El periódico OPD
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Akuma no mi
Varios
Joder colegas, ¿qué ha pasado? ¿Una fiesta loca? ¿Probasteis algún compuesto desarrollado por Roy? En cualquier caso, no recordáis nada del día pasado. O tal vez de los últimos, la verdad es que no tenéis ni puta idea de dónde estáis o cuánto tiempo ha pasado. Estáis en un sitio oscuro y pequeño, bastante húmedo. Os sentís bastante incómodos y de hecho si buscáis el motivo veréis que tenéis grilletes en el cuello, muñecas y tobillos. Los de los tobillos están unidos entre sí por una cadena y esta a su vez enganchada a una pesada bola de plomo. El grillete del cuello tiene una cadena que está firmemente asegurada a un aro en la pared. Los grilletes de vuestra muñecas son molestos, pero no están conectados a nada. Por cierto Claude, no eres capaz de usar tu akuma y te sientes incómodo.
El lugar en que estáis, como decía, es pequeño, de tres por dos metros. El suelo, el techo y las paredes son de roca viva y una de las paredes largas es en realidad barrotes. Creo que os hacéis una idea de dónde estáis, ¿verdad? El pasillo frente a vuestra celda pasa paralelamente a esta, y la escasa luz viene de algún punto a vuestra izquierda. Estáis vestidos con harapos y descalzos y no tenéis vuestras pertenencias encima, aunque hay un pollo de peluche sucio junto a Claude, y Roy tiene una braga-faja tamaño XXL en la mano.
El lugar en que estáis, como decía, es pequeño, de tres por dos metros. El suelo, el techo y las paredes son de roca viva y una de las paredes largas es en realidad barrotes. Creo que os hacéis una idea de dónde estáis, ¿verdad? El pasillo frente a vuestra celda pasa paralelamente a esta, y la escasa luz viene de algún punto a vuestra izquierda. Estáis vestidos con harapos y descalzos y no tenéis vuestras pertenencias encima, aunque hay un pollo de peluche sucio junto a Claude, y Roy tiene una braga-faja tamaño XXL en la mano.
Roy Horrigan
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Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
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Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Lo último que recordaba antes de abrir los ojos? Pegarme la fiesta de nuestras vidas. ¿El problema? Cada fiesta que me pegaba era la de mi vida. Era una persona que le gustaba vivir cada día como el último. A lo mejor porque me quería morir, a lo mejor no. Tras despegar los párpados y gruñir por lo bajo, ni siquiera me digné a mirar a mi alrededor. Me dolían los tobillos y la lumbar y estaba encadenado por todos los lados. Justo como aquella vez en Loguetown, cuando quemamos sin querer la asociación de niños con TDAH. Mascullé un poco y escupí algo de saliva al suelo, viendo que la tenía seca. No por la resaca, que era casi inexistente, sino porque teníamos que llevar ahí el tiempo suficiente como para que estuviese deshidratado.
—Q-q-q-qué te dije de j-j-j-juntar las setas con el whisky Claude —exclamé mientras intentaba llevarme las manos a la cabeza, pero estaba totalmente encadenado—. Perfecto. Justo como en Loguetown. La anécdota tendría gracia ¡si no hubiese pasado hace dos semanas!
Fui a mover aún más la mano, pero vi que tenía algo en esta. Me fijé en la braga faja de mi mano y la solté con algo de asco. No podía ser, no podía haber hecho tal acto. Esperaba que fuese Claude el que lo hubiese hecho, al fin y al cabo no le iba mucho el rollo de un sexo u otro y encima era un tanto andrógeno. Bueno, más bien demasiado andrógeno. Si no fuese por esas piernas y la voz, seguramente hasta yo le habría confundido por una mujer. Y era un acto que me molestaba demasiado: el que la madre naturaleza actuase de esa forma a la hora de la gestación de una persona. Por dios, o se es hombre, o mujer. ¿Que quieres una operación de cambio de sexo? Yo te la hago encantado. Pero no. Claude era así y no quería cambiar, había intentado pillarlo más de una vez por la noche para comprobar si realmente tenía miembro y siempre acababa sorprendiéndome con su cuchillo de carnicero. Ni a Pluma me merecía.
—Oh no. Nos han metido en la cárcel por hacer ñiqui ñiqui con una vieja. ¿No? —Comenté en voz alta mientras agitaba como podía con el pie la braga faja.
