Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Había escuchado que en el reino de Sakura una panda de mamarrachos estaban haciendo rodeos con unos conejos gigantes. Desde luego la gente no sabía que hacer para pasar el rato. Por un momento la imagen de ver cuanto aguantaba encima de una de esas cosas le hizo gracia. Además, no había cosa que jodiera más a un hombre que el echo de que una mujer pudiera superarle en algo y más aún en algo que se supone que es "cosa de hombres" Con esa idea en mente había viajado hasta aquella isla para participar en el rodeo y darles una lección. Puede que aguantara mucho, puede que no, pero al menos se lo pasaría bien un rato y quien sabe a lo mejor conseguía llevarse consigo una pieza buena que entregar.
Desembarco con una sonrisa torcida en los labios donde se mantenía encendido un cigarrillo humeante del cual estaba disfrurando bastante. Debía admitir que le había cogido gusto a los puros de John, pero solo tenía gracia fumarlos cuando estaba él presente y se los podía quitar de la boca. Se acerco a uno de los tipos del puerto y se puso a preguntar donde demonios se llevaba acabo aquel rodeo, al principio no quisieron decirle nada, pero Ash tenía metodos bastante persuasivos para conseguir la información que necesitaba. Era cazadora y por mucho que fuera una cazadora "legal" de vez en cuando una amenaza no hacía mal a nadie si con eso conseguía lo que quería.
En este caso la información necesaria para ir a molestar un rato y ver si de paso conseguía una presa interesante, después de todo a ese tipo de actos solían acudir piratas y demás criminales y siempre estaba bien poder llevarse un caramelito con el que cobrar un poco. Le dijeron que el rodeo se llevaba a cabo por las noches y que debía esperar hasta entonces para poder asistir, le parecía lógico así que simplemente se dispuso a dar un paseo por la isla para echar un vistazo. No conocía el reino de Sakura y aunque fuera una mujer un poco bruta no significaba que no le gustase culturizarse un poco y disfrutar del turismo.
Desembarco con una sonrisa torcida en los labios donde se mantenía encendido un cigarrillo humeante del cual estaba disfrurando bastante. Debía admitir que le había cogido gusto a los puros de John, pero solo tenía gracia fumarlos cuando estaba él presente y se los podía quitar de la boca. Se acerco a uno de los tipos del puerto y se puso a preguntar donde demonios se llevaba acabo aquel rodeo, al principio no quisieron decirle nada, pero Ash tenía metodos bastante persuasivos para conseguir la información que necesitaba. Era cazadora y por mucho que fuera una cazadora "legal" de vez en cuando una amenaza no hacía mal a nadie si con eso conseguía lo que quería.
En este caso la información necesaria para ir a molestar un rato y ver si de paso conseguía una presa interesante, después de todo a ese tipo de actos solían acudir piratas y demás criminales y siempre estaba bien poder llevarse un caramelito con el que cobrar un poco. Le dijeron que el rodeo se llevaba a cabo por las noches y que debía esperar hasta entonces para poder asistir, le parecía lógico así que simplemente se dispuso a dar un paseo por la isla para echar un vistazo. No conocía el reino de Sakura y aunque fuera una mujer un poco bruta no significaba que no le gustase culturizarse un poco y disfrutar del turismo.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tenía que reconocer que su siguiente parada le hacía ilusión. ¡Conejos gigantes! Normalmente era una mujer de felinos, pero la imagen mental que tenía de esos bichos le daba ganas de llegar cuanto antes. Seguro que eran montañas de adorabilidad. ¿Qué personalidad tendrían? ¿Serían como caballos peludos y gordos o quizá como perros grandes?
Había oído hablar del rodeo a dos cazadores de recompensas en Cactus Island, antes de toparse con Dark. Había tomado nota y ahora, por fin, estaba atracando en el reino de Sakura. Por lo visto eran animales enormes, carnívoros y absolutamente feroces… o al menos eso decían los rumores. Lys estaba convencida de que exageraban, pero la idea de subirse a lomos de una de esas bestias era sumamente atractiva. ¡Que eran conejos gigantes, demonios! Sin embargo, lo otro que había oído es que debido a lo peligroso que resultaba, era un negocio clandestino. Tendría que encontrar a alguien para que le enseñara dónde se realizaba.
Acabó de asegurar su barco y bajó al puerto. Hacía frío, pero nada que no pudiera manejar. Era media tarde y a juzgar por la naturaleza del rodeo no creía que fuera a empezar hasta la noche, por lo que tenía unas horas para conseguir la información que necesitaba. Paseó por las calles de Sakura un rato, apreciando el paisaje y el momento de calma. Sin embargo, su mente todavía estaba llena de pensamientos y lo que más quería era acallarla. En cuanto divisó a una joven peliblanca a lo lejos, pensó que ella podía saber algo de lo que le interesaba. Tenía pinta de no ser de la zona y la cara de alguien a quien no le importa dar un par de hostias bien dadas cuando es necesario. La clase de persona que se subiría a un conejo gigante solo para decir que lo había hecho.
Se acercó a ella con una pequeña sonrisa en los labios y decidió ir al grano. Al fin y al cabo, estaba allí por una sola razón.
-Buenas tardes. Por casualidad no sabrías dónde puedo encontrar conejos gigantes...¿no?
Aguardó su respuesta con tranquilidad. Al fin y al cabo, la isla era famosa por esos bichos. Si no sabía nada del rodeo seguramente le señalaría a las montañas con expresión confusa o algo parecido. Pero si había acertado con ella seguramente no necesitara preguntarle a nadie más.
Había oído hablar del rodeo a dos cazadores de recompensas en Cactus Island, antes de toparse con Dark. Había tomado nota y ahora, por fin, estaba atracando en el reino de Sakura. Por lo visto eran animales enormes, carnívoros y absolutamente feroces… o al menos eso decían los rumores. Lys estaba convencida de que exageraban, pero la idea de subirse a lomos de una de esas bestias era sumamente atractiva. ¡Que eran conejos gigantes, demonios! Sin embargo, lo otro que había oído es que debido a lo peligroso que resultaba, era un negocio clandestino. Tendría que encontrar a alguien para que le enseñara dónde se realizaba.
Acabó de asegurar su barco y bajó al puerto. Hacía frío, pero nada que no pudiera manejar. Era media tarde y a juzgar por la naturaleza del rodeo no creía que fuera a empezar hasta la noche, por lo que tenía unas horas para conseguir la información que necesitaba. Paseó por las calles de Sakura un rato, apreciando el paisaje y el momento de calma. Sin embargo, su mente todavía estaba llena de pensamientos y lo que más quería era acallarla. En cuanto divisó a una joven peliblanca a lo lejos, pensó que ella podía saber algo de lo que le interesaba. Tenía pinta de no ser de la zona y la cara de alguien a quien no le importa dar un par de hostias bien dadas cuando es necesario. La clase de persona que se subiría a un conejo gigante solo para decir que lo había hecho.
Se acercó a ella con una pequeña sonrisa en los labios y decidió ir al grano. Al fin y al cabo, estaba allí por una sola razón.
-Buenas tardes. Por casualidad no sabrías dónde puedo encontrar conejos gigantes...¿no?
Aguardó su respuesta con tranquilidad. Al fin y al cabo, la isla era famosa por esos bichos. Si no sabía nada del rodeo seguramente le señalaría a las montañas con expresión confusa o algo parecido. Pero si había acertado con ella seguramente no necesitara preguntarle a nadie más.
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por alguna razón según pasaban las horas tenía más y más ganas de que empezara aquel rodeo. La idea de subirse en un bicho de esos y ver cuanto conseguía aguantar mientras no paraba de moverse y de intentar tirarla era sumamente alentadora. En su isla natal se solían hacer ese tipo de eventos pero con caballos salvajes, nunca se les había ocurrido usar animales más grandes o extraños. Tal vez si volvía en algún momento podría intentarlo con uno de esos coyotes gigantes que vivían cerca de los cañones, en la zona que limitaba con los acantilados. Ahora tenía otra loca idea que llevar a cabo y la verdad es que le había gustado mucho, desde luego sería una locura, pero Ash no era de las que se achantaban cuando algo parecía completamente peligroso y absurdo, al revés, le daban más ganas de hacerlo.
Estaba perdida en sus pensamientos pero una voz la saco de ellos y tuvo que girarse un poco para ver de donde provenía, era una mujer bastante guapa con una cabellera larga y negra que si no fuera por que el sol ya no estaba en lo más alto resplandecería bastante. Le pregunto por los conejos, no le extraño, después de todo los conejos gigantes eran la atracción turística de aquel lugar. — Depende de para que los busques exactamente, si lo que quieres es cazar alguno salvaje, no tengo ni idea de donde están, si lo que quieres es asistir al "evento" habrá que esperar unas horas más, pero puedo llevarte, me han dado unas instrucciones pero aún no fui al lugar — se encogió de hombros y dejo que la chica decidiera que era lo que quería hacer. Si le pedía las indicaciones se las daría, si prefería quedarse con ella para ir después juntas pues le propondría ir a por una copa a cualquier taberna mientras esperaban.
Sin embargo aquella mujer le parecía familiar, achino un poco los ojos para mirarla un poco mejor y casi le da un infarto cuando se dio cuenta de que era Lysbeth Ardian, pirata. Y no una pirata cualquiera, aquella mujer tenía a sus espaldas una buena recompensa, sin embargo no estaba en condiciones de ponerse a pelear con ella en aquel momento. Por mucho que fuera cazadora no era estúpida y no le apetecía palmar por darle un poco de guerra a una pirata como aquella. Además, había ido a aquella isla a relajarse y pasar un rato divertido y entretenido, es cierto que si encontraba a algún piratilla al que entregar fantástico, pero tampoco iba a dejar que le reventaran el culo por bruta.
Le vendrían bien unas mini vacaciones y quien sabe, tal vez aquella mujer y la vaquera pudieran terminar haciendo buenas migas y fuera una aliada a la hora de encontrar a otros piratas. Después de todo, no sería la primera vez que un pirata ayuda a un cazador para dar con otra presa. Ese tipo de alianzas se veían mucho más de lo que uno realmente pudiera pensar y teniendo en cuenta que los piratas suelen tener muchas mas información sobre sus congéneres no era una mala idea tener contactos entre los malhechores del mar para hacer un buen trabajo.
Estaba perdida en sus pensamientos pero una voz la saco de ellos y tuvo que girarse un poco para ver de donde provenía, era una mujer bastante guapa con una cabellera larga y negra que si no fuera por que el sol ya no estaba en lo más alto resplandecería bastante. Le pregunto por los conejos, no le extraño, después de todo los conejos gigantes eran la atracción turística de aquel lugar. — Depende de para que los busques exactamente, si lo que quieres es cazar alguno salvaje, no tengo ni idea de donde están, si lo que quieres es asistir al "evento" habrá que esperar unas horas más, pero puedo llevarte, me han dado unas instrucciones pero aún no fui al lugar — se encogió de hombros y dejo que la chica decidiera que era lo que quería hacer. Si le pedía las indicaciones se las daría, si prefería quedarse con ella para ir después juntas pues le propondría ir a por una copa a cualquier taberna mientras esperaban.
