Galhard
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Akuma no mi
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Dark Dome siempre fue un lugar curioso, ya no por sus peculiares gentes y su extraño ambiente... Aquel lugar era sin duda las delicias de cualquier persona que abrazase el progreso y mirase hacia el futuro. El conjunto de ciudades pese a su gran potencial y atractivo para cualquier facción había, hasta la fecha permanecido ajenas a cualquier gobierno que no fuese el propio. Convirtiendo el lugar en una facción independiente que constituía una golosina para cualquier potencia, quizás por la propia tecnología del sitio o una buena gestión de defensa Dark Dome pudo mantenerse ajena a antiguos intentos de conquista, pero algo estaba claro: Gran parte de los objetos que habían revolucionado el día a día de las gentes del mundo y del ámbito militar habían visto sus primeros días en esta ciudad.
En uno de los laboratorios de más alto nivel tecnológico un grupo de investigadores trabajaban en el desarrollo de un nuevo modelo más pulido de tecnología, tras varios intentos fallidos y prototipos que no acababan cumpliendo las altas expectativas de sus creadores. El coste total del proyecto tras años de prueba y error era difícil de contabilizar y ponía sobre la mesa el hecho de que, gran parte de los proyectos y financiaciones de aquellos proyectos no debían ser dinero limpio. Quizás después de todo aquella independencia que había mostrado hasta los recientes días Dark Dome se debía a una suerte de conveniencia entre todos los poderes mientras que la isla se lucraba de tratos con las potencias, aquello y la idea de la perdida de objetos tecnológicos ante la imposibilidad de un monopolio de todo lo que la isla podía ofrecer debía haber sido su forma de disuadir cualquier conquista.
Volviendo al centro de desarrollo, el grupo de investigadores y artesanos parecía que habían acabado su trabajo y mientras que se retiraban sus mascarillas protectoras y dejaban sus herramientas de soldadura uno de ellos exclamó.
-Este...Este es el décimo intento después del anterior prototipo, hasta ahora no habíamos podido estabilizar la dimensión de bolsillo sin que colapsase después de añadir más de un doceavo objeto- Comentó uno de ellos mientras se retiraba el sudor de su rostro con una pequeña gasa.
-Más vale que esta vez sea la vencida, hemos gastado más allá del presupuesto disponible para ello y si esto no resulta ni pasa a ser un objeto que despierte el interés de los inversores podemos dar por acabada la vida de nuestro taller.- Dijo un segundo mientras peinaba su frondoso bigote.
-Dorcas, ten un poco de fe, nuestros últimos análisis demuestran que estos materiales si pueden trabajar en sintonía con las microparticulas, cuando los metales se enfríen haremos un bautizo de fuego.- Espetó un tercero que continuó hablando -Hemos llevado hasta el extremo nuestros conocimientos para crear esta preciosidad, si los datos y las simulaciones están en lo correcto, el prototipo 1.11. será capaz de almacenar dieciséis objetos... Esto nos hará ser famosos y ricos ¡Supondrá una revolución completa! Los gobiernos de todas las islas, los marines... Hasta los revolucionarios pagarán una fortuna por tener objetos como este.- Remató completamente emocionado el tercer hombre.
-Por ello es que creo que estamos jugando con fuego- Volvió a comentar Dorcas, el hombre del bigote. -Este objeto puede ser nuestra salvación sí, pero también nuestra ruina, el mundo es cruel y el robo de tecnología está a la orden del día... No seríamos los primeros en ser traicionados por un gobierno y perder nuestros desarrollo en lo que se creía que iba a ser un intercambio justo, debemos encontrar gente de confianza a quien venderlo y sobretodo ahora que solo contamos con este prototipo comprobar que sí funcione y encontrar un nuevo inversor que nos facilite la posibilidad de recrearlo... No vendas la piel del oso antes de cazarlo Scrubs.-
El grupo de hombres se engrescó en una riña donde todos alzaron la voz hasta que un anciano, de baja estatura y sin pelo ni en las cejas, entró en el taller y golpeó el suelo con un bastón.
