcionando más o menos igual, pero no tenían toda la información, por eso necesitaban a Morgoth.
— En ese lugar un grupo de hombres lo domina con mano de hierro, obligando a las mujeres a prostituirse a los niños a robar y un largo etcétera, si sigues la calle principal hasta que esta muere y vas mas allá lo encontrarás — no había perdida, en cuanto dejabas la ciudad y sus jolgorios atrás llegabas a lo que se podría denominar el infierno personal de un gran grupo de personas. Por su parte Lilith había permanecido en silencio mientras León le explicaba al chico donde tenía que ir, una vez este hubo terminado ella se sacudió un poco la falda del vestido y entonces lo miro.
— ¿Cuando te gustaría que nos volviéramos a reunir? yo tengo un par de negocios aparte que hacer mientras investigas — no había ido a la isla únicamente solo para investigar, también lo había hecho con la intención de dar rienda suelta a su nueva idea de negocio. Así que mientras Morgoth le conseguía la información que ella necesitaba, Lilith se encargaría de ir de aquí para allí consiguiendo las flores y los aromas que buscaba. Dentro de poco tendría más ingresos y más justificaciones para sus negocios turbios. Por el momento todo iba viento en popa, pero debía ser precavida, todo podía irse al trate en cualquier momento y eso era algo que no podía permitirse, menos aún cuando siempre había disfrutado teniendo el control sobre todo.
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Al final la mujer había conseguido lo que quería, que hiciese el trabajo, ¿había cedido muy rápido? Podía ser, pero prefería eso a que la ciudad se pudiese convertir en una escabechina. Le hizo un gesto a su guardaespaldas, aquel que me había amenazado al principio y este hablo.
Me describió el lugar donde debía de buscar la información. Sin duda alguno uno de los peores en los que iba a adentrarme. Corrupción, delitos y negocios ilegales. Sacar información iba a ser muy difícil, cualquier cosa podía ser tanto útil como inútil. Tras describirme el lugar en el que debía de adentrarme me explicó cómo podía llegar.
-Va a ser difícil encontrar el alfiler entre tanta paja por cómo me dices que es el lugar. Pero bueno, lo intentaré. – comenté antes de que la joven volviese a hablar para preguntarme cuando podíamos volver a quedar. – Pues, me alojaré en alguna posada de esta ciudad, si conoces alguna que sea de confianza en esa, cuando termines tus cosas manda a alguien y que deje una nota con el lugar y la fecha en la que quieres quedar para que me la entregue. Yo volveré todas las noches a esa posada.
Tras esperar su respuestas salir por la puerta para empezar el encargo. Esperaba que no durase mucho y que al final me pagase algo ya que con el calentón del momento se me había olvidado negociarlo.
Lo primero que hice fue pasar por la posada en la que me alojaría. Luego de dejar todo eso solucionado me dirigí hacia el barrio que me había dicho el chico. Tal y como dijo fue fácil de encontrar, sin embargo, antes de entrar me lo pensé dos veces y pensé en una forma de abordarlo para no llamar la atención, pues mis ropas resultaban demasiado cantosas para como era el lugar.
Me describió el lugar donde debía de buscar la información. Sin duda alguno uno de los peores en los que iba a adentrarme. Corrupción, delitos y negocios ilegales. Sacar información iba a ser muy difícil, cualquier cosa podía ser tanto útil como inútil. Tras describirme el lugar en el que debía de adentrarme me explicó cómo podía llegar.
-Va a ser difícil encontrar el alfiler entre tanta paja por cómo me dices que es el lugar. Pero bueno, lo intentaré. – comenté antes de que la joven volviese a hablar para preguntarme cuando podíamos volver a quedar. – Pues, me alojaré en alguna posada de esta ciudad, si conoces alguna que sea de confianza en esa, cuando termines tus cosas manda a alguien y que deje una nota con el lugar y la fecha en la que quieres quedar para que me la entregue. Yo volveré todas las noches a esa posada.
Tras esperar su respuestas salir por la puerta para empezar el encargo. Esperaba que no durase mucho y que al final me pagase algo ya que con el calentón del momento se me había olvidado negociarlo.
Lo primero que hice fue pasar por la posada en la que me alojaría. Luego de dejar todo eso solucionado me dirigí hacia el barrio que me había dicho el chico. Tal y como dijo fue fácil de encontrar, sin embargo, antes de entrar me lo pensé dos veces y pensé en una forma de abordarlo para no llamar la atención, pues mis ropas resultaban demasiado cantosas para como era el lugar.
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Perfecto, había llegado a un acuerdo con aquel chico, él buscaría el alfiler que ella quería encontrar y mientras tanto, ella se encargaría de reunirse con ciertos mercaderes y ciertos hombres de negocios de la isla para poder preparar el nuevo negocio que se traía entre manos. Sabía que no tardaría demasiado en obtener beneficios, tenía muchas mujeres de la alta nobleza de Arabasta y de otros puntos del mapa interesadas en la idea y también sabía que sus prostitutas se encargarían de hacer que los maridos de muchas mujeres compraran sus colonias única y exclusivamente para disfrutar de la fantasía de tener a esas jóvenes todo el día entre sus brazos.
— Hay una posada no muy lejos de aquí, tiene buena pinta así que imagino que es un buen lugar — tras decir aquello dejo que el chico marchase y ella fue a prepararse para su primera reunión. Dicha reunión la llevo hasta una enorme casa en el centro de la isla, parecía que era un terrateniente de los de antes o algo parecido. Una vez fueron anunciados la joven Lilith ataviada con su velo y sus cosas para evitar ser identificada se presentó ante el señor de la casa junto a León. Ambos se sentaron y comenzó la charla. Aquel hombre iba a proporcionar a la joven una cantidad ingente de flores de diversos tipos para que después esas hermosas flores fueran convertidas en esencias.
Para eso contaba con la inestimable ayuda de Bianca que era una química fabulosa. Pero bueno, halagos aparte tenia mucho que hacer todavía, tras hablar con aquel hombre tendría que asegurarse del trato que había hecho con los trabajadores del puerto, que serían los encargados de cargar y descargar toda la mercancía. Pues los perfumes serían hechos en aquella isla, sobretodo por que no podía llevarse las flores de allí hasta una isla desértica como era Arabasta. Sería problemático y tendría que hacer una inversión mucho mayor que si simplemente hacía los perfumes allí. También tenía que hablar con un hombre que le iba a vender una casa con un terreno lo bastante grande como para armar su fabrica de perfumes.
No podía ser demasiado grande nada más empezar, eso estaba claro, lo bueno es que los botes de cristal vendrían de Arabasta, pues sería mucho más sencillo conseguir materiales en aquella isla. La arena abundaba y teniendo en cuenta que lo que necesitaban era un horno potente y sopladores de vidrio podría conseguirlos en su isla natal. Esos botes llegarían en los mismos barcos que después se los llevarían llenos y listos para su venta. La idea era maravillosa, pero era un completo aburrimiento tener que poner todo en marcha, por suerte la chica tenía paciencia y no le importaba hablar con una cantidad ingente de personas. Era lo bueno de dedicarse a esto desde niña, los negocios corrían por sus venas como la sangre.
— Hay una posada no muy lejos de aquí, tiene buena pinta así que imagino que es un buen lugar — tras decir aquello dejo que el chico marchase y ella fue a prepararse para su primera reunión. Dicha reunión la llevo hasta una enorme casa en el centro de la isla, parecía que era un terrateniente de los de antes o algo parecido. Una vez fueron anunciados la joven Lilith ataviada con su velo y sus cosas para evitar ser identificada se presentó ante el señor de la casa junto a León. Ambos se sentaron y comenzó la charla. Aquel hombre iba a proporcionar a la joven una cantidad ingente de flores de diversos tipos para que después esas hermosas flores fueran convertidas en esencias.