Sin embargo aquella mujer le parecía familiar, achino un poco los ojos para mirarla un poco mejor y casi le da un infarto cuando se dio cuenta de que era Lysbeth Ardian, pirata. Y no una pirata cualquiera, aquella mujer tenía a sus espaldas una buena recompensa, sin embargo no estaba en condiciones de ponerse a pelear con ella en aquel momento. Por mucho que fuera cazadora no era estúpida y no le apetecía palmar por darle un poco de guerra a una pirata como aquella. Además, había ido a aquella isla a relajarse y pasar un rato divertido y entretenido, es cierto que si encontraba a algún piratilla al que entregar fantástico, pero tampoco iba a dejar que le reventaran el culo por bruta.
Le vendrían bien unas mini vacaciones y quien sabe, tal vez aquella mujer y la vaquera pudieran terminar haciendo buenas migas y fuera una aliada a la hora de encontrar a otros piratas. Después de todo, no sería la primera vez que un pirata ayuda a un cazador para dar con otra presa. Ese tipo de alianzas se veían mucho más de lo que uno realmente pudiera pensar y teniendo en cuenta que los piratas suelen tener muchas mas información sobre sus congéneres no era una mala idea tener contactos entre los malhechores del mar para hacer un buen trabajo.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¡Bingo! No se había equivocado con la mujer, el ''evento'' del que hablaba definitivamente tenía que ser el rodeo. La sonrisa de Lys se ensanchó mientras asentía, claro que iría con ella. Si todavía quedaban algunas horas para ello no ganaba nada de irse a dar otra vuelta sola. Le propuso ir a tomar algo a alguna taberna y aceptó de buen grado, de alguna forma tenían que matar el tiempo.
Atravesaron un par de calles caminando un poquito al tun tún hasta que encontraron una taberna. Era pequeña, no muy llena y el cartel rezaba ''El conejo psicotrópico''. Buen nombre para una taberna perdida en un rincón de Sakura, suponía. Como mínimo no te daba ninguna expectativa que luego pudiera destrozar.
Entró, abriéndole la puerta a su inesperada acompañante para que pasara primero. Se sentaría en la barra, junto a ella y llamaría la atención del camarero con una pequeña sonrisa.
-Para mí una copa de tinto. Eso y lo que quiera ella, yo pago hoy.
Dejó una pequeña bolsita con berries en la barra, no le costaba nada ser educada. Además, fijo que podía apostar algo en el Rodeo y conseguir fácilmente mucho más que lo que costaban un par de copas. Una vez se las trajeran se giraría hacia la mujer. En realidad, era un misterio. Se la había encontrado por casualidad, en una calle vacía. Y aún así, había acertado y le había dicho justamente lo que quería oír. Ahora estaban compartiendo alcohol y pese a ello, todavía no conocía ni siquiera su nombre. Le tendió la mano mientras sonreía.
-Creo que no me he presentado, mi nombre es Lysbeth. ¿Y tú? Intuyo que como yo estás aquí por el… ''evento''. ¿Planeas participar?
No le molestaría enfrentarse a ella en una batalla de conejos gigantes. Su postura y su expresión le indicaban que no era alguien que achantara fácilmente y podía darle algo de interés a una competición que ya de por sí era una locura. Y Lysbeth adoraba las locuras.
Atravesaron un par de calles caminando un poquito al tun tún hasta que encontraron una taberna. Era pequeña, no muy llena y el cartel rezaba ''El conejo psicotrópico''. Buen nombre para una taberna perdida en un rincón de Sakura, suponía. Como mínimo no te daba ninguna expectativa que luego pudiera destrozar.
Entró, abriéndole la puerta a su inesperada acompañante para que pasara primero. Se sentaría en la barra, junto a ella y llamaría la atención del camarero con una pequeña sonrisa.
-Para mí una copa de tinto. Eso y lo que quiera ella, yo pago hoy.
Dejó una pequeña bolsita con berries en la barra, no le costaba nada ser educada. Además, fijo que podía apostar algo en el Rodeo y conseguir fácilmente mucho más que lo que costaban un par de copas. Una vez se las trajeran se giraría hacia la mujer. En realidad, era un misterio. Se la había encontrado por casualidad, en una calle vacía. Y aún así, había acertado y le había dicho justamente lo que quería oír. Ahora estaban compartiendo alcohol y pese a ello, todavía no conocía ni siquiera su nombre. Le tendió la mano mientras sonreía.
-Creo que no me he presentado, mi nombre es Lysbeth. ¿Y tú? Intuyo que como yo estás aquí por el… ''evento''. ¿Planeas participar?
No le molestaría enfrentarse a ella en una batalla de conejos gigantes. Su postura y su expresión le indicaban que no era alguien que achantara fácilmente y podía darle algo de interés a una competición que ya de por sí era una locura. Y Lysbeth adoraba las locuras.
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Parecía que la mujer estaba de acuerdo en acompañarla a tomar algo antes de que diera comienzo el espectáculo. Llegaron a un sitio con un nombre de lo mas apropiado, por decir algo. Parecía que era el sitio de moda o algo parecido, estaba bastante lleno y tenía un ambiente bastante animado. Seguramente también se debía a que aquella noche se llevaría acabo aquel rodeo. La vaquera no se quejaba en realidad, cuanta más gente mejor, sería mas divertido el participar. Mientras se acercaban a la barra la vaquera le echaba un vistazo a los que las rodeaban, tenía buena vista para juzgar a la gente y se notaba quien iba a participar y quien estaba allí simplemente por tomarse algo y luego irse a casita.
Se quito el sombrero y lo dejo sobre la barra mientras hablaba la morena. — Para mi un Whisky doble, solo — en el momento en que el tipo de la barra se alejo para preparar los pedidos de ambas mujeres Ash se giro un poco en el taburete para mirarla. Escucho atentamente su presentación y las palabras que la siguieron — me llamo Ash, vengo a participar digamos, me entere de casualidad de esto y me hizo gracia, digamos que son unas vacaciones y tu ¿por que te interesa participar? — siendo una pirata conocida como era no sabía muy bien que interés podría llevarla hasta el rodeo. Aunque bueno, si lo hacía por mera diversión y entretenimiento como lo estaba haciendo ella no tenía nada que reprocharle.
Después de todo, de vez en cuando, era bueno dar una vuelta y hacer cosas a las que uno no esta acostumbrado. En esta ocasión sería probar su resistencia a lomos de un conejito gigante que no pararía de moverse y saltar para tirar a quien fuera que estuviese montado sobre su lomo. La idea le parecía de lo mas entretenida ahora que se imaginaba sobre el conejo, era incluso curiosa. Un suspiro tenue salio de sus labios mientras tomaba el vaso de whisky y lo acercaba a su boca para darle un trago largo. No había nada en el mundo que disfrutara más nuestra vaquera que tomarse un buen whisky y fumarse un cigarro. Aunque últimamente le estaba cogiendo gusto a los puros de cierto agente del cp.
Se quito el sombrero y lo dejo sobre la barra mientras hablaba la morena. — Para mi un Whisky doble, solo — en el momento en que el tipo de la barra se alejo para preparar los pedidos de ambas mujeres Ash se giro un poco en el taburete para mirarla. Escucho atentamente su presentación y las palabras que la siguieron — me llamo Ash, vengo a participar digamos, me entere de casualidad de esto y me hizo gracia, digamos que son unas vacaciones y tu ¿por que te interesa participar? — siendo una pirata conocida como era no sabía muy bien que interés podría llevarla hasta el rodeo. Aunque bueno, si lo hacía por mera diversión y entretenimiento como lo estaba haciendo ella no tenía nada que reprocharle.
Después de todo, de vez en cuando, era bueno dar una vuelta y hacer cosas a las que uno no esta acostumbrado. En esta ocasión sería probar su resistencia a lomos de un conejito gigante que no pararía de moverse y saltar para tirar a quien fuera que estuviese montado sobre su lomo. La idea le parecía de lo mas entretenida ahora que se imaginaba sobre el conejo, era incluso curiosa. Un suspiro tenue salio de sus labios mientras tomaba el vaso de whisky y lo acercaba a su boca para darle un trago largo. No había nada en el mundo que disfrutara más nuestra vaquera que tomarse un buen whisky y fumarse un cigarro. Aunque últimamente le estaba cogiendo gusto a los puros de cierto agente del cp.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los ojos de la pirata relucieron mientras respondía.
-¡Un rodeo de conejos gigantes!-dijo en un susurro exaltado.- Es una oportunidad única y en cuanto oí hablar del tema quise venir a echar un vistazo.
Llegaron las bebidas, junto con una sonrisa y el número del camarero junto a la cuenta ya pagada. Lys se rió entre dientes y lo deslizó hasta su improvisada compañía. Quizá le apeteciera hacer algo al respecto, ella por el momento se contentaba con esperar a que empezara el rodeo. Nunca había participado en algo semejante, pero no parecía un mal momento para empezar. Además, siempre le habían gustado los animales y el baile. Eso era esto, al fin y al cabo. Un baile en el que el conejo marcaba el compás y ella trataba de seguirle el ritmo. ¿No?
-Aunque, si te soy sincera, tenía que pasar por aquí de todos modos. Y no suele haber mucho que hacer en las islas de Invierno, con contadas excepciones claro, por lo que es… un alivio, tener algo así de interesante.
Dio otro trago a la copa de vino y se dio cuenta de que alrededor de ambas comenzaba a formarse un pequeño y silencioso revuelo. Alguna gente en la taberna estaba cogiendo sus cosas y yéndose por una puerta al fondo del lugar. Uno tras otro, sin prisa pero sin pausa. Como gotas cayendo hasta llenar el vaso. Sonrió antes de acabarse la copa de golpe.
-Bueno, parece que es hora de empezar. ¿Vienes, decías?
Le tendió una mano para ayudarle a levantarse de la silla con una sonrisa, antes de dejar unos berries de propina en la barra y enfilar hacia la misteriosa puerta. Había un hombre esperando a entrar, pero se apartó para dejarles pasar. Buena elección. Detrás de la madera había un estrecho pasillo y unas escaleras que se hundían en la tierra. Inesperado. La luz fallaba, así que mientras bajaban hizo aparecer una pequeña llamita en la palma de su mano, suficiente para que vieran dónde pisaban.
Poco a poco, mientras descendían, un rugido lejano se hacía más y más fuerte. Pronto pudieron identificarlo y solo había una palabra para describirlo: muchedumbre. Y emocionada, además. Gente gritando y animando a… algo. Por lo visto, si no había empezado, tenía que estar a punto.
Las escaleras terminaron en un túnel de piedra, ya bien iluminado. Hizo desaparecer la llama y miró a su alrededor. Había dos opciones: izquierda y derecha. En la primera podía verse una taquilla al fondo, mientras que el otro giraba en seguida. Miró a su compañera con una sonrisa y las manos en las caderas. Qué ilusión tan tonta.
-Bueno, parece que hemos llegado al lugar correcto. Qué me dices, ¿miramos o nos apuntamos directamente?
-¡Un rodeo de conejos gigantes!-dijo en un susurro exaltado.- Es una oportunidad única y en cuanto oí hablar del tema quise venir a echar un vistazo.
