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Morgoth
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No pude ver como terminó la escena que se había montado en la calle entre Lilith y sus guardaespaldas con la prostituta y su jefe. Sin embargo, supe que la cosa había terminado cuando el cuervo volvió hasta mí y se posó en mi hombro.
-¿Ha terminado bien la cosa? – le pregunté tranquilamente y a lo que respondió con un graznido.
No lo entendí, pero supuse que me había respondido algo, ya lo vería en poco tiempo. Tardé un buen rato en llegar a la casa franca. No estaba acostumbrado a moverme por los tejados y las vistas del plano de los barrios parecía distorsionarse y en más de una ocasión dudé de por donde se llegaba. Sin embargo, pude llegar y por suerte en el mejor momento posible.
Cuando me coloqué sobre el tejado de la casa justo llegaba tranquilamente el tipo que había tenido el encontronazo con el hombre de Lilith. Bajé con cuidado por uno de los lados que no estaban vigilados y animé al gato de sombra a escabullirse dentro de la casa.
El animal obedeció sin problemas, caminó hacia la entrada y cuando vio la oportunidad entró en la casa. Me centré en él y como me había pasado otras veces comencé a ver y oír con los sentidos del animal. Con la gracia que tenían estos animales se escabulló por otras estancias de la casa.
Entonces, se cruzó con el tipo había visto esa tarde. Se reunió con otros tres tipos que había visto de casualidad en días anteriores y un cuarto que no conocía de nada y que con las sombras no pude verle la cara.
Los hombres estuvieron hablando, largo y tendido, el más bajo y que había tenido el encontronazo aquella tarde, sacó un fajo de billetes, y por lo que dijo eran de la joven para contratar a la prostituta. El tipo parecía bastante contento, sin embargo, en la cara de los otros se pudo apreciar bastante envidia por ello. Por otra parte, el que permanecía en las sombras habló y el resto se calló. Se pudo notar la tensión que generó. Las ordenes fueron claras, que fueran ellos cuatro y alguno de confianza y le sacaran todo el dinero que pudiesen a la joven.
Tras eso el gato se escabulló de nuevo hasta que salió de la casa hasta mi posición. Le acaricié un poco y miré al cielo. Estaba oscureciendo y si el ataque lo iba a hacer aquel mismo día alguien debía informar a la joven. Para que estuviese precavida. Analicé la situación durante unos minutos y volví a subir a los tejados.
-¿Ha terminado bien la cosa? – le pregunté tranquilamente y a lo que respondió con un graznido.
No lo entendí, pero supuse que me había respondido algo, ya lo vería en poco tiempo. Tardé un buen rato en llegar a la casa franca. No estaba acostumbrado a moverme por los tejados y las vistas del plano de los barrios parecía distorsionarse y en más de una ocasión dudé de por donde se llegaba. Sin embargo, pude llegar y por suerte en el mejor momento posible.
Cuando me coloqué sobre el tejado de la casa justo llegaba tranquilamente el tipo que había tenido el encontronazo con el hombre de Lilith. Bajé con cuidado por uno de los lados que no estaban vigilados y animé al gato de sombra a escabullirse dentro de la casa.
El animal obedeció sin problemas, caminó hacia la entrada y cuando vio la oportunidad entró en la casa. Me centré en él y como me había pasado otras veces comencé a ver y oír con los sentidos del animal. Con la gracia que tenían estos animales se escabulló por otras estancias de la casa.
Entonces, se cruzó con el tipo había visto esa tarde. Se reunió con otros tres tipos que había visto de casualidad en días anteriores y un cuarto que no conocía de nada y que con las sombras no pude verle la cara.
Los hombres estuvieron hablando, largo y tendido, el más bajo y que había tenido el encontronazo aquella tarde, sacó un fajo de billetes, y por lo que dijo eran de la joven para contratar a la prostituta. El tipo parecía bastante contento, sin embargo, en la cara de los otros se pudo apreciar bastante envidia por ello. Por otra parte, el que permanecía en las sombras habló y el resto se calló. Se pudo notar la tensión que generó. Las ordenes fueron claras, que fueran ellos cuatro y alguno de confianza y le sacaran todo el dinero que pudiesen a la joven.
Tras eso el gato se escabulló de nuevo hasta que salió de la casa hasta mi posición. Le acaricié un poco y miré al cielo. Estaba oscureciendo y si el ataque lo iba a hacer aquel mismo día alguien debía informar a la joven. Para que estuviese precavida. Analicé la situación durante unos minutos y volví a subir a los tejados.