Para eso contaba con la inestimable ayuda de Bianca que era una química fabulosa. Pero bueno, halagos aparte tenia mucho que hacer todavía, tras hablar con aquel hombre tendría que asegurarse del trato que había hecho con los trabajadores del puerto, que serían los encargados de cargar y descargar toda la mercancía. Pues los perfumes serían hechos en aquella isla, sobretodo por que no podía llevarse las flores de allí hasta una isla desértica como era Arabasta. Sería problemático y tendría que hacer una inversión mucho mayor que si simplemente hacía los perfumes allí. También tenía que hablar con un hombre que le iba a vender una casa con un terreno lo bastante grande como para armar su fabrica de perfumes.
No podía ser demasiado grande nada más empezar, eso estaba claro, lo bueno es que los botes de cristal vendrían de Arabasta, pues sería mucho más sencillo conseguir materiales en aquella isla. La arena abundaba y teniendo en cuenta que lo que necesitaban era un horno potente y sopladores de vidrio podría conseguirlos en su isla natal. Esos botes llegarían en los mismos barcos que después se los llevarían llenos y listos para su venta. La idea era maravillosa, pero era un completo aburrimiento tener que poner todo en marcha, por suerte la chica tenía paciencia y no le importaba hablar con una cantidad ingente de personas. Era lo bueno de dedicarse a esto desde niña, los negocios corrían por sus venas como la sangre.
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Decidí que el primer contacto con aquella forma fuese lo más discreto posible así que accedí por un lugar que era poco transitado y justo cuando nadie me veía. Me fui moviendo entre las sombras, mientras que aproveché para hacer que mis ropas se tornasen oscuras como si fuese a ir a alguna reunión como había descubierto que podían hacer.
El color de la ropa y el moverme en la oscuridad favorecieron a que pasase desapercibido o por lo menos por lo que a mi me había parecido. Lo primero que debía hacer antes de buscar información era hacerme con el entorno y acostumbrarme a donde trabajaría para sacarle un mayor beneficio. Además, eso me serviría para descartar unos cuantos lugares en los que buscar más adelante. Pero por lo que me habían dicho, era posible que casi en cualquier sitio encontraría algo de información.
Pasé cerca de un par de horas vagando por el lugar, era fácil moverse, las casas estaban medio destrozadas y unidas unas con otras por tejados falsos que facilitaban el que las sombras me diesen cobijo. De vez en cuando, en alguno de los callejones entre casas pude encontrar algún mendigo o niño malnutrido que estaba en las últimas. Pero no podía intervenir. Solo si la sociedad de la ciudad cambiaba esta zona podría salir adelante.
Tal y como me había dicho el guardaespaldas, las pocas personas que parecían seguir manteniéndose vivos, estaban realizando labores ilegales. Pude encontrar prostitutas buscando clientes, niños que se acercaban demasiado a los turistas despistados y pequeños grupos de gente que por lo que me pareció ver estaban armados.
Pasé reconociendo el lugar alguna hora más, pero en todos lados era similar. La gente era igual, las edificaciones estaban en la misma situación que la primera zona que había visto. Todo era bastante lamentable, sin embargo, ya sabía más o menos por donde moverme.
Volví a la posada donde me alojaría y tras cenar fui a dormir un rato, aunque antes analizaría como podía abordar todo al día siguiente, debía buscar el imán correcto con el que atraer la aguja que tenía el hilo del que tirar. Solo esperaba que fuese antes de que la joven mujer quisiese volver a hablar. Me tumbé en la cama y extendí la mano para volver a probar a usar lo que me había enseñado Sung, pues la primera vez estaba seguro que había sido suerte. Y como pensaba, había sido suerte “Debería de poder hacerlo ya, es algo demasiado útil para dejarlo pasar” pensé mientras me giraba y cerraba los ojos.
El color de la ropa y el moverme en la oscuridad favorecieron a que pasase desapercibido o por lo menos por lo que a mi me había parecido. Lo primero que debía hacer antes de buscar información era hacerme con el entorno y acostumbrarme a donde trabajaría para sacarle un mayor beneficio. Además, eso me serviría para descartar unos cuantos lugares en los que buscar más adelante. Pero por lo que me habían dicho, era posible que casi en cualquier sitio encontraría algo de información.
Pasé cerca de un par de horas vagando por el lugar, era fácil moverse, las casas estaban medio destrozadas y unidas unas con otras por tejados falsos que facilitaban el que las sombras me diesen cobijo. De vez en cuando, en alguno de los callejones entre casas pude encontrar algún mendigo o niño malnutrido que estaba en las últimas. Pero no podía intervenir. Solo si la sociedad de la ciudad cambiaba esta zona podría salir adelante.
Tal y como me había dicho el guardaespaldas, las pocas personas que parecían seguir manteniéndose vivos, estaban realizando labores ilegales. Pude encontrar prostitutas buscando clientes, niños que se acercaban demasiado a los turistas despistados y pequeños grupos de gente que por lo que me pareció ver estaban armados.
Pasé reconociendo el lugar alguna hora más, pero en todos lados era similar. La gente era igual, las edificaciones estaban en la misma situación que la primera zona que había visto. Todo era bastante lamentable, sin embargo, ya sabía más o menos por donde moverme.
Volví a la posada donde me alojaría y tras cenar fui a dormir un rato, aunque antes analizaría como podía abordar todo al día siguiente, debía buscar el imán correcto con el que atraer la aguja que tenía el hilo del que tirar. Solo esperaba que fuese antes de que la joven mujer quisiese volver a hablar. Me tumbé en la cama y extendí la mano para volver a probar a usar lo que me había enseñado Sung, pues la primera vez estaba seguro que había sido suerte. Y como pensaba, había sido suerte “Debería de poder hacerlo ya, es algo demasiado útil para dejarlo pasar” pensé mientras me giraba y cerraba los ojos.
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Pasaron varias horas antes de que el trato fuera cerrado de la mejor forma posible. Pero como siempre el don de palabra que poseía la mujer solía ser una habilidad que la ayudaba a conseguir todo cuanto se proponía y un trato por unas flores no iba a ser más complicado que tratar con algunos de sus clientes más difíciles en el burdel. Una vez terminó aquella reunión se puso rumbo al puerto, aunque primero hizo una parada para comer. Después de todo se había tirado casi toda la mañana entre la charla con Morgoth y la charla con aquel tipo de las flores. Había sido una mañana productiva y esperaba que la tarde lo fuera de igual modo.
Decidieron que se sentarían a comer en un restaurante que parecía bastante interesante, la comida de aquella isla era interesante. Pidió algo que le describieron como bolitas de masa rellenas de especias, verduras y pulpo. Sobre estas solían poner dos salsas y además pidió también un cuenco de algo llamado ramen o algo parecido. Era una sopa de verduras y carne, con huevo macerado y algunos otros ingredientes que le sonaron bastante bien. Ella no sabía mucho de cocina, en realidad no sabía nada o casi nada de cocina y siendo sincera prefería no meterse en una cocina.
Después de comer y de disfrutar descubriendo la gastronomía del país de las flores, puso rumbo hasta el puerto. Tenía que hablar con los transportistas, bueno, mas bien con el jefe de los mismos. Cuando llego al puerto le indicaron que el hombre la estaba esperando en su despacho, el cual, estaba situado en una zona elevada de una nave del puerto. Lilith junto a sus guardaespaldas se dirigió hacía allí y una vez dentro no pudo evitar sonreír. El hombre era de lo más entrañable, era un hombre mayor de unos sesenta o setenta años, con un poblado bigote y una sonrisa radiante.