Llegaron las bebidas, junto con una sonrisa y el número del camarero junto a la cuenta ya pagada. Lys se rió entre dientes y lo deslizó hasta su improvisada compañía. Quizá le apeteciera hacer algo al respecto, ella por el momento se contentaba con esperar a que empezara el rodeo. Nunca había participado en algo semejante, pero no parecía un mal momento para empezar. Además, siempre le habían gustado los animales y el baile. Eso era esto, al fin y al cabo. Un baile en el que el conejo marcaba el compás y ella trataba de seguirle el ritmo. ¿No?
-Aunque, si te soy sincera, tenía que pasar por aquí de todos modos. Y no suele haber mucho que hacer en las islas de Invierno, con contadas excepciones claro, por lo que es… un alivio, tener algo así de interesante.
Dio otro trago a la copa de vino y se dio cuenta de que alrededor de ambas comenzaba a formarse un pequeño y silencioso revuelo. Alguna gente en la taberna estaba cogiendo sus cosas y yéndose por una puerta al fondo del lugar. Uno tras otro, sin prisa pero sin pausa. Como gotas cayendo hasta llenar el vaso. Sonrió antes de acabarse la copa de golpe.
-Bueno, parece que es hora de empezar. ¿Vienes, decías?
Le tendió una mano para ayudarle a levantarse de la silla con una sonrisa, antes de dejar unos berries de propina en la barra y enfilar hacia la misteriosa puerta. Había un hombre esperando a entrar, pero se apartó para dejarles pasar. Buena elección. Detrás de la madera había un estrecho pasillo y unas escaleras que se hundían en la tierra. Inesperado. La luz fallaba, así que mientras bajaban hizo aparecer una pequeña llamita en la palma de su mano, suficiente para que vieran dónde pisaban.
Poco a poco, mientras descendían, un rugido lejano se hacía más y más fuerte. Pronto pudieron identificarlo y solo había una palabra para describirlo: muchedumbre. Y emocionada, además. Gente gritando y animando a… algo. Por lo visto, si no había empezado, tenía que estar a punto.
Las escaleras terminaron en un túnel de piedra, ya bien iluminado. Hizo desaparecer la llama y miró a su alrededor. Había dos opciones: izquierda y derecha. En la primera podía verse una taquilla al fondo, mientras que el otro giraba en seguida. Miró a su compañera con una sonrisa y las manos en las caderas. Qué ilusión tan tonta.
-Bueno, parece que hemos llegado al lugar correcto. Qué me dices, ¿miramos o nos apuntamos directamente?
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Podía entender perfectamente la emoción de la morena, un rodeo de conejos gigantes no era algo que se viera o se viviera todos los días. Debían aprovechar la oportunidad y por eso estaban allí las dos, para pasar un rato entretenido y alocado intentando domar a unas bestias enormes que a primera vista debían parecer mansas pero que al parecer eran una completa locura. Ash se bebió el whisky de dos tragos, era normal en ella, incluso de un solo tirón así que no le afectó en lo más mínimo lo que había bebido. Podría beberse una botella entera y que no le hiciera el menor efecto, después de todo tenía una resistencia al alcohol admirable, si eso es bueno o malo, lo dejo a criterio de los demás.
Cuando el barullo comenzó no pudo evitar fijarse en la cantidad de gente que venía preparada para participar en el rodeo. Sonriendo asintió ante la pregunta de la chica y se levanto con su ayuda del taburete. Siguieron al gentío hasta que llegaron al lugar donde se llevaría a cabo el tan esperado rodeo. Un brillo intenso adornó sus ojos rojo sangre mientras sonreía. Se ajusto el sombrero mientras chiflaba viendo la cantidad de gente y lo animados que estaban. Desde luego aquello iba a ser todo un acontecimiento de lo más entretenido y divertido. La pregunta de Lysbeth la hizo sonreír con cierta picardia — no se tu morena, pero yo he venido aquí a competir — después dejo salir una risotada y se encamino hacía el lugar donde debía ir para apuntar su nombre en la lista.
Dudaba mucho que saliera la primera, parecía que de entre los que habían entado antes que ellas habían varios participantes así que podrían verlos actuar antes de entrar en acción. Se encendió un cigarro y dejo salir una bocanada de aire mientras apuntaba su nombre y firmaba un papelito para poder participar. Evidentemente no se hacían responsables de si te rompías algo y todo ese rollo burocrático que tenían que tener listo por si sucedía una desgracia. Por su parte le importaba más bien poco, el dolor era completamente subjetivo para ella. Había recibido tantas palizas y tantos golpes que uno más no iba a hacer la diferencia, no para ella que estaba tan acostumbrada a sentir dolor y a soportarlo.
Unos cinto minutos después de que se apuntara anunciarían al primer participante. Un tipo llamado Jhonny o algo parecido, parecía bastante enclenque pero se agarraba al conejo que daba gusto. Sin embargo un salto del animal hizo que el chiquillo saliera disparado y que la vaquera no pudiera evitar reírse un poco. Había salido un despegue interesante y se imaginaba que el resto de participantes iban a correr la misma suerte, puede que incluso ella acabase volando por los aires, pero oye, esa era la parte divertida ¿Verdad?
Cuando el barullo comenzó no pudo evitar fijarse en la cantidad de gente que venía preparada para participar en el rodeo. Sonriendo asintió ante la pregunta de la chica y se levanto con su ayuda del taburete. Siguieron al gentío hasta que llegaron al lugar donde se llevaría a cabo el tan esperado rodeo. Un brillo intenso adornó sus ojos rojo sangre mientras sonreía. Se ajusto el sombrero mientras chiflaba viendo la cantidad de gente y lo animados que estaban. Desde luego aquello iba a ser todo un acontecimiento de lo más entretenido y divertido. La pregunta de Lysbeth la hizo sonreír con cierta picardia — no se tu morena, pero yo he venido aquí a competir — después dejo salir una risotada y se encamino hacía el lugar donde debía ir para apuntar su nombre en la lista.
Dudaba mucho que saliera la primera, parecía que de entre los que habían entado antes que ellas habían varios participantes así que podrían verlos actuar antes de entrar en acción. Se encendió un cigarro y dejo salir una bocanada de aire mientras apuntaba su nombre y firmaba un papelito para poder participar. Evidentemente no se hacían responsables de si te rompías algo y todo ese rollo burocrático que tenían que tener listo por si sucedía una desgracia. Por su parte le importaba más bien poco, el dolor era completamente subjetivo para ella. Había recibido tantas palizas y tantos golpes que uno más no iba a hacer la diferencia, no para ella que estaba tan acostumbrada a sentir dolor y a soportarlo.
Unos cinto minutos después de que se apuntara anunciarían al primer participante. Un tipo llamado Jhonny o algo parecido, parecía bastante enclenque pero se agarraba al conejo que daba gusto. Sin embargo un salto del animal hizo que el chiquillo saliera disparado y que la vaquera no pudiera evitar reírse un poco. Había salido un despegue interesante y se imaginaba que el resto de participantes iban a correr la misma suerte, puede que incluso ella acabase volando por los aires, pero oye, esa era la parte divertida ¿Verdad?
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Se rió entre dientes, encantada. Por supuesto que habían ido allí a competir, aunque en realidad el premio le traía sin cuidado. Lo importante era el rodeo. Siguió los pasos de la vaquera y se apuntó detrás, firmando con elegancia mientras leía el papel por encima. Oh, ¿no se hacían responsables de nada? Vaya, casi le estaban pidiendo por favor que causase algo de caos. Estaba bien saber que tenía las espaldas cubiertas si decidía hacer algo diferente para divertirse.
No eran las primeras, ni mucho menos. Siguió a Ashlyn y en seguida entraron en la zona del rodeo. Una enorme pista circular de arena rodeada de un par de gradas, aunque la mayoría de la gente se agolpaba contra las vallas de madera para gritar y animar a los participantes. Todo el mundo estaba emocionado y Lys no podía dejar de sonreír. Dio un pequeño salto y se quedó a unos centímetros en el aire para poder ver por encima del mar de cabezas que tenía delante. ¡Los conejos! Eran blancos, enormes y estaban enfadados. Demonios. No sabía cómo se los había imaginado, pero sabía que eran mejores de lo que esperaba. De hecho, no quería esperar.
El primer chico que salió subido al conejo era un tirillas. Un joven esmirriado que se agarraba con tesón al bicho que tenía debajo, pero no duró demasiado antes de salir volando por los aires. Se dio contra uno de los bancos y dos vaqueros bastante amables le pusieron en pie entre risotadas. Qué bonita camadarería. Ella también quería probar.
-Qué me dices, ¿probamos suerte ya?
Sí, claro, se suponía que tenían que esperar a que les llamaran… o podían colarse en la pista y aumentar la dificultad subiéndose al conejo por su cuenta. Aguardaría su respuesta y si aceptaba, tiraría una de las maderas de la valla de una patada y se colaría por ahí agarrándole de la mano para que le siguiera. Si no, lo haría ella sola.
En el ruedo había tres conejos en ese momento, dos de ellos con jinetes. Se dirigió con una sonrisa al que acababa de tirar a Jhony y esperó a que le embistiera para saltar y agarrarse a una de sus orejas. Un limpio giro y ya estaba sentada en la grupa.
Y entonces empezó a saltar.
No eran las primeras, ni mucho menos. Siguió a Ashlyn y en seguida entraron en la zona del rodeo. Una enorme pista circular de arena rodeada de un par de gradas, aunque la mayoría de la gente se agolpaba contra las vallas de madera para gritar y animar a los participantes. Todo el mundo estaba emocionado y Lys no podía dejar de sonreír. Dio un pequeño salto y se quedó a unos centímetros en el aire para poder ver por encima del mar de cabezas que tenía delante. ¡Los conejos! Eran blancos, enormes y estaban enfadados. Demonios. No sabía cómo se los había imaginado, pero sabía que eran mejores de lo que esperaba. De hecho, no quería esperar.
El primer chico que salió subido al conejo era un tirillas. Un joven esmirriado que se agarraba con tesón al bicho que tenía debajo, pero no duró demasiado antes de salir volando por los aires. Se dio contra uno de los bancos y dos vaqueros bastante amables le pusieron en pie entre risotadas. Qué bonita camadarería. Ella también quería probar.
-Qué me dices, ¿probamos suerte ya?
Sí, claro, se suponía que tenían que esperar a que les llamaran… o podían colarse en la pista y aumentar la dificultad subiéndose al conejo por su cuenta. Aguardaría su respuesta y si aceptaba, tiraría una de las maderas de la valla de una patada y se colaría por ahí agarrándole de la mano para que le siguiera. Si no, lo haría ella sola.
En el ruedo había tres conejos en ese momento, dos de ellos con jinetes. Se dirigió con una sonrisa al que acababa de tirar a Jhony y esperó a que le embistiera para saltar y agarrarse a una de sus orejas. Un limpio giro y ya estaba sentada en la grupa.
Y entonces empezó a saltar.