Lilith Blair
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Tras conseguir contratar a la prostituta por unos cuantos días tanto Lilith como León y la joven que descubriría poco después que se llamaba Zafina. Un nombre curioso para alguien de aquel país, pero ella no era nadie para juzgar un nombre, igualmente le pareció bonito y exótico. Caminaron nuevamente por las calles de la ciudad hasta que llegaron a la casa, una vez allí, la joven le dijo a la madame que debía tener cuidado. Estaba segura de que tras verla enseñar ese fajo de billetes aquellos hombres no iban a quedarse tranquilos y querrían sacarle todo cuanto tuviera.
Por su parte Lilith simplemente negó con la cabeza y dejo que la chica se acomodara, se aseara un poco y comiera antes de comenzar a preguntarle cosas. No dudo un momento en darle nombres y en describirle físicamente a todos y cada uno de los líderes de las bandas. También le dijo el nombre del líder de todo aquel negocio, Ren Momotsuki. Al menos ya tenía por donde empezar y por donde terminar y eso era algo que la había hecho muy feliz. Zafina parecía realmente contenta de volver a ver a León y a su hermana Bianca.
Se notaba que los tres se comprendían bastante bien y que habían sido testigos de terribles barbaridades e incluso las habían sufrido en carne propia. Por su parte, esperaba que al menos aquellos que se encontraban bajo su mando estuvieran contentos con el modo que ella tenía de tratarles. Un suspiro largo escapo de los labios de la joven de pelos violetas mientras miraba la hora. Estaba segura de que aquellos hombres no tardarían demasiado en llegar. Se habrían preparado y buscarían la forma de asaltar la casa aprovechando que estaban dormidos o cualquier barbaridad semejante. Por su parte, Lilith simplemente le indico a León que era hora de ir a dormir y que en esta ocasión debía compartir habitación tanto con Zafira como con Bianca.
Era la forma más rápida de que las jóvenes estuvieran a salvo y por su parte Lilith siempre dormía con Allaidh por lo que el lobo sería su guardaespaldas nocturno. No hubo queja alguna y tras terminar de recoger un poco la mesa cada uno fue a su respectiva habitación. León con las dos mujeres con las que compartiría cama para dormir y Lilith con su enorme lobo negro, esperando que aquellos ilusos hombres quisieran entrar en su casa para hacerles una maravillosa fiesta de bienvenida. No sabía donde estaba Morgoth pero esperaba que el chico se uniera a la fiesta tarde o temprano, después de todo, una de las cosas más divertidas era ver como la gente poco a poco se corrompía.
Por su parte Lilith simplemente negó con la cabeza y dejo que la chica se acomodara, se aseara un poco y comiera antes de comenzar a preguntarle cosas. No dudo un momento en darle nombres y en describirle físicamente a todos y cada uno de los líderes de las bandas. También le dijo el nombre del líder de todo aquel negocio, Ren Momotsuki. Al menos ya tenía por donde empezar y por donde terminar y eso era algo que la había hecho muy feliz. Zafina parecía realmente contenta de volver a ver a León y a su hermana Bianca.
Se notaba que los tres se comprendían bastante bien y que habían sido testigos de terribles barbaridades e incluso las habían sufrido en carne propia. Por su parte, esperaba que al menos aquellos que se encontraban bajo su mando estuvieran contentos con el modo que ella tenía de tratarles. Un suspiro largo escapo de los labios de la joven de pelos violetas mientras miraba la hora. Estaba segura de que aquellos hombres no tardarían demasiado en llegar. Se habrían preparado y buscarían la forma de asaltar la casa aprovechando que estaban dormidos o cualquier barbaridad semejante. Por su parte, Lilith simplemente le indico a León que era hora de ir a dormir y que en esta ocasión debía compartir habitación tanto con Zafira como con Bianca.
Era la forma más rápida de que las jóvenes estuvieran a salvo y por su parte Lilith siempre dormía con Allaidh por lo que el lobo sería su guardaespaldas nocturno. No hubo queja alguna y tras terminar de recoger un poco la mesa cada uno fue a su respectiva habitación. León con las dos mujeres con las que compartiría cama para dormir y Lilith con su enorme lobo negro, esperando que aquellos ilusos hombres quisieran entrar en su casa para hacerles una maravillosa fiesta de bienvenida. No sabía donde estaba Morgoth pero esperaba que el chico se uniera a la fiesta tarde o temprano, después de todo, una de las cosas más divertidas era ver como la gente poco a poco se corrompía.