Tenía dos grandes ojos marrones que brillaban y sonrió en cuanto la vio entrar por la puerta. Le pidió que se sentase y sin preguntar si quiera le sirvió una taza de té y unas galletas. Lilith no pudo evitar sonreír y disfrutar del té junto a aquel hombre mientras hablaban de los negocios que tenían pendientes. Desde luego encontrarse con ese tipo de personas siempre era agradable, se notaba que era un buen hombre, que cuidaba de sus empleados y de que sus clientes estuvieran contentos y eso era algo que a la madame le gustaba mucho encontrar. Estaba bien encontrarse gente así en sus viajes, de vez en cuando alejarse de los prepotentes que se creían superiores solo por ser hombres era una maravilla. Aunque de vez en cuando se preguntaba como le iría a su pequeño espía.
Decidieron que se sentarían a comer en un restaurante que parecía bastante interesante, la comida de aquella isla era interesante. Pidió algo que le describieron como bolitas de masa rellenas de especias, verduras y pulpo. Sobre estas solían poner dos salsas y además pidió también un cuenco de algo llamado ramen o algo parecido. Era una sopa de verduras y carne, con huevo macerado y algunos otros ingredientes que le sonaron bastante bien. Ella no sabía mucho de cocina, en realidad no sabía nada o casi nada de cocina y siendo sincera prefería no meterse en una cocina.
Después de comer y de disfrutar descubriendo la gastronomía del país de las flores, puso rumbo hasta el puerto. Tenía que hablar con los transportistas, bueno, mas bien con el jefe de los mismos. Cuando llego al puerto le indicaron que el hombre la estaba esperando en su despacho, el cual, estaba situado en una zona elevada de una nave del puerto. Lilith junto a sus guardaespaldas se dirigió hacía allí y una vez dentro no pudo evitar sonreír. El hombre era de lo más entrañable, era un hombre mayor de unos sesenta o setenta años, con un poblado bigote y una sonrisa radiante.
Tenía dos grandes ojos marrones que brillaban y sonrió en cuanto la vio entrar por la puerta. Le pidió que se sentase y sin preguntar si quiera le sirvió una taza de té y unas galletas. Lilith no pudo evitar sonreír y disfrutar del té junto a aquel hombre mientras hablaban de los negocios que tenían pendientes. Desde luego encontrarse con ese tipo de personas siempre era agradable, se notaba que era un buen hombre, que cuidaba de sus empleados y de que sus clientes estuvieran contentos y eso era algo que a la madame le gustaba mucho encontrar. Estaba bien encontrarse gente así en sus viajes, de vez en cuando alejarse de los prepotentes que se creían superiores solo por ser hombres era una maravilla. Aunque de vez en cuando se preguntaba como le iría a su pequeño espía.
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La noche transcurrió sin percances por aquella estancia. Cuando me levanté, tras vestirme con mi ropa habitual probé nuevamente a manipular aquella energía que me había enseñado Sung, aunque sin suerte. Mi teoría de que aquella vez había sido por pura suerte y estrés del momento tomaba forma muy rápido en mi mente y me desanimó un poco.
Una vez listo y tras desayunar, volví a dirigirme a aquellos barrios. Como en el día anterior, cuando noté que nadie me veía me adentré y me escabullí entre las sombras. Una vez allí, hice por primera vez un control sobre mi sombra propia. Esta comenzó a salir de sí misma como una figura completamente negra idéntica a mi mismo. Aquello era extraño, pero con el uso habitual seguro que me acostumbraba.
-Ve por la calle intentado pasar inadvertido, busca información que pueda ser relevante y avísame cuando lo hagas. – Ordené a la sombra.
Con un simple asentimiento la sombra se giró y salió hacia la calle. Noté que no se separó demasiado de mí, apenas unos diez metros. Avanzábamos casi a la vez, él atento a otra diferente a la que yo prestaba atención.
Permanecimos de esa forma durante varias horas hasta que de repente apareció a mi lado. Señalaba una casa en la que había alguien tirado a la entrada, parecía borracho o algo peor.
-¿Podías habérmelo dicho no?
La sombra puso cara de enfado y se introdujo en mí permitiéndome tener de nuevo sombra “pero que tiquismiquis” pensé cuando mi sombra volvió a ser normal. Le hice caso y me acerqué a aquel tipo. No pareció enterarse de mi presencia a pesar de que le zarandee un poco. Saqué la sombra de nuevo y le ordené que me ayudase a cargarlo para introducirlo en la casa. Si mi sombra creía que podía tener información era posible sin duda.
Pasaron horas hasta que despertó aquel hombre. Y no lo hizo de una forma tranquila. Cuando despertó me vio sentado en una silla al lado. Cuando abrí la boca para preguntarle me dio un empujón que más o menos resistí para no caerme de la silla. Pude sujetarle de la muñeca izquierda, sin embargo, un haz brillante apareció en su otra mano y me dio un puñetazo en la cara consiguiendo su objetivo.
Me levanté casi al instante y notaba en la vista como puntitos tras el golpe. Me froté los ojos un momento y salí de la casa persiguiendo a aquel tipo. Apenas pude seguirle el ritmo por las calles y callejones, era tremendamente rápido. Aunque me tuve que conformar con ver que entraba a otra casa. El día había acabado, no quería arriesgar más.
Una vez listo y tras desayunar, volví a dirigirme a aquellos barrios. Como en el día anterior, cuando noté que nadie me veía me adentré y me escabullí entre las sombras. Una vez allí, hice por primera vez un control sobre mi sombra propia. Esta comenzó a salir de sí misma como una figura completamente negra idéntica a mi mismo. Aquello era extraño, pero con el uso habitual seguro que me acostumbraba.
-Ve por la calle intentado pasar inadvertido, busca información que pueda ser relevante y avísame cuando lo hagas. – Ordené a la sombra.
Con un simple asentimiento la sombra se giró y salió hacia la calle. Noté que no se separó demasiado de mí, apenas unos diez metros. Avanzábamos casi a la vez, él atento a otra diferente a la que yo prestaba atención.
Permanecimos de esa forma durante varias horas hasta que de repente apareció a mi lado. Señalaba una casa en la que había alguien tirado a la entrada, parecía borracho o algo peor.
-¿Podías habérmelo dicho no?
La sombra puso cara de enfado y se introdujo en mí permitiéndome tener de nuevo sombra “pero que tiquismiquis” pensé cuando mi sombra volvió a ser normal. Le hice caso y me acerqué a aquel tipo. No pareció enterarse de mi presencia a pesar de que le zarandee un poco. Saqué la sombra de nuevo y le ordené que me ayudase a cargarlo para introducirlo en la casa. Si mi sombra creía que podía tener información era posible sin duda.
Pasaron horas hasta que despertó aquel hombre. Y no lo hizo de una forma tranquila. Cuando despertó me vio sentado en una silla al lado. Cuando abrí la boca para preguntarle me dio un empujón que más o menos resistí para no caerme de la silla. Pude sujetarle de la muñeca izquierda, sin embargo, un haz brillante apareció en su otra mano y me dio un puñetazo en la cara consiguiendo su objetivo.
Me levanté casi al instante y notaba en la vista como puntitos tras el golpe. Me froté los ojos un momento y salí de la casa persiguiendo a aquel tipo. Apenas pude seguirle el ritmo por las calles y callejones, era tremendamente rápido. Aunque me tuve que conformar con ver que entraba a otra casa. El día había acabado, no quería arriesgar más.
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Las reuniones se sucedían a lo largo de aquellos días, parecía que nunca tenían fin y aunque era lo normal para ella, de vez en cuando quería un poco de tranquilidad. Aquel día había amanecido un poco más tarde, se había dado el lujo de dormir hasta tarde aprovechando que no tenía reuniones programadas por la mañana. Después fue al puerto a recibir un cargamento de los primeros frascos que se convertirían en magnificas fragancias para todas aquellas mujeres nobles que disfrutaban emperifollándose hasta más no poder. Lilith se cuidaba, pero no solía ser tan extremista a la hora de pasarse horas delante del espejo, tenía cosas mejores que hacer.