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Bueno, según el reglamento no estaba prohibido saltar al ruedo en el momento en que uno quisiera competir así que siguió a la pirata al interior del lugar donde se llevaba a cabo la monta de los conejos y con una mirada hizo que uno de los vaqueros bajara para dejarle a ella el puesto. No tardó mucho en subir y mientras ellas se disponían a domar a aquellos animales otros tapaban el agujero que la morena había dejado. No era buena idea que los conejos se largasen por allí, podrían causar un verdadero desastre si salían sin control por la ciudad.
Se aferró con las piernas al animal y con las manos tomó las riendas o lo que fuera que usaban para intentar domesticarlos y dio comienzo el show en el momento en que golpeo al animal con el tacón de su bota. Los saltos eran inmensos, al mismo tiempo intentaba tirarla moviéndose hacía los lados e incluso en mas de una ocasión aquel bicho intento darle un cabezazo. Los gritos y los vítores no tardaron en hacerse presentes mientras las dos mujeres a lomos de los conejos conseguían atraer todas las miradas de los asistentes al evento.
Normalmente no aguantaban mucho sobre aquellos monstruos peludos, pero las mujeres estaban demostrando ser unas verdaderas amazonas. Había dos cronómetros, uno para cada mujer esperando ver cual de las dos aguantaba más tiempo sobre el animal. Ninguna de las dos parecía querer ceder y siendo sinceras las dos se lo estaban pasando de maravilla dando brincos por el lugar sobre aquellas bestias. Ash no pensaba bajar por su propia voluntad, si ese animal quería deshacerse de ella tendría que currárselo un poco mas y conseguir tirarla o hacerla volar por los aires con uno de sus saltos.
— ¡Yiiiihaaa! vamos bichejo, ¿esto es lo mejor que sabes hacer? — aquellas vacaciones realmente estaban mereciendo la pena. ¿Porque demonios no había hecho eso antes? Definitivamente tenía que tomarse unos días libres más a menudo, en algo tenía que gastar los millones que tenía después de cazar tanto pirata ¿no?
Se aferró con las piernas al animal y con las manos tomó las riendas o lo que fuera que usaban para intentar domesticarlos y dio comienzo el show en el momento en que golpeo al animal con el tacón de su bota. Los saltos eran inmensos, al mismo tiempo intentaba tirarla moviéndose hacía los lados e incluso en mas de una ocasión aquel bicho intento darle un cabezazo. Los gritos y los vítores no tardaron en hacerse presentes mientras las dos mujeres a lomos de los conejos conseguían atraer todas las miradas de los asistentes al evento.
Normalmente no aguantaban mucho sobre aquellos monstruos peludos, pero las mujeres estaban demostrando ser unas verdaderas amazonas. Había dos cronómetros, uno para cada mujer esperando ver cual de las dos aguantaba más tiempo sobre el animal. Ninguna de las dos parecía querer ceder y siendo sinceras las dos se lo estaban pasando de maravilla dando brincos por el lugar sobre aquellas bestias. Ash no pensaba bajar por su propia voluntad, si ese animal quería deshacerse de ella tendría que currárselo un poco mas y conseguir tirarla o hacerla volar por los aires con uno de sus saltos.
— ¡Yiiiihaaa! vamos bichejo, ¿esto es lo mejor que sabes hacer? — aquellas vacaciones realmente estaban mereciendo la pena. ¿Porque demonios no había hecho eso antes? Definitivamente tenía que tomarse unos días libres más a menudo, en algo tenía que gastar los millones que tenía después de cazar tanto pirata ¿no?
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
De acuerdo, definitivamente no era una sensación como nada que hubiera probado nunca. El conejo saltaba arriba y abajo, pero es que se alzaba al menos tres o cuatro metros en el aire tranquilamente. Parecía mentira que las vallas que había alrededor del campo pudieran contenerlos, pero entre salto y salto se dio cuenta de que no se acercaba a ellas siquiera y supuso que les tendrían domados… hasta cierto punto, porque quieto no paraba.
Miró a su alrededor y se le dibujó una enorme sonrisa en la cara al ver a Ashlyn montada en otro conejo igual de grande, saltando también. Había un par de personas más cabalgando a esos bichos cuando se habían unido, pero ahora solo quedaban ellas dos. Bajo ellas, en las gradas, la gente las animaba entre gritos y podía ver dos cronómetros aguardando a que una de ellas decidiera ceder. Sin embargo, empezaba a olerse que eso no iba a suceder de ninguna manera.
Aún así, tenía que encontrar la forma de hacerse con el control del bicho. Tenía los muslos apretados con fuerza de acero y no había movimiento que fuera a tirarla, estaba convencida. Pero el conejo iba a dónde y cómo quería y eso simplemente no era aceptable. Agarró dos mechones de pelo y se echó hacia delante, intentando dirigirlo. Inútil. Chasqueó la lengua, un tanto decepcionada. No es que le gustaran las espuelas de metal, no quería hacerle daño, pero era de tontos no admitir que algo por el estilo en realidad le iría de perlas. Por el rabillo del ojo vio un relámpago negro y sonrió. Aguardó a que el conejo estuviera en la posición adecuada y se inclinó hacia un lado, aumentando la fuerza que hacía con las piernas para no salir disparada. Agarró al vuelo la fusta de un pobre desprevenido y ya estaba lista para pasar al siguiente nivel. Un par de fustazos y algún que otro tirón más y pronto el conejo pareció atender más a lo que hacía. Su sonrisa se ensanchó y de una maniobra parecida, le lanzó otra fusta a la vaquera, mientras le señalaba el pasillo:
-¿Necesitas el dinero de las apuestas o te apetece llevártelos a un paseo de verdad?
Bueno, en realidad era una pregunta un poco estúpida. Habían ganado de calle, no había discusión posible. Y a quién no estuviera de acuerdo estaba convencida de que podían hacerle cambiar de idea. De todas formas, una pequeña recompensa no le atraía tanto como cabalgar al conejo por las praderas nevadas que había visto a lo lejos mientras se dirigía al lugar. Un par de fustazos más y, guiado por ella, el bicho dio un salto enorme y atravesó la valla, adentrándose en el pasillo en dirección a la salida.
Miró a su alrededor y se le dibujó una enorme sonrisa en la cara al ver a Ashlyn montada en otro conejo igual de grande, saltando también. Había un par de personas más cabalgando a esos bichos cuando se habían unido, pero ahora solo quedaban ellas dos. Bajo ellas, en las gradas, la gente las animaba entre gritos y podía ver dos cronómetros aguardando a que una de ellas decidiera ceder. Sin embargo, empezaba a olerse que eso no iba a suceder de ninguna manera.
Aún así, tenía que encontrar la forma de hacerse con el control del bicho. Tenía los muslos apretados con fuerza de acero y no había movimiento que fuera a tirarla, estaba convencida. Pero el conejo iba a dónde y cómo quería y eso simplemente no era aceptable. Agarró dos mechones de pelo y se echó hacia delante, intentando dirigirlo. Inútil. Chasqueó la lengua, un tanto decepcionada. No es que le gustaran las espuelas de metal, no quería hacerle daño, pero era de tontos no admitir que algo por el estilo en realidad le iría de perlas. Por el rabillo del ojo vio un relámpago negro y sonrió. Aguardó a que el conejo estuviera en la posición adecuada y se inclinó hacia un lado, aumentando la fuerza que hacía con las piernas para no salir disparada. Agarró al vuelo la fusta de un pobre desprevenido y ya estaba lista para pasar al siguiente nivel. Un par de fustazos y algún que otro tirón más y pronto el conejo pareció atender más a lo que hacía. Su sonrisa se ensanchó y de una maniobra parecida, le lanzó otra fusta a la vaquera, mientras le señalaba el pasillo:
-¿Necesitas el dinero de las apuestas o te apetece llevártelos a un paseo de verdad?
Bueno, en realidad era una pregunta un poco estúpida. Habían ganado de calle, no había discusión posible. Y a quién no estuviera de acuerdo estaba convencida de que podían hacerle cambiar de idea. De todas formas, una pequeña recompensa no le atraía tanto como cabalgar al conejo por las praderas nevadas que había visto a lo lejos mientras se dirigía al lugar. Un par de fustazos más y, guiado por ella, el bicho dio un salto enorme y atravesó la valla, adentrándose en el pasillo en dirección a la salida.
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Se lo estaba pasando de lujo, hacía tiempo que no sentía esa adrenalina recorriéndole el cuerpo entero y realmente estaba disfrutando como una niña chica con un juguete nuevo. Aunque siendo sinceros Ash no tenía ni la menor idea de como se podía sentir un niño así, por lo que simplemente lo usamos como una frase hecha. Agarro la fusta que su compañera le entregaba y entonces le pego un fustazo al animal que rápidamente entendió que en aquel momento era la vaquera quien mandaba. Por un momento dejo de brincar como loco y ese fue el momento en que Ash aprovecho para colocarse el sombrero y el chaleco.
— Vamos a dar un paseito con ellos — un golpe con los talones y un tirón de pelo fue suficiente para que el bicho siguiera al de su compañera. Desde luego un paseo a lomos de aquellos conejos gigantes por las nevadas praderas de Sakura era mucho más interesante que cualquier otra cosa que pudieran hacer en ese rodeo. El dinero no era problema para ella y las apuestas no le darían tanto como lo que valía la cabeza de un pirata por ejemplo. — ¡Luego os los devolvemos! — tras ese grito las dos se perdieron de la vista de todos los allí presentes, que veían incredulos como aquellas dos mujeres no solamente habían conseguido aguantar más que cualquier otro vaquero, si no que encima habían "domado" a sus conejos.
— ¿Te hace una carrera Ardian? — le dedico una sonrisa ládina algo pilla mientras le pegaba un golpecillo con la fusta al conejo y este empezaba a saltar más rápido y con algo más de fuerza llegando más lejos de lo que hacía momentos antes. — La primera que llegue al árbol grande del fondo gana — señalo el árbol con la fusta mientras seguía a lomos de aquel animal y dejaba que corriera o saltase lo más rápido que pudiera. Después tendrían que devolverlos, tampoco quería que tuvieran que capturar a dos bichos nuevos para el próximo rodeo, aunque seguramente tendrían que hacerlo teniendo en cuenta que aquellos dos estaban más o menos domesticados.
Desde luego domar conejos gigantes resultaba ser mucho más interesante y gratificante que domar a simples caballos. Tendría que volver de vez en cuando para jugar con esos bichos, ahora que lo había probado se preguntaba qué otros animales podría domar. Tal vez algún animal gigante de Little Garden o algo parecido, pero por el momento se conformaría con el conejo que siendo sinceros no era moco de pavo. Tras recibir la respuesta de su compañera se concentraría en llegar al árbol grande antes que ella, aquello iba a ser divertido simplemente por la experiencia.
— Vamos a dar un paseito con ellos — un golpe con los talones y un tirón de pelo fue suficiente para que el bicho siguiera al de su compañera. Desde luego un paseo a lomos de aquellos conejos gigantes por las nevadas praderas de Sakura era mucho más interesante que cualquier otra cosa que pudieran hacer en ese rodeo. El dinero no era problema para ella y las apuestas no le darían tanto como lo que valía la cabeza de un pirata por ejemplo. — ¡Luego os los devolvemos! — tras ese grito las dos se perdieron de la vista de todos los allí presentes, que veían incredulos como aquellas dos mujeres no solamente habían conseguido aguantar más que cualquier otro vaquero, si no que encima habían "domado" a sus conejos.