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No pude avanzar mucho, pues me tuve que detener debido a que los cuatro lideres salieron de la casa bastante rápido. No se fueron en direcciones separadas, sino que fueron en la misma dirección. Y tras unas calles se les unieron otras cuatro personas. Aquello viso lo visto no me extrañaba que las manos derechas de los líderes supiesen que era lo que sucedía.
No tenía tiempo de ir a avisar a la joven. Bajé de los tejados y comencé a correr detrás de aquel grupo. Por lo que me pareció ver los súbditos se rezagaban respecto a sus jefes. No parecía que se hubiese dado cuenta ninguno de que me encontraba tras ellos. Llevé mi mano hacia atrás para coger el revolver, pero justo cuando la iba a tocar me di cuenta que no podía montar un escandalo en mitad de la calle, sin contar con que no podía ir en contra de lo que le había dicho a la joven días antes. No se podía matar porque sí.
Estaba decidido. Los intentaría detener antes de que llegasen a la casa. Avancé más rápido aún y alcancé al que iba último. Mi sombra salió rápidamente y le golpeó tras la rodilla haciendo que se cayese. Aproveché ese movimiento para darle con la punta de los dedos justo en la garganta, tal y como había aprendido las artes marciales.
El tipo cayó al suelo con las manos en la garganta y no se levantó de nuevo. Sus compañeros ni siquiera miraron hacia atrás, pero si se dividieron en tres grupos, uno que siguió recto y los otros dos se separaron en direcciones opuestas. No me gustó aquello, sin embargo, no podía detenerme. Y como esperaba al cabo de unos momentos el que iba delante de mí se dio la vuelta de golpe con un puñal en la mano y de los lados los que habían desaparecido.
Fuese por suerte o no, me tropecé justo cuando iba a chocar conmigo y pasó lo inevitable, aunque muy raro, los tres se atravesaron con las armas. Intentaron levantarse y seguir, pero, tras unos pasos cayeron.
Quedaba poco para la casa de Lilith y no veía a los lideres aquellos, sus súbditos me habían retrasado más de lo que había querido. Pude ver las luces apagadas de la casa. Iba a ser una masacre y no me iba a dar tiempo el detenerla. Me olvidé de lo que era llamar a las puertas y volviendo a entrar por el tejado del patio entré a la mansión. Seguí unos ruidos que me parecieron de lucha, entré en la casa sacando el arma y al primero que vi le disparé.
No tenía tiempo de ir a avisar a la joven. Bajé de los tejados y comencé a correr detrás de aquel grupo. Por lo que me pareció ver los súbditos se rezagaban respecto a sus jefes. No parecía que se hubiese dado cuenta ninguno de que me encontraba tras ellos. Llevé mi mano hacia atrás para coger el revolver, pero justo cuando la iba a tocar me di cuenta que no podía montar un escandalo en mitad de la calle, sin contar con que no podía ir en contra de lo que le había dicho a la joven días antes. No se podía matar porque sí.
Estaba decidido. Los intentaría detener antes de que llegasen a la casa. Avancé más rápido aún y alcancé al que iba último. Mi sombra salió rápidamente y le golpeó tras la rodilla haciendo que se cayese. Aproveché ese movimiento para darle con la punta de los dedos justo en la garganta, tal y como había aprendido las artes marciales.
El tipo cayó al suelo con las manos en la garganta y no se levantó de nuevo. Sus compañeros ni siquiera miraron hacia atrás, pero si se dividieron en tres grupos, uno que siguió recto y los otros dos se separaron en direcciones opuestas. No me gustó aquello, sin embargo, no podía detenerme. Y como esperaba al cabo de unos momentos el que iba delante de mí se dio la vuelta de golpe con un puñal en la mano y de los lados los que habían desaparecido.
Fuese por suerte o no, me tropecé justo cuando iba a chocar conmigo y pasó lo inevitable, aunque muy raro, los tres se atravesaron con las armas. Intentaron levantarse y seguir, pero, tras unos pasos cayeron.
Quedaba poco para la casa de Lilith y no veía a los lideres aquellos, sus súbditos me habían retrasado más de lo que había querido. Pude ver las luces apagadas de la casa. Iba a ser una masacre y no me iba a dar tiempo el detenerla. Me olvidé de lo que era llamar a las puertas y volviendo a entrar por el tejado del patio entré a la mansión. Seguí unos ruidos que me parecieron de lucha, entré en la casa sacando el arma y al primero que vi le disparé.