— ¿Sabemos algo de nuestro chico? supongo que deberíamos dejarle un mensaje — sonrió levemente y escribió una nota para que Bianca la llevase hasta la posada para que Morgoth la recogiera, le citaba al día siguiente en la casa. Quería ver si había averiguado algo o si seguían igual de perdidos que el primer día. Una sonrisa leve adorno su rostro mientras terminaba aquella carta y se la entregaba a Bianca. La chica no tardo en salir de casa para llevar a cabo el mandado de su señora, mientras ella por su parte tomaba una pequeña caja de muestras para llevarla al lugar donde estaban realizando las primeras pruebas de perfume.
Tenían ya algunos terminados y aunque había dado el visto bueno al olor y a algunos colores quería ver como quedaban en los frascos. Si, es cierto que compras una colonia por como huele, pero también hay que admitir que nos gusta que los frascos sean bonitos, prácticamente se convierten en decoraciones del tocador de una mujer y si tienes que elegir entre dos colonias que huelen similares y si te da igual el precio sueles pensar en cual es más bonita y va a quedar mejor y más llamativa sobre la mesita. Con aquella caja entre las manos León acompaño a su señora junto a Allaidh hasta la fabrica donde fue recibida de forma completamente cordial.
La llevaron hasta la habitación de pruebas finalizadas donde tenían los primeros perfumes y entonces dejo la caja sobre la mesa y la abrió para mostrar los frascos. Las mujeres allí presentes casi emitieron un chillido completamente encandiladas con lo preciosos que eran. El cristal era magnifico, las formas y colores, el brillo que emitía bajo la luz, las decoraciones, pero aún quedaba ver cual era el más indicado para cada aroma y en eso gastaría el resto de su día, en probar que frasco era el más indicado para cada perfume. Quedaba cada vez menos para poder poner en el mercado su línea y estaba de lo más emocionada con la idea.
— ¿Sabemos algo de nuestro chico? supongo que deberíamos dejarle un mensaje — sonrió levemente y escribió una nota para que Bianca la llevase hasta la posada para que Morgoth la recogiera, le citaba al día siguiente en la casa. Quería ver si había averiguado algo o si seguían igual de perdidos que el primer día. Una sonrisa leve adorno su rostro mientras terminaba aquella carta y se la entregaba a Bianca. La chica no tardo en salir de casa para llevar a cabo el mandado de su señora, mientras ella por su parte tomaba una pequeña caja de muestras para llevarla al lugar donde estaban realizando las primeras pruebas de perfume.
Tenían ya algunos terminados y aunque había dado el visto bueno al olor y a algunos colores quería ver como quedaban en los frascos. Si, es cierto que compras una colonia por como huele, pero también hay que admitir que nos gusta que los frascos sean bonitos, prácticamente se convierten en decoraciones del tocador de una mujer y si tienes que elegir entre dos colonias que huelen similares y si te da igual el precio sueles pensar en cual es más bonita y va a quedar mejor y más llamativa sobre la mesita. Con aquella caja entre las manos León acompaño a su señora junto a Allaidh hasta la fabrica donde fue recibida de forma completamente cordial.
La llevaron hasta la habitación de pruebas finalizadas donde tenían los primeros perfumes y entonces dejo la caja sobre la mesa y la abrió para mostrar los frascos. Las mujeres allí presentes casi emitieron un chillido completamente encandiladas con lo preciosos que eran. El cristal era magnifico, las formas y colores, el brillo que emitía bajo la luz, las decoraciones, pero aún quedaba ver cual era el más indicado para cada aroma y en eso gastaría el resto de su día, en probar que frasco era el más indicado para cada perfume. Quedaba cada vez menos para poder poner en el mercado su línea y estaba de lo más emocionada con la idea.
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Aquella noche no dormí cómodo. El golpe que me había dado aquel tipo me había dejado extraño, como si me hubiese cargado eléctricamente y cualquier cosa que tocaba me daba un pequeño calambrazo. A la mañana siguiente, hice el esfuerzo para entrenar un poco la técnica de Sung, y para mi sorpresa, esta vez funcionó. Me miré la mano y pude notar que los pelos los tenía un poco erizados “vaya, creo que ya descubrí lo que realmente me intentó enseñar el maestro, el encuentro fortuito con ese tipo ha terminado por acelerar las cosas” pensé mientras probaba satisfactoriamente de nuevo a hacer pequeños destellos a mi alrededor.
Más contento que el día anterior bajé a desayunar algo y seguir con la investigación. Cuando me sirvieron el desayuno me dejaron una carta junto a este. Pude notar los restos del color de un olor ya conocido para mí, por lo que no me hizo falta abrir el sobre para saber lo que era. Desayuné tranquilamente y me dirigí de nuevo a los barrios bajos mientras leía la nota.
Como me esperaba, Lilith quería saber cómo iba la investigación, y a mi opinión, consideraba que había reunido poca información dado que el día anterior había perdido unas horas con el tipo inconsciente que luego perseguí. Con el mayor cuidado que pude me acerqué hasta la casa en la que había entrado aquel tipo, me coloqué sobre el tejado en una zona que soportase mi peso y que quedase más o menos oculto a la vista, para lo cual aproveche un tejado más alto que había al lado para con su sombra oscurecer mi posición. Mientras, saqué mi sombra de nuevo e hice que entrase por la puerta. Me centré en el interior de la caseta para enterarme de que era lo que pasaba si había alguien.
Por alguna razón, cuando entró la sombra en la caseta, pude ver lo que había dentro. Sin duda algo que me extrañó bastante. Parecía estar compartiendo la vista con mi sombra, incluso el oído dado que escuchaba más nítidamente. La sombra avanzó un poco por la casa y con un sigilo extremo. Pareció recorrerse la casa casi por completo hasta que de repente se desvaneció. Lo último que había visto había sido a varios tipos con armas y el del día anterior con un guante que generaba esa electricidad.
Me levanté de aquel tejado y salí con la mayor discreción que pude de aquellos barrios en dirección a la casa de Lilith. Debía reportar lo que sabía y si era posible que fueran esos a los que buscaba.
No tardé demasiado en llegar, aunque en un momento malo, dado que era la hora de la comida. Me sacudí la ropa un poco y llamé a la puerta. Esperé pacientemente a que abriesen y luego me llevasen hasta donde estaba la anfitriona.
-Buenas tardes - le dije según le vi – No creo que sea mucha pero es posible que tenga algo de información – según decía esto miré a su guardaespaldas – ¿Recuerdas como eran los que os asaltaron? ¿Algún detalle físico o arma extraña? No sé, como un guante eléctrico.
Más contento que el día anterior bajé a desayunar algo y seguir con la investigación. Cuando me sirvieron el desayuno me dejaron una carta junto a este. Pude notar los restos del color de un olor ya conocido para mí, por lo que no me hizo falta abrir el sobre para saber lo que era. Desayuné tranquilamente y me dirigí de nuevo a los barrios bajos mientras leía la nota.
Como me esperaba, Lilith quería saber cómo iba la investigación, y a mi opinión, consideraba que había reunido poca información dado que el día anterior había perdido unas horas con el tipo inconsciente que luego perseguí. Con el mayor cuidado que pude me acerqué hasta la casa en la que había entrado aquel tipo, me coloqué sobre el tejado en una zona que soportase mi peso y que quedase más o menos oculto a la vista, para lo cual aproveche un tejado más alto que había al lado para con su sombra oscurecer mi posición. Mientras, saqué mi sombra de nuevo e hice que entrase por la puerta. Me centré en el interior de la caseta para enterarme de que era lo que pasaba si había alguien.
Por alguna razón, cuando entró la sombra en la caseta, pude ver lo que había dentro. Sin duda algo que me extrañó bastante. Parecía estar compartiendo la vista con mi sombra, incluso el oído dado que escuchaba más nítidamente. La sombra avanzó un poco por la casa y con un sigilo extremo. Pareció recorrerse la casa casi por completo hasta que de repente se desvaneció. Lo último que había visto había sido a varios tipos con armas y el del día anterior con un guante que generaba esa electricidad.