— ¿Te hace una carrera Ardian? — le dedico una sonrisa ládina algo pilla mientras le pegaba un golpecillo con la fusta al conejo y este empezaba a saltar más rápido y con algo más de fuerza llegando más lejos de lo que hacía momentos antes. — La primera que llegue al árbol grande del fondo gana — señalo el árbol con la fusta mientras seguía a lomos de aquel animal y dejaba que corriera o saltase lo más rápido que pudiera. Después tendrían que devolverlos, tampoco quería que tuvieran que capturar a dos bichos nuevos para el próximo rodeo, aunque seguramente tendrían que hacerlo teniendo en cuenta que aquellos dos estaban más o menos domesticados.
Desde luego domar conejos gigantes resultaba ser mucho más interesante y gratificante que domar a simples caballos. Tendría que volver de vez en cuando para jugar con esos bichos, ahora que lo había probado se preguntaba qué otros animales podría domar. Tal vez algún animal gigante de Little Garden o algo parecido, pero por el momento se conformaría con el conejo que siendo sinceros no era moco de pavo. Tras recibir la respuesta de su compañera se concentraría en llegar al árbol grande antes que ella, aquello iba a ser divertido simplemente por la experiencia.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Había pillado la fusta al vuelo y en menos de lo que se tarda en contarlo estaban saliendo del lugar. La gente a su alrededor parecía entre fascinada y aterrorizada, pero desde luego ninguno parecía tener intención de pararlas. Posiblemente fuera lo más sensato, en realidad. Todavía no tenía muy claro cómo había logrado convencer al bicho de que le hiciera caso, quizá simplemente quisiera salir de allí. ¿Quién no necesitaba algo de aire fresco de vez en cuando?
Salieron a fuera y el aire fresco les dio en la cara con fuerza. ¡Qué gusto! Había nieve por todas partes e iban dejando huellas a cada salto. Una completa maravilla, tanto ellas como los conejos lo estaban disfrutando de lo lindo. De repente, la vaquera le retó a una carrera. Sonriendo, aceptó de cabeza. Por supuesto que sí. El árbol del fondo era el objetivo y al principio ambas fueron terriblemente igualadas. Salto a salto, se iban acercando más y más. Ya quedaba poco y parecía que la cosa iba a quedar en empate. No iba a dejar que sucediera. Ensanchando su sonrisa, se puso de pie sobre el conejo y dio un enorme salto en el aire, transformándose y pasando a forma completa. Aleteó con fuerza y tocó el tronco de la meta dos segundos antes de que los conejos llegaran allí. Por desgracia, ahora el suyo no tenía conductora y decidió que lo mejor que podía hacer en ese momento era seguir hacia delante, dándole con la cola a Lys en el proceso.
El golpe le aplastó contra el tronco, pero cuando llegó al suelo se estaba riendo. Demonios, sí que tenía fuerza el bicho, mañana iba a tener agujetas en todo el torso. No se lo reprochaba, de todas formas. Se puso en pie y se quitó la nieve de encima mientras veía a su conejo seguir saltando a lo lejos.
-Debería recuperarlo y devolverlo, pero se le ve tan feliz que lo cierto es que no sé qué hacer.
Se giró hacia la vaquera, todavía invicta en su conejo y le dedicó una pequeña reverencia.
-Por lo visto he ganado la carrera y perdido el rodeo, yo diría que eso nos deja empatadas. ¿Se te ocurre alguna manera de zanjar esto, Blake? Porque ahora mismo tengo que admitir que no le diría que no a otra copa.
En verdad sabía que un par de copas más y acabaría bastante mal, pero le apetecía perder un poco el control. Todavía estaba llena de la adrenalina de la carrera y quería hacer algo con toda esa energía. No sabía el qué, pero pensaba averiguarlo.
Salieron a fuera y el aire fresco les dio en la cara con fuerza. ¡Qué gusto! Había nieve por todas partes e iban dejando huellas a cada salto. Una completa maravilla, tanto ellas como los conejos lo estaban disfrutando de lo lindo. De repente, la vaquera le retó a una carrera. Sonriendo, aceptó de cabeza. Por supuesto que sí. El árbol del fondo era el objetivo y al principio ambas fueron terriblemente igualadas. Salto a salto, se iban acercando más y más. Ya quedaba poco y parecía que la cosa iba a quedar en empate. No iba a dejar que sucediera. Ensanchando su sonrisa, se puso de pie sobre el conejo y dio un enorme salto en el aire, transformándose y pasando a forma completa. Aleteó con fuerza y tocó el tronco de la meta dos segundos antes de que los conejos llegaran allí. Por desgracia, ahora el suyo no tenía conductora y decidió que lo mejor que podía hacer en ese momento era seguir hacia delante, dándole con la cola a Lys en el proceso.
El golpe le aplastó contra el tronco, pero cuando llegó al suelo se estaba riendo. Demonios, sí que tenía fuerza el bicho, mañana iba a tener agujetas en todo el torso. No se lo reprochaba, de todas formas. Se puso en pie y se quitó la nieve de encima mientras veía a su conejo seguir saltando a lo lejos.
-Debería recuperarlo y devolverlo, pero se le ve tan feliz que lo cierto es que no sé qué hacer.
Se giró hacia la vaquera, todavía invicta en su conejo y le dedicó una pequeña reverencia.
-Por lo visto he ganado la carrera y perdido el rodeo, yo diría que eso nos deja empatadas. ¿Se te ocurre alguna manera de zanjar esto, Blake? Porque ahora mismo tengo que admitir que no le diría que no a otra copa.
En verdad sabía que un par de copas más y acabaría bastante mal, pero le apetecía perder un poco el control. Todavía estaba llena de la adrenalina de la carrera y quería hacer algo con toda esa energía. No sabía el qué, pero pensaba averiguarlo.
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La carrera había sido de lo más interesante, aunque Lysbeth había hecho un poco de trampas ya que ella había llegado al árbol sin el conejo, se lo dejaría pasar por que se lo estaban pasando de maravilla. Se acerco con el conejo un poquito a la pirata para ver si seguía con vida después de semejante golpetazo y de que el conejo la espachurrase contra el tronco. Ash se rió a carcajadas al comprobar que seguía con vida y acepto que quedasen en empate, después de todo, ¿por que no? era un buen final. Ella ganaba la carrera y Ash el rodeo. La idea de devolver los conejos tampoco era grata para ella, pero oye, si no lo hacían podían meterse en un verdadero lío.
Suspiro levemente y asintió ante el tema de quedar empate y además de tomarse unas copas tras tanta fiesta. — Me parece bien, así podemos alegar que los conejos se escaparon después de lanzarnos por los aires ¿te parece bien? — después de eso simplemente bajo del conejo y dejo que los dos bichos salieran por patas. Para ella el frío no era un problema así que bueno, no le importaba caminar un poco por la nieve hasta llegar a la taberna más cercana. No podían estar demasiado lejos, aunque los conejos saltaban como demonios estaba claro que ellas tampoco se habían alejado demasiado y que si seguían los boquetes que dejaron los conejos en la nieve llegarían pronto al bar.
— Espero que no quieras hacer una competencia bebiendo, por que aguanto el alcohol como una campeona — nunca se imagino que se llevaría así de bien con una pirata, sobre todo teniendo en cuenta que se dedica a cazarlos aunque bueno ¿que más daba? de vez en cuando uno podía pasar un rato divertido con alguien. Lo bueno de ser cazador es que normalmente tú elijes a quien cazas y no tienes por que depender de que nadie te obligue o te pida expresamente cazar a alguien y si lo hacían siempre podías negarte. La libertad era algo que no estaba dispuesta a jugarse por nada, Ash la había conseguido a su manera y era algo que disfrutaba mucho.
Tras caminar un rato por la nieve llegaron gasta el bar nuevamente, tras entrar se sentaron en una mesa, esta vez la barra quedaba descartada si lo que querían era beber hasta no poder más. Ash pidió una botella de Whisky y dejo que la morena pidiera lo que quisiera aunque imaginaba que querría una botella de vino ya que antes la había visto pedir una copa. Descorcharía la botella y esperaría a brindar con la morena para comenzar a beber como dos descosidas. ¿Quién aguantaría más? eso daba igual en realidad, solo importaba la fiesta que se estaban pegando a costa del juego del rodeo de conejos.
Suspiro levemente y asintió ante el tema de quedar empate y además de tomarse unas copas tras tanta fiesta. — Me parece bien, así podemos alegar que los conejos se escaparon después de lanzarnos por los aires ¿te parece bien? — después de eso simplemente bajo del conejo y dejo que los dos bichos salieran por patas. Para ella el frío no era un problema así que bueno, no le importaba caminar un poco por la nieve hasta llegar a la taberna más cercana. No podían estar demasiado lejos, aunque los conejos saltaban como demonios estaba claro que ellas tampoco se habían alejado demasiado y que si seguían los boquetes que dejaron los conejos en la nieve llegarían pronto al bar.
— Espero que no quieras hacer una competencia bebiendo, por que aguanto el alcohol como una campeona — nunca se imagino que se llevaría así de bien con una pirata, sobre todo teniendo en cuenta que se dedica a cazarlos aunque bueno ¿que más daba? de vez en cuando uno podía pasar un rato divertido con alguien. Lo bueno de ser cazador es que normalmente tú elijes a quien cazas y no tienes por que depender de que nadie te obligue o te pida expresamente cazar a alguien y si lo hacían siempre podías negarte. La libertad era algo que no estaba dispuesta a jugarse por nada, Ash la había conseguido a su manera y era algo que disfrutaba mucho.
Tras caminar un rato por la nieve llegaron gasta el bar nuevamente, tras entrar se sentaron en una mesa, esta vez la barra quedaba descartada si lo que querían era beber hasta no poder más. Ash pidió una botella de Whisky y dejo que la morena pidiera lo que quisiera aunque imaginaba que querría una botella de vino ya que antes la había visto pedir una copa. Descorcharía la botella y esperaría a brindar con la morena para comenzar a beber como dos descosidas. ¿Quién aguantaría más? eso daba igual en realidad, solo importaba la fiesta que se estaban pegando a costa del juego del rodeo de conejos.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Me parece maravilloso.
Contemplaron cómo el segundo conejo se alejaba también saltando en la nieve. Lo cierto es que teniendo en cuenta las circunstancias del rodeo, por más divertido que hubiera sido se alegraba de haber liberado a dos de los bichos. Eran enormes y claramente disfrutaban de saltar grandes distancias. Estar confinados en un, para sus estándares, círculo enano, no podía haber sido sano. Este final le gustaba mucho más.
Sonrió de oreja a oreja al escuchar la indirecta de la chica. ¿Una competición de beber? No gracias, no tenía intención de acabar desmayada en alguna esquina.
-Lo cierto es que ahí mi categoría es peso pluma. La parte buena es que salgo barata, con un par de copas ya soy feliz toda la noche. Si quieres hacer la equivalencia, podrías ir a botella por cada una de mis copas y probablemente así iríamos al mismo ritmo.