-Suficiente, ahora lo que nos importa es ver si funciona o no, no quiero que todos mis años de estudio se pierdan porque queráis ganar más o menos dinero...- Dijo solemnemente -Las soldaduras deberían haberse enfriado lo suficiente, llevad el anillo a la sala de pruebas y veremos los resultados.-
Los hombres obedecieron a aquel pequeño abuelo y tomaron el anillo, nuestra historia aun así no continúa en la zona de practicas si no que se traslada a las costas de Dark Dome, donde nuestro protagonista no debería tardar en hacer su aparición, sus acciones marcarán el porvenir de aquellos investigadores.
En uno de los laboratorios de más alto nivel tecnológico un grupo de investigadores trabajaban en el desarrollo de un nuevo modelo más pulido de tecnología, tras varios intentos fallidos y prototipos que no acababan cumpliendo las altas expectativas de sus creadores. El coste total del proyecto tras años de prueba y error era difícil de contabilizar y ponía sobre la mesa el hecho de que, gran parte de los proyectos y financiaciones de aquellos proyectos no debían ser dinero limpio. Quizás después de todo aquella independencia que había mostrado hasta los recientes días Dark Dome se debía a una suerte de conveniencia entre todos los poderes mientras que la isla se lucraba de tratos con las potencias, aquello y la idea de la perdida de objetos tecnológicos ante la imposibilidad de un monopolio de todo lo que la isla podía ofrecer debía haber sido su forma de disuadir cualquier conquista.
Volviendo al centro de desarrollo, el grupo de investigadores y artesanos parecía que habían acabado su trabajo y mientras que se retiraban sus mascarillas protectoras y dejaban sus herramientas de soldadura uno de ellos exclamó.
-Este...Este es el décimo intento después del anterior prototipo, hasta ahora no habíamos podido estabilizar la dimensión de bolsillo sin que colapsase después de añadir más de un doceavo objeto- Comentó uno de ellos mientras se retiraba el sudor de su rostro con una pequeña gasa.
-Más vale que esta vez sea la vencida, hemos gastado más allá del presupuesto disponible para ello y si esto no resulta ni pasa a ser un objeto que despierte el interés de los inversores podemos dar por acabada la vida de nuestro taller.- Dijo un segundo mientras peinaba su frondoso bigote.
-Dorcas, ten un poco de fe, nuestros últimos análisis demuestran que estos materiales si pueden trabajar en sintonía con las microparticulas, cuando los metales se enfríen haremos un bautizo de fuego.- Espetó un tercero que continuó hablando -Hemos llevado hasta el extremo nuestros conocimientos para crear esta preciosidad, si los datos y las simulaciones están en lo correcto, el prototipo 1.11. será capaz de almacenar dieciséis objetos... Esto nos hará ser famosos y ricos ¡Supondrá una revolución completa! Los gobiernos de todas las islas, los marines... Hasta los revolucionarios pagarán una fortuna por tener objetos como este.- Remató completamente emocionado el tercer hombre.
-Por ello es que creo que estamos jugando con fuego- Volvió a comentar Dorcas, el hombre del bigote. -Este objeto puede ser nuestra salvación sí, pero también nuestra ruina, el mundo es cruel y el robo de tecnología está a la orden del día... No seríamos los primeros en ser traicionados por un gobierno y perder nuestros desarrollo en lo que se creía que iba a ser un intercambio justo, debemos encontrar gente de confianza a quien venderlo y sobretodo ahora que solo contamos con este prototipo comprobar que sí funcione y encontrar un nuevo inversor que nos facilite la posibilidad de recrearlo... No vendas la piel del oso antes de cazarlo Scrubs.-
El grupo de hombres se engrescó en una riña donde todos alzaron la voz hasta que un anciano, de baja estatura y sin pelo ni en las cejas, entró en el taller y golpeó el suelo con un bastón.
-Suficiente, ahora lo que nos importa es ver si funciona o no, no quiero que todos mis años de estudio se pierdan porque queráis ganar más o menos dinero...- Dijo solemnemente -Las soldaduras deberían haberse enfriado lo suficiente, llevad el anillo a la sala de pruebas y veremos los resultados.-
Los hombres obedecieron a aquel pequeño abuelo y tomaron el anillo, nuestra historia aun así no continúa en la zona de practicas si no que se traslada a las costas de Dark Dome, donde nuestro protagonista no debería tardar en hacer su aparición, sus acciones marcarán el porvenir de aquellos investigadores.
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