Me levanté de aquel tejado y salí con la mayor discreción que pude de aquellos barrios en dirección a la casa de Lilith. Debía reportar lo que sabía y si era posible que fueran esos a los que buscaba.
No tardé demasiado en llegar, aunque en un momento malo, dado que era la hora de la comida. Me sacudí la ropa un poco y llamé a la puerta. Esperé pacientemente a que abriesen y luego me llevasen hasta donde estaba la anfitriona.
-Buenas tardes - le dije según le vi – No creo que sea mucha pero es posible que tenga algo de información – según decía esto miré a su guardaespaldas – ¿Recuerdas como eran los que os asaltaron? ¿Algún detalle físico o arma extraña? No sé, como un guante eléctrico.
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Un día de descanso era siempre bueno, sobretodo cuando llevabas un par cerrando negocios. Se encontraba descansando tranquilamente en su casa mientras esperaba que Morgoth volviera de sus expediciones. Esperaba que tuviera algo que contarle, por que siendo sinceros no le gustaba esperar y ya llevaba un par de días esperando, ciertamente no había perdido el tiempo, tenía otras cosas que hacer, aunque eran secundarias, una simple tapadera para los negocios que quería hacer realmente.
Cuando lo vio aparecer sonrió levemente complacida al ver que seguía entero y que había llegado para la reunión que había pedido. — Bienvenido, me alegra ver que sigues de una pieza querido, temía que te hubiera ocurrido algo — cuando uno se enfrenta a criminales y mafiosos todo puede ocurrir. León le miro cuando le pregunto por aquellos hombres, no recordaba del todo bien sus caras, al menos no la del mandamas pero si que podía decirse que aquel hombre se encargaba de maltratar a todos los chiquillos junto a sus guardias.
— Normalmente nos castigaban con golpes y calambres, pero no recuerdo de donde venían esos calambres — el chico se encogió un poco de hombros. Había pasado mucho tiempo y aunque no recordase todo aun tenía mucho rencor en su corazón y también guardaba cierto temor a volver a una vida así. Sin embargo, sabía que junto a Lilith nada de eso volvería a ser su día a día y que a cambio simplemente tenía que mantener a salvo a su señora y por ese motivo, estaba dispuesto a dar su vida con tal de que aquella mujer siguiera con vida y protegiera a Bianca y a la gente que los rodeaba, que ahora eran su familia.
Le ofreció asiento esperando a que pudiera comenzar a explicarle todo cuanto hubiese averiguado en las calles de aquel terrible lugar. Sabía que no había tenido que ser fácil y que ahora mismo un rato de tranquilidad le vendría bien, el chico parecía que no había descansado bien y la madame se le quedo mirando un momento esperando ver que le había ocurrido, sus estudios en psicología solían ayudarla a identificar ciertos males y parecía que no había podido dormir por alguna dolencia, pero no preguntaría por el momento esperando ver si el chico le contaba lo ocurrido en su historia.
Cuando lo vio aparecer sonrió levemente complacida al ver que seguía entero y que había llegado para la reunión que había pedido. — Bienvenido, me alegra ver que sigues de una pieza querido, temía que te hubiera ocurrido algo — cuando uno se enfrenta a criminales y mafiosos todo puede ocurrir. León le miro cuando le pregunto por aquellos hombres, no recordaba del todo bien sus caras, al menos no la del mandamas pero si que podía decirse que aquel hombre se encargaba de maltratar a todos los chiquillos junto a sus guardias.
— Normalmente nos castigaban con golpes y calambres, pero no recuerdo de donde venían esos calambres — el chico se encogió un poco de hombros. Había pasado mucho tiempo y aunque no recordase todo aun tenía mucho rencor en su corazón y también guardaba cierto temor a volver a una vida así. Sin embargo, sabía que junto a Lilith nada de eso volvería a ser su día a día y que a cambio simplemente tenía que mantener a salvo a su señora y por ese motivo, estaba dispuesto a dar su vida con tal de que aquella mujer siguiera con vida y protegiera a Bianca y a la gente que los rodeaba, que ahora eran su familia.
Le ofreció asiento esperando a que pudiera comenzar a explicarle todo cuanto hubiese averiguado en las calles de aquel terrible lugar. Sabía que no había tenido que ser fácil y que ahora mismo un rato de tranquilidad le vendría bien, el chico parecía que no había descansado bien y la madame se le quedo mirando un momento esperando ver que le había ocurrido, sus estudios en psicología solían ayudarla a identificar ciertos males y parecía que no había podido dormir por alguna dolencia, pero no preguntaría por el momento esperando ver si el chico le contaba lo ocurrido en su historia.
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Cuando llegué a la sala donde se encontraba la madame, esta hizo una pequeña gracia sobre ver que me encontraba bien. A lo que respondí con una sonrisa mientras me llevaba involuntariamente la mano a la cara justo donde el delincuente me había golpeado, que por suerte, apenas se notaba.
Mientras, su guardaespaldas me respondió sin poner pegas ni malas caras como había hecho la vez anterior. ¿Le habría mandado su ama que fuese amable? No lo sabía y me daba igual, estaba colaborando. Lo que me dijo tampoco fue de mucha información. Por lo menos a simple vista, si había algo que coincidía, pero también era muy posible que fuese por otras causas.
Hice una pequeña mueca al escucharle y me senté en el suelo justo antes de que la joven me ofreciese asiento.
-Bueno, en algo tenías razón, aquellos barrios están bastante feos. He podido ver todo tipo de cosas. Robos prostitución, drogas, maleantes y pandillas. – Comencé a informar – Como comprenderéis, sacar algo en claro de una zona así es muy complicado, a pesar de reducir la búsqueda solo a pandillas.
Cada pandilla se mueve por sus intereses y tienen su forma de actuar, así como sus símbolos y contraseñas. Incluso los dialectos son característicos. Estando solo, es complicado poder abarcar tanto terreno para conseguir información rápido.- Hice una pequeña pausa en la que me froté la zona que me golpearon.
Sin embargo, - comencé tras casi medio minuto sin abrir la boca – alguien de confianza, aunque muy tiquismiquis en mi opinión. AU. Oye, que es un halago – noté que mi sombra me había pellizcado en el culo sin que nadie la viese cuando dije tiquismiquis – Bueno, alguien muy cercano que lamentablemente hoy ha recibido un buen golpe y no me ha podido dar mucha más información de la que ya tenía.
La información que ha ido recabando es de fiar, ha visto más cosas que yo en estos días, por lo que ha podido sacar alguna conclusión más – entonces noté un susurro en el oído con mi misma voz – Y es que parece ser, que a pesar de que las pandillas tienen su propio territorio, hay uno en concreto en el que ha podido ver a pequeños jefes entrando y saliendo. Zona en la que he estado esta misma mañana y lo que posiblemente fuese su casa franca.
No era mucha cosa, o por lo menos, no hasta que mi sombra, oculta en el pelo me había informado de lo último de forma que no pudiese darse cuenta ni ser escuchada por quienes había en la sala. Tiquismiquis o no, parecía tener un buen razonamiento mi propia sombra, haciéndome dudar de que solo fuese una sombra u otro yo dado que habría intentado actuar igual.
Mientras, su guardaespaldas me respondió sin poner pegas ni malas caras como había hecho la vez anterior. ¿Le habría mandado su ama que fuese amable? No lo sabía y me daba igual, estaba colaborando. Lo que me dijo tampoco fue de mucha información. Por lo menos a simple vista, si había algo que coincidía, pero también era muy posible que fuese por otras causas.
Hice una pequeña mueca al escucharle y me senté en el suelo justo antes de que la joven me ofreciese asiento.