Y tan barata que salía. Gratis en realidad, la mayor parte de las veces. De acuerdo, todas. Si no robaba el alcohol, no le costaba nada convencer a quien fuera que estuviera en el bar o taberna de invitarle a un trago. Repetidas veces. Bueno, para algo tenía sus poderes e iba a aprovecharlos, lógicamente.
Regresaron al bar, tampoco es que hubiera otros cerca. En verdad era un sitio extraño. El camarero pareció algo sorprendido de verlas entrar por la puerta y no por las escaleras que llevaban al sitio del rodeo, pero en cuanto le pidieron dos botellas se encogió de hombros y se apresuró a llevárselas a una mesa.
-Paga el caballero.-Comentó Lys, guiñándole un ojo a un hombre de traje que estaba sentado a la barra. Ni siquiera las había mirado, pero tan pronto se encontró con la sonrisa del súcubo asintió con ganas. Una vez hubo desembolsado los berries, apagó su encanto y dejó que siguiera a lo suyo. Descorchó su botella y brindó con su improvisada compañera antes de dar el primer trago. No era el mejor vino que había probado, pero poco le importaba. Estaba rico y de momento no necesitaba nada más.
-Y dime… ¿Ash? ¿Qué haces tú por este lugar perdido de la mano de dios?
La última palabra se sintió extraña en su boca. No era más que una expresión, pero al decirla se dio cuenta de que llevaba una temporada sin pronuncias… términos del estilo. Dio otro trago para sofocar una risita. La de costumbres que una coge.
-Yo tenía que pasar por aquí sí o sí, quería completar La Ruta del Rey. Bueno, todavía quiero. Aunque empiezo a pensar que nunca llegaré al final, tantas islas y tanta historia para que al final el viaje no me distraiga como pensaba. ¡Bah!
Contemplaron cómo el segundo conejo se alejaba también saltando en la nieve. Lo cierto es que teniendo en cuenta las circunstancias del rodeo, por más divertido que hubiera sido se alegraba de haber liberado a dos de los bichos. Eran enormes y claramente disfrutaban de saltar grandes distancias. Estar confinados en un, para sus estándares, círculo enano, no podía haber sido sano. Este final le gustaba mucho más.
Sonrió de oreja a oreja al escuchar la indirecta de la chica. ¿Una competición de beber? No gracias, no tenía intención de acabar desmayada en alguna esquina.
-Lo cierto es que ahí mi categoría es peso pluma. La parte buena es que salgo barata, con un par de copas ya soy feliz toda la noche. Si quieres hacer la equivalencia, podrías ir a botella por cada una de mis copas y probablemente así iríamos al mismo ritmo.
Y tan barata que salía. Gratis en realidad, la mayor parte de las veces. De acuerdo, todas. Si no robaba el alcohol, no le costaba nada convencer a quien fuera que estuviera en el bar o taberna de invitarle a un trago. Repetidas veces. Bueno, para algo tenía sus poderes e iba a aprovecharlos, lógicamente.
Regresaron al bar, tampoco es que hubiera otros cerca. En verdad era un sitio extraño. El camarero pareció algo sorprendido de verlas entrar por la puerta y no por las escaleras que llevaban al sitio del rodeo, pero en cuanto le pidieron dos botellas se encogió de hombros y se apresuró a llevárselas a una mesa.
-Paga el caballero.-Comentó Lys, guiñándole un ojo a un hombre de traje que estaba sentado a la barra. Ni siquiera las había mirado, pero tan pronto se encontró con la sonrisa del súcubo asintió con ganas. Una vez hubo desembolsado los berries, apagó su encanto y dejó que siguiera a lo suyo. Descorchó su botella y brindó con su improvisada compañera antes de dar el primer trago. No era el mejor vino que había probado, pero poco le importaba. Estaba rico y de momento no necesitaba nada más.
-Y dime… ¿Ash? ¿Qué haces tú por este lugar perdido de la mano de dios?
La última palabra se sintió extraña en su boca. No era más que una expresión, pero al decirla se dio cuenta de que llevaba una temporada sin pronuncias… términos del estilo. Dio otro trago para sofocar una risita. La de costumbres que una coge.
-Yo tenía que pasar por aquí sí o sí, quería completar La Ruta del Rey. Bueno, todavía quiero. Aunque empiezo a pensar que nunca llegaré al final, tantas islas y tanta historia para que al final el viaje no me distraiga como pensaba. ¡Bah!
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras el brindis con la morena le pego un largo trago a su botella de whisky, no había otra cosa que le gustara más a la vaquera que sentir aquel delicioso ardor quemar su garganta mientras el alcohol bajaba y aunque aquel no es que tuviera una calidad maravillosa era suficiente para poder disfrutarlo. Saco de su chaqueta una cajetilla de cigarros y se llevo uno a la boca, le ofreció uno a Lysbeth. Después sacaría su mechero y encendería su cigarro y el de ella si es que había aceptado la invitación, si no simplemente encendería el suyo y guardaría el tabaco y el mechero en el mismo bolsillo de siempre.
Dio una buena calada y después dejo salir el humo por un lateral de la boca para no molestarla, no era agradable que le echaran a uno el humazo a la cara si no eran fumadores. — Bueno, digamos que me tome un descanso y vine a ver como de divertido era montar un conejo gigante, en mi isla lo normal es domar caballos, no mega conejos mutantes — dejo salir una risa mientras volvía a llevarse la botella a la boca para dar otro trago. No, Ash no era muy femenina que digamos, más bien era un poco hombreton, en ocasiones incluso más hombre que muchos y eso era algo que le gustaba desde que era una mocosa, aprendió a sobrevivir de esa forma.
— Buscaba un poco de diversión y acción, no es que no tenga de eso en mi trabajo, de hecho en ocasiones creo que hasta me sobra, pero bueno, es un tipo diferente de acción — dejo la botella sobre la mesa y retomo el cigarrillo. Atraían muchas miradas, era normal, dos mujeres hermosas en una sola mesa y aunque tenían ciertas similitudes también eran como el día y la noche. Una poseía una hermosa melena negra como la noche, la otra poseía un tono blanco puro como la nieve en sus cabellos. La morena tenía unos ojos dorados, brillantes, como dos faros que alumbran en la noche más oscura y la vaquera tenía los ojos rojo sangre, anunciando un peligro oculto.
Era lógico que ambas llamaran la atención de los allí presentes, aunque estaban más atentas a la charla que mantenían que a cualquier otra cosa que pudiera suceder a su alrededor. No sabía lo que estaría ocurriendo en el rodeo, no sabía si alguien había batido su récord, aunque lo dudaba bastante. Tan solo esperaba que las dos se hubieran largado de allí antes de que volvieran del rodeo y les pidieran explicaciones por la perdida de los conejos que se habían fugado. No le interesaba tener que dar explicaciones y tampoco el enemistarse con aquella gente. Aunque una cosa estaba clara, había sido jodidamente divertido y no le importaría volver a montar a una cosa de esas en otro momento de su vida.
Dio una buena calada y después dejo salir el humo por un lateral de la boca para no molestarla, no era agradable que le echaran a uno el humazo a la cara si no eran fumadores. — Bueno, digamos que me tome un descanso y vine a ver como de divertido era montar un conejo gigante, en mi isla lo normal es domar caballos, no mega conejos mutantes — dejo salir una risa mientras volvía a llevarse la botella a la boca para dar otro trago. No, Ash no era muy femenina que digamos, más bien era un poco hombreton, en ocasiones incluso más hombre que muchos y eso era algo que le gustaba desde que era una mocosa, aprendió a sobrevivir de esa forma.
— Buscaba un poco de diversión y acción, no es que no tenga de eso en mi trabajo, de hecho en ocasiones creo que hasta me sobra, pero bueno, es un tipo diferente de acción — dejo la botella sobre la mesa y retomo el cigarrillo. Atraían muchas miradas, era normal, dos mujeres hermosas en una sola mesa y aunque tenían ciertas similitudes también eran como el día y la noche. Una poseía una hermosa melena negra como la noche, la otra poseía un tono blanco puro como la nieve en sus cabellos. La morena tenía unos ojos dorados, brillantes, como dos faros que alumbran en la noche más oscura y la vaquera tenía los ojos rojo sangre, anunciando un peligro oculto.
Era lógico que ambas llamaran la atención de los allí presentes, aunque estaban más atentas a la charla que mantenían que a cualquier otra cosa que pudiera suceder a su alrededor. No sabía lo que estaría ocurriendo en el rodeo, no sabía si alguien había batido su récord, aunque lo dudaba bastante. Tan solo esperaba que las dos se hubieran largado de allí antes de que volvieran del rodeo y les pidieran explicaciones por la perdida de los conejos que se habían fugado. No le interesaba tener que dar explicaciones y tampoco el enemistarse con aquella gente. Aunque una cosa estaba clara, había sido jodidamente divertido y no le importaría volver a montar a una cosa de esas en otro momento de su vida.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-Creo que en ninguna isla es normal montar conejos gigantes.- Comentó mientras le daba otro trago a la botella.- Pero si te soy sincera, me alegro mucho de que esta isla no sea normal.
-¿Y de que trabajas entonces? Hay muchas profesiones que encajan en esa descripción, pero si te soy sincera no te veo como prostituta de alto standing. – Se lo dijo con sinceridad, antes de darse cuenta de que el comentario podía tomarse de forma no muy amable. Se apresuró a aclararse, ya que no pretendía ofenderla, más bien todo lo contrario. Consideraba la prostitución exactamente tal y como la descripción de Ash: un trabajo arriesgado que traía diversión y mucha acción. – No me malinterpretes, eres preciosa y dudo que te faltaran clientes. Lo que dudo es que te apeteciera aguantarlos, lo que en realidad también dice muchas cosas buenas de ti.
No iba a juzgarla, al fin y al cabo si se tratara de ella tampoco tendría paciencia para cosas así. En realidad, contrario a lo que se pudiera pensar, los líos de una noche no eran lo suyo. ¿Para qué estar con alguien de quien te vas a deshacer por la mañana, quizá incluso ya al terminar? ¿Dónde estaba la gracia, es que la gente no sabía masturbarse bien? Dejó de pensar un momento para centrarse en la botella. ¿En qué momento se había zampado la mitad? Ay, esto iba a acabar mal. Supo que en cuanto se levantara de la mesa el mundo empezaría a girar. Ante algo así, solo una decisión tenía sentido: continuar sentada y aprovechar el tiempo, así que se puso cómoda y dio otro largo trago.
Iba a proponerle a Ash ir a buscar luego un riachuelo o algo al que tirarse para prevenir la resaca que se veía venir cuando algo entró en su campo de visión. Una mole enorme y peluda que en seguida se reveló como un hombre con una sonrisa tan bien puesta que daban ganas de quitársela de una buena bofetada.
-Buenas noches, señoritas. ¿Me conceden el placer de invitarlas a una copa?