Lilith Blair
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Sabía que no tardarían en llegar y que seguramente irían primero a por León, pero tanto él como Bianca estaban más que preparados para darle una lección a cualquiera que se atreviese a intentar algo en aquella casa con su señora en el interior. Lilith por su parte permanecía tranquila abrazada al enorme cuerpo del lobo negro, le gustaba estar enterrada entre su pelaje. Cuando escucho la ventana abrirse supo que aquel hombre había entrado con intención de asesinarla, pero antes de que pudiera ordenar al lobo que se lo comiera con patatas pudo escuchar un disparo.
Levanto la cabeza y encendió la luz fingiendo estar alarmada y entonces pudo verlo, Morgoth estaba allí y había asesinado al hombre que había intentado matarla. No estaba segura de si quería o no sonreír tras ver aquello. Por su parte León y Bianca se hicieron cargo del resto de hombres que habían entrado. El guardaespaldas de Lilith se encargo de cortar sus cuerpos y ahogarlos con sus hilos mientras que Bianca utilizo sus abanicos con cuchillas para sesgar sus gargantas después de realizar en sus cuerpos unos buenos cortes a modo de pequeña tortura antes de morir.
— Debo agradecértelo querido, me has salvado la vida — le dedicó una cálida sonrisa mientras se levantaba de la cama con el camisón puesto y acariciando suavemente la cabeza de Allaidh que al sentir el olor de Morgoth se había quedado en la cama sin moverse demasiado. Por un momento le miro de arriba abajo, se notaba que aquello sería un duro golpe para él, después de todo acababa de matar a un hombre. Escucho los pasos de León, Bianca y seguramente Zafina corriendo por las escaleras para llegar a su habitación pero no se preocupo demasiado por ello. Se acero lentamente al chico y coloco una de sus manos en la mejilla derecha de él.
— ¿Ahora entiendes lo que te decía?, en ocasiones, sesgar la vida de un individuo, salva la de miles, en esta ocasión a salvado la mía, la de Zafina y la de muchos otros en su misma situación — tras decir eso se alejo un par de pasos de él en el momento en que la puerta se abría y entraba la tropa mencionada anteriormente. Lilith le sonrió para que estuvieran tranquilos y cuando León y Bianca se aseguraron de que todo estaba bien pudieron relajarse. Las cosas al final habían salido a pedir de boca, pues la propia Zafina le aseguro que aquellos eran los líderes de las bandas que estaban bajo el mando de Ren y ahora solo tenia que encargarse de la cabeza de aquel negocio turbio para dar por finalizado su plan.
Levanto la cabeza y encendió la luz fingiendo estar alarmada y entonces pudo verlo, Morgoth estaba allí y había asesinado al hombre que había intentado matarla. No estaba segura de si quería o no sonreír tras ver aquello. Por su parte León y Bianca se hicieron cargo del resto de hombres que habían entrado. El guardaespaldas de Lilith se encargo de cortar sus cuerpos y ahogarlos con sus hilos mientras que Bianca utilizo sus abanicos con cuchillas para sesgar sus gargantas después de realizar en sus cuerpos unos buenos cortes a modo de pequeña tortura antes de morir.
— Debo agradecértelo querido, me has salvado la vida — le dedicó una cálida sonrisa mientras se levantaba de la cama con el camisón puesto y acariciando suavemente la cabeza de Allaidh que al sentir el olor de Morgoth se había quedado en la cama sin moverse demasiado. Por un momento le miro de arriba abajo, se notaba que aquello sería un duro golpe para él, después de todo acababa de matar a un hombre. Escucho los pasos de León, Bianca y seguramente Zafina corriendo por las escaleras para llegar a su habitación pero no se preocupo demasiado por ello. Se acero lentamente al chico y coloco una de sus manos en la mejilla derecha de él.
— ¿Ahora entiendes lo que te decía?, en ocasiones, sesgar la vida de un individuo, salva la de miles, en esta ocasión a salvado la mía, la de Zafina y la de muchos otros en su misma situación — tras decir eso se alejo un par de pasos de él en el momento en que la puerta se abría y entraba la tropa mencionada anteriormente. Lilith le sonrió para que estuvieran tranquilos y cuando León y Bianca se aseguraron de que todo estaba bien pudieron relajarse. Las cosas al final habían salido a pedir de boca, pues la propia Zafina le aseguro que aquellos eran los líderes de las bandas que estaban bajo el mando de Ren y ahora solo tenia que encargarse de la cabeza de aquel negocio turbio para dar por finalizado su plan.