-Bueno, en algo tenías razón, aquellos barrios están bastante feos. He podido ver todo tipo de cosas. Robos prostitución, drogas, maleantes y pandillas. – Comencé a informar – Como comprenderéis, sacar algo en claro de una zona así es muy complicado, a pesar de reducir la búsqueda solo a pandillas.
Cada pandilla se mueve por sus intereses y tienen su forma de actuar, así como sus símbolos y contraseñas. Incluso los dialectos son característicos. Estando solo, es complicado poder abarcar tanto terreno para conseguir información rápido.- Hice una pequeña pausa en la que me froté la zona que me golpearon.
Sin embargo, - comencé tras casi medio minuto sin abrir la boca – alguien de confianza, aunque muy tiquismiquis en mi opinión. AU. Oye, que es un halago – noté que mi sombra me había pellizcado en el culo sin que nadie la viese cuando dije tiquismiquis – Bueno, alguien muy cercano que lamentablemente hoy ha recibido un buen golpe y no me ha podido dar mucha más información de la que ya tenía.
La información que ha ido recabando es de fiar, ha visto más cosas que yo en estos días, por lo que ha podido sacar alguna conclusión más – entonces noté un susurro en el oído con mi misma voz – Y es que parece ser, que a pesar de que las pandillas tienen su propio territorio, hay uno en concreto en el que ha podido ver a pequeños jefes entrando y saliendo. Zona en la que he estado esta misma mañana y lo que posiblemente fuese su casa franca.
No era mucha cosa, o por lo menos, no hasta que mi sombra, oculta en el pelo me había informado de lo último de forma que no pudiese darse cuenta ni ser escuchada por quienes había en la sala. Tiquismiquis o no, parecía tener un buen razonamiento mi propia sombra, haciéndome dudar de que solo fuese una sombra u otro yo dado que habría intentado actuar igual.
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Atendió a las explicaciones de León, pero tal y como ella misma imaginaba no podía darle mucha información ya que aquello sucedió cuando el chico aún era bastante jovencito. No pudo evitar arquear una ceja cuando se quejo y parecía que hablaba con alguien cuando no había nadie más presente o al menos eso pensaba ella. No parecía estar loco, pero no sería la primera persona que conoce que parece una cosa y luego es otra completamente diferente. Pero por el momento no quería inmiscuirse demasiado con aquel chico, no sabía como acabarían las cosas tras aquel encuentro.
— Bueno, eso suena interesante aunque lamento escuchar que has, ha recibido un golpe, no estoy del todo segura de quien a recibido ese golpe pero bueno, lo lamento por él — dejo salir una ligera risa mientras terminaba de escuchar la información que había recabado hasta aquel momento el chico. Al menos era un comienzo, tenían un lugar por el cual empezar y estaba deseando comenzar con las redadas y a sonsacar información con métodos menos ortodoxos. Aunque no estaba del todo segura de como comenzar a proceder ahora que el chico trabajaba para ella o con ella mejor dicho.
— Creo que es hora de infiltrarnos en ese sitio para descubrir que andan planeando o al menos descubrir quien es su jefe, el cabecilla de todo este entramado — estaba segura de que en alguna callejuela de aquella ciudad se escondía un lugar donde mantenían prisioneros a los esclavos, aquellas personas que se veían tristemente envueltas en un mundo peligroso y terrible. Pero por el momento Lilith estaba contenta por que al menos habían encontrado el que parecía ser el lugar de reunión de aquellos individuos que movían el cotarro, solo había que conseguir un poco más de información y podrían atacar en el lugar y en el momento preciso.
Tenían a los cabecillas, a los líderes de las bandas y faltaba averiguar quien era el que dirigía todo, por que por mucho que cada banda tenga un líder, normalmente esa gente se mueve siguiendo ordenes de más arriba, de lo contrario no podrían estar tan organizados. — Tenemos que averiguar quien da realmente las ordenes a todos los líderes de las bandas y entonces tendremos a nuestro hombre — estaba emocionada con la idea de darle una lección a aquellos que habían herido durante tanto tiempo a sus chicos. León y Bianca merecían ser vengados y Lilith tenía muchas ideas de como hacerlo, aunque claro, también tenía en mente quedarse con ciertas cosas interesantes que pudieran tener los esclavistas en aquella isla.
— Bueno, eso suena interesante aunque lamento escuchar que has, ha recibido un golpe, no estoy del todo segura de quien a recibido ese golpe pero bueno, lo lamento por él — dejo salir una ligera risa mientras terminaba de escuchar la información que había recabado hasta aquel momento el chico. Al menos era un comienzo, tenían un lugar por el cual empezar y estaba deseando comenzar con las redadas y a sonsacar información con métodos menos ortodoxos. Aunque no estaba del todo segura de como comenzar a proceder ahora que el chico trabajaba para ella o con ella mejor dicho.
— Creo que es hora de infiltrarnos en ese sitio para descubrir que andan planeando o al menos descubrir quien es su jefe, el cabecilla de todo este entramado — estaba segura de que en alguna callejuela de aquella ciudad se escondía un lugar donde mantenían prisioneros a los esclavos, aquellas personas que se veían tristemente envueltas en un mundo peligroso y terrible. Pero por el momento Lilith estaba contenta por que al menos habían encontrado el que parecía ser el lugar de reunión de aquellos individuos que movían el cotarro, solo había que conseguir un poco más de información y podrían atacar en el lugar y en el momento preciso.
Tenían a los cabecillas, a los líderes de las bandas y faltaba averiguar quien era el que dirigía todo, por que por mucho que cada banda tenga un líder, normalmente esa gente se mueve siguiendo ordenes de más arriba, de lo contrario no podrían estar tan organizados. — Tenemos que averiguar quien da realmente las ordenes a todos los líderes de las bandas y entonces tendremos a nuestro hombre — estaba emocionada con la idea de darle una lección a aquellos que habían herido durante tanto tiempo a sus chicos. León y Bianca merecían ser vengados y Lilith tenía muchas ideas de como hacerlo, aunque claro, también tenía en mente quedarse con ciertas cosas interesantes que pudieran tener los esclavistas en aquella isla.
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Bueno, parecía que la joven se había quedado más a gusto tras mi pequeño relato. Aunque, como era evidente, no había pasado por alto mi queja cuando mi sombra me había pellizcado. Por otra parte, la joven no tardó en decidir que debía de comenzar una infiltración en aquella base de la que le había hablado para encontrar a quien mandaba.
-Me preguntaba si debería ir. – Solté cuando pareció quedarse pensativa – La excursión per se no me gusta, pero quiero conocer a ese tipo también.
No solo quería saber quién era el tipo o los tipos que manejaban el lugar, sino por enterarme como se movía la cosas por los bajos fondos. Esa información me ayudaría a encontrar mi objetivo. Sabía que mi maestro no se encontraba en aquel mar cuando murió, era uno muy peligroso.
La joven volvió a hablar, pero no me pareció que dijese algo interesante, como si estuviese hablando para sí misma o su guardaespaldas. Sin duda, cada cual parecía estar haciendo sus cábalas y pensamientos para lograr sus objetivos, quizás sin tener muy en cuenta lo que quería el que estaba en frente.
Esperé unos minutos más por si tenía algo que decirme, luego me levanté y me marché. Me prepararía para lo que estaba por venir, porque sin duda, el siguiente movimiento removería los cimientos de aquellos barrios.
Mientras caminaba y le daba vueltas a lo que sucedería, acabé llegando nuevamente a los barrios bajos. Cuando me di cuenta de donde estaba me comencé a mantenerme oculto por los callejones. Curiosamente, en uno de ellos, me topé con un cuervo bastante grande para lo que yo había visto, sin embargo, no parecía poder volar, el ala la tenía en una posición antinatural. Cuando me vio comenzó a alborotarse, rápidamente extendí mi mano y provoqué un potente destello que pareció dejarle aturdido. Y surtió efecto, pues cayó al suelo quieto. Me acerqué hasta él y saqué mi linterna.