¿De dónde había salido el fulano este? Debía de ser la única persona en todo el bar que hablaba con esa pomposidad. En lugar de responder, le guiñó un ojo a Ash y chasqueó los dedos, haciendo que el hombre de repente sintiera un deseo enorme por las dos copas que llevaba en la mano. No tenía muy claro qué iba a hacer al respecto el hombre, pero sí sabía que estaba deseosa de contemplarlo.
-¿Y de que trabajas entonces? Hay muchas profesiones que encajan en esa descripción, pero si te soy sincera no te veo como prostituta de alto standing. – Se lo dijo con sinceridad, antes de darse cuenta de que el comentario podía tomarse de forma no muy amable. Se apresuró a aclararse, ya que no pretendía ofenderla, más bien todo lo contrario. Consideraba la prostitución exactamente tal y como la descripción de Ash: un trabajo arriesgado que traía diversión y mucha acción. – No me malinterpretes, eres preciosa y dudo que te faltaran clientes. Lo que dudo es que te apeteciera aguantarlos, lo que en realidad también dice muchas cosas buenas de ti.
No iba a juzgarla, al fin y al cabo si se tratara de ella tampoco tendría paciencia para cosas así. En realidad, contrario a lo que se pudiera pensar, los líos de una noche no eran lo suyo. ¿Para qué estar con alguien de quien te vas a deshacer por la mañana, quizá incluso ya al terminar? ¿Dónde estaba la gracia, es que la gente no sabía masturbarse bien? Dejó de pensar un momento para centrarse en la botella. ¿En qué momento se había zampado la mitad? Ay, esto iba a acabar mal. Supo que en cuanto se levantara de la mesa el mundo empezaría a girar. Ante algo así, solo una decisión tenía sentido: continuar sentada y aprovechar el tiempo, así que se puso cómoda y dio otro largo trago.
Iba a proponerle a Ash ir a buscar luego un riachuelo o algo al que tirarse para prevenir la resaca que se veía venir cuando algo entró en su campo de visión. Una mole enorme y peluda que en seguida se reveló como un hombre con una sonrisa tan bien puesta que daban ganas de quitársela de una buena bofetada.
-Buenas noches, señoritas. ¿Me conceden el placer de invitarlas a una copa?
¿De dónde había salido el fulano este? Debía de ser la única persona en todo el bar que hablaba con esa pomposidad. En lugar de responder, le guiñó un ojo a Ash y chasqueó los dedos, haciendo que el hombre de repente sintiera un deseo enorme por las dos copas que llevaba en la mano. No tenía muy claro qué iba a hacer al respecto el hombre, pero sí sabía que estaba deseosa de contemplarlo.
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Siendo sinceros la chica le caía bien y tampoco quería decirle que era cazadora por si la cosa terminaba mal. Después de todo ella era pirata y no una pirata cualquiera y se lo estaba pasando bien así que no tenía ganas de pelearse con nadie ahora mismo. Pero la idea de que fuera prostituta de lujo o algo parecido la hizo arquear una ceja, primero algo incredula y después no pudo hacer otra cosa más que estallar en carcajadas. Si que le gustaba el sexo y ella se tiraba a todo lo que quería y más, pero no, no era prostituta aunque la idea realmente le había hecho mucha gracia, sobretodo ver como intentaba excusar la frsae.
— No te preocupes, no me ha ofendido en absoluto jajaja, no soy prostituta aunque hombres no me faltan, pero mi trabajo esta un poco en contra del tuyo, no quisiera fastidiar la noche hablando de eso la verdad así que ¿lo dejamos así mejor? es mi forma de lograr una especie de alianza de no agresión mutua — levanto las manos dejando la botella por un momento sobre la mesa. Después simplemente volvió a tomarla y a dar un largo trago. Para Ash una botella no era suficiente para emborracharla, puede que incluso dos no le hicieran ni cosquillas, pero le gustaba beber y no dejaría de hacerlo.
Miro de reojo a aquel hombre mientras bebía una vez más de la botella y entonces ante el guiño de Lysbeth la albina sonrió de medio lado y espero a ver que sucedía. El hombre miro entonces con irrefrenable deseo a las copas que tenía entre las manos y tras llevarse una por encima de la cabeza se la dejo caer encima mientras suspiraba como si le estuvieran manoseando o algo peor. Después llevo su boca a la copa que le quedaba, pero en vez de beberla como todo el mundo, le metió la lengua y comenzó a darle un buen beso francés.
La mujer no pudo hacer otra cosa más que reír nuevamente mientras que el tipo parecía disfrutarlo realmente — me parece que esta muy necesitado el pobrecito — la gente de aquella taberna no tardo demasiado en mirar lo que hacía aquel grandullón y achacaron su comportamiento a que estaba borracho como una cuba. Uno de los camareros se acerco con intención de alejar al hombre para que no molestara a las dos señoritas. Realmente era divertido verlo prácticamente manteniendo una apasionada y candente relación con dos copas de licor. Era asombroso ver como la gente era capaz de perder la cabeza sintiendo deseo, aunque así es como ella había conseguido engatusar a Velkan y a John así que bueno, no tenía quejas.
— No te preocupes, no me ha ofendido en absoluto jajaja, no soy prostituta aunque hombres no me faltan, pero mi trabajo esta un poco en contra del tuyo, no quisiera fastidiar la noche hablando de eso la verdad así que ¿lo dejamos así mejor? es mi forma de lograr una especie de alianza de no agresión mutua — levanto las manos dejando la botella por un momento sobre la mesa. Después simplemente volvió a tomarla y a dar un largo trago. Para Ash una botella no era suficiente para emborracharla, puede que incluso dos no le hicieran ni cosquillas, pero le gustaba beber y no dejaría de hacerlo.
Miro de reojo a aquel hombre mientras bebía una vez más de la botella y entonces ante el guiño de Lysbeth la albina sonrió de medio lado y espero a ver que sucedía. El hombre miro entonces con irrefrenable deseo a las copas que tenía entre las manos y tras llevarse una por encima de la cabeza se la dejo caer encima mientras suspiraba como si le estuvieran manoseando o algo peor. Después llevo su boca a la copa que le quedaba, pero en vez de beberla como todo el mundo, le metió la lengua y comenzó a darle un buen beso francés.
La mujer no pudo hacer otra cosa más que reír nuevamente mientras que el tipo parecía disfrutarlo realmente — me parece que esta muy necesitado el pobrecito — la gente de aquella taberna no tardo demasiado en mirar lo que hacía aquel grandullón y achacaron su comportamiento a que estaba borracho como una cuba. Uno de los camareros se acerco con intención de alejar al hombre para que no molestara a las dos señoritas. Realmente era divertido verlo prácticamente manteniendo una apasionada y candente relación con dos copas de licor. Era asombroso ver como la gente era capaz de perder la cabeza sintiendo deseo, aunque así es como ella había conseguido engatusar a Velkan y a John así que bueno, no tenía quejas.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lysbeth se rió entre dientes al escuchar su respuesta. En realidad había varias posibilidades que encajarían con esa descripción, pero le costaba imaginar a esta chica en la marina. No, definitivamente era una cazadora. No solo eso, si no que había sido lo bastante lista como para reconocerla y decidir que no era una presa viable. Lo entendía, había sido ella quien le había abordado, pero se alegraba de que hubiese decidido no buscar pelea. La opción del rodeo de conejos había sido muchísimo más divertida, sin ninguna duda. Y la bebida de celebración por sus respectivas victorias tampoco estaba yendo nada mal.
-Me parece adecuado. Aunque te digo esto; si alguna vez te encuentras con alguien que haya sido muy malo y necesitas un par extra de manos, no te cortes en avisarme.
Al fin y al cabo, nunca era mala idea aliarse con una cazadora. Había gente cruel por el mundo adelante, gente que merecían estar entre rejas y contribuir aunque fuera en pequeña medida a que eso sucediera no le disgustaba. Y si a cambio le invitaba a algo con el dinero de la recompensa, mejor que mejor. Por otro lado, si por casualidad acababa tras los pasos de alguno de sus conocidos había más posibilidades de que aceptase su palabra y les dejase ir. Era una situación en la que ganaban las dos. De hecho, si se paraba a pensarlo, lo extraño era que no tuviese más conocidos en Impel Down. Oh, demonios. Igual los tenía y no los recordaba. Gruñó para sí misma y dio otro trago. Ya poco le quedaba a la botella, lo que a todas luces no podía ser una buena noticia.
Meterse con el chico le animó un poco. Empezó a darle un beso francés a la copa de forma bastante gráfica y se rió al verle. Pronto toda la taberna le estaba mirando pero a él, encantado como estaba con su copa, no le importaba nada. Sin embargo, en el momento en el que echó mano a la hebilla de su cinturón canceló sus poderes de golpe. Venga hombre, nadie quería ver eso. El pobre se puso muy colorado de repente y en cuestión de segundos salió corriendo por la puerta… seguido del camarero, que le reclamaba el dinero que aún no había pagado. Lys volvió a reírse mientras se giraba hacia su improvisada compañera.
-Puede que mi fruta tenga muchos usos, pero lo cierto es que confundir a la gente es de mis favoritos.
No mentía. Los rollos de una noche no eran lo suyo y cuando los quería, no necesitaba utilizar su fruta. Era hermosa ya antes de tenerla, estaba segura. Y aunque esos poderes eran útiles en combate, también podían asestar golpes bajos y sucios, por lo que prefería reservárselos para contrincantes que de verdad se lo merecieran.
-¿Quieres probar? Señala alguien y a algo, u a otro alguien; yo haré que surja la magia.
Se terminó la botella con una sonrisa algo bobalicona pintada en el rostro. ¿Qué podía salir mal?
-Me parece adecuado. Aunque te digo esto; si alguna vez te encuentras con alguien que haya sido muy malo y necesitas un par extra de manos, no te cortes en avisarme.
Al fin y al cabo, nunca era mala idea aliarse con una cazadora. Había gente cruel por el mundo adelante, gente que merecían estar entre rejas y contribuir aunque fuera en pequeña medida a que eso sucediera no le disgustaba. Y si a cambio le invitaba a algo con el dinero de la recompensa, mejor que mejor. Por otro lado, si por casualidad acababa tras los pasos de alguno de sus conocidos había más posibilidades de que aceptase su palabra y les dejase ir. Era una situación en la que ganaban las dos. De hecho, si se paraba a pensarlo, lo extraño era que no tuviese más conocidos en Impel Down. Oh, demonios. Igual los tenía y no los recordaba. Gruñó para sí misma y dio otro trago. Ya poco le quedaba a la botella, lo que a todas luces no podía ser una buena noticia.
Meterse con el chico le animó un poco. Empezó a darle un beso francés a la copa de forma bastante gráfica y se rió al verle. Pronto toda la taberna le estaba mirando pero a él, encantado como estaba con su copa, no le importaba nada. Sin embargo, en el momento en el que echó mano a la hebilla de su cinturón canceló sus poderes de golpe. Venga hombre, nadie quería ver eso. El pobre se puso muy colorado de repente y en cuestión de segundos salió corriendo por la puerta… seguido del camarero, que le reclamaba el dinero que aún no había pagado. Lys volvió a reírse mientras se giraba hacia su improvisada compañera.