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Había llegado a tiempo por suerte. La persona a la que había disparado pareció ser uno de los líderes. El hombre cayó al suelo muerto y tras unos momentos el resto del ruido en la casa se detuvo por completo. La joven se acercó despacio hacia mí tras dejar el calor de su mascota. Algo casi hipnótico teniendo el olor que podía ver que emanaba de ella.
La joven agradeció que le salvase la vida. Sin embargo, las siguientes palabras que me dedicó se clavaron profundamente en mi interior. Al final le había dado la razón sin quererlo y todo por salvar a alguien que no me había demostrado que hubiese hecho nada para merecer morir.
-Te lo aceptaré. Sin embargo, estoy casi seguro que puede haber otra solución. – Mis palabras decían eso, pero en mi interior un sentimiento que no había conocido nunca comenzó a surgir, y las dudas sobre lo que si lo que hacía era siempre correcto.
La prostituta que había contratado la joven con el fajo de billetes reconoció a los cadáveres y confirmó que eran los diferentes líderes de las bandas. Además de que mencionó a otro, posiblemente el que se encontraba oculto en las sombras un tal Ren. Tras escucharlos hablar un momento me giré para marcharme a la posada.
-Se que nos volveremos a ver Lilith, y para entonces, espero poder enseñarte que se pueden hacer las cosas de otra manera.
Sin esperar una contestación me marché de aquella casa a la posada. Me marcharía al día siguiente. Aquel lugar no me iba a aportar nada salvo nuevos colores que estaba descubriendo con las diferentes flores del lugar.
Una vez en la posada me dieron un recado de que me invitaban a cenar en la casa de Lilith, al venir de ella, era claro que no era necesario el ir a cenar ya, aunque me intrigó saber para que quería cenar conmigo teniendo en cuenta que mi trabajo ya estaba hecho. Según me senté en la cama de la habitación surgieron las sombras del gato y del cuervo. El gato saltó a mi regazo y comenzó a ronronear mientras la acariciaba, mientras, el cuervo se posó en mi hombro derecho y chocó un par de veces su cabeza con la mía de forma cariñosa.
Había adquirido unas sombras tremendamente buenas, no solo por lo que me habían ayudado infiltrándose y dándome información, sino porque controlaron cual era mi estado de animo y lo mejoraron con su comportamiento.
La joven agradeció que le salvase la vida. Sin embargo, las siguientes palabras que me dedicó se clavaron profundamente en mi interior. Al final le había dado la razón sin quererlo y todo por salvar a alguien que no me había demostrado que hubiese hecho nada para merecer morir.
-Te lo aceptaré. Sin embargo, estoy casi seguro que puede haber otra solución. – Mis palabras decían eso, pero en mi interior un sentimiento que no había conocido nunca comenzó a surgir, y las dudas sobre lo que si lo que hacía era siempre correcto.
La prostituta que había contratado la joven con el fajo de billetes reconoció a los cadáveres y confirmó que eran los diferentes líderes de las bandas. Además de que mencionó a otro, posiblemente el que se encontraba oculto en las sombras un tal Ren. Tras escucharlos hablar un momento me giré para marcharme a la posada.
-Se que nos volveremos a ver Lilith, y para entonces, espero poder enseñarte que se pueden hacer las cosas de otra manera.
Sin esperar una contestación me marché de aquella casa a la posada. Me marcharía al día siguiente. Aquel lugar no me iba a aportar nada salvo nuevos colores que estaba descubriendo con las diferentes flores del lugar.
Una vez en la posada me dieron un recado de que me invitaban a cenar en la casa de Lilith, al venir de ella, era claro que no era necesario el ir a cenar ya, aunque me intrigó saber para que quería cenar conmigo teniendo en cuenta que mi trabajo ya estaba hecho. Según me senté en la cama de la habitación surgieron las sombras del gato y del cuervo. El gato saltó a mi regazo y comenzó a ronronear mientras la acariciaba, mientras, el cuervo se posó en mi hombro derecho y chocó un par de veces su cabeza con la mía de forma cariñosa.
Había adquirido unas sombras tremendamente buenas, no solo por lo que me habían ayudado infiltrándose y dándome información, sino porque controlaron cual era mi estado de animo y lo mejoraron con su comportamiento.
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