-Voy a darte una mejor vida chico, por lo menos durante un tiempo. – dije activando la linterna para separar la sombra del animal.
Cuando terminó el proceso, la sombra pareció no tener el problema que su dueña y comenzó a agitar las alas y a volar un poco.
-Me preguntaba si debería ir. – Solté cuando pareció quedarse pensativa – La excursión per se no me gusta, pero quiero conocer a ese tipo también.
No solo quería saber quién era el tipo o los tipos que manejaban el lugar, sino por enterarme como se movía la cosas por los bajos fondos. Esa información me ayudaría a encontrar mi objetivo. Sabía que mi maestro no se encontraba en aquel mar cuando murió, era uno muy peligroso.
La joven volvió a hablar, pero no me pareció que dijese algo interesante, como si estuviese hablando para sí misma o su guardaespaldas. Sin duda, cada cual parecía estar haciendo sus cábalas y pensamientos para lograr sus objetivos, quizás sin tener muy en cuenta lo que quería el que estaba en frente.
Esperé unos minutos más por si tenía algo que decirme, luego me levanté y me marché. Me prepararía para lo que estaba por venir, porque sin duda, el siguiente movimiento removería los cimientos de aquellos barrios.
Mientras caminaba y le daba vueltas a lo que sucedería, acabé llegando nuevamente a los barrios bajos. Cuando me di cuenta de donde estaba me comencé a mantenerme oculto por los callejones. Curiosamente, en uno de ellos, me topé con un cuervo bastante grande para lo que yo había visto, sin embargo, no parecía poder volar, el ala la tenía en una posición antinatural. Cuando me vio comenzó a alborotarse, rápidamente extendí mi mano y provoqué un potente destello que pareció dejarle aturdido. Y surtió efecto, pues cayó al suelo quieto. Me acerqué hasta él y saqué mi linterna.
-Voy a darte una mejor vida chico, por lo menos durante un tiempo. – dije activando la linterna para separar la sombra del animal.
Cuando terminó el proceso, la sombra pareció no tener el problema que su dueña y comenzó a agitar las alas y a volar un poco.
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Dejo que Morgoth se marchase, era mejor que no los vieran juntos teniendo en cuenta que si los veían juntos podría significar que su plan se fuera al garete. Una vez que el joven se marcho ella salió de la casa acompañada de Allaidh y de León. Bianca se quedo en casa para asegurarse de que todo siguiera bien con sus negocios mientras ellos dos estaban fuera. Caminaron tranquilamente en dirección a los bajos fondos, no le gustaba demasiado meterse en aquellas calles sin un plan del todo bien definido, pero necesitaba conocer a los líderes de aquellas bandas y conocer al cabecilla que lo movía todo.
Tras un rato caminando llegaron y lo que vieron le revolvió ligeramente el estómago. Se lo esperaba no obstante, estaba segura de que aquellas calles era un vertedero de putrefacción y así era. La gente malvivía si es que realmente se podía decir que vivían de alguna manera. Moribundos en las calles, niños sucios y mal nutridos robando y pidiendo, suplicando por monedas que después le tendrían que entregar a un maldito mafioso por un mendrugo de pan duro y lleno de moho. Pensar en aquello le daba arcadas, sobretodo por que León le había contado todo aquello, él había sido uno de esos niños que habían malvivido en esas calles.
No tardaron demasiado en ser interceptados por alguien que sin lugar a dudas había reconocido a León y sin poderse lo creer todavía quería saber como había logrado lucir tan bien. Bien vestido, bien arreglado, trajeado, guapo, se notaba que estaba en perfecta forma. La joven que se había acercado era una de las niñas que habían sido convertidas en prostitutas, de las que habían convivido con Bianca y no dudo en preguntarle al moreno por su hermana. Él le comunico que todo estaba bien con ella, sin embargo uno de los chulos al ver que la mujer estaba simplemente hablando y no ofreciendo sus servicios a un hombre que además iba acompañado no dudo en acercarse y apartarla tirando fuertemente del brazo de la chica.
Esta se quejo e intento pedir disculpas pero el hombre no solo le dio una bofetada si no que empezó a golpearla allí mismo en medio de la calle. León no tardo en sujetar la mano de aquel hombre con fuerza, si por él fuera le hubiese partido la muñeca allí mismo. Lilith estaba de lo más molesta ¿como podía tratar así a esas pobres mujeres? Aquel hombre y todos aquellos que mantenían aquellos sucios negocios a flote en aquella isla, merecían un escarmiento y la madame se lo iba a dar. Se quedaría con todo cuanto ellos tenían, el imperio que habían montado en aquel lugar, sería suyo y de nadie más.
Tras un rato caminando llegaron y lo que vieron le revolvió ligeramente el estómago. Se lo esperaba no obstante, estaba segura de que aquellas calles era un vertedero de putrefacción y así era. La gente malvivía si es que realmente se podía decir que vivían de alguna manera. Moribundos en las calles, niños sucios y mal nutridos robando y pidiendo, suplicando por monedas que después le tendrían que entregar a un maldito mafioso por un mendrugo de pan duro y lleno de moho. Pensar en aquello le daba arcadas, sobretodo por que León le había contado todo aquello, él había sido uno de esos niños que habían malvivido en esas calles.
No tardaron demasiado en ser interceptados por alguien que sin lugar a dudas había reconocido a León y sin poderse lo creer todavía quería saber como había logrado lucir tan bien. Bien vestido, bien arreglado, trajeado, guapo, se notaba que estaba en perfecta forma. La joven que se había acercado era una de las niñas que habían sido convertidas en prostitutas, de las que habían convivido con Bianca y no dudo en preguntarle al moreno por su hermana. Él le comunico que todo estaba bien con ella, sin embargo uno de los chulos al ver que la mujer estaba simplemente hablando y no ofreciendo sus servicios a un hombre que además iba acompañado no dudo en acercarse y apartarla tirando fuertemente del brazo de la chica.
Esta se quejo e intento pedir disculpas pero el hombre no solo le dio una bofetada si no que empezó a golpearla allí mismo en medio de la calle. León no tardo en sujetar la mano de aquel hombre con fuerza, si por él fuera le hubiese partido la muñeca allí mismo. Lilith estaba de lo más molesta ¿como podía tratar así a esas pobres mujeres? Aquel hombre y todos aquellos que mantenían aquellos sucios negocios a flote en aquella isla, merecían un escarmiento y la madame se lo iba a dar. Se quedaría con todo cuanto ellos tenían, el imperio que habían montado en aquel lugar, sería suyo y de nadie más.
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Mi nueva sombra parecía tremendamente feliz, revoloteaba y jugaba a volar cerca de mi cabeza. Al cabo de unos minutos se apoyó en mi hombro y pareció quedarse más tranquilo. Lo acarició un poco y este se fue desvaneciendo hasta introducirse en mi sombra. Había sido fácil para ser la primera vez que lo hacía.
Seguí caminando por aquellos callejones hasta que pude ver un olor proveniente de una de las calles principales. Un olor que había olido ya y no hacía mucho tiempo. La joven estaba por aquí cerca y de seguro con un montó de gente con la que hacer su justicia. Sin pensarlo mucho salí a la calle de la que venía el olor y lo fui siguiendo como si de un camino se tratase.
El olor me llevó camino de la casa franca que le había comentado. “Me parece un poco pronto aún como para que lie la que va a liar” pensé cuando los tuve a la vista. Según los vi me moví cerca de las casas para quedar más oculto, aunque no demasiado. En ese momento y sin pedirlo salió el cuervo, quien voló hacia la mujer y en la casa que había al lado se posó. Me centré en él y de alguna forma pude ver lo que veía el animal, así como escuchar lo que decían.
No parecía aun nada desagradable, solo una conversación de viejos conocidos entre el guardaespaldas y una de las prostitutas del lugar “Seguro que me podía haber dado más información de la que me dio” pensé justo cuando alguien tiró del brazo de la mujer y comenzó a golpearla hasta que León le detuvo.