-Puede que mi fruta tenga muchos usos, pero lo cierto es que confundir a la gente es de mis favoritos.
No mentía. Los rollos de una noche no eran lo suyo y cuando los quería, no necesitaba utilizar su fruta. Era hermosa ya antes de tenerla, estaba segura. Y aunque esos poderes eran útiles en combate, también podían asestar golpes bajos y sucios, por lo que prefería reservárselos para contrincantes que de verdad se lo merecieran.
-¿Quieres probar? Señala alguien y a algo, u a otro alguien; yo haré que surja la magia.
Se terminó la botella con una sonrisa algo bobalicona pintada en el rostro. ¿Qué podía salir mal?
Ashlyn Blake
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Vale vale, aquel muchachote se estaba animando demasiado, se alegro en el momento en que pareció que reaccionaba y colorado como un tomate maduro salia pitando del local mientras ella se reía viendo el espectáculo. Definitivamente había sido de lo más divertido, aquella mujer le caía bien, bastante bien la verdad y la idea de contar con alguien de su talento y su poder a la hora de atrapar a otros piratas no se le hacía desagradable. A veces un compañero resultaba determinante a la hora de atrapar o dejar escapar a alguien asín que asintió a la idea mientras se terminaba la botella de whisky.
— Perfecto, tenemos un trato entonces — miro a su alrededor buscando a las próximas victimas de su compañera y vio como una chiquilla miraba al camarero que volvía después de haber salido corriendo tras el amante de las copas. Sonriendo con cierta malicia la señalo y luego al camarero, se notaba que al menos la chiquilla sentía algo por aquel muchacho, o que al menos le atraía físicamente hablando así que ¿por que no darle el capricho? Para Ash el sexo era solo eso, sexo, un divertimento pasajero que disfrutaba mucho, las cosas como son, es alguien muy activo y al que le gusta jugar y si ahora podía ayudar a que la chica pasara un buen rato adelante.
Dejo que Lysbeth hiciera su magia y en cuanto sintieron aquel poder sobre sus personas ella se acerco a él y en cuanto el camarero se giro la tomo en brazos y prácticamente la empotro contra una de las paredes comiéndole la boca con desesperación. — Woow, definitivamente entre esos dos había mucha tensión sexual no resuelta — sin embargo en el momento en que salió el tabernero de la cocina y vio aquel espectáculo estallo en cólera. Al parecer la chiquilla era su hija y le había prohibido que tuviera cualquiera cosa con su empleado por que quería que encontrara un mejor partido.
El pobre camarero no era suficiente para el padre pero aquello se había convertido en un buen culebrón — joder, me faltan las palomitas, esto es jodidamente divertido, haz algo con el padre, que deje a esos dos disfrutar — dejo salir una risilla, ese señor definitivamente necesitaba desfogar un poco y dejar a la juventud ser libre. Esos dos mientras parecían pegados con pegamento, era casi imposible separarlos mientras que los allí presentes no sabían del todo bien lo que estaba sucediendo y tampoco estaban seguros de querer adivinarlo. Algunos se marcharon incómodos con la situación y otros decidieron quedarse a cotillear.
— Perfecto, tenemos un trato entonces — miro a su alrededor buscando a las próximas victimas de su compañera y vio como una chiquilla miraba al camarero que volvía después de haber salido corriendo tras el amante de las copas. Sonriendo con cierta malicia la señalo y luego al camarero, se notaba que al menos la chiquilla sentía algo por aquel muchacho, o que al menos le atraía físicamente hablando así que ¿por que no darle el capricho? Para Ash el sexo era solo eso, sexo, un divertimento pasajero que disfrutaba mucho, las cosas como son, es alguien muy activo y al que le gusta jugar y si ahora podía ayudar a que la chica pasara un buen rato adelante.
Dejo que Lysbeth hiciera su magia y en cuanto sintieron aquel poder sobre sus personas ella se acerco a él y en cuanto el camarero se giro la tomo en brazos y prácticamente la empotro contra una de las paredes comiéndole la boca con desesperación. — Woow, definitivamente entre esos dos había mucha tensión sexual no resuelta — sin embargo en el momento en que salió el tabernero de la cocina y vio aquel espectáculo estallo en cólera. Al parecer la chiquilla era su hija y le había prohibido que tuviera cualquiera cosa con su empleado por que quería que encontrara un mejor partido.
El pobre camarero no era suficiente para el padre pero aquello se había convertido en un buen culebrón — joder, me faltan las palomitas, esto es jodidamente divertido, haz algo con el padre, que deje a esos dos disfrutar — dejo salir una risilla, ese señor definitivamente necesitaba desfogar un poco y dejar a la juventud ser libre. Esos dos mientras parecían pegados con pegamento, era casi imposible separarlos mientras que los allí presentes no sabían del todo bien lo que estaba sucediendo y tampoco estaban seguros de querer adivinarlo. Algunos se marcharon incómodos con la situación y otros decidieron quedarse a cotillear.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No pudo evitar asentir con quizá demasiada emoción al ver a quién escogía la chica como víctimas. Lys también había visto las miraditas que le dirigía la chiquilla al camarero y lo cierto es que solo le faltaba suspirar como en una novela romántica para terminar de encajar en el estereotipo de jovencita enamorada. Podía notar su deseo desde la otra punta de la taberna, aunque… tampoco la culpaba. El camarero era mono, al fin y al cabo. Pero… oh ho ho, ¿qué era esto? El camarero también sentía algo de deseo por la chiquilla, aunque por algún motivo estaba intentando reprimirlo y evitaba sus miradas. Sonriendo maliciosamente, le tiró un beso e hizo que todo ese pudor se fuera por la ventana.
Oh wow, debían de llevar planeando eso mucho tiempo, en menos de nada ya estaba contra la pared y le estaba devorando. Se echó a reír al ver lo mucho que disfrutaban, pero de repente llegó algo con lo que ninguna de las chicas había contado. O alguien, más bien. El tabernero se había puesto rojo como un tomate, pero de ira, y se había apresurado a separarlos. Por lo visto no aprobaba la unión.
-Oh, pobrecito, solo necesita a alguien para él.
Pito pito, gorgorito… paseó los ojos por la taberna con una sonrisa bobalicona en el rostro. Oh sí, era perfecto. El papi molesto, emparejado con un enorme y orondo señor pelirrojo. Parecía estar enfrascado en contar alguna historia extraña, pero se detuvo a medio alzar su jarra de cerveza y se giró hacia el tabernero como si le viera por primera vez. Este por su parte dejó en paz al camarero y la chiquilla, que volvieron a comerse los morros inmediatamente, y se lanzó en brazos de su recién estrenado amante.
Era un espectáculo dantesco. Ambos estaban tan gordos que besarse era complicado, pero tenía que admitir que le estaban poniendo muchísimas ganas. Diablos, habían tirado dos mesas en el proceso. Espera, ¿le estaba desabrochando los pantalones? Ella no lo había escalado tanto… curiosa, activó su mantra y dos segundos después empezó a reírse incontrolablemente.
-¡El pelirrojo está enamorado del tabernero! Por la intensidad de esto debe de llevar años guardándose sus sentimientos… oh pobrecito, espero que disfrute.
Y bueno, desde luego lo hacía. El problema era que estaba empezando a convertirse en un espectáculo no muy apto para menores de edad. Por suerte la chiquilla y el camarero habían desaparecido en la trastienda, porque no estaba segura de que quisiera ver ese lado de su padre.
De repente, uno de los hombres que se habían quedado mirando todo el espectáculo se levantó y apuntó a Lys con el dedo:
-¡Es una bruja! ¡Rodolfo solo me había confesado lo que sentía por Paco a mí, EN CONFIANZA! ¡ES UNA BRUJA, ESTO ES COSA SUYA!- Y sin cortarse ni un pelo, le tiró una jarra de cerveza a la cabeza.
Ups. Se agachó para evitar el cristal y se rió por lo bajo mientras miraba a Ashlyn.
-Algo me dice que es hora de que me largue. Si me buscas, estaré en el tejado.
No se molestó en cortar a ninguno de los tortolitos. Algo en el fondo de Paco se estaba removiendo y creía que lo mejor era que eso siguiera su curso. Cuando se fuera de la isla el efecto pasaría, de todas formas. Pasó a su forma completa y subió al tejado de la posada, donde se tumbó a la bartola. No sabía en qué momento había anochecido, pero las estrellas estaban especialmente bonitas esa noche.
Oh wow, debían de llevar planeando eso mucho tiempo, en menos de nada ya estaba contra la pared y le estaba devorando. Se echó a reír al ver lo mucho que disfrutaban, pero de repente llegó algo con lo que ninguna de las chicas había contado. O alguien, más bien. El tabernero se había puesto rojo como un tomate, pero de ira, y se había apresurado a separarlos. Por lo visto no aprobaba la unión.
-Oh, pobrecito, solo necesita a alguien para él.
Pito pito, gorgorito… paseó los ojos por la taberna con una sonrisa bobalicona en el rostro. Oh sí, era perfecto. El papi molesto, emparejado con un enorme y orondo señor pelirrojo. Parecía estar enfrascado en contar alguna historia extraña, pero se detuvo a medio alzar su jarra de cerveza y se giró hacia el tabernero como si le viera por primera vez. Este por su parte dejó en paz al camarero y la chiquilla, que volvieron a comerse los morros inmediatamente, y se lanzó en brazos de su recién estrenado amante.
Era un espectáculo dantesco. Ambos estaban tan gordos que besarse era complicado, pero tenía que admitir que le estaban poniendo muchísimas ganas. Diablos, habían tirado dos mesas en el proceso. Espera, ¿le estaba desabrochando los pantalones? Ella no lo había escalado tanto… curiosa, activó su mantra y dos segundos después empezó a reírse incontrolablemente.
-¡El pelirrojo está enamorado del tabernero! Por la intensidad de esto debe de llevar años guardándose sus sentimientos… oh pobrecito, espero que disfrute.
Y bueno, desde luego lo hacía. El problema era que estaba empezando a convertirse en un espectáculo no muy apto para menores de edad. Por suerte la chiquilla y el camarero habían desaparecido en la trastienda, porque no estaba segura de que quisiera ver ese lado de su padre.
De repente, uno de los hombres que se habían quedado mirando todo el espectáculo se levantó y apuntó a Lys con el dedo:
-¡Es una bruja! ¡Rodolfo solo me había confesado lo que sentía por Paco a mí, EN CONFIANZA! ¡ES UNA BRUJA, ESTO ES COSA SUYA!- Y sin cortarse ni un pelo, le tiró una jarra de cerveza a la cabeza.
Ups. Se agachó para evitar el cristal y se rió por lo bajo mientras miraba a Ashlyn.
-Algo me dice que es hora de que me largue. Si me buscas, estaré en el tejado.
No se molestó en cortar a ninguno de los tortolitos. Algo en el fondo de Paco se estaba removiendo y creía que lo mejor era que eso siguiera su curso. Cuando se fuera de la isla el efecto pasaría, de todas formas. Pasó a su forma completa y subió al tejado de la posada, donde se tumbó a la bartola. No sabía en qué momento había anochecido, pero las estrellas estaban especialmente bonitas esa noche.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.