Veamos ahora que había soltado un chiste de estos sarcásticos me puse en modo serio, para qué mentir. Ahora que tenía la cabeza algo despejada decidí mirar a mi alrededor. Las cadenas estaban bien colocadas y sería imposible librarse de ellas estirando o haciendo fuerza: yo no era fuerte y Claude no podía hacerla por su herida del cuello. Vale, opción uno eliminada. La opción dos era ver algo alrededor, pero parecía más bien como una sala de... ¿Impel Down? Vamos, esperaba que no estuviésemos en Impel Down, por lo que intenté agacharme un poco y ensalivarme la punta del dedo, para después es tirar los brazos lo más arriba posible para ver si podía sentir alguna brisa en estos. O en mi cuerpo en general. Si había brisa significaría que no estaríamos debajo del mar, por lo que sería una buena señal. Después eché una ojeada a la persona pájaro. Lo necesitaba para la parte dos.
—¿Estás despierto ya? Intenta llamar la atención de alguien, para que podamos fijarnos en el guardia. O por lo menos sacarle algo de información —agité la cabeza— me han harapos, Claude. ¿Vamos a permitir ir vestidos así? No lo creo. Por lo que haz algo, por lo menos comprobar de qué son las esposas.
Si eran de kairoseki la habíamos cagado, porque tendría que ser algo afiliado con el gobierno mundial. ¿Pero eso era bueno o malo? Suponía que bueno, porque no nos torturarían. Después recordé de que en Impel Down sí torturaban, y en mi estancia como científico en la Marina no había visto una cárcel así. Por lo que suspiré y esperé a ver qué hacía el pollito pío.
—Q-q-q-qué te dije de j-j-j-juntar las setas con el whisky Claude —exclamé mientras intentaba llevarme las manos a la cabeza, pero estaba totalmente encadenado—. Perfecto. Justo como en Loguetown. La anécdota tendría gracia ¡si no hubiese pasado hace dos semanas!
Fui a mover aún más la mano, pero vi que tenía algo en esta. Me fijé en la braga faja de mi mano y la solté con algo de asco. No podía ser, no podía haber hecho tal acto. Esperaba que fuese Claude el que lo hubiese hecho, al fin y al cabo no le iba mucho el rollo de un sexo u otro y encima era un tanto andrógeno. Bueno, más bien demasiado andrógeno. Si no fuese por esas piernas y la voz, seguramente hasta yo le habría confundido por una mujer. Y era un acto que me molestaba demasiado: el que la madre naturaleza actuase de esa forma a la hora de la gestación de una persona. Por dios, o se es hombre, o mujer. ¿Que quieres una operación de cambio de sexo? Yo te la hago encantado. Pero no. Claude era así y no quería cambiar, había intentado pillarlo más de una vez por la noche para comprobar si realmente tenía miembro y siempre acababa sorprendiéndome con su cuchillo de carnicero. Ni a Pluma me merecía.
—Oh no. Nos han metido en la cárcel por hacer ñiqui ñiqui con una vieja. ¿No? —Comenté en voz alta mientras agitaba como podía con el pie la braga faja.
Veamos ahora que había soltado un chiste de estos sarcásticos me puse en modo serio, para qué mentir. Ahora que tenía la cabeza algo despejada decidí mirar a mi alrededor. Las cadenas estaban bien colocadas y sería imposible librarse de ellas estirando o haciendo fuerza: yo no era fuerte y Claude no podía hacerla por su herida del cuello. Vale, opción uno eliminada. La opción dos era ver algo alrededor, pero parecía más bien como una sala de... ¿Impel Down? Vamos, esperaba que no estuviésemos en Impel Down, por lo que intenté agacharme un poco y ensalivarme la punta del dedo, para después es tirar los brazos lo más arriba posible para ver si podía sentir alguna brisa en estos. O en mi cuerpo en general. Si había brisa significaría que no estaríamos debajo del mar, por lo que sería una buena señal. Después eché una ojeada a la persona pájaro. Lo necesitaba para la parte dos.
—¿Estás despierto ya? Intenta llamar la atención de alguien, para que podamos fijarnos en el guardia. O por lo menos sacarle algo de información —agité la cabeza— me han harapos, Claude. ¿Vamos a permitir ir vestidos así? No lo creo. Por lo que haz algo, por lo menos comprobar de qué son las esposas.
Si eran de kairoseki la habíamos cagado, porque tendría que ser algo afiliado con el gobierno mundial. ¿Pero eso era bueno o malo? Suponía que bueno, porque no nos torturarían. Después recordé de que en Impel Down sí torturaban, y en mi estancia como científico en la Marina no había visto una cárcel así. Por lo que suspiré y esperé a ver qué hacía el pollito pío.
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