Haciendo algo de esfuerzo y con un par de saltos subí al tejado de la casa en la que me encontraba. Sin embargo, aquello pudo no ser buena idea dado que perdí el equilibrio tras ver justo delante de mi cara un gato negro como el carbón. El gato me miró a los ojos, de una forma muy penetrante, además de desprecio. No se hizo a ningún lado a pesar de que terminé de subir al tejado.
Avancé por este con cuidado y pude notar como el gato no apartó la mirada de mí.
-¿Qué es lo que quieres de mí? – le dije girándome hacia él en un susurro.
El gato como era normal no dijo nada, sin embargo, sí se limitó a mirar durante un momento al cuerpo hecho de sombras.
-¿Quieres ser como él? – pregunté un poco atónito.
La respuesta del gato fue acercarse hasta mí y ronronear entre mis piernas. “A veces creo que soy demasiado bueno” pensé mientras sacaba la linterna de nuevo y me agachaba. Realicé el mismo procedimiento que con el cuervo y le corté con la luz de la linterna la sombra al gato. Este salió corriendo cuando eso pasó, mientras que la sombra comenzó a caminar a mi lado mientras avanzaba hacia la casa franca.
Seguí caminando por aquellos callejones hasta que pude ver un olor proveniente de una de las calles principales. Un olor que había olido ya y no hacía mucho tiempo. La joven estaba por aquí cerca y de seguro con un montó de gente con la que hacer su justicia. Sin pensarlo mucho salí a la calle de la que venía el olor y lo fui siguiendo como si de un camino se tratase.
El olor me llevó camino de la casa franca que le había comentado. “Me parece un poco pronto aún como para que lie la que va a liar” pensé cuando los tuve a la vista. Según los vi me moví cerca de las casas para quedar más oculto, aunque no demasiado. En ese momento y sin pedirlo salió el cuervo, quien voló hacia la mujer y en la casa que había al lado se posó. Me centré en él y de alguna forma pude ver lo que veía el animal, así como escuchar lo que decían.
No parecía aun nada desagradable, solo una conversación de viejos conocidos entre el guardaespaldas y una de las prostitutas del lugar “Seguro que me podía haber dado más información de la que me dio” pensé justo cuando alguien tiró del brazo de la mujer y comenzó a golpearla hasta que León le detuvo.
Haciendo algo de esfuerzo y con un par de saltos subí al tejado de la casa en la que me encontraba. Sin embargo, aquello pudo no ser buena idea dado que perdí el equilibrio tras ver justo delante de mi cara un gato negro como el carbón. El gato me miró a los ojos, de una forma muy penetrante, además de desprecio. No se hizo a ningún lado a pesar de que terminé de subir al tejado.
Avancé por este con cuidado y pude notar como el gato no apartó la mirada de mí.
-¿Qué es lo que quieres de mí? – le dije girándome hacia él en un susurro.
El gato como era normal no dijo nada, sin embargo, sí se limitó a mirar durante un momento al cuerpo hecho de sombras.
-¿Quieres ser como él? – pregunté un poco atónito.
La respuesta del gato fue acercarse hasta mí y ronronear entre mis piernas. “A veces creo que soy demasiado bueno” pensé mientras sacaba la linterna de nuevo y me agachaba. Realicé el mismo procedimiento que con el cuervo y le corté con la luz de la linterna la sombra al gato. Este salió corriendo cuando eso pasó, mientras que la sombra comenzó a caminar a mi lado mientras avanzaba hacia la casa franca.
Lilith Blair
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Akuma no mi
Varios
El hombre miro a León con cara de malas pulgas y entonces fue momento de Lilith para intervenir — ¿te gusta esta entonces? si, es bonita, esta bien entonces, te daré el capricho por hoy — como si no fuera nada saco un fajo de billetes del bolsillo del vestido y se lo enseño al tipo que había golpeado a la prostituta. El tipo rápidamente cambio de expresión y se mostró mucho mas receptivo a todo cuanto tuvieran que decirle aquel par. León miro de reojo a su señora sin entender demasiado bien a que se refería pero asintió por si acaso.
— Bien, contratare sus servicios por los próximos dos días, quiero que mi chico disfrute se lo merece, pero se viene con nosotros, no permitiré que mi hombre se quede en uno de estos antros que tenéis por locales — la mirada de la madame era severa y su voz totalmente clara. El tipo iba a replicar algo pero antes de que pudiera hacerlo la mujer volvió a hablar — nosotros nos encargaremos de su comida y de mantenerla bien mientras tanto, si no accede simplemente buscaremos otro que nos conceda lo que queremos — el tipo pareció refunfuñar un poco pero al final acepto, no le quedaba mas remedio si quería llevarse al bolsillo aquel fajo.
Tras darle el dinero Lilith simplemente se dio media vuelta y dejo que tanto la prostituta como León la siguieran, ahora tenía a alguien que podía darle tanta información como quisiera. Tal vez debería haber hecho eso desde el principio, aunque claro, primero tenían que asegurarse de que todo siguiera igual a como estaba cuando el chico salió de aquella maldita isla. Por el momento no harían nada más en aquel lugar, no tenía intención de armar un escándalo todavía, aún tenía que averiguar el nombre de los jefes y del jefe principal y con la chica que había contratado conseguiría todo eso y más aún, estaba segura.
Sin embargo, enseñar aquel fajo de billetes también iría en su contra, sabía que algún tipo de alguna de las bandas no dudaría en ir a la casa que tenía alquilada para intentar asesinarlos y quedarse con el dinero que la madame pudiera tener encima. Pero ese era el plan después de todo, era momento de que el joven Morgoth se diera cuenta de que en ocasiones, es mejor matar a que te maten y sobretodo, es mejor matar a uno para salvar a cientos. Pero era algo que el chico tendría que ver con sus propios ojos así que se encargo de ofrecerle cena y cama aquella noche para que pudiera asistir al interrogatorio de la prostituta.
— Bien, contratare sus servicios por los próximos dos días, quiero que mi chico disfrute se lo merece, pero se viene con nosotros, no permitiré que mi hombre se quede en uno de estos antros que tenéis por locales — la mirada de la madame era severa y su voz totalmente clara. El tipo iba a replicar algo pero antes de que pudiera hacerlo la mujer volvió a hablar — nosotros nos encargaremos de su comida y de mantenerla bien mientras tanto, si no accede simplemente buscaremos otro que nos conceda lo que queremos — el tipo pareció refunfuñar un poco pero al final acepto, no le quedaba mas remedio si quería llevarse al bolsillo aquel fajo.
Tras darle el dinero Lilith simplemente se dio media vuelta y dejo que tanto la prostituta como León la siguieran, ahora tenía a alguien que podía darle tanta información como quisiera. Tal vez debería haber hecho eso desde el principio, aunque claro, primero tenían que asegurarse de que todo siguiera igual a como estaba cuando el chico salió de aquella maldita isla. Por el momento no harían nada más en aquel lugar, no tenía intención de armar un escándalo todavía, aún tenía que averiguar el nombre de los jefes y del jefe principal y con la chica que había contratado conseguiría todo eso y más aún, estaba segura.
Sin embargo, enseñar aquel fajo de billetes también iría en su contra, sabía que algún tipo de alguna de las bandas no dudaría en ir a la casa que tenía alquilada para intentar asesinarlos y quedarse con el dinero que la madame pudiera tener encima. Pero ese era el plan después de todo, era momento de que el joven Morgoth se diera cuenta de que en ocasiones, es mejor matar a que te maten y sobretodo, es mejor matar a uno para salvar a cientos. Pero era algo que el chico tendría que ver con sus propios ojos así que se encargo de ofrecerle cena y cama aquella noche para que pudiera asistir al interrogatorio de la prostituta.
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